Capítulos 81 y 82 de la historia. En estos capítulos, el grupo tratará de salir de Mankind. Pero primero tendrán que salvar a la gente que ha quedado prisionera. Capítulo 81: Proyecto virus Antes de ir a buscar a los demás, teníamos que organizarnos bien. — Muy bien, este es el plan — dije — Yo iré a la base científica y buscaré a Manuel ahí. — Iré contigo — dijo Horacio. — No — dije — Si ven a alguien sin uniforme militar cerca del lugar, solo llamaremos la atención. Además, Jason tiene que ir con ustedes a la sala de fecundación. Si alguien pregunta, diles que los llevas para hablar con Aaron y Erik. — De acuerdo — dijo Jason. — No debemos salir juntos — dije — Saldré yo primero, y luego de 5 minutos, tienen que salir todos ustedes. — De acuerdo — dijo Ezequiel — Cuídate. — Cuídense ustedes — dije — Quiero pedirles que cuiden a los niños. Me voy, deséenme suerte. — Suerte — dijeron todos. Salí del lugar y empecé a buscar las instalaciones científicas. Traté de llamar la menor atención posible, así que me fui por los costados de la comunidad, en lugar de irme por el medio como carne de cañón. Caminé durante un largo rato, pero no encontraba las instalaciones científicas. Cuando veía a alguien me escondía. Era mejor que nadie me viera. Finalmente, las encontré. Entré por esa puerta, pero solo había una escalera que llevaba al subsuelo. Supongo que si alguien los atacaba, podrían proteger a los científicos y las instalaciones allí abajo. Bajé las escaleras y al final había una gran pared, con una puerta. Seguramente, las instalaciones científicas estaban ahí dentro. La puerta estaba custodiada por un guardia. Tenía que deshacerme de él. No había forma de entrar y salvar a Manuel sin que el se alerte. Así que tenía que matarlo. Decidí acercarme a él y engañarlo. — No puedes pasar — dijo el guardia — Estamos trabajando en un proyecto importante. — Tengo algo que entregar al científico llamado Castro — dije. — No existe ningún científico llamado Castro — dijo el guardia. — Sí, lo se — dije. Rápidamente le clavé el cuchillo en el cuello, de esa forma, podía matarlo y evitar que gritara por ayuda. Luego de que murió, le clavé el cuchillo en la cabeza para evitar que se reanime. Entré a las instalaciones y caminé agachado para evitar ser escuchado. Al adentrarme un poco más, vi a Manuel con otros 5 científicos, uno de ellos llevaba una pistola. Cerca de ellos había un zombi encadenado. — Muy bien, Manuel — dijo uno de los científicos — Será mejor que reces porque esta cura funcione, o sino, te inyectaremos el virus y serás nuestro próximo conejo de indias. El científico sacó una jeringa con un líquido azul y la inyectó en el cuello del zombi. — Si nuestros cálculos son correctos, el zombi volverá a la normalidad en 5 minutos — dijo el científico. — ¿Y si no? — preguntó Manuel. — Nos deshacemos de este conejo y te usamos a ti. Pasaron los 5 minutos, y al zombi no le pasaba nada. — No puedo creer que halla fallado — dijo un científico — Esta cura tenía anticuerpos mucho más fuertes que el virus, y células regeneradoras. — Supongo que no funcionó — dijo el científico que tenía el arma. El científico con el arma, se acercó al zombi, y le disparó. — Prueba de cura número 4 fallida — dijo el científico — Escribiré el informe luego de que iniciemos el proyecto virus número 5. — ¿Supongo que significa que me toca a mí, verdad? — dijo Manuel. — Así es — dijo un científico sacando una jeringa con un líquido rojo — No te preocupes, el virus inyectado duele mucho menos que la mordida, y en 5 minutos te transformarás en una de esas cosas. Le disparé al científico y lo maté. Luego de eso, Manuel se agachó y maté a los otros 4. — ¿Qué fue eso? — preguntó Manuel levantando las manos. — Soy yo — dije — Vine a buscarte, tenemos que encargarnos de dos personas llamadas Aaron y Erik. — ¿Cómo escaparon? — preguntó Manuel. — No hay tiempo para explicaciones — dije — Jason, Ezequiel, Norman, Sebastián, Robbie, Aldana, y otros 4 hombres a los que ayudamos se dirigen a la sala de fecundación para salvar a las mujeres. Tenemos que darnos prisa. — Muy bien — dijo Manuel — Gracias por salvarme. — Por nada. No podía dejarte convertir en una de esas cosas solo para que le sirvas a esos tipos como conejo de indias. Capítulo 82: La sala de fecundación — Toma el arma del científico que maté — dije. — De acuerdo — dijo Manuel. Manuel tomó el arma, pero la revisó y dijo que solo tenía 4 balas. — No está cargada del todo — dijo Manuel — Si vamos a pelear necesito más munición. — Iremos a un depósito — dije — Ahí tienen armas. Aún tengo la llave. — Si me ven salir de aquí, llamaremos la atención — dijo Manuel. — No hay problema — dije — Hay un militar muerto afuera, quítale el uniforme y póntelo. Yo me encargaré de destruir estas computadoras. — ¿Por qué? — preguntó Manuel. — Si quieren conseguir la cura solo para poder dominar al mundo, prefiero que no halla cura — dije — Prefiero a los zombis idiotas antes que a dos tipos inteligentes y malvados. Mientras Manuel se ponía el uniforme, yo destruía las computadoras una a una. Si querían una cura para cumplir sus objetivos malvados, no la tendrán. Me aseguré de destruirlas y dejarlas inservibles. Luego de eso, destrocé las máquinas gastando algunas máquinas. Las instalaciones científicas en donde se creó el virus fueron destruidas. Ahora solo queda lidiar con el virus. Manuel y yo fuimos al depósito de armas. Entramos y tomamos un arma nueva cada uno. Antes de irnos, le di un regalo. — Oye — dije dándole mi hacha — Te daré el hacha en caso de que yo no lo logre y todos tengan que salir con la cola entre las patas de aquí. Si algo me llega a pasar, quiero que te encargues del grupo. Tú sabrás que hacer. — Gracias — dijo Manuel devolviéndome el hacha — Pero tú todavía estás vivo. Daniel era casi inmortal, y si él no pudo matarte, nada lo hará. — Supongo que tienes razón — dije — Pero por precaución, tienes que tenerla. Aquí hay mucha gente, y puede que tengamos que separarnos. Úsala para avanzar entre los zombis y guarda las armas para peligros mas grandes. — Lo haré — dijo Manuel — Vamos. Salimos del depósito, y fuimos por los laterales buscando a los demás y a la sala de fecundación. Logramos encontrar un cartel que indicaba el camino. Logramos llegar. Al llegar nos encontramos con todos. Ezequiel, Jason, Norman, Sebastián, Robbie, Aldana, Raúl, Pedro, Albert, Horacio, Miranda, María, Verónica, Lara, Emily, Susan, Rita y Esperanza. Dentro del lugar había un doctor hablando con Ezequiel. — Te juro que no hice nada — dijo el doctor — Yo sería incapaz de hacer algo así. — ¡Mientes! — dijo Ezequiel — ¡Te mataré! Entramos al lugar para saber que pasaba. — Ezequiel, ¿Qué pasa? — dije. — Este doctor se encarga de la fecundación — dijo Ezequiel — Si tocaste a una de las chicas, te juro que te mataré. — ¡Ezequiel basta! — dijo María — El doctor no tocó a nadie. No nos ha fecundado ni nada. Él iba a tratar de ayudarnos. — ¿Eso es cierto? — preguntó Manuel. — Así es — dijo Miranda — Él dijo que no inseminó a ninguna de las mujeres de aquí, pero que le mintió a Aaron y Erik para que no los mataran. — Todos los chicos que nacieron aquí fueron concebidos de forma natural — dijo Verónica. — Ya está Ezequiel — dijo Jason — Déjalo. Las chicas no mentirían con algo así. — Perdona por eso — dijo Ezequiel. — Está bien — dijo el doctor — Aaron y Erik me obligan a hacer algo que no quiero. Yo era cardiólogo, pero me enseñaron a fecundar a las mujeres y me obligan a hacerlo. Pero es algo que no puedo hacer. Por favor, ustedes son las personas que esperé. Ayúdenme a salir de aquí. — Lo haremos — dije — ¿Cómo te llamas? — Soy Zacarías — dijo el doctor. Ahora que estábamos todos teníamos que salir de aquí. Pero algo raro pasaba. Horacio lo advirtió. — ¿Dónde está mi esposa, y las esposas de Albert y Pedro? — preguntó Horacio — No están aquí.
Capíulos 83 y 84 de la historia. El grupo tratará de salir de Mankind de cualquier forma, pero las cosas no serán tan sencillas. Capítulo 83: Corrupción Las esposas de Horacio, Albert, y Pedro no estaban. Así que le preguntaron a Zacarías. — ¿Dónde están? —preguntó Pedro. — No se de que hablas — dijo Zacarías — Las únicas mujeres que vinieron hoy fueron ellas. — Pero nuestras mujeres también llegaron el día de hoy — dijo Albert. — Y no están aquí — dijo Horacio — ¿Dónde están? — Aquí solo vinieron ellas — dijo Zacarías. Estábamos preocupados por eso. Eso quería decir que aún teníamos que rescatar a 3 personas antes de salir de este lugar. Decidimos armar un plan. — Será mejor que nos dividamos — dije — Somos un total de 20 personas. Nos dividiremos en 4 grupos de 5 cada uno. Buscaremos a las mujeres por todo el lugar. — ¿Cómo sabremos donde encontrarlas y como reconocerlas? — preguntó Manuel. — Horacio irá en un grupo, Raúl en otro, Pedro en otro y Albert en otro — dije — Así sabremos a quien buscar. — Me parece un buen plan — dijo María. — Será mejor empezar a buscar antes de que sen cuenta de lo que pasa — dijo Zacarías. Entonces, Zacarías recibió un disparo en la cabeza. Nos dimos vuelta y vimos a Aaron y a Erik junto a varios de sus militares. Los civiles tenían un arma también. Todos apuntaban contra nosotros. Eran más de 250 armas apuntando a 19 de nosotros. Había algunas macetas de media altura donde podríamos cubrirnos, pero aún así, si un tiroteo iniciaba, íbamos a terminar muertos. — ¿Creían que no me daría cuenta de lo que pasa en mi comunidad? — preguntó Aaron. — Siempre sospeché que Zacarías nos mentía — dijo Erik. — Al menos ya nos dimos cuenta de que nuestra sospechas eran correctas — dijo Aaron. Estábamos todos rodeados por Aaron, Erik y toda la gente de Mankind. Si uno de ellos disparaba, sería el final para todos. — ¿Dónde están nuestras esposas? — preguntó Pedro. — No están aquí — dijo Horacio. — Sus esposas están en mejor vida — dijo Aaron. — ¿Qué? — preguntó Albert. — Cómo lo escuchan — dijo Erik — Están muertas. — ¿Pero cómo? — preguntó Raúl. — Les explicaré — dijo Aaron — 3 De los militares vieron a sus mujeres y les gustaron demasiado, así que me pidieron que les de autorización para poder abusar de ellas. Así que así pasó. Les di autoridad para eso, y lo hicieron. Mataron a sus esposas luego de abusar de ellas. Pedro, Albert y Horacio querían matar a Aaron, y no los culpo. Si alguien tocara a Verónica, yo habría reaccionado igual, y se que a Jason, Ezequiel y Manuel les pasaría lo mismo. — No te entiendo — dije — Dijiste que querías una comunidad justa, pero permites que eso pase. Eres corrupto. Tú y tu estúpido hermano. — Y lo peor es que has quedado expuesto ante toda la gente que estaba de tu lado — dijo Ezequiel. — Dudo que tu gente te siga sabiendo eso — dijo Lara. Aaron y Erik se dieron vuelta y vieron como todos los civiles bajaron las armas y los miraban con cara de desprecio. Los militares seguían siendo fieles a ellos seguramente. — Toda la gente tiene un precio — dijo Erik. — Mi comunidad podrá no ser perfecta — dijo Aaron — Yo podré no ser perfecto, pero mientras tengamos un mundo donde nadie mate a nadie y salga impune, todo estará bien. — Tus militares mataron a las esposas de estos hombres — dijo Miranda. — Y tú mataste a Zacarías — dijo Emily. — Como dije, mientras nadie mate a nadie y salga impune todo estará bien — dijo Aaron — Pero yo y mi hermano no somos nadie. Así que todo lo que esté bajo nuestra autoría estará bien visto. — Eres corrupto como todos los líderes de la historia — dije — Créeme, si me voy a morir ahora, te llevaré conmigo al infierno. Capítulo 84: Problema doble — No hay necesidad de nada — dijo Aaron — Bajen las armas y los llevaremos fuera de nuestra comunidad. — No puedo creerte, y no lo haré — dije. — ¿Quieres la seguridad para esta gente? — preguntó Erik — Será mejor que lo escuches. — Tu mataste a varios militares míos, a todos los científicos — dijo Aaron — Destruiste mis laboratorios y ahora la gente no podrá encontrar una cura para sus familiares fallecidos. Les arruinaste la esperanza a la gente. Pero solo fuiste tú. No tiene que morir ninguno de tus otros amigos. Entrégate pacíficamente y los llevaremos a ellos a un lugar lo mas alejado de nosotros posible. ¿No es eso lo que quieres para ellos? ¿Qué estén a salvo? — No pienso entregarme — dije — Claramente estás mintiendo, como le mentiste a esta gente. Escuchen todos, él miente. Él y Erik son mentirosos. No tienen que estar con ellos. Los va a matar a todos. Ya vieron como no hizo nada para proteger a las esposas de Horacio, Albert y Pedro. — Si eso es problema lo arreglaré — dijo Aaron. Aaron dio la orden de disparar, y sus militares dispararon y mataron a Horacio, Albert y Pedro. — Ahora esta gente está de nuevo con sus esposas — dijo Aaron — ¿Estás feliz? Yo estaba impactado por lo que hizo. Mató a Horacio, Albert y Pedro. Esto no iba a quedar así. Tomé mi escopeta y le disparé a Erik. Lo maté. No podía dejar a esos tipos con vida. Aaron dio la orden de matarnos a todos. Así que tomamos cobertura y nos pusimos a disparar. Los militares tenían buena puntería, pero estábamos bien cubiertos. Logramos matar a muchos de ellos. Ellos eran muchos más, pero nosotros disparábamos mejor. Se nota que hace rato que muchos de ellos no disparan. — Susan, Robbie, Aldana y Miranda métanse dentro de la sala de fecundación — dije — El resto de nosotros disparará. — De acuerdo — dijeron Miranda y Susan llevándose los niños a dentro del lugar. — ¡Ahora, todos disparen! — dije. Disparábamos nuestras armas y conseguimos matar a varios militares sin que ellos nos hicieran daño. Nosotros usábamos las armas con mas frecuencia que ellos. Los civiles no tenían buena puntería. Aaron ordenó que nos rodearan, y así poder capturarnos y matarnos. — ¡Al diablo con la buena voluntad! — dijo Aaron — Esta gente mató a Erik. ¡Rodéenlos, mátenlos! ¡Los vamos a matar y usaremos sus cadáveres como blancos de práctica!. La gente empezaba a moverse, y si no hacíamos algo nos rodearía. Apenas empezó a moverse, dos granadas cayeron desde el lado de afuera de los muros de Mankind y explotaron, matando a la mayoría de los civiles. — ¿Qué mierda fue eso? — preguntó Aaron. — Eso fue una granada — dijo Manuel. — ¿Estás pensando lo mismo que yo? — dije. Entonces, una voz se escuchó desde el otro lado. — ¡Sabemos que están ahí! — gritaba la voz de Mateo — ¡Salgan y enfréntennos! Luego de ese grito, un camión militar atravesó los muros de Mankind, rompiéndolos con su peso. En ese camión había varios militares, que se encargaron de matar a los civiles de Mankind y a varios militares restantes. El camión salió y después entró otro camión de carga con un candado en la parte de atrás. Un militar rompió el candado, abrió la puerta y salieron decenas de zombis de ahí. — ¡Si no salen de ahí, los haré salir yo mismo! — gritaba Mateo desde el otro lado. Aaron estaba enojado. Sus civiles habían muerto, y no le quedaban muchos militares. Aaron tomó su arma y disparó contra nosotros, matando a Rita y a Sebastián. Luego de que los mató, Norman cayó llorando al suelo. Sus dos hermanos habían muerto. Matamos a la mitad de los militares, y los zombis se encargaron de la otra mitad. Solo quedaba Aaron de pie. — Si yo pierdo a mi hermano Erik — dijo Aaron — Tu vas a perder también a tus hermanos. — ¡Te mataré! — gritó Norman — ¡¿Me escuchaste?! Norman se puso de pie y le disparó a Aaron en el pecho. Este cayó agonizando al suelo. Me acerqué a él, y lo liquidé de un disparo en la cabeza. — Nos vamos — dije — ¡Vámonos! — Yo me quedo — dijo Norman — No puedo dejar a mis hermanos así, pero tampoco puedo pedirles que se queden. Los enterraré y luego los alcanzo. Tomen a Esperanza y váyanse. Yo me quedaré a enterrar a Rita y a Sebastián. — Ahí afuera hay otro grupo de gente que tratará de matarnos — dije. — Necesitamos toda la ayuda posible — dijo Ezequiel. — No te puedes quedar aquí — dijo Lara. Norman accedió a irse. Le dijimos a Susan, Miranda, Robbie y Aldana que saliéramos de ahí. Yo, Ezequiel, Manuel, Jason, Raúl y Norman formamos un círculo alrededor de Miranda, Verónica, María, Lara, Robbie, Emily, Susan, Aldana y Esperanza. Tomamos las hachas y los cuchillos y salimos de ahí. Las mujeres se encargaban de matar a los zombis con armas de fuego. No fue difícil. Solo había 30 zombis. Logramos matar a varios de ellos sin tener que usar las armas de fuego. En la puerta habían dos zombis más. Me acerqué a ellos y los maté con el cuchillo. Logramos salir del lugar. — Ahora tenemos que irnos antes de que Neo Necrópolis nos alcance — dijo Manuel. Entonces, Manuel recibe un disparo en un hombro. Fue Mateo, estaba escondido tras un árbol. — Ese solo fue de aviso — dijo Mateo. — ¡Corran! — dije. Todos empezamos a correr. Teníamos que salir de ahí. Pero entonces, Henry apareció con 50 militares más, los cuales dispararon delante de nosotros para que no escapemos, y luego, nos rodearon. — ¿Iban a algún lado sin saludar? — dijo Henry en tono de broma. Finalmente, apareció Mateo. — Veo que volvemos a encontrarnos — dijo Mateo — Y tienen gente nueva. Dijo eso refiriéndose a Jason, Susan, Norman, Esperanza y Raúl. — Pero veo que Juan y Diego ya no están aquí con ustedes — dijo Mateo — Y el chico llamado Lucas tampoco. ¿Qué les pasó? — No lo lograron — dije. — Que lástima — dijo Mateo — Ustedes tampoco lo lograrán. Rompieron nuestro trato. Podíamos haber olvidado todo lo que hicieron. Nos ayudaron a deshacernos de Daniel y de su perro faldero, Rolando. Íbamos a darles una segunda oportunidad. Pero creo que eso no podrá ser.
