Escuelas de un beso ~ Me llamo Kagome

Re: escuelas de un beso~me llamo Kagome cap.1

bueno aquie dejo el cap.13
tengo que aprovechar que mi inspiracion a vuelto xD
espero no decepcionarles con la conti y bueno agradecerles todo su apoyo
muchas gracias de veras
y sin mas aqui les dejo el nuevo capi.
besos!!Agur






¿Qué había ocurrido?, aún no se lo podía creer, fue algo fantástico, a la vez que horrible, aquel chico le había robado su primer beso, y ella aún no sabía que era lo que sentía, pero era alucinante, ¡le gustaba a Houjo!, todo le pasaba a ella, se repetía una y otra vez en su cabeza. Recordó el momento mientras miraba su pupitre lleno de tachones y rayajos hechos a bolígrafo, recordó aquel flujo de emociones que la invadieron por completo aquellos segundos, comenzaron aquellas mariposas danzando en su estómago, para después recorrer su columna, y avanzar de arriba abajo por sus piernas, haciendo que estas se paralizasen.

Junto sus rodillas, y se sonrojó, no se atrevía a alzar la vista, le dama, ¿miedo?, no verdaderamente, mas que miedo era vergüenza, era una chica muy extrovertida, pero para estas cosas era totalmente cerrada.
¿Qué haría cuando viera a Houjo?, este tampoco le dejó muy claro por qué la besó, después de aquel beso corto, tan solo susurro un “lo siento…” y se marchó.

Mordió el lápiz, estaba que se salía de los nervios, necesitaba contarle todo aquello a su amiga Sango, necesitaba gritar, patalear, no sabía, pero estar allí quieta la estaba matando, iba a explotar, se sonrojó aún más, y comenzó a mover sus pies, como si tuviera un tic nervioso.

Inuyasha ya llevaba un rato observando a la chica, ¿acaso se había vuelto loca?, desde luego, si se estuviese observando se reiría de sí misma, pero, ¿por qué actuaba así?

Se fijó en el castaño, también rojo como un tomate, y con la mirada fija en el pupitre, el chico no paraba de jugar con el lápiz, pasándolo por sus dedos una y otra vez, no verdaderamente no estaba jugando, estaba, ¿nervioso?
Volvió a mirar a la azabache, cuyas mejillas estaban totalmente rojas.

Inuyasha frunció el ceño, aquí pasaba algo, y aunque pudo adivinarlo, rápidamente lo negó, no podía ser, ¿o sí?, mierda aquellos pensamientos le mataban, tenía que ¿preguntárselo?, y a él que le importaba, pero era su amigo, no podía dejarla con cualquier tipo, y menos con alguien como él.

-Bien como veo que hay a ciertas personas que no les interesa mi clase será mejor que se marchen al pasillo –dijo un hombre de mediana edad, que ocupaba el lugar del profesor, con el ceño notablemente fruncido.

Kagome ni se enteró, estaba demasiado sumida en sus pensamientos, tanto que no notó que el profesor se le acercó.

El hombre puso sus manos sobre el pupitre de la azabache, dando un fuerte golpe, que hizo que esta reaccionare, y a su pesar alzase la vista, no sin antes haberse llevado un buen susto.

-Me refiero sobretodo a usted señorita Higurashi, lleva toda la clase dormida en su mundo.

La chica tan solo pudo sonrojarse aún más, y bajar su mirada.

-¡SALGA INMEDIATAMENTE DE MI CLASE! –Gritó como un poseso el
profesor, dejando medio sorda a la chica -¡SEÑOR TAISHO A QUE ESPERA, USTED TAMBIÉN! –siguió gritando, haciendo que Inuyasha se levantase de golpe del asiento.

Los dos jóvenes salieron del aula, no sin antes lanzar un suspiro al compás, que puso oírse completamente.

Aquel profesor era horrible, o estabas como un palo mirándolo durante toda la clase, o se ponía como un poseso, así no se enseña, así lo único que consigue es dar dolor de cabeza.

Los chicos salieron al pasillo, y Kagome se recostó en la pared.

-Estaba deseando salir de allí, no aguantaba más –suspiro –tenia ganas de patear cualquier cosa –y acto seguido comenzó a pegar votes y a meterle patadas a la pared de enfrente.

Inuyasha dejó caer una gotita por su sien.

-Esto Kagome, ¿té encuentras bien?

Esta se calmó, necesitaba despedir toda esa adrenalina que se había acumulado en su cuerpo, ahora ya se sentía mejor, antes aquellos nervios la estaban matando.

-Si –dijo con una sonrisa –Ahora si que me siento bien –y se sentó en el suelo quedando por debajo de una de las ventanas del pasillo.

