Enfermería

Se veía que la migraña nos tenía las neuronas fritas a ambos, Generales de guerra y lo que quisieras, pero nos estaba llevando el diablo con unas ganas bien jodidas y eso no se podía negar. Peores cosas habían como había dicho antes, que me lo dijeran a mí con la cascada de sangre, el mundo gris, el incendio de Anna y luego el resto de mierdas, que si me lo preguntaban seguro prefería la migraña que todo eso, aún así el punto se entendía. Lo de las neuronas muertas se reforzó porque cuando ella soltó la risa, así fuese el aire contenido en los pulmones, se me aflojó a mí también culpa de oír eso y su comentario.

Que los payasos era necesarios.

Obviamente y a mí me meaban los elefante del circo una vez a la semana, siendo amables.

Escuché el movimiento de Middel al incorporarse, porque claro que esta chica no iba a tomarse la tarde libre por una migraña, y seguí el sonido apenas perceptible de sus pasos, guardó la compresa o eso me pareció, para luego acercarse apenas a mi posición, buscar mis ojos y dedicarme una sonrisa de protocolo. Bueno, a mí que casi todas las sonrisas me parecían de protocolo.

De cualquier forma se la regresé, porque con todo había suavizado un poco el semblante y me permití hacer lo mismo.

—Suerte con las clases y no fue nada, Blee. —Ya esta vez lo solté sin pizca alguna de la soberbia de antes, digamos que reinicié la máquina y solo dejé el apodo pues porque ni modo, ya lo había usado antes y ella acababa de llamarme Altan posiblemente por el mismo motivo. Igual digamos que sonó mejor que senpai a secas. La dejé irse, volví a cerrar los ojos y murmuré una última cosa al aire—. Bye bye, Ice Goddess.

¿Podría haberle dicho que no fuese puto cabezona y descansara? Sí, pero cada loco con su cosa y de por sí no que esta cría fuese a hacerme caso ni nada. Seguro se moría de migraña antes que permitirse solo quedarse descansando allí.

En fin, me iba a pegar otra siesta de puta madre ni bien empezar la semana.

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y sho por aquí termino con Al uwu cuz no podía quedarme quieta

 

No que fuera ninguna genio en leer a la gente, vete a saber si por falta de talento o interés; mi orgullo diría que la segunda, si al fin y al cabo tendía a esmerarme un huevo y medio en describir los personajes de quienes tendía a escribir. Quizá sólo observara, absorbiera y luego volcara entre mierdas ficticias, como un catalizador, incluso un transductor o una vía de escape.

En fin, que a la tía esta la diversión se le propagó por todo el rostro y no se necesitaban ningunos ojos biónicos para despejar dudas, para comprobar que sí, efectivamente estaba un poco salida, y ¿qué mejor, con lo mucho que podía llegar a aburrirme? Llevaba clavándome las cagadas sola desde que había llegado a la escuela, no que me afectara pero la idea de un partner in crime de repente no sonaba mal, ¿a que sí? Al menos temporario.

Un contrato, para ponerlo bonito.

La cuestión es que cacé la diversión en su gesto al vuelo, como tal no la reflejé pues ya estaba visto que tendía a ser mucho más sosegada, pero aún así suavicé la sonrisa como si estuviera ronroneando y giré lentamente el cuerpo en dirección a las escaleras. Era un poco más alta que yo, así que elevé la mirada hasta topar con sus ojos y parpadeé lento, buscando su mano para empezar a caminar. ¿Y eso por qué? Lo de siempre.

Me salió del coño y ya.

—¿Cómo dijiste que te llamabas? —Ni siquiera estaba segura de que me lo hubiera dicho de por sí, pero ya que estábamos.

Algo de gracia me hizo visualizar la imagen que daríamos si hubiera algún alma en el pasillo, pero no lo externalicé. Subí las escaleras a mi ritmo, con la calma usual, y en lo que ingresábamos a la enfermería solté su mano para empezar a manipular el zumo. Ya de paso seguí el teatro y fingí una sorpresa sutil al reparar en los allí presentes.

—Ah, hola~ —murmuré como si nada y me detuve junto a la cristalera, echándole algo de peso para regresarme hacia Eris—. Bueno, linda, ¿vamos a ver ese golpe?

Si de repente no me habría metido en el papel de médica y todo, qué gracia.

