Saint Seiya El Sol De Jamir (ShakaXMu) Yaoi ShaMu

Tema en 'Fanfics de Anime y Manga' iniciado por AMMU TEIKOKU YUDAINA, 26 Julio 2024.

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  1. Threadmarks: Capitulo 21 (Perfecto)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Entusiasta

    Aries
    Miembro desde:
    13 Junio 2024
    Mensajes:
    105
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    El Sol De Jamir (ShakaXMu) Yaoi ShaMu
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    34
     
    Palabras:
    4105
    -¿Qué?- Abrió sus orbes verdes lo más que pudo.

    -No tengo de otra que aceptar que te perdí, por mis estupideces… Si tú crees que el s mejor que yo para ti… Está bien, no voy a decir nada…- No se atrevía a mirarlo, temía que si observaba esa dulce cara, no podría cumplir lo que le estaba prometiendo, tampoco quería demostrar aquella lágrimas de derrota que tenía.

    Esas palabras sorprendieron al contrario, ¿Estaba renunciado a él de nuevo? Frunció el ceño, no lo permitiría, él también tenía derecho de ahora ponerse firme, ya había hecho mucho para aceptar lo que el rubio planteaba, esta vez era su turno de ser escuchado.

    Soltó su brazo lentamente. Aquello se sintió para Virgo, como una aceptación e sus palabras, apretaba sus puños más fuerte, pensaba que se clavaria sus propias uñas en las palmas, tal vez eso le ayudaría a sentirse de nuevo vivo, pues su corazón moría lentamente.

    Pero Aries, no se alejaría esta vez, haría lo que le dictaba su corazón, eso era lo que todos debieron hacer desde el principio.

    Se posiciono enfrente de él, sujeto sus manos con fuerza, uniéndolas a las suyas. Provocando levantar su cara levemente.

    -Saga, fue el que me robo ese beso, yo no quería que pasara- Se lo decía tan firme y serio, manteniéndole la mirada a esos ojos azul cielo. –Yo estaba buscándote, para poder hablar, para decirte…- Se sentía tan avergonzado, ahora se estaba atreviendo a todo, sus mejillas estaban teñidas de un color rojo, pero no era tiempo de dar marcha atrás –Que yo quiero estar contigo, aunque… Tú seas un idiota que me haga sufrir, ¡¡¡Te amo solo a ti, por favor entiéndelo!!!-

    Lo último lo tuvo que gritar, sentía tantos nervios, por hacer en la confesión. Bajo su cabeza, sujetando las manos del Hindú con fuerza, se sentía agitado, no se creyó atreverse a tanto, pero lo había hecho.

    Virgo, sintió su corazón latir con fuerza, había perdido aquella emoción por tanto que creía que se convirtió solo un deseo egoísta, comprendió que a veces por ideas antiguas, que te dictan desde joven, puedes perder lo que tienes en frente, lo que es tuyo por propio pie, el amor puede modificarse, pero si es genuino no se marchitara nunca.

    Lo hizo sufrir, en el pasado… lo ha hecho en el presente, pero no significaba que podría volver a pasar en el futuro, mínimo debía tratar de que eso no pasara. Lo que menos deseaba era lo que más había hecho, pero… Aries le demuestra que es más fuerte de lo que puede representar. Incluso más valiente que él.

    Lo atrajo rápidamente hacia su lado, ahora lo estaba abrazando con fuerza, no permitiría que alguien más pudiera alejarlo de su corazón, ni siquiera el mismo tenía ese derecho.

    Tendría que pagar cada lagrima que lo hizo derramar, pero estaría bien cualquier castigo, mientras pueda amarlo, siempre que Mu se lo permitiera.

    El pelilila, sonrió tenuemente, sentirse enredado en esos brazos que tanto añoraba, era su mayor ilusión, que las lágrimas de alegría son tan traicioneras.

    La luna estaba llena, apenas era lo único que iluminaba el sendero que se encontraban, rodeados de árboles en aquel lugar, aunque la noche fuera oscura, parecía que brillaban por el amor.

    Se buscaron sus miradas, solo querían admirarse mutuamente, pero poco a poco la distancia que mantenían se estaba acortando, un beso que había probado tiempo atrás, aquella época de la inocencia y la ilusión, volvía a ellos.

    Shaka, quería proclamarlos como suyos y borrar cualquier rastro de los labios de Saga, que pudiera haber dejado en Aries. Solo el podía tomarlos.

    Disfrutar de aquello, era lo único que deseaba hacer Mu.

    Ambos corazones latían como locos, era un beso simple, pero lleno de tata carga emocional. Tantas cosas pasar, desde el ultimo que se dieron, y aun así la muerte no pudo separarlos, pero que los miedos, celoso y malinterpretaciones pudo haber separado.

    Aún existía algo que debían afrontar, pero esto solo podría traer de nueva cuenta la felicidad detenida, en un lapso que se perdió en el tiempo.

    Al separarse, un pequeño hilo de saliva los unía, habían profundizado en algún momento, se miraron a los ojos que combinación tan bella, un verde de la esperanza con un azul tan pacifico, era admirable todo aquello.

    Sintieron un leve dolor de cabeza ambos, provocando que cerraran sus ojos, por ese punzar. Pero poco a poco de nueva cuenta los abrieron parecían algo cansados, no fue tan doloroso como en otros.

    Un destello parecía que muy leve ni siquiera ellos mismos se dieron cuenta de los contrarios o propios pero se divisó en su mirar, recuperaron lo que se perdió en aquella ocasión.

    -¿Revivimos en Asgard?- Pregunto confundido, el Lemuriano.

    -Por lo visto, debió ser algún tipo de sello en nuestras mentes- Suspiro, realmente no le importo mucho aquello, aun sujetaba con fuerza al pelilila.

    -¿Por qué no pudimos recordar nada antes?- Se sentía con tanta curiosidad de ello.

    -No lo sé… Pero…- Le dedico una sonrisa al Ariano –Eso… ¿Realmente importa?- Se acercaba de nuevo, para reclamar sus labios.

    Le regalo su mejor sonrisa, para aceptar un nuevo beso de su amado.

    Sus memorias volvían lentamente, podían recordarlas como una película en sus mentes, aunque al recordar su momento en aquella cueva.

    Hubo una reacción en uno de los dos, que traería mucho significado.

    Ahora el rubio rompió el beso, dejando a su compañero con deseo de más, pero fue para probar un poco de la piel pálida del borrego Lilia. Esto lo estremeció demasiado, sorprendiéndose, pero de igual forma gimiendo un poco, sintió muy agradable aquel contacto.

    -Sha…Shaka… ¿Qué estás haciendo?- Estando tan rojo de su rostro, no comprendía como había cambiado la situación tan repentinamente.

    Se apartó un poco del cuello del Lemuriano, había dejado unas pequeñas marcas de besos en esa piel tan dulce

    -¿Recuerdas lo que hiciste cuando te di la daga?- Preguntó tan seductoramente, que provocó un temblor en el pelilila.

    -He… Estuvimos juntos, querías… Decirme tus sentimientos… Y…- No sabía que buscaba en sus memorias con exactitud.

    -¿Sabes lo que significa besar el Bindi de un hombre?- Su mirada tenía un destello de lujuria, que estaba hipnotizando al pelilila.

    Niega con la cabeza, no entendía su comportamiento, pero no le desagradaba para nada –No… ¿Qué representa?-

    -Significa…- Se acerca a su oído, aun con esa voz tan provocativa –Que aceptas ser mío por siempre-

    -¿Hee?- No terminaba de comprender lo que decía el rubio, pues comenzó a sentir los cosquilleos en su cuello, que le proporcionaba la boca del contrario, dejo escapar algunos gemidos débiles, los trataba de callar con su mano, tenerlo tan cerca era un problema que ya estaba sintiendo crecer.

    -Vamos… No te calles…- Virgo, estaba dejándose llevar por la situación.

    Si bien era una verdad que existieron demostraciones antes y que ahora recuperados sus recuerdos por completo, lo pasado estaba perdonado, no quería perder más tiempo. Pues si lo hacía de nuevo, podría esta vez que alguien realmente se lo quitara.

    -Aquí… Haaaaa… No…- Decía, tratando de aparta al rubio, pero sus fuerzas desistían por el leve placer.

    Deteniendo su labor, de provocar al Lemuriano, fijando sus ojos en los de este, el cual tenía un sonrojo en su rostro más notable que antes y sus labios ligeramente abiertos –Vamos a otro lugar…- propuso sin ningún decoro.

    -Shaka… Estamos en una misión… No podemos… Romper así las reglas- Trataba de que su cordura aun lo acompañará. Estaba demasiado aquello, pero en alguien aun debía reinar la prudencia.

    Ni en sus sueños más locos, creyó que este caballero más cerca a Dios, estuviera en estas condiciones por él, no se quejaba pero le sorprendió todo.

    Tomo su barbilla, sujetándolo con fuerza por la cintura, desde esa posición se vía mas dominante de lo que antes aparentaba. Aun siendo de la misma estatura, se sentía diferente.

    -No sería la primera vez que lo hemos hecho- Soltó sin más.

    Recordó aquella vez en Jamir, que se volvieron a ver después de años, siendo unos adolescentes, por poco moría, pero en vez de eso, fue un beso y corte de cabello con lo que se quedó, un hermoso recuerdos, que lo acompaño toda su vida.

    Tenía razón… ¿Qué más daba? Romper de nuevo lo estipulado, hacer tu santa voluntad, dejarse llevar por tus sentimientos, es lo que debe hacer en el momento correcto, y este era uno de ellos. Esperar más, podría ser un pecado, pero lo que harían, podría ser considerado como tal, le estaba dando igual.

    No aguantaría más… Sentía como su hombría chocaba contra la armadura que portaba, él estaba más excitado por eso le rogaba con caricias seductoras, al pelilila que dejara de lado su rectitud y le respondiera de igual forma.

    -Mu… ¿Qué me dices?- Se volvió a inclinar a su oído, esa voz ronca, pero sensual, era una combinación rara, que lograba estremecer al contario –No creo resistir más tiempo-

    Suspiro suavemente, él tampoco lo podría logar, vacilar no sería una opción ya… Tantos años, oportunidades perdidas, todo se resumía a este momento.

    Puede ser extraño que todo se de en solo una noche, se acababa de aclarar ese mal entendido, podrían esperar… Pero no querían, era más querer demostrar sus sentimientos con más acciones. Tal vez el deseo de pertenencia.

    Pensamientos confusos, ideas extrañas, motivados por el amor… No siempre se puede hacer todo de manera correcta.

    Devolvió uno de aquellos besos, en los labios de Buda, la sonrisa de dibujo… Una manera de aceptarlo.

    -Vamos…- Un rostro de un ser inocente que está a punto de dejarse caer en es atentación tan grande y humana.

    Solo un poco, la concentración de ambos cosmos, alejarse de allí, era lo único que deseaban juntos, la capacidad de tele trasportarse a otro destino, la usaron. Ya después de se ocuparían de la represalias por ello.

    En sus mentes solo existía un lugar destinado, para consumar ese amor que tenían en mente y cuerpo.

    Allí nadie los molestaría… Podrían hacer lo que quisieran.

    Llegar exactamente donde fue su primer beso, esa dulce demostración, donde sus sentimientos pudieron acabar o intensificarse.

    Justo en aquella habitación que el corazón de Virgo, no podía acabar con la vida más preciada para él. Donde existía otro ser que dependía de Mu.

    Parecía que habría pasado mucho tiempo, la cama tenía un poco de polvo sobre ella, era obvio ni Aries ni su aprendiz habían estado en ese lugar por unos meses…

    Pero no importaba aquello, en cuanto tocaron ese piso. No perderían el tiempo.

    Estaban demasiados hambrientos uno del otro. ¿Dónde quedaría el romance? Posiblemente en donde quedo su conciencia y cordura, desechada, por esta pasión.

    Sin embargo existía el amor.

    Shaka, tomo el control de la situación. Tomo la parte posterior de la cabeza de Aries, atrayéndolo a él y besándolo de una forma apasionada… Un beso muy profundo, cerro sus ojos para experimentar aquella dicha, dulces como la miel.

    Por su parte trataba de seguirle el paso al rubio, de manera más torpe, dejo que el beso siguiera, explorando su cavidad bucal, los labios del contrario poseían un sabor firme y elegante como la canela.

    De manera desesperada, bajo por el cuello de nuevamente la piel más pálida que la suya, lo estaba enloqueciendo.

    Las armaduras debían sr despojadas de esos cuerpos, y así fue… Sus ropas de civiles, apenas si pudieron ser vistas, puesto que las retiraron rápidamente, se querían ver al desnudo, delante del otro.

    Verlo indefenso ante el… Le provocaba tener cuidado… Sería la primera vez de ambos… A lo que había entendido… Eso esperaba, pues de parte de Virgo lo seria.

    Lo tomo por la cintura, muy bien marcada, apretándolo contra su cuerpo, Aries sentía la pena de ello en todo su ser, pero se dejaría llevar.

    También provocaba algunos besos para el cuerpo del rubio, no debía dejarle todo el trato a él.

    Aquello se sentía delirante, sentirlo explorar su cuerpo con esa dulce boca.

    -Shaka… Siéntate por favor…- Pidió entre besos que bajan por el pecho del llamado.

    Este no quería dejar de sentir esos labios en su piel, pero debía darle un poco de gusto, le obedeció, lo que ocurrió después… Lo dejo sin palabras, no por la sorpresa si no por el placer, que recibió.

    -¿Dónde había aprendido esto?- Fue una pegunta que soltó en su mente.

    Estaba aquel pelilila de rodillas en el piso, teniendo el pene de su amado en la boca, intentaba torpemente darle satisfacción… Pero era nuevo en ello y pensar en algo tan atrevido, se le estaba complicando… Pero estaba tratando de dar su mejor esfuerzo.

    -Mu… Haaaaaggg…- Arqueo un poco su espalda, echando su cabeza para atrás, apoyándose en el borde la cama con sus manos.

    No respondió Aries, estaba en su labor. No podía meterlo todo en el… Era grande, después de todo ya son adultos, es normal. Hacia movimientos con su lengua en la punta, algunos circulares, otras lamidas torpes.

    Su lentitud e inexperiencia, hacia una tortura en el rubio, que temía correrse antes de comenzar todo.

    Tomo la cabeza del Lemuriano, su sedoso cabello provocaba la necesidad de acariciarlo –Por favor… Para… Argggg…-

    Bajo su mirada un poco, para cruzarse con el rostro sonrojado, y esos bellos ojos verdes, algo llorosos, por su labor, hacia su mejor esfuerzo, la excitación impregnada era tanta que en cualquier momento se liberaría.

    Y fue así, como unos instantes pasaron, chupar el pene del rubio, fue una experiencia que nunca antes había experimentado, pero lo hizo lo mejor que pudo, y era obvio, logro que él se viniera en su boca, era demasiado, escurría un poco por la comisura izquierda de su boca, trago un poco, pero la sensación espesa y pegajosa, era nuevo sintiéndolo sumamente extraño.

    Su cuerpo se manchó por aquel líquido, en sus piernas algunas gotas y escurriendo por su cuello, cayendo en su pecho un poco. Avergonzado, algo agitado, esto logro hacer que su corazón estuviera como loco.

    Virgo, presentaba signos de agitación más fuertes, acaba de derramar su semilla dentro de la boca del hombre que más amaba en el mundo.

    Pero verlo asi de lindo ante sus pies, manchado de él… sentía la necesidad de poseerlo de inmediato, pero su reacción fue diferente, se inclinó ante él y le brindo un cálido abrazo.

    Aun desnudos, el frio en ese lugar no lograba alcanzarlos, el pelilila correspondió aquel gesto, lo sentía bien.

    -¿Te…Te…Gusto?- Pregunto de forma torpe y apenada.

    Sonrió levemente, inhalando un poco el suave aroma que desprendía Aries –Si… Fue magnifico-

    Suspiro, aliviado y sonrió traviesamente –Me alegro… Quería hacerte sentir bien- Se abrazó más a él.

    -Mu… Tal vez apresure las cosas…- Hablaba tenuemente, ahora él estaba avergonzado por su comportamiento.

    Se había dejado llevar por sus deseos, que en ningún momento se detuvo en pensar si era lo que realmente quería Mu, solo quería poseerlo. Tal vez aun ese amor estaba combinado con deseos, posesión y celos.

    -Puede que si…- Hablo algo serio, se notaba.

    Esto provoco, que el abrazo se volviera más aferrado. El rubio pensó si no debían seguir, estaría bien… Esperaría que se sintiera seguro de hacerlo.

    -Pero…- Se apartó de aquel abrazo, para mirar el cielo en esos ojos –Si no quisiera… Te hubiera detenido desde el principio- Aun con toda la pena y nervios, pudo encararlo con esa respuesta sincera.

    Beso su frente de una manera tierna, acariciando sus mejillas.

    -¿Entiendes que si seguimos, no habrá vuelta atrás?- Quería que el comprendiera aquello.

    -Sí, lo se… Quiero hacerlo- Sonrió demostrando toda la alegría que podría sentir, pareciera que de sus ojos brotarían lágrimas de felicidad. –Solo contigo, podría-

    Dicho esto, volvió a capturar los labios del pelilila, con lentitud se levantaron del piso en donde estaban abrazados, cada beso se intensificaba, volvía a encender todo en el escenario, más profundos, mordidas en estos, caricias en la espalda ajena, algunos en el pecho.

    Solo se giraron, la cama estaba a sus espaldas, sin dejar de besarse, deposito el cuerpo del primer guardan en esta, lo trataba de contemplar con atención, pero quería ahora el hacerlo sentir bien.

    Ya había dejado unas leves marcas en el cuello de Mu, estaban algo rojas, pero combinan con la piel blanca de este, ahora iría a su pecho a provocarle dulces gemidos.

    Y así lo hizo, jugo con los pequeños pezones de su amado, este solo gimió, sintió realmente bien, la caliente boca del rubio en su piel. Lo abrazo apretando un poco sus manos contra la espalda de este.

    Bajo su boca más llegando cerca de la pelvis, sus manos ya estaban tomando el control del mimbro, masturbándolo, le gustaba cada expresión lasciva del pelilila, verse tierno y seductor, era algo que solo el podría realizar.

    Ya estaba cerca de la entrada, sin dejar de darle ese placer, llevo una de sus manos hasta ese sábado lugar, que estaba a punto de profanar, lo sabía… Pero lo haría, las consecuencias que hubiera los compensaría después.

    Uso su propia saliva, para mojar sus dedos, y empezar a dilatar el ano. Al entrar, lentamente.

    Aries gimió de manera sonora, aquel intruso le provoco un poco de dolor, una sensación de incomodidad, pero su reacción fue una pequeña lagrima, pero lo soportaría.

    -¿Estas bien?-

    -S…S…Si…- No pudo decir más. Si un solo dedo le provocaba esa reacción, ¿Qué haría cuando Shaka de verdad entrara en él?

    -¿Puedo meter otro?- Pidió permiso, en todo ese tiempo no lo había hecho. Pero si Aries no soportara quería saberlo, antes de seguir.

    Asintió con la cabeza, el leve dolor estaba desapareciendo de a poco, pero aun estando presente.

    Fue así, un segundo invasor llego. Despacio simulo movimientos de tijeras en el interior.

    -Sha… Shaka…- Llamo torpemente.

    -Dime…- Sus ojos estaban fijos en quien lo llamo.

    -Ya… Por favor… Entra… Quiero… Ser tuyo- Lo abrazo de manera desesperada. Tal vez ese simulo lo había excitado más de lo que creía, tal vez sentir que el pronto acabaría, por el juego previo y deseaba la entrada de él.

    Realmente lo que fuera, lo volvió resistente a ese dolor, que ya podría decirse que era placentero.

    -¿Estás seguro? Si no te preparo bien… Podría…- Ahora hay estaba esa preocupación que olvido por su propia necesidad tiempo atrás.

    -Solo… Ve despacio…- Fue lo único que dijo, antes de dar otro beso al rubio.

    Sin soltarse de ese abrazo, siendo el pelilila quien estibara los propios al cuello de Virgo, para verlo… Quería ver esos ojos al ser penetrado por él. Solo quería ese regalo.

    Despejo la entrada, un poco más dilatada que antes, pero tenía un color rosado, que ya le daba a entender que se volvió un pervertido en tan poco tiempo, pero quería solo para él.

    Posiciono su pene en la entrada, su punta ya tocaba ese lugar, y fue así como entro… No resistió el hacerlo despacio, fue de una estocada como ingresó.

    -Aaaaaaahh…- Un fuerte gemido de parte de Aries se dejó oír. En ese momento agradecían que la torre de Jamir se encontrará tan alejada de todo.

    Sentía realmente bien el estrecho cuerpo de Mu, esa noche solo para él y procuraría que fuera de por vida.

    Estaba rojo su rostro, una respiración de agitación, el sudor en ambos cuerpos ya se expresaba desde hace tiempo, ahora con estos movimientos rápidos y descontrolados volvía. Apoyado en la cama, abrazaba de igual forma a su querido Lemuriano, este solo se dedicaba a gemir, parecía que no tuviera conciencia de lo que pasara, pues estaba envuelto en un gran placer.

    Shaka, solo seguía sus embestida, al principio fueron rápidas, tan desesperadas, pero poco a poco bajo el ritmo quería hacerlo sentir bien y amado, era su deseo más grande, trasmitirle todo esos dulces sentimientos que se habían corrompido por los deseos egoísta que presentaba su corazón.

    Nadie puede lucir inocente al ser penetrado, pero Aries lograba siempre lo imposible y esta no seria la expresión, un beso el rubio dio en esos labios, mirando los ojos cerrados del contario.

    -Te amo Mu- Dijo esto con la voz más firme que pudo…

    El pelilila bario sus ojos, lentamente, el movimiento en sus cuerpos era embriagador con las sensaciones, había dejado escapara su lagrimas que eran pequeños ríos, que se evaporaban por el calor de su cuerpo. Amaba escuchar aquellas palabras solo para el de esa boca.

    -Yo… Te… Amo demasiado Shaka- Trataba de aferrarse con fuerza, pero sentía que no podría.

    Dejo caer un poco más su cuerpo, para ahora ser el quien lo aprisionara en sus brazos, sus pechos ligeramente cerca, debía mantener distancia para seguir haciendo el amor con él. Pero deseaba besarlo más y sentirlo cerca, hasta acabar. No pensaba en separarse de él, nunca. La muerte no había impedido que su corazón aun fuera de él.

    -Sha…Ka… Yo… No puedo más… Siento- Fue callado por un beso, que duraría lo que fuera para que ambos liberaran su esperma.

    Unos momentos más así, solo eso. Unidos por amor y deseo. Unas embestidas mas, que se intensificaron hasta que fue indicado y se vinieron, unos segundos de diferencia pero ambos al mismo tiempo se podría decir.

    Fue un gemido de parte de ambos, uno más agudo y el otro más grave. Pero ambos solo podían ser identificados por el sentimiento desprendido.

    Aries mancho el abdomen de ambos, pero Virgo dejo todo dentro de este.

    Ahora podrían abrazarse de mejor manera.

    Saco su hombría de ese cuerpo que ahora le pertenecía. Contemplo con mayor atención a su amante ahora.

    -Eres perfecto- Dejo escapar ese cumplido, era lo único que pensaba en ese instante.

    Trataba de regular su respiración, de a poco, para lograr formular palabra alguna.

    -Te amo- Quería decírselo más, lo sentía necesario.

    Se recostó a su lado, pero lo atrajo a si, quería acariciar ahora s piel y besarle las lágrimas que le provoca derramar, pero más que nada hacer olvidar el mar comportamiento que tuvo con él, todo este tiempo.

    Tal vez las acciones, las palabras, no serían suficientes en esta vida para ser perdonado por su corazón, pero lo haría.

    -Mu, perdóname… Pero ya no permitiré que le pertenezcas a nadie más, que no sea yo- Sus palabras estaban cargadas de firmeza.

    -No quiero estar con nadie más, toda mi vida…- Sonrió tiernamente, estaba sonrojado, pero era tan feliz – Soñé, con que algún día estuviéramos juntos y… Eres el único que quiero-

    -Te amo mucho… Perdóname… Por las veces que te hice llorar- Llevo su mano a las suaves mejillas, para verlas a los ojos.

    Niega con la cabeza, imitando la acción del rubio –No tengo nada que perdonarte, fue todo efecto de lo que paso en Asgard-

    Ahora el, dejo escapara algunas lágrimas contenidas, no se había permitido en ningún instante llorar, salvo en su soledad, pero que fuera tan comprensivo en todo, que lo amara a ese nivel, era algo que pensaba no merecer –Eres tan bueno… Que prometo hacerte feliz cada día de tu vida- Beso de nuevo sus labios –Porque mi vida, está en tus manos ahora-

    -Shaka, te amo- Devolvió el beso, dejo escapar una sonrisa y lágrimas de felicidad otra vez.

    El frio estaba arreciando, se sentía por la leve brisa que se escucha afuera, después de esa entra, sus cuerpos necesitaban descansar, aunque se quedaron unos minutos más mirándose, el sueño gano al pelilila, durmiendo en el pecho del rubio, este solo abrazaba con más fuerza es dulce cuerpo. Pero lo cubrió con una de esas sabanas que habían dejado caer en su acción, lo que menos quería era provocarle algún resfrió.

    Compartiría su calor con él, siempre y así seria.

    Contemplo a su amado más tiempo, nunca se cansaría de esa vista que el solo podía tener.

    Miro alrededor, estaba algo oscuro la luna lograba iluminar un poco, recordó cuando debía cumplir su misión a la edad de tercer años. Se dio cuenta de que si… Ese bebe o más viene se niño de nombre Kiki, no hubiera lograda, hubiera cometido el peor error de su vida.

    -Tendré… Que agradecerle en algún futuro- Dijo esto con una leve sonrisa.

    Y así poco a poco, se entregó al sueño perfecto. Cayendo dormido a lado de su amado.
     
  2. Threadmarks: Capitulo 22 (Reflejo)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Entusiasta

    Aries
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    13 Junio 2024
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    El Sol De Jamir (ShakaXMu) Yaoi ShaMu
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    Total de capítulos:
    34
     
    Palabras:
    3179
    ---A la mañana siguiente---

    -Atena… No quiero hacer esto- Una voz femenina, le parecía reprochar.

    -Dijiste que me ayudarías- Contesto de manera angustiada.

    -Pero… ¿Era necesario que viniera?- Cruzo sus brazos haciendo un puchero.

    -Claro que sí. Si no ¿Cómo podría hacerlo?- Le dedico una sonrisa.

    -Se darán cuenta de mi presencia y me meteré en problemas, con los altos mandos de mi región- La miro molesta.

    -Perote gusta ayudar en el amor o ¿No?- Sonrió, tratando de conversarla.

    -Eres horrible cuando te lo propones- Suspiro resignada –Solo debo hacer eso ¿Verdad?-

    -Si- Se quedó pensativa unos instantes –Solo rata de que no sea letal-

    -Sí, si… No quiero matarlos obviamente- Le dijo con voz alta.

    Le tomo las manos, para agradecerle –Bien, entonces te lo encargo-

    -¡¡¡OYE!!! ¿Por qué yo no puedo ayudar mejor a Milo y a Camus?- Cuestiono algo triste.

    -Porque, estos dos necesitan más de tu ayuda- Le dijo esto antes de irse en una dirección que no sabía a donde se dirigía.

    -Si claro… Déjame lo más difícil a mí. Tsk…- Poso sus manos en las caderas –Ahora solo esperar-

    Cubrió su rostro con una macara tradicional japonesa, y se ocultó para cuando sintiera el cosmos de ambos cerca. No sabría cómo, pero ellos serían dirigidos hacia ese lugar como cuando los lobos cazaban sus presas y acorralarlas.

    La situación era muy temprano por la mañana, apenas si el sol se estaba asomando.

    A esa hora algunos caballeros ya estarían haciendo sus deberes cotidianos.

    Entrenar, patrullar, limpiar su templo, lo que sea que tuvieran costumbre.

