Nikolah Cruz Mientras tocaba la armónica, pude sentir como algo se resbalaba por mi pierna. Miré curioso a la criatura babosa que había aparecido a mi lado, que iba subiendo por mi pierna de forma diligente, aunque lenta. Mimo también lo notó, pero parecía poco dispuesto a que alguien a acercara, pues mostró los dientes en una terrible sonrisa, lo que fue suficiente para que el pokémon huyera despavorido, hasta posicionarse detrás de Devan, que había aparecido recién. Contenido oculto Le doy el Goomy a Morde
Empecé a notar algo viscoso subiendo por mi pierna hasta entrar en el bolsillo donde tenía las Pokéballs, donde una de ellas se abrió y escuché algo entrar. Fuera lo que fuera lo que se hubiera autocapturado, había dejado pringosas todas las Pokéballs y todo lo que había recorrido. Decidí sacarlo a ver qué era y me lo encontré en mi cara cuando salió. Cuando conseguí despegarlo pude ver que se trataba de un pequeño Goomy, que en cuanto vio al Sableye de Nikolah se volvió a meter en su Pokéball. Todo esto me hizo ignorar al Carbink que había aparecido y al que le dio tiempo a salir de ahí antes de que le ocurriera nada.
Nikolah Cruz Devan decidió capturar a la pequeña cosa viscosa que estaba dele treparnos las piernas. Yo seguí tocando la armónica, tal vez esperando que algo se acercara. Y algo lo hizo. Una especie de piedra flotante, con orejas y ojos, que observaban curiosos el lugar en dónde estábamos. Mimo también se quedó mirando aquella extraña criatura, que no hizo ningún ademán de acercarse. Tan solo miró unos segundos más, y se dispuso a continuar su camino. ¿A dónde se iba? Era una pregunta que solo esa criatura sabría. Mimo se puso a imitar el sonido que salía de mi instrumento, haciendo la mímica de estar tocando. Luego de unos minutos más de música, decidí descansar los labios, y me dirigí a Devan. — Este es un lugar extraño, ¿no? Es cómo ese cuento que había escuchado una vez, ¿cómo se llamaba? Era de una niña que pasaba por un espejo, y se metía a un mundo fantástico y bien raro. Y en ese mundo había perillas que hablaban, y gatos que flotaban y se hacían invisibles, y muchas cosas más bien raras. Creo que era Elicia a través del Espejo de las Maravillas. La verdad que no me acuerdo.
Contenido oculto Los dados aquí son de 9 xd — Este es un lugar extraño, ¿no? Es cómo ese cuento que había escuchado una vez, ¿cómo se llamaba? Era de una niña que pasaba por un espejo, y se metía a un mundo fantástico y bien raro. Y en ese mundo había perillas que hablaban, y gatos que flotaban y se hacían invisibles, y muchas cosas más bien raras. Creo que era Elicia a través del Espejo de las Maravillas. La verdad que no me acuerdo. — Lo más raro es que no parece haber ninguna salida. Salvo el espejo —dije tras comprobar el lugar con detenimiento. Parecía un lugar cerrado, como una especie de cámara oculta en la que no había demasiado que explorar. Pero, ¿por qué a través de un espejo? ¿Qué motivo habría para ocultar de esa manera la entrada? ¿Y si era otro mundo?
Contenido oculto Lol, el post inicial decía 10 caras y ni me fijé cuantos pokémon había xD Ahí le aviso a David sobre eso :P Nikolah Cruz — Lo más raro es que no parece haber ninguna salida. Salvo el espejo. Miré hacia mi alrededor. Devan tenía razón. Tan solo era una gran cámara. Que lugar extraño. Me encogí de hombros, y me dediqué a observar el lugar, en silencio. De pronto, vi una pequeña sombra que se escabullía entra las rocas. Curioso, me puse en cuatro patas y comencé a seguirla. La sombra se hizo un bulto en un rincón, y parecía estar mordisqueando algo. Yo me acerqué más, con Mimo colgando de su bolso de bebé improvisado, imitando también mi caminata en cuatro patas. Estiré el brazo para intentar tocar aquella sombra, cuando de improviso, el ser se dio vuelta, e hizo que mi mano desapareciera dentro de su boca. Yo me quedé perplejo. Era el tercer pokémon que me mordía...no, el cuarto ya. ¿Acaso tenía un sabor jugoso? Tal vez despedía un sabroso olor a comida. Me encogí de hombros, siendo imitado en todo momento por Mimo, y miré a quién me mantenía firme en su agarre. Era una criatura, aunque no muy pequeña. Fácilmente podía llegar al metro de alto, y tal vez un poco más. Era bastante robusta, y lo más importante, nunca la había visto en toda mi vida. Pero me enamoré nada más verla. Era genial. Su enorme cabeza, su robusto cuerpo y sus mínimos bracitos. — Bien, obviamente debo atraparte. Primero, porque eres genial, y segundo, porque estoy sintiendo como los tendones en mi mano están a punto de desgarrarse. ¡Así que adentro nomás, Alicia! Abrí mi mochila, y Mimo comenzó a escarbar en ella. Sacó mi armónica y comenzó a soplarla, logrando ruidos más que sonidos, pero el pequeñajo se veía feliz, así que lo dejé ser. Rebusqué entre mis cosas, y pude hallar una pokéball, con la cual toqué al extraño pokémon, haciendo que se metiera dentro de ella. Volví junto con Devan, con mi mano sangrando, una sonrisa en el rostro, Mimo destruyendo mis tímpanos, y un nuevo amigo.
