de Dragon Ball - El Universo está en juego... literalmente hablando.

Tema en 'Dragon Ball' iniciado por InunoTaisho, 26 Agosto 2011.

  1.  
    rominazs

    rominazs Iniciado

    Sagitario
    Miembro desde:
    28 Octubre 2011
    Mensajes:
    22
    Pluma de
    Escritora
    Me parecería genial que la ensalada fuera un afrodisíaco xd
    Te tardaste mucho, no te demores (también "pasado mañana")
    Cambia de fuente o de tamaño, no era muy legible que digamos..
    Pero igual me encanto (:
    Pd: En el próximo capítulo (que espero que sea muy muy pronto) avísame please (:
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  2.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

    Leo
    Miembro desde:
    6 Agosto 2010
    Mensajes:
    3,826
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    El Universo está en juego... literalmente hablando.
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    36
     
    Palabras:
    5063
    Siguiente parte... gracias por leer, el humor me fascina porque nos permite relajarnos y descansar un momento de nuestros problemas... y sonreír un momento a costillas de los protagonistas de esta trama! Diviertanse con lo que sigue, y les deseo felices fiestas a todos.


    Capítulo 6.- Segundo día… nuevas peripecias (parte uno: antes de la entrevista).




    El sol penetraba sutilmente por la ventana, iluminando suavemente a través de la cortina. Bulma se encontraba soñando cuando unos violentos golpes en la puerta la hicieron reaccionar, abriendo sus lindos ojitos celestes. No, no era su imaginación y ni tocaban la puerta. Era en el ventanal que daba al balcón con vista al mar, y era… el hombre más odioso que había conocido en su vida.




    ¡¡Mujer!! — gritó Vegeta la percatarse de que ya lo había visto —. ¡Levántate de una buena vez o voy a romper esto… lo digo en serio!




    La chica se enderezó rápidamente y se acercó al ventanal con cara de pocos amigos. ¿Quién se creía ese mentecato Pitecántropos para despertarla así? Abrió de golpe.




    ¿Se puede saber por qué me despiertas tan temprano? — le dijo algo enfadada, bostezando levemente y estirándose —. ¡Son las seis treinta!


    A mí me importa poco — entró y la miró fijamente, después enrojeció brevemente.




    La joven lucía una batita muy coqueta y sensual, bastante corta y sugerente… no había visto la necesidad de ponerse algo más, pues no saldría así de su cuarto.




    Qué vergüenza mujer — el guerrero desvió la vista para disimular su bochorno y otra cosa —, colócate algún trapo decente encima… no enseñes tus miserias.




    Ella parpadeó, se miró, y se cubrió un poco con las manos.




    ¿¡Qué estás mirando!? — le gritó, visiblemente abochornada —. ¡¡Fuera de aquí!! ¡¡Pervertido!!


    No me voy a ir porque quiero comer ya… — la encaró una vez más, ya sin rastros de pena —, no creas que me impresionas. — y la tomó firmemente de las muñecas, acercándola a él, casi podía leer su mente a través de sus pupilas —. Así que deja de gritar.


    ¿¡Cómo no voy a gritar!? — le reclamó, sintiéndose alterada por la cercanía del arrogante Saiyajin —. Y encima de todo… ¡suéltame para que pueda moverme!




    La soltó dándole bruscamente la espalda y saliendo al balcón para no verla más.




    ¿¡Qué mierda esperas!? — le espetó en tono grosero —. Ponte otra cosa y consigue mi desayuno… tengo hambre y voy a comer ahora. Recuerda que sí estoy en este estúpido lugar es por tus berrinches idiotas.




    Ella lo fulminó con su mirada azul celeste pero no se puso nada más. Se acercó al teléfono y llamó pidiendo servicio a cuarto, preguntando también la hora en que servían el desayuno. Del otro balcón se asomaron… Mirai Trunks miró a su progenitor con expresión entre irónica y preocupada.




    Buen día señor Vegeta — le dijo mirándolo con el ceño familiar —, veo que no pudo esperar para darle los buenos días a la señorita Bulma.


    ¡Mph! — gruñó para mirarlo también —. Me agrada verte despierto escuincle, así no tendré que hacerlo a la fuerza para que me des la mini cámara… no pienso estar de ocioso como otros.


    Como guste — el joven se guardó un bostezo y saludó a Bulma, la cual salió en ese momento con un lindo mohín de enfado en el rostro. Al verla enrojeció un poco… su mamá sí que era atrevida —. Buenos días señorita Bulma.


    Buen día guapo — le sonrió amablemente y después volvió la vista al agresivo guerrero para mirarlo enojada —. El servicio llegará en quince minutos, así que… largo “Alteza” — le puso énfasis al tono —. Por tu culpa voy a bañarme ya.




    El Saiyajin altanero se sonrió de lado, con esa mueca de victoria cuando se siente ganador, y se elevó un poco para dirigirse a su habitación, volviendo a mirarla.




    ¿Ya ves como puedes ser eficiente? — dijo burlón —. Tal vez después… te contrate para otra cosa.


    ¡MONO ANTIPÁTICO! — le gritó una vez más y cerró el ventanal al entrar.




    El de cabellos lilas se apartó y decidió hacer lo mismo que su progenitora… bañarse para disimular su hambre, no le haría frente a su padre por un plato de comida. Pikoro fijó la vista en el de levantada y negra cabellera, que se dejó caer lentamente en su cama con una sonrisa entre pervertida y divertida, poniendo las manos detrás de su cabeza y cerrando los ojos.




    ¿Sólo fuiste a pedirle de comer? — preguntó el namek.


    ¿Y qué más podría pedirle? — contestó sin abrir los ojos ni cambiar el gesto.


    No se, tengo la impresión de que… — el verde alienígena se quedó un instante callado, como sopesando sus palabras. Vegeta abrió los ojos y dirigió la mirada a su interlocutor — quieres algo más que simple… “atención”.




    La sonrisa se convirtió en carcajada momentánea.




    ¡No me hagas reír!— observó con diversión para después serenarse y adquirir sus facciones endurecidas —. Estás más loco que ella… no soy un perro faldero que ande bajo su ropa, para eso tiene a la lombriz de agua puerca que es su novio.




    Pikoro no insistió, no quería provocar la ira del Saiyajin… a su tiempo se descubriría. Desvió la vista y prefirió ver como salía el sol e iluminaba las oscuras aguas del Mediterráneo.




    Mientras tanto, en otra habitación… Milk dormía abrazando a Gokú hasta que fue sacudida por su “cariñoso” marido.




    Oye Milk, ya amaneció y tengo hambre.


    ¿Qué? — preguntó soñolienta, queriendo recuperarse.


    Quiero desayunar — le gruñó el estómago para confirmar el hecho —. Hace horas que no pruebo bocado… ¿crees que ya tengan algo servido? — preguntó ingenuamente.


    ¡Ay Gokú, no se! — bostezó para estirarse y levantarse —. Tal vez aquí tengan un horario para comer… aun es temprano — volvió la vista a Gohan, el cual roncaba sonoramente —. ¡Es tan lindo! — dijo amorosa.




    El niño aun es niño y aparentemente no consumía tanta energía como su padre. El ingenuo Saiyajin se rascó la cabeza, sin entender porque su esposa le cambiaba el tema. Súbitamente se le ocurrió algo.




    Iré con Vegeta — dijo entusiasmado —, seguramente Bulma ya debe haberle conseguido algo de comer.




    Y, sin darle tiempo de protestar, se tele transportó a la habitación del Príncipe.




    Pero Gokú… — Milk se quedó con la palabra en la boca —. ¡Saiyajins… todos son iguales! — se enojó y se levantó del todo para asearse.




    Y en la habitación del aludido… Mirai Trunks aún estaba bañándose, Pikoro parecía hundido en su mundo y Vegeta tenía los ojos cerrados, esperando su desayuno y volando la imaginación hacia otra cosa relacionada con unos ojitos azules cuando…




    ¡Buen día! — Gokú apareció en la cama, junto al engreído Saiyajin —. Me imagino que Bulma ya te pidió de comer.




    Lo que hizo que abriera los párpados y fulminara al ingenuo Saiyajin con sus negras y endurecidas pupilas.




    Carajo, Kakarotto... — le contestó de mala manera —, ¿¡no tienes mejores cosas que hacer con eso!?




    El namek también miró al de cabellera alborotada con gesto resignado… “Lo idiota no se le va a quitar nunca” pensó molesto.




    Veo que el hambre te pone de malas — dijo un sonriente Gokú.


    ¡¡Tú me pones de malas por tarado!! — dijo Vegeta, hasta se le erizó más el cabello del coraje.


    Que genio, mejor voy con Bulma — el de peinado a la punk miró al otro un tanto serio, y se desapareció.




    El guerrero parpadeó y recordó que…




    ¡KAKAROTTO! — se levantó de un salto y salió por el ventanal.




    Bulma seguía en el baño, disfrutando el agua que caía por su lindo cuerpecito, y escuchó ruidos al otro lado de la puerta.




    ¿Es que acaso no me va a dejar en paz? — se dijo en voz alta con el ceño fruncido —. Es tan...


    ¡KAKAROTTO, SAL DE DONDE QUIERA QUE ESTÉS! — gritó Vegeta al penetrar por el ventanal, que abrió fácilmente porque Bulma no lo cerró con seguro —. ¡¡Te advierto que no estoy de humor para tus bromas!!




    Lo que no sabían es que, efectivamente, Gokú apareció en el baño pero, al percatarse de su error, regresó a la otra habitación en lo que el Príncipe lo llamaba a gritos. Ya del otro lado…




    ¡Uf, que susto! — suspiró aliviado junto a Pikoro —. Menos mal que Bulma no se dio cuenta.


    A veces eres tan torpe… — lo reprendió el namek sin cambiar la cara seria —, pero por lo menos queda claro de que al arrogante de Vegeta le preocupa la mujer… mira que creer algo de ti — y sonrió levemente.




    Mirai Trunks salió del baño en el momento justo que llegó el servicio a cuarto. Vegeta aun no se daba por enterado y, sin pensarlo dos veces, abrió intempestivamente la puerta del baño para atrapar a su rival con las manos en la masa.




    ¡KAKAROTTO…! — dijo fuertemente y se quedó con la bocota abierta al ver tan bello panorama… por un segundo, antes de ser golpeado por un objeto metálico.


    ¡¡Sabía que eras un hentai!! — Bulma le dio de lleno con la regadera extensible antes de poder envolverse con una toalla —. ¡¡Y luego dices que no es cierto!!




    Si lo dejó un poco atontado es porque lo agarró desprevenido. Obviamente que un golpe así no es suficiente para noquearlo. Sacudió la cabeza y miró muy enojado a la muchacha.




    ¿Se puede saber por qué diablos me golpeaste? — le espetó.


    ¡¡Idiota degenerado!! — ella alzó la voz —. ¿¿Qué pretendías al entrar así al baño, eh?? ¡¡Explícate!!


    No tengo que darte explicaciones de lo que hago — decidió alejarse y salió del baño.


    Claro que sí — la joven no se rinde fácilmente y fue tras él —. Ya te pedí la maldita comida, ¿qué más quieres?


    De ti… nada — la miró fugazmente y volvió a salir al balcón —. Kakarotto… — murmuró.


    ¡Ya está tu desayuno! — Gokú se asomó en ese instante por el balcón de la otra habitación, después saludó a su amiga —. ¡Buen día Bulma, yo también quiero desayunar!




    La peli azul parpadeó al verlo, y enrojeció brevemente. Posiblemente Gokú, en su ingenuidad, la había visto en cueros… Vegeta fue a “protegerla” y por ello…




    Si… buen día — tartamudeó, visiblemente abochornada, ya sin ver a ninguno de los dos —, en seguida pido algo para ti y Gohan… ve con Milk.


    ¡Muchas gracias! — le sonrió y se fue.




    El Príncipe sólo torció el gesto y, sin agregar ni media palabra, regresó a su habitación a través del ventanal.




    Un rato más tarde todos estaban despiertos y arreglándose para desayunar. Vegeta ya entrenaba en la mini cámara, la cual colocó en el área del campo de golf. Trunks estaba con él, haciendo una sesión de calentamiento. Alguien tocó a la puerta del edificio transportable.




    ¡Vegeta, abre por favor!




    Era Gokú. Se había enterado de que el Príncipe aprovechaba su tiempo, y quería compartir un buen momento a su lado. El joven de cabellos lilas abrió un poco la puerta.




    Señor Gokú… disculpe pero… — le dijo un poco apenado.


    ¡¡No interrumpas Kakarotto!! — se escuchó un grito desde adentro —. ¡Aquí sólo cabemos dos… y tú no estas incluido!


    Anda Vegeta, no seas malo — habló el aludido en tono inocente —. Por nuestra amistad... por los buenos momentos cuando arribaste a la Tierra... por la muerte de Freeza... por el reino de Vegetasei…




    El Príncipe se asomó, metiendo bruscamente a su futuro hijo.




    ¡¡No somos amigos, no te ilusiones!! — le espetó de frente —. Si voy a pelear con los androides de hojalata es porque te necesito vivo para matarte personalmente — le recordó viéndolo de fea manera —. Cualquier otra estupidez que se te haya ocurrido… elimínala de lo que puedas llamar cerebro, ¿te quedó claro? — señaló significativamente la sien.




    Gokú puso cara entre triste y seria.




    Me ofendiste Vegeta… me ofendiste regacho — le dijo en tono de desilusión.


    ¡Qué pena! — contestó irónicamente con su sonrisa malvada —. ¡Adiós! — le cerró la puerta en la nariz.




    Gohan llegó atrás de su papá.




    ¿Lo convenciste? — preguntó inocente.


    No — suspiró un poco —. Pero creo que está bien… para que ellos se conozcan mejor.


    Y eso… ¿por qué papá? — el chiquillo parpadeó un tanto sorprendido.


    Porque… — “¡Chispas, se me chispoteó!” pensó —, el joven vendrá a pelear también… y es bueno que traten de llevarse bien… ya conoces lo desconfiado que es Vegeta — agregó sonriente.


    ¡Aaahhh! — exclamó el peque no muy convencido… su papá ocultaba algo relacionado con esos dos.




    En fin, en la hora del desayuno, a las ocho treinta, se armó un relajo semejante al de la noche anterior en cuanto a tomar asiento en una mesa… Vegeta insistió en alejarse lo más posible de Gokú mientras éste quería estar muy pendiente de sus movimientos, a lo mejor lo convencía de entrenar juntos y compartir la mini cámara. ¿Quién si no su buen amigo para poder alcanzar el nivel requerido? Tendría que tomar drásticas medidas si era necesario… recurrir a Bulma. Así que, en cuanto terminaron de acomodarse para disponerse a devorar los platillos del bufete, se acercó lo más discreto posible a su amiga peli azul.




    Bulma, yo se que tú puedes — le dijo con su cara ingenua.


    ¿Qué cosa? — ella lo miró curiosa en lo que terminaba de servirle la quinta porción al “Príncipe de los Pendencieros”.


    Convencer a Vegeta — le hizo ojitos tiernos —. Eres muy inteligente y él te aprecia mucho aunque no lo parezca.


    Y… ¿de qué quieres que lo convenza? — le dirigió una mirada suspicaz.


    De que… — empezó a jugar con los dedos de sus manos —, me deje entrenar con él en su mini cámara.


    Mmm… hablaré con él — suspiró la chica al meditarlo —, pero no te prometo nada… veremos que consigo.


    Gracias — le sonrió complacido y, terminando de servirse su gran porción, se dirigió a su lugar junto a su familia.




    Ese detalle no paso desapercibido para el aludido, quien en todo el tiempo no le había quitado la vista de encima a la muchacha. Kakarotto planeaba algo en su contra y pensaba utilizar a la mujer. Bueno, una razón más para cavar la tumba de ambos... aunque, a lo mejor, a ella la dejaba vivir a su servicio.




    Como lo prometido es deuda, Mirai Trunks estudió con Gohan otra vez… en realidad estudiaron intercambiando pláticas sobre métodos de lucha y otras cosas relacionadas. El niño se mostraba asombrado de las habilidades del joven y del buen maestro que tenía en su futuro. Milk notó su entusiasmo y se sentía muy contenta, sin sospechar que en realidad no estudiaban lingüística. Así que Vegeta entrenó solo, y, como estaba tan metido en sus asuntos, no se dio por enterado que Bulma salió a pasear con Yamcha, siendo nuevamente cortejada por Satán y por el Dr. Maki. Aparte de ello, el androide 17 vigilaba discretamente al Saiyajin pero, en su opinión personal, no era más que un obsesivo peleador que no significaba peligro. Dabura también observaba ese extraño aparato y a su ocupante… decidió no sacar conclusiones precipitadas.




    Después del show armado a la hora de comer descansarían un buen rato, pues antes de la cena de gala en su honor habría una entrevista para las principales cadenas televisivas… “Dragon Ball” es un anime a escala mundial, visto por millones de personas. A la vez se darían un tiempo para empezar a conocer el juego en disputa, especialmente Gokú y Vegeta, que en su vida habían jugado. Y no es que el Príncipe fuera ignorante, porque como mercenario espacial debe haber tenido algún tipo de entretenimiento en las misiones de planeta en planeta… fuera de las típicas disputas entre guerreros encerrados en un espacio reducido y que no eran de la misma especie. Posiblemente conocía alguna versión un tanto diferente del póquer terrestre (recuerden que en un anime de este tipo cualquier cosa es posible… con eso de que los alienígenas hablan bien el japonés). Ya se conocería de lo que era capaz.




    Bien — dijo Bulma barajeando cuidadosamente las cartas —, empezaremos explicando las reglas básicas… pongan mucha atención — se dirigió a los dos Saiyajins adultos —. Jugaré con Krilin, Yamcha y el maestro Rōshi, y les comentaré cada jugada.




    El altanero mono tenía el ceño fruncido de costumbre y se sentía como un idiota por no aprovechar las horas de forma más productiva… pero ni modo, la batería de la mini cámara debía recargarse y no funcionaría bien hasta el siguiente día.




    Se encontraban en un área de las terrazas que les habían asignado para ese propósito. Todos vestían prendas cómodas y refrescantes, excepto Pikoro, quien no cambia su traje para nada mientras no lo obliguen de verdad. Hasta Gokú iba en bermudas de tela tipo militar y Vegeta también traía unas semejantes, un poco más ajustadas como las que usa para entrenar. Milk se puso un fresco vestido largo con mangas cortas, ella es muy conservadora, y Bulma… un pequeño shorts, no tan minis pero lo suficientemente cortos para lucir sus bonitas y largas piernas, y una blusita recogida en coqueto resorte que remarcaba sus bustos y afinaba su talle. Un lindo panorama como supieron apreciar sus amigos, su futuro hijo y… su próxima y más firme pareja, aunque ninguno de los dos lo admitiera, especialmente él.




    ¡Bah, qué idiotez! — se quejó el Príncipe en voz alta —. ¡Bonita forma en que nos hacen perder el tiempo!


    No te exaltes — le dijo la peli azul muy sonriente, repartiendo las cartas a sus contrincantes —, debes ganar puntos para tu causa. ¿Acaso nunca jugaste póquer en el espacio? — preguntó curiosa mirándolo fijamente.


    ¿Eso?... — ironizó —. Teníamos cosas mejores para entretenernos — dijo con dureza —. No querrán saberlo… sería asqueroso para su “sensibilidad” terrestre.




    Todos lo miraron un momento como tratando de adivinar… después desviaron la vista al ver la sonrisa sarcástica y perversa del arrogante Saiyajin.




    Eee… — Bulma se animó a contestar — que… bien. OK. chicos, jugaremos póquer abierto.




    Los jugadores se concentraron en sus acciones y Gokú trató de no perder detalle de lo que su amiga iba explicando, aunque se le hacía tremendamente complicado tratar de racionalizarlo. Gohan se encontraba cerca de su papá para apoyarlo, suspirando internamente porque el autor de sus días era demasiado lento de entendimiento para cualquier cosa que no fuera una pelea. Por lo menos reconocía que ir a la escuela tiene sus ventajas: sabía hacer operaciones numéricas y, en los libros que Bulma le regaló, venían juegos y acertijos matemáticos con barajas que Mirai Trunks le estaba ayudando a resolver. Por cierto que el joven del futuro también se sentó lo más cerca posible de su padre para no perder detalle de sus gestos y, tal vez si se lo pedía (vana esperanza), ayudarle a entender el juego.




    Oye Bulma, podríamos hacerlo más divertido — dijo Kame Sen’nin mientras revisaba su juego —. ¿Apostamos?


    No tengo mucho dinero — dijo Yamcha y se dirigió a su novia —, ¿me prestarás?




    Ella lo miró con un mohín de enfado.




    Yamcha, no traigo mucho efectivo — contestó y volvió la vista a sus cartas —. Olvídelo maestro.


    Podemos… apostar otras cosas — dijo el anciano y le empezó a sangrar la nariz.


    ¡¡Cerdo!! — la peli azul lo golpeó duramente en la cabeza con sus barajas.




    Krilin y Yamcha mejor no dijeron nada y se sonrieron en lo que los demás enrojecieron de la pena al entender lo que el viejo quería… menos Gokú, que los miró a todos con incredulidad, rascándose la nuca, y Vegeta, que se tragó una maldición peor fulminando al pervertido anciano con sus negras y endurecidas pupilas.




    Sólo quería hacer esto más interesante — se sobó el chichón, la sangre seguía escurriendo —, para que vean porque es importante ganar.


    Viejo idiota — le interpeló Vegeta muy enojado —, ¿no tienes algo más en la cabeza que no sea ver hembras sin ropa? Por eso estás enfermo del cerebro.


    Tranquilízate por favor — contestó Rōshi en tono respetuoso —, a todos nos encanta ver a Bulma en poca ropa… incluso a ti.




    Eso fue el colmo y en un instante el pobre maestro tenía tres chichones más en su cabeza pelona y al Saiyajin junto a él echando lumbre por los ojos… lo bueno es que no lo golpeó con todo o no quedarían ni sus huesos.




    No me compare con todos ustedes — le espetó —, no tengo ninguna necesidad de ese tipo de cosas.




    Bulma también se había levantado y miraba al pervertido hombre con enfado.




    Dos cositas maestro: — le reclamó amenazadoramente, poniéndole dos dedos frente a la nariz, muy cerca de su apéndice — Nunca piense que voy a apostar mi ropa, y menos aceptaré una apuesta de ese tipo con usted… no me interesa ver cosas usadas y mal aprovechadas — bajó un dedo —. Póngase serio y vamos a jugar bien, o lo cambio por Ten Shin Han — bajó el otro —, ¿le quedó claro?


    Clarísimo — no se sabe si lo espantó más la expresión enojada de la chica o la del guerrero, pero le paró la hemorragia nasal de golpe.


    Bien — la peli azul regresó a su lugar —, continuemos. “Majestad” por favor… — lo miró algo agradecida — regresa a tu asiento.


    ¡Mph! — gruñó y se sentó otra vez, sin dignarse a verla.




    La chica volvió a barajar y jugaron unas tres rondas más, explicándoles varios detalles a lo largo del juego. Ahora era el turno de ellos, los Saiyajins. Le entregó las barajas al Príncipe con una sonrisa.




    Espero que no haya más dudas — le dijo amablemente —, para el juego real no podremos ayudarles.


    Ni quien lo necesite — le arrebató “delicadamente” las cartas y tomó su lugar en la mesa, sin cambiar el ceño fruncido.




    Jugarían los cuatro para practicar. Milk se comía las uñas… no sabía que esperar de Gokú, el cual tenía la expresión de no haber entendido nada de nada. Gohan también miró a su padre con un poco de desconfianza.




    Yo tengo hambre — dijo el de peinado a la punk, con un gruñido delator de su estómago —, ¿habrá algo de comer durante el juego?


    No se preocupen — contestó su amiga sin cambiar la sonrisa al escuchar los gruñidos disimulados de los otros tres tragones —, en seguida traen servicio especial. Y por supuesto que botanearas durante el juego.


    ¡Eso suena bien! — sonrió como acostumbra —. Entonces empecemos con esto.




    Vegeta barajeó muy rápido… por lo que se veía ya estaba acostumbrado a jugar.




    Me parece que podemos apostar algo mejor que dinero o… ropa — se sonrió el Príncipe —. ¿Qué dices Kakarotto, quieres perder tu cena? — le lanzó una mirada maliciosa entregándole sus cinco cartas.


    ¿Mi cena? — parpadeó el aludido, tomando sus cartas —. Oye Vegeta, no quiero quedarme con hambre en la noche.


    Velo de esta manera… — su sonrisa se hizo más amplia después de haberle entregado sus respectivos naipes a Mirai Trunks y a Gohan, colocando el juego abierto —, si pierdo yo, te comerás la mía.




    El niño y el joven miraron a sus respectivos padres y después al otro, parpadeando un poco incrédulos. Gokú pareció meditar.




    ¿En serio me darías tu cena? — dijo un tanto sorprendido de la “generosidad” del Príncipe —. Entonces… me parece bien.


    Sólo si me ganas más de tres veces seguidas — contestó sin borrar la maníaca expresión de estar disfrutando algo.




    A todos los demás no les agradó mucho el gesto de absoluta confianza del maquiavélico Saiyajin, únicamente Bulma pareció divertirse.




    Se ve que te sientes muy seguro Vegeta — observó mirándolo con coquetería —, o de otra forma no apostarías eso.


    Este juego es pura mierda… — contestó concentrándose ya en sus naipes — en las misiones apostábamos cosas “peores” o “mejores”… según ganaras o perdieras.


    ¿Cómo que? — preguntó curiosa.


    No te recomiendo que lo conozcas — dijo sarcástico mirándola levemente —. Bueno mocoso — se dirigió a Gohan, quien había sacado la carta mayor, esta vez con su habitual tono duro —, empieza de una maldita vez.




    Jugaron. Gokú trató de hacer algo pero… claro, en lo que le toma entendimiento perdió y Vegeta ganó las tres rondas. Ni modo… el ingenuo Saiyajin no nació para estas cosas, aunque su hijo trató de echarle la mano.




    El Príncipe estaba en éxtasis… cenaría muchísimo más. Milk pensó que por su marido tendría que sacrificarse porque Gokú, cuando no come, es peor de insistente que Gohan haciendo berrinche.




    Un rato más tarde fueron a arreglarse para la entrevista.







    Nota de la autora: Me inspiro un poco en un fic anterior que tengo sobre una temática similar, pero dándole otras características únicas, porque el carácter de estos Saiyajins da para escribir situaciones un tanto más cómicas. Sigan disfrutando y por aquí nos leemos. Sayo.
     
    • Me gusta Me gusta x 5
  3.  
    rominazs

    rominazs Iniciado

    Sagitario
    Miembro desde:
    28 Octubre 2011
    Mensajes:
    22
    Pluma de
    Escritora
    Gracias! (Aunque no fue una ensalada afrodisiaca) xd
    Me encanto lo de la apuesta, quien ganara?
    No sé pero pondrán en serios apuros a la bellisima Bulma :B
    Yo creo que esta vez gana Vegeta, pero siendo Goku no se dejaría vencer si su cena esta en juego aunque no es muy. Inteligente xd
    Te vuelvo a felicitar, ya se te entrañaba :3
    PD: Sigueme pasando la voz porfa (:
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  4.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

    Leo
    Miembro desde:
    6 Agosto 2010
    Mensajes:
    3,826
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    El Universo está en juego... literalmente hablando.
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    36
     
    Palabras:
    4969
    Capítulo 6.- Segundo día… nuevas peripecias (parte dos: iniciamos la entrevista).




    Previamente… Jugaron. Gokú trató de hacer algo pero… claro, en lo que le toma entendimiento perdió y Vegeta ganó las tres rondas. Ni modo, el ingenuo Saiyajin no nació para estas cosas, aunque su hijo trató de echarle la mano. El Príncipe estaba en éxtasis… cenaría muchísimo más. Milk pensó que por su marido tendría que sacrificarse porque Gokú, cuando no come, es peor de insistente que Gohan haciendo berrinche. Un rato más tarde fueron a arreglarse para la entrevista.




    Ya para la noche estaban listos, vestidos elegantemente, con un par de Saiyajins adultos que protestaron por todo lo alto. En realidad Gokú se quejó levemente pero sin levantarle la voz a su esposita… pero Vegeta no puede quedarse calladito y le rezongó a Bulma con toda la potencia de sus pulmones. A pesar de que la muchacha trataba de tener la paciencia de un santo, se enfrascaron en su lucha verbal acostumbrada.




    ¿¡No te basta con tenerme aquí perdiendo mi valioso tiempo!? — dijo bastante fúrico —. ¡¡No pienso ponerme nada de esta ropa ridícula!!


    ¡¡No te estoy pidiendo permiso!! — le contestó la joven de igual manera —. ¡¡Te la pones y punto!!


    ¡¡Soy el Príncipe de los Saiyajins y no tengo porque sujetarme a una insolente terrestre como tú!!


    ¡¡Sí como no!!— se burló la peli azul —. ¡¡Si fueras “Príncipe” serías más galán, y no vestirías ese traje tan feo con el que llegaste a la Tierra!! — le hizo la aguda observación.


    ¿QUÉ DIJISTE? — la encaró y la tomó de los hombros, queriéndola sacudir pero sin atreverse a hacerlo de verdad —. ¿¿Acaso dudas de mis orígenes??




    Trunks y Pikoro habían decidido fugarse y se fueron donde Kame Sen’nin para no estar presentes en semejante lucha de poder, hasta que alguno de los dos cediera. Pero Bulma no pensaba ceder, sabiendo que el mono egoísta no se doblaría ni un centímetro, así que decidió cambiar de estrategia y emplear… su fuerza femenina. Lo miró con esos “ojitos pizpiretos” que sabía utilizar para ganar terreno contra el Saiyajin en cuanto él puso sus manos en la suave piel de sus hombros.




    Lo siento… “Alteza” — pareció contrariada y desvió la vista de forma coqueta —, no quise ofenderte. Sólo quiero que luzcas mejor que todos… que se note tu “noble estirpe” — y volvió a mirarlo con inocencia.




    Y vaya que tenía utilidad… la chica sabía emplearse muy bien de esa manera cuando quería. Será un tipo grosero, arrogante, altanero, engreído, insoportablemente ególatra, etc., pero en el fondo es un espécimen de sexo masculino que también tiene hormonas que suben y bajan… principalmente ante la presencia de la hermosa muchacha. Como que se le agolpó la sangre a los pómulos ante esa linda carita, así que la soltó y se apartó para disimular su bochorno.




    Nunca dudes de mi linaje — le espetó bruscamente para no descararse —, la próxima vez te mato.


    Bueno “Príncipe” — ella se animó a acercársele nuevamente cuando notó que el mal genio se le había pasado, y le habló con tono de respeto —, alguien de ilustre cuna como tú debe verse… diferente al resto de los mortales.




    Para subirle y bajarle el ego… sólo Bulma Briefs lo hace muy bien. Vegeta pareció meditarlo. No le parecía mala idea, después de todo, dejar a los patéticos terrestres viéndose inferiores a su lado.




    Mmm… sí, tal vez tienes razón — dijo por fin, después volteo a verla ya sin rastros de bochorno —. Mi magnánimo aspecto debe lucirse por sobre todos.


    Lo que digas “Majestad” — afirmó con un gesto de cabeza y le dedicó una leve inclinación a modo de reverencia, dejándole el traje en la cama —. Dispón de tu baño real… también me pondré más bella para la ocasión.




    Salió de la habitación con una sonrisa en tanto el guerrero la miró sin mucho disimulo, pensando en que tipo de ropita se pondría esta vez para lucir su escultural anatomía.




    Kame Sen’nin había dado en el clavo, pues también el soberbio alienígena alucinaba con la peli azul, aunque eso es algo que no admitiría jamás frente a toda esa bola de revoltosos, un Príncipe como él no debe enredarse con una vulgar terrestre como ella… aunque sea una diosa; sólo un guerrero inferior como Kakarotto tuvo esa desfachatez. Pero tenía una duda, relacionada con el joven del futuro… el mozalbete ese tiene que ser forzosamente hijo de un Saiyajin puro, y los únicos puros en el Universo eran él y Kakarotto, no creía que el ingenuo de cabellera punk le pusiera el cuerno a su vieja con otra tipa… el bobo no es de esos. Entonces… ¿cómo nació ese puberto?; de alguna u otra manera tendría que averiguarlo.




    Antes de la cena tendría lugar la entrevista. Eran las 7:30 P.M. y se encontraban dispuestos para entrar al lugar reservado en el hotel para el desarrollo de dicho evento. Todos lucían elegantes… en lo que cabe de un anime como este (Akira Toriyama tiene gustos raros de moda, jijiji). Yamcha traía un traje en color mostaza, Krilin un traje café oscuro, Ten Shin Han en verde, Chaozu uno similar en verde más claro, y hasta combinó su gorrito. Oolong decidió ponerse camisa de manga larga de cuadros y pantalones de mezclilla con tirantes, luciendo como vaquerito o rancherito; el traje de Kame Sen’nin también era café como el de Krilin, entre cuadriculado en blanco y portando una corbata en amarillo chillón. Gokú y Gohan también vestían de café… café más claro que el del guerrero pelón; se notaban un tanto incómodos pero resignados para no hacer enojar a la mujer que se desvivía por ellos, la cual lucía un bonito kimono amarillo como los que usualmente se pone, claro que no tan abierto de las piernas porque no traía pantalones abajo, bastante adornado con chaquiras y cuentas. Se soltó la negra cabellera, peinándose únicamente con media cola. Hasta Rōshi abrió un poco la boca porque la morena se veía realmente muy linda. Lo que pasa es que Milk le ha perdido un poco el gusto a arreglarse… como a Gokú le da igual, así no se peine él la quiere como es. Nadie como Milk para atenderlo, nadie como Milk para soportarlo y nadie como Milk para reprocharle y ponerlo en su lugar cuando ella consideraba fuera necesario. La pelinegra se veía muy contenta al lado de su marido.




    Milk… hace mucho que no te pones tan guapa — se le acerco Rōshi con malas intenciones —. Pero mira nada más que lindos están — y le apretó un poco los senos.




    Lo malo de tener un hombre inocentón por marido es que… nunca esperes que te defienda de algo así, lo bueno es que ella no lo necesita.




    ¡Más respeto maestro! — lo golpeó duramente en la cabeza con un sartén salido quien sabe donde.


    ¿Qué estaba haciendo el maestro? — preguntó Gokú sobresaltándose por el sartenazo, viendo a su maestro en el suelo.


    Nada cariño — contestó Milk —. Vamos — y botó el sartén a lo lejos para no dejar evidencias.




    Gohan hizo expresión de asco… las manías del viejo son de lo peor. En ese momento llegaron los últimos. Mirai Trunks arribó junto a su bella mamá y a su altanero papá, seguidos de Pikoro, el cual iba vestido con sus ropajes habituales. Toda la bola de babosos volvió a abrir la bocota. El joven lucía un traje gris claro y se recogió el cabello en una cola no muy alta. Se sentía un tanto abochornado porque Bulma le tomara el brazo de forma cariñosa. El gorila altanero de Vegeta lucía un traje azul marino de muy buen corte, una buena y fina camisa blanca, y una corbata azul con finas rayas blancas haciendo juego con el traje. Hasta parecía haberse peinado un poco para darle mejor acomodo a su parada cabellera. Si no fuera por su expresión podría decirse que se veía atractivo. Iba al lado de la joven, como cuidando sus pasos. Y la peli azul vestía de rojo, un bonito y ajustado vestido rojo, largo pero abierto por un lado hasta medio muslo; coqueto escote y espalda descubierta. Se recogió el cabello y se dejó algunos mechones sueltos, para lucir la espalda.




    ¡Hola amigos! — saludó muy sonriente, como ignorando lo que ocasionó su ropa —. ¡Qué bueno que ya estamos todos!


    ¡Bulma, luces tan sexy…! — esta vez Yamcha no pudo detener al cretino de Rōshi, que se abalanzó sobre la chica para poder saludarla como “es debido”.




    Para buena suerte de la joven científica y mala suerte del pervertido maestro… fue bruscamente paralizado por la corbata.



    Viejo estúpido — Vegeta casi lo ahorca —, a ti no te afectan los golpes.


    Me… ahogo — murmuró el pobre anciano, levemente amoratado.


    La culpa es tuya mujer — le espetó luego de arrojar al anciano a un lado —, por ponerte tan poca tela encima.




    Todos habían parpadeado ante la reacción del Príncipe… ¿serían celitos, o sólo porque Kame Sen’nin no era de su agrado?




    Eee… — Bulma estaba un tanto anonadada ante el reproche de Vegeta —. Perdón, pero no voy a vestirme como monja sólo para que el maestro no se pase.


    ¿Monja? — ahora el Príncipe fue el que parpadeó —. ¿Qué es eso?, ¿alguna criatura de aspecto extraño y repulsivo?


    ¡No! — la joven levantó un poco la voz —. Una monja es… ¿por qué tengo que decirte esto? — le preguntó un poco molesta.


    Yo que sé… cerrarte la boca es tan difícil — contestó groseramente su interlocutor.




    Los demás siguieron la conversación mirando alternativamente a uno y a otro, esperando que en cualquier momento explotaran.




    ¿¿Te parece que hablo demasiado?? — ella lo miró con gesto de enfado.


    ¡¡Qué va!! — dijo él con ironía —. Sólo dormida es que no molestas.


    Eee… — intervino el joven del futuro tratando de apaciguar a sus progenitores —, señorita Bulma… recuerde a sus admiradores.


    ¡Es cierto! — reaccionó la joven científica —. Vamos amigos, la entrevistadora nos espera.




    Y, tomando a Mirai Trunks del brazo, se encaminó con él hacia el salón interior, ignorando al altanero Saiyajin, quien se quedó con la boca un tanto abierta porque la chica lo dejó “plantado”. Los demás la siguieron, en tanto Oolong y Krilin ayudaron a Kame Sen’nin a levantarse.




    Por cierto Vegeta — dijo Gokú al avanzar —, el traje te queda muy bien… Bulma te consiente mucho — y entró junto con su esposa y su hijo.




    El Príncipe recuperó el ceño fruncido y entró también seguido de Pikoro, quien sonreía disimuladamente mirándolo de reojo.




    No te sentó bien que te dejara con la palabra en la boca — dijo gravemente, tratando de ocultar el sarcasmo en su voz.


    ¡Mph! — rezongó el aludido adivinando hacia donde iba —. Me tiene sin cuidado… entre menos la escuche mejor.




    En el lugar se encontraba una larga mesa para ellos y otras dos para los nuevos villanos, los cuales se encontraban acomodados en sus lugares. El doctor Maki fue a saludar a Bulma muy sonriente y con malas intenciones, pero desistió al ver la cara de Mirai Trunks, el gesto heredado de su papá es intimidante, y al sentir la mirada de Vegeta también sobre su persona. Ahora sí recordó quien era ese sujeto tan creído… el futuro padre del muchacho, el Saiyajin llegado del espacio exterior y que había ocasionado varios destrozos antes de irse. En el momento comprendió el porque de su reacción en cuanto le dedicó a la joven científica algunos piropos. El que se pasó de amable fue Gokú… le estrechó la mano a todos los presentes como si fueran amigos de años, incluidos los tres camarógrafos que se encontraba ahí para trabajar, algunos otros empleados del hotel y de la televisora, y la rubia artificial de la reportera.




    ¡Mucho gusto, soy Gokú! — dijo amablemente sacudiendo a todos con su efusividad —. ¡Es un placer conocerlos! Por cierto… ¿van a grabarnos con eso? — señaló una cámara con curiosidad.


    Eee… — tartamudeó la mujer tratando de arreglarse el cabello —, sí.


    ¿En serio? — la miró con ese gesto habitual que tiene cuando no pelea o algo lo sorprende —. ¿Entonces saldremos en televisión?


    Por… supuesto — afirmó la rubia con la cabeza.


    Oye Milk — el de peinado punk se dirigió a su esposa —, ¿crees que tu papá nos vea? ¿Y los padres de Bulma? ¿Y el maestro Karin con Yajirobe? ¿Y el Kaio – sama? ¿Y…?


    Seguro — le interrumpió la morena dirigiendo una breve mirada al techo —. Ven aquí para empezar — le señaló su lugar, el sitio privilegiado en la mesa, junto a ella y su hijo.


    ¿Nos darán algo de comer? — volvió a mirar a la reportera después de acomodarse.


    Gokú… — le reprochó su amada — después de la entrevista cenarás.


    Cenaría — interrumpió Vegeta al acomodarse en el asiento a la derecha del protagonista principal —. Kakarotto, recuerda que yo gané la apuesta.