    Para el León dorado, la situación se basaba en ir a entrenar al coliseo, usualmente lo realizaba con su hermano, desde que revivieron pero al estar en misión, tendría que ir solo.

    Solo que ahora estaba alerta a cada paso, después de lo ocurrido con Shura, no quería verlo ni una sola vez, recordar lo del beso, lo que sintió, no podía con ello. Por ende se había estado enfrascando solo en mejorar como caballero y tratar de no estar cerca.

    A veces hablar con el caballero femenino Marin que aún seguían siendo tan buenos amigos, le ayudaba a no pensar en aquello.

    Despeaba un poco su mente, mas no le contaba lo que sentía, lo que le ocurría con respecto a Capricornio, porque ni el mismo lo podría aceptar.

    El regreso solitario ya cerca del mediodía, lo hacía cabizbajo, hundido en sensaciones que no deseaba en su ser.

    -Ese es Aioria… Pero no siento al caballero de Capricornio cerca- Suspira pesadamente –Si hago un gran alboroto… Todos se alarmaran- Tenia un ostro contraído y de preocupación, sentía que esto acarrearía situaciones peores.

    Mantenía su cosmos bajo, aunque ella no lo llamara así, debía adaptarse. Si era sentida, pensarían que es una amenaza, cuando en ningún momento era su intención, al contrario, ella era víctima de la Diosa Griega.

    Sonrió tenuemente –Podría hacer un reflejo con el espejo, para engañarlos…- Suspira derrotada- Si claro… Son guerreros de elite de lo que hablamos, no los engañara… No por mucho, tengo que actuar rápido-

    Aunque la joven Diosa invitada estuviera escondida, estaba haciendo un poco de ruido que no paso desapercibido por el quinto guardián, aquello le intrigo, no podía percibir su cosmos, lo ocultaba excelentemente bien, pero tenía curiosidad se acercaría hacia ella y está ni cuenta se daba, pues estaba sumergida en sus pensamientos.

    Gracias a lo que fuera, la segunda persona requerida para ese complot, había llegado, del perímetro que se necesitaba.

    Ambos lo sintieron, destanteando a un castaño y realizando su primer movimiento, aquella pelirroja en cuestión.

    -Perdónenme por esto- Colocando el espejo sagrado delante de ella, apuntando a la dirección de ambos jóvenes.

    -¿Qué es eso?- Aioria siendo el que estaba más cerca, sintió ese deslumbramiento en sus ojos, por el reflejo, cegándolo unos instantes.

    -Ese cosmos… ¿Quién es?- Aquel peliverde, pudo denotar el reflejo de aquel objeto, y sentir a su portadora, pero no paso mucho pues sintió la presencia de quien más le importaba -¡¡¡AIORIA!!!-

    Corrió lo más que pudo, para llegar a lado del castaño, que estaba tratando de recuperar su vista, parpadeando varias veces.

    -¿Estas bien?- Sonaba realmente preocupado, verlo así no era cotidiano.

    Aun sabiendo quien era, respondió lo más calmado posible –Si… Si… Lo estoy-

    Dirijo sus ojos color jade, en dirección hacia la intrusa -¡¡¡¿QUIÉN ERES TÚ?!!!

    No mostraba su rostro, se encontraba detrás de la máscara tradicional de su nacionalidad, no respondió. Solo miraba fijo a ambos jóvenes. Llevando delante el espejo, no parecía reaccionar, estaba solo quieta allí.

    -Tiene un cosmos muy fuerte- Aioria se posiciona para combatir si fuera necesario.

    De igual forma Shura, lo haría. Ya que ella había sido la primera en atacar, debían estar prevenidos, si se trataba de algún nuevo enemigo.

    -¡¡¡¿QUÉ ES LO QUE QUIERES?!!!- Pregunto ahora el castaño.

    Este solo levanto su mano derecha, apuntando con su dedo índice, directamente hacia el quinto guardián.

    -¿A mí?- Confuso, no comprendía que relación tendría con ella.

    Esto hizo poner más en alerta a Capricornio, mirándola fijamente, cuidando cualquier movimiento que haga.

    -¡¡¡¿PARA QUÉ LO QUIERES?!!!- Cuestiono, preparando su Excalibur, para defender a quien amaba si era necesario.

    -Les recomiendo, que no me ataquen o de lo contrario…- Su voz parecía tan automática y sin emociones.

    -¿Es una amenaza?- El León estaba dispuesto a defenderse de lo que fuera, y no pretendía ser cuidado por Capricornio.

    -Una advertencia, no quiero hacerles daño, solo quiero al quinto guardián para que me acompañe- Que bueno que estuviera usando la máscara, si no hubieran notado el gesto de pena que estaba teniendo, hacer aquello era parte del plan tonto de Atena.

    -¡¡¡¿PARA QUÉ?!!! ¡¡¡¿PARA QUÉ LO QUIERES?!!!- Parecía realmente furioso, por la insistencia de la joven en Aioria.

    -Eso no te incumbe- Respondió tranquila. Pero en sus adentros estaba más pensando en (-Este tipo me va a matar-).

    -¡¡¡Basta Shura!!! Esto no te incumbe- Refuto enojado, por la insistencia.

    -¡¡¡¿CÓMO QUE NO ME INCUMBE?!!! ¡¡¡CLARO QUE SÍ, TU SABES LO QUE SIENTO POR TI Y NO DEJARE… QUE ELLA TE HAGA ALGO!!!- Apenas si se giró para confrontarlo, pues mantenía constante vigilancia a la joven.

    -¡¡¡ME DA IGUAL LO QUE SIENTAS, TE PUEDES IR Y DEJARME SOLO CON ELLA, PARA COMBATIR SI ES LO QUE QUIERE!!!- El castaño, no prestaba más atención a la chica, deseaba que Capricornio desapareciera.

    -¡¡¡NO LO HARE!!! ¡¡¡AUNQUE ME ODIES, YO ESTARÉ A TU LADO EN CUALQUIER BATALLA!!!- Se notaba la decisión en su semblante y el amor que le profesaba al León.

    Aquel gesto provoco un leve sonrojo en las mejillas del menor, demostrando una mueca de confusión en su ser.

    (-Que adorables… Pero lamentablemente así no recuperan sus recuerdos-) Ese fue su pensar de Amaterasu.

    Movió su espejo, unos centímetros hacia la izquierda, pronuncio una débil palabra –Ka- De este instrumento, salió una ráfaga de fuego, directo a los dos hombres, provocando que se separaran, sabía que no tardaría para ser atacada por ellos.

    Y tan solo al pensarlo, recibió la Excalibur del décimo caballero, pero la ventaja del principal tesoro de la Diosa era que su espejo, podría protegerla de los ataques directos como este, provocando que repercutiera en el usuario externo.

    Es que solo retrocedió unos pasos, pero seguiría intentando, aunque cada vez recibió el mismo resultado. No iba a permitir que ella se llevara a Aioria si era su objetivo o lo que fuera.

    (-Sí que son extremadamente fuertes los caballeros de Atena-) Se reafirmaba ello internamente. Sol debía mantener su postura y estaría bien, solo requería que Aioria atacara, para terminar su misión.

    Esta vez tuvo que repeler el ataque de Capricornio de manera más fuerte, lo suficiente para hacerlo retroceder más y dejar el campo libre para que el León entrara en acción.

    Todo saldría a pedir de boca, sin duda habían preparado bien el escenario.

    -No permitiré que sigas molestando en los terrenos de nuestra Diosa- Estaba furioso, contra esa mujer.

    -Perfecto- Dijo esto en voz baja.

    -¡¡¡PLASMA RELÁMPAGO!!!- Lanzo al grito el nombre de si ataque, direccionándolo contar ella.

    Lo cual solo tomo el espejo más firme de lo normal, provocando que este absorbiera el ataque, pero no tomo en cuenta el potencial de este, la hizo que su cuerpo fuera hacia atrás, pero se mantenía firme, aunque había dejado el rastro en la tierra.

    -¿Qué fue eso?- Capricornio quedo algo sorprendido, pero había visto ese tipo de ataque defensivo antes.

    -Absorbió mi ataque- El cual no salía de su asombro, por lo que paso.

    Una pequeña risita vino de la dirección de la joven –Mi turno- El espejo quedo suspendido entre ambas manos de la chica, dio unos cuantos giros en el aire, y después de detuvo volviendo ser sostenido por ella.

    Para asegurarse que todo saliera bien, pidió prestado el poder de la tierra y plantas alrededor, enredando así los pies del León, el cual estaba de pie y también la tierra tragándose parte de estos, para que no se moviera, esto estaba pasando en cuestión de segundos.

    -Hansha-

    Absorber el ataque era el principal propósito de ese objeto sagrado, pero podía hacerlo a mayor escala, dependiendo del deseo de la portadora.

    Salió aquel plasma relámpago, de nueva cuenta, en dirección del origen. Lo recibiría de lleno, no había opción lo resistiría, estaba acostumbrado a esos golpes, aunque se detectaba más poderoso de lo que había sido al principio.

    Pero no recibió el ese golpe, el cuerpo de Shura se interpuso para que él lo detuviera.

    Esto solo dejando atónito al hombre, miraba atento aquello, y como Capricornio, callo de rodillas, había sido demasiado el impacto, que un caballero dorado le provocaba ese estado.

    -¡¡¡SHURA!!!- Pronuncio su nombre.

    Pero el dueño de ese nombre, no lo escucho, pues dejo caer su cuerpo en el suelo.

    Su semblante se contrajo, abrió sus ojos de par en par, sus labios temblaban, no podía creer lo que paso. Que Capricornio lo protegiera de esa manera.

    El agarre que lo detenía, se deshizo, por la fuerza que había implementado para salir de allí, provoco que perdiera un poco el equilibrio, pero no le importo fue a ver el estado de su compañero.

    Estaba inconsciente, se notaba el impacto en su cuerpo, un poco de sangre salía de algunas heridas.

    -Shura… ¿Por qué?- Lo sostenía entre sus brazos, la respiración agitada se hacía presente.

    -Por qué te quiere mucho- Pronuncio aquello la joven, la cual había retirado el espejo delante de sí misma.

    -Tu…- El cosmos de Aioria se estaba elevando muy amenazadoramente.

    -Ya no deseo pelear con ustedes, será mejor que lo traten rápidamente, si no… Su corazón se detendrá rápido y cerebro se detendrán y morirá- Aquella pelirroja pronuncio esa advertencia, antes de caminar para alejarse y poco a poco desaparecer del lugar, sin dejar rastro de su cosmos.

    -¡¡¡ESPERA MALDITA!!!- Con toda su rabia, lanzo ese grito, pero poco le importo después, cuando se giró a ver a ese peliverde, inconsciente entre sus brazos.

    -Shura, vamos… Eres un caballero dorado muy fuerte, no puedes quedarte así, por un ataque- Mas como un reclamo era una súplica, de que abriera sus ojos.

    La desesperación aumento, cuando la respiración de este se notaba agitada, y un pequeño brote de sangre de su boca surgió, solo para dejar un hilo por una comisura.

    -No…- Negó con su cabeza.

    Debía llevarlo al santuario, rápidamente, pero… Algo en su corazón le decía que no lo moviera o todo acabaría.

    -Por favor… Reacciona… Te lo pido- Apretaba su mandíbula, y los puños que se aferraban a la armadura ajena, estaba haciendo su mejor esfuerzo para no derramar aquellas lagrimas que estaban amenazando.

    -Shura… Eres demasiado terco… Para que te dejes morir así- Miraba el rostro dormido del Capricornio, le causaba sensaciones horribles en ese momento.

    Fue recordando de a poco como se había portado con él, desde que revivieron, pero no solo ello, si no aquellas antes de morir, que aún lo rechazaba, sin importar las veces que pidió disculpas, no lo escuchaba.

    -He sido tan injusto contigo- Dejo escapar esa frase, ya no podía fingir su tristeza, su miedo. Las lágrimas escapaban de sus ojos.

    -Perdóname… Tú cumplías tu deber… Pero me cegó esta ira… Tu… También sufriste con ello, Aioros era tu amigo… Yo nunca pensé en ello- Las lágrimas del león caían por el rostro del hombre inconsciente.

    -Solo quería culpa r a alguien, no tome ni siquiera en cuenta lo que sentías y menos lo que tú me provocabas- Se abrazó a Shura con fuerza –Pase todo este tiempo… Sin… Darte mi perdón y…-

    No termino de decir aquellas palabras cuando, una punzada en su cabeza lo atormento, las mismas imágenes desordenadas volvieron a su pensar, pero esta vez no era un flash como antes, si no que se veían más nítidas, llevaban un orden especifico.

    Fue como recupero sus memorias de aquellas tierras frías de Asgard cuando tuvieron ese revivir por culpa de otro Dios.

    Pudo recordar, los detales, a esa chica llamada Lifya, a sus demás compañeros y… Ese momento en que él y Shura, se pudieron perdonar y…

    Llevó una de sus manos libre a sus labios, parpadeo varias veces un destello en sus ojos verdes se dejó ver, aunque él no lo notara. Entendía que… Fuera lo que sea, ya todo estaba resulto entre ellos, incluso… mucho mejor que antes.

    Sabían sus sentimientos y se habían correspondido. Parecía como su hubiera despertado de una pesadilla sin fin. Pero su preocupación se hizo grande ahora. Quería disculpar por cómo se comportó en estos últimos meses.

    -Shura… Por favor, ahora mas que antes te necesito, quero que despiertes…- Trataba de despertarlo, pero no lo sacudiría fuertemente, debía idear alguna forma rápida.

    Las suaves lágrimas en sus mejillas, seguían descendiendo por su barbilla y cayendo en ese rostro.

    -Te tengo que pedir perdón… ¡¡¡HAZME CASO CAPRICORNIO!!!- Lo miraba con desesperación, y angustia.

    Sintió un impulso de hacer algo… Pero sentía pena a realizarlo. Se acercó a rostro del peliverde, quiso acercarse a sus labios, pero la vergüenza fue más grande y mejor se dirigió a su frente, para allí darle un beso.

    No debía sentir pensar, en su última vida, ellos habían aceptado sus sentimientos y una pareja fue a lo que se convirtieron, pero al no tener esos recuerdos, era como si no hubiera ocurrido nunca.

    Al separarse de ese contacto, solo sus lágrimas se dejaban escapar, sin embargo solo bastaron uno segundos, cuando Capricornio, abrió sus ojos de golpe, y como un reflejo se incorporó, estando aun sentado en el suelo, tosió fuertemente, y la sangre salió de su boca manchando su mano. Dejando algo impresionado al décimo.

    -¿Shura…?- Llamo el pequeño león, que sentía su corazón latir a mas no poder.

    No atendió a aquella voz, ahora el experimentaba la misma sensación en su cabeza, el dolor, y los recuerdos repentinos, en un orden cronológico, sucesos que se habían quedado en el pasado, pero volvían para reclamar la luz en donde pertenecen.

    Se tocó el puente de su nariz, una acción cuando la desesperación lo invadía.

    -¿Puedes recordarlo?- Pregunto dudoso.

    -Todo esto… ¿Ya paso?- Fue el cuestionamiento que dio el peliverde.

    Asintió de manera solmene, aun tocándolo de la espalda.

    Una imagen tan vivida fue la última que se dio cuenta, aquella en donde se habían confesado.

    -Aioria… Tu y yo…- Aspiro por la boca rápidamente, como su el aire faltara.

    Cierra sus ojos, asintiendo de nueva cuenta –Al parecer si- Su rostro estaba rojo por la vergüenza.

    Ahora el ultimo toque de recuperación total ese desprendimiento de luz en los ojos del décimo era algo que nadie lograba notar, pero sé que reflejaba sin más.

    Sonrió complicado, tomo ambas manos del León, demostrándole la inmensa alegría que sentía –Eso significa que tú y yo… Ya somos una pareja- Loa brazo fuertemente –Soy en verdad feliz Aioria, te amo-

    Estando ahora en entre los brazos del Capricornio, correspondió el abrazo, pero se sentía muy miserable, por como lo había tratado este tiempo –Perdóname… Yo de verdad… Te lastime mucho… Negué lo que sentía y…-

    -Eso ya no me importa, lo que paso no fue culpa tuya, algo nos borró la memoria, pero ahora estamos bien, es lo único que necesitamos- El hombre que nunca era bueno pare expresarse, aprecia que lo ocurrido en Asgard, le había dado la habilidad de exteriorizar su sentir con palabras.

    -Te amo…- Se dejó llevar por el brazo, no se necesitaba más entre ellos, su amor era inexperto, pero dulce. Solo con esa demostración, era suficiente.

    -Que lindos…- La Diosa que anteriormente había combatido con ellos, los miraba de lejos la escena le conmovía gratamente. Estando toda roja como su cabello y portando una sonrisa de felicidad. Adoraba ver a las personas felices.

    A veces sin importar tu condición divina, si te distraes eres un blanco fácil, para ser vista como una intrusa.

    -¿Quién eres tú?- Una voz masculina se escuchó detrás de ella.

    Solo se sorprendió, dando un leve brinco en el lugar y girándose asustada, mirando quien era el que la miraba.

    Un hombre de cabellos azul cobalto, los garzos cruzados, mirándola con desagrado, portaba unas ropas griegas que notaba que acaba de entrenar.

    -Yo… Yo… Soy… jajajajaja- Dio una risita nerviosa.

    -No eres de aquí y tienes un gran cosmos- La miro más fijamente.

    -Yo, no soy nadie… Es mas ya ni estoy aquí- Agradecía para sus adentros que tuviera la capacidad de desaparecer de lugares de forma inmediata como un fantasma casi. Usando esto a su favor, fue como despareció de la vista de ese hombre.

    -¿Qué?- Lo dejo confundido, como ella pudiera desaparecer de la nada.

    -Kanon- Este llamado dado por tauro saco de sus pensamientos al Géminis menor. -¿Qué fue ese destello de cosmos?-

    -Te podría jugar- Señalo con un dedo el lugar donde había estado la pelirroja –A aquí había una chica pelirroja con un cosmos demasiado fuerte-

    -¿Estás seguro?- Observaba el lugar donde señalo, pero si se notaba un pequeño rastro de esa fuerza que desprendían siempre.

    -Amigo creo que ya estoy viendo cosas- Negó con su cabeza.

    Aldebarán solo asintió, pero él también podía sentir aquello, no era solo alucinaciones del géminis.

    Sin embargó, un fuerte explosión de cosmos ahora se sentido, pero proveniente de una de las doce casas, principalmente de Acuario.

    Ambos hombres se giraron, sorprendidos por aquello

    -¿Qué está pasando?- Cuestiono el Brasileño.

    -Lo más seguro es que Camus volviera hacer enojar a Milo- Callo de inmediato, ante como eso sonaba.

    -Se escuchó mu extraño-

    -Sí, normalmente es Milo, quien antes hacía enojar a Camus- Cruzado de brazos, se cuestionó que pasaba entre sus dos amigos.
     
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    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Entusiasta

    Aries
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    El Sol De Jamir (ShakaXMu) Yaoi ShaMu
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    Género:
    Romance/Amor
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    ---Jamir---

    Aquí regresemos un poco el tiempo, más o menos como a las nueve de la mañana.

    Los rayos del sol, estaban entrando por aquella ventana de la habitación donde dos dormían plácidamente.

    Provoco que la luz molestará el rostro de uno de ellos, que tratando de ocultarse de ese intruso, se acurruco más cerca con quien compartía la cama.

    Provocando que el otro sintiera ese movimiento y comenzara a despertar poco a poco, encontrando en su pecho a la persona que acaba de amar toda la noche y lo seguiría haciendo siempre.

    Virgo, al abrir sus azules ojos, miro como Aries se encontraba acurrucado a su pecho, posando su cabeza en el suavemente, aquello provocando un vuelto en su corazón, lo miraba como lo que era el ser que más amaba.

    Lo abrazo con fuerza, atrayéndolo más a él, si es que era posible, ambos estando desnudos, aun así de alguna forma desconocida hasta el momento por solo estar cautivado por la belleza de su ahora pareja, tenían una ligera sabana cubriendo la parte baja de ambos.

    Recordando lo que habían hecho la noche anterior, una sonrisa pícara se dibujó en sus labios, mirando con atención el cuerpo del pelilila, el cual presentaba ciertas marcas de mordidas en hombros, algunos chupetones en su pecho y si no fuera por la tela blanca cubriéndole en las piernas también pudiera contemplar como hizo en él muchas marcas.

    Sin embargo el rubio no se quedaba atrás, en su hombro aunque no lo notara, tenía también marcas de dientes que dejo Aries al momento de la entrega mutua.

    Ni en sus sueños más locos, imagino que lo tendría así, a su merced, siendo aceptado por aquel que le robo el corazón y sobre todo volver donde todo comenzó, con ese pequeño beso.

    Recordó en un segundo que habían dejado la misión de largo, su rostro se sorprendió un poco, pues fue más importante para ambos su amor, que su deber, aunque realmente no le daban mucha importancia, verlo era lo único que quería siempre.

    Sin embargo, algunos movimientos leves, comenzaron a provocar que despertara de los brazos de Morfeo o más bien de los de Virgo.

    -Mmm- Unos leves quejidos se escucharon de los labios de Aries, apretando u poco los ojos, moviendo su cabeza.

    -Buenos días Mu- Los ojos azules se posaron en el rostro del mencionado. El cual voltio al escuchar ese llamado.

    -¿Shaka?- Se sorprendió de verlo, por un instante creyó que todo fue un sueño, pero no lo fue, aún estaba junto a él.

    -¿Dormiste bien?- Apoyándose en su codo derecho y colocando su rostro en este, para acercarse al Lemuriano y darle un beso en sus labios.

    El sonrojo en las mejillas del pelilila se hicieron notal, por aquella leve acción de su ahora pareja.

    -Si…- Bajo su mirada levemente –Y ¿Tu?- Pregunto por inercia nervioso.

    -Realmente bien, porque despierto y te veo a ti- Su mirada se centró en Aries de nueva cuenta, verlo así era una delicia.

    -Shaka… Te amo mucho- Ahora era el quien trataba de decir algo, aunque la pena se le veía en su rostro.

    En su mente aquella noche fue asombrosa, se encontró a Virgo, y este a él, pero nunca creyó que pasara tan rápido… Aun creía y temía que fuera un sueño, pero las manos del rubio le confirmaban que era una verdad.

    -Mu, gracias… Por amarme- Sus labios reclamaron los de Aries nuevamente.

    Ambos unidos en besos profundizándolos con necesidad, el atraerse con el cuerpo se volvió requerimiento pleno, aun estando en su completa anatomía, se dejaban llevar.

    El rubio de nuevo aprisiono al dulce Lemuriano contra la cama, para seguir su labor de besos y caricias, pero no tenía pensando en hacer el amor de nuevo. Solo quería esa cercanía, un poco más, antes de volver a la realidad que les esperaba por abandonar la misión.

    ---Llegando a Santorini---

    Por desgracia y bendición para cada uno, habían sentido la noche anterior como los cosmos de sus dos compañeros de misión se habían desaparecido sin dejar rastro.

    Ambos entendían lo que significaba aquello, pero lamentablemente para un, rompió sin más su corazón.

    Sagitario no dijo nada durante todo ese tiempo, no tenía palabras suficiente para tratar de aliviar el sufrimiento de Géminis, lo comprendía, pues el llevaba mucho también sintiendo la agonía de que tu ser amado este con otro o pensando en un amor que no se podrá dar.

    -Mira Saga- Señalando hacia delante –Estamos en Santorini- Trato de darle una sonrisa.

    -Muy bien- Dijo mantenido su mirada clavada en el suelo.

    De nuevo un silencio muerto de nuevo entre ambos.

    Cruzo sus brazos un momento al ver la tranquilidad de la ciudad y los alrededores no notando ningún cosmos enemigo.

    -Qué raro… Parece que todo está bien aquí- Poso su mentón sobre su puño, para pensar en esto.

    Suspiro cansado, no había sido capaz de dormir en toda la noche, su mente estaba lejos tratando de alguna manera alcanzar al amor que ayer él se dio cuenta que no merecía.

    -Deberíamos ir a inspeccionar, para estar seguros ¿No crees?- Esa dulce sonrisa en los labios de Aioros, queriendo trasmitir algo de tranquilidad.

    Niega levemente con ayuda de su cabeza –No encontraremos nada- Dijo serio, dando la media vuelta, para regresar al santuario.

    -Saga, espera no podemos hacer eso y dejar la misión así- Lo tomo del hombro, para girarlo.

    -¿Por qué no? Ellos sí pudieron hacerlo ¿Por qué yo no puedo?- Decir aquello le calaba en el fondo de su alma, desviando un poco su mirada, plasmando el enojo que sentía, pero la tristeza era más grande.

    -Saga…- Solo pudo musitar aquello levemente.

    -Aioros… Aquí no pasa nada, esta misión no fue real- Su voz se escuchaba quebrarse, había comprendido algo que los demás ignoraban –Fue una farsa-

    Lo soltó del agarre, pues no se había dado cuenta que aún lo tenía, mostrando una mirada de sorpresa. –Saga, no creo que nuestra la Diosa Atena, se preste para eso, mucho menos el patriarca y…-

    Suspiro, apretando sus labios y reteniendo sus lágrimas –Nadie me quiere junto a él… No puedo comprobarlo, pero lo siento así.

    Paso un poco de saliva, se le dificultaba aquella acción, un nudo en la garganta era poco con lo que estaba sintiendo, le dolía verlo así. Sabía que pronto rompería a llorar débilmente, pero no podía hacer nada.

    -Aioros… Yo preferiría volver solo al Santuario, quédate o has lo que quieras- Esa voz estaba quebrándose, posiblemente las lágrimas ya estuvieran presentes, más el peli azul no lo dejaría notar.

    Al decir aquello, Saga prosiguió a alejarse de Sagitario con paso lento, cabeza baja, no mostrando la tristeza del amor que nunca podrá ser y que al fin de cuentas todo conspiraba en su contra.

    ¿Lo volvería a dejar ir?

    Desde que entendía sus sentimientos por Géminis, los ha ocultado porque conocía lo que sentía por Aries, callo siempre, a su lado para apoyarlo en lo que fuera, antes de aquel asesinato al pontífice, después de la muerte, quiso seguir su amistad aunque sabía que este provocó su caída, no le dio importancia.

    Sería feliz sufriendo en silencio mientras miraba ser feliz a quien amaba con otro, mas ahora… Esa persona estaba quebrada por completó, el amor no correspondido le paso factura, con acciones que nunca debió realizar y palabras que jamás se debieron pronunciar.

    Pero el pasado, no se puede hacer nada por ese hecho, solo aprender de él o quedarte quieto y dejar que la vida pase.

    Es solo tu decisión.

    Mas esta vez parecía que las cosas cambiarían, si su voluntad era más fuerte que sus pequeñas mortificaciones, solo una acción salvaría todo ello.

    -¡¡¡SAGA!!!- Lanzo aquel grito, para llamar al tercer guardián de la orden dorada.

    Mas no se detendrían a tener respuesta alguna, apenas si se debutó el otro, cuando Aioros se abalanzó sobre él, para darle un abrazo por detrás, sujetándolo con fuerza de la cintura, sus manos descansando en el estómago contrario.

    Aun siendo de estaturas similares, se notaba al castaño sujetándolo con fuerza notándose un poco más alto, posando su cara en el cabello del contrario.

    -¿Aioros?- Llamo, algo atónito, pero aun sus lágrimas brotando de sus ojos Viridian.

    Para el ese abrazo podría significar compasión que su amigo sintió hacia él, pero no era el caso.

    -Si quieres llorar, hazlo… Está bien no te mirare, pero no te volveré a dejar solo- Fueron las calidez palabras que aquel Griego le profesaba al peli azul.

    Negó con la cabeza, quería zafarse de ese agarre, ¿Por qué Sagitario no entendía que quería estar solo?

    Sus intentos fueron inútiles, aunque puso resistencia, tratando de jalar aquellas manos fuera de su cuerpo, era imposible, ese hombre también sufría en silencio, no quería separarse de él.

    Apretó sus puños y su mandíbula, ya no tenía más fuerzas para luchar, no por ahora.

