Enfermería

Estaba dentro de mis posibilidades agradecerle con aquello que mencionaba, solo debía recordarlo para llevárselo mañana, no sonaba como algo complejo de preparar, podía pedirle a alguno de los encargados de la cocina que lo hiciera, a fin de cuentas sería solo un detalle, sin embargo, en cuanto tuve la intención de mantener una conversación denoté el hecho de que Aaron no tenía ninguna intención de participar en ello, y no contaba con las energías para ir soltando una charla tras otra.

Quería sentirme tranquilo a fin de cuentas.

La escuché entonces exclamar en sorpresa, y la miré entre las pestañas mientras jugaba con mi cadena de plata entre los dedos. Morgan había salido de la nada, me había seguido de la nada, me había ayudado de la nada. Sinceramente me gustaría mentirme y pensar que su voluntad era genial, pero en realidad, quería que aquella silueta le perteneciese a la mujer que podía ponerme a dar vueltas en la palma de su mano.

El idiota enamorado.

—Te veo mañana —me despedí con una sonrisa suave.

No quería tener a Aaron ahí de pie como si no estuviera, así que al menos ahora, el que Morgan se fuese por sí sola me alivió un poco. Y entonces, recosté la cabeza en el hombro de éste, oscureciendo mis ojos por el flequillo al agachar la mirada mientras buscaba su mano y la ponía sobre mi cabello, callándome por fin, como en la mañana.

 

Allí se mantuvo paseando su mirada entre Morgan y Daute en esa pequeña conversación que estaban teniendo y de la cual no quería formar parte por lo extraño que le parecía toda aquella rama de la conversación hasta que claro, escuchó el segundo comentario de Morgan y eso sí le llamó la atención ya que volvían a retomar la sugerencia que él le había hecho de que se podía retirar sin preocuparse demasiado.

Escuchó el comentario de Daute y asintió perezoso.

—Quedate tranquila y...gracias. —Cuando finalmente abandonó la enfermería sintió aquel gesto de Daute de volver a dirigir su mano hacia su cabello además del peso sobre su hombro, no le agradaba en lo absoluto verlo así ni sentirse responsable por contribuir a ese estado de ánimo. Comenzó a mover sus dedos para que realmente no tuviera que esperar mucho por las caricias y supiera que no le molestaba en lo absoluto estar así con él.

—...Yo me voy a quedar aquí —Después de aquel silencio que había dejado al no comentar nada, parecía lo más prudente de comentar primero —, aprovecha para dormir o algo... —Mordió ligeramente su labio inferior, sintiendo la necesidad de también soltar un "Lo siento" pero tampoco sin saber muy bien si era el momento.

—No voy a preguntar entonces...puedes estar tranquilo.

 

¿Cuánto tiempo había pasado desde que Aaron me estaba acariciando? Apenas y escuchaba sus palabras con una tardía recepción de ellas en mi cabeza, y entonces y abrí los labios un poco, teniendo la intención de que algo saliera de ellos, pero nada, no salió absolutamente nada al encontrarme con la cabeza más fría que antes, quizá porque mis ideas apenas comenzaban a organizarse, trayéndola a ella a colación de forma constante, despejándome apenas para terminar en donde inicié:

¿Unas disculpas?

¿Qué tan dispuesto estaba realmente en darlas nuevamente? Mucho probablemente, pero volvía al mismo nudo que no dejaba avanzar el círculo. ¿Después de ello qué? No es como si estuviese dispuesto a decirle que hasta ahí llegaba, que termináramos lo poco y nada que teníamos. Sasha no era una mujer que quisiera fuera de mi vida, la quería, y esa era la única verdad, la quería muchísimo.

<<No voy a preguntar entonces...puedes estar tranquilo.>>

Tragué y entorné los ojos.

—Soy un chico bastante celoso —susurré como si fuese más una confesión antes que otra cosa—. No es como si hubiese trabajado en ello, y al verla almorzando con David... —me reí sin gracia, más por querer sacarlo de una forma más sana de cómo lo hice en el baño, no queriendo burlarme de mi mismo en realidad—. Se me ha ido llenando el vaso al decidirme por fin en volver a hablar con mi papá, el cual me encendió a puños la última vez que lo intenté —sentí que los ojos me ardieron como el día pasado al quedarme solo en la clase de Pierce—. Y el encontrármela campante diciéndole cariño a otro y dándole de comer en los mismos palillos de los que come ella me ha dejado... vuelto mierda.

