En el Fin del Mundo [Sess x Kag]

Re: En el Fin del Mundo [Sess x Kag]

¿Cómo están? En este capítulo me esforcé más, espero valga la pena. ¡Adoro sus opiniones! Por favor, no dejen de criticarme.

Respuestas a sus COMENTARIOS:

october: ¡Te juro que esta vez traté de narrar más! Espero que te guste, siempre me esforzaré por mejorar. Gracias por todo :)

izumineko: Ejem, espero que este haya salido más largo, jeje. ¿Cómo que controlar la presión? Ja. Bueno, a Sess se le da la manía de torturar a la gente. Gracias por leer.

pururun: Ah, esta vez traté de hacerlo un poquito más largo. ¡Ojalá te agrade!

Pan-chan: He tratado de corregir un poco el OoC, por favor avísame qué tal voy. Sí, Inuyasha va a dar un poquitito de lata. ¡Espero que te guste!

Kurayami: De nuevo gracias por leerme. Traté de actualizar pronto y espero que te guste la conti.

Lady Lara: ¡Gracias por leer mi fanfic! Claro que podemos ser amigas n__n. No tengo fotos de Sesshô en bóxers, pero mis dibujos de él y Kagome están en

www.knockouter-ahome.deviantart.com

Creo que vale la pena verlos, ¡ahí me dices!

ISYLU: ¡Bienvenida y gracias, de verdad! Ja, me encantan las parejas disparejas. ¡Espero que te guste la conti.

Kotono: Creo que este cap no va tanto para comedia. Pero en sí, me gusta un poco hacer reír a las personas. Gracias por todos tus comments. Me dices qué tal la conti.

[FONT=&quot]CAPÍTULO 4: “Sesshômaru Sin Razones”[/FONT]​

Kagome sabía que Sesshômaru era frío. Pero desde la noche anterior se había vuelto más frío. Aún recordaba que él le había dicho que ella le impotrtaba. ¿O acaso lo estaba malinterpretando? ¡Qué importaba! Ella... ¿Lo odiaba? ¿Lo despreciaba?... ¿O no?

Le daba igual. Al menos, el lado indiferente de Sesshômaru tenía sus ventajas para ella: ya no le hablaba tan confiadamente y no le hacía bromas. Mucho mejor para la chica pelinegra.

Había recordado que ese día asistirían a la ONU. Y se había puesto en extremo nerviosa, pues no tenía ni la más mínima idea de cómo actuar ante tal situación. Evaluó su estado actual y se percató de que si no le aclaraba con el youkai cómo estaría todo el asunto, lo más seguro es que se viera como una tonta. No quería preguntarle, pues le daba angustia la nueva faceta de él, pero ciertamente no tenía de otra.

Se acercó a la recámara y lo vio leyendo. Se veía tan pacífico y su rostro se veía tan sereno, que temía romper su expresión con acercarse.

–¿Sesshômaru?

El interpelado se limitó a mirarla fijamente mientras una de sus perfectas cejas formaba una curva arriba de su ojo derecho.

–Es que yo... –Suspiró–. Bueno, yo quisiera saber... Ehm. ¿Ya has ido a la ONU?

–He ido a la Organización de Las Naciones Unidas dos veces y con ésta es la tercera.

Ah, su forma de hablar.

–Oh. Y... ¿Cómo es?

Sesshômaru cerró su libro y se acomodó para quedar en una posición cómoda para hablar.

–La Organización...

–¡Ya sé!

–Bien. Consta de una mesa de debate en forma de "U", en donde los delegados de cada nación tienen asignadas sus placas, que les indican el lugar en donde deben sentarse –la chica asintió–. Al frente, se encuentra la Mesa.

–¿La Mesa?

–La mesa dirige el debate. Contiene al Presidente de Mesa, cuya función consiste en decidir todo lo que puede ocurrir o no ahí, decir si algo o no es aceptable.

–¿Está solo el Presidente en la Mesa?

Él estaba a punto de contestar, hasta que tocaron la puerta. Kagome preguntó quién era, y su respuesta provino de un empleado de servicio a cuarto. Ella se dirigió a la puerta. Ni siquiera se había sentado, se sentía con tan poca confianza, sobretodo con lo ocurrido anoche.

