Encuentro con el Destino [InuxKag]

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por Cami Chan, 12 Mayo 2011.

  1.  
    Cami Chan

    Cami Chan Usuario común

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    Título:
    Encuentro con el Destino [InuxKag]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    9
     
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    2232
    Hola a todos! Aquí vengo con mi segundo long-fic. Espero que sea de su agrado!

    Advertencia: Leve OoC en algunos personajes. AU.

    -o-o-o-

    Capítulo 1: Desconsuelo.

    La lluvia empapaba completamente mi gabardina, mas en aquel momento no tenía importancia. Su frescura era como un balde de agua fría que me despertaba de un hermoso sueño para encontrarme en mi cruel realidad. Una, dos, tres personas pasaron por las cercanías con ramos de flores y pequeñas velas que trataban de proteger de la lluvia con sus manos. Caminaban apesadumbradamente con sus paraguas por el sendero de piedra que esquivaba hábilmente las floreadas tumbas del cementerio, con destino a una pequeña zona donde habían puesto una carpa. Un entierro. O más bien… otro entierro.

    Miré automáticamente la tumba de mi padre, justo frente a mí. Ya no podía distinguir si el agua que se escurría por mis mejillas eran gotas de lluvia o mis lágrimas, pero sentía los ojos arder de tanto llorar. El pelo se me pegaba a la cabeza y se me encrespaba por tal caudal de agua que el cielo había enviado. El día reflejaba perfectamente lo que se fraguaba en mi interior. Era como si el dique que había formado toda mi vida alrededor de mi corazón se hubiese roto… y en tan solo una mañana. Ahora estaba sola. Nadie me acompañará en este momento. Nadie me esperará al llegar a casa. Nadie me sonreirá a pesar de mis defectos… Ya no había nadie.

    Unas cuantas personas de las que se dirigían a la carpa, voltearon a verme. Unas no me dieron importancia y siguieron de largo, sin embargo, el alma más pura y joven de ese grupo detuvo su marcha con su ramo de flores. Salió del paraguas que lo protegía de la lluvia, haciendo caso omiso de su madre que lo llamaba y se acercó lentamente a mí, ignorando el sendero de piedra, acortando camino por el verde y húmedo pasto. El pequeño niño de no más de seis años en apariencia, con unos grandes ojos verdes y pelo pelirrojo, luchó con su ramo de flores para sacar un hermoso clavel rojo y tenderlo hacia mí.

    —No llore, señorita —me sonrió el pequeño— Ya verá como todo se arreglará. Además, mi mami siempre le dice a mi hermanita que las mujeres bonitas no deben llorar, porque sólo se ponen feas, así que ya no llore más. Por cierto, ¿cómo se llama?

    La cálida sonrisa de ese pequeño niño me dio tranquilidad por unos segundos, pero bastó con mirar un poco alrededor y ver la tumba que se encontraba a mi lado como para volver a sentir aquella profunda tristeza que me embargaba. Sin embargo, la sinceridad e inocencia en las palabras de ese pequeño, me llenaron de vitalidad. Me agaché para quedar a su altura y me sorprendí a mí misma sonriéndole al inocente niño. Acepté su flor y la llevé hasta mi nariz para sentir su delicioso aroma, que a pesar de estar mezclado con la lluvia, aún no perdía su única esencia.

    —Muchas gracias, pequeño. Eres muy amable. Y mi nombre es Kagome, ¿cómo te llamas tú? —susurré con delicadeza, haciéndole una rápida caricia en la cabeza.

    —¡Shippo! —se escuchó que lo llamaba su madre, que también se había detenido, dejando que el grupo avanzara. Ante esto, el pequeño hizo una mueca, como quien ha hecho una travesura y dio un saltito en su lugar.

    —¡Ya voy, mami! —le anunció dando saltitos, entonces se volvió hacia mí— Debo irme, señorita, ¡o mi mami se va a enojar mucho! ¡Adiós, Kagome! —se despidió mientras corría de vuelta hacia su madre, quien al verlo ya dentro del paraguas, se tranquilizó visiblemente y le acarició la cabeza con una sonrisa.

    —Adiós, Shippo… —susurré al viento, ya que ya no había manera de que el pequeño me escuchara. Sin embargo, me sorprendí al ver como el se volteaba un poco y me decía "adiós" con la mano, mientras caminaba con su madre.

    Me sentí internamente culpable, ya que no importaba todo lo que ese niño pudiera haber hecho, el daño en mi corazón era imposible curar con tan sólo una flor. No quería decir que no se lo agradeciera, al contrario, ese pequeño niño había tenido la consideración conmigo que nadie más había mostrado, pero, muy a mi pesar, no era suficiente. Lo que me tocó vivir esa mañana del día de ayer no se borraría fácilmente de mi memoria.

    Volvía temprano de la universidad, donde estudiaba leyes. Había quedado con mi padre en salir a almorzar temprano juntos, ya que ambos teníamos trabajo que hacer más tarde. Él tenía una reunión en su empresa, ya que al parecer estaban teniendo problemas internos y yo debía ir a mi trabajo en la cafetería Shikon. No trabajaba por necesidad de dinero, sino porque me gustaba ser independiente y hacer mis propias ganancias, sin tener que depender de mi padre.

    Hacía unos minutos que él me había llamado para comunicarme que ya se encontraba en casa y que apenas llegara saldríamos a algún restaurante que según él era "magnifique", presumiendo de su perfecto francés. Ya me encontraba en la puerta de mi casa. Una casa grande de dos pisos de ladrillo, con los marcos de las ventanas blancos y el tejado de color negro. A veces me parecía excesivamente grande como para que sólo seamos nosotros dos los que vivíamos ahí, pero luego amaba la privacidad que eso me brindaba. Me dio pereza buscar mis llaves en mi bolso, así que toqué el timbre. Después de todo, mi padre siempre se encontraba en su estudio leyendo uno que otro documento que no había alcanzado a revisar en el trabajo, y esa habitación se encontraba justo al lado de la puerta de entrada. Al no recibir respuesta, lo volví a tocar. Nada.

    Con un suspiro de frustración, me puse a rebuscar en mi bolso las llaves. Cuando al fin las encontré, las metí en la cerradura y abrí rápidamente la puerta. Tiré mi bolso encima de la mesa que se encontraba en el gran recibidor de la casa, que con el impulso, chocó contra la marmolada pared color beige de la mitad hacia arriba y, con una división del mismo color con relieve, hacia abajo era azul marino. Ése había sido un capricho de mi madre, según me había contado mi padre, ya que yo nunca la conocí. Ella quería que sus paredes fueran brillantes y que se reflejaran, porque la hacía sentir en un lugar fresco. Caminé hacia el estudio, con mis tacones resonando en el piso de cerámica (otro capricho de mamá), para abrir la gran puerta de madera que daba a este.

    Aún recuerdo perfectamente lo que me dijo el médico cuando le llevé a mi padre inconsciente al hospital. "Tu padre sufrió un paro cardiaco. Lo lamento, ya es tarde", aunque su voz no denotaba para nada que lo lamentara, al contrario, pareciera como si lo dijera automáticamente, como si fuera la frase de cada día. Él no sabía lo que era llegar a casa, esperando salir a comer con tu padre y encontrarlo tirado en el piso, inconsciente y sin pulso aparente. No. Estaba segura que no tenía idea, ¿y se atrevía a decir las cosas con tal frialdad? Ni siquiera valía la pena pelear con ese hombre. Eso no me devolvería a mi padre. Nada lo haría.

