Long-fic ENCUENTROS

Tema en 'Otros Fanfiction' iniciado por Rackerman, 12 Abril 2024.

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    Rackerman

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    Leo
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    12 Abril 2024
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    ENCUENTROS
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    9
     
    Palabras:
    796
    [CASE=]Yulia Volkova una chica soltera de 29 años que toda su vida ha tomado sus propias desiciones y ha seguido sus propias reglas, y Lena Katina una chica tambien de 29 años, divorciada, enfocada en sus estudios y su trabajo, obediente de todo lo que le ordena su familia. Un fanfic sobre cómo un encuentro cambiara sus vidas. Fanfic de t.A.T.u. Lena Katina y Yulia Volkova GL/Yuri LGBT

    Es mi primer Fanfic y éste capítulo sirve como INTRODUCCIÓN

    ——————————————————————————————

    Parte 1: YULIA

    Yulia Volkova era una chica de 29 años qué había estudiado administración de empresas, sus padres tenían una empresa muy reconocida en Rusia. Aunque ella siempre sintió que había estudiado eso solo por compromiso y para complacer a sus padres ya que a ella lo que realmente le gustaba era viajar y conocer nuevos lugares y personas, tenía muchas amistades y algo que había aprendido de su padre es a saber relacionarse apropiadamente de modo que, si ocupaba un favor, la ayudarían sin dudarlo.

    Yulia tenía un hermano 6 años mayor que había estudiado negocios y finanzas, Oleg, llamado así en honor a su padre. Oleg hijo era su mano derecha en la empresa y su orgullo desde siempre, él ya estaba casado y tenía una hija pequeña de 3 años llamada Dasha a la cual Yulia adoraba y frecuentemente la veía al hacerle videollamadas a Oleg, aunque solo la había visto en persona un par de veces seguido le mandaba regalos de sus viajes y juguetes. Aunque Yulia siempre fue de actitud más rebelde y frecuentemente le llevara la contra a sus padres, igual estaban orgullosos de ella por todos sus logros, la apoyaron desde su niñez en todas sus decisiones. A los 12 años Yulia se sinceró abiertamente con sus padres y les habló de sus preferencias sexuales.

    - Me gustan las mujeres… -

    Esta noticia a ellos no les sorprendió para nada, comentaron que habían notado comportamientos en su hija que les hacían sospechar algo así desde que ella era niña, pero no querían presionarla a hablar y esperaban que fuera ella quien tomara la iniciativa de hacerlo, y conociéndola como era de directa sabían que tarde o temprano lo haría, su hermano dijo que siempre lo supo y bromeando le hizo el comentario de que él la apoyaba en todo pero que Yulia debía prometer “jamás bajarle una novia”.

    - Te prometo que jamás lo haré hermanito – le respondió Yulia al darle un abrazo.

    Llegado el momento Yulia debía tomar una decisión sobre que debía estudiar y aunque no fue su primera ni su segunda opción, eligió administración de empresas por sugerencia de sus padres, sentía que se los debía por todo el apoyo que le habían dado siempre; aun así pensaba “cualquier cosa que termine pronto y me permita irme de aquí”, a pesar de amar a su familia, siempre sentía que Moscú no era el lugar ideal para ella, así que en cuanto finalizó su carrera hizo sus maletas y tomó un avión hacía Bruselas.

    Desde que se graduó de la universidad a los 21 años había vivido en diferentes ciudades como Bruselas, Londres, Roma, Múnich, y en los últimos 4 años había estado viviendo en diferentes partes de Estados Unidos como Los Ángeles, incluso estuvo un tiempo en Miami, actualmente vivía en Nueva York. Desde entonces eran contadas las veces que había regresado a Rusia. Se dedicaba a invertir en diferentes negocios con amigos y conocidos que había hecho en sus viajes como boutiques, restaurantes, gimnasios, etc., siempre como colaboradora, y le iba bastante bien. Pero ningún negocio era propiamente de ella.


    Suena el teléfono de la casa Volkov y Larissa toma la llamada.

    - ¿Aló? Yulia hija ¿cómo estás? – Dice Larissa - Hola mamá, te aviso que la próxima semana iré a Moscú – Dijo Yulia al teléfono.

    - ¿En serio? Que gran noticia, deja que les cuente a tu padre y a tu hermano, les va a dar mucho gusto – respondió Larissa, siguieron hablando durante un rato, Yulia se despidió, colgó el teléfono, se acostó en su cama y se llevó las manos a la cara soltando un suspiro, de pronto una chica entró a la habitación.

    - ¿Estas seguras de hacer este viaje? - Preguntó la chica mientras se acercaba a Yulia, se hincó frente a ella

    - Pues, no tan segura, pero es tiempo de que vaya a visitar a mis padres, aunque sólo serán unos días, sabes que estar en Moscú no es de mi agrado – Respondió Yulia –

    - Te extrañaré, ya me había acostumbrado a esto – Dijo la chica mientras desabrochaba y bajaba el pantalón de Yulia, empezó a besar sus piernas y a mover sus manos hacia sus caderas.

    [CASE=][CASE=][/CASE][/CASE][/CASE]
     
  2. Threadmarks: Parte 2: LENA
     
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    Aquí conoceremos el pasado de LENA KATINA

    ————————————————————————————————————————————

    Parte 2: LENA


    Lena Katina era una chica de 29 casi 30 años, ginecóloga que trabajaba en un hospital en Moscú. Ella se había graduado en medicina general de la Universidad Estatal de Novosibirsk, en el complejo científico de Akademgorodok. Le faltaban pocos meses para terminar su especialidad en biología de la reproducción. Hija única de Sergey Katin un reconocido cirujano, e Inessa Katina una ginecóloga.


    Años atrás:

    Lena estuvo casada poco más de 2 años con Sasha Kuzmanovic un ingeniero, a quien ella conocía desde que eran niños, ya que sus padres y los de Lena eran amigos, y ellos, especialmente la madre de Lena siempre le decían lo buen muchacho que era él y la hermosa pareja que hacían juntos, pero Lena no lo pensaba así, de todas maneras aceptó salir con él unos meses para darse una oportunidad y aunque no estaba del todo cómoda a su lado por la manera de actuar de él, no quería decepcionar a sus padres:


    - Mamá, él no es cariñoso conmigo, no me gusta su temperamento, las veces que hemos salido es muy distante

    - Hija, Sasha es un buen muchacho, solo es muy serio, es un gran hombre, dale tiempo, a leguas se ve que te ama. – Dijo Inessa, quien siempre lo defendía.

    Al final Lena aceptó casarse. Hubo una gran ceremonia con muchos invitados por ambas partes, después de la boda Lena pidió su cambio de residencia médica a un hospital en San Petersburgo ahora viviría en la enorme mansión que los padres de Sasha le habían regalado a su querido hijo por su matrimonio. Todos en la familia de Sasha se dedicaban a la construcción, Ingenieros, Arquitectos, Diseñadores, etc., incluso ellos fueron los encargados de construir la clínica de la que Inessa y Sergey eran dueños.


    En el tiempo que estuvo casada Lena sufrió de maltratos por parte de Sasha, le gritaba, la insultaba, le reprochaba cualquier decisión que ella tomaba así no tuviera nada que ver con él, no la apoyaba en nada, de hecho a los pocos meses de casarse Lena se embarazó, cuando decidió contárselo a su esposo este reaccionó mal, le dijo que en sus planes no estaban los de ser padre, le habló de lo ocupado que estaba y que no tendría manera ni ganas de cuidar de un bebe, que todo eso era un error y que Lena estaba mal, quizás hasta el hijo no era de él porque no era posible que tan pronto estuviera embarazada, además de que Lena pasaba mucho tiempo fuera de casa, eso era cierto, pero en realidad ella solo estaba estudiando y trabajando.

    - ¿Sabes lo difícil que es cuidar a un hijo como madre soltera?... ¿Te gustaría que así fuera? -

    Después de escuchar esto Lena quedó impactada, realmente jamás habían hablado de tener hijos antes de casarse, pero ella imaginó que en algún punto esto pasaría, y aunque no pensaba que aquello ocurría tan pronto, nunca imaginó que esa fuera a ser la reacción que su "esposo" demostraría. La gota que derramó el vaso fue la noche de fin de año, unas semanas antes, Lena había hablado de ir a Moscú a pasar las fiestas con sus padres, pero Sasha dijo que no porque estaría muy ocupado por su trabajo. Por la mañana salió desde muy temprano, y no se supo nada de él en todo el día, Lena les había dado días libres al personal de la casa para que pasaran con sus familias y ella se propuso la idea de preparar una cena especial para su esposo, quizás eso arreglaría las cosas, así que mientras cocinaba le llamaba y le mandaba mensajes para decirle que le tenía una sorpresa, le preguntaba a qué hora llegaba, pero jamás tuvo una respuesta, los mensajes ni si quiera fueron vistos, siempre era típico de él tardarse en responder cuando de Lena se trataba (cosa que Lena notó que no ocurría cuando era una llamada del trabajo o del resto de su familia), pero esta vez Lena se sentía más angustiada que de costumbre, tal vez debido a las fechas.

    Ya todo estaba listo y Sasha no aparecía, Lena le llamó a su secretaría y ésta le dijo que ella no sabía nada porque eran días de descanso y nadie trabajaba, él le había mentido, no fue a trabajar, Lena empezó a llorar, su matrimonio jamás funcionó, a pesar de sus constantes esfuerzos, esto solo era unilateral ¿Por qué se casó con ella en primer lugar?, ¿realmente la amaba o la amó alguna vez?, ¿amor? Jamás le dijo que si, el mayor cumplido que le hizo solo una vez era que se veía bonita, y quizás fue solo porque estaban sus padres presentes. Siempre se cuestionó si realmente había amor por parte de ambos, o si al menos él intentaba sentir algo por ella. Los padres de Lena la llamaron a medianoche para desearle feliz año y cuando preguntaron por su esposo solo les dijo que ya se había dormido, se despidió de ellos diciendo que ya se iba a dormir también y colgó, se preguntó a sí misma ¿por qué lo defendía?, Lena lloró desconsolada toda la noche, no pudo dormir. El 1° de enero ya por la tarde Sasha llegó, con ropa diferente a la que se había llevado el día anterior y apestando a alcohol, al entrar en la casa y ver a Lena en las escaleras, está lo confrontó:

    - ¿Dónde estuviste? ¿Con quién? – preguntó Lena

    - ¿De cuándo acá tan celosa Lenita?, solo se me hizo tarde y no quería conducir a mitad de la noche – dijo él

    - ¿Tarde?, no llegaste a dormir, ni una llamada, ni un mensaje, no sé nada de ti desde ayer, y ahora te presentas así, por una vez en tu vida dime la verdad ¡¿con quién estuviste?! - gritó Lena

    - No tengo por qué responderte, no eres nada para mi – contestó Sasha

    - ¡Soy tu mujer! – recriminó ella

    - ¡Por Dios Lena, ni que fueras la única! -

    Lena se quedó impactada, había sospechado que quizás él la engañaba, pero no quería creerlo, pensaba que todo eran ideas suyas, había decidido confiar en él, que mala elección. Su mundo se tornó gris.

    - Ya escuchaste –

    Hubo un silencio. Sasha se metió a la habitación y Lena se quedó llorando en la sala, a partir de ese momento dejaron de hablarse y empezaron a dormir en habitaciones separadas. Lena se dedicaba a sus estudios y Sasha pasaba todo el día en su "trabajo".


    Un par de semanas después, un viernes por la noche Lena estaba estudiando en la biblioteca faltaban días para presentar su examen para subir de grado, llevaba horas entre libros y además le gustaba estudiar con música eso le ayudaba a concentrarse, basta decir que Sasha y ella tampoco compartían gustos musicales. Sasha llegó ebrio como ya era costumbre y abrió de golpe la puerta del lugar.

    - ¡Ya apaga tu escándalo que quiero dormir! - Lena no dijo nada, solo lo miró y siguió tomando notas - ¡¿Que estás sorda? ¡Apágalo! –

    Lena detuvo la música, en realidad no estaba para nada fuerte, pero no tenía ganas de discutir, pensó irse a su habitación y seguir estudiando ahí, tomó un par de libros y se levantó, pasó junto a Sasha y este la tomó del brazo.

    - ¡Suéltame! –

    Lena logró zafarse y subió las escaleras, y cuando estaba a punto de llegar al último escalón Sasha la volvió a sujetar del brazo jaloneándola y provocando que soltara sus libros.

    - ¡No me des la espalda! –

    Sasha tiró de su brazo muy fuerte y Lena cayó por las escaleras, a pesar de usar sus manos para tratar de frenar el impacto eso no sirvió de mucho. Danil, uno de los empleados que se quedaba en la casa por las noches se despertó al escuchar la discusión, se acercó y vio a una Lena inconsciente en el suelo y a su esposo que se quedó mudo mirándola, cuando Sasha reaccionó corrió a su habitación y se encerró.

    Lena fue llevada a un hospital en ambulancia acompañada por Danil, iba estable, pero se notaba un sangrado en su pantalón que para nada eran buenas noticias. Por la mañana se despertó, le dolía el cuerpo, sintió algo en el cuello, se dio cuenta de que usaba un collarín, vio que su mano izquierda estaba vendada y un médico se acercó para explicarle la situación además de los visibles moretones y lesiones, temía por su bebé.

    - Lamentablemente tuviste un aborto y tu mano, aunque no está fracturada si se lesionó, deberás usar vendaje por un par de semanas, tomarte estos medicamentos y no hacer esfuerzos, podrás irte a casa está tarde si así lo deseas, también... -

    Lena se quedó en shock, después de escuchar "Lamentablemente tuviste un aborto..." ya no estaba segura de lo que el médico le había dicho, eso es lo que pasa cuando te dan una mala noticia, ella no comprendía lo que había pasado, poco a poco recordaba lo de la noche anterior, vio que este seguía hablando, miraba sus manos, se llevó la mano al vientre, el médico terminó de hablar y salió del cubículo. Lena se giró y comenzó a llorar, tratando de no hacer mucho ruido por las demás personas que había ahí, no quería que nadie la escuchara. Horas mas tarde llegó al cubículo de al lado una mujer, era rubia, ojos verdes, se veía un poco más joven que Lena, hablaba y hablaba mucho por celular y los médicos le decían que no lo hiciera para que la pudieran atender.

    - Cielo estoy bien, aquí te espero –

    La chica colgó el teléfono, la llevaron a hacerse unas radiografías, no tardó en regresar, ya con collarín puesto, solo se escuchaban las teclas de su teléfono, de pronto la chica hizo la cortina a un lado solo para ver a quien tenía junto a ella y vio a Lena, vio su expresión triste y vacía, sus ojos hinchados, y sus múltiples moretones.

    - Hola ¿a ti tampoco te dejan ir? – Dijo la chica, Lena no dijo nada, solo se le salió una lágrima - ¿Linda que te pasa, por qué lloras? ¿Dónde está tu familia? – Lena seguía en silencio, la chica miró alrededor y vio que Lena estaba sola. Una enfermera entró con comida para las 2, la chica empezó a comer rápido, después volteó a ver a Lena quien solo miraba la charola de comida, pero no tocaba nada.

    - Linda, sé que todos dicen que la comida de los hospitales sabe asquerosa, pero no está tan mal, o será que yo tengo mucha hambre que está gelatina me parece tan... no se... gourmet - Lena rio, la chica se sorprendió –

    - Sabía que te podía hacer reír, ¿oye me das tu gelatina? –

    Lena le alcanzó la gelatina, la chica parecía estar disfrutando mucho cada bocado como si fuera el último mientras no paraba de hablar, poco a poco Lena se sentía más en confianza con la chica, sonreía eventualmente y respondía brevemente sus preguntas, la chica le platicó a Lena que gracias a que un idiota se pasó la señal de alto había chocado con su auto y que ahora ella debía estar en esa cama usando ese "collar de perro", pero cuando la chica preguntó el motivo de por qué Lena estaba ahí usando también un collar de perro Lena empezó a llorar, la chica pensó que había cometido un error y se disculpó, Lena dudó, pero al final respondió:

    - Estaba embarazada, tuve un accidente, caí por las escaleras y he perdido a mi bebe – La chica se quedó impactada.

    - Perdóname, no debí preguntar eso, siento mucho tu perdida, a veces solo hablo y hablo -

    - Descuida, creo que es mejor decirlo que guardarlo, además me sentí un poco mejor con tu compañía

    - Es verdad ¿y tu familia?, ¿en dónde están? -

    - Mis padres viven en Moscú y mi esposo... bueno... él no pudo venir...- la chica notó que cuando Lena habló de su esposo su expresión se tornó diferente, como una mezcla de tristeza y enojo, así que ya no quiso indagar más al respecto, después de todo Lena ya se veía bastante mal.

    - Soy Tasya Makarova

    - Soy Lena Katina – Dijo tímidamente, siguieron hablando de otras cosas, pero nada relacionado al tema, de pronto un hombre entró corriendo.

    - ¡Tasya!

    - ¡Vadim!

    El hombre corrió y abrazó a Tasya, se veía muy angustiado, pero ella le explicó que estaba bien para que se tranquilizara, después le presentó a Lena y éste la saludó muy amablemente, Lena le devolvió el saludo, de pronto un médico se acercó y le explicó a Tasya su situación, le explicó que no era nada grave pero aun así debía reposar por 2 semanas y no hacer esfuerzos, tomar sus medicamentos y estaría como nueva, el médico se retiró sin más.

    - Estos médicos, son tan fríos, cortantes y distantes - dijo Tasya algo molesta

    - Yo soy médico – dijo Lena

    - ¿De verdad?, ¿entonces trabajas aquí? -

    - Si, pero tienes razón este médico es muy frío, le falta tacto, y no, yo estoy en el hospital universitario, estoy haciendo mi residencia médica.

    El médico regresó y le entregó a Lena una receta y sus pertenecías

    - Doctora Katina ya estamos tramitando su alta, solo necesitamos unas firmas, no olvide guardar reposo y alimentarse bien, está muy baja de peso, señora Makarov revisé sus radiografías, todo en orden, también ya puede irse a casa.

    - Doctor ¿cómo llegué aquí? – preguntó Lena

    - Anoche un señor vino con usted en ambulancia, dijo llamarse Danil y que era empleado suyo, pero se fue un rato después, por eso le comento que necesitamos unas firmas ¿va a venir alguien por usted, quiere que llamemos a alguien?

    - Yo me haré cargo – respondió Vadim

    - Venga por aquí señor Makarov – Lena decía que no era necesario, pero Tasya le dijo que no se preocupara que él sabe lo que hace.

    - Sabes Lena mi esposo también es Doctor, pero él es Doctor en abogacía, nada se le escapa

    - ¿De verdad? Si, yo también soy abogada, bueno, terminé hace poco – Tasya le guiñó el ojo


    Unos minutos después Vadim regresó y dijo que ya todo estaba hecho

    - Doctora Katina ¿le gustaría que la llevemos a su casa?

    - ¿Qué pregunta es esa Vadim?, claro que la vamos a llevar, ya se está haciendo de noche

    Lena dudó y más porque Tasya también estaba lastimada, pero insistieron, al final Lena aceptó y salieron del hospital. Vadim bajó a un restaurante por algo rápido para llevar y le entregó a Lena una bolsa con pelmeni, después condujo hasta la dirección que Lena les dijo.

