Entre el límite y el infinito.

Tema en 'Relatos' iniciado por FloweerBunny, 28 Noviembre 2012.

  1.  
    FloweerBunny

    FloweerBunny Iniciado

    Escorpión
    Miembro desde:
    27 Noviembre 2012
    Mensajes:
    1
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Entre el límite y el infinito.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1567
    Aclaraciones:
    -Lo que está entre asteriscos ( *ejemplo* ) viene a ser el pensamiento del personaje.

    Gracias por leer, no olvides dejar tu critica para que pueda mejorar y hacer de más calidad mis próximos relatos.
    —————————————————————————————————————————————


    Entre el límite y el infinito.









    Capítulo 1.- La agonía


    Me despertaron los pitidos de lo que podía ser un atasco. Todo era oscuridad absoluta a mi alrededor, interrumpida por la luz de una farola parpadeante. Di varias vueltas en la cama sin intención alguna de levantarme y al mirar el reloj caí en la cuenta de que iba a llegar muy, pero que muy tarde, pero total, tampoco importaba. La verdad es que no quería ir pero no tenía otra opción, no podía borrar todo mi mundo solo por él. Sin prestar atención ordené el cabello con los dedos y corrí a recoger mi bolso que descansaba sobre una silla en la sala de estar. Salí apresurada y cerré de un fuerte tirón la puerta de la entrada. Me introduje en el ascensor y de memoria pulsé el botón "planta baja". Lo mejor, había evitado mirarme en el espejo del baño. Lo peor, mi mirada se encontró con mis ojos en el espejo del ascensor. Apenas me reconocí, estaba tan horrible y tan abandonada... Mi cara entera era el mismísimo rostro de la tristeza, mis ojos habían perdido todo rastro de brillo y mi boca no era más que una mueca de agonía. Frustrada no fui capaz de sostenerme la mirada y la bajé para fijarla en un cigarrillo aplastado a la vez que suspiraba. Me entraron ganas de fumar para frenar mi angustia. Sonó entonces el "clic" que indicaba que había llegado a mi planta y las puertas del ascensor se abrieron dejándome pasar. Algún vecino había dejado la puerta del portal totalmente sin cerrar por lo que una corriente de aire helado me envolvió fundiéndose con la brisa gélida del interior de mi cuerpo. Subí aún más la cremallera de mi chaqueta de cuero y con las manos en los bolsillos de mis ajustados vaqueros cruce a paso ligero la avenida hasta donde había dejado mi moto aparcada. Al verla a lo lejos vinieron a mi mente muchísimos recuerdos tanto buenos como malos. Mi mueca se torció aún más al recordarlo todo, pero resignada me coloqué el casco y arranqué con rabia, poniendo rumbo al "Mirror's Club" y con la hora pegada al culo.

    No sirvió de nada saltarme algún que otro semáforo, igualmente terminé llegando tarde. *Bah, que importa ya nada.* Aparque la moto en el callejón trasero del Club, en mi rinconcito de siempre, y accedí por la puerta para empleados. Avancé a tientas sin necesidad de encender ninguna luz, tanto tiempo trabajando allí al parecer había servido para algo. Dejé mi bolso, así como mi chaqueta en el perchero especialmente preparado para nosotras en el almacén y tras respirar hondo di unos pasos decisivos y crucé la puerta que me separaba del jaleo que se amontonaba al otro lado de la barra.

    Llegas tarde me saludo mi compañera Rebecca con voz jocosa.
    No me digas yo también tengo sentido del humor, que no se diga.
    Sin mediar más palabra me puse a atender la barra y entre rato y rato pensaba en mi futura dimisión de trabajo. Para ser sincera era una lástima, me encantaba aquel club. No era perfecto pero a todo se acostumbra uno. Lo que más me gustaba era la gran barra que formaba una perfecta U, mucho tenía que ver ese motivo para que yo trabajara precisamente ocupando puesto en ella. Aparte de la barra tenía otros puntos a favor como la gran pista de baile, que era lo suficiente extensa como para que cada cliente que bailase no se sintiera invadido por los de al lado. La música era genial, nuestros Dj's se esforzaban al máximo, al igual que los gogos y todo nuestro personal. Miré hacia arriba parpadeando para contener una lagrima rebelde que amenazaba con rodar mejilla abajo. En eso estaba yo cuando una dulce voz me saco de mis ensoñaciones:

    Disculpa la que hablaba era una chica que no superaba los 20 años, con una larga melena rizada y unos ojos cristalinos.
    Disculpa repitió ¿me pones dos cervezas, por favor?
    Faltaría más mantuve un intento de sonrisa los pocos segundos que tarde en llenarle los dos tubos. Aquí tienes, son dos euros. Ella puso una moneda sobre la barra.

