Expreso de Hogwarts

Hikari

Me di cuenta que Yuka se bajo del aciento ya que algo le habia llamado la atencion, crei que habia olfateado alguna migaja de comida por el suelo, pero al parecer no era esto, se comenzo a alejar de nuestro cubiculo, ¡Rayos, habia demasiados gatos por la zona!.

—Yuka regresa aqui—Susurre—recuerda que no eres la unica mascota en el vagon, ¡Yuka!

Al parecer mi compañero roedor le valio la advertencia que le di, no tuve de otra que levantarme de mi lugar y seguirlo para tratar de atraparlo, ¿que le sucedia a ese raton?. No tarde demasiado en descubrirlo.
Tuve que pasar al siguiente vagon ya que un sujeto con un carro de caramelos la dejo abierta y yuka se colo facilmente, pero cuando porfin pude atrapar a ese travieso me gire de inmediato, y para mi "grandiosa" suerte me habia tomado el susto de mi vida, una señora arrugada y de gran tamaño estaba parada detras de mi en cuento me gire para devolverme a mi aciento y a mi vagon, y para acabarla me estaba mirando como si quisiera atravesarme con la misma mirada, tome a yuka con ambas manos y lo coloque detras mio para regresarme lentamente.

—C-compermiso—me despedi de la señora, esta siguio su camino por los vagones del tren, al parecer buscaba algo, o a alguien.

Cuando vi que se alejo di un gran suspiro, por un momento crei que mi corazon se saldria de su lugar. Me acomode los lentes para regresarme y, un momento, ¿habia un cubiculo cerrado?, esto tampoco era tanto de extrañar pero lo que si lo era es que habia una joven de mi misma edad esperando a que le abrieran.

—H-hola, lo siento pero, ¿porque el cubiculo esta cerrado?—No pude evitar preguntar.

 

Evelyn

"La vi en el otro lado del tren, pero no soy su vasallo. Ahora bien, ¿me dejarán entrar? Es el único cubículo con lugares libres que encontré."

Y tras aquellas palabras, un suave suspiró afloró de mis labios. De nuevo, nuestra portentosa imaginación nos jugó otra mala pasada y aquella mujer no había llegado a hallar nuestro "escondrijo". Con cierta rapidez ambas nos hicimos a un lado de la puerta y finalmente la abrí del todo, dejando vía libre a aquella chica.

—Perdónanos entonces, había que preguntar ante todo —reí, haciendo ademán de dejarle paso para que pudiera acomodarse en el cubículo. Al parecer de repente nuestro vagón se había hecho famoso, pero eso era genial, ¡cuantos más seamos, mejor lo pasaremos!

Kara y yo cruzamos miradas por unos instantes al fijarnos en los nuevos integrantes al vagón secreto, contentas, y le sonreí antes de ir a cerrar la puerta de nuevo; pero otra estudiante asomó su cabeza por allí con cierta timidez en su voz. Vaya, ¿otra chica más? ¡El cubículo se volvía famoso por momentos!

—Bueno, es que nos escondemos de una mujer que nos quiere echar y había que tomar medidas drásticas. Pero pasa, tranquila, que no se encuentra por aquí —le indiqué alegremente, dejándole paso. Y entonces, cuando finalmente cerré la puerta, una idea cruzó mi cabeza.

Aprovechando que el resto colocaba su equipaje y se acomodaba en el lugar, tomé a Kara del hombro y nos alejamos un poco para poder hablar en secreto.

—¿Sabes lo que significa esto? Si ahora hay tanta gente con nosotras, ¡podremos pasar desapercibidas de la vieja pelleja! ¡Y podremos estar tranquilas! ¿No es genial? —exclamé con un brillito en mis ojos, como si aquello fuese algo super emocionante—. Y ya no tendremos que saltar por la ventana, olvida eso.

 

Kara Willson

Y nuevamente, esa chica no era cómplice de aquella señora.