Capítulos 85 y 86 de la historia. En estos capítulos, el grupo deberá aceptar lo que la gente de Neo Necrópolis tienen preparado para ellos. Capítulo 85: Una familia unida Mateo, Henry y toda su gente nos había rodeado. Estábamos acorralados por militares que sí habían luchado recientemente. — ¿A dónde vamos? — dije — ¿Dónde nos piensan llevar? — Aquí mismo — dijo Mateo — Pensamos que Mankind es un buen lugar, y que su amigo luchó mucho por esta comunidad. Vamos a aprovecharla. Mateo y Henry nos metieron de vuelta en Mankind. Nos hicieron sacar todos los cadáveres y también matar a los zombis que seguían vivos. Luego de eso, los cadáveres de Aaron, Erik y toda la gente de Mankind que quedaba, fueron quemados. Eso incluye a nuestros amigos Sebastián, Rita, Pedro, Albert, y Horacio. Luego de eso, nos reunió en el centro del lugar. Metió el camión militar para bloquear la parte del muro que ellos habían destruido. — Bueno — dijo Mateo — ¿Por qué no nos explican la razón por la que escaparon? Les dimos una segunda oportunidad por haber matado a Daniel. Pudimos haber evitado que Mankind mate a sus amigos. — Simplemente no olvidaremos lo que le hicieron a mis amigos — dijo Manuel — Daniel fue quien lo hizo, pero ustedes no son diferentes a él. — Puedo ver a Emily y a ti aquí mismo — dijo Henry — Pero faltan Juan y Diego, ¿Qué les pasó? — Murieron — dijo Ezequiel — Junto con Lucas. — Bueno, basta de bailar — dijo Mateo — Puedo ver con ustedes a personas que antes no estaban. Mateo se refería a Jason, Susan, Norman, Esperanza y Raúl. — ¿Por qué están aquí? — preguntó Henry. — Se unieron a nosotros — dije — Pero no tienen nada que ver en esta locura. Por favor, deja que se vallan. Si quieren matarnos o hacernos algo malo, no se lo hagan a ellos. Dejen los ir. A ellos y a los niños. Nos tienen justo donde querían, no es necesario que ellos mueran. — Eso lo decidirá Mateo — dijo Henry. Todos miramos a Mateo para ver que es lo que iba a decir. — Si ellos eligieron estar con ustedes, forman parte del grupo que se nos escapó — dijo Mateo — Aún así, dejaré que ellos decidan si quieren o no. — ¡Hablen! — gritó Henry presionándonos. — Hemos pasado por muchas cosas junto a ellos — dijo Jason — Nos ayudaron a nosotros dos, y ayudaron también a Arturo. — Eso es verdad — dijo Susan — Nos enseñaron a como debe trabajar un grupo. En esa granja, nos mostraron lo que un grupo hace, siempre pensando en los demás. Jason y yo no nos vamos. — Yo tampoco me iré — dijo Norman — Esta gente nos advirtió del peligro en el que estábamos en nuestra casa. Tal vez si no los hubiéramos seguido no estaríamos aquí, pero Mankind nos habría matado de todas formas. Gracias a ellos logré escapar de la prisión de esta gente para ayudar a mis hermanos. No me iré. No después de eso. — Yo tampoco — dijo Esperanza — Ellos pudieron irse y dejarnos, pero no lo hicieron. Aprecio eso, nunca los dejaré. — Yo tampoco me iré de aquí — dijo Raúl — Siendo un desconocido, ellos confiaron en mí y en mis compañeros y nos prestaron su ayuda. Me quedaré con ellos. — Creo que tenemos a una familia unida aquí — dijo Mateo — Son una familia, vivieron como familia, y también morirán como familia. — ¿Qué sugieres? — preguntó Henry. — Llévalos a la prisión en donde estaban — dijo Mateo — Veré que hacer con ellos en la mañana. Henry y los militares nos llevaron de regreso a la prisión donde Mankind nos había dejado prisioneros. No sabíamos que planes tenían para nosotros, pero unidos somos mas fuertes. Nuevamente, nos quitaron las armas y se las llevaron a la armería. Yo todavía tenía la llave. Espero poder escapar y recuperar las armas y organizar un escape de aquí. Esta gente es mas peligrosa que Mankind. Solamente tenemos una ventaja, ellos no conocen todo el lugar. Capítulo 86: Estamos como al principio Nuevamente, estamos en la prisión de Mankind, pero ahora no estábamos presos de Mankind, sino de Neo Necrópolis. Esta gente sabe quienes somos, y es por eso que nos van a matar. No podemos enfrentarlos a ellos. Son más que nosotros, pero a diferencia de Mankind, están bien organizados. Todavía tenía la llave de la armería. Podía ir y recuperar las armas. — Trataré de ir a la armería y conseguir las armas de vuelta — dije. — Es una misión suicida — dijo Verónica — No vallas. Morirás. — Tengo que ir — dije — Yo soy el líder. Yo soy quien debe hacerlo. Cuídate mucho Verónica. Cuiden a los niños. Cuídense ustedes. Si me atrapan, gritaré, y trataré de darles tiempo de escapar. Cuando escuchen el grito huyan hacia donde puedan y vivan lo mas seguro que les sea posible. Manuel quedará a cargo. — No tienes porque hacer esto — dijo Jason. — Una razón mas por la que debo hacerlo — dije — Si no sobrevivo, este es el adiós. Saludé al grupo en caso de que ya no los vuelva a ver. Corrí hacia la armería sabiendo que el sigilo solo crearía mas peligro para los demás. Traté de llegar hasta la armería. Un soldado de Neo Necrópolis se me acercaba, no tuve otra opción que esconderme en una habitación. Entré y había un hombre con un niño de 5 años. El hombre me apuntó con una escopeta. — ¿Quién eres? — preguntó el hombre. — Yo podría hacerte la misma pregunta — dije. — Vete de aquí o te disparo — dijo el hombre. — Se que no lo harás — dije — No delante de tu hijo. Se que eres buena persona, y que estás prisionero de Mankind. — Así es — dijo el hombre — Escuché el alboroto y me escondí aquí con mi hijo. — ¿Qué pasó? — preguntó el niño. — Yo y mi grupo ocasionamos el alboroto — dije — Tratamos de liberar a las mujeres, pero hubo un tiroteo. Cuando estábamos por ganar, un grupo de gente que nos perseguía entró y acabó con Mankind, y ahora somos prisioneros de esta gente. — Valla — dijo el hombre — ¿Intentas llegar a la armería? — Sí —dije. — Yo era un minero antes de este Apocalipsis — dijo el hombre — Logré construir un túnel desde mi habitación hasta la armería. Nadie se dio cuenta. — Genial — dije — Escucha. Mi gente necesita esas armas. Y tu tienes el factor sorpresa de tu lado. Ve a la armería, toma las armas, y cuando notes que no hay nadie, sal y dispara a los militares. Todos en Neo Necrópolis son militares, no tienes que preocuparte por civiles. — Lo haré a cambio de que saquen a mi hijo Isaac de aquí — dijo el hombre. — Lo haremos — dije yo — ¿Cómo te llamas? — Soy Ángel — dijo el hombre — Iré a la armería y robaré las armas. En el momento en que empiece a disparar, tiraré algunas armas para tú y tu grupo. — Antes de empezar a disparar, busca un punto débil del muro y deja que los zombis entren — dije — Eso nos permitirá escapar. — De acuerdo — dijo Ángel. Decidí volver con mi grupo y decirles sobre el plan. — ¿Estás seguro de que funcionará? — preguntó Norman. — Sí — dije — No puedo prometer que todos saldremos con vida, pero escaparemos de aquí. — Por mas que nos de esas armas, no somos rivales para Neo Necrópolis — dijo Susan. — Nos iremos de aquí y planearemos una estrategia — dije — Los agarraremos desprevenidos, y serán blanco fácil. Entonces, dos hombres de Neo Necrópolis aparecieron. — Vengan — dijo el primero. — ¿A dónde vamos? — preguntó Raúl — ¿Qué piensan hacernos? — Mateo y Henry encontraron la forma más rápida y divertida de matarlos — dijo el segundo. — Dense prisa, no querrán llegar tarde — dijo el primer hombre — Después de todo, ustedes son la atracción principal.
Capítulos 87 y 88 de la historia. En estos capítulos, el grupo tendrá que enfrentar a Neo Necrópolis. Para poder ganar necesitarán de una carta especial, la cual no pueden jugar por el momento. El grupo deberá aguantar hasta que llegue la jugada correcta. Capítulo 87: Pan y circo Los dos hombres de Neo Necrópolis nos tomaron y nos sacaron afuera de la prisión. Estábamos en el medio, prácticamente donde había sido realizado nuestro tiroteo con Mankind. La gente de Neo Necrópolis tiene armas, mientras que nosotros solo tenemos una carta bajo la manga. Todo depende de Ángel, si es un buen tirador, tendremos tiempo de buscar nuestras armas, y luchar contra Neo Necrópolis. Pero si no lo es, podríamos morir en solo 1 minuto. Todos los soldados estaban fuera, rodeándonos. Todos ellos tenían armas y de seguro estaban cargadas. — Es hora de que comience el espectáculo — dijo Mateo. Los soldados nos golpearon a todos en la espalda, y caímos al suelo. Luego de eso, nos arrodillamos y ellos nos rodearon formando un círculo alrededor nuestro. No había escape. La única forma de escapar de allí es con la muerte. Todo era muy dudoso. — ¿Qué van a hacernos? — pregunté. — Vamos a entretener a nuestra gente — dijo Henry — Después de todo, ellos merecen algo de diversión. — Será mejor que no toquen a las mujeres — dijo Norman. — Será mejor que no toquen a nadie — dijo Manuel. — ¿Así que tu eres él que se preocupa por todos? — preguntó Mateo — ¡Tenemos a nuestro primer participante! La gente de Neo Necrópolis aplaudía. Como si estuvieran en un espectáculo. — Levanten a Manuel — dijo Mateo. Su gente obedeció y Manuel fue llevado ante Mateo. Lara estaba preocupada. — ¡No le hagan nada por favor! — dijo Lara — ¡Él ha pasado por mucho, no se merece esto! — Me temo que es tarde para arrepentirse — dijo Mateo — Esto no habría pasado si se hubieran quedado con nosotros. — Ya basta Mateo — dije — Arreglemos las cosas tú y yo. Una lucha cuerpo a cuerpo, si gano, nos dejas ir. Si pierdo, me matas y dejas ir al grupo. — No quiero matarte, al menos no ahora — dijo Mateo — Solo quiero entretener a mi gente. — ¿Es mi turno? — preguntó Henry. — Así es — dijo Mateo. — ¿Turno para qué? — preguntó Susan. — ¿Qué le van a hacer? — preguntó Raúl. Mateo no respondió. Henry se fue por cinco minutos y volvió con un palo de golf. — Lo que mas le gustaba a Henry era jugar al golf — dijo Mateo — Era golfista antes de esto. — ¿Y qué mierda tiene que ver esto con tu espectáculo? — preguntó Jason. — Que mi amigo Henry tiene ganas de jugar al golf — dijo Mateo. — Pero perdí todas mis pelotitas — dijo Henry. — Por eso usaremos a Manu — dijo Mateo. — ¿A qué se refieren? — preguntó María. Henry se acercó a Manuel con el palo de golf. — ¿Cuántas veces en tu vida fuiste al dentista, amigo? — preguntó Henry. — Una vez — dijo Manuel — ¿Por qué? — ¿Te han sacado una muela por extracción? — preguntó Henry. — No — dijo Manuel — Fui para que me arreglaran unas caries. — Entonces esto será nuevo para ti — dijo Henry. Henry tomó el palo de golf y le pegó a Manuel en la mandíbula, haciendo que se le saliera una muela, junto con mucha sangre. Manuel dio un gran grito de dolor. Todos lo sentíamos. — Lamento que se me olvidó ponerte anestesia — dijo Henry. — Hij d pu… — dijo Manuel hablando de esa forma, por falta de una muela. Luego Henry lo golpeó en el otro lado y le sacó otra muela. Manuel lanzó un enorme grito de dolor. Además de perder muelas, Manuel perdía mucha sangre. A este paso, moriría. Sería mejor que Ángel se apresure y tenga las armas preparadas. No se cuanto pueda resistir. — ¿Crees que tu amigo llegará rápido? — preguntó Verónica en mi oído. — Mas vale que así sea — dije en el oído de Verónica — No se por cuanto tiempo podrá soportar tanto dolor. Capítulo 88: Diente por diente Henry le había sacado dos muelas a Manuel, y Manuel sufría mucho. Sería mejor que Ángel ya tenga las armas y esté listo para disparar, de lo contrario, Manuel morirá, y pasarían a torturar a alguien mas. — Ya me aburre ver como este tipo pierde sus dientes — dijo Mateo — Mátalo. — Con gusto — dijo Henry levantando el palo de golf. Vi como Manuel cerró los ojos, listo para recibir el golpe mortal. Si recibía un gran daño, podría morir. Entonces, 15 zombis aparecieron de por detrás de los edificios y se acercaban a nosotros. La gente de Neo Necrópolis mató a los zombis sin perder tiempo. — Me pregunto de donde habrán salido — dijo Henry. — Pensé que los muros de este lugar eran seguros — dijo Mateo — Ya no hay problema, mátalo. Henry iba a matar a Manuel, cuando uno de los soldados, recibió un disparo en la cabeza. Todos estaban confundidos. Entonces, Mateo vio a Ángel subido a un techo. Ángel disparó y mató a 4 soldados más de Mateo. El círculo se abrió y nosotros aprovechamos ese momento para ir a un lugar de cobertura. En ese lugar encontramos nuestras armas. — ¡Entren! — gritó Mateo a dos de sus hombres. — De acuerdo jefe — dijo uno de ellos. Los dos hombres entraron al edificio. Nosotros salimos de nuestra cobertura y empezamos a disparar. Neo Necrópolis nos disparaba también, pero estaban desorganizados. Cuando nos disparaban a nosotros, Ángel disparaba y mataba a varios de ellos, pero cuando le disparaban a Ángel, nosotros aprovechábamos y matamos a muchos de ellos. Solo quedaban 18. Maté a uno, Manuel a otro, luego Ezequiel, María, Verónica, Miranda, Emily, Jason, Norman, Esperanza y Raúl mataron uno cada uno. Robbie mató a uno, y yo maté a otros dos. Seguimos así hasta que solo quedaban, Mateo, Henry y otros dos soldados mas. — ¡Alto! — dijo Mateo — ¡Dejen de disparar! Todos paramos el fuego algo confundidos. Entonces, salieron de dentro de los edificios, los dos hombres que entraron al principio. Tenían a Isaac en sus manos. — ¡Si quieres a tu niño con vida, será mejor que pares el fuego! — dijo Henry a Ángel. Ángel se rindió. Tiró su arma, no necesitaba ver morir a su hijo. Luego de eso, Mateo tomó su arma y le disparó a Ángel, matándolo. Tras asesinarlo, mató a Isaac. — ¡Mató a ese niño y a su padre! — dijo Norman. — ¡Los mataré a todos! — grité muy enfadado. Salí de donde estaba escondido y maté yo solo a los 4 hombres de Mateo. Solo quedaban él y Henry. — Será mejor salir de aquí — dijo Mateo. — Seguro — dijo Henry. — ¡No escaparán! — grite muy furioso. Le disparé a Henry en la pierna, haciendo que caiga al suelo. Henry le pedía ayuda a su amigo. — ¡Mateo, por favor, ayúdame! — gritó Henry. — Lo siento Henry — dijo Mateo — Pero eres tú o yo. Mateo nos disparó para cubrirse y luego escapaba. Todos disparábamos, pero ninguna bala lo alcanzó. Mateo había escapado. Henry trató de levantarse con dificultad para escapar de ahí. — No lo harás — dije tomando a Henry del hombro y dándole un golpe en la cara. Tiré a Henry al suelo y comencé a golpearlo. Le di tres golpes hasta que Manuel me detuvo. — Déjame — dijo Manuel — Este tipo me sacó dos muelas, y me dejó un dolor terrible. Yo lo mataré. — Seguro — dije — Te corresponde a ti. Manuel le puso a Henry su pistola en la cabeza. Estaba listo para matarlo. — Espera — dijo Henry — Esto no tiene que terminar así. Mateo se les escapó, y me dejó aquí. Si quieres, puedo ayudarte a atraparlo. Déjame vivo y te prometo ayudarte. Manuel le disparó a Henry en la cabeza, terminando con su vida, de una vez por todas. — Iba a matarlos a los dos si no lo hacías, ¿sabes? — dije. — No iba a dejarlo vivir — dijo Manuel — No después de lo que me hizo. Todo el grupo se acercó a nosotros. — ¿Qué hacemos ahora? — preguntó Miranda.