    - Tu casa es muy bonita y grande, no olvides tu cena, no comiste nada en el hospital y ya escuchaste al médico debes alimentarte mejor, oye es cierto, no tengo tu teléfono

    Las chicas intercambiaron números, Vadim ayudó a Lena a bajar del auto y les agradeció toda su ayuda, quedaron en volverse a ver para tomar un café y se despidieron, Lena entró a su casa se sentía tan vacía y fría como siempre, la recibió el ama de llaves y al ver su aspecto hizo un gesto de sorpresa pero no dijo nada, seguido de esto Lena le dijo que iba a bañarse y a dormir y no quería que nadie la molestara, cuando iba subiendo las escaleras el ama de llaves le dijo que Sasha había salido, Lena siguió su camino sin voltear a verla, entró a su cuarto se dio una ducha y sintió algo de dolor en todo el cuerpo, miró su cuerpo en el espejo y vio los estragos que la caída le habían ocasionado, se puso la pijama como pudo y vendó su mano, comió un poco de pelmeni y tomo sus medicinas. Lena aguantó el dolor físico, pero las lágrimas salieron solas, el dolor emocional era mucho peor, lloró hasta que ya no pudo más y se quedó dormida.

     
  3. Threadmarks: Parte 3: NO FUE UN ACCIDENTE
     
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    Continuando con el pasado de LENA KATINA

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    Parte 3: NO FUE UN ACCIDENTE



    Al día siguiente su teléfono la despertó

    - ¿Aló? -

    - Lena hija ¿cómo estás? - preguntó Inessa

    Lena no quiso decirle nada de lo que había pasado así que habló como si nada, se contuvo de explotar en llanto, y saludó a su madre con naturalidad, platicaron un rato y ya se estaban despidiendo hasta que Inessa dijo que ojalá la próxima vez ella también pudiera ir a Moscú

    - ¿Qué quieres decir mamá? -

    - Hija pues por Sasha, él llegó ayer, llegó de sorpresa a visitar a sus padres y a nosotros también -

    - Ah ¿y qué les dijo? -

    - Dijo que tú también querías venir pero que no habías podido porque tienes tu examen este miércoles y estabas muy ocupada con tus estudios, ven pronto a visitarnos -

    Lena se quedó en silenció un momento, después se excusó diciendo que iba a ocuparse, se despidió de su madre y colgó, se preguntó a sí misma si ¿acaso cada acción de su esposo estaba destinada a hacerle daño, las cosas que le decía, las cosas que hacía? se llevó las manos al vientre, empezó a dolerle la cabeza, llamó al ama de llaves y pidió algo de comer, preguntó por Danil y pidió hablar con él en la biblioteca

    - Señora Katina discúlpeme por dejarla sola, cuando estaba en el hospital recibí una llamada del señor Kuzmanovic y me dijo que si no me iba del hospital en ese momento me despediría, y verá yo solo tengo este trabajo y mi familia... -

    - ¿Te dijo algo más, preguntó cómo estaba yo? - Lena lo interrumpió


    - No señora, solo me preguntó si usted estaba despierta y me pidió que no hablara con nadie de lo que había pasado -

    - 0K, es todo lo que necesitaba escuchar, quiero que les digas a todo el personal de la casa que no me molesten para nada, estaré en mi habitación o en la biblioteca estos días, diles que solo entren cuando me lleven la comida y no me interesa saber si "él" está o no en la casa, y no te preocupes, nadie te despedirá, ya puedes volver a tus actividades ¿entendido? -

    - Si señora - El hombre se retiró

    Durante los días siguientes Lena se cuidó a sí misma, solicitó unos días en el hospital para reponerse y solo asistió a presentar su examen, se limitó a decirle a sus compañeros y profesores que había sido un accidente al subir las escaleras, cabe decir que aprobó su examen con excelentes calificaciones. Unas semanas después Lena ya estaba más tranquila y había vuelto a sus actividades habituales, de aquel horrible día ya casi no quedaba ninguna marca, su mano había sanado por completo, y ya no le dolía nada, había pensado y pensado mucho las cosas y al final tomó una decisión:

    - "Esto no fue un accidente" -

    Se dijo a sí misma al mirarse al espejo, después tomó su teléfono y marcó

    - ¿Aló, Tasya? - dijo Lena al teléfono -

    - ¡Hola Lena, que gusto saber de ti! ¿cómo has estado? - Preguntó Tasya

    - Mejor, ya me he recuperado, ¿Qué hay de ti? -

    - También, ya estoy bien, pero me estoy llenando de telarañas, no he salido de casa desde el día del accidente, Vadim me ha estado consintiendo mucho, pero extraño andar en la calle, extraño salir, andar en bicicleta, ir de compras y todo eso -

    - Tasya ¿estas libre para ir por un café? -

    Las chicas acordaron verse esa tarde, las dos llegaron puntual y se saludaron, ordenaron algo y hablaron un poco más entre ellas para conocerse mejor.

    - Sabes Tasya, la razón para citarte aquí era para agradecerte lo que tu esposo y tu hicieron por mi ese día, y también para hacerte una propuesta, quisiera contratarte como mi abogada para llevar mi caso -

    - ¿De qué se trata Lena? - preguntó Tasya

    - Quiero divorciarme de mi esposo, veras... -

    Lena le platicó a Tasya toda su historia, habló sobre que ella no quería casarse, pero lo hizo por presión de su familia, para verlos felices, y lo infeliz que ha sido desde el primer día de su matrimonio, los maltratos y abusos por parte de Sasha, así como las sospechas y las confirmaciones de que él le era infiel; a decir verdad, desde que Lena llegó a San Petersburgo no tenía a nadie cercano, en su trabajo tenía muchos compañeros, pero ningún amigo, y como siempre se la vivía entre trabajo y estudios no se daba tiempo en salir a conocer y convivir con otras personas, así que prácticamente Tasya era la única persona en la que Lena había encontrado confianza y amistad.

    - Lena si lo que me estás diciendo es cierto, que horribles cosas has pasado, y ¿recuerdas que te dije que terminé hace poco?, bueno... aunque he participado en algunos casos como apoyo este sería oficialmente mi primer caso, así que ¿estas seguras de querer que yo lo maneje?, ¿si quieres puedo decirle a mi esposo o a alguien de su despacho que se haga cargo, no te daría eso más seguridad? -

    - Me gustaría que lo manejaras tú, no quiero molestar a tu esposo, por el dinero no te preocupes, te pagaré lo que sea, Tasya confío en ti, y solo quiero que me ayudes a resolverlo lo más pronto posible, cada día que paso en esa casa y unida legalmente a ese hombre es una tortura para mi -

    - ¿Hay algo más que no me hayas contado? -

    - Si, no fue un accidente -

    Lena le dijo todo lo que había pasado esa noche, Tasya quedó impactada, estaba furiosa, decía que lo mejor era ir y hacerle lo mismo a Sasha, y que él tuviera un accidente o mínimo golpearlo, pero Lena le dijo que no era necesario, empezó a atar cabos, ahora entendía por qué Lena tenía tanta urgencia de querer librarse de todo aquello.

    - ¿En dónde está él? - le preguntó Tasya

    - Supongo que, trabajando, no lo he visto ni he hablado con él en semanas, pero sé que ya volvió de Moscú porque he visto su auto y su ropa regada en la casa, yo he tratado de mantener mi mente ocupada y enfocarme solo en lo mío, así que casi no estoy en la casa, ese siempre fue uno de sus reclamos, y lo otro que frecuentemente me reclamaba era el que yo no aceptara cambiar mi apellido por el suyo cuando nos casamos -

    - ¡Ay no, que horrible! ¿imagínate adoptar su nombre? - Dijo Tasya haciendo una mueca de desagrado

    Tasya le explicó a Lena todo lo que debía hacer, le pidió paciencia porque esto no se resolvería de la noche a la mañana, también le dijo que a su debido tiempo le solicitaría su expediente médico y otras pruebas, Lena lo entendió y aceptó todo, las chicas se despidieron.


    Durante los siguientes meses Tasya y Lena se reunían en cafés y restaurantes para hablar sobre los avances, a Lena se le notaba de mejor humor y había recuperado peso.

    - Basta decir que él pegó el grito en el cielo cuando se enteró, después tuvo que declarar, luego el papeleo, oh y ayer me reuní con uno de sus abogados y... - Tasya ponía al tanto a Lena

    - Sasha aceptará siempre y cuando sus padres no se enteren de lo que ha hecho - Dijo la pelirroja.

    Lena explicó que Sasha no había estado en la casa desde que recibió la notificación de demanda del divorcio, que se había mudado quien sabe a dónde y que realmente no le importaba. Pasó el tiempo y llegó el día del juicio, los dos se vieron cara a cara y aunque los abogados de él argumentaban su inocencia y equidad al repartir bienes, Tasya supo manejar muy bien la situación, presentó todas las pruebas incluyendo el expediente médico de Lena donde se demostraba que le habían hecho un legrado, entre otras cosas, aunque Vadim también estuvo presente como apoyo, él no tuvo que hacer prácticamente nada, su esposa llevó todo de maravilla por si sola. Al final el juez falló a favor de Lena, le otorgó la casa, a pesar de que ella no buscaba eso, ella solo quería su libertad, y Sasha quedó advertido de no acercarse a ella. Lena agradeció a Tasya y a Vadim por toda su ayuda y fueron a comer algo para celebrar, después regresó a su casa, esta vez solo para hacer sus maletas. Se sentía libre, aliviada y experimentaba una felicidad que desde hace mucho no tenía.

    Ahora venía la otra parte difícil, contarles a sus padres, hacía 2 años que no los veía más que por videollamada, había mantenido todo el proceso en secreto, sabía que si les informaba que estaba divorciándose harían de todo para impedirlo así que cuando hablaban por teléfono solo les decía que las cosas estaban difíciles y asumió que Sasha tampoco había dicho nada por su parte porque de otro modo ya habría señales. Lena aprovechó que había pedido días libres para ir a Moscú, al llegar a la casa de sus padres, estos la saludaron y preguntaron por Sasha, ella les pidió sentarse porque tenía algo importante que decirles.

    - Mamá, papá, Sasha y yo nos hemos divorciado -

    - ¡¿Qué cosa has dicho Lena?! - Inessa se levantó gritando

    - ¿Lena cómo es eso? ¿Qué ha pasado? - preguntó Sergey

    - ¿Eso te hemos enseñado? ¡Elena Katina el matrimonio es algo sagrado! - gritó Inessa

    - Mamá, entiendo eso, pero nosotros en realidad jamás fuimos compatibles, había muchos desacuerdos y discusiones, era incómodo seguir juntos

    Lena habló sobre lo poco que se entendían el uno al otro, y que frecuentemente estaban en desacuerdo, básicamente lo que dijo fueron solo palabras bonitas, realmente no se atrevió a decirles nada sobre los insultos, los abusos, ni sobre el aborto. Inessa estaba alterada y empezó a caminar de un lado a otro, hablando y hablando, Sergey y Lena trataban de calmarla, después de un rato se tranquilizó y abrazó a su esposo.

    - Lena, lo que has hecho no está bien, esperaba que nos dieras la noticia de que ya por fin íbamos a ser abuelos o de que se mudarían a Moscú, ¡No algo como esto! pero somos tus padres y te apoyaremos, siempre hemos celebrado tus logros y aunque ésto no lo es, te ayudaremos a superar esta difícil etapa, nosotros planeábamos irte a visitar pronto, teníamos meses sin verte, te extrañamos hija, perdón por no estar contigo, tu padre y yo hemos tenido mucho trabajo, queremos abrir una segunda clínica y nos hemos enfocado en tratar de iniciar ese proyecto, pero aún no hemos podido - dijo Inessa

    - Lena ¿por qué no nos has dicho nada antes, esto no es de ahorita? ¿qué vas a hacer ahora? - preguntó su padre

    - Lo siento papá, también he estado muy ocupada entre escuela y papeleo, el proceso de divorcio lo quise manejar por mi cuenta, sin que afectara lo laboral, ahora voy a terminar el semestre en San Petersburgo y luego regresaré a Moscú, ya he iniciado mi trámite de cambio para acá -

    - ¿Cómo te ha ido en la residencia? - preguntó Sergey

    La pelirroja les platicó lo mucho que había aprendido y practicado, les habló sobre sus calificaciones, sus maestros, compañeros, y algunos casos clínicos. Sus padres se tranquilizaron, siempre reconocieron el que Lena fuera tan estudiosa e inteligente. Por la noche, cuando Lena se fue a dormir, Inessa habló por teléfono con los Kuzmanovic, y éstos también se mostraron sorprendidos, Sasha no les había contado nada, de hecho, tenían meses sin verlo. Lena se quedó unos días más y antes de irse Inessa y Sergey le dijeron que amaban a Lena, pero que igual no iban a romper lazos con los padres de Sasha -

    - Los Kuzmanovic han sido nuestros amigos incondicionales durante años, espero no te incomode, pero los apreciamos mucho - dijo Sergey

    - No te preocupes papá, jamás pretendí eso, y no me incomoda para nada, Sasha y Yo somos adultos, sabemos lo que hacemos - contestó ella

    Lena tomó el vuelo a San Petersburgo, puso su enorme casa en alquiler y pronto se mudó a un departamento más cercano a la universidad, era pequeño, pero de todas formas no se quedaría mucho tiempo en él. Lena y Tasya siguieron viéndose varias veces, salían al cine, a cenar, a eventos deportivos, Vadim a veces las acompañaba, había forjado una gran amistad con ambos. Justo como dijo, terminó el semestre, se despidió de los Makarov no sin antes decirles que siempre que quisieran serían bienvenidos a visitarla en Moscú y que ella volvería a visitarlos a San Petersburgo.

    - Iremos a verte, la familia de mi madre es de Moscú - dijo Vadim, mientras le daba a Lena un abrazo de despedida.

    Lena regresó a vivir a Moscú, aunque no a la casa de sus padres, rentó un departamento por separado, valoraba su libertad y su tranquilidad, a sus padres solo les dijo que se sentía más a gusto viviendo por su propia cuenta y siendo independiente, de todas maneras, Lena los veía seguido, a veces salía a comer con ellos, iban al teatro, a la iglesia, o después de estudiar los ayudaba en sus cirugías, era realmente buena, tenía mucha agilidad.


    Así pasaron los años, Lena terminó Ginecología y Obstetricia, se graduó con honores y sus padres estaban muy orgullosos de ella por sus méritos. Decidió hacer la subespecialidad de Biología de la Reproducción, por sus logros consiguió una beca e hizo su primer semestre en intercambio en Berlín, Alemania. El viajar y conocer otros lugares y personas le gustó mucho, cuando volvió a Moscú se veía mucho más animada, puso un consultorio en la clínica de sus padres y en sus tiempos libres atendía pacientes.
     
  4. Threadmarks: Parte 4: DE VUELTA A MOSCÚ
     
    Rackerman

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    Aquí veremos como serán los primeros días de la visita de Yulia a su ciudad natal

    ————————————————————————————————————————————

    Parte 4: DE VUELTA A MOSCÚ


    Buscó su equipaje, se retiró los audífonos y se acercó a la puerta, a lo lejos divisó la imagen de una mujer rubia y que cargaba en brazos a una niña de cabello castaño, la pequeña hizo señas para que la bajaran y corrió emocionada

    - ¡Tía Yuli, Tía Yuli! – Gritó la niña de ojos azules mientras Yulia la levantaba

    - ¡Dasha! ¡Qué enorme estas! Mira lo que te he traído - Dijo Yulia mientras le entregaba un lindo peluche de un tigre

    - Yulia estoy tan feliz de verte – Larissa llegó a donde estaban y le dio un fuerte abrazo su hija, estaba llorando de la emoción

    - Yo también mamá, pero no llores, te hará daño -

    - Tonterías Yulia, déjame expresarme, no he visto a mi hija en mucho tiempo, ahora vamos a casa para que te vea el resto de la familia, te están esperando -

    - Imaginé que también estarían aquí, ¿tienen mucho trabajo o por qué no vinieron?

    - Si, tienen trabajo, los dejé cocinando y preparando todo para tu llegada- dijo Larissa riendo

    - ¿Cocinando? ¿En serio? ¡Esto tengo que verlo! – dijo riendo y haciendo una mueca retadora

    Subieron a la camioneta y Larissa condujo, Yulia iba mirando por la ventana

    - “Se ve todo muy diferente” - dijo para sí misma en voz baja

    Estacionaron el auto y un hombre alto y de cabello negro abrió la puerta, era Oleg. Yulia estaba feliz de ver a su padre le dio un abrazo y éste le correspondió el abrazo de una manera tan fuerte que hasta levantó a Yulia del suelo, después le dio un beso en la frente a su hija, le ayudó con la maleta y entraron a la casa. Yulia observó todo y de pronto tuvo un sentimiento de nostalgia, volvió a la normalidad al escuchar que Dasha preguntaba ¿en dónde estaba su papá? y en ese momento un hombre alto, rubio y de ojos azules iguales a los de Yulia salió de la cocina y se acercó

    - ¡Papá, papá mira la tía Yuli ya llegó! – dijo la niña señalando a Yulia

    - Hola hermanito gusto en verte, me encanta ese mandil, combina con tus ojos ¿así que ahora ya eres oficialmente un mandilón? -

    - ¡Cállate, ahora ven y dame un abrazo! – le dijo él mientras sonreía

    Oleg hijo, era prácticamente una copia de su padre, lo único que lo diferenciaba era el cabello rubio, el cual había heredado de su madre, al igual que Yulia, solo que ella prefería teñirlo de negro

    - Papi mira lo que me trajo la tía Yuli – dijo la niña mostrando muy emocionada su nuevo peluche

    - Dasha ve a lavarte las manos ya vamos a comer – dijo la voz de una mujer que en ese momento entró a la sala, ella era alta, piel blanca, cabello castaño y ojos del mismo color

    - ¡Hola Tamara! – dijo Yulia y se acercó a darle un beso en la mejilla a su cuñada

    Durante la comida se pusieron al corriente de lo que había pasado desde la última vez que se vieron, informaron a Yulia de todas las novedades, las altas y bajas en la empresa y ésta a su vez les platicó lo que había hecho, las personas que había conocido, las ciudades en las que había estado y en general les habló de cómo había estado su vida. Oleg jr. hizo un anuncio que sorprendió a Yulia

    - Volverás a ser tía, Tamara está embarazada– Dijo él

    - ¡Wow! ¡Muchas felicidades! ¿Cuánto tiempo tienes? ¿Ya saben que va a ser niña o niño? – Preguntó Yulia emocionada

    - Aun no, apenas son unas semanas, todavía es muy pronto para saberlo, pero esta semana iré a revisión, espero que todo esté bien – dijo Tamara

    - Yo quiero que sea niña, los niños son muy molestos y llorones – Dijo Dasha mientras comía un bocado, esto hizo reír a todos

    Después de terminar de comer Dasha llevó a Yulia a su vieja habitación, obviamente Yulia sabía cómo llegar, pero estaba encantada con todo lo que tuviera que ver con su sobrina y le hacía caso, Oleg entró un momento después para llevarse a su nieta y darle a Yulia la oportunidad de descansar y tener privacidad. Yulia desempacó, la sensación de nostalgia que había tenido al llegar a la casa volvió a aparecer, su habitación estaba tal y como la vio la última vez que estuvo ahí, a pesar de que varias veces en todos esos años le había dicho a su madre que si lo deseaba podía deshacerse de todo, regalarlo o tirarlo a la basura, Larissa insistía en que eso le correspondía a Yulia y que ella prefería no mover nada.