    Y ahora aquí estaba yo. Frente a su tumba. Sola. Había perdido a mi madre antes de tener memoria siquiera como para recordarla y ahora a mi padre. Sí, ya era mayor de edad, tenía veintiséis años. Pero eso no quería decir que no lo necesitase. ¿Qué haría yo en esa casa tan grande para mi sola? Sin mencionar en todo lo que estaba metida… ya que ahora yo era la nueva dueña de su empresa, al ser su única hija. ¡Apenas iba terminando mi carrera! No sabía manejar una empresa. Claro que sabía de negocios, ya era prácticamente una abogada, ya que en un mes egresaría de la universidad, pero de todas maneras carecía de experiencia como para manejar una empresa tan grande, sin mencionar los innumerables socios con los que tendría que tratar.

    ¿Era esto lo que me tenía guardado el destino? Padre, ¿me estarás cuidando desde allá arriba? Si es así, lo mejor será que me ayudes en esto, porque me siento más perdida que nunca.

    Salí del cementerio y subí a mi auto. Un BMW sedán gris, regalo de mi cumpleaños dieciocho. Otro gesto atento de mi padre, que, a pesar de que sólo le pedí que saliéramos a cenar, me sorprendió con esto. Siempre le había encantado derrochar dinero en cosas para mí, y en más de una ocasión trató de convencerme de que dejara el trabajo en la cafetería y que él me daría dinero, pero siempre me negué. Siempre me había gustado luchar por mi independencia y el se reía de mí diciendo que cuando me casara, sería yo la que traería el pan a la casa y mi marido sería un mantenido.

    Se me escapó un pequeña sonrisa al pensar en eso. Él siempre tan espontáneo y atento… Son esos pequeños detalles los que jamás olvidaré.

    Puse en marcha el motor del auto, un poco distraída. Me dispuse a incorporarme a la calle, cuando, sin darme cuenta, un Audi TT que intentaba estacionarse en el espacio que quedaba enfrente mío, dio marcha atrás al mismo tiempo que yo avanzaba. Lo que me alertó fue el golpe. Mi auto dio una sacudida y escuché cómo el metal de la parte de adelante se hundía con un terrible chirrido. En el momento quedé en shock, pero inmediatamente me dispuse a salir del auto para ver los daños.

    Al mismo tiempo, el conductor de el auto con el que choqué se bajó de su auto. Miré asombrada la situación. Mi auto había sufrido un gran hundimiento en el frente, mientras que el suyo apenas tenía un topón.

    —¡Mierda! Acabo de llevarlo a lavar —se lamentó el hombre, pasando la mano por el pequeño hundimiento en la parte trasera de su auto, sin siquiera reparar en el mío, que estaba mil veces peor. Esta vez no me salvaría de tener que dejarlo en reparación— Bueno, al menos esto se puede arreglar fácilmente —observó.

    Me encontraba parada junto a él, pero observando mi auto. El mío sí que no se arreglaba fácilmente… Qué mala semana. Ahora la grúa tendría que llevarse a mi bebé y no se hasta cuando estará arreglado. Tendré que vivir del autobús para poder ir a la universidad… Menos mal que la cafetería en la que trabajo queda enfrente de esta, porque sino habría sido un problema más.

    —Quisiera poder decir lo mismo —comenté, regañándome mentalmente por ser tan distraída y no prestar atención en la calle. Tonta, tonta Kagome.

    El muchacho me miró y luego miró mi auto. Yo lo miré a él. Era terriblemente guapo. Su cabello corto era oscuro, casi negro, y sus ojos, marrones pero tan claros que eran casi dorados. Su tez ligeramente bronceada y sus medianos músculos lo hacían ver tremendamente masculino y amenazador al mismo tiempo. Sin embargo, ese no era momento para que me pusiera a pensar en esas cosas, en especial con mi bebé destruido.

    —Te pasa por torpe —me dijo él, con tono enfadado y a la vez burlón— Debiste ver que yo daba marcha atrás.

    Sentí cómo mis mejillas se encendieron furiozamente, y no por vergüenza, sino por enojo. ¿Qué se creía él? No tenía ningún derecho a hablarme de manera tan arrogante, después de todo, él tampoco me había visto salir a mí.

    —Oye, ¿quién te crees para hablarme así? ¡Tú tampoco me viste saliendo, así que también tienes la culpa! —le espeté bastante enojada con ese hombre por su actitud.

    Él no se alteró, pero al parecer lo que más quería era gritarme unas cuantas cosas, porque parecía contenerse. Metió una mano en su bolsillo y de él sacó una tarjeta.

    —Como quieras —dijo dándomela— Ahí tienes mi tarjeta. Si quieres que te pague los daños, llama a ese número. No pienso seguir perdiendo mi tiempo —masculló engreídamente. Volvió a subirse a su auto y se fue en busca de otro lugar para estacionar.

    Miré con los ojos entrecerrados la tarjeta.

    Inuyasha Taisho.
    Taisho Corp., Tokio, Japón.

    La apreté en mi puño para después romperla. No podía dejar de mirar el lugar por el que se había marchado, pero por suerte, se había ido.

    -o-o-o-

    Bueno, espero que haya sido de su agrado. Prometo poner conti pronto! Saludos!
     
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  2.  
    liisseth

    liisseth Entusiasta

    Capricornio
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    ¡Hoolaa! Que interesante la idea del fic : pobre Kagome acaba de perder a su padre sola en cementerio y solamente un niño se apiada de ella, que cruel puede ser la gente a veces. Jajajaja el accidente e Inuyasha nada mas dice

    —¡Mierda! Acabo de llevarlo a lavar —se lamentó el hombre, pasando la mano por el pequeño hundimiento en la parte trasera de su auto, sin siquiera reparar en el mío, que estaba mil veces peor. Esta vez no me salvaría de tener que dejarlo en reparación— Bueno, al menos esto se puede arreglar fácilmente —observó.

    Haaa.... :suspiro: Inuyasha parece que solo le importa su auto al igual que a la mayoría de los ricos. Me encanto la idea y en cuanto a la ortografía muy buena, no vi ningún error pero quien sabe a veces con la ortografía soy un poquito mala ^.^U ... Esta chica dice:

    -Cambio y Fuera
    ?¬ |•‡•_|[°o.Liizeeth--Annahhi.o°]|_•‡•|¬?


    si una espada que no corta pero cura y da vida a las personas que amas y una espada con un sentimiento puro de proteger, si al escoger te equivocas de espada, dile adiós a tu deseo de vida
     
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  3.  
    Blood Dupre

    Blood Dupre Usuario VIP

    Tauro
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    Hola, en primer lugar gracias por invitarme, me encanto la idea que le estas dando a tu fic, pobre Kagome perdió a su padre y luego se encuentra con Inuyasha, el cual le provoca un gran daño al coche que le reaglaron, en fin me gusto mucho y espero que lo continúes. Adiós.
     
