Romántico Está lloviendo

Tema en 'Relatos' iniciado por Kikuz-sama, 20 Julio 2017.

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    Kikuz-sama

    Kikuz-sama Usuario popular

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    Escritora
    Título:
    Está lloviendo
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    854
    Ésta es una rara idea que desde hace un largo tiempo rondaba mi mente. Puede ser caótica y no tener mucho sentido, así que (de antemano) me disculpo por ello.



    Está lloviendo. Esa típica frase cliché podía ser interpretada de muchas formas. Pero la mayoría la tomaba como la señal desesperada y absurda del patético intento del emisor por llamar la atención del receptor. Sin embargo, si esa frase era observaba desde la perspectiva en la que yo la veía, no era viable pensar en el patetismo.



    Todo comenzó un frío día. La lluvia caía con la fuerza necesaria para ahuyentar a los transeúntes. El parque por el que debía atravesar para ir a casa se encontraba desierto, o eso pensé hasta que el sonido de un chapoteo me obligó a darle una rápida mirada al lugar. Fue ahí cuando te vi por primera vez. Era normal que el clima te obligara a correr, sin embargo, esa habitual escena de un día lluvioso no se te podía aplicar.



    No mostrabas la acostumbrada molestia y preocupación que cualquier caminante sentiría por sus ropas empapadas. En lugar de ello tu bello y pálido rostro dejaba ver miedo y confusión. Me quedé de pie y te observé un momento. Te vi caer e intentar levantarte dos veces. Indecisa di un paso hacia ti. Quería ayudate pero me asustaba la posibilidad de no ser capaz de hacerlo. ¿Una extraña como yo que haría por ti? ¿Cómo lograría combatir esos íntimos demonios que, evidentemente, te perseguían, asustándote hasta el punto de desfallecer?



    —¡¿Qué es ésto?! —Gritaste. Y la agonía que mostró tu voz logró que un desagradable escalofrío me recorriera el cuerpo. Después de esa clara petición de auxilio, no pude abandonarte.



    Indecisa me acerqué a ti. Me acuclillé frente a ti y advertí que te encontrabas ciego. Mi corazón se estrujó por un segundo y sentí una inmensa tristeza al clavar la mirada en esas verdes esmeraldas. Cuando advertiste mi presencia moviste la cabeza en mi dirección. Parecías un indefenso cachorro que acababa de ser abandonado.



    —¿Qué es ésto? —Preguntaste de nueva cuenta. Tu voz se rompió a la mitad de la cuestión.



    —Es lluvia. Está lloviendo.



    —¿La lluvia es cómo el llanto en un frío día de invierno? —No pude responder pero mi falta de elocuencia no te importó. —Eso explicaría porque siento como si me acabaran de arrancar el corazón.



    Tu melancolía se filtró en mi cuerpo al igual que la humedad. La lluvia en ese momento arreció. Tal vez fue la vulnerabilidad que mostraste o el resultado de mi propia imposibilidad para detener tu sufrimiento lo que me empujó a acunarte entre mis brazos. Hubo un choque entre el frío y la calidez. Un latido irregular que poco a poco se tranquilizó con esa precaria seguridad. Ese día selló nuestro destino. Ese día supe que no te podría soltar jamás.



    La lluvia dio paso a un brillante sol. El tiempo te ayudó a cicatrizar las heridas. Poco a poco dejó de dolerte compartir conmigo las cálidas caricias del rey de oriente. También comprendiste que yo no deseaba ocupar su lugar. No necesite de muchas palabras para comprender que ella siempre sería la joya de tu cielo. Para ti sólo existió un sol que murió cuando ella lo hizo.



    Sin embargo, y contra todo pronostico, cuando el calendario dejó caer todas sus hojas por fin me regalaste la primera sonrisa. Esa era la primera señal de que me dejabas formar parte de tu vida. Los meses siguieron corriendo y terminaste acostumbrándote a mi presencia. Por fin aceptaste que no estaba mal amar otra vez.



    —Cásate conmigo. —Demandaste una tarde en la que nos encontrábamos en el jardín.



    Miré tus brillantes orbes. Todavía mantenían un pequeño rastro de tristeza pero en su mayoría, reflejaban una gran felicidad. Tu mano, que ahora era cálida, acarició mi mejilla. La emoción me sobrepasó y le dio paso al llanto. Inevitablemente mis lágrimas bañaron tu rostro.



    —¿Qué es ésto?



    —Es lluvia. Está lloviendo. —Murmuré siguiendo tu juego.



    —Entonces, ¿la lluvia es tan cálida que te entibia el corazón como el sol en un día de verano?



    —Sí. —Y supiste que esa afirmación también aplicaba a tu petición.



    —En ese caso, espero que nunca deje de llover.



    Sonreí pues sabía que, desde que nos conocimos comenzaste a relacionar la lluvia conmigo. Y ésta dejó de ser un mal recordatorio de tu pasado. Ahora la lluvia era tan importante como el sol. Esa era la declaración oficial de que yo ocupaba tu corazón. De que me amabas tanto como yo.



    La lluvia marcó un final. Pero a un final siempre le sigue un nuevo comienzo. Por fin, el invierno que atormentó por mucho tiempo tu corazón le dio paso a la primavera. Al reverdecimiento de la esperanza que permitió el nacimiento de un nuevo amor. A un arcoiris que intentó endulzar la perdida del primer amor. Y en ese momento entendiste, cuando sellaste nuestra promesa con un beso, que no sólo se podía llorar de dolor. El amor también podía bañar un yermo campo y hacerlo florecer otra vez.
     
    Última edición: 21 Julio 2017
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    Neru

    Neru Usuario popular

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    Escritor
    Buenas~, ¿cómo estás?

    Vaya, he leído tu escrito y he quedado sumamente fascinado. Es increíble, de verdad. Sentí un escalofrío por la fluidez, por lo "delicioso" de la narrativa, me encantó la simbología tan remarcada y plasmada. La dedicación al escrito se nota muchísimo. Y vaya, lo que transmite esta historia es asombroso. Realmente no tengo muchas palabras para describir lo que siento en este instante, me hiciste hacer memoria de tantas cosas que muchas veces quise olvidar xDu... Pero de buena forma, en realidad.

    Lo que más me encanta de tu relato es que éste se centra en un "quién", ¡y que no es pobre por ello! Que involucras el ambiente y el clima de una manera tan rica, que no hace pesado el escrito. ¿Y lo genial de los diálogos? Quedan perfectos y son los necesarios; muchas veces, en cualquier historia o escrito, sobran diálogos o interacciones... o bien faltan. Aquí no, aquí son los precisos para sentirse satisfecho, porque son los necesarios que pongas, la conversación tan corta que los dos personajes mantienen es exacta y buena.

    De verdad, no tengo mucho qué señalarte porque es un excelente relato; solo que te ganaste un nuevo fan.

    Ah, ¡y como dato! Solo porque el resto son cuestiones de tipeo y eso nos ocurre a todos:

    Ese "que" lleva acento: "qué", porque es una pregunta. Ten mucho cuidado con esas cositas pequeñitas, no dejes que algo tan insignificante le quite fluidez (aunque levemente) a tus historias.

    ¡Saludos! Buscaré más cositas tuyas~
     
    Última edición: 23 Julio 2017
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