En la época en que los móviles se volvían populares, y los chicos deseábamos tener los Iphone, y los mp7 era, lo mas "resaltante" y novedoso, recuerdo. En esos momentos, las familias no eran muy ricos, la pobreza aun acechaba pero aun había esperanza de conseguir al menos nokia de confianza y comunicarnos con la confiable marca. Recuerdo que en uno de esos momentos en que los populares del 2006, se querían mostrar que eran mejores que los demás por tener un Iphone, bueno, resulta que quizás mi mente contaba con envidia o quizás tan solo quería darle un buen susto. En esa mañana de colegio, en el que las tres populares, contaban con los primeros Iphone, y mp7, se encontraban sentadas en las sillas con pupitre. Delante de un armario, que no era uno muy confiable, ¿porqué lo digo? Porque solo tenía dos piernas de madera y las otras dos eran de ladrillos, osea ladrillos bien acomodados uno encima del otro. Y resulta que si lo golpeabas un poco, o al menos te apoyabas en él, empezaba a tambalearse. Durante las clases de Comunicación, creo que era, quería hablar con un compañero que se encontraba situado al lado derecho, cercano del armario, y bueno. Las populares estaban frente al armario, y solo habían dejado un hueco de espacio, pues... Yo pasé por allí, el armario se movió levemente, pero no le di mucho importancia. Recuerdo que tan solo quería llegar a mi compañero, para alguna duda, bueno, una vez soldada la duda, volví a pasar cerca del armario y... —se muerde los labios para no reír—. Me fijé como todo ocurrió frente a mis ojos en cámara lenta, el armario se venía abajo, las caras espantadas de las populares al escuchar el ruido proveniente de los libros y cuadernos dentro del armario, las había alertado. Por miedo me moví lejos, dejando que todo pasara, los chicos que estaban cerca vieron y atraparon justo a tiempo el armario para que no les cayera encima. Y yo... Pues solamente quedé en disimular que recién llegaba de haber ido al baño. Al parecer nadie se había dado cuenta de que yo fui la culpable del terror de las populares. Ojo... No fue a propósito, fue sin querer, —se rasca la nuca nerviosa—. ¿Quién hubiera creído que ese armario se pudiera caer?.
