Romántico Encuentro casual

Encuentro casual​

El frío viento golpea mi cara mientras camino por la acera, y es que no tuve tiempo para ponerme la bufanda antes de salir de casa ya que mamá estaba tan apurada con que fuera a hacer las compras que no pude ni comenzar a buscarla. Por suerte ya había terminado. Cereal, pan, huevos, aceite, leche, y muchas, muchas otras cosas más. No puedo creer que me haya mandado sola a comprar prácticamente toda la mercadería del mes, mis manos me están matando, no puedo con tantas bolsas y vivir a diez cuadras del supermercado no ayuda, espero llegar pronto pa…

De cara contra el piso. Eso fue muy estúpido de mi parte, espero nadie me haya visto, lo mejor será que me levante rápido antes de que alguien me vea.

—Disculpa —sonó una voz detrás de mi.
—¿Si? —dije volteándome.
—¿Necesitas ayuda?
—No —tonta yo, aún no me paro, intento hacerlo pero me duele un poco el tobillo.
—¿De verdad?
—Si, de verdad, gracias pero no necesito ayuda —tomo las bolsas y comienzo a caminar pero no puedo seguir, si antes era complicado andar con todas estas bolsas a cuestas ahora es imposible.
—En serio, no es una molestia ni nada, pero fue una dura caída la que te diste y son muchas bolsas para ti sola.

La observé, era una chica como de mi edad o tal vez un poco mayor, unos 14 años probablemente, tiene el cabello largo y castaño, es un poco más alta que yo. Sí que está abrigada, guantes, bufanda, hasta orejeras. Sus ojos son marrones, pero no cualquier marrón, este era oscuro y penetrante, como dos pozos sin fondo.

—Si insistes.
—De acuerdo, dame algunas de esas bolsas —Dijo mientras tomaba todas las bolsas que tenía en mi mano derecha.
—No es necesario que lleves la mitad, con unas cuantas basta.
—Ni se te ocurra, si voy a ayudar voy a hacerlo bien, ahora ven, afírmate de mis hombros.
—¿De qué hablas? —Pregunté extrañada
—Apóyate en mí, se nota que te duele algo al caminar, ven, con confianza.
—No se si deba…
—En serio, no me molesta —Sus palabras sonaban muy firmes—, si me molestara no me estaría ofreciendo.
—De acuerdo —Insistía mucho, así que simplemente me apoye en sus hombros.
—¿Así esta mejor?
—Si, gracias.

Comenzamos a caminar, muy torpemente al principio pero luego poco a poco le agarramos el ritmo. Si bien mi tobillo me dolía bastante, el que ella llevara la mitad de las bolsas y me diera apoyo facilitaba mucho las cosas, luego de caminar una o dos cuadras me habló.

—¿Qué hacías cargando tantas bolsas sola? Tanto peso le hace mal a tu espalda, además ¡Solo mírate! No se como no te has congelado, estas muy desabrigada.
—Lo que pasa es que mamá me mandó a comprar algunas… bueno, muchas cosas y las necesitaba con prisa así que no tuve tiempo para buscar mi bufanda.
—Eso es un problema, ten —Decía mientras empezaba a desenrollar la bufanda de su cuello—, es suficientemente larga como para cubrirnos a las dos.
—No puedo aceptar eso —Dije mientras me ruborizaba—, por su puesto que no puedo aceptar algo como eso.
—Claro que si puedes, vamos acércate, no quiero verte resfriada.
—En serio, no me sentiría cómoda con eso.
—No seas tonta, si no vienes entonces yo iré.

Se detuvo un momento, estiró la bufanda hacia mi cuello y empezó a enrollarla, no quería ser una aprovechada pero estaba tan tibia que no pude evitar callarme y dejármela puesta, y aunque no lo noté en ese momento, olía muy bien.

—¿Ves que es mucho mejor así? Para qué viajar cargada y con frío si alguien te ofrece ayuda y abrigo.

Puede que tuviera razón, ya no me estaba congelando y el peso de las bolsas se notaba mucho menos, además, ella era muy simpática y amable, nunca antes un extraño me había ofrecido tanta ayuda por nada.

—Disculpa —dije interrumpiendo el silencio que se había formado por unos momentos.
—¿Qué pasa?
—Bueno… Me has ayudado mucho pero… No sé tu nombre.
—Dios que despistada soy, me llamo Cherry, pero todos me llaman Cher.
—Pero que nombre más hermoso.
—Muchas gracias ¿Y cual es tu nombre?
—Oh sí perdona, mi nombre es Charlotte, pero algunos me dicen… Emm.
—¿Pasa algo?

Por supuesto que pasa algo ¿En qué estoy pensando? Simplemente he intentado que me dejen de por ese apodo desde hace años, no es que me moleste, pero lo encuentro tan infantil.

—Bueno… Algunos me llaman Lottie.
—Lottie —Repitió luego de soltar una risita, lo sabía, estoy haciendo el ridículo—, Dios mío, es adorable ¿Quién comenzó a llamarte así?
—Mi padre, desde que recuerdo lo hace.
—Bueno Lottie, súmame a la lista de quienes te dicen así.

Seguimos caminando, fue un largo silencio, pero no fue para nada incómodo aunque si me sentía algo avergonzada, de cierta forma fue reconfortante, la presencia de Cher era muy agradable.

—Bueno, mi casa queda aquí.
—Con que aquí vives, bueno, te devuelvo tus cosas –Dijo mientras me daba las bolsas.
—Y yo te devuelvo tu bufanda –Procedí a hacer lo mismo que ella— Fue un gusto Cher.
—O no, el gusto fue mío, no siempre se conoce a alguien como tú Lottie.
—Creo que yo debería decir eso más que tú, por cierto ¿Vives por aquí cerca? Nunca antes te había visto.
—Si, nos mudamos hace un par de días, vivo a unas cuatro cuadras de la tienda.
—Espera, eso significa que saliste de tu camino para ayudarme, o Cher mil disculpas.
—No tienes de que disculparte, lo pase excelente contigo.
—Bueno, creo que debo entrar, mi mamá ya debe estar bastante molesta con todo lo que demoré.
—Comprendo, nos vemos entonces, podríamos salir un día de estos.
—Me encantaría.
—Perfecto, luego coordinamos al respecto.
—De acuerdo, adiós Cher, de nuevo muchas gracias por todo.
—Adiós Lottie, y fue un placer conocerte.

Justo antes de irse me besó la mejilla y luego volvió por el camino que habíamos venido, hacia su casa. Ese beso fue tan… Dulce, al igual que ella. Me quedé pensando un rato en la puerta de mi casa sobre la siguiente vez que nos encontremos, pero por ahora tengo que hacerme cargo de estas cosas, será mejor que entre, no puedo estar castigada si quiero salir con Cher.