    Recordó cuando se fue la primera vez de Rusia tenía mucha prisa de salir de ahí y ser libre, no odiaba a su país, pero si detestaba que la gente y sus leyes fueran tan cerrados y estrictos, ahora era más madura y pensaba con más calma las cosas, decidió que al día siguiente despejaría su habitación y se desharía de cosas que ya no necesitaba, se dio una ducha, se puso su pijama y en ese momento su celular sonó

    - Yulia, amor ¿por qué no me has llamado? ¿tan pronto te has olvidado de mí? – preguntó una chica

    - Allison, pensé que estarías ocupada – dijo Yulia tranquila

    - ¿Es domingo nena, que más podría hacer? – preguntó la chica con tono irónico

    - Ah no sé, pensé que estarías con Jackson, y los demás – contestó Yulia mientras se acostaba en la cama

    - Aquí estoy con ellos, pero todo es tan aburrido sin ti, te extrañamos -

    - Jaja también yo los extraño, te dejo, acá es muy tarde y estoy agotada por el viaje, debo dormir – dijo Yulia riendo, después colgó, en eso Dasha abrió la puerta

    - ¿Tía Yuli puedo dormir aquí? – preguntó la niña con un tono muy tierno

    - Tu papá me va a decir que te malcrío mucho ¡¿pero qué rayos?! ¡Ven aquí!

    Dasha se acomodó en la cama y al poco rato se quedó dormida. Yulia no quería que su hermano fuera a regañar a la niña así que cargó a su sobrina y la llevó a su propia habitación, la cual a decir verdad era demasiado grande, tenía muchos juguetes y estaba decorada con temática de animales; después regresó a su propia habitación y se quedó dormida. Despertó temprano y decidió salir a correr, cosa que era habitual para ella, fue a un parque cercano a su casa, pero el lugar era pequeño y había ya muchas personas ahí, así que no pudo quedarse mucho tiempo, no corrió a gusto, decidió regresar a su casa, para entonces su familia ya estaba desayunando y se preparaban para hacer su rutina de siempre, su padre y su hermano llevarían a Dasha a la escuela y después se irían a la empresa, Larissa no iría, se quedaría en casa con Tamara y Yulia para hacerles compañía, a pesar de la insistencia de esta última de no modificar sus rutinas

    - No todos los días tengo a mi hija conmigo, prefiero quedarme aquí, además de que ahorita no hay mucho que hacer en la empresa, tu padre y tu hermano pueden encargarse – dijo Larissa.

    Justo como se lo había propuesto Yulia limpió su habitación, su madre le consiguió algunas cajas para que organizara y se ofreció a ayudarle pero Yulia negó con la cabeza y dijo que prefería encargarse ella misma, así que fue a su habitación y de sus muebles sacó su ropa, zapatos, juguetes de cuando era niña, algunos posters, libros y revistas, fue a su closet donde encontró una caja que se le hacía familiar, era su viejo teclado aun en su estuche, sonrió al recordar cuando sus padres se lo regalaron en su octavo cumpleaños

    - Lo probaré más tarde, quizás todavía funcione – dijo la pelinegra poniendo la caja a un lado, junto con un cuaderno donde ella anotó algunas melodías que ella había compuesto hace muchos años; siguió limpiando hasta que prácticamente su habitación quedó vacía, después bajó a la cocina en donde su madre y Tamara preparaban la comida

    - ¿Mamá podrías prestarme el auto?, quiero llevar unas cosas a donar – preguntó Yulia

    - ¿Ya terminaste? creí que te tomaría más tiempo – dijo Larissa

    - Si, quedó mucho espacio, Tamara si gustan pueden usar mi habitación para el nuevo bebé, pueden empezar a decorarla cuando me vaya –

    - Gracias Yulia eres muy amable, pero no te preocupes, Oleg y yo ya lo hemos hablado y usaremos la habitación de Dasha, ahí hay suficiente espacio – respondió Tamara

    - Tonterías, Dasha necesita su propio lugar, además imagínate si esta vez tienes un niño, necesitará un lugar por separado, imagínate a mí y a mi hermano compartiendo una sola habitación, quien aguantaría el olor a sudor y pies apestosos cuando él regresaba de entrenar, yo necesitaba mi propio espacio o me ahogaría con la peste – todas rieron por el comentario de Yulia

    - Bueno lo platicaré con Oleg, todavía falta mucho para que nazca – Tamara agradeció el gesto de su cuñada

    Tamara era una mujer muy amable y hermosa, sus padres eran personas muy mayores y hace tiempo habían fallecido solo con meses de diferencia debido a sus enfermedades, ella se había quedado sola, aun así, trabajó duro y pudo terminar sus estudios, conoció años atrás en una fiesta a Oleg Jr. Salieron durante unos años y después se casaron, eran muy felices en su matrimonio y Dasha llegó tiempo después a alegrar aún más sus vidas.

    Al llegar la tarde Yulia llevó las cosas que iba a donar a una fundación, Larissa le dijo que podía disponer del auto para lo que necesitara, después de dejarlas ahí, recorrió las calles de la ciudad, muchas cosas habían cambiado, algunos viejos edificios si estaban como antes, pero en su mayoría todo se veía más moderno. Estacionó su auto y se puso a caminar, ahora se sentía como turista en su propia ciudad, pero esto era algo natural, hacía muchos años que no vivía en ella, sus regresos a Moscú habían sido escasos, 3 veces en total, la primera vez solo un par de semanas para visitar a su familia, la segunda vez se quedó más tiempo, un día recibió una llamada de su padre donde le dijo que estaban en el hospital y que debían operar urgentemente a su madre, Larissa estuvo muy delicada esa vez, Yulia tomó el primer vuelo a Moscú y después de que dieron de alta a su madre del hospital decidió quedarse a cuidarla hasta que estuvo mucho mejor, se quedó 3 meses, no quería correr el riesgo de perder a su madre, pero esa vez no salió a pasear ni nada, se dedicó exclusivamente a cuidar a Larissa; y la tercera vez fue para la boda de su hermano, pero un día después de la fiesta ya estaba tomando un avión de regreso, se perdió el nacimiento de Dasha, pero la conoció en persona cuando toda su familia fue a visitarla en navidad, cosa que la familia repitió al año siguiente.

    Después de caminar un buen rato llegó al Parque Gorky en el distrito Yakimanka, se veía mucho más grande y bonito de lo que recordaba, había muchas personas disfrutando de él, sintió un poco de frío, se había propuesto beber menos alcohol así que el café o el té son buenas opciones para mantener el calor en lugar del vodka como anteriormente era su costumbre, encontró varias cafeterías unas eran muy grandes pero estaban tan llenas de gente que ni se podían entrar, estaba a punto de rendirse y mejor regresar a su casa cuando vio una cafetería que llamó su atención, no era tan grande como las otras pero la fachada se veía muy bonita y había un letrero que decía que estaba abierto las 24 horas del día, así que decidió entrar, el lugar por dentro no estaba nada mal, tenía un diseño moderno que a la vez transmitía tranquilidad, y más por la música, le gustó mucho, había muy pocos clientes, ordenó algo y una empleada le invitó a conocer el piso de arriba para disfrutar mejor de la vista, Yulia la siguió hasta una mesa junto a una ventana, que a pesar de estar cerrada dejaba ver la belleza de la ciudad, las luces de los edificios empezaban a encenderse debido a que ya estaba anocheciendo, el timbre de su celular sonó y se puso a leer algunos mensajes, novedades de redes sociales, correos, etc.

    Al levantar la vista divisó en el fondo del lugar sentada en un sillón con una pequeña mesa enfrente a una chica, tenía el cabello rojo y rizado, se asombró por lo linda que era, usaba un sweater ámbar, pantalón de mezclilla azul y botas cafés, Yulia sintió que ya la conocía de algún lado, la chica daba un sorbo a su café mientras leía un libro, Yulia no paraba de mirarla, estaba embobada, la chica notó que la observaban y parecía que eso no le había agradado porque miró su reloj, dio un último sorbo a su café, guardó su libro en su bolso y se fue del lugar, Yulia salió de su trance al ver como la chica bajaba las escaleras para irse del lugar, luego vio por la ventana como se alejaba y se perdía entre la multitud.

    - Creo que la incomodé – dijo para sí misma, se quedó un rato más en la cafetería y al terminar su café regresó a su casa, cenó con su familia y se fue a dormir.

    A la mañana siguiente se levantó mucho más temprano que el día anterior, se preparó y subió al auto, decidió ir a correr al parque Gorky, pensaba que por estar más grande e irse más temprano podría correr con más tranquilidad, y tenía razón el lugar estaba prácticamente solo, nada que ver con la tarde del día anterior donde había muchas familias paseando de un lado a otro. Se puso sus audífonos y empezó a trotar, un rato después se detuvo en una fuente a descansar y a lo lejos divisó la silueta de una chica que pelirroja la cual Yulia estaba segura de que era la misma que había visto el día anterior en la cafetería leyendo, se veía trotando muy concentrada y también usaba audífonos, Yulia no quería parecer una acosadora, así que decidió no seguirla y prefirió continuar en lo suyo. Una hora después, estaba exhausta y tenía hambre, si volvía a casa seguramente su madre no la dejaría cocinar y ella misma le prepararía algo, pero no quería parecer niña consentida, además de que Larissa tenía sus propios asuntos y Yulia no deseaba que los interrumpiera por su visita. De lunes a sábado había personal que se encargaba de la limpieza y la comida de la casa, pero en ese momento ella deseaba algo de fuera. Decidió entonces ir a la misma cafetería seguramente tendrían algo bueno para desayunar.

    Entró al local y en la fila estaba formada la misma chica pelirroja que vio un rato antes, ella pidió algo que Yulia no alcanzó a escuchar por la distancia a la que se encontraba y de nuevo subió al segundo piso. La empleada le dio la bienvenida a Yulia quien en un principio tenía la intención de ordenar algo para llevarse para el camino de regreso a casa, pero decidió que mejor desayunaría ahí, quería averiguar quién era esa chica, de verdad era muy bonita, se veía de su misma edad, quizás tendrían cosas en común, pensó en preguntarle a los empleados, pero tal vez ellos la veían seguido o la conocían bien y podrían pensar que está interesada en ella, podrían decirle que estuvo preguntando por ella y quizás la chica pensaría que Yulia era alguna enferma mental acosadora o algo así. Yulia estaba divagando entre sus propios pensamientos hasta que la voz de la empleada la sacó de su trance.

    - Señorita permítame llevarle su pedido a la mesa ¿en dónde le gustaría sentarse? – le preguntó la empleada amablemente

    - ¿Eh? ¡Ah, cierto!... no te preocupes, lo llevaré yo misma, gracias – le respondió

    Yulia tomó su café y su plato y se sentó en una mesa cercana, sintió la necesidad de subir al otro piso y hablar con la chica pelirroja, presentarse y aclarar que no la estaba siguiendo

    - ¡Yulia Volkova si subes y haces eso la chica va a pensar que efectivamente la estas siguiendo! Además de que acabas de correr, apestas a sudor – se reprendió a sí misma

    Terminó rápido de desayunar y esperó un rato más por si la pelirroja bajaba, pero nada. Un rato después recibió un mensaje de su madre diciéndole que saldría a hacer unos trámites para que no se asustara por si al llegar no los veía. Yulia se levantó sin más y salió del lugar, regresó a su auto y condujo a su casa, al llegar se dio una ducha y se acostó en la cama, no podía sacar de su mente a esa chica pelirroja

    - ¿Quién será ella?, siento que la he visto antes, pero ¿dónde?, ¿Será que va al parque todos los días o habrá sido casualidad? – se repetía constantemente, siguió sumida en sus pensamientos hasta que el sueño la venció.


    A las 2:00p.m. Yulia estaba comiendo algo mientras veía televisión en la sala, su celular sonó:

    - ¿Aló, Yulia? ¿estas ocupada? – decía Larissa al teléfono

    - No mamá dime ¿necesitas algo? – preguntó Yulia

    - Yulia no quería molestarte, sé que son tus vacaciones, pero llevo toda la mañana entre papeleo, trámites y Tamara tiene su cita con la ginecóloga a las 3:00p.m. ¿crees que podrías acompañarla por favor? – preguntaba Larissa muy preocupada

    - Claro que si mamá ¿en dónde está Tamara? –

    - La dejé en el centro comercial de compras, había quedado en pasar por ella porque me traje su auto, pero no pensé que esto me tomaría tanto tiempo, tu hermano y tu padre están en una junta en la empresa y no se desocuparán pronto, solo sería que la acompañes para ver que todo esté en orden o por si la Doctora Katina indica algo – Explicaba Larissa

    - Mamá, mamá, no te preocupes, todo está bien, iré con gusto… Dime exactamente en dónde está Tamara para pasar por ella – dijo Yulia muy segura para que su madre se tranquilizara

    - Justo acaba de enviarme un mensaje para decirme que tomaría un taxi a la clínica ¿puedes encontrarte allá con ella? – preguntó Larissa

    - Claro que si – afirmó Yulia

    - Muy bien, la dirección es… -

    - No te preocupes mamá, sé en dónde queda –Yulia la interrumpió, reconoció el nombre “Doctora Katina”, ese era el apellido de la mujer que operó a su madre años atrás, Yulia la recordaba de cuando la doctora les explicó como había salido la cirugía – en seguida salgo para allá – dijo y seguido de esto colgó la llamada.
     
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    Yulia se llevará una gran sorpresa:

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    Parte 5: ¡QUÉ HERMOSO NOMBRE…!


    Yulia se cambió de ropa a lo primero que encontró, un sweater naranja, pantalón de mezclilla, un abrigo, un par de tenis y subió al auto. Manejó rápido y pronto llegó a la clínica, era un edificio de tamaño considerable, parqueó en el primer lugar que encontró y entró corriendo, preguntó a la recepcionista por el consultorio de la Doctora Katina, le indicó que esté se ubicaba en el segundo piso, Yulia corrió para tomar el elevador antes de que se fuera, presionó un botón y este empezó a subir. El elevador se abrió y en la sala de espera estaba Tamara leyendo una revista, aun no era su turno de entrar, la pelinegra se sintió aliviada de haber llegado a tiempo

    - ¡¿Yulia, venías volando?! - Dijo Tamara mientras saludaba a Yulia con un beso en la mejilla

    - Discúlpame, creí que no llegaría a tiempo – decía Yulia agitada

    - No te preocupes, discúlpame tu a mí por interrumpirte de tu descanso para esto, le expliqué a tu madre que no era necesario – dijo Tamara apenada

    - ¡Tonterías! Puede que surja algo, además de que para mí es un gusto – decía Yulia ya recuperando el aliento

    - ¡Señora Tamara Volkova, es su turno, ya puede pasar! - Dijo la enfermera

    Las chicas se pusieron de pie y entraron a la puerta que la enfermera les indicó, al entrar Yulia no podía creer lo que estaba viendo, era la chica de rizos rojos que tanto le había llamado la atención, ¿qué estaba pasando aquí, era una broma? Se cuestionó fuertemente, Yulia recordaba a la Doctora Katina del día de la cirugía de Larissa, la persona de aquella vez era una mujer mayor y de ojos grises, si era pelirroja, pero de un tono más claro, además con algunas canas debido a su edad y su cabello era lacio. Pero la mujer que estaba ante ella en ese momento no era la misma, la persona que ahora estaba frente ella, era la mujer más hermosa que Yulia había visto en su vida, llevaba sus rizos recogidos en una coleta, a excepción de uno que estaba en su frente, tenía muchas pecas, usaba un collar con un dije de un pequeño sol, una blusa verde que combinaba con sus hermosos ojos, una bata blanca clínica desabotonada, un reloj inteligente rojo, un pantalón negro de vestir, y se veía que era más alta que Yulia, pero aun así usaba tacones, lo cual la hacían ver aún más alta.


    La doctora amablemente les dio la bienvenida y las invitó a sentarse, Tamara tocó el hombro de la morena para que saliera de su trance y ella reaccionó, después Yulia retiró la silla para que Tamara se sentara y después ella tomó su lugar en la silla de al lado. La pelirroja pareció reconocer a Yulia, pero no dijo nada, empezó a hablar con Tamara sobre cosas relacionada con su embarazo, y después le dijo que pasaran a la habitación de junto para revisarla, Yulia prefirió quedarse ahí y la doctora dijo que no tardarían, mientras esperaba, Yulia observaba el consultorio, habían muchos libros, algunas decoraciones, recuerdos que Yulia dedujo debían ser de las pacientes que había atendido, en la pared estaba un diploma que decía ‘Reconocimiento otorgado a la Dra. Elena Serguéievna Katina’.

    - Eso lo explica todo, la mujer que operó a mi madre fue la doctora Katina, ¿cómo se llamaba?... ¡ah si Inessa, Inessa Katina!, entonces esta chica debe ser su hija Elena Katina, Elena… Lena… ¡Qué hermoso nombre… le queda tan bien! – dijo Yulia para sí misma


    Escuchó como Tamara y la doctoran volvían, después esta última les explicaba a las chicas que todo estaba en orden, prosiguió a escribir algunas cosas en la computadora y luego les entregó una receta, Yulia parecía escuchar atentamente pero en realidad estaba sumida en sus pensamientos, de pronto tuvo una revelación, ya sabía de donde la conocía, ya sabía por qué se le hacía tan familiar, hace años, el día de la operación de Larissa, cuando la Doctora salió a hablar con ellos para darles información sobre la cirugía, detrás de ella estaba tímidamente la misma chica de rizos rojos, usando uniforme quirúrgico azul, y a su lado un hombre blanco, alto y del mismo color de cabello que Elena, él debía ser su padre, esa vez Yulia no le prestó tanta atención porque lo único que le importaba en ese momento era el bienestar de su madre. La doctora terminó de hablar, las chicas se despidieron, salieron del consultorio y regresaron a la casa. Esa noche, Yulia estaba en su habitación, miraba su cuaderno de melodías y algunos álbumes de fotografías, en sus pensamientos aún estaba la Doctora, le dio un poco de sed y decidió bajar por un vaso con agua y vio a su madre en la cocina

    - ¿Yulia estas bien?, ¿Pensé que ya estarías dormida? – preguntó Larissa

    - Estaba a punto de hacerlo mamá, solo venía por esto – dijo señalando el vaso

    - Muy bien hija, yo también ya me voy a dormir solo estaba terminando de organizar unos papeles –

    Yulia estaba a punto de irse, pero se detuvo en la puerta.

    - Mamá, la doctora que atiende a Tamara… ella sabes si… bueno… ¿tú la conoces? - preguntó Yulia curiosa –

    - Bueno… solo de vista, a mí me ha atendido la Doctora Inessa, su madre, y he ido con ella desde hace muchos años, me atendió de tu hermano y de ti, y luego mi histerectomía, y ella atendió a Tamara cuando nació Dasha, pero poco después de eso Tamara empezó a atenderse con la doctora Elena, porque su madre estaba saturada de citas, por lo que sé, es muy buena y atenta en su trabajo, desde su regreso le ha ayudado mucho a su madre con la carga de trabajo – explicó Larissa

    - ¿Desde su regreso? – preguntó Yulia

    - Si, en una ocasión que acudí a revisión con la Doctora Inessa, vi que ella tenía en su escritorio una bonita foto de una boda, me llamó la atención y le pregunté por la foto, y nos pusimos a platicar un rato, me comentó que estaba muy feliz porque su hija, que también estudiaba para ser médico, acababa de casarse, me mostró a su yerno, medio feo, por cierto – dijo esto último riendo – y luego me dijo que se había ido a vivir a San Petersburgo con su esposo y que ahora estudiaría allá, pero pues ya se regresaron a vivir a Moscú –

    - ¿Su esposo?, ¿entonces está casada?, ¿lo has visto a él? – Yulia se mostraba de verdad muy interrogante

    - Pues si hija, al esposo solo lo vi en la fotografía ¿por qué tantas preguntas? ¿La conoces? – Larissa la miró confundida

    - No mamá, solo tenía curiosidad, ya me voy a dormir – dijo Yulia cortando la conversación, al ver que estaba delatando su gran interés, luego se despidió de su madre dándole un beso en la frente, le deseó buenas noches y regresó a su cuarto.