–El hotel les mandó una cortesía –dijo al mismo tiempo que sacaba una botella de champagne con un listón blanco cerca de la tapa.

–¡Ah! Eh... –Volteó a ver a Sesshômaru, pero éste parecía haberse sumido en su lectura de nuevo–. Gracias –Sonrió.

–De nada, ¡que la disfrute!

La chica sólo volvió a sonreír y cerró la puerta con cierta risa nerviosa.

–... Seguro que lo haremos –liberó sus nervios inhalando una gran cantidad de aire.

–¿Que haremos qué, Kagome?

Sus ojos se abrieron como platos. Ay, lo que le faltaba. Con gran valentía, dio medioa vuelta para encontrarse con su jefe recargado en la pared y una cara que, ¿quién no lo notaría? Quería una respuesta, ya.

Ella le extendió la botella al momento en que su mirada caía al piso.

–Es... Champagne. Pero, no te preocupes –habló bajito al tiempo que retraía su brazo–, la pondré por allá.

–Hn. No vale la pena desperdiciarla.

Kagome levantó la mirada para encontrarse con los dorados ojos del altísimo ser. Una vez más le extendió la botella y él la tomó. Se quedaron viendo por unos momentos. Pero, de pronto, al adentrarse en la mirada de Sesshômaru, se acordó de Inuyasha. Se sintió culpable y desvió la mirada mientras unas lágrimas amenazaban a salir. No había pasado un día en el que no pensara en él.

Y en ese momento, se sintió muy culpable. Sus ojos gotearon abundantemente. Pero eso era por la nostalgia que sentía hacia Inuyasha y la culpabilidad de estar mirando a Sesshômaru y más bien recordando a su hermano. Se sentía terrible, de lo peor.

Mientras tanto, la persona que se encontraba en frente de ella estaba consternada por la reacción de aquella frágil criatura. ¿Qué le pasaba?... ¿Por qué al verlo ella lloraba? No podía entender ninguna de sus reacciones, ella lloraba de la nada.

–¿Estás bien?

Vaya pregunta. Era más bien, retórica, pues no esperaba recibir respuesta. Quizá, sólamente quería saber qué sucedía.

La joven no respondió. Se hincó de tanto llorar y chillaba ruidosamente mientras se abrazaba a sí misma sin tener control alguno de la situación. ¿Qué más podía hacer sino llorar? Recuperarse no era fácil.

–Kagome... –Al tiempo en que lo susurró, le tocó el hombro. Kagome inmediatamente y de manera agresiva, deshizo el gesto mientras lo miraba con la cara empapada.

Como respuesta a su inapropiada reacción, él le dedicó una mirada fría y cruel. De las más intensas.

–Muy bien, chiquilla. Si vas a reaccionar así siempre, permíteme decirte, con todo el respeto que te mereces... Que me repugnas.

Dicho ésto, la dejó llorando, dirigiéndose a la habitación y azotando la puerta tras de sí. Nadie, hacía muchos años, había logrado que perdiera la calma. ¿Por qué le afectaba?

Que las cosas terminaran de esa manera sólo consiguió que Kagome llorara aún más. No podía sentirse peor.

–Inuyasha –sollozó–, ¿por qué?

Su voz sonó tan bajo que ningún ser humano la habría podido escuchar. Pero Sesshômaru no era ningún humano. Inuyasha, Inuyasha. ¿Era todo en lo que pensaba esa niña inútil? Lo estaba desesperando. Escuchar de ella el nombre del híbrido le hervía la sangre. No pudo hallar una explicación del por qué lo que hacía ella siempre le provocaba algo. Algo...

Se decidió y abrió la puerta en forma calmada. Se acercó a ella y se sentó a su lado. Por su parte, Kagome cubiró su cara con sus manos mientras trataba de callar su voz.

–¿Quieres hablar?

Ella no respondió.

–Escucha: si sigues llorando de esa manera tan hartante, me iré. Y... Perderás la oportunidad.

–¿Qué... Oportunidad? –Se animó a decir la chica cortando su llanto por unos segundos.

–La oportunidad de... Que alguien te escuche.

Ella lo miró. Y, a diferencia de la primera vez, no vio a Inuyasha en él. Su llanto estaba desvaneciéndose al tiempo de que él no dejaba a sus ojos apartarse.

