Advertencia: Este fic tiene contenido erótico. Leelo bajo tu propio riesgo de tener pesadillas. Jessie se apartó del grupo durante la noche, necesitaba un rato estar a solas y no iba a desaprovechar la ocasión. Con silencio y procurando no hacer ruido se marchó del lugar donde sus dos compañeros dormían plácidamente. Cuando ya vio que estaba lo suficientemente alejada saco su pokeball y apretó el botón que tras una luz roja dejó libre a su pokémon. —Muy bien...ya sabes...lo que debes hacer—Ordena la chica bajando sus pantalones y ropa interior. El pokémon rosa se acercó, no quería enfadar a su entrenadora. Con su larga lengua empezó a recorrer los muslos de la chica hasta alcanzar su Cloyster. Jessie comenzó a gemir y se tapo la mano con la boca para no alertar a sus amigos. Su pokémon con su larga lengua se había convertido en su mejor aliado contra el estrés después de las misiones aunque poco a poco se fue convirtiendo en un vicio. La saliva de su lengua intensificaba el placer y había mejorado tanto su técnica que en alguna ocasión estuvo desmayada durante varias horas. Meowth se despertó a mitad de la noche y se alerto de no ver a su amiga.Usando su olfato la buscó y cuando vio unas sombras se acercó y le traumatizó lo que vio. Con cuidado volvió a su sitio a dormir aunque no pudo pegar ojo tras lo visto. A partir de ese momento el pokémon gato del equipo nunca miró de la misma manera a Jessie.