    Pero Vegeta… — el aludido puso gesto de tristeza — mi cena…


    ¡¡Kakarotto, compórtate como buen soldado!! — le gritó tratando de verse más alto en tanto el de peinado punk se agachaba un poco ante la potencia de la voz —. ¡Aprende a perder!


    Ejem… — Bulma ya se encontraba también a su lado, al lado del Príncipe, y le tocó cuidadosamente un hombro —. Disculpa Vegeta… ¿dijiste algo de perder?




    El arrogante Saiyajin volteó a verla sin cambiar su pose intimidante, con la vena palpitando en su sien.




    Mujer… — le soltó groseramente, pero bajando tantito la voz —, este asunto es entre Kakarotto y yo.


    No puedes pedirle a Gokú que aprenda a perder… — siguió ella como si no lo hubiera escuchado —, dado que tú no sabes hacerlo.


    ¡¿Quién pidió tu opinión!? — ahora le levantó la voz a la chica, fulminándola con sus negras pupilas endurecidas —. ¡¡Ninguna boba terrestre puede cuestionarme!!




    “Ya van a empezar” pensaron sus compañeros de forma resignada, en tanto les brotaba su gota anime en la frente, incluso a los androides y al grupo de Babidi.




    ¡Claro que puedo, cavernícola espacial! — Bulma no se deja intimidar fácilmente por el groserote de Vegeta —. ¡No eres el mas indicado para hacer comparaciones de ese tipo!


    ¡¡Mujer insolente!! — le espetó furioso —. ¡¡No puedes hablar de lo que no conoces, ni siquiera sabes pelear!!


    ¿¿Y crees que esa es la mejor forma de solucionar las cosas?? — imitó su gesto ceñudo, poniendo las manos en su cintura.


    Eee… — habló la reportera — en un minuto vamos al aire.




    Eso hizo que la peli azul bajara la guardia y abandonara el pleito… buscando algo en su pequeña bolsa.




    ¡Mi maquillaje! — sacó una pequeña caja en donde guardaba sus cosméticos y, tomando asiento, se retocó el color de sus mejillas y de sus labios.




    Todos parpadearon por enésima ocasión y Vegeta volvió a quedarse boquiabierto con un tic en la ceja… por enésima ocasión.




    Listo — Bulma se miró en su pequeño espejo para comprobar que estuviera perfecta —, ya podemos empezar — y dibujo una bella sonrisa mirando a su hijo —. ¿Te parece que luzco hermosa?




    El pobre muchacho hubiera querido que la Tierra se lo tragara… a su joven mamá le gustaba jugar con fuego y provocar a su papá de todas las formas posibles. Se guardó un suspiro, deseando que las cosas tomaran un mejor rumbo. Se sonrojó levemente al ver al autor de sus días dejarse caer pesadamente en su asiento, mirándolo con mucha molestia en sus negras pupilas.




    Luce muy bien señorita Bulma — le contestó en voz muy baja.


    ¡Eres un amor! — ella le acarició tiernamente la mejilla.




    A los compañeros se les escapó una nubecita colectiva de alivio. Al momento, transcurrido el minuto, se escuchó una estridente música de fondo y una voz en “off”. Después las cámaras los enfocaron y la reportera empezó a hablar:




    Muy buenas noches a todos los televidentes e internautas que siguen esta transmisión en vivo — saludó la mujer con una voz chillona y empalagosa que hizo erizar el cabello de algunos cuantos —. Soy Rita Skiter, enviada especial de la BBC de Londres, en convenio con ZTV de Japón y sus productoras asociadas, para la realización de esta entrevista a los queridos y admirados personajes de un gran anime… ¡”Dragon Ball”! — subió un poco más el volumen de su voz, aparentaba encontrarse en éxtasis.




    Los personajes, incluidos los nuevos villanos, entrecerraron los ojos ante el cambio de tono… parecía un concierto de murciélagos. Vegeta pensó que, al lado de esa infame gritona, la voz de Bulma es música para sus oídos, así le grite muy alto.




    Nuestro héroe principal… ¡Gokú! — continuó Rita Skiter señalando al aludido, el cual saludó tímidamente a la cámara —. Su pequeño hijo, no por ello menos fuerte… ¡Gohan! — el chiquillo trató de ocultarse tras su padre, bastante avergonzado —. Y su adorable y a la vez desquiciada esposa… ¡Milk! — la señaló con una sonrisita burlona.


    ¿Cómo me dijo? — le cuestionó la aludida, mirándola muy ofendida.


    No te enojes querida — dijo la reportera tratando de sonar amable —, con un marido tan especial como el tuyo cualquiera perdería la razón… o, ¿acaso su comportamiento es el de un esposo normal? — preguntó sonriendo abiertamente, enseñando sus dientes un tanto chuecos tras sus labios pintados de forma exagerada.


    Eee… — Milk se cohibió un poco en tanto que Gokú se rascó la nuca sin entender de lo que hablaba esa señora tan rara —, bueno… pues…


    Divinamente — la periodista volvió a sonreír —. Ellos son los miembros de la distinguida y loca familia protagonista. Y ahora… — la cámara enfocó el rostro del Príncipe —, el último sobreviviente de la “casa real” de su planeta natal, Vegetasei… muy próximo a adquirir la nacionalidad terrestre… ¡Vegeta!




    El Saiyajin frunció más el ceño y desvió la vista de la cámara… la cual de todos modos enfocó a una muy sonriente Bulma.




    Y con ustedes la extravagante y arriesgada chica, responsable del inicio de todo este argüende en su búsqueda de las “Esferas del Dragón” o “Dragon Balls”… ¡Bulma Briefs!


    Gracias — contestó la peli azul lanzando un besito a la cámara —, son todos muy amables.


    Y este apuesto joven… — la cámara enfocó a Mirai Trunks en tanto Rita Skiter le señaló coquetamente — es una incógnita, pero tendrá mucho que ver en la continuación del anime… sonríe a la cámara guapo — y le dedicó una caída de pestañas.




    El joven Saiyajin se apenó como niño y sonrió levemente saludando.




    Divinamente — dijo Skiter una vez más en cuanto la cámara la enfocó de vuelta —. Claro, no olvidamos a varios más de estos personajes, los que complementan una trama llena de emociones como lo es “Dragon Ball” — la cámara hizo una toma abierta a los demás —. Nos referimos a los de relleno: Krilin, Oolong, Yamcha, Puar, Chaozu, Ten Shin Han, Kame Sen’nin, Pikoro… — mencionó sin cambiar la sonrisa boba y falsa de su rostro —, sin los cuales no habría tanta agitación y momentos chuscos.




    Los aludidos abrieron y cerraron un poco la boca. ¿Sólo personajes de “relleno”? Esto era el colmo.




    Perdone linda señora… — Rōshi trató de ser amable — ¿cómo dijo?


    Soy señorita aunque lo dude — respondió sin cambiar su gesto —. Por lo demás… eso dicen mis líneas.


    Oiga señorita — se quejó Krilin —, me parece un poco…


    Oh, mi querido peloncito — lo miró simulando compadecerse de él —, sé que es duro pero… la verdad es que ustedes ya no tienen tanta relevancia como en la primera parte de la serie… — y volvió a pelar descaradamente la mazorca —. Bueno, tal vez tú sí... y el guapo “hombre verde” de Pikoro — y le dedicó al namek una mirada aparentemente seductora en su opinión, el aludido no hizo más que reservarse un gruñido de disgusto ante semejante desfachatez —. No se esponjen y sean felices… de todos modos Gokú es el que siempre termina de arreglar los males del mundo.




    Mejor decidieron dejar su queja de lado al ver que no conseguirían nada coherente de semejante tipa. Tal vez la producción les haría caso si la mandaban por escrito. La reportera se rió un poco al notar la resignación del grupo, de forma chocante y estridente.




    Divinamente — dijo una vez más en cuanto recuperó el habla, volviendo a su tono de falsedad —. Sin ustedes sería difícil imaginar “Dragon Ball”, y los esfuerzos de Gokú tal vez serían en vano… sonrían, así se ven “más mejor”.




    Todos forzaron una sonrisa menos Pikoro, quien no cambió la mueca de desagrado ante las palabras de la estúpida e insulsa reportera. Rita Skiter volvió a mirar hacia la cámara, tratando de lucir encantadora.




    Bueno amado público — habló un poco más seria —, y ahora con ustedes… la nueva camada de malhechores.




    El grupo de “Red Ribbon” y el grupo de Babidi miraron a la fastidiosa Skiter con ojos de rendija enfadados.




    Los primeros en salir serán el Dr. Maki Gero y sus androides de fantasía — continuó hablando, ignorando adrede la reacción de los villanos —. Restos de la desaparecida “Red Ribbon”, a los cuales el gran Gokú venció muy fácilmente en la primera parte de la serie… siendo muy joven y sin conocer su verdadero origen.




    Al Dr. Maki le dio un tic en la ceja y se levantó cuan largo era, en tanto 17, 18 y Cell hicieron gestos de enfado… sólo 16 permaneció indiferente.




    Oiga vieja ridícula — le espetó enojado el anciano hombre —, mis androides no son de fantasía; son máquinas perfeccionadas y programadas para cumplir con el objetivo de matar a ese sinvergüenza de Gokú…


    Como sea — Rita Skiter agitó la mano restándole importancia —, siguen siendo juguetes de lata.


    En eso estamos de acuerdo — murmuró Vegeta entre dientes, sonriendo un poco.


    Usted es una ignorante — agregó el científico fulminándola con la mirada —, no sabe lo que la tecnología es capaz de hacer.


    Por lo menos las cápsulas “Hoi – Poi” de Capsule son todo un éxito… — sonrió la reportera —, sus “robotitos”… ni siquiera serán juguetes de colección.


    Es usted una… — el doctor hasta se quedó sin voz para rebatir ese argumento. Cell le palmeó un hombro para reconfortarlo.


    Divinamente — la mujer peló más la mazorca… como le encantaba molestar al prójimo —. Y por este lado… otros seres del espacio exterior que quieren hacer lo que todos los aliens — dijo seriamente en tono macabro —: tratar de conquistar el mundo — para agregar con su mismo tono chocante señalando a los aludidos —. El mago Babidi y compañía.




    En cuanto la cámara los enfocó Majin Boo sonrió como niño bobo y saludó efusivamente, casi se lleva a Babidi de corbata con su movimiento.




    Compórtate Majin Boo — dijo el diminuto ser acomodándose la capa mientras Dabura le sacudía la ropa con una pequeña escobilla.


    ¿Se encuentra bien Gran Babidi? — preguntó solícito el de traje azul sin dejar de hacer lo que estaba haciendo.


    No fue nada Dabura — le contestó después de arreglarse los pocos pelos que tiene en la cabeza.


    Bien — dijo Skiter volviendo a sonreír a la cámara que la enfocaba —, vamos a comerciales y continuaremos la entrevista.



    La voz en “off” mandó al corte para dar un respiro en el ambiente.



    Nota: Esta entrevista será más difícil para la integridad de Rita Skiter… pero morirá en el intento de conseguir lo que los fans quieren… jajaja ya la agarramos contra ella. Pregunta del millón de zenis: ¿Por qué será que todos los aliens quieren conquistar al mundo, llámese Tierra? Se que la Tierra es especial pero es un tanto repetitivo… Sonrían.
    P.D. ¡Muy buen inicio de año a todos mis lectores! Con cariño para divertirlos es que hago mis historias.
     
    • Me gusta Me gusta x 5
  5.  
    rominazs

    rominazs Iniciado

    Sagitario
    Miembro desde:
    28 Octubre 2011
    Mensajes:
    22
    Pluma de
    Escritora
    Me encantó, fascinó, etc ,etc.
    Esa reportera terminará en estado de coma.
    Que pregunte sobre la relación Vegeta-Bulma, que los ponga entre la espada y la pared (wuajajajajaja)
    Lástima por Yamcha xd
    Y preguntas sobre como es Goku en sus momentos apasionados kajshdklashjdlakj xd
    O una encuesta de quién es el más guapo y que Vegeta se pique :B
    Ay! tengo un montón de ideas, lo has dejado en una parte muy picante.
    No puedo esperar!
    Sígueme avisando C:
    Cuídate y Feliz Año nuevo :3
    Que todas tus metas se cumplan♥
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  6.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

    Leo
    Miembro desde:
    6 Agosto 2010
    Mensajes:
    3,826
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    El Universo está en juego... literalmente hablando.
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    36
     
    Palabras:
    4710
    Capítulo 6.- Segundo día… nuevas peripecias (parte tres: la entrevista).



    Previamente…
    Bien — dijo Skiter volviendo a sonreír a la cámara que la enfocaba —, vamos a comerciales y continuaremos la entrevista.

    La voz en “off” mandó al corte para dar un respiro en el ambiente.



    Rita Skiter se acomodó lo más rápido que pudo entre Gokú y Vegeta al regresar de los comerciales. El ingenuo Saiyajin parpadeó un poco ante la sonrisa coqueta de la extraña señora. El arrogante Saiyajin decidió juntarse disimuladamente con la chica de pelo azul… preferible su cercanía a la de cualquier otra tipa. La voz en “off” señaló la entrada y la cámara los enfocó.




    Gracias nuevamente a todos los fans por continuar con nosotros — saludó Skiter una vez más, con ese tono dulzón y empalagoso que la caracteriza —. Empezaremos la entrevista con nuestro protagonista… Son Gokú. Dinos Gokú, ¿qué piensas de tus próximos enemigos?


    Perdone señora… — contestó mirándola con extrañeza — ¿no tendrán algo de comer? Me estoy muriendo de hambre — dijo con tono de vergüenza en tanto le gruñía el estómago para confirmar el hecho.




    Todos sus compañeros anime, excepto Vegeta, se azotaron contra el piso al estilo clásico. Al Príncipe le palpitó la vena en la sien… y su “víscera real” también lo delató.




    Vegeta, parece que tienes tanta hambre como yo — le sonrió Gokú y se dirigió nuevamente a Skiter —. ¿Podrían conseguirnos algo de comer?




    Los demás recuperaron la compostura y Milk le habló fuerte.




    Gokú… — sus ojos oscuros arrojaban chispas —, espérate hasta que cenemos.


    Pero Milk… mi pancita me retumba y la de Vegeta también — contestó con su tono de no romper ni un plato en tanto sobaba el lugar señalado.


    Kakarotto… no seas igualado — espetó el aludido tratando de encubrir el crujir de sus intestinos —. No me compares contigo.


    Por favor… — intervino Bulma queriendo acabar con eso de una buena vez —, que les traigan de comer… — y también señaló a Gohan y a Mirai Trunks — a los cuatro — los chicos hicieron gesto de inocencia y hasta desviaron la vista para disimular —, o no saldremos de aquí.


    Gracias Bulma — le sonrió el de peinado punk —, tú sí eres buena amiga.




    Ella le dedicó a su camarada una cara de pocos amigos, similar a la de cierto simio mal encarado.




    Señorita Skiter… — y se dirigió a la reportera tratando de disimular su enojo —, ¿ya podemos continuar?


    Eee… sí, claro — contestó la aludida un tanto anonadada, para retomar su gesto de falsedad —. ¿En qué íbamos? — miró a Gokú una vez más —. ¡Ah, sí! Divinamente — le sonrió con descaro —. ¿Qué piensas de los nuevos enemigos?


    Pues… me parece que si darán un poco de batalla — los miró rascándose la cabeza —, pero eso lo hará más divertido e interesante — agregó visiblemente emocionado.


    ¿Consideras que podrían ser tan peligrosos como les indicó el muchacho aquí presente? — la entrevistadora le dirigió una mirada fugaz a Mirai Trunks, guiñándole un ojito de forma coqueta.




    El joven Saiyajin se puso un tanto azul… una mujer como esa sí que es asquerosa.




    Mmm… tal vez si lo sean — opinó con sinceridad el entrevistado —, pero no se ven invencibles… hasta Gohan podrá con ellos después de un buen entrenamiento.




    Los aludidos abrieron y cerraron un poco la boca, visiblemente molestos. Su hijo enrojeció de pena y su esposa tomó la palabra, notándose su enfado.




    ¡Gokú! — le reprochó ella —. ¡Gohan no va a pelear con nadie, aun es un niño inocente!


    Milk… — él la miró bastante serio, casi nunca muestra ese lado que denota su ascendencia Saiyajin —, Gohan es lo suficientemente hábil y fuerte para pelear contra cualquiera.


    Pero… Gokú… — la morena se cohibió ante la seriedad inusual de su marido.


    Confía en mí — agregó y le volvió a sonreír —. Además a Gohan le gusta, ¿verdad hijo?




    El pequeño sólo movió la cabeza afirmativamente, sin querer ver a su progenitora a los ojos.




    Divinamente — intervino Skiter disfrutando de lo lindo —. O sea que, si fuera necesario, le encargarías la pelea a tu hijo.


    ¿Por qué no? — Gokú se encogió de hombros —. Él debe confiar en sus habilidades para sacar su potencial.


    Y… ¿no sería más fácil y sensato encargarle eso a alguien más maduro como… Vegeta? — soltó la rubia reportera para tratar de desquiciar a uno —. Él es un guerrero mejor entrenado para las batallas, ¿o no? — volvió la vista hacia el de cabellos en punta, quien la miraba con el ceño fruncido y ganas de matarla, sentado en su pose habitual, bastante cerca de Bulma —. ¿Acaso no piensas lo mismo? — le interpeló muy coqueta.


    Yo no lo veo así — el ingenuo Saiyajin no lo dejó contestar —. Vegeta es muy fuerte pero no ha llegado a un buen nivel a pesar de entrenar duro y constante, por ello tiene que ser Gohan… ya casi lo supera.




    El tic en la ceja y las palpitantes venas en la frente no se hicieron esperar.




    Kakarotto… ¿estás insinuando que soy más débil que el mocoso de tu hijo? — le soltó sin ocultar su molestia.


    Pues… sí — contestó el aludido con una sonrisita significativa de “sentirlo mucho”.




    El Príncipe se enderezó bruscamente, claramente ofendido por esas palabras.




    ¡¿Cómo te atreves a insultarme así?! — alzó la voz —. ¡¡Esto no te lo perdonare, morirás en este instante!!




    Y, sin importarle que la reportera se encontrara en medio, levantó una mano para lanzar uno de sus famosos ataques de energía pero… no pasó nada. Todos se habían agachado bajo la mesa, visiblemente asustados… hasta los malos no querían ver volar la cabeza del infortunado y tonto Saiyajin. Únicamente Bulma y Gokú conservaron la calma, aunque este último cerró los ojos ante la desaforada exclamación de su interlocutor. Vegeta parpadeó asombrado.




    ¿Qué… pasó? — se preguntó mirando la palma de su mano extendida.


    Eee… — la peli azul se levantó también para tomarlo suavemente de los hombros, como queriendo confortarlo —. Lo siento Vegeta, pero no puedes usar tus poderes ahora.


    ¿De qué… estás hablando? — él la miró notablemente consternado y molesto.


    Estamos fuera de nuestra realidad — ella le contestó sonriéndole tímidamente a manera de disculpa por lo sucedido —. Ninguno de sus poderes funcionará bien mientras estemos aquí.




    La vena palpitó una vez más en la frente “amplio – pluralista” del arrogante Saiyajin.




    ¡¡Estúpida mujer!! — le gritó sin pizca de delicadeza, a pesar de que estaban muy juntos —. ¡¡Si me hubieras dicho eso no vendría a este maldito lugar!! — parecía que estaba dispuesto a tragársela de un solo bocado.


    ¡¡De eso nada!! — la joven se acomodó el cabello y le respondió igual de molesta —. ¡¡No iba a perder mis vacaciones por ti… mono mentecato!!


    ¡¿A quién mierda le importan tus vacaciones?! — continuó el alienígena sin bajar la voz —. ¡¡Me engañaste con lo de MI cámara!!


    ¡¡Claro que no!! — alegó ofendida por esas palabras —. ¡¡Pero si quieres regresar a Capsule regresa… y muérete!! — y se sentó respirando agitada —. Al cabo que no eres más útil que Gohan… — terminó ironizando y fulminándolo con sus pupilas azules, las cuales parecían temblar como si fueran a brotar lágrimas… ¿de coraje o de dolor? —, así que no se perdería nada.




    Vegeta se quedó boquiabierto tratando de buscar la mejor manera de responderle… al final se sentó también, dejándose caer pesadamente en su asiento.



    No voy a volver así porque tú lo quieras… no te voy a dar el gusto mujer idiota — dijo groseramente ya sin gritar, aunque la miró mal encarado. Luego se dirigió a Gokú en un tono más duro —. En cuanto a ti Kakarotto… ya te tragarás tus palabras. Tú y tu escuincle se enfrentaran a mí en cuanto terminemos con esas latas oxidadas llamadas androides.




    Nuevamente los aludidos androides dirigieron la vista hacia el altanero guerrero, mirándolo con ojos de rendija. El ingenuo Saiyajin únicamente afirmó con un leve movimiento de cabeza y gesto serio… también deseaba volver a pelear en contra del Príncipe, por algo le había pedido a Krilin que no lo matara en esa ocasión en que llegó a la Tierra y casi estuvo a punto de asesinarlos a todos. Fue un golpe de suerte que a Gohan volviera a salirle la cola para transformarse en Ozharu en el momento preciso. Vegeta era un rival más que digno de hacer frente otra vez.




    Divinamente — interrumpió Skiter una vez más, parecía disfrutar de eso —. ¿Podemos continuar? — volvió a mirar al de peinado punk.


    Me parece que sí — él volvió a sonreír.


    Esperen un momento — intervino Milk usando un tono bastante airado, y le lanzó a su marido una mirada de molestia —. Gohan no tiene porque combatir con nadie, si el salvaje de Vegeta quiere matarlo… — casi se estremece de horror ante sus propias palabras — que te mate a ti por bocón — puntualizó enfadada.


    Oye Milk — Krilin habló mientras todos los amigos del hombre más fuerte del Universo tenían gotita anime en sus cabecitas —, ¿te gustaría que Gokú muriera?


    Mejor él que Gohan… — contestó cruzándose de brazos y torciendo el gesto —, mi niño tiene que ser un niño normal.




    El jovencito miró a su madre con la boca abierta en tanto que Gokú se rascó un poco la frente… nunca terminaría de comprender a su esposa.



    Divinamente — intervino Skiter por enésima ocasión —. ¿O sea qué no te importa que tu marido pierda la vida… una vez más?


    Yo no dije eso… — la morena se sonrojó levemente.


    Mamá… — le reprochó su hijo —, ¿cómo puedes pensar eso?


    Gohan, cariño… — ella lo miró preocupada; su niño suele ser muy dócil, pero cuando algo lo molestaba…


    No me digas nada — dijo el niño mirándola como si estuviera loca —. Entiende de una buena vez… voy a pelear con papá para defender la Tierra todas las veces que sea necesario, y no permitiré que Vegeta ni nadie lo mate otra vez.


    Pero Gohan… — tartamudeó visiblemente consternada.


    Y además… noticia de última hora mamá, aunque no te guste — continuó el chiquillo y aspiró una buena bocanada —. Soy un Saiyajin y eso no va a cambiar… ¡nunca! — terminó levantando un poco la voz.




    La pobre Milk se desvaneció en su silla por las severas palabras de su hijo, afortunadamente su marido la sostuvo a tiempo para evitar que cayera al suelo.




    Oye Gohan — le dijo seriamente Gokú mirándolo un poco enojado… no era usual que reprendiera a su hijo —, deberás pedirle una disculpa a tu mamá… fuiste muy duro con ella.


    Lo siento papá — se apenó el muchachito agachando la cabeza.


    Divinamente — interrumpió la periodista con esa voz tan falsa y chocante que tiene —, pero el pequeño Gohan ha dicho la verdad… ustedes no son personas normales.


    Pues… — el de peinado punk rascó su frente sin soltar a su esposa, recuperando la expresión de ingenuidad —, tal vez tengan razón.




    Todos los compañeros sonrieron tontamente. Únicamente Pikoro mantuvo el gesto impávido y Vegeta no cambió la mirada ceñuda ni los brazos cruzados.




    Muy bien — la Skiter le sonrió con coquetería y volvió al vista hacia el más altanero de los guerreros —. Divinamente… Príncipe Vegeta, ¿usted que piensa de los androides?


    ¡Mph! — gruñó antes de dignarse a contestar —. ¿Qué más quieres saber vieja cacatúa?, desde el principio ya dijiste lo que pienso de esos cachivaches.


    ¡Oh, tienes razón! — ella le pestañó tratando de aparentar verse ingenua —. ¡Pensamos igual! Creo que podríamos entendernos muy bien… seríamos una pareja perfecta — y le sonrió abiertamente con la dentadura de fuera.




    Vegeta la miró como si estuviera más tocada de lo que aparentaba, y se arrimó otro poco más a Bulma para aumentar la distancia entre él y la fastidiosa reportera. La peli azul interrumpió un tanto irritada.




    Ejem… — carraspeó la joven científica aparentando no ver a nadie en particular, con los brazos cruzados en una pose similar al del altanero Saiyajin —, señorita Skiter… ¿puede continuar con lo verdaderamente importante?


    Divinamente — Rita sonrió más abiertamente… su instinto femenino detectó un leve tono molesto en la de cabellera azul —. Entonces preguntaré lo importante que los fans quieren saber de este aguerrido y apuesto Saiyajin. Dime Vegeta… ¿te atrae Bulma Briefs?



    Antes de formulada la pregunta llegó el servicio de bocadillos que habían solicitado al inicio del show, y los cuatro Saiyajins no perdieron el tiempo, tomando lo primero que les llamó la atención… el Príncipe se atragantó un poco por el cuestionamiento.



    ¿¡Qué!? — tosió y la bella mujer a su lado golpeó delicadamente su espalda para ayudarle a pasar el “trago amargo”… se veía bastante enrojecida de la pena ante el comentario — ¿Qué tiene que ver semejante idiotez? — él casi lagrimea tratando de recuperar el aliento.




    Bulma desvió la vista muy avergonzada, queriendo que la tierra se la tragara y rogándole a Kami que la hiciera invisible. Yamcha parpadeó momentáneamente y le dio un tic en la ceja, aunque no era tan notorio como el del gorila espacial.




    Divinamente — la Skiter peló la mazorca más abiertamente, una de sus especialidades es sacar las respuestas que le gusta oír… o tal vez inventar lo que la gente quiere —. Los fans desean saber que te hizo quedarte en la Tierra, bien a bien… porque ya no la vas a destruir por la señorita Briefs, ¿verdad?


    ¿Quién dice que he cambiado de idea por esta mujer tan fastidiosa? — la señaló un tanto airado.



    Y en ese momento… una chispa eléctrica le paró más la cabellera. Todos parpadearon asombrados con una gotita anime en lo alto de sus cabecitas, hasta los malos, aunque Gokú no dejó de comer y había colocado a Milk delicadamente recostada en sus piernas para tener las manos libres. Vegeta se miró la muñeca, al inicio del show les habían colocado unos brazaletes con sus nombres.




    ¿Qué hace esta mierda? — le espetó a Skiter… si su mirada fuera un puñal, ya la habría destazado.


    Es un detector de mentiras — contestó la rubia en tono de diversión —. Eso significa que estás mintiendo… ¡eres un pillín! — lo señaló con un dedo acusador y rió un poco bajo.




    ¿Quién se imaginaba ver al Príncipe de los Saiyajins enrojecido y metido en un problema? No quería ni pensar lo que significaba un detector de mentiras.



    Eee… — Bulma al rescate… ella no podía permitir que ese “monito tan lindo” pasara por un trauma —. Oiga señorita Skiter, pensé que las preguntas serían sobre los enemigos — dijo esta vez en tono amable, trataba de quedar bien con la periodista para que dejara en paz a su luchador favorito.


    Nuestro querido Gokú ya dijo lo que queríamos saber… — señaló la aludida mirándola fijamente, hasta pareció olvidar al abochornado guerrero —, al final todos los fans están al tanto de quien se encarga de todo a su manera. Pero esto también es importante para sus seguidores, por lo que tienes que decirme con sinceridad… ¿estas interesada en este guapo Saiyajin? — y sonrió mostrándole sus feos dientes.




    “¿Por qué abrí la boca?” se reprendió la joven científica en sus adentros enrojeciendo al instante. “Y ahora… ¿quién podrá ayudarme?” pensó desesperada. Por fortuna Yamcha fue al rescate de su novia.




    Oiga señora… señorita — corrigió bastante airado el beisbolista —, Bulma no está loca para fijarse en semejante mico.




    La vena en la frente de Vegeta palpitó… por enésima vez, y se le bajó el bochorno.




    Gusano… ¿a quién le llamaste mico? — le espetó con enojo.


    A ti… ¿quién más es mono aquí? — le respondió igual de molesto.


    Eee… — Puar trató de llamar la atención de su amigo — Yamcha, Gokú también es un Saiyajin.


    El asunto no es con Gokú — le contestó el luchador sin mirarlo, con la vista fija en el altivo guerrero espacial.




    “¡Ay no, ay no!” la pobre peli azul se debatía entre apoyar a su novio para evitarle una pelea con el Príncipe o… dejar que se golpearan para distraer la atención de todos y tal vez poder escapar de la reportera. Mirai Trunks puso gesto de preocupación, aun sin sus poderes su papá podría mandar al de las cicatrices a pasar el resto de las vacaciones en el hospital… es de puños duros.




    Divinamente — intervino Skiter una vez más… nada le gustaba más que crear un poco de discordia entre la gente —. Joven Yamcha, ¿estás celoso porque tal vez Vegeta te quite a tu novia?




    Los dos aludidos hombres voltearon a verla con gestos de incredulidad.




    ¿Ce… celoso? — dijo el jugador tartamudeando un poco, disimulando una risita nerviosa —. No… creo que éste… pueda quitarme a Bulma.




    Ahora el que recibió la descarga fue otro. Yamcha hizo gesto de dolor y a Vegeta se le dibujó una sonrisa ladina.




    Pobre gusano — le dijo sarcásticamente con su arrogancia habitual —, tienes miedo de perder a tu noviecita… ante el Gran Príncipe de los Saiyajins.




    “A este no se le baja lo altanero con nada” pensó Pikoro con gesto molesto en tanto los demás pusieron ojos de rendija enojados mirando al egocéntrico guerrero. Hasta Milk, que ya había reaccionado, no perdió detalle de todo, acomodándose en su silla y masticando un pedazo de volován que le había quitado a su amado esposo.




    Te crees mucho con eso de “Príncipe”… — el beisbolista se sobó la muñeca y lo fulminó con la mirada —, pero no eres más que un pobre simio sin planeta para gobernar.


    ¿Quieres probar que no miento y soy mejor que tú? — Vegeta casi se le va encima pero Bulma, haciendo gala de valor y coraje, se levantó a tiempo para aquietarlo, interponiéndose en su camino.


    Basta por favor — dijo la joven poniendo las manos en el pecho del alienígena para después mirar a su novio con cara de seriedad —, esto no debe ser motivo para discutir… la lucha contra los androides es lo principal ahora — posteriormente se dirigió a Skiter sin apartarse del Saiyajin —. Oiga señorita… ¿de verdad esto es importante? Vegeta y Yamcha son grandes peleadores, ¿con qué motivo les pregunta eso?


    Divinamente — contestó la interpelada disfrutando de lo lindo por la situación —. Verás querida, no es por minimizarlos pero, después de que Vegeta se unió al “Club de amigos de Gokú”, los fans quieren saber detalles de su vida íntima en la Tierra… el manga no lo dice.




    La ceja del altanero Saiyajin volvió a mostrar su tic y, apartando a la peli azul con algo de brusquedad, pero tratando de no lastimarla en serio, encaró otra vez a la reportera.




    No soy amigo de Kakarotto, ni de esta bola de imbéciles — quiso recalcar pero recibió un choque eléctrico otra vez.


    ¡Eres un mentirosito! — Skiter habló con voz melosa e infantil —. Pero eso ya lo sabemos aunque lo niegues, sólo queremos confirmar la naciente relación entre ustedes… y el triángulo amoroso — y los miró con picardía, primero a Bulma y a Vegeta y después a Yamcha —. A los fans les fascina el romance aunque “Dragon Ball” no se caracterice por ser muy romántico. Ahora que si no te gusta Bulma Briefs… — le coqueteó con las pestañas al Príncipe — que ella se quede con Yamcha y tú te vienes conmigo, verás que nos divertiremos mucho.




    Ahora la científica habló sin pensarlo dos veces.



    ¡¡Óigame no!! — le gritó a la rubia y arrimó al Saiyajin como si fuera un muñequito de trapo, dejándolo anonadado a él y a todos —. ¡Estás completamente chiflada si crees que te dejaré…! — y se silenció súbitamente al percatarse de lo que estaba diciendo, sonrojándose levemente por enésima ocasión —. Perdón, lo que quiero decir es que…


    ¡Ajá! — Rita la señaló y le sonrió descaradamente —. ¡Estás celosa! Deseas mucho a Vegeta, ¿verdad?




    Ahora, tanto su novio como el aludido la quedaron viendo con gestos de incredulidad. La pobre Bulma no sabía donde esconderse, implorándole a Kami que borrara a esa mujer tan impertinente del mapa. Se dejó caer en su asiento tapándose la cara.




    ¡Por todos los demonios del infierno… incluidos Freeza y todo su séquito! — contestó airada —, ¿es acaso relevante para la nueva batalla quién me guste más?


    Claro que sí querida — Rita no se da por vencida tan fácilmente —, los fans quieren saberlo.


    Muy bien — suspiró la joven y destapó su rostro con gesto de resignación —, en vista de que no puedo escapar a mi destino… lo diré todo.


    Divinamente — sonrió Skiter —. Entonces… ¿quién te gusta más?


    Pues… — tartamudeó la peli azul visiblemente nerviosa, mirando alternativamente a ambos hombres —, me gusta más… ¡él!




    Se abalanzó sobre su joven hijo haciendo que todos se azotarán estilo anime… incluso Rita Skiter. Sólo Gokú y Pikoro se mantuvieron en sus posiciones. A los dos pobres despreciados… les brotó una gota anime en lo alto de sus cabecitas. Y Mirai Trunks se puso como tomate, siendo ahora él quien le rogaba a Kami por regresar a su tiempo y esperar que las cosas siguieran su curso. Skiter se levantó rápidamente y parpadeó un tanto sorprendida.



    Eee… — tartamudeó para recuperar la compostura en lo que la peli azul abrazaba cariñosamente a su querido muchacho del futuro — Divinamente… en verdad me parece que… tienes razón — volvió a sonreír —. Este joven es muy guapo, a cualquiera le gustaría más que un par de peleoneros perdedores.



    Los aludidos se encontraban rodeados por un aura de tristeza… parecían a punto de llorar y abrazarse para desahogarse y contarse sus penas, hasta que oyeron las últimas palabras de Rita y la miraron de fea manera… está vez estuvieron de acuerdo en asesinarla.



    Señorita Bulma… — el de cabellera lila estaba completamente avergonzado atrapado entre los brazos de su madre — gracias… me da tanta pena.


    ¿Por qué? — dijo ella sin soltarlo —. Siempre te he dicho que eres un encanto, ¿no te parece Milk? — le preguntó a su amiga.


    Pues… — la aludida también enrojeció, pero por otro motivo — Bulma por favor… si es guapo pero es mucho menor que tú… hasta podría ser tu hijo en el futuro del cual viene.


    ¡Qué cosas dices Milk! — rió un poco la joven científica —. No lo quiero para otra cosa… se que aun es un inocente y yo no voy a ser la que lo eche a perder — y le dedicó un guiño coqueto a su futuro descendiente.



    Pikoro se puso un tanto a la defensiva… ahora hasta la mujer de Gokú pensaba… sólo faltaba que Vegeta besara a Bulma declarándole su amor y se casaran en Montecarlo, nombrando a su peor enemigo, o sea Kakarotto, como el padrino de dicho enlace, para que el mundo estuviera de cabeza.



    Señora — dijo tratando de llamar la atención de Skiter y distraerla de las últimas palabras —, ¿no tiene otras preguntas que hacer? — la miró tan duramente como acostumbra.


    Claro, claro — respondió Skiter —. Vamos a comerciales y regresamos.



    Nota de la autora: Me encanta meterlos en situaciones comprometedoras… el recurso desesperado de Bulma para no delatarse ante nadie… jajaja pobre Trunks, tener que ser el salvavidas de su mamá sin proponérselo… y pobres de Yamcha y Vegeta… me pase con ellos, especialmente con el Saiyajin, pero es tan duro que para meterlo en la comedia hay que hacer a veces las bromas a sus costilla. Diviértanse que esto va para largo. Sayo y no me odien.
     
    • Me gusta Me gusta x 5
  7.  
    Lilineth-chan

    Lilineth-chan I'd rather have you, cursed or not.

    Leo
    Miembro desde:
    29 Septiembre 2011
    Mensajes:
    31
    Pluma de
    Escritora
    Awww!!

    Que bonito y divertido estuvo, sensillamente genial.
    Me encanto todo, pero más donde ponen a Vegeta y Bulma en una situación comprometedora haha.

    Está muy bueno tu Fic, espero y sigas así. De hecho, este es el primer Fic de DB que leo, y esta genial.
    En lo técnico, no noté errores, aunque no me fije mucho...

    Pues siendo todo, me retiro. Espero con ansias la continuación.

    Byebye...!!

    ♥¡¡...Besos...!!♥​
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  8.  
    rominazs

    rominazs Iniciado

    Sagitario
    Miembro desde:
    28 Octubre 2011
    Mensajes:
    22
    Pluma de
    Escritora
    De verdad que esa reportera si no sale con los dos pies por delante, sale sin dentadura.
    A ver si vuelve a decir: "Divinamente"
    Me encanto!♥
    Gracias por invitarme directamente, seguiré a la expectativa :3
    Mi petición: Síguelos poniendo en aprietos C:
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  9.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

    Leo
    Miembro desde:
    6 Agosto 2010
    Mensajes:
    3,826
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    El Universo está en juego... literalmente hablando.
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    36
     
    Palabras:
    5053
    Para mis fieles lector@s... la conti de esta historia tan hilarante. Diviertanse como siempre y nos vemos en la siguiente entrega.


    Capítulo 7.- Siguen las complicaciones (continuación de la entrevista… el día aun no termina).



    Previamente en el capítulo anterior…

    Claro, claro — respondió Skiter —. Vamos a comerciales y regresamos.




    Regresando del corte, la cámara enfocó nuevamente a Skiter en tanto que la voz en “off” dio la entrada. Rita sonrió tan falsamente como es su costumbre, según ella viéndose encantadora como un hada… cuando en realidad es más bruja que nada.




    Ahora amado público… veamos que opinan los enemiguitos — dijo al hablar —. Dígame Dr. Maki Gero, científico loco con mala reputación…


    Oiga señora, no me insulte — contestó el hombre visiblemente airado.


    Perdone, eso opina la mayoría de los fans — le sonrió descaradamente.


    Bueno, no se puede complacer a todos — se encogió resignadamente de hombros —. En fin, ¿qué quiere saber?


    En primer lugar… ¿por qué piensa matar a Gokú? Él es tan amigable… — miró al aludido haciéndole ojitos, en tanto el ingenuo Saiyajin rascó su nuca un tanto apenado.


    Será lo que usted y todos digan pero eso lo hace un verdadero fastidio — señaló el doctor —. Además de que es un descarado sinvergüenza… ¿cómo pudo destruir a la “Red Ribbon”?... — puso gesto inocente e hizo tono de ofendido en gravedad —, si no le hacíamos daño a nadie… sólo pensamos en el bien de la humanidad.




    Los personajes anime parpadearon un tanto dudosos, especialmente los que no conocían muy bien la historia de ese tiempo.




    Eee… — Gokú tartamudeó — eso no es verdad, usted sabe bien que…


    ¡Ya no hables más, tonto! — le espetó el anciano doctor —. ¡Eres un desconsiderado! Por eso voy a matarte con mis androides.


    Divinamente — intervino Skiter —. Dr. Maki Gero, no queremos relatos de la prehistoria que ya conocemos — señaló —. Sólo díganos por qué especialmente a Gokú…


    Es que los demás son unos debiluchos… — agregó el científico — El verdadero problema es él… y el joven del futuro que los alertó de todo, alterando la realidad — miró a Mirai Trunks con desprecio.




    Los otros guerreros “Z” parpadearon y miraron al doctor con ojos de rendija enojados. Vegeta se puso de pie nuevamente, bastante molesto.




    Viejo pusilánime — le espetó —, en ese tiempo atrás no tuviste el gusto de conocerme… así que no me minimices, porque soy el Príncipe de los Saiyajins, muy superior a Kakarotto y la bola de payasos que le hacen mancuerna.




