El señor sabio y la palomita roja

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Erzabeth, 31 Octubre 2011.

  1.  
    Erzabeth

    Erzabeth Fanático

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    28 Marzo 2011
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    Escritor
    Título:
    El señor sabio y la palomita roja
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Amistad
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    554
    Prólogo de; El señor sabio y la palomita roja (Cuento de varios capítulos).

    Lo veía pasar, paseaba de esquina a esquina, su forma de caminar era recta, su parado era en forma de curva, y sus ojos, sus ojos declamaban paz.

    —Porque la vida no es eterna…—. Mustiaba entre dientes mientras caminaba y caminaba. La chiquilla de apenas siete años, con curiosidad llegó a su lado, y jaló de su bata para poder llamar la atención de aquel hombre.
    —¿Por qué la vida no es eterna?—. Cuestionó la pequeña mientras metía su dedo índice a su pequeña y limpia boca.

    El hombre, al ver el raro cuestionamiento de la pequeña, sonrió con disgusto, y miró sus ojos… ojos que reclamaban libertad, reclamaban la sabiduría, que él, le podía otorgar.

    —Dime… ¿por qué?, responde tu duda, con otra duda, será difícil al principio, pero después, te sentirás tan capaz, que creerás hacer cosas imposibles—. Respondió mientras caminó, pero ahora, para no para hasta llegar al viejo árbol que se encontraba en la colina. La niña sólo le miraba, caminaba con demasiado cansancio, pareciera que no quería ni vivir.

    El hombre, al llegar a la colina, se sentó en el árbol, y recargó su espalda sobre este. La niña salió corriendo en dirección al hombre, con sus pequeñas piernas a toda velocidad, mientras su suave melena meneaba conforme al viento.

    —¿Por qué… por qué no me respondió?—. Volvió a cuestionar, mientras el viejo, al ver el gran interés de la pequeña, intentó responderle, a la manera en la que la niña entendiera.

    —Porque…—Alzó su mano, y apuntó hacia el sol—. Tu vida, es como un día para el sol, sólo sale una vez, y sólo se esconde una vez.
    La niña al alzar la vista cuidadosamente para no quemar sus delicadas pupilas, quiso entender, pero su mente no daba más. El hombre al notarlo, decidió no responder.

    —¿Cómo se llama?—. Preguntó de nuevo.
    —Eve…—. Respondió sin interés, al ver que la pobre niña no podía dar una, decidió dejar su interés al lado.
    —Eve… el sabio—. Mencionó con una dulce sonrisa en su rostro.
    —¿Sabio?—. Cuestionó este.
    —Sí, sabio, sabio por que tienes más edad, eso me lo dijo mi papi…—. Dijo metiéndose los dedos a la nariz.

    El hombre sonrió, y encaró a la pequeña.

    —No puedes ser sabio sólo por la edad… Y tú, ¿qué nombre te han dado?
    —Evelyn—. Mencionó con la misma sonrisa de antes.
    —Evelyn… la palomita roja—. Mustió con un brillo en los ojos, mirando los de la niña.

    La niña con más interés de saber lo que hablaba el hombre, volvió a cuestionar;
    —¿Por qué palomita roja?—. Preguntó.
    —Por el simple hecho de exigir el saber. El saber es rojo, como el fuego… todos te buscarán por la sabiduría, mas nadie buscará tu compañía.

    La niña no entendió nada de lo que hablaba, y prefirió dejarlo en una incógnita.
     

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