[Entrega][Magic Wolken] Saber mirar.

Título: Saber mirar.
Colectivo: Magic Wolken
Letras: 1.245.
Personajes: Inma, Emily DunkenMiene.
Advertencias: Cliché, Ooc.
Para: Akarita; con mucho amor x3!

¾Los dragones si existen, sólo tienes que saber mirar ¾musitó pasándole un nuevo lametón a su colombina.
¾No, son sólo inventos del cerebro humano para poder tener objetos que inculquen miedo ¾respondió Inma sin levantar su vista de la lectura.
¾Suena aburrido ¾replicó Emily, siguiéndole el camino a un coliflor.

¾Es realista ¾concluyó su hermana retomando la última frase de su lectura.

Ems suspiró y sonrió un poco cuando vio que la coliflor no podía entrar a la rosa. Ella sabía que siempre iba a terminar perdiendo, Inma siempre lograba finalizar sus cortas conversaciones con algún tinte apocalíptico y científico que la aburría, muy de su padre, así que solamente suspiraba y negaba en su interior; Inma era así y nunca cambiaría (y tampoco es que tuviera intenciones de cambiarla, mucho esfuerzo sin ninguna retribución interesante) así que sólo la dejaba seguir con su distracción favorita.

¾ ¡Señorita Emily! ¡Venga acá! ¡ahora! ¾el gritó de una de las empleadas de la mansión hizo que la quietud se rompiera y que Inma pegara un pequeño salto.

Emily sonrió con diversión.

¾No es gracioso ¾musitó su hermana con el ceño fruncido.
¾Tanto que hablas de realismo, deberías mirar más allá de tus libros y ver lo que está sucediendo afuera ¾dijo suavemente, traspasándola con la mirada. Luego se fue, no quería ver llegar a Edward.

Inma la miró de reojo y luego los puso en blanco, mientras volvía a su lectura. Nunca la había entendido, nunca, tan sólo podía mirarla e intentar descifrar su comportamiento extraño, tan fuera de sí. A la única conclusión que había podido llegar Inma era que quizás, su hermana aún era muy infantil, un espécimen raro. Sí, eso era, pero ni eso la satisfacía, y eso la molestaba.

Después de haber terminado de leer su libro, (y de otros tres más) se levantó con pereza, fijándose que tenía hambre. Se dirigió a las cocinas con intención de comerse algún pan caliente y un vaso de leche. Al llegar, sacó un taja pan y se iba a servir la leche cuando vio todos los contenedores vacíos.

¾ ¿Por qué no hay leche? ¾preguntó a una de las empleadas.
¾La señorita Emily tuvo la gran idea congelarla toda para ver según ella “como se sentirían los copos de leche” ¾el sarcasmo no pasó desapercibido para Inma.

La susodicha torció levemente el gesto y pegó otra mordida al pan. No dijo nada, es más, no le sorprendía; estaba llegando a pensar que a Ems le gustaban los castigos de su padre, quien sabe, con lo rara que es.
Salió de la estancia y se fue a su cuarto, su lugar personal, su pequeño paraíso donde nada ni nadie podrían interrumpirla ni molestarla, mucho menos sacarla.

Pero cuando iba llegando, la puerta abierta le hizo adelantar más el paso. Quien se haya atrevido a entrar a si como si nada se iba a arrepentir, y no es que fuera una escandalosa, pero tenía sus maneras para hacer cumplir sus mandatos.

¾ ¿Qué haces aquí? ¾preguntó un poco molesta. Había comido un mugroso pan y el día estaba siendo muy desgraciadamente frío, no estaba para encontrarse de nuevo Emily, y menos en su cuarto.
¾ ¿No crees en dragones pero te gustan los unicornios? ¾preguntó su hermana, ignorándola. Su intención no habría sido ser mordaz, pero quizás se le salió.
¾No te interesa ¾respondió entrando a su estancia¾ ahora sal de aquí, eres muy dañina ¾indiscutiblemente protegía la vida de sus relojes.
¾A veces creo que somos más parecidas de lo que crees, pero, sencillamente no sabes mirar ¾dijo mirándola a los ojos.
¾No creo tener nada parecido contigo ¾respondió muy segura. La sola idea le molestaba, Inma no se veía tan loca ni tan rara como Emily.
¾Si quieres ver dragones, ve afuera al anochecer, son más fáciles de encontrar a esa hora
¾Estás castiga ¾aseguró; Inma ya se sabía de memoria el comportamiento de Edward, de tanto observarlo, era obvio que no le iba a dejar salir.