-Oye Kagome… -comenzó a musitar Inuyasha, pero enseguida se sonrojó

Ella también se sonrojó, seguro que Inuyasha se lo imaginaba todo, ¡qué vergüenza! pero igualmente seguro que se lo iba a acabar contando, era su mejor amigo después de todo.

-Esto, bueno –se sonrojó aún más -¿¡que te traes con Houjo!? –pudo decir el chico de miraba ambarina, aunque un poco fuerte.

Kagome se sonrojó, había dado en el clavo, seguro que ya se lo había imaginado todo, madre mía, tenía que contárselo a alguien o explotaría de verdad.

-Inuyasha –dijo haciéndole una seña con el dedo para que se acercase a ella, y el se sentó a su lado –nos hemos besado –después de decir aquello

se sonrojó completamente, ya no podía más fue un alivio decírselo a Inuyasha, pero le daba tanta vergüenza.

Inuyasha se quedó pasmado unos segundos, y luego se sonrojó, no pudo evitar imaginarse aquella escenita, algo le repateó por dentro, aquel tipo le caía tan mal, y se había atrevido a besar a su amiga.

La chica agarro con fuerza su cartera, aún estaba avergonzada, a pesar de habérselo contado a Sango y a Inuyasha, aún sentía vergüenza, más que nada por que haría al encontrarse con Houjo.

Hoy salió deprisa, no quería toparse con el, más que nada por que no sabría ni que decirle, pero en el fondo se sentía tan feliz por aquel beso, era su primer beso, y había sido especial, había sido en aquella azotea, con Houjo, con aquel chico que comenzaba a despertar sentimientos apagados en su corazón.

-¡Kagomeee!

La azabache se giró, mientras una castaña iba hacia ella casi sin aliento, se paró frente a ella, y comenzó a tomar aire.

-Vaya…ash…ya ni me esperas….ash…menuda amiga…ash….que tengo –decía la castaña intentando recuperar el aliento.

-Yo, este, perdón pero no quería ver a Houjo.

-Amiga nunca cambiaras, deberías aprovechar, tu “amiguito” –esta última palabra la formuló con sarcasmo –ya se ha hecho muy popular así que cualquiera te lo puede robar.

La azabache se sonrojó.

-Ya cállate Sango, tu tienes a medio instituto detrás de ti y rechazas a todos.

La castaña enmudeció, y seguido se sonrojó disimuladamente.

-Es diferente, a mí ninguno me ha besado –dijo sabiamente, intentando ocultar su sonrojo.

Kagome estaba tan metida en sus cosas que ni notó el nerviosismo de la joven.

-Bueno déjalo ya, tengo que ir por Souta –dijo suspirando –menuda lata.

-Si yo también tengo que ir por Kohaku, es una suerte que estén los dos en la misma escuela, así podré seguir torturándote –dijo con una sonrisa pícara.

-Sango eres cruel –dijo haciendo puchero e inflando sus mofletes.

La castaña comenzó a reír como una loca, desde luego su amiga nunca cambiaría, siempre tan niña e infantil, pero eso era lo mejor de ella.
Jugaba con las puntas rizadas de su cabello dorado, mientras esperaba ansiosa apoyada en una pared.

-Vaya mira la rica que contenta esta hoy –decían unas voces femeninas.

La chica las miró con rabia, ¿es qué nunca se iban a cansar de molestarla?, y eso que antes eran sus mejores amigas. No las contestó, tan solo se limitó a lanzarles una mirada que decía muchas cosas, más de las que podría decir con tan solo palabras.

-Hola Paula ya estoy aquí

La rabia que comenzaba a acumular la niña se perdió al oír aquellas palabras. Sonrió de oreja a oreja, y rápidamente tomó el brazo de su hermano.

No muy lejos de allí, pudo oír los una voces que se le hacían conocidas.

-¡Niño irresponsable, esta es ya la 5 falta que me das! –Gritaba fuera de sí una castaña –No te das cuenta de lo que te estas jugando, ¿Qué van ha decirte pa…

-¡Nunca están en casa y si estuvieran no les interesaría! –gritó el niño malhumorado.

-¡KOHA..

-Esto Sango déjalo, nosotras también hacíamos cosas así a su edad –dijo la azabache interponiéndose entro los hermanos.

Kohaku resopló, y su hermana le miraba con furia.

-Quiero que sea la última vez Kohaku, por favor –dijo su hermana suspirando para sus adentros –lo que heces simplemente demuestra lo crío que eres y las ganas que tienes que llamar la atención.

-¡Cállate! –gritó el muchacho.

-Sabes que es cierto –dijo la hermana cerrando los ojos y acercándose al niño despacio –Ahora nos vamos –frunció el ceño -¡YA!

El niño se quedó de piedra, tampoco le apetecía demasiado hacer enfurecer a su hermana, su carácter era horrible.