    Estaba acostada en su cama muy pensativa, esa chica tenía pareja, y no solo eso, ya estaba casada, se sintió triste al pensar esto, quizás era tiempo de olvidar el asunto, Yulia no se metería con una mujer que está en una relación y mucho menos con una mujer que ya está casada, pero un momento, Yulia había visto sus bellas manos y no usaba ningún anillo, entonces no estaba casada o quizás si lo estaba pero se quitaba el anillo para atender pacientes, después de todo, los médicos y enfermeras no usan accesorios cuando están trabajando, un momento, pero si usaba reloj, la cabeza le daba vueltas, divagaba mucho, trataba de resolver el acertijo, se preguntaba a sí misma ¿por qué lo hacía en primer lugar?, se giró hacia un lado de la cama y se puso las manos sobre la cara

    - Yulia Volkova ¿en qué estás pensando? Tu no quieres nada serio con nadie en primer lugar, esa vida de casarse, vivir en una casa y tener una familia, no es para ti, esa es la vida de tu hermano, a ti no te gusta estancarte en nada, lo tuyo es viajar, es no permanecer mucho tiempo en el mismo lugar, es tener amigos, divertirte sin darle cuentas a nadie, a ti no te interesa la estabilidad de esa forma – se reprendía ella sola.

    Al mismo tiempo venía a su mente la Doctora Elena, esta vez sí pudo verla más de cerca, sus ojos, su cabello tan llamativo, era simplemente una diosa, tomó su celular y buscó su nombre en Instagram y Facebook, pero solo encontró su cuenta profesional, fotos y videos con sus pacientes, algunas recomendaciones médicas, nada personal, aun así, en las fotos en las que aparecía se veía hermosa, Yulia siguió mirando su teléfono y no supo en qué momento se quedó dormida.


    Al siguiente día, la alarma de su celular la despertó, era hora de ir a correr, se preparó, subió al auto y nuevamente fue al parque Gorky, se puso sus audífonos, comenzó su recorrido y mientras escuchaba música, en su mente estaba la interrogante de si ese día volviera a ver a la doctora por trotando por ahí

    - ¿Yulia Volkova en qué estás pensando? ¿Para qué quieres verla y qué te hace pensar que ella quiere verte a ti? – en ese momento la vio pasar a lo lejos, concentrada en su recorrido, y escuchando música.

    Optó por no acercarse y correr hacia otro lado, hora y media más tarde decidió ir a la cafetería ya conocida, pero al entrar vio que la doctora Katina estaba al final de la barra platicando con una de las empleadas, Yulia solo se acercó hasta la caja y ordenó solo un café para llevar, volteó a ver a la pelirroja y luego le sonrió, sin más, se retiró del lugar y regresó a su casa.


    Después de darse una ducha, se dedicó a limpiar y probar su teclado, estaba en muy buen estado y funcionaba de maravilla, cerro sus ojos y empezó a tocar una melodía que ella misma había creado años atrás, estaba inspirada, sonaba hermoso, abajo, en la sala estaban Larissa y Tamara mirando la televisión cuando de pronto oyeron la melodía que Yulia tocaba, silenciaron la televisión y solo se dedicaron a escuchar a Yulia, después Yulia tocó otras melodías que a Larissa se le hicieron muy familiares y se le salió una lágrima

    - ¿Larissa que pasa? ¿te encuentras bien? – preguntaba Tamara muy preocupada

    - No, no es nada, es solo que, hacía tantos años que no la escuchaba – dijo Larissa entre lágrimas –

    Tamara le alcanzó una caja de pañuelos que estaba por ahí, Larissa le agradeció y se limpió las lágrimas

    - Había escuchado que Yulia era muy buena con la música, pero esto, ¡wow! es sorprendente – dijo Tamara impresionada

    - Si, escucharla me trae tantos recuerdos, de niña tocaba el viejo piano de mi padre a la vez que cantaba, tiene una voz hermosa –


    Larissa se dirigió hacia un cajón y luego sacó de ahí un viejo álbum familiar, las 2 se quedaron mirando las fotos y no notaron cuando la música se detuvo

    - Vaya mamá no sabía que todavía tenían ese viejo álbum – decía Yulia mientras estaba recargada en la puerta con un vaso de agua en la mano

    - Yulia, ven mira esto con nosotros, había visto fotos de Oleg de más joven pero no pensé que de niño fuera tan bajito – decía Tamara mientras reía

    - Si, mi hermano siempre fue chaparro y feo, pero lo que le ayudó fue el sambo y el bandy – dijo Yulia mientras se sentaba junto a ellas para observar todas esas fotos que les traían tantos recuerdos.


    La sala de la casa Volkov estaba llena de fotos de toda la familia, pero lo que más abundaban eran los trofeos, medallas, fotografías y reconocimientos de Oleg Jr., el cual desde niño practicaba sambo, su padre lo había inscrito ya que él mismo había sido campeón cuando era joven, y al entrar en la universidad Oleg Jr. También se unió al equipo de bandy.

    - Recuerdo que fui a verlo a una competencia, en ese entonces apenas empezábamos a ser novios – dijo Tamara

    - ¿A poco no te molestaba la peste? – preguntaba Yulia entre risas

    - No, siempre me pareció muy apuesto cuando usaba su uniforme –

    Tamara sabía que, aunque a Yulia y Oleg Jr. Les gustaba molestarse mutuamente, era su manera de llevarse y demostrarse cariño el uno al otro, ellos eran muy unidos, en el fondo se querían mucho y confiaban entre ellos. Supo mediante una conversación que tuvo años atrás con Larissa que cuando Yulia estaba en su adolescencia sufrió mucho porque en la escuela la molestaban por sus preferencias sexuales y por cómo se vestía, y esto venia tanto de compañeras como de compañeros que le ponían apodos y la ofendían de muchas maneras, entonces un día después de clases unos chicos trataban de humillarla y aprovecharse de ella, pero lo que no sabían era que su hermano, que en ese entonces ya estaba en la universidad, pasaría por ella para llevarla a casa, entonces, cuando Oleg Jr. Se percató que del otro lado de la calle Yulia salía del colegió, unos chicos empezaron a empujarla y a hacerle comentarios homofóbicos, él inmediatamente corrió y arrojó a uno de ellos al piso, a otro lo golpeó tan fuerte en la cara que cayó inconsciente, y a otro le dobló el brazo, los demás huyeron, incluyendo a un par de chicas que también estaban molestando a Yulia, porque Oleg Jr. Les gritó que él no se detendría solo porque ellas eran mujeres.


    Larissa dijo que esa había sido la única ocasión en la que su hijo causó problemas, que casi es arrestado y que a pesar de que ellos (sus padres), en un principio querían castigarlo, cuando Oleg Jr. Les explicó que si se trataba de defender a su hermana o a alguien de su familia él lo volvería a hacer sin pensarlo, Larissa y Oleg terminaron por reconocerle a su hijo su valor y su lealtad hacía su hermana, al final solo le hicieron un llamado de atención, pero su padre se sintió muy orgulloso una vez más de su primogénito, Larissa confesó sentirse muy triste porque Yulia no les había dicho nada sobre que la molestaban el colegio, pero afortunadamente luego de la gran intervención de su hermano, jamás la volvieron a molestar.


    Las 3 mujeres pasaron el rato viendo fotografías; ya por la tarde el resto de la familia regresaba de sus actividades y el día transcurrió con normalidad, Yulia de verdad disfrutaba pasar tiempo con ellos. Por la noche antes de dormir Yulia estaba en videollamada con sus amigos

    - ¿Y has conocido a alguien? – preguntaba una chica de cabello rubio, era Allison

    - ¡No! ¿cómo crees?, solo vengo a visitar a mi familia ¿Qué novedades tienen allá? –

    - Pues Jackson y Yo presentamos el proyecto que teníamos pendiente y ya cerramos el trato con la empresa que queríamos – dijo un chico rubio de ojos verdes, llamado Ronald

    - Sam y Lily están resfriadas y pues yo solo tuve una clase en todo el día así que salí temprano de la escuela, todo está muy aburrido, ¿cuándo regresas nena? – preguntó Allison

    - En una semana o 2, apenas me estoy acostumbrando a la comida, el horario y el ambiente de Moscú -

    En ese momento Dasha volvió a entrar en la habitación preguntando si podía dormir en el cuarto de Yulia otra vez

    - ¿Y esa voz? – preguntó curiosa Allison

    - Es mi sobrina, Dasha ven mira y saluda, ellos son mis amigos – Yulia cargó a la niña para que pudiera ver la computadora, todos saludaron a la pequeña y Allison reconoció el peluche de tigre que la niña cargaba, ella misma había acompañado a Yulia a elegirlo a la juguetería

    - ¡Hi! – se limitó a decir Dasha quien apenas empezaba a aprender inglés -

    - Debo colgar chicos, tengo que dormir a esta pequeña porque mañana va a la escuela muy temprano – Todos se despidieron y Yulia le contó una historia a su sobrina, la cual 15 minutos después ya estaba profundamente dormida, Yulia fue a dejarla a su habitación y luego se fue a dormir.


    El jueves temprano fue igual que los días anteriores, Yulia despierta temprano y va a correr al parque Gorky, de nuevo ve a Lena y no hace nada por presentarse, decide seguir en lo suyo, y al terminar va a la cafetería como ya se le había hecho costumbre, esta vez es Yulia quien llega primero a ordenar y pide algo para desayunar ahí, como siempre los empleados la tratan amablemente, se sienta en una silla y al poco tiempo ve a la pelirroja entrando, se veía más agotada que los otros días, tanto que hasta varios de sus mechones que anteriormente estaban sujetados en una coleta ahora están en su cara; la chica toma aire, se quita los audífonos, ordena algo y se va al piso de arriba. Otra vez Yulia estaba pensando en ella y en lo linda que se veía con su cabello todo alborotado debido al esfuerzo de haber corrido, sonrío y bebió su café, seguía pensando, pero ahora sobre su propio cabello el cual tuvo que dejarse crecer durante 3 años, debido a que había perdido una apuesta con uno de sus amigos, decidió que ya era tiempo de cortarlo, terminó su desayuno y se fue del lugar, condujo a su casa, se dio una ducha y durmió un par de horas.
     
  6.  
    Rackerman

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    Continuando con esta historia:

    ———————————————————————————————————————

    Parte 6: KARAOKE Y PATINAJE


    Al despertar buscó la dirección de un salón de belleza y acudió al lugar, había varias personas por delante, y aunque accedieron a atenderla sin cita, le tocó esperar un buen rato, cuando finalmente fue su turno, dijo el estilo de como lo deseaba, así como también un retoque de tinte negro, horas más tarde Yulia salía del lugar, fue un gran cambio de imagen, regresó a casa y al entrar Larissa y Tamara se sorprendieron por el cambio de look de Yulia y la halagaron, más tarde cuando llegaron Oleg, su hijo y su nieta, también quedaron sorprendidos pero les gustó el cambio.

    - Te vez mucho mejor así, ya no voy a confundirte con el trapeador - dijo Oleg Jr. Riéndose.

    Yulia le dio un golpe a su hermano en el brazo mientras ella también reía. La familia cenó y después cada uno se fue a sus respectivas habitaciones. Yulia mensajeaba con sus amigos, pero esta vez eran sus amigos de Moscú a quienes había conocido cuando estaba en la universidad y que no había visto desde que fueron a la boda de su hermano. Acordaron verse la noche siguiente para ir a cenar a un bar que además tenía karaoke y luego el sábado por la tarde irían a patinar, a pesar de no ser invierno, había unos cuantos lugares en la ciudad con pistas de hielo a los cuales podrían ir a divertirse, después de terminar de mensajear se durmió.


    El viernes despertó temprano como era habitual, y condujo al parque Gorky, bajó de su auto y empezó a correr, miraba hacia todas partes buscando a la linda doctora pelirroja, pero para su sorpresa no la vio por ningún lado. Hora y media más tarde se dirigió a la cafetería esperando encontrarla ahí, pero nada, optó por no ir al segundo piso a revisar si ella estaba arriba, ni tampoco preguntarles a los empleados para no delatarse, pidió solo un café y se quedó un rato más por si la chica aparecía, pero jamás llegó, empezó a preocuparse y a preguntarse ¿qué tal si algo le había ocurrido?, ¿estará enferma?, luego recordó en donde era seguro encontrarla, su consultorio, pero no podía llegar así como así, ¿sacar una cita?

    - ¡No!... ¡No eres ninguna degenerada! – se reprendió a sí misma, era una idea muy descabellada sacar una cita con la intención de ver y hablar con la doctora, dio un largo suspiró e hizo a un lado todas esas ideas.

    Después de terminar su café regresó a casa, se dio una ducha y ayudó a su madre con unas cosas. Eran ya las 7:00 p.m. Yulia salía de ducharse y se preparaba para salir, se puso poco maquillaje, como era su costumbre, además de una blusa verde, chaqueta negra, pantalón de mezclilla azul y botas negras, y salió rumbo al bar.

    Al llegar saludó muy entusiasmada a Raisa, Anika, Veronika y Yuri, sus antiguos amigos de la universidad. Raisa era una chica rubia de ojos cafés, Anika una chica cabello castaño y ojos color cafés era su novia, ellas vivían juntas desde hacía ya muchos años en un departamento que estaba muy cerca de donde vivía Veronika quien tenía el cabello castaño y ojos grises, ella estaba casada desde hacía 2 años con Yuri, un chico cabello negro, ojos cafés, bastante alto a comparación de las chicas que lo acompañaban esa noche.


    Todos estaban muy felices de ver a Yulia, caminaron juntos hasta llegar a una mesa y empezaron a platicar y a brindar por los viejos tiempos, Yulia se disculpó por no asistir a la boda de Yuri y Veronika, en esa ocasión ella estuvo muy ocupa con unos negocios que no podían esperar, ellos no se enojaron para nada y entendieron las razones; hablaron sobre sus trabajos, a todos les estaba yendo muy bien, así pasaron un buen rato. Al fondo se escuchaba música, y de vez en cuando alguno de los clientes subía a un pequeño escenario a cantar, sin embargo, Yulia y sus amigos no le prestaban mucha atención a eso, hasta que…

    - Vaya esa chica tiene una hermosa voz – dijo Veronika

    Los chicos que estaban entre risas, platicas, botanas y bebidas voltearon hacia donde ella estaba mirando, de pronto Yulia quedó boquiabierta, no lo podía creer

    - ¿Doctora Katina? – dijo la pelinegra en un tono apenas audible, ante ella estaba la chica pelirroja llevando el cabello suelto y estaba usando un saco abierto en ‘V’ color negro y un pantalón del mismo color, se veía tan sensual -

    - ¿Qué dijiste? – pregunto Anika - ¿Yulia?... ¿Yulia? – no hubo respuesta

    La pelirroja terminó de cantar y fue a sentarse a una mesa que estaba al otro extremo del bar, allí había otras 2 personas sentadas, un hombre y una mujer, la chica reía feliz con ellos

    - ¡Yulia! – Veronika la llamó por su nombre a la vez que le sacudía el hombro a la pelinegra, haciendo que regresará a la tierra

    - ¿La conoces?, anda dinos ¿Quién es ella? – preguntaba Raisa curiosa

    - No, no la conozco… se parece a alguien, pero no, no es... yo solo… me confundí – dijo Yulia entre palabras que más parecían titubeos o tartamudeos.


    Todos se miraron entre sí y cambiaron de tema, aunque claramente notaban como Yulia “disimuladamente”, de vez en cuando giraba la cabeza en dirección hacia la mesa en donde estaba esa chica, también se dieron cuenta de que Yulia la siguió con la mirada cuando la pelirroja se fue del bar en compañía de sus amigos. Los chicos estuvieron ahí hasta las 12:00 a.m. y luego se despidieron, en todo el camino de regreso Yulia no podía sacar de su mente la imagen de la pelirroja, esta situación con ella ya se estaba convirtiendo en algo muy inquietante, el verla vestida así había despertado en Yulia sentimientos de verla más de cerca, hablar con ella y quizás, ¿besarla?... Llegó a su casa, pero incluso después de darse una ducha para tratar de relajarse, ya no pensaba en nada más que en la doctora Elena Katina, no podía dormir, miró su reloj y eran las 3:30 a.m. No tenía idea de cuánto tiempo llevaba dando vueltas en su cama, de pronto el sueño la venció.

    Eran las 12:00p.m. del sábado

    - ¿Yulia?, ¿Yulia? – Larissa la llamaba mientras tocaba la puerta.

    Yulia abría los ojos con algo de pesar

    - Adelante mamá, está abierto – Dijo Yulia toda adormilada

    - ¿Yulia no dijiste que hoy irías a patinar con tus amigos? – preguntó Larissa

    Yulia miró su reloj, se levantó de golpe, no podía creer que era tan tarde, habían acordado que los chicos pasarían por ella a las 2:00p.m. apenas y le daba tiempo de ducharse y comer algo rápido.

    - Yulia tranquila o te dolerá la cabeza por la resaca – decía Larissa tratando de hacer que su hija tomará las cosas con calma

    - No tengo resaca mamá, a lo mucho tomé 3 tragos, es solo que anoche no podía dormir –

    - ¿Por qué?... ¿Algo te preocupa? – preguntó Larissa, Yulia se detuvo un momento -

    - No mamá todo está bien – respondió la pelinegra.

    Larissa notaba que desde hace varios días su hija estaba más pensativa de lo normal, pese a no haberla visto en mucho tiempo ella la conocía muy bien, pero no quería indagar en su vida privada.

    - Bueno, cualquier cosa sabes que puedes decírmelo, por cierto, venía a decirte que saldremos, es el aniversario de bodas de los Kuznetsov y darán una gran fiesta, posiblemente regresemos hasta tarde – dijo Larissa

    - Está bien mamá, diviértanse – dijo Yulia

    Después de ducharse se puso una blusa blanca, un pantalón negro, tenis y a la hora acordada los chicos pasaron por ella. Llegaron a la pista de patinaje, todos se estaban divirtiendo mucho, bromeaban y se tomaban fotos, de pronto, Yulia sintió que la observaban, instintivamente giró su cabeza y vio a la Doctora Katina entre la multitud, era ella quien la miraba, esto ya era más que una simple coincidencia, ya era una clara señal de que debía hablarle, por lo menos saludarla o algo, pero ¿cómo?, Yulia notó que ella estaba acompañada por un hombre y una mujer, e inmediatamente reconoció que eran las mismas personas del bar de la noche anterior, sacudió su cabeza y siguió dando vueltas en la pista con sus amigos.