Solté un largo suspiro de alivio y me relajé un poco más, ya sabíamos el nombre del chico y al parecer dos chicas más se habían unido a esta aventura y con el comentario de Evelyn realmente me daba cuenta que nuestro vagón era popular en este tren, ¡esto era bastante genial! ¡así tal vez llegaríamos a ser las super magias del universo universal!

"¿Sabes lo que significa esto? Si ahora hay tanta gente con nosotras, ¡podremos pasar desapercibidas de la vieja pelleja! ¡Y podremos estar tranquilas! ¿No es genial?" , "Y ya no tendemos que saltar por la ventana, olvida eso."

Mis manos también se colocaron en los hombros de Evelyn y comencé a dar saltitos de emoción con una gran sonrisa — ¡Tienes razón Evelyn! — dije con entusiasmo — ¿Y sabes que es mejor?.. ¡ahora tenemos más gente para poder divertirnos en el viaje!

 

Hikari

Una joven de cabellos dorados abrio la cortina y dejo pasar a la chica que estaba esperando, al igual que ¿a mi?.

"Bueno, es que nos escondemos de una mujer que nos quiere echar y había que tomar medidas drásticas. Pero pasa, tranquila, que no se encuentra por aquí"

¿Q-que las queria echar?, ¿que habian echo?, realmente no quise preguntar, agache la cabeza un poco y entre a aquel cubiculo, espero no meterme en problemas por es- un momento, ¿de una mujer dijieron? ¿no sera la que vi hace unos minutos verdad?.

—N-no quiero interrumpir pero, hace unos minutos mire a una señora de cierta edad cerca de aqui ¿es la misma?—Les comente a ambas chicas que parecian ser las buscadas de aqui sin levantar la cabeza.

La verdad, mi suerte seguia igual de grandiosa, al parecer habia mas gente en aquel cubiculo, perfecto, yo que queria llegar a Hogwarts lo menos vista posible, me tomo con el fantasma del tren y ahora estoy metida en una travesura, Yuka, estas en un gran problema.

 

Danielle Abbadie.

Abrí nuevamente el relicario, admirando la foto escondida en este, no tenia la menor idea de cuando la habían tomando, pero suponía que era reciente y recortada de alguna fotografía familiar, debido a que yo me encontraba con postura tranquila detrás de Sophie, la cual sentada en una silla sonreía levemente.

Un picoteo llamo mi atención, aparte la vista de mi regalo para centrarme en otro, Theo miraba atentamente a la rata marrón de un estudiante mayor, la miraba desafiante, diciendo que si lograba salir de la jaula el seria su bocadillo. Suspire levemente, cerré el relicario y lo volví a esconder entre mis ropas. Me levante del asiento y tome la jaula de mi lechuza. Pedí disculpas al mayor por las molestias y salí del cubículo.

—Perfecto, Theo —mencioné frunciendo levemente el ceño mientras caminaba por el pasillo en busca de un lugar vació —. Te tengo desde hace menos de una hora y ya lograste que tenga que buscar otro lugar.

Por lugar que pasaba estaba lleno y los que tenían espacio mostraban alguna rata. Me estaba molestando un poco, como podía ser tan difícil conseguir un asiento donde poder estar tranquila.

Me senté en el suelo del pasillo, llevé mis piernas al pecho, Theo me miraba desde su jaula, quizá pidiendo disculpas o tal ves pensando el momento que deba darle algo de comer. De todos modos no me interesaba eso, solo quería donde estar cómoda y en silencio, sin los picoteo de la lechuza a su jaula, y no pensaba abrirla, no sabía si el ave escaparía o se quedaría conmigo. Acaricie mi frente, eran muchas cosas en las cuales pensar y solo un cerebro para trabajar.

