Death Note El verdadero sucesor [One Shot]

Tema en 'Fanfics de Anime y Manga' iniciado por hakudinntt, 27 Mayo 2012.

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    hakudinntt

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    Escritora
    Título:
    El verdadero sucesor [One Shot]
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    3603
    Hola, este es un one-shot que se me ocurrió ayer por la noche. Espero lo encuentren de su agrado, y si no, tomatazos son bienvenidos =)
    Por cierto, Death Note NO me pertenece y escribo de el sin animo alguno de lucro.

    "El verdadero sucesor"

    “El sucesor de L”, “solo tu puedes hacerlo”, “serás el próximo L, solo tu”.
    Aquellas palabras que rondaron por su mente le causaron un profundo temblor, una alegría indiscriminada que no cabía en su interior. Su alma estaba llena en ese momento, su corazón estaba vivo, era lo que deseaban todos los demás, y era su logro, solo suyo.
    Todos le aclamarían como a L, todos le llenarían de felicitaciones un tanto envidiosas, de acuerdo, estaba siendo arrogante, pero no lo podía evitar. Era parte de su naturaleza humana. Era un humano.
    El segundo humano mas inteligente del mundo, dentro de un tiempo, el numero uno. Era su destino, la meta por la que todos luchaban y estudiaban sin descanso, la copia perfecta. L, era su destino.
    Si, por un tiempo así fue. Aquellas días de gloria que despertaron en su mente un mar de planes futuros, una onda cálida de entendimiento, de reconocimiento en el mundo que lo vio crecer solo, a la sombra de un aclamado detective, a la sombra de su futuro, a la sombra de lo que le deparaba la vida…lo que L, Watari, Roger, sus compañeros de Wammy’s House, lo que el mundo esperaba de él. No debía fallar.
    No podía fallar.
    Entonces todo cambio.
    Era muy curioso vivir el sueño de todos y sentir que para ti no es mas que una pesada carga, la vida de ilusiones y envidia de todos a su alrededor, y no vivir mas que en el frio de la soledad. En su obligada naturaleza a la oscuridad.
    Los fantásticos juegos avanzados que antes le divertía resolver ahora eran pesados ejercicios que L mismo se tomaba la molestia de enviarle, parte de una especie de macabro entrenamiento que estaba obligado a completar.
    La pieza en el juego especial que el enigmático detective privado comenzaba a formar para el, sin reglas, todo dependía de él, de su mente. Cada paso en su camino lo alejaba de la luz, de su vida, de todo aquello que un día recibió ese nombre.
    El sueño era una pesadilla, su pesadilla particular. ¿Cómo puede ser la vida codiciada por todos ser el calabozo del afortunado ganador? ¿Cómo algo tan especial puede tornase oscuro? ¿Cómo una jaula de oro y diamantes puede aprisionar de esa manera?
    No era mas un ser humano, no, era un maquina, un tétrico experimento de un inventor con trastornos de grandeza y duplicación, con ideales de copiar lo que en uno la naturaleza se excedió, con ganas de encerrarlo en la frialdad de una sucia prisión de anonimato y soledad.
    Aquellos dilemas que antes parecían dogmas sin respuesta que en segundos soluciono con un pestañeo, aquellas entrevistas con su ídolo que primeramente fueron todo lo que soñó, todo para lo que vivía, trastornaron su vida por completo, succionándola, quemándola, dejándolo sin nada. Solo responsabilidad, al final, una carga que pesaba sobre sus hombros mas que pesado concreto solido.
    ¿Y si no lo lograba? ¿Y si al final L decidía que todo ese sacrificio, todos esos días completos dedicados a la investigación, eran en vano? ¿Y si no era quien ellos creían?... ¿Y si esa no era la vida que quería?
    ¡Que importancia podía tener! Era el sueño que vivía por todos, la aclamación en persona, los vítores eternos, los agradecimientos y admiraciones por siempre…la soledad, la oscuridad y el anonimato, al que comenzaba a acostumbrarse, incluso la seguridad, el poder de movilizar a todo el mundo, a cada agencia policial y secreta, conocer los secretos de la naturaleza humana…todo desde un monitor.