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  4.  
    Freya Scarlet

    Freya Scarlet Usuario popular

    Escorpión
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    !!!Wiiii¡¡¡ Hola amiga ya me leí tu este cap de tu fic es !!genialisimo¡¡ y super interesante me dejaste con ganas de leer más, la historia es muy buena al igual que la trama y eso fue lo que más me gusto, al parecer kagome ahora tiene que manejar la empresa que le dejó su padre fallecido pero obvio tenía que aparecer inuyasha para estar a su lado jeje, Me gusto como se conocieron tan espontanea y rápidamente y ese inu no cambia su actitud arrogante (Pero bueno así lo amo jeje):p

    Gracias por el aviso amiga y como bien dice lisset yo tampoco noté faltas de ortografía graves así que no hay problema con eso en fin amiga espero lo continúes pronto y me avises de las contis

    ¡¡Saludos y sayonara¡¡;)
    in_yasha11.jpg INU QUE HERMOSO ERES "AomeEuni"
     
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  5.  
    Fernandha

    Fernandha Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

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    Gracias por invitarme.
    Cami escribes muy bien y vas mejorando conforme el tiempo pasa, me gustó, realmente la temática que le estás dando me agrada en cierto punto, sobre errores ortógraficos, ya lo han dicho, por mi parte no noté nada grave.
    Esperaré el siguiente.
    Adiós y buen día C:
    At: Fer-chan.
     
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  6.  
    Yue Yasha Uzumaki

    Yue Yasha Uzumaki Entusiasta

    Escorpión
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    hay que buen capitulo, la trama es super... interesante ^^.
    atmito que tu narracion es exelente, y tu ortografia pff, ni hablar igual de exelente.
    Espero la continuacion y esque simplemente me dejaste boquiabierta por la historia.
    Ahy que lindo es inuyasha, aun cuando es frio ^^

    Gracias por invitarme fue el destino que yo lo leyera ;D haha

    tiene un don increible y se nota que le echas muchas ganas en lo que haces, suerte y espero me avisees

    Sayonara!
     
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  7.  
    AlexMarie Kagamine

    AlexMarie Kagamine Usuario popular

    Piscis
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    Hay Cami que te puedo decir estubo que poca tu fic, ya me imagino todo el suceso, ese Shippo bien tierno como siempre dandole animos a Kagome y claro que le daria una flor hay ese niño es un amor!! bueno y pasando a lo demas hay un BMW!!!! y Sedan gris!!! hay quien no quiere un carro asi por dioss!!! yo amo ese tipo de carros
    [​IMG]
    hay ese Inu-sama siempre con su misma actitud de vale queso...(si no te gusta que haces conmigo?) no se eso mismo me pregunto yo jajajaja y decia primero pongo mi cara de que genial la Aome en un BMW y despues tomala! se estrella contra el auto de InuYasha el cual quien sabe cual es y yo asi de la tenias que regar...y lo peor es que ni le pide disculpas por amolarle el carro mas si no que le dice torpe ¡¿hasta cuando se te quita lo bestia?! (hasta que tu dejes de reprobar examenes ajajajajaja) ahh! me malo no lo digas no lo digas! pero bueno asi es el me ha encanto de verdad espero me avises de la conti, nos estamos posteando y si tienes internet ahi nos vemos
    Atte: Alex
    Pd: Yo querer un BMW o que Kagome me lleve en el suyo todo apachurrado
     
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  8.  
    SangoxMiroKagoxInu

    SangoxMiroKagoxInu Entusiasta

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    EStuvo interesante POBRE KAGOME jajajaj ese Inuyasha, en ningun fic (de los que me he leido)bueno, en algunos fics no les cambian esaactitud QUE ME MATA DE RISA XDDDD SI EL NO ES GRUÑON SERIA RARO JAJAJ
    POBRE KAGOME T-T pobrecita que de malas tras del hecho SE ESTRELLA CON EL AUTO DE INUYASHA QQUE MAL -.- CONTINUALO ESTA MUY BUENO :D ARIGATO POR AVISARME
     
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  9.  
    Alexa Hime

    Alexa Hime Usuario popular

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    Hola cami perdon por tardarme pero aqui me tienes hay tuvo un inicio
    muy triste yo me sintiera de la misma manera si me faltara mi papito
    jejeje pero aveces esas cosas pasan y quien diria que despues de algo triste
    tendria un encuentro pues muy inesperado con Inu bueno es el comienzo de todo
    espero que sea algo bueno ese encuentro.
    Me gusto la narrativa y a mis ojos cero errores como siempre cami.

    Espero me avises al proximo cap me despido amiga linda sayo.
     
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  10.  
    Cami Chan

    Cami Chan Usuario común

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    Hola amigas! Muchas gracias por sus comentarios! Aclaro que no es que le haya cambiado la apariencia a Inuyasha, sino que se encuentra con su aspecto humano. Bueno, que bueno que les haya gustado la primera parte, es eso lo que me inspira a seguir escribiendo! Gracias!

    -o-o-o-

    Capítulo 2: Nuevo día.

    La tibieza del agua relajaba mis músculos, hasta el momento tensos por el estrés que estaba sufriendo. Sentía mis cara caliente por el vapor que llenaba el baño, pero aún así no tenía ganas de salir del agua. Eché la cabeza hacia atrás y la giré para ver el baño. Las baldosas verde pálido que cubrían las paredes y las color crema en el piso estaban llenas de diminutas gotitas del vapor acumulado. Al ver esto, decidí que lo mejor sería salir. No era bueno estar tanto tiempo en ese vapor y ya estaba comenzando a marearme.

    Me paré con el agua escurriendo por mi cuerpo, haciéndome sentir un ligero frío, por lo que me envolví con la toalla rápidamente. No podía ver mi reflejo en el espejo, ya que se encontraba completamente empañado. Pasé mi mano por el húmedo cristal para poder verme un poco. Mi cara estaba sonrojada y mis labios muy rojos, como siempre después de bañarme.

    De pronto, escuché el teléfono sonar. Ajustandome bien la toalla al cuerpo, salí por la blanca puerta doble del baño para dar a mi habitación. La luz de la mañana entraba por el gran ventanal que había en una de las paredes, dando completa iluminación a todo. Mi cama de dos plazas con el cobertor blanco y almohadones lila se veía especialmente cómoda después de lo poco que pude dormir la noche anterior, y ver el desorden que había en mi gran escritorio de madera lleno de papeles no me daba mucho más animo. Allí, en la mesita de noche junto a mi cama, el teléfono seguía sonando ensordecedoramente.

    —Ugh —suspiré exasperada por el frío que me daba al tener que salir de mi calientito baño para atender ese tonto teléfono— ¿Diga? —dije al levantar el auricular.

    —Buenos días, Kagome, tanto tiempo sin hablar —resonó una voz que parecía ser de una persona vieja. Al descubrir de quien era, no pude más que sonreír.

    —¡Myoga! —exclamé sorprendida— Tiene razón, ha pasado mucho tiempo. ¿Cómo ha estado?