    “Vegeta el humilde” pensaron todos los demás, viendo de fea manera al arrogante guerrero, el cual volvió a su posición como si no se hubiera movido, fulminando al doctor con sus negras pupilas.




    En eso tienes razón… — respondió pausadamente Maki Gero — pero todos nos enteramos de la llegada de los Saiyajins a la Tierra… fuiste famoso por algunos días. Por ello me tome la molestia de enviar un espía a investigar detalles sobre ustedes… y conseguí lo que necesitaba.




    Nuevamente los guerreros “Z” parpadearon sorprendidos, no habían visto nada raro en el lugar de la batalla contra Nappa y Vegeta, exceptuándolos a ellos y a los Saibaimans.




    Y eso… ¿cómo fue? — preguntó Krilin extrañado.


    Prefiero guardar mis secretos… si no es molestia — respondió cortantemente el científico y miró a Skiter —. Sólo puedo decirle que eliminaremos a Gokú por ser un estorbo en otros planes que tengo… lo que tenga que saberse más adelante se sabrá… como el origen de ese muchacho — volvió a señalar a Mirai Trunks.




    Todos fijaron la vista en el del futuro, que miraba a Maki Gero con el ceño fruncido de pocos amigos y sus azules pupilas parecían tan frías como las negras de su padre.




    Tiene razón Dr. Maki — dijo gravemente el aludido —, lo que tenga que saberse se sabrá a su tiempo.


    Divinamente — interrumpió Skiter por enésima ocasión —. Muy bien… a ver chicos — se dirigió a los androides —, ¿qué pueden decir de los enemigos?... una sola palabra para describirlos.




    16 no dijo nada y fijó la dura vista en Rita, la cual prefirió pasarlo por alto y ver a los otros tres.




    Basura — dijo 17, y sonrió un poco.


    Patéticos — agregó 18 muy seria.


    Insectos débiles — opinó Cell ocultando una sonrisa.




    Ahora los “Z” tenían un tic en la ceja. Incluso Krilin, que había mirado disimuladamente a 18 durante todo el rato que llevaban ahí, la vio con molestia en ese momento.




    Una palabra Cell — dijo la reportera sonriente —, fueron dos… se que tienes una voz tan varonil, digna de comunicador de radio, T.V., doblador de caricaturas o anunciador de publicidad, pero no te pases — y soltó una risa demente.




    A todos los personajes, incluidos los nuevos villanos interespaciales, les brotó una gota anime colectiva ante semejante desfachatez de la loca reportera. Cell sólo la miró fijamente hasta que Rita decidió callarse y enrojeció un poco ante esa mirada tan significativa.




    Te hice un favor — le contestó restándole importancia, sin cambiar la mirada seria —, amplié tu panorama.


    Eee… por supuesto… — tartamudeó brevemente para recuperarse —. Entonces… ¿ustedes piensan que son unos patéticos insectos débiles que valen basura? — completó con su empalagosa y chocante voz.




    Los cuatro afirmaron con la cabeza y los “Z” se pusieron rojos de coraje… hasta Pikoro cambió de color.




    Ya les dije que no sean tan confiados — opinó Gokú con el rostro alegre que lo caracteriza, como si el comentario no le hubiera afectado —. En lo que falta para ese gran día nosotros podemos mejorar… hemos y seguiremos entrenando para la ocasión.


    Sus esfuerzos serán en vano — dijo Cell, y esta vez pareció relajar el rostro en una mueca burlona —. Así como la ven, tenemos una gran cantidad de información relacionada con ustedes… es más, estos pobres alienígenas no tendrán que enfrentarlos porque ustedes ya no existirán — señaló a Babidi y su grupo.


    Se les recompensará como es debido si me evitan ese problema — dijo Babidi con su voz de pito —. Pero que te quede claro granuja, que no somos cualquier criatura… somos los mejores, así que esperamos tu cooperación cuando lleguemos aquí nuevamente para recuperar el trabajo secreto de mi padre, abandonado en este pobre y miserable planeta.


    Divinamente… — quiso interrumpir Rita.


    Ya veremos si estoy de humor — contestó Cell ignorando a la rubia, mirando al pequeño extraterrestre con esa misma expresión burlona de exceso de confianza —, o… si me conviene que hagas lo que quieres hacer.


    No necesitaré pedirte permiso — le contestó Babidi un poco molesto —, recuperare mi herencia así…


    Oigan, ya están cantando victoria antes de pelear — intervino Gokú una vez más, sobreponiéndose sobre sus futuros contrincantes, levantándose para tratar de apaciguarlos —. Vamos en orden… Dr. Maki, siento decirle una vez más que sus androides pueden perder — le dijo al científico con esa seriedad tan poco usual en él —, estamos preparados para todo. Y, en cuanto a ustedes Babidi… — miró al pequeño alienígena — veremos que ocurre, pero no te garantizo una victoria fácil.




    Los dos enemiguitos abrieron más los ojotes ante semejante desfachatez de parte del ingenuo Saiyajin.




    Así se habla Gokú — dijo Krilin mirando a su amigo —, no se saldrán fácilmente con la suya.


    Ese es Gokú — opinó Yamcha levantando el dedo pulgar de la mano derecha, en señal de aprobación —, no muestra miedo a nadie.


    Todo lo que sabe lo aprendió de mí — dijo Rōshi con tono de orgullo.


    Menos sus mañas — agregó Oolong por lo bajo, mirando al maestro con ojos de rendija.


    Bueno… — se apenó un poco el anciano — en esos temas es muy lento.


    Él nos inspira a todos — habló Ten Shin Han al tiempo que Chaozu afirmaba con la cabeza —, a seguir adelante contra la adversidad.


    Amén — cerró Puar con broche de oro.


    Ilusos… — opinó Vegeta mirándolos feo a todos — es cierto que esas basuras nos darán guerra, pero tendremos que ganar porque eso es lo que hace un guerrero… ganar o morir con honor es lo único que importa.




    Todos los “Z” le lanzaron una mirada seria… por primera vez parecían de acuerdo con algo. Gokú negó levemente con la cabeza.




    Tienes razón en parte Vegeta — lo interpeló con tranquilidad —, pero hay mejores motivos para poner todo tu esfuerzo en una batalla…


    ¡Mph! — le rezongó —. Y según tú… ¿qué puede ser más importante que ganar o morir con orgullo y por honor?


    Pues… el tener a algo o alguien que te espera y confía en ti — contestó meditándolo levemente —. Me imagino que te falta cambiar un poco la mentalidad… ser tan rudo no te ha dado buenos resultados.


    Kakarotto… — respiró hondo — ¿¡¡Acaso insinúas que… — le palpitó la sien en la frente por… una vez más en el día — soy débil por querer ser mas fuerte!!?




    El de peinado punk volvió a agacharse un poco ante la furia del de parada cabellera, que había vuelto a levantarse sobre la punta de sus pies para lucir más intimidante, agitando el de por si alborotado cabello de su interlocutor con su grito. Nadie le perdía el hilo a la conversación de los Saiyajins.




    No te enfades Vegeta — le contestó sonriendo tontamente y hablando en tono de disculpa —, sólo digo que puede ser un factor… a mí me ha funcionado, pues logré superar tu nivel en muy poco tiempo porque no estoy obsesionado contigo.


    ¡¡¡Kakarotto, eres un…!!! — se quedó un tanto mudo del coraje.




    ¿Cómo era posible que un soldado tan inferior, el del nivel de pelea más bajo que haya nacido en Vegetasei, motivo por el cual fuera desterrado al insignificante planeta Tierra, le hubiera superado a él, Príncipe de los Saiyajins, quien desde su nacimiento tuvo un nivel de pelea superior al de los soldados de élite, e incluso mayor que el del mismísimo rey, su padre? Kakarotto lo humilló, lo humilló desde el principio y lo seguía humillando… y a pesar de todo estaba ahí con ese imbécil y su grupo de… por enfrentar a unos advenedizos androides. Sólo para poder después, ya sin preocupaciones, acabar con esa afrenta… a la cual únicamente Vegeta le tomaba seriedad; Gokú se sentía y se veía tan confiado, como si no hubiera pasado nada entre ellos, como si fueran amigos de confianza. ¿Verdaderamente el poder y la fuerza venían de eso, de luchar por alguien más… no por honor o por orgullo? Los demás “Z” lo vieron debatirse un poco en sus pensamientos, como guardándose las ganas de apretarle el cuello y ahorcarlo.




    Bulma le habló al Príncipe queriendo tranquilizarlo… no le gustaba verlo decaer, se sentía mal por él, lo estimaba aun con ese carácter tan poco amable; ella era testigo de lo mucho que ha entrenado, de lo mucho que se ha esforzado y desgastado, de lo mucho que se ha arriesgado para elevar más su ya poderoso nivel de batalla… pero era cierto que, a pesar de todo eso, no ha alcanzado el nivel de SS, y eso parecía haberse vuelto al sicosis de su vida… igualar a Gokú para poder vencerlo y acabar con su existencia.




    Oye Vegeta — le dijo tomándole suavemente un brazo y lanzándole una mirada tierna y comprensiva —, ¿por qué no entrenas con Gokú en estas vacaciones? Tal vez pueda explicarte bien su secreto de SS.




    Él volteó a verla, pensando en el fondo de su ser que esa hermosa mujer estaba completamente desequilibrada… brindarle su ayuda a sabiendas de que su objetivo es eliminar a Kakarotto, uno de sus grandes amigos; y ahora le sugiere entrenar con ese para que mejore en todos los aspectos, puedan acabar rápidamente con los estorbos y cumpla con su obstinación: eliminar al cretino que se atrevió a hacerle pasar uno de los peores momentos de su vida. También pensó que… a lo mejor es la burda estrategia para tenderle una trampa, para que Kakarotto conociera sus debilidades y así pudiera escapar de su venganza o, tal vez, osar matarlo como no lo hizo antes… “Imposible que el idiota piense negativamente”. Aun así no pudo dejar de apreciar la preocupación de la chica y sentirse atrapado en el mar de sus pupilas… por un breve instante antes de retornar a su carácter hosco para no delatar que estuvo a punto de ceder ante ella… nadie tenía que saber lo que le provocaba Bulma Briefs.




    ¡¡Ni en sueños haré semejante cosa!! — apartó su brazo de las manos femeninas, aunque con un tono más tranquilo, para dirigirse una vez más a Gokú —. Ya veremos Kakarotto si mi entrenamiento no da resultado… apúntalo en tu lista y después no me preguntes las razones para matarte — lo fulminó con sus endurecidas y negras pupilas, sentándose otra vez y cruzándose de brazos.


    Divinamente — ahora sí pudo interrumpir Skiter —. Sin querer nos hemos enterados de muchos detalles, esperemos que después compartan otros secretos. Pero ahora… debo entrevistar a este trío de extraños, adorables y despistados aliens — miró a Babidi con su fea sonrisa a todo lo que da —. Hemos decidido preguntarles por qué vendrán a acabar la Tierra… de hecho todos los seres interespaciales quieren hacer lo mismo, para muestra tenemos a Vegeta, y a los fans les importa saber cual es el interés que le encuentran a un acto tan cruel... los terrestres no les hacemos daño — puso ojitos tiernos sin dejar de sonreír.




    El altanero guerrero espacial le dirigió una breve mirada ofendida en tanto los demás sonrieron nuevamente como tontos resignados. Los del grupo de Babidi, o sea el pequeño alíen y Dabura, parpadearon un tanto confundidos… Majin Boo sólo sonreía como bobo, aunque parecía también muy tranquilo y seguro.




    Perdona ingenua terrícola — contestó al fin el de traje azul —, tenemos poderosas razones para venir a este infortunado planeta, en ese tiempo…


    Silencio Dabura — lo calló Babidi —, todo se sabrá a su tiempo, como bien dijo ese doctor — señaló a Maki Gero —. Lo que si quiero decirles es que pienso que estos granujas… — señaló al conjunto principal — no serán rivales para Majin Boo.


    Creo que te estás precipitando Babidi — dijo Gokú en tanto sus compañeros miraron feo al alíen —. Majin Boo puede ser vencido también.


    Mide tus palabras, granuja insolente — el pequeño extraterrestre trató de levantar la voz —. No hay ni un solo guerrero capaz de enfrentar a Majin Boo y salir vivo… por algo mi padre, el Gran mago Bibidi, fue su creador.


    ¿Bibidi? — el ingenuo Saiyajin rascó su cabeza —. ¡Qué nombre tan chistoso! — casi se carcajea.


    ¿Te burlas de mi padre y de mí? — parecía que el alienígena haría explosión de lo rojo que se puso.


    Calma Gran Babidi — le dijo Dabura palmeándole suavemente un hombro —, ya habrá tiempo de hacerlo entrar en razón.


    Gran Babidi… — intervino Majin Boo sin borrar la sonrisa — tengo hambre y quiero comer ya — al parecer, si no le cumplían el capricho, sería capaz de… —. Quiero helado de fresa.


    Tranquilo Majin Boo… — le dijo Babidi — toma tu paleta de bombón — sacó de entre sus ropas una enorme paleta de malvavisco cubierta con chocolate.


    ¡¡¡Quiero helado, quiero helado, quiero helado, quiero helado!!! — Majin Boo se tiró al suelo y se revolcó sacudiendo todo el lugar con sus berrinches… parecía la fuerza de un terremoto escala 8 de Shafir – Simpson.


    ¿Podrían… traerle lo… que ordenó? — pidió Bulma separándose de Mirai Trunks y dirigiéndose a un camarero que estaba ahí, con mucho trabajo ante los temblores provocados por la masa rosada — o va… a tirar… todo.


    En seguida… señorita — dijo amablemente y se fue tambaleándose.




    La pobre científica trató de volver a su lugar, queriendo sentarse, pero cayó sobre Vegeta, con silla incluida, por todo el movimiento del piso. Varios más habían caído también, inclusive Rita Skiter rebotaba en el suelo, con riesgo de ser aplastada por la gigantesca mole rosada.




    ¡¡¡Quiero helado, quiero helado, quiero helado, quiero helado!!! — seguía berreando Majin Boo.


    ¿¿Alguien puede… decirle que… — Bulma elevó la voz desde su posición, tratando de enderezarse un poco para no estar sobre el Príncipe — ya le… traerán su helado?? — y se fue de bruces otra vez… sobre Vegeta, el cual no hallaba la forma de quitársela de encima.


    ¡¡¡Quiero helado, quiero helado, quiero helado, quiero helado!!! — Majin Boo sacaba vapor por todos los orificios de su cuerpo.


    ¡¡¡Oye — le gritó Gokú sosteniéndose con trabajo —, si no te calmas no podrás comer helado!!!




    Eso lo hizo serenarse y mirar al de peinado punk, con un gesto de duda en su rostro redondo.




    ¿Me traerán helado de fresa? — pregunto con sonrisa boba y su voz infantil.


    Si… — contestó su interlocutor igual de sonriente — ahora se buen chico y espera quietecito en tu lugar.


    Helado… — Majin Boo se sentó obediente, como si se encontrara en éxtasis.




    Todos parpadearon levantándose trabajosamente. Bulma, completamente enrojecida, no esperó a que Mirai Trunks le ayudara a enderezarse.




    Perdón Vegeta — susurró tímidamente sin mirarlo —, no era mi intención.


    ¡Mph! — gruñó como respuesta, pero no agregó nada más.




    El tazón con cinco litros de helado de fresa llegó justo a tiempo… y alguien más también en lo que unos meseros y asistentes acomodaban lo que se había desacomodado.




    ¡Descuiden ciudadanos! — un hombre con pantaloncillos blancos, bata café, botas de boxeador y peinado afro entró al salón haciendo una pirueta ridícula en el aire —. ¡Mr. Satán llegó para salvarlos!




    Lanzó golpes y patadas voladoras a diestra y siniestra, al final se paró con las piernas un tanto abiertas haciendo una señal con los dedos de su mano derecha… la “V” de la victoria.




    ¿Dónde están los villanos? — preguntó con arrogancia —. ¡Me tuvieron tanto miedo que huyeron despavoridos! ¡Claro, si por algo soy el campeón de las artes marciales! — y empezó a carcajearse como demente.




    Los guerreros “Z” y los demás personajes parpadearon asombraos y a todos les brotó una gota anime colectiva. Sólo Majin Boo conservó la expresión de placer saboreando su helado, sin prestar mucha atención al hombre en medio del salón.




    ¿Quién es ese payaso ridículo? — preguntó 18 a 17 en un susurro.


    Un idiota que no vale un centavo — le contestó igual de bajo.




    Cell sonrió disimuladamente en lo que el Dr. Maki recuperó la compostura. 16 también recuperó la expresión de indiferencia. Babidi y Dabura volvieron a sus gestos habituales, aunque no pudieron evitar sonreírse también ante esa exhibición de “Como pasar por el hazmerreír del momento en un solo paso”.




    Oye Vegeta… — preguntó Gokú en un murmulló bajo — ¿qué no ese señor es amigo de Bulma?


    A mi me vale un carajo ese tipejo — espetó en el mismo tono, recuperando también el ceño fruncido y el mal humor —, es tan estúpido como muchos aquí.


    Disculpe señor — lo interpeló Rita un tanto contrariada —, estamos en una entrevista exclusiva… no puede estar aquí.


    Oiga linda señora — la miró tratando de ser caballeroso —, ¿usted no sabe quién soy yo? — preguntó fingiendo asombro —. Tiene el honor…


    Soy señorita — interrumpió la reportera con gravedad —. Y no, no se quien es y no me importa.


    Oh, seguramente es usted extranjera — continuo aquel muy quitado de la pena —, por eso no me conoce… la comprendo perfectamente y la perdono por ese detalle.


    Bueno si, soy londinense — agregó Skiter como dándose importancia —. Pero no necesito que me perdone nada.




    Satán miró a todos, esperando que alguien lo reconociera y le pidiera un autógrafo, y se fijo en… Bulma. Así que, olvidándose de la rubia artificial, fue hacia donde estaba la peli azul.




    ¡Mi encantadora señorita! — la saludó al acercarse —. ¡Luce tan radiante esta noche!


    Eee… — la chica enrojeció por enésima ocasión, sintiendo la mirada fúrica del arrogante guerrero espacial y la de incredulidad de su novio — gracias… pero si no es molestia le pido que se retire… tenemos un evento que cumplir.


    Hermosa damisela — el de peinado afro se acercó haciendo caso omiso a sus palabras, casi quiere tomarle una mano —, si tiene algún problema la salvaré de cualquier monstruo que la moleste.




    “Pobre ingenuo,” Pikoro suspiró un poco “acaba de firmar su sentencia de muerte”. Si no fuera por la llegada de una pequeñita… Vegeta hubiera descargado toda la furia almacenada sobre ese hombre tan torpe.




    ¡¡Papá!! — Videl entró corriendo, se veía enojada y triste —. ¡Prometiste llevarme al cine! ¿Por qué me dejaste sola?


    Videl… hijita… — Satán volteó a verla — lo había olvidado.


    Claro… como te estorbo… — a la niña le salieron unas cuantas lagrimitas y se le quebró la voz —. Así, conmigo, no puedes conquistar mujeres.




    Bulma y Milk, así como Rita Skiter, lanzaron una exclamación de “¡Aaahhh!” al verla llorar; Gohan se sintió un tanto conmovido por la pequeña.




    Oiga señor — la joven científica regañó al hombre —, no sea desconsiderado y váyase con su hija… cumpla sus promesas como buen padre para que ella siempre este orgullosa de usted — y lo miró con reproche.


    Eee… — tartamudeó el interpelado — si, claro. Vamos Videl, ya no llores — la cargó delicadamente en brazos —. Te llevo al cine y después cenaremos pizza.


    Bueno papi — secó su llanto y salieron de ahí.




    La niña le dijo adiós a Gohan agitando tímidamente una mano apoyando una mejilla en el hombro de su papá, y el chiquillo le correspondió algo sonrojado. Afortunadamente nadie lo notó.




    Eee… — tartamudeó Skiter en lo que se acomodaba en su asiento — ¿en que íbamos? ¡Ah sí, ya me acordé! — se dirigió a Babidi una vez más, retornando a su sonrisa falsa —. Entonces… ¿tu padre y tú eran magos? — preguntó con curiosidad.


    Yo soy mago — contestó ofendido el interpelado —, de los mejores en el Universo.


    Y… ¿en qué escuela estudiaste? — volvió a cuestionar de la misma forma —. ¿Dónde está tu varita? — le mostró un instrumento largo que traía en su bolsa —. Yo tengo la mía, soy una bruja bien instruida… todo mago que se respete tiene una.




    “Si parece bruja,” pensaron varios disimulando risitas “por eso es tan fea”.




    ¿Varita? — se extrañó Babidi, parpadeando exageradamente —. No necesito un palito para mi magia.


    No es un palito, es una varita mágica con un tratamiento especial — indicó Rita muy orgullosa —. Yo estudié en Hogwarts, tengo mi título que lo acredita… ¿dónde está el tuyo? No puedes alardear de eso si no estás certificado.




    Babidi volvió a enmudecer y a parpadear más fuertemente, como si le hubiera entrado una basurita.




    Mira vieja bruja — le espetó Dabura en defensa de su señor —, el Gran Babidi no necesita eso, él es un mago poderoso y reconocido en el Universo… hasta el Supremo Kaio lo sabe. En cambio a usted… nadie fuera de este maldito planeta la conoce.




    Ahora fue Skiter la que se quedó muda, y ya pensaba reclamar cuando…




    Se acabó el tiempo Rita — le indicaron por su audífono —, despide en dos minutos.


    Eee… bien — respondió por lo bajo. Volvió a sonreír mostrando sus feos dientes —. Y así, amigos televidentes e internautas, se han enterado de más detalles en boca de los protagonistas de… ¡“Dragon Ball”! — subió el tono de su voz haciendo que todos cerraran los ojos momentáneamente ensordecidos —. No se pierdan la continuación de este impactante anime. Ahora dejemos que nuestros personajes consentidos disfruten la cena de gala en su honor.




    Despidió a todos, mencionándolos uno a uno mientras la cámara los enfocaba en un acercamiento. En cuanto indicaron que ya estaban “fuera del aire”… los cuatro Saiyajins tomaron velocidad y le pasaron encima a la reportera para dirigirse al comedor.




    ¡La cena! — dijo Gokú muy contento al salir del estudio.


    ¡Espera Kakarotto — le reclamó Vegeta siguiéndolo muy de cerca —, esa cena es mía!


    ¡Papá — Gohan trató de alcanzarlos —, yo también quiero comer!


    ¡Señor Vegeta! — Mirai Trunks hizo lo mismo.




    La pobre Skiter trataba de enderezarse cuando…




    ¡Hay que detenerlos o se pelearan! — Milk pasó sobre la odiosa mujer, pisándola como si fuera un pedazo de alfombra.


    ¡Tienes razón! — dijo Bulma y la imitó —. ¡¡Oigan monos, vuelvan aquí!!




    Los demás la miraron y se sonrieron como bobos pasando a su lado… sin pisarla pero sin levantarla. El Dr. Maki y sus androides la ignoraron. Babidi, Dabura y Majin Boo… aprovecharon y también le pasaron por encima.






    Nota: final de la entrevista y principio de otras peripecias en la cena… la noche es joven. Diviértanse, sayo y arigato por leer. ¡Ternurita Gohan y Videl! Apenas se conocerán pero se llevarán muy bien… preámbulo antes de lo que realmente ocurrirá entre ellos, que no es parte de esta comedia porque aun son pequeños.

    P.D. Rita Skiter murió aplastada por Majin Boo, guardemos un minuto de silencio…. lamentablemente no es cierto jajaja, pues sigue de fastidiosa en el mundo de Harry Potter, las veces que quieran.
     
    • Me gusta Me gusta x 5
  10.  
    Ryu Sakuma

    Ryu Sakuma Entusiasta

    Virgo
    Miembro desde:
    20 Agosto 2011
    Mensajes:
    70
    Pluma de
    Escritora
    ¡Meow! Me gustó mucho el capítulo. C:
    Me gusta todo: la narración, los diálogos, la ortografía, Vegeta(?). ;3
    ¡Nyajaja! Me reí tanto, siempre me causa gracia tu fic. Que reportera tan... odiosa, pero tuvo su merecido. Y los Saiyajins, siempre pensando en comer. ¡Nyajaja! Todo tan chistoso y cada vez más interesante. =*-*=
    ¡Quiero conti! ¡Me encanta como escribis!. ¡¡Adiós!!
    atte: Mily-chan. =^^=
     
    • Me gusta Me gusta x 2
  11. Continúalo te lo ruego!
    Están en nuestra dimensión? Entonces que vengan a mi casa xd
    La reportera me cayó horrible, pero creo que ese es el punto. Aunque sea sirve para poner en aprietos a nuestros personajes..
    Bueno sigue así que verdaderamente me gustó C:
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  12.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

    Leo
    Miembro desde:
    6 Agosto 2010
    Mensajes:
    3,826
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    El Universo está en juego... literalmente hablando.
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    36
     
    Palabras:
    9671
    Para los seguidores de esta trama chusca, que pretende darle un cariz cómico a los sucesos perdidos de tres años antes del verdadero inicio de la saga de los androides y Cell, la hilarante continuación... tan divertida como las otras partes... ¡Correla!


    Capítulo 7.- Siguen las complicaciones (parte dos: la cena).


    Previamente…

    ¡La cena! — dijo Gokú muy contento.
    ¡Espera, Kakarotto! — le reclamó Vegeta —. ¡Esa cena es mía!
    ¡Papá — Gohan trató de alcanzarlo —, yo también quiero comer!
    ¡Señor Vegeta! — Mirai Trunks hizo lo mismo.




    Vegeta y Gokú llegaron al mismo tiempo y se abalanzaron sobre una gran fuente con bocadillos. Sus hijos trataron de detenerlos al darles alcance.




    ¡¡Kakarotto!! — gruñó Vegeta tirando de la fuente hacia él —. ¡¡Es MI cena, tú perdiste la apuesta!!


    Pero Vegeta… — el aludido tiró hacia sí — al igual que tú tengo hambre, no quiero quedarme con el estómago vacío.


    Papá… — dijo Gohan, tratando sin éxito de tomar la fuente para apartarlos — Vegeta tiene razón… perdiste en buena lid.


    Señor Vegeta… señor Gokú… — Mirai Trunks igualmente tomó la fuente, aunque sin saber hacia donde jalar — lamentablemente es verdad… usted aceptó la apuesta.


    Oigan chicos — contestó Gokú sin dejar de forcejear, para no darle a Vegeta todo el contenido de la bandeja —, mi cena…




    Las dos mujeres que se desviven por ellos llegaron al momento adecuado, pues algunos meseros los estaban mirando sin poder disimular la sorpresa y el susto ante semejante comportamiento.




    ¡Gokú! — le reprochó Milk al instante de plantarse junto a él, jalándole un poco de la oreja —. ¡Compórtate por favor, sé buen ejemplo para tu hijo!


    No, Milk… eso me duele… — dijo Gokú a su vez, agachándose a la altura de su esposa por la fuerza del tirón.


    Vegeta… — Bulma le reprendió también al mismo tiempo, observándolo con enfado, blandiendo un amenazador dedo índice frente a su cara mientras la otra mano la tenía apoyada en sus redondas caderas — esa no es la conducta adecuada para el proceder de un “Príncipe”, debes demostrar tu “educación real” y tu “nobleza”.


    No tienes ningún derecho de hablarme así, mujer entrometida — Vegeta le rezongó de muy fea manera, mirándola de forma similar a como ella lo veía —. El Príncipe de los Saiyajins no está obligado a dar cuentas de sus actos, menos a una terrestre inferior como tú.


    OK., vamos a arreglar esto como lo harían las personas normales y civilizadas — dijo la científica en respuesta, y dirigió la vista a su amiga —. ¿Estás de acuerdo conmigo, Milk?


    Por supuesto — contestó la aludida después de haber soltando delicadamente a su esposo.




    Ambas damas se cruzaron de brazos, irguiéndose lo más que pudieron, y los miraron muy fijamente con el rostro serio, tan serio que hasta el mal encarado Príncipe Saiyajin parecía un joven sonriente a su lado. Esa expresión hizo que los dos tragones mayores se sintieran nerviosones, en tanto los dos más jóvenes no supieron ni que hacer… Gokú rascó su nuca, aparentando calma y sonriendo tontamente, Gohan se escondió detrás de su padre, bastante asustado por la expresión macabra de su progenitora; Mirai Trunks parpadeó asombrado ante esa amenaza no verbal, y Vegeta trató de no intimidarse sin mucho éxito, pues retrocedió un paso ante la ira escondida de la bella genio. Los demás “Z” iban entrando al área en ese preciso instante, y les brotó una gota anime colectiva ante semejante escena.




    Muy bien, Gokú — Bulma habló sin cambiar la expresión —, aceptaste la apuesta con Vegeta y perdiste, por lo tanto…


    Pero Bulma, no quiero quedarme sin cena — el aludido la interrumpió al protestar un poco, mirándola con un deje de seriedad —. No puedo dormir bien sin tener algo en mi barriguita — y sobó delicadamente la parte de su vientre donde se encontraba su órgano digestivo, como para darle énfasis a sus palabras —. Milk, ¿verdad que no puedo dormir bien si no he comido? — y se dirigió a su cónyuge en un tono algo infantil, esperando que ella lo apoyara, más la morena únicamente le endureció la mirada… ¿cómo podía dejarla en ridículo ante tanta gente?


    Admítelo de una buena vez, Kakarotto — le interpeló el Príncipe un poco alto, sin poder ocultar su desagrado ante ese comportamiento indigno de un Saiyajin —, me gané la cena de buena y justa manera… TU cena ahora es MI cena.


    … por favor, denme un minuto — habló la de melena azul una vez más, después de poner brevemente los ojos en blanco.



    Y, sin previo aviso, arrastró a su amigo de años un poco aparte, dejando a los demás parpadeando de la duda. “¡Saiyajins irracionales… tenían que ser ambos!” pensó la chica mientras conducía con dificultad al de peinado punk.



    ¿Qué crees que pretenderá Bulma? — le preguntó Gohan a Mirai Trunks por lo bajo.


    Lo ignoro — le contestó el muchacho igual de silencioso, lanzándoles una mirada de reojo a su padre y a la señora Milk, los cuales tenían un tic en la ceja y gesto de “¿What?”


    Amigos… tomen asiento por favor… y disfruten la cena — indicó la joven intelectual con una sonrisa alegre a sus demás compañeros al pasar a su lado, en lo que llevaba a Gokú trabajosamente de la manga del saco —. Yamcha… estarás mejor a mi lado… junto con Vegeta y el joven del futuro… En seguida estamos con ustedes.


    Eee… si, claro, como digas — contestó el aludido un poco dudoso, casi se le va la quijada al piso por la sugerencia de su amorcito. “¿¿Sentarme con Vegeta?? Bulma está verdaderamente loca” pensó el guerrero con una sonrisita tonta.


    Oye, Bulma… ¿qué te pasa? — el ingenuo Saiyajin por fin pudo articular palabra, pues su joven amiga lo había tomado por sorpresa.


    Bien, Gokú, ponme toda tu atención — dijo Bulma deteniéndose finalmente, mirando de reojo hacia donde se quedaron Milk y Vegeta, considerando que ya era una distancia adecuada para que nadie los escucharan… no contaba con que Pikoro estuvo al pendiente de la conversación, pues quería averiguar que se traía esa mujer entre manos —. Sé que eres demasiado tragón, y déjame decirte que Vegeta no se queda atrás…


    De eso no me cabe duda, pues es el Príncipe Saiyajin — le interrumpió su acompañante rascándose la nuca, porque no le entraba en la cabeza que ella le dijera algo que él ya sabía —, pero no es justo que…


    ¡Sht, guarda silencio y no me interrumpas! — la muchacha le hizo bruscos movimientos con las manos, representando su molestia ante su falta de discreción —, y baja la voz — le puntualizó con gravedad —. Te explicaré lo que haremos para que no te quedes sin cenar, sin que Vegeta sospeche algo.


    ¿En serio? — Gokú la miró con ojitos esperanzados, esas palabras eran tan dulces para sus oídos… —. ¿Me lo aseguras?


    ¡Shh! — ella lo calló una vez más, aún irritada —. ¿Alguna vez te he dicho mentiras? — y ni le dejó contestar, pues el ingenuo Saiyajin parecía tener una respuesta para ese cuestionamiento… habían vivido juntos bastantes aventuras que se conocían lo suficiente —. Ahora… — continuó, bajando la voz y hablándole cerca del oído, parándose de puntitas sobre sus tacones — vas a darle a Vegeta tu cena sin rezongar; yo te mandaré un servicio a cuarto más tarde, para que complementes tus necesidades básicas alimenticias.


    Pero… — el de peinado punk quería quejarse otra vez.


    ¡Gokú, sin “peros”, eso es lo mejor! — Bulma lo miró enojada, separándose de él —. Enséñale a ese “Príncipe de los Envidiosos” lo que es aceptar una derrota sin perder la dignidad… — puntualizó un poco más tranquila — que mucha falta le hace. Y no seas quejumbroso, por favor — y le dedicó un guiño de complicidad —. No digas nada de esto, ni a Milk, que más tarde le comunicaré yo.




    Gokú se quedó meditando un poco, apoyando el mentón en los dedos de su mano derecha, como tratando de encontrarle sentido a la explicación de su amiga. A lo lejos, Milk cambió el gesto y decidió sentarse con su hijo en una mesa cercana, percibiendo que la joven científica encontraría la solución práctica para evitar que su marido peleara con ese salvaje extraterrestre… ¡sería tan vergonzosa una guerra por comida! En tanto el Príncipe se cruzó de brazos sin quitarles la vista de encima, con Mirai Trunks a su lado. Yamcha se le acercó al joven del futuro.




    ¿Qué pasó? — preguntó el beisbolista con curiosidad.


    Me parece que la señorita Bulma arreglará… la apuesta de esta tarde — le explicó el del futuro con seriedad, mirándolo con ese gesto hosco heredado, aunque con una expresión más amable.


    Ahh, entiendo — contestó el de las cicatrices, y le lanzó una mirada al Saiyajin de rígida cabellera, el cual no le había prestado nadita de atención… como si no existiera.




    Unos segundos después…




    Bueno — al fin le contestó el ingenuo Saiyajin a su compañera de aventuras —, nada más no vayas a tardarte con el servicio — le dijo sonriente.


    Descuida — ella le correspondió el gesto amable —. Ahora a cenar ligero, y no abras la boca más que para comer.




    Regresaron sobre sus pasos, y sus demás compañeros los siguieron con la mirada.




    ¿Y bien, Kakarotto? — dijo Vegeta con su tono hosco habitual… ya hasta golpeaba el piso con el pie, para darle rienda suelta a su fastidio.


    Pues ni modo — Gokú se encogió de hombros, con esa mirada y gesto amable y despreocupado que lo caracteriza —, un Saiyajin también debe saber perder de vez en cuando. Buen provecho Vegeta — se despidió con una sonrisa —, se ve que la cena será deliciosa.




    Y se dirigió a la mesa donde ya se encontraba su familia, dejando al Príncipe un tanto boquiabierto.




    ¿Qué no es lo que querías, Vegeta? — observó Bulma con un dejo de diversión y su linda sonrisa —, comerás a las costillas de Gokú. Yamcha, cariño, siéntate junto a mí — miró a su novio con ternura, colgándose de su brazo —. Y tú también, guapo — y se dirigió a su joven hijo con amabilidad —. Por favor, “Alteza” — dijo un tanto melosa, volviendo nuevamente las pupilas hacia el Príncipe, guiñándole un ojito —, se enfría la cena.




    Así que todos se acomodaron en sus respectivos asientos para disponerse a tomar sus alimentos. Los malos ya se encontraban cenando, después de pasada la primera impresión no se preocuparon más por los “Z”. En realidad sólo el Dr. Maki y Majin Boo parecían comer con ganas, aunque Dabura y Babidi mordisqueaban pequeños bocadillos como para no dejar.




    Claro que la presencia de Yamcha incomodaba tantito a Vegeta pero, para no demostrar nada, prefirió ignorarlo y comer como su “aristocracia” le indicaba, sin decir ni media palabra. Mirai Trunks decidió imitar a su progenitor para no intervenir en la empalagosa conversación de su futura madre y el novio actual de ella. Bulma le dedicó atención a Yamcha, como compensando su falta de interés desde que llegaron a Montecarlo. El joven peleador no se encontraba muy a gusto que digamos, y se abstuvo de darle a su novia besos y abrazos efusivos que tenía ganas de darle… se cohibía también ante el altanero Saiyajin, aunado a que la de melena azul era tan considerada con el guerrero espacial, que limitaba las muestras de cariño para no molestarlo. A pesar de ese detalle tuvieron una plática amena sobre ciertas cosillas de pareja.




    Pikoro fue a sentarse con Gokú, sólo para ver más de cerca a Vegeta y sus gestos. Milk le había dado a su marido su porción correspondiente para apaciguarle un poco el hambre.




    Me doy cuenta de que, a pesar de todo, esa mujer es bastante inteligente — habló Pikoro después de tomarse un buen vaso con agua en lo que el de peinado alborotado se zampó en un dos por tres la cena de su esposa —. Mira que convencerte de no tragar como cerdo para darle a Vegeta el gusto de hacerte pasar un mal rato… y, encima de todo, tener a Yamcha ahí sin que el arrogante ese diga ni pío…


    Es que Bulma es la más lista de todos — dijo Gokú limpiándose los labios con el dorso de la mano… esa porción tan pequeña no era satisfactoria, pero aguardaría por lo mejor —, así que no ha de faltar mucho para que…


    Pero el que no aprende a cerrar la bocaza eres tú — le interrumpió el namek bruscamente, viéndolo de fea manera.


    ¿Para qué, papá? — intervino Gohan, quien no había perdido detalle de la charla. Milk también lo miró con curiosidad.


    Para que… — “¡Chispas, otra vez!” pensó algo preocupado, al darse cuenta de que se estaba yendo la boca por enésima ocasión — para que… — tartamudeó indeciso — para que Vegeta llegue al nivel de SS con su ayuda — y trató de sonar convincente, sonriendo como bobo en lo que rascaba su nuca. “¡Ojalá qué se lo crean!” se dijo en sus adentros.


    ¡Aahh! — el chicuelo dejó escapar una exclamación de sorpresa, no muy convencido de las palabras de su progenitor. Volvió la vista hacia Pikoro —. Señor Pikoro… ¿es cierto eso?




    El verde alienígena miró a su joven discípulo con esa cara tan seria e intimidante, que el pobre niño se dio cuenta de que no debía importunar a su maestro sobre temas que no eran de su incumbencia. Aun así, el namek le contestó parcamente.




    Posiblemente — dijo a modo de respuesta —, pero sólo son ideas tontas de tu padre a mi parecer, aunque… como es ella no podemos saberlo a ciencia cierta — puntualizó, dándole a su tono un aire de duda —. A lo mejor desea estudiarlo detenidamente para un proyecto científico.


    Eso — afirmó Gokú con un deje de entusiasmo, sin haber entendido ni papa del breve discurso —, eso está haciendo Bulma por Vegeta.


    Eee… — tartamudeó el chico, un poco apenado por la ingenuidad del autor de sus días — si tú lo dices papá…


    Lo que sea que este planeando Bulma con ese… — opinó Milk mordisqueando una zanahoria, después de dirigir un vistazo mordaz al aludido Príncipe —. Vegeta nunca va a poder ganarle a Gokú — y está vez le lanzó a su marido una mirada complaciente, hablándole en tono de infinita seguridad —. Así Bulma le haga una cámara de gravedades inmensas, tú siempre serás mejor que Vegeta… en todo — puntualizó con orgullo.


    Sí, Milk — el interpelado se apenó un poco, agachando la cabeza y sonriendo con vergüenza —, lo que tú digas.




    Pikoro puso los ojos en blanco por un breve instante… Lo que nunca sospecharía la esposa de Gokú es que Vegeta lograra llegar a ser mejor marido que el suyo, en casi todos los aspectos. Tal vez, en el futuro tiempo de Mirai Trunks, ninguno de los dos Saiyajins vivió lo suficiente para permitirse a ver a sus retoños convertidos en dignos representantes de su raza, aunque por lo menos Gokú tuvo la dicha de conocer el gran potencial oculto de su hijo. Está vez, las cosas tendrían que cambiar para bien.




    Estaban todos tan entretenidos en su cena y en sus conversaciones que no se percataron de la llegada de una muchacha de cabello azul semejante al de Bulma, aunque de un tono más oscuro. Vestía un sencillo vestido en color mostaza. La chica se dirigió a la mesa en donde la joven científica platicaba con su novio, en tanto sus acompañantes Saiyajins se dedicaban a… tragar educadamente.




