¡Bien! --Lucario, vuelve a intentar buscar el aura de un Noibat.-- Mi pokémon asintió, y volvió a hacerlo.Pero detectó la de un Furfrou, y no la de Noibat
--Parece que de cada Noibat apareceb tres Furfrou --bromeé. Seguí buscando, y... ¡Al fin!, ¡un Noibat! --¡Combusken, usa Picotazo! Combusken se lanzó contra el pokémon, tomándolo de sorpresa y... --¡Pokébola, ve! Lancé la cápsula esférica y... ¡La captura fue un éxito! --¡Qué bien!, ¡capturé un Noibat! --exclamé alzando la pokébola. --¡Combusken! --agregó el pokémon animado.
--¡Lo mismo digo! --exclamé correspondiéndole el gesto--. Y ahora, ¿por qué será que este "volcán" está tan raro?
Con esa pregunta, me dejó como decía mi padre, patinando. O sea, ni idea. --Si te lo digo te mentiría, porque no sé.--
El extraño presentimiento se hacía cada vez más fuerte, algo no andaba normal, y no sabía si eso era bueno o malo. --¿No sientes como que alguien más anduviera por acá?
Apenas Lucario asintió, mi corazón palpitó fuertemente por unos segundos. Yo conocía la habilidad especial que tenían los Lucario, así que lo más probable es que tuviera razón. --Lucario puede sentir el aura de los demás, ¿no? Alguien más debe andar por aquí; y si este lugar está tan raro de seguro no es nada bueno...
Tenía razón. --Cierto... No me gusta entonces.-- Miré a Lucario, y decidí preguntarle. --¿Crees poder identificar su aura?-- Lucario probó a intentarlo, pero no pudo... Demasiadas auras, y la mayoría no las sentía bien.
De repente, apareció de debajo de la tierra una mujer que venía en un especie de ascensor, que la ascendió hacia arriba. --Mm, bien --decía mientras el ascensor se abría. al percatarse de la presencia de los nuevos chicos-- Vaya. Creo haber vivido esto hace poco. ¿Quiénes sois vosotros ahora?
Lucario me tocó el hombro, y me señaló a esa extraña chica. --Vaya...--Suspiré. --Destiny, Steve, Combusken y Lucario.-- Le dije señalando a los correspondientes. --¿Y tú?--
--Sí, vosotros diréis que os llamáis así, pero yo lo que veo son cuatro estorbos. ¡Largáos de la grandeza del espejismo! Si no queréis que yo, Iota, os destroce.
Espera ¿Oí bien? Aguanté mi risa, y Lucario también. Sabíamos de qué era. Su nombre lo confundí como si digiese "Idiota" --Y.... ¿Por qué?-- Dije recuperando de nuevo la compostura.
--¿No me habéis oído? ¡Largáos! No quiero perder el tiempo con vostros. Iros, y no hagáis preguntas, enanos. Tengo mejores cosas que hacer --dijo seriamente--. Si seguís molestando me veré obligada a sacar mis tres armas definitivas de esta zona espejismo...
--Alguien se quemó con el café esta mañana, porque tiene un humor horrible --susurré--. ¿Y por qué tanto apuro para que nos vayamos? ¡De seguro tienes malas intenciones! --añadí en voz alta. --¡Combusken! --exclamó mi pokémon con mirada desafiante.
Lucario se puso a la defensiva, gruñendo y todo. --Tranquilo chico... Creo que eso de rebajarnos a una altura no deseada, no va con nosotros...--
Iota suspiró. --Críos descerebrados, sois incapaces de comprender la grandeza de este lugar. Yo, Iota, científica del equipo Gamma, os demostraré cuánta es la fuerza que se respira en esta zona. Uno por uno. ¡Pyroar y Avalugg, salid! Los dos pokémon salieron y amenazaron a los dos chicos. --Y bien, ¿quién se quiere enfrentar a quién? --balbuceó ella, sonriendo con malicia.