    Dejo escapar sus lágrimas en silencio, estando abrazado por Aioros, nada lo haría sentir mejor, si se desahogar mas tal vez podría aclarar su mente, pero aun ese cuestionamiento.

    ¿Por qué los Dioses se empeñaron en alejarlos?

    Mas nunca fue suyo, jamás lo fue, siempre le perteneció a Virgo y eso era lo que más le dolía.

    Estando en su propio dolor, en su agonía interna, nunca ni un solo segundo se detuvo en pensar o más bien en enfocarse mas en el castaño, pues este también aprovecho para derramar su tristeza de manera discreta, lo tenía con él, estaba entre sus brazos, lo sentía como un sueño, que Saga estuviera allí, más lo sentía tan lejano.

    El dolor por esa ocasión los estaba unciendo, tal vez no de la forma que uno deseaba, pero ayudaba mutuamente el poder desahogar la pena y dolor, sin ser juzgados.

    Las cosas funcionan extraño, pero la vida es así de caprichosa cuando te desea devolver algo que te quito.

    Era su turno de sentir aquello.

    Primero fue el peli azul, sintió esa punzada fuerte en su cabeza, provocándole que se dejara caer de rodillas, parecía realmente fuerte aquel dolor siniestro.

    Sus recuerdos brotaban en su mente como un gran océano de imágenes dispersas, desordenados, mostraba el momento que entendí con anterioridad que Mu jamás le podría corresponder, había ya sufrido ese dolor, en las tierras heladas de Asgard.

    Pero aquello no fue lo único que recordó de golpe, las batallas igual, todo lo ocurrido, mas en un punto de detuvo, fue el momento exacto en que el castaño que aún lo sujetaba con fuerza, pero mostraba preocupación por no comprender que ocurría con Géminis.

    El momento exacto en que Sagitario, le confeso sus sentimientos, más la respuesta fue algo diferente a lo que se esperaba.

    Todo cayo en cuentas rápidamente, abrió sus ojos mostrando angustia, el brillo distinto en su iris, pero rápidamente se apartó de Aioros, no le importó poner toda su fuerza en ello, para estar lejos.

    Pero para buena o mala fortuna de Sagitario, no pudo poner resistencia en ello, pues él también lo experimentaba, recordando todo al pie de la letra, mas no fue tanto el dolor, algo en su interior parecía comprender mejor la situación, aunque no fuera lo que esperaba, decirle sus sentimientos fue lo mejor que pudo hacer.

    Al terminar él fue el que abrió sus ojos, el destello presente, buscaba con la mirada al peli azul, que se encontraba a una buena distancia.

    Quiso decir alguna palabra, pero ahora el mostraba una gran pena y sonrojo en sus mejillas, comprendió con sus ojos que el también recordó aquellas momerías perdidas.

    -Saga… Yo…- Quería entender que hacer ahora.

    -Aioros- Llamo con su voz firme, y algo preocupado -¿Por qué no recordábamos lo que paso en Asgard?- Fue lo único que quiso preguntar.

    Era obvio, el aquel momento en las tierras frías, cuando escucho lo que sentía Aioros por él, solo le dijo la verdad que ya sabia y tuvo que rechazarlo, más le pidió que siguieran siendo amigos.

    Eso ambos podían recordarlo… Las cosas estarían algo incomoda entre ambos.

    -No… No lo sé…- Se levantó para estar al igual que Géminis –Creo que regresare al santuario… Para… Lograr comprenderlo…-

    Asiente levemente –Tienes razón… Sería mejor volver- Lo observo atento, pero no podía sostenerle la mirada por mucho tiempo.

    -¡¡¡¿QUIERES VOLVER CONMIGO AL SANTUARIO?!!!- Exclamo aquello con gran fuerza y alegría, sentía realmente una felicidad enorme.

    -¿Qué?- Se sorprendió por esa reacción –No, yo me refiera a que… Debemos… Hacerlo para… Saber que paso con nuestras memorias- Le dijo aun retrocediendo, lejos del cupido.

    Sonrió nervioso, estaba actuando de verdad como un adolescente emocionado por que quien ama, quiera volver a casa a su lado –Si… Lo siento… Yo…-

    -Solo vámonos Sagitario- Dijo serio de nueva cuenta. Caminando de regreso.

    Sería una caminata larga y muy incómoda, por lo menos esto había hecho que Géminis olvidara un poco su dolor que la realidad le causo.

    Aquí el dolor fue lo que logro devolver sus recuerdos, el de perder a alguien importante, pero que no tuviera un final feliz para ambas partes, igual como en Asgard las cosas solo necesitaban ser como antes para lograr un milagro.

    No era lo mejor, tampoco lo peor, pero si lo necesario.
     
  4. Threadmarks: Capitulo 24 (Recuperado)
     
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    -¡¡¡¿QUÉ FUE LO QUE HICISTE MILO?!!!- Un molesto Camus, cuestionaba al Escorpio.

    -¡¡¡NO HICE NADA!!! ¡¡¡HYOGA, ESTABA MOLESTANDO CON LO MISMO!!!- Miraba al peliaguamarina serio, frunciendo el ceño.

    -¡¡¡PERO NO TENÍAS QUE ATACARLO ASÍ!!!- Se acercaba, con la mirada clavada en el guardián de la octava casa.

    -¡¡¡NO ES PARA TANTO!!! ¡¡¡ES UN CABALLERO DE BRONCE, POR TODOS LOS CIELOS!!!- Estaba lleno de cólera, contra Camus.

    -¡¡¡¿NO ES PARA TANTO?!!! ¡¡¡CASI LO MATAS!!!- Estaba listo para ejecutar su mejor ataque, nadie se metía con su alumno, sin una buena excusa.

    -¡¡¡YA HEMOS ENTRADO EN BATALLA ANTES, NO ES TAN DÉBIL COMO CREES!!!- Cruzo los brazos, refunfuñando, ya estaba hartándose de discutir.

    -Ya cálmense- El ultimo guardián trataba de calmar a ambos caballeros.

    -Estos se van a matar- Ríe socarronamente –Apuesto que Camus mata a Milo- Dirigió una mirada a su pareja.

    Recibe un codazo en las costillas –Cállate-

    -¡¡¡No Es Solo Eso!!!- Lanzó ese grito a todo pulmón.

    -¡¡¡YA DÉJAME EN PAZ!!! ¡¡¡ERES UNA MOLESTIA PARA MÍ!!!- Dio media vuelta, dándole la espalda al dueño de la décima primera casa.

    -¡¡¡¿POR QUÉ ACTÚAS ASÍ?!!! ¡¡¡TÚ NUNCA ATACARÍAS A NADIE SIN UNA BUENA RAZÓN!!!- Su rostro se notaba contraído, por el enojo, la preocupación y la duda.

    -¡¡¡¿QUÉ TE IMPORTA?!!!- Camino directo a la salida.

    -No, esta vez tienes que hablar conmigo- Lo tomo fuertemente del antebrazo, no lo dejaría ir sin más.

    -¡¡¡SUÉLTAME!!!- Trato de zafarse de ese agarre, estaba harto.

    -¡¡¡MILO!!! Hemos sido amigos desde la infancia, ¿Por Qué actúas así no es normal?- Rogaba con los ojos que lo miraban y le dijera que ocurría –Ya te he explicado lo que paso, por que hice lo que hice antes… Te pido perdón… Por todo, solo vuelve a hacer tu…- Estaba haciendo su mejor esfuerzo para no quebrarse.

    -¡¡¡QUE ME SUELTES CAMUS!!!- Estaba furioso, de nuevo esa ira contenida, que le quemaba por dentro, con el simple hecho de ver los ojos tristes de Acuario.

    -¡¡¡NO LO HARE HASTA QUE ME DIGAS QUE TE PASA!!!- Él también era terco cuando lo quería.

    -¡¡¡TE ODIO TANTO!!! ¡¡¡OJALA NUNCA TE HUBIERA CONOCIDO!!!- Refuto sin más, aunque sus expresión era de cólera absoluta, por sus ojos parecían que amenazaban lagrimas sin darse cuenta.

    Los ojos del mago de hielo, estaban aguadándose, pero ahora él también estaba molesto, hablando sin pensar lo que quería expresar.

    -¡¡¡PUES YO TE AMO!!! ¡¡¡SIN EMBARGO DESEO JAMÁS HABERTE CONOCIDO!!!- Ya no aguanto más, rompió el llanto.

    -Ya se fue al demonio- Death soltó sin más.

    El peli celeste, parecía que su corazón se rompía ver a su amigo llorando y declarando su amor –Puede ser bueno-

    -Ja… Si claro me amas… ¡¡¡DILE MEJOR ESO A SURT!!!- Derramaba lágrimas de manera inconsciente, parecía que no las sintiera, el odio en su cara no era farsa como la tristeza en su corazón.

    -¿Surt? ¿Mi amigo en Siberia?- Estaba confundido, se supone que nadie del santuario fuera de él lo conocía -¿Cómo sabes de él?-

    Escorpio abrió sus ojos humedecidos, sus pupilas dilatándose, parpadeando varias veces, no recordaba como conocía ese nombre, solo que… Esa persona… Quien fuera, le había quitado el amor de Camus, en algún momento y este lo prefirió…

    Ese era el dolor que estaba guardando, pero lo odiaba, porque no entendía todo el contexto de eso.

    Cada que trataba de averiguarlo, le dolía la cabeza de manera inconmensurable, y dejaba de pensar en esa situación, le dolía demasiado mentalmente y sentimentalmente.

    Negó con su cabeza –No lo sé...- Bajo la mirada, algo agitado ese dolor lo estaba acompañando.

    -Milo… Por favor… Solo escúchame, dime ¿Qué te ocurre?- Estaba suplicando, cosa rara en él. Ya no soportaba como, aquel caballero que siempre le mostraba su lado frio, era tan persistente y cálido, para en secreto sacarle una sonrisa, y hacer que su cautivo corazón lata nuevamente.

    Miro al decimoprimer guardián, sentía como su corazón palpitaba por él, pero ese sentimiento volvía, no podría con eso aun.

    -¡¡¡NO LO ENTENDERÍAS!!! ¡¡¡POR QUÉ NI SIQUIERA YO LO ENTIENDO!!! ¡¡¡SOLO DÉJAME EN PAZ!!!- Ese fue su último grito que lanzo, antes de irse de nueva cuenta, con todo ese odio contenido.

    -Milo… ¿Qué fue lo que te hice?- Bajo la mirada, abrazándose a sí mismo.

    -Vez con Milo, yo ayudare a Camus- Ordeno el peli celeste.

    -Ho claro, mándame con el que está más enojado- Le dijo frunciendo el ceño, haciéndose el digno en esta ocasión.

    -Bien…- Señalo con la cabeza al peliaguamarina -¿Quieres lidiar con él?-

    Miro al mago de los hielos, que estaba derramando pequeñas lágrimas, comprendiendo en el momento la situación.

    Suspira resignado –Si sientes que nuestros cosmos desaparecen, es porque fuimos a Yomotsu- Se retira del templo, para alcanzar al escorpión.

    Sin duda Afrodita llevaba la batuta de la relación, además que conociéndose mutuamente, Death no sería capaz de animar ni un poco a Camus, si no es por idioteces.

    -Camus…- Toca suavemente su hombro, para llamar la atención de este –Dime… ¿Recuerdas algo de Surt?-

    Niega con la cabeza –Afrodita… ¿Qué es lo que pasa?- Se gira a verlo directo a los ojos –Tu… ¿Sabes por qué esta así? ¿Por qué me reclama por algo que no recuerdo?- Lo miraba suplicante.

    Deja escapar un suspiro, recordaba lo que su Diosa le había pedido, que hicieran ambos para ayudar a sus compañeros.

    Pero sobre todo que no hablaran sobre ese asunto, tan abiertamente con los dos implicados, así que estaba mordiendo su lengua, no era su obligación hablar de más.

    -Afrodita por favor…- Baja su mirada –No sabía lo que tenía enfrente de mi… Hasta que lo estoy perdiendo…- Sus lágrimas corren por sus mejillas, cayendo al suelo frio del templo –No quiero perderlo… Aunque, ya paso… Solo quiero una explicación y una oportunidad para aclarar esto-

    -Yo no soy quien para hablar de esto- Apretó sus labios, de verdad detestaba ver a su amigo y vecino de templo así de vulnerable, pues era algo tan atípico. –Debes tratar de recordar, todo lo referente contigo, Milo y Surt- Sonrió forzadamente –Trata de volver hablar con él, si lo haces… Puede que comprendas lo que quieres saber-

    Se gira a verlo -¡¡¡TÚ SABES LO QUE OCURRE!!! ¡¡¡¿VERDAD?!!!- Descifro con rapidez lo que Afrodita trataba de ocultar –Solo dime… Quiero que Milo vuela a hacer como era antes, no quiero que actué así conmigo-

    Se sentía atrapado con ese cuestionamiento, más… Camus le había dado su escusa perfecta.

    -Quieres que el vuelva hacer como antes, pero… ¿Tu seguirás siendo como antes con él?- Directo en el centro, con eso desvía la atención de lo primero, esperaba que funcionara.

    -¿Cómo dices?- Esa pregunta lo dejo fuera de sí.

    -Mira Camus, a mí no me extraña, que Milo dejara de estar persiguiéndote, siempre has sido muy frio con él, valla la redundancia de mis hermosas palabras, pero nunca le has demostrado ni tantito cariño, ni aprecio si quiera- Fruncía el ceño levemente, era una verdad, pero en cierta forma no era su asunto, sin embargo lo utilizaba a su favor.

    -Ahora lo estoy asiento…- Bajo su mirada, penando en esos momentos.

    -Sí, cuando lo estás viendo perdido, como has dicho- Cruza sus brazos delante de su pecho, haciendo un leve puchero –De seguro cuando vuelve a comer de la palma de tu mano, lo volverás a ignorar, por qué sentirás que no puede vivir sin ti…- Miro de reojo el rostro angustiado de Acuario –Cuando el que no puede vivir sin él, eres tu- Refuto con aquello, cualquier cosa.

    -Yo…- Trago saliva, entendía todo eso a la perfección.

    Era lo que había estado haciendo siempre, ignorando sus muestras de afecto, las invitaciones a lugares divertidos, los cariños que quería hacerle de repente, cuando le dedicaba palabras llenas de amor y el solo pasaba de largo, todo lo que había hecho por él y como se comportaba.

    La vez, no… Las veces que le perdono sus traiciones al santuario, todo ello, Milo había estado a su lado, tratando de confiar en él, siempre… Pero, esta vez parecía que hubiera algo en la caja de pandora que nadie podía abrir ni comprender.

    Ese dolor de cabeza de nuevo que algunas noches lo inundaba, al tratar de pensar que había hecho, era una pared gigantesca, que no dejaba ver su verdad.

    -Si lo volvieras a recuperar… ¿Serias un poco más atento con él? ¿Trabajarías junto a Milo, para hacer que su relación se concrete?- Ahora su rostro cuidadosamente cuidado, demostraba una sonrisa cálida.

    Acuario, pensó seriamente, aguantando ese dolor en su ser, pero entendía que debía hacer Asiente con la cabeza –No puedo prometer cambiar por completo, pero… Solo quiero estar junto a él, algo me dice que debe ser así… Que no puedo ignorarlo-

    -Entonces hazle caso a ese sentimiento y vez con el- Sujeto ambos hombros –Nadie espera que cambies todo de ti, pero mínimo demuéstrale que lo quieres a tu forma, menos cruel-

    Asintió levemente, dejando escapar una última lágrima traicionera.

    ---Sagitario---

    -¡¡¡OYE BICHO!!! ¡¡¡YA DETENTE!!!- Gritaba un molesto Cangrejo.

    -¡¡¡¿QUÉ DEMONIOS QUIERES DEATH MASK?!!!- No estaba de humor, pero allí iba el cuarto guardián a tratar de proba su suerte.

    Muestro su cólera ahora –¡¡¡A MÍ NO ME HABLES ASÍ, QUE NO SOY CAMUS!!!-

    -¡¡¡CAMUS!!! ¡¡¡CAMUS!!! ¡¡¡CAMUS!!! ¡¡¡¿POR QUÉ TODOS QUIEREN RECORDARME SU NOMBRE?!!!- Lanzo ese grito enojado, estaba fuera de sí.

    Sonrió burlesco –Sera ¿Por qué siempre has estado tras de él?- Cruzo sus brazos, triunfante por la verdad.

    Frunció el ceño más de lo que se podía –Tal vez eso pudo ser verdad antes, pero ahora ya no-

    -Entonces, dime… ¿Por qué derramas lágrimas cuando hablas de él?- Lo mira con suma atención –Parece que algo te duele-

    E dio cuenta que en todo ese camino sus lágrimas habían salido. Jamás se percató de ello.

    Se tocó las mejillas húmedas, mirando su mano con aquellas gotas salinas.

    Otra vez no se dio cuenta de sus verdaderos sentimientos ocultos detrás de la máscara de odio, parpadeando varias veces.

    -Si te duele, es por algo- Mostro sus dientes triunfante –Solo vez hacia la hielera con patas y arreglen las cosas maldita sea-

    -¡¡¡OYE, NO LE DIGAS ASÍ!!!- Sujeto de sus ropas al cangrejo, dispuesto a darle un golpe, levantando el puño cerca de la cara.

    -¿Lo ves? Te enojas porque alguien más lo insulta- Sujeto sus muñecas, para zafarse de ese hombre –Pero si tú lo insultas ¿Esta bien?- Se frota la cabeza –Eres un idiota Milo-

    -Sí, puede que sea un idiota, porque no recuerdo, porque estoy enojado con él- Declaro sin más –Pero lo estoy, este amor que sintió o sentía por Camus, no sé dónde lo deje- Sujeto con ambas manos su cabeza –Solo quiero recuperar esos recuerdos, que siento que perdí-

    -Tsk… La única forma que logres eso, es ir a hablar con el- Lo miro con una sonrisa socarrona.

    -No puedo estar cerca de él, sin enojarme, o sentir que quiero destruir a lo que sea o quien sea- Apretaba su mandíbula, y sus puchos, la desesperación lo estaba consumiendo.

    Lanzo un bufido de molestia –Entonces, quédate con lo que sientes, y deja que Camus al fin de cuenta vuelva con ese tal Surt- Miro de reojo al bicho, dándose cuenta que estaba surtiendo efecto como deseaba –Después de todo, con lo que le has dicho hoy, obtendrás lo que quieres y más lo que le hiciste a ese broncecito, que tanto quiere la hielera con patas, jajajajajaja- Lanzo una risa demasiado burlesca.

    -¡¡¡NO DEJARE QUE NADIE, NI NADA SE QUEDE CON CAMUS!!!- Abrió ampliamente sus ojos, sorprendiéndose lo que su boca acababa de decir, por un instante su corazón tomo el control de su ser.

    -Mmmh… Me quieres decir, ¿Que no quieres que Camus este contigo, pero tampoco este con nadie más?- Niega con la cabeza -¿Quién te entiende? Eso es ser demasiado egoísta, jajajajaja y mira quien te lo dice-

    -¿Qué es lo que debo hacer?- Su voz estaba en un hilo, apenas audible. Estaba exhausto de esos sentimientos.

    -Solo vez y habla con el- Cruza los brazos delante de su pecho –Puede que recuperes lo que has perdido-

    Miro al sujeto, no eran amigos, apenas si se hablaban, no se llevaban para nada bien, pero agradeció ese pequeño esfuerzo por animarlo, aunque realmente fue por órdenes de su Diosa.

    Más nadie debería saberlo.

    Contra sus pensamientos, posiblemente su voluntad sensata, decidió ahora hacer lo contrario para calmarse, ir directo a su más grande dolor, debía esta vez controlarse si quería saber ¿Qué significaba ese nombre? Ese odio, el dolor que solo le provocaba Acuario, más su corazón aun latía levemente por él, apenas audible para sus oídos.

    Mientras uno baja a toda prisa, sus ojos dejaban escapar las lágrimas de angustia plena, por llegar a estar con el octavo guardián solo una vez para hablar, solo eso pedía en su interior.

    Otro subía, su paso lento y pausado, temía mas cometer una locura, dañarlo físicamente, no deseaba hacerlos, pero era lo que nunca podría controlar con todo esas emociones desbocadas.

    Eso le informaba que quería aunque fuera un poco al mago de hielo, no quererle hacer daño físico, ya era algo ¿No?

    Entrando a Capricornio, por ambas entradas, sus cosmos se encontraría antes, era la única parte de ellos, que tal vez no se huía al contrario se buscaban.

    Sus ojos al verse, se conectaron por Escorpio rompió aquello.

    Acuario, se acercó con paso lento, no quiera hacer algo mal de nuevo, estar lo más cerca que Milo se lo permitiera, estaría bien.

    -Solo vine… Por qué… ¿Quiero saber… Quien es Surt?- Entrecierra sus ojos –Y ¿Por qué al pensar en él y en ti, me causa tanto odio?- Su rostro furioso desde que lo vio, nunca se relajaba, aquella mirada desviada, se podía ver que sufría internamente.

    -Yo… No sé, porque piensas eso…- Tenia la mirada baja, pero quise confrontarlo como era digno de el- Nadie más lo conoce, salvo yo… Pero te puedo jurar que entre él y yo no pasa nada, para que lo pienses-

    Deseaba gritarle de nueva cuenta. La furia aumentaba al escuchar sus palabras, debía luchar un poco más –No tienes que jurarme nada… Tú y yo no somos nada- Suspiro –Salvo compañeros de armas-

    Camus abrió sus ojos como platos –Milo… También somos amigos ¿Lo recuerdas?-

    -Recuerdo… Que tú siempre me gritabas para que te dejara tranquilo y varias veces decías que no éramos amigos- Dejo ver una sonrisa de lado, que se volvía de rabia pura.

    -Perdóname…- Ya no aguanto más, no podía ser fuerte, sabiendo que Escorpio lo odiaba –Yo soy el único culpable de esto- Niega con la cabeza –No sé por qué… Recuerdas Surt o ¿Qué hice para que actúes así? Pero… Perdóname por favor…- Derramaba sus lágrimas sin importarle el orgullo esta vez, solo quería dejar escapar las palabras contenidas –Solo… Quiero que vuelvas a sonreí cuando estés conmigo- Sus palabras no eran entendibles, ni siquiera el mismo comprendía que quería ahora.

    Ver al decimoprimer guardiana así, le agradaba… Pero le estrujaba el corazón, una combinación de satisfacción con tristeza… Tenía emociones ambivalentes que sentía que enloquecería en cualquier momento.

    Sus pies se movieron en dirección al peliaguamarina, ¿Quería consolarlo? ¿Pedirle que dejaran las cosas así? ¿Exigirle el conocimiento de lo que no recordaba? No comprendía nada.

    -Camus… No entiendo por qué… Mi mente me dice que no debo estar a tu lado, siento que te odio…- Dijo sin más, estaba hablando de sus emociones delante de la persona que le desagradaba en esta ocasión.

    Las palabras acidas del peli morado, estaban causando un gran daño en su corazón, pero soportaría el castigo que él deseaba darle.

    -Ahora… Mi corazón se ha vuelto un traidor… Por qué… Cada vez que te veo, te odio, sufro, porque también te amo…- Apretaba sus puños, mordía su labio inferior, ordenaba a su cuerpo callar lo que acaba de decir –No puedo entender que me pasa, es tan desagradable todo esto, me estoy volviendo loco-

    -Milo… Tú no tienes la culpa, la tengo yo… Debiste sufrir siempre mis tonterías, perdóname una y otra vez, cada traición- Temblorosa su voz, audible apenas, se esforzaba en aquello –Ahora entiendo que me odies… No es algo sorpresivo, debí esperarlo- Jadeo un momento, las lágrimas lo estaban ahogando –Te amaba en secreto, suficientemente orgulloso para callarlo y rechazarte siempre, haciéndote sufrir- Sonrió amargamente –Solo pido tu perdón… Prometo jamás volver a dirigirte la palabra si eso quieres… Yo no te merezco, ni siquiera amarte- Su cuerpo temblaba por el dolor expresado en sus palabras, no era alguien que digiera lo que sentía libremente, pero lo trataba de hacer por Escorpio un gran esfuerzo.

    Negó con la cabeza -¡¡¡NO QUIERO QUE TE ALEJES!!!- Respiraba entrecortado, sus emociones estaban revueltas, regresando esos recuerdos doloroso a su mente, revocándole un dolor de cabeza intenso -¡¡¡PERO TAMPOCO TE QUIERO CONMIGO!!!- Apoyaba su cabeza contra su antebrazo derecho, estaba confundiéndose de nuevo, sufría por aquello.

    -¿Milo?- Lo miro confundió, estaba sufriendo demasiado, lo miraba en su rostro, en su cosmos que desprendía tanto odio, dolor… ¿Qué demonios pasaba?

    Pensó rápido, no habría palabras que lo alcanzara estando así, estando desesperado porque Escorpio volviera hacer como antes, aunque ya no fuera el quien causara esas sonrisas, no quería verlo de esa manera.

    Sea venturo de verdad, en hacer ahora una demostración e afecto, jamás creyó el ser que iniciara algo así, pero lo quería hacer, tal vez su dejaba que Milo se descargara con él, podría acceder al perdón que añoraba y la paz mental que este necesitaba.

    Lo abrazo firmemente, de frente, mirando al octavo guardián directo a los ojos decidido en que no lo soltaría en esta ocasión no importaba las palabras crueles que le dedicara.

    Gruño molesto, el dolo de cabeza se hizo mas latente en su ser, solo ver a Camus le ardía constantemente, escuchar su voz lo detestaba, sentirlo era algo que había decidido alejarse siempre, ningún toque con él, porque… Su juicio se nublaba, deseaba atacarlo ene se momento, pero algo lo detenía.

    -¡¡¡SUÉLTAME CAMUS!!!- Le ordeno, en verdad sentía sus manos antes fría, como el peor calor del mundo, que le hacía trisas su mente.

    -¡¡¡NO LO HARE!!! ¡¡¡HASTA QUE TE CALMES!!!- Lo miro decidido, los ojos contrarios sufrían lo veía.

    Sujeto con ambas manos la parte desnuda de sus brazos, aferrándose fuertemente y encajando sus uñas, deseaba alejarlo.

    Sintió como la sangre escurría por esas heridas que se encajaban en su carne, pero no se alejaría de Escorpio, no esta vez, ya era demasiado huir del amor.

    -Milo… Por favor… ¿Qué te pasa? ¿Qué fue lo que te hice?- Preguntas que no tenían una contestación.

    Escorpio, aprecia librar una batalla interna con algún temor, contra sí mismo, ese maldito pelirrojo con esa sonrisa altanera, Camus a su lado, en una tierra fría, siempre lo mismo y el llamándolo de lejos, envuelto en ese fuego abrazador, odio y amor a partes irregulares donde el primero ganaba.

    Si aquello le daba paz a Milo, dejaría que lo lastimara, lo merecía, ya no sentía el dolor por las heridas abiertas, si no por el sufrimiento del escorpión.

    Un leve recuerdo de un tierno beso, que alguna vez debió darle, Acuario capaz de iniciar ese contacto, era algo impensable para cualquiera, incluso para él. Una sensación de molestia le vino al cuerpo.

    Sus bellos orbes azules, derrababan lágrimas como una ligera cascada, levantando su rostro y estando tan cerca a la cara de Milo, se encaró a este, quien derramaba su dolor.

    Tomo valor de quien sabe donde, y deposito un beso en los labios heridos de su amado Escorpión, sintió ese sabor metálico de la sangre, ¿Cuantas veces apretó sus labios por esa frustración que sentía?

    Ese contacto le parecía un insulto, una molesta, pero era placentero, como cuando no deseas saborear algún alimento, por su apariencia, pero al hacerlo es un sabor tan delicioso que duele en todo tu ser, por haberte negado a tenerlo.

    Lamentablemente para ambos, el dolor de cabeza se estaba intensificando en ambos, mas Aquel peliaguamarina, no se separaría de los labios que estaba probando, un sabor nostálgico que le causaba dolor.

    Milo, reacciono como pudo, y lo apartó de él… Utilizo la fuerza necesaria, para alejarlo, aventándolo fuertemente, provocando que este cayera al suelo frio de la casa de Capricornio.