    El anciano Myoga era un amigo muy cercano, por no decir el mejor, de mi padre, además de ser su abogado. Ambos estudiaron en la misma escuela y en la misma universidad, a pesar de estar en carreras distintas. Desde pequeña estaba acostumbrada a que nos visitara todos los fines de semana o que nos acompañara a cenar uno que otro día, pero desde que papá comenzó a verse cada vez más y más ocupado con el trabajo, se produjo un mayor distanciamiento en ese sentido. Sin embargo, seguían siendo los mejores amigos. Lamentablemente, Myoga no pudo participar en el funeral, ya que se encontraba fuera del país y no pudo llegar a tiempo, pero se había encargado a distancia de los asuntos legales de la muerte de mi padre a pedido de él mismo.

    —Bueno, estoy bien. Aunque aún no puedo creer que Sasuke ya no esté entre nosotros, pero bueno… tú sabes —hizo una pausa, para luego comenzar a hablar más enérgicamente— Kagome, la razón por la que llamo es porque necesito programar una cita contigo lo antes posible. Hace falta discutir los términos de la herencia de tu padre. ¿Cuándo te encuentras disponible?

    —Oh —exclamé, ya que no había pensado en eso— Em, bueno, hoy es mi día libre en la cafetería, así que esta tarde después de la universidad estoy disponible.

    —Bien, me pasaré por tu casa a esa hora. Hasta entonces.

    —Adiós —y colgué.

    Uf… Este sería otro día difícil. Por otro lado, ya quería terminar todos los trámites pendientes para poder seguir adelante con mi vida. Ayer falté a la universidad por lo mal que me sentía con todo esto, pero hoy no sería así. Estaba decidida a superar esto lo antes posible, pero al parecer no me sería tan fácil, ya que no me daban tregua con el tema. Lo único que quería era despejar mi mente para terminar de una vez con mis estudios y egresarme de buena manera. Eso es lo que querría mi padre y eso tendrá.

    Después de esa inesperada llamada, me vestí con unos vaqueros azul marino y una blusa blanca, bajé a la cocina para tomarme una taza de leche y me dispuse a ir a la universidad. Inconscientemente fui a mi garaje para sacar mi auto, pero al no verlo ahí recordé que la grúa se lo había llevado y aún no sabía hasta cuando lo tendría de vuelta. No había llamado a ese tonto de ayer para pedirle nada. No quería nada que viniera de él, aún si hubiese tenido la culpa. Era algo tonto pensando en que no volvería a verlo, pero aún así quería demostrarle que yo no era ninguna torpe y que no necesitaba de su ayuda para nada.

    -.-.-.-.-.-.-.-.-

    Estúpido autobús. Por no saberme la hora en que llegaba a la parada, perdí el primero a pesar de que salí corriendo tras de él haciendo señas con los brazos como loca, pero el conductor siquiera aminoró la velocidad. Me quedé otra media hora esperando al siguiente. Si por mí fuera, me habría ido caminando, pero era demasiado el trayecto como para eso. Mi suerte empeoró cuando un niño hiperactivo subió con su hermana al autobús y se sentó a mi lado. Yo estaba del lado de la ventana, por lo que el pequeño en su afán por ver la calle y el paisaje (que no tenía nada de especial), prácticamente de abalanzaba encima mío gritando como loco, mientras que su hermana simplemente escuchaba música en el asiento contiguo.

    Cuando al fin llegué a la parada que se encontraba a una cuadra de mi universidad, salí volando, dando gracias a Dios por que ese niño infernal se hubiese quedado en el autobús y no se hubiese bajado conmigo. Iba quince minutos tarde. ¡La señorita Kagura iba a matarme! Corrí como loca ante este pensamiento hacia la universidad, preguntándome qué más podría pasarme en esa mañana y al mismo tiempo deseando porfavor que nada más. ¿Habré pasado bajo una escalera esta semana? ¿o se me cruzó un gato negro que no vi? Como sea, de ahora en adelante, nada de cosas malas. Día nuevo, nuevas energías.

    Abría la puerta del salón de sopetón mientras respiraba agitadamente. Treinta cabezas de voltearon hacia mi sorprendidos por la repentina interrupción, mas no tardaron en estallar en carcajadas.

    —Higurashi, ¿qué te pasó? ¿Acaso te atropelló un camión? —se burló Bankotsu, sin poder contener la risa.

    —Cállate, Bankotsu —le espeté enfocando todo mi mal humor en él y fulminándolo con la mirada. Ese tonto siempre tenía que hacer bromas de mal gusto…

    Una voz femenina se aclaró la garganta fuertemente para llamar nuestra atención.

    —Pase a sentarse, señorita Higurashi. Que sea la última vez que irrumpe en mi clase de esa manera —me advirtió la señorita Kagura con voz autoritaria y las manos en la cadera. Parece que ella tampoco estaba de buen humor.

    Fui directo a mi pupitre, siendo recibida por una mirada de preocupación de mi mejor amiga, que se sentaba junto a mí. Me sentía culpable. Había ignorado todas sus llamadas desde lo que pasó el domingo. Sólo le contesté una vez en que le conté secamente lo ocurrido y después colgué. Era verdad que ella sólo pretendía apoyarme, pero lamentablemente sólo quería estar sola con mis recuerdos. Esa era mi manera de manejar mis problemas, no podía dejar que los demás me vieran de tal forma. Prefería ocultar mis sentimientos y no atosigar a los demás con mis problemas.

    —Creo que debemos hablar —me susurró Sango al sentarme a su lado. Estaba vestida con su lindo cabello castaño atado en una cola alta, con una blusa blanca con volados y una falta negra ajustada de la cintura a más arriba de las rodillas. Me daba tanta envidia… ella era muy hermosa. A casi todos les gustaba Sango, no como yo que a mi parecer no tenía nada en especial, con mi simple cabello azabache y mis pocas curvas.

    Asentí al escucharla mirando al frente, no podía evitarla más. Además, era la única persona de confianza que me quedaba.

    Las clases pasaron lentamente. No sabía si eran las ganas de tener un momento de receso o el hambre que tenía, pero no pude más que celebrar cuando el timbre que anunciaba el término de las clases sonó. Metí mis libros en mi bolso mientras Sango me esperaba para que habláramos en paz. Hoy no habíamos tenido mucho tiempo, ya que se estaba organizando el evento para los egresados de a finales de este mes y nos pedían que ayudáramos en esto y aquello entre clases, por lo que me acompañaría a mi casa y conversaríamos con calma.

    —¿Y tu auto? —me preguntó Sango al ver que no iba al estacionamiento donde usualmente lo dejaba mientras caminábamos juntas por la entrada del campus.

    —Ay, mi bebé —suspiré teatralmente— Resulta que ayer saliendo del cementerio un idiota arrogante me chocó. Ahora no sé hasta cuando tendré que vivir del autobús.

    Por la cara de Sango, supe que estaba debatiéndose entre reír o sentir lástima. Al final, no pudo más y explotó de la risa. La fulminé con la mirada, pero al verla con la cara roja y casi llorando, también comencé a reír. Fue una risa tan natural… tan auténtica, que me pregunté hace cuánto que no me reía así. Claro, dos días.

    —No te rías… —le reclamé entre risas— No sabes lo que tuve que pasar esta mañana —hice un puchero, poniéndole cara de perrito.

    Ella exhaló aire, tratando de calmarse y respirando profundo para tomarme en serio.