Kohaku no era un mal niño, tan solo era problemático, y como bien dijo Sango, le gustaba llamar mucho la atención, ya que nunca pudo sentir ese calor familiar que todo el mundo necesita. Era un chico de 12, pelo castaño como su hermana, y ojos canela, sobre sus mejillas dejaba caer unas cuantas pecas, que le quedaban encantadoras, era un chico hábil, desde pequeño había aprendido artes marciales, era el más alto de los chicos de su clase, y ya había tenido alguna “novia” que otra.

-Kagome perdóname –decía mientras cogía su hermano por la oreja –pero tengo que llevarlo a casa, sino puede volver a escaparse –suspiro –como un bebé.

El niño enrojeció, e intentó soltarse, estaba rabioso, su hermana lo había puesto en ridículo, con lo que le costó ganarse aquella fama de chico malo, una fama que el no deseaba, pero tenía motivos para comportarse de aquella manera.

Kagome dejó caer una gota por su sien, y no pudo evitar pensar “pobre Kohaku”.

-Hermana –dijo Souto tirándole de la falda –a veces tu amiga da miedo de verdad.

-Je je bueno, venga Souta vámonos.

Paula había observado aquella escena, y sintió pena por Kohaku, era de los pocos que la trataba bien, pero es que, aquel chico era demasiado problemático.

-Vaya que gente más… -decía el hermano de Paula girando la cabeza hacia ella, pero para su sorpresa ella ya no estaba allí, había corrido hacía aquella chica de cabellos azabaches que se encontraba con la castaña que hace
unos minutos había armado aquel jaleo.

-¡Kagome!

La muchacha se giro, y sonrió alegremente.

-¡Paula! hola, ¿Cómo estas?

-Bien, gracias.

-Me alegro.

Su hermano se quedó un poco pasmado, pero enseguida se acercó, ¿aquella era la famosa Kagome Higurashi?, el se había imaginada una niña de su edad, pero para su sorpresa, era una chica muy guapa, y bien crecidita, ¿cuántos años le sacaría?

Bueno tenía un uniforme de instituto, así que tampoco serían demasiados.

Kagome se fijó en el chico que se puso al lado de Paula poniendo su mano en su hombro.

-Vaya, ¿tu eres Kagome? –dijo el joven adelantándose a la azabache.



atte: Clhoe-Chan

 

Re: escuelas de un beso~me llamo Kagome cap.1

mola¡¡¡continualo que hay mucha gente a la que les gusta¡¡(entre ellas yo)jajacontinualo pronto pliss

 

Re: escuelas de un beso~me llamo Kagome cap.1

Olaa!! bueno pues aquie dejo el capítulo 14
les agradezco que sigan leyendo mi fic y su apoyo gracias ^.^
bueno espero que os guste mucho y me pongais vuestras criticas
besoss!! cuidaos!!Agur





Era un chico muy guapo, pero no se parecía en nada a la niña, ¿serían hermanos?, podría ser, pero eran tan diferentes, la niña era rubia con los ojos verdes, y él era moreno, con los ojos azul cielo, “bonito contraste” pensó la azabache.


-Sí, ese es mi nombre, y tu eres…?


-El hermano de Paula –se apresuró a decir el chico.


Vaya así que era su hermano después de todo, bueno, había algo que sí tenían en común, los dos eran muy guapos. Este último pensamiento la hizo enrojecer un poco, pero tan solo fue por unos segundos.


-Kagome, tendrías que venir algún día a mi casa –dijo la niña mirando ilusionada a la azabache con esos bonitos iris verdes que poseía.


-Me encantaría, pero no se cuando podrá ser, este fin de semana me voy de viaje “familiar” –esta última palabra la dijo con un tono muy amargo.


-Vaya, otra vez será –dijo con una sonrisa.


-Hermana, tenemos que irnos, recuerda que tenemos que coger el avión –dijo Souta tirándole de nuevo de la falda.


La muchacha se sorprendió, ¿avión? Nadie le dijo que irían en avión, decididamente aquel viaje corría a cuenta del padre de Houjo, que poco le gustaba a ella depender del dinero de los demás, esto hizo que se pusiera de mal humor.


-¡Que dices! –Gritó dejando exhaustos a todos -¡nadie me dijo nada del avión! –pateó una piedra, que se rompió al colisionar con la pared.


Souta se puso al lado de los hermanos que miraban a la linda azabache refunfuñar como una niña chica.


-Esto… yo que vosotros me alejaría un poco cuando esta así es peligrosa –les susurró Souta al oído.


Los hermanos no pudieron evitar reírse, en especial Paula, su hermano se la quedó mirando unos segundos, en ese momento entendió el por que de su felicidad, aquella chica era realmente una buena influencia para ella.


Kagome pudo oír claramente lo que dijo su hermano.


-¡Souta! ¡Verás cuando te coja! –Dijo como loca, pero antes se despidió de los hermanos –bueno ya nos tenemos que marchar, ¡ya nos veremos! –dijo sonriente, pero su expresión cambió cuando se fue en dirección a su hermano.


