Estación de tren

Karou Bright.

De repente, el muchacho que me había hablado se había alejado un poco cabizbajo. Por un momento, temí haberlo hecho sentir mal con algo que había dicho. Me mordí el labio, un poco nerviosa por no saber qué hacer, hasta que él volvió a hablar.

—Aki dice que tengo un aspecto poco confiable...

«¿Aki?», me pregunté. No conocía a ninguna chica con ese nombre. Aunque, para ser honestos, solo sabía el nombre de la chica pelirroja, Akane; el joven de cabellos plateados, Connor; y el señor chismoso Hiroshi. Me pareció que su reacción había sido muy desanimada, pero hacia sí mismo, y eso me causó pena.

—No sé quién es "Aki", pero para mí, no es así. T-tienes un aspecto normal. —Dudé al decir lo que estaba pensando en ese momento, pero simplemente lo dejé salir—. Yo dudaría más de la gente que verdaderamente esconde una personalidad violenta. T-tú no pareces ser así.

Bajé un poco la mirada, avergonzada por lo que acababa de hacer. Me sinceré ante un completo extraño y eso me hacía sentir algo rara. ¿Esto era normal y cotidiano?

Poco después, caí en que me había hecho una pregunta:

—Mucho gustó Karou, tienes un acento muy peculiar, de donde eres?

Cierto. Mi acento molesto iba a ser una pieza dura de roer durante los siguientes intentos de socialización, pero me preparé para ello.

—Soy de Italia, Florencia —dije suavemente, logrando que mis esfuerzos por no tartamudear hayan funcionado.

 

Adrian Henderson

Uff, había estado cerca. Debía ser la primera vez en mi vida que casi llegaba tarde a algún lado. ¡Y pensar que casi pierdo el tren! Pero no había sido el caso, aquel tumulto de gente no me había frenado, ni mucho menos el escaso lapso de tiempo del que disponía para llegar al andén. Conseguí dejar mi equipaje y pude entrar al transporte, que había llegado pocos minutos después de mí.

Con tal prisa no pude presentarme ante ninguno de sus pasajeros. No es que me hiciera especial ilusión, aún había mucho tiempo, pero una primera toma de contacto nunca venía mal, ¿no? Me apresuré a subir y tomé el primer asiento que vi, sin darle muchas vueltas. El tren se encontraba mayoritariamente vacío, pues éramos pocos los pasajeros, y era sorprendentemente cómodo para la imagen que daba. Me senté solo y pude relajarme tras el ajetreado día que llevaba.

De tal modo, al fin descansando, cerré los ojos y me preparé para un largo trayecto de un par de horas. Me sorprendió enormemente que tiempo después de su salida, aquel tren se sumergiese y atravesase un túnel bajo el mismísimo Océano Pacífico. Era una idea algo descabellada aunque bien sabía que en los videojuegos ocurrían cosas mucho más inverosímiles, y esto no era nada en comparación con lo que me esperaba.

—Uaaah, qué sueño —bostecé, hablando con nadie. El sopor de un viaje tedioso siempre acababa por invadirme, pero la inmersión repentina aún me tenía en vilo. Aproveché un instante para ir a por comida y me regresé a mi asiento, a seguir esperando que el tiempo pasase.

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Llego tarde y no es mucho, but la vida me consume y habéis hecho seis fucking páginas de post :c I'm sorry, no me los he leído, solo algunos para ir enterándome de qué pasaba (?)

 

Me arrepiento de aquel comentario y me largo volviendo a entrar al vagón al parecer ya había grupos o al menos había ruido de conversación. En instante se acerca un tren rojizo, era muy bueno un toque futurista, al frenar y abrir sus puertas la mayoría había entrado yo aún quedé afuera un rato, para después entrar, otra vez ese ruido todos conversando, no es que me moleste me parecía bien que sean amigables, el tren tenía un aroma raro pero rico a la vez, en un lado logré ver a la chica pelirroja daban ganas de tocar su cabello o al menos me daba esa sensación nunca había visto esa tonalidad, apartando la vista busco el lugar indicado un haciendo al pasillo, era impresionante tal comodidad parecía una nube, pero esa paz fue interrumpida por una voz

"Sean todos bienvenidos a la línea de transporte oficial del internado Laguna Negra. Como deberían saber, esta es la única línea de transporte que permite llevar viajeros hacia las instalaciones principales por motivos personales. Por ello, fue requerida su presencia en este lugar como única vía de enlace. Si tienen alguna queja o reclamación con este aspecto, consideren estas como órdenes de superiores, las cuales no están a nuestro alcance".

El tren comenzó andar y nuevamente


"Asegúrense de permanecer en sus asientos durante el transcurso del viaje, el cual no durará más de tres horas. Todas las preguntas que quieran hacer al respecto, aprovechen en hacerlas una vez lleguen a las inmediaciones del complejo. Desde la compañía de transportes de ferrocarril, les deseamos que tengan un buen viaje".

