Esa pelirosa

Capítulo 28:

Aquel beso desconcertó a todos, ellos se separaron, pero habían tantos sentimientos recorriendo el cuerpo de esa pelirosa en aquel momento, además del acelerado latido de su corazón, que se quedó en shock mirándolo, sentada frente a él, y en Itachi no era diferente, él también estaba perplejo, ese beso le había hecho no desear dejarla, sino desearla nuevamente, más que antes, y aunque sólo fué un accidente, no podían evitar sentirse de aquella forma; Naruto observaba con seriedad, y los pequeños luchaban por quitarse las manos de Yuriko de encima.

—Suishi, te enconté —decía la pequeña Mikoto.

—Quiero ver tía —insistía el pequeño Shisui.

Mikoto sabía que era Suishi por el chakra que podía sentir, Itachi y Sakura reaccionaron al oír la voz de los pequeños, la pelirosa vió como el pelinegro hacía un sello para trasformarse en Suishi suponía, pero ella se levantó muy rápido.

—No lo hagas, quédate así como eres, por favor —el rubio seguía observándola muy curioso, veía cómo la kunoichi seguía sonrojada.

Itachi estaba aún confundido, ¿estaba bien que sus hijos lo vieran así?, como sea, fueron interrumpidos con la llegada de Darui y Shii, quienes al ver a todos ellos se asustaron, seguro se vendrían problemas, por lo que se acercaron cautelosamente hasta donde se encontraba Naruto.

—Oi Naruto ¿A qué viene todo esto? —le preguntaba Shii.

—Eso también quiero saber yo —contestó inquieto y algo enfadado—, ¡Sakura-chan! Haz algo pronto.

Sakura volteó a mirarlo, y vió a sus hijitos aún con los ojitos tapados, y a los otros dos shinobis que ya estaban de regreso, además de los rostros de enfado de Naruto y Yuriko; ella dió un largo suspiro, no podía dejar esa situación así, pero tampoco podría arreglar algo con todos ellos presentes.

—Yuriko, deja a los niños —dijo primero mirando algo nerviosa a la castaña, quien poco a poco los fué soltando—, Itachi y yo necesitamos hablar, en privado.

—¿Tachi? ¿Suishi? —Mikoto lo señalaba confundida, ella estaba segura que era Suishi.

—¿Papá? —lo señalaba Shisui mirando a su mamá, aunque al no obtener respuesta, se acercó a él y empezó a mirarlo muy curioso, le tocaba el rostro, y el pelinegro, a tales pequeños tactos, y a esos graciosos gestos de su pequeño, sonrió.

La ojijade se acercó a Shisui, lo despegó de Itachi y se lo entregó a su prima, luego cogió a la pequeña Mikoto, quien seguía mirando al Uchiha, y se la entregó a Naruto; Shii y Darui miraban a la pelirosa, y luego a Itachi, quien asintiendo les hacía ver que se quedaría con Sakura en aquel lugar.

—Bien Itachi, será mejor que no demoren demasiado, o el Raikage irá a buscarlos personalmente, al menos a ti —Shii emprendió su camino con las mochilas, Naruto lo seguía, Darui tomó a Shisui de los brazos de la castañita quien se sonrojó, y luego se marcharon dejando a los dos solos.

Ellos estuvieron en silencio por algunos minutos, ella no le daba la cara desde que los otros se fueron, y él se levantó al fin de donde había estado sentado, tocó sus labios recordando aquel pequeño accidente; ella al fin giró a mirarlo, tenía una mirada triste, apagada, llena de dolor, la cual conmovió al pelinegro, provocando que él se acercara y la abrazara para así consolarla si eso era posible.

—¿P-por qué? ¿por qué Itachi? yo... —ella lloraba, con Sasuke nunca pudo realmente decir lo que sentía, no tan directa como ahora, había llorado sí, pero ahora era diferente.

—Sakura, no debí irme aquella vez —él acariciaba el cabello de ella—. Rosadita...

Ella se separó, algo no estaba bien, qué era todo aquello de un largo abrazo, caricias en su cabello, y que la llamara Rosadita, aquello tenía un significado, algo que ahora había caducado, o eso creía; él la miraba detenidamente, los dos años y medio no le habían caído nada mal.

—¿Puedo saber por qué esa mirada? —ella enarcaba una ceja y cruzaba los brazos.

—Estás enojada, entonces... ¿De qué quieres hablar? —él intentaba sonar fuerte y frío; sería lo mejor para que ella no volviera a acercársele.

—Eso no responde a mi pregunta... como sea, esto ya no tiene que ver con nosotros, es más bien con nuestros hijos —decía mirando hacia otro lado.

—¿Sabe Sasuke que estás aquí? ¿sabe que sigo con vida? —la interrogaba un tanto arrogante y caminando hacia ella.

—No lo sabe, está convenientemente en una misión —de pronto él estaba frente a ella, muy cerca poniéndola nerviosa—, ¿Qué crees que estás haciendo?

—Recupero lo que es mío, es obvio que eso quieres, viniste con nuestros hijos y sin que lo supiera mi hermanito —ella lo veía incrédula—. Tú me amas Rosadita, admítelo.

—¡Estás loco! —decía colocándose los guantes negros.

—Oye cálmate ¿si? —el pelinegro retrocedío—, sólo intentaba fastidiarte.

—Itachi, deja de hacer esto, y compórtate como un adulto —ordenaba ella—, tenemos que hablar seriamente sobre Shisui y Mikoto.

—Aunque digas eso... ¿No sería mejor si me alejara de ustedes? —preguntó ya al fin con la mirada baja y admitiendo sufrimiento.

—Sabes Itachi, ambos estamos sufriendo, y aunque parezca que yo ya te superé y soy completamente feliz al lado de otro y de mis hijos, el hecho de ver que estás vivo, derrumba todo aquello que logré construir, no tienes idea por lo que atraviezo, por una parte pienso que el destino fué muy injusto contigo, pero luego, pienso que te llevaste la mejor parte al quedarte solo... realmente soy tan egoísta —ella apretaba los puños de impotencia, sentía cómo lloraba nuevamente, pero esta vez no dejó que él la tocara.

—No tengo idea de qué decir para que te sientas mejor —se volteó a mirar el río, dándole la espalda—, has hecho que todos mis planes se arruinen, no estaba dentro de ellos el encontrarme contigo.

—P-perdóname —ella se acercó por detrás de él y lo abrazó, apoyó su cabeza sobre su espalda—, en verdad te extrañé demasiado.

Él rodeó los brazos de ella con los suyos, y cerró sus ojos, se puso a recordar los momentos vividos junto a la ojijade, sus primeros besos, su boda, su primera vez, y el día en que se fué...

—Esto es reconfortante —confesaba Itachi—, estuve a punto de arruinar tu boda, no fué fácil verte decir sí a mi hermano.

—Yo amo a Sasuke-kun, lo elegí a él, me ama a pesar de todo y yo a él, ese pequeño accidente fué solamente eso, un accidente —dijo la ojijade sin soltarlo.