–¿El híbrido significaba mucho para ti?

–... Sí.

–Trata de olvidarlo. Toma distracciones. Por ejemplo, la junta es en hora y media, así que ponte algo decente y nos iremos, ¿de acuerdo?

–Decente –ella esbozó una pequeña sonrisa–. ¿Qué es decente para ti?

Él se puso de pie y le tendió una mano, recuperando su mirada seria.

–No para mí, para ellos. Si vas a usar falda, no puedes mostrar tus piernas.

–¿Mis piernas te parecen feas? –Rió.

–Me refiero a que lleves medias, o no se concentrarán en lo que hablas.

–Oh –se puso de pie con su ayuda.

De pronto, él posó su larga mano en la cara el ella. A Kagome le pareció sentir el calor de sus mejillas y cerró los ojos con fuerza.

–No pensaste que iba a besarte, ¿verdad, Kagome?

Ella abrió los ojos al momento en el que veía la mirada sarcástica de su superior. Sacudió su cabeza mientras arrugaba la nariz.

–¡No seas tonto! Nunca pensé que ibas a... Bueno, éso.

–Hn. Ahora ve a prepararte.





A todos los que me pidieron que les avisara, ya lo hice y si no les molesta, seguirán contando con eso. Si alguien más quiere, ¡con gusto!
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Re: En el Fin del Mundo [Sess x Kag]


[FONT=&quot]¡Hola! Algo de tiempo sin poner conti. Estaba un poco presionada con el one-shot que escribí, y la verdad estoy corta de tiempo porque tenía que terminar un dibujo para un concurso... ¡Y debo hacer un dibujo por el que me pagarán! En fin, por eso no responderé sus comments esta vez. PEEEERO la próxima ya verán, ¡responderé a tod@s como siempre! GRACIAS POR LEER ESTE FANFIC Y APOYARME. [/FONT]

Respuestas a sus COMENTARIOS:

Será para la otra u______u

[FONT=&quot]CAPÍTULO 5: “Conocidos”[/FONT]​

[FONT=&quot]–[FONT=&quot]¡OK! Creo que puedo hacerlo [/FONT][FONT=&quot]–[/FONT][FONT=&quot]pronunció Kagome decidida pero aún temerosa.

Sesshômaru no respondió. Sólo asintió con la cabeza. Aunque no lo admitiese, él también había estado pensando en su hermano. Pero no por el hecho de que se hubiera muerto o lo estimase, sino porque se preguntaba... ¿Por qué no había utilizado su única llamada para pedirle ayuda a él? Realmente Inuyasha había preferido hablarle a una chica antes de a él. Ah.[/FONT][/FONT]

Se podía divisar a dos personas saliendo del hotel de cinco estrellas. Sesshômaru y Kagome habían partido hacia lo que sería la primera junta mundial de la chica.

A lo lejos, un hombre de cabellos negros y ondulados se esforzaba por alcanzarlos. Cuando los tuvo a pocos centímetros de distancia, sonrió para sí mismo y tocó el hombro del youkai. El último volteó la cabeza sin sobresaltarse.

–Naraku –pronunció con indiferencia.

–¡Ah, Sesshômaru! Qué lindo día, ¿no es así? –El interpelado rodó los ojos–. Está soleado, hace calor, puedes ver los altos edificios...

–Los días soleados no son mi tipo.

–¡Oh! Es que son del tipo de casi todo el mundo...

–Eh... Disculpe –terció Kagome con un poco de timidez–. ¿Oí bien? –Tomó aire–. Sí, está soleado, pero el calor es espantoso... No hay aire fresco ni se ve ni una planta a kilómetros de aquí...

–Se nota que viene de Tokyo4NatureDisasters... Señorita, qué hermosa es –Sesshômaru arqueó una de sus perfectas cejas–. ¡Su cabello negro, sus ojos azules y su fina piel blanca hacen una armonía contrastante!

Sesshômaru decidió interrumpirlo. Naraku era del tipo de personas al que le gustaba jugar con palabras. Regularmente, no era algo que le molestara; extrañamente, esa vez era diferente.

