-- Posiblemente un problema... Pero esa tipa parecía de todo menos científica. -- le dije acariciando a mi Lucario, para luego caminar un poco hacia el frente. --¿Quieres irte?
Miré a todos mis alrededores y suspiré. --La verdad, sí. Volvamos a ciudad Barniz --respondí comenzando a dar el paso hacia la urbe.
Caminé tras él. Debería dejar a Lucario y Froaxy en el C.P. al llegar... Lucario apenas paecía cansado, pero debe de recuperarse, la menos un poco.
--Que mala suerte que tengo... --suspiré mientras observaba como no aparecía el dichoso pokémon. Me fijé en que todo estaba ahora en silencio, cosa que me relajó un poco y decidí seguir con la búsqueda. Un pokémon apreció por fin, pero no era el que yo buscaba con lo que lo dejé pasar.
Me senté en el suelo y me toqué la cabeza, pero un pinchazo me obligó a no tocar la zona vendada. No tenía ganas de ver que es lo que me había hecho en la frente, pues aún me seguía doliendo. Un bergmite pasó por mi lado pero ni me inmuté.
--¡Me aburro! --grité a los cuatro vientos viendo que no encontraba a noibat. Me levanté del suelo y golpeé frustrada una piedra. Esta fue a parar a un Hawlucha furioso que empezó a perseguirme por todo el lugar.
Me escondí detrás de una piedra para intentar que me perdiera de vista. Levanté un poco la cabeza y no lo vi por ningún lado. --Creo que lo mejor sería volver... --me dije a mi misma pero recordé algo. --¿Por dónde se vuelve a la ciudad? Un litleo me miró con cara rara y se marchó de allí.
--¡Maldita amnesia! ¿Y yo ahora cómo vuelvo? ¡Ayudaaa! --grité harta de andar sin ningún rumbo. --Pero a quién intento engañar, estoy sola, perdida y sin memoria, la llevo clara. Otro bermigte pasó por mi lado y echó a correr con su grupo. --Hasta él tiene compañía...
Caminé por un rato dando vueltas, hasta que se me ocurrió una idea. --Tendré que subir allí arriba, desde ahí veré todo mejor. --me dije y acto seguido comencé a subir.
Al llegar a la cima, empecé a tener mucho frío, cosa que hizo que uno de los pokémon que supuestamente eran de mi equipo salió de su pokeball. Era un Fennekin que al parecer me quería dar calor. Saltó a mis brazos y con su pelaje me sentí mucho mejor. --Gracias pequeño... --le agradecí y contemplé todo desde lo alto. Visualicé la salida y bajé de allí corriendo. Una rara sensación me invadió, como si ya hubiera bajado por aquí. No le hice caso y continué bajando.
Al llegar abajo, Fennekin se subió a mi cabeza y me señaló por donde se iba a la ciudad. --Pero es que aún no encuentro a noibat. --le expliqué mirando a mi alrededor. Fennekin suspiró pesadamente y me ayudó a buscar. Otro litleo más apareció pero hice caso omiso.
--¿Has visto algo, fennekin? --le pregunté al pokémon pero este me negó con la cabeza. De repente, una sombra negra descendió del cielo y fue a parar a mi cara, haciéndoem caer al suelo e intentando zafarme de él. Fennekin vino a socorrerme y me ayudó a sacármelo de encima para luego coger yo la pokeball vacía y lanzársela al noibat que buscaba. ¡Capturado! --Gracias Fennekin, ahora si, ¡vámonos! --le sonreí al cachorro y este me siguió sonriente hacia la ciudad.
Dias pasaron desde mi entrada al lugar y estaba en el suelo tirado junto a Skarmory-- ¿Como terminamos así?-- le pregunté a mi pokémon levantándome un poco adolorido. En un rato me recupere lo suficiente como para volver a la ciudad de Barniz (Les pido perdon a todos los del rol por la trampa echa, no me enorgullece ni me gusta hacer tramas, trucos o algo parecido, pero mi estupides de niño pequeño domino mi mente y como salí de vacaciones quería quedar con la victoria segura...una vez mas perdon)
En algún punto del espejismo un joven se despertó colgando de un árbol. Ese, señores, era yo. Solté un pesado bostezo y luego caqí al suelo por inercia, dandome un fuerte golpe en la cabeza. --¡Hay! --grité-- ¿Donde diablos estoy? ¿Cuanto tiempo he dormido? ¡¿Qué pasó con mi entrenamiento?! --Y sin menor vacilación salí volando en Skarmory a por otra aventura, y a recuperar mi condición.
El Monte Espejismo volvió a aparecer, generándose un vórtice que conectaba ambas realidades en el Volcán Barniz. Ahora, su gran e imponente aspecto y su desafiante escalada volvía a estar al alcance de todos... esta vez de forma definitiva.
Mimi Honda El exterior de la caverna era un empinado monte verde. Podía vislumbrar una torre en lo alto de la cima. Pero no me interesaba la Torre, ya había tenido suficientes torrer por un día. Mi verdadero objetivo y según el mapa holográfico que Dex me ofrecía sobre esta realidad paralela, eran el Bosque y posteriormente la Fábrica Espejismo. Descendí la ladera del monte hacia el sur.