Capítulos 89 y 90. El grupo toma lo que quedó de Mankind, y empieza de nuevo su viaje hacia las montañas por un lugar seguro. Capítulo 89: Lo último de la humanidad — Tenemos que buscar algo que pare mi dolor — dijo Manuel — No sabes lo que se siente tener un dolor de muelas así. — Nos dividimos en grupos — dije — Manuel, Lara, Emily, Miranda y los niños buscarán alguna anestesia. Yo y Ezequiel iremos a la armería para llevarnos todas las armas que podamos. María, Verónica, Raúl, Norman, Esperanza, Jason y Susan buscarán toda la comida que se pueda llevar. — De acuerdo — dijo María — Nos veremos aquí mismo. Entonces nos separamos. Ezequiel y yo fuimos a la armería. Entramos. Habían armas de todo tipo, pero solo llevaríamos las que sepamos manejar. — Quiero hablar contigo — dijo Ezequiel. — Si es por Mateo, no te preocupes — dije — No hará lo mismo que hizo Daniel. Lo encontraremos y lo mataremos. — No es eso — dijo Ezequiel — Es por otra cosa. — ¿Qué es? — Te habrás dado cuenta de que me puse loco cuando Aaron y Erik se llevaron a las chicas a la sala de fecundación — dijo Ezequiel. — Sí, lo note — dije — Pero nunca tuve tiempo de preguntar por qué. — Porque…María está embarazada — dijo Ezequiel. — ¿QUÉ? — pregunté muy enojado — ¿Por qué no dijiste nada? — Porque no quería que te preocuparas — dijo Ezequiel. — No me habría preocupado — dije — Es una buena noticia. Pero si me lo hubieras dicho antes, probablemente estaría mejor preparado para esto. — La razón por la que me volví loco era porque no quería que le hicieran daño al niño, o a la niña. — ¿Cómo sabes que está embarazada? — Cuando estábamos en la granja, nos pediste que fuéramos a buscar agua. Bueno, tuvimos un pequeño encuentro por el camino. María se empezó a sentir mal después de eso, y ahí se dio cuenta de que estaba embarazada. — Fue antes del ataque donde perdimos a Arturo, ¿verdad? — Claro que lo fue. No dijimos nada para no alterar a nadie. Creí que deberías ser el primero que lo descubra. — ¿Qué planeas? — Robbie es un buen niño. Pero el perdió a su padre. No puedo quitarme a Michael de la cabeza. Él murió, y ahora su hijo está solo con su madre. No quiero que eso me pase, no quiero que mi hijo quede sin padre. Por eso quiero que María y yo ya no seamos parte de las misiones de búsqueda. Es peligroso — dijo Ezequiel. — Lo entiendo y tienes razón — dije — Gracias por avisarme. Tenemos las armas, deberíamos irnos. Ezequiel y yo cargamos las armas y regresamos con el grupo. Todos estaban ahí. — ¿Cómo está Manuel? — preguntó Ezequiel. — Encontramos un consultorio de dentista — dijo Lara — Le dimos anestesia. Pero nos sobrepasamos y le dimos demasiada. Manuel no podrá mover la cara por un rato. — ¿El dolor ha pasado al menos? — pregunté. Manuel hizo un gesto diciendo que el dolor ya pasó. No podía mover la cara. Se que eso debe doler mucho. — ¿Cómo les fue con la comida? — preguntó Robbie. — Encontramos mucha, pero por desgracia, la mayoría necesita estar en un conservador para mantener el frío — dijo Norman — Tomamos toda la comida que no se pudrirá, y también las verduras y frutas. — Tenemos demasiado — dijo Jason. — Me gustaría saber a donde iremos ahora — dijo Esperanza. — A donde nos dirigíamos antes — dije — Las montañas son nuestro objetivo. Pero ya no tenemos nada que temer. Mateo está solo y no podrá hacernos daño, no si permanecemos juntos. — Ya no hay nadie tras nosotros — dijo Jason — Solo Mateo, pero el no es rival para nosotros juntos. — Será mejor irnos —dijo Raúl. — Esperen — dije — Ya que estamos aquí, y tenemos munición, les enseñaremos a los niños a practicar con armas. Así se podrán defender. Robbie no practica desde hace mucho, Aldana no practicó nunca y Susan tampoco. — Ahora tenemos muchas municiones, y este lugar está muy bien cuidado — dijo Miranda — Será mejor que practiquen un poco los que no tienen experiencia con las armas. Cercamos la parte del muro que Ángel derribó para que pasaran los zombis, y luego utilizamos unas almohadas como blancos. Todos practicaban y mejoraban su puntería. Una vez que todos practicaron lo suficiente, volvimos al camino. Era hora de llegar a las montañas. Capítulo 90: El anuncio Emprendimos el viaje hacia las montañas. Teníamos que llegar rápido, la comida sobraba por primera vez desde que dejamos el campamento donde vivimos 5 años, pero no podíamos desaprovecharla. Empecé a hablar con el grupo. Tenía que saber como se sentían. Primero fui con Ezequiel y María. — ¿Cómo están? — pregunté — ¿El bebé, está bien? — No lo sabemos — dijo María — Ni siquiera sabemos si es un bebé. Podría ser niña. — Ya lo sabremos cuando nazca — dijo Ezequiel. — ¿Ustedes que quieren? — pregunté. — Yo quiero una niña — dijo Ezequiel. — Yo también — dijo María — Ya tenemos a Robbie. Aldana no nació en nuestro grupo, pero es una niña buena de todas formas. Me fui a hablar con Verónica. — Me enteré de que María está embarazada — dijo Verónica. — ¿Te lo dijo? — pregunté. — Sí. Deberías decirle a los demás. — Se los diré después. Ahora no es el momento. ¿Estás bien? — Tenía miedo de que Mateo y Henry mataran a Manuel, o a ti. — Henry está muero, y Mateo lo estará apenas lo encuentre — dije. — ¿Recuerdas a Lucy? — dijo Verónica — No pudimos matarla, escapó, y luego regresó para llevarse a Robbie y perdimos a Michael, Gerardo y Laura. — Siempre lo tengo en mente — dije — No dejaré que Mateo haga lo mismo. — Espero que no vuelva a pasar — dijo Verónica. — No pasará. Luego me fui a hablar con Manuel y Lara. — ¿Cómo están? — dije. — Mejor — dijo Manuel — Pero el lugar donde estaban mis muelas y ahora no están, me mata. Es como tener una mordida en las encías. — Tome un poco de anestesia — dijo Lara — Te pondré un poco mas. — De acuerdo — dijo Manuel — No mucha esta vez. — Deberían saber que María está embarazada — dije. — ¿En verdad? — preguntaron los dos al mismo tiempo. — Sí. Me lo ha dicho Ezequiel. — Que alegría — dijo Lara — Desearía que mi papá estuviera vivo. — Lamento lo de tu papá Lara — dijo Manuel — Era una buena persona. — Hubiera deseado que las cosas fueran diferentes — dijo Lara algo triste. Dejé a Manuel hablando con Lara para irme a hablar con Miranda y Robbie. — ¿Cómo están? — pregunté. — Escuchamos lo que le dijiste a Verónica — dijo Miranda. — Es bueno que halla otro niño como yo — dijo Robbie — Aldana es algo mayor para que yo juegue con ella. — Es bueno que te entusiasmes, Robbie — dije — Será bueno que nos ayudes a cuidar al bebé. — Eso me parece bien — dijo Robbie. — ¿Cómo se está sintiendo Robbie? — pregunté. — Desde que murió su papá, no parece alarmarse por nada — dijo Miranda. — Papá no murió — dijo Robbie — Me dijo que cuando halla cura, que lo buscara y lo recuperaré. — Robbie, tu papá… — iba a decirle que Daniel lo mató, pero al ver su rostro me vi incapaz. Ya se porque Michael le mintió — Tu papá está perdido. No podremos encontrarlo muy fácil. — ¿Pero lo encontraremos? — preguntó Robbie. — Trataremos — dije. Me fui de allí antes de hacer llorar al chico. Decidí hablar con Jason y Susan. — Ahora que Susan sabe disparar no vas a matar a nadie, ¿verdad? — preguntó Jason. — Claro que no — dije — Es bueno que sepas disparar, ahora seremos más para protegernos. — Me siento feliz de haber aprendido — dijo Susan — Lastima por Arturo. — Por cierto, María y Ezequiel van a ser padres — dije — Será mejor que lo sepan. — ¿En serio? — preguntó Susan — Que bien. — Supongo que es un cambio para bien — dijo Jason — Servirá para olvidar las muertes que tuvimos. Fui a hablar con Emily. Ella estaba con Aldana. — Aldana se emocionó al saber que va a haber otro bebé — dijo Emily. — ¿Si es niño, podemos llamarlo Lucas? — preguntó Aldana. — Eso lo tendrás que arreglar con sus padres — dije. — Que bueno que halla otro niño o niña aquí — dijo Aldana. — Aldana lo lleva muy bien — dije. — No tan bien — dijo Emily — Siempre me recuerda a Lucas. Es como si no se olvidara de él. — Era su hermanastro, pero Lucas seguro la quería — dije. — Desde que Lucas murió, me siento responsable por cuidar a su hermana — dijo Emily. — Todos somos responsables de cuidarla — dije. Por último me dirigí a hablar con Norman. — Esperanza es feliz — dijo Norman — Dice que le gusta este nuevo chico, Raúl. — ¿Y si ella está feliz, tu eres feliz? — dije. — Mi hermanita menor es lo último que me queda — dijo Norman — Siempre pensé que Sebastián, Rita y Esperanza encontrarían pareja, y serían felices. Luego pasó esto de los zombis. Y por culpa de Mankind. Ellos lo hicieron. Ellos mataron a mucha gente. Toda la sangre que se derramó está en sus manos. — ¿Te sientes mejor ahora que Aaron y Erik están muertos? — dije. — Eso no me devuelve a mis hermanos, pero estoy bien, por así decirlo — dijo Norman — Me hizo sentir mejor. — Se que harías cualquier cosa por ellos — dije — No fue tu culpa que murieran. No te responsabilices por ello. — Lo único que me importa es que mi hermanita sobreviva — dijo Norman — Les prometí que los cuidaría hasta que sean mayores, pero ahora Sebastián y Rita están muertos. Mataré a cualquiera que se atreva a tocar a mi hermana. — ¿Crees que Raúl será indicado para ella? — pregunté. — Ya hablé con él — dijo Norman — Es una gran persona. No nos abandonó cuando Mateo y Henry querían matarnos. Seguimos avanzando hasta que encontramos una pequeña nota en el suelo. La nota daba indicaciones para llegar a un refugio. “Sigan avanzando en línea recta hasta la carretera nacional número 42. Allí avancen hacia el norte y llegarán a nuestro refugio. Estaremos encantados de recibirlos” Será mejor tener cuidado con esa nota. Podía ser una trampa. No lo sabíamos. Así que nos dirigiremos hacia allá, pero si pasa algo que no nos gusta, nos vamos por donde vinimos.
Capítulo 91 y 92 de la historia. En este capítulo el grupo llegará a una nueva comunidad de gente. Esta comunidad parece ser pacífica, pero tienen un pequeño problema que resolver. Capítulo 91: El escudo Continuamos nuestro camino hacia las montañas con el objetivo de llegar hacia ese refugio. Seguimos la carretera nacional 42 hacia el norte tal y como indicaba la nota. Entonces, tras 3 días de viaje, la carretera terminó y llegamos hacia el inicio de las montañas. Había otro cartel que nos indicaba donde se encontraba esa comunidad. “Comunidad Shield, mas adelante. Si eres capaz de escalar esta montaña, accederás a nuestra comunidad, y serás otro sobreviviente más.” — Solo tenemos que escalar — dije — Escuchen, no bajen la guardia en ningún momento, esto podría ser una trampa como Mankind, o también podría estar destruida. — Estaremos alerta — dijo Verónica. — Quiero a Jason conmigo adelante, y a Norman y Ezequiel protegiendo la retaguardia — dije — Manuel y Raúl protejan a los niños y a las mujeres en el medio. — Seguro — dijo Raúl. Todos tomaron sus posiciones y escalamos la montaña lentamente, atentos a cualquier cosa. Al llegar a la cima, vimos que la comunidad se trataba de un pueblo cercado en medio de las montañas. Eran casas pequeñas, y tenían torres en cada esquina. Sería mejor así, de esa forma, nada puede acercarse sin que te des cuenta. Todos nos dirigimos hacia ese lugar. Mientras nos acercábamos, podíamos ver que tenían cercas como las de una prisión como muro, y torres. Probablemente ese pequeño pueblo haya sido una prisión en el pasado. Llegamos a la entrada, y 5 militares nos apuntaban con las armas. — ¿Acaso Dante los envió? — preguntó uno de ellos. — No conozco a ningún Dante — dije — Somos extranjeros, vinimos a este país para sobrevivir. — Nadie entra en Shield sin que el líder lo apruebe primero — dijo otro militar. — ¿Y donde está? — preguntó Manuel. — Iré a buscarlo — dijo otro militar. — Será mejor que bajen sus armas — dijo el primer militar — Somos pacíficos, pero si nos vemos bajo amenaza no veremos otra opción que no sea defendernos. — Lo entiendo — dije — No buscamos problemas. Solo queremos estar en paz y dejar de estar al acecho de los zombis. El militar que se fue regresó con un hombre de aproximadamente 45 años. — Veo que tenemos a un grupo afuera — dijo el hombre. — Solo queremos descansar, darle a estos chicos una vida tranquila — dije. — Me llamo Blas — dijo el hombre — Soy el líder de esta comunidad. La comunidad se llama Shield. Aquí protegemos a los que son de utilidad, sean para conseguir comida, o vigilar el perímetro. — Podremos hacerlo — dijo Ezequiel — Tenemos a una embarazada, que necesita atención. — Nadie entra a mi comunidad sin mi aprobación — dijo Blas — Primero les haré una serie de preguntas. Veré si son un peligro para mi gente, no puedo arriesgar a nadie. — De acuerdo — dijo Miranda — Supongo que está bien que tengan cuidado. Blas comenzó con las preguntas. — Primera pregunta, ¿Quién es el líder del grupo? — preguntó. — Soy yo — dije — Llevo a cargo del grupo durante un largo tiempo. — Segunda pregunta, ¿Por qué eres el líder del grupo? — preguntó Blas. — Antes, el líder era un sujeto llamado Michael — dije — Pero tuvo a su novia embarazada, y me dejó a mí a cargo del grupo. — ¿Qué le pasó a Michael? — preguntó Blas. — Murió — dije — Fue hace un tiempo. — Tercera pregunta, ¿Tienen o han tenido enemigos? — Claro que sí — dije. — Cuarta pregunta, ¿A quienes consideran enemigos? — A cualquiera que trate de lastimar a uno de nosotros. — Quinta pregunta, ¿Qué hacen con sus enemigos? — Siempre tratamos de matarlos. Pero no siempre tenemos éxito — dije — Algunas veces, escapan y regresan para atacarnos. Así fue como perdimos a Michael. — Sexta pregunta, ¿Están dispuestos a luchar por nosotros? — dijo Blas. — Claro que lucharemos si es que hace falta para que estemos a salvo — dije. — Sean bienvenidos a Shield — dijo Blas — Mis hombres les mostrarán el lugar. Ellos les dirán en donde podrán dormir. Los hombres de Blas nos llevaron a una de las viviendas. Había espacio para casi todos. Era un pequeño hotel, pero de un tamaño mas pequeño. Tenía baño, cocina, agua caliente y habitaciones con 4 camas para quienes quisieran dormir con alguien. Creo que este lugar será el apropiado para nosotros. Nos acomodamos en todas las habitaciones. Yo y Verónica por un lado. Manuel y Lara por otro. Ezequiel y María por el otro. Jason y Susan por el otro. Norman, Esperanza y Raúl dormían juntos en una habitación. Y por último, Verónica y Emily dormían junto a Aldana y Robbie en sus habitaciones. Creo que todos seremos felices aquí. Capítulo 92: Hablando con el enemigo Nos despertamos temprano. Blas y sus hombres nos recibieron. María y Ezequiel fueron a la enfermería, era lo único que tenían en el lugar, dado a que Blas nos dijo que esto era una prisión que fue remodelada para crear un pueblo, pero que por el Apocalipsis no terminó. Aún así es un lindo lugar. Las mujeres (excepto por María) fueron llevadas a la huerta, donde trabajaría. Los hombres (excepto Ezequiel) fuimos hacia la cerca. Había que vigilar el perímetro. — Al principio no teníamos este problema — dijo Blas — Pero los zombis se acercan mas a nosotros. Hemos visto a tres escalar la montaña. Si esos tres pudieron, podría haber más. — Ayer, uno de tus hombres mencionó a un sujeto llamado Dante — dijo Manuel — ¿Quién es? — Es mi hijo — dijo Blas — Era líder de esta comunidad junto conmigo. Pero luego tuvimos un conflicto y se llevó a algunas personas a otro pueblo, el cual sí es un pueblo a diferencia de este. La gente que se acostumbró, se quedó aquí. — ¿Son enemigos? — preguntó Jason. — No — dijo Blas — Pero él muchas veces me atacó cuando vivía conmigo. No estamos de acuerdo en muchas cosas, pero no vamos a enfrentarnos para hacer una matanza de gente. Sin embargo, ha habido roces entre la gente, así que decretamos una paz. — ¿Qué clase de paz? — preguntó Norman. — Si una de las comunidades ataca, la otra responde — dijo Blas — Algunos de mis hombres llegaron heridos de las expediciones, y me desquité haciéndole lo mismo a sus hombres. Es una paz temporal, pero estamos tratando de negociar una posible disculpa con su gente. — ¿Lo lograron? — preguntó Raúl. — No, pero quiero que lo logremos — dijo Blas — Necesito que uno de ustedes me haga un favor. — Yo lo haré — dije — ¿Qué quieres? — Necesito que cruces estas montañas hacia el sur — dijo Blas — Habrá una pequeña cabaña en donde dejé una pequeña caja con granadas. Es para defendernos. Su comunidad tiene vehículos militares que cruzarían las montañas con facilidad. Si quieren atacar, con esas granadas, podremos defendernos. Debes ir solo. — De acuerdo — dije — Llevo mi cuchillo, mi hacha y mi escopeta. — Ve con cuidado — dijo Manuel. — Avísale a Verónica que saldré y estaré de vuelta en la noche — dije. Salí de la comunidad. Creo que era una ventaja ir solo, tendría tiempo de pensar en algo. Por una parte, me preocupa que esta gente tenga enemistades, pero me tranquiliza saber que pueden llegar a una paz. Cualquier precaución es poca, iré por esas granadas. Crucé las montañas y pude ver la cabaña. Entré. Estaba vacía. Tomé una caja, era pequeña y traía 6 granadas. Era hora de volver. Cruzar las montañas era difícil, y al llegar, sería de noche, sobretodo porque olvidé el camino. Salí de la cabaña y me encontré con algo inesperado. — ¡Buu! — gritó Mateo apareciendo delante de mí. — ¡¿Qué mierda quieres?! — pregunté. — Solo quiero tener una pequeña conversación — dijo Mateo — Como buenos amigos. — ¡No eres mi amigo! — dije sacando mi escopeta — Estás desarmado, estás solo. Es hora de que acabe contigo. — No puedes — dijo Mateo. — ¿Por qué no? — pregunté — ¿Vienes con algún amigo? — No — dije Mateo — Desde que maté a Henry he viajado solo. — Entonces nada me impide matarte — dije. — No estaría tan seguro — dijo Mateo. — ¿Por qué no? — Por la paz temporal — dijo Mateo — Si me matas, Dante atacará tu comunidad. Tus amigos y tu novia están ahí. — ¿Cómo se que no mientes? — Arriésgate — dijo Mateo — Y todos tus amigos morirán. — Está bien — dije — No te mataré. Pero si intentas hacerme algo a mí, o a mis amigos, morirás y luego mataré a tu amigo Dante. — Tranquilo amigo — dijo Mateo — No hay necesidad de seguir peleando. — ¿Entonces para qué estás aquí? — Para decirte lo que tengo en mente. Tu grupo, en especial tú, y yo podríamos hacer que las dos comunidades enemigas se unan de nuevo. — No te creo nada. Se que no eres de fiar. Dejaste a Henry atrás, nos capturaste, mataste a ese niño y a su padre. — Se que no puedes confiar en mí. Pero he visto esa comunidad, y he visto que son buena gente y que no vale la pena pelearse. — Tendré que dudar de ti, Mateo. No creo que sea una buena idea. — Confía en mí. Será lo mejor que has hecho. Te sentirás bien cuando salves a toda esta gente de matarse entre sí. — No quiero seguir hablando contigo. Te agradecería que te fueras. — Me llevaré esas granadas… Mateo trató de quitarme la caja con granadas, así que lo golpeé en el estómago, y cuando estaba en el piso, le pateé la cara. — Pagarás por esto — dijo Mateo — Se supone que si tu atacas a un miembro de la otra comunidad, esta responde. — Correré el riesgo, pero no te mataré — dije — Déjame en paz. Me fui caminando del lugar. Mateo se quedó atrás. No se que habrá estado haciendo en todo el tiempo que se quedó. Logré recordar el camino a mi comunidad, y logré llegar por la tarde. Le entregué las granadas a Blas, y luego fui a charlar con el grupo. — Mateo está en la otra comunidad — dije — Pero no podemos matarlo, ya que la otra comunidad responderá si lo hacemos. — No me interesa la otra comunidad — dijo Ezequiel — María está embarazada, y si es necesario matar a toda esa gente para que ella pueda estar tranquila, no dudes de que lo haré. — Tranquilo Ezequiel — dije — No podemos atacarlos así nada más. Hay que hacer un plan. — Oye, no quiero que Mateo esté cerca de nosotros ni un momento más — dijo Manuel — Lo quiero muerto cuanto antes. Pagará por lo que nos hizo. — Claro que lo hará — dije — El problema es la otra comunidad. Ellos atacarán si nosotros atacamos, y no tenemos idea de que tan bien puedan defenderse aquí. Tendremos que tener cuidado con lo que hacemos.
