Esmeralda Ermitaña

Tema en 'Fanfics Abandonados de Naruto' iniciado por Ornella, 20 Agosto 2010.

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¿Con quién quieres que Sakura se quede al final?

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    Ornella

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    Esmeralda Ermitaña
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    Esmeralda Ermitaña

    Título: "Esmeralda Ermitaña"
    Parejas: ItaSakuSasu (por el momento)
    Tipo: Long Fic - leve UA.
    Género: Romance
    Clasificación: M
    Advertencias: Futuras escenas chan y un poco de violencia.
    Summary: (...) Nació siendo diferente, creció de una manera inusual y fue cobijada bajo las alas de un cuervo poco común. Aquí tenemos la historia de una esmeralda que será pulida pasando por rayos, arena e ilusiones. ItaSakuSasu

    Esmeralda Ermitaña
    Capítulo I

    Esa mañana las aves que siempre habían brindado su más melodioso canto a los jardines de una hacienda parecían haber perdido su ánimo o aquello que las impulsaba a cantar para alegrar a los que moraban allí. Y es que nadie podía alegrarse ni con su más bella melodía, puesto que en esa mañana se llevaba a cabo el funeral de una de las hijas de la familia que hacía casi dos años había decidió abandonar la hacienda, su nombre era Tayuya y yacía inmóvil toda vestida de blanco en un féretro que estaba por ser enterrado bajo tierra.

    Lloraban las primas y sobrinas pequeñas mientras que las tías chismoseaban comentando cosas como “Esa niña siempre fue rebelde” o “No me imagino cómo pudo llegar a esto”. Comentarios ante los cuales la madre de familia guardaba silencio apretando los dientes y mordiéndose la lengua, ya que era de su hija de quien hablaban. Tsunade era el nombre de aquella mujer quien sostenía una bebé en sus brazos quien debía tener solo un par de días de nacida, pero sin embargo parecía percibir todos los comentarios mal intencionados de sus parientes al no querer dormirse o quizás no la dejaban.

    Tsunadellamó una voz

    Oh, Jiraiya saludó Pensé que no ibas a venir, no después de todo el escándalo que ha esparcido la gentuza.

    No iba a dejarte sola en este momento

    — ¿Y por qué no? —preguntó la rubia con voz pesada— Todos los demás lo han hecho.

    —No soy “todos los demás”

    Jiraiya hizo una pequeña pausa admirando el pequeño bulto que sostenía Tsunade entre sus manos y que ahora empezaba a bostezar con muchas ganas.

    Es ella la niña, ¿cierto?

    A la rubia le llamó la atención el tono usado que parecía más bien una afirmación que una pregunta, aún así no se dejó importunar.

    Así es, es algo triste ¿no? —dijo la mujer meciendo a la bebé— no se da cuenta de que su madre ya no está con nosotros

    —Creo que lo sabe—percibió Jiraiya— Además te tiene a ti, Tsunade.

    Ella asintió sin ganas, no porque no estuviera de acuerdo, sino porque ya se sentía agotada aún antes de empezar realmente a luchar por una buena crianza. A Tayuya la había criado de todas las maneras en las que la gente podría decir que lo había hecho bien, pero no fue suficiente, dejó su hogar una noche y no quería que pasara lo mismo con su nieta.

    Divisó una figura que se acercaba al féretro desde los árboles, de inmediato empezaron a salir los murmullos.

    ¿Qué hace aquí?, ¿cómo se atreve?eran las incógnitas de los espectadores.

    Se trataba de Kimimaro, quien evadiendo todas las miradas desdeñosas se detuvo junto al ataúd observando inexpresivo a la persona adentro, pero aún así pasaba la palma de su mano por el vidrio. Tsunade no iba a dejar pasar su atrevimiento después de todo el daño que había ocasionado.

    ¡Tú-llamó la rubia haciendo que Kimimaro se volteara ¡Sígueme!

    Se retiraron ambos y dejaron al resto boquiabierto, menos a Jiraiya quien ya conocía las tácticas sociales de su amiga. Apenas estuvieron lo suficientemente lejos, en medio de los árboles iluminados, pudieron charlar.

    Entonces…comenzó Tsunade ¿Qué quieres? ¿A qué viniste? Acaso ¿no te bastó con haber ocasionado la muerte de mi hija?

    Hm, ¿quieres saberlo o prefieres recriminarme por todo?

    Tsunade guardó silencio. Otra manera de decir “habla”

    Ella llegó sola en busca del poder de Orochimaru comenzó Incluso llegó antes que yo así que no me extraña que su cuerpo no haya aguantado la maldición.

    Pero ella quería volverlagrimeó Tsunade- Volvió una noche y me dijo que el poder de la maldición la estaba asustando y que quería estar con su familia. Y luego llegaste tú y nunca más volvió a la casa, ¡ella se quedó por ti!

    Kimimaro cerraba los ojos ante ello, porque nunca había tratado de convencer a Tayuya de irse antes de que la maldición la consumiera por completo, pero él pensaba que la decisión era de ella. Era cierto que había tenido una especie de romance con ella, porque ni siquiera fue un “romance” por completo, ya que los dos tenían personalidades muy fuertes y jamás se dirían “te quiero” ni tendrían planes a futuro, por eso es que el nacimiento de la bebé podía ser denominado como inesperado, como producto de la pasión.

    Fue su decisión

    ¡Pero tenía catorce años! —exclamó la mujer— ¡No te excluyas de toda responsabilidad!

    No me hables de responsabilidadesdijo fríamente Kimimaro Cuando fuiste tú la que apenas su esposo murió lo único que hizo fue beber y jugar por ahí mientras su hija quedaba en casa abandonada, no me extraña que haya llegado hasta Orochimaru.

    El ojiverde detuvo súbitamente una cachetada por parte de la mujer quien ahora sostenía al bebé sólo un brazo. La niña dejó su tranquilo sueño para llorar sin consuelo. Kimimaro bajó la vista y encontró a la niña buscando calor en los brazos de su abuela.

    La niña… ¿nació bien?preguntó tímidamente.

    afirmó Tsunade Tiene tus ojos, maldito.

    Un extraño deseo se apoderó de él al ver a su hija bostezar botando un par de lágrimas a orillas de sus ojos, era una visión que le hacía querer acogerla.

    Quiero… cargarla

    Tsunade hizo un esfuerzo por apretar los dientes y pasarle con cuidado la niña quien empezaba a dejar de llorar en cuanto llegaba a su padre. Kimimaro la observó con cuidado, era cierto que tenía sus ojos, pero más allá de eso, era una mezcla de él y de Tayuya. Luego miró a Tsunade.

    Tú sabes por qué he venido

    ¡Cállate!silenció Tsunade- Si lo sé, hazlo de una vez y llévatela. Pero escúchame bien, esa niña volverá a mí tarde o temprano.

    Haciendo caso omiso de la pena de la rubia, Kimimaro tomó a su niña y se fue del lugar dejando a una Tsunade por fin mostrando lágrimas.

    Ya cerca de la guarida de Orochimaru, Kimimaro se detuvo un poco para examinar a su niña. Cierto era que el brillo de la inocencia reinaba en sus ojos, libre de la corrupción del mundo. A su padre le gustaba ese estado de luminosidad en su rostro y de repente sintió la necesidad de mantenerla así costara lo que costara, pero al examinarla se dio cuenta de algo. La niña rió cuando vio la punta del hueso de uno de sus dedos sobresalir.

    Nopensó el seguidor de Orochimaru No Kami sama ella no, no la castigues a ella también.

    La bebé había heredado su línea de sangre, la del clan Kaguya en el manejo de los huesos del cuerpo. Él sabía lo que significaba. De niño lo habían encerrado porque su habilidad era más poderosa que la del resto, podía sacar más huesos que cualquiera, talento o maldición que había recibido su hija. Lo más triste de todo era que ella reía por ello, le parecía divertido, pero no sabía lo que significaba.

    No te encerraránpronunció Kimimaro ofreciéndole su mano a la bebé Nos iremos lejos de aquí, de toda esta porquería. Intentaré criarte y cuidarte la mayor cantidad de tiempo que pueda o la que mi enfermedad me permita.

    Era su oportunidad para cambiar lo que había vivido en su niñez, había tomado la decisión de irse porque sabía que Orochimaru intentaría apoderarse de su habilidad. Siempre se había apegado a la idea de que Orochimaru era por quién vivía porque lo había apreciado tal cual era, pero ahora tenía una razón mucho más importante. Pero la verdad era que se sentía aterrado. No recordaba a sus padres, nunca había visto cómo se criaba un hijo ni mucho menos tenía una idea de un buen padre, estaba empezando de cero.

    Que ironía, un bebé me asigna la misión más difícil que he tenido dijo suspirando

    La bebita reía, como adivinando lo que su padre decía y éste se lo tomaba en serio.

    ¿De qué te ríes?preguntó Nuestra situación no es nada divertida. Sigues riendo. Solo mírate un rato, tienes un cabello extraño y rosado.

    —“Como su madre”pensó.

    La risa de la bebita cesó cuando un pétalo de cerezo cayó en su rostro. Esto llamó un poco la atención de Kimimaro quien sacó de su cara el pétalo con cuidado, trayendo consigo algunos recuerdos. Fue entonces cuando le dedicó atención al lugar que lo rodeaba, adornado por árboles de cerezo movidos por el viento y las imágenes volaron a su cabeza, esos cerezos tan cercanos a la guarida de Orochimaru, en donde había tenido su primera pelea fuerte con Tayuya-jamás había escuchado a alguien decir tantas groserías en tan poco tiempo donde para callar sus gritos la había besado y acabó siendo el cazador cazado, donde se habían unido bajo el primer manto de hojas de cerezo que el otoño había hecho caer…

    Pronto se dio cuenta de que una lágrima recorría su mejilla para caer sobre la misma tierra en la que su hija había sido concebida. Acarició su pequeña cabeza y una idea iluminó su mente.

    Tu nombre es Sakura, hija mía
    Y así con su hija en sus brazos y sus memorias en aquél lugar se dispuso a marcharse del lugar, no quería volver, era hora de renovar su vida, porque no podía construir la vida de su hija sobre la vida que acababa de dejar. Era una promesa.



    No quería estar dentro de los terrenos del sonido, ni tampoco pensó que Konoha fuera el mejor lugar para vivir con su hija, sería el primer lugar donde Orochimaru atacaría y jamás se sentirían completamente libres allí con Tsunade siempre detrás de sus pasos. Kimimaro optó que lo mejor sería ir a una aldea pequeña que no tuviera problemas civiles como la Aldea de la Lluvia, se decidió por la Aldea de la Hierba.

    Subió a la primera carreta que por un buen monto llevaba a cualquier persona a la Aldea de la Hierba; eso era un arma de doble filo, no le agradaban mucho las personas que lo acompañaban, pudo notar que algunos escondían sus armas disimuladamente y estaba seguro de que pudo ver cómo se le iban los ojos a una mujer muy descuidada, parecía que estaba drogada. Lo único que tranquilizaba era el respirar de Sakura durmiendo, lo llenaba de paz, pero la paz poco duró.

    Una brusca frenada de la carreta zamarreó a los pasajeros y agradeció a Kami Sama por haber sostenido a Sakura fuertemente en ese momento. Se escuchó la agitada voz del jinete afuera, lo cual intranquilizó a los pasajeros, pero hizo que el oído de Kimimaro se agudizara.

    ¡Señor, no llevamos a su primo en la carga!se escuchaba decir al jinete.

    Entonces no habrá problema en que eche un vistazocontestó calmada la voz.