–"Armonía contrastante". Qué dulce –rió sarcásticamente–. Tú bien sabes que no se pueden mezclar esas dos palabras. No... Quizá no lo sabes. Después de todo siempre has sido tonto e ignorante –el hombre, que poseía ojos escarlata, comenzaba a iluminarse con furia–. Armonía es un término utilizado para describir cierto grupos de elementos que se mezclan, o combinan. Y contraste –Naraku cerró los puños–, es, pues, todo lo contrario. Ahora ya aprendiste.

–Ya basta, Sesshômaru. Sólo trataba de ser amable –dijo la pelinegra acomodándose la blusa blanca con nerviosismo.

–Gracias, señorita.

–Kagome, si yo fuese de tu género y el imbécil tratase de cortejarme, lo patearía en donde más le duele.

–¿Te refieres a...?

–En su caso, la parte más pequeña de él. Vámonos.

La chica sintió el brazo de su jefe en la cintura al momento de que volteaba hacia atrás, observando a Naraku rechinar los dientes y relajarse al fin.

De pronto, se preguntó qué relación guardaba Sesshômaru con ese hombre. Al ver que el último se veía bastante enojado, se situí en frente del él mientras caminaba hacia atrás; al tiempo en que la cabeza se le ponía en blanco.

–Estás obstruyendo mi camino.

–Oh... Eh... –Le sorprendió notar que su tono no lucía enojado–. ¡Es que tu corbata está fuera de lugar!

Inmediatamente se dispuso a arreglar su problema inventado, ajustándole la corbata y sacudiéndole su elegante traje negro.

–Hn.

–Por cierto, Sesshômaru. ¿Quién era él?

–Nadie. Sube al auto.

¡Éso no era un auto! Era, era... El más hermoso vehículo que ella hubiera visto jamás. Color negro con plateado y alargado, el coche era bastante llamativo.

Al tiempo en que Sesshômaru comenzó a conducir, ella se sintió como si por un momento viviese en una película de acción. Quería hacer más preguntas sobre Naraku, puesto que la respuesta de su superior no había sido en absoluto, útil.

Pero algo la detuvo. La tensión en sus facciones era demasiado, cualquiera podría intuir que tocar el tema era la más mala de las ideas.

El youkai se estacionó y bajó del auto. Ayudó a que ella se bajara y comenzaron a caminar con dirección a un imponente edificio.

–¿Es aquí la ONU? –Susurró ella.

–No, ésta se encuentra instalada subterránea. Debajo del edificio.

–Oh, por eso es tan secreto.

–Así es.

Entraron al edificio y al llegar al elevador, uno de los largos dedos del demonio tocó un botón desgastado y sin etiqueta. Comenzaron a bajar numerosos niveles. Tantos, que Kagome ya podía sentir una ligera presión en los oídos.

Cuando las puertas del ascensor se abrieron, caminaron por un túnel que, al parecer, era de hierro. Por fin dieron con una puerta de tamaño mediano. Estaba cerrada.

Kagome iba a tocar, pero de pronto, Sesshômaru le tomó la mano.

–No seas impaciente.

La mirada del youkai se quedó plasmada en la delicada mano de la joven. Después de unos segundos, reaccionó y pareció recordar algo de suma importancia.

–Será mejor que te quite el anillo –dijo al tiempo en que sacaba el objeto mencionado de manera suave y lenta. Ella sólo bajó la cabeza–. Aquí no permiten que cónyugues o parejas existan en la Organización. Está prohibido. Pero tú y yo sabemos que es una farsa... Por eso, por el momento, vas a quitártelo.

La chica sólo asintió con la cabeza al tiempo que su acompañante abría la puerta.

Al fondo de la mesa, estaba él. Aquel hombre al que Sesshômaru había despreciado y humillado en frente de ella. El rostro del youkai se descompuso y Kagome pudo leer, por primera vez, la expresión en su cara. "¿Qué demonios hacía él ahí?"

–Buenas tardes, Sesshômaru. Pensé que no ibas a llegar.

Sin articular palabra alguna, el peliplateado se sentó con gracia. La joven se sentó al lado de él.

–"Naraku se encuentra en el asiento central de la Mesa Directiva" –pensó Kagome–. "Según lo que Sesshômaru me enseñó... Ese hombre es... ¡¿Presidente de la ONU?!"











Perdonen por no avisar esta vez. Debo terminar algunas cosas pendientes... En fin, espero les haya parecido interesante n_____________n

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