Entre Temores Y Delirios

Tema en 'Relatos' iniciado por HayleenG, 17 Noviembre 2009.

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    HayleenG

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    Entre Temores Y Delirios
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    Entre Temores Y Delirios

    Con ésta historia gané el primer lugar compartido del concurso Fanfics con Temática Determinada. Su género es "Horror"


    *******

    Entre Temores Y Delirios

    Observo con resignación el reflejo de mi fatigado rostro en el espejo. Mi piel está pálida, mi cabello sin brillo. Mis ojos se ven vacios, sin vida. Delineo cuidadosamente con la punta de los dedos el contorno amoratado de mi ojo derecho. Éste ya está empezando a aclararse y ya no me duele tanto. Luego concentro mi atención en mi labio superior, reseco igual que siempre, con la diferencia de que ahora está un poco partido. Lo humedezco inútilmente con mi lengua y en la pequeña herida siento un sutil escozor.

    Me encuentro un par de moratones más en algunas otras partes del cuerpo, los comunes, en los lugares de siempre. Cuello, brazos y muslos. Nada grave. Comparando este recuento de los daños con los de las demás veces, sinceramente podría decir que me fue bastante bien. Casi no estoy lastimada. En todos los meses que llevo aquí encerrada nunca me habían dejado en tan buenas condiciones. Lo normal, si es que a eso puede llamársele normal, era que abusaran de mí y luego les entrara un inexplicable acceso de furia y se descargaran conmigo hasta quedar saciados. Pero parece que la última vez casi les dio lástima. Casi, por que eso no es totalmente cierto.

    Golpe tras golpe impactan sobre mi cara sin contemplación y yo siempre evito llorar o gritar por todos los medios. Trato de no darles el gusto de verme aún más rebajada. Aunque realmente no me queda mucha dignidad que proteger. Desde que fui arrebatada de mis padres hace ya no sé cuantos meses, mis verdugos se han encargado de ensuciar y deshonrar mi cuerpo todo lo que sus ganas les han permitido. Nunca han pedido recompensa para mi rescate, parece que su objetivo siempre fue convertirme en su juguete sexual.

    Salgo del cuarto de baño y me siento en la incómoda cama que me proporcionaron para dormir. La habitación solo esta compuesta por esa cama y una mesita de noche donde me colocan la bandeja con la comida. No tiene ventanas y la puerta siempre esta cerrada con llave. Tiene un propio y rudimentario baño, seguramente por que no se acostarían conmigo si estuviera sucia. De todos modos, no creo que pueda estar más sucia de lo que ya estoy, sus humillaciones y torturas solo logran que sienta aún más asco por mí.

    Ciertamente, en mis momentos de crisis, llego a veces a pensar que tal vez mis progenitores fueron los que me vendieron a este cruel destino. No es difícil de creer. Siempre fui un estorbo, nunca les di lo que ellos esperaban, sea lo que sea que esperaban. Varias veces al escuchar a escondidas sus peleas, mencionaban lo arrepentidos que estaban de haberme procreado. Además muchas veces interferí en los asuntos de la empresa en la que son dueños. Tal vez sea por eso que me vendieron.

    Suelto un suspiro de frustración y me abofeteo mentalmente. Se supone que ya superé la etapa de: Odio al mundo entero por hacerme esto. Mis tiempos de lloriqueos inútiles y autocompasión barata acabaron hace bastante tiempo ya, cuando decidí que no tenía sentido seguir luchando contra lo inevitable.

    La puerta se abre de golpe interrumpiendo mis lamentables cavilaciones. Por ella entra uno de mis captores con su acostumbrada máscara negra cubriéndole el rostro. La rutina de siempre. Me ordena que me desvista y yo lo hago sin poner peros. Con el tiempo y la experiencia he aprendido que es mejor no intervenir, ni oponerse. No es que eso evite que me golpeen, pero por lo menos no me gano una paliza aún más innecesaria. Como es habitual, me somete y denigra un largo rato. Se divierte humillándome. Haciéndome sufrir. Desconecto mi mente de mi cuerpo durante todo el acto carnal. Intento que los recuerdos no se graben en mi memoria.

    Al terminar, recoge rápidamente sus ropas que se encuentran esparcidas en el suelo. Para mi sorpresa, no parece tener intenciones de golpearme. En ves de eso, toma camino hacia el baño. Y volviendo a romper los esquemas preestablecidos, se dirige una vez más a mí. Sin dejar de darme la espalda, me informa con voz ligeramente más grave de lo normal que hay un cambio de planes. No le contesto nada. Nunca lo hago. Se introduce en el baño y cierra la puerta. Inmediatamente se escucha como abre el grifo de la ducha y el agua empieza a caer.

    Me visto en silencio con el sonido del agua como fondo. Un cambio de planes. Evidentemente los nuevos planes no incluyen los golpes y torturas cotidianas. Eso sería un cambio agradable. Sacudo la cabeza de un lado a otro como si esto pudiera sacar los pensamientos ilógicos de mi mente. Es un secuestro, no un internado vacacional. No hay nada agradable en todo esto.

