Marvel Espíritu (Infinity war ~ Starlord)

En un sitio confuso y místico, cuya comprensión mundana nos impediría comprender del todo, un alma afligida camina quedo y cabizbajo, se encuentra solo, parece que lo ha estado así mil años, pero también al mismo tiempo puede sentirlos a todos, aquellos que residen en mismo lugar en donde esta y a la vez, percibiendo sus sentimientos de la misma forma que una persona percibiría el contacto de una palma rozando su brazo.

Starlord, el legendario Starlord caminaba ahora temeroso en aquel sitio ajeno a él en demasiadas formas rememorando solo sus últimos instantes, en una guerra constante de pensamientos en donde solo perduraba el dolor.

Se terminó sentándose agotado, se llevó el rostro a las manos y desesperado se dispuso a llorar, sin embargo, algo ocurrió.

Fue algo tenue, casi imperceptible, agudo y siseante. Un destello rojo dibujando siluetas con una breve estela de luz.

Una mano se posó en su hombro y se encontró con aquel rostro duro pero paternal que creyó jamás volver a ver.

− Muchacho…

− ¿Yondu? ...¡Yondu!...¿Pero cómo?... entonces si morí… igual que todos…− declaró el guardián cabizbajo.

El Ravager solo lo observaba con una sonrisa pasiva luego dándole una palmada.

Peter Quill entonces presionaba sus puños, se tirada de rodillas y golpeaba con fuerza el piso hasta que sus nudillos llegaban a sangrar.

− ¿Cómo pude arruinar las cosas tanto?... lo siento tanto es que él…− su garganta se cerraba y no podía hablar, sus ojos se cristalizaban.

− Lo sé, sé todo lo que ocurrió.

− Yo no podía evitarlo, yo solo actué, yo tenía que hacerlo…¡él mató a Gamora!... – exclamó con lagrimas de coraje e impotencia en sus ojos.

Todo permaneció en silencio un momento, Yondu lo rodeo con su brazo y lo reconfortó.

− Si existiera un universo donde un héroe pierde a lo que más ama y no le afecta, ese mundo valdría la pena que hubiera desaparecido por completo, pues entonces que razones habría para salvarlo, no tienes nada de que avergonzarte. – le declaró sonriendo. – todo ira bien, ya lo verás.

Se sentó a su lado y ambos observaron el firmamento pensando en miles de cosas, como en otros tiempos. Quill suspiró aliviado, quien se encuentra en la gema del alma, se encuentra entre este mundo y el otro, percibiendo sus sentimientos de la misma forma que una persona percibiría el contacto de una palma rozando su brazo y algo, muy en su interior, le indicaba esperanza.