    Justo cuando el sonido se sentía más fuerte, la cortina que los cubría se abrió dejando ver al jinete y a su captor.
    Kimimaro inhaló hondo y se ocultó aún más en su capucha tratando de cubrir los rosados cabellos de su hija. El captor no era nada más ni nada menos que Kabuto, quien amenazaba al jinete con un kunai en su cuello.

    No está buscando a ningún primopensó el joven padre.

    Kabuto alzó el rostro a las cabezas gachas de los pasajeros y encontró de inmediato a quien buscaba.

    ¡Tú!, ¡ven aquí! apuntó hacia Kimimaro.

    Estaba a punto de sacar su columna vertebral para luchar cuando el sujeto que se encontraba a su lado empezó a correr y Kabuto tras él noqueándolo de inmediato. Se trataba de uno de los experimentos de Orochimaru que había escapado. Sonriendo como si nada hubiera pasado y cargando al fugitivo capturado, se dirigió al jinete.

    —Lo encontré —dijo falsamente sonriente— Disculpen el retraso que les causé, sigan su camino.

    Para fortuna de la pequeña familia y para desgracia del fugitivo. Apenas se marcharon el jinete se puso en marcha otra vez hacia la Aldea de la hierba. Kimimaro dejó caer su cabeza sobre su hombro, ahora sólo quería dormir, había sido suficiente.



    Al salir de la carreta recién llegada a la aldea, se pudo inhalar el fresco aire que emanaba el lugar que además era tranquilo, lleno de animales y de plantas, el mejor lugar para que creciera un infante, o al menos eso creía, ya que de niño él veía de lejos que junto a los animales y las plantas los niños jugaban felices.

    Ese pensamiento hizo que Kimimaro se sorprendiera de sí mismo. Nunca había pensado en la felicidad de nadie, ni en la de él mismo, pero por alguna extraña razón le importaba la felicidad de Sakura. Por eso no perdió tiempo y se dirigió a una posada humilde, pero acogedora y segura en donde por un monto moderado mensual podía proyectarse.

    Observaba a su niña a quien con una botella le daba leche del ganado cercano, cuando de pronto ella también lo miró a los ojos.

    ¿Qué miras?preguntó Kimimaro sintiéndose algo invadido, pero al ver a su niña sonreír mientras se alimentaba se relajó un poco y terminó quedándose dormido sobre la cama con Sakura en sus brazos.

    Así pasaron padre e hija su primera noche como tales…

    …………………………………………………………………………………………………………

    CONTINUARÁ…
    Comentario de la autora:
    Me atrevería a decir que esta es mi más grande obra hasta el momento. Voy en el capítulo 22 de esta historia porque aún no sé como hacer el final. Será un ItaSakuSasu por el momento, pueden haber cambios pequeños y grandes. Espero recibir críticas constructivas así como bueno comentarios. Actualizaré cada 4 o 3 días dependiendo de mi humor o de la cantidad de personas que lo lean. Espero que les guste.
    Una cosa, recuerden que la clasificación es M por algo, quizás no se vea durante los primeros capítulos, pero se dará, está avisado.
    Será bastante larga la historia, por lo que no tengan miedo de decir lo que les gustaría. Muchos saludos para todos.

    Importante: La historia de cómo fue que se dio todo entre Kimimaro y Tayuya se encuentra en mi fanfic "Fue por la herida" cuyo link está en mi firma, por si quieren leerlo. Muchas gracias.
     
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  2.  
    Reyka Akira

    Reyka Akira Usuario popular

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    Escritor
    Re: Esmeralda Ermitaña

    bien, dejame felicitarte.

    la idea estuvo bien plantada, la narracion me agrado mucho... imagine las escenas narradas.
    siendo sincera, es el primer fic que leo donde esten kimimaru, tayuya... ademas de que no me habia imaginado que en primera, tayuya fuera hija de Tsunade, y que kimimaru fuera padre... de sakura...O.o

    me gusto mucho, gracias por invitarme... no se si es por el sueño, pero no note faltas de escritura, la lectura fue fluible y facil de entender. muchas felicidades ^.^

    estare atenta a la conti
    sayonara!!

    Reyk@
     
  3.  
    Zhiiny

    Zhiiny Usuario común

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    Re: Esmeralda Ermitaña

    Hola!!! Gracias por invitarme a leer tu fic, me encanto!!!
    Cuando estaba leyendo el principio del fic me imagine el one-shot de Tayuya y Kimimaro (que no puedo dejar de leer)
    Pobre Tayuya :llorar: Kimimaro padre de Sakura, realmente eso no me lo esperaba, pero fue una buena idea. Es tan kawaiii que Kimimaro este siendo dulce con Sakura, le recuerda a Tayuya ToT
    Me asuste mucho cuando Kabuto se llevó al experimento de Orochimaru, juraba que se llevaria a Kimimaro
    Me gusto mucho tu fic, estare esperando la contii, ademas con el final de Fue por la herida me imagino grandes cosas.
    Gracias por invitarme a leer
    Sayo~
     
  4.  
    LacrymosA

    LacrymosA ShikaTemaDai<3 Comentarista empedernido

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    Re: Esmeralda Ermitaña

    ¡Hola!

    Primero que nada: Muchas gracias por invitarme a leer. Sin lugar a dudas me encantó este primer capitulo, realmente que sí me gustó. :si:

    Sorprendente. Tayuya y Kimimaro tuvieron una hija y es Sakura. Eso nunca me lo hubiera imaginado, creeme que no. Pero es una pena que ella haya muerto dejando a Sakura sin madre... lo bueno de todo es que Kimimaro se hará cargo y cuidará de ella. Me dejaste muy intrigada con tu historia, sinceramente espero ver el siguiente capitulo pronto.

    No sé por qué, pero me dio ternura esta parte:

    Para que dejara de maldecir le dio un beso *--* Que lindo.

    Una duda que tengo:

    ¿Me podrías decir qué clasificasión es M? Aún no entiendo eso de las clasificasiones D':

    Lo que te puedo decir es que te faltaron algunos puntos al final de algunas oraciones.

    Te veo en la continuación.

    ¡Adiós!
     
  5.  
    Ornella

    Ornella Iniciado

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    Re: Esmeralda Ermitaña

    Hola gente, acá les tengo el segundo capítulo que a pesar de que pronto nos mudamos me he comprometido a continuarlo en unn tiempo determinado. El viernes pondré el tercer capítulo en la nueva página. Ahora a contestar sus comentarios, mcuahs gracias de antemano.​


    Reyka Uchiha: Qué linda eres por leerme aún con sueño. Hehe pensé en el pelo rosado y ojos verdes de Sakura así que fue como: Ojos verdes de Kimimaro y el pelo rosa combinación del blanco y rosado oscuro de Tayuya :D​


    Zhiinygami: Gracias por tenerme fe. No te voy a decepcionar, ya lo verás, me esforzaré por hacer mi más grande obra.​


    LacrymosA: Me encanta enseñarle a alguien frío y despiadado como Kimimaro lo que es ser tierno con alguien, especialmente con una hijita hehehe. Clasificación M es cuando no es recomendado para menores de 16 años por contener escenas de violencia, lenguaje grosero, temas adultos leves y situaciones explícitas. En el caso de este fanfic habrán escenas de violencia y lemon que desde luego estará en mi blog.​

    Esmeralda Ermitaña​

    Capítulo II​

    No había sido fácil para la pequeña familia establecerse en la Aldea de la Hierba, no en el sentido de que la gente había sido dura ni mucho menos, de hecho habían sido extremadamente amables y Sakura había disfrutado con los otros niños en su cumpleaños número 8. Lo difícil había sido para Kimimaro. Mantener su salud no había estado carente de dificultades, porque desde el segundo día en la Aldea había empezado a sentirse débil y con dolor, pero hasta el día de hoy había podido mantenerse con vida por otros medios poco honestos.

    El patio trasero de su hogar —oculto por los árboles amontonados— servía mucho para entrenar fuera de la vista de los demás, así que lo usaban mucho, pues no querían que nadie supiera de la valiosa y maldita habilidad que llevaba la sangre del clan Kaguya. A pesar de que Kimimaro fuese duro cuando de entrenar a su hija se trataba, sólo quería que fuese fuerte mucho antes que los demás niños de su edad, porque sabía que su salud no le permitiría estar vivo en un tiempo prolongado. Quería dejarla lista.

    Justamente en eso se encontraban, entrenando en el patio de atrás fuera de la vista de los demás para no desenmascarar su línea de sangre.

    —Tsubaki no Mai—pronunció el joven modificando su húmero para crear su espada ante la mirada atenta de su hija— Haz lo mismo.

    —Tsubaki no Mai—dijo la niña y con mucho esfuerzo pudo sostener su húmero empuñándolo.

    —Atácame —ordenó su padre.

    Ante la mirada de asombro de su hija, buscaba tocarla con el filo de su hueso, a lo que Sakura respondía esquivando con mucha dificultad y sin tiempo de contraatacar.

    —Vamos —exigía Kimimaro— no solo te defiendas, ¡atácame!

    Frente a una fuerte estocada que propinó su padre, estuvo a tiempo de agacharse y no correr la misma suerte que un árbol que había cortado casi a la mitad. No le daba tiempo para ponerse de pié y ponerse en modo ofensivo, tendría que hacerse ella misma la oportunidad. Rodó por el suelo hasta alejarse un par de metros de su padre y con mucha decisión tomó su hueso en las manos.

    El joven fue demasiado rápido y rápidamente tocó el estómago de la niña suavemente con la punta de su hueso, pero resultó ser un clon.

    —"¿Un reemplazo?" —pensó tranquilamente el padre cuando sintió el sonido de unos pasos en su espalda.

    Volteó justo antes del momento en que su hija, cerrando los ojos, pretendía atacarle, pero antes de que lo hiciera la detuvo poniendo su gran mano sobre la pequeña cabeza de la niña.

    —Bien —pronunció el joven— Has mejorado, pero cerraste los ojos antes de atacarme. Jamás hagas eso, mantén siempre la vista al frente.

    — ¿Estás molesto, Otousan? —preguntó la pequeña con extrema ternura.

    Por toda respuesta, el joven acarició la cabeza de su hija revolviendo su cabello y la atrajo hacia sí. Era todo lo que tenía, sólo por ella seguía con vida, aunque a duras penas.

    De pronto, irrumpieron en el patio un grupo de hombres que Sakura no había visto jamás. Kimimaro ocultó a su hija tras de sí y les habló, porque él sí que los conocía. Eran Jirobo, Kidomaru y Sakon.

    —Quedamos en que no vendrían aquí —les recordó el joven padre.

    —Es algo urgente, no pudimos evitarlo—dijo Sakon— Tenemos que hablar, ahora.

    La pequeña de ojos verdes no entendía nada. Esos hombres de rostros poco amigables no le agradaban y la mirada preocupada de su padre le produjo aún mayor inseguridad.

    —Sakura —llamó Kimimaro — sigue entrenando, estos señores y yo tendremos una charla.

    Pasaron adentro y a la niña no le quedó más que asentir. En la modesta sala de estar que poseían, Kimimaro cerró las cortinas y se aseguró de que no hubiera mucha gente cerca, porque en la Aldea de la Hierba —como era pequeña— bastaba con que hubiera una sola persona enterada de algo para que se convirtiera en un chisme a nivel local.

    —Hablen —concedió el dueño del hogar.

    —Se nos acaba el tiempo —dijo el más fuerte de los tres— Venimos de la guarida de Orochimaru.