    El también cayo de rodillas, aferrándose a su cabeza, le latía tan fuerte, que sentía que en cualquier momento perdería la vida, cosa que ya ha pasado, pro esto sentía que no se comparaba con nada antes vivido.

    Recuerdos venían como un torbellino, las emociones encerradas en todo esto surcaban, pasaba de estas de un segundo al otro, recordó cada parte de esa historia perdida en su interior, parpadeaba, directo a ver al mago de Hielo, que se encontraba en las mismas, derramando lágrimas de dolor.

    Ahora si sentía de verdad que quería ir a ayudarlo, ese enfado, ese odio, esos celoso, estaban desvaneciéndose, de a poco lograba entender como había estado todo.

    Siempre su amor le hizo comprenderlo, entenderlo y aceptándolo como fuera, ahora no era la excepción.

    Los celos no fueron justificados, solo cumplía una promesa a un viejo amigo que le habían arrebatado a una hermana, recobro todo, su amor era lo único que lo hacía estar cuerdo a veces, lo que le impedía que esos sentimientos oscuros lo dominaran por completo.

    Más estaba muriendo poco a poco esa cálida verdad.

    Lo perdonaría mil veces si era necesario, el corazón de oro que portaba Escorpio siempre, hay presente.

    Se levantó con dificultad, para ir directo con Camus, sus ojos fijos en el con lágrimas escurriendo, un leve destello, que comprendía que todo estaría bien ahora.

    -¿Camus?- Lo llamo, sujetándolo por los brazos, para que se apoyara en él.

    Negó con la cabeza, zafándose se su agarre –Milo… Ahora te entiendo…- Su voz entrecortada, por las lágrimas que descendían por sus mejillas. –Fui un idiota en Asgard… Preferí estar con Surt antes que contigo… Casi acabo con tu vida… Pero yo no… No quería eso… Si me odias está bien… Ahora entiendo… Lo merezco…-

    La primera vez en ver esa fragilidad en el corazón de Acuario, era algo que jamás creyó observar en toda su vida, pero ya no sentía odio, al contrario… Quería que fueran felices, mas por que recordaba como Camus, le había profesado sus sentimientos hace unos momentos, no perdería esa oportunidad.

    -Te amo Camus… Te amo con todo mi corazón, yo soy el que debe pedir perdón, por haberte tratado todo este tiempo así- Sus lágrimas corrían, su sonrisa coqueta estaba allí, con arrepentimiento impregnado –Si me deseas golpear, hazlo, yo solo quiero estar contigo, me amas y era lo único que quería escuchar-

    -Pero… Te hice tanto mal… Te hice sufrir, pensaste que yo… Cuando en realidad solo fue mi amigo y yo acabe con su única familia, quería remedirme… Pero, jamás fue mi plan dañarte- Rogaba levemente en sus palabras –Solo perdóname…-

    -Hare algo mejor que eso- Dijo se manera sensual, había perdido tiempo, meses en los que pudo haber sido feliz en una nueva vida con ese hombre hermoso que tenía tan cerca, pero sus recuerdos a medias le impedía volver realidad.

    Se acercó a ale, sujetándolo por la cintura aun estando de rodillas, lo aferro a su cuerpo y le panto un feroz beso en los labios, no quería desperdiciar el tiempo más, reclamaba lo que le pertenecía.

    Por el momento no quería mas palabras interponiéndose entre ambos, ya tendrían tiempo de hablar, ahora solo esa sensación era lo que necesitaba para ser feliz.

    Ambos lloraban, les causaba dolor el pasado, pero nada de eso importaba ya, el presente es un regalo que deben aprovechar, pues nunca se sabe cuándo podrían morir de nuevo y separarse en esta vida, mas reencontrarse en la próxima.
     
  5. Threadmarks: Capitulo 25 (Deber y Querer)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Entusiasta

    Aries
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    13 Junio 2024
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    105
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    Escritora
    Título:
    El Sol De Jamir (ShakaXMu) Yaoi ShaMu
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    34
     
    Palabras:
    2230
    ---Torre de Jamir---

    -La tarde está cayendo rápidamente- Fijaba las esmeraldas en el firmamento, poseía el destello del amor.

    -El tiempo fluye rápidamente… Cuando estas con quien amas- Se inclinó, a la altura de esos dulces labios rosas.

    De los cuales había disfrutado todo ese día sin parar.

    Un hilo de saliva era lo que conectaba a ambos, esos besos podían ir de dulces y castos a demandantes y apasionados, en un instante.

    -Sigo creyendo que es un sueño, del que despertare en cualquier momento- Bajo su mirada un instante, no podía creer que de verdad esto estuviera pasando.

    Poso ambas manos en las mejillas pálidas del pelilila, obligándolo a mirarlo –Te puedo asegurar que nada de esto es un sueño… Es la realidad que siempre soñé-

    Ahora un abrazó acercando a ambos cuerpos tan profundamente.

    No habían dejado de amarse en todo ese día, exigiéndose de alguna manera que el tiempo se detuviera con ellos, por todos esos años perdidos, por tonterías ajenas a sus corazones.

    Mas sabían perfectamente que debían volver a la realidad muy pronto, se tomaron ese descansó, que no habían programado, fue tan improvisado, no pensaron en las consecuencias que todo ello podría tener.

    -Shaka…- Llamó en un jadeo, si seguían así podrían arrepentirse de pensar en volver, él era quien llevaba el cargo de conciencia más grande en no respetar las reglas en esta ocasión.

    -Vamos Mu… Olvida las responsabilidades- Besaba de nueva cuenta su cuello, acariciando la espalda que estaba desnuda ante él.

    Un gemido, ante aquel tacto volvió a inundar esa habitación –Lo prometiste… Que volveríamos esta noche… Haaaa… Tenemos que…- Un beso de nuevo lo cayó, tendría que ser más firme si quería regresar a la misión, pero se estaba dejando llevar otra vez.

    Recostar sobre la cama nuevamente el cuerpo de Aries, fue una tarea fácil, un poco más disfrutarlo, para recibir el castigo que tuvieran que pasar.

    Si le dieran a escoger el recibiría ambos castigos, Mu no debía padecer nada estando a su lado, él lo protegería sin importar que fuera contra el patriarca o cualquier otro Dios.

    No había resistencia de parte del pelilila a las insinuaciones, ya estaba inundándose de placer, con solo unos besos, y toques sin pudor de parte de Virgo.

    Mas ya era turno que el rubio cediera esta vez y dejara descansar a su amado.

    Un último beso depósito en los labios carnosos, que había mordido en algunas ocasiones.

    -Está bien, tu canas borreguito… Vamos a la misión- Sonrió socarronamente.

    Su intención fue tentar la cordura y autocontrol de Mu, este último había fallado un poco, también estaba lleno de deseo aun.

    ¿Quién podría culparlo?

    Poder estar con la persona que amas, aun fuera de los prejuicios, en su propio lecho de amor, podrían hacer lo que deseaban.

    Existía el código de caballeros, de obedecer las reglas y misiones.

    Solo cuando quien las dicta y las hace cumplir también las sigue claro está.

    No era justo ahora, Aries estaba emocionado por continuar, pero Shaka había jugado muy bien sus cartas, el Lemuriano aun portando un rostro sonrojado, y sus ojos con ese destello digno de ser impregnado en una pintura de gran prestigio y valorarla en un gran precio.

    Solo podían ver con atención a su amado rubio.

    -Si…- Sus jadeos debían ser controlados al igual que la respiración, el podría perder de nuevo su decencia, pues este día demostró que el tener un rostro inocente no necesariamente quiere decir que lo sea.

    Conoció faces de sí mismo que nunca creyó tener y solo por ese hombre Hindú que le provocaba sensaciones extrañas en su ser, pero tanta satisfacción.

    En contra de ahora su propia voluntad por su propia petición, se separaban de la nueva entrega que deseaban.

    Un momento de aseo por separado, sabían las consecuencias que podría tener si fueran juntos.

    Pobre Aries, tendría que disimular los efectos de estar a solas con Virgo durante casi veinticuatro horas, siendo un guerrero de elite, podía con ello.

    Mas eso no significaba que su querido rubio, lo dejaría solo, al contrario le ayudaría cada que lo necesitara, era su deber ahora con ese pacto que habían formado desde el beso en Asgard en el Bindi de este.

    Uno que estaba demostrándoles que hacer aquello conllevaba un gran compromiso y responsabilidad a partir de sus recuerdos recuperados.

    Al vestir de nueva cuenta sus armaduras, sintieron por separado que cada una denotaba una vibración diferente, en un sentido que solo ellos notaban.

    -Virgo está demasiado inquieta- Sonó serio Shaka.

    -Igual Aries- Pensó un momento, podía comunicarse con las armaduras, por su entrenamiento pasado de generación en generación de su estirpe como primer guardián.

    -¿Sabes lo que significa?- Pregunto directo.

    Asintió algo sonrojado –Creo que… Tampoco se quieren separar…-

    -¿Cómo dices?- Su voz denotaba una ligera carga de curiosidad.

    -Shaka… Por favor… Dime más… Lo significa eso de la unión por besar el Bindi de un hombre- Sus ojos estaban realmente asombrados, lo demostraba en sus esmeraldas fijas en el rubio.

    Pensó un momento recordando los pedazos de estos que alguna vez leyó de su antiguó país natal.

    -Lo que hiciste, significa que aceptas ser mío, una forma simbólica en la India, de pedir que te amen y ser de alguien para siempre- Se acercaba al pelilila, para acorralarlo contra la pared más cercana –De igual forma si la otra persona lo permite, acepta los sentimientos y con ello el amor y deseo de quien lo propone- Besa esos labios que ahora le pertenecían.

    Estaba sonrojado, al sentirlo tan cerca a su amado, de igual forma las armaduras se sentía más ligeras ahora.

    -¿Es como una forma de unir nuestras almas?- Pregunto algo atontado por esa dulce sensación en su ser.

    Suspiro disfrutando ese bello rostro –Si, también es una unión de almas, de corazones-

    Sonrió, abrazando por el cuello al rubio, colgándose un poco de este –Entonces… Ya entiendo que les pasa a Aries y Virgo-

    Ladeo un poco su cabeza, curioso por la conclusión de su ahora pareja -¿Qué quieres decir?-

    -Como sabes… Nuestras almas se ligan con las armaduras, al igual que el cosmos, si mi alma esta atada a la tuya, significa que de igual forma nuestras armaduras, están conectadas de algún modo- Sonrío, besándolo con suavidad.

    -Eso suena interesante…- Volvió a besarlo un par de veces mas –Por eso Virgo esta tan tranquila ahora…- La cintura de Mu, ahora sería siempre rodeada fuertemente por los brazos del rubio. No lo dejaría escapar jamás.

    -Si… Seguimos así… No podre controlar lo que siento- Sus ojos fijos en los azul cielo, destilaban de nueva cuenta deseo, por estar con ese hombre terco.

    -Pensaba lo mismo- Ambas manos en el rostro de Mu, por cada costado, para besar su frente –Vámonos entonces, si no…- Susurro al oído –No sé qué podría hacerte- Beso una de sus mejillas.

    La sonrisa de ambos nunca se despegó de sus labios, sus ojos estaban fijos en los contrarios, de verdad habían perdido tanto tiempo, que ahora lo recuperarían en cada segundo.

    Sus corazones ya eran uno, al igual que sus cuerpos, sus mentes, almas todo era solo por su amor, hasta las armaduras que les pertenecían por su deber, estaban felices de estar juntas.

    Las habilidades para comunicarse con los demás atreves del cosmos, nos e hizo esperar, para lograr encontrar a sus dos compañeros, mas…El rubio digamos que le pidió a su ahora novio, solo hablara con Aioros.

    Los celos estaban a más no poder siempre, ese recuerdo del beso que le habían robado a su corderito, lo carcomía un poco.

    Por eso estaba dedicado a cada instante besar esos labios y quitar rastros del peli azul.

    Fue fácil darse cuenta de donde estaba Aioros y entablar una conversación con el igual.

    Pensando que estaban ya en la misión, su sorpresa fue grande, cuando… Sagitario los informo todo lo antes descubierto.

    Toda una farsa, nada malo había en aquel lugar, estaban regresando y su ubicación era un poco más cerca que la noche anterior.

    ---Canal telequinetico---

    -Hola, Aioros…- Saludo algo nervioso el pelilila.

    -¿Mu?- Sonaba sorprendido, de escucharlo en su cabeza, pero entendía como pasaba eso -¿Dónde se metieron chicos?- Pregunto ansioso, aunque ya conocía la respuesta.

    Rio nervioso, haciendo el gesto en realidad –Bueno… Creo que eso… Es algo privado- Su contestación trato de que sonara lo más natural posible.

    Sagitario entendió de inmediato, mas por el gesto de dolor que podía ver al mirar de reojo, aquello le causo cierto enojo por Saga, pero también algo de alegría por sus camaradas –Esta bien… Pero irse a la mitad de la misión, aunque falsa… No fue correcto de su parte-

    -¿Falsa? ¿Cómo lo sabes?- Cuestiono de inmediato.

    -Es una larga historia… ¿Regresaran ya?- De nuevo miro al peli azul… Sería algo destrozador para su corazón.

    -Si, al sentir tu cosmos puedo teletrasportarnos Shaka y yo, con… Ustedes-

    -Está bien… Aquí los esperamos- Dejo de hablar de inmediato. Le preocupaba mas el hombre a su lado, midiendo su distancia se acercó a el -¿Estarás bien con ellos aquí?-

    -No tengo de otra- Suspira resignado, a partir de ese día… Su sufrimiento seguiría.

    -Estaré contigo, si lo necesitas- Tomo sus hombros, estaba queriendo trasmitirle seguridad de alguna forma.

    -Aioros...- Desvió su mirada, quitándole sus manos de los hombros –No puedo darte falsas esperanzas de que te corresponda... Algún día… Yo…-

    -Tranquilo, no te pido eso- Le enterneció aquella preocupación -¿Puedo quedarme a tu lado? Sé que ahora no necesitas a alguien que te amé, si no… Bueno a un amigo- Sonrió débilmente, referirse a sí mismo de esa manera.

    Asintió al castaño, aún tenía mucho que procesar, su mente y corazón estaban demasiado revueltos, que era mejor solo fijar su vista en volver al santuario.

    Aries y Virgo regresaron.

    Se dice que el hambre y el amor no se pueden ocultar y este no sería la expresión.

    Géminis se giró, no quería ver a ninguno de ellos, al momento que volvieron.

    Esta noche no habría descansó. Volver lo antes posible, necesitaban una explicación de su Diosa lo antes posible.

    Concentrarse en llegar al santuario era su meta ahora mismo, después de que el castaño les hablara sobre lo que acaban de descubrir, regresar era lo primordial.

    Y así lo harían.

    Llegarían en la mañana, eso serviría de mucho en esta situación la caminata.

    Mas el pelilila sufría un poco, darle gusto al cuerpo por mucho tiempo lo resentía un tanto, pro nada que no pudiera soportar.

    Para Virgo aquello era la excusa perfecta para mantenerse a su lado y demostrara que ahora ese hermoso caballero le pertenecía.

    Fue en verdad incomodo, pero así seria de ahora en adelante.

    Extraño, no derramaba lágrimas, solo la sensación de fracaso, un poco de ira, sus sentimientos podrían estar en paz en un tiempo considerable.

    ---Santuario---

    -La señorita Atena… Menciono que mañana volvería-

    -¿Entonces también estas libre esta noche?- Un voz coqueta se dejaba escuchar por todo el lugar.

    -Do-Dohko…- Llamo la atención, él patriarca que estaba más rojo que un tomate.

    -Vamos… Anoche… Fue la mejor de mi vida- Inclino su rostro levemente, para cercarse a la oreja del contrario, susurrándole algunas palabras –Sé que también fue la tuya- Beso su cuello.

    -Si… Estaré libre… Pero- Tuvo que apartarlo de su alcance, si no podrían cometer el mismo acto de amor, en ese recinto sagrado y no sería bueno –Espera un poco más, tengo que terminar- Bajo su rostro ocultándolo entre los papeles del escritorio.

    Tomo una silla, acercándola al lugar de trabajo, estaba sonriendo, sus ojos atentos a cada movimiento del peliverde.

    Suspiro resignado, no podría concentrarse con esa linda cara de Libra.

    Este sabía perfectamente como distraer al patriarca.

    -¿Te he dicho cuando te amo?- Tomaba la mano de Aries mayor, para quitar la atención de sus escritos.

    -Si… Lo hiciste anoche…- Desviaba su mirada cada instante, estaba tan sonrojado y muerto de pena.

    -Y lo que tú hiciste… Me encanto demasiado… ¿Podemos repetirlo ya?- Su ilusión era tan grande, que estaba casi sobre Shion de nuevo.

    Sonrió, tomando el rostro del Chino -¿No me dejaras terminar?-

    Negó con la cabeza –Necesito a mi lindo borreguito en mi cama de nuevo- Un beso plantándolo en los labios, que pasaron siglos para probar.

    Sabía que estaba derrotado ante la insistencia de Liba, sabia como convencerlo.

    Y no podía fingirlo… El también deseaba volver a estar en Libra con el dueño del templo. Olvidaba su cargo como el patriarca del Santuario y se volvía la pareja de ese hermoso castaño toda la noche, así lo sentía desde ayer.

    Que aprovecharan, pues su Diosa estaba fuera una oportunidad como esa, no podrían dejarla pasar.

    ---Asgard---

    -Gracias por coopera con nosotras- Una voz femenina suave y frágil, se dirigía a una persona en particular.

    -Si es necesario, para que todos estén bien… Lo hare- Sonaba triste.

    -Sera difícil para ti, pero si realmente lo aprecias, debes hacerlo- Una tercera mujer se escuchó en el lugar.

    -Lose… Pero… Nunca creí que perdería a alguien que nunca tuve- Tocaba su pecho, o más bien un objetó que colgaba de su cuello, sujetado por una vieja cuerda.
     
  6. Threadmarks: Capitulo 26 (Audiencia)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

    AMMU TEIKOKU YUDAINA Entusiasta

    Aries
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    El Sol De Jamir (ShakaXMu) Yaoi ShaMu
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    De regreso al santuario, los cuatro caballeros que salieron a su misión ficticia, estaban a escasos metros de llegar a los territorios de Atena.

    Debían reportar lo acontecido en la misión, mas habían pactado no contar lo ocurrido con virgo y Aries, más bien fue promesa de Sagitario que callaría y Géminis solo asintió, no quería pensar en ello, mucho menos hablar.

    Ese caminar fue de verdad un infierno para Saga, mas ya debía acostumbrarse pronto, pues esos dos no dejarían de amarse, y lo demostrarían de ahora en adelante.

    Más aún faltaba que una persona pudiera aportar aquello y sería el más difícil de convencer.

    Al caminar, cada quien en su mundo aunque ya dos compartían uno.

    Sagitario miraba más calmado el santuario, sabía que todo iría bien ahora.

    Mas su sonrisa se esfumó cuando diviso a dos personas un poco a lo lejos.

    No identificaba que estaban haciendo, pero su conocía sus cosmos y se alarmo cuando se dio cuenta del volcó del mismo cuando los vio muy juntos.

    -Ahora vuelvo con ustedes- Salió en dirección a esas dos figuras.

    En esa distancia, se encontraban Capricornio y Leo, estando abrazados, compartiendo el tiempo de entrenamiento, aunque desde hace un rato solo se dedicaron a platicar, darse demostraciones inocentes de amor.

    Pero que grave error los pobres cometieron al no darse cuenta del cosmos que se acercaba, para separarlos en un instante.

    -¡¡¡¿QUÉ SIGNIFICA ESTO?!!!- Se posiciono en medio de ambos, empujándolos a cada uno por el pecho, pero reafirmando su autoridad estando enfrente de su hermano menor.

    -¡¡¡¿HERMANO?!!!- Un muy sonrojado León dorado quedo mirando a la espalda del mayor.

    -¡¡¡AIOROS!!!- Shura estaba algo sorprendido de ver a su amigo, pero el semblante de este no portaba nada bueno.

    -¡¡¡¿QUÉ HACÍAN AQUÍ SOLOS?!!! ¡¡¡¿BESÁNDOSE?!!!- SE GIRA AL MENOR -¡¡¡¿QUÉ NO ME DECÍAS QUE LO ODIABAS?!!!- Su ceño fruncido, pero de preocupación. -¿Qué fue lo que te hizo para que accedieras?-

    -¿Qué? No, nada… Aioros… Escucha- Rogaba para explicarle lo que había pasado, sobre todo esos recuerdos perdidos.

    Pero Sagitario no perdería tiempo, se giró de nuevo contra el peliverde más ocurso, mirándolo de forma caso asesina.

    Hemos escuchado de miradas que matan, pero sin duda los ojos verdes estaban en una batalla con los jades.

    -¡¡¡SHURA!!!- Cruzo sus brazos delante del pecho -¡¡¡¿CÓMO TE ATREVES A SI QUIERA TOCAR A AIORIA?!!!-

    Pero no se dejaría intimidar por este hombre, su semblante serio y estoico era lo único que necesitaba para enfrentar a quien fuera.

    -Hubiera preferido, que te enteraras de mejor manera… Pero, no se pudo- La mirada fija en su ahora “Cuñado” –Aioria y yo somos pareja ahora, así que espero no te pongas de hermano sobreprotector como Ikki lo ha hecho con Shun-

    Esto dejo impresionado al León, le parecía hermoso que su Cabra descarriada estuviera protegiendo su amor.

    Pero para Sagitario esto no podía comprenderlo.

    No es que estuviera en contra de su hermanito tuviera una pareja del género que fuera, pero sí de que las ideas y opiniones cambiara tan rápido.

    -¿Qué cosa?- Negó con su cabeza, posicionando ambas manos al frente –Haber… ¿Me pueden explicar, como es que ustedes están juntos ahora?-

    Suspiro tranquilo, Aioros se calmó bastante, así era la actitud de ese hombre –Se lo que dije… Antes… Creía que seguía odiando a Shura- Mira con tristeza a su ideal –Por tu muerte y que jamás podría perdonarlo, más… Ayer en una situación extraña, donde apareció una mujer muy rara- Su mirada miraba en algún punto en el suelo, ni el mismo podría darle un sentido coherente a esta situación.

    -Nos atacó sin previo aviso y quería llevarse a Aioria- Continuo Capricornio.

    -¡¡¡¿LLEVARSE A AIORIA?!!! ¿A dónde?- S estaba enterando de muchas cosas en su ausencia. Solo pasaron dos días y casi se queda sin su hermanito para variar.

    -No lo sabemos, solo que… De alguna forma, logro redireccionar el Plasma Relámpago- Miraba al menor de los tres.

    -Shura me protegió… Y en ese momento, sentí… Como si la vida se me fuera con él y… Paso algo sumamente extraño- Entrecerró los ojos, ahora que lo decía en voz alta sonaba ridículo.

    -¿Un recuerdo apareció de la nada en tu mente, como una película en blanco y negro que después fue tomando sentido?- Pregunto con tanta confianza, que parecía una confirmación que otra cosa.

    -¿Qué?-

    -¿Cómo lo sabes?-

    Ambo sonaron sorprendidos, de que Aioros entendiera lo que había ocurrido en sus mentes.

    -Fue lo mismo que nos pasó a Saga y a mi durante la misión, después de darnos cuenta que fue una ficticia- Hablo sereno, pero parecía estar analizando algo en cuestión.

    -Entonces… No fuimos los únicos- Concluyo El castaño claro.

    -Pensábamos hablar con Atena, pero… No se encuentra en el santuario desde el día que fueron a esa “Misión”- Encaro al mayor.

    -¿No está la Diosa Atena en el santuario?- Parecía difícil de creer.

    Asintió suavemente él León, mientras se acercaba a su novio.

    -Puede que el patriarca tenga alguna idea de lo que pasa con nosotros-

    -Iremos a verlo en este momento, para aclarar lo de esa misión y también aquellos recuerdos...- Estaba serio, posando su dedo debajo de su barbilla –Tal vez eso explique cómo fue que Mu y Shaka por fin confesaran lo que sienten-

    -¡¡¡¿QUÉ?!!!- Otra sorpresa para ambos.

    -Si todos pasamos por lo mismo… Tiene que existir un ¿Por qué de olvidarlo?-

    -Tienes razón, debemos reunirnos con los demás antes de ir con el patriarca y solicitar una audiencia con Atena-

    Dicho esto, los tres volvieron a dirigir sus pasos con los demás que venían de esa misión, para ir directo, explicándoles lo que ocurría y que también pasaron lo mismo.

    Esos recuerdos olvidados, y todo de golpe a la mente, no era algo normal y sí que han experimentado cosas completamente fuera de lo común.

    Más digamos que aparte de estar preocupado por Saga, que aún estaba triste, por saber lo que no deseaba, ahora también se comportaba sobreprotector con Aioria.

    -Sé que ya eres mayor de edad, pero primero debieron decirme algo, antes de andar con sus cosas- Parecía un papá demasiado enojado, por no saber el chisme completó.

    -No fue a propósito, sucedió y estábamos demasiado felices para esperar- Hacia un leve puchero contra el mayor, no le gustaba ser tratado como niño y cosa que lo estaba haciendo desde que volvieron a la vida.

    -Aioros, si quieres que alguien te dé una explicación, lo haré yo, pero preferiría que fuera en privado en cuanto este asunto quede resuelto- Hay estaba Capricornio, hablando por ambos, para que Sagitario volviera su actitud.

    -Muy bien- Giro una mirada de furia hacia el peliverde –Pero mientras los quiero a tres metros de distancia y yo por en medio de ambos- Estaba cruzado de brazos cumpliendo su amenaza.

    Ambos jóvenes solo suspiraron, no querían hacer un escándalo, cuando Aioros se pone en ese plan, no era buena señal.

    -Espero que el patriarca no actué así, al saber que eres mío- Sujeto la mano del Lemuriano con fuerza.

    Ese cosquilleo en su palma, al cálido contacto con el Hindú, lo ponía nervioso –Se lo diremos después, cuando creamos que es conveniente- En su mente tenía la leve idea muy acertada, que el patriarca no se lo tomaría para nada bien, mas mostraba su sonrisa, para calmar al rubio.

    Esa delicada muestra de amor, solo golpeaba en lo más profundo al Géminis, ene se andar iba solo y detrás de todos, no tenía ánimos de hacer nada, mas también quería saber la razón de esa perdida.

    Esto fue notado de inmediato por Sagitario, odiaba esa mirada triste en los Viridian de quien amaba, por lo tanto en un movimiento improvisado, decidió que el también colaboraría para mantener a raya a los dos enamorados aparte de Aries y Virgo.

    Tomando la mano de Géminis para posicionarlo en medio de Leo y Capricornio, junto a él.

    -¿Qué estás haciendo?- Esto saco de si a Saga.

    -Me estas ayudando a mantener a estos dos separados, mientras me dan una aplicación y hablo con Shura después- Cruzo sus brazos molesto, odiaba ser el último en enterarse de las cosas-

    -Qué vergüenza…- El León estaba tan rojo, por la pena que le daba el mayor.

    Pasar por Aries fue lo primero, obvio el saludo hacia Mu por parte de Kiki no se hizo esperar, provocando un latir muy fuerte en su corazón, como amaba ver a su aprendiz.

    Además que el rubio, por alguna extraña razón que él conocía muy bien, debía darle más importancia a ese niño, que gracias a él no cometió esa locura hace tantos ayeres.

    Pero deban dirigirse hacia la sala patriarcal y seria después.

    En Tauro, Alde salido muy feliz a salúdalos, pero rápido fue informado de aquellas memorias, más el no parecía sorprenderle mucho, pues este si recordaba levemente lo sucedido en Asgard, no de manera nítida, pero si algunas circunstancias.

    Pero sin duda iría con ellos, para averiguar que estaba pasando.

    El tercer templo, estaba vacío. Kanon no estaba desde ayer, pues había ido a visitar a cierto espectro y ya era hora que no volvía.

    Hasta el menor de ellos, tenía una vida amorosa más activa.