    No, esa era la vida de L, la que el eligió, el hobby que hacia su vida girar…pero el desafortunado sueño en vida de A…no, Alex no buscaba aquella vida llena de dudas.
    Alex quería una vida, pero no la que habían sentenciado para el, no confiaba en su propia mente y aun así, y sobre todo eso, tenia miedo, un profundo miedo a la decepción, a fallar…a si mismo, a L, a todo el mundo, a sí mismo…
    Así, cada tarde desde aquella noticia, todo lo que en su mundo considero felicidad, se esfumo. Ningún niño le hablaba mas, todos demasiado egoístas o intimidados por el. Ningún rayo de sol volvió a tocar su piel, la brisa tampoco pudo rozar su cabello de nuevo, su ocupación fueron los difíciles acertijos con los que L solía presionar cada tarde, el siguiente mas complicado que el anterior. Siempre era así. Siempre seria así.
    Entonces la bomba exploto al fin.
    No mas respuestas, no mas acertijos, no mas pesar…Fija su mirada en las carpetas que Roger le había traído, nuevos juegos de L, nuevos retos, palabras que cualquier niño dentro de ese orfanato quisiera siquiera leer. Pero no el, no Alex. Ya no lo soporta.
    La puerta cerrada y las cortinas que esconden su cuerpo del sol, protegiéndolo de los rayos que a esta altura de su existencia ya le duelen. Nadie le llama…no es extraño, saben que A esta trabajando en su intelecto, conocen la gran responsabilidad y el honor que esconden las palabras “sucesor de L”.
    Gota a gota el sudor recorre su piel, se lanzan suicidas hacia su cuello donde se desintegran, donde no hallaran salida. Esta derrotado, tiene que aceptar que esta es su vida, no importa que tan turbado este su espíritu en este momento. Se acerca a los archivos de un asesinato ficticio y les echa una ojeada, si, mira con cuidado. Una pista aquí, otra más por allá.
    Las risas inundan el pasillo…gritan nombres, pero no el suyo, de hecho le pareció oír decir a sus compañeros que están frente a la habitación de A, lo cuchichean como si de verdad estuviera L allí dentro. Es un fenómeno, el más fenómeno en esa casa de genios.
    Intenta ignorarlos. Vuelve la mirada a su tarea del día, pero de pronto su cueva se le antoja un poco mas que una cárcel. Ya no hay concentración en su mente, su raciocinio esta perturbado, otra vez esas dudas que le aquejan, ¿y si no lo logra? ¿Y si al final no resulta? No quiere hacerlo, no, no es una maquina, es un humano, y quiere una vida de humano. Quiere sufrir la carga de las emociones y el reconocimiento, no ser una letra tras una maquina.
    No, no, esta pensando mal, ser L es su destino ¿en que estaba pensado? Todos quieren serlo ¿Por qué el no? Se ha estado dejando llevar por los oscuros comentarios de B, si, ya no debe oírlo nunca más. Solo lo esta envenenando.
    Tiene que terminar el caso, es su deber. Así esta estipulado.
    Mira con cuidado las fotografías de su caso a resolver, pero no les presta mucha atención, otra vez esta imaginando cosas, y ahí no hay nada. ¿L le ha enviado un reto vacío? No puede ver nada.
    ¿O si? Un momento, no nada. O quizás…
    Mira hacia la pared, se siente agotado, sus ojos se abren asombrados cuando descubre que ha estado mirando lo mismo durante casi 10 horas. ¿Por qué? ¿Por qué no encontró nada? ¿Tiene razón al final? ¿No es bueno para el puesto?...debe ser una buena noticia, podrá volver a su vida normal.
    La sonrisa infantil que juega en sus labios se apaga de pronto, si lo saben todos significa que fallo, que no pudo con la responsabilidad, que NO es hábil, que A es un fracaso. Un simple humano, basura a comparación de L.
    No, no es verdad, él puede resolver el acertijo, solo debe ver con cuidado, puede con este, Alex es lo suficientemente hábil. Pero no ve nada en las hojas.
    A es sucesor de L, como tal debe ver las pistas del rompecabezas, debe hacerlo, no puede cegarse, no puede fracasar, nadie espera que lo haga; no puede decepcionarlos a todos.
    Si, ahí hay algo. Señala con su dedo una hoja del archivo, con frustración descubre que en realidad no es nada, un error. No puede volver a ocurrir, L nunca comete errores, A tampoco debería.
    Tranquilo.
    Se llama a si mismo a la calma, se ordena respirar profundo y comenzar otra vez, puede con esto. A es sucesor de L, solo el.
    “Sucesor de L” “Sucesor de L” “Sucesor de L” “Sucesor de L” “Sucesor de L”
    Las palabras rebotan en su mente de un lado para otro, se debaten dentro de su cabeza por resonar con mayor fuerza.
    Las vivas imágenes de L, Roger, Watari, los niños, dan vueltas a través de sus ojos, puede verlos mientras le observan con dureza, esperan que falle, esperan su error para poder quitarlo de en medio. Esperan ser decepcionados.
    A no puede permitir aquello.
    No, es sucesor de L…es sucesor de L.
    Sus labios lo repiten una y otra y otra vez tratando de encontrar sentido a aquello, pero no lo logra.
    Oye dentro de su mente todas esas voces destruir sus tímpanos, las risas alegres de sus compañeros están molestando su audición, se burlan de él, se burlan del sucesor de L, se mofan de su fracaso, de su dolor, ríen con toda la humillación mientras lo señalan. A fracaso
    Todo aquello se trastorna en oscuridad total. La jaula es mas pequeña cada vez, mas débil y frágil, pero también mas estrecha, le ata con mayor fuerza. Siente pesados grilletes sujetarlo al suelo, obligándolo a pensar, a deducir aquello que no logra, y a la vez se avergüenzan de lo que sostienen. Como si sujetaran basura.
    Las voces ahora ya no se detienen, se han convertido en alaridos, profundos gritos de deshonra que le queman la mente, que juegan en su cabeza lastimando su ego y su alma.
    --¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!!!!!!!!!!—la carpeta se estrella contra el espejo quebrándolo por la mitad, haciendo caer un trozo al suelo.
    Y todo es silencio de nuevo. Todas las miradas han desaparecido, todos los gritos se fueron. Esta solo.
    Se levanta lentamente tambaleándose, recuerda entonces que no ha probado bocado, nada dulce le sabe bien ahora.
    Se agacha con cuidado para tomar las dispersas hojas.
    --Soy sucesor de L—murmura—Soy L.
    Otra vez, como si sus palabras fueran el conjuro para desatar el maremoto de castigo mental, se cumplen.
    La habitación tiembla con fuerza, los bordes se desquebrajan dejando solo un aura rojiza, un ambiente tétrico que solo sirve para hacer temer. Los borrones en los escenarios llenan sus temerosos ojos. De nuevo las burlas, las mofas, risas y bromas crueles arremeten contra su tembloroso cuerpo. Lo señalan y bailan a su alrededor, escupen insultos y celebran su frustración. Miles de personas le contemplan dentro de su habitación, le hablan todos a la vez, le gritan que ha fallado, que el crimen que se supone resolvería no fue cerrado; le reclaman con violencia la injusticia, su incompetencia. Escupen espuma al hablar, le señalan con los dedos y le gritan malditamente su nombre.
    “Sucesor de L”
    “Sucesor de L”
    “Sucesor de L”
    “Sucesor de L”
    -¡Ya basta!—ordena esparciendo las hojas con un manotazo, cayendo de rodillas al suelo, llevándose las manos a la cabeza. Buscando en vano recuperar el control. Abrazándose a si mismo en su frenética demencia, esperando encontrar apoyo y calidez. Pero no se detiene.
    Otra vez las voces que le atormentan, arremeten contra el gritándole resuelva el acertijo. Aclamando una y otra vez su maldita condena: ES EL SUCESOR DE L.
    “Sucesor de L”
    “Sucesor de L”
    “Sucesor de L”
    Se golpea con fuerza la cabeza para ahuyentar todo lo que oye y que por si fuera poco esta consiente de su irrealidad, pero no funciona.