    — ¿Qué ha sucedido allá? —preguntó Kimimaro.

    —Kabuto nos descubrió cuando robábamos la panacea—dijo Jirobo— Se había estado preguntando por qué sus frascos desaparecían tan rápidamente.

    —El muy maldito había preparado todo —añadió el de los seis brazos— Tuvimos que huir de ahí… y ya no volveremos.

    Eso no sonaba nada de bien, la única razón por la cual había estado bien estos ocho años era porque había recibido la panacea que le vendían sus antiguos compañeros a un elevadísimo precio, que era el de asesinar a quienes ellos dijeran.

    —No podemos entregarte más medicina —dijo finalmente Sakon

    La frase retumbó en la cabeza de Kimimaro. Pensó en todo en un solo momento, todo lo que significaría su muerte para Sakura, sola a los ocho años, a la deriva del mundo del cual la había intentado proteger.

    —No es la primera vez que pasamos por un momento de receso—dijo el joven padre ante la mirada derrotada de los tres— Lo han hecho antes que no pueden obtener la panacea y pasado un tiempo corto sí pueden.

    —Es diferente esta vez —le cortó Sakon—No podemos volver, sería suicidio. Esto no es una negociación, es un aviso. Vámonos.

    Sin poder hacer ni decir nada al respecto, Kimimaro vio cómo su esperanza de seguir viviendo se marchaba por la puerta. Sabía que este momento llegaría más temprano que tarde, pero como iban las cosas esperaban que durara un poco más, especialmente al tener a su hija aún muy joven para dejarla sola. Jamás le había dicho nada acerca de su enfermedad, ya que no era sano para una niña pequeña saber que su padre tenía poca esperanza de vida.



    Sin ganas, Sakura lanzaba kunai tras kunai entrenando su puntería y otras habilidades.

    —"Papá esta raro" —pensaba mientras lanzaba uno de los cuchillos hacia ninguna parte— "Jamás me dice nada"

    El último de los aceros lo envió con tanta fuerza que voló sobre el techo y pudo calcular con la vista que cayó en la parte delantera de la casa.

    — ¡Ups!

    Rodeando la casa, sin pasar por el interior, llegó hasta el frente de su casa. Efectivamente estaba clavado en el pasto. Fijó su vista en él y fue a removerlo, para cerciorarse de que el filo no se hubiere dañado, pero cuando caminaba hacia él, vio como dos figuras se aproximaban a lo mismo. Eran dos personas altas e imponentes, con abrigos negros de nubes rojas muy extrañas. Uno de los individuos tomó el kunai en su mano, de ojos tan nocturnos como los del más fiero de los depredadores.

    Como por un instinto de supervivencia, Sakura no se acercó, incluso retrocedió un par de pasos. Una ráfaga de viento helado besó desde su espina dorsal hasta su cuello cuando la vista del extraño se posó sobre ella. No tenía cola de cascabel, ni garras, ni dientes, ni siquiera espinas, pero sabía que había que tener precaución.

    —Me temes —dijo el desconocido— ¿por qué me temes?

    —Y-yo… —balbuceaba la niña— no, no lo sé.

    El acompañante del joven de la mirada depredadora rió ante los esfuerzos de la pequeña que hacía para pronunciar palabra alguna. Ese hombre le pareció desagradable y mal intencionado, además que desconfiaba de su color azul.

    —Ya no molestes a la mocosa—reía la figura que se asimilaba a un pez— Tenemos trabajo que hacer.

    Haciendo caso omiso a su compañero, el joven de pelo oscuro se acercó a Sakura dispuesto a entregarle su preciada arma.

    —Eres fuerte para ser una niña —le dijo mientras examinaba el kunai— Vas a tener que reponerlo, la punta está chueca, no te servirá como está. Ten.

    De uno de los bolsillos del espeso abrigo, el extraño de la mirada nocturna extrajo un kunai que al parecer era nuevo y lo depositó en la diminuta mano de la niña de ojos verdes. El hombre azul puso los ojos en blanco.

    —Gracias —dijo Sakura sonriente y confiada

    —Hn

    —Vámonos de aquí, Itachi —dijo el hombre pez —ya veníamos bastante retrasados.

    Sin emitir comentario y tal cual había llegado, el depredador nocturno se marchó junto a su compañero del frente de su casa. La pequeña se quedó mirando desde su misma posición el camino que habían tomado para continuar con sus planes. El polvo aún se encontraba en el aire.

    —Sakura —llamó la voz de su padre a sus espaldas— ¿Qué es lo que miras?

    —Otousan—dijo la niña de ojos verdes notando su presencia— Lancé un kunai hasta aquí sin querer y lo arruiné, pero un muchacho me pasó uno nuevo, mira.

    —Dices que te lo dio un muchacho—reiteró el joven— ¿qué muchacho?

    —No le vi muy bien el rostro—empezó la niña— pero llevaba un gran abrigo, el mismo que llevaba su amigo.

    Eso encendió la alarma en la cabeza de Kimimaro, ya sabía que no era un solo muchacho el que había visto su hija, sino que dos y por si fuera poco llevaban el mismo abrigo.

    —Dime una cosa, Sakura—ordenó su padre— ¿Acaso su abrigo tenía nubes rojas?

    — ¿Los conoces, otousan? —preguntó la pequeña extrañada.

    En ese momento, Kimimaro pensó que lo mejor sería mantener a su hija aparte de todo eso. Bastaba con que no mostrara sus habilidades en público y que no la vieran con él. Si es que acaso los veían juntos notarían el parecido y sabrían que Sakura es su hija. Lo primero que harían sería corromperla hasta llenarla de lujuria por la sangre, lo mismo que movía a todos los Akatsuki.

    Agradecía a Orochimaru por la información que le había brindado con anterioridad sobre la organización.

    —Vamos adentro—ordenó el joven padre.



    La habitación que contenía las camas de Kimimaro y Sakura era pequeña, pero acogedora. Ninguno de los dos disfrutaba de tener posesiones, pensaban que eran una carga y en verdad lo eran con un espacio tan pequeño. Bastaba con que tuvieran suficiente espacio para guardar el sueño y a un padre con su hija.

    La pequeña niña se peinaba tranquilamente mientras su padre yacía recostado sobre su cama, pensativo. Ahora en cualquier momento su cuerpo podía fallar y terminaría alejándose de lo único que lo aferraba al mundo. Si bien no era un padre que dijese siempre lo mucho que ama a su hija, ni tampoco la abrazaba como eran abrazados la mayoría de los niños de su edad, sí que le importaba su niña.

    —Otousan—llamó la niña despertándolo de sus pensamientos— pido permiso para hablar de algo.

    —Habla —permitió el padre.

    Fue entonces cuando la pequeña guardó su peine en el único cajón de la habitación para sentarse frente a su padre quien le empezaba a prestar más atención.

    —Quisiera hablar sobre mamá—dijo Sakura.

    —Ya hemos hablado de ella —recordó Kimimaro.

    —Sólo que era muy joven cuando me tuvo, pero nada más —reprochó la niña— Por favor, tiene que haber algo más que yo no sepa.

    —Hay cosas que no corresponde que las conozcas —limitó su padre— lo único que puedo decirte es lo que ya sabes, que éramos muy jóvenes cuando te tuvimos, ¿quieres que te diga más de ella? No puedo, porque ni siquiera nos conocíamos realmente.

    —Entiendo —dijo la niña agachando la cabeza— pero tiene que haber algo más. Si se gustaron aunque sea un poco tenías que haber conocido al menos parte de su personalidad.

    En eso su hija tenía razón, tampoco era que Tayuya hubiera sido una total desconocida para él. Fue con quien más interactuó de los cuatro del sonido, aunque de manera poco agradable en su gran mayoría. Desde el momento en que se "presentó" ante el grupo que le había inspirado temor a la joven de pelo rosado oscuro y se alejaba lo más posible de él, pero Kimimaro lo notó. Sabía que Tayuya le temía y desde que lo supo la provocaba apareciendo siempre sorpresivamente y hablándole con autoridad. Mas la línea entre el miedo y la atracción fue demasiado delgada y terminaron por intimar, concibiendo a Sakura.

    —Ella era…—empezó su padre— como un rubí.

    — ¿Un rubí?

    —Sí —dijo encontrando la manera de explicar— Antes de conocernos pasó por bastante, sin embargo era resistente y no sufrió demasiado. Pero a la vez, lo que vivió la endureció mucho, era muy dura.

    —Como un rubí—entendió la pequeña.

    —Ya me entiendes—dijo el joven— Tenía mal carácter la mayor parte del tiempo, pero yo sabía que era para ganarse un lugar.

    — ¿Era hermosa? —preguntó la niña con ilusión en sus ojos, sin duda que trataba de visualizar a su madre.

    Kimimaro no sabía cómo contestar a eso, nunca pudo vivir una vida normal en donde conoces gente, aprendes lo que es bueno y malo, haces amigos y luego encuentras interés amoroso en una persona. Él solo había podido conocer la madera que lo vio crecer, aprendió a no mostrar su habilidad, se hizo amigo de los que lo valoraban y el interés amoroso lo reemplazó con la devoción a la única persona que lo había encontrado alguien de importancia: Orochimaru.

    Su hija vio que tardaba en responder y lo decidió ayudar un poco.

    —Alguien hermoso hace que sea agradable a la vista—explicaba la niña— y a veces, sin darte cuenta, te quedas pegado mirando y no prestas atención a lo demás, bueno, no mucho.

    Recordó entonces una vez cuando hacían una misión que Orochimaru les había encargado sólo a ellos dos. Unos bandidos los atacaron en el bosque y Tayuya resultó herida en su espalda cuando uno de los vándalos le atacó por sorpresa con una katana. Los vencieron, desde luego, pero por su herida no podían seguir moviéndose y Kimimaro tuvo que abrir la ropa en su espalda para detener el sangrado. No pudo evitar quedarse contemplando unos minutos el aspecto blanquecino y delicado de la espalda de su compañera, fue tanto que al curar la herida le gustó mucho le sensación de sus dedos contra su sumamente suave piel. Bastó que empezara a insultarlo cuando él trataba de desinfectar su enorme herida para que con la intención de callarla impulsivamente la besara. Lo demás ya era historia.

    —Ella era sin duda hermosa—dijo finalmente el joven padre guardando en su memoria sus más preciados y secretos recuerdos que se quedarían para el resto de su vida con él— Tú en cambio, eres como una esmeralda, porque representa el renacimiento. Tú debes hacerlo mucho mejor que nosotros, porque no vivimos bien tu madre y yo.

    —Pero papá —alegó la pequeña— tú todavía vives.

    El padre de la niña no pudo hacer más que poner una mano sobre su cabeza. Aunque le costara admitirlo, le dolía que su hija dijera eso, pero no podía culparla, todos los niños del mundo quieren que sus padres vivan para siempre, aún en el mundo ninja donde muchos eran huérfanos, incluso de padre y de madre. Por desgracia, él no gozaba de la salud que muchos ninjas caídos habían tenido. Mirando a los ojos de su hija de un color tan especial como el de una esmeralda, sintió que el final se acercaba raudo frente a él y su Sakura lo viviría.

    ….

    CONTINUARÁ…
     
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  6.  
    LacrymosA

    LacrymosA ShikaTemaDai<3 Comentarista empedernido

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    Re: Esmeralda Ermitaña

    ¡Helou!