Luego de eso cerré los ojos, y quedé dormido por un par de minutos u horas no tenia idea, despierto de golpe de un sueño, perdido.
—Estee.... Enmmm... ¿ Dónde estoy ? ¿Llegamos?—dije entre bostezo y refregada a los ojos, no era de fiarme cuando dormido me quedaba en un transporte, quedé esperando alguna respuesta de alguien...

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Tuve que inventarme algo de esto, no me saltaba las alertas, pensé que se había muerto esto.... Liza White

 

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Lariebel "señor chismoso" x'DDDDD. Me mataste

Mientras observaba el océano cada vez más aburrido, un nuevo chico se acercó a nosotros, de pelo y ojos castaños y con un rostro desangelado.

—Aki dice que tengo un aspecto poco confiable...
—No sé quién es "Aki", pero para mí, no es así. T-tienes un aspecto normal.

Decidí intentar animar a aquel chico respondiendo yo también:

— A mí tampoco me pareces poco confiable —y era verdad. En comparación con la loca del terrorista de antes no me desprendía nada parecido a la desconfianza—. Hola, por cierto

Y ahí me quedé. De nuevo, no quería parecer demasiado impertinente al entrar en una conversación ajena desde el asiento de atrás

 

Raven Dragard

Tanta espera me estaba aburriendo, pero me divertía ver tantas personas de diferentes personalidades reunidas en un mismo lugar, lo que más me dio gracia, fue una jovencita señalando a un moreno de "terrorista"... —Épico —pensé en mis adentros, mientras un fuerte sonido me alertaba; se trataba del tren, el cual ya se encontraba presente y los chicos comenzaban a alistarse para subir, de manera "organizada", como si eso fuese posible en una veintena de jóvenes.
Me levanté del banco, sacudí mi ropa y me coloqué los lentes, me despedí de los chicos (guardaespaldas) y me propuse a subir en dicho tren.

"Sean todos bienvenidos a la línea de transporte oficial del internado Laguna Negra. Como deberían saber, esta es la única línea de transporte que permite llevar viajeros hacia las instalaciones principales por motivos personales. Por ello, fue requerida su presencia en este lugar como única vía de enlace. Si tienen alguna queja o reclamación con este aspecto, consideren estas como órdenes de superiores, las cuales no están a nuestro alcance".

​

Un mensaje de bienvenida nos acogía dentro de la unidad, además, la voz locutora se encargó de responder a aquellos que se quejaban del tren privado y de la poca información.
Miré mis alrededores y observaba a los chicos en silencio, muchos eran muy animados, pero la verdad no solía socializar con nadie, sobretodo porque tuve muchas "amistades" decepcionantes que solo les importaba mi "dinero", mis cosas materiales por así decirlo, o solo una relación de hipocresía, mientras ellos criticaban mi anterior vida a mis espaldas. Por suerte, aprendí a no juzgar a nadie y seguía conservando mi humildad, obviamente, no me gustaría volver a mi anterior vida, pues la verdad, adoraba tener dinero para satisfacer mis necesidades, cosa que antes no sucedía.​

"Asegúrense de permanecer en sus asientos durante el transcurso del viaje, el cual no durará más de tres horas. Todas las preguntas que quieran hacer al respecto, aprovechen en hacerlas una vez lleguen a las inmediaciones del complejo. Desde la compañía de transportes de ferrocarril, les deseamos que tengan un buen viaje".
​

Interesante mensaje, es decir, había suficiente espacio para todos, y aún así, me causó gracia el comentario, no creo que nadie guste de ir parado en el recorrido.​

El tren comenzó su viaje y yo permanecía inmerso dentro de mi Smarthphone observando las últimas noticias de los MMORPG más recientes y algunos de los cuales ya me aburrían por mi gran experencia, sin embargo, añorados por los bellos recuerdos y el arduo trabajo para colocarme sobre los primeros en el Ranking de cada uno.

"Estimados pasajeros, les rogamos que guarden la calma. Estamos a punto de cambiar de vía, a continuación el tren tomará rumbo a través del túnel acuático que atravesará parte del océano Pacífico. No se preocupen por nada y permanezcan en sus asientos hasta que la luz del panel lo indique. Una vez se vuelva verde, podrán atravesar el tren a su antojo. El vagón comedor abrirá sus puertas en breve".

Levanté la mirada de repente, y he aquí el tren se sumergía en las profundidades acuáticas, un espectáculo digno de ver. Sin embargo, la rapidez de la unidad no me dejaba apreciar la biodiversidad marina del lugar.
Sonreí y me dispuse a continuar revisando mi celular.