 

Evitó tomar aire de forma profunda ante todo lo que estaba escuchando, sentía que eran esos momentos donde sabía que era usual que la persona que se encontraba en su posición podía tomarse la libertad de encontrar las palabras más adecuadas para la situación y aclarar algo, ayudar, buscar dar su punto de vista sobre todo para que Daute sintiera todo mucho más claro.

Pero sabía que no tenía las palabras adecuadas o entendía la situación del todo, menos cuando tampoco entendía del todo cómo funcionaban los celos de Daute, tan solo comenzaba a entender lo que los provocaba y podía tan siquiera intentar de ese punto en adelante guiarlo lejos de esa clase de situaciones.

—Imaginé que podrías sentirte de esa forma por lo que vi, estaba preocupado —En ningún momento dejó de acariciar su cabello, siendo lo único que sabía que era lo que más apoyaba en ese momento—, y aunque no se como ayudar porque...claramente no soy el mejor dando consejos, puedo estar cerca en caso de que sea necesario, es algo que puedo hacer sin comprometerte. —De nuevo, si Daute estaba permitiéndose ser honesto con él con cosas que eran claramente privadas, podía pagarle con la misma moneda a su parecer, incluso si lo percibía como si estuviera siendo distante al no encontrar algo más útil que decirle.

—No es mucho, pero es lo que puedo aportar.

 

Zuko Astaroth

El día transcurrió con la misma calma que precedía a la tormenta, y me dejé llevar como una hoja movida por el viento. Un mero espectador. No reaccioné ante la silenciosa rebelación de Lena, pero la noté. No posé mi atención en la sombra de Gotho, pero fui consciente de ella. La apatía en los orbes de sangre de Agnes. La distancia con el principito de la academia.

Las cartas estaban sobre la mesa, pero la paciencia era la clave de la victoria.

Y aguardé.

Aún quedaba una hora para saber si Amery haría su aparición.

Mis pasos sin rumbo aparente me llevaron hasta la enfermería. Observar mi entorno con detalle volvía a los alumnos sumamente predecibles, pero más me lo resultaban las personas que vivían bajo mi mismo techo. Y ahí estaba. La cabellera azabache me recibió de espaldas cuando ingresé en el lugar, vacío a excepción de ella. Estaba rebuscando en los armarios con delicadeza en busca de alguna clase de medicina. Podía intuirlo.

Benzodiacepinas.

—Te ves horrible —apunté lo obvio, sentándome sobre una de las camillas con aparente desinterés. ¿Qué hacía allí, cuando la muy perra me había abandonado a mi suerte el día anterior? Quién sabe—. Sabía que habías tocado fondo, pero no esperé que cayeses en las drogas tan fácil, ¿huh?

A pesar de todo no había rastro de jocosidad en mi voz. No me estaba divirtiendo a su costa de la forma que solía hacerlo. Simplemente era algo automático. Apoyé las manos sobre la camilla, inclinándome hacia atrás. La miré de reojo, por sobre el flequillo disperso.

>>Tercer cajón a la izquierda, idiota.

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Insane owo

 

Había ingresado al baño a enjuagarse la cara, aplicado un poco de brillo labial y volver a clase luego de pasar el receso deseando desaparecer entre los pequeños rayos de sol que se colaban sobre el bento que continuaba perfectamente sobre las colchonetas apiladas. El hambre simplemente había desaparecido, al igual que en la mañana, que sino mal recordaba, continuaba la lata de café intacta dentro de su mochila, y entonces las clases transcurrieron como si fuese una espectadora frente a una película ajena a su persona, una tras otras, tras otra y otra.

Al sonar el timbre sus pies simplemente se movieron, terminando frente a la puerta de la enfermería, buscando entre los cajones sin prisa, escuchando después la puerta abrirse tras ella, sin embargo, no se tensó.

<<Te ves horrible>>

Continuó rebuscando con suma parsimonia al inclinarse y desordenar un poco lo que había dentro.