    —Tonta, me lo hubieses dicho y hubiese pasado a buscarte. ¿Tan poco en cuenta me tienes? —me regañó. Claro que sabía que se lo hubiese podido pedir a ella y en un santiamén estaría en la puerta de mi casa, pero no quería molestarla.

    —No quería ser una molestia. Además, estoy demasiado mimada acostumbrada a mi auto. No me vendrá mal hacer como la mayoría de la gente por un tiempo —le expliqué, esperando sonar convincente.

    —Sí, claro. ¿Crees que te creo eso? Preferirías caminar antes que tomar el autobús, te conozco. Para tu suerte, me tienes a mí, así que no mas autobús por las mañanas —tenía razón, me conocía demasiado. Al escucharla se me escapó una sonrisa de "me atrapaste" y ella rió.

    —Gracias —susurré simplemente.

    —Ni lo digas. Ven, ahora tendrás que contarme todo lo que ha pasado en estos días, vamos en mi auto —me dijo mientras abría el auto con el botón de las llaves, haciendo que su Volkswagen Beetle amarillo diera un pitido.

    Llegamos unos quince minutos después a mi casa. El tránsito estaba terrible, como siempre a esta hora. Nos sentamos en el living, tomando una taza de café cada una. Sentir el mullido sofá blanco me hacía sentirme más relajada de inmediato después de toda la tensión del día. Sango me miraba de manera intermitente, como buscando las palabras para empezar, por lo que yo fui la que rompió en silencio.

    —Se me hace extraña la casa sin él… Es demasiado silenciosa —comenté mirando las paredes al referirme a la casa.

    Me sorprendí a mi misma la manera en que lo dije, como si ya lo hubiese aceptado. Y era verdad, estaba comenzando a aceptar el hecho de que él no volvería y que esa casa era para mí sola. Cualquiera me diría fría y descorazonada por decirlo como si nada después de tan sólo dos días, pero el que lo acepte no quiere decir que no me duela aún. Sabía que para que dejara de sentir la nostalgia no me alcanzaría la vida, pero aprendería a sobrellevarlo. Yo era fuerte, siempre me sentí así, y es el momento de demostrarlo.

    —Lo sé. El señor Sasuke siempre fue una presencia imponente en esta casa —susurró ella. Parecía cautelosa en sus palabras— ¿Qué sucedió, Kagome? La verdad es que no se nada. Sólo te llame un domingo, me dijiste "mi papá falleció" y nada más.

    Inspiré profundamente para darme ánimos y asegurarme de que no me iba a quebrar mientras hablaba.

    —El domingo quedamos en almorzar como siempre —comencé sin mirarla a los ojos— Él me esperaba en casa mientras yo volvía de la actividad que tuvimos en la universidad temprano. Cuando llegué, toqué el timbre insistentemente pero no me abrió nadie, así que entré con mis llaves. Supuse que estaba en su estudio como siempre, y ahí iba yo a reclamarle que si estaba sordo o qué. Cuando abrí la puerta, lo encontré tirado en el piso con el escritorio completamente desordenado y un montón de papeles tirados por el piso. Parecía que un ciclón pasó por ese lugar —Sango se tapaba la boca con las manos en señal se asombro mientras relataba lo ocurrido— Casi me da un infarto cuando noté que no tenía pulso y no dudé en llamar a una ambulancia… Tú sabes, si llevaba poco tiempo así podían reanimarlo o algo, pero cuando el médico habló conmigo me dijo que aparentemente mi padre había tenido un paro cardiaco repentino y no se qué más. La verdad dejé de prestarle atención en cuanto dijo que "no había nada más que hacer"… —se me quebró la voz en la última frase, pero contuve mis lágrimas. Fuerza, Kagome.

    —Dios, amiga… N-no puedo creer que haya pasado tal cosa. ¿No pediste que investigaran el caso? ¿Algo que te dijera a qué se debía el paro? —me preguntó preocupada Sango mientras ponía una de sus manos sobre las mías.

    —No, Sango. Él ya está muerto, la verdad no me gustaría seguir dándole vueltas al asunto —le dije sinceramente.

    Sango iba a decir algo más cuando el timbre de la casa sonó. Al principio me pregunté quién podía ser, cuando recordé la llamada de la mañana. Sango me miró confundida, como preguntándome con la mirada si esperaba visitas. A modo de respuesta le dije:

    —Myoga.

    -o-o-o-

    Bueno, espero que les haya gustado. En este capítulo lo principal era introducir a Sango y Myoga para darle dirección a la historia. Pronto verán más a Inuyasha, no se preocupen jeje
     
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  11.  
    liisseth

    liisseth Entusiasta

    Capricornio
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    Hoolaa! Primera xD ... Muy buena la continuación... -pobre Kagome ella tiene razón aunque uno supere algo no quiere decir que no le duela.
    Myoga no me esperaba que fuera amigo del padre de Kag, espero que no tengan problemas en lo de la herencia aunque si recibe algo que la tenga que juntar con Inuyasha te juro que me hecho a reír como una loca (¿más?) ¬¬' :D pobre del carro de Kagome yo también batallo con el autobús >.< comprendo la humillación xD... Esta chica dice:

    -Cambio y Fuera
    ¬ |•‡•_|[°o.Liizeeth--Annahhi.o°]|_•‡•|¬?


    si una espada que no corta pero cura y da vida a las personas que amas y una espada con un sentimiento puro de proteger, si al escoger te equivocas de espada, dile adiós a tu deseo de vida
     
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  12.  
    Blood Dupre

    Blood Dupre Usuario VIP

    Tauro
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    Me gusto la continuación, pobre Kagome se le murió su papá, espero que aparezca Sesshomaru y la consuele, en fin creo que tienes mal escrita esta palabra

    stress (estrés)

    Espero la continuación. Adiós.
     
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  13.  
    Fernandha

    Fernandha Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

    Acuario
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    Lamento la demorá, acosarón mi perfil xD
    Gracias por el aviso.
    Me gustó, buena la narración, palabra remarcada. ¿Qué me queda? Sólo comentar normalmente.
    Gran la actitud de Kagome, no me preocupa que no aparezca el hanyou :) mientras la historia tenga un orden no importa la tardanza en la cuál aparecerán ciertos personajes.
    Esperaré el siguiente, sigue así y como sabes. ¡Puedes mejorar!
    Adiós.
    At:Fer-chan.


     
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  14.  
    Pan-chan

    Pan-chan Fanático

    Libra
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    Veo que no me he perdido muchos capitulos de tu historia, me gusta como llevas las cosas por el momento y a decir verdad no he notado el OoC, es normal que Inuyasha y Kagome se peleen en un fic, que Sango sea la mejor amiga y confidente de Kagome y que por alguna razon Kagome tenga un pasado ligeramente triste marcado por la muerte de algun familiar. Escogiste una narración que puede tornarse algo complicada, en especial cuando hay muchos personajes involucrados, espero que no tengas problemas más adelante :)

    Estare esperando la conti, saludos!
     
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  15.  
    Yue Yasha Uzumaki

    Yue Yasha Uzumaki Entusiasta

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    Kon´nichiwa!!
    pues >w< tu historia uff, me encanta, apesar de que todavia no se encuetra a mi inuyasha, se que hara una entrada espetacular (verdad que si?) Bueno nada de que quejarse, tu narracion es uff mega exelente y tu ortografia, como ya habia dicho, igual de bonita.

