espejos del alma, reflejos opuestos

espejos del alma, reflejos opuestos

Bueno este sera mi segundo long-fic... mejor dicho intento, ya que empece a pensar la historia cuando viajaba en el tren y no tengo aun mucha idea de hacia donde lo diriguire, aun asi ya que alguien me apoyo a que lo publicara aqui esta. Espero me disculpen si tardo algo en ir avanzando la historia ya que aun esta en proceso mi otro fic, aparte de actividades los grupos. Como ultimas palabras para los que hayan leido algo de mi otro fic, decir que intentare centrar la historia en un marco algo mas adulto, aunque siempre se pondran toques humoristicos para evitar una excesiva seriedad.

Prologo
​

En un paseo un joven caminaba con aire ausente. Era de noche y costaba ver el aspecto que tenia, aunque por el dia es una zona alegre y llena de vida por las noches se torna un lugar tétrico, jóvenes con un alto grado de alcohol terminan por los suelos del paseo o apoyados en algún árbol. Bandas que se creen con el derecho de atacar a quien pase por su lado. Jóvenes vendiendo su cuerpo a cambio de algo de dinero. El joven se planteaba porque había terminado en ese lugar. Las farolas intentaban alumbrarle el camino a seguir , aunque muchas solo lanzaban haces luminosos.

A lo lejos se escuchaba el ruido de un coche acelerando. El joven se giro instintivamente y vio como el coche se dirigía hacia una chica que estaba a pocos pasos de el. La joven se quedo mirando como iba a ser embestida, el tiempo para ella se había ralentizado, su mente no llegaba a reaccionar, se fijaba en todo lo que estaba sucediendo a su alrededor. De pronto sintió un brusco golpe proveniente de su espalda. Ella se giro y vio como un chico la había empujado fuera de la trayectoria del coche, aunque el no tubo tanta suerte, el coche le paso rozándole el brazo, al ir a tanta velocidad el vehículo le arrollo y el muchacho callo al suelo perdiendo la consciencia. La chica se acerco rápidamente a el. Al verle con los ojos cerrados y una respiración tan pausada temió lo peor. Ella necesitaba calmarse, debía pensar de una forma nítida. Escucho como una compañera la llamaba a lo lejos, esta se giro para ver quien era.

—¡Cristina! ¿estas bien?
—Si, solo tengo un par de arañazos, ayúdame a llevarlo bajo aquel árbol. — dijo mientras lo señalaba
—¿Por qué no lo dejas aquí y nos alejamos como hace todo el mundo?
—El me a salivado la vida, voy a llevarlo a mi casa, allí podre curarle las heridas. — dijo con un tono muy serio
—Tu sola no podrás llevarle — le replico
—Y por eso tu me ayudaras — le contesto rápidamente mientras le guiñaba un ojo.
—No puedes llevártelo, ni siquiera lo conoces — le reprocho su amigo
—Es algo que e decidido, además no debe ser mala persona si me a salvado
—A veces pienso que eres demasiado ingenua
—¿Qué quieres decir con eso?
—Justo lo que has oído, te fias de todo el mundo, igual el lo preparo todo para quedar como un héroe
—Eso es demasiado rebuscado — dijo entre risas
—Esta bien veo que será imposible hacerte cambiar de idea. Aun asi nos chillaran si nos ausentamos — dijo algo frustrada
—Diremos que fuimos al hospital, tu me acompañaste porque yo sola no podía ir

Su amiga se lo pensó unos segundos, luego dijo — espera voy a por el coche— cuando volvio metieron el cuerpo del joven en la parte de atrás, lo dejaron en una especie de posición fetal y se diriguieron a la casa de Cristina. Una vez allí la amiga aparco el coche en doble fila y ayudo a sacar al chico. Se despidió de Cristina y se fue. Esta valiéndose de sus fuerzas logro subir al joven hasta su piso. Una vez allí se apresuro en mirarle las heridas, le quito la camiseta y vio como tenia el hombro derecho dislocado, también habían varios moratones y rasguños por todo el cuerpo a causa de la caída, ella tenia conocimientos médicos y se dispuso a curarle después de eso decidió darse una ducha y tratar sus heridas. Mientras ella se duchaba el joven empezaba a recuperar la consciencia. El estaba desorientado ya que ese no era su cuarto, le dolia todo el cuerpo y cuando se fijo en su cuerpo, vio todas sus heridas y como tenia el hombro vendado fuertemente. Estaba casi desnudo salvo su ropa interior. Escucho como una puerta se habría fuera de la habitación. Intento levantarse pero su cuerpo estaba tan magullado que no podía moverse apenas. Segundos después la puerta de la habitación fue abriéndose. El vio como una joven entraba enrollada en una toalla. Esta se le quedo mirando.