 

Ricky Moorse

—¡Aaaaaachuuusssshh! —dió un respingo cuando su estornudo le interrumpió el sueño; se frotó la nariz con el antebrazo y dejó la pequeña sustancia de moco en la manga de su saco negro. Se sentó mejor en el asiento y el dolor en el cuello era insportable. ¡Qué incomodo era el tren para dormir! ¡Ya no sabía qué posición adoptar para que su cuello no sufra las consecuencias al despertar! Se acomodó los botones del saco que había comprado en el callejón junto a su madre y notó algo pegajoso en sus dedos: ¡No, maldita sea! Los endiablados caramelos se habían derretido y pegoteado en sus ropas. Anotó mentalmente que la próxima no aceptaría aquellos dulces empalagosos que aquella mujer le ofreció. Miró por la ventana y se aburrió de aquél paisaje; movió los pies que le colgaban y se sintió aburrido en aquella pequeña sala con tres asientos disponibles. Se sintió encerrado, como en prisión. Quería salir llegar a la escuela y aprender a jugar con su varita... ¡y hacer amigos! No tenía muchos amigos en casa, lo veían raro. —Y seguro es por ti, Gulliver. Comes tanto que me haces quedar mal. —dijo como reproche al sapo que lo miraba desde el asiento que tenía enfrente; un sapo verde y gordo, con pequeñas manchas oscuras. El animal primero cerró un ojo, luego el otro a modo de parpadeo, pero el movimiento había sido lento, casi perezoso. —¡No veo la hora de poder usar mi varita, Gulli! —gritó emocionado pero reaccionó a tiempo, enmudeciendo al instante. Miró otra vez a su sapo que parpadeaba de la misma manera: Gulliver no tenía la culpa, él era raro, hablar solo... volvió a mirar por la ventana, con su mentón apoyado por su mano derecha.

 

Andrew

Sostenía mi varita a contraluz de la ventana. La había comprado esa mañana en Ollivanders junto a otros materiales que iba a necesitar para comenzar el año escolar en Hogwarts. "Palo de Rosa con núcleo de cabello de Veela"... o sea que las ninfas existían. Siempre tuve la sensación de que el mundo escondía más cosas de las que podíamos ver a simple vista. Recordé todos los libros de magia y criaturas mitológicas que coleccionaba Myrddin y sonreí al recordarlo.

Mis padres insistieron en darme dinero para el viaje y a pesar de que rechacé su oferta repetidas veces, cedí al final. Naturalmente no me alcanzó para todas las cosas en la lista, pero el dinero no debía suponer un problema para mi. El callejón Diagon estaba lleno de gente distraída que caminaba de un lado a otro ocupada en sus cosas. No tardé mucho en conseguir suficientes monedas "chocando accidentalmente" con algunos peatones y así reunir el dinero suficiente para costearme el resto de los materiales.

Me puse de pie y salí de mi cubículo, estaba muy aburrido y los niños que estaban ahí no parecían del tipo divertido. Al subir al tren pude ver a muchos chicos con lechuzas, gatos y otros animales. En los pasillos del vagón era la misma historia. ¿Íbamos a un colegio de magos o a uno de veterinarios?

Por el pasillo me topé con una señora que llevaba un carrito de golosinas de la "Confitería Honeydukes", la cual me ofreció unos dulces con amable sonrisa. Le compré dos de lo que parecían ser barras de chocolate y luego me dirigí a otro vagón.

Le di una mordida al chocolate que acababa de comprar y guardé el otro en mi bolsillo para después. Había escuchado a alguien estornudar, para luego decir algo inentendible en voz alta. A parte de eso, no había mucho más movimiento en aquel vagón. Una niña estaba sentada fuera del pasillo junto a una lechuza enjaulada.

—¿Quieres un chocolate?—le pregunté una vez me acerqué. Sostenía la golosina que le ofrecía con la mano izquierda y con la otra llevaba la barra de chocolate a mi boca para darle un mordisco—. Está muy bueno, nunca había probado uno así.

 

Daniel Brown

—Ugh, que asco de tren. Solo ocho cutres asientos en cada vagón, ¡hala, a disfrutar del lujo! Si tan buenos magos hay en Hogwart ya podían hacer un conjuro de crear trenes o algo, y no esto. No sé ni qué hago aquí...