    Trata de ponerse en pie a trompicones, resbalando gracias a su poco equilibrio, su balance esta dividido en huir y volver al acertijo. Se decide por tratar de resolverlo, pero de nuevo cae al piso. Al tratar de sostenerse se ha cortado con un trozo de cristal del espejo.
    Y entonces el mundo deja de girar.
    Las gotas resbalan por sus mejillas, siente la frialdad de su propio cuerpo, y los músculos entumecidos, pero curiosamente libres. La cueva le parece amplia de nuevo. Otra vez es su habitación.
    Mira detenidamente su mano, aun esta temeroso que todo se repita, pero al parecer ha encontrado la manera de hacer que todo se detenga. Observa con cuidado su herida. La sangre viscosa brota constantemente.
    Una retorcida sonrisa se descubre en sus labios, ha descubierto la respuesta a su propio acertijo. Lentamente la sonrisa se agranda, se convierte en una demente risa, en una risa cruel y actuada.
    Se pone en pie de nuevo sin dejar de mirar su herida, su pase a la tranquilidad. El dolor le libro de ser una maquina, de todos sus miedos y cargas.
    Resbala en un par de ocasiones pero poco le importa que se haya cortado los pies con los vidrios regados por el suelo de su oscura habitación.
    Se acerca al espejo, esta perfectamente consiente que quizás este perdiendo el reto de L, no importa ya. Se mira, y el dolor físico desaparece. Es insuficiente ante lo que ve en su reflejo, las pronunciadas ojeras producto de su insaciable mente que lo acosa están allí. Es el retrato de L.
    ¡No!
    “Sucesor de L”
    Busca como un demente en sus cajones, sin detenerse a acomodar sus pertenecías simplemente las arroja por el suelo, hasta que sus desenfocados ojos encuentran lo que buscan. Destruye el empaque de cartón con rapidez, lanzando los pedazos a su alrededor.
    Una vez terminada su obra, observa la caja oval que tiene entre los dedos y la sonrisa vuelve a él, otra vez ese brillo infernal un tanto psicópata alumbra sus oscuras pupilas.
    Sin perder tiempo quita la tapadera, rompiendo el mecanismo y arrojando el pedazo de plástico tras su espalda. Mete los dedos en la pasta dura, cavando en ella con las uñas una y otra vez. Por fin sostiene suficiente maquillaje en las yemas como para cubrirse toda la cara, pero su objetivo son simplemente las ojeras que marcan el contorno de sus ojos.
    No quiere ser L, ya no lo soporta más.
    Se cubre con brusquedad la cara mientras ríe otra vez, alegre de lo que hace, demente, fuera de si, perdido en el abismo de la locura.
    Mira otra vez su reflejo, no mas ojeras, solo una mezcla de lagrimas, maquillaje y sangre que cubre su rostro.
    No pierde la sonrisa, A perdió el juicio. A mira su reflejo con una demencia incontrolable, con el fuego de la locura en las temblorosas pupilas.
    Ya no se parece a L. No es L.
    Al dar media vuelta sus ojos se enfrentan con el maltratado archivo disperso por todo el ancho y largo de su prisión. Un fuego le recorre la espalda quemándolo con fuerza.
    La risa desaparece con la misma rapidez con la que llego, ahora su pecho gruñe desesperado.
    “Sucesor de L”
    “Sucesor de L”
    Corre hacia las hojas, se deja caer sobre ellas, rasgando las que están a su alcance, salpicando las superficies con sangre, su sangre.
    Este dolor ya no es suficiente.
    No puede liberarse, no lo lograra. Fallara otra vez.
    Ahoga un grito desesperado, hunde la cabeza entre las rodillas y se golpea las sienes con fuerza. Nada de lo que haga será suficiente jamás.
    Las lagrimas recorren su rostro otra vez, abriéndose camino entre la plasta de maquillaje y sangre que embarro en su cara…las voces han vuelto, la habitación gira otra vez sin control, A no lo tiene, Alex lo perdió.