    Primero que nada: Gracias por aclararme eso de la M, ahora podré visualizar un poco más lo que ocurrirá en el fic. Eso sí, te digo que cuando haya lemon no esperes mi comentario. No lo tomes a mal ¿si? Seguiré hasta el final tu fic, eso es seguro, solamente que en esas escenas no comentaré ni lo leeré. Espero que eso no te moleste :(

    Bien, entrando al capitulo. Me gustó mucho. Es muy triste que Kimimaro no conseguirá más su medicina, eso hará que su salud esté en riesgo de perecer y de dejar a la pequeña Sakura sola en el mundo ninja. ¡El primer encuentro entre Akatsuki y Sakura! Creo que esos dos eran Itachi y Kisame :eek: Me muero de ganas por un reencuentro cuando Sakura sea más grande *---*

    Un consejo que te daré: el diálogo va junto al guión al principio, no importa si hay signos de exclamación o pregunta. Aunque word te marque como error, está bien.

    Te veo en la conti.

    ¡Adiós!
     
  7.  
    Reyka Akira

    Reyka Akira Usuario popular

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    Re: Esmeralda Ermitaña

    O.o me has dejado así. O.o

    Me fasino, la narracion, wow!!! simplemente genial.
    no se que decir... no note faltas de escritura solo lo del guion que ya te marco LacrimosA, la narracion fue fluida y el desarrollo de la historia fue genial.

    Me gusto mucho la manera en que introduciste a la trama a Itachi papi sexi y a Kisame ^.^
    aunque no sé si es idea mía pero senti leve Ooc en Itachi ^.^ pero me agrado mucho el interactuar que tuvo con Sakura, felicidades.

    me gusto la respuesta que le dio Kimimaru a Sakura ^.^



    Sín duda alguna seguire la historia hasta el final, aunque algo me hace pensar que pronto Kimimaru morira.

    esperare ansiosa la conti, y felicidades por la imaginacion que te cargas para poder desarrollar una historia así ^.^

    sayonara!!

    Reyk@
     
  8.  
    Zhiiny

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    Re: Esmeralda Ermitaña

    Hola!!!
    Gracias por avisarme de la contii, estuvo muy linda. Tayuya es como un rubí aww eso fue muy kawaiii
    :llorar: Kimimaro :llorar: Se quedo sin medicina ToT
    Omg Itachi y Kisame omg quiero el proxomo encuentro *-*
    Resumiste tu fic "Fue por la herida" en 5 lineas, sorprendente, eres muy buena escritora, tu fic es muy original, tiene buena narración y no cae en el OoC, me encanta tu fic, espero la contii
    Sayo~
     
  9.  
    Ornella

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    Re: Esmeralda Ermitaña

    LacrymosA: No te preocupes si no te gustan los lemon, comprendo que no es de tu gusto n.n Me gustaría decirte varias cosas más, pero no te quiero arruinar el capítulo XD Gracias por comprometerte a seguir leyendo.


    Reyka-Uchiha: Tienes unos sentidos muy agudos, Kimimaro ha ido aprendiendo a ser más tierno con Sakura y ella lo ayuda, es algo que quería dejar en esta historia. Me iré fijando en el OoC.


    Zhiinygami: ¡Muchas gracias! Me has apoyado desde siempre, gracias por tenerme fe. Lamento hacerte sufrir con este capítulo, créeme que yo también sufrí XD


    El próximo Capítulo será en fanficslandia.com el 30 de Agosto, pero subiré los capítulos como el de hoy en la discusión para que no se pierda nada.

    Esmeralda Ermitaña

    Capítulo III

    La salud de Kimimaro había empezado a decrecer considerablemente los últimos días. Se veía con menos energía al entrenar y también en las cosas cotidianas. Sakura podía tener ocho años, pero no era nada de tonta, podía ver con claridad que su padre estaba más pálido y débil de lo normal, pero cada vez que le preguntaba, éste lo ignoraba todo, decía que estaba cansado, pero nada más.

    Habían ido a entrenar a lo más profundo del bosque para no ser vistos y Sakura no podía entender cómo su padre seguía entrenando cuando su estado era el de un hombre sin energías. Sin embargo, ella no sabía lo que él, porque si lo hiciera entendería que lo que su papá quería hacer era prepararla lo antes posible.

    Al volver del entrenamiento por el desgastado camino que los conducía nuevamente a la Aldea de la Hierba, estaban los dos con sus ropas sucias por el esfuerzo de ambos, pero aún quedaba una porción de camino considerable para llegar a su casa. El estómago de la niña comenzó a rugir y su padre escuchó.

    —Estás hambrienta—notó Kimimaro— ¿por qué no me lo dijiste?

    —Esperaba llegar a casa —se excusó la pequeña.

    Al ver un poco más al fondo del camino, el padre pudo ver una pequeña posada que al juzgar por su apariencia ofrecía comida. Efectivamente salía vapor de su interior y el olor a apetitosa comida inundó su nariz.

    —Aún nos queda para llegar—dijo Kimimaro— Comamos aquí, no hará daño esta vez.

    Considerando que era lo mejor, entraron y ordenaron. Para ser un lugar pequeño, estaba copado de gente y de familias. Sakura devoraba su caldo con voracidad, en verdad estaba hambrienta. En cambio, su padre apenas tocaba la comida.

    —Otousan—llamó la niña— Te ves muy cansado.

    —Solo estoy descansando un rato —tranquilizaba Kimimaro— Sigue comiendo.

    De pronto, la paz que existía se acabó cuando entró a la posada un extraño personaje quien llevaba un saco en sus manos, era demasiado extraño y no parecía atraído por las facultades culinarias del lugar, se podía decir juzgando su mirada desconfiada a todos los rincones.

    —Presta atención—le dijo Kimimaro en silencio a su hija— Algo se trae, no lo pierdas de vista.

    Y, en efecto, fijándose bien se podía ver que llevaba un arma dentro de ese saco, pero tal como le había enseñado su padre, conservó la calma y esperó.

    —¡Todos, entréguenme todo lo que tienen! —dijo el desconocido sacando una gran espada del saco.

    Era un lugar familiar, por lo cual los clientes hicieron lo que se les pidió. Algunos niños lloraban y las madres se intranquilizaban. Los únicos realmente calmados eran Kimimaro y Sakura, siempre atentos.

    —¡Tú! —dijo el asaltante apuntando a Kimimaro con su espada— no me gusta esa cara tuya de displicencia, ¡compórtate! ¿No sabes con quién estás tratando?

    Pero a pesar de las advertencias que estaba recibiendo, no cambiaba su semblante ni decía nada, lo que enfurecía aún más al hombre que ya estaba perdiendo la paciencia con alguien tan indiferente a su llegada.

    —¡Muere! —gritó el hombre moviendo su espada en el aire directo hacia el joven padre.

    En sólo unos segundos ocurrieron montones de cosas. Al ver que se avecinaba la estocada, Kimimaro se disponía a detener su muñeca en el aire, después de todo era lo suficientemente fuerte como para frenarlo, pero en cuanto decidió mover su brazo, sintió un dolor punzante que recorrió desde su hombro hasta la punta de sus dedos impidiendo que se moviera. Sakura lo notó y sintió mucho miedo por su padre, sintió adrenalina, lo cual desató lo inevitable.

    —¡No! —gritó la pequeña empujando al asaltante.

    En ese instante, su cuerpo había activado la técnica que había estado aprendiendo con su padre en el bosque, propia del clan Kaguya: Karamatsu no Mai. Y los huesos salieron como navajas de su cuerpo clavándose en el torso de quien se proponía a atacar a su progenitor, logrando así que retrocediera y que además callera al piso retorciéndose de dolor por las heridas propinadas.

    Todos los presentes lo vieron y se levantaron para ver más de cerca las lesiones del asaltante, pero más que eso, para ver a la niña quien había sacado huesos de su cuerpo. Fue cuando Sakura midió la situación. Primero vio las miradas de la gente alrededor suyo que no la miraban al rostro, miraban los huesos que sobresalían de su cuerpo como si de cuchillos se trataran. Luego miró al asaltante en el piso cuya mirada se tornaba de terror al ver tan desconocida habilidad.

    La gente la miraba de la misma manera, con miedo, con extrañeza y hasta con odio. Se sintió culpable, como si hubiese hecho algo terrible y ocultó sus huesos bajo la piel nuevamente. La niña estuvo a punto de quebrarse cuando sintió a su padre cargarla y llevársela corriendo de allí.

    En los brazos de su progenitor se sentía más segura, pero los rostros asustados seguían acechándola. Se apegó más al torso de su padre por eso y casi no sintió cuando estuvieron en casa.
    Fue puesta en el piso y apenas se volteó para ver a su padre pudo ver que luchaba por mantenerse en pié y tratando de recuperar el aliento se sentó en el sillón de la sala.

    —¡Otousan! —gritó la pequeña asustada más por su padre que lo recientemente ocurrido— ¿Qué tienes, por favor? Háblame.

    —Sa-kura —trataba de hablar el agitado joven— Ahora todos saben.

    —¡Perdóname! —suplicaba la niña con lágrimas en sus ojos— Si es por eso que estás así te juro que no volveré a hacerlo, pero por favor ponte bien.

    No tenía caso, la respiración de su padre se agitaba aún más y el sudor empezó a correr por su frente. No podía hacer nada, el destino ya estaba sellado para él. Su vida se apagaba mientras la llama de desesperación de su hija se avivaba.

    —Hija mía.

    —Aquí estoy. Dime otousan.

    —Escúchame—hablaba casi como en susurro— Te buscarán, los aldeanos, debes huir, lo más lejos que puedas.

    —Huiremos los dos —lloraba la niña desesperanzada.

    —Perdona que no te pueda seguir—decía cada vez más inaudible su padre— Pensé que tendría más tiempo para quedarme, pero el tiempo se agotó. Los pergaminos que contienen los jutsus que debes aprender están bajo mi cama.

    —No, otousan —pedía a los cielos la niña de ojos verdes que ya veía la vida de su padre desvanecerse— Quédate conmigo, por favor ¡No me dejes, no me dejes aquí sola!

    —Qué más… quisiera —decía el moribundo con sus últimos alientos— Vendrán aquí en unos momentos, debes irte ahora. Sakura… te amo hija mía.

    Sus últimas palabras se quedaron tatuadas en el corazón de su hija, que a diferencia del de su padre, permaneció latiendo fuertemente con miedo. El cadáver de su padre quedó postrado en el sillón, inmóvil e inerte. Su calor se desvanecía en el aire siendo la cabeza de su hija contra su pecho la única calidez que se le acercaba.

    Entonces recordó que no era tiempo para llorar, debía huir ahora mismo, pero no iba a dejar el cadáver de su padre esperando que lo quemaran y tiraran sus cenizas al olvido. Había sido un padre maravilloso, quien nunca dejó de enseñarle nada en ningún momento y no iba a permitir que su nombre se perdiera. Corrió rápidamente y se colgó los pergaminos a la cadera. Con un vano intento, intentó levantar el largo y pesado cuerpo de su padre, no hubo caso. Era muy pequeña para levantar un cuerpo de esa magnitud.

    —Okasan—pronunció aferrándose enérgicamente al cuerpo de su padre— ¡dame tu fuerza!

    Tayuya pareció haberla en verdad escuchado, porque su hija recibió lo que necesitaba en ese momento y pudo cargar el cadáver de su padre sobre sus espaldas. Le pesaba mucho, tanto que hacía que sus piernas se doblaran, pero no sintió dolor, lo único que le importaba era darle una digna sepultura.