    No se como entre inuyasha pero no lo hagas ver tan dulce ni tan tireno, asi como va la historia va perfecta! ;D y sobre todo porque metes de todo, no solo te enfocas en inuyasha y aome, si no que involucras a todos y eso es muy bueno.

    bueno ni mas que agregar me largo espero me avises de la conti ;D !
     
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  16.  
    yanin

    yanin Usuario común

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    Acabo de leer tu fic me gusto mucho que triste que Kagome perdio a su padre ahora esta sola, pero siempre con ella esta una amiga que la aprecia mucho, pues que buen encuentro tuvieron Inuyasha y Kagome.
    esperare el siguiente capitulo y esoero me avises cuando lo actualices.

    Salu2:D
     
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  17.  
    Cami Chan

    Cami Chan Usuario común

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    Título:
    Encuentro con el Destino [InuxKag]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    9
     
    Palabras:
    3302
    Hola amigas! Ya vengo con la siguiente conti. Esta es un poco más larga de lo normal. Bueno, espero que les guste y muchas gracias por sus comentarios.

    -o-o-o-

    Capítulo 3: Reencuentro.

    Abrí la puerta, pero no encontré a nadie frente a ella. Hum, qué extraño… Habría jurado que escuché el timbre, pero tal vez fue algún chiquillo con ganas de molestar. En fin, cuando me dispuse a cerrar la puerta y volver junto a Sango, algo duro evitó que la cierre, lo que me hizo voltear a ver qué sucedía.

    —Kagome, tanto tiempo sin verte —dijo una voz proveniente de ¿abajo?

    Efectivamente, al mirar hacia abajo pude ver a un viejito de cabeza casi calva, grandes ojos y un pequeño bigote canoso que se movía con sus labios al emitir cada palabra. Era Myoga. Había olvidado lo bajito que era. Bueno, en realidad, hacía tanto tiempo que no lo veía que también yo era mucho más alta ahora. Me llegaba más o menos a la altura de la cintura y, con un bastón que afirmaba con su mano, sostenía la puerta que yo había estado a punto de cerrar.

    —¡Viejo Myoga! —exclamé feliz de volverlo a ver— ¡Me alegro tanto de verlo! Porfavor, pase. Deje ese abrigo donde quiera, siéntase cómo en su casa —lo invité, haciéndolo pasar.

    Myoga miraba cada rincón de la casa con añoranza, como si esperara aún que mi padre apareciera por alguna puerta. Él había sido su mejor amigo, no lo culpaba. Era inevitable sentir que todo era una cruel pesadilla y que al despertar él aún estaría ahí, pero lamentablemente era la realidad, y el tema que discutiríamos ahora no sería para nada agradable, por lo que lo mejor sería quedarse con los pies bien puestos en la tierra para pensar con claridad.

    Pasamos a la sala, donde Sango se encontraba sentada con su taza de café en la mano. Cuando entramos en la estancia nos miró y pude ver perfectamente que se preguntaba quién era mi visitante.

    —Sango, él es Myoga, era el mejor amigo de mi papá y también su abogado —lo presenté al tiempo que Sango se paraba para saludarlo—. Myoga, ella es Sango, mi mejor amiga.

    Los aludidos se dieron un leve apretón de manos murmurando palabras de reconocimiento. Acto seguido, ambos tomaron asiento en distintos sillones. El hombre puso su enorme portafolios sobre la mesa y lo abrió dando paso a ver la cantidad de papeles que llevaba dentro de él. Sacó unos cuantos papeles que se mantenían juntos con un clip y los puso a un lado en la mesa, bajando denuevo el portafolios al piso.

    —Kagome, de verdad me gustaría quedarme para hablar, pero lamentablemente no tengo mucho tiempo, por lo que deberemos proceder rápidamente —explicó el viejo ojeando los documentos que había separado.

    —Sí, claro. Lo entiendo —le respondí, ocultando mis pocas ganas de tratar temas empresariales en aquel momento, pero bueno, mejor era salir pronto de eso ¿no?

    Se hizo un silencio mientras el anciano pensaba el adecuado procedimiento para la situación presente. Sango miraba aturdida todo, sin saber qué sucedía exactamente, pero algo se imaginaba. Mientras que yo tan sólo esperaba que algo bueno me sucediera de una buena vez.

    —Kagome, mucho antes de morir, tu padre había firmado un documento legándote todo lo que respecta a la empresa Higurashi & Co., que se dedica a la venta inmobiliaria. Él quería asegurarse de que sus bienes más valiosos se quedaran únicamente contigo. Junto con la empresa, este documento incluye la propiedad de la casa en Tokio, la casa de campo en Izumo, su auto y obviamente el resto de su cuenta bancaria que será pasada a tu nombre por mí —explicó de manera rápida y profesional Myoga, ojeando cada tanto sus documentos—. Podríamos decir que es un testamento adelantado. Lo único que hace falta por el momento para que yo pueda hacer estas transacciones es que tú firmes estos papeles. Si no los firmas, los bienes de tu padre quedarán sin dueño legítimo y pasarían a manos de tus familiares más cercanos. ¿Alguna duda?

    Wow. Creo que nunca me había costado tanto trabajo procesar información. Cuando Myoga tomaba su papel profesional era realmente impresionante. Sus palabras salían de manera precisa y sin titubeos. Nunca lo había visto de tal manera. Para mí, era el tío simpático y bromista, pero a la hora de hacer su trabajo podía ser realmente frío y calculador.

    —He comprendido todo —le dije (o eso creo)—. Firmaré el papel enseguida, pero… ¿quiénes son esos familiares de los que hablas? Que yo sepa, hace muchísimos años que no tenemos contacto con nadie.

    Myoga rebuscó denuevo entre sus papeles para sacar uno en específico.

    —Aquí dice que serían tus primos políticos: Naraku y Kikyo Ayuzawa —leyó atentamente, entonces su rostro se tornó sorprendido— ¡Vaya! Aquí dice que, de hecho, Naraku es uno de los socios de la empresa. Sin embargo, no dice a qué se dedica Kikyo… Tal vez esté cesante. Aunque, bueno, es tan sólo un año mayor que tú, Kagome.

    No podía creer lo que escuchaba. ¿Kikyo y Naraku? Hacía muchísimo tiempo que no escuchaba de ellos. Es más, creo que no los veía desde los… ¿cinco años? Algo así. Kikyo y yo siempre solíamos jugar juntas, aunque Naraku nos molestaba mucho porque es bastante mayor que nosotras. Si no me equivoco, ahora debería tener unos treinta y dos años. ¿Será igual de desagradable que en el pasado? Bueno, no lo creo. La gente madura y cambia a lo largo de los años. Y para que mi padre lo hubiese dejado ser parte de la empresa debía ser bastante serio en su trabajo. ¿Qué habrá sido de Kikyo? La pasábamos tan bien de pequeñas… Resulta que ellos son hijos de la esposa del hermano de mi papá, por eso somos primos políticos. Pero Kikyo era como la hermana que siempre quise para jugar. ¿Habrá cambiado mucho? Supongo que lo averiguaré por mi misma, ya que ahora tendríamos que vernos seguramente.