Avanzaba por el pasillo observando aquel desastroso transporte en que me habían metido a traición. Lo único bueno que veía era que al ser tan pequeños los vagones no me cruzaría con mucha gente.

Entré por una de las puertas y tomé un asiento. Había algunas personas más compartiendo vagón conmigo, pero bah, ¿a quién le importaba los demás? Simplemente me senté y me olvidé de todo. De vez en cuando, observaba el paisaje por la ventana, pero no había nada interesante, solo hierbajos y algún árbol pasajero. Cutrez por todos lados.

 

Danielle Abbadie.

Tenia intenciones de levantarme y continuar con mi búsqueda de asiento, pero al verme bajo la sombra de un desconocido no tuve oportunidad de ponerme en pie.

Levante la vista y vi como un chico, supongo mi edad, comía una barra de chocolate mientras me ofrecía una, primero mire dudosa. Yo no sabia nada sobre esto de la magia y ese dulce podía ser algo "especial", además de que la única vez que comí una golocina fue hace una par de años.

Voltee la vista a Theo, asintió con la cabeza, supuse que quería que la tomara. Estire un poco el brazo y cogí el dulce.

—Merci —agradeci con mi marcado asentó francés, pero al recordar que no estaba en Francia me sonroje levemente —. Lo siento, quise decir: gracias por el dulce.

 

Kara Willson

Cuando la última chica cruzo la puerta y habló algo en voz baja y su cabeza estaba ligeramente inclinada hacia abajo me separé un poco de Evelyn, ¿se le había perdido algo en el suelo?, alcé mis hombros algo despreocupada y en pequeños saltitos ya había llegado hacia la puerta del vagón, asomé levemente mi cabeza y miré hacia los lados y realmente no parecía que alguien mas quisiera percatarse de este vagón asi que sin más, volví a cerrar la puerta con una leve sonrisa.

Ya eramos Sam, la chica lechuza y la chica ratón , además claro de Evelyn y yo... ¡ya eramos cinco personas dentro de este vagón!, ¿quien diría que esto se llenara tan rápido?, tal vez... tal vez las fuerzas mágicas de Hogwarts realmente no quieran que nosotras nos bajemos del tren y ha mandado a más gente con la cual pudiéramos hablar para protegernos.

— ¡Bienvenidos al ex vagón del aburrimiento! — dije levemente emocionada mientras me recargaba ligeramente en el marco de la puerta y rebuscaba algo en los bolsillos de mi túnica: las ranas de chocolate, como si la noticia de la chica no fuera sorpresa para mí — Evelyn y yo tenemos la misión de permanecer ocultas, pero... con su ayuda realmente pasaremos inadvertidas cuando esa señora quiera pasar a averiguar donde estamos.

Llevé mis manos a mi cintura y reí levemente — Un placer conocerlos a todos ustedes, yo soy Kara Willson y ese gato durmiendo en la mesilla es Jay, este chico de aquí es Sam Statch, nuestro primer invitado y mi amiga de la esquina es Evelyn Holder~

 

Daniel Brown

Llevaba largo rato sin hacer nada y se me estaban durmiendo las piernas. Maldito tren enano donde no había hueco ni para estirarse. Decidí salir al pasillo para poder dar un paseo, pero al dar el primer paso me tropecé con una muchacha , haciéndome caer al suelo. ¿¡Qué leñes estaba haciendo ahí, en el suelo!?

—¡Aay! ¡Ya podrías tener más cuidad con dónde te sientas, los pasillos no son para eso! —grité muy irritado—. ¡Vete a algún vagón, que allí estorbarás menos! Puff, menuda panda. Espero que en Hogwarts la gente tenga algo más de cabeza.

A paso lento continué mi camino, bastante molesto por el accidente y con la rodilla algo dolorida.