    Salió casi corriendo de su ahora ex casa con su padre a cuestas buscando internarse en el bosque, confiando en que su espesura sería su aliada y lo fue, fue su amiga cuando de perderse se trataba.
    Eso era lo que tenía que hacer, internarse hasta perderse, hasta no saber en dónde estaba. Miró a su alrededor después de unos minutos y se dio cuenta de que estaba en un lugar que no conocía, sólo veía árboles.

    Pudo descansar el peso que llevaba en su espalda y puso el cuerpo inerte de su padre sobre el suelo. Sólo ahí pudo llorar fuertemente. Gritó de una sola vez, todo salió en un mismo rugido. Su desesperación al ver que no pudo hacer nada, su desconsuelo por perder a su padre y el miedo al que se enfrentaba al estar irremediablemente sola, sin padre ni madre a los ocho años.

    Con sus manos —que ahora tenían la fuerza de garras— cavó lo que sería la tumba de su padre. Sólo tenía esos momento de paz para darle, los aprovecharía de todas maneras. Cubrió todo su cuerpo con una espesa capa de tierra hasta tener listo el sepulcro y agotada por todo el esfuerzo en tan poco tiempo se dejó caer sobre el montículo de tierra que sobresalía sobre el resto. Quedó dormida al instante, debilitada tanto en la parte física como en la moral.



    —Es la última vez que dejo que interrogues a alguien—replicaba un personaje azul mientras caminaba por el bosque— eres realmente descuidado.

    —Era la única manera de asegurarnos de que dijera absolutamente todo lo que sabía—se excusaba su compañero manteniendo el ritmo del paso.

    —Pero lo mataste, ¿a quién se le ocurre usar el Tsukuyomi contra un anciano? Sólo a ti y gracias a eso le dio un infarto, muy bien Itachi. Ya puedo escuchar al líder haciéndonos dormir con un sermón.

    —Estás siendo ruidoso de más, Kisame—pidió el joven caminando delante de él— Conseguimos toda la información que necesitábamos, el objetivo está cumplido, no te quejes. Tú mismo estás haciendo un discurso.

    —Si por lo menos me hubieras permitido cortarlo antes de que muriera—reprochaba el hombre tiburón caminando hacia adelante.

    Unos pasos más bastaron para que Kisame se diera cuenta que su compañero se había detenido. Su mirada estaba enfocada en un punto que él no lograba descifrar.

    —¿Por qué te detienes? —preguntó comenzando a exasperarse.

    Una pregunta sin respuesta, puesto que seguía mirando sin despegar su vista. Procurando seguir la ruta de sus ojos, Kisame se dio cuenta de hacia dónde miraba y se quedó quieto por un rato. Era la niña que había visto cuando llegaron a la Aldea de la Hierba, dormida sobre un montículo de tierra y bastante descuidada, se podía ver en sus ropas desgastadas.

    —Oye, ¿no es la mocosa rosada?—vislumbró el hombre azul acercándose hacia donde Sakura dormía— Sigue respirando, esto no tomará más de un minuto.

    Levantó a Samehada en el aire sobre la cabeza de la niña de ojos verdes, sediento de sangre y de muerte al igual que su espada que le pedía matanza. Una sombra siniestra se proyectaba sobre el cuerpo de la pequeña que dormitaba sobre la tumba de su padre cuando sólo bastaba un movimiento para acabar con su vida también y acompañar a su padre, pero alguien decidió lo contrario.

    Antes de que Kisame pudiera finalizar su cometido, en un abrir y cerrar de ojos el Uchiha se encontraba hincado junto al cuerpo de la durmiente Sakura. Su compañero no entendía nada sobre lo que pretendía y menos lo sabría con ese rostro inexpresivo que siempre llevaba.

    Con su mano, Itachi movió la espalda de la niña sutilmente, lo suficiente como para despertarla sin molestias de ninguna clase hasta que por fin abrió los ojos y su compañero azul tuvo que aplacar su instinto asesino. Sakura miró hacia adelante tomándose su tiempo y se impresionó al ver al mismo joven de la mirada depredadora ante sus ojos nuevamente. Se preguntó cuánto tiempo había estado dormida.

    —Tú—alcanzó a decir la niña.

    —¿Estás sola? —preguntó el Uchiha— ¿dónde está tu padre?

    Por toda respuesta, la pequeña de ojos verdes únicamente miró hacia abajo, colocando su palma sobre la tierra aún fresca.

    —Ya veo. Entonces estás por tu cuenta.

    La niña asentía y Kisame ya estaba comenzando a ponerse nervioso, porque cuando Itachi empezaba a interrogar era porque estaba planeando algo.

    —¿Quieres venir? —preguntó directamente el joven ante la mirada asombrada de la niña y su compañero— Llevaremos tus pergaminos también.

    — ¡Uchiha! —interrumpió el hombre azul— ¿qué se supone que estás tramando con traer a la mocosa?

    La falta de confianza en lo que estaba intentando hacer molestó un poco a Itachi y siendo él quien daba las órdenes quiso poner todo en su lugar.

    —Tapa tus oídos y cierra los ojos—susurró el joven al oído de Sakura quien acató de inmediato lo que le dijo.

    Ante la protección que la muchacha hizo sobre ella misma, el mozo pudo mirar de frente a su compañero y con presencia hizo valer su autoridad.

    —No cuestiones lo que hago—exigió el Uchiha.

    —Tengo todo el derecho. Llegamos aquí y anduvimos en círculos, mataste al viejo sospechoso y ahora quieres que andemos de mamá canguro con una niñata.

    —Tú al igual que yo la viste en la posada.

    —De acuerdo, ¡es una mocosa que se saca los huesos para rascarse la espalda!

    — Muéstrame sólo una persona que pueda hacer lo mismo—desafió Itachi.

    Kisame no podía negar lo innegable, ahora entendía que lo que su compañero quería hacer era aprovechar esa misteriosa y poderosa habilidad que poseía la huérfana; sin embargo, le inquietaba y a la vez entusiasmaba saber cómo iba a terminar aquello. Después de todo, la responsabilidad recaería en Itachi.

    —Ven—ordenó el mozo a la pequeña Sakura con algo de desconfianza— ¿Otra vez temiendo? Si quisiera hacerte algo lo hubiera hecho ya.

    Eso era cierto, si él hubiese querido probablemente estaría muerta o algo peor, así que no lo pensó dos veces y subió a la espalda del Uchiha, siendo cargada a la vista de un Kisame que ponía los ojos en blanco.

    Se dirigían a una de las guaridas de los Akatsuki en las afueras de la Aldea de la Hierba, pero no hablaron en todo el camino. El hombre tiburón iba detrás de ellos preguntando cómo se había dejado convencer, pero era demasiado tarde para cambiar de opinión.

    —“Al líder no le agradará esto” —pensó Kisame.

    ……………………………………………………………………………………………………………………….....

    CONTINUARÁ…
     
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  10.  
    Reyka Akira

    Reyka Akira Usuario popular

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    Re: Esmeralda Ermitaña

    buaa!!!! se murio... al fin lo mataste... mataste a Kimimaru... buaa!!!

    jajajaja......

    me fascino la conti ^.^
    me encanto la actitud de Itachi... manejaste mejor a su personaje... aunque el Ooc aun prevalece... este es justificado... al haber una razon oculta detras de la actitud de Itachi papi sexi ^.^

    ¡¡Demonios!! quisiera ser sakura... para estar entre sus brazos y espalda...:: mirada perver::

    no se si es idea mía pero esta ocacion note algunas faltas de escritura... y algunas desconcordancias en la lectura... pero la trama estuvo como las anteriores "interesante y entretenida""

    sayonara!!

    esperare ansiosa la conti ^.^

    Reyk@
     
  11.  
    LacrymosA

    LacrymosA ShikaTemaDai<3 Comentarista empedernido

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    Re: Esmeralda Ermitaña

    ¡Hola!

    Perdóname por tardar, en serio. Aquí estoy como siempre estaré para leer tu lindo fic :si:

    Déjame decirte que me gustó mucho.
    Fye muy triste que Kimimaro muriera y que Sakura se haya quedado sola... bueno, no del todo sola. ¡Se encontró con Itachi y Kisame otra vez! Y este último intentó matarla, que bueno que estaba Itachi para detenerlo. Lo que más odio de los aldeanos es que se asustaron de Sakura y la miraron raro después de que ella los salvara de aquel ladron :mad: ¡Aldenos desagradecidos!

    Bien, quiero seguir leyendo. Ahora que Sakura está con Akatsuki la cosa se vuelve más emocionante *_*

    Te veo después ;]
     
  12.  
    Zhiiny

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    Re: Esmeralda Ermitaña

    Dios Reyka que perver -///- (pero me encantaria estar en su lgugar -w-)
    Dios que contii más triste mataste a Kimimaro :llorar: hasta que porfin dejas a la probre Sakura sola ToT
    *-* Caldo que rico, se me hace agua la boca (baba)
    Que le hara Itachi a Sakura :silbar:
    Tayuya escucho el llamado de su hija y le dio fuerzas para seguir con el cuerpo de Kimimaro ToT buaaaaaaaaaaaaaa :llorar:, me encanto la contii, pero fue muy triste, espero la proxima en FFlandia
    Sayo :D
     
  13.  
    Ornella

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    Re: Esmeralda Ermitaña

    Como lo dije, hoy 30 de Agosto traigo la continuación. Con gusto contestaré los comentarios.


    Reyka Uchiha: Lo sé, sufrí mucho matando a Kimimaro. Itachi es tan sexy, me encanta y yo también quisiera estar en su espaldita y más :D Por favor si encuentras nuevas faltas ortográficas dime cuales son para fijarme la próxima vez.


    LacrymosA: Los aldeanos son unos mal educados y malas personas, lo sé. Yo que escribí este fanfic los odié con las mismas fuerzas y como tú dijiste, ahora que aparece Akatsuki directamente las cosas se pondrán muuuuuuy interesantes. Uy, Ornella cállate XD


    Zhiinygami: Yo creo que varias queremos estar en el lugar de Sakura :D, me incluyo. Fue muy triste el cap 3, tengo que admitirlo, pero ahora nos pondremos un poco más contentos con lo sexy de Itachi XD Gracias por seguir leyendo.


    Mirand Spear: Entiendo que tus post se borren, espero que auí no pase lo mismo, pero sé que sigues esta historia y que tengo tu apoyo. Espero pronto recibir tu comentario aquí con fanficslandia y gracias por seguir este fic.


    Esmeralda Ermitaña

    Capítulo IV

    Aún faltaba su buen trayecto para llegar a la guarida de los Akatsuki, por eso podían hacerse la idea de pasar la noche a la intemperie. Hacía pocas horas que la vida de Sakura había dado un giro de 360°; su línea de sangre había quedado al descubierto, su padre había muerto y ahora volvía a ser acogida, esta vez por un joven que apenas conocía, pero era preferible seguirle a estar sola, porque el estar sola en medio del bosque significaba tarde o temprano un desenlace fatal.

    El largo camino había agotado los ojos de la pequeña huérfana y no tardó en quedar dormida en la espalda de su nuevo tutor. Itachi no había pronunciado palabra en todo el camino y Kisame tan sólo no podía soportar ver tanta ternura con una niña durmiendo en la espalda de su compañero.

    —Cuida de que no deje saliva—se burlaba el hombre tiburón— me recuerda al débil de tu hermano.

    A pesar de sus mofas no lograba importunar al Uchiha quien incluso se enfocaba aún más en el objetivo de no desperdiciar la línea de sangre de la niña, pero las burlas lograron despertar a Sakura quien abrió sus ojos muy pesadamente y el joven que la cargaba se dio cuenta de eso.

    Con cuidado la depositó sobre el suelo y esperó a que se acostumbrara a estar despierta.