—Déjame besarte por última vez... creo que tengo cierto derecho, nunca me divorcié de ti —él se dió media vuelta, ella no dijo que no, sentía que ese sería su adiós.

Se besaron, él empezó, lo hizo tiernamente, haciendo que Sakura recordase cada uno de los sentimientos que ella intentó eliminar con locura; la ojijade se agarraba de su cuello y el pelinegro, de su cintura, sus lenguas sentían aquella pasión que ella creía muerta, y sus corazones latían a mil por hora... la falta de aire los separó, y aquello impidió que Sakura cometiera una locura; ella lo volvió a abrazar.

********** Cuatro días después...

Sasuke corría a toda velocidad junto a Neji y a otros tres anbus, estaban detrás de unos ninjas de la aldea del Sonido, que se habían infiltrado en la aldea de la Lluvia, habían robado unos pergaminos prohibidos, y los estaban llevando hacia el país del Viento, casi al límite Este de aquel país, cuando por un momento en lo que les seguían el rastro, se detuvieron a comer algo, ya que de todas formas los del Sonido iban muy lento.

—Te noto un poco extraño —le decía el Hyuuga al Uchiha.

—Hmp... todo esto es extraño, ni bien regreso a la aldea, hay una misión larga, no es tan complicada y mandan cinco anbus, y Kakashi nunca supo mentir bien —el pelinegro explicaba sus razones.

—Bueno, razones habrán —fué todo lo que contestó el ojiperla.

—Sakura estaba muy extraña los últimos días —Neji se sorprendió al notar que el Uchiha se mostraba triste—, diciendo cosas como que Itachi quizás esté vivo, y qué haría si un día se apareciera.

—Sasuke... —estuvo a punto de contarle la verdad, ellos si bien es cierto que eran de los más serios de los shinobis, pero habían aprendido a confiar mutuamente, podían llamarse amigos ahora.

—Es hora de irnos —decía el anbu que lideraba el equipo, este había interrumpido oportunamente, y por una parte el castaño se sintió aliviado.

Ellos siguieron avanzando, ya estaban a pocos kilómetros de alcanzarlos, y cuando lo hicieron, empezaron su lucha, en la cual lograron arrebatar aquellos pergaminos y les colocaron esposas bloqueadoras de chakra, aunque uno de los prisioneros, sacó un shurinken de improviso, y atacó a Neji en el cuello, ocasionando una hemorragia, aquel ninja fué dejado inconciente por otro anbu; a lo lejos se veía un pequeño pueblo, los tres anbus se fueron con los prisioneros, mientras Sasuke llevaba a Neji a aquel pueblo para que lo atendieran.

El Uchiha llegó rápidamente, estaba preocupado por el Hyuuga, ya estaba muy avanzada la noche, y no había mucho alumbrado, casi todo estaba ya cerrado; preguntó a algunos aldeanos que encontró a esa hora si habría algún hospital, clínica o doctor a donde acudir.

—El hospital no está abierto ahora, pero en aquella casa celeste que está en esa esquina, vive la doctora del pueblo —el hombre señalaba la casa, y Sasuke agradeciendo se marchó en aquella dirección.

Tocó a la puerta muchas veces, ambos estaban llenos de sangre, Neji ya se había desmayado y parecía un fantasma en aquella oscuridad, entonces se encendió una luz, y se escuchó cómo abrían las cerraduras; la puerta se abrió, pero a causa de la oscuridad de la noche, no se vieron los rostros.

—Necesitamos de su ayuda o mi amigo morirá —sonó preocupado para la doctora, quien se hizo a un lado y los dejó pasar.

Encendió otras luces, entró a una habitación, y unos segundos después sacó la mano para llamarlo; Sasuke lo colocó sobre una camilla, y ella empezó su labor, el pelinegro miraba de lejos la destreza con la que la mujer hacía cada cosa, era diferente del ninjutsu médico, ella lo hacía por su propio esfuerzo y sus propias manos; como una hora después, ella terminó, se sacó aquella bata, los guantes, la mascarilla y el gorrito, dejó descansar al paciente, y se fué en dirección a Sasuke.

—Puedes ducharte si quieres, no eres de por aquí, no debes tener donde quedarte, ven conmigo —le dijo al Uchiha con el rostro lleno de cansancio—. Tu amigo está bien, en dos días podrán irse.

Él estaba sorprendido, era una hermosa mujer de ojos color jade, idénticos a los de su Sakura, por lo que no le quitaba la vista, de verdad le recordaba mucho a ella; la doctora lo guió hasta una habitación en el segundo piso, le mostró el baño, y le dejó una muda de ropa.

—G-gracias —dijo el azabache aún serio.

Esta vez ella lo quedó viendo, en realidad eran muy parecidos, ¿serían familiares? se preguntaba la mujer, el sueño la venció, por lo que no quiso pensar más en ello, y se fué a descansar. Sasuke se duchó, se vistió, y se quedó dormido, pensaba en Sakura, los niños, y por momentos en la última mirada que le dió aquella mujer.

Amaneció muy pronto para el gusto del azabache, se tuvo que levantar, se aseó, y luego bajó a ver a Neji, aunque a la primera que vió fué a la doctora terminando de preparar el desayuno; este se acercó sin que ella se diera cuenta de su presencia, luego la asustó con su voz.

—Buenos días doctora, ¿Dónde puedo ir a desayunar en este pueblo? —preguntó aún cansado y causando un sobresalto a la mujer.

—No es doctora, mi nombre es Ayumi Koyashi, y comerán aquí, aunque tu amigo aún no, pero estará bien con el suero, aún sigue dormido —el pelinegro no dejaba de mirar los bellos ojos de la mujer.

—Gracias de nuevo Koyashi-san —ella sonrió, y lo invitó a tomar asiento a la mesa en donde sirvió el desayuno de ambos y empezaron a comer.

—Sólo Ayumi está bien para mí... ¿Me dirás tu nombre? —preguntó ella.

—Soy Sasuke Uchiha, y mi amigo es Neji Hyuuga, venimos de Konohagakure —de esa forma se presentó a la chica.

—Así que Itachi y tú son... —iba a decir familia pero él la cortó.

—¿Itachi? ¿cómo es que sabes de mi hermano? —ella dejó su taza en la mesa, y lo miró a los ojos.

—Mis ojos son familiares para ti ¿Verdad? —preguntó ella con seriedad—, se parecen a los de la esposa de Itachi.

—Sakura... entonces... —el azabache lucía como si le estuvieran dando la peor noticia.

—Él estuvo aquí hasta hace dieciocho días más o menos, estaba en coma y ni bien despertó, se marchó hacia tu aldea —con el rostro de Sasuke se dió cuenta que él no lo había visto aún—, espero que nada malo le haya sucedido en el camino, estaba débil cuando se fué de aquí.

—Gracias por la comida —dijo sin mirarla, y sin haber comido mucho, se levantó de su lugar y salió de aquella casa.

