Long-fic de Pokémon - El viaje de una chica llamada Navaja

Tema en 'Fanfics de Pokémon' iniciado por Navaja, 27 Noviembre 2023.

  1.  
    Navaja

    Navaja The best people in life are free

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    Escritora
    Título:
    El viaje de una chica llamada Navaja
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    4705
    Capítulo I

    Dos navajas cortan mejor que una

    El sol comenzaba a animar a los habitantes de Ciudad Verde a despertar y sumergirse en la rutina diaria de la semana. Para muchos niños esos días de verano significaban el fin de un ciclo en el que eran indefensos y los padres se encargaban de todas sus necesidades, pasando a la siguiente etapa en la que muchos emprenderían vuelo para cumplir las metas que se habían propuesto.

    El inicio de la nueva etapa era usualmente el mismo para todos, el día que elegían su primer Pokémon. Navaja se incluía en ese grupo de niños. Sin embargo, las ansias de que ese momento llegara estaban lejos de predominar en ella.

    Mientras se vestía en su cuarto del segundo piso, divagaba entre sus inquietudes de convertirse en Entrenadora Pokémon << ¿A qué Pokémon voy a escoger?>>

    Se ponía sobre su top blanco un mono rojo, creyendo que se vería bien con unas deportivas rosa. Luego amarró su largo cabello azabache en una coleta alta, para enfrentarse al día caluroso que advertía su llegada gracias a la tibia brisa que entraba por la ventana de la habitación.

    — ¡A comer, mocosa! — habló su primo detrás de la puerta de la habitación.

    — Ya voy.

    — ¡Que vengas a comer! — insistió de mala gana.

    — ¡Que ya voy, baboso! Ush… — Navaja abrió bruscamente la puerta y se encontró con su primo de diecisiete años, que parecía estar levantado desde temprano ya que estaba ataviado para salir, con unos jeans ajustados con un cinturón negro de hebilla grande con un boomerang azul en el centro, unas deportivas negras y una playera blanca a la que él mismo había rasgado cuello y mangas, sus manos estaban cubiertas con guantes negros sin dedos, probablemente porque haría pesas, y una pañoleta roja en la cabeza, con la que evitaba que su cabello claro cayera sobre sus ojos azules.

    Navaja lo esquivó y bajó las escaleras hasta el comedor, donde su padre estaba sentado a la cabecera de la mesa con Flareon recostado a su lado en el piso de cerámicas.

    — Buenos días — saludó el hombre de cabellera rubia, dejando su sombrero a un costado. Vestía una camisa celeste con una franja negra atravesando el pecho y dobladillo de las mangas, jeans con un cinturón negro, con un boomerang rojo grabado en la hebilla. Se veían lustradas sus botas vaqueras en sus pies cruzados uno arriba del otro bajo la mesa. El detalle que más resaltaba en su vestimenta era el pañuelo rojo que adornaba el cuello de su camisa.

    — Hola, Shane — respondió Navaja acomodándose en uno de los asientos a su lado, tratando de evitar tocar al Pokémon tipo fuego con cierto recelo en su mirada. Al mirar con más detenimiento observó que Shane tenía en sus brazos un extraño Pokémon rosa, su cuerpo gelatinoso era parecido al agua o al chicle.

    — ¿Qué es eso? — Navaja se acercó a tocarlo y este le huyó, doblándose en el brazo de Shane.

    — Es Ditto, un Pokémon único en el mundo. Puede transformarse en cualquier Pokémon que conozca — explico Shane.

    — ¿Se quedará con nosotros? — la mirada de Navaja brillaba de emoción.

    — Así es. Lo Entrenaré para que me ayude en combate — asintió Shane.

    — ¿Ese bebé te ayudará? —agregó Zack riéndose mientras bajaba las escaleras — Tienes ideas tan graciosas, Shane.

    — Ríete todo lo que quieras, cuando Ditto esté listo verás de lo que es capaz.

    — Ay sí que miedo… El anciano con su jalea de juguete me matarán… ¡de la risa!

    — Ya siéntate, que se enfría el desayuno. Hice huevos fritos, para que combinen con tu cerebro — dijo Shane dándole un golpe en la nuca a su sobrino cuando este se sentó.

    Se sentaron a desayunar los tres. Shane se apresuró en terminar, ya que debía ir a trabajar al Gimnasio Pokémon de la ciudad. En la televisión pasaban un comercial con el Profesor Oak, experto en Pokémon, que anunciaba el inicio del viaje de los Entrenadores de la región, detrás de él, se mostraban en una gran pantalla a los Pokémon que él entregaba a los novatos.

    — Ditto, ¿te puedes transformar en esos? — preguntó Navaja con emoción. Ditto empezó a copiarlos, pero con dificultad. Imitó con gran esfuerzo un caparazón de Squirtle y Navaja aplaudió — ¡Realmente puedes cambiar! Ahora intenta con Charmander.

    — ¿Ya sabes qué Pokémon vas a elegir?— preguntó Shane.

    — No, ¿por qué debo escoger uno de esos? Quisiera tener más opciones — respondió la niña concentrada en lo que hacía Ditto, que solamente logró que a su cuerpo le saliera una cola como la de Charmander, sin poder cambiar su color rosa, provocando otra carcajada en Navaja.

    — Cada región tiene sus Pokémon representativos y, un Entrenador que inicia en Kanto debe escoger entre Charmander, Bulbasaur o Squirtle.

    — ¿Sabes? Quiero un Pokémon que se parezca a mí como tú con Flareon o Zack y Machoke y en el Instituto Tecnológico Pokémon escogen al Pokémon que sea adecuado para cada Entrenador con un test de personalidad.

    — Por tu temperamento podrías conseguir un Mankey. Es buena opción, ¿no? — se rio Zack.

    — Navaja… — suspiro Shane — Decidí que no irás al Instituto Tecnológico para Pokémon.

    — ¿Qué? — la felicidad que sentía Navaja se desvaneció al escuchar esas palabras.

    — Harás tu viaje retando a los Gimnasios como todos los Entrenadores. Ya lo decidí — agregó con el ceño fruncido.

    — No puedes hacerme esto, me lo habías prometido… ¡Saqué notas sobresalientes en la Escuela Pokémon porque mi único objetivo era entrar al Instituto! — Navaja estaba furiosa y comenzó a gritar cuando hablaba.

    — Yo me retiro, tengo que entrenar… vamos Ditto — Zack extendió su brazo al Pokémon y comenzó a dirigirse a la escalera.

    — ¡Tú te quedas en esta conversación! — gritó Shane.

    — ¿Y qué tengo que ver yo en esto? No quiero quedarme a escuchar el berrinche de tu cría — se indignó Zack.

    — Navaja, viajarás a ganarte el pase a la Liga Pokémon con tu esfuerzo y tú la acompañarás — Shane señaló a cada uno al hablar y se levantó de la mesa bruscamente para irse. No sabía lidiar con dos adolescentes molestos y se volvía muy torpe en sus maneras.

    — ¿Qué dices? ¡Estás demente! Apenas vivimos aquí sin matarnos mutuamente y dices que haga de niñero en un viaje que no es mío — Zack se había molestado también.

    — Estoy de acuerdo con Zack. Me he esforzado en estudiar para rendir el examen de ingreso… es más, ya lo di y envié mis resultados — la actitud desafiante de Navaja no se achicó ni un pelo ante su padre.

    — Yo escribí un correo para que rechazaran la solicitud — Shane estaba molesto con Navaja, con Zack y con él mismo por no saber lidiar con su paternidad en momentos difíciles. Navaja se dejó caer de rodillas al suelo.

    — Shane… — Zack hizo una mueca de desagrado — Como que te pasaste de la raya.

    Shane observó la cara de sus pupilos y se sentó en cuclillas frente a Navaja con dolor en su mirada.

    — Mija, no creas que lo hice con maldad… Sabía que te rompería el corazón todo esto y créeme que tengo buenas razones.

    — ¿Por qué me mentiste? — una lágrima rodó por la mejilla de Navaja.

    — Navaja… Escúchame. Si entras a ese Instituto tendrás un pase asegurado a la Liga Pokémon siempre y cuando apruebes sin equivocarte ni una sola vez y eso podría tomarte años… incluso una década entera — Shane le hablaba con preocupación y algo de desespero.

    — Yo soy inteligente y puedo hacerlo — exclamó Navaja con el ceño fruncido.

    — Sí, lo sé mejor que nadie. Eres mi hija y sé que puedes lograr grandes cosas pero no en ese lugar. Si viajas por tu cuenta aprenderás mucho más de lo que videos o simuladores pueden enseñarte. Cree en lo que te digo, yo fui alumno de allí y no me sirvió de nada — Shane se veía algo apenado por la situación y a pesar que era un gran domador Pokémon, lo único que no había podido domar eran sus niños y sabía que la edad de ambos era muy difícil de manejar para alguien tosco como el.

    — ¿Y no crees que eso deba decidirlo yo por mi cuenta?

    — No supe decírtelo a tiempo, Navaja. Te veías tan entusiasmada que no supe decir que no. Por favor, discúlpame. Con el tiempo entenderás por qué lo hice — Shane cambió su semblante de tristeza a uno más serio y convencido.