    —Ya está anocheciendo—observó el mozo— Pasaremos la noche aquí, mañana partiremos al amanecer.

    Samehada fue enterrada en la tierra por Kisame y éste se apoyó en su espada para descansar mientras Itachi encendía el fuego. El hombre tiburón se encontraba sumamente a la defensiva mirando con hostilidad a la huérfana que se encontraba sentada cerca de él, se le asemejaba a un insecto.

    —¿Qué estás mirando? —preguntaba despectivo Hoshigaki.

    —¿Puedes ver bien?

    —¡Claro que veo bien! Imposible no ver esa horrible cara.

    —Lo decía porque no logro encontrar tus ojos—dijo inocentemente Sakura

    Una sonrisa acompañada de risa inaudible por parte de Itachi se vio contrastada por la furia innegable de Kisame. El hombre azul se aferró a Samehada, apoyándose en su estructura y aguantando las ganas de decapitar a tan insolente muchacha.

    —Kisame—llamó Itachi para interrumpir su creciente furia.

    De esa manera logró apaciguar su hambre de sangre y Sakura estuvo a salvo. Se acercó a la niña y se hincó para quedar a su altura con una cantimplora en su mano.

    —Toma un poco de agua—dijo el Uchiha acercando el líquido a los labios de la niña, pero ella no se dejaba— la temperatura sube mucho en la madrugada, si no bebes ahora amanecerás deshidratada o muerta.

    Eso bastó para que la pequeña dejara de rehusarse a beber y terminó prácticamente tragando el agua que recibía de su vigilante ante el desagradable vistazo que hacía el hombre tiburón.

    —Tengo mucha hambre—se quejaba la niña.

    —Por ahora no podrás comer—contestó Itachi— No comeremos hasta llegar a nuestro destino.

    —A menos claro que quieras internarte en el bosque—añadió Kisame.

    Eso no sonaba para nada a seguro y también advirtió que el tono del hombre tiburón no era a su favor, decidió quedarse frente al fuego y rezar para que el día siguiente llegara pronto para poder alimentarse. Un bostezo rompió un poco el silencio que se había producido.

    —Es mejor que te decidas a dormir—aconsejó el Uchiha— Así más pronto te olvidarás del hambre.

    Miró a su alrededor y notó que Kisame ya había cerrado sus ojos disponiéndose a dormir, mientras que Itachi acababa de apoyarse en un árbol y cruzaba sus brazos para mayor comodidad. Pronto la imagen de su difunto padre se le vino a la mente. En personalidad, Itachi y él eran bastante parecidos, sólo que el joven Uchiha no conocía la faceta de padre; sin embargo, mantenían en común el cuidado distante y hasta frío de lo que consideraban importante.

    Con timidez se acercó hacia donde estaba Itachi, quien ni la miró y continuó sin expresión, cosa que no detuvo a la pequeña.

    —Itachi san—llamó la muchacha— ¿puedo dormir cerca suyo?

    El joven ni se inmutó; no se molestó ni se alegró.

    —Haz lo que quieras—respondió el Uchiha— sólo no molestes.

    Animándose ante no recibir una respuesta negativa del mozo, delicadamente se sentó en el suelo junto a Itachi sin pegarse a él, sólo quedando de lado. De esta manera no molestaba su proceso para al fin dormir y quedaba demostrado que sus intenciones eran inocuas.

    La calidez madrugadora característica del camino que recorrían pasó inadvertida por los tres viajeros que despertaron temprano en la mañana.

    Sus ropas estaban sucias y sus estómagos vacíos, pero en ningún momento su rendimiento disminuyó.

    Se pusieron en marcha por el camino nuevamente sin mayores problemas exceptuando uno: la poca tolerancia de Kisame.

    —¿Y por qué te llamas Kisame? —preguntaba la niña inocentemente.

    —Porque mis padres me pusieron así—decía cortante y mal genio.

    —No te querían mucho, ¿verdad?

    —“Itachi, más te vale que esto funcione o si no yo mismo te castraré” —pensaba furioso

    Caminaron unos pasos más hasta llegar a un claro rodeado de árboles y bruma, apenas se podía ver bien, pero el lugar les era conocido. Se detuvieron y Sakura sin entender nada miró a su alrededor, pero seguía sin entender, no veía nada parecido a un lugar en donde comer, hasta que Itachi hizo sellos y tocó el suelo. De inmediato una escalera se presentó ante ellos, llevaba bajo la tierra, en medio de la oscuridad. Sakura hizo un ademán de bajar caminando, pero el brazo de Itachi frente a ella la detuvo.

    Si entras son nuestras reglas —advirtió el joven— Una vez adentro no hay vuelta atrás.

    Entendiendo las consecuencias de sus actos, decidió por entrar junto a los dos varones. Bajó por las escaleras sumiéndose en la oscuridad los primeros pasos, pero luego la nula visibilidad fue reemplazada por la luz que se filtraba por los huecos de la madera que sostenía el techo bajo la tierra y unas cuantas antorchas que se vislumbraban en el pasillo.

    En un sector del pasillo se detuvieron frente a una puerta, la que los dirigiría a los demás y decidiría el destino de la pequeña.

    —Reza porque le caigas bien al líder—le susurró Kisame a la niña— Porque disfrutaré degollándote.

    Sin más rodeos entraron a la habitación con Sakura ocultándose dentro del abrigo de Itachi, cuidando de no ser vista hasta que fuera necesario. Lo que alcanzó a ver fueron varias personas con el mismo atuendo que su guardián, pero la mayoría eran muy extraños. Había alguien que no sabía si era persona siquiera similar a un árbol, dos hombres enmascarados y se detuvo en el más intimidante para ella quien tenía perforaciones a los costados de su nariz.

    —Sólo faltaban ustedes—habló el perforado— ¿Trajeron la información del jinchuuriki?

    —Aquí está todo lo que logramos sacarle—dijo Kisame entregando un sobre que fue recibido por la única mujer del grupo.

    —¿Qué te traes, Itachi? —preguntó un hombre rubio apoyado en la pared.

    En ese momento todos prestaron atención al rostro que estaba mostrando el Uchiha, que si bien no parecía tener cambios jamás, la más mínima distorsión de su cara neutral despertaba alerta en sus compañeros. Un hombre con máscara anaranjada se adelantó y se puso muy cerca de Itachi, examinándolo como un niño a un regalo.

    —Oh, ¡es verdad! —gritó el enmascarado exageradamente emocionado y apuntando al joven— ¡miren su cara, mírenla!

    —Deja de ser tan ruidoso y apártate—se exasperaba el joven rubio— quiero saber de qué se trata.

    Desanimado, el extraño y exaltado personaje se tranquilizó y le dio el espacio suficiente al Uchiha para explicar lo que tenía que anunciar.

    —Luego de interrogar al sospechoso nos dirigimos con Kisame a una posada. Allí nos encontramos con un alguien con la línea sucesoria del clan Kaguya.

    —¿No que habían sido exterminados? —preguntó la mujer.

    —Es la única persona que queda—explicó el joven.

    —¿En dónde está? —preguntó el líder con interés.

    —Le he traído conmigo.

    Abriendo su abrigo, se pudo ver a Sakura quien algo temerosa salió de la protección que su guardián le otorgaba para quedar enfrente de la organización Akatsuki. La mayoría no sabía cómo reaccionar, pero el silencio duró poco.

    —Tráela hacia acá—ordenó

    La pequeña no se movió de nervios, pero ante su ausencia de movimiento, el hombre azul la empujó con su pié casi dando una patada, acto que hizo que Sakura cayera a los pies del líder. Sin perder el tiempo, el joven de pelo anaranjado la tomó por el rostro y comenzó a examinarla.
    Observó sus muñecas, piernas y tomó su pulso con la propia mano. Se detuvo un momento en sus ojos.

    —Eres la viva imagen de una esmeralda—pronunció en unos minutos de observarla

    —¿Qué dices, Nagato? —preguntó la mujer con una rosa de origami en su cabeza.

    —Es muy blanda todavía.

    Nuevamente fue arrojada al piso, esta vez por el mismísimo líder, pero con otras intenciones que tal vez no le gustarían.

    —Kisame, encárgate—ordenó el perforado.

    Con una sonrisa deleitosa, el hombre tiburón sintió vibrar a Samehada, sedienta de muerte y se dispuso a desgarrar a la pequeña quien comenzaba temer y a cerrar sus ojos, pero recordó aquello importante que le había enseñado Kimimaro antes de morir.

    —“Mantén siempre la vista al frente” —pensó la niña mirando de reojo a su rival.

    Comprendió entonces que esa podía ser su única oportunidad de quedar con vida y hacer que el esfuerzo de su padre no haya sido en vano. Concentrándose en lo que tenía que hacer, sobrevivir a su oponente, atacar para defenderse y procurar no quedar lastimada.

    —Tsubaki no Mai—pronunció la niña empuñando su húmero.

    Rió Kisame sádicamente ante la disposición de la niña para salvar su vida y comenzó a abanicar a Samehada buscando descuartizar a la niña, pero el peso de la espada le daba tiempo a Sakura para esquivar sus ataques, pero por muy poco y le era cansador. No duraría mucho tiempo.

    —¡Quédate quieta, maldición!

    La niña de ojos como esmeralda se agotaba cada vez más ante las rápidas y fuertes estocadas que buscaba dar su oponente. Vio cómo en un movimiento la espada la iba alcanzar si es que seguía corriendo tratando de eludir los golpes y se decidió por deslizarse en el piso entre las piernas del hombre tiburón para darle una estocada en su espalda.

    Así lo hizo, pero cuando se deslizó entre medio de sus piernas, Kisame se dio vuelta para contraatacarla dando como resultado que no le hiriese en la espalda, sino que con su húmero le cortara ligeramente una mejilla cuya sangre cayó al suelo al igual que la niña.

    En la posición que había caído, de estómago al suelo, Sakura supo que sería inevitable recibir un golpe por parte de Samehada y estuvo a punto de ocurrir cuando Kisame se disponía con fiereza a atacarla.

    —Suficiente—detuvo Pein justo antes de que terminara por matar a la niña.


    Le habían dicho a Kisame que debía encargarse de la mocosa y lo único que había conseguido había sido una herida en la mejilla, nada de sangre inocente como se lo pedía su sadismo. Tuvo que abstenerse y dejar el asunto en otras manos.

    Itachi se quedó mirando a la niña que respiraba agitada en el piso intentando recuperar su normal pulso con sus ojos color esmeralda que brillaban por la adrenalina y luego miró a Pein quien no había despegado un solo músculo de sus facciones.

    —¿Quién te enseñó a luchar? —interrogó Pein.

    —Mi padre—contestó la niña.

    —Aceptable—opinó el perforado.

    —Sólo falta tu decisión—dijo el Uchiha con respeto.

    Ante esto, el joven de cabellos anaranjados sin apenas parpadear tocaba su mentón en busca de la respuesta. Resultaba ser atractivo ver a una ninja con una línea de sangre entrenada y desarrollada como era la del clan Kaguya, pero detrás de eso tenía que haber un trabajo que no estaba seguro que convenía invertir. El trabajo también es tiempo.

    —Es única en su habilidad, eso es innegable—comenzó Pein— pero es muy joven, le falta mucho por aprender y para aprender necesita de entrenamiento. Sabes que ese entrenamiento requiere de mucho tiempo, cosa que no tenemos. La respuesta es no. Como sabes, ahora que conoce esta guarida no puede salir viva de aquí.