    Cáncer estaba igual, ya lo encontrarían.

    Los dos siguientes, pues sus guardianes iban en ese grupo.

    En libra, parecía que hubiera pasado algún tornado, estaba algo desordenado, pero no iban hacer preguntas innecesarias, aunque… Algunos sospechaban, más no debían de abrir su boca cerca del alumno del platicar.

    El octavo templo estaba en relativa calma, sorprendiendo a muchos y más al darse cuenta que no estaba solo, sino que Acuario estuviera allí, sin las últimas discusiones, se notaban estar felices solo con la compañía del otro.

    Al contar de nuevo la historia, estos dos quedaron sorprendidos, mas Camus recordó que posiblemente Afrodita tuviera una leve idea de lo que pasaba, pues fue de gran ayuda para hacer las paces con Escorpio.

    Ahora de nuevo a las andadas ascendente, tres más y llegaron a Piscis, hay estaban los últimos que faltaban.

    Pero al entender el porqué de las prisas, no estuvieran sorprendidos.

    Y allí los dorados querían saber, mas usar una buena carta bajo la manga.

    -“No podemos decir nada, ordenes de Atena”-

    Esto los puede salvar para sellar cualquier cosa y no considerarse traidores, si era orden directa de la Diosa, no hacían más que obedecer.

    Más un debían llegar con el patriarca y el cosmos de Libra estaba junto a él.

    Llamaron antes de entrar, por cortesía y no querer encontrar nada extraño.

    Por buena fortuna de los mandamases, estos estaban solo trabajando en algunos asuntos, obviamente ver a los once dorados allí, significaba alguna situación importante.

    -¿Paso algo malo?- Shion se levantó de inmediato el trono patriarcal, su mirada estaba algo contraída, pero se mantenía estable.

    Todos hicieron una reverencia delante de él y quedándose en esa posición uno de ellos comenzó a hablar

    -Gran patriarca, queremos hacerle saber de una situación que nos ha afectado a todos nosotros- Sagitario tratando de sonar lo más sereno y diplomático que pudiera.

    -¿Algo que los afecta a todos ustedes?- Su mirada preocupada por los que alguna vez considero niños dorados -¿De qué se trata?-

    -Cada uno de nosotros- Miro levemente al segundo guardián –Con excepción de algunos, hemos experimentando como una pérdida de recuerdos, de cuando revivimos en Asgard y en situaciones diferentes…- Callo un momento se sonrojo de pensar en aquel momento –Logramos recordar lo que paso, en simbolismo de imágenes desordenada-

    Aquella revelación confundió al peliverde, no se esperaba algo como eso y algún conocimiento previo de ese suceso, no tenía en su base de datos interno.

    -¿Pero cómo es que no recordaran y que ahora lo hicieran?-

    -Y sobre todo ¿En qué circunstancias fue que lo recordaron?- Hay estaba el curioso Dohko, queriendo saber más.

    Libra también estaba implicado en los que revivieron y no había experimentado nada por el estilo, pues el sí recordaba aquello en Asgard con lujo de detalles, no ocurrió nada diferente, solo que sus memorias estaban allí al volver a la vida.

    -¿Usted no ha sentido anda extraño viejo maestro?- El pelila pregunto sorprendido.

    Negó con la cabeza –No, yo he mantenido mis recuerdos de Asgard perfectamente-

    -¿Por qué el viejo maestro si los tiene y a nosotros nos ha costado?- Milo pregunto, ahora molesto, recordando lo que había hecho contra Camus y sintiéndose una basura más grande del mundo.

    Se peguntaba ¿Porque esos recuerdos no se borraban?

    -¿Paso algo más en Asgard que no me hallas contando? Dohko- El patriarca el único que lo llamaba por su nombre, lo miro de forma inquisidora.

    El castaño, puso una pose pensativa, mirando hacia el techo del recinto, poniendo su mano en la cadera izquierda y en su mentón la mano derecha –Te conté todo lo ocurrido… No se me paso ningún dato…- Pero su vista se fijó de pronto en Aries y virgo. Su mente disparo algo que pensó que no era conveniente contarle al hombre que ama.

    -Entonces… ¿Qué fue lo que nos pasó?- Saga ya estaba alterándose demasiado.

    -Eso yo se los podría explicar mis caballeros- La voz serena y dulce de su Diosa apareció de repente.

    -Diosa Atena- Fue lo que todos los hombres allí pronunciaron, ante la presencia de la joven.

    -Debí haberles dicho esto antes, pero… Quería que primero tratan de recordarlo por si mismos aunque… Creo que no fue lo mejor para todos- Su mirada algo melancólica y triste en ese rostro bonito.

    Más la peli morada, venia acompañada de dos personas más, una llevando una capa de color negra, mirando hacia abajo y otra con una máscara de lobo al estilo japonés, cada una por un lado.

    Obvio la joven de la máscara no pasó desapercibida por los caballeros que habían tenido un encuentro con ella hace un día tan solo.
     
  7. Threadmarks: Capitulo 27 (Diosas)
     
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    -Diosa Atena ¿Quiénes son ellas?- El patriarca pregunto, podía percibir el cosmos de cada una.

    -Ellas...- Giro su vista –Una es la causa de todo esto y la otra me ayudo a recuperar sus memorias.

    Aioria abrió sus ojos, al sentir ese cosmos familiar –Ella es… Quien nos atacó- Dijo esto por lo bajo al Capricornio junto a él.

    Aquella Griega, suspiro resignada, era mejor acabar con esto de forma inmediata, no valía la pena darle más vuelas.

    -Como ya recordaran, después… De la batalla contra Hades, en el muro de los lamentos que dieron sus vidas…- Callo un momento, pensar en ese suceso le dolía demasiado –El Dios Asgardiana… Odín, les devolvió la vida, para ayudar en sus dominios, detener a Andreas y su plan con el Yggdrasil, lo logaron realiza- Sonrió con calidez, cerrando sus ojos, dirigiéndose a los dorados allí presentes.

    Nadie contesto nada, eso lo recordaban, por fin lo lograba hacer.

    -Por obvias razones, aquella vida que se les otorgo solo era momentário y al cavar su misión debían volver- Suspiro con melancolía –Mas al devolverles la vida a todos ustedes, aquellas memorias se sellaron por un solo motivo, que yo no soy la indicada para aclararlos- Hizo una seña para que la chica que estaba a su siniestra continuara.

    Se sentía demasiado intimidada, por estar allí… Después de todo, ya los conocía a esos caballeros, pero quien sabe si ellos tendrían una buena reacción de su presencia, sobre todo… Que había clavado su mirada en cierto hombre… Que su corazón latía como loco solo por él.

    -Lyfia- Aquella Diosa Griega llamo.

    Logro salir de sus pensamientos, ya ¿Qué importaba? se habían dado cuenta de quién era.

    Quito la capucha de su cabeza, revelando su identidad a todos, su mirada bajo un poco, con un semblante triste, era difícil para ella poder hablar, pero… Debía hacerlo.

    -Espero que me recuerden…- Fue lo primero que su boca dejo escapar.

    -Si… Fuiste la novia de Aioria en Asgard- Death Con su lengua afilada, declaro aquella situación.

    -No… No lo fue- Negó con su cabeza serio. No permitiría que le levantaran falsos.

    Mas si tenía a su actual novio a un costado, con un ceño de incomodad, por la presencia de la peli azul.

    -No fuimos nada parecido a eso- Callo un momento, de verdad sentía que no podía continuar, pues ese era su mayor deseo lograr ser algo del león dorado, mas ahora era completamente imposible.

    Noto como Shura lo sostenía con fuerza de la mano y este no se negaba.

    Lo había sentido, lo comprendió en aquella batalla, en donde por fin pudo perdonar a Capricornio.

    -Solo fuimos amigos en ese entonces- Sonrió forzadamente, pero rápidamente siguió con lo que había venido –Caballeros dorados de Atena… La razón por la que no pudieran recordar nada, es que… Odín sello sus recuerdos cuando… Vieron a la vida, por su propia seguridad-

    Era rápida en decir la razón del Dios Asgardiano, ella como una representante del mismo en la tierra.

    Mas ahora venía la sesión de preguntas y respuestas que no se hicieron esperar, nada de esto podría tener sentido alguno.

    -¿Nuestra seguridad?- Saga fue el que rápido pregunto.

    -Si…- Musito esas palabras

    -Pero… ¿Por qué? ¿Qué nos ocurrirá si teníamos esos recuerdos?- Las pregunta se intensificaron por parte de Shura.

    -Bueno… Eso es porque…-

    -Es el tratado de las reglas de cada Dios y cultura general- La voz de aquella tercera joven se hizo presenté, sonaba serena y delicada.

    -¿Un tratado?- El pelilila giro su vista directo a la chica.

    -Así es…- Se quitó aquella mascara, revelando su verdadero rostro –Puede que ustedes no lo conozcan es algo que solo los Dioses conocemos y debemos respetar- Dedico una mirada amenazante a Lyfia –Pero… Se rompieron las reglas y era necesario protegerlos de alguna consecuencia- Sonrió tranquila.

    -¿Quién eres tú?- El León, la miraba atentamente cada movimiento.

    Más había un par de ojos antiguos que parecían no creer lo que observaban.

    -Ja, ja, ja, es obvio que no tengan conocimiento de mí, además…- Sonrió nerviosa, quitando los aires de superioridad –Lamento mucho haberlos atacado ayer… Pero…- Se giró a ver a la dueña del lugar.

    -Yo le pedí que hiciera eso- Atena confirmó esto, sumamente avergonzada por esa decisión.

    -¿Por qué?- El décimo guardián, cuestión rápido, podría ser una falta de respeto, pero estaba consternado que su propia Diosa a la cual le era tan fiel, hubiera hecho algo así.

    Sonrió nerviosa y una mirada suplicante se hizo presente –Si… Me da oportunidad de explicarlo, lo hare, pero primero será prudente que Amaterasu les aclare algunas cosas- Señalado a la pelirroja en cuestión.

    -Gracias Atena- Tomo un poco de aire, cerro los ojos y continuó –Este tratado es simple… Se estipulo hace siglos, mas halla de cuando la tierra apenas si se volvía lo que alguna vez resulto ser- Levanto el dedo índice –Aquí estipula, que Dioses de diferentes culturas no pueden ayudar a otros en batallas con enemigos de sus propias tierras-

    Los troce caballeros allí presentes o más bien doce y un patriarca la miraron extrañados, no compendian esto a la perfección.

    -En otras palabras. El hecho que ustedes fueran revividos en Asgard por Lyfia, fue contra las reglas, utilizar guardianes de una Diosa Griega cuando su cultora es la Nórdica, traería consecuencia, no para los Dioses obvio… Si no para ustedes- Abrió sus ojos rojos, mirando fijo a cada uno –Por ende, era necesario borrar esos recueros-

    -Mas no fue lo mejor… Para ustedes mis caballeros- Atena, se sentía culpable de todo lo que habían pasado.

    -Lo siento mucho- Inclinó su cabeza, con señal de arrepentimiento –No tenía a quien más recurrir además de que… Andreas manipulo mi mente- Suspira con un gran peso de conciencia –E verdad lamento lo que hice-

    -Pero eso sirvió mucho para nosotros… Nos dimos cuenta de muchas cosas- Por primera vez… Camus logro dejar escapar alguna palabra.

    -Eso es correcto, sea lo que fuera, debía seguir… Pues… Ahora- Sonríe mostrando los dientes –Están felices con la persona correcta- La Diosa Nipona declaro lo que ya sabía.

    Todos se quedaron sorprendido, con excepción de Aldebarán, que reía por la expresión de sus compañeros dorados.

    Y la sorpresa de los mandamases, se hizo evidente por un leve sonrojo, más… No lo ocultaría mucho, de que ese sentir empezó desde la antigua guerra santa del siglo XVIII.

    -Me di cuenta de esas memorias perdidas, pues recuerdo cuando trataban de convocar las armaduras divinas y no hablaban de ello, sentía…- Bajo la mirada, como buscando algo en el suelo –Como si algo torturará su alma de cada uno y no podía soportarlo-

    -Fue allí cuando, pidió mi ayuda- Sonrió de lado –Aunque me arriesgo, a venir aquí… Nuestras culturas no tienen una buena relación, pero… Aquí yo rompiendo las reglas de repente Ja, ja, ja, ja-

    -Cierto- Sonrió ya sintió con solemnidad –Amaterasu investigo todo eso del tratado, no lo conocíamos, pues fue algo demasiado antiguo que creo que ya no recordábamos-

    -Con cada reencarnación, nuestras memorias se vuelven borrosas, pero solo es recordar cada vida que hemos tenido y funciona- Sonrió animada.

    -Ahora, que lograron recordar, puede que esto se complique… Pero no deseaba verlos sufrir, por no encontrar el amor o más bien no darse cuenta que lo tenían al frente- Sonrió delicadamente, señalándolos a cada uno.

    Los caballeros habían comprendido esa revelación, tal vez no fuera la más aterradora, pues la consecuencia de haber hecho eso no se especificaba como tal, y quien sabe si la conocerían ahora.

    Pero no se arrepentían de recuperar sus recuerdos, cada quien aún tenía que vivir y afrontar más demonios internos de lo que creían, no todo puede ser miel sobre hojuelas, pero lo tratarían de hacer.

    Además que cada uno tenía con quien apoyarse en este mundo, en la nueva oportunidad que su Diosa les había dado.

    -Eso quiere decir que… ¿Ellos se enamoraron?- El patriarca, parecía no comprender todo a la perfección, ósea si lo del tratado, las reglas y así, pero al no estar en Asgard, su memoria no representaba nada allí.

    -Así es mí… Shion…- Sonrió nervios, sabía que el patriarca le había prohibido que lo llamara de forma dulce o cariñosa delante de los demás, hasta que revelaran su estado ahora.

    Sonrió de lado –No me lo esperaba, más me alegra que cada uno encontrara a quien amar- Fijo la vista en su discípulo, en el único que creía que no hubiera legado esos sentimientos.

    La sorpresa que se llevó, cuando lo vio tan cerca de Shaka y como sus mejillas se sonrojaban de repente.

    No era un tonto entendía que esos dos se traían algo, tal vez se había negado en pensar que su pequeño hubiera crecido.

    Pero como bien maestro y padre postizo, no se lo dejaría nada fácil al rubio, aunque sea para divertirse un poco.

    Si veía feliz a Mu con él, aunque lo disimularan por estar en frente de su Diosa.

    El sería feliz.

    -Cierto… Shaka y Mu… Ellos se aman, me di cuenta de eso en el muro de los lamentos- Sonrió divertido, se le había pasado ese detalle decirle a su actual pareja.

    Este le respondió con una mirada algo siniestra.

    -¿Qué?- El peliverde, apenas si pudo formular esa pregunta, antes de querer golpear a su querido Libra, le había ocultado que su alumno se había enamorado y él lo sabía.

    Recordó haber olvidado ese importante detalle, le ocasionaría problemas.

    -Lo que pasa… Es que… Si me di cuenta… En el muro de los lamentos… Cuando Mu regreso con el rosario de Shaka y se miraron a los ojos, fue como vernos a nosotros mismos, así de enamorados y… Sin decirnos nada- Sonrió con sus mejillas teñidas de carmín, pues quería disuadir a su amado.

    -¿Por qué no me dijiste nada? Pude haber ayudado a Mu a recuperar sus recuerdos- Frunció el ceño.

    -Pero tampoco tu sabias de eso- Refuto nervioso el Chino.

    -Dohko, tu si sabias algo- Alzo un poco la voz, pero no tanto para hacer notorio eso.

    Una risita femenina se hizo presente cerca de ellos –Valla, valla… Ustedes dos no han cambiado para nada-

    -por esa razón tu cosmos se nos hizo familiar- El castaño hablo tan amable como siempre.

    -Cierto… ¿Cuánto ha pasado?- La pelirroja sonrió –Sigue queriéndose tanto como aquella época.

    -Y vuelves a ayudarnos en cierta forma- El mayor Lemuriano fue el que agrego aquello.

    -De hecho, pero no me quedare… Solo vine por esto y debo retirarme- Sonrió con nostalgia –Fue un gusto volver a ver a viejos amigos de hace tantos ayeres, tal vez en otra vida nos volvamos a ver-

    -Sí, ojala eso se pueda lograr- El patriarca, recordaba unos momentos con esa joven, había sido una vieja camarada de Atena y aun lo era.

    Por ende, la conocieron en un momento de sus vidas. Cuando Atena fue Sasha.

    -Oye, los concejos que me diste, si funcionaron- Dohko le hablo más bajo a la pelirroja.

    -Te dije que funcionarían- Le guiño un ojo.

    El más alto, lejos de enojarse por esa confianza, entendía que los tres fueron en cierta forma aliados y amigos, así que ella era la otra persona que conocía los sentimientos de ambos, pero callo por cada uno por separado, no deseaban que nada se supiera.

    Aunque ella fuera un poco más expresiva, a ambos logro darles un abrazo, que no pasó desapercibido, había tanto que contarse, pero no existía el tiempo.

    Hecho esto, presento sus respeto ante todos, una costumbre de su país natal y se igual forma que llego desapreció.

    Los Dioses como ella, no podían permanecer en tierras Griegas, si no deseaban una consecuencias severa.

    -Creo que yo igual debo retirarme- Remarco aquella mujer peli azul.

    -Muchas gracias por ayudarnos Lyfia- La mujer de vestido blanco, hizo un leve gesto con su cabeza.

    -No hay nada que agradecer... Todo fue mi culpa al fin de cuentas- Esa sonrisa amarga, le dolía todo esto.

    -Déjame llevarte de regreso-

    -Sí, gracias…- Toco el colgante de su cuello, sabía lo que debía hacer.

    Dirigió su vista de nuevo al León, todos permanecían de pie ahora, cada uno tratando de procesar todo más con calma.

    Sabía que eso no le pertenecía a ella, si no a otra persona.

    -A… Aioria…- Llamó al Griego.

    -Lyfia…- Este le dio una leve sonrisa, pero mantuvo su distancia.

    En ese momento Shura sabía que debía darle su especio.

    Quitándose aquel objeto preciado del cuello –Creo que esto te pertenece- Hizo su mejor esfuerzo para no derramar lágrimas, y dedicar una sonrisa al joven, ofreciéndole lo que alguna vez fue un regalo.

    En automático, extendió su mano, recibiéndolo –Gracias por cuidarlo- Asintió con tranquilidad.

    -Creo que deberías dárselo a Shura- Otra sonrisa forzada, con sus ojos cerrados y un leve ladeo de cabeza.

    Le devolvió la sonrisa, mas esta era sincera –Tienes razón, esto le pertenece a el-

    -Fue un gusto volverte a verte… A todos… Pero me temo que no volverla a pasar- Quería sonar lo más calmada posible.

    -Igualmente, me dio gusto verte y que nos explicaran todo esto, aunque suena muy descabellado- Aunque ella había dado unos pasos hacia él, este retrocedió.

    -Sí, lo siento- Bajo su mirada.

    -No lo hagas, gracias a lo sucedido… Puede entender lo que mi corazón deseaba- Sostuvo el collar en su puño delante de su pecho.

    Aquello le había dolido en lo más profundo a la joven, así que entendía que era tiempo de retirarse.

    -Entonces… Adiós- Dio la media vuelta, sin darle tiempo al León de reaccionar o despedirse.

    La peli morada, suspiro con lastima, entendía los sentimientos de aquella Asgardiana, mas no podría hacer nada para ayudarla.

    Por lo menos sus caballeros ahora gozaban con la respuesta, aunque… Existían cosas que no quedaban claras del todo, ya lo resolverían, pues no estaba en sus manos hacer más.
     
  8. Threadmarks: Capitulo 28 (VirgoXAries)
     
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    Romance/Amor
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    ---Unos meses después---

    Las cosas prácticamente se habían calmado bastante en el santuario.

    Desde la aclaración de aquellos puntos, la recuperada de memorias y las relaciones más estables en cuestión de sentimientos.

    La Diosa Atena, ha logrado un acuerdo con que sus caballeros no tengan algún castillo por haber ayudado a otro Dios ajeno.

    De su amiga Nipona, solo en conversaciones típicas.

    La peli azul Asgardiana no se ha vuelto a saber nada y ha sido para bien en todo caso.

    Pero para no hacer la situación larga, pasemos a ver como manejan esta nueva vida y oportunidad los caballeros dorados de esta generación y unos de otra.

    Primero Aries, el carnero pelilila con sus recuerdos recuperados, su vida ha mejorado para bien.

    Pues ahora no solo en su vida tenía al pequeño aprendiz que adoraba tanto, pero trataba de que sus sentimientos paternales no le dominen tanto al entrenarlo.

    Mas ahora estaba acompañado en cada instante por el caballero de Virgo.

    Un día cotidiano podría ser, una salida cualquiera a Rodorio, un entrenamiento tranquilo o algunos viajes de media noche a Jamir.

    -Kiki, tus habilidades de telequinesis necesitan mejorar, pero lo has hecho bastantes avances con la reparación de armaduras- Aries sonreía a su pequeño.

    -¿Podemos seguir entrenando maestro?- El pelirrojo poseía la respiración agitada, y casi al borde del agotamiento.

    -Por hoy fue suficiente- Acariciaba los cabellos desordenados del menor.

    -Pero, puedo soportar más… Se lo demostrare…- Se concentró, tratando de tele trasportarse a otro punto, pero no lo lograba del todo.

    -Kiki, por favor… No te sobre esfuerces- Su rostro preocupado por el casi adolecente, intentando detenerlo, pues aquello le causaría sobre cansancio a su cuerpo.

    -Déjeme demostrarle… Que soy digno aprendiz suyo- Aquello dicho con su ceño fruncido, pero sus ojos cerrados, notándose algo de desesperación en su voz.

    Solo unos instantes pasaron, pues el carnero dorado lo abrazo de frente, para que se calmara.

    Había notado su cosmos demasiado inquieto desde hace días, pero en este punto ya estaba descontrolándose, y debía detenerlo no quería que se hiciera algún daño

    -Detente por favor… No tienes que demostrarme nada- Le susurraba aquello, estaba preocupado por ese niño. -¿Por qué quieres que vea algo que ya se?-

    -Maestro Mu… Yo… Yo... Solo quiero ser, tan fuerte como es usted- Su voz sentía que se quebraría en cualquier momento.

    -Lo vas a ser… Pero demasiado de algo tampoco es bueno- Se apartó un poco, para lograr verlo a la cara –No debes exigirte más de lo que ya has dado por hoy-

    -Pero, el patriarca Shion, lo entrenaba casi hasta desfallecer. ¿Por qué no puedo tener un entrenamiento así?- Quería confrontar la mirada verde.

    En su pensar si deseaba ser igual a su maestro, debía recibir el mismo entrenamiento que él.

    Suspiro levemente, bajando la mirada, pero sonriendo –Era otra época… Mi maestro me entrenaba de esa forma, porque la guerra santa estaba cerca y quería que diera lo mejor de mí, por eso fue tan exigente- Una explicación tan cierta.

    -¡¡¡QUIERO DAR LO MEJOR DE MÍ!!! Por favor sea así de estricto conmigo ¿Si?- Su mirada suplicante, pedía a gritos que el entrenamiento se volviera riguroso.

    En los recuerdos de su infancia, para Mu no todo fue alegría, si tuvo momentos de diversión, de poder ser unos instantes un niño, no olvidaba que cada entrenamiento era peor que el anterior.

    Las veces que terminaba sin aliento, que incluso su cuerpo dolía a un extremo que le provocaba el llanto y conoció una parte de Shion demasiado fría.

    Que llego a tenerle un tipo de resentimiento a ese peliverde.

    Mas con el tiempo, la pérdida de su mentor y la madurez, se dio cuenta que todo eso era, por que el mismo patriarca conocía lo dura que era la guerra Santa, los estragos que llevaba y que en el fondo aunque deseaba que cada uno de los dorados de esa época estuvieran dispuestos a sacrificarse por Atena, no quería que murieran.

    Después de todo, eran sus pequeños en cierta forma, los quería.

    Y ser el discípulo directo del patriarca, era exigencia más, pero un poco de atención paternal, como él se la otorgaba al pequeño que contemplaba ahora.

    -Escucha Kiki. Mu sabe cómo hacer las cosas, no dudes de las lecciones que te otorga- La voz tan monótona del rubio se hizo presenté entre ambos.

    -Shaka- Los ojos del pelilila, se iluminaron un poco al ver a su ahora novio.

    -Señor Shaka, pero usted me conto como era el entrenamiento de su época, quiero hacerlo como ustedes- El ariano menor podía ser tan testarudo en ocasiones.

    -¿Le contaste de nuestros entrenamientos?- Mu, lo miro algo resentido, no le gustaba mucho hablar de eso y Virgo iba, contándole a su aprendiz de todo.

    -No le veo lo malo borreguito- Una sonrisa socarrona se dibujó en sus labios –Además si él quiere conocer como entrenamos, ¿Por qué no mostrárselo?-

    -No harás eso, te lo prohíbo- Hizo un leve puchero, girando su cabeza hacia el lado contrario.

    -Pero, usted me ha dicho que le debo hacer caso al señor Shaka, que a él también lo puedo considerar como mi maestro- El peli rojizo y el rubio estaban decididos en hacer desatinar al pelilila en esta ocasión.

    -Yo… ¿Cuándo dije tal cosa?- Se había sonrojado de la pena.

    Recordó esa vez, que presento a virgo como su novio oficial primero a su aprendiz, que si bien no era muy afín al rubio, no era nadie para interponerse en decisiones de su maestro.

    Más Shaka, trataba de llevarse bien con Kiki, ante los ojos del primer guardián un comportamiento extraño de parte de su amado, pero le agrado la idea.

    Lo que no sabía, es que ese rubio dueño de su corazón, le estaba agradecido al niño, porque no cometió un error del cual se pudo haberse arrepentido eternamente.

    Tal vez Virgo jamás le cuenta eso a nadie más, solo se quedara con ello en sus memorias.

    Aunque cuando se lo conto a su maestro, este se mostró poco impresionado, un poco molesto por no estar enterado de esos sentimientos desde el principio, creía que había suficiente confianza.

    Pero el patriarca no estaba en posición de decir nada, pues bien él también tenía pareja ahora y la presento igual.

    -No trates de negarte Aries, que lo has dicho varias veces- El sexto guardián no perdió tiempo, para sujetar la mano del pelilila, para depositarle un beso en esta.

    -Sha… Shaka…- Cada acción romántica, le provocaba ese sonrojo tan característico que adornaba sus mejillas.

    El pequeño corderito, suspiro resignado, si bien el sexto guardián lo apoyaba con un entrenamiento más extenuante, en este momento sabía que eso no sería posible, ya que al momento de que ese rubio le dedicará alguna acción romántica al pelilila, todo se acaba allí.

    -Creo que volveré a Aries- Se encamino a dicho lugar con una leve risita y sus brazos detrás de su cabeza.

    -¿Quieres cenar con nosotros?- Aunque llevaran algunos meses de novios, aun se apenaba con la cercanía del Hindú.

    -Sí, me parece bien- Ambos caminaron juntos, tomados de la mano, detrás del pequeño.

    -¿Qué te gustaría cenar?- Trataba de componer su compostura, por las sensaciones que le provocaba su amado.

    -Lo que prepares me gustara- Le dio un beso algo desesperado en los labios.

    Le encantaban esos besos robados, pero solo los que pertenecían al rubio.

    Más esto tenía una intensión doble al final.

    Acercándose lo suficiente, para susurrarle al odio y que sabía que Kiki no los escucharía

    -Después de la cena, me gustaría ver el sol de Jamir- Con una voz seductora, trataba de dar un mensaje con aquella declaración tan atrevida.

    La cara del primer guardián se tornó carmín tal cual, pues sabía el significado, palaras claves, para una noche de entrega mutua.

    De las cuales nunca rechazaba, hacerlo en el santuario, no sería conveniente.

    Y gracias a que el pelilila tenía la torre de Jamir para su uso exclusivo, suponiendo que fuera para entrenar el viejo arte Lemuriano de la reparación, ahora pasaba algunas noches allí con su amado.