Capítulos 93 y 94 de la historia. El grupo tiene problemas con la otra comunidad, y para evitar una posible guerra, deciden dirigirse hacia la comunidad dirigida por Dante para una negociación. Capítulo 93: La respuesta Me fui a dormir luego de decirle al grupo que Mateo estaba en la otra comunidad. Al despertar, salí afuera. Susan, Verónica y Manuel estaban despiertos y hablando. — ¿Qué hacen? — pregunté. — Esperar a Jason — dijo Susan — Blas le dijo que hay animales en la montaña. Jason se emocionó y salió a cazar. — ¿A cazar? — pregunté — ¡Oh no! ¡Jason va directo a una trampa! ¡¿Dónde está?! ¡Tenemos que llegar antes que Mateo! — ¡¿Qué pasó?! — preguntó Manuel. — Ayer lo enfrenté y le di un par de golpes — dije — El responderá. Tenemos que salir a ayudarlo. ¡Vamos! Salimos los 4 de la comunidad dispuestos a ayudar a Jason. Salimos corriendo. Susan no sabía donde estaba, podríamos tardar horas en encontrarlo. Corrimos media hora por la montaña, hasta que lo encontramos. Mateo y dos hombres estaban con él. Los dos lo sostenían mientras Mateo le daba una paliza a Jason. — ¡Mateo alto! — grité disparándole mi escopeta cerca de él para no herirlo. — ¿Qué pasa amigos? — dijo Mateo — ¿Acaso no saben las reglas? Si ataca, se responde. — Pero le diste una paliza a Jason — dije — Solo te di dos golpes. — Esto es para demostrarte que no somos niños — dijo Mateo — Somos gente a la que no puedes joder. — Basta Mateo — dijo Manuel — Aún me debes las dos muelas que me quitaron. No sabes como duele comer cuando te falta una muela en cada lado de la mandíbula. — ¿Henry sigue vivo? — preguntó Mateo en tono sarcástico — Porque si no recuerdo mal, él te quitó las muelas. Reclámaselo a él. Si es que no lo mataste primero, claro está. — Yo te mataré a ti — dijo Manuel tratando de tirarse sobre Mateo. — Tranquilo Manuel — dije tomándolo de los brazos — No queremos matar a nadie ni aquí ni ahora. Deja de golpear a Jason. — Como quieras — dijo Mateo. Mateo le dio a Jason un golpe en el estómago, y los dos hombres lo dejaron caer. Susan fue a ver como estaba. — ¡Dios mío, Jason! — dijo Susan — ¿Te duele mucho? Puedo llevarte al médico. — Estaré bien — dijo Jason — El que no lo estará será Mateo. — Tu lo dijiste — dije. Me acerqué a Mateo y le di un golpe en el estómago. Mateo cayó de rodillas y empezó a toser. Una vez que pasó, se levantó. — ¿Y eso por qué fue? — preguntó Mateo. — Por la paliza que le diste a Jason — dije — Fue totalmente innecesario que lo hicieras. — Supongo que es justo — dijo Mateo — Nos vamos de aquí. Ustedes hagan lo mismo. Mateo y sus dos hombres se largaron. Nosotros también lo hicimos. Decidimos llevar a Jason a la comunidad de regreso. Tenía que verlo un doctor. Durante el camino, nos atacó un grupo de 5 zombis. Manuel y yo los matamos. Sin hacer ruido y con el cuchillo y el hacha, maté a 3. Manuel mató a dos. Los zombis podían subir la montaña. — Habrá que tener cuidado con ellos desde ahora — dije — Ya sabemos que pueden subir. — No siempre tuvimos cuidado con ellos — dijo Verónica — Cuando no lo tuvimos…Michael, Gerardo y Laura… — No tienes por qué decir más — dije — Ellos están descansando en paz en donde sea que estén. Llegamos a la comunidad. Llevamos a Jason al hospital. Más allá de los golpes, no tenía nada grave. Fui a visitar a Ezequiel y a María. — Nos enteramos que Mateo golpeó a Jason — dijo Ezequiel — Es una lástima que no pueda ayudarte. Tengo que acompañar a María en el cuidado del bebé no nacido. — Una vez que esto se resuelva volveremos a luchar contigo — dijo María. — Está bien que descansen — dije — Siempre fuiste la mejor pistolera del grupo María. Su bebé tendrá dos padres excelentes. — Gracias — dijeron al unísono los dos. — Mañana me llevaré a todo el grupo, excepto ustedes, Verónica, Emily y los niños a la otra comunidad — dije — Vamos a tratar de detener este conflicto. Capítulo 94: La otra comunidad A la mañana siguiente, me reuní con todos los de mi grupo. — Tenemos que ir a la otra comunidad — dije — Vamos a negociar con el líder del lugar. Creo que se llama Dante. No permitiré que maten a ninguno de ustedes. — Estoy de acuerdo — dijo Jason — Esa gente me dio una gran paliza. Iremos allá. ¿Quines iremos contigo? — Tú, Susan, Manuel, Lara, Verónica, Norman, Esperanza y Raúl vienen conmigo — dije — Ezequiel, María, Emily, Miranda y los dos niños se quedan. — Yo quiero ir — dijo Robbie — Quiero ir con ustedes. Me cansé de quedarme atrás. Puedo defenderme, lo juro. — Si lo aprueba tu mamá, está bien para mí — dije — Se que puedes cuidarte solo. — ¿Puedo ir mamá? — preguntó Robbie. — Creo que es hora de que crezcas hijo — dijo Miranda — Ha pasado un largo tiempo desde que tú papá murió, y si algo me llega a pasar… será mejor que te acostumbres a estar con el grupo y separado de mí. — Créeme que a Robbie le irá muy bien junto a nosotros — dijo Manuel. — No será difícil cuidar de él — dijo Esperanza — Es un niño. — Me gustaría acostumbrarme a cuidar un niño — dijo Raúl — Esperanza y yo hemos pensado en tener uno. — Si este tipo toca a mi hermana estará muerto en 5 segundos — dijo Norman en voz baja. Tomé al grupo y nos fuimos. Blas fue amable de darnos las indicaciones de donde se encontraba la comunidad de Dante. Dante era su hijo y a pesar de estar enfrentados, no nos atacaría mientras no hagamos nada estúpido. Nos pusimos en marcha. Tras una hora y media de camino, llegamos a la comunidad de Dante. Su nombre era Los Guardianes. Bonito nombre para una comunidad que se encarga de proteger gente. Unos soldados nos detuvieron. Les explicábamos que veníamos a negociar con Dante desde la otra comunidad. Los soldados nos abrieron el paso y nos dijeron donde podríamos encontrar a Dante. El lugar era un lugar protegido por muros de ladrillo, a diferencia de las cercas de prisión que había en la otra comunidad. Sería difícil que atacaran esta sin ser vistos. Entramos al edificio donde se encontraba Dante. Estaba reunido con Mateo y otros dos soldados. — Parece que casi todos vinieron — dijo Mateo. — Cállate — dije — Esto no es asunto tuyo. — ¿Qué quieren aquí? — dijo Dante. Dante era fácilmente reconocible. Tenía un uniforme militar pero de color rojo en lugar de verde. No entiendo por qué. Sería muy fácil ser reconocido en batalla con ese uniforme rojo, sería un suicidio ir a una guerra con eso. — Venimos a negociar la paz completa — dijo Manuel. — Tu gente me atacó — dijo Jason. — Ellos solo respondieron al ataque que fue realizado por su amigo — dijo Dante. — Yo solo le dí dos golpes a Mateo, pero él se excedió con la respuesta — dije. — Tal vez no entiendes como funcionan las reglas amigo — dijo Mateo — Una comunidad ataca, y la otra responde. — Pero la respuesta se excedió — dijo Verónica. — Y no queremos que nadie más salga herido — dijo Lara. — Así que vinimos para negociar una paz — dijo Raúl — Ya tuve una guerra con dos comunidades, no quiero seguir teniendo más. — ¿Quién es el líder? — preguntó Dante. — Yo — dije. — Mateo, Hank y Everhart, les voy a pedir que se retiren — dijo Dante — Solo quiero hablar con su líder. — Como quieras — dijo Hank. — ¿Te llamas Everhart? — preguntó Norman en tono de burla al nombre de este último. — Mis padres eran holandeses — dijo Everhart — Así que cállate y vámonos afuera. Una vez que todos salieron y que solo quedamos Dante y yo, la charla comenzó. — Se que quieres una paz entre las comunidades — dijo Dante — Y no me malinterpretes, yo también lo quiero. Pero hay un problema. — ¿Qué problema? — pregunté. — Mi padre — dijo Dante — Mi padre es un idiota, y no quiero negociar con él, soy demasiado orgulloso para negociar con alguien así. Pronto te darás cuenta de que es un idiota y de que sigue vivo solo por suerte. — ¿Qué insinúas? — Nada. Quiero que te deshagas de él. — ¿Me estás pidiendo que mate a tu padre? — Dije que te deshagas de él, no que lo mates. Puedes exiliarlo, pero si negociamos y las dos comunidades se unen, el querrá ser el líder y todos van a terminar muertos. Deshazte de él, y yo y mi comunidad haremos la paz con todos ustedes. — No lo sé. — Hasta que no tomes una decisión solo será una paz temporal. Ahora vete. No negociaré la paz con mi padre. Y si quieres que las dos comunidades estén en paz, será mejor que hagas lo que pido. Entonces, Dante y yo salimos del lugar. — ¿Y bien? — preguntó Esperanza. — ¿Ya hay paz? — preguntó Verónica. — Tengo que arreglarlo con Blas — dije — Él es el líder, y él tiene que decidir. — Entonces será mejor que se vallan — dijo Mateo. — No tan rápido Mateo — dijo Dante — Quiero que tú y Hank los acompañen hacia su comunidad, como muestra de mi generosidad. Everhart se quedará con el resto a vigilar el muro. — Como usted quiera, señor — dijo Hank. Entonces nos marchamos de regreso a nuestra comunidad, pero esta vez acompañados por Mateo y por Hank. — No significa que seamos amigos — dije — No olvidaré lo que le hiciste a esa gente en Mankind. — Ya he cambiado —dijo Mateo — Dante y los demás me dieron una nueva oportunidad. Ya no soy el líder de Neo Necrópolis, esa comunidad murió hace tiempo. — Pues no confío en ti — dijo Manuel — Me cuesta mucho comer sin mis dos muelas. — Eso deberías arreglarlo con el dentista Henry. — Ya quiero llegar a casa con mamá — dijo Robbie. — ¿Te gustó salir con nosotros? — preguntó Esperanza — Hace mucho que no veía a un niño como tú, y es bueno que hablemos. — Claro — dijo Robbie — Me encanta estar con ustedes. Continuamos nuestro camino hasta que dos zombis se nos aparecieron en el camino. Íbamos a eliminarlos, no suponían problema. — Yo y Manuel nos encargamos de esto — dije. — Yo estoy listo como siempre — dijo Manuel. Nos acercábamos lentamente a los zombis. De repente, estos reciben un tiro en la cabeza. Creí que habían sido Mateo y Hank. — ¿Por qué hiciste eso? — pregunté — Desperdiciaste balas. — Yo no fui — dijo Mateo. — Ni yo — dijo Hank. Miramos hacia nuestra izquierda y vimos a dos hombres con armas militares acercándose a nosotros. — ¿Están bien? — preguntó uno de ellos. — No queremos que nada les pase a nuestros prisioneros — dijo el otro. — ¿Qué quieres decir? — preguntó Jason. — Eso mismo — dijeron los dos mientras nos apuntaban. — Ustedes son nuestros prisioneros — dijo uno de ellos. — Esta broma no es graciosa — le dije a Mateo — Dile a tus hombres que se calmen. — No son mis hombres — dijo Mateo — Ni siquiera los conozco. — ¿Vendrán a nosotros pacíficamente, o tendremos que llevarlos a la fuerza? — dijo el segundo hombre. — ¡Escucha payaso! — dijo Mateo — ¡Tengo más hombres que tú, ¿así que por qué no se dan la vuelta y vuelven por donde vinieron?! Entonces, cinco vehículos militares aparecieron detrás de ellos. Eran vehículos todo terreno. De estos vehículos salieron 6 militares cada uno, sumando un total de 30, y contando a los otros 2 serían 32. — ¿Quién tiene más hombres ahora? — preguntó el primero. — Nos superan en número, y tienen vehículos como cobertura — dije — Somos menos que ellos y estamos a campo abierto. No tenemos oportunidad. — Parece que uno de ellos usa la cabeza — dijo el segundo hombre. — Vengan hacia aquí — dijo el primero. Fuimos hacia donde se encontraban estos hombres. Cuando los vimos de cerca, distinguimos que usaban uniforme de la marina. — ¿Qué quieren? — preguntó Manuel. — Los queremos a ustedes — dijo el primer hombre — Me llamo Billy, y este es mi compañero Adam. — Queremos que lleguen a salvo a nuestra base — dijo Adam — Antony, nuestro líder los quiere vivitos y coleando a todos. — ¡¿Qué clase de mierda es esta?! — preguntó Mateo. — Tengo miedo — dijo Robbie. — ¡Déjennos ir o lo lamentarán! — dijo Norman. Billy se acercó a Norman y con su arma, le dio un golpe en el estómago. Luego le puso el arma en la cabeza. — Creo que yo no soy el que va a lamentarlo — dijo Billy. — Calmado Billy — dijo Adam — Antony los quiere vivos, ¿recuerdas? — Así es — dijo Billy — ¡Súbanlos al camión! ¡Nos regresamos a la base! Cada uno de los hombres nos tomaron uno por uno y nos llevaron colina abajo. Ahí había un camión de transporte. Todos fuimos subidos ahí. — ¿Qué demonios pasa? — pregunté. — No lo se — dijo Mateo — Pero puedo asegurarte de que no será agradable. Una vez que todos entramos en la parte del transporte, el camión arrancó. Verónica, Manuel, Lara, Robbie, Jason, Susan, Norman, Esperanza, Raúl, Mateo, Hank y yo estábamos atrapados. Eso sería un desastre. Ya que las comunidades al no vernos regresar, pensarán que fuimos asesinados y entrarán en conflicto.
Ha pasado tiempo desde que subí el último capítulo, eso es porque he estado ocupado con la escuela, las pruebas y los estudios. Aquí están los capítulos 95 y 96 de la historia. Capítulo 95: Los marines Billy y Adam nos subieron a todos al camión militar para llevarnos a su comunidad. Todos estábamos atrapados. — ¿A dónde nos llevan? — preguntó Robbie asustado — Quiero a mi mamá. — Vamos a llegar a donde nos llevan y vamos a matar a estos idiotas uno por uno — dijo Jason. — Si piensas en actuar sin pensar, estarás muerto antes de que lleguemos — dijo Hank. Todos estábamos pensando un plan para escapar una vez que lleguemos. — ¿Qué podríamos hacer para escapar? — dije. — No nos quitaron las armas — dijo Raúl — Podemos luchar, pero tendremos que tener cuidado con lo que hagamos. — Escuchen — dijo Mateo — Ustedes me odian y yo también los odio, pero si queremos escapar de estos hijos de puta vamos a tener que luchar juntos. — Odio decirlo, pero Mateo tiene razón — dijo Manuel — No podremos escapar de esta gente si luchamos separados. — Planearemos un escape una vez que estemos allí — dijo Norman — No es necesario matarlos a todos, con solo matar a algunos y escapar es suficiente. — Si quieres que tu hermanita muera bien por ti amigo — dijo Mateo — Pero yo no me voy de ese lugar si no los mato a todos primero. — Creo que es innecesario matar a todos — dijo Norman. — Lo siento Norman — dije —Pero si queremos estar seguros, lo mejor será que los matemos a todos. No podemos dejar a nadie con vida. — Creo que es entendible — dijo Norman. El camión siguió avanzando por un rato, hasta que llegamos a un lugar donde se detuvo. Nos abrieron la puerta y nos bajamos del camión. El lugar era una base naval, había misiles, torpedos, barcos de guerra pequeños y armas militares. — Nuestro líder vendrá en un minuto — dijo Billy — Quiero que se queden aquí sin hacer nada estúpido. Billy se fue, mientras que Adam se quedó con nosotros y todos los demás hombres. Cinco minutos mas tarde, apareció Billy con un tipo con uniforme de teniente, seguro era el líder. — Me llamo Anthony, y este es mi grupo. Los marines — dijo el teniente — Sean bienvenidos a mi base naval. Soy el teniente de la fuerza naval. — ¿Qué quieren de nosotros? — preguntó Verónica. — Queremos que colaboren con nuestro escape del país — dijo Anthony. — Hemos escuchado que en Asia, en los primeros días, se han armado todas las personas y se lograron formar batallones para proteger a los ciudadanos y a los científicos para crear una cura para esto — dijo Billy — Es allí a donde nos dirigimos. En este país no queda nada, y tampoco queda nada en el resto del continente. — ¿Y cual es el plan? — preguntó Manuel. — Nuestros barcos son demasiado pequeños, tenemos combustible, pero el viaje es largo y las provisiones que llevamos hundirían nuestros barcos — dijo Anthony — Así que en las primeras semanas, un crucero con turistas pasaba por aquí, lo secuestramos, y logramos matar a toda la gente de ahí para poder escapar hacia el continente asiático. Por desgracia, estos idiotas destruyeron una parte del barco y tardamos tiempo en arreglarlo. — Nos costó mucho, pero por fin tenemos lo que queremos para llegar a nuestro destino — dijo Adam. — Todo excepto provisiones — dijo Anthony — Ahí es donde entran ustedes. — Vamos a matarlos para convertirlos en comida — dijo Adam. — Nuestra comida no alcanza, e incluso hemos recurrido al canibalismo para sobrevivir, pero desde que encontramos sus comunidades, esperamos un momento de distracción para atacarlos y traerlos aquí — dijo Billy — Ustedes nos ayudarán a llegar a nuestro destino. Estos enfermos nos querían convertir en comida, era una locura. No son zombis, pero son mucho peores. — ¡Agrúpenlos! — dijo Anthony — ¡No los maten! ¡Si mueren, se convertirán en esas cosas y ya no los podremos comer! — ¡No pueden matarnos! — dijo Mateo comenzando a disparar sus armas — ¡Nosotros sí, mátenlos! Nos alejamos un poco de ellos abriendo fuego y comenzamos a disparar para cubrirnos. — ¡No pueden matarlos, pero disparen a las piernas! — gritó Anthony. Todos disparábamos simultáneamente para retroceder. Sin darnos cuenta, salimos de la base naval. Ahora teníamos cobertura. Capítulo 96: El combate Salimos de la base naval. Los marines estaban dentro y nos disparaban. No iban a tratar de matarnos, lo que nos daba ventaja, pero podrían herirnos de todos modos. Me di vuelta para ver como una gran horda de zombis se acercaba a nosotros. — ¡No tenemos mucho tiempo! — grité — ¡Mátenlos rápido! Todos tomamos nuestras armas y comenzamos a disparar. Logramos eliminar a 5 de ellos de forma rápida. — ¡Cambio de planes! — dijo Anthony — ¡Los quiero muertos a todos ellos! — A la orden señor — decían los soldados. Los marines empezaron a dispararnos. Nos cubríamos lo mas que pudimos. A este paso, no duraríamos mucho. — ¡Yo y Hank entraremos por los laterales y los tomaremos por sorpresa! — dijo Mateo — ¡Ustedes disparen lo mas que puedan! Mateo y Hank se retiraron del lugar y comenzaron a desplazarse por los costados. Yo, junto a Manuel, Jason y Verónica, matamos a muchos de ellos desde el frente. Ellos contraatacaban, pero logramos cubrirnos a tiempo. Entonces, uno de los marines, salió de la base por nuestra izquierda y le disparó en el hombro a Raúl. Esperanza mató al atacante. Nos dimos cuenta de que eran demasiados. — Tenemos que entrar Manuel, Jason y yo — dije — Los demás tomarán el camión y lo pondrán en marcha. — Entendido — dijo Norman. Fuimos por los laterales y vimos a Mateo y a Hank dispuestos a entrar por los costados a la cuenta de tres. Decidimos entrar todos juntos. Entramos los 5 y comenzamos a disparar. Logré eliminar a muchos, igual que Manuel, Jason, Mateo y Hank. — ¡Voy a avanzar un poco más! — dijo Mateo — ¡Cúbranme! — Yo te cubro — dije — ¡Ve! Me moví hasta uno de los vehículos militares. Una vez que me cubrí, maté a 3 de los marines. Mateo avanzó hasta otro de los vehículos. Quedaban pocos marines. Pronto acabaríamos. El resto de nuestro grupo entró por el frente y mataron a varios de los soldados. Mateo mataba a una gran cantidad de ellos, pero no se acordó que estaba detrás de él. Vi mi oportunidad para matarlo. Le apunté con mi escopeta, le apunté a la cabeza e iba a dispararle, hasta que escuché un grito. — ¡Agáchate! — gritó Manuel. Le hice caso y me agaché, entonces un disparo pasó justo por encima de mí. Me levanté y me acerqué a Mateo, luego se nos acercaron Hank, Manuel y Jason, y conseguimos matar a todos los que quedaban en el campo. Una vez que los matamos a todos, el grupo entero se reunió nuevamente. — ¿Ya está? — preguntó Lara. — Eso parece — dijo Mateo — Los matamos a todos. Hora de irnos. — Me parece bien, iré a traer el camión — dijo Hank que aparentemente, sabía manejar camiones de ese tipo. Mientras Hank se dirigía hacia el camión, recibió un tiro en la cabeza. Luego varios disparos comenzaron a venir sobre nosotros. Provenían desde afuera. — Adam, Billy y Anthony siguen afuera — dijo Mateo. — ¿Cómo llegaremos hasta ellos? — pregunté. — Tú vienes conmigo — dijo Mateo — El resto dispare, cúbranse y póngase a salvo. Mateo y yo salimos de la base naval para buscar a Billy, Adam y Anthony. Al salir, 5 zombis se nos echaron encima. Tomé mi hacha y acabé con tres de ellos, mientras mateo los mataba a culatazos para ahorrar balas. Dimos la vuelta y vimos a Adam, Anthony, y Billy disparando hacia el interior de la base naval. Maté a Billy de un disparo en la cabeza. Adam y Anthony se dieron vuelta, Mateo le disparó a Anthony en el cuello, y luego de eso, le disparé a Adam en el pecho. Me acerqué a él y luego lo rematé con el cuchillo. Vi como Anthony aún tenía el disparo en el cuello, así que lo maté antes de que se reanimara. Los zombis habían entrado en la base naval. Vimos como el grupo sacó el camión del lugar, y daban la vuelta para llegar a nosotros. Mateo y yo acabamos con los zombis que se acercaban, y una vez que el camión llegó, ambos nos subimos y el camión arrancó hacia la comunidad. Habíamos perdido a Hank, pero al menos logramos acabar con los marines. Se hizo de noche sin darnos cuenta. Llegaríamos a las comunidades por la mañana, debido a que nadie conocía el camino desde la base naval.