    De repente, un par de chicos que también estaban patinando por ahí empezaron a empujarse el uno al otro, llevándose muy rudo entre ellos, y haciendo competencias absurdas de velocidad, Yulia vio como uno de ellos perdió el control y se dirigía justo hacia donde estaba la pelirroja, así que sin pensarlo se atravesó interceptando el golpe, recibiendo ella el impacto, lo que provocó que cayera al piso y se lastimara. La pelirroja al ver a Yulia en el suelo se asustó, pronto los amigos de Yulia llegaron, entre ellos y el hombre que acompañaba a la pelirroja se fueron sobre los revoltosos que provocaron todo, seguridad llegó y se llevaron a los chicos. Veronika se acercó a Yulia para ver cómo estaba, la pelinegra trataba de ponerse de pie, pero no podía, Yuri y el amigo de la pelirroja ayudaron a sacar a Yulia de la pista y la sentaron en una banca, le sangraba el brazo provocando que su blusa, antes blanca, ahora estuviera toda salpicada de sangre y su pantalón se había rasgado de la parte de la rodilla dejando ver que también le estaba sangrando. Querían llevar a Yulia a un hospital, pero ella se reusaba, afirmando estar bien.

    - Solo llévenme a casa – dijo tratando de aguantarse el dolor y las ganas de llorar

    - Permíteme revisarte – dijo una voz, era la chica pelirroja, los amigos de Yulia reconocieron que era la misma chica del bar. La pelinegra no dijo nada solo asintió con la cabeza

    - ¿Quién es usted? - preguntó Anika curiosa

    - Disculpen, no me he presentado, soy Elena Katina, soy médico – dijo la pelirroja – ¿Cuál es tu nombre? – preguntó mirando a Yulia a la vez que se agachaba para estar a su altura

    - ¿Yulia?... ¿Yulia? – Raisa la llamaba a la vez que agitaba su mano frente a los ojos de la pelinegra para tratar de hacer que reaccionara

    - Ah si… Yu… Yul… Yulia Volkova – dijo Yulia otra vez entre tartamudeos

    Sus amigos no creían que la siempre segura Yulia Volkova ahora estuviera tartamudeando, quizás eran secuelas del golpe tan fuerte que acababa de recibir, por otro lado, Yulia no podía creer lo hermosos que eran los ojos verdes que ahora tenía frente a ella, ahora podía verlos más detenidamente, y esas pecas, le daban un tono muy tierno a ese bello rostro. La doctora examinó a Yulia, revisó su tórax, brazo y su rodilla, luego se puso de pie

    - Yulia, aparentemente no tienes ninguna fractura, pero lo ideal sería que fueras a un hospital para que te atiendan las heridas – dijo la pelirroja

    - No, no… yo solo… prefiero ir a casa – respondió Yulia

    - Bueno entonces permíteme acompañarte a tu casa, yo te curaré las heridas – dijo la Doctora

    Yulia asintió, los chicos se miraron entre sí, no sabían que estaba pasando, tenían más preguntas que respuestas, Yuri subió a Yulia al auto y la doctora dijo que los seguiría en su propio auto, en el camino Yulia miraba por la ventana trasera y no podía creer que la pelirroja de verdad venía detrás de ellos. Los amigos de Yulia no entendían tan extraña escena

    - Yulia, deberías avisarles a tus padres lo que pasó – dijo Anika, Yulia les explicó a sus amigos que toda su familia había salido y no quería alarmarlos, pero que ya les había enviado un mensaje.


    Llegaron a la casa de Yulia y la llevaron a su habitación, notaron que esta estaba casi vacía solo se veían la cama, un par de muebles, la televisión y el teclado en su estuche, pero no hicieron ningún comentario, mientras tanto Lena sacaba de su auto una pequeña maleta la cual contenía gasas, antiséptico, suturas, etc., luego siguió a Raisa hasta la habitación de Yulia, antes de retirarse las chicas avisaron que estarían abajo en la sala con Yuri por si ocupaban algo. La doctora ayudó a Yulia a quitarse la ropa y ponerse algo más cómodo, después preparaba las cosas que utilizaría, Yulia no decía nada solo la observaba algo temerosa

    - ¿Qué ocurre? – preguntó la pelirroja

    - ¿Me vas a suturar?... es que… no me gustan las agujas – dijo Yulia asustada, este comentario hizo reír a la Doctora

    - No, no requieres sutura, pero vas a sentir presión cuando pase las gasas así que posiblemente eso si vaya a dolerte –

    - Está bien – asintió Yulia mientras se sentaba en su cama

    Lena empezó a curarle las heridas, usó un antiséptico que no ardía así que todo fue menos molesto, luego revisó el pie de Yulia y este estaba ligeramente inflamado, después de terminar la doctora le hizo algunas recomendaciones a Yulia

    - Gracias por curarme… – dijo Yulia sonriendo

    - ¡Gracias por salvarme! – dijo la pelirroja, a la vez que también le devolvía la sonrisa

    Yulia estaba sorprendida, entonces la pelirroja si se había dado cuenta de que todo aquello había sido para que ella no saliera herida

    - ¿A qué te refieres? – preguntaba Yulia

    - Por favor… ¿Yulia verdad?... – dijo la doctora un poco molesta mientras movía las manos - estabas prácticamente del otro lado de la pista, y de pronto, te atraviesas para que ese chico no llegue hasta a mi… fue un movimiento muy valiente y atrevido, pero también muy estúpido… y de verdad… te lo agradezco – dijo ya más calmada –

    Hubo un silencio, pero ambas estaban mirándose fijamente a los ojos, fue Yulia quien rompió el silencio

    - No quería que la lastimaran Doctora – dijo Yulia bajando la cabeza, de pronto sintió como tomaban su mano, lo que hizo que levantara la mirada de nuevo

    - Puedes llamarme Lena – dijo la pelirroja

    - Soy Yulia - dijo Yulia mientras le sonreía

    Quien sabe cuánto tiempo estuvieron mirándose y tampoco habían notado que estaban muy cerca una de la otra, de pronto escucharon que tocaron la puerta, las chicas se alejaron y Yulia indicó que podían entrar, eran Yuri y Anika

    - Yulia ¿te molesta si las chicas y yo ordenamos algo de comer? – dijo Yuri, ninguno quería irse hasta asegurarse de que Yulia estuviera bien y sus padres regresaran

    - Claro chicos, ¿pueden pedir pizzas y pasta?, tengo días que no como otra cosa que no sea comida rusa – dijo Yulia, esto hizo que Lena la mirara algo confundida

    - Seguro – afirmó Yuri

    - ¿Chicos podrían por favor pedir esto de la farmacia, son solo unos analgésicos para Yulia? – preguntó Lena

    Los chicos asintieron y salieron de la habitación

    - ¿No te gusta la comida rusa? – preguntó Lena curiosa

    - No es eso, es solo que, desde que regresé lo único ruso que no he comido o bebido es café, y estoy acostumbrada a otra variedad de comida – respondió Yulia mientras reía

    - ¿Desde que regresaste? – la curiosidad de Lena aumentaba

    - Si... veras, yo vivo en Estados Unidos y apenas el domingo regresé a Moscú a visitar a mi familia – explicó Yulia


    Yuri fue personalmente a la farmacia y trajo las pastillas que Lena solicitó. Yulia recibió la llamada de su padre preguntándole que había pasado y ésta para no preocuparlo solo les dijo que se había caído en la pista de patinaje pero que no era nada grave y que estaba bien, y que además estaba acompañada por sus amigos, Oleg le informó que llegarían en una hora. Las pizzas llegaron rápido y todos comieron en la habitación de Yulia, bromeaban y le hacían algunas preguntas a Lena para conocerla mejor y ella a ellos, de vez en cuando las miradas de Yulia y Lena se cruzaban, pero disimuladamente la desviaban hacía otro lado, fue Raisa la que se atrevió a preguntar por qué la habitación de Yulia lucía tan vacía, y ella les explicó que dejó solo lo indispensable.

    Cuando la familia de Yulia regresó estaban sorprendidos, no solo por el estado de la pelinegra, sino también por el hecho de que la Doctora Katina estuviera en su casa, y que haya sido ella quien le curó las heridas a Yulia, la Doctora se presentó formalmente con ellos y estos a su vez se mostraron muy agradecidos con ella, Oleg preguntó cuánto dinero le debían, pero Lena negó y dijo que lo hacía con mucho gusto. Empezaba a hacerse tarde, los amigos de Yulia se despidieron de ella y de su familia para dejarla descansar y se mostraron en la mejor disposición de ayudarla por si necesitaba algo. Lena se despidió de Yulia y antes de marcharse solicitó a los padres de la pelinegra si le daban permiso de regresar otro día a revisar a Yulia, ellos volvieron a sorprenderse, pero aceptaron encantados.


    Mientras tanto, en su habitación Yulia estaba como flotando en las nubes, soñaba despierta con la imagen de la Doctora, ni siquiera se había tomado las pastillas todavía, pero no le dolía nada, de pronto escuchó que tocaban la puerta y esto la hizo regresar a la tierra, eran Oleg y Dasha

    - Tía Yuli, ¿te duele mucho tu brazo? – preguntó Dasha mientras subía a la cama de Yulia

    - ¡¿Yulia Olégovna Volkova por qué minimizaste todo?!, ¡esto no es nada!, ¿qué fue lo que pasó? – preguntó algo molesto Oleg

    - ¡Unos idiot…! - se detuvo a taparle los oídos a Dasha, y luego continuó – Unos idiotas estaban compitiendo entre ellos, luego uno que era tan estúpido que no pudo frenar, chocó conmigo y me hizo caer al suelo, no quería preocuparlos, sabía que ustedes regresarían antes de su fiesta si pensaban que era algo grave, yo quería que se divirtieran, mis amigos me trajeron y la Doctora Katina quien presenció todo vino a ayudarme – explicó Yulia

    - ¡Uy! ¿entonces no resultó tan mal? Lograste que la doctora sintiera lástima por ti y viniera personalmente a tu casa a tratarte – dijo Oleg Jr. que estaba en la puerta junto con Tamara, ella al escuchar esto le dio un golpe en el hombro a su esposo

    - Oleg ya basta, no fastidies a tu hermana – lo reprendió su padre

    - Perdón papá, es solo que, me cuesta creer que mi hermana, la que sabe patinar muy bien desde que tenía 4 años, no haya podido esquivar a un zoquete, que terminara así y que además no haya dado pelea, si cuando éramos niños ella era la que me mandaba a mí al hielo – respondió Oleg jr.


    Larissa entró a la habitación con una taza de té

    - ¡Ya basta!, parecen unos niños, ¡Oleg discúlpate con tu hermana! – lo reprendió Larissa

    - Lo siento Yulia, pero si los vuelves a ver me dices quienes fueron y yo voy y les rompo el cuello – dijo Oleg jr.

    - No digas esas cosas frente a la niña – lo regañó Tamara

    - Mi hermano como siempre tan tierno – dijo Yulia de forma irónica, pero a la vez agradeciendo el apoyo y le dio un abrazo a su hermano, después él salió de la habitación junto con su esposa e hija, dejando a solas a Oleg, Larissa y Yulia

    - Toma tus medicinas – Larissa le dio a Yulia la taza de té, y esta tomó las pastillas

    - Te dejaremos descansar, mañana vendrá la Doctora Katina a visitarte - dijo Oleg

    - ¿De qué hablas papá? – preguntó Yulia confundida

    - Veras, antes de irse la Doctora nos pidió permiso para venir a revisarte mañana, no dijo a qué hora, pero nos dejó su número por cualquier cosa, aunque creo que Tamara ya lo tenía – dijo su padre

    - Por ahora descansa – Larissa le dio un beso a su hija en la frente y ambos salieron de la habitación


    Yulia se puso la almohada en su cara para que no la escucharan y soltó un grito de emoción, ni en su adolescencia se había sentido tan soñada, parecía una niña, estaba tan emocionada por todo lo que había pasado ese día, no resultó nada mal, las heridas y el golpe no le dolían nada, quizás eran las pastillas, pero un momento acababa de tomárselas, no tienen un efecto tan rápido, o quizás todo se debía a que Lena estuvo en su cuarto, cuidando de ella, y no solo eso, ella volvería al día siguiente, y quizás podría volver otro día

    - Ella solo está siendo amable, después de todo es médico, te ve solamente como una paciente, no hay otra razón por la cual quisiera volver a verte, ¿o sí? – luego dejó salir un gran suspiro - ¡¡Que semana tan extraña!! – se dijo así misma, Yulia durmió muy feliz esa noche.
     
  7. Threadmarks: Parte 7: ¡¡QUÉ SEMANA TAN EXTRAÑA!!
     
    Rackerman

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    Continuamos con esta historia


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    Parte 7: ¡¡QUÉ SEMANA TAN EXTRAÑA!!


    Entró a su departamento, dejó su bolsa en una pequeña mesa, se dio una ducha, se colocó su pijama, se sentó frente al espejo para secarse el cabello y se detuvo un momento, notó que últimamente estaba más estaba más pensativa y analizadora que de costumbre, pero eso no era malo, había algo, o, mejor dicho, alguien que rondaba en su mente casi todo el tiempo y ahora por fin sabía su nombre: Yulia Volkova, y no era la primera vez que se veían:


    “Hace varios años, después de una de las primeras oportunidades que sus padres le permitieron entrar a un quirófano a asistirlos, una inexperta y tímida Lena Katina estaba atenta a la retroalimentación que su padre le daba sobre el procedimiento, pero alcanzó a ver como al fondo del pasillo su madre daba informes a los familiares de la paciente que acababan de operar, entre ellos había una chica de cabello oscuro algo despeinado, se veía muy linda y pequeña

    - ¿Me estas escuchando? – preguntó Sergey

    - Ah si papá, lo siento – se excusó Lena

    - Bien cómo te decía, debes asegurarte de colocar bien la pinza para hacer hemostasia antes de que… - Sergey seguía hablando y Lena optó por mejor concentrarse en lo que su padre le decía; desde entonces no la había vuelto a ver.”


    Volviendo a la actualidad, Lena repasaba como había estado su semana: el domingo anterior recién regresó de San Petersburgo, finalmente había decidido poner en venta la casa en la que ella y su exesposo una vez vivieron, ya no volvería a habitarla, además de que solo le traía malos recuerdos, para ella jamás fue un hogar, lo mejor era deshacerse de ese lugar de una buena vez, así que fue por unos días a buscar una inmobiliaria que se encargara de la venta. También había aprovechado para visitar a Tasya y a Vadim, a veces ella viajaba a San Petersburgo solo para verlos y a veces ellos venían a Moscú para visitarla, se habían vuelto sus mejores amigos, Lena contaba con ellos para lo que fuera, de hecho, habían acordado que el viernes siguiente irían a visitar a la familia de Vadim a Moscú y aprovechando que el cumpleaños de Lena estaba cerca, a escasas 2 semanas, pasarían por ella para ir a celebrar, tal vez ir a bailar o algo, a ellos les gustaba mucho andar en bicicleta, salir a patinar, ir al cine, etc.

    La pelirroja disfrutaba todo esto y le servía para desestresarse, los últimos meses solo se enfocaba en su rutina que consistía en salir a correr todas las mañanas al parque Gorky, por ser el más cercano a su departamento, después ir a desayunar algo al café ‘Luna’, luego se arreglaba para ir a clases, por las tardes consultaba pacientes, y también frecuentemente realizaba cirugías de ella o ayudaba de vez en cuando a sus padres con las suyas. El lunes por la tarde, después de salir de su consultorio, decidió ir al café, los empleados la conocían muy bien debido a sus frecuentes visitas, así que después de saludarlos Lena subió al segundo piso, como ya era su costumbre, a beber un café y leer un libro que Tasya recién le había regalado, un rato después sintió que la observaban levantó la vista y vio a una chica de cabello oscuro un poco largo, que la miraba embobada, Lena trató de volver a su lectura pero ya no pudo concentrarse, la chica seguía mirándola y eso la hizo sentir extraña, miró su reloj, se estaba haciendo tarde, estaba cansada así que recogió sus cosas y se marchó, al salir del café sintió la necesidad de mirar atrás y ver si aun la observaban pero optó por no hacerlo y regresó a su departamento el cual estaba a escasas 5 cuadras de ahí.


    El martes por la mañana se levantó temprano y salió a correr, inesperadamente la chica de cabello negro también estaba en el parque, Lena al principio no le prestaba mucha atención, pero poco después, al llegar al café la chica también apareció ahí

    - ¿Acaso me está siguiendo? – se preguntaba a sí misma.

    Por la tarde, mientras estaba en su consultorio entró una de sus pacientes acompañada ni más ni menos que por la misma chica, Lena saluda a ambas chicas, pero de nuevo no le presta mucha atención, además la chica de cabello negro no hizo nada por presentarse y prácticamente ni habló, tampoco parece creer el hecho de que ambas se estén viendo nuevamente y esta vez más de cerca, después de atender a la paciente las chicas se marcharon y Lena se quedó pensando

    - Volkova, ese es el apellido de mi paciente, ¿entonces la otra chica será su hermana, su prima, su cuñada, o solo una amiga?, físicamente no se parecen en nada, pero vaya que tiene unos lindos ojos – Lena rio un poco al decir esto último.

    La mañana siguiente vuelve a ver a la chica en el parque, ya son muchas coincidencias como para solo ignorar el asunto, aunque Lena tenía sus dudas respecto a la chica, ella no le parecía ser alguien con malas intenciones. Después de correr un poco, decide ir a desayunar al café, al llegar se pone a platicar con una de las empleadas, acto seguido la pelinegra aparece, justo como Lena lo deseaba, no lo admitía, pero una parte de ella sentía curiosidad por la chica y quería verla, ¿o quizás algo más que una simple curiosidad?, esta vez la chica le sonríe y después de pagar su café se retira, Lena se sintió un poco decepcionada, esperaba poder iniciar una conversación con ella pero no reaccionó a tiempo, había desperdiciado su oportunidad.

    El jueves Lena comenzó su recorrido deseando que la chica apareciera, de pronto la vio al otro lado de la fuente, ese atuendo deportivo color negro la hacía ver tan sexy, Lena notó que sus pensamientos la estaban llevando hacia otra clase de pensamientos más inquietantes así que subió el volumen a sus audífonos y se dispuso a correr más arduamente para tratar de distraerse, esto provocó que se agitara y se despeinará más de lo habitual. Después se dirigió al café y la pelinegra ya estaba ahí, Lena se sintió un poco apenada por su aspecto tan alborotado así que inmediatamente después de ordenar subió al segundo piso a desayunar. Un rato después miro su reloj, bajó, pero ya no vio a la pelinegra, se despidió de los empleados del café, y salió del lugar, ese día sería muy ajetreado para ella, había muchas cosas por hacer y además pasaría esa noche en el hospital, había intercambiado guardia con uno de sus compañeros para tener el fin de semana libre para estar con Tasya y Vadim.

    Al salir de guardia ese viernes por la mañana, estaba muy cansada y fue directo a su departamento a dormir, despertó a las 3:00p.m. y recibió un mensaje de Tasya diciendo que ya habían bajado del avión y verían a Lena en un restaurante en una hora, Lena se alistó rápido y acudió al encuentro.