    “Sucesor de L”
    “Sucesor de L”
    --No—murmura en medio de su infierno—No…soy…el…sucesor…de…L…
    Levanta la mirada, aquellos oscuros ojos que eran vivos y brillantes, se transformaron en noche, en abismo, en soledad…están perdidos, vacíos. Se levanta con calma y camina directo al espejo, lo que queda de él. Acerca su mano al cristal enterrándose el filo en la palma, tirando de el para desprenderlo.
    Se mira, el reflejo que ve otra vez pertenece a alguien más. No podrá ser libre nunca.
    O quizás si…
    El tiempo se detiene, la habitación deja de girar y atormentarlo, las voces en su cabeza ya no le gritan su desamparado y obligado destino, no, ahora le claman que lleve a cabo lo que su mente ha preparado. Lo que esta imaginando.
    Sus pupilas se encienden de golpe, con el fuego de la locura, de la desesperación. Otra vez ríe, por fin la respuesta es suya.
    --Mírame, L—celebra entre violentas y crueles carcajadas.
    No siente nada mientras el filo atraviesa su piel, cortando cada poro de su frágil piel blanca, haciendo borbotear su vida por las venas destrozadas de sus muñecas.
    Primero una, luego la otra.
    No es suficiente, no, aun no.
    Acerca el vidrio para pasarlo por las venas del brazo, el calor de cada corte es un ardor diferente, una templada sensación de libertad y felicidad. A esta feliz.
    Resolvió el maldito acertijo.
    No para de reír.
    No para de contemplar su obra con ojos expectantes y dementes.
    A esta libre.
    A se libero.
    A no es L.
    A no es sucesor de L.
    Alex es solo Alex.
    En su mente todos sus pesares ríen con el, celebran lo que hace, felicitan su acción. Los rostros desencajados en una enferma diversión son su propio reflejo en los cientos de trozos de vidrio esparcidos a si alrededor.
    La sangre que corre por la alfombra pronto le rodea por completo, se le escapa la vida por los brazos y muñecas, pero no importa. El horror de sus acciones son para el, la salvación a su prisión, a su carga tan pesada.
    Las carcajadas retumban con horror en las paredes, sonidos de demencia y macabra diversión. De engañosa alegría.
    Si, A nunca podría ser L.
    L de alguna manera siempre lo supo, quizás su propia enajenación hacia la mente sin dejar traspasar nunca emociones a su cuerpo cegaron su único error: Alex, A, no era como el.
    Los niños de Wammy’s House se refugian bajo las cobijas, sin reunir el valor para salir a averiguar lo que ocurre, ajenos a los hechos, pero lo suficientemente asustados por las carcajadas que escuchan como para esperar lo peor.
    Solo uno esta consiente, despierto a mitad de la noche, solo uno sabe lo que ocurre o al menos lo sospecha. Se recuesta en su simple cama dejando de lado el bote de mermelada, suspira con ligereza y espera que amanezca para salir a avisar a Roger lo que sucedió.
    Mientras, se abstrae en sus pensamientos, creyendo en su interior firmemente que L destruyo al final a A, que en realidad A no era mas que una copia, una copia defectuosa, genial, única e intelectual, pero débil. No como B. Oh no, B iba a poder salvar esta situación. B, seria mucho mejor que A, y al final…destronaría a L…costara lo que costara.
    En ese mismo instante, A se deja vencer por los mareos, la risa pierde intensidad al pasar los segundos, pero aun es genuina, aun esta consiente de lo que hace, aun siente la libertan abrazarlo al fin.
    Cierra los ojos experimentando la felicidad que hace mucho no sentía, saboreando cada momento de esa libertad, de esa calma, de esa ligereza en su alma. Siente pesado el cuerpo, oye a su corazón luchar, palpitar forzado, latir con menos frecuencia cada vez…esta cansado, la sangre ya no bombea hasta allí.
    Y luego, con una sonrisa en el rostro, con una torcida sonrisa, cual mascara de engaño, A da su ultimo respiro antes de entregarse por completo a la oscuridad. Su cuerpo se desploma sobre el suelo entre los cristales, su corazón, al igual que el, ya no puede mas. Con un último golpe hueco su corazón se detiene. Alex, el primer sucesor de L…ha muerto. A es libre de toda carga. A es feliz.
     
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