    —Muy bien, Myoga. ¿Dónde firmo? —le pregunté, tomando el lápiz negro que se encontraba sobre la mesa, lista para dejar caer el peso de la responsabilidad sobre mis hombros.

    El me sonrió. Supuse que le gustaba que yo fuera tan determinada en esto, aunque me encontraba así sólo en apariencia. Por dentro, sentía mil inseguridades y dudas, pero aprendería a lidiar con ellas.

    —Aquí —me señaló con el dedo una línea junto a la firma de mi padre, donde puse mi firma para así sellar el trato.

    -.-.-.-.-.-.-.-.-

    Me encontraba junto con Sango rumbo a Higurashi & Co. en el auto de Sango.El viejo Myoga nos había enviado a firmar unos últimos documentos que me debían entregar allá. Además de que sería bueno para mí ver cómo funcionaba todo allí dentro, ya que en menos de un mes comenzaría a ejercer mi puesto como dueña de la empresa. Tan sólo debía terminar la universidad.

    Me impresionaba cómo pasaba el tiempo. Juraría que fue ayer cuando era pequeña y mi padre me llevaba a los parques para que jugara con otros niños, cuando me llevaba a tomar helado, cuando me sorprendía con un abrazo fuerte y llevándome sobre sus hombros. Y ahora ya no estaba más. ¿En qué minuto pasó todo? Simplemente la vida avanzó. Esa era la respuesta a todo. La vida avanzó, y se llevó consigo mi niñez, la inocencia de mi existencia y la vida de mi padre. No por nada aquel mito griego decía que Cronos, el dios del tiempo, se devoraba a sus hijos. Él es el tiempo y nosotros sus hijos. Nadie puede escapar de él ni hacerle frente.

    —¿Así que asumirás toda esa responsabilidad? —preguntó Sango derrepente, sacándome de mis cavilaciones.

    Por su tono, supe que no le gustaba la idea, pero de inmediato noté el porqué. Ella estaba preocupada. Quién sabe por qué, pero su preocupación se notaba a leguas. Tal vez debería dejarle claro que no pensaba suicidarme ni andar lamentándome por ahí, que soportaría perfectamente la presión, pero ella habló antes.

    —Creo que no estás en condiciones de tener tanta presión encima. No ahora —confesó con la vista al frente y empuñando con fuerza el volante—. Ni siquiera sé qué podría hacer yo para ayudarte, pero créeme que apenas lo descubra no te libraras de mí.

    —Amiga, tranquila. Soy una persona perfectamente capaz de lidiar con la presión. Lo he hecho toda mi vida y no porque la muerte hizo lo suyo en mi familia voy a flaquear —le expliqué, enternecida por su aplomo hacia mí.

    —Sí, eso lo sé, pero…

    Entonces, una idea increíble surcó mi mente. Ahora soy la dueña de la empresa, ¿por qué no hacerlo? ¡Es la mejor idea que haya tenido jamás! Estoy segurísima de que será una gran ayuda para nosotras dos.

    —Sango —la interrumpí—. Acabo de tener la idea más magnífica de todas.

    Al frenar frente a la luz roja de un semáforo, Sango me miró intrigada.

    —¿Y de qué se trata esa idea tuya? Debo admitir que tus ideas me dan algo de miedo —se burló, dándome un leve codazo en el brazo a modo juguetón.

    —¡Redoble de tambores! —exclamé, simulando estar tocando uno contra mis piernas— ¡Quiero que te asocies a mi empresa!

    —¡¿Qué?!

    No sabía distinguir su expresión. De hecho, era completamente neutra mirando hacia al frente. Lo sabía: lo estaba considerando. No pude evitar reír internamente al ver su cara pensativa. Ya sabía yo la respuesta que me daría, pero como siempre estaba haciéndose la difícil. Eso era lo que me gustaba de mi amiga, que me apoyaba en todo y siempre me ayudaba pero sin ser esa clase de persona que se te pega todo el día y que no te deja ni respirar. La relación de mejores amigas que teníamos era muy sana y de hace muchos años. Por nada del mundo la perdería y sé que ella tampoco, por lo que es obvio que dirá…

    —Acepto —respondió ella con una sonrisa—. Si soy tu socia, entonces podré ayudarte con todo el peso de manejar una empresa. Además será bueno tener un buen trabajo apenas salida de la universidad, irá muy bien a mi currículum.

    —¿Ves? Siempre tengo excelentes ideas —le dije feliz y con un toque de autosuficiencia, en parte porque me había adelantado a su respuesta y en otra parte porque quería molestarla.

    —Niñita engreída —murmuró hacia mí, causando una gran carcajada por mi parte.

    Sí, estoy segura de que hice lo correcto. Tener a Sango trabajando conmigo será un gran apoyo para el futuro. Lo más probable es que si mi padre hubiese estado, le hubiera encantado mi decisión. Él adoraba a Sango, era como una hija adoptiva en nuestra casa, ya que siempre se la pasaba allí conmigo. Nos conocíamos de toda la vida. Sango desde siempre había tenido una situación muy parecida a la que yo padecía. Su madre falleció cuando ella aún era joven por una terrible enfermedad y ahora sólo le quedaban su padre y su hermano menor Kohaku. De hecho, nos unimos debido a esa razón…

    —Niños, les presento a su nueva compañerita. Su nombre es Sango Kyoyama y viene de Kyoto. Porfavor, trátenla bien —anunció la profesora de la clase de primer año de primaria.

    Inmediatamente la nueva llamó la atención de todos mis compañeros, incluyéndome. Para nosotros, que llegara una alumna nueva a mitad del año escolar era algo bastante extraño. Todos habían dejado sus quehaceres por un momento. La chica nueva parada enfrente nos miraba temerosa, mientras que todos nosotros, sentados en las pequeñas mesas circulares en grupo la mirábamos con curiosidad.

    —¡Hola! —le dijo una niña que no me caía para nada bien. Su nombre era Tomoe. Siempre estaba buscando parecer la más linda y llamar la atención porque su madre era una modelo muy reconocida. Cada vez que se cruzaba conmigo trataba de todas las maneras posibles de dejarme en ridículo porque yo había perdido a mi mamá, y como todos los demás niños y niñas le tenían miedo, la seguían y la apoyaban en todo lo que hacía. Era como una especie de secta que esa niñita había formado. A veces, la maldad de los niños pequeños era increíble.

    —Ho-hola —susurró Sango con timidez, sin saber qué mas decir. Era obvio que se sentía muy mal en aquel momento entre tanta gente que no conocía.

    —Si quieres ser incluida, ven con nosotras —dijo Tomoe señalando la mesa redonda donde se encontraba ella con sus seguidoras.

    Como era de esperarse, Sango no rechazaría tal invitación en su primer día. Como niñas de seis años que éramos, no sabíamos tomar conciencia de los actos que llevábamos a cabo y mucho menos sabíamos juzgar a las personas por su manera de actuar, por lo que se sentó con ellas.

    Así transcurrió ese primer día. Tomoe la controlaba como si fuera su nueva mascota y Sango no se atrevía a negarse por miedo a ser rechazada. Pero tan fácil como se convirtió en una más de su séquito, la traicionaron.