Se fue corriendo mientras refunfuñaba maldiciones por lo bajo.


Paula y su hermano observaron la cómica escenita, y no pudieron evitar reírse, “menudo personaje” pensó divertido el hermano entre carcajadas.


Era uno de los dones de Kagome, un don que ella desconocía totalmente, ignorando los sentimientos de la gente se acerca a ellos, y aunque fueran las personas más infelices del mundo, ella conseguía hacerles sonreír.


Ya eran casi las cinco, y aquel chico seguía en el club, seguía lanzando aquella pelota como si le fuera la vida en ello, la verdad era una buena manera de descargarse de su furia, ¿furia? ¿Por qué estaba furioso?, ni él mismo se entendía.


-¡Inuyasha! –gritó una voz conocida para el chico. –Déjalo ya, que va a decir tu bonita novia cuando vea lo mal que hueles. –Dijo con una sonrisa picarona.


-¡Cállate Miroku! –dijo el moreno, aunque era verdad, llevaba hora entrenando, y había sudado demasiado.


El joven de mirada azulada se le acercó.


-¿Estás bien?


-¡Keh! claro, tan solo me entreno, quiero participar en los regionales.


-Si, claro. –Dijo con sarcasmo. –Entrenes o no tenías segura la plaza, además, siempre fuiste el mejor.


Inuyasha volvió a lanzar la pelota.


-Y tu, ¿qué haces aquí tan tarde? –Dijo en un intento para cambiar de tema.


-Vaya, que amigo más ignorante el mío. –Dijo con tono sarcástico

–recuerda que hablas con el presidente del consejo de estudiantes –parecía que estaba recitando, ya que adopto una pose maestral.


-¡Ah! Claro es por lo del festival.


Ya se acercaba la semana cultural, y los alumnos debían de prepararse para el festival del instituto.


-Bueno ahí te quedas, yo voy a buscar a mi dulce Sango.


-¡Keh! aún sigues detrás de ella. –pregunto el joven con una risilla. –No es típico de ti ir detrás de una mujer, igualmente, te digo que te será difícil, Sango es de las que no se fía un pelo de los chicos, sobre todo los que son como tú. –dijo con una sonrisilla.


El chico pareció tomarse muy en serio las palabras del joven.


-Lo sé. –dijo el chico serio.


-Miroku yo…-pensó que se había pasado.


-Pero ya sabes, a mi no se me resiste ninguna. –dijo de nuevo sarcásticamente y agitando de un lado a otro la mano se fue.


Inuyahsa casi se cae, “este Miroku nunca cambiará”, y una gotita le cayó por la sien.


Dejó el balón de voleibol en el suelo, y se dirigió a las duchas, cuando escuchó unos pasos.


El campo de voleibol era el más apartado del instituto, se encontraba en la parte trasera, detrás de la biblioteca, pero la ventaja de ello es que era la pista más grande, más aún que la de baloncesto.


-Vaya, tenía muchas ganas de verte. –susurró una voz femenina, que resultó conocida para Inuyasha.


-Yo también.


“dejadlo chicos os voy a descubrir” pensó curioso.


Se asomó por detrás de la pista, en la que había un camino de césped, lleno de árboles, y justo en los laterales unos cuantos bancos, pensaron en demoler aquella zona, ya que casi nunca había nadie, pero a pericón de alguien, no se hizo.


Inuyasha se quedó paralizado al ver la escenita.


-Te quiero –dijo de nuevo aquella voz femenina.


-Sí, yo también –contestó otra masculina.


La pareja se acercó lentamente, la chica, que era como una cabeza más baja que el hombre se puso de puntillas, para poder rozar los labios de este, y el por su parte la tomó de la cintura mientras formulaba su beso.


“Imposible” pensó. Inuyasha no tenía palabras, se escondió de nuevo detrás de la pared, “son…Sango y el profesor de educación física e inglés”, pero ¿qué hacía?, acaso no sabía que eso estaba prohibido, bueno en el instituto.


Aquel profesor siempre le había caído muy bien, era muy majo, y siempre resolvía los problemas de sus alumnos, además de que era un gran deportista, y gracias a él puede alardear de ser un gran jugador de voleibol.


Era un hombre joven, no llevaba mucho en el instituto, hará como un año, ¿llevaran desde entonces saliendo?, bueno “saliendo” si se puede decir eso, tendrá como unos veintidós años, era alto, con el pelo cobrizo, y mirada azulada, y bueno era un profesor, pero parecía simpático.


Inuyasha se quedó esperando, hasta que el profesor se fue, y se fijó en Sango, que lucia ligeramente sonrojada, y con un libro en la mano, fue cuando este salió de su escondite provocando un gesto de exclamación en el rostro de la castaña.


