Estación de tren

Tema en 'Accel World' iniciado por Hygge, 9 Noviembre 2017.

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    Nekita

    Nekita Amo de FFL

    Piscis
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    Aaron Yume

    Tranquilidad.

    Esa era la palabra más adecuada para mi estadía dentro del tren, estaba lo suficientemente lejos de las personas como para interesarme en lo que estaban haciendo y no había nadie que molestara, inclusive había decidido ver alguna clase de película que recordaba ponían de forma regular los viernes en la noche dentro del orfanato.

    La película era extraña, sí, pero no le quitaba ni un punto aún con esa extrañeza. Consistía en una chiquilla que viajaba con su familia a una nueva ciudad y terminaban, por un pequeño retreso, en un pueblo abandonado y gracias a que sus padres robaron comida para los dioses, terminaron convertidos en grandes cerdos.

    Y claro que tenía planeado verla las tres horas del viaje, y quizás alguna otra para cuando esa acabara. Y así lo hice hasta que me había percatado lo inusualmente cerca que estabamos del océano y de pronto, todo se volviera negro por unos segundos, no podía negar que el miedo se había apoderado de mí hasta que esa odiosa voz volvió a sonar por el alta voz.

    "Estimados pasajeros, les rogamos que guarden la calma. Estamos a punto de cambiar de vía, a continuación el tren tomará rumbo a través del túnel acuático que atravesará parte del océano Pacífico. No se preocupen por nada y permanezcan en sus asientos hasta que la luz del panel lo indique. Una vez se vuelva verde, podrán atravesar el tren a su antojo. El vagón comedor abrirá sus puertas en breve".
    ¿Tan difícil era anunciarlo antes?

    Me obligué a tranquilizarme para seguir viendo la película hasta que las luces azules bañaron el interior el tren, ya habíamos llegado al dichoso tunel y yo ya podía sentirme más tranquilo, continuar mi película en paz y simplemente dejar quel tiempo pasara.

    Pero no.

    Claro que no podía ser así.

    Los pasos llegaron y esos pasos revelaron a una persona, aquella persona que había estado en la estación antes que nosotros y era extrañamente activa.

    "Es probable que te sentases aquí para evitar tener que entablar conversación, pero me temo que esta personita curiosa te encontró. ¿Tendré el honor al menos de saber tu nombre?"

    Suspiré, ¡ella mismo lo había dicho! Estaba aquí para no entablar conversación alguna. —No. No es algo necesario, ¿no? —Cerré el link que estaba viendo y la miré a ella, ¿quería conocer a todos en el tren antes de la escuela? —Pero ya que estás aquí, interrempiendo y... al parecer sin intenciones de irte rápido, ¿qué es lo que estás buscando aquí?
     
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    Morde

    Morde Dragón con caverna

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    — ¡Pero eh! No te quedes ahí atrás,ven,siéntate aquí con nosotros.

    El otro chico me había invitado a pasarme al sitio de delante, pero eso iba a significar renunciar a mi ventanilla, por lo que educadamente rehusé la propuesta. Prefería contemplar el paisaje cuando se hiciera el silencio.

    Y así se hizo cuando la megafonía comenzó a sonar, dispuesta a anunciar algo. En aquel momento el paisaje urbano se había convertido en uno mucho más verde donde se veía el mar. Al cual nos estábamos acercando mucho. Demasiado. ¿Pero a qué lunático se le habría ocurrido construir una vía de tren que terminara en el fondo del océano? La megafonía me dio la respuesta: resulta que íbamos a entrar en un túnel subacuático

    Y así fue. Lo que se veía fuera de la ventanilla era espectacular. El tren iba atravesando por en medio de bancos de peces y de montañas de residuos de dudosa procedencia y probable toxicidad para el medio marino. Aquello me producía tal fascinación que me olvidé por completo de la conversación que estábamos teniendo. Un momento... cierto, habían hecho una pregunta antes.

    — Con seis años estaba trasteando el portátil de mi padre —comencé a responder—, y me topé con lo que luego descubrí que era un emulador de una consola antigua, de finales del siglo pasado. Acabé usándolo para jugar a un juego extraño de entonces, consistía en capturar animales con poderes, entrenarlos y hacerlos evolucionar. Y ya no hubo quien me moviera de ahí —esto último lo dije entre risas—. Después de completar ese vinieron más. Empecé a querer completarlos rápido para pasar al siguiente y terminé con varios récords en speedrun. Tal vez por eso me invitaron

    Referencias obvias (?) Lariebel
     
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    Zireael

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    Nisha Desrosiers.

    Incluso antes de que empezara a hacer señas comprendí su frustración, aunque poca, era identificable. Le dediqué una breve sonrisa.

    —Está bien —dije agitando las manos un poco, buscando restarle importancia aunque quizás el gesto pudo parecer indiferente pero no lo noté hasta que ya lo había hecho. Añadí otra cosa, aunque más para mí misma que para el muchacho junto a mí—, de todas formas no soy demasiado habladora.

    A decir verdad ya había hablado más de lo que acostumbraba para un primer encuentro, ya había hecho un esfuerzo social importante... según yo. Ah, necesitaba una medalla pero por mi tremenda torpeza.
    Los gritos hicieron que justo cuando él se asomó hacia el pasillo, yo me levantara un momento de mi asiento para poder ver mejor qué pasaba. Al parecer a alguien le habían dado un buen golpe, a uno de los últimos muchachos en entrar al tren. Estaba en el suelo, noqueado. ¿Lo habría matado? Era la loca del equipaje de contrabando, Dios mío, cada vez la liaba más a mi parecer. No alcanzaba a entender lo que decían, pero vi que ya estaban por ayudar al pobre chico. Encima de que llegaba tarde, le metían tremendo golpe con esa cartera que ahora me parecía un arma mortal. Por un lado me daba risa pero por otro empezaba a ponerme los nervios de punta.

    —Pessoas estranhas no trem. Escuché decir a Esera, luego de hacer nuevas señas que no me fue difícil descifrar.

    Estranhas. Repetí la palabra en mi mente. De verdad eran extraños. Aquello se estaba convirtiendo en todo un show, si era sincera. No sabía si ignorarlo o imaginar que estaba en el cine con una cubeta de palomitas de maíz.

    —Casi parece un tren de perturbados mentales camino al manicomio —murmuré conteniendo una risa ante mi comentario ciertamente algo inapropiado.

    Entre los intentos de conversación con Esera y la distracción de lo que parecía un enfrentamiento repentino de lucha libre, si sustituíamos la cartera por una silla, no me había percatado de la línea de océano que había aparecido por la ventana y cuando entramos al túnel volví a sentarme de golpe, en medio de la oscuridad hasta que se encendieron las luces.

    Escuché algo por los altavoces sobre el comedor, pero desconecté mi atención de eso y de todo lo demás casi de inmediato cuando en medio del intenso azul que iluminó el tren pude ver el paisaje del fondo oceánico a través de la ventana. Me acerqué tanto que casi chocó la nariz contra el vidrio, pero era precioso. La emoción que me llenó el pecho me hizo sentir como una niña de nuevo y ni siquiera pude pensar demasiado en por qué demonios un tren privado estaba viajado bajo la maldita superficie del océano Pacífico.
     
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    Lariebel

    Lariebel Usuario popular Comentarista destacado

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    Karou Bright.

    Escuché con una inusitada alegría la respuesta de Connor, el cual había mencionado que era de San Francisco, California. ¿Cómo será vivir ahí? La verdad es que, en cuanto a geografía se refiere, soy muy mala. No sé mucho acerca de otros lugares y sus culturas.

    Al cabo de un momento, el chico volvió a hablar.

    —¿De Florencia? ¡Ajá! ¡Sabía que tu acento me parecía familiar! Yo visite Florencia hace mucho tiempo en uno de mis cumpleaños junto con...con...—dijo él, mientras su sonrisa se desvanecía—. B-bueno no importa, es una ciudad preciosa...

    Le pareció un buen comienzo para hablar con Connor, a pesar de que luego su semblante se entristeció. «¿Habrá pensado en alguien más, como yo con mi tía?», se me cruzó por la mente. Pero luego, con mi pregunta acerca de los videojuegos, volvió a la normalidad y nos contó que le fascinaban desde que era un niño y que le gustaban, más que nada, los juegos clásicos. También nos dijo que hace poco había comenzado a trabajar en un arcade de su ciudad (¡qué suerte!) y que por eso supone que lo llamaron del instituto privado. «Wow, esa fue una muy buena respuesta. ¿Podré conseguir expresarme de esa forma?».

    —¿Qué hay de ustedes? —preguntó Connor.

    —E-en mi caso, comencé a jugar desde los 10 años. Al principio, también se trataban de juegos clásicos, pero con el tiempo, me empecé a especializar en juegos MMORPG's. Esos mundos virtuales me han absorbido como nunca antes nada hizo conmigo y bueno, por eso estoy aquí. —Entrelacé mis dedos, esperando haberlo hecho de una manera similar al de cabellos plateados.

    De pronto, Akane exclamó emocionada que estábamos llegando al mar, mientras observaba el paisaje pegada a la ventana. Sonreí con entusiasmo y me asomé un poco para poder ver, pero todo se oscureció por unos momentos y sentí cómo la amable chica me agarraba la manga del saco con el miedo dominando todo su cuerpo. Solo duró unos segundos, por lo que no pude llegar a reaccionar. Cuando se encendió la red eléctrica y se escuchó un aviso por parte del equipo que nos llevaba en el tren, Akane se soltó y pidió disculpas.

    —No te preocupes, no pasa nada —le aseguré en voz baja.

    Luego, vi que la pelirroja se fue hacia el supuesto vagón comedor, diciendo que en un rato volvía para responder a mi pregunta. Era una chica muy particular y me agradaba la forma en la que fácilmente podía envolver a todo el mundo con su simpatía.

    Una vez que se fue, me acerqué a su asiento para observar, ahora sí, el paisaje exterior a nuestro transporte. Estábamos metidos en un túnel bajo el mar, así que, por supuesto, podía ver plantas marinas y peces nadando por doquier. Me quedé ensimismada por un momento, cuando oí una voz. Era Hiroshi, quien ahora contaba acerca del momento en el cual, de niño, jugaba con el portátil de su padre y empezó a divertirse con un juego "extraño" en el que tenía que capturar animalillos con poderes y los entrenaba para hacerlos evolucionar. Luego, mencionó que quizás lo habían llamado por sus récords en speedrun y yo no pude evitar formar una perfecta o. Teníamos a varios profesionales, claramente.

    Después de un rato, me llamó la atención la joven de pelo rosado que pedía una caja de primeros auxilios en voz alta. Mi timidez de cobarde esperó a que alguien se levantara a hacerle caso a la chica, pero al ver que nadie lo hizo, me moví del asiento.

    —D-discúlpenme por un momento —dije, mientras me acercaba a uno de los botiquines de emergencia que estaban pegados a la pared del tren. Esta vez me fijé bien por dónde caminaba para no volver a pasar por otra humillación más y agarré la caja que quería exitosamente. Me acerqué al llamado de auxilio bastante rápido y me puse de rodillas en el suelo, para posteriormente abrir el botiquín. Vi que tenía varios materiales de gran calidad para algún accidente de este tipo. Tragué saliva y miré al herido.

    —¿Estás bien? ¿Te duele algo? ¿Puedes escucharme? —le pregunté, mientras preparaba un vendaje para colocárselo. «La ventaja de haber tenido a un padre médico», pensé con ironía.

     
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    Hygge

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    Acuario
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    Akane Yuzuki

    Al principio, y al ser incapaz de ocultar sus emociones, su rostro expresó un visible dejo de culpabilidad. No se había fijado en que estaba entretenido viendo una película, quizás su aparición sí que había sido algo maleducada. Agachó la mirada, dubitativa por un instante, como si estuviese replanteándose su siguiente movimiento.

    Sin embargo, el chico se sorprendió al ver que, cuando Akane volvió a mirarle, esta conservaba una expresión amable en el rostro, sin un resto de incomodidad. Le encaraba con la mirada pero no como un gesto rebelde, si no para hacerle saber que aun cuando él la estaba echando de allí de una forma brusca, ella seguía manteniendo vivo su interés en él.

    —Bueno... No es realmente necesario, podría buscarte un apodo con el que llamarte. Todo tiene solución~ —aunque ese apodo ya existía dentro de su cabeza, y el chico aún no lo sabía. Se apoyó un poco sobre el respaldo del asiento contrario y le sonrió, con la misma motivación que la primera vez—. Simplemente quería charlar contigo, me das curiosidad. Aunque sé que no será sencillo porque no parece que te agrade, pero... ¡Lo consideraré como un reto personal!

    >>Y aunque no te interese, soy Akane~. Es un placer, señor hurraca.
     
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    Rein

    Rein Once

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    Yashiro Isana

    Tras haber hecho la pregunta... ¡Repentinamente ya estaba tirado en el suelo! No recordaba muy bien cómo fue que llegué al asiento en el que me encontraba. Todo había desaparecido de mi memoria. Cuando recobré casi en totalidad mis cinco sentidos, noté a una nueva chica con un botiquín de primeros auxilios listo para ser usado, a la chica por la que hice la pregunta tocándome la cara y al chico con el que estaba discutiendo... La de cabello blanco.

    —¿Qué pasó...? —dije tranquilamente mientras apretaba los ojos varias veces seguidas para recuperar el 100% de mi vista y ya poder analizar en dónde exactamente me encontraba. En ese instante, sentí la parte trasera de mi cráneo punzar. Me llevé la mano a esa zona pero en mi codo sentí otra punzada en mi codo, en automático llevé mi otra mano a éste— Auch... —dije con un gesto de preocupación en mi rostro. Ese era mi brazo habilidoso en los videojuegos...

    Me llevé mi mano (la del brazo bueno) dejando el otro codo doblado sobre mi abdomen, a mi mejilla y sentí un pequeño rasponazo en ella. Me di cuenta gracias a que mi mano se humedeció un poco de gotitas de sangre que habúa en ésta. Reí y sonreí suavemente, un poco apenado, a decir verdad.

    —No recuerdo lo que pasó... Pero creo que necesito curitas y esas cosas de médico —volví a reír y, con mucho dolor, extendí mi brazo herido hacia la nueva chica, haciéndole saber que podía hacer de las suyas con la venda—. Qué amables son... —volví a sonreír dejando ver mis dientes blancos hacia los tres chicos que al parecer se preocuparon por mí.

     
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    Xeon

    Xeon Entusiasta

    Escorpión
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    Solomon Soudam

    Camine de vagón en vagón en busca de uno vació, no podía escuchar nada mas allá de mis audífonos pero cada que me asome a un vagón y este tenia a alguien seguí como si nada, indiferente de los que estaban allí, de sus voces o de lo que sea que hicieran que no tenia nada que ver conmigo. Al fin conseguí uno y tome asiento para descansar las piernas, según el numero de canciones había estado caminando unos quince a veinte minutos y me preocupaba que las baterías del reproductor portátil comenzaran a escasear así que trasteando por todo el lugar conseguí un toma corriente, conecte el equipo y espere.

    Los minutos pasaron tan lentos como siempre mientras mis pensamientos se perdían en el tapiz y la carga de mi reproductor de música se acercaba al máximo, el anuncio del cambio de linea fue lo que saco de mis pensamientos y me hizo regresar.

    —Atravesaremos el mar.

    La idea no me resultaba desagradable así que busque una de las ventanas del lugar para disfrutar del cambio de vías y del azul submarino, pero no antes sin confirmar que las baterías estuviesen cargadas y que podría escuchar mi música una vez mas. Ya cada vez es menos tiempo para llegar y poder conseguir algunas respuestas.
     
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    Nekita

    Nekita Amo de FFL

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    Aaron Yume

    Pude notar ese corto tiempo donde la chica había reaccionado a sus palabras de la forma más humana posible, y se encontraba de cierta forma quería pensar que eso era un intensivo necesario para que se marchara y ninguno continuara con esa situación, pero el gesto extrañado por mi parte no se hizo esperar cuando volvió a verle con esa sonrisa en la cara, como si no hubiera pasado nada de nada.

    Y quizás era una paranoía mía pero inclusive podría decir que me miraba con más amabilidad que antes, cuando debía ser exactamente lo contrario. —Sí, todo tiene una solución pero... no considero que esa sea la mejor. —"La mejor sería que volvieras a tu vagón", quice decir, pero dudaba que eso cambiara la posición que había tomado aquí, se le veía bastante convencida de su estadía aquí, frente a mí.

    ¿Curiosidad? ¿Reto personal?

    ¿En qué momento me había convertido en alguien que causara curiosidad e incitara a alguien en tenerme o mejor dicho, conocerme como un reto personal?

    —¿Hurraca? —murmuré con un gesto incrédulo, miré a mi alrededor buscando alguna clase de cámara, porque, tenía que ser una broma, ¿no? —¿Esto es una clase de broma, gatita? — Sí, a eso me había recordado, a esos pequeños gatos que venían a llamar tu atención aunque no la quisieras.

    —¿Qué he hecho yo en esta hora que ha despertado tanto tu curiosidad que tengo el honor de convertirme en una especie de reto personal?
     
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    Bruno TDF

    Bruno TDF Usuario VIP Certified Gakkouwiki

    Libra
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    Beatriz

    Apenas vio mi pañuelo, Jack insistió en que no me preocupara. Negué con la cabeza sin despegar los ojos de mis rodillas. Acababa de sufrir un accidente en su intento por sentarse y esto era lo mejor que, momentáneamente, podía hacer por él; no iba a permitir que padeciera sus heridas como si nada, aún si se trataba de un desconocido cuya confianza me ponía nerviosa. A modo de respuesta acerqué mi mano un poco más hacia él, dispuesta a no bajar el brazo.

    Cuando se inclinó a recibirlo, pude notar que nuestros rostros habían quedado a la misma altura y no pude evitar mirarle furtivamente. Pero entonces él pareció notar algo y, en lugar de agarrar el pañuelo se echó hacia atrás. El hecho de quedar con el brazo alzado inútilmente me hizo enrojecer de vergüenza, pero más lo hicieron las palabras del chico en torno a mi heterocromía, haciendo metáforas sobre los días nublados, asegurando que eran los mejores y diciendo que mis ojos eran preciosos. Cuanto más hablaba, más bajaba la cabeza.

    Sin embargo, contrario a lo que cualquiera podría pensar, sus palabras me reconfortaron enormemente.

    Finalmente Jack tomó el pañuelo. Lo miré de soslayo para asegurarme de que me hacía caso en lo de inclinarse hacia atrás, y bajé la cabeza apenas noté que volvía a centrarse en mí.

    Oh, pero no pienses que te has salvado de la pregunta inicial.—me dijo entonces— A menos que quieras que te llame Ojos Nublados, vas a tener que decirme tu nombre. Tú tranquila, tienes tiempo.

    Su modo de plantear las cosas me ponía los nervios ligeramente de punta, aunque no podía negar que era muy amigable. Muchas personas se habían acercado mí de la misma forma que él, con palabras amables y dulces, y terminaron alejándose debido a que jamás despegaba la vista del suelo y apenas les contestaba con monosílabos. Jack era mi primera oportunidad de cambiar, de socializar como era debido...

    Alcé la cabeza lentamente y lo miré directamente a la cara. Acto seguido me ruboricé. Tuve que hacer acopio de una gran fuerza de voluntad para no desviar mi rostro. Lamentablemente no sucedió lo mismo con mis ojos, que giraron lentamente hacia la ventanilla del tren. Apreté los labios, nerviosa, antes de atreverme a hablar.

    Me llamo… Beatriz —dije, concentrada en los verdes campos del exterior—. Beatriz Luna. Es un placer conocerte… Jack —cerré los puños en torno a mi falda, preocupada de que estuviese sonando demasiado formal para alguien como él—. Nunca conocí a otra persona heterocroma. Eso se siente… Eeeh… ¿Legal? —no sabía bien qué significaba eso, pero Jack lo había usado en un sentido positivo. Supuse que no estaba mal—. Aunque no me gustan los días nublados; son muy tristes… Prefiero… Prefiero… —giré la cabeza hacia la ventanilla, acalorada por la vergüenza de estar hablando tanto— El sol sobre un campo de hierba.

    Entonces le miré de soslayo e intenté sonreír.

    Así son tus ojos, ¿no... no crees? —seguí—. En el derecho llevas el sol y en el izquierdo, el campo iluminado. Ojos Soleados... ¿tal vez?

    Aunque a decir verdad, el ojo verde iba de mal en peor, como si se extendiera la noche sobre él.

    ¿Te duele mucho? —le pregunté, preocupada.
     
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    Lariebel

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    Karou Bright.

    El herido había reaccionado, por fin. Me di cuenta inmediatamente cuáles eran las zonas que le producían dolor a medida que él mismo iba apretándose con las manos. Con mucha eficiencia, me dispuse a colocarle el vendaje alrededor de la cabeza y el codo. El pobre había sido fuertemente golpeado por la gran fuerza de aquella extraña chica. Si con eso tenía que lidiar dentro de ese tren, podría decir que estaba un poquito en problemas. No era muy buena defendiéndome en la vida real.

    —Qué amables son... —dijo suavemente el susodicho. Sonreía despreocupadamente, ajeno a la gravedad de su situación. Aunque, en parte, eso igual estaba bien, ya que las heridas se curaban más rápido manteniendo una mente positiva. Observé su rostro y me sorprendí al darme cuenta, demasiado tarde, que mi voluntad de curar a alguien había sobrepasado mi miedo al contacto físico. La cercanía que tenía con el chico me puso muy nerviosa de repente.

    Intenté normalizar mi respiración para tranquilizarme y rebusqué en mi pequeño bolso de tela mi paquete especial. Mi rostro se sonrojó levemente al colocarle, con mucho cuidado, una curita de un color rosa pastel sobre el corte de su mejilla. Listo y hecho, suspiré al terminar mi trabajo.

    —T-ten mucho cuidado, por favor. N-no muevas mucho el brazo por hoy. Si te duele algo más, p-puedes decirme. —Al terminar de decir esto, me levanté y me fui tan rápido como había llegado. Fiu, lo había hecho bien.

    Me dirigí hacia mi asiento cerca de Connor y Hiroshi con una pequeña sonrisa en el rostro.

    —L-lamento la espera.

    «¿Qué pensaría mi padre sobre lo que acabo de hacer? ¿Estaría... orgulloso?».

    Aparté esos estúpidos pensamientos de mi cabeza mientras volvía a escuchar las voces de mis acompañantes.
     
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  11.  
    Allister

    Allister Caballero del árbol sonriente

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    Andy Wheller.

    Se había armado una tremenda revuelta debido al bolsazo que Aki le había propinado al chico sonriente, luego de incorporar al afectado , la chica de cabello rosado pidió ayuda, fue entonces que otra chica de aspecto un tanto frágil se acercó con un botiquín y comenzó a ayudar a nuestro peliblanco amigo. Apenas terminó de ayudar se retiró en un pis pas, cosa que me pareció extraña, quizá tenía algo de miedo para interactuar.
    Me levanté ya más calmado y con mi típico estado neutro y "rarito" como me llamaba Aki.

    Tomé de los hombros con suavidad al chico de cabello plateado, y lo miré fijamente por una fracción de segundos.

    — Oye, Sonrisas, ¿me permites un momento?, tengo algo que hacer pero regresaré , necesito preguntarte algo, no te vayas si, y mantente alejado de los bolsos.
    caminé tras la chica que había llevado el botiquín percatandome de a poco de lo "freak" que había sido tomar por los hombros al chico y mirarlo fijamente, suspiré desalentando — Que vergüenza — me dije mentalmente.

    Vi que la chica del botiquín caminaba hasta donde se encontraban dos chicos conversando, uno curiosamente de pelo plateado al igual que el recién atendido,

    — Hay muchos peliblancos por aquí pensé .

    — ¡Oye, muchas gracias! — atiné a decir antes que ella llegara con sus amigos.

    —Se ve que eres buena en cuestiones médicas, mi nombre es Andy, no nos dijiste el tuyo — dije tratando de sonar con naturalidad, pero mi tono de voz algo apagado podría no ponerme las cosas fáciles — Ojala no la espante pensé algo preocupado. Creo que los amigos de la chica pudieron escucharme ya que noté una leve reacción en ellos.

     
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    Lariebel

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    Karou Bright.

    De repente, escuché la voz de alguien desconocido que se había acercado a nosotros.

    —¡Oye, muchas gracias! —exclamó un joven de aspecto apagado. Sus vestiduras consistían en algo cómodo y de color oscuro. Su pelo castaño hizo que lo reconociera. Era el chico que estaba cerca del peliblanco al que había tratado hace un momento. Al notar que sus ojos se dirigían hacia mí, me extrañé. Me fijé si concordaban con Connor o Hashiro, pero no, me miraba a mí. Mis mejillas se encendieron mientras la vergüenza afloraba en mi cuerpo. Había planeado no llamar la atención, pero había fallado estrepitosamente.

    —Se ve que eres buena en cuestiones médicas, mi nombre es Andy, no nos dijiste el tuyo —mencionó con un tono un poco apagado. Un sentimiento cálido se esparció por todo mi ser y me sentí llena. ¡Había hecho algo útil! ¡Había ayudado a alguien y me habían dicho que era buena!

    Sonreí para mis adentros, orgullosa de mí misma, pero rápidamente eso fue sustituido por un gran nerviosismo y mi timidez comenzó a volver a controlarme. ¿Cómo hago para no quedar mal? En especial si ese chico solo se había acercado para preguntarme cuál era mi nombre.

    —H-hola Andy. M-muchas gracias. Me alegra haber sido de ayuda. —Bien, vamos bien—. M-mi nombre es Karou.

    Le sonreí con mi mueca extraña al no estar acostumbrada a ese hábito. Aun así, espero haberle transmitido mi buena fe, aunque mis habilidades sociales dejaban mucho que desear.
     
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    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    Aki Chigusa

    Y los eventos se precipitaron. Tras tremendo bolsazo propinado al pobre chico de plateada cabellera, Andy pareció entrar en pánico. Aquello sobresaltó a Aki... ¿y si el tipo realmente estaba muerto? ¡¿Pero cuanto daño podían causar unos insulsos mangas?!

    ¡Por Dios Aki!, ¡lo mataste carajo!— gritaba Andy, frenético. A punto estuvo de echarse las manos a la cabeza— ¡Oh Dios mío! ¿Qué haremos?, esa cartera tuya no tendrá explosivos pero es un arma contundente y letal.

    Aki dudó qué responder. Miró al chico inconsciente, el miedo en los ojos oscuros de Andy, la chica de cabello rosado... y sintiéndose acusada y molesta, solo alcanzó a decir, patéticamente...

    —¡C-cállate Andy! ¿cómo va a estar muerto?— exclamó—. ¡Mi cartera solo tiene man- útiles escolares! ¡Además, es su culpa! ¿A quién se le ocurre ser tan confianzudo?

    Sí, ¿a quién se le ocurría ser tan confianzudo con una lunática como Aki? La chica se mantuvo algo al margen, aunque fue testigo de todos los cuidados que recibió el joven hasta que pudo recobrar la consciencia. Sentía un súbito pinchazo en el pecho... ¿culpa quizás?

    "Pero si sólo llevo mis mangas en la cartera" — se reprochó mentalmente, apretando las asas de la susodicha— "Montones y montones de mangas...."

    Suspiró. Sí, había actuado por inercia, no había pensado las cosas. El daño ocasionado había sido mayor de lo que había calculado en un principio. Y, por supuesto... debía disculparse.

    Inhaló aire profundamente, como dándose valor para ello. Y entonces, una vez se halló frente al muchacho de plateada cabellera en un par de largas y extensas zancadas, extrajo un pañuelo del bolsillo de su falda y se lo extendió sin hacer contacto visual alguno. Sus mejillas ardían de verguenza y su ceño se hallaba fruncido.

    —T-toma— le dijo—. Acéptalo como una disculpa de mi parte. ¡Es mi pañuelo de lirios bordado, t-tómalo antes de que me arrepienta!
     
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    Reual Nathan Onyrian

    Reual Nathan Onyrian Adicto

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    Jack Atkinson

    Por un momento, pensé que había arruinado todo. Al momento de volver a preguntarle el nombre, la chica había vuelto a bajar la cabeza. "Mierda, tal vez fui demasiado directo", pensé para mí mismo, "La debo haber asustado sobremanera, pobre".

    Pero al momento, y denotando una fuerza de voluntad increíble, la muchacha levantó la vista e hizo un esfuerzo tremendo por mantener la mirada. Esfuerzo que no duró mucho, pues a los segundos se puso roja como un tomate, y desvió la mirada hacia la ventana. Sonreí para mis adentros. Esta chica era demasiado tierna.

    Se escuchó un golpe seco, y miré curioso hacia el origen del ruido. Había un joven de pelo blanco tirado en el suelo, mientras otros lo rodeaban, visiblemente preocupados. "Oh, otro más que se da de madrazos con la cara. Somos un grupo muy particular", pensé divertido.

    Me llamo... Beatriz—dijo, mirando la ventana—Beatriz Luna. Es un placer conocerte… Jack. Nunca conocí a otra persona heterocroma. Eso se siente… Eeeh… ¿Legal?— ensanché mi sonrisa un poco más al escuchar esa palabra—Aunque no me gustan los días nublados; son muy tristes… Prefiero… Prefiero…—en ese momento, giró la cabeza hacia la ventanilla, notablemente acalorada—— El sol sobre un campo de hierba.

    Y en ese momento, sucedió algo que me hizo sentir una sensación cálida en el pecho. Beatriz me había mirado de soslayo, y había logrado sonreír. Era una sonrisa tímida, como su dueña, en la cual la comisura de sus labios apenas se habían ensanchado. Era una sonrisa preciosa. Haberse estampado la cara contra el asiento bien valía la pena si lograba que esa chica sonriera.

    Así son tus ojos, ¿no... no crees? En el derecho llevas el sol y en el izquierdo, el campo iluminado. Ojos Soleados... ¿tal vez?

    Miré hacia la ventana, viendo como el paisaje se extendía ante mis ojos. Un escalofrío me recorrió el cuerpo. Hacia tiempo que nadie me decía algo así. Me desembarace de esa sensación. "Adiós pasado, hola presente", me dije a mí mismo.

    ¿Te duele mucho?— escuché que me preguntaba.

    Esa pregunta me sacó de mi ensoñamiento.

    ¿Eh? ¿Oh, esto?— dije, señalándome la cara.— Ah, no te preocupes, no es nada. Te debería contar cuando me quebré la mandíbula. Esa sí es una historia.— le dediqué una sonrisa.— Beatriz, ¿eh? Muy lindo nombre, la verdad. ¿Eres de por aquí?

    En ese momento, un brillo azul captó mi atención. Al mirar por la ventana, pude ver como el mar se extendía como una alfombra azulada hasta donde alcanzaba mi visión. Me pegué a la ventanilla, mirando ensimismado como un niño. Era la primera vez que veía el océano tan de cerca.

    ¡Beatriz, ven, ven, mira! ¡El mar, el mar!—exclamé entusiasmado. El tren se iba acercando más y más hacia el cuerpo de agua.—¡No lo puedo creer! ¿Vamos a ir sobre o bajo el mar? Este viaje es demasiado genial.

    Mi cuerpo se movía por la emoción, y parecía un niño de 5 años al cual sus padres llevaban a una tienda de juguetes. De repente, swoosh, el tren quedó a oscuras.

    ¡Ahora es cuando alzas las manos y gritas uhhhhhh!— completamente emocionado y ajeno a la situación. Lo que estaba pasando era demasiado irreal.

    La luz volvió acompañada de la voz de los parlantes, indicando que, si lo quisiéramos, podríamos acceder al vagón comedor. A decir verdad, estaba muerto de hambre. Pero tenía un problema. Mis muletas seguían en el pasillo.

    La salvación parecía venir de la mano de una cabellera pelirroja. A medida que se acercaba la colorada, le hice señas para llamar su atención. Pero se ve ve otra cosa la captó antes, pues frenó su marcha en uno de los asientos.

    Me encogí de hombros, y miré a Beatriz.

    Bueno, al parecer voy a tener que hacer reconocimiento en el territorio enemigo. ¿Quieres acompañarme a buscar algo de comida? Si no, no hay problema, yo te traigo algo.—le aseguré con una sonrisa.

    Luego de eso, me tiré al suelo, y comencé a reptar en dirección a mis muletas, mientras cantaba el estribillo de Rolling in the Deep con un falsete extremadamente agudo. Logré llegar hasta mis muletas e incorporarme. Miré hacia atrás, para ver si Beatriz me seguía o no, esperándola con una sonrisa. Obviamente, podría haber avanzado agarrándome de los asientos, pero... ¿cuál era la gracia en eso?

    Nota: Jack es un espíritu muy libre. Tal vez demasiado (?
     
    Última edición: 13 Noviembre 2017
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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado fifteen k. gakkouer

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    Momoko Chiaki

    En poco tiempo, otra chica se acercó con un botiquín médico, haciendo muestra de ciertas habilidades curativas y haciendo que el chico fuer curado. Por suerte, parecía demasiado alegre y despreocupado como para parecer afectado por la herida. Eso me alivió.

    Me levanté y dirigí de nuevo a mi asiento, observando son atención la siguiente escena. Asentí con la cabeza. Como supuse, la chica no era mala, su actitud era defensiva. En el fondo, tenía un buen corazón, estaba segura.

    Tras aquella extraña escena, supuse que quizás quisieran descansar, así que la charla que me habían propuesto parecía que debía esperar.

    Miré por la ventana, observando como el mar se extendía ante nosotros. Había escuchado el anuncio del megáfono, estábamos viajando bajo mar y, desde luego, la vista era impresionante.

    También dejarían acceso al vagón comedor, pero por el momento no tenía hambre. Así que, simplemente, coloqué mis manos sobre mi regazo y observé, con cierto entusiasmo y sorpresa, todo lo que se podía ver por aquella ventana.
     
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    Bruno TDF

    Bruno TDF Usuario VIP Certified Gakkouwiki

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    Beatriz

    —¿Eh? ¿Oh, esto?—respondió, como habiéndose olvidado de que tenía un golpe en el ojo— Ah, no te preocupes, no es nada. Te debería contar cuando me quebré la mandíbula. Esa sí es una historia.—y me sonrió; admiré que pudiese mostrarse tan jovial ante un recuerdo tan poco agraciado como ese, ¿tan acostumbrado estaba a lastimarse de esa forma?— Beatriz, ¿eh? Muy lindo nombre, la verdad. ¿Eres de por aquí?

    Cerré los ojos y hundí la cabeza entre mis hombros… Por lo general eran las chicas quienes decían que mi nombre les parecía lindo, pero que un chico expresara lo mismo… No sé… Era muy extraño. Pero no por eso menos agradable. Tan sólo se trataba de una situación nueva que me costaba asimilar de forma rápida. Procuré apresurarme en responder su última pregunta para romper esta timidez que purgaba por mantenerme quieta y silenciosa.

    Pero Jack no me dio tiempo de hacerlo. Sus exclamaciones me hicieron abrir los ojos con un sobresalto.

    ¡Beatriz, ven, ven, mira! ¡El mar, el mar!—decía— ¡No lo puedo creer! ¿Vamos a ir sobre o bajo el mar? Este viaje es demasiado genial.

    Miré en la misma dirección hacia donde apuntaban sus ojos, el sol y el campo, sólo para encontrarme con una gran masa de agua azul que, desde el otro lado de la ventanilla, se precipitaba rápida y peligrosamente sobre nosotros. Acto seguido, la oscuridad total.

    ¡Ahora es cuando alzas las manos y gritas uhhhhhh! —propuso mi nuevo compañero de viaje.

    Por un momento dudé, preguntándome como quedaría ante los ojos de los demás haciendo algo como eso. Acto seguido sacudí la cabeza, como si con eso lograra hace que tan opresores pensamientos fueran a parar al suelo. ¡No quería caerle mal a Jack por no acompañarle en eso! Por lo que, con un impulso tenaz, comencé a alzar las manos.

    Pero sólo llegaron hasta la altura de mis hombros mientras emitía un tímido:

    Uh… Uuuh…

    Y la luz regresó al vagón. Mientras por los altoparlantes se anunciaba que el comedor estaba disponible, yo cubría mi boca y mi nariz con mis puños cerrados mientras mis ojos iban y venína de aquí para allá, buscando cualquier lugar para mirar que no fuese el rostro de Jack. Si había hecho mal lo de levantar las manos, prefería no saberlo por su expresión.

    Bueno, al parecer voy a tener que hacer reconocimiento en el territorio enemigo. ¿Quieres acompañarme a buscar algo de comida? Si no, no hay problema, yo te traigo algo.

    ¡Iiih! —exclamé al notar que de pronto estaba arrastrándose junto a mis pies.

    En cuanto vi que alcanzaba sus muletas, me sentí culpable. Me puse tan nerviosa por su llegada y el comienzo de nuestra conversación, que no se me ocurrió ayudarle a recogerlas. Había olvidado por completo lo que me dijo: que sus piernas no estaban en las mejores condiciones. Jack entonces se volteó, invitándome con su amable sonrisa a seguirle.

    Me levanté y me acerqué lentamente hacia él. Como siempre, sin mirarle directamente; dejar de hacer esto seguiría costando, pero tenía la esperanza de que no duraría mucho: no podía pasar por alto que había logrado sonreírle. Eso era un gran paso para mí.

    Vo… Voy contigo —le dije, jugueteando nerviosamente con mis manos— Eeeh… ¿Qué comida te gusta más?

    ¡Bien! Esta vez fui rápida en continuar nuestra conversación. Pero el entusiasmo se esfumó cuando recordé que, en realidad, no le había respondido si era de por aquí. Apreté los labios. Mal.
     
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  17.  
    Hygge

    Hygge Game Master

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    Akane Yuzuki

    —¿Has... Has dicho gatita?

    Akane abrió mucho los ojos, aquel lindo mote la había tomado por sorpresa. Se esperaba cualquier otra reacción brusca por si parte, pero esa no había estado entre sus posibilidades. Y por alguna razón que se escapaba a su entendimiento, su pecho se llenó de una indescriptible sensación de nostalgia. Como si aquel particular apodo cobrase especial importancia viniendo únicamente de aquella persona que ni siquiera conocía. O al menos, no creía conocer. Estaba segura que aquella era la primera vez que se cruzaba con el señor hurraca en su vida, y aún así, se sentía feliz. Como quien veía a un buen amigo después de mucho tiempo.

    Pero sabía que si decía aquello en voz alta, el chico la tomaría por una loca y la echaría a patadas de allí. Así, se conformó con elevar la comisura de sus labios ligeramente, formando una pequeña pero feliz sonrisa.

    —Digamos que... desprendes un aura familiar. Es curioso, pero sentí la necesidad de ser yo quien se acercase. No me preguntes el por qué, porque ni yo misma lo sé con exactitud —se permitió reír con suavidad, cruzando los brazos mientras desviaba su mirada hacia el suelo. Ahora le daba vergüenza mirarle a los ojos, a saber con qué cara la estaría mirando en ese momento. Sus mejillas se colorearon de la propia vergüenza, maldiciendo la sinceridad característica en ella, pero se permitió añadir con su vista clavada en el suelo, sin borrar aquella diminuta sonrisa—. Igual... Gatita es un lindo mote. ¿Ves? ¡Seguro que en el fondo eres muy adorable, solo te haces de rogar!

    Nota aclaratoria: El personaje de Nekita, Aaron, tenía una buena relación con mi anterior personaje del primer rol de Accel World, de quien saqué su versión mejorada como Akane. La anterior era una persona muy tímida y Aaron siempre era quien se acercaba a ella, por eso, de alguna forma, quise que su "reencarnación" (? le devolviese el favor. De ahí ese particular interés en el chico y su sensación familiar.

    Nostalgia everywhere </3
     
    Última edición: 13 Noviembre 2017
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  18.  
    Nekita

    Nekita Amo de FFL

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    Aaron Yume

    Tú me has llamado hurraca, espero que no tengas problema en que yo te llame así. —De igual forma no planeaba cambiar el apodo si llegaba a decirme que tenía alguna clase de problema con eso, a fin de cuentas, resultaría un poco más divertido llamarla de esa forma con esa personalidad tan acorde a su apodo.

    Aunque, con tal reacción dudaba que eso implicara un problema, parecía sorprendida, sí, pero una clase de sorpresa que por alguna razón le agradaba y hacía la situación algo... extraña, podía sentir incluso que ella sabía algo que yo no y esa incertidumbre no me agradaba en lo absoluto.

    ¿Un aura familiar?

    Uhm...

    Quizás si que había algo interesante en ella al fin y se había equivocado al "analizarla" cuando había entrado a nuestra pequeña "sala de espera". —Al final resultaste tener algo interesante, gatita —solté una corta risa—. Serle familiar a alguien es algo extraño, sí, pero... supongo que eso justifica tu insistencia en querer estar aquí, supongo que puedo...

    "Igual... Gatita es un lindo mote. ¿Ves? ¡Seguro que en el fondo eres muy adorable, solo te haces de rogar!"

    Yo no me hago del rogar...—murmuré algo sorprendido, podía imginar que dijera muchas cosas pero... decir eso me había tomado desprevenido—, además, ¿no tenías a un lugar a dónde ir? —pregunté depronto después de escuchar eso, no, por el momento no me tomaría la iniciativa de también querer conocerla.
     
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    Allister

    Allister Caballero del árbol sonriente

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    Andy Wheller

    —H-hola Andy. M-muchas gracias. Me alegra haber sido de ayuda, M-mi nombre es Karou — Respondió la chica, demostrando algo de timidez.

    En ese momento pensé que la había incomodado con mi intromisión y di un paso atrás, — Por favor no te asustes — dije bajando la mirada, hundiendo el cuello en los hombros y enfundando mis manos dentro de la sudadera.

    — Aki dice que tengo un aspecto poco confiable...

    Iba a continuar excusándome cuando noté que ella estaba sonriendo. Al igual que yo parecía no tener facilidad para dicho gesto.

    — Mucho gustó Karou, tienes un acento muy peculiar, de donde eres? — pregunté algo intrigado.
     
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  20.  
    Reual Nathan Onyrian

    Reual Nathan Onyrian Adicto

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    Jack Atkinson

    Esperé hasta que Beatriz llegara a mi lado. Se la veía nerviosa, y se encontraba jugueteando con sus manos.

    Vo...Voy contigo.— me dijo cuando llegó.— Eeeh...¿Qué comida te gusta más?

    La pregunta me tomó medio de sorpresa. Sinceramente, mi plan era llegar allí y atragantarme con lo que encontrara. Y también me sorprendió el hecho de que ella fuera la que tomara la iniciativa. Me permití una sonrisa. Las cosas iban avanzando.

    Qué comida me gusta más...Esa es una muy buena pregunta.— dije, pensativo.— Creo que no tengo ninguna favorita. Excepto el chocolate. Amo el chocolate. Demasiado. Podría matar por chocolate. Bueno, no lo hecho todavía. Pero podría.— agregué, con un cierto acento psicótico, bastante fingido.— ¡Oh! Y gracias por levantar los brazos conmigo. Pensé que tal vez te había asustado con tanta efusividad.

    Seguí avanzando un par de metros, hacia el comedor, mientras conversaba. Varios grupos se habían formado ya. Aunque todavía quedaban varios chicos sentados solos. Me daba un poco de lástima, a decir verdad. Todos íbamos a pasar varios meses de nuestra vida juntos. Deberíamos esforzarnos en al menos saber los nombres de cada uno. Me propuse luego acercarme a ellos, o al menos, intentar.

    Bueno, ahora te toca a ti decirme sobre tu comida favorita. Y para romper el hielo de la pregunta anterior, yo soy escocés, pero mi familia se mudó a Austria cuando tenía 2 años. Me manejo muy bien en la montaña, pero esta es la primera vez que veía el mar. Por eso me emocioné tanto.—añadí, con una pequeña risita y un tono casi de disculpa.

    Llegamos por fin al vagón comedor, un poco más lento debido a mi paso. Me estiré para abrirle la puerta a Beatriz, mientras decía de forma teatral:

    Bienvenida al banquete real, milady de los ojos de nubes. Deleitese con lo que sea que encontremos del otro lado. Ojalá haya pudín de chocolate.—dije, dejándole el paso a la joven, con un gesto teatral y una reverencia. O al menos, lo que podía tomarse como una reverencia.

    Lizardon , describe el comedor así puedo continuar :D, y no te quiero arruinar las descripciones y demás jeje.
     
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