    — ¿Y yo qué? — cuestionó Zack

    — Lo mismo va para ti. Con el tiempo lo entenderás… Ahora debo ir a trabajar — dijo Shane levantándose y extendiéndole su mano a Navaja, quien se levantó sin tomarla —. Mañana tienes una cita con el Profesor Oak para iniciar tu viaje… y mientras meditas sobre qué Pokémon escogerás, ve a la tienda de don Fermín y le compras una tableta a Flareon que ya comenzó a dolerle la pata.

    Navaja observó como Flareon se levantaba tras Shane, mientras no podía apoyar bien la pata trasera derecha, por lo que cojeaba. Shane regresó a Ditto a su pokébola y cruzó la puerta de salida lo más rápido que pudo, disimulando que estaba huyendo de la situación.

    Navaja y Zack se miraron.

    — Oye, no tenía idea de nada de esto… Yo estoy entrenando para entrar al Dojo de Ciudad Azafrán — Zack se cruzó de brazos.

    — Pues… veámosle el lado positivo. Me acompañas hasta allá y luego sigo yo sola a ver cómo le hago para entrar al Instituto — Navaja intentaba imitar un semblante sereno pero en los ojos se le notaba la gran tristeza que sentía.

    — No lo sé… — Zack arqueó una ceja — Será mejor que vayas a comprar esas tabletas. No quiero ver más enojado aún a tu papá.

    Navaja salió y se dirigió al camino del Bosque Verde, que quedaba saliendo de la ciudad, ya que su casa quedaba a una orilla de este.

    Los potentes rayos del sol intentaban ingresar por las densas copas de los árboles, logrando hacerse camino entre las hojas, cayendo como lluvia de luz hacia el interior del bosque.

    Muchos entrenadores frecuentaban aquél bosque con la intención de enfrentarse a otros entrenadores y hacer más fuerte a sus equipos, mientras otros intentaban capturar a los Pokémon que habitaban allí. Navaja disfrutaba observar de estas actividades imaginando que era ella quien combatía y qué ataques usaría en su lugar, sin embargo, no quería atrasarse en su encargo, por lo que se fue por un camino más solitario para no distraerse.

    Iba sumida en sus pensamientos sobre cómo su padre le había roto el corazón, cuando de pronto escuchó un ruido parecido a un aleteo. Al voltear, alcanzó a ver una sombra verdosa pasar con tanta fuerza por su lado que se tambaleó y cayó sentada al suelo terroso del bosque.

    — ¡Regresa! — gritó un muchacho de escasos catorce años que, inútilmente intentaba regresar a su pokébola al Pokémon que la asustó. Al ver a la niña tirada en el piso, le tendió una mano y la ayudó a incorporarse —Lo siento mucho, amiga.

    — No hay problema, ¿qué pasó?

    — Es mi Pokémon. Se escapó y tengo que buscarlo — el muchacho fue corriendo tras el Pokémon y Navaja observó la situación de manera indiferente.

    Entonces, cuando quiso retomar su camino, observó que tras ella venía corriendo otro Pokémon de color amarillo con franjas negras en su abdomen, gruñendo y destellando electricidad por todo su cuerpo. Sin pensarlo, comenzó a correr tan fuerte, que alcanzó pronto al chico que había conocido.

    — No quiero asustarte ¡pero un Pokémon nos sigue! ¡Nos va a matar! — Navaja inhaló fuertemente para correr más rápido.

    — ¡Corre, niña!

    Navaja se desvió rumbo a la orilla del bosque que se conectaba con las calles de la ciudad, sin fijarse que estaba lleno de raíces por el suelo y se tropezó, cayendo nuevamente mientras se cubría la cabeza con ambos brazos para no lastimarse. Antes de si quiera levantarse, escuchó como el Pokémon verde se acercaba a gran velocidad hacia su dirección, seguido del Pokémon amarillo.

    Sin entender por qué la seguían, corrió hacia la calle principal que llegaba al almacén de don Fermín. Entró lo más rápido que pudo con la intención de esconderse, pero no contaba con que los Pokémon entraran, haciendo trizas el vidrio de la puerta ante los ojos horrorizados de los clientes.

    Navaja lanzó un grito y corrió hacia el final del almacén, ante los ojos desorbitados del vendedor y los sorprendidos clientes que corrieron fuera de la tienda para no ser alcanzados por los Pokémon, que hacían con tal escándalo, que tiraron los víveres de los estantes a su paso.

    — ¡Mi tienda! — gritó entre llanto y furia don Fermín. Un viejo barrigón y con canas en la poca cabellera que le quedaba en la cabeza.

    — ¡Ayuda! — Navaja desesperada, corría de pasillo en pasillo, seguida por ambos Pokémon que se empujaban, pasando a llevar los estantes que se caían ante el choque. Dejaron el suelo lleno de los líquidos que contenían los frascos, combinándose en un surtido de colores y olores diversos, entre paquetes y vidrios dispersos por doquier. Navaja tropezó y quedó cubierta de líquido, manchando su ropa de la combinación de todos los líquidos coloridos regados por el suelo.

    — ¡Fuera de mi tienda! — el grito de don Fermín, lleno de ira y desconcierto, lanzando latas de comida hacia Navaja que salía corriendo a trompicones de la tienda.

    — ¡Lo siento! — Navaja saltó, apoyándose con una mano por encima de un estante en el suelo y salió de la tienda, seguida por los Pokémon.

    Cuando estuvo en la calle buscó rápidamente un lugar donde ocultarse, entonces se escabulló por un callejón cercano escondiéndose detrás de un basurero en cuclillas cubriendo su cara con las manos, esperando que los Pokémon no la encontrasen.

    El Pokémon alado fue el primero en entrar al callejón y se notaba perdido. El otro Pokémon lo siguió y, cuando el Pokémon verde se giró a ver al recién llegado, Navaja aprovechó de correr, ya que este último traía cargado su cuerpo con electricidad.

    Corrió unos metros y vio cómo el Pokémon eléctrico perseguía al verde, entonces se percató que este último todo el tiempo trató de huir, mientras el otro no lo dejaba escapar lanzándole puñetazos cargados con electricidad. Al ver al Pokémon verde atrapado, tratando de librarse del otro, un coraje emergió desde el instinto más profundo de Navaja y se paró entre los dos Pokémon y extendió los brazos, mirando al Pokémon eléctrico.

    — ¡Vete, abusivo! — vio un fierro viejo a un costado y lo lanzó al suelo para asustarlo.

    El gran Pokémon se enfureció y emitió una descarga eléctrica que abarcó todo el callejón, haciendo bailar a Navaja y al otro Pokémon hasta que se desplomaron en el suelo cuando acabó el ataque.

    Todo le daba vueltas, sentía un pitido en los oídos y veía borroso. El Pokémon alado se encontraba frente suyo con los ojos cerrados. Se veía muy lastimado, los mechones de su cara estaban chamuscados y se quejaba. Fue lo último que vio antes de desmayarse.

    Al despertar, se encontró recostada sobre un sillón y con una manta puesta. Una Enfermera Joy que se paseaba la vio despertar y se acercó con un fichero en la mano. Le explicó que fue alcanzada por el ataque Chispazo de un Electabuzz. Ella preguntó por el otro Pokémon.

    — Scyther está muy bien. Avisaré que despertaste, tu amigo está por allá — sonrió la enfermera, mientras se dirigía al mesón principal.

    — ¿Mi amigo?

    En ese momento, vio como el muchacho que había conocido en el Bosque Verde le daba las gracias a la Enfermera y se acercaba a ella, apenas podía reconocerlo ya que no le había prestado atención la primera vez. Tenía el cabello y ojos castaño oscuro usaba una playera amarilla con una franja azul y pantalones cortos negros, que combinaban con unas deportivas azules.

    — Hey, ¿cómo estás?

    — He tenido días mejores — sonrió Navaja.

    — Mi nombre es Joey, ¿y el tuyo?

    — Navaja.

    — Que extraño nombre — se rio el muchacho.

    —¿Te parece gracioso? — Navaja se cruzó de brazos con el ceño fruncido.

    — Bueno, bueno, Navaja. Quería disculparme por lo que te pasó. Fue todo culpa mía — las cejas de Joey se arquearon hacia arriba en una mueca de tristeza.

    — ¿Cómo dices?—preguntó Navaja de mala gana.

    — Te explicaré todo. Verás, venía a desafiar al gimnasio de Ciudad Verde y quería prepararme bien para retar al líder. Hace poco conseguí un Electabuzz y quise probarlo en batalla contra mi Scyther.

    — ¡Oh, son tus Pokémon!

    — Así es. Scyther no ha querido luchar desde hace algún tiempo y quise ponerlo a prueba con Electabuzz a ver si se animaba, pero de pronto salió volando y lo seguí; fue entonces que te vi y supe que te estaba persiguiendo.

    — ¿Y por qué me estaba persiguiendo? — Navaja arrugó el entrecejo incrédula.

    — Es el color rojo de tu ropa, bueno era rojo —esbozó una sonrisa pícara —. El color rojo les desagrada a los Scyther y a los Electabuzz — Joey bajó la mirada.

    — ¿Es una broma?... ¿es decir que todo esto fue mi culpa?

