Entre hermanos.

Entre hermanos.

Hola :3.

Después de pensarlo y darle vueltas a la cabeza decidí que lo mejor era publicar el escrito de 'Tristes y bellos sentimientos' tal cual lo entregue, así aquí está con todos sus fallos.

Mi sentimiento fue la ira, personalmente me pensé miles y miles de escenarios posibles y termine haciendo esto xD. En verdad espero que les agrade, el escrito saco un 8.6 de calificación y honestamente estoy muy satisfecha con ella :).

Antes que se me olvide, es el primer original que hago y se nota que no tengo experiencia para ello xD.

Entre hermanos.
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La temporada del invierno entraba en la ciudad de Barquisimeto, cuestión que, favorecía a muchos ciudadanos; debido a que el chocolate caliente les hacía la invitación y la cama los esperaba para dormir. El tiempo que se presentaba era perfecto y excusa suficiente para no ir a trabajar.

Desgraciadamente esto no pasaba con todos los habitantes, especialmente aquéllos que vivían sobre los grandes (y bellos) cerros de la población: puesto que la tierra al volverse resbaladiza e imposible para ser transitar, no permitía que se trabajará con los animales. Lo bueno era que el agua favorecía a las cosechas y pronto obtendrían ganancias (además de alimento).

Los Falcón, era un buen ejemplo de que nada andaba bien, las discusiones en casa no cesaban y el tema de atracción; era el no tener dinero. Por eso la cabeza de la familia huía de la realidad ahogando sus limitaciones; bajo el alcohol, y la otra cabeza, sólo estaba cuidando las espaldas de la primera, sin ocuparse de sus hijos.

De la unión de ambos, nacieron: Karla y Carlos (llamado cariñosamente por su hermana: Carlitos). Él contaba con apenas dieciséis años; mientras ella tenía diecinueve años. Ambos distintos, pero unidos.

La hermana mayor no era el prototipo de hija ideal o envidiada por la sociedad, al contrario, era la escoria en personificación: gritona, altanera, impulsiva, irascible, grosera, malhumorada; nada propio para una señorita ¿o sí?

Ella era locura y la cercana a la maldición.

Por el contrario, el pequeño Carlitos, era: amoroso, apacible, prudente, modesto, educado y reflexivo. ¿Todo un amor, no? Sin embargo, su padre, lo veía como inútil e inservible. Desde que nació hasta entonces ha sufrido de asma y de constantes fiebres, asimismo su cuerpo no tiene la capacidad física para ocuparse del trabajo familiar: condición que tiene su hermana.

Él era cordura y el alejado de la maldición.

Karla, estudiaba ingeniería en agroalimentación (teniendo conocimientos básicos sobre la misma) y, por otra parte, trabajaba para pagarse la carrera. Todo lo hacía por su hermano, quería que se curara y que se levantara de la cama, cosa que no le consentía su enfermedad. Para el chico, ya era costumbre que su hermana siempre estuviera a su lado, claro, todo dependiendo del horario asignado por la facultad.


Una noche de lluvia, en la habitación de Carlitos, ambos hermanos mantenían una conversación sobre un tema de interés para el joven: la maldición de los Falcón. Su hermana perezosamente le contó que la maldición consistía en la distorsión del carácter: un miembro de la familia (sin importar el sexo) terminaba por destruir todo a su paso, mostrando su verdadera personalidad (pasando así la maldición de generación en generación).

—Hermana, ¿tú crees qué eso sea verdad? —preguntó curioso el niño.

—¿De qué hablas? Yo no creo en esas cosas, es más, no creo que haya existido —contestó despreocupadamente ella desde la silla que ocupaba.

—Si tú no lo crees; entonces yo tampoco —habló suavemente Carlitos relajando las facciones preocupadas.

—Tú no cambias—suspiró pesadamente, al momento que se colocaba de pie y acomodaba la silla. Dio unos cuantos pasos directo hacía la puerta y volteó a ver su hermano—, me preguntó si algún día te veré enojado.