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Pido disculpas a Liza White por no haber estado tan activo el fin de semana. El rollo fue que tuve problemas para conectarme y ahora es que pude venir posteando.
Cualquier usuario puede entablar acción con el mío, responderé en la brevedad posible, además, el idioma no es tan grave. rapuma mi personaje entiende el portugués, ya que con el dinero de la familia, logró estudiar varios idiomas, uno de ellos el portugés. :D

 

Connor Miller

—¡Chicos, mirad esto! ¡Estamos llegando al mar! — Exclamó Akene cuando el tren estaba acercándose considerablemente la costa.El chico no necesitó escuchar absolutamente nada más.Se acerco lentamente hacía su ventana para contemplar la majestuosidad del mar. —E-es precioso...— Murmuró el joven con un cierto aire de felicidad y melancolía,el pobre chico amaba el mar,pero jamas había aprendido a nadar...
— ¿Pero que...?— Connor ni siquiera pudo terminar su expresión del asombro ¡El tren estaba debajo del agua! Los ojos del chico se llenaron de un brillo sorprendente y lleno de ilusion,jamas había visto algo tan bello como las profundidades del océano,el chico simplemente se mantuvo pegado al cristal de su ventana.
El joven estuvo tan distraído por la vista,que ni siquiera se había percatado de que sus compañeras se habían marchado,cada una a asuntos diferentes.

***

Cuando el joven por fin despejo la vista de su ventana,pudo notar que,efectivamente,sus compañeras no estaban.El chico asomo su cabeza por encima de los asientos,en busca de alguno de sus compañeros,no tardó mucho en encontrar a Karou,que se encontraba en el pasillo del mismo vagón.

—¡Hey! ¿Karou? ¿De que me perdí? — Preguntó el chico al ver a su compañera,no tenía ni idea de que se había puesto de pie. — ¡Oh! ¿Que tal chico? Disculpa,no te había visto.— Saludó Connor al otro joven que se encontraba con Karou,con su típica sonrisa,pero algo confundido,el chico con el que estaba Karou parecía un persona agradable,pero no parecía estar muy "feliz"...¿Le ocurriría algo?

 

Mis ojos vieron aquella linda chica de antes a la cual respondió pero... Algo asustada .
—Disculpe señorita por asustarla, es que quedé dormido y, como verás no suelo dormir en transporte pero el cansancio me gano, y muchas gracias por responder a mi pregunta —dije sonriendo un poco.
—Akane ¿ cierto ? Si es que no escuché mal hoy cuando se presentó con un chico usted.... Se... Encuentra ¿bien ? Le gustaría tomar ¿ algo ? Puedo alcanzarle...— dije amablemente mientras me acomodaba la manga de la camiseta .

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Liza White

 

Andy Wheller

— No sé quién es "Aki", pero para mí, no es así. T-tienes un aspecto normal Yo dudaría más de la gente que verdaderamente esconde una personalidad violenta. T-tú no pareces ser así — dijo la chica en un tono que me pareció bastante sincero.

Uno de los amigos de Karou alzó la voz para hacerse oír — a mí tampoco me pareces poco confiable — exclamó sin moverse de su lugar.

Mis ojos se ensancharon de alegría al escuchar aquellas palabras, de verdad no les parecía un bicho raro — Eso es un gran avance — pensé sintiéndome orgulloso de ir rompiendo ese cascarón tan tóxico que me envolvía.

— Soy de Italia, Florencia — respondió la chica tímidamente.

— ¡Oh de Italia!, con razón ese acento tan bonito — dije levemente emocionado.

Iba a continuar conversando con Karou cuando su otro amigo, el chico peliblanco se acercó a nosotros.

— ¡Hey! ¿Karou? ¿De qué me perdí? — Dijo el chico a su amiga, para luego dirigirse a mí — ¡Oh! ¿Qué tal chico? Disculpa, no te había visto.

Cuando aquel alegre chico me habló, me percaté que mi Neurolink, no estaba traduciendo sus palabras, fue entonces que en un arrebato de euforia y de rareza, más rareza que euforia tengo que admitir, grité señalando al chico.

— ¡Americano igual que yo! — dándome cuenta instantáneamente que uno no le grita a la cara a una persona que se acaba de conocer.

Yo y mi torpeza, nunca me cansaré de decirlo, ¡qué vergüenza que me doy!

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Lariebel Rider Morde

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perdon por no responder antes chicos, mil cosas el día de hoy :D

 

Yashiro Isana

Me dejé vendar teniendo los ojos cerrados, aún con la sonrisa pero menos intensa que hace unos momentos. Era lindo que me trataran de esa manera, era como si tuviese a mamá curándome las heridas, de ensueño. Aunque los abrí de golpe por el cambio de aura en la chica médica: parecía nerviosa... ¡Y estaba rojita de la carita! Eso me pareció tan adorable, tanto que quería apretarle las mejillas como a un bebé. Pero me contuve.

—¡Muchas gracias! Intentaré hacer que no me vuelvan a golpear para no volverte a molestar—pronuncié esperando que me escuchara, pues de repente ya se había retirado.

Casi enseguida, sentí al chico casi sobre mí y se me quedó viendo. Era un poco extraño pero le puse atención a lo que me decía y le dediqué una sonrisa discreta.

>> ¡Está bien! Aquí yo esperaré.

Fue en ese momento en el que noté que varios compañeros iban al vagón recién abierto... ¿El comedor? ¡Por dios, moría de hambre! Estaba dispuesto a ponerme de pie para dirigirme a éste hasta que...