    ¡Yamcha, mi amor! — gritó abalanzándose sobre el luchador, abrazándolo y sentándose en sus piernas, distrayendo a todos de lo que hacían, incluidos los meseros que estaban ahí para atenderlos —. ¡Ya llegué!


    Ma… ¿¿Maron?? — dijo aquel tratando de soltarse de su apretón —. ¿Qué haces aquí? ¿Cómo llegaste?


    ¿¿Ma… Maron?? — preguntó Bulma sorprendida, levantándose de su asiento y mirando a ambos con sorpresa —. ¿La novia de Krilin?


    De Krilin nada, no señor — dijo la chica besando al de las cicatrices en una mejilla, muy cerca de los labios —. Yamcha y yo somos novios hace tiempo. Vine a verte amor — le dijo al joven, quien se veía absolutamente consternado por semejante declaración —, ¿por qué estás con la loca “abuela”?


    Maron… sólo salimos una vez, no exageres — Yamcha trató de defenderse al tiempo que buscaba la forma de sacársela de encima.




    Vegeta y Mirai Trunks habían dejado de comer momentáneamente y miraron un poco a la pobre enferma mental recién llegada. A Bulma le dio un tic en la ceja ante las últimas palabras de la ofrecida de Maron. Todos los demás sonrieron como bobos, y les brotó una gota anime colectiva, incluidos los malosos, ante la bochornosa escena.




    Krilin… ¿qué esa no es Maron, la que fue tu novia? — le preguntó Oolong a Krilin por lo bajo, guardándose una sonrisita.


    Fue… la muy traidora — dijo el guerrero pelón, mostrándose bastante enojado pues, encima de que la loquita esa no decidió aceptar su propuesta matrimonial, resulta que también había salido con Yamcha… eso era el colmo.


    Yo se lo advertí a Yamcha — suspiró Puar, mirando muy triste a su amigo beisbolista —, le dije que Maron le traería problemas.


    Mejor me la hubieran dejado a mí — opinó Rōshi sangrándole la nariz… esa chica tiene proporciones más exageradas que la joven científica —, y así se evitaba esas dificultades.


    ¿Pero qué hace esa aquí? — dijo Milk bastante escandalizada.


    Me parece que también es novia de Yamcha — opinó Gokú parpadeando un poco —. Pensé que sólo era Bulma la que tenía ese papel. ¿Dónde la habrá conocido? — se preguntó extrañado.


    ¿Papá, tú no recuerdas qué Maron era la novia de Krilin? — le interrogó Gohan, extrañado de la conducta tan impropia de la muchacha.


    ¿En serio? — el ingenuo Saiyajin pareció asombrado por esa revelación —. ¿Así que Krilin ya tenía novia? Vaya, creo que lo olvidé… — y sonrió despreocupadamente como acostumbra.


    Esa es una descarada — opinó su esposa, visiblemente enfadada por la infantil actitud de su marido —, eso es lo que es.




    Pikoro sonrió levemente. “Vaya, así que el bruto de Yamcha abrió el camino solo. Un estorbo menos…” meditó retornando a la seriedad, “Ahora depende de Vegeta”.




    ¿¿Me llamaste… “abuela”?? — le espetó Bulma a la insulsa jovencita, bastante airada por la ofensiva comparación.


    Pues es que eso eres — contestó la otra sin pizca de vergüenza, y volvió a besar a Yamcha, quien luchaba para apartarla de su lado —. Vamos a divertirnos amor, deja a esta “anciana” amargada.


    Maron… espera… — el de las cicatrices ya no sabía que hacer al darse cuenta de que su “novia oficial” estaba como fiera.




    Vegeta se sonrió un poco ante la escena, y, después de un segundo, continuo comiendo como si no fuera de su incumbencia. “Gusano miserable,” pensó divertido, aguantando las ganas de carcajearse enfrente de todos “de está no sale vivo por estúpido”. Mirai Trunks parpadeó observando a su futura madre, la cual, si fuera de la raza de su padre, fácilmente se transformaría en SS.




    Yamcha… — le dijo tétricamente Bulma, rodeada por un resplandor de Ki bastante grande — ¡¡Esta me la pagas!! — apartó a la otra joven como si fuera un guiñapo, y encaró a su aun novio —. ¡¡Me has estado viendo la cara, pero esto no se quedará así!!


    Bulma… puedo explicártelo todo… — dijo el aludido bastante asustado —. Fue aquella vez que te…


    ¡¡No quiero oírte, cretino!! — la científica lo abofeteó con tantas ganas que el pobre luchador fue a parar al suelo, con el cachete bastante inflamado.




    En tanto Maron casi se cae sobre el joven del futuro, pues la señorita genio ni siquiera se fijó hacia donde la aventó, de lo indignada que estaba. El muchacho se apartó rápidamente de su camino, y la tontita fue a parar al suelo. El agresivo y arrogante Príncipe ni la peló, mirando con diversión los golpes que la desquiciada y hermosa hembra le metió a la lombriz arrastrada, y sin dejar de gritarle. La demente muchachita les puso atención a los dos galanes, volviendo a sonreír complacida.




    ¡Hola, guapos! — les dijo hablando bobamente, haciendo que se fijaran en ella —. ¿Por qué no salimos juntos los tres y nos olvidamos de la “ruquita” Briefs?


    Eee… — tartamudeó Mirai Trunks — disculpe señorita… no la conozco, y no acostumbro a salir con extraños.


    Ni que yo estuviera loco como el gusano ese — espetó Vegeta al tragar el pedazo de carne que masticaba, mirándola momentáneamente con gesto de asco, para después escupir de lado, indicando su desagrado ante la absurda petición —. Sólo a un tarado idiota se le ocurre enredarse dos veces al mismo tiempo.


    ¡Van a ver que la pasaremos súper! — la muchachita no hizo caso a sus razones, y se abalanzó sobre ellos con intenciones de abrazarlos —. Soy experta en consentir a los hombres, no podrán quejarse.




    En ese instante, después de que la joven científica le dio a su ahora ex – novio otros tres bofetones más diciéndole “¡¡Mentiroso, vil, mujeriego!!”, se percató de lo que pensaba hacer su competencia, y, olvidándose del luchador, atrapó a Maron en el aire en tanto los Saiyajins pusieron cara de susto, pues en realidad no contaban con que la tipa esa fuera una enajenada que no entendía argumentos, ni que Bulma los defendería.




    ¡¡Ah, no!! — le dijo al tomarla de las greñas —. ¡¡Si quieres quedarte con Yamcha, es tuyo, pero a ellos no los tocas!!


    ¡¡Suéltame “abuela”, estás loca!! — gritó la muchacha queriendo liberarse.


    ¡¡No me llames “abuela”!! — la científica le dio una sacudida brusca —. ¡¡Eres una corriente busca hombres!!




    Se agarraron dándose de golpes ante el asombro de todos, especialmente de sus consentidos, los cuales parpadearon con la boca abierta.




    Creo que iré a ayudarle — dijo Milk levantándose.


    ¿A quién? — preguntó Gokú, mirándola sin entender porque decía eso —, ¿a Bulma, o a Maron?


    Pues a Bulma — dijo la morena poniendo los ojos brevemente en blanco, un tanto irritada por la falta de sentido común de su esposo.


    Mamá… me parece que Bulma ya no necesita que la ayudes — observó Gohan, jalándole un poco de la manga a su progenitora, para que viera bien lo que estaba sucediendo.




    Efectivamente, la joven intelectual le metió a la loca muchacha dos contundentes puñetazos, mandándola a volar hacia el jardín por un ventanal abierto. Inmediatamente se volvió a ver a Yamcha una vez más, aun echando chispas por sus pupilas azules, que en ese momento parecían huracanes.




    Y tú… — se dirigió amenazadoramente a él, tomándolo por la solapa del saco y levantándolo en alto, como si fuera un muñeco de trapo.


    Bulma… yo… — el pobre beisbolista únicamente alcanzó a tartamudear, asustadísimo por lo que sería el desenlace para su persona. Nunca, que él recordara, la había visto así de enfadada… ni cuando terminaban por cualquier babosada, en un sinfín de ocasiones.


    ¡¡Ya lárgate de una buena vez con ella!! — lo arrojó con fuerza por el mismo lugar.




    El joven apenas si pudo gritar…




    ¡¡Jerónimo!! — fue lo último que se le escuchó.




    La señorita Briefs sacudió sus manos, como quitándose la mugre que le hubiera quedado en ellas. Con esa pelea había acabado un tanto despeinada y su vestido algo roto, o sea, más abierto del muslo y del escote. Retomó la calma en su expresión y, mirando a todos sus amigos, y también a los enemigos, les dedicó una de sus mejores sonrisas, diciéndoles con alegría:




    ¿Podrían disculparme un momento, por favor? — hablando en tono de buena anfitriona, como si ella fuera la organizadora de una fiesta —. Pero sigan divirtiéndose, no se detengan — después miró a los hombres de su corazón, guardándose un suspiro al comprobar que no les había sucedido nada malo —. Vegeta, joven, no se vayan a ir… en cinco minutos estoy nuevamente con ustedes — y se encaminó al baño de damas, contoneándose como acostumbra.




    Los aludidos aun no habían cerrado la boca, y sólo atinaron a afirmar con la cabeza antes de que la bella genio se fuera. La vieron alejarse, visiblemente sorprendidos por su actuar. Padre e hijo casi se abrazaban cuando Maron se lanzó sobre ellos, y se quedaron estáticos en esa posición en lo que Bulma se lió a golpes con esa muchacha. Mirai Trunks sabía que su mamá defendía lo que quería… pero a su madre en su tiempo tal vez le faltaron agallas para defender su amor, o le faltó paciencia para soportar a su padre. Vegeta ya se figuraba lo que esa hembra era capaz de hacer cuando algo la incomodaba de verdad… por algo se le plantaba enfrente sin achicopalarse fácilmente en su presencia, y casi siempre le sostenía una contienda verbal. Aunque no imaginó que llegara a perder el estilo con otra más desequilibrada, y todo por el gusano maloliente o… ¿por su persona?; porque, bien declaró ella en la maldita entrevista, aunque no de forma directa, que el joven del futuro no le interesaba como para una relación de pareja, simplemente le tenía un cariño especial… ¿entonces? Decidió no quebrarse la cabeza y, sentándose pesadamente, continúo con su interrumpida cena.




    No cabe duda… esa mujer está bastante loca — gruñó por lo bajo, mordiendo un buen pedazo de carne.


    Si usted lo cree… — su futuro hijo lo imitó al sentarse, con los ojos abiertos como platos.




    Afuera se escucharon algunas exclamaciones, y Puar se elevó rápidamente para ir a regañar a su amigo.




    Ahora sí perdió a Bulma — murmuró el gatito volando hacia el ventanal.




    Ten Shin Han, Krilin, Oolong y Kame Sen’nin también continuaron comiendo, visiblemente ruborizados. Chaozu parecía haberse bronceado, de lo rojas que estaban sus mejillas. Gokú se encogió de hombros y se resignó a morder la zanahoria que Milk había dejado en la mesa, pues ella fue tras su amiga con discreción. Gohan le dio a su padre otra porción de su cena, aprovechando la momentánea ausencia de su progenitora, apenado como todos por el incidente.




    Pikoro sonrió levemente, sin quitarle la vista a Vegeta, como leyendo sus pensamientos y comprendiendo que, en su interior, el ego de por si alzado del Príncipe Saiyajin estaba más arriba de sus negros cabellos en punta. La mujer de ojos y cabello azul mandó a volar al luchador y encima se peleó con otra por defenderlo de su acoso. Si eso no funcionaba para juntarlos de una buena vez sería porque el engreído tal vez deseaba una prueba más… dependía de la joven científica consentirle algo. El namek hizo gesto de asco, imaginando lo que un sujeto como Vegeta era capaz de pedir y hacer… ni Gokú en su matrimonio se atrevería a tanto, a pesar de llevarle a su compatriota “años luz” de “experiencia”.




    En el baño, Bulma se limpió la cara y se retocó el maquillaje, soltó su cabello y lo cepilló para dejarlo bien acomodado, y así disimular un leve moretón que le hizo Maron. Se acomodó el vestido y se puso otro poco de perfume, admirándose detenidamente en el espejo para comprobar el resultado de su arreglo. Milk la alcanzó.




    Bulma… — le preguntó al entrar — ¿estás bien?


    ¿Y por qué no habría de estarlo, Milk? — respondió ésta con una sonrisa —. La noche aun no termina, así que tengo tiempo para divertirme.


    Bueno, es que pensé que… — tartamudeó la morena, un poco avergonzada por haber supuesto cosas indebidas.


    ¿Qué iba a llorar por Yamcha? — la de melena azul se puso momentáneamente seria —. No, Milk, algo en mi interior me decía que… si no se dieron las cosas hace años, iba a ser imposible ahora — suspiró un poco para hacerse la fuerte, después de cerrar los ojos por una fracción de segundo, para contener una lágrima, y volvió a sonreír —. Tengo amigos de sobra… y no me voy a morir por él.


    Bulma… ¿de verdad… estás tranquila? — su amiga no pareció convencida.


    Milk… — la científica desvió la vista para salir, hablando en tono vacilante — vamos, terminemos por hoy; no quiero llorar ahora, de verdad no deseo hacerlo.


    Y… ¿qué harás después? — la morena fijó la vista en ella, lanzándole una mirada entre suspicaz y dudosa.


    Más tarde… tal vez sí haga duelo — le contestó su interlocutora sin verla —. Ya mañana será otro día para continuar con mi vida — y se retiró con paso seguro para disimular lo que sentía en ese momento.




    Milk fue tras ella una vez más, sintiendo un poco de pena por su amiga, pues, a pesar de ser rica y bonita, no podía decirse que tuviera mucha suerte con los caballeros. Por lo menos la morena sí había conseguido echarle el lazo al hombre que le gustó desde muy joven.




    Así que Yamcha tuvo que retirarse antes de tiempo para llevar a Maron al aeropuerto, y eso después de convencerla que la llamaría en cuanto regresara, y que le llevaría autógrafos de esos dos individuos tan atractivos que acompañaban a la “dulce abuela Bulma”. ¡Cómo si Vegeta fuera a acceder a una cosa de esas! Tal vez podría convencer al joven del futuro, si es que la científica no lo mataba de una forma tan cruel y dolorosa antes de que pudiera pedírselo siquiera… una forma que ni al Príncipe Saiyajin se le ocurriría en sus más sádicos propósitos. Por cierto que el beisbolista estaba especulando sobre la posibilidad de que, entre su ahora hermosa ex novia y el guerrero alienígena, surgiera una relación más allá de simple amistad, pues las actitudes entre ellos parecían confirmar una atracción disimulada, aunque Bulma se lo había negado siempre, y ni esperar que Vegeta lo aceptara… no lo bajaría de loco. Suspiró con un poco de desesperanza; ya hablaría con la joven para explicarle las cosas con calma, y así evitar que se arrojara desesperada a los brazos del altanero y engreído Saiyajin, de sólo imaginarlo se le comprimió el corazón. Más eso no evitó el regaño de su amigo y compañero de aventuras. Puar estaba tan molesto que le negó a Yamcha su ayuda para convencer a Bulma que sería la última vez que la engañaba, que se casaría con ella y haría todo lo que le pidiera.




    La aludida y Milk regresaron al comedor. La de negra cabellera fue donde su marido y su hijo esperaban por ella, y la de cabellos azules ocupó su lugar junto al Príncipe y el joven del futuro, los cuales la miraron brevemente. Mirai Trunks se animó a hablar al verla sonreír como si nada. Vegeta continuo comiendo sin decir ni media palabra, apreciando de reojo el bonito perfil de la muchacha, y disfrutando el aroma de su larga cabellera suelta.




    Señorita Bulma… ¿se encuentra usted bien? — preguntó el adolescente con sincera preocupación.


    Claro… tal vez un poco… — la aludida lo miró con agradecimiento y cariño —. Gracias guapo, no te preocupes… ya pasara.




    Bulma también se dispuso a terminar su cena sin volver a charlar, como concentrada en sus alimentos, y sin atreverse a mirar directamente a Vegeta, reflexionando en los últimos sucesos, sonrojándose bastante al comprender la magnitud de sus actos. Se sintió bastante molesta con Yamcha por atreverse a verle la cara con Maron, pero le desagradó aun más que esa empalagosa deseara también algo con el joven del futuro y con el Príncipe orgulloso. En el fondo le disculpaba porque, al final, la irrespetuosa muchacha le abrió los ojos en cuanto a que Yamcha había dejado de ser el dulce y tímido jovenzuelo del cual se enamoró, para sacar su lado pervertido cada vez que podía, desde que se sintió un poco más confiado en su atractivo masculino, y engañarla con cualquier tipa babosa que se le cruzara enfrente. Pero lo que si no le justificaría es la osadía de intentar abusar de un joven tan guapo e inocente como el chico del futuro, y encima pretender quitarle al hombre sobre el cual se había hecho algunas locas ilusiones… el Príncipe Saiyajin. Se sonrió brevemente ante sus pensamientos, lo único que se le ocurrió hacer para no delatar su bochorno, y se bebió una copa de vino que había pedido para pasar el trago amargo, vaciándola lo más rápido que pudo. Mirai Trunks no podía dejar de verla, y hasta dejó su propia cena de lado, preocupado por sus reacciones, pues conocía a su madre y, de acuerdo a la historia que él sabía, la traición de Yamcha le había resultado bastante dolorosa.




    Vegeta se hacía el indiferente, mirándola fugazmente. En el fondo pensaba que, por más fuerte que aparentara ser, la mujer terminaría llorando, como varias veces la había visto en cuanto tenía una discusión seria con ese esperpento que se hacía llamar hombre. Por ese motivo no podía dejar de creer que la hermosa hembra era una estúpida por enredarse con un estúpido imbécil, que al parecer buscaba cualquier pretexto tonto para hacerla sentir mal. En esas ocasiones, sin comprender a ciencia cierta el porque, deseaba estar a su lado y consolarla con un abrazo, a la manera en que lo hacen los terrestres, sintiendo ese perfecto y delicado cuerpo junto al suyo, y matar una y mil veces al cretino gusano por atreverse a lastimarla. La científica siempre parecía pendiente de sus necesidades, presta a oírlo cuando él estaba dispuesto a hablar más allá de monosílabos o palabras hirientes… pero Vegeta no era recíproco con Bulma, ya que no deseaba involucrarse en sus “sentimentalismos idiotas de terrícolas”… le parecían absurdos. Y ella no lo importunaba con eso ni lo incomodaba de más, simplemente estaba ahí para escucharlo sin juzgarlo, en esas pocas ocasiones en las que compartían algún momento a solas. De un tiempo para acá podría decirse que se llevaban mucho mejor que en los primeros ciento treinta días después de que llegaron de Namekusejin, cuando la señorita Briefs invitó al Príncipe Saiyajin a hospedarse en su mansión, compadecida de su situación… ¡como si él fuera un debilucho necesitado como los inservibles namekianos! Pero había servido quedarse pues, a pesar de ciertas incomodidades, llámese señora Briefs, le ha resultado bastante provechoso vivir en Capsule.




    La joven inventora encendió un cigarrillo… necesitaba algo para no soltarse a llorar delante de todos. A Vegeta nunca le ha gustado que fume, así que se lo quitó de entre los labios con un poco de delicadeza, haciéndolo polvo con sólo apretarlo.




    Mujer, no empieces con tus vicios — le soltó en tono serio mirándola profundamente, como queriendo leer sus pensamientos y tratar de comprender su dolor —. Por ese insecto no vale la pena que envenenes el aire… mi aire — y colocó los restos del tabaco en el cenicero.


    Sí, tienes razón, Vegeta — le respondió la dama sin ánimo de discutir, y se levantó de su asiento, desviando la vista para ocultar el temblor de sus pupilas —. Con su permiso, voy a descansar.




    Se levantó y se fue con paso firme, despidiéndose de todos amablemente, sin acercarse a nadie.




    Bulma… — Puar la alcanzó para hablarle de cerca, antes de que ella abandonara el comedor — lo siento, yo… no quise decírtelo por… pero no fue nada serio…


    Puar… ¿tú lo sabías? — le preguntó, mirándolo un poco apesadumbrada.


    Sí… — el gatito se apenó ante esa mirada —. Por favor, perdóname.


    Oh, Puar… — la mirada de la muchacha se dulcificó por un segundo — no te preocupes por nada — y le dio un besito en la cabeza para después acariciarle la mejilla —. Eres un buen amigo, guardaste bien el secreto de Yamcha.


    Pero te lastimé a ti — le dijo muy bajito, sin atreverse a mirarla de nuevo, sintiéndose bastante mal por la forma en que la pareja había terminado. Le tenía bastante cariño a Bulma, pero su amistad con Yamcha era mucho más grande. Y no pudo traicionar la confianza de su amigo, aun a sabiendas de que tarde o temprano la científica se enteraría de los breves deslices que el beisbolista había cometido, y que, aunque fueron pocos y sin nada de seriedad, no dejaban de ser aventurillas —. Lo único que puedo decirte en defensa de Yamcha es que tú eres la única a la quien quiere de verdad… — agregó con convicción, esperando alguna reacción positiva que saldara el asunto… era lo menos que podía hacer para salvar la relación de años.


    Mmm… gracias por tus palabras, Puar — nuevamente las azules pupilas se estremecieron en tanto el rostro de la joven retornó a la tristeza, señal inequívoca de que no cambiaría de opinión —, pero creo que… de alguna manera tenía que terminar, pues ya entendí que, en realidad, las prioridades de Yamcha son otras — soltó un suspiro y continuó su camino.




    Dos pares de ojos no dejaban de mirarla… unos azules como el cielo en el día, otros negros como la oscuridad de la noche.




    Señor Vegeta… ¿va a dejar que la señorita Bulma se vaya sola? — Mirai Trunks le reprochó un poco a su futuro progenitor, quien no le había quitado la vista de encima a la dama hasta que ésta salió del comedor.


    ¡Mph! — le espetó el aludido, volteando a verlo para encararlo —. No me vengas con sermones tontos, mocosuelo ignorante. Esa tonta mujer no me importa para nada… — recalcó en tono altanero y tosco, como para que no quedara duda de su postura — se lo buscó porque quiso, al enredarse con un imbécil arrastrado como ese… como quiera que se llame — y volvió a masticar un buen pedazo de carne, ya iba por su trigésima porción.




    El adolescente se levantó y, sin despedirse de nadie, fue rápidamente tras su progenitora. “¡Ay, papá, por eso mi mamá, en mi época, no pudo vivir contigo mucho tiempo… fuiste demasiado duro con ella!” se dijo internamente “Espero que mamá de este presente sí logre cambiarte un poco… por mi bien… el bien de mi “futuro” yo”. La alcanzó antes de que ella subiera al elevador. Se notaba que la muchacha hacía un gran esfuerzo para no sucumbir al llanto.




    ¡Señorita Bulma, espere por favor! — llamó su atención, consiguiendo que lo esperara —. Que bueno que todavía está aquí. ¿En serio se encuentra bien? — y la miró complaciente y cariñoso en lo que abordaron, hablándole en tono respetuoso y algo preocupado —. Si en algo puedo ayudarla…


    Gracias, es que… — la joven trató de sonreír otra vez, más las lágrimas empezaron a correr — yo… — y se abrazó fuertemente a él —. ¡Soy una tonta, eso es lo que soy! — sollozó agitada por unos segundos —. Oh, perdóname, creo que te estoy arruinando el traje con mi llanto… que descuidada — le dijo a modo de disculpa, dándose cuenta de que lo estaba empapando, y trató de secarle la ropa con un pañuelo.


    No se preocupe, señorita Bulma — su futuro vástago le sonrió, para indicarle que no había problema por eso —, le va a hacer bien desahogarse por completo.


    ¡Tú si eres un buen muchacho! — ella volvió a llorar, enternecida por la sensibilidad del adolescente —. ¡Tu mamá debe estar muy orgullosa de ti! — y se sonó delicadamente la nariz.


    Señorita Bulma, llore usted todo lo que quiera, sé que lo necesita — le dijo un poco serio sin dejar de mirarla —. A mi madre también le gusta llorar conmigo, cuando recuerda a mi padre y la forma en que nos abandonó… sólo para morir.


    Yo lloro por un baboso y tu vida ha sido más triste — ella secó las lágrimas otra vez, avergonzada por su actitud… su existencia no iba a acabarse por un fracaso en el amor, por algo es la gran Bulma Briefs —. ¡Qué desconsiderada soy!




    El muchacho del futuro le sonrió nuevamente con sinceridad, y la besó en lo alto de la cabeza, teniéndola aun entre sus brazos.




    Descuide, señorita Bulma, no tiene porque sentirse mal de expresar sus sentimientos — le dijo amablemente —. Nosotros los hombres somos tan malos, que hacemos llorar a las mujeres con nuestras maldades… en serio que no las merecemos — por una fracción de segundo desvió la vista, al parecer tratando de imaginar como hubiera sido realmente la vida de su madre al lado de Yamcha, al cual, por lo que había presenciado, quería bastante, más no lo suficiente como para disculparle por todas las veces en que pudo haberla engañado. ¿Realmente su padre había sido mejor que el joven beisbolista? Por el momento no le parecía así, aunque tal vez eso era algo que nunca conocería a ciencia cierta, pero, por lo menos, lo percibiría de forma superficial en ese período —. Creo que no debería llorar por el señor Yamcha, pero el llanto le permitirá liberar su corazón — y, volviendo nuevamente la vista a la autora de sus días, le acarició la suave cabellera con cariño —. Han sido tantos años juntos, ¿verdad? — la dama únicamente afirmó con un suave movimiento de cabeza.




    Salieron del elevador y pensaron en dirigirse al cuarto de la joven, aunque, recapacitándolo mejor, ella prefirió entrar a la habitación que el adolescente compartía con Vegeta y Pikoro. Se sentaron en la cama del muchacho, y Bulma dejó caer todas las lágrimas que tenía acumuladas, entre grandes y profundos sollozos ahogados, doblada sobre sí misma. Mirai Trunks no le dijo nada más, únicamente la abrazó por los hombros, sintiendo cada gemido de su madre como una daga en el pecho… no le hubiera gustado verla sufrir, ya era suficiente todo lo que tenía que soportar en su época.




    A la joven científica le había dolido mucho el engaño, la traición, el exceso de confianza del primer hombre a quien le había entregado su amor con sinceridad. Junto a Yamcha había compartido tantas cosas, aventuras y sueños… esta vez sintió que ya no habría regreso a ese lejano tiempo, no podía permitir que siguiera engañándola. Ahora le parecía entender perfectamente porque siempre su ex novio evadió el tema de legitimar la relación y hasta de tener un hijo, como su madre les pedía a cada momento, algunos años atrás… el beisbolista huía del compromiso formal. Claro que tener un heredero sin una seguridad no era algo que le atrajera a Bulma, y también ella evitaba el tema cada vez que podía, pues aun no era una prioridad en su vida, y no le apetecía mucho el sentirse atada a otro ser. Aun así, sus instintos maternos parecían salir a flote de vez en cuando con Gohan u otros pequeños… incluso ese joven del futuro, que la abrazaba cariñosamente acariciándole un hombro para reconfortarla, le había hecho pensar más seriamente en el tema, ya que irradiaba ternura para con ella.




    Ahora, la bella genio tendría que emprender la búsqueda de alguien más idóneo que el luchador, que siempre le sea fiel y acepte el compromiso. “Vegeta… no, eso es una tontería” el nombre menos indicado cruzó por su pensamiento, y se sonrió un poco sin dejar el llanto… casi le parecía verlo frente a ella, burlándose de su pena. Ese “Príncipe” arrogante a más no poder tenía cierto encanto y atractivo salvaje y natural; pero no podría decirse que fuera el adecuado, porque nunca consentiría un vínculo de esa naturaleza y menos con ella, a quien sólo consideraba como “una hembra terrestre, inferior a su raza”. Así que, a buscar por otro lado. Lo mejor era dejar de llorar y disfrutar esos días… ya tendría la mente despejada para fijar sus objetivos en donde mejor le conviniera.




    Te lo agradezco tanto, guapo — le dijo a su joven hijo recobrando la calma, después de quince minutos de melancolía —, ya me siento mucho mejor.


    Sabe que puede contar conmigo, señorita Bulma — el mancebo la miró profundamente con cariño, dedicándole una sonrisa comprensiva y tierna —, quiero que me considere como un buen amigo suyo.




    Bulma pudo apreciar como el color de las pupilas del muchacho cambiaban entre un azul oscuro y helado cuando estaba serio, a un azul brillante y eléctrico cuando estaba sonriente. Había algo en esas juveniles facciones que le hicieron recordar de pronto al altivo y noble guerrero extraterrestre… ¿será alguna característica Saiyajin? Estuvo tentada a preguntarle algo indebido, más decidió quedarse con la duda, no fuera a ser algo que en verdad no deseaba oír.




    Creo que mejor me voy — la joven se levantó con calma después del leve lapsus —. Me imagino que los demás no han de tardar, y no quiero que Vegeta me encuentre aquí contigo a solas.


    ¿Le preocupa lo que el señor Vegeta pueda pensar? — preguntó Mirai Trunks con algo de curiosidad —. No debería mortificarse, pues él no es nada suyo para difamarla por lo que haga usted con su tiempo — le recalcó con parquedad, para después mirarla fijamente, como tratando de entender el porqué de su reacción.




    Ella enrojeció un poco y desvió la vista algo apenada, esperando que su mirada no la delatara… ¿de verdad le preocupaba que Vegeta la juzgara de mala manera? De todos modos ya lo hacía sin ningún motivo.




    Bueno, es que… lo que pasa es que… — tartamudeó visiblemente cohibida — a Vegeta nunca le ha gustado verme llorar, dice que soy una blandengue y que me veo horrenda con los ojos hinchados — y suspiró un poco, secándose delicadamente la comisura de los párpados con la punta de su pañuelo —. No quiero discutir, ya tuve suficiente por hoy.


    Entonces vaya usted a descansar — el adolescente se levantó también, acompañándola a la salida.




    Ni bien abrieron la puerta se toparon cara a cara con el mencionado Príncipe Saiyajin, quien los miró alternativamente, con ese ceño fruncido y característico, para posteriormente fijar la vista en la muchacha, cuyos bonitos ojos azules se veían ahora enrojecidos.




    ¡Mph!, espero que hayas terminado con tus dramas, mujer idiota — le soltó sin pizca de consideración —. Y que abras los ojotes de una buena vez así como abres la bocaza para gritar… ese gusano es un tipejo que únicamente te quitaba el tiempo.


    Oiga, señor Vegeta… — al joven del futuro no le gustó nadita el tono altanero y agresivo que su papá empleó con su mamá — la señorita Bulma no…


    Descuida, guapo — Bulma le apretó suavemente una mano y encaró a Vegeta, empleando un usual tono de seguridad —. Si “Majestad” Vegeta, ya acabé mi drama… discúlpeme por arruinarle la noche — y sonrió otra vez… le sonrió al simio pleitista como si nada —. Y te doy toda la razón, Yamcha es historia para mí. Ahora, si me disculpan… — dijo tranquilamente, pasando a su lado con su porte coqueto y seguro, apoyándose un segundo en el hombro del malencarado Saiyajin, sosteniéndole la mirada — iré a poner mi cuerpecito en posición horizontal porque mañana hay muchas cosas que hacer. Duerman bien — se enderezó y les dedicó a ambos un travieso guiño, y salió del cuarto, contoneándose muy femenina para meterse en su propia habitación.




    La mirada oscura de Vegeta siguió el caminar de Bulma hasta que la chica cerró la puerta de su dormitorio… casi le da tortícolis. Mirai Trunks prefirió aguantarse la carcajada ante la evidencia, y se apartó con prontitud para disimular que había visto todo. “Bien papá, tienes vía libre, y mamá también te espera” meditó en sus adentros mientras se cambiaba de ropa, mirando de reojo a su progenitor. Vegeta no dijo nada más, decidió arrojar el traje por la ventana y meterse a bañar, para así bajar el calor interno que sentía desde que la de melena azul se le plantó muy cerca. El Príncipe pensaba que ahora, sin la lombriz de agua puerca de por medio, tendría mayor oportunidad de desahogar sus apetitos y hacer de la hermosa mujer… SU mujer, en toda la extensión de la palabra.








    Nota larga: algo triste la “ruptura”, por el momento. A mi en lo personal Yamcha me caía bien desde su aparición en “Dragon Ball” y todas las peripecias que sufrió por la muchacha… se me hacían una bonita pareja, y nunca le encontré la razón lógica al hecho de que Bulma lo cambiara por Vegeta, especialmente porque ella demostró tenerle mucho miedo al Saiyajin cuando lo conoció personalmente en Namekusejin, y por ser el indirectamente culpable de la muerte del beisbolista. Bueno, hasta el muy cínico había pensado en matarla si osaba siquiera estorbarle en sus planes, ¡cómo si la pobre científica pudiera hacer algo en su contra! En fin, más adelante admitió, interna e indirectamente claro, que la doncella le era atrayente (recuerden el capítulo del arribo de Freeza a la Tierra, antes que Mirai Trunks apareciera por primera vez, ella llegó con Puar en una de sus naves para alcanzar a Vegeta y a Yamcha y, cuando Yamcha le llamó la atención y Bulma le contestó, el Saiyajin pensó en un tono un tanto de “Mmm… que interesante” que no nada más la mujer de melena azul era vulgar, sino también agresiva… tal vez le gustaba una hembra fiera e indomable para conquistar, xD).

    Dentro del manga no lo dice del todo, y en el anime se insinúa un poco que Vegeta se hizo más “blandito” con Bulma antes del inicio de la saga de Cell a plenitud (de sólo recordar la camisa rosa de “Bad Man”, lloré de tanto reírme, aunque se molestó bastante con el chistecito, al final terminó usándola, pues no le agrado para nada la idea de andar desnudo para que todos se burlaran de él), y la joven estaba muy al pendiente de sus necesidades (cómo el hecho de pensar si el Saiyajin se encontraba bien en el espacio, o el acto de ir a auxiliarlo en cuanto la cámara explotó)… se ve que ya se gustaban; pero no da a entender más de cómo Bulma y Yamcha rompieron, sólo Mirai Trunks habla de las infidelidades del beisbolista para con su madre, sin ir más a fondo. Su ex novio fue el que se enteró “primero” sobre la relación entre su antes chica y el altanero Saiyajin… y del nacimiento del pequeño Trunks, algo que se ve no lo tomó nada a bien, pero que tuvo que admitirlo.

    Pero no está en nosotros cuestionar las razones del señor Toriyama por decidirlo así, algo que tal vez a muchos fans no les agradó del todo (yo podría incluirme, pues Vegeta no me simpatiza demasiado, más acepto el canon porque, en realidad, no quedó tan mal). Yamcha fue perdiendo espacio y Vegeta se hizo más sobresaliente, y, a pesar de ser tan altanero y arrogante, la joven científica terminó viviendo a su lado, criando a dos hijos con él. También el Saiyajin sufrió sus cambios, por ella dejó de hacer muchas de las cosas malas que tenía en mente. El final de mi capítulo fue algo picante… ¡la provocativa Bulma Briefs al ataque!, dejando a Príncipe Vegeta todo alborotado xD.


    P.D. No conocía muy bien a la tal Maron, no la recordaba del todo, pero me llegó a caer en la punta del hígado ahora que ya la vi mejor dentro del anime, y especialmente porque la he “visto” en otros fics alusivos de DBZ, donde la ponen tan chocante y torpe como ella sola… creo que también abusé de su persona, J. Sigan divirtiéndose.
     
    • Me gusta Me gusta x 5
  13. Bulma no pierde el tiempo.
    Es triste lo de Yamcha, pero ya qué xd
    Trunks se debe de matar de la risa viendo a sus padres gilear asdfghjkl
    Me encantó :3
    Sigue así!
    Espero conti y gracias por avisarme (:
     
  14.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

    Leo
    Miembro desde:
    6 Agosto 2010
    Mensajes:
    3,826
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    El Universo está en juego... literalmente hablando.
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    36
     
    Palabras:
    7210
    OK. a todos los fans seguidores de Dragon Ball, los que comenten o no, les dejo la siguiente parte de las hilarantes aventuras en vacaciones de los guerreros "Z" and company... Diviertanse.

    Capítulo 8. Empezando otra vez… con las peripecias.




    Amaneció nuevamente sobre Montecarlo. El sol se levantaba lentamente sobre el horizonte, iluminando con sus tenues rayos las oscuras aguas del Mediterráneo. Esa noche sería el juego inaugural contra los androides del Dr. Maki, así que era menester practicar una vez más para dominar las acciones… especialmente el despistado de Gokú, el cual no comprendía bien las cosas si no se trataba de una batalla cuerpo a cuerpo.




    Bulma se estiró muy despacio sobre la cama del hotel… había tratado de dormir bien, pero en realidad estuvo varias horas despierta recordando todas y cada una de las aventuras vividas al lado de Yamcha, ahora su ex – novio, en la búsqueda inicial de las Esferas del Dragón. Eso le produjo múltiples lagrimitas, por lo que tenía los ojitos levemente enrojecidos.




    Eso ya es pasado — se dijo firmemente a sí misma, mirándose por un segundo en la luna que se encontraba empotrada a la puerta del armario para la ropa y, posteriormente, se acercó lentamente al balcón para tomar el aire fresco de la mañana —. La vida sigue adelante y ahora… ¡aaahhh, qué bien! — aspiró profundamente y levantó los brazos al abrir el ventanal y salir —. El agradable aroma del mar le hace bien a mis sentidos.


    Mujer… sabía que estabas loca — a sus oídos le llegó el sonido de una conocida voz, grave y autoritaria —. Te gusta hablar sola.




    La científica parpadeó sin cambiar de posición, volvió la vista al lugar de donde provenían esas palabras… y abrió un poco los labios de la sorpresa.




    ¿Ve… Vegeta? — tartamudeó enrojeciendo levemente, pues traía puesta la diminuta pijama con la que se había planteado dormir… demasiado sugerente como para exhibirse —. ¿Qué estás…?




    El Príncipe Saiyajin la miró de reojo, y se sonrió de lado al notar su bochorno.




    Me divertí un rato — le dijo con sarcasmo, sin tener la educación de mirarla de frente —. No sabía que pudieras ser muy graciosa cuando roncas.


    ¿Qué yo…? — la joven intelectual no salía de su sorpresa pero, ante ese último comentario, bajó las manos y las colocó sobre sus redondas caderas, mirando al hombre visiblemente molesta —. ¡¿Acaso me estuviste espiando toda la noche?! — le levantó un poco la voz —. ¡¡Y yo no ronco, eso es de SIMIOS!! — recalcó un tanto irónica.


    Por favor… — volvió a mirarla de soslayo, guardándose una carcajada, y se elevó un poco para dirigirse a su propia habitación, pues se encontraba sentado al filo de la orilla del balcón de la muchacha — no me pasaría la noche en vela para oír tus jadeos, no estoy demente. Sólo por algo que valiera la pena… tal vez no dormiría — y como que le brillaron las negras pupilas con diversión, al voltear a verla por una fracción de segundo.


    ¡¡Ush, eres un odioso!! — ella le gritó muy ofendida y entró a su cuarto después de dedicarle un gesto grosero, cosa que hizo sonreír más abiertamente al altanero Saiyajin.




    En el cuarto de a lado, prácticamente la habitación que compartía con Pikoro y Mirai Trunks… el verde alienígena lo observó al llegar, de hecho se encontraba muy disimuladamente en el balcón de ellos y no perdió detalle de la escena. Habló con su seria expresión, sin mirarlo fijamente, como concentrando la vista en el mar.




    A mí no me engañas, Vegeta — comentó fingiendo indiferencia —, tiene rato que estabas en ese lugar.


    ¿Ahora te dedicas a ser espía? — dijo el Príncipe con su arrogancia habitual, agregándole un deje de jocosidad a su tono, dejándose caer sentado en su cama —. ¿Es por propia voluntad… o acaso el renacuajo arrastrado te pidió se la cuidaras? — terminó un tanto molesto.




    “Imbécil altanero” pensó Pikoro guardándose el comentario, pues no quería provocar una pelea con el mercenario espacial… y por algo que a él le tenía sin cuidado.




    No — dijo parcamente —, no le hago segunda a ese bobo de Yamcha, sólo que… me dio la impresión que te preocupabas por la mujer.


    ¿Por ella? — el de erizada cabellera negra casi se ríe otra vez ante la ocurrencia —. Ya no me cabe la menor duda… tanto vivir entre escorias te ha afectado las neuronas.




    Mirai Trunks salió del baño, aun escurriendo agua entre sus largos cabellos lavandas. Ni bien asomó la nariz cuando fue interpelado por su futuro progenitor.