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hola qué tal mis disculpas, Morgan me susurra cosas al oído y yo obedezco

also same, miedo me dan AJSJAJ *c persigna*

 

El desinterés de esta chica se revolvía de una forma de lo más extraña con cierta necesidad, bastante sutil me atrevía a decir, de querer rozar cuerdas y sacarse algo de aburrimiento de encima. La combinación tenía su encanto, era de esa gente que hacía las cosas porque les salía del culo y ya, es decir, la clase de gente que me servía. No era buena con el trabajo en equipo, pero sabía divertirme por lo menos y era por eso que estaba allí.

Podía asegurarme entretenimiento.

La morena no me reflejó como tal, pero suavidad en su sonrisa cumplió más o menos la misma función y me dejó claro que tan siquiera ambas estábamos contando manzanas, no una peras y la otra naranjas. Para la gracia cuando giró el cuerpo hacia las escaleras buscó mi mano y siendo que ya estaba en mi salsa, solo la recibí como si fuera la mierda más natural del mundo.

La cosa tenía algo de interesante, ¿no?

El caos ordenado y el caos puro revolviéndose.​

—Eris —respondí a lo del nombre, acompasándome al ritmo de sus pasos—. ¿Y tú?

Ya en lo que ingresamos soltó el agarre y siguió montada en el teatro, como correspondía, fingió sorpresa y por la pura gracia hice lo mismo. Abrí algo más los ojos antes de relajar los gestos de nuevo. Saludé a ambos con un movimiento de mano, mis ojos repasaron la cristalera antes de detenerse en la morena y le dediqué una sonrisa que pecó hasta de tranquila.

—Hola~ —le regresé el saludo a la castaña y las palabras de mi repentina cómplice me alcanzaron de repente, como si acabara de acordarme de que íbamos a eso. Poco o nada me importó que pareciera que habíamos interrumpido algo—. Ah, sí.

Observé el espacio, acabé por dejar la lata en una mesilla junto a la camilla más cercana y regresé sobre mis pasos, levantándome la camiseta en el trayecto sin más.

Ups~

 

Ni que me diera tanto la neurona para darme cuenta que esta chica era una puta salida, que ni una gota de bondad o buenas intenciones le corrían por el cuerpo, ni hablar de su relación con Kasun. Pero, qué va, de haberlo sabido seguro me montaba algún plan de mierda más rápido. No tenía nada con los salidos, no me atraían de forma especial ni nada parecido, pero sí que podían llegar a servir y en definitiva ¿no era eso lo que ambas buscábamos? Una especie de contrato, un pacto silencioso, si se quiere.

Revolver algo de caos y luego seguir a lo nuestro.

—Eris —repetí, y una risa contenida se me coló en la voz antes de contestar—. Yo soy Morgan.

Si no sería la puta diosa de la discordia.

Cathy nos saludó con la naturalidad de siempre, me concedí el tiempo para reparar en sus ojos y concederle una sonrisa suave, de esas que siempre le otorgaba. No hubo nada extraño, ¿quizás habían sido ideas mías? Ni idea, vaya. Tampoco interesaba demasiado ahora. Seguí con el teatro, le dediqué mi atención a Eris y tuve que tragarme la puta gracia al verla levantarse la camiseta sin el menor atisbo de pudor. Dios, si es que estaba puto loca.

Qué joyitas se encontraba uno de tanto en tanto.

Ya no me dirigí a Cathy o a Kasun, si en definitiva tampoco había tenido en mente interrumpirlos abiertamente ni hacer algo directo. En su lugar, recorrí el cuerpo de Eris con la vista y no me molesté ni un poquito en disimular lo interesantes que estaban las vistas. Hice lo mismo que ella, dejé el zumo sobre la mesa y con los mismos movimientos suaves de siempre me acerqué a su posición.

—Ah, ah~ —Suspiré, impostando decepción, y la insté a levantar un poco más la camiseta colocando mi mano encima de la suya—. No se ve muy bonito.

Una gran mentira, pero bueno.

Me mordí el labio, como si estuviera pensando, y deslicé la mano de sus dedos al golpe. No pretendía causarle dolor ni nada, sólo rocé la piel que casualmente estaba encima de su escote y un poquito, sólo un poquito más abajo, sin quitarme la máscara de preocupación de la cara. Venga, si estaba frunciendo el ceño y todo.