-Inu-yasha que….-la chica se puso pálida. -¿qué- que hacías ahí?

–tartamudeó neviosa.



-Vaya nunca me lo hubiera imaginado, eres buena actriz. –dijo el con sarcasmo –Pero deberías vigilar más podría haberte visto cualquier otro.


-Yo…por favor Inuyasha no se lo cuentes a nadie. –imploró la chica.


-Seré una tumba –dijo haciéndole un guiño. –Pero una cosa, ¿Kagome lo sabe?


La chica bajo la mirada.


-No –le costó decir, la chica le contaba todo, sin embardo ella le estaba ocultando esto.


Inuyasha sin decir más se fue, pero no pudo evitar pensar “lo tienes difícil amigo”.


-¡Kagome date prisa!


La chica aún estaba haciendo la maleta, el tonto de su hermano la tubo dos horas detrás de el, y para colmo, a él ya le había hecho la maleta, “esto es un asco”, no quería irse, ahora menos que nunca, ¿qué le diría a Houo?, o lo que es peor, ¿Cómo le miraría?


Odiaba esa parte de sí misma, lo indecisa que se volvía cuando se traba de los chicos, lo vergonzosa que era para aquellas cosas.


Soltó un susurro que se perdió en el crujido de su maleta al cerrarla.
Agarró su bolso blanco, que le combinaba con las zapatillas de esparto que lucía alegremente.


-Ya estoy mamá. –Dijo, pero al ver que abajo se encontraba Houjo con su padre se sonrojó.


Sus miradas se encontraron por un segundo, y rápidamente los jóvenes ladearon el rostro.


“aquel beso…¿en verdad me gusto?”Pensaba la azabache tomando asiento en el avión, tubo suerte, le tocó sentarse con su hermano. No podía evitar pensar en que Houjo fue el chico que le robó su primer beso, fue tan rápido, fue tan, ¿mágico?, bueno tampoco fue muy alucinante, tan solo fue un beso corto, en el que apenas rozaron sus labios, y ¿por eso se ponía tan nerviosa?, algo estaba empezando a revolotear es su estomago “odio esta parte de mí, soy tan..., si tan infantil”


-Por favor pónganse los cinturones, despegaremos en breves minutos. –Decía una voz carrasposa por un altavoz.


Era la primera vez que montaba en avión, pero ni siquiera estaba nerviosa, estaba demasiado ocupada en sus pensamientos.


-¡Esa niña tonta! –Gruñó el moreno mirando con odio la pantalla de su móvil.
[FONT=&quot]
[/FONT]
[FONT=&quot]Inuyasha me voy en avión así que no podré ir a despedirte, deséame suerte! Bss Kagome[/FONT]


Metió en móvil en su bolsillo de mala manera, y se apoyó contra la pared, “siempre tan tonta, nunca se entera de nada”.


Se giró, dispuesto a marcharse, cuando unos brazos lo agarraron por detrás.


-¡Kikyo! –Gritó el joven para su sorpresa. -¿No tenías clase hoy?


-Vaya, y yo que pensé que te alegrarías de verme. –Dijo ella con mirada seductora. -¿No le das un beso a tu novia? –Se puso de puntillas y acercó su rostro al del joven.


-Kikyo… -Pudo susurrar.


La chica rozó sus labios contra los del chico, que tenía los ojos entre abiertos, y seguidamente hizo que sus labios se juntaran, saboreando el momento como si fuera único, bueno para ella así era, para ella él era único insustituible. Sus lenguas se encontraron intercambiando un sabor dulce. No fue un beso muy largo.


-Inuyasha, ¿quieres dar un paseo? –preguntó la morena con su mirada enigmática.


-Bueno.


-¿A donde quieres ir?


Inuyasha se encogió de hombros, verdaderamente le daba lo mismo.
Kikyo bajó su mirada, para que este no notara su tristeza, ya no era igual, ya no era lo mismo, y tan solo le quedaba un mes, si, un mes y todo se acabaría, pero no se daría por vencida, no lucharía, no se dejaría vencer, ese era su espíritu, y nada lo podía cambiar, ni siquiera ella.