    Al llegar al restaurante se saludaron como si tuvieran años de no verse, así era siempre, ella realmente se sentía feliz con su compañía, comieron y platicaron de lo que habían hecho esa semana, luego de un rato fueron al cine y saliendo Tasya tuvo la idea de ir a un karaoke, algo que no habían hecho en mucho tiempo, buscaron en el mapa del teléfono cual era el más cercano y al llegar al lugar ordenaron unas bebidas; luego de un rato en el que reían y ocasionalmente Tasya subía a cantar, finalmente pudieron convencer a Lena de que también lo hiciera, eligió una canción tranquila y algo romántica; la pena la invadía pero aun así empezó a cantar, a lo lejos sus amigos la animaban, de pronto, su mirada se cruzó con la de alguien más, a pesar del cambio de aspecto de la chica y de que la mayoría de las luces del lugar, excepto las del escenario, estaban apagadas, Lena supo exactamente de quien se trataba, ahora solo se miraban una a la otra, parecía que Lena cantaba exclusivamente para esa chica, después de terminar su canción bajó del escenario y volvió con los Makarov quienes la felicitaron.

    - ¡Lena tienes una voz hermosa! – dijo Vadim, mientras le acomodaba la silla para que Lena se sentara

    - ¿Lo ves?, ¡Te dije que no era tan difícil! – le decía Tasya muy emocionada

    - Me estaba muriendo de nervios allá arriba – dijo Lena

    - Pues a mi parecer los nervios no te duraron mucho ¿o sí?... ¿A quién mirabas? – Tasya esbozó una sonrisa retadora, a la vez que le daba un golpecito a la pelirroja con su codo

    - ¿De qué hablas? – preguntó Lena

    - Lena estuviste mirando hacia el otro lado todo el tiempo, ¿qué fue lo que tanto te llamó la atención?... ¿Un chico… una chica? – Tasya tomó las manos de Lena y se acercó a ella esperando su respuesta, de no ser por la poca iluminación del lugar hubiera notado que Lena tenía la cara muy roja.

    - No, a nadie, solo me quise concentrar en un punto especifico del bar para no sentir la mirada de todos – dijo la pelirroja

    - ¡Ajá claro! – dijo Tasya en un tono irónico.

    Obviamente Tasya no le había creído, pero prefirió cambiar de tema, siguieron pasándosela bien y un rato más se retiraron del lugar. Al día siguiente volvieron a reunirse, pasaron toda la mañana juntos y por la tarde fueron a una pista de hielo a patinar; de pronto, visualizó a la chica de cabello negro que casualmente también estaba por ahí divirtiéndose, la pelirroja solo la observaba, a pesar de su look tan rebelde, su estatura la hacía ver tan tierna, y era muy buena patinando. Un rato después, estaban a punto de irse, y Vadim sugirió tomarse una fotografía antes de salir de la pista, él sostenía el celular y las chicas se acomodaron a su lado, en ese momento Lena pudo ver de reojo como un chico venía directo a ella sin poder frenar, Lena no pudo reaccionar a tiempo solo alcanzó a cerrar los ojos, de repente se escuchó un golpe muy fuerte, pero a ella no le había pasado nada, abrió los ojos y descubrió que alguien se interpuso, era la chica de cabello negro. Vadim estaba enojado y se lanzó sobre los chicos que habían provocado todo, Tasya abrazaba a Lena para hacerla reaccionar.

    - ¿Estas bien?, ¿No te pasó nada? – preguntó Tasya preocupada

    - No… Estoy bien – dijo Lena para tranquilizarla.

    Mientras tanto, veía como entre Vadim y otro chico levantaban a la pelinegra y la sacaban de la pista llevándola a una banca, la chica se veía mal. Vadim regresaba con ellas

    - ¿Tasya, Vadim, les molesta si voy un momento a revisar a… a la chica? – preguntaba Lena en un tono muy preocupado

    - Adelante, de hecho, nosotros ya debemos irnos, debemos regresar a casa de mi suegra queremos llevarla a cenar – dijo Tasya

    - Aquí nos despedimos, nuestro vuelo sale mañana a las 8:00a.m. discúlpanos por no estar el día de tu cumpleaños contigo Lena – dijo Vadim, los Makarov tenían un caso muy grande y estarían ocupados por los siguientes meses

    - ¿Qué dices?, Me alegra que hayan estado aquí, me hace muy feliz verlos, ya han hecho bastante por mi – dijo la pelirroja

    - Te queremos mucho Lena, avísanos si ocupas algo, cualquier cosa, no importa si es pequeño – dijo la rubia, los 3 se abrazaron muy fuerte y se despidieron.

    Lena se dirigió con la pelinegra, después de presentarse y conocer su nombre, le hizo un chequeo rápido, la chica se reusó a ir a un hospital entonces Lena se ofreció acompañarla a su casa para atenderla ahí, la pelinegra aceptó, al llegar fue guiada por sus amigos hasta la habitación de ella y cuando por fin las dejaron solas Lena por fin encaró a Yulia sobre lo que había hecho, la regañó por ponerse en peligro pero a la vez estaba agradecida con ella, ahora la veía fijamente a los ojos, había algo en el azul de ellos que era tan hipnotizante, después de atender a Yulia se quedaron platicando y comieron con los amigos de ella. Más tarde llegaron los padres de la morena, antes de marcharse solicitó a los Volkov permiso para volver al día siguiente a revisar a Yulia y ellos aceptaron encantados.


    - ¡¡Qué semana tan extraña!! – dijo la pelirroja frente al espejo, terminó de secar su cabello, y se acostó a dormir.

    A la mañana siguiente estaba organizando unas cosas en su departamento cuando de pronto escucha que su celular estaba sonando, vio que se trataba de un número que no estaba en sus registros, es más, el numero ni siquiera era de este país

    - ¿Aló? – dijo la pelirroja

    - ¿Doctora Katina? – dijo una voz que Lena en seguida reconoció

    - Si ella habla – dijo Lena

    - Doctora, soy Yulia Volkova… -

    - ¡Yulia, buenos días!, ¿cómo estás?, pensaba ir por la tarde a revisarte ¿pasó algo?, ¿te duele mucho? – preguntó la pelirroja -

    - No, no, no, para nada, es solo que… quería invitarla a mi casa para que me acompañe... digo… nos acompañe… bueno… mis padres quieren invitarla a comer para agradecerle su ayuda… mi padre preparará carne, y mi madre hará ensalada… o no sé si usted ya tiene planes para hoy – decía la voz al otro lado del teléfono

    - Acepto encantada – dijo Lena muy segura

    - Perfecto entonces la esperamos a las 2:00p.m. –

    Terminó la llamada y Lena no paraba de sonreír, inicialmente el plan era solo visitar a Yulia, revisar las heridas e irse, pero ahora podría pasar más tiempo con ella, inicialmente se había sentido avergonzada por estar en una casa ajena pero al parecer a los Volkov eso no les había enfadado, aun así, Lena no quería ser una molestia para nadie, terminó de organizar sus cosas, se dio una ducha, y se puso algo casual pero lindo, arregló su cabello, tomó su bolso y decidió detenerse en una pastelería, no quería llegar con las manos vacías

    - ¿Qué podría gustarle a ella? – se preguntaba a sí misma, una empleada se acercó a ayudarle y después de pagar se dirigió a la casa de Yulia.

    Al llegar tocó el timbre, Oleg y Larissa le dieron la bienvenida y la invitaron a pasar, de pronto Dasha se acercó, y Lena se agachó para estar a su altura

    - Soy Dasha Volkova – dijo la pequeña mientras extendía su mano

    - Hola Dasha, soy Lena, gusto en conocerte – la pelirroja le devolvió el saludo

    - ¿Qué es eso? – preguntó la pequeña señalando la caja que Lena cargaba

    - ¿Te gusta el ptichie molokó? – le preguntó la pelirroja

    - ¡Siii! – dijo la niña muy emocionada

    - Doctora Katina usted es nuestra invitada, no tenía que tomarse la molestia de traer algo – decía Larissa

    - No es ninguna molestia, pueden decirme Lena, y soy yo quien debería agradecerles por invitarme – dijo la pelirroja mientras se volvía a poner de pie.

    - Acompáñeme, la llevaré a la habitación de Yulia – dijo Oleg mientras le recibía la caja a Lena

    - ¡Yo la llevo! ¿Abuelito me dejas a mí llevarla?, ¡¿Por favor?! – preguntaba la niña muy insistente

    Oleg asintió y Dasha tomó la mano de Lena para guiarla, subieron las escaleras y la pequeña iba dándole un tour por la casa, la pelirroja había estado ahí el día anterior así que recordaba cómo llegar, pero le gustaba todo lo que Dasha le iba diciendo, llegaron a la habitación de Yulia, la cual estaba al final del pasillo Dasha abrió la puerta y Yulia estaba con el cabello mojado, denotando que recién se había bañado

    - Tía Yuli mira, ella es Lena, vino a verte – dijo Dasha mientras entraba a la habitación

    - Hola Yulia ¿cómo te sientes? – saludó Lena

    - Mejor, no me duele nada – respondió la pelinegra

    - Vamos a revisarte –

    Lena sacó de su bolso el material de curación y procedió atender a Yulia, Dasha observaba atenta todo lo que hacía y luego ayudó a Lena a colocarle un vendaje a Yulia.

    - Listo, solo no apoyes demasiado tu pie los siguientes 3 días, toma los medicamentos hasta que la inflamación desaparezca y nada de salir a correr durante una semana – dijo esto último mientras le sonreía, luego desvió la mirada hacía Dasha – Que lindo peluche de tigre ¿Cómo se llama? – preguntó Lena

    - Tigre, me lo trajo mi tía Yuli de Estados Unidos – decía la pequeña

    - ¿Dasha te gustan los animales? – preguntó la pelirroja

    - Si mucho, me gustan todos – respondió Dasha

    - ¿Qué te gustaría ser de grande? – preguntó Lena

    - Quiero curar animales – respondió muy segura la pequeña

    - Ella quiere ser veterinaria – dijo Yulia

    - Chicas es hora de comer – interrumpió Larissa desde la puerta

    - Ya vamos mamá – respondió Yulia tratando de ponerse de pie

    - Déjame ayudarte – le dijo Lena

    - No te preocupes, ya vienen los hombres más fuertes del mundo – dijo Larissa riendo, en ese momento Oleg y su hijo entraron

    - Doctora Katina un gusto saludarla como siempre – dijo Oleg Jr. a la vez que hacía una reverencia, luego él y su padre se acercaron a Yulia y sin problemas la levantaron y la llevaron al jardín, donde ya todo estaba listo.

    Dasha llevó a Lena hasta una silla que estaba frente a la de Yulia, todos empezaron a comer, bromeaban y de vez en cuando las miradas de Yulia y Lena se cruzaban, pero al darse cuenta de esto, ambas volteaban hacía otro lado, Lena se sonrojó un par de veces. Todos quedaron encantados con Lena, la chica supo ganarse muy bien a la familia Volkov, le hacían algunas preguntas sobre su trabajo y le preguntaron también por sus padres, quedaron impresionados con ella, al mismo tiempo Lena pudo conocer un poco sobre la empresa de la familia de Yulia.

    - Mamá ya terminé ¿puedo comer pastel? – preguntó Dasha

    - ¿Pastel? – preguntó Yulia

    - Si la Doctora Lena lo trajo – dijo Oleg Jr.

    Tamara trajo el postre y todos comieron, realmente estaba delicioso. Pasaron la tarde entre risas y pláticas, hasta que de pronto el celular de Lena sonó

    - ¿Aló, mamá? – dijo la pelirroja

    - Lena necesito que me ayudes en una cirugía en la clínica, tu padre está ocupado en otro procedimiento, no puede venir y necesito apoyo ¡Me urge ya! – dijo Inessa al otro lado del teléfono

    - Claro mamá, ya salgo para allá – dijo Lena, después terminó la llamada – lo siento mucho, surgió algo y debo irme -

    Lena se despidió de la familia Volkov y agradeció su amabilidad, antes de irse, ellos le dijeron que ella era bienvenida en su casa y que esperaban que volviera pronto. La pelirroja condujo a la clínica, al llegar se encontró con su madre quien evidentemente estaba molesta. Ambas se estaban lavando las manos para entrar a cirugía

    - Es domingo, ¿en dónde estabas? – Inessa inició con su interrogatorio - no te vimos en todo el día, ni en la iglesia, hace mucho que no vas y esta semana casi no supimos de ti –

    Lena se disculpó con su madre y se excusó diciendo que todo era por la subespecialidad y el trabajo, Inessa hacía más preguntas para indagar en la vida de su hija y Lena buscaba la manera de evadir cada una de ellas; entraron al procedimiento y a pesar de que tardaron un poco más de lo previsto todo salió bien al final, al salir Inessa le propuso a su hija ir a cenar juntas, pero Lena se negó argumentando que estaba muy cansada y necesitaba dormir, en realidad solo quería evitar el interrogatorio de Inessa; madre e hija se despidieron y Lena regresó a su departamento, después de darse una ducha y ponerse su pijama, un mensaje llegó a su teléfono, descubrió quien lo enviaba y sonrió sin notarlo, era Yulia, quien le preguntaba ¿cómo estaba y cómo había salido todo?, Lena le respondió el mensaje y sin darse cuenta había pasado ya 1 hora mensajeando con Yulia, no quería que eso terminara pero estaba cansada y tenía mucho que hacer al día siguiente, se despidieron y la pelirroja se fue a dormir.
     
  8.  
    Rackerman

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    Romance/Amor
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    9
     
    Palabras:
    3557
    Poco a poco vamos conociendo como los sentimientos de las chicas se van haciendo más evidentes


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    Parte 8: CONOCIÉNDONOS MEJOR


    Los siguientes días Lena estuvo muy ocupada, no había visto a Yulia, pero mensajeaba con ella en los pocos tiempos libres que tenía y antes de irse a dormir, Yulia por su parte no quería ser una molestia para Lena, pero extrañaba verla y no sabía cómo decírselo. El miércoles Yulia ya se sentía mejor, podía caminar y bajar escaleras con cuidado, tenía raspones, pero sanaba muy rápido, anhelaba ir a correr, pero prefería seguir las indicaciones de Lena, no quería desobedecerla, ¿Por qué?, ni ella lo sabía, después de pensarlo se animó y buscó el contacto de Lena, la llamó para invitarla a salir, pero la pelirroja le recordó que debía esperar un poco más antes de salir a caminar tanto, al escuchar esto Yulia pensó que la rechazarían, pero luego Lena sugirió mejor solo ir a tomar un café, lo que alegró a la morena, acordaron de verse al día siguiente a las 5:00p.m.


    ‘Yulia besa el cuello de Lena, a la vez que coloca las manos en su cintura, comienza a levantar la blusa de la pelirroja y…’ un ruido la despierta, era su madre que tocaba la puerta.

    - Adelante – dijo la morena algo modorra

    - ¡Buenos días, Yulia! Discúlpame por despertarte solo quería decirte que estaremos fuera todo el día, pero si necesitas algo puedes llamarnos – dijo Larissa

    - Si mamá, de hecho, yo también saldré por la tarde, ¿puedo usar el auto? – preguntó Yulia

    - Claro hija, siempre que quieras, ¿pero te sientes bien para conducir o para caminar? – preguntaba Larissa un poco preocupada

    - Si mamá, sin problemas, además no caminaré mucho, solo iré a tomar un café con alguien, tengo ganas de salir – respondió Yulia

    - Bueno hija diviértete y cualquier cosa por favor nos llamas a tu padre o a mí… por cierto, antes de que se me olvide, te llamó una amiga hace un momento, dijo llamarse Allison y que te estuvo llamando a tu celular, pero que estaba fuera de servicio – explicó Larissa y luego salió de la habitación

    Yulia se movió un poco para tratar de levantarse cuando sintió algo en su entrepierna, descubrió que había tenido un sueño húmedo, eso no le había pasado en años, la escena que acababa de soñar con Lena provocó todo, se sentía tan aliviada de que su madre no la hubiera descubierto, ¿Qué era todo eso?, ¿Qué es lo que le pasaba con Lena?, sacudió su cabeza tratando de no pensar más en el asunto, luego tomó su celular y vio que estaba descargado, pensó que se trataba de algo importante, así que después de conectarlo inmediatamente llamó a Allison, afortunadamente no era nada relevante, ella solo quería saber sobre Yulia, no habían hablado en varios días, Yulia agradeció el gesto pero le pidió no volver a llamar directamente a casa de sus padres ya que podría preocuparlos innecesariamente, Allison se disculpó, platicaron un poco más y luego la morena se despidió, no le mencionó nada de lo que le había pasado en la pista de hielo.

    Por la tarde, Yulia conducía en dirección al café, se estaciona frente al lugar y en ese momento ve a Lena bajar de un taxi, se acerca a ella y las chicas se saludan, entran al café y los empleados las reciben muy amablemente, a pesar de que la pelinegra decía no tener problemas con subir al segundo piso Lena insistió quedarse en la planta baja por el bien de Yulia, ordenaron un par de cafés y postres, luego Yulia le preguntó a la pelirroja por su auto, imaginaba que este estaba averiado o algo, pero Lena le explicó que solo lo usaba de vez en cuando ya que prefería viajar en metro o caminar ya que todo lo quedaba muy cerca de su departamento, pero ese día salió tarde del consultorio por lo que tuvo que tomar un taxi para llegar a tiempo. Las chicas platicaban y de vez en cuando había silencios para nada incómodos en los que solo se quedaban mirándose una a la otra por quien sabe cuánto tiempo hasta que alguna de las 2 decía algo para continuar con la conversación, por accidente la cuchara que Lena usaba cayó de la mesa y las chicas trataron de levantarla al mismo tiempo lo que provocó que sus manos se tocaran inesperadamente, luego ambas levantaron la vista dándose cuenta de que estaban muy cerca una de la otra, se sonrieron, el momento se vio interrumpido porque una de las empleadas se acercó para ofrecerles su ayuda, las chicas reaccionaron, Lena ordenó está vez un té y después la empleada regresó con su pedido, ni Lena ni Yulia mencionaron nada de lo que acababa de pasar

    - Tu collar es muy lindo – dijo Yulia

    - Gracias – decía Lena a la vez que jugaba con el dije – me lo regalaron hace tiempo -

    - ¿Tu esposo? – preguntó Yulia

    Esta pregunta sorprendió a la pelirroja, nadie le mencionaba a Sasha, a excepción de sus padres quienes siempre hablaban de él con mucho gusto como si fuera una de las grandes maravillas del mundo, aunque realmente a Lena él no le interesaba en lo más mínimo.

    - Yo… no estoy casada - dijo Lena algo triste

    Yulia notó la expresión y el cambio en el tono de voz en la pelirroja, la morena se disculpó, era obvio que algo había pasado, pero ese no era el momento para hablar de ello.

    - Discúlpame, no lo sabía – explicó Yulia

    - No te preocupes, pero dime ¿qué hay de ti?, ¿tienes pareja? – preguntó Lena, prefirió usar la palabra “pareja” dejando abierta la posibilidad de que la respuesta de Yulia aclarara si ella estaba interesada en hombres o en mujeres.

    - No, bueno…. digo, si he tenido un par de novias en mi vida, pero hace mucho que no estoy en nada serio con nadie – respondió la pelinegra, esperando alguna reacción negativa o mínimo de sorpresa por parte de Lena, pero no la hubo.

    Siguieron hablando y poco a poco se fueron conociendo mejor, Lena le contó a Yulia que a finales de febrero terminaba su subespecialidad, le habló un poco sobre la investigación en la que trabajaba, y a la vez, Yulia le platicó sobre sus viajes y sobre como era su vida en Estados Unidos, le habló de su trabajo, y un poco de sus amigos.