    La puerta del baño se abre y sale completamente vestido. Lentamente se acerca un par de pasos hacia mí, como midiendo sus actos. Eso activa mis alertas. Lo miro directamente a los ojos que se asoman por los huecos de la máscara y el brillo maniático que poseen me hace retroceder. El avanza de nuevo y el pánico se apodera de mis sentidos.

    Sus manos se dirigen bruscamente a mi cuello. La presión que ejerce al sujetarlo va cortando poco a poco mi circulación. Respirar se vuelve mucho más dificultoso. Como acto reflejo coloco mis manos sobre las suyas, intentando romper su violento agarre. No tengo la fuerza suficiente. El poco oxígeno que logra penetrar a mis pulmones parece no ser el suficiente para poder mantenerme consiente. Oleadas de dolor empiezan a atacarme y la sensación de ahogamiento se hace cada vez más fuerte. La rabia y la desesperación se esparcen velozmente por mi descontrolado cuerpo. Me siento desfallecer y empezar a perder el sentido. Esos eran los cambios. Me van a matar.

    Verdaderamente nunca imaginé morir así. Siempre soñé con morir luego de una larga y feliz vida, cuando ya la muerte se convirtiera en algo inminente, algo inevitable. Claro que últimamente esas ilusiones se veían cada vez más lejos, cada vez más imposibles. Fueron constantemente pisoteadas por esos hombres que se encargaron de arruinar mi vida. La vida. Es curioso que solo cuando estas a punto de morir te des cuenta de la importancia que tiene. Aunque resulta ser una lástima que la vida pueda no ser piadosa. No siempre obtienes lo que quieres. Ya ni siquiera tengo ganas de evitar que me asfixie. Simplemente quiero que termine.

    Todo a mí alrededor comienza a desvanecerse. Me voy sumergiendo lenta y dolorosamente en una oscuridad densa y aterradora. Todos mis sentidos se nublan. Mi cuerpo pierde todo contacto con el mundo exterior, es como si flotara. Es de ese tipo de sensaciones para las que no te prepara la vida, esas a las que no esperas enfrentarte. Como si toda la felicidad del mundo se hubiera extinguido.

    A pesar de estarme derrumbando, puedo percibir a lo lejos como unas voces incomprensibles para mí empiezan a llamarme. Siento un fuerte sofoco en el pecho, como si las inexistentes paredes de la opresiva oscuridad que me rodea se acercaran más a mí, acortando la distancia, haciéndose mucho más pequeño el estrecho espacio en el que estoy ubicada. Dedico mis últimos pensamientos a las personas que me dieron la vida. No me importa que ellos nunca hayan tenido ningún tipo de sentimiento aparte de disgusto hacia mí. Finalmente todo se desvanece.

    Y en ese preciso instante, salgo a la superficie.

    Despierto sobresaltada. Me encuentro bañada en sudor y apresada fuertemente por un par de brazos. La sensación de desasosiego y los incontrolables espasmos que recorren mi cuerpo son tan desagradables como la aceleración de mi corazón, que siento desbocado en el pecho.

    Las voces a mí alrededor que antes apenas eran perceptibles, van cobrando poco a poco fuerza y se vuelven más entendibles. No logro enfocar con claridad mi vista en un lugar fijo. Aún veo borroso y la iluminación del salón solo logra cegarme más. Consigo ver a varias personas vestidas de blanco que corren de un lado a otro desesperadas. A pesar de mis intentos, no alcanzo a identificar ninguno de los rostros.

    Siento como me clavan sin consideración alguna una aguja en el brazo y el sopor de la droga inyectada empieza a hacer efecto rápidamente. A medida que los calmantes se van esparciendo por mis venas, mis músculos se van relajando y la tensión que anteriormente sentía va desapareciendo.

    La habitación poco a poco se empieza a vaciar. Las voces se van alejando lentamente hasta que terminan de desaparecer por completo de mi campo auditivo. Escucho como la puerta suelta un crujido al cerrarse y luego el sonido del cerrojo al deslizarse de vuelta a su posición. El tranquilizador silencio que me acompaña me indica que me encuentro sola otra vez.

    Tarda un par de minutos, pero mi respiración recupera su estabilidad habitual. El alivio me baña por completo ya que mi pesadilla no fue más que eso, una pesadilla. Una jugarreta de mi mente que refleja mi oscuro pasado, ese que no he podido superar. Un suspiro de resignación sale de mis labios e intento colocarme en una mejor posición en la cama. No lo logro. Vuelvo a tratar de levantarme y me doy cuenta de mi error. Los que antes pensé que eran brazos, no son más que las correas que me mantienen atada a la cama. Mis pensamientos finalmente se vuelven completamente lúcidos y la verdad da contra mi cara como sí de un puñetazo se tratase.

    Esa era toda la información que necesitaba para saber donde me encuentro.”Marquette” Instituto De Salud Mental ubicado al Sur de Milwaukee. Lugar en el que llevo internada 3 años por mis ataques esquizofrénicos.


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    Acepto cualquier sugerencia, comentario o crítica constructiva pues lo que busco es mejorar.


     
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