Emily se hundió de hombros y salió.
Obviamente, no le importaba.

Inma la vio retirarse y luego cerró su puerta con pasador. Quería estar sola, ahora más que nunca. Se acostó sobre su acolchada cama y miró el techo sin ningún interés; se sentía extraña, rara, incomoda, como si algo estuviera mal. Miró a su derecha y Banana se asomó entre la manada de peluches que tenía a su alrededor. Sonrió un poquito cuando recordó que Ems había dicho cuando lo vio, que debería llamarse Jirafa, que era más apropiado y lindo.

Inma frunció el ceño y luego se sentó. Ella no era así, ella siempre estaba tranquila, nada la perturbaba, mucho menos las relaciones que tenía, nada. Así que sólo pensó que la falta de comida le hizo mal y alejó cualquier otro pensamiento que no fuera ese.

Las manecillas corrieron e Inma terminó de leer un libro completo, con la otra media de otro. Lo cerró cuando supo que su mente no estaba entre las líneas, sino en otra parte que no le gustaba para nada. Vio el reloj y supo que faltaba menos de quince minutos para el anochecer. No supo porque, pero la sola idea de salir le aterró tanto como perder el único recuerdo de su madre. Negó con la cabeza y decidió limpiar sus relojes, aun cuando estuvieran brillantes; eso le tomaría toda la noche, muy seguramente.

El sol se ocultó (aunque nunca se pudo ver, tapado por las llenas nubes) e Inma en su cuarto escuchaba el repiqueteo de las gotas de agua caer afuera. Observó sus ahora brillantísimos relojes y decidió salir, comer y luego volver, y entrar a la biblioteca, leer un buen libro al lado de un delicioso fuego.

Pero cuando se dirigía a las cocinas, alcanzó a ver por uno de los ventanales la imagen de su hermana sentada sobre uno de los viejos columpios (uno que ella nunca utilizó) mojándose como si fuera inmune a la gripe.

Algo muy parecido a la culpabilidad le hizo sacar una sombrilla y salir, para quizás, hacerla entrar con buenos argumentos.

¾Entra a la casa Emily, la lluvia te va a ser mal ¾dijo desde atrás.

¾No viniste, eres una miedosa ¾respondió con otra cosa.
¾No, tuve que limpiar mis relojes…
¾No quisiste venir ¾la interrumpió, pero sin elevar nunca su tono de voz suave¾ tienes miedo de experimentar en carne lo que tus libros hablan, no eres capaz de disfrutar o de afrontar la decepción al descubrir que tus libros no lo saben todo ¾Emily siempre intentó de no herir a sus seres queridos, pero ahora, no estaba para tener tacto.
¾No me hables de eso ¾replicó agarrándose más de su sombrilla y su libro; claramente se refería a que Emily tampoco es que fuera muy “sensible”
¾Pero lo estoy intentando, tú no ¾respondió mirándola por primera vez. Luego fijó su vista al frente.
¾No me escondo, simplemente soy así ¾dijo con naturalidad, esa era la única verdad. Inma suspiró¾ pero por hoy puedo hacer una excepción… ¾musitó más para si misma.

Caminó y se sentó en el otro columpio, el que estaba al lado de Ems.

¾Muéstrame esos dragones ¾dijo Inma mirándola con los ojos como rejillas, aún escéptica por su posible existencia.

Emily sonrió un poquitico, Inma no se lo iba a poner fácil; así era ella.

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Lamento si hice mucho Ooc, pero no siempre van a ser ellos, ellos xD no sé si me entiendan, adfs. Akarita, perdón si esto no era lo que querías, pero realmente espero que lo hayas disfrutado así sea un poquitico >.< Con mucho amor, y ositos de pelpa (':!