    - Siempre he querido viajar por el mundo, desafortunadamente no he tenido la posibilidad – dijo la pelirroja

    - ¿Jamás has salido de Rusia? – preguntó Yulia

    - Pues, hice los primeros 6 meses de la sub en Alemania, fui de intercambio y me encantó, y también hace como 10 años fui con mis padres a un crucero en Noruega, pero no hemos salido desde entonces, ellos siempre están muy ocupados– explicó Lena

    - Así como tú – afirmó Yulia

    - Si, algunas veces no te niego que estoy saturada de trabajo, pero también tengo mis momentos en los que me alejo de todo y hago cosas que me gustan -

    - ¿Qué tipo de cosas? – preguntó la pelinegra

    - Pues me gusta mucho leer, sabes Yul, no solo leo libros de medicina, también me gusta escuchar música y salir a correr todas las mañanas me ayuda a desestresarme –

    - Sobre eso… lo siento mucho -

    - ¿De qué hablas? – preguntó Lena

    - Bueno yo no quería que pensaras que estaba siguiéndote o algo así, te vi muchas veces en el parque y aquí en la cafetería, o sea si me llamabas la atención, pero de verdad que todas eran solo coincidencias – explicó Yulia, esto hizo reír a Lena

    - No te preocupes Yul, no pensé nada malo de ti – aclaró la pelirroja

    Yulia no solía permitir que nadie le pusiera apodos o la llamara de otra manera, solo dejaba que Dasha le dijera Tía Yuli, pero por alguna razón le estaba gustando que Lena la llamara ‘Yul’, se empezaba a sentir muy cercana con ella. Se estaba haciendo tarde, era hora de irse, Yulia se ofreció llevar a Lena a su departamento y regresó a su casa, antes de dormir hizo videollamada con sus amigos de Estados Unidos, quienes se sorprendieron al ver a la pelinegra con una venda en el brazo, Yulia solo les dijo que se había caído patinando pero que no había sido nada grave, se despidió de ellos y de pronto escuchó el timbre de su teléfono, llegó un mensaje:

    - ‘Buenas noches Yul’ -

    En otro lado de la ciudad, Lena estaba en su departamento revisaba su celular antes de dormirse, cuando recibió un mensaje:

    - ‘Buenas noches Pecosa’ -

    Sonrió al leerlo, Yulia le había respondido, ella era linda, su aspecto rebelde le daba un tono rudo a su personalidad, pero contrastaba con su tamaño que la hacía ver muy tierna y pequeña, la pelinegra recién le había confirmado que le gustaban las mujeres, ¿y a Lena?, pues a ella también le gustaban, pero es algo que siempre ocultó, recordó algo que había pasado en su adolescencia:

    “En un internado exclusivo para mujeres en Nizhni Nóvgorod, Lena esperaba asustada afuera de la oficina de la directora, escuchaba como sus padres discutían con la mujer, el motivo: Lena había sido encontrada besándose con otra chica en el baño

    - ¡Usted está loca! ¡¿Cómo se atreve a hacer semejante acusación?! – gritaba Inessa furiosa

    - Doctora Katina le pido que se tranquilice y me escuche, la profesora de su hija la sorprendió con otra de sus compañeras mientras… – explicaba la directora

    - Debe ser un error – interrumpió Sergey

    - Doctor Katin no hay ningún error, esa clase de comportamientos inmorales no son aceptables en esta institución, me temo que tendré que suspender a Elena durante una semana por comportamientos indebidos – dijo la directora

    - ¿Nos han hecho venir hasta acá para hablar de algo tan asqueroso? ¿Qué clase de escuela es esta?... Mi hija es incapaz de cometer esa clase de aberraciones ¡Ella no es anormal! – recriminó Inessa

    - No tiene que suspenderla, mi hija no necesita rodearse de gente mentirosa como ustedes, ¡Nos vamos de aquí ahora mismo!... Ella no volverá a este lugar – dijo Sergey al momento que salía de la oficina seguido de su esposa, después tomó a su hija del brazo y la llevó hasta la camioneta y subió sus pertenencias.

    El camino de regreso fue muy incómodo, Lena aguantó todo el tiempo las ganas de llorar, mientras escuchaba a sus padres discutir y maldecir, pero no la reprendían a ella, creían que toda la culpa era de la escuela, y a pesar de que extrañaría a la chica que había besado, eso no era lo que le preocupaba, lo que realmente le había dolido fue escuchar palabras como ‘Inmoral… Asquerosa… Aberración… Anormal…’, ¿Eso era lo que sus padres pensaban de una chica a que le gustaban otras chicas?, si ese era el caso ella jamás podría tener la libertad de decirles la verdad, de confesarles que a ella le gustaban las mujeres, prefirió callar, prefirió mantener las apariencias, prefirió seguir así por años y casarse con alguien a quien no amaba en un acto que más pareció un matrimonio arreglado y que la destruyó casi por completo”.


    - Si yo pudiera elegir libremente como vivir mi vida, ¿también podría estar con la persona que me gusta… podría elegir a quien amar? – dijo para sí misma antes de quedarse dormida.


    Lena estuvo muy ocupada todo el viernes, pero eso no impidió que ella y Yulia mensajearan, quedaron de verse al día siguiente. Ese sábado se vieron a las 3:00p.m. y pasaron toda la tarde juntas, Yulia propuso ir al cine y al salir fueron a comer hamburguesas a Lena le parecía gracioso cómo una chica tan pequeña como Yulia fuera capaz de devorar el combo más grande del restaurante

    - ¿Entonces ya te cansaste de la comida rusa? – preguntó Lena

    - No, para nada, es solo que me gusta la variedad y bueno, no saben cómo las de allá pero tampoco están nada mal – decía Yulia mientras se limpiaba el cátsup

    - ¿Te quedarás mucho tiempo aquí? – preguntó la pelirroja

    Lena empezaba a darse cuenta de que sentía algo más que simple curiosidad por Yulia, pero no tenía caso decírselo o insinuárselo si ella como quiera se iría de su vida, es más, quizás Yulia ni si quiera se sentía atraída por ella, temía ser rechazada; por otro lado, Yulia se sorprendió por la pregunta, inicialmente el plan no era durar más de 10 o 15 días en Moscú, pero ahora todo estaba cambiando

    - Aun no lo sé, mi familia tendrá unas semanas muy ocupadas por un evento en la empresa, quizás me quede un poco más para cuidar a Dasha mientras eso pasa -

    - ¿Qué hay de tus negocios? – preguntó Lena

    - Mis acciones las puedo manejar desde aquí, y mis amigos me mantienen al tanto de lo que pasa allá, así es como manejo también mis inversiones y negocios en Munich, Roma y esos lugares, de esa manera puedo permanecer más tiempo en Moscú sin problemas –

    Lena se sintió un poco aliviada, había una pequeña posibilidad de que Yulia se quedara en Moscú, Yulia se levantó para ir por otra orden de papas fritas y al volver a la mesa Lena hablaba por teléfono, alcanzó vagamente a escuchar que la reservación para su cumpleaños ya estaba lista:

    - Está bien mamá nos vemos el siguiente sábado – dijo la pelirroja y terminó la llamada.

    Yulia se sintió un poco decepcionada de sí misma por no haberse tomado la molestia de preguntarle a Lena algo tan importante como lo era su fecha de cumpleaños, Yulia debía hacer algo, ¿Qué regalo podría darle a la pelirroja?, ¿Qué podría gustarle? ¿Qué podría comprarle?

    - ¿Yul?, ¿Yulia? – la llamaba Lena

    - ¿Uh?... Disculpa, me distraje – respondió Yulia

    - No hay problema, pero quería hacerte una pregunta -

    - ¿De qué se trata? – preguntó la morena

    - ¿Tú tocas algún instrumento… lo que estaba en tu habitación es un teclado? – preguntó la pelirroja

    - Si, es mi viejo teclado, fue de las pocas cosas que conservé, esta vez me lo llevaré a Estados Unidos cuando regrese – respondió la pelinegra

    Yulia le preguntó a Lena si ella tocaba algún instrumento o practicaba algún deporte, pero Lena negó con la cabeza.

    - Cuando era niña mis padres me inscribieron en clases de ballet, aunque en realidad a mi jamás me agradó ir – dijo la pelirroja

    - ¿Alguna vez se los dijiste? – preguntó Yulia

    - Si, pero no me escuchaban, decían que me veía muy linda y que tenía mucho talento, además mi madre también tomó clases cuando era joven, ella era la más emocionada en que yo aprendiera –

    Lena le contó a Yulia que sus padres solían estar muy ocupados y muchas veces no tenían un horario establecido para estar con ella, el personal de la casa y el chofer se encargaban de cuidarla y llevarla a sus actividades desde que era pequeña, pero Lena ansiaba que llegaran las vacaciones de verano, solía pasar esos meses en casa de su abuela paterna a las afueras de Moscú, la mujer amaba a su nieta y pese a ya ser muy mayor jugaba con ella, siempre la escuchaba, la llevaba a explorar al bosque, le enseñó a cocinar ya hornear, etc., y cuando Lena le dijo que de grande quería ser cantante la mujer la llevó a clases de canto, todo esto a escondidas de sus padres, también aprovechaba la navidad y otras vacaciones para estar con ella; a la edad de 12 años todo cambió, Lena fue enviada a un internado para mujeres en otra ciudad, meses después su abuela enfermó y al poco tiempo falleció, la pelirroja se lamentaba y se culpaba a si misma por no estar con ella para cuidarla, sus padres la consolaron y le explicaron que su abuela ya estaba muy grande y que la muerte es parte de la vida, Lena sufrió mucho y recordar todo en ese momento provocó que se le salieran las lágrimas enfrente de Yulia, la morena se acercó a ella y le dio un fuerte abrazo lo que poco a poco ayudó a Lena a tranquilizarse, después Yulia tomó un puño de papas fritas y se las ofreció a la pelirroja acto que la hizo reír, Lena abrió la boca y comió las papas de la mano de Yulia, a ninguna le importó que alguien las viera.

    - Lena tienes una voz muy bonita – dijo Yulia

    - ¿En serio lo crees? – preguntó Lena

    - Si, hasta mis amigos lo notaron, nos dejaste asombrados a todos, me encantaría volver a escucharte cantar algún día – respondió la pelinegra

    Las chicas pasaron una buena tarde juntas, antes de despedirse Yulia preguntó si podrían verse al día siguiente, pero Lena explicó que el domingo tendría guardia durante el día y se desocuparía muy tarde, la morena estaba sintiendo un poco de tristeza

    - ¿Qué te parece si el lunes nos vemos en el parque Gorky para ir a correr, pero solo si ya te recuperaste por completo? – preguntó la pelirroja

    - ¡Claro que sí! – dijo Yulia emocionada.

    Yulia dejó a Lena en su departamento y volvió a su casa. El domingo transcurrió de lo más normal para la morena, pasó el día con sus padres, jugó con Dasha y luego salieron todos en familia a cenar, ansiaba que llegara el lunes, ansiaba ver a la pelirroja, todo el día contuvo las ganas de enviarle mensajes, pero Lena posiblemente estaría ocupada, la pelirroja le había explicado a Yulia que aunque no estaba permitido que trabajara mientras estudiaba la subespecialidad, sus padres habían movido algunos contactos para que a Lena le dieran permiso, por eso ella podía dar consultas y realizar cirugías en la clínica de sus padres, además de que solía cargar en su auto una pequeña maleta con estetoscopio, abatelenguas y material de curación para cuando se ofreciera alguna consulta general a domicilio, (esto último llevaba años haciéndolo ya que empezó a atender pacientes a domicilio a los pocos años de iniciar a estudiar medicina, siempre le gustó ganar su propio dinero), también, como parte de la subespecialidad debía realizar guardias de 12 horas de vez en cuando en el hospital general, incluso algunas veces se quedaba de postguardia a doblar turnos para cubrir a sus compañeros, quienes también la cubrían a ella cuando lo necesitaba; así que dedujo que ese día no sería buena idea interrumpirla. Al fin llegó el lunes, Yulia se levantó más temprano de lo normal, estaba emocionada por ver y abrazar a la pelirroja, condujo al parque y estacionó su auto, pero no veía a Lena por ningún lado

    - Quizás aun es muy temprano – decía mientras revisaba su teléfono a la vez que buscaba con la mirada alguna señal de la pelirroja, miró la hora y apenas eran la 5:00a.m.

    Finalmente la vio venir a lo lejos cargando una maleta deportiva de esas como las que se llevan al gimnasio, la morena se acercó a ella y pudo notar evidentes signos de cansancio en el rostro de la pelirroja, Yulia estaba preocupada.

    - Mejor dejamos esto para otro día, necesitas descansar – dijo Yulia

    - Yul estoy bien, solo tuve un poco más de trabajo, ven empecemos – insistía la pelirroja

    - ¡Nada de eso! Te llevaré a tu departamento para que duermas – decía a la vez que quitaba la maleta del brazo de la pelirroja, dándose cuenta de lo pesado de dicha carga.

    Yulia llevó a Lena al auto y condujo al edificio de la pelirroja, la última vez la dejó en la entrada, pero esta vez presentía que Lena se caería de sueño en cualquier momento, así que por precaución le ayudó a entrar a su departamento, la llevó a su habitación y la sentó en la orilla de la cama, le quitó los tenis, y estaba a punto de marcharse cuando sintió la mano de la pelirroja tomando la suya

    - Yul… quédate conmigo… por favor… – dijo la pelirroja en un tono triste y suplicante

    Yulia asintió, se acercó a la pelirroja, y se acostó a su lado quedando frente a ella

    - Por favor Yul… No te vayas… No me dejes sola… - dijo Lena e inmediatamente se quedó dormida

    Yulia no tenía claro si Lena estaba consciente de lo que acababa de decir o si solo era efecto del cansancio; miró a la pelirroja, se veía hermosa durmiendo, uno de sus característicos rizos rojos estaba en su rostro y Yulia lo hizo a un lado con mucho cuidado para no despertarla, se acercó lentamente a los labios de Lena, estaba a escasos centímetros de ella, pero en ese momento sonó su teléfono, el ruido de la notificación hizo que Lena se moviera y se girara hacía el lado contrario dándole la espalda a Yulia, revisó su celular para ver de qué se trataba y solo era un correo electrónico de Sam, nada urgente, lo atendería más tarde, volvió a mira a Lena, decidió que lo mejor era no intentar nada y dejar a la pelirroja dormir, silenció su teléfono, cubrió a Lena con una manta y la abrazó por la cintura, después durmió junto a ella.
     
  9.  
    Rackerman

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    ENCUENTROS
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    9
     
    Palabras:
    4093
    Aquí conoceremos un poco más del pasado de Yulia y sus anteriores relaciones


    ————————————————————————————————————


    Parte 9: ELLA TE GUSTA, ¿VERDAD?


    Lena despierta y mira su reloj, son las 11:30 a.m., se siente cansada y confundida de cómo llegó a su habitación, poco a poco recuerda lo que había pasado, busca a Yulia con la mirada, pero no la ve en ningún lado, se levanta, sale de la habitación y la encuentra hablando con alguien en la puerta de la entrada del departamento, después la otra persona se va

    - ¿Yul? – pregunta Lena confundida – ¿qué ha pasado? ¿qué es esto? –

    - ¡Oh Pecosa, ya despertaste!, ¿cómo te sientes?, ¿tienes hambre?, ordené algo del café ‘Luna’ – decía Yulia con un pedazo de pan en la boca

    Lena asintió, las chicas almorzaron, Lena estaba muy avergonzada, se disculpó con Yulia por arruinarlo todo, explicó que el sábado después de que Yulia la dejara en su departamento recibió una llamada del hospital pidiéndole que fuera a apoyar desde ese instante porque había mucho trabajo, y les faltaba personal, fue parto, tras parto, tras cesáreas, tras urgencias, etc., no se desocupó hasta el lunes en la madrugada, por suerte se había llevado ropa en una maleta y pudo ducharse y cambiarse en el hospital antes de acudir al encuentro con Yulia, mientras tanto, la pelinegra la escuchaba hablar, no podía entender por qué Lena se estaba disculpando por algo como eso, por el contrario, era una persona digna de admirar, hacer tantas cosas, ayudar a tantas personas ¿alguna vez pensaba en sí misma?

    - Lena, tranquila – dijo Yulia – no tienes que disculparte, no has arruinado nada, mejor dicho, soy yo quien debería pedirte perdón, solo te estoy quitando tú valioso tiempo, ni si quiera habías descansado nada por ir a verme –

    - No Yul, yo tenía un compromiso contigo, perdón por esto, perdón por dormirme hace rato también y… -

    Yulia puso el dedo índice en los labios de la pelirroja para impedir que siguiera hablando

    - Lena no te disculpes, con gusto te escucho, me encanta hablar contigo, pero no voy a permitir que te sientas mal por esto, yo no voy a pedirte explicaciones de nada… ¡Eres asombrosa!, no sé de dónde sacas fuerzas para hacer tantas cosas, pero eres la persona más amable y disciplinada que he conocido… y también la más linda – dijo al darle un beso en la frente a la pelirroja

    - Yul... – Lena no sabía que decir

    - Por cierto, por la cara que hizo el repartidor del café parece que se sorprendió mucho al verme aquí – dijo Yulia riendo.

    Lena recordó que no había casi nada de comer en su departamento, no había ido a hacer las compras en varios días, otra cosa más por la cual sentirse mal.

    - ¿Tienes mucho qué hacer hoy? – preguntó Yulia

    - Déjame revisar – dijo Lena mientras tomaba su teléfono y revisaba su agenda – afortunadamente hoy no tengo clases y solo tengo 3 citas programadas, son seguidas, así que podré desocuparme temprano –

    - Si me lo permites yo puedo llevarte al consultorio y pasar por ti cuando termines – ofreció la morena

    - Yul, no hace falta, además no quiero estropearte tus planes –

    Yulia explicó que no tenía nada especial que hacer ese día, después de insistirle un poco a Lena finalmente la convenció; luego la pelirroja le preguntó a Yulia por su familia, y ella le platicó que todos estaban bien y que la novedad era que Dasha iniciaría sus clases de sambo ese día, lo que sorprendió a la pelirroja, ella recordaba haber visto trofeos, medallas y fotos referentes a ese deporte en casa de la morena.

    - Esto es como una tradición en mi familia, mi padre y mi hermano fueron campeones, y aunque mi hermano se reusó al inicio por miedo a que lastimaran a Dasha, al final si aceptó y dijo que el mismo le ayudaría a entrenar los fines de semana que es cuando no va a la empresa, mi padre está orgulloso, mi madre y Tamara también tenían sus dudas al inicio, pero después de ver la emoción de Dasha también la apoyaron – explicó Yulia

    - Ustedes son muy unidos - dijo Lena

    - Bueno, mis padres siempre nos han apoyado a mi hermano y a mí en todo, desde niños nos enseñaron a tomar nuestras propias decisiones, pero también a que cuando metíamos la pata teníamos que hacernos responsables y arreglarlo – dijo la pelinegra

    Yulia contó como su padre, desde que era joven, y su abuelo, quien había fallecido 10 años atrás, crearon y levantaron la empresa con sus propias manos, fueron años y años de muchos esfuerzos, sacrificios, y que por eso el símbolo de la empresa también llevaba un lobo, no solo por su apellido, sino que también les hacía recordar lo fuertes, inteligentes, protectores y valientes que debían ser siempre

    - Al menos esa es la filosofía de mi padre – dijo Yulia

    - Eso explica muchas cosas de ti – dijo Lena mientras la veía fijamente.