—Valla has vuelto en ti — dijo cariñosamente
—¿Quién eres?, ¿Dónde estoy? — pregunto el
—Me llamo Cristina y esta es mi casa, ¿recuerdas lo que paso en el paseo?
—Fui arrollado por un coche cuando intente salvar a una chica — dijo algo dudoso el muchacho
—Me salvaste la vida y por eso te traje aquí y te cure. No te preocupes por nada.
—¿entonces tu me desnudaste? — Pregunto algo nervioso
—Traquilo, ya estoy acostumbrada a ver hombres desnudos — dijo burlonamente
—¡Eso no me consuela! No debiste hacerlo — se avergonzó
—Si quieres puedes ver mi cuerpo como compensación — continuo burlándose de el
—No, gracias — contesto dándole la espalda y tapándose con la manta, pues se sentía incomodo — podrías vestirte — añadió
—Bueno, tu te lo pierdes — dijo entre risas

Despues de eso se puso un pijama azul oscuro que le iba algo grande y se acosto en la cama.

—¿Qué haces? — Pregunto el chico al sentir como se tumbaba ella
—Tumbarme, ¿acaso no puedo? — pregunto con sarcasmo
—No es eso… — el chico estaba muy nercioso y no sabia que decirle — es solo que…
—Dilo de una vez no voy a morderte
—Me asustaste… eso es todo
—Tranquilo — le dijo ella mientras le acariciaba el pelo — estoy vestida por si eso te preocupaba
—Bueno, me llamo Simon, aun no me había presentado — le dijo entre susurros.

Despues de eso se quedo dormido

 

Re: espejos del alma, reflejos opuestos

Bueno, aunque por algun motivo no consigo sentirme agusto con lo que voy escribiendo en esta historia, ire continuandola para ver que sale, creo que me falta aprender mucho sobre como plasmar los sentimientos y personalidades de los personajes... Bueno solo el tiempo dira si vale la pena continuar o es mejor crear un final forzado. Aun asi al menos espero les entretenga un ratito.

Capitulo 1

Cristina se quedo un momento observando al joven mientras dormía. Ella le debía la vida y sentía que tenia que ayudarle en todo lo q pudiera. Pensó un poco sobre como actuar o como tratarle, no quería incomodarle pero le resultaba graciosa la faceta tímida de Simón.

El fue el primero en despertar, dedico unos momentos para contemplar a la joven. Tenia una larga melena castaña, la cual ocultaba parte de su rostro. Cuando intento levantarse un fuerte dolor le recorrió por todo el cuerpo. Como no se lo esperaba emitió un pequeño chillido el cual despertó a la joven que dormía a su lado.

—¿Adolorido? — pregunto burlonamente mientras se incorporaba
—Un poco — dijo el intentando disimular su dolor.
—Anda quédate tumbado en la cama, yo iré a preparar algo para comer.
—Aun asi e de levantarme necesito ir al baño — dijo avergonzado, dicho eso se levanto aunque no sin hacer un gesto de dolor.
—Bueno pero luego vuelve a la cama.

No se dijeron nada mas, ella empezó a hacer unos espaguetis ya que era algo rápido, el por su parte volvió a la cama y se limito a esperar. El aprovecho para ver el cuarto, era pequeño aunque para la escasa cantidad de pertenencias no hacia falta tener mucho mas espacio. En una de las paredes había una cajonera y a su lado un armario, en la pared de enfrente se hallaba un escritorio junto con una estantería y luego estaba una mesita al lado de la cama. Un rato después Cristina termino de hacer la comida y llevo dos platos a la habitación. Y empezaron a comer.