Lo que estaba claro es que en el lugar no parecía haber nada más de interés, además de algún Carbink, el Goomy que se me metió en una Pokéball y lo que quisiera que hubiera atrapado Nikolah. La verdad es que no estaba prestando atención, pero tenía una sensación distinta. Quizás pudiera haber algo más interesante. Y por eso seguí investigando
Nikolah Cruz Después de que metí a Alicia en su pokéball, y me fijé de vendarme la mano, me volví a sentar al lado de Devan. Este parecía bastante aburrido, ya que no había demostrado interés en nada, tan solo en aquella bola de baba. Mimo comenzaba a cabecear y a dormirse, así que decidí no hacer mucho ruido y guardar la armónica por estos momentos. Pasaron varios minutos en los cuales ninguno dijo nada, y el silencio se volvía un poco opresivo. — Y, oye, ¿qué cuentas? O sea, ¿qué cuentas de tu vida? ¿Algo interesante?
Contenido oculto Rellenando mientras se me ocurre algo para Erä (?) Se había hecho el silencio. Y el lugar seguía igual de vacío que siempre. Solo Nikolah rompió ese silencio: — Y, oye, ¿qué cuentas? O sea, ¿qué cuentas de tu vida? ¿Algo interesante? — Tengo la sensación de que hay algo más aquí dentro —respondí— pero debe estar muy escondido...
Nikolah Cruz — Tengo la sensación de que hay algo más aquí dentro, pero debe estar muy escondido... — Algo...¿cómo qué? No hay mucho aquí. Tan solo rocas andantes, bolas de baba, y un pokémon que tenía las mandíbulas muy grandes y los brazos muy chicos. Pero nada más.— dije, encogiéndome de hombros, y metiendo a Mimo dentro de su pokéball, para que pudiera dormir tranquilo.
— Algo...¿cómo qué? No hay mucho aquí. Tan solo rocas andantes, bolas de baba, y un pokémon que tenía las mandíbulas muy grandes y los brazos muy chicos. Pero nada más. — No lo sé... solo que quizás haya "algo más". Y que por eso deberíamos seguir buscando Decidí entonces meter a Frogadier en su Pokéball. La búsqueda de aquello que sabía que había iba a ser larga y no quería que se cansara...
Nikolah Cruz Devan se incorporó, al parecer había decidido no quedarse sentado, buscando lo que fuera que quería encontrar. Estaba bastante determinado a encontrar... eso. Yo ya me estaba aburriendo, la verdad. Así que volví a ignorar a la roca flotante que apareció por ahí, y me dediqué a canturrear mientras permanecía acostado, mirando el techo.
Tras mucho rato buscando, noté que mi mano se había topado con algo puntiagudo. Después, el pinchazo pasó a ser dolor. Cuando miré qué estaba ocurriendo, vi que tenía un Tyrunt mordiéndome la mano. Frogadier volvió a salir y me lo quitó de encima y, poco después le lancé una Pokéball. Parecía resistirse, pero finalmente se quedó dentro. Decidí que no tenía nada más que buscar en el lugar y dije simplemente: — Podemos irnos.
Nikolah Cruz — Podemos irnos. Miré a Devan por unos segundos. Al parecer ya había encontrado lo que sea que estuviera buscando. O tal vez se había rendido. Su tono completamente neutro de decir las cosas hacía bastante difícil leer lo que fuera que estuviera diciendo en realidad. Me encogí de hombros, me incorporé, y me dirigí hacia el enorme espejo que había sido nuestra entrada a aquella extraña cueva. — Esto ha sido genial. Espera a qué le cuente a mis amigos esto, no se lo van a creer. Bueno, si tuviera amigos, obviamente. Y la única persona que conozco hasta ahora eres tú. Y tú ya lo viviste. Así que bueno.— le sonreí a Devan y me encogí de hombros.— Bueno, no importa eso ya. ¡Volvamos a la cueva! Comencé a dirigirme hacia el espejo, pero con algo me tropecé, y en vez de la salida triunfal que pensaba, salí rodando del lugar. Lo bueno es que me estaba riendo. Eso era lo importante, ¿no?