    Un leve apretón de manos, entre ambos confirmaba la propuesta indecorosa.

    ¿Desde cuándo Virgo se había vuelto tan atrevido en sus deseos?

    Aries había sido por completo dominado por el amor, que tanto había querido.

    Ambos por fin gozaban de su amor, sin tener que dejarlo de lado por su deber de caballero, sin tener que derramar lágrimas de dolor, los malos entendidos quedaron atrás, personas ajenas no estaban permitidas, pues sus sentimientos eran fuertes para soportar cualquier cosa.

    La fidelidad, la comprensión y amor era lo único que estaba en sus corazones y lo que de verdad importaba.

    Además que una vez al ir a Virgo, Mu descubrió el tesoro que guardo su amado por tantos años, que ni el mismo conocía.

    Aquella vez, en la torre de Jamir, cuando fue a por su vida y solo coroto su cabello, que debía presentarlo como prueba de la muerte del pelilila.

    El guardo parte de esos cabellos, como un recordatorio de su primer beso.

    Esa fue de las pocas veces que Shaka, quedo demasiado aturdido como para responder, pues no quiera que Aries supiera ese secreto que había guardado tantos años, pero que tampoco se desharía de ese tesoro.

    Y aquello fue el motivo de que el dulce pelilila, se atreviera a proponerle hacer el amor en Virgo sin importar las consecuencias de ser atrapados.

    Pues le había parecido un gesto demasiado adorable, preguntándole durante el acto si alguna vez pensó en él, en esa cama, sujetando ese cabello, recordándolo haciendo algo indecoroso.

    EL rubio a todo respondía afirmativo, ese primer guardín quería conocer las secretos íntimos de su pareja y lo sabría si para eso debía provocarle placer, para que cediera un poco en revelar más de él.

    Así puede funcionar el amor para cada quien.

    La pareja principal de esta historia, amándose para toda la eternidad.

    Y sus armaduras bueno… Digamos que cada una resuena a una frecuencia que solo Aries reconoce, y que significa que son felices al estar juntas.

    Por ende Shaka y Mu deben sacrificarse, para la felicidad de ellas.
     
  9. Threadmarks: Capitulo 29 (Tauro)
     
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    1811
    Nuestro querido amigo Tauro, él ha vivido bastante tranquilo.

    Estos meses en los que ha visto que varios de sus amigos y camaradas se han decidido a darle una oportunidad al amor, le da bastante animó.

    Si bien Aldebarán no ha logrado encontrar el amor, en nadie cercano al santuario, no significa que no esté por allí.

    Se mantiene con ese pensamiento, al fin de cuentas aun es joven, puede quien sea su persona especial, esté más cerca de lo que cree.

    Por el momento estando más concentrado en entrenar a algunos aspirantes para la armadura dorada de Tauro.

    Divertirse un poco con los de bronce, que a veces va al santuario, para conversar y pedir su concejo, aunque muchas veces terminan teniendo buenas charas que duran horas.

    Es uno de los pocos cercanos a Rodorio, yendo a dicho lugar varias veces a la semana, unas por provisiones, otras para ayudar algunos habitantes.

    Siempre tan alegre y de buen corazón el Brasileño, su rostro risueño se gana el respeto y cariño de casi todos quienes le rodean.

    También que a veces le ha tocado hacerle compañía a Kiki, cuando Mu no está, y casualmente Shaka tampoco.

    Aunque sabe perfectamente que están haciendo estos dos, le parece más gracioso su comportamiento que otra cosa.

    Al fin de cuentas, él fue uno de los pocos y primeros que conocer los sentimientos de Aries por Virgo desde el principio y siempre trato de apoyarlo.

    Mas admite que también en ciertos momentos, le aconsejaba que dejara de pensar tanto en el rubio, pues le afectaba y no le agradaba ver a su amigo así.

    Podemos decir que al momento reciente que estos dos se volvieron pareja como tal.

    Aldebarán tuvo una conversación con el rubio a solas.

    Si bien no sería algo necesario todos son adultos y saben lo que hacen.

    Pero eso no quitaba el hecho que se preocupara por su buen amigo pelilila.

    ---Flash Back---

    -Buenas tardes Tauro- La seriedad en la voz del sexto guardián, había cambiado un poco, mínimo ya no sonaba como un constante ataque de soy mejor que tú.

    -Hola Shaka, ¿Cómo estás?- Alde siempre con una sonrisa en su tosco rostro.

    -Estoy bien, gracias- Guarda silencio un segundo –Si me permites, iré al primer templo-

    Una mirada picara se pudo relejar en aquel hombre alto –Claro, iras a ver a Mu- Dejo escapar una pequeña risita.

    -Eso no te incumbe- Su constatación en automático tan fría de nueva cuenta.

    Sus brazos cruzados y una sonrisa de burla –Si puede que no sea mi incumbencia por completo, pero me gustaría hablar contigo un momento- Su ceño fruncido y mirada seria se reflejó, algo poco usual en él.

    Su porte estoico se mantuvo, no temía a cualquier cosa que le pudiera expresar Aldebarán.

    No lo consideraba como un amigo, solo un compañero.

    Además que el hecho de ser amigo de su ahora novio, no le tenía por qué considerar como uno.

    Aunque debía admitir que algunas veces llego a sentir celos de él, solo por el simple hecho de que Mu es su vecino. Pero no debía sentirse así ahora.

    -Escucha Shaka, sé que amas mucho a Mu y lo has demostrado en varias ocasiones y me alegra, pero…- Suspiro levemente –Espero que así siempre sigas y no llegas a cambiar de nuevo, a como eras antes-

    Su ceño fruncido no se dejó escapar, lo que más detestaba era que se metieran en su vida personal y si mas esta tenia ahora a ese pelilila que siempre había estado anhelando.

    -¿A qué te estas refiriendo a como era antes?- Su forma de hablar tan fría se denotaba a distancia.

    -Tal vez Mu no te lo ha dicho y nunca se atreva hacerlo, pero muchas veces le provocabas una gran tristeza, incluso lloraba por horas, por tus desplantes- Recordó cuando revivieron gracias a su Diosa –Sobre todo, cuando le dijiste que era mejor ser amigos, que siempre es como el destino los había puesto-

    -¿Siempre te contaba todo eso?- Se sorprendió, pero no le extraño. Sabía la naturaleza del pelilila y esa amistad tan estrecha que habían desarrollado los dos primeros.

    -Sí, y muchas cosas más, pero aun así, con todas esa duras palabras que le dedicabas, nunca traiciono su corazón ni una sola vez, siempre se mantuvo fiel al amor que te tiene- Sonrió de lado –Sé que estas a punto de querer quitarme lo sentidos, pero solo te digo esto, para que entiendes, que debes cuidarlo bien, te ama mucho y no lo llegues a lastimar ¿Está bien?-

    -No tienes que recodarme como me comporte, actué de una forma muy desagradable y sé que por eso, casi lo pierdo- Pareto sus puños, sabía que como actuó pudo haberle costado la felicidad e la que ahora gozaba –Pero, he prometido y jurado, que jamás volvería a lastimarlo de ninguna forma, Y lo cumpliré, pero no por amenazas que me lo digan los demás, si no por qué es lo que debo hacer-

    -Qué bueno que lo entiendas ahora, si no creo que Saga hubiera podido haberlo hecho feliz, si Mu le daba la oportunidad- Lanzo una carcajada, sabia como molestar al rubio.

    El cosmos de Vigo sí que se intensificó y cambio a una pasivo agresivo a uno mucho más amenazante, pero no sería tan imprudente de quitarle lo sentidos a Tauro solo por molestarlo.

    ---Fin de Flash Back---

    Así como en esa ocasión, muchas veces apoyo a sus amigos, pero también trataba de darse algún tiempo para él.

    Le encantaba ir a comer a Rodorio en un restaurante bastante particular.

    La comida si bien es bastante buena y sobre todo en grandes cantidades de carne, siendo lo que más gozaba.

    Existía una razón más por la que trataba de ir con regularidad.

    Era por que del otro lado de ese establecimiento, había una pequeña tienda que venden ropa principalmente femenina y una de las cajeras de dicho lugar, es realmente linda a su parecer.

    Pero como no se podía ver bien que un hombre y más un caballero dorado entrara, se podría mal interpretar.

    Por ende decidía ir al restaurante y de allí poder observar a la joven, de cabellos negros y ojos verdes oscuro, piel blanca, delgada y alta.

    Se mostrar ser más alta que las demás señoritas del pueblo y eso le agradaba.

    Mas nuestro amigo siempre ha sido demasiado tímido para lograr hablarle así que preferiría seguir contemplándola en silencio.

    Descubrir sus sentimientos no fue difícil, aun fuera de lo normal, o de lo que se creía.

    Al hecho de ser bastante fornido y tener un semblante tosco.

    Él estaba siempre más en contacto directo con su corazón, por ende con sus sentimientos de igual forma. No era de negarlos, o de hacerse el que no existieran.

    Mas su apariencia ante él podría referirle un problema, si bien con una alegría y sonrisa en labios, nunca se creyó alguien atractivo, su aspecto físico era una característica que lo hacía sentir inferior en comparación con los otros dorados.

    Pero se puede decir que lo que mayoría buscas no significa que todos puedan estarlo fijo en su pensar.

    Uno de esos días que acudía a comer, se encontró con una gran sorpresa.

    Justamente se encontraba lleno el lugar, pero siempre lograba una mesa para él.

    Ya hasta se podría decir que era amigo del dueño y hacia buenas bromas con este.

    Degustando su platillo predilecto, con suma devoción, no prestaba mucha atención a su alrededor, solo debía mantener su cosmos atento, por si alguna amenazaba llegara a ocurrir.

    Pero que sorpresa se dio cuenta, una voz que no conocía, pero le resulto tan fascinante le hablo.

    -Disculpa… ¿Esta libre esta silla?- Una voz femenina, suave pero potente.

    Este solo alzo la mirada levemente, al ver de quien se trataba, casi se ahogaba con esos alimentos. Pero lo disimuló bastante bien.

    -No, no… Digo, si… Esta libre, je, je, je- Lanzo una risa nerviosa, le indico a la joven si gustaba sentarse.

    -Gracias- Tomo asiento, enfrente de él, para de esta manera compartir mesa. –Es la primera vez, que vengo a este lugar- La sonrisa de entusiasmo se pudo ver.

    -¿Enserio? Pues te has perdido de muy buena comida- Podría ser bueno siguiendo una conversación.

    -Sí, sé que eres un experto, te he visto varias veces por aquí- Ese rostro se ilumino y tiño de un leve carmín.

    -¿Qué? ¿Me has visto?- Sus ojos de ensancharon como platos, no creía lo que escuchaba.

    -Bueno, es difícil no verte, cuando eres tan alto- Se señala a si misma -sabes de lo que hablo-

    -Sí, puede ser un problema- Estar conversado con esa joven que le había cautivado varias veces, le convencía que estaba en un momento correcto.

    -Además, que la ropa siempre es para un promedio de cuerpos, o me queda bien de los hombros, pero corta del abdomen- Dio un resoplido, apoyando su codo en la mesa –Puede ser un poco fastidioso eso-

    -Creo que todos tenemos ese problema- Le causaba cierta gracia la joven y su forma de hablar tan abierta.

    -Eres un caballero dorado ¿verdad?- Sus ojos se iluminaban, dejando ver lo verde en ellos con esplender.

    -Sí, je, je, je- Paso su mano detrás de su cabeza.

    -Debe ser grandioso- Tomo de inmediato el menú -¿Qué me recomiendas pedir? Hay tantas opciones que no se podría ser bueno- Sus ojos fijos en aquel objeto, buscaba lo mejor para comer.

    -Depende, ¿Te gusta mucho la carne o eres más de verduras?-

    -Ambos… No sé qué elegir-

    Tomando el menú de las manos de la joven azabache, mostrándole un platillo en particular –Mira, este te puede gustar bastante, combina ambos y no se tarda mucho-

    -Oh, muchas gracias, creo que sería una buena opción- Le dedico una sonrisa de agradecimiento.

    Que nuestro buen Tauro le contesto de igual forma.

    Siempre se ha sabido, cuando una historia está llegando a su final, otras pueden comenzar, en este caso podría ser así.

    Aldebarán, tendría que ir mejorando varias circunstancias que pasara en su vida ahora que el amor puede que llegara, no todo está escrito aun en el mágico papel y la tinta imborrable.

    Pero si bien, al necesitar ayuda, sabría a quién recurrir, pues tenía amigos que estaban dispuestos a apoyarlo, no está solo ahora y la nueva oportunidad que su Diosa les ha brindado para tener una vida más tranquila, no la desaprovecharían.

    Sin contar que os recuerdos que el guardaba de Asgard se habían mantenido un tanto fugaces pero nunca se habían ido del todo.

    Además el viejo maestro se había vuelto un amigo cercano al igual que Mu lo era.

    Ahora solo queda esperar lo mejor para Tauro en esta fase de su vida.

    Y creo que podrá lograr lo que sea.
     
  10. Threadmarks: Capitulo 30 (SagitarioXGeminis)
     
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    El Sol De Jamir (ShakaXMu) Yaoi ShaMu
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    Romance/Amor
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    2138
    Subiendo un templo más, encontramos ahora a Géminis, si bien Saga fue uno de los que más sufrió, pues desde el principio su amor algo enfermo, no fue correspondido, en ninguna reencarnación posible.

    Puedo asegurar que en ninguna línea del tiempo se podría hacer realidad.

    En el momento que su amado Aries, entregara su corazón a Virgo. Aun con el dolor impreso en su corazón, aceptaba aquello.

    ¿Qué más podría hacer?

    Sufrir en silencio de nuevo, tratar de avanzar aunque doliera cada vez que los viera, con el tiempo podría cambiar.

    Y si bien eso ha sucedido, ahora que tiene que verlos junto cada vez en los entrenamientos, en misiones, en eventos importantes, parece que su desgarrado corazón ha comenzado a sanar.

    Aun se siente incómodo cuando profesan su amor, peor al menos no desea acabara con la vida del rubio una segunda vez.

    Sabía que vivir en el pasado no era una cosa que lo convenciera, debía dejar todo en el pasado.

    Decidió hacer una limpieza radical en su templo, tratara de deshacerse de cosas que le recordara a su antigua vida y a lo que su corazón antes deseaba.

    Lo que no muchos saben es que el también guardo aquel mechón de cabellos lilas, que el mismo Shaka, le entrego años atrás, como “Prueba” de la muerte del Lemuriano. Atesoraba ese recuerdo, pero quería que dejara de sufrir, y arrojo todo esas memorias a la basura, para seguir avanzando con su vida.

    Tal vez nada de esto lo hubiera logrado, si no fuera por el apoyo, del noveno guardián, el cual le dio concejos, seco sus lágrimas cuando regresaron de aquella “Misión”, lo escuchó y solo trato de estar para él.

    No se negara que trataba de hacerlo sentir feliz y seguro, tal vez con el propósito oculto de que lo amara, mas desde la confesión en aquellos instantes, no volvió a hablar de ello jamás.

    Saga no necesita un reemplazo, o un amante, necesitaba un amigo, y era lo único que no había tenido desde hace mucho tiempo.

    Tarto de no dejarlo solo, pero dándole el espacio necesario, animarlo, invitarlo a salir como amigos, estar para el cuándo lo necesitará.

    El peli azul observaba todo esto, comenzó a sentirse tan a gusto en la compañía del castaño, pero tenía en claro que no lo debía ver como un ancla para su dolor, pues eso no podía ser.

    Siempre le dejo en claro que no lo podría amar, ese día o al día siguiente, pero no descartaba la posibilidad de que alguna vez sucediera.

    Aioros era feliz con saber eso. Le daba motivos para sonreír, porque el mismo creía y lo sigue haciendo que si Saga quiere ser su amigo y le brinda esa oportunidad, siempre estará al pendiente.

    -Saga, ¿Estás seguro que quieres ir?- Preguntaba Sagitario, mientras baja las escaleras.

    -Sí, creo que podría ser divertido- Sonrió tenuemente.

    -Si tú lo dices, pero creo que me aburriré- Bostezo un poco –Una feria de libros, no creí que te interesaban esas cosas- Cruzo sus brazos, no tanto porque le disgustara la idea, si no, que no supiera algo del Griego a su lado, le molestó un poco.

    -Estoy probando cosas nuevas- Su mirada al frente, suspiro un poco estaban por llegar al primer templo, para descender.

    -Eso es bueno, entonces me sacrificare por ti- Sonrió dándole unas palmaditas de apoyo en el hombro.

    -No tienes que hacerlo, si tenías algo mejor que hacer, puedes irte- Sonrió de manera comprensiva, no arrastraría a su único amigo en el santuario a algo que no gustara.

    -De hecho no tengo nada que hacer, se supone que pasaríamos el día juntos- Rasco su nuca, con nervios.

    -Gracias… Aioros- Ahora le dedicó una sonrisa más amplia, con una mirada que ya poseía un brillo distintivo.

    Volver a ver esa dulce sonrisa, que había desaparecido hace décadas, le traía a su corazón tanta paz.

    Si Saga volvía a sonreír, incluso si el no fuera el motivo de esa sonrisa, no le importaba, con que fuera feliz, el permanecería a su lado, como amigos.

    Así se fueron conversando de cosas triviales, algunas burlas de como el castaño oscuro, caía de los barrancos, había concluido el peli azul que era una maldición de su familia.

    Pues en cierta ocasión, Aioria también había tenido un percance con unos metros de altura, un barranco y el suelo.

    Ese día fue el más divertido, para todos los del santuario.

    Pidieron permiso allegar a Aries, y se escuchó la afirmativa del primer guardián, pero se sentía el cosmos del visitante recurrente a ese lugar.

    Pro todos los allí presentes ya son unos adultos, y debían tratar de que las cosas no fueran tan raras. Y valla que los milagros ocurren.

    Saga y Shaka, solo se saludaban de manera fría, pero no amenazante, eso denotaba los avances del peli azul con superar un amor no correspondido y de que los celos de Virgo, no debían existir tan latentes.

    Y como entraron salieron, rumbo a Rodorio, directamente a esa feria de libros.

    Sagitario se sentía feliz, de que Géminis estuviera más tranquilo cada día, al estar en presencia de esos dos.

    -Gracias Aioros- Esas palabras salieron de la boca del peli azul, con un tono sereno.

    -¿Por qué me agredes?- Sus ojos de abrieron de sorpresa, observándolo con atención.

    -Porque sin tu ayuda… Creo que no hubiera sido capaz de lo que acabo de hacer- Decir esto algo avergonzado, porque era verdad, estando solo posiblemente se hubiera hundido en su depresión y tal vez su maldad volvería.

    -Ja, ja, ja, ¿Qué dices?- Le rodio con su brazos los hombros –Si tú has hecho la mayor parte, me siento muy orgulloso de ti- La cercanía con Géminis, le provocaba algo de nervios, y sus mejilla se sonrojaban.

    -Me has brindado tu amistad de manera incondicional, aunque no la merezco- Bajo su mirada, hay estaba de nuevo un poco del arrepentimiento del cual aún debía trabajar, para superar.

    -Hemos sido amigos desde que nos conocimos, y yo estaré siempre para ti, en lo que sea, es una promesa que te hice de niños ¿Lo recuerdas?- Esa amplia sonrisa en su rostro, lo hacía lucir tan atractivo ante la vista de cualquiera.

    -Si… La recuerdo… Yo no la cumplí…- Suspiro, a veces le costaba superar el pasado.

    -Pero lo haces ahora y es lo que importa- Poso las manos en sus caderas

    -¿Cómo puedes estar siempre de buen humor? Simplemente no se ¿Cómo lo haces?- Levanto su cabeza, para encontrarse con ese hombre ante sus ojos, y llamándole la atención su actitud que no había cambiado en lo más mínimo.

    -Pues…- Cruzo sus brazos delante del pecho –Creo que mi método es no pensar en el pasado mucho, te hace perder la vista en el presenté- Una explicación algo rebuscada, pero para Aioros tenía algún sentido oculto que solo él podía comprender.

    -Muy bien… Debería implementar tus palabras, me podrían servir un poco- Suspiro, ahora con un aura de tranquilidad.

    No había cambiado esos momentos en que sus estados de ánimo transitaban de alegría a tristeza de un instante, podían ser más manejables y el enojo era cosa de que algo, lo molestara de verdad.

    El castaño tenía todo bajo control.

    Pero a veces depender de alguien, para sentirte un poco mejor, puede ser contra producente, si bien este caso sería como un apoyo mutuo, más en el momento que se tuviera que cruzar ese puente, sucedería, antes no.

    El camino volvió a la normalidad, conversaciones algo graciosas, para sacar algunas risas, cuestionar cosas, todo de lo más normal entre ellos o hasta donde podría llegar a ser.

    Antes de llegar, Saga tuvo un pensamiento o más bien una retrospectiva del mismo, que tenía un tiempo queriendo compartir con Sagitario.

    -Aioros…- Llamo débilmente, no quería a veces tocar el tema pero es necesario.

    -Dime Saga- Pesto toda su atención a quien lo había llamado.

    Suspiro, cerrando sus ojos y ladeando la cabeza –Tú has sido tan buen conmigo, me has apoyado tanto y ayudado a salir de mi propia oscuridad, en verdad te lo agradezco tanto- Quería dedicarle unas palabras a su amigo –Pero temo que se pueda mal interpretar las cosas… Sabes… Que yo… Aun no estoy listo, para comenzar una relación… Y no sé si algún día lo este, pero…-

    Estaba haciendo su mejor esfuerzo, para no lastimar a su acompañante, quería aclarar ese punto.

    -Saga, yo entiendo todo eso, no te estoy forzando a nada, mi amistad te la he brindado de manera sincera siempre, no quiero que te sientas obligado después a estar conmigo, ni nada por el estilo- Su mirada algo suplicante para que le creyera, pues es sincero.

    -No quiero ilusionarte, pero… Si pudiera escoger de quien enamorarme en esta vida o en la que sigue, desearía hacerlo de ti- Le dijo esto, con un leve sonrojo, aquel gesto fue más por inercia que por su corazón ya le perteneciera.

    Aquella aun no ocurrirá, Saga debía sanara tantas heridas que posiblemente le tomara años hacerlo, y quería dejarle en claro todo eso a Aioros, para no darle falsas esperanzas.

    -Lo entiendo, y comprendo cada palabra que me has dicho, no te esfuerces a nada. Yo sabré esperarte- Sujeto su mano un poco, para darle un beso –Incluso si nunca llegas a quererme como yo lo hago, solo deja que este a tu lado- Sus ojos verdes, clavados en los Viridian del contario.

    -Pero no quiero que por estar esperando algo que pueda no ocurrir, tu dejes de lado oportunidades para ti, si en algún momento alguien más… Capta tu atención, podrías intentarlo, no pasara nada malo- Asentía pesadamente, aunque sus palabras no presentaban rastro de mentiras, si causaban un tremendo impacto.

    -Lo siento, pero… Si nadie me ha quitado tu nombre de mi corazón todos estos años, no creo que exista alguien en el futuro- Esa sonrisa sincera ante sus palabras.

    Negó con su cabeza, si existía una persona terca en este mundo, ese era Aioros, y bueno por el momento su relación podría seguir así, como amigos, compañeros de armas y apoyándose mutuamente.

    No existía la necesidad de apresurar nada, las cosas estaban fluyendo como debían ser.

    -Gracias, eres alguien importante para mí- Declaro sin más, y siguió de largo, pues esas palabras él castaño Griego no se las esperaba.

    -¡¡¡¿QUÉ DIJISTE?!!! ¡¡¡SAGA!!! ¡¡¡POR FAVOR REPITE ESO!!!- Quería alcanzarlo, pero el peli azul, no le contestaría ahora, pues quería mantener su argullo en alto.

    Llegar a esa feria fue bastante tranquilo, algunas personas estaban en los estantes viendo los libros, hojeándolos, algunos comprando.

    Se llegaron a topar con Camus que estaba allí junto a Milo, el cual levaba varios libros que eran compras del peliaguamarina.

    Aioros, podía disfrutar de un buen libro, dependía de que tuviera ganas de leer, Saga tenía un poco más inculcado el deseo de la lectura, así que estarían viendo y ver si llegaran a comprar algo.

    Aunque es peli azul se le había ocurrido una bromita para el Griego.

    Pues al final del día que pasaron en Rodorio, Saga el entrego una bolsa de papel traza al Griego.

    Este la tomo lo alegría, un regalo de parte de Géminis le agradaba esa idea, tanto.

    Pero su sorpresa fue mucha, ya que el contenido tenía un libro de cocina, pero no de cualquiera si no, que la leyenda de este decía lo siguiente ¿Cómo preparar galletas y no morir en el intento?

    -¡¡¡SAGA!!!- Estaba colorado de la vergüenza, pues recordaba de que venía ese presenté -¡¡¡SOLO SUCEDIÓ UNA VEZ!!! ¡¡¡QUEME LAS GALLETAS UNA VEZ!!! ¡¡¡POR FAVOR YA SUPÉRALO!!!- Levanto la voz, no tanto por enojo, si no por puchero.

    Esto fue del agrado y gracia el peli azul, pues le gustaba recordarle aquel día, que las galletas murieron.

    Pero esa es otra historia que no indagaremos aquí.

    En otras palabras, esta relación de Géminis y Sagitario, si bien no se ha convertido en una de pareja, si en una de buenos amigos, aunque el sentimiento estuviera presenté en el castaño, el peli azul, aun no tenía nada en claro

    Solo una cosa, que apreciaba mucho al castaño, y su amistad era lo que necesitaba en ese grado de su vida.

    Las cosas así funcionan a veces, puedes sentir amor hacia alguien, esta persona no está preparada para ese sentimiento, tratar de superar un suceso y no quiere darle falsas esperanzas.

    A mi opinión creo que ellos están manejando de la mejor forma que pueden su interacción.

    Solo que esperar y desearles lo mejor.

    Al fin de cuentas, todos tenemos algo que superar y nunca es bueno aferrarnos a alguien para ello, puedes apoyarte, nunca lastimes a nadie.

    Y ellos lo están aprendido en la marcha.
     
  11. Threadmarks: Capitulo 31 (DeathXAfrodita)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

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    En algunas culturas el número cuatro es sinónimo de muerte, y creo que con nuestro amigo Cangrejo esa no es al acepción, si bien… Tener esa conexión con el Yomotsu lo revela todo.

    Se podría decir que Death Mask lleva la muerte hasta en su nombre. Juego de palabras.

    Pero incluso el fallecimiento tiene un punto débil, como todos lo tenemos.

    Y de hecho este tiene nombre y signo zodiacal.

    Afrodita de piscis, el caballero más bello de todos, esta de pareja desde hace un poco más de tiempo que sus demás compañeros, con el Cangrejito.

    Su relación ya se conoce un poco más abierta, ayudando un al Bichito y al Cubito como cariñosamente nos referimos ambos, en su relación.

    Si bien, han tenido conflictos pues sus personalidades que a veces tienden a chocar, no duran mucho y más porque Death, no lo parece, pero si logra sufrir cuando Piscis se molesta con él.

    Debemos aclarar que estos dos no son nada discretos en sus momentos de demostrar afecto, y si podríamos decir que alguna vez tuvieron sus quereres muy cerca de ser descubiertos.

    Creo que les gusta la adrenalina de ser descubiertos, pero no por eso significa que no disfruten de algunas citas algo más tranquilas, como dar un paseo en Rodorio, en donde se encontraban de vez en cuando al segundo guardián en el típico restaurante.

    O a veces el Cangrejo se nos ponía cursi y le daba flores muy hermosas a su rosita, aunque sabíamos que las preciosas estaban en el jardín del décimo segundo.

    Pero realmente su intención era que se pusiera romántico, y le diera un gusto al cuerpo. Si saben a lo que me refiero, lo siento pero no hondaremos mucho en esto aquí.

    Realmente ellos, son felices, continuaron su relación de una manera bastante natural, y aunque están todo el tiempo en su mundo, sin prestar atención a su alrededor, se alegraron bastante que recuperaran sus memorias, y que todos lograran sr felices a fin de cuentas.

    ¿Qué más puedo decir?

    Oh sí, claro… Aunque Afrodita no es muy adepto de hacer bromas, con su nueva relación, digamos que han jugado bromas a todos sus compañeros, incluso atreviéndose a molestar al viejo maestro de Libra.

    Que este si les dio reverendo castigo, y sin el consentimiento del patricia.

    Pero aquí el Cangrejo salió a defender a su Florecita, siendo el único que recibió el castigo, que fue darle unas cien vueltas al coliseo, y limpiar todas las escalares del santuario, para antes de que se acabara el día.

    Death puede llegar a ser bueno cuando lo quiere, o más bien solo por su lindo pececito, pero obviamente aunque este recibió el peor castigo, Libra también le dio uno al peli celeste y fue que tuviera que cocinar para todo el santuario una semana.

    Si, cuando el patriarca tenía que salir a asuntos importantes, y Atena se encontraba en Japón, el Chino de baja estatura se quedaba al mando, y el si le gustaba que convivieran más los dorados, obligándolos a por lo menos cenar todos juntos.

    No era una actividad molesta, a veces si servía para limar cualquier aspereza.

    Pero diremos que al final de la semana, terminaron algunos intoxicados por que Afrodita confundió el orégano con hojas de Belladona molidas.

    Este castigo salió contra producente.

    Sin embargo, el único que se salvó de esa intoxicación fue Death, pues él estaba acostumbrado a esos descuidos y desarrollo inmunidad a algunos venenos, porque recuerden exponerse a un nivel de toxicidad, llámese veneno, te hace más resistente.

    Por favor no lo intente en casa.

    Eso no mataría a sus compañeros, por esa razón ambos rieron un poco, pero hasta que salieron de ese comedor.

    A veces sus naturalezas de muerte y venenosas, podría ser un buen complemento para batallas.

    Pues las misiones juntos eran casi siempre así, algunos ataques podían combinarse de manera precisa y causar un mayor daño, tenían una gran practicar pues lo habían hecho en el pasado.

    De hecho casi todas las parejas iban juntas de misión, pero a veces tendrían que separarlas, pues… Se corría los rumores que después de cumplir dicha tarea, se daban sus escapadas por allí.

    Y los que estaban más implicados en esto, Death y Afrodita, eran unos descarados en eso, les daba igual regresar unos dos o tres días después de loa cordado, pero súper satisfechos.

    No piensen mal, a veces le cumplía el gusto Afrodita de conocer al lugar, siempre tan curioso. Y hacerlo feliz era algo que solo él podría.

    Su forma de hacer el amor, seria de una manera salvaje, con ciertos juegos previos, incluso algo de masoquismo o dominio, pero no de parte del cuarto ¿Pensaban que el peli celeste hermoso se dejaría?

    Quien mandaba era Afrodita, el decidió cuando y donde, a veces si se dejaba seducir, pero usualmente era el quien dominaba y bueno… Montaba a Death, si saben a lo que me refiero.

    Y no piensen que Afrodita fuera el activo no, es pasivo con carácter fuerte y de más miedo que cualquiera.

    Sabrán algo, sus rondas a veces tienen a ser más de tres, porque la belleza espectacular quiere sentirse muy satisfecho y obviamente el otro ni que se queje.

    Si igual le gusta ese desenfreno que tiene el otro.

    Aunque al final caigan rendidos, y duerman profundamente.

    -Oye, Florecita… Despierta...- Bostezaba el cuarto, mientras se trataba de estirar un poco.

    -Déjame dormir un poco más…- Se acurrucaba al cuerpo ajeno.

    -Quisiera hacerlo, pero… Tenemos que ir al entrenamiento- Se incorporaba, aun con el décimo segundo guardián, sujetándolo.

    -Olvidemos eso y mejor dame más amor- Le ponía una cara de puchero, abrazándolo el cuello, una forma de seducirlo.

    Esos jueguitos le agradaban mucho, mirándolo con expectativa –Me habías dicho que querías, que fuera más responsable, para llegar temprano al entrenamiento- Acariciaba la espalda desnuda del peli celeste –Ahora ¿Me harás desistir de lo que te prometí?-

    -Si- Beso esos labios toscos, para provocarlo.

    Sabia como hacerlo, habían tenido una buena noche, y durmieron después de hacer el amor dos veces, pero aquí parecía que querían disfrutar con un mañanero.

    -Entonces… ¿Por qué no te colocas en tu lugar?- Esa voz cargada en seducción del cangrejo, le excitaba.

    -Esperaba que digieras eso- Estaba por sentarse sobre él, colocándose en posición para ser penetrado por Death.

    Ese ambiente en donde se podría percibir el olor a sudor y sexo en todos lados, sin duda su propia cuevita de amor.

    Más les diré que a veces sus bromas de ambos pueden causarles problemas.

    La puerta de aquella habitación de golpe, más bien una patada, que logró quebrarla por la mitad.

    De esta se pudo ver a un León muy enojado.

    -¡¡¡DEATH!!! ¡¡¡¿CÓMO TE ATREVES A CAMBIAR MI CHAMPÚ POR TINTE PARA CABELLO?!!!- Grito, furioso. Pues ahora tenía el cabello rubio, del mismo tono casi que Shaka, pero incluso quedando más claro ahora.

    Esto sí que dejo a ambos amantes en desventaja, pues les habían interrumpido su idilio, además que por lo visto el visitante no se había dado cuenta de lo que hacían.

    -¡¡¡MALDITO GATO PULGOSO SAL DE AQUÍ!!!- Death, grito enojado aquello, y se apresuró a cubrir a Afrodita. Cabe mencionar que el de cabellos morados, ya estaba sonrojado de pena y coraje.

    -¡¡¡HAAAAA!!! ¡¡¡LÁRGATE DE AQUÍ!!!- Por su parte el peli celeste, estaba muerto de pena y su sonrojo fue demasiado.

    Tanto que habían tentado su suerte de ser descubiertos, cuando lo hacían en lugares muy a la vista, y ahora que querían privacidad, resultó que los descubren.

    -¡¡¡¿PERO QUÉ?!!!- Por primero se confundió sobre lo que pasaba, no había visto bien a Afrodita por el coraje, pero después, sus mejillas se colorearon demasiado, ya habían comprendido todo –Oh…- Fue lo que dijo antes de ponerse nervioso, y desviar su mirada –Lo… Lo siento…- Apenas si pronuncio aquello, pues un zapato iba directo a su cabeza.

    Logro esquivarlo, pero sería imposible darles más privacidad, pues la puerta de aquella habitación ya estaba perdida.

    Salió de allí, lo antes posible, para estar en el pasillo principal de Cáncer, sin duda estaba apenado por lo que acaba de hacer o más bien de ver.

    Fue algo imprudente de su parte.

    ---De vuelta a la habitación---

    -¿Ya se largó?- Afrodita, decía esto mientras aún estaba debajo de las sabanas y sobre Death.

    -Sí, ya se fue el maldito, idiota, pulgoso…- Apretaba su mandíbula, no solo por interrumpirlo, si no que ahora aquella puerta tendría que ser reparada.

    -¡¡¡QUE VERGONZOSO!!!- Dijo esto gritando, para darle un fuerte golpe a Cáncer.

    -¡¡¡¿POR QUÉ FUE ESO?!!!- No entendía a su pececito, molesto con él.

    ¡¡¡IDIOTA!!! ¡¡¡¿POR QUÉ SE TE OCURRIÓ CAMBIAR EL CHAMPÚ DE AIORIA?!!!- Cuestiono esto, pues sabía que si eso no hubiera pasado, la interrupción del quinto, no habría sucedido.

    -Pues… Solo se me ocurrió, tenía el tinte y dije ¿Por qué no?- Decía esto con una sonrisa socarrona.

    -Ahora, gracias a tu brillante idea, no lo vamos a hacer- Se levantó de encima del cuarto, aun envuelto en las sabanas, para ir a cambiarse rápidamente al baño, pero sin dejar su pode de diva, ojos cerrados cello fruncido, labios apretados, y cabeza alzada.

    -Pero… Florecita- Le suplicaba, pues le había dejado muy excitado el cuerpo de su amado, y sin él tendría que complacerse a sí mismo.

    -Nada Death Mask, no lo haremos, me acabare el agua caliente y tienes que repararla- Le sentencio, como todo un novio, y cerró la puerta del baño.

    Pobre cangrejo, si quería bajar la calentura que le habían provocado, tendría o que masturbarse o esperar al baño de agua fría, porque sabía que cuando Afrodita le prohibía algo, lo cumplía de verdad.

    Si bien es verdad, Death no rompió la puerta ni los interrumpió, pero ocasionó que Aioria fuera y reclamarle.

    En su interior estaba en verdad deseando acabar con el quinto guardián, de seguro le haría una mejor broma la próxima, y le valía por completo que fuera el novio de uno de sus mejores amigos, lo haría pagar por esto.

    Por el momento, pedía internamente que ninguno de sus compañeros osara asomarse por allí, porque sería una situación vergonzosa, pero podría desquitarse, mandando a alguno a Yomotsu.

    Puede que de esta pareja no exista mucho que contar que no sabemos de antemano, pues como se mencionó al principio, ellos siempre se lograron llevar bien, como compañeros de armas, amigos y ahora como novios.

    Su relación tal vez no sea la más sana en cuestión de actitudes, pero les funcionaba a ellos, y creo que es lo principal, se tienen a hacer enojar de repente, pero de eso a acabar su relación nuca se les ha pasado por la mente, pues de verdad se aman.
     
  12. Threadmarks: Capitulo 32 (CapricornioXLeo)
     
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    Como cada uno ha vivido sus romances lo mejor que pueden.

    La siguiente pareja que logro recuperarse, que pudo vencer obstáculos del pasado.

    Que decidieron darse esta oportunidad en la actualidad, una presa que logro casar a un depredador, y que seamos sinceros nuestra Cabra devora mejor al León.

    Por si, ellos después de aquella revelación, de que entendieran sus sentimientos, tratan de recuperar ese delicado tiempo.

    Se enamoraron, aunque uno sintiera mal hacerlo, amar al asesino de tu propio hermano.

    ¿En qué cabeza cabía eso?

    Pero por lo visto al que había pasado por eso, ahora no le importaba, pues cumplía su deber.

    El dorado cuando entendió eso, y logro superar aquellas trabas, aceptar cuanto quería de verdad a Capricornio y lo sucedido después de su resurrección, solo logro confirmar que es verdadero.

    Tal vez ¿Destino? ¿Casualidad? ¿Capricho de los Dioses?

    ¿Quién lo puede decir?

    La respuesta original o tangible como tal, no se sabrá nunca, solo que el amor entre ellos surgió, para bien o mal, pero un objetivo en sí.

    No son nada inocentes, no esperaron mucho para demostrar cuanto se amaban.

    Aioros no pudo hacer mucho, pues solo pidió que de verdad se amaran, todo un buen hermano mayor aceptando que el menor ha crecido.

    Pero sería bueno que no supiera las cosas que hacen en el templo de Leo. Si aquí porque si fuera en Sagitario… Digamos que se escucharan algunos gritos.

    Mas recuerden el amor no solo con sexo se demuestra si no con conversaciones infinitas de tantas cosas con sentido o a veces careciendo de este.

    Solo estar al lado de la persona que de verdad amas y que sentirías tu vida desaparecer si se esfumara, fue lo que Aioros sintió cuando aquella Diosa ajena a su cultura le lastimo, pero fue para bien.

    Ahora pasemos a ellos sin más dilatación.

    Despertar en el quinto templo, rodeado de los brazos de ese ser especial, que te protege de lo que sea.

    Estar somnoliento aspirando la suave fragancia que a inundando todo tu cuerpo la noche anterior.

    Esa es la forma en que muchas veces por no decir siempre, despertaba el León dorado.

    Apenas si se movía, pues estaba atrapado en los fuertes brazos de Shura, con cuidado, por el hecho de la Excalibur, aunque sabía manejarla para no hacerle ningún daño.

    Sus ojos se abrían de a poco, para ir clareando su vista, ver el pecho bien tonificado de Capricornio, darse cuenta de las marcas que dejo esas mordidas que el mismo le dio a ese cuerpo que lo hacía sentirse tan bien.

    Alzar un poco la cabeza, encontraría el rostro de él, aun dormía placenteramente.

    Podría quedarse todo el día observándolo en silencio, y jugar un instante a buscar las marcas que le dejo antes.

    No se cohibía para nada, llevaban algunos meses juntos, pero habían perdido la vergüenza muy rápido.

    Sonrió lascivamente y sus ojos verdes, se clavaron en los labios, que tenían una leve mordida.

    No se contenía ante el acto carnal, pero sabía que al otro no le importaba nada, si en ese instante ambos olvidaban el mundo entero, solo se concentraban en el placer.

    Quería despertarlo de alguna manera tierna, así que depositó pequeños besos en esos labios, luego algunas lamidas daba, como delineando el contorno.

    Sabía que aquello gustaba a su pareja, y despartirá en cualquier momento, pero quien sabe si debía hacerse responsable de la reacción de ambos cuerpos.

    Provocó algunos quejidos débiles del peliverde, estaba despertando de una manera maravillosa.

    Aquello arranco una risita juguetona del menor –Buenos días Shura…- Le dio otro beso, acercando su cuerpo desnudo al contrario, que solo las sabanas cubrían.

    Dio un bostezo bajo, abrazándolo mas a su cuerpo, no podía negar que solo deseaba tenerlo cerca al más joven, beso su frente un signo de protección que le dedicaba cada vez que podía.

    -Buenos días Aioria- Le gustaba acariciar el suave caballero ondulado del Griego.

    La manera en que se acurrucaba al décimo guardián, lo hacía parecer un inocente gatito, que buscaba el calor de quien más amaba.

    Aunque siendo muy sinceros no es para nada inocente y Shura tenía un poco la culpa.

    Suspiro, su semblante normalmente serio se mantenía casi siempre, salvo al estar con el león dorado, en donde se permitía sonreír levemente o actuar un poco más romántico.

    -A veces pienso, que si tu hermano nos encontrará, estaría muerto- Bajo su mano hacia la espalda del otro –Pero no me interesa mucho- Cerro sus ojos, para sentir esa piel suave.

    -Aioros, ya acepto que somos pareja ahora, no tienes nada que temer- Lo miraba de forma burlona, le aprecia gracioso que Shura le diera importancia y luego le baja al asunto.

    -¿Quién dice que temo algo? Solo que recuerdo a veces cuando hablo conmigo- Sus ojos se volvieron abrir, pero ahora mostraban un leve destello de calidez.

    No se puede negar que esa expresión de Capricornio le gustaba, ser serio en todo momento posible, pero las sonrisas de es caballero solo eran para él.

    -Ja, ja, ja, ja, también hablo conmigo y pensó que era momento de tener esa platica…- Frunció el ceño, algo fastidiado.

    Pareciera que el centauro se había puesto en modo hermano mayor, buena onda pero algo sobreprotector.

    Esto quiere decir que hablo con cada uno por separado, cuando pudo y si existió una plática juntos.

    Aunque hubiera pasado la mayor parte del tiempo muerto, eso no significaría que ahora no estuviera presente y cuidaría al menor de su familia.

    Dio su aprobación, a esa relación, pues le parecían algo adorables, si Aioros era el único que podría ser protector y pensar en que está bien su relación, sin volverse loco.

    Pero cuando hablo por separado con cada uno, digamos que sus explicaciones para Aioria fueron como recibir esa conversación vergonzosa con tus padres o bueno en algunos casos cuando la escuela te habla de la reproducción.

    Nunca se había visto la cara tan roja como aquella vez en del pobre León.

    Y más cuando Aioros le dio un preservativo y el otro solo se quedó estático, con más dudas que respuestas, pero prefirió callarse.

    ¿Acaso nunca pensó que le hablaron de reproducción antes o leerlo en algún libro?

    Quién sabe, si ha Aioros se le paso eso por la mente, pero el sentía la obligación que darle esa conversación.

    Y de lado de Shura, solo le advirtió que cuidara bien de Aioria, pues es una persona muy importante para él y que si le hacía daño, lo mataría.

    Decir esto con una sonrisa tan amplia, sus ojos cerrados y brazos detrás de la espalda.

    Sabía que Shura no era una persona que se intimidara, por su carácter, pero tenía formas de molestarlo, después de todo el Griego ayudo a cuidarlos de más pequeños y sabia donde tocar.

    La cara de sorpresa cuando este hombre saco un condón de quien sabe donde y se lo entrego, sabía que no había forma de concebir, pero no deseaba que algo malo le pasara a su hermanito, por que no se pudiera contener antes de venirse dentro.

    Su forma de pensar podría aterrar a veces, pero era precavido, por Aioria.

    Con eso logro sacar de su eterna seriedad al Capricornio y lo podía doblegar más fácilmente.

    Apoyaba su cabeza en la almohada blanca, jugando con el cabello del peliverde.

    -Creo que si recordamos esa ocasión, acepto que no seriamos novios simplemente de mano- Sonrió, jugueteando con el otro.

    -Aun así, no creo que le gustaría escucharnos de mi templo tan cerca del suyo- Sonrió, mirando al otro.

    Ese símbolo de felicidad visible en el rostro contrario, le ponía nervioso, pues era un espectáculo único en su clase, esa sonrisa solo la había guardado para él. Podía sentir que se derretía por verlo así.

    Como lo amaba y tanto tiempo había pasado, sin decírselo, porque una parte de sí mismo lo adiaba.

    -Saber que alguien está tocando a su hermano menor de la manera que tú lo haces, lo haría enojarse mucho- Le gustaba jugar con esa idea, pues Shura se incomodaba un poco.

    Ver la dulce sonrisa de ese joven hombre a su lado, que había estado queriendo desde que eran unos niños, su amor solo pudo crecer con el tiempo, pero en el momento que tuvo que acabar con la única persona con la cual Aioria contaba, no se lo pudo perdonar por tanto tiempo.

    Solo verlo sufriendo por todo lo que antes le decían, por aquellas faltas de respeto que soporto, tratando de negar que Aioros era un traidor, pero los hechos habían logrado engañar a los demás siempre.

    Hasta el propio pequeño, las había creído, y hasta aceptado.

    Pero sin importar que, sus sentimientos estaban en conflicto constante, entre amar a Shura y odiarlo.

    El peliverde, recordaba algunos instantes de aquella época, no podía estar siempre en paz pues, creía que podría ser un dulce sueño, del cual despertaría y Aioria seguiría odiándolo.

    Se podría perder en esos recuerdos por unos instantes.

    Eso lo nota con facilidad el castaño, pues usualmente lo miraba directo a los ojos y cuando su mente divagaba, despegaba los ojos de quien amaba.

    -¿En qué piensas?- Apoyo su codo sobre la cama, para interrogarlo mejor.

    Suspiro, bajando la mirada un poco, pero de nueva cuenta encarándolo cuando se recuperó –Te hice sufrir mucho, al matar a Aioros, todo ese tiempo, pude haberte cuidado, pero… Sé que no tenía ese derecho…- Se lo decía de manera firme, pero sus ojos reflejaban esa tristeza.

    -No te hubiera dejado acercarte mucho a mi- Asintió levemente –Yo te amaba y odiaba… Por partes iguales… Que todo lo que ocurrió, no hubiera aceptado tu ayuda- Era sincero, la muerte, el odio de los demás, era demasiado para su joven corazón que hubiera sido contraproducente.

    -Tú fuiste la única razón por la que me sentía culpable- Se lo dijo sin más, pues era verdad.

    No sentía mucho arrepentimiento por haberlo hecho en aquella época, pues fue una orden del patriarca, creían en él. Si Aioros era culpable, debía morir.

    Pero esos ojos verdes que recordaba al momento de tener que cometer aquel acto, le torturaba tanto.

    Mas ahora creo que no importaba mucho, en su mente solo eran vagos recuerdos, que lograban molestarlo de repente.

    Pero ¿Qué comos los seres humanos sin algunos recuerdos malos? No son agradables, pero son necesarios para valorar lo que tenemos ahora y aprender de no volver a cometer lo mismo.

    -Aioria… Te amo mucho- En un acto impulsivo, de los que era constante victima al estar con el quinto guardián, se incorporó levemente de la cama, para sentarse y atraerlo.

    Aun se logra sorprender, cuando Capricornio le dedica esas palabras, no son muy cotidianas, pues este creía que debían decirse cuando fuera importante y este era uno de esos momentos.

    Se sonrojo levemente, sonrió, llevando ambos brazos alrededor del cuello del peliverde.

    -Yo también te amo Shura- Beso sus labios, para separarse y verse a la cara.

    -¿Crees que estés listo para ser mi esposo?- Le pregunto aquello con su voz firme, sus ojos decididos, no presentaba señal de nervios, parecía que hubiera pensando en eso por un buen tiempo.

    -¡¡¡¿QUÉ?!!!- Se apartó, se golpe, esperaba cualquier cosa menos eso. Sus mejilla estaban rojas, su corazón latía como loco, hasta sudaba por los nervios.

    -Solo hice una pregunta… Creo que aún no lo estas- Bajo la mirada, ver aquella reacción, le confirmaba que había sido algo atrevido. –Lo siento- Solo se disculpó, se sentía apenado por haberlo hecho sin una forma más romántica, pero su estilo era ir directo al grano.

    Pensó que era mejor, ir a darse un baño y prepararse para el entrenamiento matinal, pero su sorpresa y semblante estoico se desvaneció, cuando el otro lo abrazo por detrás, casi haciendo caer hacia atrás.

    -¡¡¡ESPERA!!! ¡¡¡AUN NO TE VAYAS!!! ¡¡¡EXPLÍCAME ESA PROPUESTA!!!- Sacaba su lado impetuoso y atrevido ahora, pues estaba confundido y feliz, pero nunca creyó que ese decimo guardián le propusiera de alguna manera extraña matrimonio.

    Sentir los fuertes brazos de Leo alrededor de su cuerpo le gustaba, pues ese contacto solo él lo podía lograr, y era permitido.

    -Solo quiero que seas mío- Se giró por completo, para provocar la caída contra la cama de Aioria.

    Estaba sobre su amado Leoncito, esa mirada seria y afilada como su Excalibur.

    Le gustaba tenerlo bajo su poder, así es era una necesidad de dominio de alguna forma, pero todo era consensuado en cada instante.

    Sabia a donde llegaría esto y le gustaba, aun tendrían tiempo de tener un encuentro, pero deseaba jugar un poco –Sabes que ya soy tuyo, tengo marcas que lo prueban- Ladeo un poco su cuello, mostrando unos ligeros chupetones que había dejado el otro varias noches.

    -Pero, quiero que lo seas por completo- Se inclinó a besar esos dulces labios que adoraba.

    Cuando la falta de aire se hizo presente, se separaron dejando un hilo de saliva que los unía.

    Sus cuerpos aumentaban de temperatura, poco a poco se podría ver a donde llevaría esto.

    -Si sigues amándome así, entonces sí quiero- Le sonrió, ladeando la cabeza, estirando sus brazos y atrayéndolo de nuevo por el cuello, lo beso de nueva cuenta.

    Con ese gesto se podría cerrar aquel pacto, entre esos dos caballeros dorados, que su amor fue de verdad tormentoso para ambos a sus maneras, dolores por el amor, quebrándose por el odio.

    ¿El tiempo cura? Es verdad lo hace.

    Pero siempre y cuando ambos lados así lo deseen.

    Creo que en este momento, ellos dos comparten el amor del presente, aquel que ayuda a superar el dolor que sufrieron, y llevar adelante el futuro.

    Con una propuesta hecha, una respuesta afirmativa, el apoyo de quienes los unió y separo.

    Poco a poco, nos vamos acercando al final de esta historia, pero aún queda unas historias más, o más bien lo que sucede después del final.

    Solo puedo decir que esta es la mejor forma que Shura y Aioria les gusta despertar.

    Pronto unirían sus vidas con algún tipo de simbolismo especial, si sea de tierras Griegas o Españolas, es cuestión de ellos.

    Solo queda esperar que les valla bastante bien.
     
  13. Threadmarks: Capitulo 33 (LibraXAries)
     
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    Elevándonos un poco más, se encuentra Libra, ¿Qué podremos decir del caballero de Libra con su amado Shion, el actual patriarca?

    Su amor se denomina como un de siglos pasados, en donde tuvieron que dejarlo fuera de alcance para ambos.

    Si bien, durante esta realidad, antes no tuvieron la oportunidad de confesarse, pues creían que era mejor así, no arriesgase a enamorarse y después hacer sufrir al otro con su deceso, si llegara a pasar.

    Más cuando al final quedaron ellos dos de pie, mostrando que tuvieron la fuerza, suerte y guía de los demás compañeros de armas, de su Diosa.

    Se podría decir que tienen la perfecta oportunidad, pero una misión se les encomendó a cada quien, separándolos, de nuevo su amor no proclamado había sido cancelado.

    Despidiéndose con una triste sonrisa, guardando sus sentimientos de nueva cuenta y pensando que en el futuro cuando vuelvan a encontrarse podrían confesarse.

    Lamentable fue el hecho de que uno fuera asesinado, despidiéndose en soledad de este mundo, sin decirle a Libra que lo amaba más allá de la razón.

    Dohko perdió ese día a un ser tan preciado, en esos momentos quería ir a donde el santuario y arreglar todo esto, saber quién fue el asesino y hacerle lo mismo, pero en su interior como una especie de despedida, sintió que el cosmos de aquel antiguo Aries venía a decir que todo esto así debía ser, que no hiciera nada por el momento.

    Lloro y se lamentó en silencio, pasando los años.

    Tantas cosas ocurridas, en donde nunca pudieron decirse cuanto se amaban, sin tocarse de otra forma que no sea de camarería, sin besarse, ni mirarse como hubieran deseado.

    Más eso acabo, pues con el favor de su Diosa, asistida por instrucciones de otra ajena a su cultura, los trajo a la vida.

    Su reencuentro fue hermoso para ellos.

    Se podría decir que sus sentimientos se sentían implícitos, estaban en el aire, donde estaban tan visibles, pero a acepción de ellos, que no lo notaban.

    El viejo maestro, ahora rejuvenecido, no tenía otra idea en su mente que conquistar a él patriarca, de alguna forma u otra se le insinuaba, algo que dejaba en desconcierto al peliverde, por que seguía siendo algo torpe y tímido en sus formas se expresarse.

    Algo que Dohko dominaba a la perfección y su lado infantil hacia más fácil el decir dichas palabras.

    Con simples juegos, con un coqueteo tranquilo, algunos detalles, toques.

    Dejaron que el amor surgiera.

    Una entrega que se dio en un momento de la historia, poseyó el cuerpo del antiguo carnero dorado, y jamás lo soltaría, se habían declarado en un instante en el templo de Libra.

    La intención en la que llegaron fue, porque Dohko había prometido un masaje a su ilustrísima, según de “Amigos” pero no fue así.

    Un beso atrevido, las caricias delicadas, porque para Libra ese cuerpo lo era, besos más apasionados, miradas intensas, la declaración se dio en medio de este delirio de pasión, ojos con lágrimas de emoción, tristeza, dolor y placer.

    Una mezcla que domino, hasta el final de esa noche.

    No importaba ahora mucho el pasado, estaban ahora el uno para el otro, de diferentes formas demostrándose su amor.

    Formando una relación más estable y formal de al que tenían.

    Nadie se opuso a esto, pero ¿Quién podría hacerlo?

    Si al fin de cuenta ellos eran los mayores y nadie tenía más que Atena de decirles algo.

    Vivian lo que no pudieron hacer al ser jóvenes en su primera vida, ahora en la segunda lo estaban siendo, amándose cada día más que al anterior, cuidándose, peleando de repente, aunque Libra siempre le daba la razón al patriarca, pues ninguna discusión era más importante que su amor.

    Pero eso sí, cuando Libra era quien se enojaba, Shion tenía que buscar alguna forma de contentarlo y sabía bien que hacer.

    Lo que más les gustaba hacer a ambos, era tener una caminata diaria al atardecer, después de cumplir sus deberes cada uno.