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No me guardes rencor, please xD

 

Afuera, a través de las ventanas, se podía comenzar a observar el estrellado cielo nocturno. El día había llegado a su fin para dar paso a la noche. Los alumnos mayores, ya conscientes de que esto significaba que se estaban aproximando al destino, comenzaron a cambiarse de sus ropas muggles al uniforme del colegio, que todos los alumnos habían comprado en la tienda de Madame Malkin en el Callejón Diagón. Los estudiantes más jóvenes pronto comenzaron a imitar esa acción y a cambiarse a sus uniformes.

El uniforme consistía en: una camisa simple, blanca y con botones, sobre la cual iba un suéter gris oscuro y de cuello V (opcional, pero era una noche algo fresca, por lo que la mayoría se puso el suéter sin chistar), unos pantalones de color gris oscuro (las chicas podían elegir entre pantalón o una falda hasta la rodilla del mismo color), y finalmente calcetines y zapatos negros. Sobre estas ropas iba una túnica de mago completamente color negro, tan larga que casi llegaba a las rodillas del estudiante, y con el escudo de Hogwarts estampado en el costado superior izquierdo.

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Aún quedan unos 5/10 minutos para que el tren llegue a la estación, aprovechen para que sus personajes se cambien a sus uniformes mientras tanto :3

 

Danielle Abbadie.

El chico no me respondió, cosa que no me molesto en lo mas mínimo, solo se dedico a terminar su barra de chocolate con tranquilidad. Yo estaba por abrir la mía, pero un golpe en una de mis piernas me lo impidio, luego el sonido de alguien regañandome llamo mi atención.

Estaba por levanterme y pedir disculpas, pero el joven solo se alejo a paso lento, con un toque de superioridad. Frunci el ceño molesta, claro que no le llamaría la atención para decirle lo que pensaba.

Me levante del suelo, cogí molesta la jaula de Theo, me gire al chico del chocolate y tras sostenerle la mirada unos segundos entre en la primera cabina que vi.

Para mi suerte solo se encontraba una estudiante durmiendo, con el uniforme de la escuela en su túnica se apreciaba el escudo de la misma. Se veía muy grande para ser de mi edad, quizá un par de años mayor. Deje la jaula de Theo en un asiento, busque entre de mi maleta el uniforme y salí del cubículo. Camine a donde se encontraban los baños del tren.

En menos de cinco minutos ya tenia mi uniforme, había vuelto a donde deje a Theo y tome asiento mirando la ventaba. A molestia había dejado mi sistema, ahora me invadía la curiosidad y miedo, no tenia ni la menor idea de lo que era ir a la escuela y menos a una de magos.

 

Kara Willson

No había oído respuesta de los demás pero mientras tanto les había repartido a cada uno de ellos una rana de chocolate, no creía que me fuera a comer todas y para que mentir... ¡yo quería dormir en la noche!, si me comía todas las ranas probablemente me quedaría explorando la sala común que me correspondiera y por ahora no me apetecía eso... tal vez otro día si me dedicara a hacer esa pequeña misión.

Fijé mi vista en la ventana y noté que ya estábamos mas cerca, ¡viva!, rápidamente abrí la persiana y noté que los estudiantes mayores ya estaban cambiados, y yo... debía ser lo mismo, ¿verdad?

Con la emoción a flor de piel saqué mi uniforme de mi maleta una vez la había logrado alcanzar mi maleta — Iré a cambiarme de atuendo — dije entre tenues risas mientras volvía a abrir la puerta — Me aseguraré de que esa señora no me atrape así que no creo tardar mucho en volver aquí — Jay bajo de la mesa para caminar hacia mí y comenzar a escalar hacia mis hombros, deslicé la puerta con cuidado y tras fijarme a cada lado del pasillo salí corriendo en dirección a los baños del tren.

