El apunte de la rebeldía hizo reír a Yuzu, como si ella misma no hubiese lidiado con su propia rebeldía y la de los demás, de hecho seguía comiéndose los coletazos de un montón de adolescentes que estaban convirtiéndose en adultos igual de complicados, pero aún así no le quitaba el gusto de reírse de la rebeldía de otro. El asunto era que lo de Sasha no se limitaba sólo a haberse mudado en plena adolescencia, era todo lo demás, Eloise y los niños y ahora esta mierda. La chica era resistente, de eso no me cabía duda alguna, y puede que fuese lo que de alguna manera emparentaba a estas dos aunque no lo supieran. Eran capaces de conservarse a sí mismas en lugares donde otros caíamos muertos. —A veces es así. Como que la realidad se asienta luego, con el paso del tiempo y de otras cosas en la vida —concluyó Yuzu—. El muy cliché, pero es todo parte de un proceso que no es necesariamente lineal. La conversación se desvió a lo del surf, que Yuzu preguntara si daba miedo con todo el resto de cosas que hacía era hasta hipócrita, ¿pero quién era yo para juzgar? Si a la mujer le daba miedo subirse a una tabla en el mar, pero no cagar trompadas a alguien pues era su asunto. En todo caso, la comparación con andar en bici la hizo reír, ambos estábamos siguiendo la historia y creí que también los dos dábamos un respingo cuando ella pareció recordar algo, que hizo que cambiara el tema a la patineta y nos mostró el codo. Yuzu soltó la risa al ver la cicatriz y yo me acordé de cuando acabé rastrillado contra el piso mientras aprendía a manejar la moto, lo mío fue más una quemadura por fricción que una abertura en la piel, pero también fue una cagada. —Las heridas en zonas donde se doblan articulaciones son siempre un desastre. Respiras y cuando te das cuenta tienes todo lleno de sangre otra vez, tú incluida —sumó ligeramente divertida—. Suelen dejar cicatriz por lo mismo, el movimiento no deja que tu cuerpo haga lo que tiene que hacer. Aunque ahora tendré que trasladar el miedo del surf a la patineta. —No creo que ninguna de las dos debiera preocuparte tanto —advertí más para molestarla que otra cosa. Desbocamos en la carrera de Yuzu y pues claro yo de universidades no entendía un carajo ni había hecho investigación alguna. La posibilidad nunca había existido, por lo que gastar tiempo en eso era un desperdicio. Moriría en donde había nacido, sin más. —El año pasado hicieron un cambio y algunas de las especialidades que me interesaban estaban en Komaba, por estar más emparentadas a las ciencias básicas. Este año paso muy poco tiempo en Bunkyō, ni vale mencionarlo casi —explicó Yuzu con calma. Según recordaba había sido siempre una buena estudiante, por eso estaba en esa universidad para empezar, pero de seguro seguía siendo el caso. Algún día, quizás, eligiera abandonar el mundo de sombras que había pertenecido a su padre o tal vez no. Porque eso significaba abandonar a sus perros salvajes y a nosotros. ¿Entonces por qué estudiaba tanto? La duda me asoló de repente, fue extraño, y me quedé mirando a Yuzu mientras ella conversaba con Sasha. Era la clase de cosas que no preguntaba porque la respuesta seguro me sabía mal, porque las sensaciones acabarían proyectándose a mí. Todo lo que sabía era que era una mierda. —¿En serio? Ser hermana mayor de gemelos o mellizos es todo un caso, ¿no te parece? Las mías hicieron los dieciocho este año, pero al casa sigue siendo un desastre apenas llegan de clase —apañó en el momento en que oyó lo de los mellizos y una risa le vibró en el pecho—. Hemos vivido en Tokyo toda la vida. Cuando estábamos más pequeñas vivimos en Chiyoda un tiempo, luego nos movimos a Minato y al independizarme yo con las gemelas sólo nos movimos a otra zona del barrio. Me gusta bastante, ¿tu familia ahora dónde vive? ¿Te queda muy lejos la academia? Esto está como- —¿En el culo del mundo? —intervine porque me pareció que lo pensaba aunque no iría a decirlo. La risa que soltó fue casi una confirmación, pero no dijo nada al respecto y terminamos en el asunto de la moto. La afirmación tan descarada que soltó Sasha de que surfear se parecía más a como yo manejaba y que seguro Yuzu era más prudente me hizo soltar la risa, casi quiso ser una carcajada, y la mayor se rascó la nuca con cierta vergüenza. —Lo único prudente que hace es ponerse el casco con más frecuencia y eso se lo reconozco, pero es una loca para conducir. Hasta Hikkun conduce más tranquilo yo creo. —Diría que sí, por eso a veces se la dejo —reconoció Yuzu junto a un suspiro—. La prudencia no es una de mis cualidades. Es lo que tiene haber crecido junto a un montón de varones yo creo, al final te sincronizas a su neurona colectiva tarde o temprano porque hasta el más tranquilo de la nada hace una locura. Yo espero que si tú te sincronizas a la de Arata puedas sacar algo bueno, si es que queda algo bueno que sacar. La tontería me hizo fruncir el ceño, por supuesto, pero me ahorré el reclamo por una vez en la vida. Contenido oculto cuando hice mi research (ya hace un buen rato) se ve que no la hice bien, traté de balancear, pero de una advierto que lo de las especialidades me lo inventé porque si no tendría que ponerme a editar todo mi lore JASHJA *clown*