Ya afuera, buscó un lugar descampado, y se puso a entrenar, a golpear todo lo que hallaba con su chidori, estaba muy triste, enojado, angustiado, preocupado, pero sobretodo, tenía miedo, miedo de perder a su nueva familia.

********** País del Trueno, hace cuatro días...

—Será mejor que nos marchemos —decía la pelirosa intentando soltarse del Uchiha.

—Quédate así un poco más por favor —y la agarró más fuerte contra sí—, sé que ya no dejarás que te vuelva a besar o que te acaricie, pero al menos no me niegues el último abrazo de despedida.

—Eres como un niño mimado, sólo un minuto más —ella sonreía, al fin tenían algo de paz estando juntos después de todo.

Ellos se separaron, habían decidido ir a la aldea de la Nube donde el Raikage esperaba la llegada de Itachi, luego en la tarde o quizás al día siguiente, iban a hablar acerca de los niños, y de cómo intentarían que aquello funcionara, aunque también tenían que decirle a Sasuke lo que estaba sucediendo aún cuando fuera muy duro para él.

**********

—Ojalá que Sakura esté bien —decía una castaña mientras veía los niños jugar en parque.

—No te preocupes, ella ama al teme, estoy seguro que pronto estarán aquí —intentaba animar el rubio.

—Eso espero Naruto, eso espero —y así suspiraba angustiada la castañita.

 

Capítulo 29:

Sasuke seguía furioso, ¿Acaso ella lo sabía? ¿Sakura estaría enterada?, pero sacando cuentas de cuándo podría haber llegado a Konoha, sería un par de días antes de su boda... ¿Habrá visto algo?; el pelinegro se sentía frustrado, no tenía idea de si debía estar feliz porque su hermano estuviese vivo, y él mismo le dijo a la pelirosa que si eso pasara, dejaría la decisión en ella, cosa que ahora le causaba un gran temor.

—¡Demonios Itachi! —gritaba completamente exhausto y airado, destrozando un nuevo árbol con su raikiri.

—¡Oye, cálmate Sasuke! —la doctora había salido tras los extraños ruidos a las afueras del pueblo, y al acercarse y verlo, alzaba la voz para detenerlo—, ¡este lugar no te pertenece!

Él se detuvo al oír la voz de súplica de la mujer, estaba completamente agitado, se dejó caer a la hierba, por lo que ella se acercó aún más, pudiendo ver cómo el pelinegro se cogía la cabeza con ambas manos, y las lágrimas no dejaban de rodar por su rostro; ella se agachó a su altura, y luego sus impulsos la llevaron a darle un consolador abrazo, él no la rechazó.

—E-ella, Sakura, la supuesta esposa de Itachi, es mi esposa ahora, y si ella lo viera, si ella se encontrara con mi hermano, no sé qué pasaría —ella oía en silencio, pudo comprender un poco al Uchiha y al genio que llevaba en esos momentos.

—No dudes de su amor por ti, si me pusiera en el lugar de Sakura-san, si aún amara a mi esposo aunque estuviese muerto, no me hubiese casado con otro —decía ella—; si ella es tan extraordinaria como piensas, no se hubiese casado contigo sabiendo que te podría hacer daño.

—Quiero creer en ella —confesó suplicante.

Los dos se quedaron en aquel lugar hasta que Sasuke estuvo más tranquilo y seguro de sí mismo, era irónico para él que por causa de Itachi perdiera nuevamente a su familia; entraron otra vez a la casa de la doctora Ayumi, comió, y se puso a descansar, su mente estaba agotada, y su cuerpo algo herido.

**********

Itachi y Sakura llegaron a la aldea de la Nube, Shii había permanecido a la entrada para esperarlos, cuando sintió sus chakras, mandó a llamar a Naruto para que llevara a Sakura al lugar donde se estaban hospedando por cortesía del Raikage; el pelinegro se fué directo hacia la oficina del líder de la aldea, tenían que coordinar ciertas reglas para su estadía en el país del Trueno.

—Bienvenido Itachi Uchiha, es extraño tenerte aquí, espero que te conviertas en uno de los nuestros pronto —fué todo lo que la asistente del Raikage dijo, luego lo invitó a entrar a la oficina.

—Gracias —contestó haciendo una pequeña reverencia a la mujer—. Raikage-sama, muchas gracias por aceptarme en su aldea, daré todo de mi parte para ser útil —contestó el azabache.

Después de unas cuantas indicaciones más, lo llevaron al departamento donde viviría a partir de ese día, este era más grande que el anterior que tenía en Konoha, Darui le indicaba que ese día podría descansar, y mañana se le asignarían su equipo y responsabilidades como shinobi de la Nube; por otro lado, en ese momento, le pidió a Darui que lo llevara donde se encontraba Sakura y los otros, aún tenían una conversación pendiente. El pelinegro fué a buscar a los otros, cuando llegó, solamente estaba la ojijade, ya que Yuriko y Naruto habían salido a jugar con los niños; ella lo hizo pasar a aquel departamento y se sentaron cada uno en diferentes sillones. Darui fué en busca de Yuriko, quería avisarle que Itachi había ido a buscar a la pelirosa.

Sakura se quedó observando por un momento al azabache, su expresión había cambiado, ya no era igual a la de hace un par de horas cuando se separaron, ella se levantó de su lugar y se dirigió hacia la ventana, miraba por ella como si el paisaje fuera lo único a lo que debía prestar atención, se agarró de la cortina, y empezó a hablar.

—Itachi, sobre lo de antes, ese beso no significó nada para mí, fué un grave error —ella sonaba arrepentida, y le dolía hablarle así al hombre al cual una vez amó—, yo me dí cuenta que sólo amo a Sasuke-kun.

—Como desees Rosadita —dijo intentando fastidiarla, ya que era la única forma de sentirse menos deprimido.

—Te dije que ya no me llames así —ella presionó con fuerza la cortina, e hizo poner serio al Uchiha.

—Es sólo para el recuerdo —dijo con indiferencia—. Continuemos, ya me quedó claro que no deseas nada conmigo.

—Estuve pensando sobre los niños, y es que Sasuke me dijo que yo podría decidir, por lo que primero quiero que él lo sepa, quiero que sepa que estás vivo —dijo algo nerviosa.

—¿No crees que su relación se complicará? Será difícil para él aceptarlo, y quizás piense que aún deseas verme o algo así —era lógico el llegar a esa conclusión, Itachi lucía ya más serio.

—No deseo ocultarle nada a Sasuke-kun, por lo que se lo diré —explicaba la ojijade—; Shisui y Mikoto, quiero que ellos sepan quién es su padre, sé que tu hermano está de acuerdo con esta parte.

—Espera Sakura, esto... —Naruto estaba entrando y al momento de oír aquello, los interrumpió.

—El teme tiene derecho a saber, si eres su hermano, actúa como tal —el rubio estaba enojado—; no debería meterme, pero si no se lo dicen ustedes, se lo diré yo cuando regresemos a Konoha.