    Siempre se veían en el coliseo, para ir a cualquier parte juntos, si querían ir a Rodorio, al bosque un rato, sentarse a hablar, comer, lo que fuera ese era su momento sagrado, que solo una amenaza contra el santuario lo podría interrumpir, fuera de eso, nada lo lograría.

    Y en esta ocasión no sería la excepción.

    -Shion, entonces… ¿Si quieres ir conmigo a los Cinco picos?- Decía un castaño, abrazando a su amado.

    -Sí, me gustaría ir… Tendré un poco de tiempo libre dentro de unos días, podría acompañarte- Sus mejillas sonrojadas, y esa sonrisa de pena que jamás se ocultaba, pero ese contactó.

    -Pero, tú eres el patriarca, puedes darte días libres si quieres- Sus respuestas, que en vez de ser enserio eran chiste, pero le gustaba darlas.

    -Sabes que no puedo hacer eso, siempre tengo que mantener la responsabilidad, ante todo- Su semblante serio y solemne se dejó ver, portaba su título con orgullo.

    -Pero… Cuando estamos juntos, tú no eres el patriarca, eres mi borreguito esponjoso- Los dulces nombres que le decía a su pareja, eran diarios y siempre aprecia tener nuevos.

    -¡¡¡DOHKO!!! Cálmate por favor- Le llamo la atención, jalándole una oreja, como reprimenda.

    Sonrió, había logrado avergonzar al peliverde, gustaba de ver su rostro sonrojado, contrastando con la piel pálida, que lo hacía lucir como un dulce ángel.

    No lo dudo, beso esos labios carnosos, que tenían un sabor a dulces.

    Probar cada centímetro de ellos, era su lujo que guardaba celosamente de cualquiera, solo él tenía ese derecho y jamás permitiría que se le fiera arrebatado.

    Al separase siempre sostenía el mentón del contrario, para verlo a los ojos, algo que se había hecho costumbre en Libra, pero que no lo cambiaba por nada el patriarca.

    -Es oficial soy adicto a ti- Su sonrisa pícara, sus ojos verdes clavaos en los rosas y sus mejillas sonrojadas.

    Los nervios traicionaban al mandamás, cada vez le provocaba sanciones tan intensas, no sabía en qué momento pero el también ya no podía vivir sin el contacto del castaño.

    Tomados de la mano, se podían ver en cada instante. Así era cuando regresaban a sus aposentos, pero tendrían una cena en Libra, y dormirían posiblemente juntos.

    Ya había pasado un tiempo desde que el patriarca descansaba en el lugar correspondiente a él, pero era preferible así, si no ruidos extraños posiblemente se escucharían y no sería conveniente que cierta Diosa los escuchará.

    Algo a veces atormentaba la mente del más bajo de esa pareja, así que preguntar no estaba de más.

    -Oye, mi amado borreguito- Inicio una nueva conversación.

    -Dime…- Se giró a verlo.

    -Me sorprende que no te enojaras cuando Shaka y Mu nos dijeron que son novios ahora- Rio enamorado, pero guardaba cierto respeto –Pensaba que les dirías que no, porque se perfectamente cuanto quieres al actual Aries-

    Se encogió de hombros, suspirando y mostrando una mirada melancólica –No negare que una parte de mí, hubiera querido hacer lo que fuera para evitarlo, ahorrarle las decepciones y el dolor, pero…- Callo un instante, tenía mucho que analizar.

    Acerco su mirada al rostro suave del peliverde -¿Pero?-

    -Pero creo que no se puede evitar… Su amor, es genuino y sufrieron tanto por lograrlo- Cerro sus ojos, le traían los recuerdos de su propio dolor –Aun siendo el patriarca y el maestro de Mu, no puedo controlar de quien se enamore, ni mucho menos prohibirle ese sentimiento- Tomo con fuerza la mano de su pareja.

    El Chino estaba enternecido por esas palabras que dedicaba a la pregunta, entendía que el hecho de sufrir por amo, ambos lo sabían perfectamente, y no querían que nadie más pasara por ello, no había el derecho de hacer eso.

    -Me siento muy feliz, por todos nuestros dorados, que estén felices- Beso la mano que sujetaba con firmeza.

    -Sí, eso es lo principal, el santuario parece que tuviera un nuevo destello, después de todo el amor es lo que ocasiona- Dijo esto, tocando su pecho, mientras sonreía.

    Después de todo, las personas que te crían, son felices al momento de que has encontrado parte de tu felicidad y dedicas tu vida a hacer realidad lo que más deseabas.

    -Soy feliz de vivir a tu lado, después de todo lo ocurrido- Mirar ese atardecer, juntos, llegando casi a Libra, era un momento simple pero hermoso.

    -Jamás nos vamos a separar Dohko- Le dio un suave beso en los labios, su forma de ser espontaneo.

    -Oye… ¿Te gustaría un masaje esta noche?- La mirada de tener una idea clara en mente, no se hizo esperar.

    Esto dejando nervioso y sonrojado al más alto, sabía a qué se refería Libra –Esta bien…- Aquello fue un susurro, mas estaba consciente de que esa noche, provocaría que sus caderas dolerían mañana.

    Pero en realidad esto no le importaba mucho, solo quería estar al lado de ese hombre, que era dueño de su ser por completo.

    Sabía que él estaría ayudándolo, para que descansará, si bien era lo que ocurría cada que sus noches de volvían largas y algo ruidosas.

    Profesar el amor de antaño, cuidándolo, dejándolo en un instante, por sus deberes.

    Perdiéndolo, reencontrándolo y ahora protegiéndolo.

    Su vida había sido así, no se podían quejar ahora. Todo había tenido que transcurrir de esa manera, porque si no… No tendrían la felicidad de la cual gozaban.

    Seguían siendo fieles a su Diosa, en un nuevo mundo, por el momento amenazas letales no existían, algunas misiones que se debían cumplir, pero el riesgo no siendo tan alto.

    Podría decirse que ahora estarían aburridos, todo estaba en calma, posiblemente por largos años, o por corto tiempo, en si no se sabía con certeza.

    Nadie tiene el futuro asegurado, ni lo que vendrá, pero por eso uno debe aprovechar cada instante que pueda, en el ahora. Disfrutar, gozar, reír, llorar, experimentar todo lo necesario.

    Pues en un momento podría cambiar y eso era lo que Libra y Aries habían conocido desde el siglo XVIII, y estarían siempre juntos, hasta el momento en que les toque partir.

    Guiando a los dorados de esta generación y a su vez esto a los de la siguiente.

    Una cadena que no se puede romper, y se repetirá sin fin.
     
  14. Threadmarks: Capitulo 34 (EscorpioXAcuario)
     
    AMMU TEIKOKU YUDAINA

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    Y por último, pero no por eso menos importante, veremos cómo ha evolucionado la relación del frio con un toque de veneno.

    Si bien, al principio al ser unos niños, su relación era una de las más estrechas, cuidándose uno al otro, siendo amigos inseparables.

    Muriendo uno en la revelación de la verdadera Atena. Dejando uno con el pesar en su corazón, pero seguía adelante por los caídos y por los que aún estaban.

    Pero esto causo más dolor de lo que podría esperar.

    Nunca pensó volverlo a ver en este mundo, esperaba estar a su lado en la otra vida, pero el destino siempre se ha mencionado como un cruel enemigo.

    Ver esos cabellos aguamarina, los ojos violetas y su semblante frio, pero ahora no del lado de su Diosa, junto a él donde partencia.

    Si no que usando las sapuris, una clara mención de que ya no pertenecía a ellos.

    Eso rompió algo en su interior. Cargo toda esa amargura como un reloj roto.

    Esta vez, murieron los dos codo a codo, en aquel muro.

    Pensarían que fue el final, pero no.

    Resucitar en Asgard, fue como agregarle otro dolor más al frágil corazón de un Escorpión. Verlo de lado de ese hombre que se proclamaba como un viejo amigo de Camus.

    Se preguntó estando frente a frente.

    ¿Si era más preciado para el mago de hielo?

    ¿Su amistad acaso era insignificante?

    No pudo resistir las lágrimas por una nueva traición, ante sus ojos esa era la peor.

    Siempre Acuario había dicho que los sentimientos no eran importantes, que se debían descartar de inmediato, pero allí estaba a lado de ese sujeto, apoyándolo, porque había cometido un error, en un entrenamiento costando la vida de la hermana menor de este.

    Se sentía en deuda con Surt, por aquel hecho.

    Por su careta de serio y frio, no permitía ver el verdadero sufrimiento que padecía, estando dividido en dos partes de él.

    Una donde solo quería reconfortar a alguien que solo era un simple amigo.

    Y otra que deseaba, ir y hacer que el octavo guardián lo disculpará, lo perdonará por que el había hecho tanto daño.

    Pero solo alcanzo a hacer una de ellas, en la segunda vida que logro obtener.

    Aun así, el pequeño lapso que transcurrió, en donde Atena pudo volverlos a una tercera vida para algunos otros la cuarta se podría decir.

    Pago con creces lo antes hecho.

    Por la pérdida de los recuerdos, Milo sufría tanto el odio y rencor, que ver a su ser amado de lado del enemigo por segunda vez y que este fuera ante sus ojos alguien más especial que el peli cerúleo. Lo dejo completamente trastocado.

    Sufrió por ver a Milo así, por despreciarlo, ignorarlo, que solo su simple presencia le daba motivos para repudiarlo.

    Provo un poco de su propia forma de ser, que varias veces en la adultez llego a cometer contra el Escorpión dorado.

    Y en cambio este, siempre estaba a su lado sin importar los malos tratos.

    Por un tiempo probo ese amargo dolor.

    Pero no deseaba eso, quería a su amado, dulce y tierno Milo, pero este se encontraba oculto, o más bien parecía estar dormido, debajo de la amargura de no tener recuerdos, pero si sentimientos que lo atormentaban día y noche.

    Pudo ser el amor, la verdad, el cosmos de su Diosa.

    O simplemente que era lo que debía ocurrir.

    El saber que se necesitaban, pero saber que el estar junto dañaba a cada uno. Fue lo que Camus no podía resistir más.

    Se enfrentó a cualquier desprecio, se tragó su orgullo, para enfrentar el odio del Escorpión dorado.

    Aquel enfrentamiento, resulto ser mejor de lo que pensaba.

    Retomaron sus memorias, se disculparon, se perdonaron, y comprendieron que tal vez el enfoqué de su amor estaba algo mal.

    Tienes que ser firme y orgulloso, pero ceder cuando se debe.

    Puedes ser adorable y empalagoso, pero ser serio cuando se requiere.

    Al saberse la verdad por labios de Atena, las cosas podrían ser más fáciles.

    Y en sí, de hecho para ellos, que tuvieron un reencuentro bastante tormentoso en su última vida, estaban llevando la relación de lo mejor.

    ¿Cómo fue eso?

    Camus, sabía que no siempre debes ser el frio del cuento, el serio de la banda. No quiere decir que cambiara todo su ser, pero si manejarse mejor.

    -Milo, puedes explicarme de nuevo… ¿Cómo conseguiste una moto?- Le preguntaba algo intrigado, por aquel vehículo que en su pensar era bastante extravagante.

    -La última vez, dijiste que me acompañarías en alguna aventura y gane la apuesta contra Ikki- Hablaba tan calmado mientras le colocaba un casco sobre la cabeza de su ahora pareja.

    -¡¡¡¿ÉL TE CONSIGUIÓ ESTA COSA?!!!- Estaba alterado, aferrándose con fuerza al cuerpo del contario, ya estando sobre la moto.

    Sonrió, estaba a punto de arranar –Si, le aposte que Shun sería el primero en perder la Virginidad de lo que Ikki lo haría- Lanzo una carcajada –Y que gano-

    -¿Tenías que revelar las intimidades de mi discípulo?- Lo miraba molesto, pero a la vez estaba aterrado por lo que harían.

    -Alguien tenía que caer- Estaba tan animado, en hacer esta nueva tontería, arrastrando al pobre de Acuario -¿Estás listo cubito hermoso?- Movía un poco la mano, para ir acelerando y soltar el freno de a poco, según era el plan.

    -Milo, se lo que dije… Pero me estoy arrepintiendo- Su rostro más pálido de la habitual, lo delataba.

    -No temas Camus yo te protegeré- Quería ponerse en modo romántico en este momento.

    -¡¡¡POR LO MENOS DEBERÍAMOS ESTAR EN TIERRA FIRME Y NO TRATAR DE PASAR LOS TEMPLOS DESDE PISCIS HASTA ARIES EN ESTO!!!- Su corazón latía al mil por hora y no solo porque su querido Escorpión dorado, estaba a su lado.

    -lo siento, pero lo prometiste- No hizo más caso y en un movimiento de manos y pies, arranco aquella moto, provocando que empezaran a bajar estrepitosamente por las escaleras hacia el templo de Acuario.

    Los gritos del de peliaguamarina, no se hicieron esperar, incluso cerro los ojos, esperando cualquier cosa mala que les sucediera a partir de ahora, se aferraba a la espalda de Milo, y sus piernas aferradas al vehículo.

    En cambio Milo iba tan ilusionado, y emocionado con su nueva hazaña, sujetaba con fuerza aquellos cambios en las manos de los manubrios, las sonrisas no faltaron y los gritos de felicidad a todo lo que daba.

    Pasar Acuario, fue bastante divertido, el pasillo principal es bastante amplio, no rompió nada, salvo la cordura de Camus.

    Pudieron haber hecho eso desde la parte posterior del doceavo templo, pero estar tan cerca del patriarca no sería buena idea.

    Bajará las escaleras era lo más complicado, pues subir y bajar, la moto se tambaleaba, pero Milo la mantenía en control.

    Capricornio fue igual vacío, su guardián de seguro se encontraría con cierto León dorado, en cualquier circunstancia posible.

    Pero no era la misma suerte para Sagitario, que si bien se encontraba en su templo, estaba algo adormilado por una pequeña siesta que había tomado y cruzaba la entrada principal, con tanta paz y sin prestar atención.

    Que cuando se percató de los dos cosmos a gran velocidad que se aproximaban a él, creía que sería un nuevo enemigo, pero no fue lo suficientemente rápido, como para quitarse.

    -¡¡¡¿MILO?!!! ¡¡¡¿CAMUS?!!!- Al verlos en aquella moto, su atención fue llamada.

    -¡¡¡QUÍTATE AIOROS!!!- Milo advirtió, pues no podía detenerse, si no saldrán volando ambos.

    Sagitario no logro escapara y por extrañó que pudiera sonar o parecer, termino delante de aquella cosa, subido provocando que Escorpio no lograra ver nada.

    -¡¡¡MILO, DETENTE AHORA MISMO!!!- Aioros iba tan sujeto al metal del vehiculó, que estaba desquebrajando el material.

    -¡¡¡NO PUEDO!!! ¡¡¡SI LO HAGO NOS EXTRAÑAREMOS!!!- gritaba ahora asustado, dándose cuenta que había sido una mala idea.

    -¡¡¡¿QUÉ ESTÁ PASANDO?!!!- Camus que aun iba con los ojos cerrados, no se había dado cuenta, pero si sintió algo de peso.

    -¡¡¡ESTAMOS SALIENDO DE SAGITARIO, IREMOS A TU TEMPLO!!! ¡¡¡PARA DE UNA BUENA VEZ!!!- Por extraño que pareciera el hombre de cinta roja, estaba enojado por esta tontería de su vecino.

    -¡¡¡TÚ PUEDES VOLAR, USA TUS ALAS!!!- No estaba para regaños, al no lograr ver nada.

    -¡¡¡NO LLEVO MI ARMADURA!!!- Le reclamo este.

    Así pasaron el octavo templo, yendo completamente en dirección al de Libra.

    -¡¡¡OH NO…!!! ¡¡¡EL PATRIARCA DE SEGURO ESTARÁ EN LIBRA, CON EL VIEJO MAESTRO!!!- Estaba más preocupado por el regaño y castigo que recibiría que por su propia vida.

    -¡¡¡ME QUIERO BAJA DE ESTA COSA!!!- grito Aioros.

    -¡¡¡DETENTE POR ATENA, MILO!!!- Abrió sus ojos y notaba a su nuevo pasajero, que opto por cerrarlos.

    Tuvieron la suerte de que no estuviera nadie en el séptimo.

    Bajará las escaleras gritando, sacudiéndose, y pidiendo no morir por algo tan estúpido, es como iban los tres.

    -¡¡¡LEGAMOS A VIRGO!!!- Advirtió el castaño.

    -¡¡¡¿CREEN QUE SHAKA, SE ENOJE SI TRATO DE DETENERME EN SU TEMPLO?!!!- Sonrió algo malicioso.

    Sabía que la única forma de hacer eso, seria estrellar la moto contra alguna columna, lo suficiente para derribarla, pero no tanto para matarlos.

    -¡¡¡SI HACES ESO, TE MATARA Y A NOSOTROS CONTIGO!!!- Camus, quien ya había dejado sus uñas clavadas en el abdomen de este, se lo hacía saber.

    -¡¡¡INTENTARE FRENARLOS CON LAS PIERNAS!!!- Esa era su idea, pero esperaría ahora hasta llegar a donde su hermano protegía el quinto templo, pues las escaleras hicieron e las suyas.

    -¡¡¡TE VAS A ROMPER LAS PIERNAS, AIOROS!!!- El peliaguamarina, advirtió, no quiera que su amigo saliera herido por una tontería e su novio.

    -¡¡¡CIERTO!!!- Lanzo una carcajada -¡¡¡PERO SERÁ UNA GRAN HISTORIA!!!-

    -¡¡¡MILO!!!- Ambos caballeros dorados le gritaron al peli cerúleo.

    Estaban en la quinta casa, intentaría hacer aquello, pero no lo logro, pues unos ruidos extraños llamaron la atención, se podrían percibir desde la habitación de su querido, hermanito.

    Que si no fuera por la velocidad que llevaban, habría sido capaz de ir inmediatamente y darle una golpiza a Shura, se imaginaba de qué se trataba, pero era casi el medio día.

    Solo pensaba, que había dio al entrenamiento matinal y regresaron a tener sexo.

    -¡¡¡TE MATARE CUANDO SALGA DE ESTO SHURA DE CAPRICORNIO!!!- Solo dijo esto.

    Provocando que los otros dos, uno se riera, y uno pena ajena.

    Y así fueron abajando con su velocidad, que ya rogaban que se acabara el combustible, pero Milo había hecho que todo estuviera listo para hacer su gran locura.

    Donde estaba Cáncer, disfrutando un rico almuerzo con su amado piscis.

    Se quedaron atónitos al ver a estos tres en esa moto, pasar a alta velocidad.

    Incluso las cucharas cayeron, pues… Está bien que el Santuario no sea un lugar de lo más común, pero ver algo así tampoco era algo de todos los días.

    -¿Eso serán Milo, Camus y Aioros?- Afrodita, preguntaba, pensando que había visto mal.

    -Así es florecita- Le confirmo, con su semblante burlesco de todos los días.

    -¿En que se metieron esta vez?- Suspiro, negando con la cabeza.

    -No sé, pero quiero ver cuando se estrellen- Dicho esto, ambos decidieron ir templos abajo para contemplar la caída épica.

    Y volviendo un templo antes.

    -Esa voz… Era la de…- Un León todo rojo, debajo de un peliverde oscuro, que sin duda estaban disfrutando de u momento íntimo.

    Suspiro, sabía que después de esto, era un caballero dorado muerto –Si-

    Tercer templo, con dos hermanos discutiendo, como era la costumbre, esta vez peleaban ¿Por qué se había terminado el Shampoo? Y ¿Quién debía ir a comprar más?

    -Cuando me bañe esta mañana, aún quedaba un poco- Mostraba el bote vacío.

    -Tenía que bañarme y muy apenas me alcanzo para mí- El menor decía esto algo indignado.

    -¡¡¡ENTONCES TÚ DEBES IR A COMPRAR MAS!!!- Señalo molestó el mayor.

    -Ja, ¡¡¡OBLÍGAME!!!- Sonrió, con los brazos cruzados –Puedo durar un día sin bañarme, solo debo esperar hasta que quieras hacerlo y tendrás que comprarlo- Decía esto como su triunfo.

    -¡¡¡ERES REALMENTE UN CONVENENCIERO KANON!!!- Le gritaba a más no poder, a veces se preguntaba ¿Porque permitía que su gemelo menor viviera con él?

    El sonido de la moto se hizo presenté en aquella casa.

    Quedaron boquiabiertos al ver a los tres, aunque en esta ocasión se podría decir que Camus, iba desmayado, pues no había dicho nada, Milo ya estaba más asustado, ya había perdido el control de la moto, y no le estaban respondiendo nada.

    Aioros, quien al ver a Saga muy apenas, casi lloraba, sonriendo, para decirle una cosa.

    -¡¡¡SAGA, SI ME MUERO, RECUERDA QUE TE AMO… Y PUEDES LOGRAR LO QUE SEA!!!- Parecían sus últimas palabras.

    Y se podría decir que la relación de estos se había vuelto más estrecha, en el último año.

    Los gemelos no pudieron decir nada, pues se quedaron sin palabras, y al ver que Death y Dita iba detrás de aquella moto, les intrigo mayormente.

    El último tramo de bajada, antes de Tauro, estando vacío no hubo problemas.

    -¡¡¡NO QUIERO ASUSTARLOS PERO…!!!- El conductor de aquello hablo -¡¡¡QUIERO VOMITAR!!!-

    -¡¡¡NI SE TE OCURRA!!! ¡¡¡CAMUS, DILE ALGO!!!- El griego le advirtió.

    -¡¡¡CÁLLENSE!!! ¡¡¡MILO NUNCA VOLVERÉ HACER ESTO!!!- No quería ver nada, ya era suficiente con todo lo que sentía.

    -¡¡¡PERDÓNAME, CUBITO!!!- Ahora estaba sintiendo realmente mal.

    ---En Aries---

    -Es tan relajante tomar té acompañado- Dohko hablo, mientras disfrutaba de aquella bebida caliente.

    -Tiene razón, viejo maestro- El pelilila, tan dulce y amable de siempre.

    -Debo admitir que estos momos que hiciste Shaka, no están nada mal- Aquel peliverde, que a veces se comportaba algo malhumorado con el rubio, hizo ese cumplido.

    -Se lo agradezco, patriarca- Virgo no estaba tampoco en buenos términos con el peliverde, pero se toleraban.

    -¿Dónde está Kiki?- El Chino, cuestionó, pues no veía venir al pequeño.

    -Él está entrenando con los de bronce- Aquella sonrisa, algo nostálgica, pues su discípulo últimamente prefería estar con aquellos muchachos, que con él.

    -Es normal, cuando se llega a cierta edad…- No logro terminar de hablar, la presencia de esos tres, fue lo que interrumpió el momento.

    Sorprendió a tres de los que tomaban él te, tan agradable, pero uno ya estaba listo para hacer algo al respectó.

    Pues no era la primera vez que debía detener alguna locura de los dorados.

    -¡¡¡MURO DE CRISTAL!!!- El patriarca, logro poner aquella barrera, y estos se estrecharon directamente.

    Aquello fue suficiente, para provocar que la moto quedara hecha trisas y sus ocupantes salieran casi volando, cayendo al suelo.

    -¡¡¡¿MILO?!!!- Dohko, estaba mirando al octavo guardián, pero sin aguantare la risa.

    -Camus, ¿Estas bien?- Aries, fue a inspeccionar a acuario.

    Este solo negó con la cabeza, no tenía gana de hablar.

    Virgo, al ver movimiento en Sagitario, confirmo que se encontraba en excelentes condiciones.

    -¡¡¡AH!!! Me lo perdí- Un puchero de parte de Death se hizo notar.

    Dita, solo miraba entretenido a los tirados en el suelo. Y ver la figura del patriarca delante de sus compañeros, significaba que recibirían un buen regaño.

    -¡¡¡¿QUÉ SIGNIFICA ESTO?!!!- Este esperaba molesto, pues habían interrumpido su momento tranquilo.

    -Patriarca… Yo soy una víctima aquí- El castaño, quiso levantarse pero no pudo.

    -¡¡¡AIOROS!!! ¡¡¡¿ESTAS BIEN?!!!- Géminis, fue a ayudar a su “Amigo”.

    Sonrió, por la preocupación del peli azul –Si, solo que me duele todo el cuerpo- Dijo tratando de reír pero hasta eso le dolía.

    El de túnica negra, suspiro compendio quien era el culpable.

    -¿Tienes algo que decirme Milo de Escorpio?- Esperaba respuesta.

    -Si… Solo una cosa…- No pudo aguantar más el revoltijo en su estómago y término vomitando en el primer templo.

    Todos los presentes se asquearon de verdad, no esperaban aquello.

    Solo Camus fue el único que sintió de verdad pena y lastima por su pareja, pero se encontraba casi en las mismas de devolver el estómago.

    Suspiro, tocando el puente de su nariz –Esto no puede ser…- A veces esos muchachos podrían sacarlo de quicio.

    -Partica… por favor, no regañe solo a Milo, yo también… Tuve que ver- Camus fue el único que logro ponerse de pie, aun con dificultad y una leve ayuda de Mu –Castígueme a mí, ahora no está en condiciones, pero yo pagare por ambos- Sus ojos suplicantes, ante que no le ocurriera nada al otro.

    Ya no estaba a edad de tener que soportar a niños grandecitos.

    -Bien, los dos limpiaran el templo de Aries, y todos los demás por el desastre, durante un mes quiero que todas las escalares estén impecables y se encargaran de tener que el coliseo este en mejores condiciones desde la última disputa que hubo- Esa fue la orden, aunque digamos lo saco de último momento.

    Después de todo, al volverse pareja, habían aceptado compartir las alegrías y desgracias del otro, sin importar que, se amarían de esa forma. Aunque esta vez pusieron en riesgo su integridad.

    El último de los dorados que faltaba, iba llegando cuando al ver todo, solo se quedó pasmado.

    -¿Qué paso?- Sus ojos bien abiertos.

    -Es una larga historia- El rubio le agrego, sin mucha emoción.

    Se podría decir que sus historias particulares, se habían vuelto algo de todos los días.

    Cada pareja vivía de manera diferente, su amor.

    Otros podrían ser de manera romántica y fogosa, algunos siendo amigos, pero en el fondo sintiendo una sensación diferente, las bromas eran lo mejor que podrían compartir, el tiempo que se perdió fue retomado de manera desenfrenada, el amor antiguo estaba siendo lo que siempre debió ser y el dolor de alguna vez, se convirtió en la felicidad del hoy.

    Podrían ser diferentes matices, puntos de vistas am contrarios, pero no importaba, así debían ser las parejas, con sus defectos y virtudes, con sus altas y bajas.

    Todo aquello siendo parte de su nueva vida.

    ¿Podría ser mejor?

    Tal vez.

    ¿Era lo correcto?

    Sin duda.

    Pero ¿Estaban siendo felices?

    Esto se responde muy fácil, solo mírenlos, vean como son ahora.

    Las lágrimas de su dolor, del corazón roto, solo era un mal recuerdo.

    Ahora aquella agua salada, solo parecía por alguna buena noticia, siendo de felicidad, de risa sin control o del éxtasis del amor.

    Cual sea la respuesta, este es el final.

    Ellos obtuvieron su recompensa, después de todo el sufrimiento vivido.

    Una vida que la están aprovechando, tratando de disfrútala al máximo.

    Todo a su manera funciona, cuando el respeto, amor y comprensión mutua coexiste en paz.

    Si has llegado hasta este punto y leído desde el inicio te tengo una pregunta.

    ¿El amor ha existido en sus corazones?

    Solo tú tienes esa respuesta, aceparla o no, es la decisión de cada quien.

    Como se ha demostrado en esta bella historia, que aun siendo triste y cruda en algunas partes revelo que el amor sincero puede superar obstáculos, podrá ser cliché, pero es uno que vence siempre.

    Fin.
    ----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
    Buenos días, tardes, noches, ¿Que hora es? ¿Quien me ha robado el reloj? ¿Como están mis terrones de azúcar?

    Espero que se encuentren super bien y les gustara muco el fanfic del día de hoy.

    A todos los que han ledo hasta aquí, los quiero mucho y les agradezco tanto que estén leyéndome.

    Los quiero mucho.

    Ammu se va.
     
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