—Diría que esa cosa es el primo hermano de las patinetas —comenté, jocosa, señalando su moto con la barbilla—, así que no tienes de qué preocuparte, Yuzu-san. Al final había acabado en un punto intermedio entre su apodo y el formalismo, me sentía más cómoda así entre la diferencia de edad y el hecho de que esta chica fuese una vieja amiga de Arata. Me comentó su situación universitaria y asentí, alzando las cejas con cierto interés. La medicina nunca había captado mi atención de forma particular, pero a decir verdad seguía sin descartarla. ¿Podría hacer estudios universitarios, para empezar? Bueno, quería creer que en algún momento sí. Me reí y asentí un par de veces, dándole la razón de que los gemelos tendían a ser... una experiencia. —Nosotros vivimos en Suginami desde que nos mudamos aquí —respondí—, así que... sí. Hemos estado considerando la posibilidad de mudarnos pero me gustaría evitarlo de ser posible, así que si tienes otro trabajo libre por ahí me avisas~ Lo acompañé de una risa y fue una broma a todas luces, aunque el hipotético dinero extra tampoco vendría mal. Miré alrededor, la vegetación que nos envolvía, y pensé que sí, quedaba en el culo del mundo, pero al menos nos permitía respirar lejos del cemento un rato. Luego hice el apunte de la moto y me sorprendió tanto notar la reacción inicial de Yuzuki como oír la risa de Arata. Intercambié la mirada entre ambos, a la espera de una aclaración, aunque ya imaginaba por dónde iban los tiros. Otra loca, ¿eh? Bueno, por algo eran amigos. No supe cómo, pero volvimos a terminar pegándole a Arata y a mí se me escapó una risa nasal. Sus argumentos tenían sentido, sí, tampoco dudaba que ella se llevara parte del crédito. —Well, my dears, I shall pray for your souls —bromeé y le piqué el brazo a Arata—. Se nos hace tarde, cielo. ¿Vienes conmigo o subes después? Iba a ir subiendo con o sin él, por lo que luego le sonreí a Yuzuki. —Un placer haberte conocido, Yuzu-san. Ojalá podamos volver a vernos pronto. Contenido oculto no sé si llegaré a hacer otro post so por las dudas *le pone la cinta de intento de cierre*
Calificar la moto de primo hermano de las patinetas nos hizo reír a los dos al mismo tiempo, porque sabíamos que tenía razón con lo de que Yuzu no tenía nada que temer si manejaba una. De todas formas, tenía su gracia, seguro nos ponías una patineta a cualquiera de los dos y acabábamos dándole un beso francés al piso incluso si andábamos por Tokyo manejando como un par de locos. Noté que Sasha al final se quedó en un punto intermedio con la formalidad, pero a la mayor pareció valerle igual y continuó como si nada. Al final preguntó dónde vivía ella, era del otro montón de cosas que yo no le había dicho, y ladeé un poco la cabeza al oír lo de la posibilidad de la mudanza. Moverse sonaba como un incordio, la verdad, y no sabía qué tan difícil era cambiarle a Danny el espacio donde ya se sentía cómodo. —Cariño, si lo que nos faltan son manos. —Se lamentó Yuzuki también en tono de broma —. Te voy a tener de primera en la lista de recomendaciones~ No dudaba que Yuzu pudiera sacarse un empleo de debajo de las piedras de ser necesario, quizás hasta habría sido mejor para Sasha, pero la habían pescado los cabrones del club antes y ahora nos tocaba comernos una mierda. Por demás, incluso si lo dijeran en serio, si esta chica se proponía a trabajar más ya era un atentado contra sí misma. Prefería que me pusieran extras a mí y luego veíamos qué hacer. Todo terminó en que ambos éramos unos locos para conducir y pues no teníamos remedio, al final hasta estaba bueno que alguien rezara por nosotros. Como fuese, no le había llevado el apunte al paso del tiempo hasta que Sasha lo dijo. —Subo contigo, obvio. Se despidió de Yuzu, ante lo que ella le dedicó una sonrisa amplia que le barrió todo rastro de cansancio de rostro. Era un poco excesiva con su confianza, por lo que no me extrañó que cortara distancia para darle un toque amistoso a Sasha en el brazo. Luego se estiró para revolverme el pelo a mí, como si fuera un niño. —Eres siempre bienvenida en Minato, Sash, un día si te vuelves con Arata pueden pasar por casa y les preparo algo para el té. Fue muy bonito conocerte —dijo mientras retrocedía—. Tengan buen día. Asentí con la cabeza, medio giré el cuerpo y busqué que fuéramos entrando. No era mi plan decirlo en voz alta, pero me había gustado que se conocieran, se sentía correcto de alguna forma. —Vamos a tener que subir casi corriendo —solté para Sasha junto a un suspiro, fue solo por fastidiar. Contenido oculto mi humilde cierre por acá a gracias por caerle al marido y a la cuñada uwu