Ya no dijeron más, Yuriko había entrado con los pequeños, quienes habían estado jugando en la tierra, y estaban completamente sucios; la castaña los miró extrañada, no sabía que sucedía, pero todos los chakras allí presentes, estaban alterados, parecía como si hubiesen estado discutiendo algo.

—Iré a bañarlos —decía para alejarse de aquella temible atmósfera.

—Suichi es como papá —Shisui miraba sólo a Itachi, y esperaba que le dijesen algo, por lo que Sakura se le acercó y le sonrió cariñosamente.

—Es hora de tu baño ¿De acuerdo Shi-kun?, mamá está ocupada ahora, pero luego hablará contigo aunque no lo entiendas del todo ahora —el pequeño asintió, Yuriko se acercó y se lo llevó.

Los tres que quedaron, Itachi, Sakura, y también Naruto, se encontraban en una situación incómoda; Después de unas horas de discusión donde el rubio estaba invitado a quedarse y a intervenir cuando lo creyera necesario, acordaron que una vez a la semana lo visitarían, pero no necesariamente iría la pelirosa, además que sería solamente un día.

Más tarde, Sakura tuvo que decirles a sus hijos de forma simple, que aquel hombre no se llamaba Suishi, sino Itachi, y que él era su papá; también les dijo que cada semana ellos regresarían a la aldea de la Nube para visitarlo, ya que él quería pasar más tiempo a su lado y conocerlos mejor.

**********

Tres días se quedaron en aquella aldea, Itachi estaba en la entrada principal, los despedía a pesar de que ellos se irían con el jutsu de Naruto, pero es que querían despedirse de todos; pronto se marcharon y estuvieron en un instante en Konoha, al fin Sakura se sentía un poco aliviada, dentro de ella aceptó el hecho de que Itachi sigue con vida, y de que tenía que confesarle a Sasuke no solo que Itachi estaba vivo y vería a los niños cada semana, sino también que lo había besado, error que traería quizás un gran problema a su matrimonio.

**********

Neji despertó al día siguiente del tratamiento que le dió la doctora, ya estaba mucho mejor, pero le prohibieron levantarse y hablar, seguía alimentándose con suero, y en su mente estaba que Ten Ten no se enterara, sería una preocupación más junto a sus preparativos de su boda y sus lecciones sobre el clan Hyuuga; Sasuke entró antes de dirigirse a desayunar, el ojiperla notó un semblante lleno de tristeza en el pelinegro, sólo expresó su sorpresa con su mirada.

—Neji —dijo el azabache, su voz sonó dura—, ¿Sabías que Itachi estaba vivo? solamente asiente si es cierto —el Hyuuga asintió lo mejor que pudo—; mañana nos marchamos.

Sasuke apretó los puños, pensando que si Neji lo sabía, entonces Kakashi y la Hokage también, además de que quizás Naruto estuviese enterado; él suspiró cabisbajo, quiso golpear al ojiperla, aquello pasó por su mente, pero se contuvo sólo porque estaba herido, por lo que se dió media vuelta y salió de la habitación.

**********

Unos días después de haber regresado a Konoha, los anbus que había ido de misión con Neji y Sasuke, luego de haber llegado a la aldea, estaban en la oficina de Kakashi entregando sus informes sobre todo lo sucedido, indicando que los otros dos anbus quizás tardarían unos dos o tres días en regresar.

—Esperemos que lo de Neji no sea nada de qué preocuparse —decía delante de Kaori, ya cuando los otros se habían marchado.

—Ahora... ¿Informaremos a Sakura y a Ten Ten sobre esto?, recuerde que ahora Sakura está trabajando nuevamente en la división —el peligris suspiraba mientras pensaba sobre cómo actuar respecto a este asunto.

—Quizás ya hayan empezado su viaje de regreso, pero con la condición de Neji demorarán; enviaremos a Sakura y a Kiba a su encuentro, coordinaré esto con Tsunade, pero reúnelos para informarles —ordenaba el líder de la división anbu.

—Entendido —Kaori desapareció, y Kakashi se marchó hacia el despacho de la Hokage.

Momentos después de coordinaciones y explicaciones, ambos shinobis salían junto a Akamaru hacia el país del Viento, a donde los guiaba el olfato del Inuzuka; la ojijade lucía preocupada, a Kiba le recordó aquella vez cuando fueron a buscar a Naruto y ella se le confesó al rubio.

—Oye Sakura, ¿No irás a dormirme esta vez verdad? —preguntaba Kiba con un poco de temor en su voz.

—¿Todavía piensas en eso? no te preocupes, mis pensamientos están en otra parte —ella sonrió de lado, pero el Inuzuka se quedó pensativo, en realidad le sucedía algo a Sakura, y le preocupaba ya que eran amigos.

—Te creeré por ahora, pero espero que puedas confiar un poco más en los que se preocupan por ti —Kiba le sonrió de tal forma que le recordó a Naruto.

—Tengo que decirle a Sasuke que Itachi está vivo —decía ella mirando hacia el frente con total seriedad, mientras corría entre las ramas.

—¿Vi...vo? Eso es... —el castaño se quedó corto de palabras—... lo siento.

—Lo sé, olvidémoslo por ahora —ellos continuaron viajando por cuatro días con poco descanso; ya habían pasado la frontera.

**********

El viaje se les hacía largo, y no por Neji quien ya podía moverse mucho mejor, y hablaba casi con normalidad, sino que la doctora les había pedido de favor que la llevaran a Konoha, ella se había interesado en aprender ninjutsu médico; si bien era cierto que ella no era kunoichi, venía de familia de ninjas, ella había vivido en la aldea de la Roca hasta los cuatro años, y a causa de la guerra, se mudó a un pueblo olvidado por los shinobis.

—Ayumi-san, descansaremos aquí, ya es de noche, y por lo menos nos queda un día más para llegar a la frontera con Konoha —informaba el pelinegro mientras se detenían y se refugiaban en una cueva en la arena.

—Gracias nuevamente por traerme con ustedes, sé que los estoy retrazando —decía un tanto avergonzada.

—No es problema, después de todo nos ayudaste sin pensarlo —el ojiperla la miraba serio—, gracias Ayumi-san.

Ella sonrió, en realidad no recordaba nada acerca de su antiguo mundo ninja, pero esperaba que la ayudaran en Konoha, notó que los shinobis de allí tenían buen corazón, además de oír que los mejores médicos la podían instruir, y por último, quería ver si Itachi estaba bien; pasaron la noche en bolsas de dormir, estaban cansados, pero alertas ante cualquier ataque, al menos Sasuke quien haría la primera guardia.

**********

—Ya estamos muy cerca, pero creo que deberíamos descansar Sakura —decía Kiba deteniéndose frente a ella.

—Sigamos por favor, tú puedes regresar con Neji, necesito encontrarme con Sasuke-kun —suplicaba con la voz cansada.

—Está bien, vamos —dijo después de un largo suspiro.