    Ante la mirada neutral de algunos y la mirada sádica de otros como Kisame y un joven pelirrojo que sonreía, el hombre similar a un árbol se acercó a Sakura dispuesto a devorarla. La línea de sangre del clan Kaguya llegaría a su fin.

    —Alto—detuvo Itachi antes de que ocurriera el fatal desenlace.

    Entonces todos se volvieron al Uchiha y vieron que en su reflejo mandaba la determinación, la convicción total de alguien que había tomado un camino.

    —Yo la entrenaré—se comprometió el mozo con mirada depredadora— no tendrán que preocuparse de nada, yo me ocuparé de todo lo que abarca su entrenamiento.

    Todos, especialmente Sakura se llenaron de asombro ¿Itachi como sensei? Eso no era algo que se veía todos los días y lo había decidido de pronto sin pensarlo realmente.

    —No sé si dispongas del tiempo suficiente—pensó Pein.

    —Me haré el tiempo, no será problema.

    —O pueden dejármela a mí para entrenarla—dijo un hombre pelirrojo con rostro adormilado— Yo tengo todo el tiempo necesario.

    Ya todos en Akatsuki sabían qué clase de hombre era Sasori: inteligente, ambicioso y astuto, pero también muy cruel y sumamente demente. Podían leer en sus ojos sus intenciones que maquinaban como hilos de marioneta. La decisión el líder tuvo que ser rápida antes de que hubiera alguna clase de enfrentamiento.

    —Entrenarás a la niña, Itachi—decretó el líder— En ti recae toda responsabilidad. En cuanto a ti, Sasori, no nací ayer. No experimentarás con ella.

    Y así la joven esmeralda había dado el primer paso para pulirse, una gema preciosa saldría de todo eso y tenía a Itachi Uchiha como su maestro para asegurarse de ello.

    ………………………………………………………………………………………………………………………….

    CONTINUARÁ…
     
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  14.  
    Sun Cristal

    Sun Cristal Entusiasta

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    Re: Esmeralda Ermitaña

    Encerio matare a ese chico tiburon como se llame
    Amiga me gusto la conti, OMG Ika-kun como sensei*baba*
    Bueno las faltas no vi ninguna
    Ahora espero que no se borre el post
    Sige asi amiga mia
     
  15.  
    LacrymosA

    LacrymosA ShikaTemaDai<3 Comentarista empedernido

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    Re: Esmeralda Ermitaña

    ¡Holaaaaaaa!

    Gracias por avisarme de la continuación. ¡Me encantó! Me dio gracia los comentarios de Sakura hacia Kisame. ¿Que sus padres no le querían? ¿Que si veía bien? Jajaja las cosas que los niños dicen al ser tan inocentes. Realmente me gustó mucho.

    Kisame y sus deseos de acabar con Sakura, por favor, que se controle o Itachi que le de un buen golpe para que se calme xD

    Que bueno que Sakura recordara los entrenamientos que tuvo con su padre. Así demostrará que tiene futuro como una buena ninja. ¡Itachi será su sensei! ¡Qué genial! Sasori tenía pensado usarla como marioneta seguro, seguro que sí xD

    Te veo después. Solo ten cuidado en los puntos finales, te faltaron algunos.

    ¡Adiós!
     
  16.  
    Reyka Akira

    Reyka Akira Usuario popular

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    Re: Esmeralda Ermitaña

    wow!! perdona la demora, pero estaba entre la espada y la pared por un concurso ^.^ pero ya estoy aqui.

    bien, de nueva cuenta.... Felicidades.

    la narracion factible, la trama de la historia siguiendo el ligamento desde el inicio. la personalidad de los involucrados, tal cuales son.

    demonios, pude imaginarme ese minimo e invisible cambio que aprecio Tobi en el rostro de Itachi sexi ^.^.

    felicidades por seguir tan bien con la trama de tu historia. No se si fue intuicion mía, pero como que Konan se sintio celosa o sorprendida cuando Pein(Nagato ^.^) le dijo a Sakura:


    solo encontre que te comensaba a dar hambre amiga ^.^ te comiste la letra "d"


    creo que querias decir:

    La decisión del líder tuvo...bla-bla-bla


    :: pucheros:: Yo quiero un sensei así... :: pensamientos:: asesinare a Sakura y le pedire a Itachi que me entrene ^.^

    Ay, Sasori... eres un malvado y despiadado... lo bueno que Pein-sama no te dejo salirte con la tuya. :: muajaja::

    solo eso ^.^ estare pendiente de la conti.

    sayonara!!

    Reyk@
     
  17.  
    Zhiiny

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    Re: Esmeralda Ermitaña

    Hola Ornella
    Lo siento por no pasarme, se me había olvidado de que existia FFlandia. *verguenza*
    La contii estuvo sorprendente.
    Omg Itachi se encargara de Sakura, que kawaii nuestro Itachi.
    Sasori, ya me había parecido raro que quisiera encargarse de Sakura, solo quiere experimentar con ella.
    Adoro a Pain en esta parte:
    —Entrenarás a la niña, Itachi—decretó el líder— En ti recae toda responsabilidad. En cuanto a ti, Sasori, no nací ayer. No experimentarás con ella. (no se citar ¬¬)
    xD
    Kisame, que malvado queria matar a Sakura ¬¬
    —“Itachi, más te vale que esto funcione o si no yo mismo te castraré”
    Si haces eso, YO te castró a ti, y luego te mato :rolleyes:
    Me encanto mucho la contii, espero la proxima
    Sayo~
     
  18.  
    Ornella

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    Re: Esmeralda Ermitaña

    Próxima conti: 6 o 7 de Septiembre
    Zhiinygami: Yo te acompaño a castrarlo, XD no hay ningún problema, aunque yo haya escrito que hace eso. ¿O no que Itachi la lleva? igual yo lo ayudo un poquito XD
    Reyka Uchiha: Jeje, me dio un poco de hambre la verdad. Me agrada que te guste la trama, he estado trabajando mucho en ella y seguirá con su hilo.
    LacrymosA: Kisame es un sádico, pero está Itachi sensei para velar por ella, me encanta. Cuidaré los puntos finales, gracias.
    Mirand Spear: Al fin pudiste postear sin que te borraran yay :D Busquemos un Itachi sensei para nosotras, jeje Espero que te guste esta conti tambìén.
    Esmeralda Ermitaña
    Capítulo V

    Sakura aún no entendía cómo había ocurrido todo esto, ni cómo había logrado atravesar todos los peligros para encontrarse segura ahora. Empezando por el evento en la posada en donde había dejado al descubierto su habilidad, luego la soledad mortal del bosque y luego sobrevivir a Kisame; alguien allá arriba tenía que amarla demasiado para protegerla de todas esas cosas que pudieron acabar con su vida.

    Salieron todos de la sala en donde se había tomado la decisión de permitir su estadía con Itachi como su sensei, todos a lo suyo dentro del subterráneo lugar. Los últimos en salir del cuarto fueron los últimos en entrar.

    —Itachi sensei—llamó la pequeña tirando de su abrigo— ¿ya puedo comer?

    —Mocosa, acaba de salvar tu vida—se quejaba Kisame antes de irse a reposar dejando solos a alumna y sensei.

    Lo bueno del joven Uchiha era que le era fácil ignorar a los demás y quizás por eso era el compañero ideal de Kisame, debía ser el único capaz de controlar su impulsividad. Por eso no tomó en cuenta su comentario y miró a la niña de cabellos rosados.

    —¿Tienes los pergaminos? —preguntó ante el asentimiento de Sakura—
    Necesito verlos ahora. Puedes comer al fondo de este pasillo. Descansa hoy, mañana entrenaremos.

    Alegre de por fin poder saciar su apetito, la niña se desató los pergaminos que llevaba en su cadera y los entregó a su sensei decidida a correr por comida.

    —Recuerda—la detuvo el Uchiha— soy tu sensei y esta organización tu residencia, pero no soy tu padre ni ésta tu casa. De ahora en adelante cuida tus espaldas.

    Era cierto, no sólo estaba Kisame para peligrarla, sino cualquier persona a partir de ahora. Había dejado atrás la acogedora y humilde casa que poseían con su padre en un ambiente familiar, su realidad era ahora un lugar que si bien podía llegar a conocerlo en su totalidad, jamás podía bajar la guardia.

    Ahora era la alumna y protegida de Itachi Uchiha, huérfana, pero a salvo.

    La reunión había terminado y con las misiones de Akatsuki acabadas, todos se pusieron a descansar antes de ponerse en marcha nuevamente y
    Sakura aprovechó para dar vueltas en la subterránea guarida que poseía la organización en la Aldea de la Hierba. La mayoría de los cuartos estaban cerrados con llave, probablemente serían los dormitorios de los demás miembros, pero se dio la libertad para investigar en las otras secciones.

    Llegó al final del pasillo, en donde había una despensa pequeña, pero limpia y bien cuidada. También estaba acompañada de un divertido personaje.

    —¡Pero si es la niña rosa! —gritó el entretenido enmascarado.

    —¿Quién eres? —preguntó Sakura más despacio que el ruidoso.

    —¡Tobi es un buen chico! —chilló nuevamente— ¿buscas comida?

    —Sí—dijo tímidamente.

    Bastó una respuesta positiva para que el ensordecedor hombre la tomara en brazos y la hiciera dar vueltas en el aire con súbita alegría.

    —¡Pues hagamos algo para comer! —gritó dando vueltas

    —¡Tobi san! —exclamaba Sakura de asombro por la velocidad a la que daba vueltas.

    Sin ponerle mucha atención, Tobi la puso en su espalda para revisar la despensa y comenzaron a volar las ollas y sartenes ante la mirada de sorpresa de la niña. Sólo podía observar cómo el estridente varón impulsivamente le hacía algo para comer y se sentía extrañada, pero también divertida al ver que no todos los integrantes de Akatsuki eran fríos y distantes como aparentaban ser, al menos estaba Tobi, quien era extrovertido y exageradamente detonante.

    —¡Listo! —gritó el enmascarado presentando ante Sakura un bol de fideos.

    —Gracias Tobi san—dijo probando el primer bocado.

    Se deleitaba probando la apetitosa comida que había preparado el hombre que simulaba ser casi un bufón, cuando entró otra persona a la cocina.

    —Yo como idiota intentando descifrar qué estabas destruyendo ahora y te encuentro jugando a la niñera—dijo un joven rubio.

    —¡Deidara Senpai! Siéntate y come, están muy buenos—dijo asomando los palillos a la boca del blondo.

    —¡No! —dijo el joven rechazando el ofrecimiento— No quiero tu comida.

    —Grosero—habló la niña.

    El atrevimiento de la muchacha desconcertó un poco a Deidara, quien se desvió su atención de Tobi y miró casi displicente a la pequeña que comía sus fideos aún.

    —¿Qué está diciendo este esperpento? —le preguntaba el rubio al enmascarado.

    —Me llamo Sakura y no soy un esperpento.

    —¿Con que no? Veamos —dijo Deidara observándola— Hn, es extraño.

    —¿Qué cosa? —preguntó la chiquilla.

    —Tu pelo—dijo tomando un mechón— ¿en serio es rosado?

    —Senpai—pronunció Tobi sorprendentemente muy silenciosamente y apretando su bol— No me digas… que…

    —¡Habla ya! —apresuró el blondo.

    —¡¿Te teñirás el pelo rosado? —gritó el ensordecedor personaje haciendo explotar los fideos sobre la cabeza de Deidara— Oh, oh. Senpai, ¿estás bien?