    — Fue una muy desagradable coincidencia. Permíteme llevarte a tu casa, tus padres deben estar preocupados — Joey sonrió.

    — ¡Oh, no! Shane me va a matar — Navaja se cubrió la cara con ambas manos — ¡No le compré las tabletas a Flareon y además destruí la tienda de don Fermín!

    — Espera, espera, ¿dijiste Shane?

    — Sí, ¿por qué?

    — ¿Te refieres a Shane, el domador Pokémon? — la mirada de Joey se iluminó de repente.

    — Sí, ¿qué pasa con eso?

    — Justamente a él me tengo que enfrentar. Dicen que es el telonero de Azul en el gimnasio. Antes de retar al líder debo vencerlo primero.

    —Ese es mi padre — sonrió.

    — ¡Wow! Que gran coincidencia. Mis Pokémon lastimaron a la hija del domador — sonrió Joey.

    — Que emoción, ¿no? — Navaja sonrió forzosamente.

    Al no requerir más los servicios del Centro Pokémon, ambos jóvenes se dirigieron hacia la salida del recinto. Al salir, Navaja le dio indicaciones de cómo llegar al gimnasio.

    — ¿Te quedarás a ver la batalla?

    — ¡Por supuesto! No me lo perdería por nada — Navaja hizo el símbolo de paz con los dedos.

    Mientras caminaban, Navaja le preguntaba a Joey sobre su primer Pokémon, a lo que este respondió que fue un Cyndaquill, que ya era un Typloshion.

    — ¿No eres de Kanto?

    — Vengo de Ciudad Trigal, en Johto — sonrió Joey.

    — Mi primo Zack es de Johto. Dime, ¿has ganado muchas medallas?

    —Sí. Mis Pokémon y yo nos esforzamos mucho y gracias a ellos pude participar en la Liga Johto, y ahora vamos a intentarlo en la Liga Añil — Joey empuñó la mano con energía. Navaja lo observó asombrada y con admiración.

    Joey siguió contándole a Navaja sobre sus aventuras hasta que ella se detuvo frente a una gran estructura.

    — Llegamos.

    Se detuvieron frente a una pileta con dos escaleras al lado izquierdo y derecho que llevaban hasta la entrada de una gran estructura de material sólido. Tres pilares a cada lado encaminaban hacia una gran puerta doble hoja de madera. Tenía grandes vitrales anaranjados que llegaban hasta el techo, el cual era más alto de un lado, creando una forma de arco irregular en la cima.

    — Por fin. Si logro vencer el gimnasio tendré la medalla que me falta para participar en la liga — el entusiasmo de Joey era palpable en el aire, sus ojos brillaban y la sonrisa reflejaba las esperanzas que tenía puestas en ganar el combate.

    — Vas a tener que hacer tu mejor esfuerzo. Shane es un Maestro Pokémon — sonrió Navaja con picardía.

    — No lo dudo.

    Al entrar al gimnasio, los recibió un hombre joven usando el uniforme de los árbitros de Kanto que consistía en unos pantalones de tela negros y una playera azul claro con el cuello negro, y en el lado derecho del pecho el logo de una pokébola.

    — Bienvenidos al Gimnasio de Ciudad Verde — saludó cordialmente y al reconocer a Navaja cambió el tono formal —. Oh, Navaja ¿vienes a hablar con Shane? Está molesto contigo al parecer.

    — No, ya hablaremos de eso con él — Navaja sonrió un poco avergonzada y luego tomó del brazo a Joey, arrastrándolo hacia delante ante la mirada sorprendida de este —, él viene desde Johto a retar el gimnasio. Se llama Joey.

    — Muy bien — sonrió el árbitro —. Acompáñame, Joey.

    Al abrir las compuertas encontraron la arena de combate; era un gran terreno liso de tierra con altos arcos de metal que enmarcaban las orillas. Estaban pintadas de un azul oscuro, que daban la impresión de estar en un lugar lúgubre.

    En el extremo del rival se encontraba Shane, alto, fornido, con su sombrero de vaquero puesto que le cubría la mirada y su pañuelo rojo que resplandecía a la luz del atardecer que entraba por los vitrales. Levantó la vista y observó desafiante al retador.

    — Soy Joey y vengo a retarlo a un combate Pokémon — sentenció Joey con confianza.

    — Veamos si eres lo suficientemente fuerte — Shane dirigió la vista hacia Navaja y se sorprendió de verla tan sucia y con la ropa arruinada, aunque eso no lo distrajo de su trabajo, simplemente la saludó inclinando la cabeza y tomando su sombrero con dos dedos, a lo que ella agitó una mano. El réferi se posicionó a un costado de la arena de combate con una bandera en cada mano, una de color verde hacia Joey y la otra roja hacia Shane.

    — El combate entre el retador Joey y el telonero Shane, da inicio. Será un enfrentamiento uno versus uno. El combate terminará cuando uno de los Pokémon sea debilitado o ya no esté en condiciones de luchar — el réferi alzó ambas banderas y las dejó caer con fuerza — ¡Que comience la batalla!

    Shane se apresuró en sacar la pokébola y dejó salir a un Tauros que lanzó un bufido mientras golpeaba dos veces el suelo con una de sus patas delanteras.

    — ¡Elijo a Electabuzz! — Joey lanzó una pokéball anaranjada y liberó al Pokémon eléctrico.

    — Es tan feo — gruñó Navaja. Shane desde lejos la fulminó con la mirada.

    — Me la estás dando muy fácil, Joey pero te daré una oportunidad, Tauros, utiliza Cabezazo Zen. El Pokémon toro se abalanzó implacable hacia su oponente.

    — Protégete — ordenó Joey y sonrió al ver que Tauros no logró dañarlo — ¡Ahora utiliza Puño Trueno!

    En ese momento, Electabuzz cargó su brazo con electricidad y dio un puñetazo que Tauros esquivó fácilmente. Fue cuando Scyther hizo acto de presencia y se metió al combate a luchar contra Electabuzz.

    — ¿Qué significa esto? — preguntó Shane con el ceño fruncido.

    — ¡No, Scyther! ¡Ven acá! — Joey sacó la pokébola e intentaba devolver a Scyther en ella sin resultados, ya que el Pokémon lo evadía hábilmente, mientras Electabuzz seguía dándole puñetazos, que Scyther esquivaba con furia y aprovechaba de golpearlo con las patas, aprovechando que podía volar.

    Scyther golpeó en la cara a Electabuzz, lo que desató su furia y todo su cuerpo comenzó a liberar estática, mientras gruñía.

    — ¡No otra vez! ¡Salgan todos! — Navaja salió corriendo.

    De pronto Shane sacó una cuerda de algún lugar de la arena de combate y en un hábil movimiento se subió a Tauros y este corrió hacia Electabuzz, lanzando la cuerda y desestabilizándolo. Finalmente el nudo de la cuerda lo dejó inmóvil.

    — Se acabó la batalla — concluyó Shane con tono firme. Navaja sintió pena por los Pokémon de Joey.

    — Dadas las circunstancias, Shane gana la batalla — el árbitro levantó la bandera roja con la mano derecha hacia el lado de Shane.

    — ¿Qué? — la cara de Joey se desencajó y su mueca se transformó a una de rabia — Mira lo que hiciste, Scyther ¡perdimos sin haber peleado! Eres una decepción — empuñó las manos con energía, mientras el Pokémon lo miraba con desprecio.

    Shane y Navaja se acercaron a Joey, palpando su incomodidad, mientras regresaba a Electabuzz a la pokébola.

    — Puedes volver a tomar el desafío mañana. Ahora ve y descansa — dijo Shane con tono neutro.

    — ¿Así nada más? ¡Esto ha sido una humillación! — Joey lanzó la pokébola de Scyther al piso y salió del gimnasio sin voltear.

    La pokébola rodó hasta los pies de Navaja, quien la recogió y la observó; era anaranjada y tenía la figura de una pokéball blanca en la parte superior, al levantar la vista, notó que Scyther la observaba.

    — ¡No me vayas a atacar! — Navaja retrocedió un paso y al ver que Scyther no reaccionó, se quedó quieta — ¿Ya no te molesta el color de mi ropa?

    — Estás toda embarrada, ya no le queda color a esa prenda — agregó Shane.

    — Oh… es eso entonces — sonrió Navaja.

    Scyther y Navaja sostuvieron la mirada unos segundos, ella evidentemente nerviosa que la volviera a atacar y Scyther con una mezcla de curiosidad y recelo. Shane salió a ver al Entrenador, que estaba sentado en la escalera a mano izquierda. La luz del atardecer inundaba con destellos naranja todo lo que tocaba, el cabello de Joey se mecía con reflejos dorados, enmarcando su frustración.

    — Joey, escucha. Los Pokémon son la familia que hacemos en el viaje a ser Maestro Pokémon o lo que quieras ser. No se abandonan en los malos momentos.

    — Scyther sólo me da problemas. No quiere combatir y yo necesito que mis Pokémon estén dispuestos a ayudarme a ganar — Joey levantó la vista hacia Shane con el ceño fruncido.

    — Comprendo. Todos queremos cosas distintas y eso ocurrirá con todos los que te rodeen. Un verdadero Entrenador debe aprender a escuchar a los Pokémon — Shane se cruzó de brazos, con la vista puesta en algún punto del horizonte.