—Eso no pasará, en cambió, me gustaría verte sonreír, nunca lo haces —contestó, añadiendo que quería verla feliz—. Además me imagino que horita iras a discutir con nuestros padres; no me gusta que griten —confesó amargamente, además su hermana solía venir con pruebas de la confrontación. Por ejemplo hoy: tenía un gran moretón en el brazo, su padre se había puesto violento y su madre no la defendía, ya que, no estaba orgullosa de ella (deseaba de hija a una señorita, no a una vulgar).

—No pasa nada, la gente necesita discutir y enojarse, sobre todo cuando defiende lo que creé. Espero algún día verte enojado y ahí seré muy feliz; prometo que quedará entre nosotros —le dijo con voz tranquilizante para posteriormente marcharse.

Luego de esa conversación, semanas después, Karla ya no venía y la temporada de lluvia había culminado. Todos estaban muy contentos, excepto Carlitos. Su padre ya no bebía y se ocupaba de trabajar mientras su madre velaba por los deberes de la casa. Ya no oía gritos, y si acaso los escuchaba, todos ellos eran de felicidad. Quería compartir todo con su hermana, pero ella no estaba, se había olvidado de él. Oyó decir a su madre que la chica tenía novio y estaba cambiando su actitud problemática a la de una señorita; todo por él (su novio). Eso causó un efecto negativo en Carlitos, ¿le estaba empezando a molestar, acaso?


En un anochecido día de Enero, Karla, regresaba de la universidad. Al llegar a casa notó que sus padres no estaban y decidió visitar a su hermano a quien tenía tiempo sin ver. No obstante, tras lograr acercarse a su habitación y abrir la puerta; vio a sus progenitores tirados en el suelo, mientras que Carlitos manchando de sangre sostenía entre sus manos un cuchillo ¡Los había matado! La rabia y los gritos no se hicieron esperar.

—¿¡Qué has hecho, tú, maldito cabrón!? —gritó impulsivamente mientras corría hacía donde estaba el chico, tomándolo inmediatamente de los hombros y comenzándolo a sacudir.
—¡Tú te olvidaste de mí, en casa ya no habían gritos ni nada, salvo por alegría, y tú no estabas a mi lado para compartirlo. Te fuiste…! —exclamó temblando y delirando al mismo tiempo, al tocarlo, se había dado cuenta que tenía mucha fiebre y obviamente no había dormido en días.

—¡Nunca me olvidé de ti, estaba estudiando… Pero nunca dejé de pensar en ti, eres lo que más quiero en la vida! —le gritó mientras sus ojos negros se empañaban de lágrimas.

—¡Cállate! —le exigió enterrando violentamente el cuchillo ensangrentando (en el abdomen de Karla), la joven fue cayendo lentamente al suelo, al momento que, dejaba rastros de sangre más fresca sobre el cuerpo de Carlitos.
El jovenzuelo al darse cuenta de lo que había hecho, tiró el cuchillo y tomó entre sus brazos a su hermana. Entendió bastante tarde que: el abandono de su hermana, los gritos felices de sus padres; lo habían hecho enojar y no pudo controlar aquel sentimiento.

—Lo siento, Carlitos, es mi culpa —oyó a su hermana disculparse y pausarse momentáneamente para escupir algo de sangre y poder reunir fuerzas para sonreír, sí, estaba sonriendo y llevando una de sus manos a su rostro—. Ellos no importan, aun así: todo queda entre nosotros, entre hermanos. Recuerda que si tú estás bien; yo también lo estoy —terminó de decir con una sonrisa adornando sus labios; y los ojos cerrándoseles. Su mano cayó al suelo antes de tocar la mejilla de su hermano.

Un gritó arrollador se escuchó en la penumbra y después…


De ambulante por la ciudad de Barquisimeto con altas fiebres, con la misma asma y sin ser aceptado por el mundo por sus ropas desgastadas, su suciedad y su poco raciocinio, finalizó su vida muriendo en aquellas frías y solitarias calles.

Morir con la culpabilidad de matar a lo que más quería, era más terrible que sentir el sentimiento mismo.


Colorin colarado, este cuento se ha acabado xD.

Barquisimeto: Una ciudad ubicada en el Estado Lara de la bella y adorable Venezuela xD.


Acepto críticas y todo lo demás xD.

P.D:Oh, espero que lo disfrute especialmente Ale bonita que me pidió que lo publicará y me felicito *-*.
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