Las dos cumunidades entran en conflicto luego de que los Marines secuestraran a algunos de sus hombres. El grupo deberá buscar la forma de evitar una catástrofe. Capítulo 97: El conflicto Pasamos la noche en una carretera. Todos encerrados en el camión, junto con Mateo, nuestro peor enemigo. No podíamos matarlo, o de lo contrario, Dante atacaría. Lo malo es que la comunidad de Dante perdió un hombre, y tendríamos que explicarles lo que le pasó a Hank. Luego de pasar una noche en la carretera, tomamos el camión y volvimos a nuestra comunidad. Allí estaban Dante junto a Everhart y una chica. Los tres tenían armas militares. Blas, Miranda y Ezequiel estaban en la puerta, defendiendo la comunidad de un posible ataque. Nos acercamos a ellos antes de que algo malo pase. — ¡No disparen! — grité — ¡Todos estamos aquí! — ¡Mamá! — dijo Robbie acercándose a Miranda para abrazarla. Robbie y Miranda se abrazaron y entraron adentro. Dante estaba junto a Everhart y una mujer militar esperando respuestas. — ¿Dónde está Hank? — dijo Dante — ¿Dónde mierda estuvieron todos ustedes? ¿Creen que estoy jodiendo? ¿Dónde fueron? — Un grupo de gente nos secuestró — dijo Manuel — Hank fue asesinado y Raúl está herido. Hay que llevarlo al hospital. — Yo lo llevaré — dijo Ezequiel — Después de todo, tengo que ir a revisar a María. Ezequiel se llevó a Raúl herido adentro de la comunidad. — ¿De verdad esperan que me crea esta historia tonta? — dijo Dante — ¡Taylor! — Sí, ¿señor? — dijo la chica que estaba con Dante. — Mata a este idiota — dijo apuntándome a mí. — No lo harás — dijo Mateo — Esta historia es verdad. Un grupo llamado los marines nos secuestraron. Iban a matarnos, a convertirnos en comida, y a usarnos para alimentarse mientras se dirigían a Asia. — Bueno, parece que Mateo te salvó — dijo Dante. — No necesito que nadie me salve — dije — Será mejor que te retires. — No olvides las normas, Dante — dijo Blas — Nos disparaste, y trataste de matar a dos de mis hombres. — ¿En algún momento te vas a callar? — preguntó Dante. — ¡Ya basta! — dijo Blas — ¡Así no te eduqué! — Si quieres negociar, estás muy lejos de eso — dijo Dante — Será mejor que tengas cuidado en lo que haces. Nos vamos, tenemos que informar a todos sobre la muerte de nuestro hermano Hank. Dante se marchó con Mateo, Everhart y Taylor. Mateo se dio vuelta antes de irse para decirme algo. — Será mejor que tengan cuidado — dijo Mateo — No sabemos si los marines tienen otro grupo. — Sí, lo tendremos — dijo Manuel. — Algo en ese tipo no encaja — dijo Jason. — Al principio trató de matarnos en Mankind, pero ahora parece que se convirtió en nuestro amigo — dijo Norman. — No lo es — dije — Estuvo con Daniel. Él fue la peor escoria que pisó la tierra, y Mateo es un despiadado igual que él. — Deberías contarnos más acerca de Daniel — dijo Esperanza. — Es verdad — dijo Susan — No sabemos nada sobre ustedes antes de que esto empiece. — Créeme que no tienen por que conocer a Daniel — dijo Verónica. — Afortunadamente, tuve la suerte de no conocerlo — dijo Lara. — Muy bien — dijo Blas — Hora de ir adentro. Ha habido un poco de tensión aquí. Mis hombres estarán alterados por el ataque. — Vamos adentro a descansar — dijo Manuel — Este será un día algo difícil. Entré a la comunidad y allí estaba Miranda con Robbie. Miranda se me acercó para hablarme. — ¿Nadie lo lastimó, verdad? — dijo Miranda. — No — dije — Raúl y Esperanza ayudaron a calmarlo, pero entre todos lo protegimos. — Gracias — dijo Miranda dándome un abrazo — Como desearía haberte dicho esto hace 6 años. — Hace 6 años éramos estudiantes — dije. — Exacto — dijo Miranda — Me gustabas. Pero tú y Gerardo siempre hablaban de sus cosas, y nunca te lo dije. Entonces empecé a mirar a Michael. Si te lo hubiera dicho, Robbie sería hijo tuyo. — De verdad no puedo creer que tienes la fortaleza para hablar de esto — dije — Yo no podría. — Tengo 22 años y ya soy viuda — dijo Miranda — Puedo soportar cualquier cosa. Me puso mal hablar sobre Michael, sabiendo que él no está con nosotros. Desearía que estuviera vivo. El sabría exactamente que hacer ahora. Capítulo 98: La tormenta Entré al hospital para ver como estaba María con el embarazo. Ezequiel estaba afuera de la habitación, quería hablar conmigo. — Quiero hablar contigo — dijo Ezequiel. — Claro Eze — dije — Después de todo lo que pasó, eres como mi hermano. Dime que pasa. — El doctor habló conmigo — dijo Ezequiel — Dijo que María se puso nerviosa luego del último ataque. De ser así, está en una situación delicada. Podría perder al bebé. — Lamento escuchar eso — dije. — ¡No tienes que lamentar una mierda! — dijo Ezequiel poniendo un cuchillo en mi cuello — Tú eres el líder de nosotros, todo lo que nos pase es responsabilidad tuya. Todo lo que pasó fue culpa tuya desde que le disparaste a Daniel. — Será mejor que me quites las manos de encima — dije — O te mataré antes de que nazca tu hijo. — Sabes que Miranda sigue siendo la mejor pistolera del grupo — dije — Ella puede asesinarte desde 1 kilómetro de distancia antes de que parpadees. — Será mejor que te calmes — dije — Te estás dejando llevar por la situación. Estás por ser un padre, ¿y así es como te portas? No te mato ahora mismo porque eres mi amigo, pero no dudes de que Mateo te mataría si intentaras algo así. Ezequiel me soltó. Me pidió disculpas por lo sucedido. De alguna forma, lo notaba triste. — Lamento eso — dijo Ezequiel — Creo que es demasiada tensión. Entre saber que Aaron y Erik pudieron haber matado a mi hijo en Mankind, a pensar en que puedo perderlo por la situación…creo que me estoy volviendo loco. — Te entiendo Eze — dije — Yo también estoy algo loco por esta situación. Dante y Blas no hacen la paz por su orgullo. Pero tengo algo planeado para resolver esto. — Espero que lo hagas — dijo Ezequiel — No podría soportar perder a mi hijo. — Lo arreglaré — dije — Pero necesitaré unas semanas para eso. — Lo que te dije acerca de que todo era tu culpa… no fue verdad — dijo Ezequiel — Tú me mantuviste a salvo durante 5 años. No puedo reprocharte nada. — Descuida — dije — Eres mi amigo, y los amigos se perdonan. Luego de eso fui a visitar a Raúl al hospital. Estaba junto con Esperanza, el doctor le estaba revisando el hombro. — Se pondrá bien en un plazo de 6 días — dijo el doctor — Hasta entonces, trata de no esforzarte. — Lo haré — dijo Raúl. — Gracias doctor — dijo Esperanza. — ¿Todo bien Doc? — pregunté. — Me llamo Leonard — dijo el doctor — Y sí, todo está bien. Leonard se retiró de la sala algo perturbado. No me agrada mucho ver a alguien así, podría estar ocultando algo. Dejé a Raúl descansar y me fui. Observé que el cielo estaba negro. Al salir me encontré a Manuel, Lara, Verónica, Jason, Susan, Norman, Blas y otros cuatro militares charlando. — ¿Qué pasa? — pregunté. — Zombies — dijo Manuel — Eso es lo que pasa. — Uno de mis soldados detectó a la distancia que una horda se acerca — dijo Blas — Van a atravesar el muro si no los paramos. — Tenemos que organizarnos para defendernos — dijo Verónica. — Tomaremos las armas y nos alineamos — dijo Blas — Quiero que los civiles se metan en sus casas y traben todas las puertas y tapien las ventanas. Dos de los militares fueron a buscar las armas, mientras que los otros dos, fueron a dar la advertencia. Una vez que teníamos las armas, todos salimos afuera para formar una línea horizontal entre nuestra comunidad y la horda que se acercaba. Podía verlos a la distancia. Era inmensa. — Este es el plan — dijo Blas — Disparamos al mas cercano, y trataremos de luchar contra todos ellos. En ese momento, comenzó a llover. Íbamos a resfriarnos si nos quedábamos bajo la lluvia, pero los zombis iban a entrar a SHIELD si no hacíamos algo. Apenas los vimos, comenzamos a dispararles. Matábamos uno cada uno, de forma organizada, para poder ahorrar balas. Era difícil, ya que cada vez se acercaban más. Era una horda inmensa, y se acercaba cada vez más. En un momento, nos quedamos sin balas en nuestras armas. Teníamos que luchar cuerpo a cuerpo contra ellos. Todos los hombres tomamos nuestras hachas y cuchillos, mientras las mujeres fueron adentro a buscar mas armas de fuego. Comenzó el combate. Me acerqué y eliminé a uno de ellos con mi hacha, y luego al de la izquierda con el cuchillo. La tormenta caía cada vez más fuerte. Nuestra visión se reducía por el agua, así que teníamos que luchar rápido. Asesiné a 5 cuerpo a cuerpo. Vi como Manuel y Jason luchaban juntos y como Blas luchaba con sus 4 militares. No pude ver a Norman, aunque lo buscaba, no podía localizarlo. Luego de romper varios cráneos, solo quedaba un zombi en pie. Me acerqué y le destrocé la cabeza con el hacha. No había señales de Norman, hasta que escuché un grito. — ¡AGH! — gritó alguien a poca distancia mía. Seguí la dirección del grito, y pude ver como un zombi le mordía el brazo a Norman. Norman se lo quitó de encima y luego lo mató con el cuchillo. Me acerqué a él para comprobar si había sido mordido de verdad, y para sorpresa mía, lo fue. — Oh por Dios — dije mirando el brazo de Norman con horror — ¡Te han mordido! Norman me miró asustado. Lo habían mordido en el antebrazo, estaba asustado y no sabía que debía hacer.
Capítulos 99 y 100 de la historia. El grupo se enfrentará a una decisión difícil, que los llevará a revolver en su pasado para encontrar respuestas, y mucho más que eso. Capítulo 99: ¿Funcionará? Norman estaba asustado. Su mordida lo mataría rápido. Todos llegaron y lo vieron con miedo. — ¿Qué es lo que vas a hacer? — pregunté. — No quiero morir — dijo Norman. — ¿Hay algo que podamos hacer? — preguntó Manuel. — Podríamos intentar algo — dije — Lo intentamos una vez, pero no teníamos un hospital cerca. — ¿Qué sugieres? — preguntó Susan. — Le cortaremos el brazo — dije — Trata de hacer presión por la parte de arriba de la mordida. Le cortaré el brazo y lo llevaremos al hospital. — Ustedes 3 vallan al hospital e informen a Leonard acerca de esto — dijo Blas — Tiene que estar preparado. Los tres hombres se fueron corriendo adentro. Tomé mi hacha, y luego de que Verónica y Lara usaron parte de las mangas de la remera de Norman para hacer presión, corté su brazo. Se necesitaron dos hachazos para eso. — ¡Llévalo adentro! — le grité a Jason y al otro hombre de Blas. Ellos tomaron a Norman en sus brazos y lo llevaron directo al hospital. — No funcionará — dijo Verónica — No funcionó en Mauro, tampoco funcionará en él. — Cuando le cortamos el brazo a Mauro no tuvimos tiempo de llevarlo al hospital, y tampoco tuvimos remedios — dije. — Aún así, no creo que funcione — dijo Verónica. Todos corrimos adentro. Fuimos a la sala de emergencias. Ezequiel me preguntó lo que pasó. Le dije que se tranquilizara y que todo estaría bien y le expliqué lo que pasó. Luego fui a hablar con Esperanza y con Raúl. — ¿Va a morir verdad? — preguntó Esperanza. — No hay forma de saber si eso pasará — dije. — ¿Cuánto tiempo pasó desde que lo mordieron? — preguntó Raúl. — Fue inmediatamente — dije — Trataremos de mantenerlo estable. Deberías venir a verlo. Esperanza fue conmigo a la sala. Ahí estaban Leonard, Blas y otro hombre. Norman se había desmayado, y lo habían atado a la cama en caso de que se transforme por la noche. — ¿Cómo está doctor? — preguntó Esperanza. — Hice todo lo que pude por él — dijo Leonard — Le di unos medicamentos para coagular la sangre y detener la hemorragia. También le desinfecté la herida, y le di unas pastillas para la fiebre por si acaso. Pero se desmayó. No habrá forma de saber que pasó hasta la mañana. — El doctor debe ir a descansar — dijo Blas — Hizo todo lo que estuvo a su alcance, y mañana deberá seguir atendiendo más gente. — Tú te puedes quedar si quieres — dijo Leonard a Esperanza — El resto tiene que irse. — Entiendo doctor — dije saliendo de la habitación. Una vez que salimos de la sala de urgencias fui a dormir. Había sido un día largo. Verónica me esperaba. — ¿Crees que funcionará? — preguntó Verónica. — Con Mauro no teníamos medicamentos, ni doctor, ni hospital — dije — Puede que funcione, pero es necesario tratar la herida. — Espero que tengas razón — dijo Verónica — Esperanza perdió a sus otros dos hermanos en Mankind, perder a su último hermano solo la destrozaría. — Espero que Norman esté bien — dije. — Esperemos que así sea — dijo Verónica. Entonces nos acostamos y nos dormimos. Fue una larga noche y me costó dormir. Capítulo 100: Las respuestas Al despertar me dirigí hacia la sala donde estaba Norman. Allí estaban Blas, Esperanza y Leonard. Norman estaba despierto. — ¿Te sientes bien? — dijo Leonard. — Algo cansado — dijo Norman — Y todavía puedo sentir mi brazo, arde demasiado. — ¿Estará bien? — pregunté. — Pasó toda una noche y no se transformó — dijo Leonard — No creo que se transforme ahora. — Eso espero — dijo Esperanza. Me retiré y cuando salí del hospital estaban reunidos Jason, Susan, Lara, Manuel, Verónica y Ezequiel. — ¿Cómo está? — preguntó Lara. — Despertó — dije — Creo que ya está curado. — ¿Estás seguro? — preguntó Susan — ¿Crees que Arturo pudo haberse salvado de esa forma? — Lo dudo — dije — Fue mordido demasiadas veces, no puede vivir sin extremidades. Además no había doctor ni hospital. — Me preguntó porque no se transformó si Mauro sí lo hizo — dijo Verónica. — Tal vez en algún lugar tengan algo que nos diga que pasa — dijo Ezequiel. Eso me dejó pensando un momento. Luego de eso, Blas salió del hospital. — Al parecer la amputación sí funcionó — dijo Blas — Nunca hemos intentado eso. Me pregunto si podríamos haberlo hecho muchas veces si hubiera funcionado. — Como decía, debería haber un lugar donde se conozca esto — dijo Ezequiel. — Lo hay — dije después de pensar demasiado — Conozco un lugar donde podríamos encontrar las respuestas a esto. — ¿Cual es? — preguntó Jason. — Es Mankind — dije — Allí había científicos, seguramente allí deben haber respuestas. Allí encontraremos las respuestas a todas nuestras dudas. Si vamos allí, sabremos si funcionó o no. — ¿De verdad vas a volver allí? — preguntó Verónica. — Sí, pero no solo — dije — Blas, deberías venir conmigo. Tú eres el líder, si voy y te lo explico tu tendrás que explicarlo de nuevo, será mejor que vengas conmigo. — De acuerdo — dijo Blas — ¿Cuándo nos vamos? — Ahora mismo — dije — Tomaremos el camión y nos vamos. Cargamos el camión con un poco de comida. Luego pusimos las armas y unos tanques para cargar gasolina, allí seguro habría suministros de ese tipo. Antes no teníamos camión y es por eso que no los cargamos. Esa misma tarde, Blas y yo nos subimos al camión y emprendimos el viaje. Por la noche, paramos a dormir en una carretera vacía. Al despertar, volvimos lo más rápido que pudimos a ese lugar. Entramos. Estaba lleno de zombis. Los que murieron sin ser heridos en el cerebro, caminaban, mientras los cadáveres servían de alimento. — Vamos a tener que entrar en silencio — dije. — No será problema — dijo Blas sacando un silenciador — Mira esto. Blas tomó una pistola y con su silenciador, logró matar a varios zombis sin que se percataran de donde estábamos. — ¿Ahora qué? — preguntó. — Entramos — dije — Tu vas a buscar gasolina, y yo voy al laboratorio, estuve aquí antes y se donde está. — Me parece bien. Entramos y nos dividimos. Fui directo al laboratorio. No había ninguna computadora funcionando, espero que hallan dejado una libreta. Y como pensaba, así fue. — Veamos que hay aquí — dije mientras la abría. Entonces leí la libreta. Decía lo siguiente: “Todo individuo mordido morirá y regresará como zombie, al menos que se ampute inmediatamente la mordida. Si la mordida es en cuello, cabeza o tronco, no hay forma de salvarse. Ningún organismo vivo tiene anticuerpos que rechacen el virus. Solo hay vacuna por el momento, pero esta solo impide que no te transformes. Si eres vacunado y te muerden, morirás de todas formas, pero no te reanimarás. Estamos buscando una cura por el momento. Informe del día martes a las 3 de la tarde” Al parecer había vacuna. Busqué en el laboratorio y encontré una caja llena de vacunas, y la fórmula para fabricar más. Registré los muebles y encontré los elementos necesarios para la fabricación. Esto sería un punto a favor, no había cura, pero hay vacuna. Blas volvió con 3 tanques de combustibles llenos. — No hay mas combustible — dijo Blas — Creo que con esto alcanza. — Genial, mira esta libreta — dije dándole la libreta. — Increíble — dijo Blas — ¿Tienes la vacuna? — Sí, la tengo — dije mostrándole la caja. — Excelente — dijo Blas — Ahora nuestro refugio será más seguro. Vámonos, no quiero estar aquí ni un momento más. — Lo siento mucho, pero… — dije con tristeza mientras le apuntaba con mi escopeta — Tú no vienes conmigo — y luego apreté el gatillo. Blas cayó muerto de un disparo en la cabeza. Ahora él ya no estaba, lo que significaba que ahora Dante estaría dispuesto a negociar la paz entre las comunidades. No podía dejar el cuerpo aquí para que alguien lo encontrara. Saqué el cuerpo y lo tiré a los zombis, para que tuvieran una distracción que me dejara sacar el combustible y las vacunas. Cargué todo en el camión y me disponía a irme, cuando de repente vi algo arrastrándose. Era un zombi, tenía las piernas rotas y montones de mordidas. Cuando se acercó pude identificarlo. Era Gerardo. De alguna forma salió de esa fábrica donde encontró su final, y llegó arrastrándose hasta aquí. Se acercó hacia mí y le pise la cabeza para detenerlo. Lo miré con tristeza. Él ya no era mi amigo, solo era una más de las cosas. — No puedo creer lo lejos que llegaste arrastrándote hasta aquí — dije mirándolo tristemente — No puedo matarte. Pensé que podría, pero no. Lamento que hallas tenido que acabar así. Nos veremos pronto…viejo amigo. Luego de eso, solté a Gerardo, me subí al camión y emprendí mi viaje de regreso.