—Esto es un tanto extraño, ¿no crees? — pregunto el chico
—¿Te refieres a que estes en mi casa, al sabor de la comida o a otro asunto?
—A ti — dijo el joven después de pensar por un segundo que contestar
—¿A mi? — dijo perpleja ella
—Si acoges a un desconocido y encima lo tratas de una manera tan amable, debes ser demasiado ingenua. — dijo Simón dándose cuenta del error de lo ultimo que había dicho
—No creo ser una mujer ingenua, solo justa con aquellos que se lo merecen. Ahora dime que hacías por aquella zona anoche. ¿Acaso buscabas algo?
—¿eh?, para nada simplemente me puse a andar y termine allí. No sabia que fuera una zona tan caótica. ¿y tu? — pregunto el curioso
—Nada, simplemente estaba allí — dijo bajando la mirada hacia su plato de comida, ella no estaba orgullosa de lo que hacia pero nunca había tenido reparo en contarlo y ahora temía que aquel joven la juzgase.
—¿te encuentras bien? — pregunto el chico rápidamente al ver a la joven decaída.
—Si si, no te preocupes — dijo ella rápidamente volviendo a aparentar alegría. — ¿Y tus padres?
—Preferiría no hablar de eso. Imagina que no tengo si eso te deja mas tranquila — dijo el chico con un tono de voz neutro.
—¿pero no se preocuparan de que no hayas vuelto a casa? — pregunto ahora preocupada.
—Dudo que se hayan dado cuenta de que no estoy en casa. Por favor no insistas mas.
—De acuerdo — cogió el plato vacio que sostenía el chico — por ahora siéntete como en tu casa — dijo mientras se dirigía a la cocina.

Simón se quedo sentado en la cama mirando hacia la puerta como la bella figura de la joven se marchaba, le estaba agradecido ya que le estaba dando un refugio. Pero se sentía incomodo, como debía tratar a la joven no quería ser una molestia y dado su estado actual, no es que pudiera hacer mucho para evitar eso. Se sentía mas inútil que de costumbre. De repente entro ella y le dedico una dulce sonrisa. Ella empezó a desnudarse para cambiarse de ropa.

—¡Espera! — dijo el mientras le daba la espalda.
—A perdona, no era mi intención, solo iba a cambiarme para ir a la universidad, debí avisarte. — de cierto modo para ella también era complicado, se había desnudado tantas veces para otros hombres que ya lo veía como algo normal.
—No pasa nada. ¿Entonces estudias? — pregunto para cambiar de tema
—Si, estoy apunto de terminar la carrera de medicina. Aunque si quieres puedo quedarme.
—No te preocupes por mi, tus estudios son lo primero.
—Luego vendré a hacerte la comida e iré a trabajar. Debes perdonarme que no pueda atenderte como me gustaría pero mi vida es muy ajetreada apenas tengo tiempo para mi. — se disculpo
—¿También trabajas? — pregunto algo asombrado — ¿y a que te dedicas?
—Si bueno, pues suelo hacer trabajos sociales… — no sabia como salir de esa situación sin revelar aquello que no quería que fuera descubierto. — es difícil de explicar — aunque intentaba mostrar algo de alegría su rostro mostraba bastante tristeza pero el joven no quiso profundizar.
—Bueno no te preocupes por mi, aunque si pudieras dejarme algún libro te lo agradecería.
—Descuida — se giro a la estantería y empezó a decir títulos hasta que el le paro. Luego se lo acerco.
—Gracias… — de repente se sonrojo — enserio muchas gracias por todo.
—No te preocupes, ahora e de irme.

El dia fue avanzando, aunque Cristina estuviera en la universidad no dejaba de pensar en como actuar con el joven y que debía hacer una vez este estuviera curado. Simón por su parte tenia el mismo dilema, como tratar a la joven que lo había acogido en su casa. Bien entrada la tarde, simón se levanto de la cama haciendo un gran esfuerzo por soportar el dolor. Y empezó a hacer una cena lo mejor que pudo con los ingredientes que encontró en la nevera. Sirvió la comida y la coloco en la mesa, el se sentó en una silla bastante fatigado por el dolor soportado, aunque al menos el hecho de haber preparado esa comida le hacía sentir bien. Victoria llego 12 minutos mas tarde.

—Bienvenido — dijo Simón al oir la puerta
—¿has hecho la comida? — pregunto algo asombrada
—Si, espero no te importe.
—Eres un tonto — dijo ella burlonamente — deberías descansar, o tus heridas no sanaran nunca.
—Bueno… — el joven aparto la mirada de ella — la verdad es que creo que se a abierto un poco la herida del hombro…
—¿Cómo? — ella se acerco y le quito la camiseta para verle la herida, los vendajes tenían pequeñas motas de color rojo y parecía que poco a poco fuesen aumentando su tamaño. — tienes razón y esto te pasa por desobedecer mis ordenes, te dije que descansaras.
—Pero… — el estaba avergonzado por el hecho de que le quitara la camisa y también por que le estuviera riñendo.
—Ahora comamos lo que has preparado, tiene buena pinta — le alago ella, también se sentía bien, después de mucho tiempo iba a comer algo hecho por otra persona sin que tuviera que encargarlo.

Durante la comida no se hablo de muchas cosas, ella le comentaba cosas de la universidad y el la atosigaba con preguntas sobre lo que estudiaba. Después de comer se quedaron un rato mas hablando, hasta que ella le dijo que tenia que ir a cambiarse para ir a trabajar. Esta vez le pidió que esperase fuera.

Una vez en el cuarto volvió a sentirse apática, empezó a ponerse un conjunto de lencería provocativo, luego se puso una mini falda y una camisa que le venia un poco grande de mangas cortas. Cuando se miro en el espejo del armario, de repente se sintió insegura, no podía salir vestida así al pasillo. Volvió a cambiarse y se puso unos pantalones y una camiseta que solía usar para ir a la universidad y la otra ropa la guardo en una mochila. Cuando salió del cuarto se acerco a su nuevo compañero de piso le dio un beso en la frente y le pidió que no se acostara muy tarde y que cuando ella llegara después de trabajar le cambiaria el vendaje. Cuando ella bajo se encontró el coche de su amiga esperando aparcado en la puerta.

—Cristina no deberías llevar algo mas provocativo — le pregunto
—Luego me cambiare, no podía hacerlo en casa.
—¿Es por ese chico? — pregunto burlonamente — ¿hicisteis algo anoche?
—Claro que es por el, y ¿porque íbamos a hacer algo anoche que no fuera dormir? — su voz sonaba algo avergonzada lo que empezó a causar cierta gracia a su amiga
—Bueno ya sabes tu tienes fama de tener muy buena mano para los hombres, no seria de extrañar que le hicieras algo para mostrar agradecimiento.
—Para ya Marta. No quiero meter mi vida “profesional” con la personal, ojala pudiera salir de esto. — se lamento
—Ten un poco de paciencia, sabes que estoy haciendo todo lo posible para que te dejen ir de la “sociedad”. Confía en mi.
—Ya lo se cielo, te debo tanto, siempre cuidas de mi en este mundo, tal vez deba volver a dormir contigo — dijo ella pícaramente.
—No estaría mal, aunque tal vez tu joven amigo se sienta incomodo con nosotras dos en la cama.
—Ya sabes que donde caben dos caben tres… — aunque le seguía las bromas a su amiga preferiría pedirle que dejara el tema, no quería que le recordasen lo que iba a estar haciendo por la noche.
—Bueno será mejor que te cambies en la parte de atrás del coche — dijo mientras aparcaba. —Parece que hoy nos supervisara Jack. Con el todo es mas seguro, ¿no crees?
—Porque no te declaras de una vez, incluso el debe haberse dado cuenta ya de lo que sientes.
—Porque solo soy una mas, el siempre tiene con quien estar, el amor es algo que no tiene valor para nosotras. Nadie nos tratara con el cariño que esperamos recibir, después de todos estos años tu misma me lo has dicho cientos de veces.
—Pero hablamos de Jack acaso el no es diferente al resto — se volvio a burlar de su amiga
—Puede que lo haga, solo si tu consigues una pareja. Y creo que tienes a alguien viviendo contigo que podría ser un buen candidato. — dijo divertida su amiga en su juego de burlas
—Estas muy pasada con eso, me obligaras a echarle de mi casa. Bueno ya estoy lista, que empiece la noche.

Despues de eso pasaron varias horas en la calle.
​

 

Re: espejos del alma, reflejos opuestos

Bueno, sigo haciendo este fic aunque por algun motivo la historia no termina de quedar muy seria y esta tirando mas al romanticismo >///< aunque iba a tener no pensaba que terminaria empezando tan pronto... Bueno espero les guste ya que a mi no termina de convencerme.