<<Tercer cajón a la izquierda, idiota>>

Deslizó los dedos hasta el cajón indicado, divisando bajo una pequeña libreta lo que estaba buscando, un par de tabletas. Procuró que su espalda fuese lo único visible en la cámara y se guardó dos de las pastillas en el bolsillo, levantándose para buscar en su maletín una botella de agua, abriéndola con calma.

Bebió entonces un sorbo y procedió a abrir una de las pastillas, metiéndosela a la boca para pasarla con dos tragos más de agua mientras recostaba la cadera en el borde de la camilla, consumiendo otra más, para por fin dignarse a hablar.

—Siempre eres tan observador, Zuko —susurró agachando la cabeza, escondiendo la mirada cristalizada tras el flequillo—. Creí que estarías atrás de Lena desde que el chico de los tatuajes la recogió en el receso.

Pese a soltarlo, no sé percibió ninguna doble intención de querer molestarlo, solo lo dejó salir hasta causar sonido con la botella al taparla.

—Ve a casa, se hace tarde —pestañeó apenas.

Una casa tan vacía.

No le apetecía volver sentir la frialdad en la que vivía.

Suspiró imperceptible.

Shawn había logrado mostrarle lo que creyó olvidar en el transcurso de los años, y con ello, la realidad tras el fuerte hielo que ahora, permanecía quebrado en pedazos.

¿No debería su madre estar apoyándolos?

¿No debería su padre, estar aconsejándolos y reprendiéndolos ante cada fallo?

—Los documentos falsificados están en la caja bajo mi cama —informó con suavidad—. El dinero que he estado recolectando está guardado en el libro de historia, sobre la repisa de la sala, al fondo de la madera —se llevó un mechón tras la oreja, evitando el contacto visual—. Los recibos de pago llegan a final de cada mes. La arrendataria prefiere que se consigne la renta con dos días de antelación. El seguro médico está en proceso, así que revisa el correo diariamente.

Suspiró entonces, sujetando la mochila mientras jugaba con la tercera pastilla entre sus dedos, dentro de la falda.

—Deja en paz a Shawn —se sonrió—. Y Zuko... te quiero.

 

Catherine Whitman

Sus gestos se relajaron en el instante que vio que no estaba igual que ella de lastimada—Me alegra escuchar eso, Morgan—Eso mejoraba la situación un poco al ya no tener dos personas en "gravedad", aunque de igual forma le preocupaba que se fuera así como así —, aunque por si acaso pudiéramos colocarte algo frio solo por si acaso mientras descansas.

Porque definitivamente ella tendría que esperar algo más de tiempo hasta que la hinchazón bajara.

En el instante que sintió su tacto para hacerla rodear su hombro se sonrojó ligeramente, no por la acción en lo absoluto, si no por la vergüenza que le daba que se viera en esa posición de tener que aguantar algo más de peso para que ella pudiera dar el paso sin tratar de apoyar tanto su pie, murmurando un suave "Gracias" mientras seguían hacia el elevador.

Llegaron a la enfermería y aunque la sorprendió no ver a la enfermera allí, decidió ignorarlo para quedarse en la otra camilla, colocando sus manos en el borde para que sirvieran de apoyo a la hora que se impulsara con su pie sano y poder subir a esta, arrastrándose poco a poco hasta la cabecera para poder recostar su pie con una pequeña queja que no pudo contener.

—...Creo recordar que el primer paso sería lo que te comenté, algo frio sobre el área para que la hinchazón baje y mantenerlo elevando un tiempo también para que descanse... y ¿quizás también vendarlo para mantenerlo firme? No estoy muy segura de eso último, a decir verdad...

 

Catherine Whitman

La observó entrelazando sus manos frente a ella, reposándolas sobre su regazo mientras la observaba buscar algo que le fuera útil, definitivamente no era algo a lo que estuviera acostumbrada y aquello la avergonzaba un poco pero sabía que probablemente Morgan no le dejara simplemente pasearse por la enfermería para buscarse las cosas como no la había dejado caminar sola.