    Espero por tu bien, escuincle, que ya hayas pedido la comida — le espetó barriéndolo con las oscuras pupilas —. No pienso perder más de mi valioso tiempo en ese lugar que llaman comedor… y que la “camarita” este lista — recalcó ya sin verlo, buscando entre las prendas que Bulma le había obsequiado algo decente para vestirse y entrenar.


    Descuide, señor Vegeta — contestó respetuosamente el muchacho, dirigiéndole una mirada semejante y familiar —, todo está arreglado… y buenos días para usted también, señor Pikoro — terminó saludando un poco más amable, y se dedicó también a arreglarse.




    En otro cuarto… por supuesto que al otro Saiyajin adulto le rugían las tripas igualmente, y apuraba a su querida esposa, a su manera, para que le llevaran el servicio a cuarto.




    Milk, por favor… tengo mucha hambre — el gruñido de su estómago declaró el hecho para que no quedara duda, haciéndole mancuerna, por lo que también se sobó el vientre para darle mayor realce a su queja —, aunque sea diez carritos con comida.


    Ten un poco de calma, Gokú — le dijo la aludida en lo que marcaba la extensión telefónica —, en cuanto me atiendan pediré lo que deseas.


    ¿Se tardarán mucho? — preguntó inocente, acercándose a su amada lo más que pudo, como si quisiera comprobar que contestaran del otro lado de la línea.




    Ella le lanzó una mirada dura, aunque al tenerlo tan cerca se sonrojó un poco… hacía algunos días que tenía locos deseos de… pero no delante de su hijo.




    Gokú… — dijo tratando de poner un poco de distancia —… espera a que contesten…


    Oye, Milk — el aludido volvió a acercarse, pegando la oreja del otro lado de la bocina, sin percatarse del estado acalorado de su amada —, quiero escuchar también… las voces suenan chistosas por teléfono.




    La morena quiso arrimarse más a la orilla… no quería abalanzarse sobre su marido y… él es tan cándido que no entendería nada y, lo peor, no cooperaría tan fácilmente. Aparte de que su pequeño dormía a pierna suelta en su camita, pero algún ruido fuerte lo despertaría… sería tan bochornoso que los viera en algo comprometedor para su infancia. Pero Gokú no se le despegó ni un centímetro así que, al moverse Milk otra vez… los dos cayeron estrepitosamente de la cama, él encima de ella. Esta vez la pobre mujer gritó un poco y consiguió despertar a su vástago.




    ¡¡Gokú!! — dijo bastante asustada al azotarse en la alfombra, soltando la bocina; por suerte el golpe no fue tan duro.


    ¡Yo contesto! — Gokú sostuvo el aparato, sin preocuparse mucho por su esposa y la posición en la que se encontraban —. ¿Bueno? ¡Buenos días! Disculpe la molestia pero quiero pedirle de favor unas diez bandejas de bocadillos para la habitación… — dijo muy alegre, hasta que recordó algo —. ¿Qué habitación es esta, Milk? — miró a su mujercita debajo de él, con la duda en su rostro —. Olvidé el número.




    La pobre estaba roja de la vergüenza y el coraje, porque Gohan los miraba con los ojotes abiertos como platos.




    Mamá… papá… — susurró el pequeño con la boca abierta del asombro —, ¿por qué están en el suelo?


    ¡¡Habitación 402, Gokú, 402!! — Milk levantó la voz para hacerse oír, tratando de desembarazarse, pues aunque su marido tuvo la delicadeza de no caer de lleno sobre ella (capaz y la deja como calcomanía jajaja), se sintió bastante incomoda porque el niño los “cachara” así.


    ¡Ah, sí! Ya escuchó señorita, habitación 402… gracias — el ingenuo de peinado punk se levantó en el acto y terminó amablemente su charla, colgando con cuidado el teléfono en lo que su esposa se enderezaba bastante airada, acomodándose presurosamente la ropa —. Esa señorita hablaba como si fuera… — iba a comentar en tono divertido, volviendo la vista a su querida morena, cuando notó que la furia le brotaba por los poros de su cuerpecito —. ¿Te sucede algo, Milk? — preguntó con preocupación.


    Gokú… eres un… ¡¡verdadero irresponsable!! — le gritó con reproche, agitándole más los parados cabellos —. ¡Explícale a tu hijo que fue lo que pasó! — y le señaló al niño, quien aun se encontraba acostado, sin haber cambiado la expresión de duda; ella también seguía bastante colorada —. Siendo el hombre de la casa es justo que tengan una plática constructiva en… ciertos temas, pues Gohan va a crecer también — culminó en tono solemne.




    El jovencito parpadeó observando fijamente a su progenitor. Y es que ambos esposos vestían pijamas algo ligeras, pues el clima de verano en Montecarlo es algo caluroso… claro que la pijama de Milk no era tan atrevida como las que suele usar Bulma, hasta podría decirse que era bastante ropa a pesar de todo. El Saiyajin le dedicó a su descendiente una mirada seria, como si al fin fuera a tener una conversación sobre algo diferente a la lucha, y después, volviendo los negros ojos hacia su esposa, dijo:




    ¿Y… — rascó su nuca sin entender absolutamente a que se refería su mujercita —… qué fue lo que pasó?




    La pobre Milk volvió a azotarse de la impresión en tanto que a Gohan le brotó una gotita anime en la frente, y sonrió como bobo.




    Descuida, papá — dijo en tono de pena —, ya entendí lo que ocurrió.




    Unos minutos después de haber tomado un refrescante y relajante baño, Bulma estaba buscando las prendas ideales para ese día, envuelta en una corta bata de baño, pues ya tenía más que definido cual sería su look para la noche. Un poco más tarde, al término del desayuno, disfrutaría con sus amigos, el fastidioso y misterioso “Principito” y el apuesto muchacho del futuro, de un tour por la Costa Azul, así que tendría que verse divina para lucirse en la Riviera Francesa… tal vez le mande varias fotos a sus padres, y a algunas amigas ricas, por el “Facebook”.




    Veamos… — sacó varias prendas y las colocó sobre la cama — de falda… no, no podré moverme con naturalidad en el crucero; vestido… tal vez… pantalón… mmm… posiblemente…




    En ese momento llamaron a la puerta con insistencia.




    ¿Quién tocará de esa manera? — se preguntó dirigiéndose a la entrada, algo desconcertada —. ¡Ya voy, qué desesperación! — levantó un poco la voz para hacerse oír.




    Abrió y se topó de frente con el hombre a quien menos quería ver en ese día.




    ¿Se puede saber a que has venido, Yamcha? — le espetó molesta —. ¡Vete de una buena vez!




    Estaba dispuesta a cerrarle la puerta en la nariz, pero él la detuvo y se metió a la fuerza, lo que hizo que la muchacha se apartara bruscamente, alejándose a una distancia prudente para no permitirle que la tocara y así vencer su voluntad… podía decirse que, a pesar de ese mal rato de anoche, le tenía cierta consideración, pues no podía dejar de apreciarle como un buen amigo… tal vez ese sentimiento es el que había conseguido que le perdonara en otras ocasiones, pero ya no tenía porque ser igual.




    ¡Bulma, por favor, escúchame! — dijo el joven casi arrodillado frente a ella, tratando de abrazarla por las piernas —. ¡Te juro que no lo vuelvo a hacer!


    ¡Pues claro que no me lo vuelves a hacer! ¡Y sal inmediatamente de aquí! — la joven intelectual alzó la voz, mirando a su ex – novio con mucho coraje —. ¡O voy a llamar a…!




    Escucharon una sonora carcajada que los hizo desviar la vista hacia el balcón.




    ¿Ve… Vegeta? — dijeron al unísono con cara de sorpresa.


    ¡Pobre gusano! — dijo el Príncipe con una gran sonrisa burlona y sarcástica en su rostro, las que siempre le ha dedicado al joven beisbolista, mientras sus negras pupilas parecían brillar de felicidad —. Sabía que eras arrastrado… pero esto es ridículo — su tono era altanero e irónico.


    ¿Qué…? — parpadeó el de las cicatrices, y después miró a la dama —. ¡Bulma!, ¿qué está haciendo este gorila aquí? — parecía dolido por la presencia del Saiyajin en la alcoba de la muchacha, especialmente porque, fuera de la toalla, ella no llevaba otra ropa, ni siquiera una prenda íntima.




    La científica se desconcertó un poco… al parecer, el arrogante hombre llevaba un buen rato espiándola mientras hablaba sola, lo que hizo que se le subiera el color a las mejillas.




    ¿Eh? — contestó Bulma un tanto ida, sin embargo se recobró para encarar a Yamcha —. ¡Jah, ahora resulta que tú si puedes ver moros con tranchete y reclamarme! — dijo en su defensa —. ¡¡Yo no te he hecho nada de lo que tú me has hecho!!


    ¡¡No me vengas de puritana, si bien que te gusta coquetear con cualquiera!! — el luchador le echó en cara algo de su carácter social y abierto —. ¡¡Hasta con el mono!! — y señaló al Saiyajin, quien se encontraba aun en el balcón —. ¡Esto es el colmo!




    “¡¿Mono?!” El aludido aguantó las ganas de estrangular a ese gusano miserable que se atrevía a insultar su nobleza, más la palpitante vena en la sien indicaba que explotaría de un momento a otro. Lo peor de todo es que todavía se quedó ahí paradote, para escuchar el rumbo que tomaría la conversación (chismosito).




    ¡Aahh, claro! — ahora la chica se puso algo morada de coraje —. ¡¡Ahora resulta qué yo tengo la culpa de todo!! — y sacudió un dedo amenazante —. ¡Pero qué poca confianza la tuya, Yamcha! — le soltó muy airada, casi le mete el apéndice en la nariz —. ¡¡El que se atrevió a restregarme sus “conquistas” en la cara fuiste tú, hipócrita!!


    ¿¿Mis conquistas?? — el de las cicatrices contestó a la defensiva —. ¡Creí qué me conocías bien! — se sintió más difamado ante esas dolorosas palabras —. ¡Únicamente eran amigas… o fans! ¡Nada serio, pero tú luego pensabas mal!


    ¡¡Ush, Yamcha, eres un verdadero idiota!! — continuó hablando la científica, temblando de rabia, para agregar con ironía al final, resoplando un poco para calmarse —. “Amigas o fans”… ¡¡eso qué te lo crea tu abuela!! — y le dio la espalda, cruzada de brazos.


    Bulma, no te metas con mi abuelita… — dijo Yamcha en tono ofendido.




    En tanto el altivo Príncipe considero que ya había visto y escuchado bastante, ese dúo le traían hasta… más arriba de su cabellera en punta.




    ¡¡Ya cierren la bocota, par de escorias!! — les gritó con la vena palpitando furiosamente en su frente —. ¿¡A quién mierda le importan sus estupideces!?




    Ambos se fijaron nuevamente en el agresivo Saiyajin y se quedaron callados al ver su expresión… aunque en menos de cinco segundos la de melena azul le contestó de frente, levantando la voz de forma semejante.




    ¿¡Y tú por qué sigues aquí, eh!? — le espetó, olvidándose completamente de su ex – novio —. ¿¿Quién diablos pidió tu opinión??


    ¿¡Y quién m… te dijo que daré mi opinión por algo que no me importa!? — el extraterrestre habló groseramente fulminándola con las oscuras pupilas, metiéndose a la habitación y empujando a Yamcha con brusquedad para apartarlo de su camino —. ¡¡Tú no eres más que una mujer vulgar que no se merece nada!! — acercándose peligrosamente a la dama.


    ¿¿Cómo me dijiste?? — Bulma se ofuscó ante semejante ofensa… esta vez Vegeta si se había pasado —. ¿¡Mujer vulgar!? — hasta la habitación se llenó con su enfado, como si estuviera dispuesta a meterle unas buenas cachetadas a ese malcriado que se sentía “Príncipe”, pero no tenía nada de educación al estilo de las mejores cortes de la Tierra —. ¡Eso si que no te lo acepto!


    No estuvo nada bien que le dijeras eso — apenas se escuchó un silencioso susurro del joven beisbolista, el cual ya conocía muchas de las reacciones de la joven genio, y se dio cuenta de que explotaría en cólera.




    Ante ese desbordado y furioso ki, Yamcha y Vegeta pensaron que lo mejor era huir de ese lugar, y casi se hacen chiquitos de pánico. En ese momento… alguien más penetró en la alcoba, porque el de las cicatrices había dejado la puerta abierta.




    ¿Yamcha, sucede algo? — preguntó Krilin con inocencia, pensando que su amigo beisbolista estaba tratando de enmendarse ante su ex – chica, pero se quedó de a seis al ver… a otro muy junto a la de cabellera azul, aunque no en un sentido romántico —. Eee… lo siento, en serio, no era mi intención estorbar — se excusó y salió precipitadamente, no fuera que Vegeta quisiera desquitarse con su persona por osar interrumpir su “amable” conversación.




    La joven científica trató de recuperar la serenidad y, apartando bruscamente al Saiyajin de su camino, tomó al desconcertado beisbolista por la camisa, y lo llevó a rastras hasta la puerta, como si fuera un saco vacío.




    ¡¡Adiós, Yamcha!! — y le azotó la misma en la nariz —. ¡¡Torpe!!




    Se volvió al Príncipe sin cambiar la expresión de visible enfado. Él se había quedado un tanto anonadado ante su actuar, pero recuperó el gesto hosco habitual casi al momento… nadie lo corre como a ese gusano, y menos una mujer tan… atractiva y en poca ropa. “¡Mierda!, ¿para qué vine?” pensó rápidamente sin encontrar una respuesta lógica.




    Vegeta... dime de una buena vez que es lo que quieres y te largas… — le dijo Bulma tratando de volver a serenarse, desviando las pupilas azules para no mirarlo una vez más, y dirigiéndose a su cama para terminar de escoger sus prendas —. Y es mejor que te guardes tus vulgaridades para otro momento… “Príncipe de los Corrientes” — puntualizó en tono mordaz, dejándose caer pesadamente en el colchón de la cama, sentándose y abanicándose con una mano, pues la discusión la había acalorado bastante —. ¡Aaahhh, creo que tendré que bañarme otra vez! — suspiró un poco resignada.


    ¡Bah! — el Saiyajin se volvió sobre sus pasos, dándole bruscamente la espalda y saliendo por el ventanal —. ¡Ni siquiera sé porque pierdo mi tiempo en decirte algo, si tú lo desperdicias con ese tarado! — y se fue sin darle oportunidad de contestar, dejándola un tanto asombrada con sus palabras.




    Del otro lado… Pikoro sobaba sus “enormes” orejas, hasta sentía que le habían gritado a él.




    ¿No podrán dejar de hablar tan fuerte? — se quejó levemente con su grave voz.




    Mirai Trunks sólo sonreía como bobito sin decir “está boca es mía”… su padre entró con algo de violencia por el balcón y les dirigió una mirada que significaba “No pregunten nada o los mato”.




    Bien mozalbete, espero que ya estés listo — le espetó a su futuro hijo —. Dame la “camarita”.




    El joven afirmó con un movimiento de cabeza y le entregó la cápsula en donde estaba guardada la “mini – cámara”. Éste la tomó sin decirle nada y salió tan rápido como pudo, cruzando nuevamente el ventanal. El muchacho se encogió de hombros y lo siguió en silencio. El namek los vio alejarse con rumbo al campo de golf y, está vez, expresó en voz alta lo que pensaba.




    Vegeta, eres un maldito miserable… — susurró disimulando una sonrisa —. Pero hasta a los tipos como tú alguien les toma la medida… en tu caso es esa mujer.




    Decidió salir para acompañar a los otros “Z” a desayunar, y así tomar los sagrados alimentos en el comedor.




    El comedor estaba lleno de gente porque la gira de exhibición de la “WWE” llegaría a Montecarlo, y se unirían con los más famosos luchadores japoneses para varias funciones de beneficencia. Es por eso que se contaba con la presencia de Mr. Satán… el conocido campeón mundial de las artes marciales. El de pelo afro no podía perder la oportunidad para coquetearle a la joven y hermosa señorita Briefs, aprovechando que ya no tenía un hombre a su lado, pues la chica le dio a Yamcha con el cucharón del servicio en cuanto el de las cicatrices se le acercó para querer disculparse una vez más. Hasta Kame Sen’nin comió la lluvia de golpes, porque la muchacha decidió lucir un trajecito de bermuda blanca semiajustada y levemente transparente, acompañada de una coqueta blusa de manga corta en franjas horizontales de blanco y azul, tipo marinero pero muy femenina… y el pervertido anciano quiso abogar por su antiguo discípulo, de “muy buena manera”, provocándole un enfado mayor a la de cabellos azules.




    ¿¿Pero quién se ha creído usted para tocarme así?? — le dijo muy enojada, dándole varios golpes —. ¡¡Atrevido “raboverde”!!




    Tanto el mentor como el alumno tenían varios chichones en la cabeza, así que decidieron alejarse rápidamente del alcance de la muchacha.




    Mejor ya no insistas, Yamcha — le recriminó Puar con su vocecita —. Admite tu derrota y deja a Bulma en paz.


    Esperaré a que esté de mejor humor… — dijo el aludido sobándose algunos chipotes —. Sé que me escuchará, sólo es cuestión de tiempo.


    Pues yo estoy dudándolo — opinó Ten Shin Han muy seriamente —. Con eso de que Vegeta estaba en su cuarto cuando ella tenía menos ropa que la que trae puesta… — su gesto pareció reflejar un poco de asco por pensar en ciertas cosas propias de varones adultos.


    ¿En serio? — a Rōshi le sangró la nariz por pensar lo mismo —. ¡Pero que buena suerte tiene ese Vegeta! — opinó entre entusiasmado y triste por no ser él quien tuviera ese privilegio. Los demás prefirieron ignorar su comentario.


    ¡¿Quién te dijo semejante cosa?! — preguntó el de las cicatrices en tono enojado, dirigiéndose al de tres ojos.


    Eee… Yamcha — Krilin se sonrojó en tanto los demás lo miraron —, pensaba ayudarte pero… no creo que hubiera sido de utilidad… No quiero que Vegeta me mate, discúlpame — sonrió como tonto, con gesto de vergüenza.


    ¿Qué tienen los Saiyajins que los hace tan especiales? — suspiró Oolong dirigiendo sus ojitos hacia otra mesa —. Hasta Gokú tiene suerte a pesar de ser un poco bobo… Milk no es fea y lo consiente aunque lo regañe.




    Sus compañeros afirmaron moviendo la cabeza, mirando disimuladamente la mesa que ocupaba su amigo… el ingenuo y sociable Saiyajin. Exactamente Bulma prefirió sentarse con Gokú y su familia, debido a que los “hombres de su adoración” no estaban presentes, así que no tenía con quien discutir. La de melena azul y la morena desayunaban ligeramente en tanto el aludido Saiyajin y su vástago se zampaban grandes platos llenos de comida. Pikoro… hizo un leve gesto de repugnancia ante la falta de modales del de peinado a la punk.




    ¿¿Eso hizo Yamcha?? — dijo Milk con los ojos muy abiertos, después de que su amiga le contó el último acontecimiento de la mañana, omitiendo la presencia del altanero Príncipe en su habitación para no alterar la sensibilidad de la morena —. ¡¡Pero qué poca vergüenza!!


    ¿Verdad que sí? — afirmó la científica… era obvio que las dos damas se apoyarían mutuamente en casos como estos —. Algunos hombres son un completo disgusto.




    En eso Satán se acercó a la mesa y, sin saludar a nadie, se dirigió a la bella genio con su aire de grandeza y su porte un tanto arrogante. Está vez el sujeto vestía diferente, pues lucía también unas bermudas con dibujos de palmeras y una playera amarilla algo ajustada, como para presumir los músculos.




    ¡Mi querida y estimada señorita Briefs! — jaló una silla de una mesa contigua para sentarse a su lado, sin pedir permiso a los ocupantes, haciendo que las dos mujeres parpadearan absortas al verlo —. Es un gusto poder admirar nuevamente su belleza. Y espero que esta vez no me niegue el placer de invitarle a un tour por la Riviera… — adoptando un tono que pretendía ser conquistador, para agregar con una de sus perfeccionadas sonrisas —. Me han dicho que ese paseo es uno de los mejores para iniciar una “linda amistad” — y le guiñó un ojo coquetón, tomándole una mano sin importarle el consentimiento de la dama —. ¿Qué dice? Tendrá el honor de ser la acompañante de Mr. Satán.


    Eee… le agradezco tanto su invitación, pero… — la de ojos color cielo tartamudeó, visiblemente abochornada. No tenía el menor ánimo de ir con ese sujeto, pero tampoco quería ser grosera, puesto que el hombre había tratado de comportarse como un buen caballero y no paraba de halagarla, cosa que le complacía en sobremanera, pues le acrecentaba la vanidad… más había algo que la detenía a aceptar esa propuesta —, es que… bueno, yo…




    Afortunadamente para Bulma, Videl, la pequeña hija de Satán, llegó en su auxilio… indirectamente.




    ¡Papi, papi! — gritó la chiquilla acercándose a ellos, vestía unos lindos shorts de mezclilla y una fresca playera de algodón —, prometiste llevarme a la alberca… Hola, muy buenos días — saludó un poco más amable a todos los ahí sentados, dedicándole una pequeña sonrisa a Gohan, quien se tragó lo que tenía en la boca para corresponderle el gesto, apenándose un poco.




    Gokú habló con la bocota llena, inconsciente como siempre de los buenos modales.




    “¡Ofa!, ¿gomo s’tas?” — masticó el gran pedazo de carne sin preocuparse por verse mal.


    Gokú… — le dijo Milk un tanto enojada —, no seas maleducado.


    “¿Ma’ e’cado?” — se pasó sonoramente el filete por la garganta, sin terminar de saborearlo —. Sólo correspondí a su saludo.




    La morena entornó los ojos levemente en tanto Bulma le dedicó una sonrisa radiante a la niña, la cual se quedó un tanto asombrada al ver como “comía” ese señor.




    ¡Me da tanto gusto volver a verte, pequeña! — la joven intelectual le acarició los negros cabellos —. ¿Ya desayunaste? — le preguntó amablemente.


    Ya comí mi cereal con fruta — afirmó la chiquilla —. Estábamos sentados allá con los otros luchadores — señaló una mesa lejana en donde se encontraban unos hombres, presumiendo también sus bíceps y mirando a todos por sobre su hombro, con expresiones de superioridad —, pero yo quiero ir a nadar… Papi, ¿si vas a llevarme? — y le lanzó a su padre una mirada molesta de sus pupilas azul oscuro, hablando con tono un poco enfadado —, ya no quiero estar con esos señores.


    Videl, hijita… — tartamudeó Satán, sin saber que hacer en realidad —, es que yo… bueno, tú sabes… hay que estar con el equipo… la prensa… — trató de desviarse por la tangente, queriendo ignorar la carita de puchero de la niña — las fans…


    Es usted un desobligado — le reclamó la científica —, ¿cómo es que no puede llevar a su hija a nadar? — y miró nuevamente a la chiquilla —. Descuida, linda — le dijo en tono cariñoso —, si gustas, y tu padre acepta, te llevamos al tour; así nadarás con Gohan… ¿verdad Milk? — le dirigió a su amiga una mirada medio suplicante.




    El pobre chiquillo estaba apenado por esa petición, pero no pudo decir que no, y también miró momentáneamente a su madre con expresión de niño que no rompe un plato. Milk lo pensó un momento y aceptó un tanto resignada… posiblemente así Gohan se olvidara de practicar “peleítas”, con suerte hasta estudiaba más, pues la niña parecía de su edad y tenía cara de ser muy lista. Videl miró a su padre una vez más y a Satán no le quedó más remedio que ceder… a lo mejor su hija había conseguido una “mamá sustituta” y tal vez, a través de ella, la joven, brillante, millonaria y hermosa señorita Briefs lo consideraría como un prospecto (pobre, iluso y aprovechado).




    Muy bien, Videl, entonces ve al cuarto y aséate — dijo el de peinado afro, mirando a su hija con gesto complaciente —. No hagas esperar demasiado a estas amables y distinguidas personas.


    ¡Gracias, papi! — la pequeña lo abrazó por las piernas y salió corriendo del comedor con rumbo a su cuarto —. ¡Te veo en el hall, Gohan! — se despidió agitando la mano.


    A… adiós — le dijo el aludido, sin atreverse a ver directamente a su progenitora para que ella no se diera cuenta de su bochorno.


    ¡Oh, Vegeta! — Bulma se levantó precipitadamente, recordando al altanero Saiyajin —. ¡Y ese guapo muchacho no han desayunado como manda Kami!




    Sus compañeros de mesa la miraron un poco extrañados en lo que ella pasó cuidadosamente entre Satán y la silla, lanzándole al hombre una mirada que significaba “Eso es todo para usted”.




    Con permiso, señor… — se dignó a hablarle al luchador —, más tarde le traeré a su hija, así que dedique su atención a sus otros “importantes compromisos” antes de ofrecer lo que no puede cumplir — y lo dijo en un tono que no aceptaría respuesta, aunque conservando la amabilidad.




    La científica se alejó para dirigirse al jefe de piso y entablar una amable conversación con él, al parecer solicitándole algún favor especial. El de peinado afro parpadeó y decidió retirarse, sin despedirse totalmente. Gokú continuó comiendo como si nada, Pikoro torció el gesto y Milk… consideró llevar a su hijo a la habitación para arreglarlo adecuadamente.




    Vamos, Gohan — se levantó y lo jaló de la mano, sin dejarle terminar su última porción de hot cakes —, debes asearte y vestirte correctamente para la ocasión. Gokú — se dirigió un poco dura a su esposo —, no tardes mucho.




    El jovencito decidió no protestar y se dejó llevar por la autora de sus días.




    “De’ cu’ da ‘ilk” — respondió el aludido, terminando su doceava porción de bistec.




    Un poco antes de estos sucesos… en el campo de golf del hotel, dentro de un extraño aparato.




    ¡¡Arriba idiota, arriba!! — Vegeta le propinó a Mirai Trunks un contundente doble puñetazo a la cabeza, arrojándolo bruscamente al suelo —. ¿No me digas que es mucha gravedad para ti? — le dijo irónicamente al tiempo que volvía a atacarlo en esa posición, apenas tuvo tiempo el joven para esquivarlo —. ¿¿Quién fue el imbécil que te enseñó a pelear, eh?? ¡¡Pareces marica!! — está vez logró alcanzarlo con una buena patada, estrellándolo contra la pared de la mini – cámara.




    Habían realizado varios ejercicios de calentamiento antes de empezar con una batalla ligera. Vegeta le estaba poniendo una buena paliza que Mirai Trunks no estaba respondiendo del todo… y eso que ninguno se estaba empleando a fondo y ya tenían varios morados en la cara y otras partes de su cuerpo.




    Ante el último comentario, el del futuro sintió un poco de coraje… el Príncipe, su propio padre, se atrevió a abandonarlo en su tiempo, se desentendió de él dejándolo en el olvido y entregándose a la muerte al creerse insuperable, permitiendo que esos malditos androides acabarán con su existencia. Lo único que le quedó a su madre fue confiar en las enseñanzas del hijo de su gran amigo. Gohan, en su línea temporal, fue su maestro y mentor, alguien que le enseñó a conocerse, a saber un poco más de su potencial, a estar orgulloso de su sangre Saiyajin… y ahora Vegeta le echaba en cara no ser buen peleador. Mirai Trunks incrementó su ki hasta transformarse en SS, mirando a su progenitor con ese gesto hosco y fruncido característico de su linaje real, fulminándolo con sus pupilas verde – azuladas.




    Ahora vamos a ver quien es mejor… señor Vegeta — le dijo con un tono de voz tan serio como nunca le había hablado, como si quisiera sacar algo del resentimiento acumulado por años —. No fue pura casualidad que maté a Freeza y a su padre… los muy patéticos temblaron de miedo ante mi — y se sonrió de lado, como sólo el arrogante Saiyajin sabía hacer, arrojándose con un rápido y salvaje movimiento sobre su papá, el cual apenas si se movió a tiempo para esquivarlo.


    Así me gusta, escuincle — contestó Vegeta esquivándolo una vez más, por un pelito de sus erizados cabellos, porque se asombró un poco al reconocer un aire familiar en la expresión del joven —, muéstrame todo tu poder… pelea de verdad — y está vez no pudo alejarse del muchacho, recibiendo una patada agresiva en la boca del estómago, que lo hizo doblarse de dolor momentáneo.




    Varios golpes más y el azotado fue otro. Mirai Trunks se sentía un poco eufórico y ya iba a lanzar una ráfaga de ki sobre su progenitor cuando se escucharon unos toques a la puerta y una dulce voz que los llamaba desde afuera.




    ¡Vegeta… muchacho! — era Bulma —. ¡Les traigo el desayuno!




    El chico descendió despacio, bajando la transformación y volviendo a la normalidad. Le dirigió a su padre una mirada que ocultaba una disculpa, aunque está vez no se molestó en auxiliarle, abriendo la puerta al momento de retornar a la gravedad normal.




    Señorita Bulma — saludó más amable —, le agradezco tanto su molestia… — y se sonrojó al ver la vestimenta de su mamá, la cual se veía bastante bien luciendo sus formadas curvas.


    No es molestia, guapo — le sonrió su joven progenitora con sinceridad —. Estás aun en crecimiento, y un Saiyajin como tú debe alimentarse correctamente… No vaya a decir tu mamá que te maté de hambre y luego venga a reclamarme — se carcajeó levemente ante su comentario ocurrente, imaginando a una mujer madurita que le llamaba la atención por inconsciente.




    Vegeta ya se encontraba parado en la puerta, unos centímetros atrás de su hijo, con su pose habitual de brazos cruzados, y miró a la científica un tanto molesto, mientras sangraba un poco por el labio inferior.




    Mujer… ¿de verdad traes algo bueno para comer o vienes únicamente a molestar? — espetó con altanería.


    Oh, Vegeta, por supuesto que les traigo buena com… — ella volteó para mirarlo, hablando en tono de reproche tierno y, en cuanto notó que se veía más lastimado que el del futuro, agregó un poco preocupada —. ¿Pero qué fue lo que te pasó? — se le acercó para observarlo detenidamente, haciendo que el aludido diera un paso para atrás, visiblemente abochornado e incómodo por la proximidad de la muchacha.


    ¡No es algo que te importe! — le soltó un tanto alto pero sin llegar a gritar, desviando la vista y la cara de los ojitos azules, sin apartarse de verdad de la joven.


    Vegeta… tienes el labio partido — Bulma le limpió delicadamente la sangre que escurría con uno de sus dedos, suspirando aliviada —, pero eso no te impedirá comer — sonrió y volvió a ver a su hijo, sin alejarse del Saiyajin —. Creo que podrás traer las bandejas, ¿verdad, guapo? Aquí nadie los molestará… Están allá afuera, junto con algunos camareros que amablemente me ayudaron con el servicio. Diles que luego les daré su propina.


    Claro, descuide, señorita Bulma, no hay problema… — respondió el muchacho y salió por los carritos con comida, para apartarse un momento de sus padres y darles un “chancecito”.




    Bulma dirigió una vez más las azules pupilas a Vegeta, haciéndole “ojitos tiernos” en lo que sacaba un delicado pañuelo del bolsillo de la bermuda, sonriendo con ese aire de inocencia que le daba más realce a su belleza.




    Menos mal que siempre cargo uno de estos — y, sin previo aviso, le tomó suavemente la mejilla y le secó otro hilito de sangre que escurría por la comisura de los labios, hablando en ese tono considerado que muchas veces empleaba con él —. Y no dejo de pensar que ustedes los Saiyajins son unos salvajes.




    El Príncipe le tomó de la muñeca para evitar que siguiera tocándole el rostro, aunque fue delicado con su movimiento.




    Mujer… no es necesario que hagas esto — le dijo queriendo de ocultar su nerviosismo, tratando de darle a su voz ese tono altanero y grosero que siempre utiliza, sin mirarla a los ojos —. Ya te dije que no necesito nada de ti… ni siquiera tu compasión.


    Vegeta… no es compasión — contestó la científica, entendiendo que debía apartarse para no importunarlo en su espacio, soltándose delicadamente de su agarre y alejándose un poco —, es sólo que me importas como amigo.




    Mirai Trunks entró disimuladamente con algunas bandejas en lo que los meseros acercaban más el servicio. El de cabellera lila trató de fingir indiferencia y así no importunar a su padre, quien se dispuso a zamparse la comida alejándose más de la científica, sin atreverse a mirarla de nuevo para no delatar lo mucho que le afectaba la cercanía de su bella anatomía. No quería volverse loco, no quería rebajarse como un terrestre cualquiera y cambiar sus objetivos por ella… porque el hacerla SU mujer no tenía que ser lo más importante para él. Y Bulma se quedó con ellos, observándolos comer con una mezcla de ternura, cariño y amor en su mirada. No sabía bien porque pero tenía el presentimiento de que esos dos Saiyajins iban a ser parte importante de su vida. Ambos no tardaron mucho en terminar las suculentas y abundantes viandas… después de un entrenamiento ligero se abría más el apetito.




    Nota: A veces tenemos que dejar la comedia de lado y ponernos un poco románticos… ¡ahhhh! ¡Pobre Vegeta, debatiéndose internamente entre sus instintos o sentimientos hacia Bulma y lo que él consideraba debía ser lo primordial en su cerebro! Y ella mostrándose considerada con el Príncipe, brindándole confianza, pensando en atenderlo bien… porque en el fondo ya había nacido algo mucho más profundo que amistad en el corazoncito de la joven y bella científica… a pesar de que el altanero Saiyajin no había cambiado del todo sus maneras groseras ni su arrogancia. Yamcha la perdió por… mejor lo dejamos así. Sayo y continúen divirtiéndose con mi fic.
     
    • Me gusta Me gusta x 7
  15.  
    Lamu yatsura

    Lamu yatsura Iniciado

    Sagitario
    Miembro desde:
    19 Febrero 2012
    Mensajes:
    32
    Pluma de
    Escritora
    ¡Gracias por esta deliciosa comedia!

    Los personajes estan bien retratados y también las interaciones entre ellos,
    (aunque la conducta de viejo verde de Maki
    con Bulma se me hace un poco rara, no obstante muy graciosa)
    desde los piques entre Goku y Vegeta (más bien Vegeta)
    y los Gohan- Vegeta, los enfrentamientos por la comida,
    pasando por los incipientes ataques de celos de
    Vegeta respecto a Bulma, que nunca jamás reconocería abirtamente.
    Incluso los coqueteos de Bulma con Mirai.
    Son algo muy lógico, muy Bulma Briefs.
    Y son detalles que raramente suelen encontrarse en un fic!
    Porqué si, antes de saber quién era Mirai Trunks
    me da la impresión de que la Briefs le hizo ojitos.
    (¡No en vano de cara es idéntico a su padre!)
    Te agradezco el gran cuidado ortográfico.

    PD. ¿Veremos un poquito de 18 x Krilín más adelante?

    ¡Ojalá! :)
     
    • Me gusta Me gusta x 2
  16.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

    Leo
    Miembro desde:
    6 Agosto 2010
    Mensajes:
    3,826
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    El Universo está en juego... literalmente hablando.
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    36
     
    Palabras:
    9915
    Ya veo que en este foro no comentan mucho... ¡snif! No es cierto, con o sin comentarios esta comedia seguira hasta donde dé mi imaginación..! xD. Agradezco a quienes se toman el tiempo de leer y darse un relax en la vida ajetreada que nos toco vivir. Sin más preaumbulo la conti.



    Capítulo 9. La travesía.




    Previamente… No tardaron mucho en terminar las suculentas y abundantes viandas… después de un entrenamiento ligero se abría más el apetito.




    En seguida de zamparse tan buen desayuno el Príncipe se disponía a continuar entrenando, así que se levantó para realizar algunos movimientos. Ya hasta se le había olvidado el nerviosismo que le causaba la cercanía de la señorita Briefs. Por un breve instante a la joven científica se le fueron los ojos tras esos bien marcados bíceps. Recuperándose de la impresión del espectáculo, habló calmadamente.




    Creo que pueden dejar el entrenamiento por hoy… — sugirió con una bella sonrisa dibujada en su rostro —, esta noche es el juego inaugural contra los androides.


    Esas “latitas” me tienen sin cuidado… — contestó Vegeta en su tono altanero habitual —, y toda la bola de ineptos — puntualizó sin voltear a verla, haciendo sus estiramientos.


    Vegeta, no seas así — le dijo Bulma sin perder la tranquilidad, aunque con un deje de súplica en su voz —, además debemos ir al tour por la Riviera…




    Mirai Trunks no se atrevió a hablar, a menos que le pidieran su opinión, así que por el momento decidió levantarse como si también fuera a entrenar, pero sin moverse de su lugar.




    ¡Mph! No quieras involucrarme en todas tus estupideces terrestres, mujer — espetó el arrogante Saiyajin en lo que hacía movimientos rápidos con las piernas, como para desentumirlas.




    La joven de cabellera azul hizo un leve mohín de enfado, pero no pensaba perderse el tour por nada… el “Principito” iría con ella o dejaba de llamarse Bulma Briefs.




    Bueno… tú lo haz querido — murmuró por lo bajo y salió de la mini – cámara, como si se hubiera rendido ya.




    Su futuro hijo la miró salir y pestañeó un poco, asombrado por la aparente “derrota” de su mamá. En menos de cinco segundos pareció saber cuales eran las negras intenciones de su futura progenitora.




    Eto… ¿señor Vegeta? — habló un poco nervioso, sin haberse movido de su posición —. Creo que no estaría de más tomar un descanso…


    ¿Acaso te duele la “pancita”? — le preguntó el aludido con ironía, haciendo su sesión de abdominales y dirigiéndole una mirada entre burlona y molesta —. Si ya no quieres entrenar lárgate de una buena vez — agregó con enojo —. Entre menos estorbos…




    Se oyó un ruido en la parte exterior y, después, las luces de la “camarita” se apagaron. Ambos Saiyajins parpadearon un poco. “Lo supuse” se dijo mentalmente el joven.




    Me parece que… — tartamudeó Mirai Trunks, dirigiéndose a la puerta para prevenir algo —, se descargó la batería.


    Imbécil… — Vegeta le taladró con la mirada mientras se enderezaba —, ¿no se supone que la recargaste toda la maldita noche?


    Si, pero… — trató de defenderse de forma lógica, esperando un arranque de ira sin graves consecuencias.


    Oye, Vegeta… no le hables tan feo al muchacho, no seas grosero con él — Bulma se asomó detrás de su hijo, hablándole desde afuera —. Me tomé la molestia de quitar las baterías… porque vamos a ir al tour — agitó una pequeña caja, lanzándole una mirada un poco burlona —. Además de que, al parecer, por poco le hacen una perforación — agregó más seria.


    ¿¡Qué hiciste qué!? — la palpitante vena en la frente no se hizo esperar —. ¡¡Mujer estúpida!! — y la miró de forma fiera.




    Si no fuera porque el del futuro se hallaba ahí, tal vez se hubiera abalanzado sobre la científica para ahorcarla, rompiéndole la garganta. Aunque en realidad, ante ese estado de enojo, no sirvió de mucho que el joven estuviera frente a él, pues lo proyectó sin delicadeza a un lado al tomarlo desprevenido. Afortunadamente el muchacho se repuso en una fracción de segundo y lo tomó de un brazo.




    No se atreva… — murmuró Mirai Trunks entre dientes, ejerciendo un poco de presión sobre su padre.




    Pero Bulma no retrocedió ni tantito, así su descendiente no hubiera estado ahí… no es que Vegeta no le diera miedo, pero algo en su interior le decía que, por más salvaje que fuera ese simio canalla, no la lastimaría físicamente; eso sería de cobardes y el Príncipe no se caracterizaba por ello… o al menos ahora eso pensaba la muchacha, porque antes, en aquel tiempo cuando el Saiyajin arribó a la Tierra, no dudaría ni tantito que el “noble mono” la mataría por el simple hecho de horrorizarse ante su presencia.



    ¡¡Yo hice lo que tenía que hacer!! — le contestó sin achicopalarse, cruzada de brazos, en una imitación perfecta de su pose habitual —. ¡¡Otro de sus golpes sin control y este aparato volaría con ustedes adentro!! — y miró a su futuro hijo, cambiando el gesto por uno más amable y considerado —. ¿Verdad que tengo razón, guapo?


    Eee… — tartamudeó el joven y soltó a su progenitor —. ¿En dónde está el daño, señorita Bulma? — preguntó dudoso.


    Cerca del área de controles — indicó la de cabellera azul, señalándole el sitio —. Es necesario que la revisemos y la guardemos otra vez… me parece que por ahora no es conveniente forzarla.