Capítulos 101 y 102. Cada vez nos acercamos mas al final, y las dos comunidades en guerra consideran que es momento de la paz. ¿Qué pasará? Capítulo 101: El nuevo horizonte Con la libreta de esos científicos, la vacuna que fabricaron y algo de combustible para el camión. Tenía que inventarme una historia acerca de la muerte de Blas, para que no se den cuenta de que lo maté. Llegué a la comunidad por la mañana siguiente. Me tomó un día entero llegar, el camino hacia Mankind era mas largo de lo que pensaba. Al llegar, 2 de los soldados de Blas me abrieron la puerta, antes de bajar del camión puse una cara triste para que no se notara que lo había matado. — ¿Dónde está Blas? — preguntó uno de los soldados preocupado al no verlo conmigo. — Él… — dije poniendo la cara mas triste que podía — No lo logró. Tuvimos problemas cuando salíamos. Era una horda de muertos vivientes. Él no consiguió llegar al camión. — ¿Está muerto? — preguntó el otro — ¿Blas, el tipo mas fuerte que conozco? — He conocido gente más fuerte que él que tampoco logró sobrevivir — dije — Tarde o temprano, la muerte nos alcanzará a todos. — Esto es terrible — dijo el primer soldado — ¿Qué pasará con nuestra comunidad? — Si Blas estuviera vivo, seguro hubiera querido que la comunidad siga en pie — dije — Encontré algo de información útil en Mankind. Quiero hablar con todos aquí después del mediodía. Ahora debo irme al hospital. Me alejé de los soldados. Luego de eso me fui al hospital. Miranda y Robbie me esperaban junto con Verónica. — ¿Estás bien? — preguntó Robbie. — Estoy bien pequeño — dije — Solamente pasó algo que no pude controlar. — ¿Qué harás? — preguntó Verónica. — Tengo que hablar con Norman — dije mientras abría la puerta del hospital. Entré al hospital y fui a la habitación de Norman. Él estaba junto a Esperanza, Raúl y Leonard. — ¿Tardaste un par de días en regresar, no? — dijo Norman en tono de burla. — Sí, pero ha valido la pena — dije — Encontré algo útil. — ¿Qué es? — preguntó Raúl. — Una libreta con datos acerca de la mordida y me enteré de que si amputas la parte mordida lo más rápido que puedas, no te transformarás — dije. — Eso es un alivio — dijo Norman abrazando a su hermana. — Será mejor que tengas cuidado de ahora en adelante — dije — Puedes salvarte por la amputación, pero ya perdiste un brazo. Si pierdes el otro serás inútil, y recuerda que si te muerden en el cuello o en el abdomen será tu final. — ¿Encontraste algo más? — preguntó Raúl. — Sí, encontré algo más — dije — Pero se lo diré a todas las personas de la comunidad al mismo tiempo, junto con un nuevo aviso. Descansen por el momento. Luego de esto, me fui a comer junto a Verónica, Ezequiel y María. Fuimos a visitarla en su sala de emergencia. Nos dijo que el embarazo se normalizó un poco, pero que debe evitar situaciones estresantes lo más posible. Finalmente, pasó el mediodía. Le pedí a los soldados que reunieran a toda la gente de la comunidad, excepto a los pacientes en estado grave y al doctor Leonard. Una vez reunida, decidí ponerme en el medio para dirigirme a ellos. — Les quería hablar sobre lo que pasó ayer — dije — Muchos no se enteraron, pero Blas y yo fuimos a una comunidad científica para encontrar algunas respuestas acerca de esta infección. La gente se calló un momento, porque esto le importaba. — Descubrimos que una amputación puede salvarte, pero solo si la mordida es en el brazo o la pierna — dije — Además de que la amputación debe ser inmediata. Eso quiere decir que puedes salvarte de la mordida, pero no que deban relajarse en el momento de enfrentar a los zombis. También encontré algo interesante en esa comunidad. Una vacuna. Según el prospecto médico, la vacuna consiste en un pequeño virus que detecta la muerte del cuerpo y que se encarga de fundir el cerebro por dentro, de esa forma, no te transformas. La vacuna no evitará que mueras, solo evitará que te conviertas en una de esas cosas. No es algo muy útil, pero nos puede ayudar a detener la población de los zombis. La gente no estaba precisamente feliz porque la vacuna no evitara la muerte, pero estaban aliviados ahora que sabían que habría una forma de evitar que los zombies siguieran propagándose. Luego de eso, decidí terminar el discurso. — Como notarán, Blas no está aquí conmigo — dije a la multitud — Eso es porque él no lo consiguió. Él murió mientras intentábamos llegar al camión. Por eso, a partir de ahora, se necesitará un nuevo líder en la comunidad. Prácticamente, sería muy autoritario si yo mismo me nombrara líder, pero lo que Blas quería era alcanzar la paz con la comunidad de Dante. Dante es un líder diabólico, y yo se perfectamente como lidiar con ellos. Voy a tomar el mando de la comunidad. Todos me van a obedecer, pero no crean que será permanente. Solo tomaré el liderazgo hasta que consiga arreglar nuestro problema con Dante, pero luego usaré el método que usaba una comunidad llamada EL ARCA: crearé un consejo de 10 personas para dirigir este lugar. Pero hasta que no resolvamos la situación con Dante, yo seré el líder, y no aceptaré quejas de ninguno. Si quieren, pueden irse ahora. Ese es mi aviso. Hoy llevaré las vacunas al hospital para que Leonard los vacune a todos ustedes, y mañana, yo junto a un grupo de gente iremos a la comunidad de Dante a terminar esta rivalidad absurda. Eso es lo que Blas hubiera querido. La gente se retiró contenta. Creo que mi discurso logró convencerlos a todos. Era hora de dirigirme al hospital. Debía ayudar a Leonard a controlar la vacunación, seguramente, todos querían vacunarse contra esto. Capítulo 102: Hora de hablar A la mañana siguiente me reuní con todos los militares, y con la gente de mi grupo, excepto por María y Ezequiel que estaban en el hospital. — Nos dirigiremos a la comunidad de Dante hoy mismo para negociar y acabar con esto — dije — No podemos seguir peleando entre nosotros. Hay gente inocente en el medio. — Estoy de acuerdo — dijo Manuel — Ya tuvimos muchas guerras, no quiero tener otra. En una de las últimas, mi amigo Juan murió. — Entonces, ¿ese es el plan? — preguntó Jason — ¿Vamos a viajar de nuevo para que la negociación no se cumpla? ¿No recuerdas lo que pasó la otra vez? — Esta vez será diferente — dije — Cuando Dante se de cuenta de que su padre murió asesinado por zombis, se dará cuenta de que somos más fuertes juntos. — ¿Cuándo viajaremos? — preguntó Miranda — Esta vez, iré yo junto a mi hijo. — Viajaremos esta tarde — dije — Y no quiero que vengan todos, necesito que se quede gente a cuidar la comunidad en caso de que una horda ataque mientras no estamos. Pero tampoco puedo ir solo con 3 personas. — ¿Quién viene? — preguntó Norman. — Tú no — dije — Raúl está herido y tu tienes un brazo menos. Ustedes se quedarán a recuperarse y ponerse en forma. Que estén heridos no quiere decir que no los necesitemos mas tarde. — Yo y Susan iremos — dijo Jason. — Yo y Lara también vamos — dijo Manuel. — Entonces, seremos nosotros cinco, Verónica y dos militares. — Vamos nosotros — dijeron los 2 militares que se enteraron primero de la muerte de Blas — Blas ha hecho mucho por nosotros, así que también debemos ir. — Ya está todo listo — dije — Seremos un total de 8 personas. Llevaremos armas de combate cercano y de fuego. Prepárense. — Quiero hablar contigo un momento en privado — dijo Emily. — Está bien — dije. Me fui a la habitación de Emily, allí estaba junto con Aldana. — ¿De que querías hablar? — pregunté. — Sobre irme de aquí — dijo Emily — Aldana vino la otra noche a decirme que este lugar le recuerda a la muerte de Lucas. No quiere estar aquí, pero no puede irse sola. Su hermano era mi novio, y como él murió, siento que es mi responsabilidad cuidarla. Te agradecemos todo lo que hiciste por nosotras, pero tenemos que irnos. Tenemos que encontrar una vida lejos de esto. — ¿Estás segura? — pregunté — Dije que si cualquiera quería irse podría, pero tu no tienes porque irte. — Tengo que hacerlo — dijo Emily — Aquí ya no queda nada. Manuel es feliz con Lara, y cuando yo quise ser feliz, mi novio fue asesinado. No quiero que Emily recuerde a Lucas de esa forma. Por eso debemos irnos. — Lo entiendo — dije — ¿Cuándo te vas? — Ahora mismo — dijo Emily — No pienses que es por ti. Aunque Blas estuviera vivo, me hubiera ido de todos modos. No quiero despedirme, soy mala para eso. Encárgate de decirle a todos. — Lo haré — dije — Cuídense. Luego de eso fui al hospital para hablar con Ezequiel y María. — ¿Cómo se encuentran? — pregunté. — Bien — dijo María. — El doctor dice que si María no se estresa de nuevo, el bebé nacería con normalidad — dijo Ezequiel. — Iré a negociar con Dante para asegurarme de que no vuelva a pasar nada de lo que pasó antes — dije. — Sobre eso quería hablar — dijo Ezequiel — Pero hablaremos en el pasillo. Salimos afuera de la sala. Ezequiel se me acercó algo sospechoso. — A mi no venderás esa historia del héroe — dijo Ezequiel — Yo se que mataste a Blas. — ¿Cómo es que siempre te enteras? — pregunté. — He pasado 5 años junto a ti — dijo Ezequiel — Puedo reconocer cuando mientes. Y nuevamente, estás mintiendo. — Entenderás lo que hice cuando Dante haga la paz — dije — Él me dijo que si lo quitaba del camino, negociaríamos la paz entre las comunidades. Por eso dije que la reunión de hoy sería diferente. — Espero que no te equivoques — dijo Ezequiel. — Esta vez me aseguré de que estuviera muerto de verdad — dije. Luego de esa charla incómoda, salimos y emprendimos el camino. Tardamos muy poco tiempo en llegar gracias al camión. No le quedaba mucho combustible, así que solo podríamos realizar dos viajes más, aunque yo creo que con uno más sería suficiente. Entramos a la comunidad y nos dirigimos hacia donde estaba Dante. Allí estaba junto a Taylor, Mateo y Everhart. — Que agradable sorpresa — dijo Dante — ¿A que se debe su visita? — Necesitamos charlar — dije — Tú y yo solos. — Taylor, Mateo, Everhart, ¿me harían el favor de salir afuera un momento? — dijo Dante — Es hora de que tengamos una charla amistosa. — Como diga señor — dijo Everhart. — Quiero que ustedes también salgan — le dije a mi grupo. Todos salieron. Una vez que quedamos solos Dante y yo, empezó la negociación. — Es hora de terminar esto — dije. — Espero que sepas lo que haces — dijo Dante — He estado pensando en que la paz entre las comunidades no será posible. — Quiero que escuches atentamente lo que voy a decir — dije — Vamos a hacer la paz. Esta absurda guerra termina hoy. — ¿Qué te hace estar tan seguro? — preguntó Dante. — Escucha — dije mirándolo fijamente a los ojos — Ya hice lo que me pediste. Blas está siendo devorado por una decena de zombis ahora mismo. Así que tú y tu estúpido orgullo se harán a un lado y haremos la paz. No vale la pena que la gente inocente se mate en una guerra estúpida como esta. Dante me miró contento desde que le dije que maté a su padre. Creo que eso era todo lo que más deseaba en el mundo.
Capítulos 103 y 104 de la historia. Cada vez mas cerca del final, las dos comunidades están listas para una negociación. ¿Qué pasará? Capítulo 103: La negociación Luego de que Dante se enteró de que maté a su padre, vi como su cara se tornó alegre. Seguro esperaba la muerte de Blas desde hace tiempo. — Bien hecho — dijo Dante — Lograste deshacerte de ese estorbo. Ahora si puedo aceptar una negociación. — Y quiero que sea una negociación justa — dije — Las dos comunidades vivirán juntas y en paz sin atacarse unas a otras. — De acuerdo — dijo Dante — Dime lo que quieres. — Escucha con atención — dije — Quiero que todos se muden a mi comunidad, así es, ahora es mía. Quiero que todos tengan un trabajo, excepto las mujeres y los niños quienes se encargarán de la educación. Quiero que nadie ataque a nadie, y que en ese caso sea expulsado. Y por último quiero al idiota de Mateo muerto. Yo maté a Blas, ahora debes hacerme ese favor a mí. — Mateo es un gran hombre — dijo Dante — Él es un gran guerrero. Lo mantendré vigilado. No tienes por que preocuparte. — Con Mateo cerca, tengo miles de cosas por las que preocuparme — dije. — Cuando fueron atacados por los Marines, o como se llamen, ¿Mateo los amenazó? — preguntó Dante. — No. — ¿Trató de matar a alguien que sea de tu grupo? — No. — Como ves, no tienes que preocuparte por nada. Ya cambió. Ahora tiene una segunda oportunidad de vivir y seguramente quiere aprovecharla. — No conoces a Mateo tanto como yo. No sabes las cosas horribles que hizo. — Entonces, Mateo estará bajo mi vigilancia. Yo lo supervisaré en todo momento, y ante la primer señal sospechosa, me encargaré de él. — Me parece bien. — Tengo una duda — agregó Dante — ¿Quién sería el líder? — No habrá líder — dije — Había una comunidad llamada EL ARCA, ellos tenían una forma democrática de gobierno. Ellos tenían un consejo de 10 personas. Así será nuestro dominio. 10 personas. Tú y otros 4 de tu comunidad, junto a mí, y otros cuatro de la mía. — Supongo que usaré a Taylor, a Mateo y a Everhart en el consejo. El otro miembro lo elegiré al azar. — Yo junto con Verónica, Manuel, María y Ezequiel seremos los de mi consejo. — Ya está arreglado. Nos reuniremos mañana, tú, yo, mis hombres y los tuyos para hacerlo oficial. Llevaremos las cosas de nuestra comunidad hacia la tuya y nos adaptaremos a las reglas que decidan en el consejo. — De acuerdo. Pero nos reuniremos en el camino que se encuentra en el medio de las dos comunidades. Allí nos veremos mañana. — Adiós amigo. Espero que todo salga bien. Salí del lugar de reunión y vi a los de mi grupo hablando con Taylor y Everhart. Mateo no estaba con ellos, sino que me esperaba afuera para hablar. — ¿Todo está bien amigo? — preguntó Mateo. — No soy tu amigo — dije — Pero sí, todo está bien. — Me alegro por eso. Me alejé lo mas que pude. Volví con mi grupo. Nos subimos todos al camión y regresamos a nuestra comunidad. El grupo me preguntó sobre los detalles. — Se los explicaré a todos mañana — dije — Ahora vamos a descansar. Tenemos que prepararnos para un ataque. — ¿Por qué dices eso? — preguntó Verónica. — Ya conocen a Mateo — dije — No tienen que saber por que. — ¿Hay un trato o no? — preguntó Susan. — Queremos saber — dijo Manuel. — Nunca se sabe — dije — Por el momento, las cosas marchan bien. Pero cada vez que las cosas marchan bien, es porque algo malo está por ocurrir. Todos guardamos silencio hasta que llegamos a nuestra comunidad. En la valla estaban dos zombis. Norman y Raúl tenían pistolas. Seguramente Raúl se había recuperado del disparo, y Norman tenía que practicar su puntería con un solo brazo. Raúl mató al primer zombi de un tiro en la cabeza. Norman disparó tres veces. El primer disparo falló, el segundo dio en el pecho del zombi y el tercero dio en la cabeza. Al menos tenía un poco de puntería restante. Capítulo 104: Toma de control Al llegar a nuestra comunidad, luego de que todos fueran a dormir, avisé en secreto a 14 civiles hombres. Tenía en mente que Dante iba a hacer trampa en la negociación y necesitaba todos los refuerzos que podía. — Así que ese es el plan — le dije a los 14 civiles reunidos — Si las cosas se ponen peligrosas, daré la señal y ustedes empezarán a disparar a todos los de la otra comunidad. Pero nadie, ni Manuel, ni Jason, ni Verónica pueden saber que están aquí para eso. Todos deben pensar que están para ayudar en caso de que una horda aparezca en el lugar. — Entendemos perfectamente — dijo uno de los civiles — Solo queremos tener paz de una vez por todas. — Trataremos de tenerla sin necesidad de violencia — dije — Pero si las cosas se ponen feas, ya saben que hacer. Terminé de hablar con ellos y me metí al sector de casas donde vivía. Allí Manuel se me apareció para hablarme de algo. — ¿Sabes donde está Emily? — preguntó Manuel — La he buscado para decirle algo y no la encuentro. — Ella se fue — dije — Me pidió que las deje ir a ella y a Aldana. Me dijo que estar aquí les trae malos recuerdos. — ¿Qué? ¿A dónde fueron? — preguntó Manuel. — No lo se — dije — Pero yo dije apenas tomé el mando que cualquiera que quería irse no sería detenido. Si quieres puedes ir a buscarla después de mañana. — Déjalo — dijo Manuel muy triste entrando a su habitación. — ¿Qué es lo que le ibas a decir? — pregunté. — No es nada. No lo entenderías. Manuel entró deprimido a su habitación. Luego de eso, entré a la mía. Allí Verónica me esperaba para hablar. — ¿Crees que todo saldrá bien mañana? — preguntó Verónica. — Nada sale bien para nosotros desde que esto empezó — dije — Así que no, esto va a ser un maldito desastre. — ¿Qué piensas hacer en caso de que algo salga mal? — preguntó Verónica. — Haré lo que sea mejor para esta gente — dije — Y si eso involucra matarme a mi mismo junto con los demás, puedes contar con que lo haré. — Espero que no tengas que llegar a eso — dijo Verónica. — Yo tampoco — dije — Es hora de descansar. Dormimos con un sentimiento de miedo y al mismo tiempo alegría. Al menos, así fue conmigo. Mañana pondríamos las cosas en orden. Mañana, todas las guerras que hemos sufrido y a todos los amigos que hemos perdido habrán valido la pena. Llegó el día y la hora. Me encaminé junto a Verónica, Manuel, Lara, Jason, Susan, los 4 soldados de Blas, y los 14 civiles hasta el camión. Le pedí a Norman, Raúl, Esperanza, Miranda y Ezequiel junto al resto de los civiles que protejan la comunidad en caso de que algo pase mientras no estábamos. Al camión se le estaba terminando el combustible y ya no íbamos a poder conseguir más, así que intentaríamos que ese sea nuestro último viaje. Subimos al camión y fuimos al punto de reunión, entre las montañas. Allí estaban Dante, junto a Mateo, Taylor, Everhart y otras 17 personas. Los superábamos en número, así que estaba tranquilo. Ellos eran un total de 21 y nosotros un total de 24. Mientras los zombis no aparezcan, todo iba a salir bien. Bajamos del camión, al frente fui yo junto a Manuel, Jason y Verónica. Los 14 civiles se colocaron al fondo, en el medio iban Lara, Susan y los 4 hombres de Blas. — Muy bien — dijo Dante — Tú y yo… — dijo dirigiéndose a mí — Caminaremos hacia delante y tiraremos nuestras armas en señal de paz. Luego toda tu gente deberá hacer lo mismo. — De acuerdo — dije — Que sea rápido. No tenemos todo el día. Dante empezó a caminar hacia delante lentamente, yo empecé a hacer lo mismo. Entonces, Mateo gritó. — ¡AHORA! — dijo Mateo gritándole a Taylor y a su gente. Mateo golpeó a Dante con su arma y lo tiró al piso. Everhart trató de ayudar a Dante, pero Taylor lo golpeó y lo tiró también al piso. — ¿Qué mierda…— dijo Dante sorprendido — ¿Qué carajo hacen ustedes? ¡Maten a Mateo! — Me temo que no lo haremos — dijeron sus hombres. — ¿Qué pasa aquí? — preguntó Dante. Yo retrocedí un poco y me puse junto al camión. Di la orden de retroceder a todos los demás y le indiqué a los civiles que se preparen para actuar. — Mateo nos habló a todos nosotros — dijo Taylor — Luego de escucharlo, nos dimos cuenta de que él tiene lo que se necesita para hacer un líder, cosa que tú no tienes. — ¿Everhart, sabías de esto? — preguntó Dante. — No señor no lo sabía — dijo Everhart. — Es hora de terminar esto — dijo Mateo. Mateo levantó a Dante del suelo para ponerlo de rodillas. — Siempre fuiste un estorbo. Desde el primer puto momento — dijo Mateo poniendo su pistola en la cabeza de Dante — Pero eso se termina ahora, mi querido amigo. ¡MUERE! Mateo apretó el gatillo y Dante murió en ese lugar. Luego de eso tomó el mando. — A partir de ahora yo estoy al mando — dijo Mateo — Y tengo otra sorpresa para ustedes. Los 17 civiles que estaban con Mateo se abrieron camino para dejar pasar a una chica. Era Emily. Estaba en el grupo de Mateo. — ¿Emily, que pasó? — preguntó Manuel. — Aldana…ella me pidió que nos fuéramos de la comunidad…— dijo Emily con el llanto cerca — Pero no pude protegerla…Está muerta. Todos nos sentíamos mal, se trataba de una niña pequeña la que murió. Pero las malas noticias no terminaban. — Ahora quiero que mates a Manuel — dijo Mateo. — ¿Qué? — preguntó Manuel — ¿Vas a escuchar a este tipo? — Lo siento Manu — dijo Emily — Pero siento que si hubieras sido mi novio, Aldana no habría terminado de esta forma. — ¿Y crees que matándome ella volverá? — preguntó Manuel. — Esto no es por ella solamente — dijo Emily apuntando a Manuel con el arma — Es mas porque nunca quisiste ser mi novio ni en la escuela ni aquí. — ¡Espera! — dije — Manuel te estaba buscando para decirte algo importante, ahora que recuerdo. — ¿Qué es? — preguntó Emily. — Deja que Manuel te lo diga — dije. Todos esperaban para ver que era lo que diría Manuel. Mateo esperaba con impaciencia que Emily le disparara.