 

|| ¿Entonces puedo escoger que mi chica se ponga pantalones? ¡Gracias! Al menos no nos obligas a que lleven falda... Ugh. ;-;

Jane miró al cielo, maravillada. Comenzaban a salir las estrellas y el cielo pasaba a pintarse de un color negro que engulliría el azul claro del día. Se había pasado todo el viaje sola mirando por la ventana y perdida en sus pensamientos, con la única compañía de su lechuza que de vez en cuando dormitaba, pero en otras ocasiones la miraba en silencio con sus ojos redondos y enormes y a veces trataba llamar su atención ululando. Ella sonreía y metía un dedo en la jaula para acariciarla, y Ula, dócil, disfrutaba de los mimos.

No obstante, oyó murmullos y todos en el tren comenzaron a moverse de un lado a otro y ella, curiosa, asomó la cabeza. Vio a todos los demás estudiantes vistiéndose y rápidamente regresó a su equipaje, donde sacó la ropa que sería su uniforme. Una de las cosas que más le gustó fue que no tenía por qué llevar una falda incómoda y de las que tan poco soportaba, sino que podía llevar un pantalón, y eso fue lo que se puso.

Cuando acabó de ponérselo, se miró de arriba abajo y después reparó en una túnica que aún se hallaba sobre lo demás. Jane la levantó y vio que era una muy larga y se preguntó por qué tendría que serlo tanto... Y también se dio cuenta del emblema de la escuela de Hogwarts que portaba a un lado. El mismo que ya vio en la carta hacia el final del todo.

Cuatro animales: Un león, una serpiente, un tejón y un águila junto con una H grande al medio.

—Mi madre me dijo que los cuatro animales representaban una de las "Casas" o algo así... —murmuró, sin saber exactamente qué eran las "Casas" ni recordando el nombre de dichas "Casas".

Algo avergonzada, se preguntó si era normal no saberlo en un principio... Y dejando de darle más vueltas, se la colocó y se miró en la ventana del tren y volvió a sonreír.

En su opinión, no le quedaba tan mal...

 

Melinda

No hice mucho caso a mis acompañantes durante la estancia en el cubículo, pues en mi valija me esperaba un libro sobre vehículos muggles, que ansiaba terminar; el último capítulo, dedicado a las naves espaciales, era lo más interesante que había encontrado este año. Retiré el volumen, con cuidado de no desorganizar la ropa que había sido doblada y ubicada como con cálculos matemáticos, y me puse a leer.

Así, poco a poco, el tren fue envuelto por la frescura de la noche y la calidez de sus estrellas. El ruido no había cesado dentro del cubículo, pues las dos chicas eran muy habladoras, casi escandalosas. No se comparaba al ambiente de mi hogar, donde todo era formalidad. Era un ambiente como… Más relajado y suelto.

Me levanté repentinamente.

—Iré ponerme el uniforme.

Dicho y hecho, tomé las prendas necesarias y salí en dirección a los baños, con la rana de chocolate que me regalaron en la boca. Snow me siguió, caminando. El muy perezoso.

 

Daniel Brown

Faltaba muy poco para que el tren llegase a la academia, por lo que fui al baño para ponerme mi uniforme, ese horroroso disfraz que nos obligaban a llevar, con más capas que una cebolla: una camiseta, un jersey y una túnica. Además, también constaba de unos pantalones, unos calcetines y unas zapatillas. En cuanto me lo puse, me miré al espejo, deseando no verme tan ridículo como pensaba que estaba, pero fue aún peor. Si no llegué a saltar del tren en marcha, poco me faltó.

—Madre mía... Las bobadas que se necesitan para aprender magia —fue lo único que conseguí decir tras el shock de verme con semejantes pintas.

 

Poco a poco, el tren fue alentizando su marcha, gradualmente reduciendo su velocidad hasta finalmente llegar a detenerse en lo que los estudiantes mayores inmediatamente reconocieron como la Estación de Hogsmeade. Tras unos momentos que los jóvenes aprovecharon para tomar sus equipajes y alistarse para abandonar el Expreso de Hogwarts, las puertas del tren se abrieron para que pudieran por fin abandonarlo.