    Yulia le sonrió, las chicas gustaban de esas charlas, a veces eran temas importantes y a veces cosas banales, disfrutaban pasar tiempo juntas, llevaban solo unos pocos días de conocerse y aun así ambas se sentían tan cómodas con la presencia de la otra, aunque de pronto no se vieran, un mensaje siempre les sacaba una sonrisa o hacían que se emocionaran. Lena aún tenía sueño, pero ya no podía seguir durmiendo, debía prepararse para ir a trabajar, Yulia se quedó en la sala, mientras la pelirroja se daba una ducha, al salir se vistió con una blusa celeste, un pantalón negro, zapatos altos color negro, secó su cabello y lo juntó todo en una coleta, después se maquilló para ocultar sus ojeras, Yulia miraba su teléfono cuando escuchó los pasos de Lena venir, se giró para verla

    - ¡Wow! – fue todo lo que alcanzó a decir la pelinegra

    - ¿Nos vamos Yul? – dijo Lena mientras tomaba su bolso, Yulia tragó saliva y asintió.

    En el camino, Yulia le preguntó a la pelirroja sobre qué cosas le gustaba comer, también sobre sus horarios esos días, Lena tendría clases martes, miércoles y jueves por las mañanas y afortunadamente esa semana no tendría guardias porque le compensarían el tiempo extra que había hecho

    - ¿Lena qué harás el sábado? – preguntó Yulia, lo que provocó que la pelirroja le dirigiera una mirada interrogante

    - Mmm… pues… en la mañana iré a visitar a mis padres y después iremos a comer - respondió

    - ¿Y por la tarde, cómo a las 6? – pregunto la pelinegra mientras miraba el camino

    - No lo sé Yul, quizás siga con ellos o tal vez regrese a mi departamento a leer o ver películas, ¿por qué lo preguntas? –

    - Solo era curiosidad – respondió la pelinegra a la vez que detenía el auto - ya llegamos – dijo mientras acomodaba detrás de la oreja de Lena uno de los traviesos rizos de la pelirroja que se había soltado de su coleta

    Lena bajó del auto y Yulia quedó de volver en 3 horas para llevarla su departamento. La pelirroja atendió a sus pacientes, afortunadamente solo eran consultas de rutina, nada fuera de lo común; a la hora acordada Yulia pasó por ella, la pelirroja subió al auto y vio que dentro había muchas bolsas

    - Son para ti – dijo la morena señalando las bolsas

    Yulia le había hecho las compras de los víveres y otras cosas que la pelirroja podría necesitar, Lena nuevamente estaba muy sorprendida y agradecida no esperaba que Yulia fuera a hacer algo como eso, llegaron al departamento y Yulia sacó una bolsa más, la cual contenía un par de ensaladas y sopas, las chicas comieron y después se despidieron con un beso en la mejilla.


    Al volver a su casa vio que su familia no estaba, subió a su habitación, encendió su computadora respondió el correo que Sam le había enviado, entre otros mails más, revisaba que todo estuviera en orden, elaboró un par de propuestas y las envió a sus amigos en Londres y Miami, y más tarde su familia regresó, Dasha entró a la habitación de su tía muy feliz, la pequeña estaba aún usando su uniforme de sambo y le contó a su tía todo lo que había hecho en su día, en ese momento escucharon que Larissa las llamaba para cenar. Todo transcurrió con normalidad y después de cenar se fueron a sus respectivas habitaciones, Yulia comienza a desvestirse para tomar una ducha cuando entra una videollamada a su celular, era Allison

    - Yulia Amor ¿por qué no me has llamado? – preguntó la rubia

    - Lo siento, he estado algo ocupada – respondió Yulia

    - ¿Ocupada?... Amor, ¡Dime que ya has comprado el boleto para regresar! – dijo Allison en un tono más insistente, hubo un silencio después la morena habló

    - Aun no voy a volver, sabes... he decidido quedarme un poco más, ahora si me disculpas estaba a punto de tomar una ducha – dijo Yulia un poco molesta

    - Oye, ¿qué tal si antes de eso bajas el teléfono y me dejas ver bien ese cuerpo que tanto extraño? – preguntó Allison en un tono sensual y provocativo que molestó a la pelinegra

    - No – respondió Yulia muy cortante

    - Vamos Amor, si hace mucho que no… - fue interrumpida

    - Allison – dijo Yulia - ¡No vuelvas a decirme Amor!... ¿Quedó claro?… ¡JAMAS! – gritó la morena

    - Pero yo… - no alcanzó a decir más porque Yulia la interrumpió de nuevo

    - Después hablo contigo… Adiós – Yulia terminó la llamada de golpe, estaba muy molesta con Allison, pero también consigo misma

    Estaba enojada, la cabeza le daba vueltas, se preguntaba ¿qué le estaba pasando?, ¿acaso era porque Allison se estaba tomando demasiadas libertades con ella?, ya se habían visto desnudas, habían tenido encuentros sexuales varias veces, ¿pero decirle “Amor”? desde el principio Yulia ya había sido muy clara con ella respecto a que tipo de relación tendrían: “Solo Sexo”.


    Entró a la ducha y abrió el grifo sintiendo como el agua caliente caía por su cabeza y recorría su cuerpo mientras recordaba el pasado: Yulia solo había tenido oficialmente 2 novias en toda su vida, la primera fue Raisa, su antigua amiga de la universidad, en su adolescencia Yulia ya había tenido un par de encuentros con chicas, pero con Raisa las cosas fueron un poco más allá, al final la relación no funcionó porque realmente no había Amor de por medio y sentían que como pareja no progresaban, su relación solo duró 4 meses y quedaron como muy buenas amigas, luego Raisa conoció a Anika, de quien se enamoró inmediatamente y fue bien correspondida, Yulia se alegró por ambas chicas apoyándolas en todo. Años después, a la edad de 23 años se enamoró de una chica que conoció en Roma, la chica trabajaba como entrenadora en uno de los gimnasios en los que Yulia participaba como inversionista, Yulia de verdad la amaba, duraron 9 meses hasta que Yulia descubrió que la chica la estaba engañando nada más y nada menos que con un hombre, cuando Yulia confrontó a la chica ésta trató de excusarse, pero no pudo hacer nada ante una Yulia furiosa que sin dudarlo la echó de su departamento y todo terminó ahí.

    Desde entonces todo había sido solo sexo casual, amigos con derechos, cosas así, y Allison no era la excepción a esa regla; cuando Yulia tenía 25 años llegó a vivir a Los Ángeles, allí conoció e hizo negocios con un chico llamado Jackson Crowder cuya familia era dueña de varios negocios en Estados Unidos, él le presentó a su hermana llamada Allison Crowder y la morena no le prestó mayor atención, la chica era 5 años menor que Yulia y estaba en su último año de universidad. Tiempo después Yulia se mudó a Miami donde vivió poco más de 1 año, un día recibió una llamada de Jackson quien la animaba a mudarse a Nueva York para invitarla a participar en un nuevo proyecto que iniciaría allá junto con sus amigos, a Yulia le gustaba mucho el ambiente de Miami y poder broncearse en la playa, pero la propuesta que le habían hecho era muy tentadora y ella tenía muy buen ojo para los negocios, esta sería una gran oportunidad, así que aceptó y partió rumbo a la Gran Manzana.


    Al llegar conoció a Ronald, Sam, Lily y volvió a encontrarse con Allison, quien había seguido a su hermano a Nueva York, según ella para continuar con sus estudios. La rubia siempre se le insinuaba a Yulia, estuvo meses lanzándole indirectas, y la morena seguía sin presarle atención, hasta que una noche, después de una fiesta en el departamento de los Crowder, bebieron de más y terminaron teniendo relaciones en la habitación de Allison. Días después, la morena se hartó del comportamiento que Allison mostraba con todos, se ponía celosa de que Yulia saliera con amigos, no paraba de enviarle mensajes y llamarle para saber en donde estaba y que hacía de una manera obsesiva, ni siquiera la dejaba trabajar, o dormir a gusto, al principio la pelinegra solo la ignoraba, pero llegó a un punto en que acabó con su paciencia, ya no pudo más y la confrontó, esa ocasión Allison aprovechó la oportunidad para confesarle a la morena sus sentimientos, pero Yulia le dejó en claro que entre ellas no había nada y que jamás lo habría, Yulia no estaba interesada en un noviazgo o cualquier otra relación romántica o profunda con nadie:

    - ¡ES SOLO SEXO ALLISON Y TÚ NO ERES LA ÚNICA! – gritó Yulia - ¡Así qué deja de pensar que tienes algún absurdo derecho sobre mí!... ¡No estoy interesada en ti y jamás lo estaré!... ¡NO SOY PROPIEDAD DE NADIE Y MUCHO MENOS TUYA! –

    Cuando Jackson se enteró de todo lo que había pasado se disculpó con Yulia por el mal comportamiento de su hermana, la morena le dijo que no había problema e incluso también se disculpó con el chico por haber sido tan dura con sus palabras

    - No te preocupes Yulia, mi hermana siempre ha sido caprichosa y a veces la única manera de hacer que entienda algo es por las malas, lo que pase entre ustedes no es asunto mío, pero ya no es una niña y no puede seguir comportándose como tal, así que, si vuelve a pasarse de la raya dime y hablaré con ella -

    Yulia y sus amigos vivían en el mismo edificio, pero diferente departamento, entonces tarde o temprano se volverían a ver, pasaron los días y la misma Allison se disculpó con Yulia por su comportamiento y todo volvió a la normalidad. Basta decir que tiempo después volvieron a tener sexo, “sin compromisos”, como a Yulia le gustaba; de igual manera, había un par de chicas más con las que Yulia ocasionalmente también tenía esa clase de encuentros, todo eso era simplemente para quitarse el estrés o el aburrimiento, conforme pasaba el tiempo incluso el sexo empezó a aburrirle y dichos encuentros disminuyeron. Un día se decidió a darle un rumbo nuevo a su vida, dejó de fumar, lo cual no fue tan difícil como pensaba, puso fin a esos encuentros sexuales con otras chicas, e incluso disminuyó su consumo de alcohol reservándolo únicamente para brindar en momentos importantes. Unos días antes de su viaje a Moscú Yulia estaba con sus amigos en la sala de su departamento viendo películas y pasando el rato, de pronto, se levantó para ir a su habitación y hacer una llamada a casa de sus padres para avisarles que iría a visitarlos, al terminar la llamada Allison entró a la habitación:

    - Te extrañaré, ya me había acostumbrado a esto – Dijo Allison mientras desabrochaba y bajaba el pantalón de Yulia, empezó a besar sus piernas y a mover sus manos hacia sus caderas, de pronto, la pelinegra la detiene

    - Allison no tengo ganas de esto, además necesito preparar cosas aquí para mi viaje, quiero dejar todo listo – dijo la morena

    - Amor, acabas de decir que estar en Moscú no es de tu agrado, no vayas y punto – dijo la rubia a modo de reclamo

    - No tengo que darte explicaciones vuelve con los chicos, yo iré más tarde – dijo Yulia de modo tajante

    - Está bien Amor, te esperamos en la sala – dijo la rubia

    - Allison… ya te he dicho que por favor no me digas Amor –

    - Lo siento Yulia – dijo Allison saliendo de la habitación.


    Volviendo al presente, Yulia sale de la ducha, se pone su pijama, y se acuesta en su cama, en ese momento escucha la notificación de un mensaje

    - ‘Gracias por todo, te prometo mañana estar bien para correr, buenas noches Yul’ – decía el mensaje que la pelirroja le acababa de enviar

    Yulia sonríe, pero en seguida su expresión cambia

    - ¡¿Qué es lo que estás haciendo Volkova?! – dijo para sí misma a la vez que se llevaba una mano a la cabeza.

    Ahora analizaba las cosas, todo lo que había pasado ese par de semanas, aun no quería volver a Estados Unidos, quería estar más tiempo en Moscú, pero su familia no era la única razón para quedarse, en verdad los quería mucho y realmente disfrutaba el tiempo con ellos, pero había algo más fuerte, algo que la hacía querer permanecer más tiempo ahí, pero ¿qué era?... ¿un sentimiento?... ¿una persona?... ¿Lena?... No quería separarse de ella… ¿acaso era Amor?... ¿ella era la causante de ese sentimiento?...

    - ‘Te extraño Pecosa, nos vemos mañana’ – escribió Yulia, arrepintiéndose 2 segundos después de haber enviado ese mensaje por el temor de lo que Lena fuera a pensar.

    No hubo respuesta, Yulia revisó el mensaje y vio que éste si había sido leído, quizás Lena si se sintió incómoda al leerlo, ahora la morena pensaba en cómo disculparse y en una explicación para justificar el haberle escrito eso, dio vueltas en su cama hasta que se quedó dormida.


    Suena su alarma, se prepara, conduce al parque Gorky, al llegar estaciona su auto y busca con la mirada a la pelirroja y 5 minutos después ella aparece, usando un atuendo deportivo gris que marcaba muy bien su figura

    - Bue… - la morena no pudo terminar el saludo porque Lena se lanzó a ella y la abrazó

    - ¡Buenos días Yul, te extrañé! – dijo Lena muy feliz de verla, dejando un espacio muy pequeño entre sus rostros, lo que provocó que Yulia se sonrojara, Lena le dio un beso en la mejilla y después se separó de ella – ¿comenzamos? – preguntó la pelirroja para hacer reaccionar a Yulia.

    Las chicas hicieron su recorrido y después fueron al café, los empleados las saludaron, después de ordenar y recibir su pedido subieron al segundo piso y platicaron de lo que habían hecho desde la tarde anterior que se habían visto, Lena contó que avanzó a su investigación y Yulia le explicó en qué consistían las propuestas que había enviado, llegó la hora de despedirse

    - Escucha sobre el último mensaje de anoche – decía Yulia, de pronto es interrumpida al sentir los labios de Lena dándole un tierno beso en la mejilla

    - Te extrañaré Yul, nos vemos mañana – dijo Lena dándole una última sonrisa antes de irse.

    Yulia sintió ruborizarse y se llevó la mano a la mejilla que la pelirroja le acababa de besar. Lena no parecía ser el tipo de chica que disfrutará coquetear y provocar a los demás, ni tampoco se veía que le gustará tener sexo casual y ya, con Lena las cosas eran serías, entonces ¿qué significaba todo eso?

    - Volkova ¿Qué es lo que quieres en realidad? ¿Cuáles son tus intenciones con ella? ¿Qué puedes ofrecerle a Lena? – se cuestionaba a sí misma mientras conducía de regreso a su casa – Ella ya lo tiene todo, es una gran mujer que hace todo por su cuenta… No le hace falta alguien como tú que viene y va, que no se queda quieta… Ella seguramente tiene otras prioridades… No te necesita… -

    Al llegar a su casa se dio una ducha y se arregló, ese día acompañaría a su familia a la empresa, a pesar de que Oleg y Larissa insistían en que Yulia debía pasear y disfrutar de sus vacaciones, ella les explicó que pensaba quedarse un tiempo más en Moscú, deseaba serles útil y se ofreció a ayudarles en lo que fuera. Al llegar a la empresa todos se sorprendieron mucho al verla, los empleados con más antigüedad la reconocieron y se acercaron a saludarla con mucho gusto, los más nuevos se limitaron a mantener su distancia, Yulia siempre mostró seguridad y audacia si de negocios se trataba, aun así, ese día no haría mucho, solo ayudaría a revisar y organizar unos documentos, después acompañaría a su madre a visitar la empresa de unos clientes y luego pasaría por Dasha a la escuela para llevarla a su práctica de Sambo, durante el día mensajeaba con Lena.

    Por la tarde, la pelirroja recién llegaba a su consultorio cuando recibió una selfie de Yulia en la que salía junto con Dasha, la pequeña estaba usando su uniforme para entrenar y se veía muy contenta, en la foto ambas estaban enseñando la lengua, esto hizo reír a Lena y le provocó un sentimiento de ternura. Un par de horas más tarde, Lena aprovechaba para comer, tendría 30 minutos antes de que su próxima paciente llegara, y sin notarlo se encontraba mirando el Instagram de Yulia, la pelinegra no era de exponer cada aspecto de su vida ahí pero si había algunas publicaciones, principalmente fotografías de ella en diferentes ciudades, algún vídeo de ella con amigos en fiestas, las fotografías más recientes eran de cuando bajo del avión al llegar a Moscú y de la vez que fue al bar-karaoke con sus amigos.

    - “¡Qué linda es!” – decía Lena para sí misma.

    De pronto, un mensaje la hizo sobresaltar, era Yulia preguntándole si estaba ocupada, la pelirroja le respondió que no, acto seguido, entra una llamada de Yulia

    - ¿Aló, Lena? –

    - Hola Yul ¿cómo va todo? ¿cómo le fue a Dasha? – preguntó Lena

    - Muy bien, acabamos de salir y venimos a un parque, ella está en la resbaladilla, ¿qué hay de ti?, ¿cómo estás? –

    Las chicas siguieron un hablando un rato y después terminaron la llamada. Ese día más tarde, Yulia y Dasha habían regresado a su casa, estaban en la sala, mientras la pequeña dibujaba y coloreaba, Yulia estaba con su teclado ensayando una melodía, de pronto la pequeña se acercó a su tía para entregarle algo

    - Tía Yuli, hice esto para ti – dijo Dasha

    Yulia estaba muy sorprendida, el dibujo por sí mismo se entendía muy bien, pero aun así la morena le pidió a su sobrina que le explicara de qué se trataba

    - Mira aquí estas tú y la Doctora Lena tomadas de la mano – dijo la pequeña señalando las imágenes

    - Es muy bonito, incluso dibujaste los rizos de Lena –

    - Si, mira usé un crayón rojo para su cabello – dijo la pequeña a la vez que mostraba el crayón que había usado

    - Oye Dasha, ¿por qué nos dibujaste a Lena y a mí tomadas de la mano? – preguntó Yulia

    - Pues porque ella es tu novia y las novias se toman de las manos – explicó la niña

    Al escuchar esto la morena quería reír, pero se contuvo, hizo una pausa y respiró profundamente

    - Dasha, Lena y Yo no somos novias, ella solamente es mi nueva amiga – Yulia no podía creer que ahora se encontraba explicándole algo así a su sobrina

    - Pero ella te gusta, ¿verdad?, siempre hablas con ella y es muy bonita, ¿Tía Yuli por qué no le preguntas si quiere ser tu novia?, ¿o si tienes miedo mejor invítala a la casa y yo le pregunto si quiere ser tu novia? –

    Dasha de verdad era muy inteligente, Yulia la había subestimado, aun así, era pequeña y no comprendía lo complejo de la situación, la morena estaba a punto de explicarle un poco más sobre el asunto, pero se vieron interrumpidos por el resto de la familia quienes justo llegaron en ese instante. El resto de la semana trascurrió con tranquilidad, Yulia y Lena se veían por las mañanas para correr, desayunaban y luego se despedían, se enviaban mensajes cada que podían, y poco a poco había más acercamientos por parte de ambas, besos en la mejilla muy cerca de los labios para despedirse, abrazos cada vez más largos, mensajes de “Te Extraño Mucho” que parecían contener un gran anhelo por verse nuevamente.
     
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