—Va a dejar un moretón, diría yo. Qué pena, cielo. —Subí a sus ojos, que para la gracia no había gran distancia, y me seguí tragando la sonrisa por la gracia del teatro—. ¿Qué dices que pueda servir? ¿Quizás algo frío?

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ya estaba en el mood así que *nyooom* sólo aproveché

 

Se me volaba la pinza con ganas todos los días, no conocía la benevolencia casi en su totalidad y mis acciones se movían por puro y legítimo amor al desastre, no había mucho más. Aún así no lo dejaba ver de primera entrada, siempre me montaba un poco el teatro y luego abría las jodidas puertas del infierno, me llevaba a todos en banda y lo disfrutaba como quien va a ver una película al cine. Era de hecho lo que más o menos andaba haciendo ahora.

Morgan.

Morgan le Fay, hechicera.​

Con todo al menos digamos que estaba sincronizada con nuestra querida Morgana, al menos por ahora, tampoco venía a hacer una interrupción directa, si acaso venía a ser una piedra en el zapato y ya. Pues porque podía ser esa hija de puta y una nunca se divertía lo suficiente, obviamente, así que no debían tomárselo personal. Es decir, la castaña no debía hacerlo, su único pecado había sido estar con Kasun y ser el único ser vivo en el perímetro que podría entretenerme un rato.

Habría puteado a cualquier otro diablo, debía ser honesta.

Seguí a Morgan con la vista cuando se acercó a mi posición, se deleitó con las vista en el proceso y se subió al escenario sin más, con la decepción impostada y el comentario de que no se veía bonito. La jodida hasta me instó a levantar algo más la camiseta, cosa que le concedí sin una pizca de nada parecido a la vergüenza. Me dejé hacer y todo, como si nada, que deslizara los dedos al golpe y básicamente a donde le diese la gana.

Me desinflé los pulmones con la misma decepción actuada que ella cuando dijo lo del moretón antes de asentir con la cabeza a su pregunta. De verdad, que alguien me diese un reconocimiento por el pedazo de teatro que me estaba montando.

—Diría yo que sí —respondí para secundar el punto. El comentario de Kasun me sacó una risa floja, cosa de nada—. Qué amable, Zekkun~

La castaña se acercó después, con una de esas bolsas de gel que se refrigeraban y usaban cuando alguien se iba a la mierda, si no sería diligente la princesa. La seguí con la vista, le dediqué una sonrisa y la repasé con la vista pues porque sí.

—Gracias, linda~

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sorry hice un solo post en la tarde que me dejó la neurona en la mierda el resto del día *c mata*

 

Al final acabamos siendo el centro de atención, no que me quejara pero vaya, ¿no iban a seguir a lo suyo? ¿Acaso habríamos interrumpido algo importante? Eh, qué pena~ Me enfoqué bastante en Eris pero eso no me impidió medio seguir los movimientos de los demás. Adiviné que Kasun se habría aventado el espectáculo, digamos que me habría decepcionado de no hacerlo, y lo observé apenas de soslayo al oír su voz. Su ofrecimiento se solapó con la risa de Eris y yo me sonreí con suavidad antes de regresar la vista a la chica. La diversión se le notaba a leguas de distancia y, ni idea, tendría que agradecernos y todo por brindar entretenimiento de calidad, ¿verdad?

Luego de mi sugerencia de usar algo frío, Cathy se acercó a nosotras con un refrigerante. Me giré en su dirección, recogí la bolsita entre ambas manos y le dediqué una sonrisa, aprovechando la cercanía para concederle una caricia suave en el cabello.

—¿Qué tal has estado, linda? —le pregunté, volviendo el torso hacia Eris, y acerqué el refrigerante hasta apoyarlo con delicadeza sobre la piel. Allí presioné, sin moverme de sus ojos verdes—. ¿Mejor~?

 

No me costó nada notar cómo Cathy volvía junto a Kasun apenas entregarnos el refrigerante. Luego de aplicárselo a Eris primero los observé de soslayo y entonces medio giré el torso en su dirección. Llevaba las manos a la espalda y todo, casi como si... quisiera que nos fuéramos, mira tú. Eh~ ¿Ya me había reemplazado? ¿Así, nada más?

Iba a romperme el corazón~

Los repasé en silencio, hasta que Cathy dejó de hablar y recibí su pregunta. Tenía toda la pinta de ser puro protocolo y mira, me daban igual las razones por las cuales me había botado como papel descartable, pero a mí estas mierdas formales me aburrían bastante y pues, ¿eso era todo, suponía?