Frunció el ceño, “si nunca me hubiera marchado, si nunca hubiera aparecido”, esas palabras resonaban en su cabeza, pero ahora él era suyo, era su novia, y mientras eso fuera así tenía ventaja, aún le quedaba tiempo.




atte_ Clhoe chan

 

Re: escuelas de un beso~me llamo Kagome cap.1

mola¡¡k way¡¡continualo o te mato¡¡¡¡¡¡¡¡¡

 

Re: escuelas de un beso~me llamo Kagome cap.1

ola!! pues me pasaba por aquí para decirles que les agradezco su apoyo y que siento no haber puiesto ya la conti pero es que mis amigas llegaron de las vacaciones y bueno pues tanto salir no da tiempo a escribir Xke::
bueno pues pronto pondre la continuacion que ya la tengo casi terminada
bueno tengan paciencia besos!!!Agur

 

Re: Escuelas de un beso ~ Me llamo Kagome

holaaaaa!! sii soy clhoe la del foro de inu y kagome xD
Kyaa gracias por tu post y por tu apoyo a ver si ya pongo la continuacion
maree es que se me olvida por que capitulo voy en el foro de inu por eso no la puse xD
bueno pos gracias por postear guapa
besos!!Agur

 

Re: Escuelas de un beso ~ Me llamo Kagome

hola!!! perdon perdon perdon por tardar en poner la conti pero es que han llegado todas mis amigas y no me dejan estar en casa asique no tuve nada de tiempo para ponerla porque ya la tenia escrita desde hace tiempo y bueno pues ahora en un ratito la subo
no se para cuandoi tendre la siguiente puesto que no paro en casa ademas me voy este viernes al pueblo de una amigas a las fiestas xD!!!
bueno puesto muchas gracias por su apoyo!!!!!!
besos!!Agur




Secretos que se van desvelando, ¿Quieres ser mi novia?

-Vaya… -quedó la boca abierta unos segundos.


-Kagome cierra la boca –le susurró su madre al oído.


De pronto volvió a la realidad, y dejó enrojecer sus mejillas un poco, pero no podía evitarlo, aquel hotel, estaba fuera de su imaginación, parecía un castillo de la época de los samuráis, verdaderamente nunca había estado en un lugar así, era más que evidente que el padre de Houjo tenía dinero, “mucho dinero” le decía una vocecilla en la cabeza.


No le sabía bien que la invitaran a aquel lugar, debía de costar una fortuna, porque era más que evidente que su madre no había puesto un céntimo.


-Entremos –se apresuró a decir el padre de Houjo con una sonrisa, mientras tomaba la mano de mi madre.


La azabache frunció el ceño, aún no se hacía a la idea de que su madre se casara, la verdad este iba a ser un fin de semana muy particular, y dicho y hecho, entró en el gran hotel, cargando su bolso blanco.

Se rascó la cabeza por enésima vez, maldición no se le ocurría nada, y el festival estaba al caer, ¿pero como podría concentrarse?, la habían descubierto, su secreto, el más importante de su vida, y lo descubrió la persona que menos se esperaba, “porqué tuviste que estar ahí Inuyasha”, suspiró, y empezó a darle vueltas al bolígrafo. “Debo decírselo a Kagome, es mi mejor amiga, se lo debo, porque tarde o temprano se acabara enterando por terceras personas, y será peor” se decía la castaña, pero no con mucha convicción, tenía miedo de su reacción, de que no le pareciese bien, pero a fin de cuentas era su amiga, ¿no?


-¡Señorita Sango! –gritaba una voz carrasposa -¡Al teléfono!


-¡Si voy!


Cogió el aparato intrigada, ¿quién será?


Sango: ¿Diga?


¿: Hola Sango, ¿me reconoces?


La chica miró el teléfono con ojos pequeños.


Sango: como olvidarte Miroku, ¿Qué quieres?


Miroku: querida no te enfades, tan solo te llamaba para invitarte a salir, estas libre este sábado.


Sango: ¿mañana? Imposible.


Miroku: pero…


Sango: mira Miroku tengo demasiadas cosas que hacer lo siento.


Y colgó.


“Que pesado es” pensó, pero enseguida reflexiono ante sus palabras, era muy borde con él, si demasiado borde, pero no podía evitarlo, los tipos como el, mujeriegos, que se creen que pueden con todo le sobrepasaban.


Caminaba despacio por una calle amplia, con personas ajetreadas que iban de acá para allá, sus dorados cabellos se le venían al rostro por el viento, le daban un toque angelical.


-Que agobiante –murmuró entre la multitud.


Tomo una calle estrecha, y acabó en un parque totalmente desierto.


-Mucho mejor –se sentó en un banco un poco destartalado.


Miró a su alrededor, no parecía haber nadie, aquel lugar le gustó, era tan tranquilo.


Se escuchó un ruido, y la niña reaccionó, se estremeció un poco, estaba allí, ¿sola?
Miró nerviosa hacia todos lados, hasta que encontró una joven figura posada en un árbol, le dio algo de miedo, no veía su rostro.


-E-esto yo… -tartamudeó.


El chico bajó del árbol, y la niña emitió un suspiro de alivió al ver el rostro del joven.


-Eres tu, menos mal –sonrió.


-¿Quién te pensabas que era? –dijo el niño haciéndose el indiferente.


La niña volvió a sonreír.


-¿Qué haces por aquí Kohaku?


-Es más que evidente.


La niña lo miró confusa.


-Es obvio, huyo de mi hermana. –y se encogió de hombros moviendo la cabeza de un lado a otro al compás.


La niña volvió a sentarse en el banco.


-Deberías afrontar tus actos.


-¡Oye tu….


-No me grites, en el fondo sabes que llevo razón. –dijo cerrando los ojos.


-Que sabrá una niña pija como tú. –dijo mirándola fríamente, y sin una pizca de compasión.


-Se que te asusta lo que pueda pasar, se, que las cosas no se solucionan llamando la atención, se que

hay que afrontar las malas experiencias, se que eso es necesario en la vida para madurar, se que si no tropiezas, nunca podrás encontrar a nadie que te ayude a levantarte.


Las sabias palabras de la niña se perdieron en el silencio que se formo, si realmente era una niña muy madura para su temprana edad, pero las malas experiencias son las que la hicieron crecer y madurar.

Kohaku lo único que podía hacer era permanecer en silencio, ¿qué podía decirle?, era verdad, tan solo llamaba la atención metiéndose en líos, y la única que siempre estaba allí era su hermana, nunca supo lo que era calor de hogar, solo que tenía la hermana más maravillosa que podía desear, y lo único que hacía con su estúpido comportamiento era entristecerla aún más. Se sentó en el banco junto a la niña.


-¿Cómo lo haces?


La niña lo miro extrañada.


-¿Cómo consigues hacer sentir a la gente…


-Por propia experiencia –dijo rápidamente la niña –Y he descubierto que tan solo afrontando las cosas puedes superarlas, porque siempre hay alguien que te tiende su mano.


-Tienes razón. –dijo el chico contemplando las hojas caer –Sabes a pesar de las cosas que dicen de ti, siempre me caíste bien.


La chica sonrió.


-Tu a mi también.


En ese momento se levanto.


-Sabes hoy no tengo nada que hacer, ¿quieres dar una vuelta? –dijo mientras sonreía calidamente.


El chico se quedó unos segundos pensativos, pero finalmente acepto.


Quien sabe a lo mejor ese era el comienzo de una hermosa amistada, o quizás del nacimiento de algo especial, pero solo el destino podrá decidirlo.


La chica acababa de terminar de colocar sus cosas.


Ni siquiera cuando salía con su familia le tocaba una habitación para ella sola, pero esta vez tenía una habitación solo para ella, además esa preciosa, parecía un castillo antiguo, y se sentía especial.

La azabache salió al balcón, “que bonita vista”, en efecto, era un paisaje espectacular, con hojas volando al son del viento, y colores de las flores que adornaban aquel jardín, era tan relajante, con solo cerrar los ojos y oler aquel agradable aroma, cualquiera se sentía ligero como el viento, libre para hacer cualquier cosa.


“Es una verdadera maravilla, he hecho bien en venir” pensó la chica.


Cerró la puerta corredera del pequeño balcón, y cogió sus cosas de baño. “Tomaré un baño antes de la cena” y pensado aquello, se dirigió a las termas.

Iba pensando aún en el aroma de las flores, aquel lugar le había hecho despejarse de sus quebraderos de cabeza.


Chocó contra algo, he hizo que se cayera, sus accesorios de baño volaron por los aires, y el yukata que llevaba puesto, se le abrió, dejando al descubierto su provocante muslo.


La chica sin fijarse en como se le abrió la prende se llevo sus manos a la cabeza, “que daño”.


-E-esto, ¿e-e-tas bi-bien? –decía entre cortadamente una voz masculina.


-Si, pero me duele la cabeza.


El castaño estaba totalmente sonrojado, sí el se había dado cuenta ya en el buen físico de la azabache, y en su portentosa delantera, además, de ser una chica muy guapa, pero nunca pensó que sus piernas fueran tan, tan ¡sexis!, sí y eso que la veía todos los días con el uniforme de la escuela, cuya falda era bastante cortita, pero esta vez…


La chica alzo la cabeza para observar con quien se había tropezado, ¡no!, maldición, que vergüenza era Houjo, y ahora, ¿qué le diría?, no sabía que hacer ni como actuar, pero, ¿por qué la estaba mirando de esa forma?, parecía que se le iban a salir los ojos.


Kagome enrojeció exageradamente, pero no superó el sonrojo del chico.


-E-esto, ¿pu-puedes levantarte?


La chica asintió, y fue entonces cuando se fijó en su pierna, ¡Dios!, ¿por qué ella? No, encima de todo lo que le había ocurrido últimamente, ahora se tropieza con Houjo y se le abre todo el yukata, sí la pobre chica tenía la negra, o a lo mejor aquello no estaba tan mal, un chico espectacularmente guapo estaba detrás de ella, y encima de buena familia.


Se tapo corriendo la pierna sonrojada, y se levanto.


-Perdón. –dijo mientras se dispuso a marcharse, cuando el joven la tomo de la muñeca.


-Quiero mostrarte algo.


El castaño comenzó a correr, y Kagome sentía como su corazón latía con fuerza, ¿Qué era lo que comenzaba a sentir?, ¿a caso se estaba enamorando?


Salieron del hotel, y se dirigieron a la parte trasera, donde había un bonito estanque.


-Antes dando un paseo descubrí este sitio.


A Kagome comenzaron a brillarle los ojos, ¿Cómo podría describir aquello?, era demasiado bonito, parecía de película.


Era un estanque realmente hermoso, y aún más a la luz de la luna, había algunos bancos por allí, y muchos árboles de Sakura.


“Sabia que le gustaría” dijo el castaño para sí, con una sonrisilla en los labios al ver a la chica con aquella expresión, parecía una niña a la que le daban un chocolate, siempre parecía tan infantil, es más, era como una niña atrapada en un cuerpo de mujer.


-Houjo esto es fantástico.


El chico asintió, y le hizo una seña para que se dirigieran a un banco que estaba por allí.

El viento sopló, haciendo que los hermosos pétalos rosas de los árboles volaran al compás.


-Realmente esto es impresionante –dijo la azabache mientras se sentaba. –Sabes, no me arrepiento de haber venido.


-Me alegro. –Dijo el chico desviando la murada. –Esto, Kagome yo, quería explicarte lo del otro día. –enrojeció de golpe.


Kagome se miró a las rodillas, seguro que ella también estaba como un tomate.


-Di-dime.


-Kagome yo, bueno tú, tú ¡me gustas! –dijo alzando la voz un poco en sus úlyimas palabras.


Kagome aún enrojeció más.


-Ya se que no nos conocemos desde hace mucho, tan solo ara un mes, pero, ni yo mismo se como, pero tu…


-A mi también. –pudo contestar.


¡Que hacía!, ¿de verdad estaba segura?, ¿de verdad le gustaba aquel chico?, bueno si, había que reconocer que no era normal la manera en la que se sentía estando a su lado, y, aquel beso, no podía olvidarlo.


-¿Cómo? –dijo el joven sin creérselo.


-Pues eso, tú ta-también me-me gustas –dijo tartamudeando, mientras arrugaba su yukata por las rodillas.


-Entonces, ¿serás mi novia? –dijo él ya ilusionado.


-Si-si –dijo, sentía como su cara le ardía, debía estar rojísima. –Pero, por favor me gustaría que pu-pues nuestras familias no-no se enteraran –decía aún con algo de timidez.


El joven estaba entusiasmado, la chica le correspondía, este era el momento más ¿feliz de su vida?, puede, aquella chica era especial, no era para nada como las demás, sí desde el primer momento en que la vio en aquel restaurante, supo que era única.


El corazón, se le aceleró, pero no podía aguantarlo, la tomó por la cintura, después de todo eran novios, ¿no?


La chica estaba totalmente roja, mientras que él, aún mantenía su sonrojo, pero mucho más disimulado, era como una niña asustada, puede que eso era lo que más le gustara de ella.

Tomó con una mano el mentón de la chica, y Kagome sentía que el corazón se le salía del pecho, ¿estaría haciendo bien’, bueno eso daba igual, ya no había tiempo para echarse atrás, tenía que descubrir esas nuevas sensaciones que despertaba en su ser.


El castaño acercó lentamente su rostro al de la chica, sus labios se rozaban, ellos se miraron un segundo, reflejándose el uno en los ojos del otro, y inmediatamente el chico unió sus labios, este fue un beso mucho más intenso que el anterior, Kagome abrió su boca, para dejar paso a la lengua del chico, jugaron con ellas, y instintivamente, Kagome rodeó el cuello del chico con sus manos.

Era un hermoso beso entre una pareja de jóvenes que se ¿querían?, eso debían de descubrirlo ellos mismos.



atte: Clhoe-chan

 

Re: Escuelas de un beso ~ Me llamo Kagome

wenas!!!
siento no aver posteado antes :depre:
sk se me estropeo el ordena :llorar:
pero ya me lo han arreglado :)
y acabo de leer las contis
me han encantado *-*
pon pronto la proxima
Cuidate :sonrisa:

 

Re: Escuelas de un beso ~ Me llamo Kagome

way¡¡¡¡¡¡¡como mola¡¡¡pon la conti pronto o te matamos¡¡¡*_*XDtu ponla.

 

Re: Escuelas de un beso ~ Me llamo Kagome

hola!! bueno pues lo primero de todo gracias por postear
y bueno no pude poner la conti porque estube unos dias fuera pero bueno eso me dio muchas ideas para el fic
asique pronto pondre la conti
bueno cuidense y sigan posteando!!! xD
besos!!! Agur

 

Re: Escuelas de un beso ~ Me llamo Kagome

buu no me gusta la pareja ahome houjo en fin
espero q las cosas mejoren suerte