    Tomó del brazo al muchacho y lo llevó con ella para que viera personalmente el daño causado. El arrogante Saiyajin sólo soltó un bufido y fue tras ellos.




    ¿Dónde tienes los instrumentos para arreglarla? — preguntó la científica con aire profesional, agachándose para examinar de cerca el daño —. Si lo hacemos ahora que estamos a tiempo y la dejamos “descansar”, mañana estará en buenas condiciones para soportar otro maltrato como el de hoy — esta vez le dirigió una sonrisa.


    Si… tiene usted toda la razón — afirmó el joven revisando minuciosamente el área abollada, en la misma forma en que lo había hecho su mamá —. Permítanme un momento e iré por mi equipo — se levantó con cuidado, correspondiéndole la sonrisa.




    Se alejó volando, dejando a sus futuros padres junto a la mini – cámara. La muchacha concentró su atención en la fisura, tratando de descifrar que había ocurrido, aunque no le fue difícil imaginar a esos dos entrenando de forma agresiva. El joven parecía predispuesto a la violencia como el Príncipe, por algo mató a Freeza y a su padre, el Rey Cold, sin ninguna consideración ni remordimiento… la pequeña cámara no estaba diseñada para soportar tanta descarga de energía. Se sonrió levemente… sin querer le habían solucionado las cosas, al altanero mono no le quedaría otra más que ceder, o rumiar su coraje, solo, en su habitación.




    El incidente tenía a Vegeta casi rechinando los dientes de rabia… por más que se llamara tecnología, era una arcaica tecnología terrestre, así que no podía realmente esperar mucho. Aun así tenía que admitir que esa mujer era bastante observadora, inteligente y astuta; aparte de fastidiosa, atrevida, malcriada, gritona, vulgar y… ¿por qué no?... deseable. Sacudió un poco la cabeza para quitarse esos pensamientos enfermos. Bulma le lanzó una breve mirada traviesa y le habló en tono de conmiseración.




    Bueno… “Príncipe” Vegeta — le dedicó una leve reverencia desde su posición —, tengo una buena idea para que entrenes… al finalizar el paseo — terminó con voz melosa, poniendo su mejor “mirada tierna y coqueta”.




    Él la miró de soslayo por un momento, apoyado en la pared de la cámara, en su pose habitual de brazos cruzados.




    Suéltalo de una buena vez, mujer… — espetó desviando la vista —. A ver si me convences.


    Después del tour, Vegeta… — sonrió sin quitarle la vista de encima —, no comas ansias.




    Mirai Trunks regresó en ese momento, y descendió suavemente al lado de su madre.




    Bien, señorita Bulma, traigo todo lo necesario para reparar el daño ocasionado — dijo con cortesía al hablar, tratando de fingir indiferencia para no incomodar a la pareja —. Tenemos media hora antes de que principie el recorrido, pues me tomé la molestia de preguntar la hora de inicio para el paseo — y se agachó a la altura de su progenitora, abriendo la caja de herramientas que llevaba en una cápsula.


    ¡Eso es perfecto! — la de cabellera azul sonrió más abiertamente, complacida por la información —. Eres todo un caballero, guapo — y le dedicó un guiño travieso a su futuro hijo antes de tomar un desarmador muy fino —. Pues a trabajar se ha dicho — después miró nuevamente al mico altanero, hablándole con gentileza —. Tardaremos como quince minutos, Vegeta, si no quieres quedarte puedes…


    ¡Mph! — rezongó sin dignarse a mirarlos —. No voy a ir donde los retrasados si es lo que ibas a sugerirme.




    Bulma se encogió de hombros y prefirió centrar de nuevo su atención en el sitio del desperfecto. Entre madre e hijo hicieron el arreglo necesario y programaron la corrección de la zona afectada, para posteriormente colocar la batería en posición y volver a guardar la mini – cámara en su cápsula correspondiente. En todo ese tiempo la vigilante y penetrante mirada oscura del Príncipe Saiyajin no perdió de vista sus movimientos, pues no fuera el escuincle ese a querer pasarse de listo, y todo porque la muy descarada hembra… “¡Agh, que barbaridades están pasando por mi mente!” pensó a la desesperada, sacudiendo violentamente la cabeza por enésima ocasión para eliminar esas cavilaciones sin sentido. Afortunadamente para él, su futura familia estaba muy concentrada en lo que les ocupaba en ese momento, así que ni por enterados.




    Muy bien, con ese último ajuste podrá soportar otro maltrato por más de diez — afirmó la científica antes de que el joven del futuro metiera el artefacto en su bolsillo, con una expresión de triunfo dibujada en sus lindas facciones —. Es hora de irnos ya, guapote — y, más veloz que un rayo, tomó el brazo de su juvenil retoño, dedicándole una sonrisa coqueta y una caída de pestañas.


    Eee… señorita Bulma… — tartamudeó Mirai Trunks desviando la vista de ella, súbitamente enrojecido por el comportamiento de su futura madre, y evitando ver directamente a su padre… ¿acaso pensaba utilizarlo de carnada para poner celoso al macho? Esperaba que no fuera eso lo que la hacía actuar así, pues no estaba en sus planes encarar la cólera de Vegeta.


    ¿Por qué no nos vamos volando? Será divertido y llegaremos más rápido — le dijo Bulma emocionada, señalando al cielo —. Tenemos que ir al área del hall, y caminando nos llevaríamos como diez minutos — y se le colgó al cuello muy feliz —. Y mejor me voy contigo, porque Vegeta no querrá cargarme.


    Yo no soy transporte para nadie — espetó el aludido, mirándolos con enojo… eran esas actitudes de la científica las que a veces le hacían rabiar, aunque no estaba muy consciente del por qué se enfadaba tanto con ella, siendo únicamente una terrestre sin nada de gracia en su opinión (sí como no, a ver quien te lo cree).


    Bueno… sosténgase bien — Mirai Trunks parecía muy avergonzado de sólo pensar en tomar a su joven mamá por el talle.




    Sin embargo… en un abrir y cerrar de ojos Vegeta se la quitó y la agarró sin mucha delicadeza, pero sin tanta brusquedad, elevándose con ella, llevándola firmemente de la cintura, como si fuera un costal de naranjas.




    ¿Oye, qué…? — Bulma hizo gesto de incredulidad al percatarse de que ahora estaba en los brazos del Príncipe.


    ¡Muévete ya, idiota! — habló el arrogante Saiyajin elevando la voz, entendiéndose perfectamente a quien se dirigía —. No tienes que pensarlo tanto.




    El de cabellera lavanda también pareció anonadado y como que se engarrotó por una fracción de segundo, para elevarse tras ellos.




    Disculpe, señorita Bulma — el adolescente se mostró apenado por lo sucedido, hablándole a la científica desde su posición, sin atreverse a emparejar con su progenitor.


    Vegeta… — la muchacha levantó también la voz para hacerse oír —, está no es manera de llevar a una señorita tan fina y delicada como yo — pataleó algo enfurecida, como si quisiera liberarse de su opresión —. ¡Suéltame, mono tonto!


    Ya cierra la boca — le espetó sin verla, aunque parecía a punto de carcajearse por ese proceder —, o… te suelto de verdad, y te aseguro que la caída va a dolerte cuando azotes en el piso — agregó en tono burlón.




    Nada más que, en vez de aflojar su agarre, la apretó un poco más, y hasta aceleró tantito para apartarse de su joven hijo, quien entendió con eso que era mejor guardar más su distancia. Mirai Trunks soltó un breve e imperceptible suspiro… a su padre también le gustaba jugar, y parecía divertirse de lo lindo haciendo enojar a su madre. La científica decidió callarse ante ese movimiento, haciendo un mohín de molestia y cruzándose de brazos.




    En un santiamén llegaron al hall, donde sus compañeros estaban esperando. Al verlos arribar así se quedaron sorprendidos. A Yamcha le dio un tic nervioso en la ceja en tanto que Pikoro y Gokú miraron al Príncipe con un gesto que significaba “¿No qué no tronabas pistolita?”. Vegeta dejó caer a Bulma muy cerca del suelo y se alejó de todos para no permitirles ni un cuestionamiento, la pobre apenas si pudo sostenerse en pie.




    ¡Vegeta, eres un verdadero bruto! ¡Mira nada más como me arrugaste la blusa! — se quejó la de cabellera azul, tratando de acomodarse la prenda para llamar la atención de los demás, y evitarle una irritación mayúscula al Saiyajin.


    ¡Ah, Bulma! — le saludó efusivamente Gokú, acercándose a ella —. ¡Qué bueno que llegaron a tiempo!


    ¡Hola, Gokú! — la aludida correspondió el saludo —. ¿En dónde está la pequeña que vendrá con nosotros? — preguntó guardando un suspiro de alivio al ver que todos habían pasado ya por alto el incidente anterior.




    La pequeña Videl se encontraba junto a Gohan, y casi se desmaya al ver llegar volando… a la “familia voladora”. Ya de por si la familia Son le habían dado a la chiquilla y a su padre un susto de muerte, cuando se aparecieron frente a sus narices usando la tele transportación.



    ********** Flash Back (no tan flash) **********




    Milk se había esmerado en preparar a Gohan con todo lo necesario para disfrutar en la alberca: gogles, flotadores, salvavidas, aletas de buceo, un tanque de oxígeno, su snorkel… y le embadurnó bloqueador solar por todo el cuerpo para evitarle quemaduras de tercer grado. El pobre chiquillo no podía moverse con naturalidad, con tantas cosas que llevaba encima.




    Mamá, ¿es verdaderamente indispensable… usar todo esto? — preguntó trabajosamente, haciendo a un lado el snorkel.


    Por supuesto, Gohan, hijo mío — indicó ella muy cariñosa —. Con este equipo quiero evitarte cualquier accidente que pueda poner en peligro tu vida.




    Al pequeño le brotó una imperceptible gota anime en la sien… su mamá pecaba de sobreprotectora. Gokú se apreció entre ellos, ocasionando que su querida esposa se fuera de espaldas al otro lado de la cama, enredándose entre las cobijas. El ingenuo Saiyajin parpadeó al ver a su descendiente con todos esos bultos encima, y ni se acordó de su mujercita.




    Gohan… ¿qué es todo eso que traes puesto? — le preguntó, rascándose la nuca con gesto de duda.


    Es que mamá… — decía el niño, más fue interrumpido por el grito de su amorosa progenitora.


    ¡Gokú! — dijo Milk desde el suelo, haciendo esfuerzos para levantarse —. ¿Cuántas veces te he dicho que no me hagas eso?


    Pero, Milk… — volvió la vista a su esposa, y parpadeó de más al percatarse de la postura en la cual se encontraba ella —, ¿qué haces ahí?


    Nada, Gokú, nada — dijo levantándose al fin, sacudiéndose la ropa. Se veía indignada —. Apúrate que se hace tarde… la niña nos va a estar esperando también — hizo un mohín entre disgustado y resignado, empujándolo trabajosamente al baño —. Aséate como es debido y nos vamos.


    Bueno… — el hombre pareció un tanto anonadado de que su esposa lo moviera, así que decidió obedecer sin chistar. Aunque en realidad no le extrañaba tanto, ya que cuando algo hacía que Milk se preocupara de verdad, era muy capaz hasta de golpearlo fuerte y lastimarlo un poco.


    Mamá… — interrumpió el pequeño Saiyajin después de quitarse trabajosamente el tanque de oxígeno —, ¿podemos guardar todo esto en una cápsula de las que nos dio Bulma? — la miró con ojitos de borrego —. Por favor… me estorban un poco para caminar.


    Mmm… — ella lo miró escrutadoramente y terminó por aceptar, al enternecerse por lo adorable y bueno que es su Gohan —. Esta bien, cariño — le sonrió.


    Gracias, mamá — el niño se quitó todo y lo guardó rápidamente en la cápsula “Hoi – Poi”, esperando poder “perderla” más tarde.




    Gokú salió del baño con su habitual sentido del humor.




    Muy bien… entonces vámonos ya que nos están esperando — indicó alegremente a su familia —. Seguramente Bulma ya no ha de tardar en llegar con Vegeta y el joven del futuro.


    ¿A dónde fueron? — preguntó Gohan un tanto extrañado… el chiquillo parecía intuir que había algo entre ese par, algo que hasta el muchacho del futuro debía conocer.


    Recuerda que Bulma les llevó de desayunar, Gohan — le contestó su padre sin borrar su sonrisa —. Ahora… — cambió el gesto por uno serio, como buscando algo o a alguien —. ¡Listo! — exclamó y les tomó de la mano —. ¡Agárrense bien!


    Pero, Gokú… — Milk iba a protestar más ya no pudo decir ni pío.




    En el hall, unos minutos antes…




    Espero que esas personas tan raras no se hayan ido ya — se decía Satán a sí mismo, un tanto desesperado, más, en cuanto vio a los de “Kame – House” llegando al área… —. Menos mal — no pudo disimular el suspiro de alivio.


    Papi, ya puedes irte — Videl le apuró al entender a la perfección el significado oculto de ese gesto —, nosotros regresaremos más tarde… y yo estaré bien — afirmó, mirándolo con un poco de molestia en sus pupilas azules.


    Videl, antes debo asegurarme que sean buenas personas — le dijo el hombre en tono de padre preocupado —. ¿Qué tal si son traficantes de infantes? Tu difunta madre no me lo perdonaría — pareció angustiarse por un segundo —. Aunque… — más su gesto se hizo un tanto serio, como meditando algo —, si llegaran a ser maleantes tendrían que enfrentarse a mí, el campeón de las artes marciales… no les iría nada bien — y se carcajeó un buen rato como demente —. Nadie es más fuerte que yo, no señor.




    A la niña le brotó una gotita anime en lo alto de la cabeza, lanzándole a su progenitor una mirada entre reprobatoria y escrutadora.




    Papá… — le dijo queriéndole hacer regresar a la realidad —, no creo que sean de los malos… además, a ti te gusta la señorita de cabellos azules que les acompaña — se puso seria y cruzó los bracitos.


    ¡Ah, la señorita Briefs! — Satán pareció reaccionar —. Tienes razón Videl, una señorita tan encantadora y millonaria como ella no se juntaría con tipos vulgares… — volvió a suspirar —. Eso me quita un peso de encima.




    Y, en ese preciso instante…




    ¡Hola, disculpen la tardanza! — Gokú los saludó al momento de aparecerse frente a ellos —. Es que tuve que ir al baño.


    ¡¡Aaaahhhh!! — gritó el de peinado afro, con los ojos visiblemente desorbitados —. ¡¡Un fantasma!! — parecía querer salir corriendo.


    Señor, cálmese por favor… — el de peinado punk hizo ademanes con las manos, pidiéndole serenidad —, únicamente me tele transporté con mi familia.


    ¡Gokú! — Milk no podía quedarse callada, tenía que llamarle la atención —, ¿qué te he dicho sobre tele transportarte? — le reclamó en tono ofendido.


    Pero Milk… así no nos tardamos mucho — el pobre trató de razonar con su amada.




    La niña tenía los ojos azules tan abiertos como los de su papá. Gohan se le acercó para tranquilizarla.




    ¿Videl? — se dirigió a ella con timidez y en voz baja para no espantarla más. La aludida volteó a verlo —. Lo siento, es que…


    ¿Cómo hicieron eso? — le interrumpió la chiquilla con un hilo de voz.


    Eee… — tartamudeó el niño — es largo de explicar… luego te lo cuento.



    ********** Fin Flash Back **********




    Bueno, señor Satán, no se preocupe por su hija — Bulma se dirigió educadamente a Satán, el cual estaba muy callado y hasta se veía chiquito del miedo —. En tres horas estamos de regreso, la vamos a cuidar bien — le sonrió complaciente y se retiró con todos sus amigos, llevando a Videl de la mano.


    Adiós, papi — dijo la nena ya más tranquila, despidiéndose de su progenitor con un ademán de la otra mano.




    Irían en un autobús turístico con rumbo al muelle para abordar un gran yate que les daría el paseo por la Riviera Francesa. Claro que antes de eso, admirarían todos los atractivos que hay en Montecarlo. La hora de acomodarse en su lugar fue un verdadero relajo. Vegeta insistía en apartarse de todos, cosa que era imposible al tener que compartir el asiento con alguien más; Gokú pensaba sentarse al lado de su “amigo” el Príncipe para tener alguna plática constructiva, y Pikoro no quería perder detalle de los gestos del arrogante Saiyajin; Yamcha se debatía entre pedirle perdón a Bulma por enésima ocasión, reclamarle a Vegeta, preguntarle al joven del futuro si acaso pasó algo entre su ex – chica y el mercenario espacial o… guardarse todo y resignarse a no hacer ya nada. Al final la joven científica puso orden, como siempre, y pudieron irse en paz.




    El recorrido por los principales intereses de la ciudad fue verdaderamente placentero, en lo que cabe, sobre todo después del argüende que se armó para salir. Todos escucharon atentamente la explicación del guía turístico, que contaba la historia de cada uno de los lugares incluidos en el recorrido. Bueno… Vegeta en sí aparentaba no mirar nada ni a nadie en particular, como si ya estuviera rabiando por perder tiempo de su vital entrenamiento, y Pikoro vigilaba disimuladamente sus gestos, riendo por lo bajo. Bulma, extasiada, tomaba fotos, y le prometió a la pequeña Videl obsequiarle algunas en cuanto la niña recordó que olvidó su cámara fotográfica. Una hora después ya estaban en el yate… el cual tenía una alberca de considerable tamaño, semiolímpica para ser exactos.




    Bueno, pequeña — indicó amorosamente Bulma a la hija de Satán —, disfruta todo lo que quieras durante el tiempo que estemos aquí. Gohan estará contigo por si tienes algún problema… ¿verdad, Milk? — le guiñó un ojo al niño y miró a su amiga con una sonrisa inocente en su rostro, como pidiéndole una disculpa.


    Claro, ya que — contestó la aludida un tanto apenada y molesta de que su compañera la haya involucrado en eso —. ¿Sí sabes nadar? — le cuestionó con un poco de dureza a la pequeñuela —. No sería agradable si te ahogas.


    No se preocupe, señora — contestó Videl un poco retadora, pero sin sonar maleducada —, mi papi me enseñó.




    Gohan parecía abochornado… a veces su mamá parecía insensible con las personas.




    Gohan, ¿y tus cosas? — se dirigió a su hijo cambiando el tono por uno más suave.


    ¡Oh!, creo que… olvide la cápsula mamá — contestó tímidamente, disimulando su alivio por haberse librado de tan estorbosos artefactos.


    Gohan… — Milk pareció molestarse al mirarlo con severidad, y el chiquillo le puso gesto de “sentirlo mucho” —. Que remedio — dijo soltando un suspiro de resignación —, ya no podemos regresar. No las olvides la próxima vez — le reprochó más comprensiva.


    No, mamá — contestó el pequeño simulando seriedad —. Te doy mi palabra.


    Entonces diviértanse sin meterse en dificultades — intervino Bulma para concluir, sonriéndoles a ambos —. Milk, hay que ir con los muchachos… — y se puso algo seria al volver la vista hacia su amiga —, o Gokú es quien puede meterse en problemas con Vegeta… tú ya sabes como son — y la jaló del brazo con rumbo a otro pasillo.


    Tienes razón — afirmó la morena, y fue con la científica sin chistar.




    En cuanto las vieron irse, los niños corrieron muy felices hacia la alberca.




    En el paseo iría mucha gente… algunos los reconocieron y fueron a saludarlos para pedirles autógrafos sin excepción. Sólo que Mirai Trunks tuvo que huir con su padre por dos razones, tres para ser exactos: primeramente porque no quería ser descubierto antes de tiempo, pues muchos fanáticos de la serie ya saben todo de él; en segundo lugar, al ser tan galán, quienes querían un autógrafo suyo eran en su mayoría mujeres, y, como a Vegeta tampoco le hacía gracia estar rodeado de tantos patéticos terrestres… salieron tan disimuladamente como pudieron gracias a que el maestro Rōshi tuvo la brillante idea de ponerse una peluca para tratar de parecerse al joven del futuro. Y al principio logró su objetivo, sin estar plenamente consiente de su heroico acto, dándole a ambos Saiyajins la oportunidad de escapar. En cuanto las fans se dieron cuenta del engaño, golpearon con sus bolsas al pervertido y anciano maestro, porque sus mañas también lo descubrieron.




    Gokú firmó amablemente casi todo lo que le pusieron enfrente, sonriendo tontamente porque no entendía la razón de todo ese lío, más Pikoro no pudo desembarazarse de la chusma, pues al ser tan alto es muy notorio, especialmente con el tono verde brillante de su piel. Bulma y Milk llegaron al rescate y la científica pidió orden a la multitud, consiguiendo que los fans se formaran en fila para que todos llevaran los autógrafos a casa, y prometiendo también las firmas del huraño Príncipe Saiyajins y del apuesto joven del futuro para todas las que les dejaron sus objetos de valor… la esperanza es lo que debe morir a lo último.




    El recorrido empezó y pudieron admirar los bellos acantilados que bordean el Mediterráneo. Al fin disponían de la comodidad de un área para ellos solos. Escuchaban la explicación que daban del recorrido a través de unas bocinas y se encontraban apoyados en el barandal de cubierta para no perder detalle de nada, sin faltar un buen servicio de comida para mantener tranquilos a los dos Saiyajins adultos… Mirai Trunks sabía comportarse a la altura de las circunstancias y deseaba llevarle recuerdos del paseo a su verdadera mamá, por lo que no dudó en tomar fotos y video con un equipo de última generación de su futura época.




    No creí llegar a necesitarlo… — dijo con una sonrisa tímida en cuanto los "Z" miraron dicho equipo con la boca abierta de asombro —, lo bueno es que mi mamá insistió en que lo trajera.


    ¡Es magnifico! — dijo Bulma admirándolo con ojo científico —. ¿También lo haremos en "Capsule"? Insisto en que me digas quienes son tus padres… — le guiñó un ojo en forma traviesa —, para prepararlos desde ahorita con todo lo que necesiten.




    El joven enrojeció un poco ante la coquetería sin disimulo de su futura madre, echándole una mirada de soslayo a su padre Vegeta, quien parecía no interesarse en nada más que en comer mucho mejor que el señor Gokú. Poco más de una hora de recorrido quedaba cuando la explicación del guía terminó. Ahora podían dedicarse tal vez a pasear por el barco o botarse a dormir en una poltrona o, como en el caso de Kame Sen’nin, ir a "saludar" amablemente a todas las damas presentes en el yate. Oolong fue con él, y Krilin decidió seguirlos discretamente para vigilar que no hicieran desmanes, aparte de que le pareció divisar a la androide 18 a lo lejos, así que pensó en echarle un vistazo y averiguar que la había traído al paseo, aparentemente sola.




    Es mejor que los siga — le susurró discretamente a Yamcha —, o el maestro puede meterse en problemas serios.


    Tienes razón, Krilin — afirmó el de las cicatrices después de mirar como su guía en la artes marciales se alejaba tarareando una cancioncita tonta, seguido muy de cerca por el metamorfo cerdo —, porque Oolong no es de gran ayuda.




    Chaozu parecía un poco mareado, así que se dejó caer en una silla para recuperarse. Ten Shin Han decidió quedarse a su lado, y Yamcha, junto con Puar, los imitaron; el joven beisbolista esperaba una oportunidad más para hablar con su ex - novia, la cual estaba muy ocupada platicando con su amiga morena, mientras los tres Saiyajins y el namek también se sentaron, un poco alejados de los demás.




    ¡Qué buena comida! — Gokú sobaba su estómago con gesto de satisfacción —. Pikoro… deberías probar un poco, no te arrepentirías, ¿verdad, Vegeta?


    ¡Mph! — el aludido le gruñó, indicándole que no le molestara.


    No digas estupideces, Gokú — le contestó el verde alienígena mirándolo con molestia y asco —, únicamente a ti se te ocurre tragar como si en tu vida hubieras probado bocado.


    Oye Pikoro, no seas exagerado… — observó con su gesto de ingenuidad —, Vegeta come casi tanto como yo.


    ¡¡Kakarotto, no me compares contigo!! — le gritó el Príncipe con la vena palpitando en su frente —. ¡Qué pésima educación hasta para tragar! — se levantó sobre la punta de sus botas —. ¡¡Si yo quiero puedo comer más y mejor que tú!!


    Cálmate, Vegeta — él movió las manos pidiéndole paciencia, en tanto desviaba la vista y parecía encogerse ante tremendo alarido, con la cabellera más alborotada de lo habitual —, era sólo una observación en defensa propia.


    Pues defiéndete de otra manera — le espetó serenándose un poco y dejándose caer de nuevo en su asiento —, y no te atrevas a ensuciar mi reputación… Idiota — terminó cruzándose de brazos como acostumbra.




    Se quedaron en silencio un momento, escuchándose la conversación animada de las mujeres. El joven del futuro esperaba que conservaran la calma pero…




    Oye, Vegeta… — Gokú parecía haber meditado algo importante —, ¿acaso tu reputación es idiota?




    Primeramente sus acompañantes cayeron de sus asientos estilo anime clásico… con las "patas" para arriba, después el Saiyajin enojón se incorporó rápidamente y hasta creció por la cólera.




    ¡¡El único idiota aquí eres tú!! — le gritó por todo lo alto en tanto el ingenuo Saiyajin pareció volver a la infancia, haciéndose tan pequeño como al inicio de sus aventuras, y teniendo en su rostro un cómico gesto de disculpa.


    Lo siento… — dijo con la mano atrás de la nuca.




    Con eso consiguieron llamar más la atención de sus compañeros, y a todos les brotó una gota anime colectiva. Pikoro y Mirai Trunks decidieron que era mejor no levantarse por el momento.




    Bulma, ¿ves a lo que me refería? — Milk reaccionó e interpeló a su amiga —. ¡Ese Vegeta es todo un bárbaro rufián!


    Bueno, Milk… no te lo voy a negar — la aludida trató de disculpar la actitud del Príncipe —, pero a Gokú le gusta fastidiar a Vegeta — agregó sonriendo con timidez.


    ¡Ah! — la morena pareció sorprenderse y hasta abrió la boca de más —. ¿Insinúas que MI Gokú es un buscapleitos?


    No, Milk, no es eso… — Bulma trató de apaciguarla, dándole una explicación lógica de las cosas —, lo que quiero decir es que Gokú ya conoce lo sensible que es Vegeta…


    ¡¿Sensible?! — Milk pareció irritarse e interrumpió la disertación de su amiga —. ¡Qué sensible ni que nada! ¡Vegeta no es más que un odioso mentecato!



    Ahora todos los presentes les prestaban atención a ambas… hasta los aludidos Saiyajins, los cuales ya habían recuperado su tamaño normal y las miraban con gesto de no entender a que se referían las dos damas con su "amable" charla.



    Por favor, Milk — contraatacó la científica poniéndose seria —, ni conoces bien a Vegeta…


    ¡¡Y tú tampoco!! — volvió a interrumpirla alzando más la voz —. ¡A veces creo que no eres la brillante genio que tanto alardeas!


    ¿Qué estás tratando de decirme? — eso le dolió mucho a la de ojos azules, que miró a su compañera con molestia.


    Lo que oíste, Bulma — puntualizó la de oscuros cabellos —. Si de verdad fueras tan inteligente como presumes, no tendrías al gorila ese en tu casa.


    Oye — la de cabellera azul no se iba a quedar callada ante las palabras de su camarada, así que habló con irritación —, por si no lo recuerdas, tu marido también es un simio.


    Pero MI Gokú es un hombre dócil y de muy buenos sentimientos — afirmó con orgullo su interlocutora —. No tiene nada que ver con el cavernícola de Vegeta, quien en cuestión de modales es bastante tosco.


    ¡Ah, claro! — nuevo contraataque… esa grosería no podía quedarse sin respuesta —. Mira nada más de que me presumes tú, Milk… — dijo con ironía la de cabellos azules, cruzándose de brazos en una pose casi perfecta del Príncipe Saiyajin —. Gokú es el que parece troglodita, nada más hay que ver como come… todo parece indicar que no lo alimentas bien — agregó con burla.


    Bulma, ¿acaso estás insinuando…? — el nivel de irritación de la morena se hizo presente.


    ¡No, que va! — el ki de la joven intelectual no se quedó atrás.




    Alguien tenía que intervenir o las dos mujeres podían liarse a golpes por defender a su respectivo "antropoide"… ya se lanzaban chispas por los ojos.




    Eee… — Mirai Trunks se les acercó cuidadosamente —, señora Milk, señorita Bulma… me parece que ya es la hora de traer de vuelta a Gohan y a esa niña que lo acompaña.




    Las dos lo miraron al reaccionar, y cambiaron sus gestos de enfado.




    ¡Oh, Gohan!... — Milk hizo un mohín de preocupación —, podría darle insolación. Vamos, Bulma, tenemos que ir por ellos — volvió la vista a su amiga.


    Me parece que tienes razón — le contestó Bulma recuperando la cordura.




    Ambas caminaron en dirección al pasillo de la derecha.




    Gracias, guapo, no nos tardamos — se dirigió amablemente a su futuro vástago, dedicándole una sonrisa —. Y ustedes… pórtense bien — les guiñó un ojo coquetamente a todos sus compañeros antes de alejarse otro poco, haciéndole énfasis al altanero y creído guerrero espacial.




    En cuanto las damas se fueron, los caballeros soltaron un sonoro suspiro colectivo de alivio, inclusive los dos Saiyajins adultos, quienes se dejaron caer en sus asientos sin decirse nada ya. Aproximadamente unos cinco minutos después alguien llegó apurado, entrando por el otro lado.




    Yamcha… — era Krilin, se veía visiblemente preocupado —, tienes que salir de aquí y llevártela…


    ¿De quién hablas? — le interrumpió el aludido, mirándolo con duda.




    Chaozu y Ten Shin Han también observaron a su amigo pelón con asombro, Puar parecía asustado por la expresión del chaparrito.




    Es que… — Krilin señaló la dirección por donde había venido — allá está…




    En ese momento hizo su aparición una joven vestida con un traje de lo más provocativo, corto a medio muslo y blusa strapless. Se abalanzó primeramente sobre el joven beisbolista.




    Yamcha, amorcito… — dijo colgándosele al cuello y besándolo en la mejilla —, ¿dónde están los autógrafos que me prometiste?




    Era Maron… luciendo esa sonrisa que le da un aire de bobalicona aunque vista muy bien.




    ¡¡Maron!!… ¿cómo y por qué volviste? — el aludido trató de quitársela de encima, en tanto los demás pusieron gestos de completa incredulidad al ver a la tontita de vuelta en ese lugar.


    Quiero mis autógrafos — dijo como si nada, sin borrar esa acostumbrada sonrisa falsa.


    Yo… — tartamudeó Yamcha sin poder soltarse.




    Fue entonces que ella se percató de la presencia de los Saiyajins… y hasta le brillaron los ojitos.




    ¡Allá están! — gritó emocionada y dejó a su "presa" actual —. ¡Yo los quiero! — abalanzándose sobre ellos.




    Vegeta estaba dispuesto a atacarla, teniéndole sin cuidado que fuera una ordinaria, insignificante y tonta mujer terrestre sin un gramo de cerebro. Un solo golpe y la mandaba a volar hasta el otro lado del mundo… echa un cadáver. Mirai Trunks lo detuvo al momento y lo jaló por el cuello de la playera, haciendo una retirada triunfal… corriendo con él por el pasillo contrario, por donde Bulma y Milk se habían dirigido hacia la alberca.




    ¡¿Qué mierda estás haciendo?! — el Príncipe se retorció un poco, tratando de zafarse del agarre de su hijo —. ¡¡Quítame las manos de encima, sabandija!!


    ¡No puede golpear a una pobre e inocente mujer! — le dijo sin soltarlo, huyendo de la muchacha tan rápido como le fue posible —. ¡Eso estaría mal!


    ¡A mí me vale un carajo! — espetó el guerrero espacial tratando de ponerse sobre sus pies —. ¡Esa cosa no es una mujer!


    Eso no lo vamos a discutir — contestó el muchacho poniéndose serio —. Más le vale correr si no quiere tenerla encima.


    ¡¡Pu… m…, esto es vergonzoso!! — decidió hacerle caso y pusieron pies en polvorosa… mejor pasar por eso antes que la mayúscula humillación de soportar a la ridícula e insulsa jovencita, si acaso por un milagro ésta llegaba a alcanzarlos.




    Sus demás compañeros los vieron huir presurosos antes de que la loca muchacha pudiera siquiera parpadear. Todos abrieron y cerraron los ojos, reflejando en sus caras gestos de incredulidad, sin entender del todo el porque el altanero "Príncipe de los petimetres" se rebajaba a salir de esa manera. En un segundo hizo su aparición alguien muy especial.




    ¡Maron linda! — era Rōshi, corriendo como en sus buenos y lejanos tiempos —. ¡Aquí estoy yo, no sufras!




    Fue en pos de la demente señorita, ocasionándole a los demás una gota anime colectiva en la frente. En todos, menos en… Gokú.




    ¡Eso se ve muy divertido! — opinó levantándose y apresurando el paso —. ¡Vegeta, espérame por favor!




    En cuanto salió… los demás dieron el azotón anime clásico, con los pies para arriba y, al parecer, sin intenciones de levantarse en algún rato. En poquísimo tiempo rebasó a Kame Sen’nin y a Maron para emparejarse con sus camaradas.




    ¡Oye, Vegeta… que buen entrenamiento! — le dijo muy contento a su "paisano" —. ¿Por qué no me dijiste que entrenarías en el barco? — le cuestionó un tanto serio —, lo hubiéramos hecho todos juntos.




    Mirai Trunks y Vegeta por poco pierden el piso ante la observación del ingenuo Saiyajin… se recuperaron al instante y continuaron con su paso apurado.




    ¡¡Kakarotto!!, ¿¡acaso estás ciego!? — le espetó el Príncipe de muy mal humor —. ¡¡Esto no es un entrenamiento!!


    ¿Estás completamente seguro de lo que dices? — Gokú lo miró con su gesto de ingenuidad —. Pues a mí me gusta correr por las mañanas… mantengo condición para la lucha.




    El altanero Saiyajin no sabía si llorar de pena o estrangular a su némesis, aun con la amenaza de la demente que los acosaba. Decidió no contestar, refunfuñando un poco y desviando la vista para ya no ver a su rival.




    Oiga, señor Gokú… — dijo Mirai Trunks un poco sorprendido —, ¿acaso no vio… a la señorita que nos persigue?


    ¿Te refieres a Maron? — preguntó el aludido abriendo los ojos de más —. ¿Acaso ella es su entrenadora personal?... No sabía que Bulma la había contratado.


    Eee… — el joven del futuro se quedó anonadado ante la observación.




    Ahora le parecía entender porque, en apariencia, su padre no soportaba al señor Gokú… es demasiado infantil para comprender el contexto de algunas cosas.




    No… — contestó al fin —, no tenemos el "gusto" de conocerla.




    En su loca carrera no se fijaron hacia donde se dirigían… ni la que les esperaba.




    Antes de todo este lío…




    En la alberca había muchos niños y varios adultos divirtiéndose sanamente. Gohan y Videl ya habían nadado algunas vueltas a modo de competencia. La chiquilla era obstinada y no parecía ceder ante nada. A pesar de muchas cosas admiraba a su padre y esperaba estar a su altura, que él estuviera orgulloso de ella y no anduviera coqueteando con mujeres es lo que la motivaba a no darse por vencida. En realidad no deseaba una "mamá sustituta", y sabía que muchas de las tipas que habían salido con su papá sólo querían publicidad.




    A pesar de estar algo cansada después de cuatro vueltas insistía en continuar. Al principio Gohan la dejó tomar la delantera, un tanto sorprendido por su vitalidad. La alcanzó y la rebasó un buen trecho. Videl no cambió de actitud y continuó nadando. Al término de la quinta vuelta el niño consideró que ya había sido suficiente… por lo que se dejó alcanzar por la niña.




    Videl… ¿qué te parece si tomamos un helado? — sugirió, mirándola un tanto apenado al verla roja por el esfuerzo.


    En… cuanto termine… con esta vuelta, Gohan — contestó sin mirarlo —, no… me distraigas — y siguió pataleando hasta rebasarlo.




    El chicuelo se encogió de hombros y mejor fue tras ella. Al salir, la pequeña respiraba entrecortadamente.




    Te ves cansada — observó Gohan con cautela.


    ¿No me digas… — preguntó Videl — que tú no te cansaste? — y lo miró escrutadoramente.


    Sí… — tartamudeó un poco como para demostrar que también se esforzó mucho al nadar —, muchísimo… pero… como vivo cerca de un río… nado casi todos los días — agregó con inocencia, aunque esto último no era mentira en su totalidad.


    Mmm… — la niña fijó más la vista en él, mirándolo de arriba para abajo, como si lo estuviera estudiando —. Sí, tienes cuerpo de nadador.




    El pobre Gohan enrojeció visiblemente… aparte de su mamá ninguna mujer lo había mirado con tanta atención, aunque esa mujer fuera una niña. A pesar de lidiar porque su madre lo dejara entrenar al mismo ritmo que su padre, ya había desarrollado unos músculos bastante grandes para su edad. Es uno de los más visibles atributos de su herencia Saiyajin, en conjunto con la negra y alborotada cabellera y las oscuras pupilas.




    ¿Te gusta el helado napolitano? — preguntó tratando de desviar su atención hacia otra cosa, sonriendo tontamente para disimular su bochorno —, ¿o prefieres otro sabor?


    Creo que me tomaré uno de capuchino — afirmó Videl volviendo a sonreír.




    Se sentaron bajo una sombrilla para disfrutar el postre. Claro que un helado es poquísimo para el voraz apetito Saiyajin, así que Gohan comió tres helados dobles de más en lo que Videl terminaba uno. La chiquilla lo miró un tanto perpleja… esas personas sí que eran peculiares. Decidió que ya era hora de enterarse de más detalles.




    Oye, Gohan — le cuestionó muy seria al acabar su porción —, ¿cómo es que hacen… todo lo que hacen?


    ¿Qué… hacemos qué? — al aludido casi se le atora la galleta que acompañaba el helado —. ¿A qué te refieres?




    Ella lo miró algo enojada.




    Me dijiste que me explicarías… cómo se aparecieron en el hall — le recordó —. Y cómo es que la señorita Briefs llegó volando con ese señor que no es su marido, y con el joven de bonita cabellera.


    ¡Aaahhh! — el pequeño Saiyajin se echó los últimos bocados de su cuarto helado doble —. ¿Qué me creerías más… — la miró tratando de parecer serio —, que mi papá y ese señor llamado Vegeta son extraterrestres o… que son magos?




    La niña le hizo cara de puchero… bastante molesta.




    ¡Gohan! — le reclamó —. ¡No trates de engañar a una niña inocente!


    Para nada… — contestó pidiéndole calma con las manos —. Mi papá y todos sus compañeros son magos que se dedican a amenizar fiestas con trucos sorprendentes como… aparecerse o volar — "No me creerá si le digo la verdad" pensó un tanto aturullado —. Están iniciando en el negocio porque tuvieron que practicar muchos años para perfeccionarse… y por ello no son muy conocidos — concluyó fingiendo inocencia.


    Mmm… — Videl volvió a mirarlo de forma escrutadora, haciendo que el jovencito se sintiera nervioso —. Y… ¿qué tiene que ver la señorita Briefs con todos ustedes? — cuestionó agudamente —. La familia de ella es próspera, no creo que necesite trabajar de esa forma.


    Bulma… es decir la señorita Briefs — contestó Gohan tratando de guardar la calma —, es la patrocinadora, pues conoce a todos desde hace algunos años… y en unos cuantos meses se montará el espectáculo — sonrió tontamente, esperando que la curiosidad de su nueva amiguita quedara satisfecha con la explicación.




    La cara de Videl era tan seria que por un momento lo miró como dándole a entender que no le había creído ni media palabra. Aun así Gohan continuó fingiendo indiferencia, al menos que la niña dijera otra cosa. Decidió ir a pedir otro helado y se alejó un momento de ella.




    Pues ni modo — se dijo a sí mismo —, tendré que decirle toda la verdad… aunque tal vez me crea menos — tomó su nueva porción doble y fue otra vez a sentarse —. Eee… ¿quieres otro helado? — le preguntó con educación.


    No, gracias — contestó la aludida igual de seria —. Entonces… — habló como con intenciones de cuestionarle otra vez — le diré a papá que los contrate para mi próxima fiesta de cumpleaños — cambió la carita y sonrió con complacencia.




    El pequeño Saiyajin pareció anonadado por una fracción de segundo.




    ¡Eso es fabuloso! — rió brevemente, un tanto avergonzado —. Ya verás que trucos tan sorprendentes tienen.




    En ese instante… una voz femenina llamó su atención, haciéndolos voltear.