Capitulo 2
​

—¿te acerco a casa Cristi? — le pregunto Marta
—¿Por qué siempre me preguntas lo mismo? — le replico ella algo desganada
—Me gusta que siempre te piques por eso, además ahora en casa tienes a un chico esperándote. — Bromeo
—¿Qué te a pasado esta noche para estar tan graciosa?
—Nada — dijo mientras se sonrojaba un poco
—¿Volvió ese chico que te gusta? — pregunto curiosa Cristina
—Parece que soy trasparente para ti, ¿crees que debería confesarme?
—Creo que deberías olvidarlo, sabes que el no te quiere, porque te quieres engañar.
—No seas negativa, hoy me a traído esta pulsara. — dijo mientras levantaba el brazo para que pudiera verla.
—Bueno esta bien, pero piensa bien lo que harás. Ahora volvamos estoy muy cansada y mañana tengo un examen.
—No deberías preocuparte por eso, tienes muy buenas notas. Dudo que este ultimo año tu media baje del nueve. Pronto te convertirás en una gran doctora y esto solo será una pesadilla dentro de tu maravillosa vida.
—Ojala fuera todo tan fácil, tengo veintisiete años y mírame… — su expresión se volvió algo sombría.
—Cambiando de tema, ¿que tal se encuentra el muchacho?
—Parece que se esta curando bien, aunque no se que debo hacer… — agacho su cabeza dejando que el pelo le tapara la cara.
—¿a que te refieres? — pregunto preocupada Marta
—¿Qué crees que pasaría si el se entera de lo que soy? No me apetece ser juzgada por el.
—Eres quien eres, eso no puedes cambiarlo, si no es que puedas estar orgullosa de este trabajo, pero al menos puedes mantener una casa y estudiar para ser alguien mejor. Eso es algo muy respetable.
—Sabes de sobra que la gente nos mira por encima del hombro, solo somos objetos para los hombres que nos pagan.
—Ainsss — suspiro su amiga — hoy estas demasiado derrotista. Tu sabes lo buena que eres no dejes que eso cambie, sabes de sobra que yo te valoro y mas gente lo hará.

El resto del camino estuvieron en silencio. Al cabo de unos minutos llegaron frente a la puerta de su casa, Cristina bajo del coche y se despidió de su amiga, subió rápidamente los escalones y entro en el piso. Las luces estaban apagadas asi que supuso que el joven estaría durmiendo. Se quito los zapatos en la entrada y camino descalza hasta la habitación. Intento hacer el menor ruido posible para no despertar a su inquilino. Simón había dormido solo unas cuantas horas, luego se sentó junto a la ventana a observar cuando volvería la joven. Cuando la vio bajar del coche se tumbo. Cristina entro en el cuarto y se dirigió al armario para coger su pigama.

—¿Por qué vistes esa ropa tan provocativa, antes te habías puesto algo mas decente? — pregunto el joven
—Estas despierto — dijo algo asustada — deberías estar durmiendo.
—Solo quería darte las buenas noches, y desearte que tuvieras lindos sueños. Ahora podrías contestarme — dijo insistente
—Esta ropa es de mi amiga Marta, me obligo a probármela — dijo rápidamente como excusándose.
—Bueno, siento haberte preguntado algo asi, es solo que bueno… — volvio a quedarse callado.
—Tranquilo no pasa nada. Además parece que no te disgusta verme asi — dijo pícaramente.
—Con la luz apagada no te veo, se que estas por las sombras. Te vi cuando bajabas del coche de tu amiga.
—Bueno, ahora me cambiare. No tardo

Dicho eso salió del cuarto y fue al baño a cambiarse. Una vez allí adentro empezó a llorar. Sabia que era imposible ocultarle lo que era, aunque apenas hacia unas horas que conocía a ese chico, el la había tratado de una forma tan cariñosa que incluso el detalle de quedarse despierto esperándola le había hecho sentir muy bien. Aunque no lo entendía bien tenia un miedo irracional por que el llegara a odiarla o repudiarla por hacer lo que hacia. Y aunque intento controlarse no pudo dejar de llorar durante unos minutos. Luego salió y se dirigió a la cama. Se tumbo de espaldas al joven.

—No deberías haberte quedado despierto esperándome — dijo en voz baja
—Ni tu cuidar a un desconocido — le contesto el — esto es lo único que puedo hacer para mostrarte mi agradecimiento.
—Eres un tonto — le dijo ella cariñosamente — yo no he hecho nada mas que dejarte aquí en mi casa todo el día solo. Mañana me quedare contigo.
—¿Y que pasa con tus clases?
—No me perderé gran cosa, es un dia normal. — dijo con la voz mas natural que pudo poner
—No deberías mentirme — le dijo el con un tono de voz casi inaudible, pero lo suficiente como para que ella lo escuchara. Los ojos de ella se abrieron como platos y se volteo para verle
—¿Cómo has dicho?
—Mañana tienes un examen, lo tienes apuntado en el calendario que hay en la puerta de la nevera. Además de otras cosas que no llegue a entender.
—No debiste mirar eso — dijo alterada, ella sabia que hay tenia apuntadas algunas de sus “citas” privadas con gente importante en algún hotel.
—Lo siento, aun asi no puedo permitir que faltes al examen.
—¿Sabes? — pregunto tras un largo silencio
—Dime — se limito a contestar el
—Aunque fuera por un solo dia, me gustaría no estar atada a mis obligaciones, sentirme libre, ahora te veo y siento cierta envidia. Tu estas escapando de tu rutina y yo quisiera hacer lo mismo.

Durante otro largo rato no se dijo nada, solo se limito a mirarla en la oscuridad de la habitación. En su mente se quedaron grabadas las palabras escapar de la rutina, realmente era eso lo que el quería hacer. Aunque mientras el divagaba en esos pensamientos Cristina se había dormido. El se limito a taparla mejor de lo que estaba y luego volvió a dormir un rato mas.

A la mañana siguiente Simón se despertó y a las diez y poco, se levanto sin hacer ruido y empezó a prepararse el desayuno. Se quedo un rato mirando el vaso de leche. Aun estaba pensando en lo ultimo que hablaron en la noche. Aunque entendía los motivos de la joven no quería que ella faltara al examen. Se paso casi dos horas meditando sobre que seria lo mas adecuado para ella. Después de eso le preparo el desayuno a la joven y se lo llevo a la cama.

—Anda despierta, ya es tarde — le dijo Simón al oído
—¿Qué pasa? — pregunto medio dormida
—Te e traído un vaso de leche, debes desayunar.
—Gracias, no deberías haberte molestado. — luego cogió el vaso y empezó a beber
—¿Como llevas el examen de esta tarde? — le pregunte como si no hubiéramos dicho nada la noche pasada.
—Ya te dije que no iría, podríamos salir a pasear o ir a comprar. — dijo muy animada.
—Si quieres lo hacemos cuando termines el examen, recuerda que este es tu ultimo año, no puedes estropearlo por un pronto. Te estas precipitando.
—Bueno, ire al examen. Pero dime una cosa, ¿no quieres que salgamos a pasear por que te llegue a disgustar mi compañía? — dijo algo apenada
—No es por eso, simplemente me preocupo por tu futuro. Además hay algo que me gustaría preguntarte.
—De que se trata — dijo renovando su alegría
—¿Podría quedarme una temporada contigo? — conforme contaba eso su voz se iba apagando y evitaba la mirada de la joven.
—¿eh? — la pregunta le pillo por sorpresa — no sabría que decirte, aunque por mi no hay problema.
—¿Enserio?, intentare ayudarte en todo lo que pueda. — dijo muy ilusionado — Yo creo que ya puedo quitarme estas vendas.
—Eso es cierto, esa venda tengo que quitártela para poner unas limpias.
—No necesito unas nuevas — dijo reprochando esa idea — además yo puedo quitármelas.
—Aun te avergüenzas de que te vea — dijo burlonamente
—No es eso, pero tu tienes que… — se quedo sin saber que decir.

En el tiempo que hubo el silencio ella aprovecho para sacar un poco de valor y acercarse a el y quitarle la camiseta, las vendas estaban manchadas de sangre ya que aun no se las había cambiado. Simón estaba bastante colorado, se moría de la vergüenza pero ya no podía hacer nada, ella estaba quitándole las vendas. Luego fue al cuarto de baño a por el botequín. Le limpio la herida y luego volvió a vendársela. Cuando termino y levanto la vista se quedaron los dos mirándose fijamente. Pasaron unos segundos asi. Cristina de repente se le paso lo que ella catalogo como la idea mas absurda del mundo, podría ser que ella estuviera enamorándose de ese chico, tal vez eso era lo que se conocía como amor a primera vista. Rápidamente aparto su la mirada y se fue de la habitación. Simón no entendió el porqué ella se fue asi sin decir nada, aunque no quería molestarla, se dejo caer en la cama y se quedo mirando el techo sin pensar en nada.