    Gracias dijo casi en un susurro, mientras se alejaba con un vaso en cada mano hacia la pista de baile. No pude evitar mirar sus extravagantes pantalones de vivos colores, una chica curiosa sin duda. Desde esa perspectiva pude ver que se acercó mucho a un chico, supuse que era a él a quien iba destinada la otra cerveza. Suspiré *qué suerte tienen algunas*, entonces el chico puso su mano sobre el trasero de tan peculiar muchacha. Al ver lo íntimo de la situación decidí subir mi mirada de una vez. Se estaba besando con su acompañante, mejor dicho su novio, me dio envidia sana de la felicidad que ambas debían sentir al tener alguien a quien amar y en quien confiar con plenitud. Sin embargo, y como todos los besos, aquel beso terminó y al apartarse ella nos quedamos mirando su besador y yo.

    Dejé escapar sin poder contenerlo un quejido ahogado mientras apretaba con gran fuerza los puños. Su besadora era ÉL. El innombrable que me había pisoteado el corazón meses atrás sin ningún tipo de miramiento. Para rematar mi mala suerte él sonrió con malicia y agarrando de la mano a su "nueva presa" se acercó a grandes zancadas hasta la barra. Yo no podía articular palabra alguna y mis piernas no respondían.

    ¡Angie! silabeó lento y con desprecio mi nombre no puedo creerlo, cuánto tiempo. Te presento a Nora, mi novia recalcó cada letra con puro veneno.
    Encantada de conocerte dijo ella con una gran sonrisa. Al parecer la tal Nora no se daba cuenta de la situación y aún menos tenía una remota idea de quien podía ser yo. No quería montar un espectáculo así que asentí levemente evitando mirarlas. Mi compañera Rebecca, que estaba al tanto de todo, se olió lo que pasaba y corrió, qué digo, voló, a tenderme una mano.
    ¿Os puedo ayudar en algo, chicos? su tono era feroz y no aceptaba críticas. "Él" le echó una mirada fulminante y llena de ira por estropear su gran momento de gloria pero a pesar de ello se giró con aires de superioridad y volvió a la pista con su "novia".
    Rebecca me apretó el hombro con suavidad y me miró con compasión¿Por qué no sales a tomar el aire?.

    No contesté, solo abandoné inmediatamente el lugar y salí por la misma puerta que había entrado. Ni siquiera me puse la chaqueta, no tenía frio, no tenía calor, no tenía más que una opresión abrumadora en mi pecho. Solo quería salir corriendo, huir, me daba igual comportarme con cobardía. En esos momentos no poder mantener el tipo era la última de mis preocupaciones. Una vez que el aire calo hasta mis huesos saqué un cigarro y tapando el viento con mis manos para que la llama no se apagara lo encendí y le di una larga y profunda calada. Me recosté contra la pared y deje fallar a mis piernas hasta quedar sentada en el suelo. *Odio mi vida*. Mire el cigarrillo con rabia, esa mierda me iba a terminar matando, lo volví a mirar y lo arrojé todo lo lejos que mi entumecido brazo me permitió. Entonces me cubrí la cara con las manos y me eché a llorar desconsolada como un niño que se ha quedado sin globo. Lloré, lloré y lloré, y aun cuando quise dejar de llorar mis ojos se negaron y seguí derramando lágrimas sin poder contenerlas. Lloraba de dolor, de frio, de lastima hacia mi misma por verme tirada en un callejón en ese estado…
     
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    Cygnus

    Cygnus Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

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    Escritor
    ¡Maravilloso, maravilloso! He de decir que casi nunca entro a leer los fics de categoría de Romance, por lo melosos y exagerados que pueden llegar a ser. Este me ha encantado. Me parece un relato maduro y lleno de sentimientos. No dejas de describir una y otra vez lo que aploma a nuestra protagonista, lo cual hace que se nos quede grabada la impresión que nos puede causar. Esa tristeza que viene cargando desde que se despierta y se da cuenta que está sola, el terrible dolor que debe sentir al creerse abandonada, pues por lo que entiendo ella aún ama al chico que ya consiguió otra pareja.
    La coincidencia del reencuentro es grande, pero nada puedo decir porque a veces las cosas así suceden. Yo creo que el chico perfectamente sabía que la iba a encontrar a su ex-novia en el club porque ya sabía dónde trabajaba y se quiso gloriar al presentarle a su nueva novia. Supongo que la protagonista siente algo de remordimiento o culpa por algo que hizo en el pasado y que ahora le impide que ambos estén juntos, y el muchacho como que se siente triunfal u orgulloso de hacerle saber que ya tiene un nuevo amor que sí vale la pena. Aunque creo que es buena chica y que cometería un error tiempo atrás que los separó. No sé, me espero al próximo capítulo aunque me gusta imaginar cosas antes de darle vuelta a la página x)
    Un detalle que chocó un poquito con la linda estructura es el uso de los guiones de diálogo, fue un poquitín desagradable... Debes usarlos así:

    -Disculpa -repitió-. ¿Me pones dos cervezas, por favor?

    Fíjate cómo están repartidos los espacios entre ellos y cuáles son los signos de puntuación con los que se relacionan.
    Bueno, por lo demás perfecto ;) Me gustó mucho, y aquí estaré seguramente leyendo los que vienen.

    Saludos.
     
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