    — No quiero obligarlo a seguir un camino que él no quiere — Joey bajó la mirada posando ambos codos en sus rodillas mientras dejaba caer sus brazos. En ese minuto Scyther y Navaja salieron por la puerta del gimnasio a sumarse a la conversación. Al percatarse de esto, Joey se levantó —. Ya está decidido — caminó hacia Scyther, su semblante expresaba decisión, tranquilidad y un dejo de tristeza. Cuando estuvo delante de ellos, extendió la mano hacia la niña, quien le entregó la pokébola —. Es una lástima que tengamos que despedirnos pero si no quieres luchar, no me queda otra opción. Ahora serás libre.

    Joey alzó la mano con la pokébola y la lanzó al piso. Alzó su pie para romperla y fue cuando Navaja se paró delante de él extendiendo ambos brazos.

    — ¡No lo hagas! —gritó — Yo puedo quedarme con Scyther.

    Todos los presentes la miraron, tan sorprendidos como el mismo Scyther. Joey observó al Pokémon y luego a Navaja.

    — ¿Estás hablando en serio?

    — Totalmente. Creo que Scyther y yo seremos buenos amigos. Creo que no me odia tanto como pensé — sonrió la niña con confianza, para luego dirigirse al Pokémon — ¿Qué dices… quieres ser mi compañero?

    Scyther observó a Navaja y luego a Joey, dubitativo. Joey lo miró y asintió sonriendo. Scyther en ese momento entendió que ya no pertenecía al equipo de Joey, así que se acercó a Navaja, quien apenas podía contener la emoción ante lo que ocurría.

    — Ten —Joey le entregó la pokébola a Navaja —, es una competiball. Con ella capturé a Scyther en el Parque Nacional en Johto.

    — ¡Es genial! ¡Scyther es oriundo de Johto! — Navaja extendió la competiball hacia el Pokémon y sonrió decidida —Ahora que tengo tu competiball, ¿quieres ser mi Pokémon?

    Scyther observó a Navaja y cerrando los ojos, chocó suavemente su nariz con el botón que abría el aparato, dejándose absorber por la luz infrarroja. Navaja gritó de emoción mientras daba un salto.

    — ¡Conseguiste uno muy raro! Míralo bien, es un Pokémon vario color— sonrió Shane acariciando la cabeza de su hija. Navaja no contuvo la emoción y le dio un abrazo muy apretado mientras reía.

    — ¡Allí estás! — una fuerte voz interrumpió el momento. Era don Fermín que venía muy molesto — ¡Vas a pagar por todo lo que destruiste!

    Navaja rápidamente se escondió detrás de Shane.

    — Navaja, ¿qué significa esto? — Shane arqueó una ceja.

    — Puedo explicarlo — sonrió Navaja chocando las yemas de sus dedos índices, mientras don Fermín le contaba todo lo ocurrido a Shane, que lo escuchaba atentamente.

    Al final del día las cosas no salieron como se tenían planeadas, sin embargo, Navaja cumplió su deseo de elegir al que sería su primer Pokémon con quien comenzaría su viaje rumbo a ser una verdadera Entrenadora Pokémon.
     
    Última edición: 27 Noviembre 2023
    • Adorable Adorable x 1
  2.  
    J.Nathan Spears

    J.Nathan Spears Adicto Comentarista Top

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    Hmmm... difícil comienzo, la verdad. No esperaba que "Navy" (voy a llamarla así siempre de cariño. LOL) intentase entrar al Instituto Tecnológico Pokémon, y que su padre SABOTEARA su aplicación. O sea... WHAT? WHAT THE FUCK!? *Inserte GIF de Jontron* xD

    Pero aún así... se siente como que Navy superó el trauma demasiado rápido... sí. aún estaba enojada con su padre Shane, pero no se transmitió nada posterior a eso. Aunque se medio entiende porque se tuvo que encontrar con Scyther y Electabuzz... y ese último la electrocutó con Descarga (o Chispazo... prefiero decirle Descarga porque Chispazo suena demasiado similar a Chispa, que es un ataque Físico pero también eléctrico. Ah, perdona. Toy desvariando :V)

    Como sea, la actitud de Navy en frente del dueño de su "agresor" fue... extrañamente amigable. Esperaba más frustración y rencor, la verdad... en plan "Vete al carajo, Joey". Pero supongo que su mente ha tenido que procesar demasiado a esas alturas... y el ataque pudo haberle chamuscado varias neuronas xD jajaja... adiós a las ambiciones académicas superiores, creo. En definitiva.

    Pero bueno, al menos ella aún consiguió su Pokémon inicial... y aún podría conseguir el segundo eh. Pero primero... lo de Don Fermín

    Ah, si yo fuera Navy diría "Al carajo, que Joey pague todo" pero luego me sentiría mal por ser una malagradecida... oh, mierda.

    Espero lo arreglen bien :P
     
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    Navaja

    Navaja The best people in life are free

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    14 Junio 2009
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    181
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    Escritora
    Título:
    El viaje de una chica llamada Navaja
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    2
     
    Palabras:
    6122
    Capítulo II : El fulgor de Joey
    Una vez los ánimos se calmaron con don Fermín, quien reclamaba – con justa razón – por la reparación de su tienda destruida, llegaron a un acuerdo que a todos beneficiaría. Shane lo persuadió para que conversaran al día siguiente, más calmados sobre la situación y, dada su intachable reputación de hombre respetable, logró persuadir al dueño de la tienda. Así todos tendrían unas horas para pensar en la mejor solución.

    — Espero tu llamada, a primera hora del día, Shane o lamentaré avisar a la policía — señaló Fermín con un suspiro.

    — Mañana conversamos, ¿Quieres que te lleve a tu casa? — preguntó el domador.

    — No. Caminaré para pensar en qué le diré a mi esposa... Llámame sin falta mañana — acotó antes de darse la vuelta sin despedirse de nadie.

    Navaja le sacó la lengua por la espalda y Shane le pellizcó el hombro; Navaja se volteó a verlo y él hizo un gesto de desaprobación con la cabeza.

    — No te crié con esos modales — regañó seriamente Shane.

    Navaja giró su cabeza a modo de desprecio.

    — Bueno. Entonces volveré mañana por la revancha — suspiró Joey con frustración —. Nos vemos — murmuró y se apresuró en ponerse en marcha pero Shane lo detuvo.

    — ¿Por qué no te quedas con nosotros? Nos gusta dar alojamiento a Entrenadores viajeros.

    — ¿Habla en serio? ¿U-usted me está invitando a quedarme en s-su casa? — los ojos de Joey brillaron inmediatamente.

    — Sí, ven con nosotros, Joey — Navaja extendió su mano, invitándolo a tomarla.

    Joey observó sorprendido, procesando lo que estaba viendo y luego su expresión cambió a una sonrisa y tomó la mano de Navaja y ella casi que lo arrastró al lado de ella y su padre.

    — Mu-muchas gracias — sonrió él Entrenador sonrojado.

    — Joey está nervioso porque te admira mucho, Shane. No creas que es tartamudo — rió Navaja.

    Al llegar a casa, los tres fueron recibidos por Zack, quien tenía el cabello mojado, probablemente había salido hace poco de ducharse, ya que aún le goteaba por la frente. Los miró y arrugó el entrecejo al ver la ropa de Navaja destruida.

    — ¿Qué hiciste ahora, Navaja? — cuestionó Zack.

    — No me vas a creer cuando te lo cuente — sonrió Navaja mientras se apresuraba en quitarse los zapatos para entrar corriendo.

    — Después que cuentes tu historia irás a bañarte, jovencita — ordenó Shane y Navaja lo fulminó con la mirada.

    — Veo que siguen tensas las cosas entre ustedes — Zack alzó ambas cejas.

    Navaja procedió a contar sin omitir detalles su gran aventura y cómo conoció a Joey, quien terminó siendo huésped en su propia casa. Zack escuchaba atentamente el relato y cuando Navaja enseñó la competiball de su nuevo Pokémon, Zack rió de la emoción.

    — Tal como querías: un Pokémon que se pareciera a ti. Será muy divertido ver cómo se llevan — sonrió él —. Ya niña, anda a bañarte que apestas a mugre — Zack le desordenó el flequillo y al tocar la costra seca que había en el, hizo una mueca de asco y se limpió la mano en la ropa de ella.

    Navaja subió las escaleras corriendo y se escuchó que cerró la puerta. Shane fue a la cocina a preparar los platos para cenar y se dio cuenta que no había comida hecha.

    — ¿Buscabas algo, vejestorio? — preguntó Zack suspicazmente desde la puerta de la cocina — Hoy me hiciste enojar así que esta es mi protesta. Suerte cocinando — Zack se dirigió a las escaleras para luego encerrarse en su cuarto.

    Shane hizo una mueca, ya que entendía el enojo de Zack y tenía demasiado orgullo como para admitir que se equivocó, así que sacó dos sobres de ramen instantáneo para él y Joey – después le prepararía uno a Navaja – y le echó agua caliente. Cocinar nunca había sido su fuerte y vivía tranquilo con eso. Las vecinas que se sentían atraídas por él lo ayudaron cuando Navaja era apenas una bebé y él se había dejado ayudar. Odiaba cocinar. Nunca cocinaba y nunca lo haría. En su casa era Zack quien se encargaba de esa labor y una parte de él sabía que por eso decidió hacerse cargo de su sobrino, porque era un chiquillo muy listo que no le hacía asco a las tareas domésticas desde pequeño. Ahora que había decidido – quizás tontamente – obligar a Zack a acompañar a su hija en su viaje de entrenamiento Pokémon, no tendría quien se hiciese cargo de esa desagradable labor en casa. A lo mejor debería volver a conversar con sus vecinas coquetas o, posiblemente pedir comida a domicilio o en el peor de los casos ir a ver a su madre. Ninguna de esas opciones parecía tentadora en lo absoluto. Quizá y sólo quizá debería retractarse con sus retoños y dejar que Zack se quedase en casa y Navaja asistiera a aquella escuela para niños ricos que no quieren ensuciarse las manos en lo que respecta a los Pokémon... ¡De ninguna manera! Shane no era alguien que se retractase de algo que había decidido ya, aunque fuese una mala decisión. Las cosas se harían a su modo y punto y ningún berrinche, llanto o protesta lo haría cambiar de opinión y, si llegase a hacerlo, actuaría de tal forma que nadie se enterase que eso sucedió.

    Shane llevó una bandeja con ambos platos y refrescos enlatados para cada uno.

    — Ven Joey, comamos afuera — indicó inclinando la cabeza hacia el lugar antes de dirigirse hacia la terraza del patio. Al salir observó que la noche ya había caído sobre la ciudad y se veían las estrellas brillar en el firmamento. Allí estaba su Flareon durmiendo sobre una colcha ergonómica. Para suerte de Flareon, Shane siempre tenía medicina de repuesto y esto le aliviaba mucho de su dolor crónico. Shane y Joey se sentaron en las escalinatas que daban al patio trasero, que era un rectángulo amplio de pasto salvaje y al fondo se divisaban árboles que indicaban el fin de la propiedad. En la oscuridad se levantaba entre las copas el techo un establo que tenía las luces apagadas, posiblemente allí dormía aquel poderoso Tauros que vio Joey en el Gimnasio Verde y quizás qué otros Pokémon, los cuales no requería de verlos para saber que eran poderosos. El joven notó su corazón agitarse al preguntarse qué otras especies Shane guardaba en aquel establo.

    Joey observó a Flareon y este le inspiró un gran respeto, ya que al ver su postura, sus músculos y con una que otra cicatriz visible, entendió que aquel era un Pokémon que había pasado por muchas cosas que quizás estuviesen fuera de su imaginación. Incluso el hecho que Shane fuera reconocido como un gran Maestro podría ser debido a aquel achacoso Pokémon que, aun estando tranquilo, su mirada estaba alerta, como la de un guardián. Como si estuviese mirando directo a los ojos profundos de un guerrero de luchas milenarias.

    — Buen provecho, hijo —Shane extendió el plato hacia Joey y ambos comieron con palillos de madera aquella sopa con fideos viscosos.

    No se dieron cuenta lo hambrientos que estaban hasta que saborearon aquella comida. No hablaron nada, solo se zamparon todo el plato y al terminar ambos dieron un suspiro de alivio.

    — Gracias, Maestro Shane. Quería agradecerle por invitarme a su casa y también disculparme por lo que ocurrió con su hija. Fueron mis Pokémon quienes hicieron el alboroto y no es justo que el regaño se lo llevara ella — Joey arrugó el entrecejo y agachó la cabeza.

    — Pierde cuidado de ella, le diste un Pokémon muy valioso y sé que estará agradecida contigo siempre por haberle obsequiado a aquel Scyther vario color. Lo que debe preocuparnos ahora es don Fermín... ese viejo está muy enojado por lo que le hicieron a la tienda — Shane sacó una cajetilla de cigarros de la cual eligió uno y lo puso entre sus labios; volvió a guardar la cajetilla para tomar el cigarro de su boca con las manos y extenderlo a Flareon — Por favor, amigo.

    Flareon escupió una chispa de fuego que encendió el cigarro. Él se lo llevo a los labios y le dio una gran bocanada y la escupió sonoramente.

    — Asumiré toda la responsabilidad — decretó Joey con el ceño fruncido.

    — ¿Qué puede hacer un niño como tú? — cuestionó Shane observándolo mientras volvía a poner el cigarrillo en sus labios.

    — Ayudaré a reconstruir la tienda junto a mis Pokémon —sonrió —. Con ellos será suficiente. Me quedaré hasta repararla por completo, aunque me demore en llegar a la Meseta Añil.

    — Tienes garra, Joey. Lamentablemente hace falta más que espíritu en este caso. Las tiendas se mueven con dinero y la tienda de don Fermín es la más famosa aquí en Ciudad Verde. No quiero ni pensar en las consecuencias que traería que esté cerrada por más de unos días —Shane dio un suspiro antes de volver a fumar su cigarro.

    El entusiasmo de Joey se apagó un poco y quedó pensativo nuevamente, mas ninguna buena idea se le ocurría por más que forzara su mente en encontrar alguna solución y las palabras de Shane no le hacían sentir esperanzado.

    — Tranquilo, chiquillo. Mi hija estuvo involucrada también así que asumiré todos los gastos — Shane observaba algún punto desconocido mientras terminaba su cigarro. Joey alzó la vista intrigado.

    — No sé cómo podría agradecerle o pagárselo.

    — Bah. Le diste un jodido Scyther shiny a Navaja. El que está en deuda ahora soy yo... Es primera vez que hago algo para decepcionar a mi hija en mucho tiempo y debo enmendarlo de algún modo — Shane terminó por completo su cigarro y se lo arrojó a Flareon quien se lo comió de un mordisco.

    — No parecía estar decepcionada cuando me habló de usted. Dijo que es un gran Maestro y que no sería fácil ganarle en la batalla... eso me hizo sentir como un Rattata yendo a enfrentar a un Tyranitar.

    — ¿Eso te dijo? — Shane rió — Ella es muy impresionable.

    — Yo he escuchado rumores sobre usted. Dicen que desde que está en el Gimnasio son muy pocos los que logran obtener la Medalla Tierra y que la gente que asiste a la Liga disminuyó.

    — El encargado de las Medallas es Azul, no yo. Mi trabajo es dejar que se enfrenten al Campeón los más fuertes — Shane hablaba muy serio. Era una persona que en el fondo sabía que era muy fuerte pero ya no le causaba el mismo placer de antaño que lo admirasen por ello. Desvió su mirada hacia Flareon, quien se arrastró a su lado con evidente somnolencia y se acostó apoyándose en sus piernas. Shane le acarició el mechón de la frente, sintiéndose afortunado que su Flareon lo quisiese a pesar de tantas vivencias, buenas, malas, desagradables, difíciles y algunas que solamente ellos conocían.

    — Mañana le demostraré que soy digno de ganar la Medalla. Es la única que me falta para entrar a la Liga Pokémon — Joey lo miró con gran convicción, casi se podía percibir el fuego en su mirada, fuego que Shane conocía muy bien, ya que es la pasión de enfrentar a un adversario poderoso y confiar que puedes derrotarlo lo que hace imparables a los Entrenadores. Shane sonrió y se prometió dar una batalla digna para alguien que vino desde tan lejos a enfrentarlo.

    — Asegúrate de usar Pokémon que te obedezcan esta vez — se burló.

    — Cuente con eso — respondió Joey frunciendo el ceño mientras sonreía.

    En ese momento, sonó el teléfono celular de Shane que estaba en su bolsillo, se apresuró en contestar.

    — ¿Diga? — Shane escuchaba a su interlocutor — Ajá. Sí. No hay problema. Así será. Éxito por esos lares — cortó el teléfono y se giró hacia Joey —. No sé si llamarlo suerte o no, pero Azul tiene que viajar de improviso y yo estaré a cargo del Gimnasio de Ciudad Verde por el momento.

    — ¡Genial!

    — Ahora que soy el líder, seré mucho más rudo contigo. Así que aprovecha de descansar bien para la batalla de mañana— sentenció el vaquero.

    Navaja se metió a su cuarto para elegir su ropa y ducharse. Tomó la competiball de Scyther y la abrazó con ambas manos llevándola hacia la zona de corazón. Aún no podía entender cómo es que logró ser la Entrenadora de Scyther, un Pokémon fuerte y muy raro que pocos Entrenadores tenían. Pensó que era su deber estar a la altura y ser la Entrenadora más fuerte que Scyther pudiese tener, más fuerte que Joey e incluso más fuerte que Shane.

    Se miró al espejo redondo de su tocador blanco y su sonrisa se desvaneció en un santiamén. Vio su cara toda embarrada, su cabello sucio y desaliñado con la coleta a medio caer y ni hablar de su ropa, oliendo a productos químicos, ya sin color y en sus manos la reluciente pokébola de Scyther, una imagen casi burlesca de ella misma: un intento de Entrenadora, ni siquiera una aspirante. Se sintió patética. Mientras observaba su reflejo vio el tríptico del Instituto Tecnológico Pokémon y fue cuando cayó en cuenta de la realidad; no sería alumna de aquel prestigioso establecimiento, no usaría el uniforme, no tendría compañeros de clase, no asistiría al baile de cierre de curso, no tendría graduación, no elevaría al cielo su gorra al terminar sus estudios, no llevaría con orgullo la medalla y el diploma jamás estaría colgado en la pared al lado de su cama. Ninguna de las cosas que añoró desde pequeña. Imaginó la vida de sus sueños destrozarse poco a poco como si una neblina cubriera su visualización y de pronto se sorprendió llorando, cuando una lágrima cayó rauda y silenciosa por su mejilla.

    Escuchó a Zack subir las escaleras y ella seguía en su cuarto. Secó con su mano rápidamente la lágrima y se metió al baño, cerrando la puerta con llave. Sabía que si no usaba el baño la acusaría con Shane y no quería enfrentarse a su padre en ese momento ya que su enojo con él había vuelto. Abrió el grifo del agua caliente y mientras esperaba que el agua se entibiase para entrar a la ducha, puso música en su reproductor y allí recién pudo llorar tranquila, allí cobijada bajo el chorro de agua y acompañada por su alegre música que enmascaraba el ruido de la ducha, se permitió sollozar todo lo que pudo.

    Una vez limpia y algo más tranquila, apagó la música y salió del baño en bata y con el turbante de toalla en su cabeza. Allí comenzó a ponerse su pijama, una playera blanca con un corazón rosa dibujado al centro y unos pantalones cortos rosa claro. Sacó un secador de uno de los cajones del tocador y comenzó a secar su larga cabellera negra.

    Al mirar nuevamente el espejo vio nuevamente la imagen con las iniciales ITP y el llanto brotó de nuevo, así que apagó el secador, cayó sobre sus cuclillas y lloró allí en el piso, cubriendo su cara con sus manos. Estuvo llorando por un rato, cuando Scyther salió de su pokébola para ver que ocurría, ya que la había escuchado llorar

    Navaja se sobresaltó al ver a Scyther a su lado, mientras las lágrimas seguían corriendo por sus mejillas. Scyther se acercó y se sentó a su lado, ella sin dejar de sollozar tomó el gesto del Pokémon como un "no estás sola" y apoyó su cabeza en el hombro de su nuevo amigo. Scyther se sintió nervioso, ya que nunca había recibido afecto físico, así que solamente atinó a ofrecerle una de sus navajas y la niña posó una mano en ella.

    — Gracias, Scyther — ella sonrió sin dejar de llorar —. Estoy tan feliz de tenerte aquí conmigo, pero no puedo dejar de pensar que ya no podré cumplir mi sueño de asistir al ITP. Me esforcé tanto en estudiar, Scyther... y jamás pensé que sería Shane quien me traicionaría — suspiró —. Pero no me puedo enojar con él, ha hecho tanto por mí. Es un héroe.

    Scyther le conversó en su idioma << ¿Un héroe? ¿Qué cosas vuelven héroes a los humanos?>>

    — Pero los héroes también se equivocan, ¿no es así? — Navaja volvió a llorar — Discúlpame si te doy una mala primera impresión, Scyther. Usualmente soy más divertida que esto, solo que hoy no puedo —la voz se le quebró y volvió a llorar con fuerza, mientras Scyther la acompañaba dejando que lo abrazara.

    El Pokémon mantis buscó rápidamente con la mirada a su alrededor y vio que la ventana estaba abierta y desde el suelo donde estaban se veía radiante en el cielo nocturno una gran luna llena. Mirar la luna lo reconfortó y tranquilizó, y de pronto notó cómo poco a poco volvía su corazón la esperanza de ser feliz. Sus ojos brillaron de emoción y pensó que si lo hizo sentir bien observar al gran satélite, a su pequeña Entrenadora también, así que llamó su atención para que la observara <<Oye, niña>>

    — ¿Qué dices, Scyther? — Navaja levantó la vista y vio como el Pokémon señalaba con una de sus guadañas hacia la ventana — ¿Qué hay allá afuera? — al observar con mayor detenimiento notó la gran luna que se asomaba entre los cerros lejanos — ¡Oh, hoy la luna está llena! Se ve fantástica.

    Observaron la luna un buen rato y Navaja sintió como la calma volvía a su cuerpo.

    — Gracias, Scyther — sonrió Navaja, abrazándolo. Así ambos se quedaron dormidos a los pocos minutos.

    Entonces, Shane abrió lentamente la puerta de su hija y vio cómo abrazaba a Scyther, observó unos momentos, enternecido de ver a su hija durmiendo tan tranquila y que un Pokémon salvaje como Scyther tuviese esa cercanía con ella significaba que era alguien especial. Pensar esto lo calmó, concluyendo que no había sido un mal padre como pensaba ya que después de todo, Navaja era una buena chica.

    Entró con cuidado y corrió las sábanas, lo cual despertó a Scyther, que lo fulminó con la mirada, con evidente intención de atacar si se acercaba a Navaja. Shane llevó un dedo a sus labios, indicando que guardara silencio y luego hizo un ademán con las manos, indicando que era inofensivo para que el Pokémon se calmase. Logró acercarse para tomar a su hija en brazos y la depositó en la cama para arroparla hasta el cuello. Ella se acurrucó con las cobijas y siguió durmiendo.

    — Scyther, ve a dormir en tu pokébola — Shane tomó el aparato y absorbió al Pokémon —. Buenas noches.

    Luego salió de la habitación y sonrió al cerrar la puerta tras suyo.

    A la mañana siguiente, el sol despertó a los habitantes de la casa, anunciando un prometedor día de emocionantes vivencias que aguardaban ser descubiertas. Era el día de la esperada batalla de Shane y Joey y la emoción se podía palpar en este último, que apenas probó el desayuno. Navaja se les unió a la mesa de último, sentándose alejada de Shane.

    — Buenos días — saludó con cara de pocos amigos.

    — Hola, señorita — contestó Joey.

    — ¿Dormiste bien o no pudiste por los ronquidos de estos hombres?

    — Creo que si roncaron, yo ronqué más fuerte — rió Joey —. Dormí como un bebé.

    — Conversé con don Fermín temprano y está todo marchando sobre ruedas — Shane asintió —, así que ahora solo nos queda ir a darnos guascazos — agregó para luego tomar un sorbo de zumo de naranja.

    — ¡Ya no puedo esperar más! — Joey casi brinca de la emoción en su asiento.

    — ¿Estás listo? ¡Vamos ahora! — Shane tomó su sombrero de la mesa y se levantó para dirigirse hasta la puerta, seguido inmediatamente por Joey.

    Una vez estuvieron en la arena de combate, Shane y Joey se encontraban en sus puestos, ambos con la mirada brillando de emoción y el corazón vibrando por demostrar quién sería el más fuerte, quién de los dos desplegaría el mejor abanico de estrategias. A su vez, Zack, Navaja y Scyther se encontraban en las gradas para vislumbrar mejor el combate.

    — ¡La revancha entre el retador Joey y el líder de gimnasio, Shane da inicio. Será un combate 1 vs 1... — decía el réferi, pero fue interrumpido por Shane.

    — ¡Un momento! Joey, usemos dos Pokémon, ¿qué te parece? — preguntó Shane desde su sitio.

    —Por mí está bien — contestó el aludido.

    — Correcto. Será un combate individual de dos Pokémon. Sin cambios de Pokémon. El combate se acaba cuando ambos Pokémon sean debilitados o ya no puedan pelear — el réferi alzó ambas banderas — ¡¡Que comience la batalla!!

    — ¡Tauros! — Shane lanzó la pokébola y salió el Pokémon toro bramando imponentemente.

    — ¡Escojo a Murkrow! — Joey lanzó la pokébola, liberando al Pokémon volador, quien abrió sus alas al llegar a la arena.

    — Mira, no escogió al horrible de Electabuzz— observó Navaja desde las gradas.

    — Por cómo me lo describiste anoche a ese Electabuzz le falta entrenamiento y disciplina. Si Joey quiere ganar deberá escoger a sus Pokémon más experimentados — agregó Zack con los brazos cruzados.

    Tauros expulsó aire por sus agujeros nasales, y después bramó amenazantemente, lo que provocó que Murkrow se asustara, incluso le temblaron un poco las alas.

    — Tiene la habilidad de Intimidación — Joey murmuró para sí mismo.

    — Te concedo el primer ataque, Joey. Demuéstrame qué tan fuerte eres — señaló Shane.

    — Murkrow, usa Paz Mental — expresó el joven retador.

    El Pokémon pájaro concentró su energía mientras un halo brillante se expandía por todo su cuerpo.

    — ¿Qué está haciendo? — preguntó Navaja.

    — Es un ataque que sube sus estadísticas a medida que se concentra. Para usarlo como primera opción, Joey debe tener muy bien pensado qué hacer con su Murkrow — explicó Zack.

    —Tauros, usa Roca Afilada contra ese pajarraco — ordenó el domador Pokémon.

    — ¡Roca Afilada! Lo va a destruir — exclamó Navaja.

    Del suelo se alzaron altas rocas que se extendieron hasta el techo a gran velocidad.

    —Murkrow, esquívalo y usa Danza Pluma — ordenó el joven de cabello castaño.

    El Pokémon volador / siniestro voló más veloz que las rocas y cuando estuvo arriba de Tauros, abrió sus alas y giró en el aire, mientras lanzaba plumas como proyectiles hacia Tauros, quien recibió el impacto de estas al caer sobre él.

    — ¡Así se hace, Murkrow! — se alegró su Entrenador — Ahora usa Rayo Confuso.

    Murkrow detuvo su baile para batir sus alas mientras aparecían seis esferas luminosas que dirigió hacia la cabeza de Tauros, a la vez que giraban para impregnarse en la sien del Pokémon toro.

    El ataque provocó que la percepción de Tauros se viera afectada y comenzó a ver a Murkrow en distintas partes, rodeándolo, picoteándole la cabeza, volando hacia él.

    — ¡Tauros, usa Avalancha! — ordenó su Entrenador.

    Tauros intentó concentrarse y ver donde estaba su oponente pero no lograba ver una imagen clara, lo vio intentando picotearle los ojos e intentó sacudirlo de encima,

    — ¡Oh, no! Tauros está confundido — pronunció Navaja.

    — ¡Pero qué genio eres, filosa! Verdad que el ataque Rayo Confuso no es para confundir — se burló Zack —. No te vayas a cansar por pensar tanto.

    Ella lo fulminó con la mirada y el luchador se carcajeó agarrándose la panza. Había logrado su cometido de hacer enojar a su prima.

    — No sé por qué te sigo dirigiendo la palabra — reclamó mientras Zack seguía riéndose de su hazaña.

    —Murkrow, ataca con Pulso Umbrío — mandó Joey y su Pokémon volador se concentró en lanzar un ataque poderoso, liberando un ambiente tétrico, que absorbió al Tauros rival y, al este estar confundido, vislumbró muchas cosas que lo amedrentaron a la vez que el ataque lo golpeaba fuertemente, haciendo que Tauros se quejara del dolor, mientras se arrodillaba con sus patas delanteras.

    — Tauros, sacúdete — ordenó Shane. El Pokémon bovino se levantó y sacudió su cabeza fuertemente, liberándose así de la confusión que lo había atrapado y, aunque cansado, volvió a estar en guardia —Resiste, ya queda poco.

    — Murkrow usa Danza Pluma otra vez — decidió Joey.

    — Protégete — se apresuró Shane y Tauros agachó su cornamenta mientras se arrodillaba y un campo de fuerza lo rodeó, consiguiendo que los proyectiles de plumas que lanzó el Pokémon rival no lo tocasen y en cambio rebotaran en aquella cúpula.

    — ¡Usa Pulso Umbrío otra vez! No se podrá proteger dos veces seguidas — observó el joven Entrenador.

    — Tauros cierra los ojos y aguántalo — Shane sabía que lo que dijo Joey era cierto y, apenas Tauros dejara de protegerse, recibiría de lleno el siguiente ataque.

    Murkrow volvió a lanzar el ataque terrorífico y Tauros obedeció a su Maestro, cerrando los ojos y recibiendo el impacto del ataque, sin observar el terror que le mostraría.

    — Vendetta — ordenó Shane.

    Tauros espero que el dolor cesara, concentrándose en absorber la mayor cantidad del ataque del rival y cuando estuvo listo, abrió los ojos y con furia lanzó un gran tornado oscuro hacia Murkrow, quien recibió el impacto de su ataque y cayó al piso.

    — ¡Murkrow! — se preocupó Joey.

    El réferi se acercó a ver al Pokémon del retador y vio que estaba sin fuerzas.

    — Murkrow ya no puede continuar ¡El primer combate lo gana Tauros!

    — Ese Tauros da más miedo que un Pokémon siniestro... Le bastó solo un ataque para dejarlo fuera — observó Navaja.

    — Oh, amigo te esforzaste. Ahora descansa — Joey tomó a Murkrow en sus brazos para meterlo en su pokébola.

    — Al retador le queda solo un Pokémon, mientras que a Shane le quedan dos — actualizó el réferi — Una vez el Pokémon que elijas entre en la arena de combate, no podrá ser cambiado, así que trata de elegir bien — le indicó al retador.

    — Ya hice mi elección... ¡Ve, Typhlosion! — Joey lanzó con fuerza la pokébola, liberando al gran Pokémon comadreja.

    — Ay, ¿por qué siempre elijen Pokémon de tipo fuego? — reclamó Navaja.

    —Todo el mundo sabe que son de los Pokémon más poderosos. Solo a los tontos no les gustan los Pokémon tipo fuego — Zack la miró de soslayo esperando que ella se molestara con él.

    — Ya cállate — respondió Navaja.

    — Mira ese Typhlosion... solo con verlo te puedo decir que está muy bien entrenado —asintió Zack.

    — ¿Cómo lo sabes? — preguntó Navaja y Scyther también puso atención.

    — Sus músculos y las enormes llamas de su espalda demuestran que está en excelente condición física. Incluso me atrevo a decir que Shane la podría tener difícil... — explicó el luchador.

    — Vaya... — murmuró Navaja.

    — Tauros, usa Terremoto — ordenó Shane.

    — Typhlosion, ya sabes qué hacer —dictaminó Joey esbozando una sonrisa, rebosante de confianza.

    Tauros empezó a golpetear el suelo con gran fuerza, para provocar el Terremoto pero el Pokémon tipo fuego corrió hacia él a una rapidez exuberante y casi apenas tocando el piso, giró como una gran rueda de fuego en el aire hasta estar por encima de Tauros. Al momento de deshacer el giro, se vio cómo tenía concentrado en el hocico una gran bola de energía, que lanzó a Tauros en un microsegundo, antes que este pudiese siquiera pestañear, por lo que recibió el impacto a quemarropa.

    — ¡Imposible!— Shane no daba cabida a lo que observaba, ya que toda su experiencia como Maestro Pokémon le había demostrado que Tauros es bastante superior en velocidad a muchos Pokémon más ligeros, incluyendo a un Typhlosion joven.

    Shane no fue el único sorprendido, ya que el grupo de las gradas estaba anonadado, incluyendo a Scyther, quien se consideraba a sí mismo un Pokémon con velocidad superior.

    El referí corrió a ver a Tauros y vio que estaba fuera de combate.

    —Tauros ya no puede continuar ¡El ganador de este encuentro es el Typhlosion de Joey! — el réferi levantó la bandera roja con su mano izquierda, hacia la posición de Joey.

    — Bien hecho, camarada — sonrió Joey a su Pokémon.

    — Regresa, Tauros — Shane devolvió a su Pokémon a la comodidad de su pokébola y sonrió —. Joey, quiero saber qué le das de comer a tu bestia para que sea tan veloz... Pero veamos si quieres seguir alardeando con el siguiente Pokémon.

    — Esto no me gusta — Navaja tragó saliva, mientras se cubría los ojos con ambas manos.

    — ¿Qué? ¿Qué va a hacer? — preguntó Zack, a lo que Navaja respondió señalado la arena, mientras seguía cubriéndose los ojos con la otra mano.

    — ¡A LUCHAR! — Shane lanzó enérgicamente su pokébola y dejó salir un esbelto y musculoso Rapidash, con una imponente crin de llamas.

    — Un Rapidash... — Joey susurró en una combinación de nervios, pero con la adrenalina tan elevada en su sangre que sonrió en una mueca de confianza — ¡Es hora de combatir el fuego con más fuego! Vamos Typhlosion, usa Fuego Fatuo contra Rapidash.

    — ¿Está loco? Un ataque de fuego no le hará ni cosquillas a Rapidash — observó Navaja.

    — Debe ser alguna estrategia extraña como las que le gustan a Shane, porque no creo que con su experiencia se equivoque de esa manera — observó Zack —. Scyther, tú debes conocer bien el estilo de pelea de Joey — observó al Pokémon, quien estaba concentrado en la batalla con los ojos centelleantes de agitación.

    — Hm... — Shane pensó << No entiendo la estrategia de este muchacho, pero su mirada me deja claro que sabe muy bien lo que está haciendo>> — Rapidash, usa tu Danza Espada.

    El Pokémon equino se paró en sus patas traseras y comenzó a agitar las patas delanteras mientras relinchaba animadamente. Typhlosion sopló y lanzó pequeñas bolas de fuego que lo rodearon y al tocar su pelaje se disolvieron en el aire, sin afectar al Pokémon.

    — ¡Lo tenemos! — Joey se animó al ver cómo el ataque falló, era tal cual no había planeado.

    Shane ya sabía que Joey se traía algo entre manos. Los latidos de su corazón le hacían saltar el pecho y esa sensación de estar ante un reto amenazante la conocía muy bien, por lo que quiso poner realmente a prueba las habilidades de Joey.

    — ¿Estás listo para el verdadero reto, eh Joey?

    — ¡Siempre estoy listo! — exclamó el retador.

    — Llevemos el combate al siguiente nivel — Shane sacó un control remoto de su bolsillo y presionó un botón, el cual hizo que los vidrios del techo del Gimnasio se abrieran en dos y dejara entrar el sol de la mañana en todo su esplendor —. Es sabido que el sol potencia los movimientos de tipo fuego así que ahora es cuando el combate al fin se vuelve interesante.

    El crin de Rapidash se volvío aún más grande y las llamas envolvían su cuerpo casi como si fuese una esfera de fuego. Typhlosion también vio potenciado el fuego que cubría su espalda alta, lo cual creció como si de una armadura de fuego se tratase.

    El domador Pokémon se concentró y Rapidash también, buscando coordinar los latidos de sus corazones y cuando lo lograron, ambos abrieron sus ojos y era como si pudiesen ver a través de la perspectiva del otro.

    Por su lado, Joey sentía cómo era de los combates más emocionantes que había experimentado, por lo que no dejaría pasar ninguna oportunidad de ganar.

    — ¡Ahora Typhlosion usa Cólera Ardiente! * — ordenó el joven Entrenador y su Pokémon se concentraba mientras se enojaba y las llamas de su espalda se elevaron con fuerza. Su aspecto era realmente impresionante.

    Zack observó cómo Navaja estaba pálida, en posición fetal sentada en la silla y no paraba de temblar.

    — ¿Segura que quieres seguir viendo la batalla? No quiero sacarte tiesa — se preocupó Zack. Navaja asintió rápidamente.

    — Estaré bien. Esta batalla es muy importante para nosotros, ¿cierto, Scyther?

    El Pokémon mantis asintió y ella empuñó las manos con decisión, aunque sin parar de temblar.

    Typhlosion lanzó una fuerte llamarada que impactó a Rapidash a tal potencia que este tuvo que enterrar sus cuatro patas en la arena para no salir disparada hacia atrás, pero al resistir el ataque se quejó de dolor.

    — ¡Arriba! — ordenó Shane y al ver que Rapidash se irguió se atrevió a preguntarle a Joey — ¿Qué es ese ataque? Los ataques de fuego son poderosos pero usarlos contra Rapidash fue un completo error porque el fuego la fortalece ¡Rapidash, usa Fuerza Equina!

    — No revelaré mi estrategia hasta que finalice el combate... ¡A la carga, Typhlosion! ¡Usa Excavar!

    El Pokémon comadreja intentó empezar su ataque, pero Rapidash, raudo como un rayo, corrió y lo tacleó con las patas traseras, empujándolo con tanto ímpetu que este salió disparado de la arena de combate y chocó contra la pared del gimnasio y cayó pesadamente al piso boca abajo.

    — ¡Typhlosion! — exclamó Joey al ver caer a su Pokémon.

    El réferi corrió a mirarlo. Typhlosion se forzó a ponerse de pie nuevamente y dio rugió, a la vez que sus llamas volvieron a elevarse con fuerza y corrió hasta la arena de combate nuevamente.

    — ¡Rapidash, usa Taladradora!

    — Protégete — reaccionó rápidamente Joey.

    Rapidash concentró su energía en el cuerno arriba de su cabeza y este comenzó a emitir un brillo y cuando estuvo listo, lo disparó como un proyectil hacia Typhlosion, quien se cubría en sus brazos cruzados como una "X" para cubrir su cuerpo, pero al recibir el impacto, tuvo que enterrar las garras de sus patas en el suelo para hacer contrapeso porque el poderoso ataque lo hizo retroceder un par de metros.

    — ¡Sigue así, Typhlosion! — lo animó Joey.

    — ¡Adelante, Rapidash! Termínalo con Puya Nociva.

    — Typhlosion, nunca te pido nada de lo que no seas capaz. Ahora necesito que resistas el ataque hasta que yo te lo diga — Joey y su Pokémon se miraron y asintieron al unísono.

    Rapidash corrió hasta que estuvo cerca de su oponente y lanzó desde su crin grandes dardos violetas que golpearon a quemarropa a Typhlosion que, doblándose del dolor, resistía el ataque con valentía, esperando la orden de su Entrenador, en quien confiaba ciegamente.

    — ¡¡Ahora, usa el ataque que practicamos!! *— ordenó Joey.

    Un gran remolino de arena rojiza salió de debajo de las patas de Typhlosion y cuando se elevó lo suficiente como para sobrepasarlo, lo dirigió hacia Rapidash, quien intentó escapar pero fue absorbida por el violento remolino que al girar, le daba fuertes golpes a Rapidash.

    — Jamás había visto ese ataque — observó Shane con asombro.

    El remolino seguía golpeando a Rapidash y esta terminó por sucumbir, derrumbándose en el campo de batalla.

    El réferi se acercó a verificar que el Pokémon no se levantara, contó hasta tres y levantó la bandera roja hacia Joey.

    — Rapidash ya no puede continuar, ¡La victoria es para Joey! Felicidades — sonrió el hombre.

    Joey alzó una mano empuñada, mientras Typhlosion rugía y expulsaba fuego por la boca y su melena se hacía más grande.

    — Esta victoria es para ti, Scyther — Joey levantó el pulgar hacia el Pokémon, quien lo observó con los ojos brillando de emoción, sintiendo ganas de luchar alguna vez contra ese Typhlosion. Se haría fuerte para vencerlo y que viera lo poderoso que puede llegar a ser.

    Shane se acercó a Rapidash y le acarició el lomo.

    — Lo hiciste muy bien, bonita. Vamos a descansar ahora — sonrió y su Pokémon levantó su cabeza para sonreírle con su mirada y se dejó absorber por la pokébola.

    — Estoy muy orgulloso de ti, amigo — Joey acarició la cabeza de Typhlosion.

    — Joey, sospeché que eras fuerte, pero me dejas sin palabras — Shane se quitó el sombrero y lo puso en su pecho a modo de respeto ante los ojos sorprendidos del joven, quien le devolvió inclinando su torso a modo de reverencia —. Si sigues peleando así llegarás lejos.

    Joey se emocionó y enjugó rápidamente sus lágrimas con su antebrazo antes que los demás lo notaran.

    — Gracias, Maestro Shane.

    Zack se puso de pie y dio un chiflido, para luego aplaudir sonoramente. Navaja imitó la acción de su primo y aplaudió también. Incluso Scyther se puso de pie.

    — ¡Bravo, Joey y Typhlosion! — exclamó Navaja.

    — Le diste a Shane en toda la jeta, ¡bien hecho! — agregó Zack.

    — Chicos, muchas gracias — sonrió Joey.

    — Te ganaste las ovaciones de todos, muchacho. Y no solo eso, mi respeto como Entrenador y también el honor de portar esto — Shane enseñó una medalla brillante en forma de hoja —: la última medalla para entrar a la Liga, la Medalla Tierra. Tómala.

    Joey la recibió en sus manos y no pudo contener el grito de la emoción.

    ¡Lo logramos, Typhlosion! Al fin participaremos de la Liga Añil — se alegró el joven de castaños cabellos.

    — De seguro ganarás — sonrió Navaja.

    — Oye Navaja, prométeme algo — Joey se dirigió hacia la niña y ella lo escuchó con atención —. Prométeme que entrenarás bien a Scyther y cuando ambos estén listos, tendrás un combate conmigo.

    — Te lo prometo, Joey. Con Scyther seremos el equipo más fuerte de Ciudad Verde — Navaja tenía la cara iluminada por la alegría y abrazó a Scyther — ¿Cierto, amigo mío?

    Scyther asintió.

    — Hasta entonces — Joey extendió una mano hacia Navaja y ella se la estrechó, sellando así la promesa de reencontrarse algún día.

    * Cólera ardiente es un ataque tipo fuego que causa daño y no tiene ningún efecto secundario. Si en el anterior turno el movimiento del usuario no se ejecuta, falla o no tiene efecto, la potencia del ataque se duplica a 150 (wikidex.net). Por lo que Joey usó el ataque Fuego Fatuo a propósito para activar este ataque.

    * Arenas ardientes es un ataque tipo tierra, con potencia 70 con una probabilidad del 30% de quemar al objetivo (wikidex.net).
     
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    J.Nathan Spears

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    Voy a repetir el comment que te dejé en Wattpad, ya que no sé qué más añadir :V


    1- El angst que Navaja sufre está bien construido de momento, aunque hace falta editar un poco el episodio 1.
    2- Parece que Navy tiene ciertos traumas con los Tipo Fuego (o al menos con los dos que se vieron en la segunda mitad de la batalla)
    3- Se aprecia que pongas información sobre ataques que pueden ser desconocidos para muchos neófitos (e incluso algunos veteranos) con información de la Wikidex
    4- Si bien entiendo que la estrategia de que Typhlosion use Cólera Ardiente luego de fallar el primer movimiento es algo bien sólido... a veces puede hacer que la batalla se sienta acartonada... o sea, demasiado como los juegos (que son RPGs por turno demasiado simplificados). Trata de evitar eso
    4.5- ¿Ya mencioné que el límite de 4 movimientos no vale ni para media verdolaga?
    5- A veces quiero golpear a Zack por no entender a su prima Navaja y su aversión por los Tipo Fuego, que yo comparto en cierto modo (salvo en las generaciones 6, 8 y 9)
    6- En todo caso, felicitaciones a Joey por conseguir su medalla. A ver qué tal le va en la liga. Espero que los réferis no sean unos incompetentes como le pasó a cierto pelos de azabache xD
    7- Espero que Don Fermín consiga reconstruir sin problemas xD

    Y en todo caso... a esperar el siguiente episodio -w-
     

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