No le molestó sentir el tacto sobre su pierna, tan solo la observó con una sonrisa tranquila y quizás algo curiosa —¡Ah! Claro, buena idea. —Se inclinó ligeramente hacia el frente para poder quitar la almohada de su espalda y poder acomodarla debajo de su pie para que allí pudiera descansarlo allí después.

Para cuando llegó el momento su piel se le erizó casi al instante por el cambio de temperaturas, inclusive se le escapó un jadeo de la sorpresa y para luego evitar quejarse cuando sentía que la venda comenzaba a apretar mordió su labio inferior, completamente atenta a lo que hacía. Al igual que Morgan suspiró cuando todo acabó, aunque ella lo hiciera por empezar a sentir agradable el frio en esa área.

"¿Mejor~?"

Estiró su mano hacia la que ella había dejado allí en su pierna para dejarla sobre esta con una sonrisa suave —Mi salvavidas, diría yo, gracias Morgan~

 

Catherine Whitman

Tuvo que apartar su mano para cubrir sus labios y reír de forma más cómoda ante el comentario hecho por Morgan, la verdad es que si había exagerado bastante con eso, pero realmente no lo había podido evitar en lo absoluto decirlo para mejorar la situación, tomársela con humor para no pensar en todo las sensaciones de su tobillo.

—Lo lamento, lo lamento~ —Acomodó nuevamente su cabello un poco con sus manos, especialmente su flequillo —, realmente me siento mejor con lo frio, y... bueno, me gusta terminar las cosas que inicio la mayoría del tiempo, además no estuve presente en las primeras pruebas quería... tan siquiera experimentar las segundas.

Suspiró con un gesto algo más triste o arrepentido.

—Se que es probable que pienses que fue algo tonto o similar, y quizás incluso Yoshida-sensei lo piense también, pero, era algo importante para mi —se mantuvo callada unos segundos y buscó su mirada para sonreír esta vez algo más emocionada —, pero hey~ tan siquiera abrió la oportunidad de hablarte un poco más, no todo es malo.

 

Catherine Whitman

La vio cambiar de posición todavía manteniendo su sonrisa en el rostro, tan solo se notaba ligera curiosidad al realmente no entender la motivación por la cual quería cambiarse para tener más cercanía con ella en ese momento, pero tampoco es que le molestara en lo absoluto al comenzar a sentirla como una chica bastante agradable aunque realmente no entendiera sus motivaciones del todo.

Porque al final del día, mientras no sintiera alguna clase de incomodidad por sus acciones no iba a impedir nada en lo absoluto, no tenía porqué.

—¿Ah sí? —Preguntó curiosa, decidiendo desviar su mirada de ella por primera vez desde que decidió cambiar de lugar solo para ver lo que sus manos hacían sintiéndolo en realidad como algo bastante tierno de hacer al no ser nada muy necesario —, es difícil dejarlo como quiero cuando no tengo un espejo...—Confesó volviendo a mirarla todavía con sus manos sobre su regazo, sintiéndose incluso mimada por estar siendo tratada con tanta delicadeza.

Le agradaba.

—No me gustaría causarte más molestias al quitarte tiempo de tu día —Con delicadeza dirigió una de sus manos al rostro de Morgan para colocar un par de mechones de su cabello tras su oreja para despejar su rostro —, seguro ya tienes ganas de regresar a casa, yo puedo llamar algún taxi o algo para llegar a la mía, prometo tratar de no forzar más mi tobillo~

 

Catherine Whitman

Y así como inició, aquella atmósfera en la enfermería cambio apenas vio a aquella chica entrar por la puerta en las mismas condiciones que ellas incluso aunque solo se hubiese tirado a la cama sin decir nada en particular el hecho de ya no estar solas había cambiado las cosas y lo notaba con bastante facilidad, de cierta forma había creído que si se hubieran mantenido solas Morgan hubiese aceptado quedarse un rato más.

¿Pero qué se le va a hacer?

—Nos vemos mañana, cuídate mucho Morgan~ —La despidió con un pequeño movimiento de mano, sonriéndole bastante agradecida por todos sus cuidados y apenas se fue dirigió su vista a la peliazul que estaba en la cama de al lado con un gesto ligeramente preocupado.

—¿Todo bien? ¿Te duele mucho?