Una mano enfrente de su rostro se hallaba entregándole un pañuelo. Hm... Qué buena idea acababa de venir a mí. Esta chica me parecía tan interesante. Tomé con cuidado el pañuelo sin hacérselo sentir y aprovechando que no estaba mirando, tomé enseguida su mano entera. Esperaba una gran reacción de enojo y sorpresa. Yo sólo tenía un gesto de diversión acompañado de risas un tanto discretas, cuando en mi interior me estaba carcajeando. ¡No podía esperar más a su reacción!

—¡Ven, vamos a comer algo! ¿No tienes hambre? Porque yo sí —le conté casi arrastrándola hasta lo que era el comedor—. ¿No quieres ser mi amiga? ¡Vamos somos como hermanos! Tenemos el cabello blanco y ojos de color similar... ¡Seguro gustos también similares! Mi sentido de casi hermano me dice que ahí en tu bolso no traes simples útiles escolares, ¿o miento?

Me puse a parlar sin más hasta que por fin llegamos al vagón comedor. Sinceramente ignoré mis dolores con tal de traerla conmigo. La jalé hasta que se colocara enfrente de mí, así si intentaba escapar de mí, yo podría evitarlo.

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Siento haber tardado mucho, Noir he andado un poquito ocupada aksjkkaja, y quería hacer este post bien pensado (?)

 

Beatriz

Dejé que el chico abriera la marcha. Sería más sencillo para mí adaptarme a su paso con las muletas, además de que me conmovía demasiado la idea de liderar el camino de una persona con dificultades motrices. Tal vez podría haber sido lo mejor para Jack que yo lo guiara, que recibiera ayuda de mi parte…

—Qué comida me gusta más... Esa es una muy buena pregunta.—le oí decir, su voz salvándome del remolino de mis pensamientos—Creo que no tengo ninguna favorita. Excepto el chocolate. Amo el chocolate. Demasiado. Podría matar por chocolate. Bueno, no lo hecho todavía. Pero podría.—esto último lo agregó en un tono tan siniestro que el corazón me dio un vuelco de temor, aun cuando tenía la seguridad de que sólo bromeaba— ¡Oh! Y gracias por levantar los brazos conmigo. Pensé que tal vez te había asustado con tanta efusividad.

Negué rápidamente con la cabeza. Memoricé mientras tanto lo del chocolate… Así que le gustaba el chocolate… Un dato pequeño, pero importante. Había bastado una sencilla pregunta para conocerlo más. A decir verdad, yo nunca hice preguntas a los demás sobre sus gustos… En ese momento descubrí el encanto de hacer que otra persona se diera a conocer, de descubrirla…

—Bueno, ahora te toca a ti decirme sobre tu comida favorita. Y para romper el hielo de la pregunta anterior, yo soy escocés, pero mi familia se mudó a Austria cuando tenía 2 años. Me manejo muy bien en la montaña, pero esta es la primera vez que veía el mar. Por eso me emocioné tanto.

Entonces, volví a sonreír. Una sonrisa muy, muy leve. Ahora que sabía que nunca había visto el mar, me provocaba una cálida ternura recordar su voz llena de emoción durante el paso por el túnel subacuático.

Llegamos ante la puerta del comedor, que Jack abrió hábilmente mientras me invitaba a pasar con palabras que me hacían sonrojar. Me quedé impresionada ante la visión de un salón amplio y casi lujoso, que difícilmente podría ser asociado a los interiores de un tren. Observé maravillada las blancas paredes, las columnas y los platillos que, un poco más allá, nos esperaban. ¡Pa…Parecía un auténtico restaurante de la calle! Aunque antes de que amagara con entrar, una chica pelirroja pasó por nuestro lado pidiendo permiso educadamente. Jack y yo la vimos tomar unos dulces de una bandeja y, tras un comentario alabando el vagón comedor, regresó al pasillo desde el que había llegado. No me atreví a mirarla directamente, pero me había caído bien.

Advertí entonces que Jack seguía abriendo la puerta y ofreciéndome el paso. Me apresuré a adentrarme en el comedor y me di la vuelta. Jugueteé con mis manos mientras le veía entrar y, finalmente, alzando la cabeza, me atreví a sostenerle la mirada. Los Ojos Nublados contra los Ojos Soleados.

—Yo soy de Finlandia —empecé a contar. Luego me ruboricé antes añadir rápidamente:— ¡S-sé que mi nombre… eeeh… no parece finlandés para nada! —sentí el impulso de apartar los ojos de nuevo, pero me armé de valor para seguir mirándolo de frente— Es que… eeeh… mis padres son españoles que viven ahí desde hace tiempo, en una de las zonas más frías. Siempre uso abrigo… aunque tal vez no haga falta —por reflejo, acaricié con mis manos el cuello de mi saco rojo—. Por eso me gusta todo lo que sea dulce y caliente.

>>Me… Me alegra que hayas conocido el mar —añadí de pronto, mientras volvía a rememorar su emoción.

Esta vez... no fue difícil sonreírle.

Luego me di la vuelta y me dirigí a las bandejas de la barra. Buscando pudín de chocolate para Jack. Él me estaba ayudando más de lo que podía llegar a saber o imaginar. A modo de agradecimiento, yo encontraría chocolate.

 

Karou Bright.

Di un respingo al escuchar, de la nada, la voz de Hiroshi, metiéndose en la conversación. «Bueno, a estas alturas, ya era un participante más de nuestras habladurías, aunque esté un poco escondido en el asiento de atrás», pensé.

—A mí tampoco me pareces poco confiable —dijo él—. Hola, por cierto.

Sonreí ante su amable gesto. No parecía ser tan frío como aparentaba al principio, después de todo.

Observé atentamente cómo la expresión de Andy cambió a una mucho más cálida. Me provocó cierta ternura. Luego, me respondió que mi acento era bonito. No pude evitar llevar mis manos a mis mejillas, llena de vergüenza. ¿Cómo se debía responder a esto?

Estaba pensando aún en ello, cuando de repente...

—¡Hey! ¿Karou? ¿De que me perdí? —Di un doble respingo y me di la vuelta, para encontrarme con una brillante sonrisa por parte de Connor— ¡Oh! ¿Que tal chico? Disculpa, no te había visto.

Mi dios. ¡Estos chicos me iban a dar un infarto! Me había olvidado de ellos dos por un momento. Tendría que aprender a que esto suele suceder cuando hay más personas alrededor. Aunque era bueno. ¡Pues, claro que era algo bueno! El joven Andy podía conocer a más gente, al igual que...

—¡Americano igual que yo!

—¡AAAAAH!

Mi corazón quedó en un paro instantáneo a causa del grito inusual del nuevo muchacho que se nos había unido. Poco a poco, implementé mi técnica para normalizar mi respiración y relajarme, pero tardó en funcionar ya que esto me había tomado por sorpresa.

Luego de un rato, apreté mis labios y cerré mis ojos, para acabar explotando en una carcajada. Oh no, ¡no podía parar! ¡Que alguien me ayude! ¡¿Qué se suponía que haga?!

Me aparté con un dedo una pequeña lágrima que me salió por la risa y me quedé súper roja por la emoción que había sentido.

—Oh, por dios, lo siento. No pude evitarlo —dije, aún con una sonrisa pegada en la cara—. Casi me matan de un susto los tres y luego... y luego t-todo eso se liberó con esa carcajada. —Respiré hondo y proseguí con las presentaciones de rigor—. El de cabellos plateados se llama Connor, el que está en el asiento de atrás es Hiroshi y el que se encuentra a mi lado es Andy.

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Karou se descontroló we. :c (?)

 

Aki Chigusa

—¿¡K-kyaaah?! ¿¡Qué... qué mierdas haces estúpido...?— Sí. Parecía que Aki tampoco tenía mucha educación estando alterada—. ¡Era solo el pañuelo! ¡El pañuelo~!

No tuvo tiempo de reaccionar. O el chico plateado no la escuchó por su enérgico o repentino gesto, o sencillamente el traumatismo cranoencefálico le había dejado secuelas. Si de verdad se disponía a tratar de tomar contacto con su agresora probablemente fuese más de lo segundo.

—¡¿A-a dónde me llevas?! ¿Qué crees que haces? No tengo hermanos y eso es raro viniendo de una chica de campo, pero nuestro parecido físico me está dando mucha grima. ¡Suéltame freak!

Tampoco es que Aki contase con mucha fuerza física de por sí, así que se dejó arrastrar, con un sentimiento profundo entre el asco, la rabia, el miedo y la confusión. Y aunque ella misma había dicho que en los trenes se viajaba en silencio, era quien estaba montando todo un escándalo. Tampoco es como si en aquellos momentos le importanse. Estaba alterada y nerviosa. De verdad... ¿quién era ese tipo?

Así que el excéntrico muchacho logró llevarla hasta el vagón comedor. Había vislumbrado por las ventanillas del tren el hermoso azul eléctrico del mar... pero apenas había tenido tiempo de fijarse en eso. Y era una lástima, porque nunca había viajado en un tren tan moderno como ese. Ella era más de autobuses cochambrosos de periferia y de trenes que no se adentraban en el oceáno. Tokio de verdad que era increíble.

Así que con esa mezcla de sensaciones y una profunda rabia nacida del intenso sentimiento de desazón y extrañeza y una mezcla más de cosas imnombrables que le causaba aquel excéntrico muchacho de sonrisa de dentrífico, llegó al vagón comedor. Llegaron, más bien. Pero no... tampoco es como si Aki fuese a durar mucho tiempo allí ¿no?

Porque esta vez no fue la sorpresa quien la hizo actuar. Fue la rabia, el enojo y en su opinión fue un merecido carterazo en la mejilla derecha. Quizás porque esta vez no le golpearon los tomos sino los doujinshi y estos por regla general eran más finos, el golpe fue menos brusco y contundente... Lo que era una suerte teniendo en cuenta que no era el primero... pero igualmente doloroso. Aki estaba roja de ira. Y de vergüenza. Y de otras cosas. Su ceño fruncido y sus manos cerradas en torno al asa de su cartera se apretaban fuertemente.

¡Le había golpeado de nuevo con aquella especie de bolso asesino! Y esta vez no pensaba disculparse. ¿Por qué iba a disculparse? Aprovechó el momento para recuperar su pañuelo de manos del muchacho y lo guardó de regreso en el bolsillo de su falda. Era su pañuelo de lirios después de todo.

Cruzó con él la mirada. Una mirada realmente intimidante.

—Shironeko pervertido— fue lo único que le dijo con un tono sorprendentemente neutro. Y sonrió, forzando una sonrisa que daba miedo—. No vuelvas a tocarme.

Y con un resuelto movimiento se echó de nuevo el bolso al hombro, se dio la vuelta y regresó a su vagón. Mejor dejarla tranquila por el momento. Esa chica no debía estar bien de la cabeza.

Si lo comparabas con una novela visual o un dating sims y Aki era el objetivo, mejor centrarse en objetivos más fáciles.

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Don't worry. Yo siento tener que hacerle esto al pobre Yashiro, de verdad que es adorable xD <3

 

Solomon Soudam

El túnel submarino no había tardado demasiado en pasar de sorpresa a monotonía, muy hermoso de apreciar los primeros minutos y mas cuando es la primera vez que observas algo así pero con el correr del tiempo sencillamente era un poco mas de lo mismo.

Escucho por los corredores un griterío mientras dos personas pasan pasan a mi lado, ¿compañeros?, ¿amigos?, ¿enemigos?.

—Que importa.

Los ignore, tal como lo había hecho con todos, el viaje había resultado un tanto mas lento de lo que esperaba y mis objetivos seguían claros y a la espera. Camine por el pasillo entonces, no en dirección a la que se movieron aquellas personas si no en dirección contraria, si toda la gente estaba aglomerándose en un solo lugar, por pocos que fueran no quería encontrarme con eso, solo quería alcanzar mi destino de una vez por todas.

 

Jack Atkinson

—Permiso~— canturreó la pelirroja, al pasar al lado nuestro.

—Pero por su pollo~— canturreé también, dejándole lugar.

Beatriz luego ingresó, y se dio la vuelta, jugueteando con sus manos, y luego, demostrando una gran fuerza de voluntad, me miró a los ojos. Dejé escapar una pequeña sonrisa.

—Yo soy de Finlandia— se animó a iniciar. Luego se ruborizó:—¡S-sé que mi nombre… eeeh… no parece finlandés para nada! Es que… eeeh… mis padres son españoles que viven ahí desde hace tiempo, en una de las zonas más frías. Siempre uso abrigo… aunque tal vez no haga falta .— dijo, acariciando el cuello de su saco que la envolvía.— Por eso me gusta todo lo que sea dulce y caliente.

Estaba por abrir la boca, cuando ella continuó de improviso: —Me… Me alegra que hayas conocido el mar.

Luego de eso, me volvió a sonreír. Esta vez se notaba que le había costado menos. Le devolví el gesto.

—Oh, así que también eres como una extranjera en tu propio hogar. ¿Viste todas las cosas que tenemos en común?—dije, con un tono cálido.— Con tan sólo seis palabras puedes aprender mucho de otra persona.

Beatriz dio la media vuelta y se dirigió hacia las bandejas de la barra. Yo solté una risa tierna, como cuando un padre ve a su retoño actuando por sí mismo por primera vez. En ese momento, pude echarle un vistazo general a todo el lugar. La mandíbula cayó, en un gesto de sorpresa.

—Esto...esto...esto...esto...esto...—parecía disco rayado. Estaba demasiado sorprendido.— ¿Esto es un restaurante? ¿En un tren? ¡¿Un jodido restaurante dentro de un jodido tren?! Nah, esto no es verdad.— me pellizqué a mi mismo.— No, sip, es real.

Miré alrededor, completamente maravillado. Todo era demasiado genial. El mar, el viaje subacuático, ¡¿ahora un maldito restaurante?! Eran demasiados lujos para un solo viaje. Mientras mi compañera se dirigía a la barra, yo decidí acercarme a una de esas mesas tan primorosamente decoradas. Acarició el suave tapizado de los asientos, y un pequeño escalofrío me recorrió el cuerpo. ¡Era demasiado pachoncito! Me senté en uno, para corroborar sus propiedades comodísticas. Mi trasero nunca se había sentido tan bien en mucho tiempo. Me relajé en el asiento, y prácticamente me derretí en él.

De improviso, se escuchó un fuerte golpe seco. Miré hacia la entrada, y pude divisar a la chica de pelo blanco que había acusado al joven brasilero de terrorista, que había tumbado de un carterazo a otro muchacho, también de pelo blanco. Si mal no recordaba, ese chico ya había visitado el suelo hoy. Me entretuve con el espectáculo.

— Shironeko pervertido.— escuché que le decía. Y luego agregó con una sonrisa amenazadora.—No vuelvas a tocarme.

Se agachó y le sacó un pañuelo que el joven tenía en la mano, y lo guardó de vuelta en su cartera. Se puso esta al hombro, y se retiró del lugar, seguramente con destino a su asiento. Era un personaje bastante particular. Sería divertido conocerla. Tenía un buen brazo, además. Recordé el pañuelo. "¿Acaso es costumbre que aquí, en los trenes, las chicas les den pañuelos a los chicos?", me pregunté curioso. Me encogí de hombros, y me dirigí al muchacho, que estaba despatarrado en el suelo.

—Tú tranquilo, ya la vas a conseguir, tigre. Mientras tanto, ¿quieres sentarte con nosotros? A ver si se te relaja el hinchazón de la cara al ver el paisaje.— dije, en tono jocoso.

Y luego me dispuse a relajarme, alternando la vista entre el paisaje y Beatriz, que todavía seguía en la barra.

 

Yashiro Isana

Y otra vez estaba en el suelo... No aprendo, ¿verdad? Pero al menos esta vez sólo fue un sentón y no como el de hace rato. Al menos fue un poco más amable con su golpe. Reí mentalmente con ese comentario también mental.

—¡Qué bueno que te sabes defenderte así...! ¡Porque lo necesitarás en el juego! —grité. Seguro me escuchó.

Yo sólo quería ser su amigo... ¡Vamos! Es parecida a mí, al menos físicamente. Pero ya vi que no en forma de pensar. Suspiré aún tirado en el suelo. Sólo quería divertirme un rato con ella...

Lo miré a los ojos con una suave sonrisa. Ya me estaba haciendo de la idea de tener que encontrar otro grupo con quién hablar, pero gracias a él, ya no.

—¡Pero no la quería en ese sentido! Me pareció interesante y divertida... Aunque no lo pareciera —reí ante mi propio comentario—. ¡Espera! ¿Dijiste paisaje?

Había ignorado todo este tiempo el exterior; no supe en qué momento ya estábamos debajo del agua.

>> De acuerdo —estiré mi brazo sano hacia él esperando que comprendiera que le estaba pidiéndole ayuda—. Me encantaría pasar el rato con ustedes.

Le dediqué una gran sonrisa un par de segundos y luego observé a la chica que él miraba.

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Procuren etiquetarme cuando quieran interactuar con Yashiro >< Reual Nathan Onyrian

 

Esera Santos

Pegó la nariz al vidrio justo cuando logró darse cuenta porque Nisha observaba a través de la ventana. Sin poder evitarlo sonrió, regocijado de la emoción. ¡Parecía que surfeaban la ola! ¡Cómo él mismo en Brasil! Sacó torpemente su teléfono y gruñó cuando no podía activar la cámara por su estropeada pantalla. Cuando finalmente lo logró y se preparó para sacar la foto de aquel maravilloso paisaje, del cual sus amigos no le creerían sin pruebas, el flash de su cámara arruinó la foto. Borró el primer intento y rápidamente quiso volver a hacer otra pero fue cuando entraron al oscuro túnel. El resultado fue una foto oscura y desaliñada.

—Oohhh... esse lixo não ajuda. —murmuró por lo bajo, mirando a su teléfono con aire malicioso... pero finalmente lo guardó. Aún tenía que avisar que había llegado sano y salvo a su familia.

Entonces escuchó por los parlantes la misma voz robotica que cuando había subido. Se quedó mirando un punto en la pared, concentrándose en las palabras. Lo único que había entendido era "comedor". Según internet, cuando había estudiado, podía significar un lugar de comidas, un lugar de reunión o incluso un lugar de relajación. Pero pensó que era lo primero y los desfiles de personas a su lado le decidieron a afirmar que estaba en lo correcto. ¡Era comida! Y cielos, el brasileño sí que estaba hambriento.

—¿Com fome? —inquirió con una leve sonrisa y se tocó la panza. —Mmmmmmm. —alargó las "m" y les dio un nuevo significado al sacar la lengua. —¿Vamos?

 

Jack Atkinson

El joven me miró a los ojos con una sonrisa blanca. Blanca como el trasero de un bebé. ¿Era así el dicho? Meh, no importaba.

—¡Pero no la quería en ese sentido! Me pareció interesante y divertida...Aunque no lo pareciera.— el muchacho se rió de su propio comentario. Bueno, al menos no perdía la alegría. Eso era algo muy bueno.— ¡Espera! ¿Dijiste paisaje?

El joven exclamó esas palabras y luego miró por la ventana. Al parecer, se había olvidado que estábamos bajo el agua. O al menos eso pude deducir por su rostro.

—De acuerdo. Me encantaría pasar el rato con ustedes.— dijo, estirando su brazo hacia mí y dedicándome otra gran sonrisa blanca.

"Dios, si apuntara esa sonrisa al sol, podría crear un reflector natural. ¿Acaso se blanqueará los dientes? ¿O se los pulirá? ¿Usará una de esas herramientas que usan para pulir autos, pero en versión chiquita?", me pregunté, y comencé a fantasear sobre alguien pasándose una lustradora por la boca. Al cabo de unos segundos, volví a la realidad, y me fijé que todavía tenía la mano estirada en mi dirección. Al parecer quería que yo lo ayudase. Con una expresión divertida, apoyé los codos en la mesa, entrelacé los dedos y apoyé mi pera en ellos, y me lo quedé mirando, a ver si se daba cuenta de mi situación. Nop, al parecer no lo hacía.

Hice un gesto de "bueno, que se le va a hacer", me encogí de hombros, busqué mis muletas, y me dirigí hacia él. Seguía teniendo una sonrisa divertida en el rostro. Llegué a su lado, le agarré la mano, y lo ayudé a incorporarse, con algo de esfuerzo.

—Fue bueno nunca haber dejado de entrenar, incluso cuando estuve en silla de ruedas. Esto hubiera sido mucha más complicado. ¿Tú que dices?— dije, en tono divertido, mientras lo izaba.— Me llamo Jack, y la chica que estás viendo se llama Beatriz. Te sugiero que no actúes tan precipitadamente con ella. Le puede llegar a dar un paro.

Y con una sonrisa de lado y un guiño, me dirigí hacia mi asiento, para poder seguir contemplando el fondo submarino, mientras por el rabillo del ojo vigilaba a mi compañero y al recién llegado.

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Quería esperar hasta que Bruno EVF conteste, pero bueno, no quería dejar pasar la oportunidad de que tal vez te hayas olvidado que tenía muletas, y eso daba para una escena (? Rein

 

En aquel momento empezaba a sentirme con hambre y me levanté del sitio con intenciones de ir al restaurante del que habían hablado en megafonía. En ese momento, Karou había gritado asustada. Al final le iba a dar algo a la pobre...

— Voy a comer algo —les dije a todos—. ¿Venís?

Y sin esperar respuesta alguna ni fijarme en lo que ocurría en otras partes del vagón, me fui hacia allí y entré. Aquello realmente parecía un restaurante de verdad, como cualquiera que uno pudiera encontrarse en tierra firme. Pero en cuanto vi una máquina que parecía de arcade, olvidé por completo que había entrado allí a comer algo y me dispuse a jugar con aquello...

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Allister Rider

Liza White proceda a activar el minijuego (?)

 

Beatriz

La presencia del empleado al otro lado de la barra resultaba inquietante. Creía sentir su mirada clavada en mí, conforme observaba las bandejas; agradecí en mi fuero interno que no preguntara qué estaba, porque en lo que respectaba a mí, no lo tenía tan claro. Pese a todo, no abandoné mi intención de buscar algo para Jack.

Había aperitivos salados y dulces, muchos de los cuales no conseguí reconocer. Los postres tenían colores atrayentes y un delicioso aroma azucarado que los volvía irresistibles con tan solo posar un ojo en ellos. Descubrí entonces, entre las bandejas de los postres, unas rebanadas de bizcochuelo humedecido en almíbar, color chocolate, coronadas con una capa de crema blanca y cerezas. No era pudín, pero se trataba de lo que le gustaba a mi compañero de viaje. Supuse que, tal vez, con esto estaría bien.

Pero nada más servir una rebanada del postre en un plato, el escándalo que estalló a mis espaldas hizo que casi se me cayera de las manos. Faltó muy poco para que eso sucediera, mas mi aliento terminó afectado producto del susto. Cuando me atreví a darme la vuelta para saber qué estaba ocurriendo, lo vi a Jack ayudando a alguien a levantarse del suelo… otro chico, de sonrisa resplandeciente.

—…¿quieres sentarte con nosotros? —escuché decir a… a Ojos Soleados— A ver si se te relaja el hinchazón de la cara al ver el paisaje.

Cuando me di la vuelta, mi expresión indecisa y nerviosa se había vuelto más que evidente…

Ahora eran dos chicos. Dos. Con las caras lastimadas. ¿Cómo… cómo se suponía que debía hacer con el chico nuevo? Jack había sido el que había empezado nuestra conversación, aquí podría sería diferente. ¿Qué se le decía a una persona cuando la conocías…? ¿“Hola, mi nombre es Beatriz, un gusto conocerte.”? ¿Quedaría mal si no le llevaba postre? ¡Es que, es que…! ¡A lo mejor no le gustaba el chocolate! ¡No lo conocía!

—¡Ah! —exclamé de súbito, al sentir que el plato me pesaba.

Entonces advertí con horror que en la superficie de porcelana había... ¡diez porciones perfectamente apiladas de bizcochuelo de chocolate! ¡Me las había servido distraída por la llegada del chico sonriente! Lo peor... Ya no había marcha atrás. Rogué no verme demasiado ridícula.

Me acerqué a la mesa de Jack, con mi rostro ruborizado oculto tras la pila de masa dulce. Me daba demasiada vergüenza haber llevado esta cantidad exagerada de chocolate. Lo mejor que se me ocurrió atinar a decir fue:

—Lo… Lo siento… Creo que sobrará…

Dejé el plato en nuestra mesa y ocupé una silla. Para mi infortunio no había reparado en que era justo la silla frente a Jack. No teníamanera de no verle a la cara, así que me puse a jugar con un mechón de cabello para mantener mi mente apartada de su posible reacción.

Así era yo: una torpe sin remedio. No me enorgullecía en lo absoluto.

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Reual Nathan Onyrian Rein