Cuando llegaron, después de lo que le había parecido a la pequeña un largo camino en coche, en el que se había mareado y dormido varias veces, el olor a pollo asado de su abuela invadía la casa. El pequeño Jackie vino a recibirlos agitando la cola enérgicamente. —Ya, para, ya —decía la pequeña entre risas, temiendo que el can la terminase tirando—. —Jackie, ya está bien —dijo su abuela, que salía a recibirlos secándose las manos a su delantal y el cachorro le hizo caso, quedándose a un lado, pero visiblemente inquieto—. ¡Ya pensé que no veníais! ¡Cuánto tardasteis! La madre de la pequeña con un gesto de suficiencia, le dio a entender a la abuela lo difícil que era que una familia de cinco se arreglase a tiempo un domingo. —Pasad, pasad —la abuela, con una sonrisa comprensiva, les invitó a entrar en la casa. Allí la esperaban más miembros de la familia. Sonrió feliz al ver a su prima María, a la cual se aproximó corriendo. —¡Mira María! ¡Este es el último pokémon que he capturado! —dijo desenfundando su Game Boy Color, para enseñarle todas sus nuevas aventuras. —¿No le das un besito a los tíos y a la abuela? —su madre miró inquisitivamente a la pequeña, que había pasado inadvertido totalmente lo que ellos pretendían un protocolo como invitados en una casa. La sangre acudió a las mejillas de la pequeña y dejándole la maquinita a su prima un momento, acudió a hacer aquello por lo que le habían reclamado. Después de recibir un par de achuchones y de limpiarse las babas que le habían dejado en la cara, procedió a lo que le competía, que era divertirse con su prima. El sonido de los cacharros y los platos, ultimando los últimos detalles para una comida en familia, inundaba la estancia. Sus dos hermanos se divertían afuera jugando en un columpio que había improvisado su padre hacía tiempo, con una tabla y unas cuerdas. Sus tíos, su abuela y sus padres contaban batallas y penas, mientras se reían y aquello parecía lo que verdaderamente era, una fiesta. El olor a verano, a tabaco, a la comida de la abuela, a vermouth, a patatas fritas, a aceitunas, decenas de olores se juntaban en el ambiente y construían aquel momento de su infancia. Aquel preciado momento con su familia. —¡A comer! —dictaminó su abuela. Todos fueron arremolinándose alrededor de la mesa del comedor, intentando elegir un sitio, queriendo cedérselo amablemente a otro, para al final todos acabar sentados alrededor de aquella mesa. Su abuela entró por la puerta del comedor, con un gran pollo asado en una bandeja, el olor inundó totalmente la estancia haciendo que todos salivasen de tan rico aroma. La pequeña cerró un momento los ojos, para disfrutar del momento. Para cuando los abrió, lo que encontró delante fue ese rico pollo de su abuela, pero ya no estaba su padre, ya no estaba su padrino, su abuela estaba encorvada y cansada, su madre lucía como su abuela, su hermano no había podido venir por trabajo, su tía a duras penas había podido venir porque se había encontrado muy mal por la quimioterapia esa mañana, su prima ya era casi una desconocida para ella, para cuando quiso darse cuenta, en un pestañeo, su infancia había pasado y sin darse cuenta la felicidad se le había escapado de las manos y solo a su lado, encontraba, dándole la mano, a la persona que prometía darle más momentos como los que añoraba en el futuro. Aunque las ausencias fuesen demasiadas, aunque todo hubiese cambiado, aquellos momentos vivirían siempre en su corazón. El pequeño Rocky pasó restregándose entre sus piernas y ella estiró la mano para acariciarlo. Todo habría cambiado, pero el amor nunca lo haría. Contenido oculto Este relato participa en el concurso: "¿Recuerdas cuándo...?", espero que haya sido de su agrado. Es un relato basado en experiencias propias y bueno, a mí me hizo soltar más de una lágrima escribirlo, si he podido transmitir un poco de eso al lector, por favor, hacédmelo saber. Muchas gracias por leerlo.
Ciertamente no suelo pasar por originales porque considero que cada uno de los escritos, cada uno de los personajes, tienen algo del autor que yo no conozco y no puedo juzgar de ninguna manera, aunque sea de forma positiva, porque siento que no le daría el mérito que se merece. Pero bueno, pasando por alto el detalle he de decir que me pareció un lindo corto lleno de sentimientos encontrados por lo que el paso del tiempo hace en la vida de una persona, aunque más bien yo lo sentí como algo tirándole a la nostalgia que a un regreso en el tiempo literal... aunque de eso se trata la nostalgia, de traer a la memoria recuerdos de tiempos pasados que nos hicieron sonreír, ¿no?. Sólo me hace ruido la clasificación de drama cuando no es para nada un drama... o bueno, la vida si puede llegar a ser un drama en muchas ocasiones, tienes razón. Muy lindo escrito, gracias por participar en el concurso.
Con esto pues empezaré en mi tanda de comentarios para los escritos y decidí pasarme por este primero, déjame decirte... Que arruga el corazón bastante, y clava a la perfección la sensación de nostalgia y añoro a tiempos mejores, donde todo parecía más simple y la felicidad parecía algo garantizado, incluso esa sensación de inocencia infantil permea buena parte del escrito, esa época en la que creemos que nada es imposible, ¿Cierto? El concepto es simple, bien logrado y pega, con un tema que suele generar tantas pasiones y sentimientos como la ausencia familiar, el pasar inclemente del tiempo haciendo de las suyas arrebatando poco a poco a quienes queremos en un destino inevitable, pero hasta aquí el momento dark y emo. Mis dieces en este, me generó una sensación bastante agridulce, sonará a chino pero pues a veces soy sensible con estos temas, un escrito claro y al grano detallando esas sensaciones de antaño durante las visitas familiares, algo con lo que básicamente todos podemos empatizar de algún modo u otro y notar como con el pasar del tiempo van cambiando las cosas de una forma u otra. Felicidades por el escrito, y ante todo, muchísimas gracias por tu participación.
¡Ay! La verdad, sí me hizo sentir bien triste, porque muchas veces vivimos los momentos bonitos y no sabemos que debemos disfrutarlos lo más que podamos porque el tiempo se va en un pestañeo y se vuelven luego solo un recuerdo. Pasan los años, y las personas ya no están o se vuelven desconocidos. Por eso, hay que vivir los momentos al máximo con las personas que nos importan. Muy bonito escrito Ichii, felicidades y muchas gracias por participar. <3
Hola Ichii <3 Lo que más me ha gustado es el contraste de la historia. Ese comienzo alegre e infantil que nos transporta a una época feliz de la niñez, con un final más amargo por la falta de las personas queridas. Creo que lo más bonito del relato es lo fácil que es sentirse identificado con ello y llevarlo al terreno personal. Una vez de leerlo, si te pones a pensar en experiencias personales remueve. Porque todos, o casi todos, tenemos algún recuerdo preciado en familia de cuando éramos pequeños y según pasan los años es difícil pensar en las personas que se pierden o se alejan por el camino por diversas circunstancias. Un relato muy emotivo, gracias por compartirlo. Una tontería de nada por si quieres corregirlo. Sería "en" su delantal. PD: Esta vez no ha habido tus característicos ruidos sonoros.