    ¡Gohan! — era Milk, la cual le habló desesperada —. ¡Te enfermarás si tomas frío después de nadar bajo el sol!




    Llegó presurosa a su lado y casi se desmaya al ver los cuatro tazones vacíos en donde su hijo había comido. Bulma llegó a su lado, poniendo cara de pena.




    ¿¡Cuántos helados te has tragado!? — le cuestionó muy seria, mirándolo con severidad.


    Mamá… — el chicuelo habló con un hilo de voz — éste es mi quinto…


    ¿¡Cinco!? — interrumpió tomándolo de los hombros y sacudiéndolo sin mucho cuidado —. ¡Gohan, puede darte neumonía!


    Milk… — su amiga trató de calmarla, interviniendo un poco — Gohan no se va a morir por eso… ya sabes como comen ellos.


    Bulma, no me interrumpas — la morena la miró de tan fea manera que la hizo retroceder un poco —. Cuando tú tengas un hijo lo educarás como mejor te plazca… de mi Gohan me encargó yo.


    Mamá… — el aludido protestó un poco —, ya tenía hambre.


    Aun así no está bien que comas tantos helados — le reprochó un tanto más cariñosa —, menos después de asolearte demasiado.




    Bulma suspiró un poco resignada y decidió ya no intervenir… cuando ella tuviera un hijo trataría de ser más comprensiva, especialmente si su descendiente tenía genes de Saiyajin, lo cual incluía un apetito descomunal y algo de poner su vida en riesgo… sus instintos suicidas. Se sonrió internamente ante la ocurrencia porque, para que así fuera, tendría forzosamente que relacionarse con un Saiyajin disponible, maduro y soltero… y Vegeta es el único que reúne esas características, pues el muchacho del futuro ni siquiera ha sido concebido en el presente, y no lo esperaría por veinte años aunque ella siguiera viéndose igual de bella en su propia opinión (cincuenta años no son nada).




    ¿Te divertiste? — le dijo a Videl un poco bajo, sonriéndole abiertamente.


    Gracias, señorita Briefs — contestó educadamente la infanta —. ¿Puedo preguntarle algo?


    Adelante — la animó amablemente.


    ¿Es cierto que el papá de Gohan y todos sus compañeros de viaje son magos? — la miró con seriedad.




    Gohan enrojeció un poco y Milk se quedó callada, algo anonadada sin saber que decir. Bulma pareció sorprendida, pero rápidamente entendió que el jovencito no le había contado la verdad a la niña y se había sacado un cuento chino de la manga.




    ¡Claro! — contestó tratando de sonar convincente —. Estamos empezando con la compañía circense y, en cuanto tengamos todo listo, daremos espectáculos en todas las regiones de nuestro país. ¿Te gustaría vernos? — le guiñó un ojo.


    ¿De verdad? — preguntó la chiquilla muy sonriente.


    En nuestro show se imitará a los mejores y más importantes luchadores, y se usarán grandes efectos especiales — la científica alargó más la trama inventada —. Hasta incluiremos a tu papá en nuestro repertorio — y abrió los brazos, levantándolos para darle un toque de emoción al asunto.


    ¡Ooohhh! — Videl hizo una "O" muy redonda con la boca.




    Milk y Gohan dijeron "Así es" al unísono, afirmando con la cabeza las palabras de su amiga de cabellera azul. En ese preciso instante se escuchó un alboroto proveniente del corredor por donde las amigas habían llegado al área de la alberca.




    ¡Fuera de mi camino, basuras! — se oyó una voz varonil en tono de mando —. ¡Quítense si no quieren morir!


    Con permiso, por favor — otra voz más joven le hizo segunda, tratando de sonar amable.


    ¡Vegeta… esto es emocionante! — sonó una tercera voz, también amable y despreocupada —. Gracias por no estorbar — les dijo a varias personas que estaban tiradas en el suelo, al haber sido literalmente "arrolladas" por sus compañeros.




    Las dos mujeres y los dos niños se quedaron estáticos en su posición, la científica con los brazos abiertos y levantados, y miraron al trío de Saiyajins corriendo como alma que lleva el diablo.




    ¿Ese era… Gokú? — a Milk le dio un tic en la ceja.


    Sí — afirmó Bulma sin moverse —, con Vegeta y el muchacho.


    ¡Amorcitos! — una joven de estrafalaria vestimenta pasó por donde antes pasaron los guerreros —. ¡Vengan aquí, quiero un autógrafo!




    Ahora la del tic en la ceja fue otra.




    Milk… ¿viste lo que yo vi? — dijo la de cabellera azul, enrojeciendo visiblemente.


    ¿Acaso no era Maron? — la morena también empezó a echar humo por los poros.




    En un momento las dos corrieron tras la jovencita loca, demente y "buscahombres"… olvidándose por completo de los niños.




    Eee… ¡qué… bien! — Gohan rió por lo bajo, visiblemente abochornado —. Videl, mejor vamos a buscar al señor Pikoro.




    Tomó la mano de la chiquilla y la llevó con él, pasando por alto el gesto de incredulidad en el rostro de ella. La niña decidió seguirlo sin hacer más preguntas.








    Nota: Esto sigue tan cómico como siempre… disfruten las peripecias de los Saiyajins y todos sus camaradas "Z" en la siguiente entrega… no se arrepentirán de tanta diversión.
     
    • Me gusta Me gusta x 7
  17.  
    Lamu yatsura

    Lamu yatsura Iniciado

    Sagitario
    Miembro desde:
    19 Febrero 2012
    Mensajes:
    32
    Pluma de
    Escritora
    ¡Gracias por la nueva actualización!

    Divertido capítulo, pero si he de centrarme en algo mis momentos favoritos son:
    El pique que a veces parece tener Vegeta co Mirai por Bulma, si el supiera.....
    La actitud sobreprotectora tan de Milk respecto a Gohan,
    creo que no acaba de aceptar que su niño no es del todo humano
    y que tiene unas necesidades distintas.
    xD Muy gracioso el momento helado.
    Y curiosa la reaación Bulma "Si yo fuera madre de un semisaiyjajin......" en
    el fondo y no tanto a Trunks ya le queda poco para
    respirar tranquilo y saber que va a nacer en esta línea temporal.
    Las reacciones Gohan Videl. Tiernas y muy propias.
    La interrupción de Maron.... ¿Que tramará esta chica? xD


    PD. ¿Milk y Bulma pondrán en jaque a Maron?

    Lo siguiente lo veremos en la próxima entrega....
     
    • Me gusta Me gusta x 1
  18.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

    Leo
    Miembro desde:
    6 Agosto 2010
    Mensajes:
    3,826
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    El Universo está en juego... literalmente hablando.
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    36
     
    Palabras:
    7762
    Capítulo 9. La travesía (parte dos).




    Tres hombres corrían desesperadamente por la borda de un elegante crucero en el Mediterráneo. Dos hombres adultos de negra y alborotada cabellera y un joven de largos y lacios cabellos lavanda. En realidad no es desesperadamente la palabra adecuada, pues uno de los adultos parecía disfrutar mucho con la agitación.




    ¡Vegeta, no puedes negármelo — dijo Gokú con gesto complacido —, el entrenamiento ligero de forma constante es de lo mejor!




    Vegeta torció un poco más el gesto de por sí fruncido que acostumbra traer, mostrando visiblemente su desagrado… “Kakarotto es un pobre imbécil retrasado mental…” pensó al borde del colapso nervioso y un ataque de ira, “… que merece morir de la forma más cruel que pueda ocurrírseme”. Trunks observó la mueca enfadada de su progenitor pero prefirió no abrir la boca.




    Por cierto… — preguntó el ingenuo Saiyajin de peinado punk, después de darle al Príncipe como cinco segundos de meditación —, ¿desde cuando Maron los ayuda a entrenar? — pareció algo dudoso ahora que se dio el tiempo para encontrarle la lógica a la situación —. Por como la trató Bulma anoche no creí que…


    ¡¡Ya cállate de una buena vez que me desesperas!! — gritó el mal encarado Saiyajin —. ¡Continúa corriendo o piérdete! — y rechinó los dientes, conteniendo las ganas de darle un buen puñetazo a su némesis.


    Bueno, pero no te enojes — contestó su interlocutor después de abrir los ojos con asombro, como si no entendiera que es lo que le molestaba tanto a su “amigo” —, es que no me tienes paciencia.


    ¡Espérenme guapos! — tras ellos se oyó una voz tonta y chillona, tal vez un poco lejos de donde estaban, pero sin duda no se les despegaba —. ¡No huyan de Maron… sólo quiero un autógrafo y una foto con ustedes!


    Será mejor no detenerse — Trunks se animó a hablar al fin, después de echarle un fugaz vistazo a la loca jovencita que los seguía, quien no parecía cansada de perseguirlos a pesar de que ya llevaban un buen trecho corriendo.




    En cuanto los dos adultos decidieron ver a la chica de reojo… una fuerza extraña la hizo caer de forma tan absurda, como si la hubiera tacleado por detrás. Ambos se quedaron fríos y asombrados, en la posición de continuar corriendo sin moverse. El joven del futuro los imitó al percatarse de lo que había ocurrido.




    ¡Te atrapé! — gritó una señora de oscura cabellera atada en una cebolla… ella había tomado a la muchacha por las piernas.


    ¡No vayas a soltarla! — otra joven mujer de larga cabellera azul les dio alcance en un momento y se abalanzó sobre la loquita de Maron —. ¡Toma por coscolina! — le dijo en el instante que le dio un sartenazo.




    Milk y Bulma habían agarrado al fin a la pobre jovenzuela, después de casi una vuelta al crucero. Se detuvieron exactamente a unos cuantos metros de donde sus compañeros “Z” esperaban por su regreso. A todos les brotó una gota anime colectiva al ver el agresivo comportamiento de las aludidas damas, y los más incrédulos eran los Saiyajins adultos… no comprendían lo que llevaba a esas mujeres a actuar así.




    ¡¡Eres una descarada, sinvergüenza, robahombres, exhibicionista…!! — le gritaban dándole sin piedad golpes hasta con una cuchara grande.


    Oye, Vegeta… — preguntó Gokú ya sobre sus pies, rascándose un poco la frente —, ¿qué es lo que ocurre?


    ¡Y yo que voy a saber! — espetó el otro tratando de aparentar su sorpresa —. Sabía que tu vieja y esa mujer escandalosa estaban trastornadas… pero no creí que hubiera otra peor que ellas.




    Decidió alejarse para no seguir contemplando el espectáculo de las féminas. Trunks cerró la boca y se acercó cautelosamente al sitio de la masacre.




    Señorita Bulma… — levantó un poco la voz para hacerse oír entre tanto griterío —, señora Milk, ¿están bien?


    ¡¡Y este por abusiva!! — dijo la morena metiéndole un buen cachetadón a la pobrecita Maron.


    ¡¡Y este por mensa!! — la de cabellos azules la golpeó en la otra mejilla —. ¡¡Y largo!! — terminó arrojándola por la borda.


    Yamcha… — susurró Krilin a su amigo beisbolista, cargando sobre su hombro al cansado y desvanecido Kame Sen’nin —, creó que sigues tú.


    ¿Y yo por qué? — el pobre aludido tragó saliva en cuanto la científica volteó a verlo lanzando chispas por las azules pupilas.


    ¡¡Ya intuía yo que tenías mucho que ver en esto!! — le dijo acercándosele con aire amenazador —. ¡¡Eres un cretino!!


    Bulma, no… espera… yo… — el joven de las cicatrices quiso huir de su alcance.




    Todos sus compañeros se apartaron del camino de la muchacha, visiblemente asustados por su gesto de furia. Sólo Gokú se quedó en su posición y Vegeta prefirió no acercarse… entre más castigara la bella hembra al taradito gusano, más feliz se sentía él.




    ¡¡Fuera de aquí!! — con fuerza sobrehumana Bulma lanzó a Yamcha por la borda, al tomarlo por el cuello de la camisa… casi podría decirse que llego a un nivel aceptable de poder, como si fuera lo más común para la señorita Briefs.


    ¡¡Auxiliooooo!! — el de las cicatrices gritó con mucha potencia… pero obviamente ni Puar pudo ayudarle.




    A continuación, ambas mujeres se sacudieron las manos como quitándose el polvo, y después se abalanzaron sobre los antes acosados Saiyajins, con diferentes intenciones.




    ¡Vegeta! — exclamó la científica casi abrazándolo —, ¿estás bien? — y le echó un vistazo rápido como comprobando que no tuviera lesiones superficiales.


    ¡Gokú! — Milk por su parte reclamó a su marido, visiblemente ofendida por su comportamiento ofrecido —, ¿por qué le seguías el juego a esa?


    Mujer… no seas idiota — contestó el Príncipe algo abochornado por la atención, levantando la voz para disimular, aunque esta vez no pudo ocultar el breve rubor en las mejillas —. Aléjate de mí — y la apartó un tanto brusco, pero podría decirse delicado para ser un tipo tosco.


    Pero Milk… — el aludido e ingenuo de cabellera alborotada contestó a su vez para justificarse — estábamos entrenando.


    Menos mal que no pasó nada — a la científica se le escapó un leve suspiro de alivio por la reacción habitual del grosero Saiyajin, así que no le preocupó mucho que la tratara con algo de rudeza —. Dime, guapo, ¿qué fue lo que sucedió? — se dirigió a Trunks con amabilidad, preguntando con curiosidad.


    ¡¡Qué entrenando ni que nada!! — la morena levantó la voz también, pero guardó silencio para escuchar al joven… posiblemente él les daría una explicación lógica de lo sucedido.


    Eee… verán… — el del futuro tartamudeó porque tampoco estaba consiente del motivo que llevó a Maron a perseguirlos —, no estoy muy seguro…



    Los demás se habían acercado para ver en que podían ayudar. El gatito volador aprovechó la distracción y consiguió lanzarle a su amigo un salvavidas, para que por lo menos tratara de alcanzar el crucero en el muelle.




    Parece que Yamcha le había ofrecido a Maron un autógrafo de ellos — intervino Oolong con sonrisita de suficiencia, mirando un tanto burlón a la científica y señalando a los Saiyajins —. Creo que ella deseaba que le regalaran una firma en sus encantos… si sabes a lo que me refiero — señaló con mímica algunas partes de su cuerpo, haciendo ademanes excedidos —, pues tú también tienes mucho de eso que a los hombres les atrae — y puso una típica cara de sonso pervertido.


    ¡¡Puerco!! — la de cabellera azul le plantó un buen coscorrón al “metamorfocerdo” —. ¡No es necesario que lo digas así!



    Los que entendieron enrojecieron visiblemente… incluso Gohan y Videl se apenaron por una explicación tan clara. El único no sorprendido fue Gokú, porque no comprendió en absoluto el motivo del enfado de su amiga, y todo porque el cerdito hizo raros movimientos.




    Bulma… ¿por qué te enojas? — preguntó inocentemente —. Oolong sólo movió exageradamente las manos.


    Tú guarda silencio — Milk le metió un buen pellizco en el brazo.


    ¡Auch! — dijo respingando un poco sorprendido —. Milk… eso sí me dolió — se quejó tantito mirando a su esposa.


    ¡Ay, Gokú! — la de cabellera azul levantó los ojos al cielo por un momento —. Olvídalo.


    El caso es que al parecer… — continuó Trunks después de que le brotó una pequeña gota anime en la frente — la señorita… Maron… sí quería nuestros autógrafos.


    ¿Y sólo por eso corrieron? — el ingenuo Saiyajin pareció un poco desilusionado —. Creí que era parte de su entrenamiento, y por eso los seguí… Por cierto — agregó algo dudoso, rascándose la nuca —, ¿qué es un autógrafo?


    Eee… — el del futuro miró fijamente al de peinado punk, con sus azules ojos más abiertos de la sorpresa.


    Es lo que te pidieron cuando llegamos — esta vez intervino Krilin con aire de fastidio —. Eres tan popular que muchas te admiran…


    ¡Aaahhh! — Gokú pareció comprender al fin —. Entonces es eso… — más sin embargo volvió a mostrarse dudoso —. ¿Por qué alguien querría un autógrafo de Vegeta? — preguntó rascándose ahora la frente —. ¿Qué tiene de especial que raye un pedazo de papel?




    Los demás por poco pierden el piso. Al Príncipe le palpitaba la sien.




    ¿¿Quieres dejar de preguntar idioteces que ni al caso, Kakarotto?? — espetó visiblemente molesto, fulminándolo con una mirada dura —. ¿Y hasta cuándo bajamos de este traste, mujer? — esta vez se dirigió a Bulma con ese tono tan agresivo que lo caracterizaba cuando estaba de muy mal humor —. Mira que si no es pronto… — casi parecería a punto de transformarse en SS.


    Sereno, “Majestad” Vegeta… — dijo ella mirándolo un tanto retadora y complaciente —, en diez minutos aproximadamente arribamos al muelle… guarda tus energías para el entrenamiento que te prometí — le guiñó un ojito coqueto.


    ¿Entrenamiento? — interrumpió Gokú al escuchar esas palabras —. ¡Qué bien, entonces sí entrenaremos juntos!


    ¿¿Y quién dice que voy a entrenar contigo, Kakarotto?? — rezongó Vegeta sin cambiar el gesto fruncido de enfado —. No eres más que un estorbo.


    Anda, Vegeta, di que si — el de cabellera punk trató de ponerse a su altura, poniendo cara de súplica —. Un buen entrenamiento nos hará muy bien a todos — y casi lo sacude por los hombros.


    ¡¡Ni contigo ni con nadie!! — el de cabellos en punta se soltó sin delicadeza de su agarre, dándole un manotazo —. ¡Yo no entreno con basuras!




    Se cruzó de brazos y se alejó de ellos a una distancia prudente.




    ¡¡Y váyanse al carajo!! — les dirigió una señal obscena, haciendo que Milk se escandalizara y le tapara los ojos a su vástago. Videl parpadeó con la boca abierta.


    Pero que grosero… — Bulma torció tantito la boca en un simpático mohín de enfado, después volvió a ver a su amigo de años —. No te apures Gokú, entrenarán en un lugar abierto y Vegeta no podrá negar que estén presentes — y le guiñó un ojo dedicándole una sonrisa —. Ya verás como no encuentra objeción en cuanto compruebe las ventajas de entrenar por grupos.


    ¡Eso suena fabuloso, Bulma! — el Saiyajin sonrió también abiertamente y se dirigió a sus camaradas —. Ya oyeron amigos, entrenaremos todos al mismo tiempo.




    Los aludidos sonrieron un poco en tanto que Pikoro prefirió guardarse una ironía.




    Diez minutos después…




    Vamos, linda — dijo Bulma llevando solícitamente a Videl de la mano —, espero que te hayas divertido y discúlpame por los malos ratos — le sonrió a modo de disculpa.




    La chiquilla había permanecido calladita desde hace media hora, después del incidente en la alberca, como digiriendo lo que había visto. Gohan trató de no molestarla y la había mirado con ansiedad de vez en cuando, temiendo que la niña se llevara una pésima impresión de sus amigos.




    Oye, Videl — le dijo tratando de sacarle plática, hablándole muy bajito para que ni su mamá ni nadie lo escuchara —, ¿te encuentras bien?


    Perfecta — contestó la pequeña en el mismo tono bajo, su mirada azul marino parecía perdida en la lejanía —, nunca había estado tan bien.


    ¿En… serio? — Gohan prefirió guardar la expresión de asombro.


    Claro — afirmó y esta vez sí lo miró —. Me divertí mucho — y le sonrió abiertamente, consiguiendo que el chiquillo se sonrojara un poco.




    Ahora se encaminaba con la joven científica y los demás hacia el área de descenso del crucero.




    Gracias, señorita Bulma — respondió en tono alegre —, la pase muy bien, no se apure.




    En ese instante, un hombre de cabellera afro subió intempestivamente a bordo, llevándose a algunas personas de corbata.




    ¡Videl! — gritó levantando a su hija en brazos —. ¡Estás sana y salva!


    Papi… — la pequeña parecía avergonzada por la reacción tan poco común de su progenitor.


    Aquí le entrego a su hija… — dijo la científica con complacencia… un hombre preocupado por su retoño no podía ser malo —, es una niña muy dulce, así que cuídela bien.


    ¡Gracias, muchísimas gracias! — Satán abrazó a Bulma sin recato, después de depositar a la chiquilla en el suelo —. ¡Es usted un verdadero primor, señorita Briefs!


    ¡Oiga…! — la pobre se sofocó ante descomunal apretón.




    Vegeta pareció debatirse un instante entre mandar al fresco ese a volar por atrevido impertinente, o seguir fingiendo indiferencia por lo que le pasara a la joven y bella mujer. Para su suerte fue la misma Bulma quien cacheteó a Satán.




    ¡¡No se pase!! — le dijo enojadísima, dejándole la marca del golpe en la mejilla —. ¡Compórtese como un buen padre y respete a su hija! — y se apartó bruscamente, sacudiéndose la ropa —. ¡Soy una doncella decente y merezco un mejor trato de su parte!


    Discúlpeme, por favor — al pobre hombre se le había volteado el rostro ante tremendo golpe y hasta habló como si hubiera perdido aire —, no era mi intención molestarla.


    Papá… — Videl miró a su padre con mucho enojo —, creo que debemos irnos.




    A pesar de ser aun pequeña jaló a su progenitor con mucha fuerza, casi lo lleva a rastras.




    Gracias por todo — dijo a modo de despedida —. Nos vemos luego, Gohan — alcanzó a voltear para dedicarle una sonrisa a su amiguito.


    Eee… adiós — dijo el más pequeño de los Saiyajins, un poco avergonzado.




    Todos los demás “Z” parpadearon un poco ante la agresiva actitud de la chiquilla y el cambio un tanto brusco del enojo con su padre a la amabilidad con su compañerito. Hasta Pikoro miró un poco más a su joven discípulo, como pensando en lo mucho que ha crecido Gohan. Había dejado de ser el niño llorón que conoció y estaba a pocos años de la edad de la punzada en los terrestres… ¿llegará a superar a su padre en todos esos aspectos? Decidió no darle importancia por el momento y volvió a ver de reojo al arrogante Príncipe Saiyajin, quien se había guardado una sonrisa de lado ante la forma en que Bulma puso a Satán en su lugar.




    Oye, Bulma… — Gokú habló en cuanto Satán y Videl se alejaron considerablemente —, ¿dónde vamos a entrenar?


    Atravesando el mar, rumbo al sur, se encuentra el desierto del Sahara — observó la aludida con calma —. Un lugar alejado de la civilización es el adecuado para que se desahoguen un poco, sin temor de lastimar a nadie — sonrió con suficiencia —. Una idea tan brillante sólo podía ocurrírsele a alguien como yo… — y casi brilla un aura a su alrededor, dándole énfasis a sus palabras —, por algo soy la genio más genio de todo el mundo, ¡la grande y fabulosa Bulma Briefs! — ante esto último consiguió que sus compañeros, incluso Gokú y Vegeta, hicieran gestos de… “tenía que ser presumida”.


    Eso suena interesante, Bulma — dijo Krilin tratando de mostrarse asombrado por la capacidad intelectual de su amiga —. Y… ¿cómo llegaremos allá? — agregó dudoso.


    Pues nadando, cabezón — le contestó la científica sin perder el tono de sabihonda —. ¿Sabes que la natación es un ejercicio de los más completos? ¡Es todo un deporte de élite! — dijo un tanto más emocionada, a su alrededor empezaron a circular imágenes de famosos nadadores —. Si no fuera por esos grandes bíceps y pectorales… Michael Phelps no sería nadie — y como que se le salió la baba ante la mención del último campeón mundial de la especialidad.


    Eee… — ahora fue Ten Shin Han quien trató de hacerla volver al mundo “real”, mientras a los demás les brotaba una gota anime colectiva por la expresión perdida de la señorita Briefs… el único que torció el gesto de más por la cara de babosa de Bulma fue el más altanero de los monos —, aparte de eso, ¿qué más tiene de especial nadar?


    Aaaahhhh… yo quiero uno así… — dijo la joven sin cambiar el gesto soñador.


    ¡¡Quita esa cara de tarada, mujer!! — Vegeta levantó la voz desde su posición y él sí consiguió que la muchacha reaccionara —. ¡Habla con claridad de una vez por todas!


    ¿Qué? — Bulma parpadeó como despertando —. Lo siento… fue un lapsus… — sonrió tímidamente.


    Entonces… — dijo Krilin animándola a continuar.


    Aaa… ¡ah, sí! — recordó —. La natación es beneficiosa para el fortalecimiento de varios músculos, como los bíceps, los tríceps, los pectorales, los cuádriceps… — y señalaba cada uno de los mencionados cuando…


    ¡Los glúteos! — el maestro Rōshi, quien desde hacía un buen rato había despertado de su desmayo, se abalanzó sobre ella y se tomó la libertad de masajear delicadamente la linda zona de la joven —. ¡Para que siempre estén bien puestos!


    ¡¿Pero qué está haciendo?! — la pobre Bulma saltó asustada, apartándose lo más rápido que pudo.




    Y en un santiamén… el anciano maestro recibió un puñetazo en la nariz.




    ¡¡Anciano mentecato!! — Vegeta se metió entre los estupefactos guerreros y le dio de lleno al viejo verde —. ¡Nadie te pidió semejante explicación!




    Milk, por su parte, le tapó los ojos a Gohan ante semejante comportamiento.




    ¡Pero qué barbaridad! — exclamó horrorizada mientras el niño trató de que no lo asfixiara.


    Este… señorita Bulma… — Trunks había recibido a su futura madre entre sus brazos, algo apenado por tener que levantarla así y molesto por la acción del rancio hombre —, ya está usted a salvo.


    ¡Gracias… eres mi héroe! — la muchacha lo miró con mucho amor, plantándole un suave beso en la mejilla.


    Maestro… — en tanto Gokú, Krilin y Oolong trataban de hacer reaccionar una vez más a Kame Sen’nin.




    Pikoro no pudo aguantarse las ganas de preguntarle a Vegeta en un gruñido bajo:




    ¿Y eso por qué fue?


    ¡Qué te importa! — le espetó entre dientes.




    Los dos se cruzaron de brazos.




    ¡¡Es usted un degenerado!! — ni bien se levantó el maestro Rōshi, consiguiendo despertar nuevamente, cuando Bulma le dio con una gran cazuela en la cabeza, haciéndole un chichón de considerable tamaño —. ¡Raboverde!


    Oye, Bulma… — dijo Gokú dejando caer a su maestro… otra vez —, ya Vegeta le había pegado por ti.


    ¡¡No digas idioteces, Kakarotto!! — el aludido se levantó por sobre su hombro, casi dispuesto a tragárselo —. ¡El imbécil vejete se lo merecía por… — pareció dudar un momento pero encontró rápidamente las palabras adecuadas del por qué castigó a Kame Sen’nin —… estúpido y bocazas!




    Todos prefirieron hacer de cuenta que nada había sucedido… desviaron la mirada en cuanto el Saiyajin malhumorado volteó a verlos, como retándolos a decir algo comprometedor. Oolong y Chaozu decidieron silbar un poco.




    Eso lo supuse… gracias “Excelsa Majestad” Vegeta — dijo Bulma un poco irónica, ya que en realidad le costaba creer que el Saiyajin la hubiera defendido del acoso —, no tienes porque molestarte.


    ¡Mph! Mujer, si crees que lo hice por ti… es que te fallan las neuronas — le contestó groseramente el interpelado, sin cambiar su pose habitual de brazos cruzados, mirando a la joven con disgusto —. Ya te dije que no me importas en absoluto.


    Pues entonces deja de meterte en mis asuntos — agregó la muchacha empezando a enojarse también.


    Yo no me meto en idioteces… — replicó el otro —. Como si pudiera interesarme lo que te pase.


    ¿Y a qué se debió entonces que golpearas al pobre maestro, eh? — le dijo retadoramente como para obligarlo a hablar, mirándolo con un gesto similar y con las manos en sus caderas —. Yo puedo sola con el viejo — señalando al ancianito desfallecido —, no necesito tu ayuda.


    Ajá… — él afirmó sarcásticamente, esta vez sonrió de lado —. Ya te dije que no lo hice por ti, no seas tan boba… niña — describió en tono más que burlón.




    Sus compañeros los habían estado observando alternativamente sin osar a interrumpir la “amable” charla. El anciano mentor volvió en sí por tercera ocasión y decidió seguir en el suelo para evitar recibir nuevos golpes en la cabeza… ese par los obsequiaba sin necesidad de pedírselos.




    ¡¡Ush!! — Bulma se exasperó por el último comentario —. ¿¡Primero me dices mujer… y ahora niña!? — y de sus ojos casi salen rayos —. ¡¡Mi nombre es Bulma, mono idiota!! — parecía dispuesta a zarandearlo y darle unos buenos cachetes —. ¡Apréndetelo de una buena vez! ¡¡Me llamó Bulma!!


    ¡Jah! Me da igual como te llames — le contestó Vegeta ya sin disimular la sonrisa de lunático que se le dibuja cuando disfruta algo —. Para mí no eres más que una… terrícola cualquiera — terminó con énfasis insultante.


    Eto… perdón, señorita Bulma… — Trunks tomó suavemente el brazo de su mamá para distraerla del pleitecito con su papá, pues la científica estaba por continuar la discusión —, ¿qué no íbamos a entrenar?


    ¡Oigan, es cierto! — intervino Gokú también —. Vegeta, mejor tranquilízate y vámonos ya para el desierto — señaló hacia el sur, tomando al Príncipe por el hombro —, o se nos hará más tarde para comer.


    ¡Anda, Vegeta! — Gohan se unió al ruego de su padre —. ¡Si estamos unidos venceremos!


    Gohan… ¿quién te dijo que vas a ir? — Milk tomó a su vástago por un brazo —. Tienes que estudiar aunque sean vacaciones… te has retrasado bastante — lo miró con severidad.


    Pero… mamá… — se quejó el peque.


    Sin peros — dijo la morena sin cambiar el gesto —. Tus estudios son primero… ¿No es verdad, Gokú? — se dirigió muy fiera a su marido, haciéndolo temblar un poco.


    Eee… — el aludido tartamudeó algo asustado —. Obedece a mamá, Gohan… luego entrenamos contigo.


    Pero papá… — rezongó el jovencito.


    Gohan… — la voz de su mamá lo hizo cerrar los ojitos.




    Sus compañeros de lucha decidieron guardar un respetuoso silencio… el hombre más fuerte del Universo era únicamente sojuzgado por su mujer (a medias, pues a veces Gokú se sale con la suya). A ella nunca le levantaría la voz aunque no estuviera de acuerdo con algunas de sus ideas. Pikoro y Vegeta conservaron la cara dura, y el namek razonó en que si el arrogante Saiyajin caía entre las “garras” de la científica, como era seguro, tal vez la pase peor que su contraparte, pues también la joven de cabellera azul es de carácter autoritario… y, con el geniecito de ambos, su hogar sería siempre un campo de batalla diaria. Se guardó la carcajada para mejor ocasión.




    Entonces… — Bulma decidió intervenir sonriendo tontamente —, todos los que deseen y puedan entrenar deberán cruzar el Mediterráneo nadando… unos 100 Km.


    ¿Tanto? — dijo Chaozu asombrado.


    No tienes porque esforzarte, Chaozu — Ten Shin Han le palmeó la redonda cabeza —, yo entrenaré por los dos.


    Muy bien, Ten — contestó el muñequín.


    ¿Me… perdí… de… algo? — Yamcha apareció escurriendo agua, se le veía agotado.


    ¡Yamcha! — Puar lo alcanzó muy feliz —. ¡Estás vivo!


    ¡Qué bueno que llegaste a tiempo, Yamcha! — le dijo Gokú saludándolo como si nada le hubiera ocurrido a su amigo —. Toma tu puesto que nadaremos hacia… ¿hacia dónde Bulma? — se dirigió a la científica.




    Los demás hicieron gestos bobos de resignación… el ingenuo Saiyajin siempre ve las cosas positivas y a veces es bastante olvidadizo.




    Hacia el sur, Gokú — dijo la aludida con paciencia, señalando la dirección correcta —. Allá está el desierto del Sahara para que entrenen.


    Serán como 100 Km. — Oolong le lanzó una miradita burlona al beisbolista —. No te costará nada de esfuerzo.


    ¿Y por qué… no me… — respiraba entrecortadamente con la boca abierta del asombro — lo… dijeron antes?


    Porque preferiste irte con Maron — observó su amigo de peinado punk, encogiéndose un poco de hombros.




    Yamcha por poco se azota de la impresión… como si él lo hubiera buscado.




    Bueno… ¡a sus puestos amigos! — Gokú sonrió muy animado y se paró en la orilla del barandal.




    Algunos curiosos los quedaron viendo con los ojos bien abiertos y gestos de asombro… ¿qué es lo que harían sus personajes favoritos para divertirse? Varios le dijeron adiós al ingenuo Saiyajin y hasta le tomaron fotos con sus celulares; él correspondió el gesto, un poco atónito de que gente desconocida lo conociera.




    Que raro… — murmuró algo extrañado. Sus camaradas desde la temporada inicial ya estaban parados junto a él, en orden de estatura.


    Ya te dije que tienes muchas admiradoras… — observó Krilin un tanto resignado.


    Deja de preocuparte y vámonos ya — agregó Ten Shin Han con su aire de seriedad —. El desierto nos espera.




    Yamcha trataba de mantener el equilibrio.




    Disculpen… la postura — dijo apenado.


    Oye, Gohan… — le susurró Bulma al pequeño —, ¿y esa pose tan rara?




    Y es que parecían clavadistas a punto de saltar de la plataforma. Gokú parpadeó en ese instante y volteó a ver a los faltantes… Pikoro, Vegeta y Trunks no se habían dignado siquiera a congregarse con ellos. Los dos extraterrestres tenían el gesto desdeñoso de “Ni lo sueñen”, y el joven parecía abochornado.




    Eee… — el Saiyajin más joven le respondió a la de melena azul —. Le platiqué a mi papá sobre las fuerzas especiales Ginyu… creo que pensó imitar ciertos pasos y se puso de acuerdo con todos, incluyendo el señor Pikoro — y sonrió como tontito.


    Oye, Pikoro… — el ingenuo Saiyajin habló con cautela —, ¿por qué no estás con nosotros?


    ¡¡No voy a hacer el ridículo como ustedes!! — gritó el aludido mirándolo de fea manera —. ¡¡No estoy demente!!


    ¿Las qué? — exclamó Bulma asombrada, aun hablaban en voz baja con Gohan.


    Unos aliados de Freeza que nos atacaron antes que mi papá llegara a Namekusejin — explicó el niño —, y es que él llegó después de que ellos nos mostraron sus… poses de batalla.


    Ah… ya entendí — dijo la científica mirando a sus compañeros con los ojos muy abiertos como platos. Todos los que no habían ido a Namekusejin también se mostraban asombrados.


    ¡Vamos, Pikoro — continuó hablando Gokú sin intimidarse por el grito del ser verde —, me dijiste que no estaba del todo mal!


    Si Vegeta entra me animaré — dijo el alto alienígena, mirando de reojo al Saiyajin arrogante.


    ¡¡No quieran embarrarme en su mierda!! — el de cabellera en punta alzó la voz e hizo una seña obscena (se ve que le encantaba insultar de esa forma, jejeje).




    Milk por poco quiere regresar a su hijo dentro de su vientre… esas eran más groserías de las que podía soportar.




    Gokú, olvídate ya de ellos — intervino Ten Shin Han más serio que de costumbre —. No los necesitamos.


    Pero es que… — pensaba en replicarle a su camarada.


    Hay que partir ya — dijo Krilin sonriendo —, nos alcanzaran muy pronto.


    Si… — Yamcha estaba recuperando el aliento —. No sé ustedes, pero ya me cansé de tener los brazos arriba, así que vamos a lanzarnos ya.


    Bueno… está bien — al despistado de Gokú no le quedó más que asentir.





    Los cuatro se lanzaron sincronizadamente al agua, recibiendo aplausos y ovaciones del público espectador. Algunos levantaron pancartas donde mostraban calificaciones de 9, 9.5 y 10. Sus amigos también aplaudieron.




    ¡Bravísimo! — dijeron Chaozu, Puar y Oolong al mismo tiempo.


    ¡Qué clavado tan estupendo! — dijo Bulma muy contenta —. Se ve que se esmeraron mucho en practicar.


    ¡Claro, por algo mi Gokú es el líder! — afirmó Milk sonriendo abiertamente.


    Se vería mejor con el señor Pikoro también — murmuró Gohan en voz baja, procurando no ser escuchado.


    Yo no lo hubiera hecho mejor — dijo Kame Sen’nin con gesto profesional —. Son grandes discípulos míos.




    Pikoro y Vegeta tenían un signo que significaba “incredulidad” en lo alto de sus cabezas, y por un momento su gesto fue entre resignado y apenado ante el actuar de los otros “Z”. Trunks se acercó rápidamente a la borda.




    El señor Gokú ha tomado la delantera — observó poniéndose una mano a modo de visera —. Bueno… — agregó y se subió a la orilla —, no pienso perderme la diversión.




    Dando un doble mortal en el aire cayó limpiamente al agua. Toda la gente aplaudió una vez más y le dieron hasta 10.5 de calificación.




    Si quieres entrenar tú solo… quédate — dijo el namek dirigiéndose al arrogante Saiyajin y, de un salto mortal al frente, siguió a los demás.




    Las personas en el muelle gritaron en éxtasis sin dejar de aplaudir. Bulma fue la que se acercó esta vez para ver a sus amigos.




    ¡Uau! — dijo emocionada —, ¡qué gran carrera! Vegeta… ¿de verdad no vas a ir con ellos? — miró al Príncipe con algo de conmiseración.


    ¡¡Fuera de mi camino!! — dijo el engreído orangután caminado con paso firme hacia el barandal donde la joven se encontraba, y su gesto estaba más fruncido que de costumbre —. ¡¡Ninguno de esos imbéciles se va a burlar de mí!!




    De un salto triple llegó al agua y empezó a nadar con agilidad hasta rebasar a Pikoro. La gente aplaudió por enésima ocasión.




    ¡Pero qué vivacidad! — la de ojos azules se mostró totalmente fascinada. Después se dirigió a sus otros compañeros —. No sé ustedes, pero me gustaría mucho ver el entrenamiento.


    ¡¿Acaso te volviste loca?! — Oolong y Milk gritaron a la vez, mirando a su amiga con gesto de terror.


    Además… ¿cómo iríamos? — intervino Chaozu un tanto ansioso. Él y Gohan se mostraron de acuerdo con la joven científica y desearon apoyar a sus amigos.


    Despreocúpense por detallitos — dijo la de cabellera azul sin inmutarse en lo más mínimo por las caras de su amiga morena y del cerdito —. En estas cápsulas tengo la solución… — y sacó dos cápsulas del interior de su bolsillo —. Con estos equipos motorizados llegaremos junto a ellos… si es que no aumentan mucho la velocidad — como que meditó un poco en el hecho de que tan veloces podían ser los “Z”.


    ¡Pero qué bien! — Gohan se soltó de su mamá y, sin darle tiempo de reaccionar, se lanzó al agua con ligereza —. ¡Le diré a papá! — gritó muy feliz.


    ¿Gohan? — la morena no pudo sostenerlo al percatarse tardíamente de lo sucedido. Se acercó al barandal muy enojada —. ¡¡Gohan, regresa aquí inmediatamente!! — parecía dispuesta a perseguir lo cuando recordó que no traía nada apropiado para nadar… no mojaría uno de sus trajes más lindos —. Que niño… — bufó un poco y volteó a ver a su amiga — ¡Bulma!, ¿qué estamos esperando para ir tras ellos? — dijo autoritaria.




    Los otros sólo atinaron a abrir la boca con asombro.




    Serénate, Milk, por favor… — dijo Rōshi pidiéndole paciencia —. Gohan estará bien porque va con su padre, no debes alterarte.


    Eso es lo que menos me preocupa… — contestó ella de forma cortante —. Lo que me aflige es que el malvado de Pikoro y el rufián de Vegeta van con ellos… podría ocurrir una desgracia — su tono se volvió angustiado.


    Descuida… la brillante idea de Bulma evitara eso — el anciano se le acercó para palmearle el hombro —. Recuerda que irán al desierto y nadie va a permitir que Vegeta se pase — y le habló en tono profesional.


    Tiene razón… el desierto… — por un momento la morena pareció recuperar la compostura.


    Y por lo demás… tengo la solución a todo — intervino la científica y, sacando otra cápsula, hizo aparecer un vestidor portátil —. Aquí hay ropas apropiadas para ponernos, Milk.




    Sus amigos parpadearon sorprendidos en lo que la de largos y negros cabellos parecía seguir meditando los hechos.