    Aquella tarde, cuando llegaba la hora de irse, todas las madres habían ido a buscar a sus hijos e hijas a la escuela. Como era de costumbre, aquel que esperaba por mí era mi padre, pero me sorprendí al ver a mi padre hablando con otro hombre a la salida. Me sorprendió porque nunca había otro hombre allí más que mi papá, pero comprendí todo en cuanto vi lo que pasó luego.

    Tomoe llevaba a Sango del brazo, preguntándole que si le gustaba su pelo y que si la creía bonita, cuando la mamá de Tomoe las alcanzó y apartó bruscamente a su hija de Sango.

    —¡Tomoe, aléjate de esa niña! —le gritó sin importarle la presencia de Sango en el lugar.

    —Pero, mamá, ¿qué pasa? —preguntó Tomoe asustada.

    —No quiero que te acerques a esa niña, ella no tiene mamá y no quiero que te influya con sus problemas. Vámonos a la casa ya —la regañó. Jalándola del brazo para llevársela de allí. Tomoe le dirigió una última mirada. Inconfundiblemente una mirada de asco y rechazo.

    La pobre de Sango se quedó allí con lágrimas en los ojos. ¿Quién mejor que yo para comprender su dolor? Me acerqué a ella y le ofrecí un pañuelo que llevaba en mi mochila. Ella me miró sorprendida, sin saber qué decir o hacer.

    —Tómalo —le dije, y ella obedeció, secándose las lágrimas con él—. No te preocupes, Tomoe sólo es una niña caprichosa. ¿Sabes? Yo tampoco tengo mamá, por eso algunos niños de aquí son muy desagradables conmigo, pero mi papi me cuida muy bien.

    Ella me miró sorprendida y de inmediato me sonrió. Supo que yo la entendía.

    —¡Sango! —la llamó una voz. Al voltearnos, vimos que era aquel hombre que había estado hablando con mi papá.

    —¡Kagome! —me llamó el mi padre. Ambas nos sonreímos y corrimos hacia ellos.

    Desde aquel momento, nos hicimos las mejores amigas. ¿Quién diría que algo tan doloroso como no tener madre nos uniría? A veces las cosas malas traen cosas buenas. Y, sin duda, Sango era algo muy bueno.

    Para entonces, ya habíamos llegado al edificio de la empresa. Estacionamos en el estacionamiento subterráneo de este y subimos en el ascensor hasta el piso uno. En esa planta se encontraba la recepción. Las paredes y los brillantes pisos color marfil estaban perfectamente en tono con el enorme escritorio de madera donde se encontraba trabajando la recepcionista. Nos acercamos a ella para preguntarle en dónde se encontraba la oficina de quien sería mi secretaria.

    —Buenas tardes —la saludé—. Soy Kagome Higurashi. Mi abogado me envió a buscar unos documentos…

    —¡Ah! Sí, sí, claro. Usted es la nueva dueña de la empresa, la hija del señor Higurashi —me interrumpió al reconocerme—. Sí, me avisaron que pasaría por aquí. Soy Koharu, la recepcionista —se presentó, al tiempo que estrechaba mi mano.

    —Un gusto, señorita Koharu. Bueno, vengo a…

    —Sí, usted viene a retirar unos documentos. Debe pasar al quinto piso. Allí es donde está su oficina y fuera de ella está el escritorio de su secretaria, Rin. Ella le entregará los documentos.

    —Oh, muy bien, gracias —le dije después de notar que la chica hablaba bastante. Noté que Sango evitaba reírse, y ante eso reí internamente.

    Nos encaminamos denuevo hacia el ascensor y presionamos el botón para el piso cinco.

    —Me parece que por las mañanas tendrás una larga charla con la recepcionista —se burló, haciendo alusión a lo parlanchina que era esta.

    —Claro, pero te recuerdo que tu también trabajarás aquí.

    Ante eso, se quedó callada y palideció, a lo que no pude más que reír. Sango no se caracterizaba por tener muy buen humor por las mañanas que digamos, por lo que ya me la imaginaba planeando la manera de evitar a Koharu cada día.

    El ascensor se detuvo y las puertas se abrieron. Allí en la gran planta con piso flotante lustroso, habían dos personas. Detrás del escritorio había una muchacha que al parecer era hasta menor que yo, debía ser mi secretaria, Rin. Sin embargo, lo desconcertante era la expresión de preocupación que había en su rostro mirando hacia un hombre que se encontraba frente a ella, dándonos la espalda. Al parecer discutían.

    —¿Cómo que el dueño no está aquí? ¡Hace un mes que teníamos planeada esta reunión! —gritó el hombre. Oh, no. Yo conocía esa voz. No podía creer que la estuviese escuchando denuevo.

    —Lo si-siento, señor Taisho. Pe-pero eso no va a ser posible —susurró la chica.

    ¿Taisho? ¡¿Taisho?! Recordé la tarjeta que me había dado aquel idiota el día que me chocó.

    Sango carraspeó, decidiendo intervenir en la incómoda situación, haciendo que la chica y el hombre voltearan hacia nosotras, percatándose de nuestra presencia. Me quedé helada cuando vi el rostro del hombre. No podía creerlo.

    —¡¿Tú?! —dijimos al unísono. Esto no podía ser posible.

    -o-o-o-

    Bueno, espero que les haya gustado. La conti viene pronto y muchas gracias por leer. Saludos!
     
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  18.  
    Blood Dupre

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    Me gusto la continuación, ahora Kagome tiene una empresa y pobre ya se encontró con quien menos esperaba, pero encontré un error de dedo y tilde en las preguntas, te los remarco:

    documente (documento)

    En fin espero el próximo capítulo. Adiós.
     
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  19.  
    Freya Scarlet

    Freya Scarlet Usuario popular

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    Pluma de
    Escritora
    !!Holaaaaaaaaaaaa¡¡ Amiga guau excelente cont fue genialisima, me gusto toda y me pareció raro de que Naraku y kikyo fueran primos politicos
    de Kagome jeje en fin espero que Naraku no sea malo bueno aunque eso sería imposible, también me gustó la parte en donde Kagome se encuentra
    con Inuyasha ya me imagino el rostro de ambos cuando se encontraron jeje.
    Amiga la dejaste en la mejor parte no tardes mucho en subir conti, esta genial tu fic y gracias por el aviso de esta conti.

    ¡¡Saludos y sayonara¡¡;)
    155518_176443055713388_156389264385434_484793_7629037_n.jpg ¡SALUD AMIGA! "AomeEuni"
     
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  20.  
    Fernandha

    Fernandha Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

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    Escritora
    Gracias por el aviso C:
    No puedo decir mucho sobre la ortografía en especial, ciertamente tengo demasiado sueño y eso francamente no ayuda en nada xD Lo único que pude notar más son que en ciertas palabras te faltaron acentos/tildes, ¡suerte en ello! Sé perfectamente que puedes mejorar C:
    Me gustó la continuación en total.
    ¡OMG! ¡Increíble final! Ahora sí, todo se tornó más interesante xD
    Esperaré la continuación.
    Adiós y buen día.
    At: Fer-chan.
     
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