Sinopsis Siempre que lloras sufres o estás feliz un ser está contigo, un parásito o ángel como suelen decir, nace de nuestros deseos, de nuestro sentimiento, crecen dependiendo de nuestro deseo y kou...kou...ahh... Mi nombre es Tachibana Mei. Mei, ese nombre me resulta tan hermoso no por que mi madre me lo haya puesto, si no por que hace latir mi corazón. Eso me recuerda mucho a Kou, me llamaba siempre por mi primer nombre. Siempre había un ser para cada niño, le llamaban muchos adultos y leyendas religiosas como "angeles", protectores que eran asignados a cada persona que nacian en este mundo. Kou era mi protector o el ser asignado a mi; en realidad estos seres no están siempre para protegernos, no es como todos lo llaman "protectores". Cada año un youkai busca a un humano para aliarse con el y poder conquistar el mundo en el que vivo, junto con otros youkai, los angeles supuestos, que nombran las leyendas solo son expresiones de nuestros deseos y sueños. Son seres que se forman con nuestra energía, nacen con un poder especial que se origina del deseo de un humano, ellos nacen con ese poder, pero tambien nacen de los sentimientos: como el dolor y el odio. Muchos de estos seres matan a otros espectros de otras personas, destruyendo todo lo que formo ese ser y el humano quien lo creo ni siquiera lo nota; muchos de nosotros no nos damos cuenta por que no los vemos. Mientras más mataban obtenían más poder y dominio en el mundo, pero si uno moría, el humano se quedaba sin deseo y olvidaba. Se creaba un hueco donde alguna vez existió ese espectro, por lo que un youkai lo tomaba. Todo empezó el día en que tenía 6 años, vivía en una ciudad en la que nadie quisiera vivir, no solo por la inseguridad si no por la gente tambien. Muchos decían que la gente de donde vivía era ignorante y actuaban mal; pero nací ahí sin nada que me convirtiera en lo que decían. Aún asi me apartaban en la escuela, en el tren, donde quiera que iba, si sabían de donde venía era lógico que me trataran así , en mi casa era diferente, mi madre solo no me hablaba y si lo hacía solo era para echarme la culpa de que ella tuviera que trabajar. Vivía en una pequeña parte de Japón en un barrio pobre, pero no me quejaba, era mi hogar, porque una niña que sabía de diferencia de clases de vida, solo amaba mi hogar y cada vez que llegaba de la escuela corría hacia mi hogar con una sonrisa. A pesar de todo lo que vivía constantemente en la escuela, era una niña que sonreía, pero más sufría mientras crecía. Mi vida era solitaria, nunca habia recibido cariño de algún tipo y no conocia la sensación...porque a mi alrededor la gente no era especificamente "cariñosa". Aunque yo era solitaria y jugaba sola, siempre deseé un amigo; lloraba a veces en lugares pequeños donde no había nadie y miraba al cielo, estiraba mi mano hacia el y pedía siempre un amigo. Kou nació de mis deseos, pero también de mi dolor; nunca lo vi en realidad en mi infancia, pero cuando me convencí de que tenía alguien junto a mí fue cuando tenia 9 años. Me encontraba lagrimeando en mi patio trasero por algo que habia dicho mi madre, no sabía por que lo había dicho, ni sabía si realmente era así. Solo recordaba en mi cabeza la voz de mi madre gritándome: —¡¡No sirves...!! —tapé mis oídos y pedí que se detuviera esa voz...lagrimeaba por que el sonido era tan real en mi cabeza, que sentía que me lo decía de nuevo y eso ponía a mi corazón a escribir la palabra dolor con tinta que me marcaba y me dolía como si lo apretaran fuertemente mientras se escribía en mí. De repente empezó a llover de la nada, no era malo para mí, por que me gustaba la lluvia, pero eso hizo que volteara mi mirada hacia el pequeño racimo de flores que crecía de la tierra al lado mío. Vi entre las rosas rojas de mi casa una de color rosa, no es que me llamara la atención en particular, por que el patio trasero de mi casa estaba lleno de rosas, pero esta... tenía algo especial, no lo sé. La mezcla de las gotas de lluvia, mojando mi cabeza y rodando por mis mejillas mezclándose en una sincronía perfecta con mis lágrimas, me hizo quedar perpleja hacia los eventos que sucedían... mi olfato se agudizó eventualmente junto con mis otros sentidos, olía de la tierra humeda, ese olor tan natural me agradaba, aspiré fuertemente cerrando los ojos. Sentía que el olor de la tierra y las flores, el sonido de la lluvia, el agua tocando mi piel, tan fría; entraba dentro de mí y me aliviaba. Ese viento ligero y suave parecía acariciar mi pelo, en ese momento sentí como si todo aquello me acariciara el alma. Exalé, abrí mis ojos y ahí supe que el viento... el viento... estaba consolándome. Me levanté y fui hacia el racimo de flores, me acerque a la rosa que llamó mi atención y sucedió toda esa clase de eventos que llamamos "cariño", escuché una voz que decía mi nombre, me sorprendió porque, al escuchar esa voz, sentí una sensación de amor recorriendo dentro de mi corazón. Pero no la volvi a sentir, cuando me di la vuelta no habia nadie, nada de donde pudiese haber provenido la voz... Bueno, es la primera vez que escribo no se enojen si esta mal o no les gusto ewe, si les parece ayudenme con algunas cosas que no les parecio owo