Se adentraron más al desierto, tuvieron suerte de no toparse con una tormenta de arena, Akamaru seguía con muchas energías, y unas horas más tarde llegaron a la cueva; Kiba informó que habían tres olores y no dos como se suponía, así que entraron muy alertas. Sakura con un kunai en mano por debajo de su capa, se adentró con cautela, hasta que vió que las tres personas dormían, y una era una mujer, luego se acercó hasta Sasuke, se agachó, guardó su kunai, y acercó su mano a su rostro para acariciarlo, cuando él abrió sus ojos con lentitud, ojos negros esta vez, ya que había sentido el aroma de la pelirosa.

—¿Qué haces aquí? —preguntó confundido, y su voz hizo que los otros dos despertaran.

—Vine con Kiba y Akamaru, supimos que Neji estaba herido y fuímos enviados a ayudarlos —contestó ella—. Examinaré a Neji un momento.

—Gracias Sakura —el ojiperla salió de su bolsa de dormir y se recostó sobre esta.

—¿Sakura? —la peliblanca la observaba con total sorpresa. La pelirosa al oír aquella voz femenina, volteó a mirarla, y se percató que era muy linda y tenía su mismo color de ojos.

—Perdón por no presentarme, soy Sakura, esposa de Sasuke-kun —el pelinegro al oír lo último, se sonrojó.

—Mi nombre es Ayumi Koyashi, soy doctora —la peliblanca le sonreía amablemente, la pelirosa le devolvió la sonrisa.

Sakura examinó a Neji mientras Kiba y Akamaru hacían guardia desde la entrada de la cueva; en verdad la pelirosa no tenía mucho qué hacer, sólo acelerar el proceso de cicatrización de la herida, ya que todo lo demás estaba hecho; la peliblanca no dejaba de observar cómo emanaba de sus manos ese chakra verde, y el pelinegro no dejaba de observar a su esposa muy pensativo y temeroso. Cuando ya terminó, el ojiperla se sintió como nuevo.

—¡Eso fué increíble, yo quiero aprender! —decía o más bien gritaba emocionada la peliblanca, cosa que asustó a todos—, ¡Sasuke pídele que me enseñe!

—Ayumi-san, en Konoha podrás encontrar a muchos que te enseñen, por ahora debes descansar, y tú también Neji —insinuaba la pelirosa, y luego volteó a ver a su hombre—. Sasuke-kun, tenemos que hablar, y sería mejor ahora.

Ella se levantó y no caminó hasta ver que Sasuke también se levantó; los dos salieron de la cueva, y se alejaron un par de kilómetros de aquel lugar, él la seguía a ella en silencio, hasta que la ojijade se detuvo, se sentaron en unas rocas que hallaron por el área, él hizo una fogata.

—Te extrañé —dijo ella mirándolo como si fuese la última vez que le diría algo así.

—Yo también Sakura —confesó él, pero por algún motivo, no se permitían acercarse y darse un abrazo o un dulce y apasionado beso.

—Esto es incómodo —ella ladeó la mirada y después de unos segundos lo volvió a mirar—. Él sigue vivo...

—Lo sé —Sasuke bajó la cabeza, su sospecha de que Sakura ya lo sabía era cierta—, Ayumi me lo dijo, ella cuidó de él todo el tiempo.

—P-perdóname Sasuke-kun —él sintió cómo su corazón explotaría en cualquier momento—, nos besamos...

Sasuke quedó en shock, Sakura lloraba arrepentida, no dijeron más por un largo rato, sólo un pequeño fuego iluminaba la escena; ella se puso de pie, y se fué acercando al Uchiha, se detuvo a un metro y frente a él, ahí recién el azabache salió de su trance.

—S-sasuke... —él la interrumpió.

—Sakura, te dije que podías elegir si se diera un caso así —él no quería mirarla, ella se acercó más y se abrazó de él.

—Quiero estar solamente contigo mi amor —respondió con firmeza—, te amo sólo a ti.

Esas palabras calmaron su corazón, esta vez no importaba si había besado a otro, porque ella lo había elegido a él; Sasuke también la abrazó, la amaba demasiado y no quería perderla.

—Perdiste la oportunidad de decidir por él, ahora eres totalmente mía —ella sonrío, siempre quiso ser suya.

 

*Este capítulo es el final… es triste pero cierto, y realmente me hizo muy feliz sus ayudas y comentarios, así pude llegar hasta el capítulo 30, espero no defraudarlos como lo hice con Yuri en el capítulo 29… Gracias a todos los que leyeron este fic, fue emocionante y agotador a la vez.

- Yuriko HarunoGranger, creo que fuiste una de las más fieles y sinceras, muchas gracias por todo tu apoyo y las tiernas amenazas XD.
- Inaru Uchiha, gracias a ti también, tus comentarios siempre me animaron a seguir.
- anto-chan, me alegró saber que mi historia llamó tu atención, aunque fue casi a mitad del fic que lo empezaste, pero nunca es tarde, y me ayudaste mucho.
- Kushina, gracias por tomarte el tiempo de leer, tus mg son más que suficientes.
- thanya Uchiha Hyuga, gracias por tus comentarios, y me hace feliz el que mi historia te haya gustado.

Gracias a: Ann Haruno, Yuen, Sophie Haruno, Hime Ryuzaki Kazuma, miya chikane, @GonzaUchiha, sasuiisaku, Kim Hyuna Haruno, KuranYuuki, jenn uchiha, Aruru, mei uchiha, y a muchos otros que me dieron un poco de su tiempo y me acompañaron en esta historia, sé que a algunos les borraron sus mensajes, pero llegué a leerlos, domo arigato XD*


Capítulo 30: (FINAL)

Sasuke ya se encontraba nuevamente en la cueva junto a su amada pelirosa, claro que antes hubo una apasionada reconciliación luego de aquella aclaración por parte de ambos; Kiba se fue a descansar luego de que ellos llegaron, Akamaru también se recostó, pero seguía vigilando, y por otra parte Neji descansaba y la doctora también. Sakura decidió quedarse vigilando un rato para que Sasuke pudiera descansar, luego se turnarían. Al día siguiente, todos despertaron muy temprano, la pelirosa se había dormido junto a su hombre, mientras que Neji había terminado con la guardia; y ya todos listos, se pusieron en marcha para dirigirse a Konoha, la cual no estaba muy lejos, Kiba había hecho que Akamaru cargara con la doctora, para que pudieran llegar más rápido, y así, después de tres días y medio, pasaron por la entrada principal de su querida aldea.

—Yo llevaré a Ayumi-san ante Tsunade-sama, ustedes vayan a la división, Kakashi debe estar esperando su informe —Sakura se llevó a la peliblanca, fueron con calma, aunque en silencio.

—Vamos —ordenó el pelinegro a Kiba y a Neji.

Los tres shinobis se dirigieron hacia la división, fueron directo a la oficina de Kakashi, el cual no estaba solo, Yamato estaba allí, e incluso Sai, quienes estaban informando sobre una misión de la cual ya habían concluido; todos se quedaron viendo, y más aún Sasuke y el peligris, los cuales se miraban como si estuviesen luchando.

—Bien Yamato, Sai, buen trabajo, pueden ir a descansar por ahora —los aludidos se despidieron con una leve reverencia. Kakashi ahora observaba al grupo restante—. ¿Fue todo bien Kiba?

—Sí, todo en orden Kakashi-san, los hallamos y los trajimos de regreso sin ningún problema, aunque una mujer médico vino con nosotros; Sakura la ha llevado ante la Hokage —explicó el Inuzuka, Akamaru estaba sentado a su lado.

—Eso es bueno —dijo ahora mirando a Neji—; ¿Te encuentras mejor?

—Sí, gracias a la mujer de la cual Kiba le habló; Sakura no tuvo que hacer mucho realmente, pero gracias a ellas estoy mucho mejor —contestó el Hyuuga.

—Puedo ver que ambas misiones fueron completadas, así que ahora sólo necesito quedarme con Sasuke —los dos restantes junto a Akamaru entendieron la indirecta, se despidieron en silencio y se marcharon.

Kakashi no apartaba la vista de Sasuke, se habían puesto serios, el peligris se levantó de su lugar, y rodeó su escritorio hasta que quedó frente y más cerca del azabache, éste ni se inmutaba, seguía con la misma expresión desde que entró; el copy ninja agachó un poco la mirada y suspiró, alguien debía cortar aquel grueso hielo que se había formado entre ellos, puso una de sus manos sobre su antiguo alumno, y sólo así logró que al menos parpadeara, pero al hacerlo, en vez de seguir viendo aquellos negros ojos, se encontró con un par de ojos carmesí.

—Sasuke, supongo que ya sabes —dijo él quitando su mano del hombro del menor de los Uchiha.

—¿Por qué no me lo dijiste Kakashi? —eso era todo lo que quería saber—, en vez de eso me enviaste lejos.

—Sakura quería decírtelo personalmente, fue su decisión y yo la respeté, en realidad no estuve del todo de acuerdo, pero ella ahora es tu esposa —los ojos del Uchiha se tornaron negros nuevamente, se sentía menos airado.

—Esa doctora que mencionaron antes, ella atendió y cuidó a Itachi todo este tiempo; el destino hizo que llegáramos a su pueblo, y a su casa —le contó el pelinegro.

—Realmente la debes haber pasado muy mal, me disculpo por ello, y en compensación, te daré un par de días libres, solamente si vas a ir a buscarlo y a hablar con él, después de todo, es tu hermano —ante estas palabras, Sasuke asintió y salió de aquel lugar, se fue en dirección a su casa.

**********

Sakura había llegado donde la Hokage, Shizune las hizo pasar, aunque veía un poco extrañada a la peliblanca, pronto estuvieron frente a Tsunade, quien las miraba con el ceño fruncido; Ayumi más que quedar viendo el rostro de la Hokage, se quedó viendo el gran pecho de esta, nunca había visto a alguna mujer igual, tan imponente y hermosa a la vez.

—¿Algún problema con mi pecho? —preguntó algo fastidiada y golpeando su escritorio, mientras la mataba con la mirada. La chica se asustó y se escondió detrás de Sakura.

—T-tsunade-sama, cálmese por favor —decía la pelirosa, y la rubia suspiró para calmarse.

—¿Quién es ella?, ¿todo está bien?, ¿cómo les fue en la misión? —la interrogaba curiosa y desesperada por respuestas.

—Todo nos fue bien, los encontramos un poco más allá de la frontera, Neji está en buenas condiciones, y respecto a Sasuke… ya hablé con él, al menos lo principal, por otro lado ella es… —la peliblanca la interrumpió.

—Mi nombre es Ayumi Koyashi, es un placer conocerla —sonreía pero seguía detrás de Sakura.

—Ella es... —otra vez interrumpida, ya se le empezaban a formar unas venitas en la frente.

—Soy doctora, conocí a Itachi, bueno, realmente lo encontré en muy mal estado, así que lo llevé a un hospital, pero como no despertaba y no se podía quedar mucho tiempo, lo llevé a mi casa, y allí estuvo hasta que salió de su coma, que fue hace como veinte días o algo así… luego, hace unos días, conocí a Sasuke y Neji, y como favor por la ayuda, les pedí que me trajeran, me gustaría aprender ninjutsu médico —esta vez estaba frente a la ojimiel explicándole aquello.

—Ya veo —contestó pensativa la rubia—. ¡Shizune!

—Sí, Tsunade-sama —entró apresurada la pelinegra.

—Estará bajo tu supervisión, así que por ahora vivirá contigo —le ordenó a esta—, asegúrate que todo lo que nos ha contado sea verdad, llévala con Inoichi.

—Como ordene, Tsunade-sama —dijo la pelinegra, y despidiéndose de la Hokage junto a la peliblanca, se marcharon.

A Sakura se le había pasado el enojo de ser interrumpida, al menos ya no la tenía cerca, cosa que Tsunade notó, y sonrió a tal comportamiento, era lógico que se sintiera así, aquella mujer había convivido más con Itachi de lo que la pelirosa lo hizo, a pesar de que éste estuviese en coma.

—¿Estás bien Sakura? —la ojijade reaccionó y miró a su maestra, estaba algo cansada y triste—, no te ves muy bien que digamos, y a mí no me engañas.

—¿Tsunade-sama… está mal que sienta celos de esa mujer?, sé que no me ha hecho nada malo, pero mientras yo lloraba a Itachi, ella se la pasó cuidando de él —la pelirosa levantó una de sus manos para limpiarse aquella lágrima que escapó sin permiso.

—¿Y aún te quedan lágrimas para llorarlo? —cuestionó, siempre tan directa.

—No es eso, sé que no es eso, Itachi ahora sólo es el padre de mis hijos, pero, la vida ha sido injusta con todos nosotros ¿Será que todos sufren con los Uchiha? —preguntó bajito aunque la ojimiel lo escuchó.

—Por lo menos tú tienes a quien amar, da gracias por ello y da tu mayor esfuerzo para que puedan superar todo esto —le aconsejaba la Hokage con una sonrisa algo triste.

—L-lo siento mucho, Tsunade-sama, no quise hacerle recordar aquello —dijo nerviosa y haciendo reverencias para disculparse.

—No te preocupes por eso, todos los que alguna vez amé, y perdí, tienen un lugar especial —respondió señalando su corazón.

Después de intercambiar sonrisas y unos cuantos consejos más, la pelirosa se apresuró a llegar a su casa, estaba ansiando ver a sus hijos; al estar frente a su puerta, la abrió y entró con cuidado, ya era de noche, así que pensó que quizás estarían durmiendo, por lo que subió las escaleras de puntitas, intentando no hacer ruido, y cuando llegó a su habitación y entró, Sasuke estaba durmiendo junto a los mellizos, los tres se veían tiernos, como para fotografiarlos; ella se metió a la ducha, se bañó y se puso algo cómodo para dormir, pero al salir, vio que los niños ya no estaban, sólo Sasuke la esperaba, ya estaba despierto.

—Ven Sakura —le ordenó señalándole dónde debía echarse.

Ella obedeció, se echó a su lado, y luego él la abrazó gentilmente, esa noche sólo quería eso, abrazarla, y ella lo entendía, no quería que el azabache se sintiera peor por culpa suya; así se quedaron dormidos, ni siquiera se dieron cuenta de cuándo amaneció, y sólo despertaron por el ruidoso rubio que gritaba desde afuera.

—¡Teme! ¡Sakura-chan! —y luego sonaba el timbre escandalosamente.

—¿Está bien que los llames así? Recuerda que ambos tienen un mal genio cuando se enfadan —le decía el encapuchado.

—No te preocupes, ellos no le harán nada a su mejor amigo —contestaba confiado y con una enorme sonrisa, la cual se apagó cuando de arriba le cayó agua helada.

—¡Lárgate dobe, ya sabes que Sakura te tratará peor! —le gritó luego de eso, pero se dio cuenta de que no sólo había mojado a Naruto, sino a alguien más, al cual no podía reconocer.

—Ototo, es bueno oír tu amigable voz —el encapuchado se quitó la capucha y miró hacia arriba con una fingida sonrisa.

Sasuke estaba en shock, el rubio le gritaba cosas pero él ni las oía, sólo le había parecido ver un fantasma, el espíritu de su hermano Itachi, el cual ahora lo perseguía por haberse quedado con su mujer, de alguna manera, le tenía miedo, a él y a lo que pudiese suceder. Sakura se había despertado porque el rubio seguía gritando afuera, y más que todo eran insultos hacia su amado, pero le extrañó ver a Sasuke viendo supuestamente por la ventana, aunque no se movía ni decía nada, por lo que se acercó hasta él, y también para callar a su rubio amigo.

—¡Naruto, cállate de una buena vez! —gritó mirando hacia abajo, y se sorprendió cuando vio a Itachi, volteó a mirar a Sasuke, y pudo ver que estaba pálido y no respondía—, Sasuke… ¡Sasuke!

Ella le gritó algunas veces más, y lo zarandeó para que regresara en sí, cosa que hizo segundos después, de lo cual éste la miró con preocupación, se puso una camiseta, un pantalón, y bajó corriendo las escaleras para abrir la puerta, lo cual hizo, luego se puso a un lado para que ambos pasaran, les entregó unas toallas para que se secaran, aún seguían en silencio, el rubio no hablaba desde que la ojijade le dijo que se callara, no habían dudas que ella daba más miedo que Sasuke.

—¿Me pueden decir que hacen ustedes dos aquí? —preguntaba la pelirosa mientras bajaba las escaleras con paciencia y ya vestida decentemente.

—Es un placer verte Sakura —estas palabras de Itachi molestaron en gran manera a Sasuke, el cual se levantó del lugar donde estaba sentado y le mandó un golpe con su puño en la cara a su hermano mayor. El pelinegro mayor cayó contra la pared y se resbaló hasta quedar sentado en el suelo—. Pensé que al menos te alegrarías de verme con vida, pero veo que me equivoqué.

—Sasuke-kun, cálmate por favor —le suplicaba Sakura cogiéndole de los brazos para que no fuera a golpearlo por segunda vez.

—Teme, mi deber aquí es evitar una lucha innecesaria, así que, coopera, sólo tienen que hablar —Naruto estaba serio—, yo fui a buscar a Itachi, y lo traje porque sabía que ya estabas aquí.

—Sakura, déjanos solos, ve al parque con los niños o algo así —le ordenó Sasuke sin siquiera mirarla.

—Está bien, pero sólo les pediré una cosa —decía con un aura oscura a su alrededor—, no se atrevan a destruir mi casa.

Todos tragaron grueso, la pelirosa sí que era de temer, y ellos tres la conocían muy bien, por lo que nadie se atrevió a contradecirla; ella fue por los niños y se marchó en silencio, Sasuke siguió a su familia con la mirada, hasta que por fin estuvieron a solas, podían gritarse si querían, podían intentar entenderse de alguna forma, pero lo más importante, podían intentar hacer lo que quisieran sin llegar a destruir la casa. Itachi ya se había levantado del suelo, se mantuvo de pie cerca de Naruto, y no dejaba de mirar con una arrogante sonrisa a su hermano menor.

—Sabes ototo, tuve que abandonar una importante misión por venir hasta aquí, por lo que te pediría que lo tomes en cuenta y no me hagas perder el tiempo —seguía con aquella desesperante sonrisa que enojaba más y más a Sasuke.

—Itachi, ¿Cómo puedes estar así, tan calmado después de que no cualquiera, sino tu propio hermano te arrebató tu mujer? —preguntaba Sasuke, y el rubio miraba de uno a otro.

—No necesito hacer nada, de alguna forma creo que estoy pagando por todo lo que hice en mi pasado, ¿No crees que es mejor de esta manera? —Sasuke no le encontraba lógica a las palabras del pelinegro mayor, y al contrario, sólo deseaba golpearlo.

—Sólo te diré que ella me eligió, y soy feliz por ello; pero hay algo más, me alegra que estés con vida, y por eso… ¡No aceptaré esa actitud tan mediocre de tu parte, ese no eres tú! —el Uchiha menor ya estaba gritando, y el ojiazul no hacía nada por callarlo, le parecía que su mejor amigo tenía razón en ello—, ¡si quieres golpearme, sólo hazlo, hasta que sientas que estás satisfecho, no importa qué, yo lo soportaré!

Itachi no lo pensó dos veces, hizo lo que su hermanito le sugirió, y en verdad quería hacerlo hace varios días atrás, desde que lo vio en el altar junto a Sakura, pero sus sentimientos estaban tan confusos que se contuvo en ese entonces; ahora era diferente, él mismo lo estaba incitando a hacerlo, y su expresión cambió, era una de furia, de rencor, con un sharingan activado, por lo que Naruto con su técnica de teletransportación, los llevó hacia uno de los campos de entrenamiento, ya que no debía causar problemas.

**********

Sakura estaba en el parque cerca a su casa, allí se había encontrado con Ten Ten y Yuriko, quienes iban camino a recibir órdenes para una misión, ellas saludaron a su amiga y a los niños, la pelirosa les contó la situación en la que se encontraban, y que Itachi estaba ahora mismo en su casa junto a Sasuke y Naruto.

—Bueno, tengo que decirte que ellos ya no están allí —decía Yuriko ya que ella era tipo sensor.

—¿Entonces, dónde se encuentran ahora? —preguntó una angustiada ojijade.

—Sakura, tranquila, no es que se vayan a matar entre sí, son hermanos —intentaba calmar Ten Ten a su amiga.

—Pero son Uchiha, eso me preocupa aún más… como sea, esperaré a no quedar viuda de nuevo —ella sonaba deprimente.

—No seas tétrica frentezota —Ino había llegado y había escuchado lo necesario para conocer la razón por la cual Sakura estaba preocupada y triste.

La rubia se quedó acompañando a su mejor amiga mientras esperaban que nada terrible sucediera con los azabaches; Kakashi se había enterado de que Naruto había traído a Itachi y los había estado vigilando, si llegaba el momento, él los detendría.

**********

Sasuke estaba dejando que Itachi lo golpeara, Naruto seguía de espectador, era obvio que el mayor no estaba utilizando toda su fuerza, ya que a pesar de todo, era su único hermano, por el que había dejado la aldea muchos años atrás, y por quien había regresado, era la persona a quien no quería dañar, y menos quitarle lo que una vez le quitó; ya no podía más, su hermano en el suelo, y él encima sin cesar de golpearlo, Sasuke sangraba de algunas partes, no había esquivado ni un solo golpe, y todo porque era lo único que le podía ofrecer a su hermano mayor.

—Creo que ya es suficiente Itachi —Kaori había aparecido y había cogido su mano para detenerlo.

Él agachó la cabeza, ya no quería ver a Sasuke, y le avergonzaba haber llegado a eso, a golpear a su querido hermanito, él había perdido, aquellos golpes no lo harían sentir satisfecho, y menos bien consigo mismo, por lo que se soltó de la peli verde, se levantó, y extendió su mano para ayudar a Sasuke a que se levantara, el cual a duras penas lo hizo.

—Lo siento mucho Sasuke, no volverá a suceder… debes ir al hospital, prefiero que Sakura no te vea así mientras yo estoy acá —Naruto se acercó a Sasuke para que este se apoyara en él, y Kaori le hizo una seña a Itachi para que los siguiera, sus manos también necesitaban tratamiento.

Llegaron al hospital, y Kaori se encargó de meterlos a una habitación vacía, ya que no debían ver a Itachi; Shizune entró a verlos, junto con su nueva aprendiz, quienes se encargarían de ellos por conocer aquel secreto.

—¿I-itachi-san? —preguntaba la peliblanca un tanto confusa, y es que la última vez que lo vió estaba tan delgado y débil.

—Tú… tú eres… ¿Qué haces aquí? —la miraba extrañado.

—¿Olvidaste mi nombre verdad? —él miró hacia otro lado, en serio que no recordaba.

—Ella es Ayumi, la doctora que cuidó de ti Itachi-san —le recordó Shizune, y Sasuke sólo suspiró de molestia, quería que acabasen las presentaciones y lo atendieran, estaba muy adolorido—, ella vino a aprender ninjutsu médico, así que estará en Konoha un buen tiempo.

—Tengo una deuda contigo, así que si necesitas algo, sólo debes pedírmelo —la peliblanca se sonrojó levemente, y sonrió.

Terminaron de sanar sus heridas y cada uno volvió al lugar que le correspondía, la relación entre Sasuke e Itachi no volvió a ser la misma, era demasiado sólo saber que ambos estuvieron con la misma mujer, y era difícil ser el padre de aquellos niños que los llamaban así a los dos.


EPÍLOGO… Quince años después.

Sasuke caminaba con una mirada de pocos amigos hacia la oficina del Hokage, había algo que lo había estado fastidiando desde hace unos días, y es que Minato, el menor de los hijos de su mejor amigo, andaba persiguiendo a su pequeña Akira transformado en el Kyuubi; por fin entró casi tumbando la puerta.

—Dobe, tenemos que hablar —dijo tan serio que asustó al rubio.

—T-teme ¿Sucedió algo? —parecía que ya sabía lo que se le vendría de parte del pelinegro.

—Si no le dices a Minato que deje de asustar a mi pequeña, la próxima te quedarás sin hijo —le advertía muy claramente.

—Son solo niños, déjalos que jueguen —decía inocentemente el Hokage.

—¡Mi pequeña tiene cinco y el tuyo doce, él ya no es tan niño! —gritó como un padre que hace hasta lo imposible por salvar la vida de su hija.

Antes de que siguieran discutiendo sobre aquel terrible asunto, llegó el equipo Neji a presentar su informe sobre su exitosa misión en las fronteras del país del Trueno, este estaba conformado por Shisui, Kushina y Kyo, este último era el hijo de Ino y Sai; tuvieron que dejar aquello para después, y miraron a los recién llegados.

—Hemos regresado, y traemos los pergaminos que se llevaron sanos y salvos —informaba el líder del clan Hyuuga, quien a pesar de estar al frente de su clan, quería ser útil en la aldea.

—Eso es genial —contestaba Naruto con una enorme sonrisa—, y mejor aún que regresaran con bien.

Shisui tenía dieciséis años, estaba con todas las hormonas presentes, no dejaba de mirar a Kushina, quien tenía quince pero lucía como toda una mujer, sobre todo porque había sacado los pechos de su madre; Sasuke se había percatado del gusto de su hijo por la Uzumaki, pero le dejaba a Sakura los consejos sentimentales, ya tenía suficiente con ver a su querida Mikoto con el hijo de Asuma, quien le llevaba unos tres años, pero no podía hacer mucho por impedirlo, ya que Itachi lo aceptaba, y después de todo, él era su padre biológico.

—Yo me retiro, te veo en la noche —y así se marchó del lugar, iba a buscar a la pequeña Akira a la academia.

Él había tenido un par de días libres, y le tocaba recoger a Akira, luego pasaría por Sakura a la división, gracias a ella, habían muchos nuevos ninjas médicos en la división y en el hospital, aunque ahora que estaba embarazada y ya de siete meses, salía un poco más temprano y la acompañaba a casa.

—Qué bueno que ya llegamos —decía ella sentándose en un sillón de la sala—, lo único que arruinaría esta tranquilidad es… —no pudo terminar ya que fue interrumpida por Kenosuke, su hijo de doce años, el cual recién había sido asignado a un equipo, específicamente de Rock Lee, y siempre regresaba muy enérgico.

—¡Mamá, ya llegué! —hablaba en voz alta saludándola con un fuerte y cariñoso abrazo, casi asfixiándola.

—Ya deja a tu madre Kenosuke, y ayuda a tu hermana a poner la mesa —ordenaba Sasuke a su hijo.

Luego llegó Mikoto, quien había estado en una cita, y se le notaba que la había pasado muy bien, minutos después llegó Shisui, él estaba algo malhumorado.

—¿Qué tienes Shi-kun? —le preguntaba Mikoto bajito como para que sus padres no escuchen.

—No sé cómo decirle… Kushina es muy… —se quedó callado, se sonrojó en extremo, y al darse cuenta de que todos lo miraban, subió corriendo a su habitación.

En ese momento, tocaron el timbre, ellos esperaban visitas, era algo que habían acordado, tener una cena al mes como una familia, ya sea en Konoha o en la Nube, así que Kenosuke abrió, y se encontró con su tío Itachi, su tía Ayumi, y sus primos Fugaku de catorce, y Misa de doce; todos entraron y cenaron en familia, Mikoto y Shisui sabían toda la verdad sobre Itachi, su madre y Sasuke, y los pequeños Fugaku y Misa sabían que ellos eran sus hermanos mayores, quizás fuesen una familia extraña y confusa, pero eran la familia de esa pelirosa.