Oh, well.

La princesita se lo perdía~
​

—Bien, sí —murmuré algo distraída, y repasé el uniforme con mis manos antes de comenzar a dirigirme a la salida—. En fin, suerte con ese moretón, Eris. Nos vemos~

 

No que me interesara por llevarme los reflectores diariamente ni nada, incluso si daba esa sensación, pero el caso era que habíamos terminado en el centro del escenario por decir algo y tenía su gracia que en vez de seguir a lo suyo prefirieran volcar la atención en nosotras. Al menos la castaña quería decir, Kasun era asunto a parte y eso estaba claro.

Igual debían pagarnos por el show, qué sabía yo.

Morgan aceptó el refrigerante y me tiré el espectáculo en lo que me dejaba hacer, sujeté el objeto por mi cuenta después, asintiendo apenas con la cabeza a su pregunta. La verdad fuese dicha, al final sí que refrescó un poco, porque el golpe todavía escocía. Escuché la respuesta de la chica y me pareció recordar que esta castaña se había accidentado un poco en las pruebas anteriores.

Por otro lado se veía que la pobre criatura no sabía si irse o quedarse, al menos no en tanto no lo decidiera Kasun y no sé, me aguanté las ganas de reírme. Escuché la respuesta de Morgan, la vi alejarse y me despedí con un movimiento con la mano libre.

—Bye-bye~ Gracias por acompañarme. —Regresé la atención a la castaña entonces—. Todo bien, sí~

Me acomodé la camiseta, me dejé el refrigerante debajo eso sí y caminé hasta una de las camillas del fondo, donde me senté para finalmente recostarme.

—En fin, yo no interrumpo más. Me quedaré a descansar por aquí, eso es todo —dije bastante al aire, cruzando una pierna sobre otra.

No estaba en mis planes cagar a nadie hasta las patas ahora mismo, porque la paciencia era una virtud y todo lo bueno se hacía esperar, eso hasta yo lo sabía. Así que por mí como si querían quedarse o irse, pues que hicieran lo que les saliera del culo. Mi trabajo por ahora estaba hecho.

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sowwy me salió viaje de última hora hace un par de días y chale me andaba muriendo

 

Seguí al chico hacia el interior de la academia sin ninguna queja, llevándome las manos tras la espalda y todo para dar el pego de chica buena que definitivamente no estaba pensando nada fuera de lugar. Al entrar solo me fijé en que Joey se había encontrado con Katrina y pues, ni modo, al menos tendría entretenimiento de sobra con ella y eso estaba más que bien. El resto de personas me dieron bastante igual, para qué mentor, aunque me quedé mirando los alrededores aun así hasta que escuché la voz del chico de nuevo.

—Bastante, sí. Vivo en Minato, son como dos horas de tren, y es un coñazo pero es lo que hay~ —contesté, con una ligera chispa de queja infantil en el tono de voz, aun cuando terminé por simplemente encogerme de hombros y no darle mayor importancia.

Llegamos a la enfermería no mucho después, ya que solo había que subir un piso, y me tiré a la primera camilla que vi disponible en cuanto nos introdujimos en la sala. Lo miré con atención mientras se quitaba el blazer y se dirigía a la cristalera, dándole golpecitos al colchón con un par de dedos mientras esperaba.

>>You go~ He dicho que me ponía en tus manos, ¿cierto? —repliqué, bajando un poco la voz y acompañando las palabras con una sonrisa sedosa, todo mientras extendía de nuevo las piernas hacia delante para dejar a la vista los raspones.

Esperé pacientemente a que se me cumpliese el pedido y se pusiese a ello, sin apartar la vista de su figura en ningún momento. Fue cuando al final lo hizo que me digné a hablar de nuevo, ladeando la cabeza y sin poder evitar el tono de curiosidad que me vino encima.

>>Oye, what's the deal with you? ¿Te gustan las chicas o los chicos? ¿O quizás ambos~?

¿Así por la puta cara? Así por la puta cara, sí. Nunca me había interesado ser sutil, tampoco pretenderlo cuando no me apetecía, así que tampoco me importaba demasiado soltar ese tipo de preguntas sin anestesia. Mucho menos cuando había un objetivo bastante claro detrás de ellas~