Capítulos 105 y 106 de la historia. Finalmente, el final llegó. Voy a hacer otros dos episodios mas para contar la vida de los personajes en medio del apocalipsis, pero si no quieren continuar, este será el final. Capítulo 105: La disculpa Todos esperábamos para ver que es lo que Manuel iba a decir. Me di la vuelta y miré a los civiles y les dije que apenas Mateo se moviera, aunque sea para respirar, comiencen a disparar. — ¿Qué es lo que querías decirme? — preguntó Emily. — Quiero disculparme — dijo Manuel — Siempre estuviste ahí para mí: cuando todo comenzó, en el momento en que Necrópolis nos atrapó, y no te traté de la forma en que te merecías. Supongo que no quería estar contigo, pero eso no me dio el derecho de tratarte de esa forma. Quiero que me perdones. Emily estuvo callada por un momento hasta que empezó a llorar. Supongo que eso era lo que quería escuchar desde hace tiempo, y escucharlo ahora la hizo sentir mejor. — Manu — dijo Emily —Acepto tus… Pero Emily no terminó de hablar porque Mateo le disparó con su arma en la nuca. — Si quieres que algo salga bien tienes que hacerlo tú mismo, supongo — dijo Mateo. — ¡DISPAREN! — grité furioso a todos, no solamente a los civiles. Trate de matar a Mateo, pero este salió corriendo y escapó, no sin antes recibir un disparo en el hombro. Taylor y Everhart se agacharon y se cubrieron mientras que los hombres de Mateo empezaron a dispararnos. Dos de los civiles míos fueron asesinados nada mas al empezar. Luego el siguiente fue uno de los hombres de Blas. Todos nos escondimos detrás del camión y nos cubrimos. — ¡Disparen a cualquier parte del cuerpo! — dije furioso — ¡No es necesario acertar en el corazón o en el cerebro. Con que mueran desangrados me alcanza! Todos comenzamos a disparar a todos ellos. Logré matar a tres de disparos en la cabeza. Manuel y Lara mataron a otros dos. Luego de eso, todos disparamos muchas veces a varias partes del cuerpo. Unos caían muertos mientras que otros caían al suelo heridos y empezaron a agonizar. La lluvia de disparos no duró mucho. Logramos reducirlos a todos al suelo. Nos acercamos a los que agonizaban y los matamos de disparos en la cabeza para evitar su reanimación, luego rematamos a los que murieron por disparos en otro lugar del cuerpo. Al final no quedó ninguno, excepto a Mateo que escapó y a Taylor y Everhart. Entonces, empezamos a escuchar ruidos como gruñidos viniendo de lo lejos. Era una horda seguramente. Esperamos un momento y sí, era una horda. Era gigante, debía tener unos cien muertos ahí. — Se dirige a la comunidad — dijo Verónica. — Si llegan hasta allá será el fin — dije — Tenemos que atraerlos aquí y matarlos. Entonces, empezamos a disparar para ver si llamábamos su atención. Luego de unos disparos, ellos empezaron a venir. — Aquí vienen — dijo Jason. — Formen todos una línea recta — dije — Uno al lado de otro. — De acuerdo — dijo Lara. Todos los que quedamos vivos formamos una gran línea recta frente al camión. Y empezamos a disparar. Los matábamos uno a uno antes de que se acercaran. Ya pasamos esa situación antes y ya sabíamos que hacer, si veíamos que se acercaban, retrocedíamos, recargábamos y seguíamos disparando. De esa manera logramos acabarlos a todos. Ni siquiera estuvieron cerca de mordernos. — Aquí termina su avance — dijo uno de los civiles. — Así es — dije — Tenemos que buscar a Mateo. De repente, Taylor apareció de la nada por detrás de nosotros y golpeó a Manuel con su arma y lo tiró al piso para luego ponerle el cañón en la cabeza. — ¡No te muevas! — dijo Taylor — ¡Uno de ustedes hace algo sospechoso y lo mato, no me importa si me muero! — ¿Por qué haces esto? — pregunté. — Lo hago porque amo a Mateo — dijo Taylor — Él me pidió que lo hiciera. — No importa si tengo que morir ahora — dijo Manuel mirándome con tristeza — Lo único que importa es que la mates a ella y a Mateo. — No voy a arriesgarte amigo — dije mirando a Manuel — Y tú tampoco deberías arriesgarte Taylor. Únete a nosotros. Tú simplemente sigues órdenes de un loco, pero no hiciste nada malo. No vamos a matarte, te lo juro. — Eso es mentira — dijo Taylor — Vas a matarme y luego matarás a Mateo. No voy a dejar que eso pase. — Mateo no vale la pena — dije — Su amigo Henry era su mano derecha y lo abandonó. No pienses que contigo será diferente. — Tengo que probarle a Mateo que soy útil, y de esa forma no me matará — dijo Taylor — Y la única forma de probarlo es matando a este estúpido. Pero Taylor recibió un disparo en la cabeza y cayó muerta al piso. Nos dimos la vuelta y vimos a Everhart con su arma. Seguramente se escapó durante el tiroteo. Capítulo 106: El final de la pesadilla Everhart vino con su arma hacia nosotros. — ¿Qué pasó con los demás? — preguntó Everhart. — Son los que están muertos ahí mismo — dije mostrándole los cadáveres. — Está bien — dijo Everhart — Si traicionaron a Dante eso es lo que se merecían. ¿Dónde está Mateo? — Escapó — dijo Manuel — Podría estar en cualquier parte. — Tenemos que ir a buscarlo — dije — Logré dispararle en el hombro antes de que se escapara, y solo no podrá hacer nada contra nosotros. — ¿Pero que haremos con la negociación? — preguntó Jason. — Es verdad — dijo Susan — La negociación es importante, pero también lo es matar a Mateo antes de que lastime a alguien mas. — Entonces haremos lo siguiente — dije mientras pensaba en que hacer. Luego se me ocurrió una buena idea. — Everhart y Manuel vendrán conmigo para acompañarme a buscar a Mateo — dije — El resto de ustedes tome el camión y valla a la comunidad de Dante y lleven a los civiles a nuestra comunidad. Es momento de la venganza. Esperé a que todos se subieran al camión para estar seguros de que no nos acompañarían. Todos habían subido excepto Verónica. Ella se quedó afuera para hablar conmigo. — Somos un grupo numeroso y ya no hay mucha gente con vida después de estos cinco años — dijo Verónica — No tienes porque ir, Mateo nunca volverá a lastimarnos de esa forma. Él va a terminar muerto en algún momento. — Gerardo murió porque no pude matar a Lucy — dije muy furioso y triste a la vez — No dejaré que tú mueras porque no pude matar a Mateo. — Entonces está bien — dijo Verónica dándome un beso — Prométeme que regresarás a salvo. — Prometo que regresaré a salvo — dije — Lo prometo. Entonces nos separamos. Me fui junto con Everhart y Manuel listo para encontrar a Mateo. Me aseguraré de que no se me escape esta vez. Caminamos unos 10 minutos y con eso fue suficiente. Encontramos a Mateo rodeado de zombis. Apenas podía disparar debido a que por la herida que le causé en el hombro no podía sostener con firmeza su arma. Debido a su pésima puntería se quedó sin balas. Cinco zombis se acercaban a él y estaban por matarlo, pero decidí intervenir. Le disparé a los cinco zombis y cuando Mateo se dio vuelta para mirarme, le disparé en la mano de su otro brazo. Luego me acerqué a él junto con Manuel y Everhart. — ¿Por qué me salvaste? — preguntó Mateo — Creí que me querías muerto mas que a nadie en el mundo. — Así es, pero no dejaré que unos zombis te maten — dije — Quiero hacerlo yo mismo. Entonces corrí hacia Mateo y le di un golpe en la cara, tirándolo al piso. — Si quieres que me arrodille a pedir perdón no lo lograrás — dijo Mateo levantándose lentamente. — No quiero que me pidas perdón — dije dándole una patada en el cuello que lo dejó algo débil — Después de lo que hiciste no aceptaré tus disculpas. Mateo se levantó y trató de golpearme con su arma. Lo consiguió e hizo que me saliera un poco de sangre de los pómulos. — Nunca vas a matarme de esa forma — dijo Mateo. — Puedo y lo haré — dije. Me acerqué a él, tomé su brazo y se lo torcí hasta que cayó al piso. Luego lo levanté y le quebré el brazo derecho. — Estás acabado — dije mientras veía como Mateo se retorcía de dolor — Deberías estar agradecido. — ¿Agradecido de qué? — preguntó Mateo muy enojado — Eres un pedazo de mierda. — Tú idea era derrocar a Daniel, pero él no es como yo, es mucho mas fuerte — dije — Si hubieras luchado con él de la forma en que estás luchando conmigo, te habría asesinado en 10 segundos. Deberías agradecerme, es gracias a mí que tomaste el control de Necrópolis. — Te mataré aunque sea lo último que haga — dijo Mateo poniéndose de pie con dificultad — No me importa si eres mas fuerte que yo. Tú vas a morir, y si yo muero, tú te mueres conmigo. — Es hora de que termine con esto — dije. Corrí hacia Mateo, le di un puñetazo en el estómago y lo tiré al piso. Allí comencé a golpearlo con todas mis fuerzas. Eso era por todas las personas a las que él había matado junto a su maldita comunidad. Lo golpeé tantas veces como podía, hasta que luego noté como dejó de respirar. Luego saqué mi cuchillo y se lo clavé en la cabeza. Entonces me puse de pie y fui junto con Everhart y Manuel. — Te iba a pedir permiso para matarlo luego de que traicionara a Dante — dijo Everhart — Pero vi el odio en tus ojos y entendí que eso te correspondía a ti. — Gracias amigo — dije. — Quiero agradecerte por haberme salvado allá atrás — dijo Manuel. — No es nada — dijo Everhart — Es lo que Taylor merecía. — Bueno — dije — ¿Qué haremos ahora? La negociación aún no terminó. — Bueno, Dante está muerto — dijo Everhart — Él mismo dijo que si eso le llegaba a pasar, que el sucesor debería ser yo o sino Mateo o Taylor. Pero ellos están muertos, lo que quiere decir que el líder de los Guardianes ahora soy yo. — ¿Y qué es lo que vas a hacer? — pregunté. Everhart me miró a mí y a Manuel para luego decir lo que había pensado. — Es el momento de negociar — dijo Everhart. Everhart, Manuel y yo nos pusimos en camino hacia nuestra comunidad. Probablemente toda nuestra gente ya esté ahí. Mateo había muerto, y con él todas las amenazas a las que temíamos. Finalmente, esta pesadilla había acabado. Ahora solo tenemos que cuidarnos de los zombis, pero no creo que sea tan difícil. Por primera vez, seríamos un grupo numeroso de gente. Espero que el futuro traiga grandes cosas para nosotros. Los que sobrevivimos.
Tenia ganas de seguir esta historia y lo haré. Aqui están otros dos capítulos mas. Capítulo 107: Dos años después Habían pasado ya dos años desde que asesiné a Mateo. El mismo día que lo maté, Everhart decidió ir a la comunidad de Dante y decirles a las personas lo que había pasado. La gente aceptó mudar todas sus pertenencias a nuestra comunidad. Las dos comunidades por fin se unieron en una sola. Habíamos decidido que formaríamos un consejo para dirigir la comunidad, pero luego, todos decidieron ponerme a mí de líder. Nunca había dirigido a un grupo tan grande, pero creo que estoy preparado después de lo que pasó. Cambiaron muchas cosas. En primer lugar, expandimos nuestro alcance para darle un mayor espacio a las familias. Conseguimos algunos insumos para el hospital en una salida. Fabricamos más vacunas para la enfermedad. Construimos un pequeño lugar donde la gente va a rezar por sus seres queridos que ahora ya no están. Fuimos afuera y cavamos unas pequeñas trincheras alrededor de nuestra comunidad. Eran muy profundas, así que los muertos caían por ahí y no podían salir de nuevo. Algunos muertos no caían en las trincheras, pero solo eran 2 o 3 los que pasaban por semana. Esos eran eliminados. Teníamos dos vigilantes en las torres en la entrada, y habían algunos otros guardias por el interior de la comunidad. Ahora mismo estaba con Manuel en el lugar donde la gente recuerda a sus muertos. — Aún no puedo creer que Emily haya hecho esto — dijo Manuel — Sobrevivimos juntos un largo tiempo, y se fue, y después regresó a matarme. — Pero no lo hizo — dije. — Claro que no — dijo Manuel — Pero no lo puedo creer. Mateo mató a varios de nuestros amigos, y se puso de su lado al final. — La gente hace locuras cuando cree que su vida se terminó — dije — Supongo que la muerte de Aldana fue mucho para ella. — Yo también lo creo así — dijo Manuel. Entonces, llegó Everhart. Quería hablar conmigo. — Necesito hablar de algo — dijo Everhart — Son buenas noticias. — ¿Qué es? — pregunté. — Leonard dijo que el bebé de Ezequiel y María ya no está enfermo — dijo Everhart. — Esa es una buena noticia — dijo Manuel. — Claro que lo es — dije — Iré a visitarlos al hospital. Entonces me dirigí al hospital. — ¿Puedo pasar? — pregunté. — Claro, pasa — dijo Leonard. Dentro estaban Ezequiel y María. Su hijo estaba dormido, y ya no estaba enfermo. — Hola, ¿Qué quieres? — dijo Ezequiel. — Quería ver como está el pequeño Michael — dije. — Sigo pensando que deberíamos haberlo llamado de otra forma — dijo María. — ¿No te gusta su nombre? — preguntó Ezequiel — Es como un recuerdo de nuestro viejo amigo. — No digo que no me gusta — dijo María — Pero Michael era nuestro amigo, y ahora está muerto. Me cuesta mucho trabajo llamar Michael a nuestro hijo. — Ha pasado mucho tiempo desde la muerte de Michael — dije — Yo ya lo superé. No quiero decir que no lo extraño, pero no podemos vivir tristes para siempre. La vida continúa. — Así es — dijo Ezequiel — La vida continúa. Parece mentira que hallamos tenido dos años tranquilos. Casi parece un sueño. Decidí irme y dejar a Ezequiel y a María con su hijo. Iba a dormir una siesta y me encontré con Verónica. — ¿Ibas para casa? — preguntó. — Así es — dije — Me iba a dormir. ¿Tú vas a casa también? — Claro — dijo Verónica — La gente del huerto me tiene algo cansada. Jason y Susan se encargarán de manejar el huerto mientras no estoy. — Genial, vamos. Cuando llegamos a casa, nos acostamos y ella comenzó a hablarme. — Quería hacerte una pregunta — dijo Verónica. — ¿Qué es? — pregunté. — Estoy harta de vivir así — dijo Verónica. — ¿De que hablas? Estamos a salvo. Pasaron dos años sin que pasara ninguna tragedia. — Me refiero a esta vida. Hace 7 años terminamos la secundaria. Hace 7 años perdí a mi familia. Se suponía que ahora yo tendría que estar trabajando y visitaría a mi mamá y a mi papá. Pero en vez de eso, estoy en un lugar en medio de las montañas, con unas criaturas raras rodeándome, sin un trabajo que no sean las huertas. Con casi todos mis amigos muertos. Esta no es la vida que me había imaginado cuando terminó el secundario. — Yo tampoco me había imaginado esta vida — dije — Yo me imaginaba una vida como la tuya. Nunca creí que iba a tener una comunidad a la que cuidar durante un Apocalipsis, pero así son las cosas. Es lo que somos ahora. Es lo que debemos ser, nos guste o no. — Ya lo se — dijo Verónica — Ya me acostumbré. Pero estoy cansada. Perdí a mis familiares y a la mayoría de mis amigos. Y esta maldita plaga nunca terminará. — Sabes que esto no es culpa nuestra — dije — Fue culpa de Mankind. Ellos crearon el virus. Ellos causaron todo esto, pero ahora ya están muertos. Su comunidad nunca encontró la cura para lo que ellos crearon, y fue eso lo que los terminó matando. Por más molesto que parezca, no hay cura para lo que hicieron. Se como te sientes, pero sabes que tenemos que continuar. — Eso estoy haciendo desde hace 7 años — dijo Verónica. Capítulo 108: Visitas Verónica y yo nos quedamos dormidos. Fue un sueño tranquilo. Pude soñar que tenía un trabajo y a mis amigos ahí para pasar los ratos. Ella tiene razón, esta no es la mejor vida, pero es la vida que tenemos. No lo podemos cambiar, así que tendremos que aprender a vivir con ello. Luego de unas horas, me desperté. Verónica estaba dormida todavía. Me quise levantar sin despertarla, pero no pude. Ella despertó. — ¿Dormiste bien? — le pregunté. — Tan bien como es posible — me respondió Verónica con cara de cansancio. — Descuida. Hoy a la noche todos vamos a descansar en paz — dije. A ella no le gustó lo que dije. Había olvidado que “descansar en paz” es un término que usábamos para cuando una persona muere. No podemos usarlo en nuestra situación. Alguien que muere asesinado por las criaturas, alejado de sus seres queridos, no puede descansar en paz. No puede descansar en paz sabiendo que todos sus amigos y familiares están en un mundo destruido. Entonces, tocaron la puerta. La abrí, y vi que Tomás estaba con su arma. — Gracias a Dios — dijo Tomás. — ¿Qué pasa? — pregunté. — Morris y Bianca divisaron desde las torres a un grupo de gente armada que se dirige hacia aquí — dijo Tomás. — ¿Qué vamos a hacer? — preguntó Verónica. — Si creen que los dejaré venir a molestarnos, están muy equivocados — dije —Tomás, avísale a Manuel, Jason, Susan, Lara, Norman, Miranda, Esperanza y Raúl. Verónica, ve a avisarle a los hombres y a las mujeres que tomen sus armas de la armería y se dirijan a la puerta. — ¿Qué hay de Robbie? — preguntó Verónica — El querrá ser parte de esto. — Dile que valla al hospital — dije — Lo necesito ahí. A él y a todos los niños. Tú ve a reunir a la gente. Tomás, dile a Manuel y a Jason que se ocupen de la situación hasta que yo regrese. Me fui corriendo al hospital mientras Verónica iba por los hombres y las mujeres, Tomás iba a buscar a nuestros amigos. Me encontré con Everhart en mi camino. — Escuché lo que dijeron Morris y Bianca — dijo Everhart — Reuní a varias personas. Seguiré reuniendo gente. — No, tu ve a la puerta y espera a que yo llegue — dije — Manuel y Jason están a cargo hasta que yo llegue. — Está bien. Fui directo al hospital. Entré a la habitación de María y Ezequiel. Leonard estaba ahí también. — ¿Qué pasa? — preguntó Ezequiel. — Se acerca un grupo de gente — dije — Tomen sus armas y vallan a la puerta. Les daremos una bienvenida. — ¿Qué hay de nuestro hijo? — preguntó María. — Leonard se encargará de defender el hospital — dije dándole un arma — Te enseñé a como usarla, no es tan difícil. — No lo es — dijo Leonard — Pero necesitaré ayuda. — Te enviaré una ayuda muy especial — dije. Ezequiel y María salieron del hospital y fueron a buscar sus armas. Yo recibí a todos los niños y les dije que entraran. Finalmente, llegó Robbie. — Mi mamá me dijo lo que pasa — dijo Robbie — ¿No quieres mi ayuda? — Claro que la quiero — dije — El hospital es el lugar más importante de todos, es por eso que tienes que defenderlo. Tú y Leonard defenderán el lugar. — Está bien — dijo Robbie — Gracias por confiar en mí. — Eres en quien más puedo confiar para todo esto — dije — No dudes en dispararle a cualquiera que intente forzar su entrada aquí. Dejé a Robbie en el hospital y me fui directo a la puerta. Todos los hombres y mujeres, estaban ahí. Cada uno tenía armas. — ¿Cuántos son? — dije poniéndome al frente. — Parecen ser 15 — dijo Morris. — Estén atentos — dije. — Claro — dijo Manuel. — Tú ya nos conoces — dijo Jason. — No se confíen — dije. Ordené abrir la puerta principal para ver de frente quienes se acercaban y para que ellos vieran quienes somos, cuantos somos y a lo que se enfrentaban si estaban dispuestos a atacar. Finalmente llegaron. Eran 20 en total. Todos eran asiáticos y tenían en pelo negro, excepto uno que tenía mechones verdes. Me pregunto como se los hizo si el mundo está arruinado y no deben haber muchas peluquerías abiertas todavía. Supuse que el teñido sería el líder. Se acercaron hacia nosotros. Iban a entrar hasta que el líder, les ordenó detenerse. Se pusieron delante de una de nuestras trincheras, sacaron las armas y le dispararon a todos los zombis. No se por qué, pero nos hicieron el trabajo por nosotros. Finalmente, el líder les ordenó entrar. Todos retrocedimos un poco para darle espacio a ellos. El tipo con los mechones nos miró uno por uno. Nos vio armados, luego miró a Morris y a Bianca en las torres de vigilancia. — Lindo lugar — dijo el asiático hablando en español. — Gracias — dije — ¿Quiénes son? ¿Qué quieren? — Refugio — dijo ese hombre — Eso queremos. — Tú eres el líder al parecer — dijo Manuel. — Lo soy — dijo el asiático — Me llamo Kai. Soy el único de mi grupo que sabe hablar español. El resto solo habla en coreano y en chino mandarín. Así que yo seré el único que hablará. — ¿Dijiste que buscaban un refugio, verdad? — dijo Norman. — Así es — dijo Kai — El suyo parece ser uno bueno. — Bajen sus armas y les mostraré el lugar — dije. — Eso no será necesario — dijo Kai — Yo ya conoceré el lugar por mi cuenta. Mientras tanto, les doy a ti y a tu gente dos horas y media para salir de este lugar. — ¿Qué dijiste? — preguntó Everhart. — Lo que escuchaste — dijo Kai — Ahora este es mi refugio, y ustedes son invasores que están perturbando la paz. ¡Váyanse ahora o no tendré otra opción que matarlos!