    Bulma… ¿qué es? — preguntó Puar con curiosidad.


    Es un vestidor, en donde traigo un traje de baño para Milk y otro para mí — sonrió con suficiencia —. Me imaginé que algo así pasaría y me di a la tarea de prevenir cualquier adversidad.


    ¿Usarán bikini? — a Kame Sen’nin empezó a sangrarle la nariz.


    Quisiera — Bulma le contestó molesta —. Adelante, Milk — volvió a dirigirse a su amiga con amabilidad.


    Al desierto… — parecía que la aludida continuaba en trance y, momentáneamente, levantó la voz —.¡¡Al desierto!! ¡¿Irán al desierto?! — como si apenas digiriera la noticia —. ¿¿Cómo se les ocurre llevar a mi niño ahí?? — volvió a exaltarse —. ¿Por qué no los freímos y los servimos en salsa? — y de sus oscuras pupilas brotaron chispas de furia, dispuesta a matar al primero que se le pusiera enfrente.


    Cálmate, Milk, no tienes porque ponerte así — Rōshi no midió las consecuencias de sus actos y trató de palmearle el hombro una vez más.


    Maestro… — Oolong y Puar trataron de detenerlo.


    ¡¡No me pida que me calme, viejo degenerado!! — Milk le dio un contundente puñetazo en la nariz, haciendo que al pobre le sangrara nuevamente y perdiera el sentido por enésima ocasión — ¡¡Gokú… — la morena volvió a encaminarse hacia el barandal en lo que un Ki desbordado brotaba a su alrededor… la visible muestra del enfado, y quien pagaría por hacerla enojar era el pobre de su ignorante esposo —, ya me escucharás en cuanto lleguemos a casa!! — gritó dispuesta a aventarse al mar.


    ¡Espera, Milk, vas a mojar tu ropaje! — Bulma trató de hacerla entrar en razón una vez más, pero sin acercársele para no ser maltratada.


    ¡Oh, tienes razón! — dijo la de negros cabellos y, sin pensarlo más, entró al vestidor.




    Salió a los tres minutos aproximadamente, luciendo un traje de baño en color morado claro, al estilo de los utilizados en las últimas olimpiadas por los nadadores, bastante discretón. Aun así parecía avergonzada de mostrar un poco más de piel y su no tan delgada pero bien formada silueta.




    Bulma… ¿este es el mío? — preguntó abochornada dirigiéndose a la de cabellera azul. Chaozu, Puar y Oolong prefirieron voltear la vista y tratar de enderezar a Kame Sen’nin.


    Por supuesto, Milk — respondió la científica sonriendo también un tanto apenada, pues sabía que su compañera era bastante reservada en cuanto a exponer de más —. Dame tres minutos y estaré lista.




    Entró al vestidor y salió en el tiempo establecido, llevando puesto un atrevido traje de baño completo en color rojo, de pierna alta y pronunciado escote, muy apegado a los utilizados en la serie de “Guardianes de la Bahía”.




    Muy bien — dijo la joven intelectual sonriendo con suficiencia y coquetería —. Podemos irnos ahora.




    Oolong no hizo más que abrir la bocota, poniendo cara de baboso al apreciar los descubiertos encantos de la muchacha. Las coloradas mejillas de Chaozu adquirieron un tono más encendido.




    Bien chicos, en cuanto el maestro Rōshi despierte nos alcanzan — la chica de melena azul se dirigió amablemente a Puar, y la dio una de las primeras cápsulas mientras guardaba el vestidor —. Vamos, Milk.


    Y… ¿qué vehículo usaremos? — preguntó dudosamente la de largos y negros cabellos mientras caminaba por el muelle con su amiga; la pobre iba bastante abochornada tratando de taparse un poco.


    En este… — Bulma arrojó la cápsula al agua y de ella salió una moto acuática de buen tamaño —. ¡Sígueme! — brincó al móvil.


    Eee… — Milk tartamudeó pero decidió imitarla y cayó en el asiento posterior.


    ¡Agárrate fuerte! — la científica aceleró y salieron disparadas con rumbo al sur.


    Maestro… — dijo el gatito volador en cuanto el anciano reaccionó, unos cuantos segundos después de que las mujeres se fueron — ¿está bien?


    ¿Dónde estoy? — preguntó el aludido, viendo estrellas, a Bulma y a Milk dando vueltas alrededor de su cabeza.


    En Montecarlo… — dijo Chaozu algo asombrado —, ¿ya se le olvidó?


    ¡Aaahhh! — el viejecito se despertó del todo y se levantó como si nada, aunque le sangró la nariz otra vez. Los pequeños dieron unos pasos hacia atrás, visiblemente aterrorizados por el repentino cambio de Kame Sen’nin —. ¿En dónde están nuestras bellas compañeras? — preguntó ansioso —. No podemos descuidarlas o los Saiyajins podrían molestarse si algo les llegara a ocurrir — agregó como si de verdad le preocupara lo que dirían los antropoides, tanto los adultos como los jóvenes —; es nuestro deber resguardarlas.




    A los tres chicuelos les brotó una gota anime colectiva… ni Bulma ni Milk necesitaban ser defendidas por Rōshi, antes bien era el “maduro hombre verde” quién debía protegerse de ellas… y del arranque de furia que podría causarle a cierto Príncipe mal encarado, porque el más ingenuo de los Saiyajins no reaccionaría negativamente… o al menos eso creían.




    Ya… se fueron — dijo Puar entregándole la cápsula —. Bulma dice que con esto los alcancemos.


    ¡Pues vámonos! — y en un parpadeo Kame Sen’nin corrió hacia el muelle por donde las damitas se habían ido.




    Los pequeños apuraron el paso para no dejarlo ir sin ellos.




    ¡Maestro… no corra tan rápido! — gritó Oolong sacando la lengua.




    De lo que ninguno llegó a percatarse es que habían sido vigilados discretamente por unos serios ojos azules, los cuales no reflejaban expresión alguna. “Son un grupo de torpes” pensó el dueño de esas pupilas.






    Nota: Creo que hago capítulos muy largos... XD, pero ¿quién puede negar que fue divertido? Cambiaremos un poco en el siguiente capítulo… y como preámbulo sólo les digo que será un poco serio. Gracias y saludos a todos.
    P.D. Yo que le iba a pedir un autógrafo a Gokú (T.T) me ofendió regacho…
     
    • Me gusta Me gusta x 6
  19.  
    InunoTaisho

    InunoTaisho Orientador del Mes Orientador

    Leo
    Miembro desde:
    6 Agosto 2010
    Mensajes:
    3,826
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Título:
    El Universo está en juego... literalmente hablando.
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    36
     
    Palabras:
    6788
    Ahora no tuve comentarios... (T.T)... voy a morir!!! No es verdad, con o sin comentarios sé que les divierte la historia (¿o será mucha mi fe?... xD), así que les va la conti de esta comedia hilarante.

    Capítulo 10.- Una vistita a los primeros villanos.




    Previamente… De lo que ninguno llegó a percatarse es que habían sido vigilados discretamente por unos serios ojos azules, los cuales no reflejaban expresión alguna. “Son un grupo de torpes” pensó el dueño de esas pupilas.




    Una joven y bella rubia había observado con discreción como los guerreros “Z” y sus acompañantes tomaron rumbo al sur, alejándose de Montecarlo… ¿qué tenían pensado hacer?




    “No cabe duda, son un montón de tarados”, pensó androide núm. 18 al ver como se alejaban los últimos personajes, montados en una pequeña lancha motorizada. Se debatió un momento entre seguirlos para cumplir con el encargo del Dr. Maki Gero, o hacerse la “turista” y perderse entre la gente. Al final no le quedó más remedio que realizar la petición, pues le pareció que Cell la estaba buscando y no tenía nada de ganas de toparse con el adefesio por ahora. Voló a baja velocidad, procurando no perder de vista al grupo rezagado.




    En tanto avanzaba remitieron en su memoria algunos sucesos pasados…




    ********** Varios años atrás **********




    ¿En serio te gustaría trabajar con ese “abuelo”? — preguntó la hermosa y rubia joven a su hermano, un chico muy parecido a ella, pero de cabellera negra.


    Pues… por lo menos me prometió pagarnos — asintió el aludido encogiéndose un poco de hombros.


    ¿De verdad… le crees al viejo? — ella lo miró con suspicacia.


    No del todo… — dijo sonriendo un poco —. Pero si no lo hace… le cobraremos de otra forma — y su tono se hizo un tanto irónico.


    Oye, Hermano… — dijo la joven con complacencia, sonriendo también —, no eres tan tonto como pareces.


    Hermana… no me ofendas — el joven aparentó sentirse mal por esa palabras.




    Se miraron y se carcajearon mientras conducían a gran velocidad por la autopista que se dirigía a la ciudad capital del Norte.




    ¿Sus nombres? Perdidos en la lejanía… ya ni recordaba cuantos años hacia que ella y su hermano llevaban solos, vagando de ciudad en ciudad. Lo que sí recordaba es que eran mellizos muy unidos, huérfanos desde… esa cuenta también estaba perdida. Entre ellos se llamaban “Hermano” y “Hermana”, y con eso se diferenciaban en la pandilla de rufianes con la que solían andar desde la última vez que escaparon del orfanato donde los habían encerrado.




    El llevar una vida a salto de mata, rodeada de hombres peligrosos, la había vuelto desconfiada, agresiva y altanera en el trato con los demás. Sabía que su hermano la protegería de cualquier daño que pudieran causarle, pero no quería ser una carga para él ni quería que la minimizaran por ser una mujer. Así que se entrenó a fondo para competir en agilidad y fuerza contra cualquiera, y ya nadie de su banda osaba siquiera molestarla. También era conocida por otros rivales como una chica poco femenina… y no es que le molestara que nadie le hablara con frecuencia, de hecho era bastante agradable que la miraran con algo de temor, pero a veces le hubiera gustado que alguien, aparte de su hermano, tuviera una plática sincera sin afán de insinuarle cosas.




    Por cierto, pequeña hermana… — la voz del joven interrumpió sus pensamientos —, me parece que podemos cambiar este cacharro en la capital. El color ya está fuera de moda.


    Como quieras — contestó volviendo a mirarlo —. También necesito ropa nueva.


    ¿Y para qué pides más trapos? — el joven la miró un tanto burlón —. Siempre terminas rompiendo todo.


    Oye… — le rezongó —, una señorita debe lucir bien en todo momento.




    El moreno volvió a carcajearse en tanto la muchacha puso cara de molestia.




    Hermano… — le reclamó.


    No te sulfures que te harás fea — observó él, sonriendo ya más calmado —. Después de que nos pague el vejestorio ese prometo comprarte una ropita linda.


    Conforme — afirmó ella y sonrió también.




    Llegaron a la ciudad y recorrieron algunas calles hasta que encontraron un automóvil que llamó su atención… un lindo vehículo motorizado plateado con vivos negros, de los fabricados por “Capsule”.




    Pero mira nada más… — silbó el joven admirando la nave —, quien fuera el dueño de esta belleza.


    Hola guapo — saludó una damisela que andaba cerca de ahí, una muchacha de cabellera roja y tonta sonrisa conquistadora —, si quieres… te llevo a dar una vuelta.




    La rubia torció un poco el gesto… le costaba pensar si quiera que todas las mujeres quisieran emplear sus encantos para conquistar a un tipo o para obtener favores. De que las hay las hay, y hay para todos.




    Será un enorme placer, muñeca — contestó el de negra cabellera en tono coquetón —, mi hermana no se enoja.


    Por supuesto que no, querido hermano… — contestó solícita, adelantando el paso con suavidad —. Toma tu tiempo que yo conoceré el barrio.


    Gracias hermanita, eres un amor — el chico le acarició un mechón de cabello y después, dirigiéndose a la otra muchacha, la abrazó como si la conociera y hasta le agarró otra cosa —. ¿A dónde quieres ir, encanto?




    La bobita esa se rió tantito y, en un santiamén, ella y el moreno salieron disparados, montados en la nave. “Ya volverá… después de usarla” pensó la rubia un poco resignada y sintiendo algo de pena por esa mujer tan insulsa.




    Sabía que su hermano, como todo hombre que se siente macho, abusaba de las pobres idiotas que se le ofrecían, y ni siquiera les pagaba por el placer… al contrario, se cobraba por haberlas “consentido”. Volvió a sonreír y se dedicó a recorrer las tiendas a ver si algo le gustaba. No faltaron tipos que le gritaron cosas por la calle pero ella… ni los fumó. En menos de media hora regresó su hermano.




    ¿Tan pronto te cansaste? — dijo la joven con una mueca que reflejaba asco, al ver al susodicho acomodarse los lacios cabellos —. Creí que…


    La pobre tipa estaba en sus días… — dijo él sin vergüenza, interrumpiendo su disertación —, creyó que así no habría problemas… — pareció enojarse por un instante —. Habrá que ver si hay zorras cerdas.




    La rubia se carcajeó sonoramente.




    No te burles hermanita… — dijo un tanto más calmado —. Por lo menos tenemos el coche.


    Y… ¿dónde la dejaste? — preguntó con curiosidad.


    En ese motelito de cuarta donde se ve que ya es cliente frecuente — al decirlo se rió también —. Tuve que darle unas trompadas para ver si se le quita lo mensa.




    Tomaron rumbo a las montañas, siguiendo la autopista principal. Se detuvieron en un café y consumieron “gratis” la comida especial del día. Salieron en seguida de agradecer las finas atenciones.



    ¡Qué pueblerinos tan amables! — dijo el muchacho después de cambiar los cartuchos de su pistola 9mm.


    El postre fue asqueroso — dijo la chica dejando su metralleta en el asiento trasero —. Te dije que necesito una bolsa nueva y más grande — volvió a quejarse con molestia —, ya no caben las municiones ni la “tartamuda”.


    Tranquila pequeña hermana — habló el joven un poco más serio —. Ya mero llegamos donde el doctorcito… a ver que ofrece.




    Una hora más tarde…




    Sean bienvenidos — les habló el doctor Maki Gero en cuanto fueron conducidos a su presencia por unos extraños robots —. Agradezco se hayan tomado la molestia de aceptar mi invitación.


    No me lo agradezca tanto… — contestó el joven soltándose con un tanto de brusquedad del agarre de la máquina —. Sólo estamos aquí porque teníamos… curiosidad.


    Muchacho… — se le acercó y le palmeó el hombro con amabilidad —, deja la desconfianza a un lado.




    La chica no se sentía muy a gusto de estar frente a ese anciano, había algo que no le daba buena espina.




    Mire doctor… vaya al grano y díganos que quiere — lo enfrentó el joven un tanto molesto, apartándose de él —. No me ha convencido del todo.


    Chicos… — la dura expresión en la cara de Maki Gero pareció suavizarse —, me dio mucho gusto encontrarlos después de tantos años sin saber de ustedes. Por ello me tomé la molestia de invitarles a mi laboratorio.


    ¿A qué se refiere con eso? — espetó la rubia en tono altanero —. ¿Acaso ya nos conocía?


    En realidad pequeña… — dijo el científico con voz amable —, soy el único pariente vivo que les queda.




    Los jóvenes se quedaron en shock por un momento.




    Ahora comprendo… — murmuró el moreno —. Por eso tenía tanto interés en encontrarnos…


    ¿Cómo sabemos que no miente, eh? — interrumpió la muchacha —. ¿Qué tiene para probarlo?


    Descuida… aquí esta la prueba — el viejo doctor sacó de su bolsillo una fotografía bastante antigua —. He conservado este recuerdo por años… por si se presentaba la oportunidad.




    Parecía que dicha imagen tuviera unos veinte años. En ella podía apreciarse a una sonriente y rubia mujer cargando a una niña de menos de un año, a su lado se encontraba un hombre de negra cabellera y ojos azules, el cual también sostenía a un niño muy parecido a él; en la parte de atrás estaban escritas una palabras apenas legibles: “Estimado tío Gero, te presumo a mis hijos y nos veremos pronto… Saludos de tu sobrino…”




    Sus padres trabajaron conmigo, y otros científicos como yo, en una organización secreta denominada “Red Ribbon” — dijo el hombre mayor con más seriedad y dureza —. Hacíamos experimentos para… bueno, eso ya no importa — guardo silencio en la espera que los mellizos dijeran algo.




    Los dos continuaron observando la foto con mayor detenimiento, se veía un poco descolorida por el paso del tiempo. Por un momento la joven tuvo el impulso de llorar al ver a sus padres… las caras sonrientes estaban muy borrosas en su memoria. Se contuvo y mantuvo la calma. Le lanzaron al doctor una mirada inexpresiva, como si no les afectara en absoluto.




    ¿Por qué ahora nos buscaste? — dijo con calma el muchacho.


    Cuando las instalaciones de la “Red Ribbon” fueron destruidas casi en su totalidad… — explicó el doctor sin perder la seriedad — muy pocos pudimos escapar. Como en realidad nadie estaba completamente enterado de la relación de parentesco entre su padre y yo… les perdí la pista — caminó un poco, como haciendo memoria de esos tiempos —. Por muchos años pensé que habían sido adoptados por una buena familia y que vivían felices; así que me concentré en recuperar el trabajo perdido — exhaló un breve suspiro —. Fue hasta que los vi en las noticias, hace como un mes, cuando me enteré en que malos pasos andaban… — volvió a ponerse serio —. Pero me alegra que estén vivos y estén bien… ahora recuperemos el tiempo perdido y utilizaremos esas grandes energías que tienen en algo más productivo. Síganme por favor.




    Caminó algunos pasos para penetrar en otra estancia. Los dos jóvenes no se movieron. El muchacho volvió a hablar.




    No te aceleres tío… — dijo un tanto irónico —. La historia suena muy… cursi, admítelo.




    El doctor volvió a mirarlos fijamente, esta vez su mirada era más dura.




    Si no quieren creer… por lo menos permítanme contarles lo que deseo que hagan por mí — sonrió con malicia —. La misión les será divertida, y les pagaré muy bien.




    Continuó su caminar hasta cruzar el umbral de la puerta. La rubia permaneció estática, esperando la reacción de su hermano. El joven observó un poco a su alrededor, como sopesando sus posibilidades de acción.




    Bueno… — dijo al fin el moreno —, no perdemos nada con oír sus planes. Tal vez hasta nos conviene.


    No sé… — opinó ella —, hay algo en este “tío” que no me late.


    Tú tranquila hermanita — agregó el muchacho y, tomándola de la mano, siguió el camino por donde el científico había salido —. Si no nos gusta… nos vamos como si nada — le sonrió para darle confianza.


    Si tú lo dices… — la joven se dejó llevar, ya sin chistar.




    ********************




    Después de esa fecha podría decirse que al fin tuvieron un nombre, un nombre para recordar: 17 y 18 fueron los números de androide asignados, pues el doctor utilizó sus cuerpos, variando ciertas partes, para hacerlos unas máquinas invencibles en batalla. El joven 17 se mostró bastante eufórico con su nuevo cuerpo y habilidades, la joven 18 no protestó pero no estaba completamente de acuerdo en todo. Tenía sus ventajas ser androide, su potencial era ilimitado y no morirían al menos que fueran atacados por alguien sumamente poderoso. Pero muchas de sus funciones orgánicas fueron modificadas.




    Durante mucho tiempo obedecieron los encargos más simples del anciano y excéntrico científico… robar y otras masacres ya les eran habituales. Hasta se dieron espacio de cobrar varias cuentecitas pendientes con algunos miembros de otras bandas rivales a aquella donde estuvieron, y eso porque 17 siempre había sido un buscapleitos. Más llegó el momento en que el joven moreno se hartó del viejo… se habían acostumbrado tanto a ser libres que ya no estaban a gusto recibiendo órdenes absurdas en su opinión.




    Mira “abuelo”… — le amenazó un día —, es cierto que prometimos ayudarte, pero eso no significa que somos tus juguetes.


    Aun tengo otra importante misión para ustedes… la más importante de su carrera — dijo el Dr. Maki Gero con su seriedad habitual —, así que no comas ansias 17.


    Otra misión… — 17 se enojó —. ¡Al diablo tú y tus malditas misiones! — le gritó empujándolo contra uno de los artefactos del laboratorio.




    18 había permanecido serena, aunque también se sentía utilizada sin razón.




    ¡No me amenaces, número 17 — el científico se puso en pie con un poco de trabajo y levantó la voz en cuanto notó que el joven pensaba continuar con sus agresiones —, o volarás en pedazos! — y sacó de entre la bata un tipo de control remoto, dispuesto a apretar uno de los botones.




    Los dos hermanos se quedaron en shock otra vez.




    ¿Qué significa esto? — dijo la rubia sin acercarse, disimulando su enojo.


    De alguna u otra manera supuse que algo así pasaría — dijo el anciano al terminar de enderezarse —. No soy estúpido, niños… — sonrió maquiavélicamente mientras limpiaba un pequeño hilito de sangre que le escurría por la comisura del labio —, no les daría semejante poder sin tener la facultad de gobernarlos… y este control me permite hacerlo.


    ¿Qué es eso? — el muchacho abrió los ojos de más.


    Una bomba para ser más precisos — contestó el anciano hombre —, la cual está instalada en un lugar dentro de ustedes y del que no les diré más — su sonrisa se amplió —. Si algo se sale de mi control… simplemente ¡KABUM!, y adiós problema.




    17 y 18 permanecieron callados y hasta adoptaron postura de firmes por un breve lapso de tiempo. Después el moreno habló lo más educadamente posible.


    ¿Cuál es la siguiente misión… doctor Maki?


    Bien… — el científico retornó a la seriedad —. Eliminarán al que destruyó todo mi trabajo de años en la “Red Ribbon”… — momentáneamente volvió a hacer una mueca entre disgustada y alegre —, Son Gokú.



    ********************




    18 volvió por un momento al presente… ahora más que nunca no le hacía ninguna gracia recordar la forma en la que había cambiado tanto, y todo por… terminar siguiendo a un conjunto de patéticos y ridículos luchadorcitos de quinta. Sonrió con algo de nostalgia y a su pensamiento regresó lo sucedido en tan peculiar tour.




    ********** Back to the tour **********




    ¿Por qué tengo que ir yo? — rezongó un poco alto mientras se veía al espejo y peinaba los rubios cabellos.


    Porque… yo lo digo — sonrió 17 un tanto irónico —. ¡Pero mírate nada más! — le silbó como para molestarla —, luces muy guapa, querida hermana… cuidado y te fugas con alguien.


    Cállate… — espetó 18 algo enfadada —, seguramente fuiste tú el que escogió la ropa.




    Se había vestido con un conjunto de capri azul marino, rematando con unos zapatos de piso que combinaban a la perfección.




    Tienes que lucir como una típica turista — le dijo amablemente dándole unas gafas oscuras —. Bueno, no los pierdas de vista.


    Insisto en que no es necesario… — pensaba replicar cuando fue interrumpida por el azotón de la puerta del cuarto.


    ¿Ya estás lista, número 18? — era Cell quien había entrado de esa forma tan irrespetuosa.




    Los dos hermanos lo miraron sin dar a entender nada. El deforme androide también los miró fijamente y hasta se dio el lujo de revisar a la joven de arriba para abajo. La chica se sintió ofendida pero prefirió seguir guardando las apariencias. Cell pareció reírse un poco.




    Vaya, número 18… te ves igual que todos los humanos — dijo con ironía.


    ¿Pues que esperabas, insecto? — contestó ella de malos modos —. Aun tengo algo de humano.


    Eso ya lo sé — respondió el otro, y esta vez le brillaron los ojos —. Andando, que se van a ir en el dichoso tour.


    No necesito que tú me lo digas — la rubia se encaminó hacia la puerta y salió sin decir ya nada, empujando sin delicadeza a su poco agraciado compañero.




    17 habló con seriedad.




    Espero que la próxima vez… toques antes de entrar.




    Cell ya no pudo aguantar una carcajada.




    Número 17… ¿te molestas por tan poca cosa? — dijo en tono burlón —. Deja ya esas estupideces humanas como el pudor y la decencia — agregó sarcásticamente —. Ustedes y yo somos más robots que nada, así que no temas, pues a ella ya nadie le va a robar… la castidad — y salió sin darle tiempo al moreno de protestar, riéndose a mandíbula batiente.


    Estúpido… — fue lo único que el joven masculló, cerrando de un portazo.




    18 estuvo todo el tiempo a una distancia considerable de los “Z”, para no perderlos de vista y para que no notaran su presencia. Aún así, después de la visita guiada, se mostró aburrida y decidió alejarse más de ellos… todo lo que habían hecho le causó dolor de estómago, si es que podría llamársele así a la sensación que sentía. Con sus acciones confirmaba la teoría que ella y su hermano se habían planteado: los “Z” no eran los rivales a vencer para los androides, ni ese tal Gokú era tan fuerte como les repetía el doctorcito.




    Así que se quitó las gafas y se apoyó en el barandal para tratar de disfrutar la brisa marina, como hace mucho tiempo no lo hacía. Unos minutos después tuvo la sensación de ser observada. Volvió la vista para ver de quien se trataba. Era el chaparro pelón cara de bobo, compañero del mentado Gokú, y que la veía con ojos de borrego a medio morir… esos ojos tontos como los que le dirigió el primer día de su llegada. Decidió ignorarlo a ver si así se largaba… más parecía que el idiota se quedaría lelo toda la vida. Se sintió molesta, no era el primer zopenco que conocía.




    ¿Piensas quedarte regando babas? — le dijo duramente mirándolo de fea manera —. Imbécil… — se dispuso a apartarse.


    No… espera… — Krilin tartamudeó brevemente pero avanzó al ver que la chica se detenía un poco —, no quise molestarte, lo siento.


    Pues sí me molestas… así que desaparécete de mi vista.


    Disculpa… — no se desanimó pero fue cauteloso —, es que te vi sola y… — avanzó otro paso —, se que eres androide pero…




    18 ni se achicopaló y no cambió la cara dura, hasta se cruzó de brazos y no le quitó la vista de encima… esperaba que de verdad se alejara y la dejara en paz.




    Bueno… — el chaparrito casi llega a su lado —, me gustaría acompañarte… si se puede.




    Ella no cambió nadita, y si disparara por los azules ojos ya habría destruido a Krilin… pero en su interior había sentido por un breve instante que le palpitó el corazón como antes no lo había hecho. El guerrero no parecía tener malas intenciones, y no mostraba miedo por ella. Por un momento al pequeño luchador le pareció que la rubia curvaría los labios en una sonrisa, más sin embargo…




    No… — dijo la chica algo cortante —, no se puede porque no quiero. Esfúmate.


    Eee… — el joven sin cabellera se sintió más chiquito de lo que ya es —, sí, te entiendo.




    Dio un paso atrás… pero decidió insistir.




    De verdad… ¿te gusta estar sola?


    ¿Acaso te importa? — contestó 18 sin bajar el tono áspero —. Lárgate de una buena vez que me enfermas.


    Eee… está bien — “Ni modo” suspiró bajito, sintiéndose triste de verdad —. Adiós.




    El guerrero se fue cabizbajo. La androide lo miró de soslayo y está vez sonrió disimuladamente… ese tonto no parecía como otros tantos barbajanes que había conocido antes, a los cuales tuvo que darles de puñetazos por tratar de pasarse de listos. La voz tonta de una chica la hizo voltear otro poco.




    ¡¡Krilin, amorcito!! — una mujercita vestida como la peor prostituta del barrio se le echó encima al chaparrito… la misma mensita de la noche anterior.


    ¿Ma… Maron? — al parecer el muchacho no se la esperaba, —. ¡¡Maron!!, ¿qué haces aquí otra vez? — y trató de alejarla, aunque para hacerlo tuvo que… manosearla un poco —. ¡Yamcha está del otro lado! — dijo levantando la voz.




    La bobalicona jovencita le plantó varios besos en la calva cabeza y en los cachetes, apretándolo un poco hacia ella.




    Krilin… sigues igual de cariñoso — dijo como si nada, pasando por alto la visible incomodidad del guerrero.




    18 prefirió alejarse después de contemplar con asco la escenita… todos los hombres, todos sin excepción, eran igual de majaderos. Krilin la miró irse y, sin saber porque, sintió que algo había molestado a la androide; eso lo puso nervioso y apenado.




    ¡Voy por Yamcha! — dijo al zafarse de la jovencita tarada, y corrió presuroso hacia donde estaban sus amigos.


    ¡Espera! — Maron corrió tras él —. ¡Krilin, no me dejes!


    ¡Oh, por Kami! — murmuró el de la pelonera sin detenerse —. Ya ni tú podrás salvar a Yamcha de la furia de Bulma… y yo tendré que esperar otra oportunidad… ¡Demonios!




    No le quedó de otra más que retirarse tan rápido como podía.




    18 caminó hacia el otro lado, poco faltaba para que bufara de enfado. “Pedazo de cretino,” se dijo a sí misma “hombre no dejaría de ser”. En menos de un cuarto de hora prestó atención al alboroto proveniente del pasillo por donde el pelón había huido de la tonta esa.




    ¡Quítense, carajo! — dijo una voz en tono de mando y enfado.


    Tranquilícese, señor Vegeta… por favor — habló otra voz más calmada y hasta apenada. Una voz que le sonó familiar.




    La rubia miró de reojo y distinguió al chico del futuro corriendo al lado de su altanero y odioso padre. Pareció extrañarse un poco… ¿qué haría escapar al mono engreído de esa forma tan…? Al momento escuchó otra voz que decía emocionada:




    ¡Ya los alcancé! — y vio a Gokú con la felicidad reflejada en el rostro.




    Cruzaron con velocidad a su lado, y si no es porque se arrimó a tiempo capaz y la tiraban.





    ¿Pero qué…? — se preguntó al enderezarse, arreglándose el cabello que se le había despeinado por la ráfaga de aire que dejaron los guerreros a su paso —. ¡¡Trío de idiotas!! — les gritó muy enojada.


    ¡Espérenme bomboncitos! — otra vocecita aguda la llevó a girar el rostro, y lo que divisó la hizo poner momentáneo gesto de asombro y pena —. ¡Maron quiere un autógrafo!




    Era la estúpida jovenzuela que había besado y abrazado al pelón cara de zope… ahora perseguía a los tres simios como si fueran lo más atractivo del crucero. La miró al pasar y prefirió seguir lejos de ellos hasta que terminara el paseo.




    Justo ya habían arribado al muelle cuando se percató que los “Z” parecían tener otros planes, así que se acomodó en un buen lugar entre la gente para no perder detalles de las imbecilidades de los patéticos. Al final no sabía si llorar o reír por todo lo que vio.




    Ya lo decía yo… — se dijo a sí misma en voz más alta, en cuanto Vegeta casi rebasaba a Pikoro y la gente se dispersó bastante contenta por el show —, lo que tienen de monos lo tienen de descerebrados. Mejor me voy… no pienso perder más mi tiempo.




    Y ya había caminado un poco, alejándose del muelle, cuando divisó la extraña y deforme silueta de Cell entre unos vehículos.




    Ese insecto odioso… — torció la boca en un mohín de disgusto —. Preferible ir tras los retrasados mentales.




    Volvió sobre sus pasos mirando disimuladamente a su compañero. Por su gesto no podía saber si estaba serio o se divertía criticando a las personas.




    ********************




    Así que ahora estaba persiguiendo a ese grupo tan espantoso… segura de que no vería nada bueno.




    Y volviendo con el grupo de los “Z”… primero los rezagados.




    ¡Esto es muy divertido! — dijo Bulma carcajeándose brevemente —. ¡Parece que no he perdido mi estilo de conducir! ¡Yahooo! — gritó y aceleró un poco más.


    ¡Bulma, por favor! — dijo Milk sosteniéndose como podía de la fina cintura de su amiga, cerrando los ojos con miedo —. ¡No vayas tan rápido!


    ¡¿No me digas que nunca has volado con Gokú?! — preguntó asombrada la peli azul, mirándola de reojo —. Él puede ir más rápido que mi moto.


    ¡¡Sí, ya lo sé!! ¡Pero juró que no lo vuelvo a hacer… ni en la Kinton! — alzó la voz para hacerse oír —. ¡Es tan traumatizante!


    ¡Oh, vamos Milk! — sonrió otra vez muy abiertamente —. ¡Qué te lleven volando con estilo no ha de ser tan malo!


    ¡Tú lo has dicho… con estilo!


    ¿Acaso Gokú…? — la joven de cabellos azules preguntó nuevamente extrañada pero, recordando lo “delicado” que es su amigo con su esposa, prefirió dejarlo por la paz —. Creo que te entiendo.


    Que bueno — Milk aun traía los ojos cerrados.


    ¡Muchachas! — oyeron que las llamaban —. ¡Muchachas… esperen!




    Las dos volvieron la vista… era Kame Sen’nin y los demás, y venían en la lancha de motor a una velocidad bastante rápida. Al viejo le sangraba tantito la nariz y tenía su cara de baboso depravado, el gesto que acostumbra tener cuando lee esas revistas de chicas en poca ropa para divertirse.




    ¡Ay, pero que horror! — dijo Milk con los ojos casi fuera de sus órbitas.


    ¡Hola maestro! — le saludó Bulma agitando una mano —. ¡Qué bueno que ya esta bien!


    ¡Muchachas… ya llegó su Luis Miguel! — respondió el anciano. Al momento su expresión se hizo más pervertida consiguiendo que hasta Bulma se espantara —. ¡Allá voy! — y apretó más el acelerador hasta casi embestirlas.


    ¡Oiga — se quejó la científica —, no haga eso!


    Maestro… contrólese — dijeron Puar y Chaozu en voz muy aguda.


    Dele más duro maestro… — más Oolong lo animó, y su gesto era semejante al del viejecito —. No las deje escapar — sonrió maniáticamente.


    ¡Bulma, acelera! — pidió Milk tratando de conservar la calma.


    ¡¡Quiero mi cocol!! — gritó Rōshi como si se le escapara un aullido.


    ¡¡Con mucha leche!! — Oolong le hizo segunda.




    Ambos estaban completamente transformados, les escurría la baba, les sangraba la nariz y tenían cara de enfermos mentales peligrosos. Puar y Chaozu prefirieron no acercarse… no fuera a ser contagioso.




    Milk… — dijo la joven científica a su amiga, queriendo aparentar serenidad —, creo que sólo hay una cosa por hacer…


    Tienes razón… — afirmó la morena.


    ¡Aaaahhhh! — gritaron al unísono en lo que la peli azul aceleró a fondo.


    ¡¡Queremos pan!! — los dos pervertidos también alzaron la voz y las imitaron.


    ¡¡Gokú!! — dijo Milk casi a punto de llorar —, ¿dónde diablos estás?


    ¡¡Vegeta!! — Bulma no se quedó atrás —, ¡recuerda que te mantengo… auxilio!




    Bastantes kilómetros más adelante…




    Pikoro y Vegeta alcanzaron y rebasaron con bastante facilidad a Krilin, Ten Shin Han y Yamcha… el cual de todos modos estaba extenuado desde el principio.




    ¡¡Muévanse, idiotas!! — el Príncipe alzó la voz indicando que debían cederle el paso.


    ¡No me vas a ganar Vegeta! — dijo Pikoro haciendo su mejor esfuerzo —. Y ustedes… ¡háganse a un lado!




    Los tres los dejaron pasar mientras los extraterrestres se gruñían.




    Esto es el colmo — dijo Ten un poco enojado —. Gokú se adelanta, el joven del futuro nos alcanza y ahora estos dos nos rebasan.


    No te quejes y sigue nadando — contestó Krilin sin dejar de bracear —. Recuerda que ninguno de ellos es un… ser humano normal.


    De hecho… nosotros… tampoco lo somos — intervino Yamcha continuando también con su tarea.


    Bueno, sí… pero al menos somos humanos — sonrió el chaparrito con algo de vergüenza.


    Me gustaría saber si hay algo peor que esto — dijo el de tres ojos nadando con agilidad.




    Cinco kilómetros más…




    ¡Papá! — Gohan los alcanzó, nadaba como si fuera un pez en el agua —. ¡Espérame papá! — y los rebasó también —. Con permiso amigos — les dijo y hasta se dio tiempo de despedirse amablemente agitando la mano.



    Los tres guerreros se quedaron un poco anonadados, deteniéndose por un momento.




    ¿Qué… no tenía que estudiar? — dijo Ten con incredulidad.


    Tengo la ligera impresión de que se le escapó a Milk — volvió a sonreír Krilin sin disimular su bochorno.


    Eso sólo puede significar… — Yamcha pareció entender y hasta se mostró espantado —, que pronto vendrá a capturarlo. Así que hay que proseguir.




    Continuaron braceando esperando librarse de lo peor… la delicada y frágil esposa de su amigo Saiyajin era más terrible que una manada de lobos en cacería cuando algo la molestaba de verdad. Tenían que dar lo mejor de sí para evitar que ella los alcanzara.




    Varios kilómetros más adelante…




    ¡Uf, uf! — dijo Krilin resoplando un poco —. Bulma tenía razón… nunca había nadado tanto.


    Es verdaderamente un ejercicio completo — afirmó Ten Shin Han con seriedad, braceando con constancia.


    ¡Uf, uf! — Yamcha ya se veía más fatigado —. Siempre lo he admitido… Bulma a veces es fastidiosa pero muy brillante.


    Que nunca te oiga decir eso… — agregó el calvito guardando una sonrisa —, ahorita no estás en buenas migas con ella.


    Ya veré… — dijo más serio el beisbolista — la forma de solucionarlo… en el fondo se que me ama.


    Mmm… — el de los tres ojos pensaba decir algo pero prefirió no dar su opinión… de todos modos no le importaba mucho, pues siempre ha considerado a las mujeres como algo difícil de entender, y la prueba de ello es la linda y dulce chica que lo ha perseguido por mucho tiempo, acosándolo de varias formas —, si tú lo dices…


    ¡Aaaayyyy! ¡Auxilioooo! — unos gritos desaforados que se acercaban los hicieron voltear la vista.


    Lo sabía… — dijo Krilin queriendo ocultarse en el agua —, Milk castigará a Gohan… y a Gokú.


    Pues… — Ten pareció asombrado — no parece que viniera enojada.


    Muchachos… — intervino Yamcha con los ojos desorbitados de susto —, ¡a un lado!




    Los tres apenas y reaccionaron a tiempo cuando la moto acuática pasó rápidamente a su lado. Se quedaron con gestos de incredulidad después de sacudirse un poco el agua.




    ¿Qué… es lo que sucede? — dijo el de los tres ojos sin ocultar su sorpresa.


    No… estoy seguro — contestó el chaparrito tratando de mantenerse a flote —, las dos venían gritando asustadas.


    ¿Quién puede hacer que griten así? — se preguntó el de las cicatrices.




    La respuesta llegó más veloz que un rayo.




    ¡¡Señoritas — la voz del maestro Rōshi los hizo girar nuevamente la cara —, no se hagan del rogar!!


    ¡¡Sólo queremos darles cariño!! — gritó Oolong al unísono del pervertido anciano.




    La lancha también cruzó el agua con velocidad y volvió a empapar a los rezagados guerreros.




    ¡Oye Ten — Chaozu agitó la mano en cuanto distinguió a su amigo en el agua —, ya los alcanzamos!


    ¡Apúrense Yamcha — Puar imitó a su amiguito —, o se van a perder todo!




    Los tres no cambiaron el gesto de incredulidad y hasta permanecieron un buen rato flotando a la deriva. Después… mejor le echaron ganas o verdaderamente se perderían el entrenamiento.







    Nota: Esta es mi versión de cómo 17 y 18 llegaron a trabajar con el Dr. Maki Gero… no es la más completa porque este fic no trata de eso, sólo es una aportación cultural… posteriormente contaré tantito sobre Majin Boo. Recuerden que el juego por el Universo es sólo pretexto para la creación de situaciones chuscas entre los guerreros, especialmente en la relación de Bulma y Vegeta. Saludos y gracias por leerme.
     
    • Me gusta Me gusta x 6
  20.  
    Lamu yatsura

    Lamu yatsura Iniciado

    Sagitario
    Miembro desde:
    19 Febrero 2012
    Mensajes:
    32
    Pluma de
    Escritora
    Gracias por actualizar!
    Caray con lo rápido que vas no me da tiempo casi a alcanzarte ;)
    Pero bueno aquí esta mi comentario más vale tarde que nunca no?
    Por fin la ruptura más esperada, debo de confersarlo imaginaba que Maron tendría algo que ver en ello.
    Se la veía muy dispuesta a la chica de amarillo, muy ella misma en fin.
    Pero quien a hierro mata a hierro muere....

    Bulma como siempre orgullosa sin dejarse caer,
    y Vegeta de algún modo preocupandose por ella.

    Trunks haciendole de paño de lágrimas a su padre,
    al final hasta les echará un capote y todo!

    Saludos.
     
    • Me gusta Me gusta x 1

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso