Encerrada en tu corazón (puella magi madoka magica)

28- Cambios.
—¿Cómo que te cambias de colegio?

Rodé al otro lado de la cama y cogí otra cucharada de helado.

—Sí.
—¡¿Pero por qué?!

La estridente voz de Yuki resonó en mis oídos como una sirena de los bomberos.

—Bueno, me han ofrecido estudiar en una academia para idols...
—¡Pero te separarás de todas nosotras!
—No exageres, anda. Podemos mantenernos en contacto de muchas maneras. Además, quedamos casi todas las tardes...
—¡No quiero que te vayas!

Y colgó.
Me quedé mirando el teléfono, incrédula. Así que, ¿me chillaba y después colgaba?


Seguí recibiendo llamadas de las chicas y mensajes de texto de ellas hasta que mi móvil se quedó sin batería y yo sin helado. En alguna parte había leído que ver de manera compulsiva la tele, comer helado y leer novelas pastelosas eran síntomas de un corazón roto, pero no estaba demasiado segura. Lo único que estaba claro es que mi fantástico EX-novio no me había llamado, hablado o mensajeado en toda la semana, y eso estaba pasando factura en mi estado de ánimo.

No debería de sentirme tan horrible. Es decir, era yo quién había roto con él. Pero no podía evitar pensar lo capullo que había sido conmigo. Lo estúpido, tonto y necio que había sido Jack.

En el momento en que pensé eso, comenzé a llorar.

~Tres días después~
El profesor que me asignaron era más huraño y callado. A pesar de eso, era un buen profesor.

—Esta chica nueva se llama Yoshida Ayumi. Tiene dieciséis años y quiere ser idol.

Sentí todas las miradas -frías, curiosas y hasta pervertidas- sobre mí y agaché ligeramente la cabeza. El profesor me indicó que me sentara al lado de una chica de cabello violáceo y se puso a ordenar sus papeles.

—Hola, encantada. Soy Kurosawa Kenny.

La chica era bajita, pálida y tenía un montón de tatuajes. Las intolerantes miradas japonesas que le observaban con asco no parecían importarle. También tenía lentillas rojas y un piercing en la nariz y en el labio. A pesar de eso, me pareció simpática, teniendo en cuenta que era la primera que me había saludado.

—Y yo Yoshida Ayumi -dije tendiéndole la mano sonriente.

Ella me tendió la mano.


—Y esta es mi novia, Kirishima Hana -dijo Kenny señalando a una chica alta y morena.
—Espera, ¡¿novia?!
—Sí, comenzamos a salir como hace un mes -indicó. Luego me miró, asustada- no serás homófoba, ¿verdad?
—Ah... no -respondí yo, algo aturdida.

Continuamos hablando, ella, su novia y yo, durante todo el recreo. Hana era una chica muy tímida y dulce, su personalidad chocaba con la brillante y rebelde actitud de Kenny. Por otra parte, era muy amable.

—¿Entonces vendrás a la fiesta de esta noche? El campus entero estará.
—Mmm, no sé...

Recibí un mensaje. De Mami.

"Ayumi-chan, ¿vendrás esta tarde a la cacería? Después dormiremos en la casa de Madoka".

Guardé el móvil y esbocé una sonrisa.

—Claro, ¿a qué hora es?

 

29- Fiesta.
La fiesta se celebraba en un gimnasio abandonado a las afueras de Tokio. El ambiente al principio era lúgubre, pero a medida que nos fuimos acercando al barullo me dí cuenta de lo animado que estaba aquello.
Había una gigantesca bola de discoteca colgando del techo que lanzaba destellos coloridos, iluminando tenuemente a las personas que se encontraban allí, todas mayores que yo, por cierto. La música que sonaba era electrónica con toques de J-pop, algo que no debía de faltar ya que estábamos en una fiesta organizada por la escuela idol.

—Hemos invitado también a algunos universitarios -informó Kenny, que había organizado todo esto.

La chica que me había ayudado a vestirme de manera más acorde a aquel lugar, Rika creo que se llamaba, se dio la media vuelta y nos guiñó el ojo.

—Si no os importa, yo me marcho con los chicos. ¡Universitarios! ¡Habráse visto! Ayumi-chan, ¿te vienes conmigo?

¿En qué momento me ha comenzado a llamar -chan?

—Ahora mismo no me apetece... -no quería admitir que todavía me afectaba lo de Jack -A lo mejor luego...
—Qué aburrida -opino Kenny- me voy a buscar a Hana, ciao.

La chica se marchó y me quedé sola en medio de la pista. No sabía que hacer.
Probablemente, había sido una mala, malísima idea venir. Al fin y al cabo, yo era una chica a la que le acababan de romper el corazón, no pintaba nada allí.
Como un zombie, me dirigí a una de las mesas de bebida y me llené un vaso de Coca-Cola. Sí, un refresco. Lo más normal sería beber cerveza a alguna de esas bebidas energéticas, pero dudaba de que si mi cuerpo aguantaría una de esas.

—¡Ey! ¿Estás sola?

Me dí la vuelta sorprendida y me encontré cara a cara con un universitario. Alto, fornido y moreno. Una preciosidad.
Pero estaba borracho.

—Ah... sí. Lo siento -mentí yo dejando cuidadosamente el vaso de bebida en la mesa.

Él sonrió como si tuviera un secreto.

—Es una lástima. Lo siento por tu acompañante.
—¿Por qué?

Él soltó una carcajada atrayéndome por la cintura hacia él.

—Porque ahora estás conmigo.
—¡¿Qué-?! ¡Espera un poco!

Traté de zafarme de su agarre. Me estaba llevando hacia la multitud que bailaba.

—¡¡¡He dicho que me SUELTES!!!

Le dí un bofetón y eché a correr hacia los baños.
Cuando llegué allí, me apoyé en una pared, jadeando violentamente.

¿Qué ha sido eso?

—Mmm, sigue más.

Agudizé mis sentidos, alerta. Esa era la voz de Rika, estaba segura. Y estaba... ¿jadeando? Puag. Ni siquiera llevábamos media hora en la fiesta y ya había conseguido un ligue.

Me separé de la pared, preparada para pasar de largo e ignorar a la pareja cuando lo ví.
El chico que estaba besando y acariciando a Rika.

Era Jack.

 

AVISO
Quería decir que por motivos personales me va a ser imposible seguir escribiendo el fic por lo menos hasta después de Semana Santa (en abril o así). También decir que estoy colgando la novela en Wattpad para conseguir más lectores.

Mi nombre de usuario es @PuellaMagiAyumi y la podéis releer (o leer, según como venga) aquí:

Encerrada en tu corazón - Wattpad

Gracias de adelantado y perdón por lo del fic -_-' Cuando vaya a continuar, avisaré.

 

30- Resaca.
Me levanté a la mañana siguiente en una cama desconocida con resaca.

—¿Eh? ¿Adonde estoy? - mascullé mirando de un lado hacia otro.

Aquella habitación era seria y discreta, sin lujos excesivos. Tenía pósteres de famosos cantantes e idols. Todos de la discográfica Ayabito, por cierto.
Me incorporé lentamente y, como si de un oso se tratara, solté un bostezo a la vez que me estiraba.

Dios, mi cabeza. ¿Cuánto bebí anoche? Además, ¿por qué bebí? ¡Yo nunca bebo!

—¿Por qué bebí? -me pregunté mirando a un punto en la pared.
—Para olvidar.

Solté un respingo y me dí la vuelta, asustada. La persona que había hablado detrás de mí no era otra que Alessandro.

—¡¿Qué haces aquí?!
—Esta es mi casa -me informó sentándose a los pies de la cama- ayer te traje aquí porque estabas muy borracha y obviamente, no podía dejar que te fueras tú sola. Tus amigas también estaban borrachas, por cierto. Vaya par de inútiles. Beben un poco y ya están engañando a sus parejas.

¿Kenny y Hana se han sido infieles? Bueno, después pensaré en eso.

—¿Dices que estaba borracha? ¿Por qué bebí?
—...

Entonces me acordé. Jack. Besando a Rika.

Sentí como mis ojos se cristalizaban y mis mejillas se tornaban color rojo. Porque además de sentir como si hubieran apaleado a mi corazón, también tenía ganas de matar a alguien. Por ejemplo, a Alessandro.

Me incorporé de la cama apretando los puños. Sabía que tan solo tenía un vestidito corto y apretado que dejaba poco para imaginar, cedido por la muy zo*** de Rika, pero poco me importaba.

—O sea que, estoy yo ahí destrozada, muriendo lentamente, y tú, ¡¿te aprovechas de mí mientras estoy borracha?! ¡¡¡IDIOTA!!! -me lancé a él pero él me agarró fuertemente de la cadera y me sentó de nuevo en la cama.
—No me he aprovechado de ti.
—¡¿Y POR QUÉ FUISTE A BUSCARME ENTONCES A LA FIESTA?!
—¡No te buscaba a ti! La DJ que trabajaba allí tuvo un accidente y como soy su mánager fui a buscarle. Entonces te vi, eso es todo.

Bueno, eso tenía sentido.

De repente la puerta de la habitación comenzó a abrirse lentamente y una figura con una camisa que le quedaba bastante grande, las mejillas sonrosadas y una decidida pero tierna mirada apareció.

—Además, no pudo aprovecharse de ti porque él pasó la noche conmigo -dijo Yuki.

Espera...

¡¿YUKI?!

 

31- Reconciliación.
—Ah... ¿qué haces aquí? -pregunté yo algo incómoda de pronto.

Ella miró tímidamente hacia abajo y movió el talón.

—Os dejo que habléis. Estaré esperando en la cocina -indicó Alessandro.

Yuki le hizo un gesto con la mano, algo así como "vete ya".

—Ayumi-chan, de verdad, lo siento mucho... -comenzó a decir en cuanto la puerta del cuarto se cerró.
—¡¿Ahora intimas con el enemigo?! -grité yo enfadada, interrumpiéndola de pronto.
—P-perdón...
—¡Nada de perdones! ¡Te he perdonado ya demasiado!
—P-pero yo... -trató de protestar ella con lágrimas en los ojos.

Sentía como si mi cabeza fuera a explotar. Entre la resaca y el enfado...

Y lo de Jack.

Definitivamente, eso también contaba.

—No... no puedo más -musité yo deslizándome hasta tocar el suelo con mis manos, y finalmente sentándome en él y abrazando mis rodillas, con mi rostro oculto.

Sentí como caían mis lágrimas, una a una. Agradecí que ninguna de las chicas estuviera allí.

Bueno... Yuki estaba.

Espera, Yuki no es una de nosotras. ¿O sí? Mierda, no puedo pensar en esto ahora...

—Entonces, ¿es verdad? -preguntó Yuki sentándose a mi lado- ¿has cortado con Jack?
—¿Cómo lo sabes? -pregunté yo sin moverme.
—Bueno, Mado-chan comentó algo preocupada que hace días que no te reunes con las chicas. Al parecer, tu "entrenamiento idol" te tiene muy ocupada, ¿pero eso es una excusa para alejarte de tus amigas?

Así que Madoka se lo ha dicho.

—Simplemente estoy cambiando -respondí yo fríamente -¿te has acostado con Álex?
—¿¡A-a qué viene esa pregunta ahora!? ¡Solo te quiero ayudar, eso es todo! ¡Y yo no soy la que ha abandonado a sus amigas!
—Perdón, perdón... -sollozé yo- solo es que, no puedo con todo esto...
—¡Claro que puedes! ¡Eres Yoshida Ayumi, futura idol y chica mágica!
—Soy una mala persona. He abandonado a mis amigas. Y a mi novio. Y ahora te grito a ti...
—Es por el calor del momento -me excusó ella- además, todas esas cosas que has dicho se arreglan fácilmente. Moriste por Jack, y si él no te sabe valorar por eso, no te merece.

Yuki me abrazó y yo sonreí. Esa chica era realmente agradable.
Alcé la cara, limpiándome los churretes y le sonreí.

—Gracias.
—No hay de qué -dijo ella levantándose del suelo y tendiéndome la mano para que me levantara- ahora, vamos a por Alessandro. Por cierto, no le digas a las chicas lo mío con Álex.
—No lo haré, no te preocupes.

Estábamos a punto de marcharnos cuando lo escuchamos.

Alessandro, chillando.

Miré a Yuki alarmada. Esta tenía una expresión de pánico horrible en su cara.

—¡¿Qué pasa?!
—¡No sé!

Corrimos en dirección a la cocina, que tenía la puerta cerrada, y vimos...

Sangre saliendo por debajo de esta.

 

32- Rota.
Yuki se lanzó hacia la puerta y la abrió de golpe, con la mirada en pánico. Su cara empalideció de pronto y comenzó a temblar de manera incontenible. Miró hacia abajo, con los ojos muy abiertos. Una lágrima corría, suelta, por su mejilla.

Me acerqué con miedo y cierta curiosidad hacia ella y miré hacia la cocina.

Alessandro estaba tendido sobre el suelo con una expresión de miedo congelado en el rostro. Varias partes de su cuerpo estaban cortadas y abolladas, y él estaba sobre un gran charco de sangre en el suelo.
A su lado, había una figura con una larga túnica. Estaba encapuchada de manera que no pude ver su rostro, pero habría jurado que bajo esa túnica había formas femeninas.

En sus manos, portaba unos manguales, o sea, unas armas de la época medieval compuestas por una vara cadenada que termnaba en una bola con púas muy afiladas.

Yo fui la primera en actuar. Me transformé y lanzé uno de mis puñales, que ella esquivó con facilidad.

—¡Espera, Ayumi-chan! -exclamó Yuki, reaccionando por fin y sujetándome el brazo- ¡No sabemos quién es!
—Ella porta un arma y ha atacado a un chico mágico aquí, da igual si es nuestro enemigo. Debemos garantizar que nosotras no sufriremos daños.

Yuki se limitó a mirarme con la mirada endurecida y una expresión fría en el rostro.

—¿Cuándo te has vuelto así, Yoshida-san? -solté un respingo al escuchar mi apellido en vez de mi nombre.
—P-perdón.

Dejé caer el puñal al suelo y dejé que mi mágica ropa desapareciera, quedándome de nuevo en aquel ridiculito vestido de fiesta.

La figura encapuchada alzó sus manos y se apartó la capucha, dejándome ver una cara conocida; unos largos mechones de liso cabello castaño oscuro y unos ojos grises fríos y endurecidos. Su piel, ligeramente bronceada, de piel curtida por el sol, dejó relucir una sonrisa burlona.

Rika.

—¿Qué haces aquí? -pregunté yo con dureza, recordando como ayer había gemido el nombre de Jack en aquella discoteca.
—Esa no es la manera de saludar a alguien que te ha prestado ropa, que por cierto, te sienta como un guante -comentó llevándose a la boca una fresa de las que había en la encimera.
—Es ropa de puta. Propia de ti, sabes.
—Oh, voy a llorar -se burló esta soltando una carcajada.

Yuki, que hasta entonces había estado callada, tratando de asimilarlo todo, alzó la cabeza con el rostro furioso.

—Lo eres -escupió- ¡¡¡HAS DAÑADO A ÁLEX!!! ¡¡¡MERECES LA MUERTE!!!

Yuki relució entonces, transformándose, y se lanzó hacia ella portando su ballesta, pero alguien le detuvo interrumpiendo su intento de ataque con una espada.

Sentí como algo se rompía en su interior cuando vi a Jack besar a Rika tras haber detenido a Yuki. Tras eso, le dirigió una mirada inexpresiva y dijo lo siguiente:

—Yo he sido quien le he echo daño, no Rika-chan.
—¿Qué? ¿Por qué? ¿Por qué, Jack? -pregunté yo con la voz rota por el llanto.

Él me miró con una expresión de indiferencia absoluta.

—¿Te conozco?

Sentí que me congelaba y tuve que sostenerme de una silla para no caerme. Yuki me agarró de un brazo como para darme fuerza.

—Ups, que ambiente más incómodo -exclamó Rika agarrándose a uno de los brazos de Jack- Mejor nos vamos, ¿verdad, cariño? -preguntó plantándole un beso en la boca al que fue mi novio.

Me quedé mirando la ventana por la que se habían ido.

 

33- Carta.
Este cap está narrado desde la perspectiva de Alessandro además de Ayumi.

Alessandro
Entreabrí un ojo lentamente y pude ver el brillante pero en esos momentos preocupado rostro de Yuki-chan.

Ella era algo así como mi "amante", ya que todavía nuestra relación no era oficial. Al principio pensé en acostarme con ella y luego dejarla plantada, como hacía siempre. Pero con el tiempo me dí cuenta de que no podía. ¿Por qué? Fácil.

Me había enamorado de ella.

—¡Álex! -exclamó echándose sobre mí.

Pasó sus brazos alrededor de mi cuello y me besó tiernamente en la boca. Después se separó y me miró con las mejillas sonrojadas y los ojos llenos de lágrimas.

—¿Por qué has tardado tanto tiempo en despertar? ¡Idiota!
—Perdón, perdón -exclamé yo acariciándole suavemente el rostro- nunca más volverá a pasar.
—¡Eso espero!

Traté de recordar. Mmm... ah, ya.

Estaba en la cocina haciendo el desayuno para Yuki y Yoshida-san cuando una figura oscura había entrado por la ventana y mi propio hermano me había hundido una espada en la barriga. Después de eso, una chica morena me había golpeado varias veces con su arma. Había tratado de defenderme, pero había sido imposible.
Por suerte mi resistencia como chico mágico había hecho que me recuperara, pero aún así seguía resentido en algunas partes.

—¿Donde estamos? -pregunté mirando hacia un lado y hacia otro.

Todo estaba oscuro, pero pude distinguir algunas cosas: paredes de madera, varias cañas y redes de pescar y ropa de chica sobresaliendo de los cajones de una cómoda, el único mueble de la habitación además de la cama en la que yo estaba tumbado.

—En una cabaña en la playa. Nos trasladamos aquí hace aproximadamente una semana cuando alguien intentó forzar el piso en el que nos escondíamos, en Osaka. Actualmente estamos en la playa Hatenohana, en la isla de Kumejima.
—Ah. Espera... ¿hace una semana? ¿Cuánto tiempo he estado durmiendo? -pregunté yo tragando fuerte.

Ella me miró con el ceño fruncido.

—¿No lo recuerdas? Entraste en coma hace cinco semanas.

Ayumi
Dirigí mi mirada hacia los barcos que se veían a lo lejos. El sol ya se estaba escondiendo y estos ya volvían a sus puertos.

Me encontraba sentada en una gran roca medio sumergida en el agua. Me rodeaba el agua por un lado y el otro, y el viento hacía que la trenza que me había hecho hoy se moviera de un lado para otro.

Me aburría. Llevaba cinco semanas aburrida.

Habíamos estado buscando durante todo ese tiempo a Jack y a Rika. No nos habíamos atrevido a pedir ayuda a las demás, así que solo contábamos con el poder de Yuki, ya que el mío se había esfumado de repente.

Una semana atrás, un sicario trató de forzar la cerradura de nuestro apartamento en Osaka. La suerte quiso que Yuki estuviera despierta en esos momentos y pudimos huir a tiempo; además luego pudimos comprobar que era un enviado de Rika.

No sabía que hacer.

Sin Jack, me había quedado estancada; sin mis amigas a mi lado no podía hacer nada, y menos con mi poder (no sabía por qué había desaparecido).

Y este, querida Ayumi, es el castigo por amar y ser amada.

Sí, exactamente. Culpaba al amor y a mi horrible suerte por haber querido que yo ahora me encontrara en aquella retirada playa a la espera de que ocurriese algo.
Retorcí el borde de mi camisa entre mis dedos y suspiré, cerrando mis ojos.

Estoy tan sola...

Estaba a punto de dormirme o algo parecido cuando una ráfaga de viento me alborotó de nuevo la trenza. Entonces pude divisar a lo lejos como una sombra oscura se acercaba hacia mí.

Me puse de pie sobre la roca con cuidado de no caerme al agua y retrocedí instintivamente, ya que no sabía si lo que se acercaba era un enemigo.

Era Alice. Esta, vestida de chica mágica, aterrizó en la roca en la que yo estaba, a pocos metros de mí, y alzó la mano para saludarme.

—Hola.
—No puedo creer que después de este tiempo digas "hola" -mascullé yo poniendo los ojos en blanco- ¿para qué has venido, Alice?

Esta rebuscó algo en uno de los bolsillos de su capa y sacó un sobre color beis, que me tendió.

Cogí aquella carta desconfiada y me la metí en los bolsillos de mi propia chaqueta.

—¿De quién es? -pregunté.
—Es de parte de Rika. Me reuní el otro día con Jack, que ha tomado el trono como Dios de los Chicos Mágicos, y ella me la dio. Explica algunas cosas.

Sentí como mis piernas comenzaban a temblar.


—¡No puedo creer que Jack haya usurpado tu puesto! -protestó Yuki abrazada a Álex.

Él también le abrazaba. Se notaba que se querían.

Jack.

—Bueno, no se puede hacer nada para evitarlo -explicó tranquilamente Alessandro- he estado más de un mes ausente, es normal que lo haya hecho.
—¡En realidad, él es súper malvado!
—Quizás podamos saber por qué lo ha hecho si leéis la carta -indicó amablemente Alice.

Los dos me miraron entonces y asintieron, sentándose a mi lado en el tatami de la habitación en la que estábamos.
Alice se sentó en el sillón de la esquina tomando té tranquilamente y acariciando a un gato persa (a saber de donde lo abría sacado)

—¿No vas a abrir la carta, Yoshida-san? -preguntó Alessandro mirándome fijamente.

Yo asentí nerviosa y con mis dedos temblorosos la saqué del sobre.

"Querida Ayumi..."

 

34- Encerrada en tu corazón.
"Querida Ayumi... últimamente han pasado muchas cosas, ¿verdad? Tantas, que si quiera enumerarlas, no cabrían en esta hoja. Pero... ¿por qué han pasado? Bueno, eso es algo largo de explicar, así que recomendaría que te pusieras cómoda y prestaras atención.

Bien, allá va.

Mi nombre es Rika, Kimura Rika. Soy una chica mágica de muchos años, la verdad, y conozco a Alessandro y a Jack desde hace mucho, también.
Ellos, como tu ex novio te habrá contado, vivían en Londres, en la mansión Redcoste. En realidad, ellos también son inmortales, pero debido a un incidente mágico relacionado con agujeros interdimensionales que ahora mismo no voy a explicar, ellos se transladaron a esa dimensión y comenzaron su nueva vida como mortales.

Yo, que era una conocida de Jack cuando este era inmortal, estuve buscándolo por muchas dimensiones -a Álex también, por supuesto- hasta que me encontré en una de ellas a tu amiga (¿sigue siendo tu amiga?) Bueno, a lo que íbamos. Me encontré a tu amiga Kaname Madoka.

Sí, sé que no debes de creerme. Pero debes de hacerlo: Kaname no es de esta dimensión, y ya puestos al tema, Homura Akemi tampoco. Ellas vinieron a esta dimensión con el único fin de protegerse, aunque eso es algo que ellas te deben contar, no yo.

Ella estaba en esa dimensión de vuelta de la tuya. Iba a avisar a Homura de que había encontrado una dimensión en la que podían vivir cuando me encontró a mí. Yo le pregunté si había visto a Jack. Antes éramos amigas, ¿sabes?

Ella me dijo que no, pero al parecer su poder le había permitido saber que dentro de unos años, el hilo rojo del destino enlazaría los destinos de él y el tuyo, y por supuesto Alessandro.

Así que esperé hasta que ella me dijo que ya habías traspasado tu alma a una Gema, o sea, que te habías convertido en una chica mágica, y me transladé a tu dimensión para encontrar a Jack.

Primero encontré al insufrible de Alessandro, que me hizo ver de una manera poco agradable que precisamente había venido a esta dimensión para huir de mí, arrastrando a su hermano con él.

Yo, que sabía que Jack me amaba en secreto (no tan secreto) usé eso para engañarle haciéndole creer que Alessandro también me amaba, y le había llevado a esta dimensión para mantenerle alejado de mí.

Él, ¡se lo creyó! Y el muy estúpido entonces mató a... bueno, eso es algo que no voy a contarte.

¿Qué por qué hago esto? Muy fácil. Por amor, por celos. Yo AMO a Jack. Tan inocente, tan puro. El estúpido de su hermano le ha estropeado totalmente, ¿sabes? Solo tengo que acabar con su vida y con la tuya, y así podremos ser felices para siempre.

Jack tiene un capricho; quiere reinar sobre los chicos y chicas mágicos. No se lo voy a negar; ya que lo amo. Aunque eso complica un poco más las cosas. En fin, ¿qué se le va a hacer? Yo obtendré el reinado junto a mi adorado Jack y Alessandro junto a ti y tus irritantes amigas morirán, para facilitarme esa tarea.

Pero bueno, antes de eso debo matar a Alice Una pena, ¿verdad?

Tengo sus cadenas, las que robé hace poco. Con ellas, puedo matarla cuando haga luna llena... o sea, dentro de un mes.

Bueno, te dejo. Ha sido muy divertido conocerte, pero dentro de un mes Alice morirá y todas las chicas mágicas lo harán con ella. Contándote a ti, claro.

¡Adiós!

Kimura Rika.
​

P.D: Sé que intentarás estropearlo todo, pero no podrás sin tus poderes. Los he encerrado temporalemente en el alma de Jack, alma que yo ahora comparto.
Así que técnicamente estás... ¿cómo lo diría? Ah, sí.

ENCERRADA EN MI CORAZÓN​

 

35- Epílogo.
Al igual que uno de los capítulos anteriores, este cap está narrado desde la perspectiva de más de un personaje.

Rika.
Acaricié lentamente el hermoso rostro de mi amado Jack. Tan, tan puro y bello.

Lo protegeré.

—Jack, amor mío -susurré a su oído- despierta, corazón.

Este abrió uno de sus hermosos ojos y me miró con su rostro inexpresivo.

¿Por qué es así? ¿Tan... frío?

De pronto, un horrible presentimiento me asaltó.

¿Y si no me quiere?

—Si no te quiere, pronto te querrá, ¿cierto, Kimura-sensei?

Bajé la mirada y miré con cariño a mi ayudante, Ai-chan.

—Claro que sí, cielo.

Entonces ella sonrió y unos adorables hoyuelos se le formaron. Pero yo, no me iba a dejar engañar por esa estúpida niña. Sabía perfectamente que odiaba a Jack.

Supongo que ella también entra en la lista de las personas a las que debo matar. Aunque es poderosa, creo que le utilizaré antes. Por otra parte... ¿cómo se pudo enamorar Alessandro de una chica tan estúpida como lo es Ai? En fin, supongo que son tal para cual.

—¡Bien! -exclamó ella con excesivo entusiasmo, seguramente fingido, sacándome así de mis ensoñaciones- ¿qué planes hay para hoy?

Estaba a punto de abrir la boca cuando Jack me interrumpió.

—La estoy escuchando.

Me quedé helada y me di lentamente le vuelta para enfrentarme a él.

—¿A quién? -pregunté yo tragando saliva.

—A ella. La chica encerrada en mi corazón.


Madoka
Me encontraba sentada bajo un árbol de cerezo, con Akemi-chan a mi lado, compartiendo auriculares con ella, escuchando Mata Ashita, un tema que, según Akemi, le recordaba a mí.

Total, que estaba allí, ligeramente adormilada, apoyada en el hombro de mi amiga cuando sentí mi móvil vibrar dentro de uno de los bolsillos de mi uniforme.

Extrañanda, fui a responder. Cuál fue mi sorpresa al ver que mi interlocutora era nada más y nada menos, que...

—¡Ayumi-chan! -exclamé sorprendida cuando le escuché decir "hola"- ¡cuánto tiempo sin escucharte! ¿Adonde estás?
—Es algo largo de contar. Digamos que Yuki y yo estamos teniendo problemas.
—¿Yuki? ¿Está contigo? -preguntó extrañada Akemi, que en cuanto me escuchó decir el nombre de Ayumi había pegado la oreja al teléfono.
—Ah, sí. Bueno, al tema. Quería pediros ayuda.
—Etto... por mí ningún problema, pero... ha pasado mucho tiempo, sin vernos, y ahora nos pides ayuda. ¿Cómo decirlo? Es... ¡sorpresivo! -exclamé yo para después reír falsamente para quitarle hierro al asunto. Por muy molesta que estuviera con Ayumi, no quería que se sintiera mal.

Escuché entonces como la chica al otro lado del teléfono soltaba un sollozo y me sentí mal, así que traté de remediarlo.

—¡Bueno, bueno! Te ayudaremos, ¿vale? Solo dinos de que va la cosa.

Ella solo dijo un nombre.

—Ki...Kimura Rika.

Y solo necesité ese nombre para saber que le tenía que ayudar.

Se lo debía.


Ayumi.
Cogí mi mochila y miré hacia atrás, hacia aquella caseta en la playa, despidiéndome por última vez de Hatenohana.

En aquella llamada de teléfono con Madoka había concretado varias cosas, y entre ellas, que volvería a Tokio para reencontrarme con ellas.

—¡Ayumi-chan! -protestó Yuki agarrada del brazo de Alessandro, que conversaba animadamente con Alice- ¡Vamooos!
—¡Ya, ya voy! -grité yo haciendo bocina con mis manos.

Eché a correr hacia mis amigos con un solo pensamiento en mente.

"Iré a salvarte, Jack. Te lo prometo"

FIN DEL LIBRO UNO.​