    La cólera se hizo presente en el rostro del orgulloso artista quien con su mano se quitó la mayor cantidad de fideos que pudo y se arremangó el abrigo.

    —¿Debería empezar a correr ahora?

    —¡Date por muerto! —gritó el rubio persiguiendo al desafortunado enmascarado.

    —¡Senpai, no fue mi intención!

    —¡Katsu!

    El ruido atronador de las explosiones se siguió escuchando hasta que llegó lo suficientemente lejos como para pasar inadvertido. Tenía que admitirlo, los miembros de Akatsuki tenían serios problemas psiquiátricos, lo bastante como para hacer estallar a tu compañero en pedazos si te hacía enojar. Estaba tranquila porque su sensei parecía ser el más "normal" entre todos ellos.

    —Sakura.

    Levantó la vista y se encontró con el joven en el que estaba pensando, su sensei quien estaba apoyado en la pared esperándola.

    —Vamos, te mostraré en dónde dormirás.

    Resultaba bizarro y peligroso confiar tan ciegamente en alguien que conocía hace tan poco tiempo, pero no tenía otra opción, no tenía a nadie más. Las reglas eran claras y tenía que tenerlas en cuenta. Si tu sensei te entrena, tú le obedeces. Si tu sensei te dice que desconfíes, te guardas de todos. Y si tu sensei camina ante tus ojos, tú le sigues, tal como lo estaba haciendo Sakura con Itachi, quien se detenía ante una puerta sin cerrojo como las demás.

    —Aquí es—dijo abriendo la puerta.

    Entró sigilosamente y apreció la habitación. Era bastante básica, con una cama, un velador y un armario, pero además tenía una buena temperatura.

    Podía llegar a acostumbrarse a ella. Como aún era una niña de ocho años, no pudo evitar saltar sobre la cama y probar su suavidad, efectivamente lo era.

    Ante los brincos de la niña, Itachi se sentó al borde de la cama.

    —Siéntate—ordenó el joven ante el acatamiento de la niña— estuve leyendo los pergaminos.

    —Son técnicas complicadas—comentaba la pequeña— Hay que concentrarse mucho.

    —Así es. Es por eso que te aviso que no seré suave, es más, llegarás a odiarme y me querrás matar en más de una ocasión. Recupera energías, las necesitaremos.

    Ya se le hacía que esa frialdad que destellaban sus ojos tenía un motivo, le daban a entender que a pesar de que no era hostil como persona, sería severo como sensei. Recordó que le dijo que no era su padre, por lo tanto no tendría los mismos tratos ni consideraciones con ella. Al fin y al cabo, el pellejo de ambos pendía del desempeño que demostrara tener a medida que avanzara el entrenamiento. Debía probarle a Itachi, a Akatsuki y a ella misma que no se habían equivocado en aceptarla con ellos.

    Se dispuso a dormir y pronto halló cumplido su deseo de reposar al sumirse en el más profundo sueño, sin duda la cama había pasado la prueba de la primera noche.

    Despertó muy temprano en la mañana, más de lo normal, probablemente porque sabía que iniciaría su entrenamiento nada más que con Itachi Uchiha. No perdió tiempo y salió al pasillo preparada para lo que sea, pero había olvidado un detalle: no sabía en dónde iban a entrenar. El lugar estaba lleno de habitaciones y no sabía en dónde se podría entrenar.

    Comenzó a dar vueltas por el sitio hasta empezar a correr, tan rápido que no se dio cuenta cuando chocó con lo que parecía ser una marioneta cayendo ésta al suelo, pero sin dañarse.

    —Lo siento—dijo la niña mirando a quien había atropellado.

    Se trataba de Sasori, el pelirrojo cuyo rostro se asimilaba al de un ángel adormilado y que ahora la miraba con esa misma cara mientras recogía la marioneta.

    —Es muy bonita—comentó inocentemente.

    —¿Te gustan las marionetas? —preguntó el pelirrojo.

    Su pregunta era con doble intención, porque había logrado captar el interés de Sakura en algo que él poseía y que además le sobraba. Él sabía muy bien que cuando se logra centrar la atención de un niño en algo, manipularlo resulta aún más fácil que manipular sus propias marionetas.

    —No he visto otras, en la aldea casi no habían, pero ésta me gusta mucho, ¿por qué?, ¿hay más?

    —Tengo muchas más, podría mostrártelas ahora—dijo sospechosamente.

    —No puedo, Itachi sensei me espera para entrenar.

    —Quiero que vengas ahora—insistió Sasori tomándola por la muñeca— Sólo tomará un minuto.

    —Sasori san, voy a mi entrenamiento.

    Con eso logró que el marionetista la soltara y con mucha suerte, porque Sasori no se daba por vencido tan fácilmente y si no hubiera sido porque Itachi la esperaba, probablemente no hubiera dejado que se fuera. Sin embargo, sabía que no sería la última vez en que se comportara así con ella, sus ojos lo delataban.

    Afortunadamente encontró entre las abundantes habitaciones, una puerta diferente a las demás, el doble de ancha y sin cerrojo alguno. Decidió entrar y se encontró en un amplio lugar que la sorprendió de inmediato.

    Era algo oscuro como toda habitación bajo tierra, pero estaba iluminada con antorchas en las esquinas. Olió incienso en el aire de la circular estancia que atravesaba las columnas que se encontraban dispersas. Parecía un verdadero simulador de batalla. Perfecto.

    —Te subestimé—dijo Itachi saliendo detrás de una columna— no creí que
    encontrarías este lugar, pero te tardaste.

    —Sumimasen, sensei—se disculpó la niña.

    —Mientras seas capaz de llegar acá está todo bien. Acércate un poco más.

    Dio un par de pasos hacia adelante y quedó frente a tu sensei, separada por unos metros. No tenía idea de qué clase de entrenamiento recibiría.

    —Trabajaremos tu concentración—reveló Itachi— es lo que más necesitas para hacer las siguientes técnicas. Por ahora tu nivel es el de un gennin, pero eso cambiará.

    Parecía muy seguro de lo que decía, lo cual era peligroso proviniendo de él. Los puños de Sakura se apretaron y su pulso cardíaco aumentó ante la frialdad de esos ojos depredadores que escondían sus próximos pasos.

    —Empuña tu espada—ordenó su sensei.

    Perdiendo un poco el cuidado ante la calma de su voz, se dispuso a sacar el húmero que usaría como arma y herramienta, pero cuando casi lo tuvo en su mano un kunai rozó su mano, casi acertando con clavarse en su piel.

    Había estado muy cerca y se sorprendió sin entender nada, pero Itachi seguía con el mismo neutral rostro.

    —Dije que empuñaras tu espada—dijo lanzando tres kunai.

    Entonces la niña de ojos que imitaban a las esmeraldas comprendió lo que quería hacer su sensei: distraerla con kunai y shurikens para no poder armarse. Luchaba por esquivar los ataques, pero uno de sus movimientos fue demasiado fuerte y uno de los cuchillos alcanzó su tobillo hiriéndolo dolorosamente haciéndola detenerse. Su escaso reposo se vio limitado cuando nuevos shuriken casi la lastiman.

    —No creas que me detendré—le advirtió el Uchiha.

    Era cierto, no podía detenerse. Itachi no tendría compasión con ella tuviera la edad que tuviera, después de todo en el futuro le sería de utilidad a Akatsuki y no se podían admitir tales muestras de escasa resistencia al dolor, siempre debía moverse.

    Con rapidez y con una mueca de dolor se quitó el kunai del tobillo de una sola vez antes de que los filos voladores terminaran por cortar su carne.

    Con la misma velocidad, Itachi siguió lanzando cada vez en mayor número, incluso algunos con efecto. Debido al cansancio, la niña decidió ocultarse tras una de las columnas que se encontraban dispersas, pero fue detenida por los cientos de cuchillos que la amenazaban.

    —No corras nunca.

    Siguió eludiendo todo lo que se avecinaba, pero cada vez más lenta. No estaba ni cerca de empuñar su hueso como se le había ordenado. Terminó por tropezarse del cansancio en el piso esperando lo peor, pero para su sorpresa su sensei detuvo el ataque y se acercó adonde ella estaba intentando recobrar el aliento.

    —Eres débil—pronosticó el joven—No sostuviste tu espada ni por un momento.

    Nunca nadie le había dicho "débil", si bien sabía que no era fuerte no creía ser insignificante, pero a los ojos de un sensei así, cualquiera lo era.

    —Debes ganarte un lugar aquí, ¿crees que lo lograrás por tu línea sucesoria?

    Al no recibir respuesta, el joven buscó levantar el mentón de la niña que permanecía en el suelo para que por fin lo mirase directamente.

    —Entrena duro y fortalécete. Recuérdame por qué te quise aquí.
    Dicho lo que tenía que decir, Itachi soltó su mentón y se dirigió a la salida

    —Asegúrate de ponerte hielo en el tobillo.

    Sin pronunciar nada más, el joven se marchó. Sí que había sido agotador, pero también hizo nacer en Sakura el sentimiento de querer demostrar que sí valía lo suficiente y empezó a desear que su sensei estuviera orgulloso de ella. Algo natural, ya que si no hubiese sido por él probablemente estaría muerta y se sintió deseosa de retribuirle.

    ….

    CONTINUARÁ…
     
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  19.  
    Reyka Akira

    Reyka Akira Usuario popular

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    Re: Esmeralda Ermitaña

    Bien me encanto la continuación ^.^

    Por Kami adoro a Tobi, juro que me retorcí de la risa jajaja. Ojala sigas poniendo escenas como esa, donde Tobi le haga una de las suyas a Deidara ^.^
    Y ese Sasori, si que es peligroso… en un momento llegue a pensar que la despistada de Sakura le seguiría… uff, lo bueno que no lo hizo.
    Tuviste un pequeño dedazo en esta parte:

    era "SU SENSEI"
    Dio un par de pasos hacia adelante y quedó frente a su sensei, separada por unos metros. No tenía idea de que clase de entrenamiento recibiría.
    Me gusto esta parte, como que me pareció que Itachi sexi hablo en doble sentido


    la narracion me parecio fluida, aunque de repente en algunas palabras me hicieron re-leer de nuevo ya que me parecio un trabalenguas ^.^ fuera de ese error de dedo no encontre ningun otro error ^.^

    insisto... ¡¡¡ YO QUIERO UN SENSEI ASÍ !!!

    estare pendiente de la conti amiga....

    sayonara!!

    Reyk@
     
  20.  
    Zhiiny

    Zhiiny Usuario común

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    Re: Esmeralda Ermitaña

    Hola Ornella,
    gracias por avisarme de la contii de tu fic ^^
    El ruido atronador de las explosiones se siguió escuchando hasta que llegó lo suficientemente lejos como para pasar inadvertido. Tenía que admitirlo, los miembros de Akatsuki tenían serios problemas psiquiátricos, lo bastante como para hacer estallar a tu compañero en pedazos si te hacía enojar. Estaba tranquila porque su sensei parecía ser el más "normal" entre todos ellos.
    LoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooL a eso, es verdad, los Akatsuki algún día terminaran matandose entre sí xD
    Tobi-sempai es un buen chico, le cocino a Sakura, Tobi-sempai es el mejor :o
    Sasori ¬¬ otra vez intentando experimentar con la pequeña Sakura.
    Itachi *¬* que lindo verlo como sensei de sakura, es estricto, pero estoy segura que eso la ayudara para el futuro.
    Estoy deacurdo, tambien quiero un sexy sensei como Itachi.
    Me encanto la contii, cada vez me sorprendo con tu originalidad, espero la siguiente contii
    Sayo~
     
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