La Estación de Hogsmeade presentaba unas pocas cabañas de madera a ambos lados de las vías, para cuya derecha se extendía el pueblo mágico de Hogsmeade, completamente apagado a estas altas horas de la noche, y a su izquierda se extendía el camino que llevaba hacia el colegio. Las únicas luces presentes siendo las que iluminaban la estación y la que provenía del mismo tren.

Los estudiantes mayores comenzaron a encaminarse hacia el sendero que conducía a Hogwarts, pero los que llegaban a esta estación por primera vez se detuvieron en seco al oír el siguiente grito, con una voz tan potente y ronca que se oía con claridad por encima del murmullo de todos los recién llegados.

—¡Los de primer año, conmigo! ¡Vengan por aquí, los de primer año! ¡Los que sean de primer año deben venir conmigo!

Quien gritaba aquellas instrucciones era un hombre gigantesco y corpulento, del doble de alto que un hombre adulto promedio y tres veces más ancho. Tenía una larga melena de pelo negro y barba del mismo color oscuro que cubría la mayor parte de su rostro. Agitaba una de sus manos (tan grandes como dos tapas de cestos de basura) en el aire como haciendo señas a los alumnos de primer año para que se acercaran, y con su mano libre sostenía una lámpara que alumbraba con luz mágica. Su tez era clara, casi pálida, en gran constraste con sus ojos negros como dos pequeños escarabajos. Llevaba puesto un abrigo de piel de topo excepcionalmente grande que numerosos e incontables bolsillos, y unas botas marrones que parecían ser del tamaño de delfines bebés. Parecía bastante intimidante a primera vista, pero tenía una expresión jovial y sonreía a los recién llegados con energía.

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¡Atención roleros! Habéis llegado a la estación… ¡pero aún no llegáis a Hogwarts! Debéis apurarse y llegar hasta Hagrid, él los llevará al castillo… en cuanto todos os encontréis con Hagrid, él los llevará al castillo ;)
@Liza White @Alisse Madness @AlexaMH @Noir @Miss Phantomhive @Nekita @Void Izumi @EliLover @rapuma @Lucas Diamond @Bruno EVF @Lu Heart @EN Auditore @Jenivere @SweetSorrow @Hey Miguel @Amelie @Kyouko Kiryuu

Estación de Hogsmeade:


Hagrid:

 

Kara Willson
Cuando ya me encontraba en el baño, no tarde mucho en colocarme las respectivas prendas, mi falda era acompañada por unas calsetas y mi camisa estaba bien fajada solo para dictar que en algún momento esta se levantara y me incomodara bajo el suéter (que con lo fresco que estaba era muy útil)

Termine de acomodarme mi uniforme y me coloque mis zapatillas, me coloque mi túnica y comencé mi andar hacia el vagón con mi ropa y mi gato en manos

— Esto será genial~

(Me retiro a atender clases)

 

Airin Scott.

Poco a poco veía como estábamos llegando al destino, por lo que me levante de donde estaba y deje a Golden durmiendo en mi sitio.

—Creo....creo que va siendo hora que me cambie al uniforme—Dije pensativa al ver a alumnos superiores ya con el uniforme—Ahora regreso—Añadí y dicho esto me dirigí donde estaba los baños.

Allí me cambie de ropa, y me puse el uniforme al verme dí un leve suspiro....no me gustaba que me obligaran a llevar ropa que no me gustara mucho....pero bueno, no se podía hacer nada contra eso.

Después de cambiarme volví a mi vagón y noté como ninguno de ambos chicos se cambiaron—Deberiais cambiaros antes de que lleguemos —Les aconsejé con una leve sonrisa.

Tras unos minutos más tardes un hombre empezó a llamar a todos los chicos de primer año, por lo que me levante de nuevo de mis sitio algo nerviosa, y tras levantarme Golden se levantó y se colocó a mi lado.

—B-Bueno creo que ya va siendo hora de salir de este tren—Dije mientras empezaba a caminar hacía fuera del vagón.