Capítulo 109: Revueltas — Amigo, yo no se si eres ciego o tonto — dijo Jason — Pero nosotros somos cientos y ustedes son solo 20. — Lo he visto — dijo Kai — No tengo ningún problema en la vista. — Estás en una clara desventaja — dijo Manuel. — No entiendo como es que se hacen los valientes cuando saben que no tendrán oportunidad — dijo Norman. — Escuchen, yo no voy a matar a nadie si no me obligan — dijo Kai — Váyanse ahora y nadie morirá. — ¿Y como esperas matarnos exactamente? — le pregunté. — Veo que ustedes no lo saben todavía — dijo Kai. — ¿Saber que cosa? — preguntó Everhart. Kai guardó un poco de silencio y luego comenzó a hablar. — Ya pasaron 7 años desde el inicio del virus — dijo Kai — No pudimos encontrar ninguna cura para él, pero logramos contrarrestarlo. Los militares de toda Asia nos dirigimos a Rusia, y allí tomamos todas las armas que habían y la limpiamos de muertos. Luego de eso, volvimos a nuestros países y acabamos con todos los zombis. El continente asiático está libre de plagas. — ¿Y eso nos lleva a…? — preguntó Ezequiel. — A que todos los países asiáticos exterminaron esta plaga de sus países — dijo Kai — Y ahora que los Estados Unidos y las potencias europeas y también Rusia están afuera del mapa, decidimos tomar el mundo por nosotros. Los países árabes intentaron lo mismo que nosotros, pero también cayeron. — Ya ha habido varios grupos que intentaron dominar el mundo utilizando esta plaga — dije — ¿Por qué creen que ustedes lo conseguirán? — Por nuestra tecnología — dijo Kai — Fuimos capaces de fabricar bombas nucleares muy potentes. Y vamos a tirar una sobre este lugar si no se van de aquí rápido. — No me hagas reír — dije — No pueden recuperarse de un Apocalipsis en tan poco tiempo, ni aunque hayan pasado 7 años. — Que tu no lo creas es una cosa — dijo Kai — Que sea verdad es otra. — Eso no es verdad — dije — Reconozco que ustedes están avanzados en tecnología, pero no podrían reponerse tan rápido. Yo pensé que iban a venir a contarme una historia mejor, y no esta payasada. Váyanse. — No nos vamos — dijo Kai — Los que se van son ustedes. Váyanse ahora o una bomba nuclear les va a caer encima y los matará. Nosotros estamos entrenados para sobrevivir sin comida y provisiones durante un largo tiempo, pero ustedes no. Si se van ahora se evitarán una muerte dolorosa. La historia de Kai era una locura. No hay forma de que se recuperaran de un Apocalipsis tan rápido. Lógicamente esto es mentira. Lidiar con personas como Aaron, Daniel y Mateo me enseñaron que no debes fiarte de nadie, y mucho menos de un desconocido. — No lo volveré a repetir — dije ya cansado de historias falsas — ¡Váyanse ahora mismo! — No vas a poder echarnos a todos por tu cuenta — dijo Kai. — Por eso tengo más gente luchando a mi lado — le respondí. — Si estás tan seguro, date la vuelta y mira cuanta gente está contigo — dijo Kai. Capítulo 110: Solo en esto Me di vuelta como dijo Kai que hiciera. Me sorprendí con lo que vi. Ninguna de las personas que estaba conmigo, tenía su arma levantada. Unos guardaron sus armas y otros las tiraron al piso. — ¡¿Qué es esto?! — pregunté muy enojado con ellos — ¡¿Qué creen que están haciendo?! — No nos vamos a quedar aquí — dijo Manuel — No si corremos el peligro de morir. — Su amenaza es falsa — dije — No me digas que le crees. — Todos le creemos — dijo Raúl. — Estamos convencidos — dijo Jason — Tenemos que irnos de aquí. — Nosotros no vamos a ir a ningún lado — dije — Son ellos los que se van. Ellos no tienen ninguna bomba nuclear con ellos. — ¿Seguro te quieres arriesgar? — preguntó Kai. — Tiene razón — dijo Miranda — Nos conviene arriesgarnos afuera antes que morir aquí. — ¿Esto es real? — dije — Él obviamente está mintiendo. — ¿Y si no lo está? — dijo Jason — ¿Vamos a morir solo por qué tu no le crees a este tipo? Lo siento, pero nosotros nos vamos. Jason se acercaba a mi. No quería lastimarlo, pero me obligaba. Tomé mi arma y le disparé al piso, cerca de su pie. — ¡Tú no vas a ningún lado, Jason! — dije apuntándole a la cabeza. — ¡Quítate! — dijo Jason tomando su arma. — ¡Muy bien, perrito! — dije — ¡Ahora deja de apuntarme a mí y dispárale a estos asiáticos! — No — dijo Jason — Si quieres morir, morirás tú, pero yo no. No podía soportar más esto. Le quité el arma a Jason de las manos, y después le di un golpe en el ojo que lo hizo caer al piso. Mientras intentaba levantarse, le di una patada en la cabeza. — ¡Basta! — dijo Susan mientras intentaba atacarme. — ¡Atrás! — grité mientras le apuntaba a ella. — ¡¿Qué estás haciendo?! — dijo Manuel — No tienes porque hacer esto. — ¿Qué que es lo que estoy haciendo? — dije — Estoy tratando de mantenerlos con vida, y ustedes no lo están viendo. — Nos estás agrediendo — dijo Raúl. — Solo intento hacer lo mejor para ustedes — dije — Porque no quiero que mueran afuera por culpa de un mentiroso. Porque ustedes no son capaces de protegerse por si mismos. — ¡Eso es mentira! — dijo Ezequiel. — No lo es — dije — Ustedes son unos inútiles. Yo soy la razón por la que están vivos. Todos estaban enojados conmigo, pero yo tenía razón. Ellos no son nada sin mi. — Manuel, ¿Dónde estabas cuando murió Emily? — dije mirándolo fijamente — Cuando Emily te necesitaba, ¿Dónde estabas? Cuando July, Francisca, Mario y Diego te necesitaban, ¿en donde estabas? Cuando Charlie te necesitaba, ¿en donde estabas? Tú no estabas ahí para ellos. Yo fui el que estuvo ahí para ellos. Luego cambié y miré a Miranda. — Miranda, ¿Dónde estabas cuando Lucy secuestró a Robbie? — dije — ¿Dónde estabas cuando Michael fue mordido? ¿Dónde estabas cuando tuvimos que buscar a tu hijo? Tú no estabas. Fui yo quien salvó a tu hijo. Después cambié mi mirada a Lara. — ¿En donde estabas tu cuando Tony fue atacado? — dije — Cuando Tony, tu padre, murió, ¿Dónde estabas? Estabas escondida, y no hiciste nada para ayudarlo. Yo tuve que estar ahí y atrapar al bandido que lo atacó. Después cambié mi mirada a María. — Y cuando las chicas que estaban prisioneras contigo, y podías haberlas ayudado, ¿en donde estabas? — le dije a María — Tuviste la oportunidad de ayudarlas, y no lo hiciste. Ahora miraba a Jason. — Arturo necesitaba lecciones de tiro, ¿Dónde estabas cuando las necesitó? — pregunté — Pensaste que podías protegerlo, pero no. ¿Cuándo los zombis nos acorralaron en la granja, en donde estabas? Estabas haciéndote el caballero con Susan mientras Arturo era comido por los zombis. Después miré a Norman. — Siempre dijiste que querías ayudar a tus hermanos Sebastián y Rita — dije — Pero dime, ¿Dónde estabas cuando los mataron? Te estabas escondiendo, y te conformaste con haber salvado a tu hermanita Esperanza. Después miré a Everhart. — Cuando Mateo traicionó a Dante, ¿Dónde estabas? — dije — Ah, ya lo recuerdo, estabas escapando como un cobarde. Mientras tanto, yo luchaba y perdía gente por tu culpa. Después empecé a hablar en general. — ¿Ya lo vieron? — pregunté — ¿Se dieron cuenta? Sin mi ustedes no son nada. Ustedes no valen nada. Y ahora quieren irse a pasar noches sin comer. Yo soy el único que usa la cabeza. El único que se cansó de huir, y que quiere que esta pelea sea la última. Estos mentirosos vienen aquí y dicen palabrerío sobre una bomba nuclear, y ustedes le creen. Ya les dije que no me voy a mover de aquí, y ustedes tampoco. Si quieren irse, primero tendrán que matarme, pero antes de que lo hagan, respóndanme esto: ¿si yo me muero, quien va a estar para ustedes cuando estén apunto de morir? Todos guardaron silencio. — Nadie responde, genial — dije — Eso significa que tengo la razón en esto, como siempre la tuve en todo. Ahora, ¿qué es lo que van a hacer? ¿Van a luchar y a expulsar a estas personas, o se van a ir a morir allá afuera? Quiero que todos sepan que si eligen la opción de escapar, van a tener que matarme antes de que yo los mate a todos ustedes. ¿Y bien? Entonces, recibí un disparo en el brazo izquierdo. No vi quien me disparó, pero me enojé y demasiado. — Muy bien — dije — Así que las cosas van a ser más difíciles para todos ustedes. Levanté mi escopeta y le disparé a Manuel en el estómago, y después le disparé a un hombre de atrás en la cabeza. Lara me disparó en la pierna, haciendo que casi pierda el equilibrio. Ahora mi propia gente me traicionaba. — ¡Todos están muertos! — dije. Levanté mi arma y empecé a dar disparos al aire contra todos. No podía aceptar una traición, no después de lo que hice por ellos.
Capítulos finales de la historia. Me gustó mucho escribirla, pero es el final. Capítulo 111: Todos contra todos Los asiáticos empezaron a disparar a mi gente, mientras mi gente empezó a disparar contra mí. Algunos entendieron que soy la piedra angular, y que sin mí no llegarán muy lejos. Escapé del tiroteo y me cubrí tras una pared. — ¡¿Quién va a cuidar de sus familias si yo me muero aquí?! — grité intentando calmar a mi gente. Los disparos eran variados. Algunos eran dados por asiáticos, otros eran dados por mi gente. Era una guerra entre 3 grupos. Los que estaban en mi comunidad y de mi lado, los que estaban en mi comunidad en contra mía, y los asiáticos. Yo tomaba mi arma y disparaba contra los asiáticos. No podía disparar desde cobertura. Tenía que salir de ahí. Mientras escapaba, vi personas que eran de la comunidad de Blas disparando contra la gente que venía de la comunidad de Dante. Aparentemente, la gente de la comunidad de Dante nunca confió en mí y esta oportunidad resulta la mejor para traicionarme. Dejare que se maten entre ellos. Los asiáticos son el problema. Todos mis amigos se habían dispersado. Me puse a cubierto en frente de los asiáticos, y empecé a disparar. Maté a dos de ellos. Eran 20, y ya tenían gente muerta. El asunto sería rápido. De repente, sentí un codazo en la cabeza. Caí al piso tras el golpe. Vi a Norman atacándome. Parece que Norman se olvidó que perdió un brazo anteriormente, así que estaba en desventaja. Le di un golpe al estómago, lo tiré al piso y empecé a estrangularlo. Lo ahorcaba con más y más fuerza. Luego le miré los ojos. Le caían lágrimas. Entonces, me di cuenta de que no actuaba razonablemente. Me di cuenta de que estaba asesinando a Norman, a mi propio amigo. Al chico que perdió a su padre, a su madre, y a sus dos hermanos por culpa mía. Le salvé la vida antes y ahora lo estaba matando. Verlo llorar me destrozó el alma. Dejé de estrangularlo y le di un golpe para dejarlo inconsciente. — ¿Qué estoy haciendo? — dije para mi mismo — Ataqué a Jason, le disparé a Manuel, casi mato a Norman…este no soy yo. Estas personas son mi familia ahora, y los estoy matando. Me di cuenta de que le estaba dando el gusto a los asiáticos. Ellos mentían con el objetivo de dividirnos, y lo lograron. Su plan era ese, dividirnos y matarnos. Tal y como dice el refrán “Divide y vencerás”. Ellos lo hacían a la perfección. Me fui con mi gente y me di cuenta de que había muchos muertos, de ambos lados. Jason y Manuel estaban heridos de bala. Everhart estaba disparando a cubierto. Morris y Bianca disparaban de la torre. Vi a Kai diciéndole algo el japonés o algún idioma raro a sus hombres. Dos se fueron, y el resto disparaba. Capítulo 112: La unión hace la fuerza Disparé contra los japoneses junto a mi gente. Logramos acabar con casi todos. Solo quedaba Kai. — ¡Has condenado a todo el mundo! — gritaba Kai. — ¡Tu te condenaste en el momento en que entraste a jodernos! — le dije. Disparé a Kai y le di en el pecho. Cayó herido al piso. Me acerqué a él. Estaba agonizando. — Era mentira…— dijo apenas con fuerza — Quería que se mataran…entre ustedes. Le disparé y lo maté. Acabé con él. Me di la vuelta y vi a toda mi gente. Estaban ahí, se acercaron y me aplaudieron. Sabía que tenía su respeto. — Kai admitió que era mentira — dije — Este solo fue su idea para separarnos y que nos matemos entre nosotros. Pero no va a resultar. No va a resultar porque somos fuertes. Somos invencibles si estamos juntos. Nadie que lo vuelva a intentar saldrá vivo. Los que murieron hoy de nuestro grupo fueron porque no querían formar parte de mi grupo. Ellos querían a Dante como líder. Pero les prometo que si hacemos lo indicado, nadie nos va a dividir. La gente aplaudía mi discurso. Everhart se acercó a mí. — ¿Qué es lo que vas a hacer? — preguntó. — Tengo que llevar a Manuel, Jason y Norman al hospital — dije — Y tengo que ver algo. El resto de ustedes saquen los cadáveres de aquí y tírenlos a las trincheras. Vamos a darle a los zombis algo de comer. Everhart y Tomás me ayudaron a cargar heridos a Jason, Manuel y Norman al hospital. Al entrar, vi a dos asiáticos muertos. Luego, Robbie salió con su arma. — Hice lo que tenía que hacer — dijo Robbie. — Y lo hiciste perfectamente — dije — Tú padre estaría orgulloso del hombre en que te vas a convertir. Cargué a mis amigos al hospital y los puse en una misma sala. Leonard se encargaría de atenderlos. A la noche, Verónica, Ezequiel, Miranda, María, Robbie, Michael II, Manuel, Lara, Norman, Esperanza, Jason, Susan, Raúl, Leonard, Everhart y Tomás — Les quiero decir que confío en ustedes — dije —Hay cientos de vidas aquí, decenas de familias. Necesitan un buen líder. Pero un buen líder necesita de compañeros. Así que necesito saber si cuento con ustedes para cualquier situación que pueda ocurrir. Hoy fue un ejemplo de que debemos estar unidos. Si nos dividen, nos vencerán. Fue por eso que Daniel mató a varios de nuestros amigos. Pero mejoramos, y de esa forma, Mateo no pudo acabar con nosotros. Se que casi los mato, y les pido perdón, pero necesito saber si de verdad puedo contar con cada uno de ustedes. — Sabes que te amo — dijo Verónica — Fuiste mi pareja por 7 años. Cuenta conmigo. — Eres el único amigo de la escuela que me queda — dijo Ezequiel — Cuenta conmigo. — Robbie y yo te debemos todo lo que hiciste — dijo Miranda — Gracias a ti, Michael dejó el liderazgo y pudo educar a su hijo. Estoy contigo. — Susan y yo no te dejaremos — dijo Jason. — Es verdad — dijo Susan — De no ser por ti, Mankind o Neo Necrópolis, nos habrían matado. — Te conozco muy bien — dijo María — Tú eres la persona indicada para esto. Mi hijo creció sano contigo. — No hace falta hablar — dijo Lara — Confío en ti plenamente. Tú me diste un lugar en tu grupo a mi y a mi padre. — Gracias a ti llegué muy lejos — dijo Manuel — No habríamos podido salvar a Lara sin ti. Si no fuera por ti, hoy no tendría a la mujer que amo conmigo. — Has cuidado a mi hermana — dijo Norman — Es lo único que me queda. Y no la he perdido gracias a ti. Cuenta conmigo. — Gracias a ti salí de Mankind — dijo Raúl — Nunca te pagaré esa deuda. — Mataste a Mateo luego de que él traicionó a Dante — dijo Everhart — Dante era un buen líder, y consideró que hacer la paz contigo fue lo mejor. Si él estuviera vivo, estaría de tu lado. Así que yo estoy de tu lado. — Me hiciste un hombre de confianza — dijo Tomás — Eso es algo que no esperaba. No sabía que solo con dos años podía ganarme tu confianza. Si tu confías en mí, yo también confiaré en ti. — Siempre lo hicimos y siempre lo haremos — dijo Esperanza. — Lamento si lo que hicimos hoy te hizo pensar lo contrario — dijo Manuel. — Está bien — dije — Lo entiendo. A partir de hoy, toda la comunidad será más unida que nunca. Nada nos va a separar ni a tirarnos abajo. Y todo es gracias a ustedes. A partir de hoy, las cosas cambiarán. Ahora seremos el mejor grupo que alguna vez haya podido existir. Ni Necrópolis, ni los Destructores, ni Mankind, ni todas las comunidades o grupos habidos y por haber podrían hacernos daño. Ni siquiera aunque ataquen juntos. Además, hay algo con lo que no cuentan: si nos atacan juntos, nosotros nos defenderemos juntos. FINAL