El sacrificio de Touga

El sacrificio de Touga​

La vida es sorprendente. Te pone en lo alto y te baja al fondo en cuestión de instantes, un guiño es todo lo que le basta. A veces, pienso que Dios juega un poco al ajedrez con nosotros, pero no debe ser tan sencillo cuando las piezas tienen vida propia y pueden decidir no obedecer al jugador. Pero no dejo de creer que Dios tiene en mente un juego inteligente.
Creo que tengo una especie de récord personal en cuanto a “el tiempo que tardo en ponerme depresiva” y luego “cuanto tiempo me toma salir del pozo”. Horas, días, en este asunto soy muy variable.
Siempre he sentido una inclinación especial por las artes, la escultura, pintura, dibujo, escritura y también la música y me desempeño bastante bien en todas esas áreas. Soy un poco multi-tasking. Cuando algo me afecta, para bien o para mal, lo expreso a través del arte en cualquiera de sus formas y lo muestro al mundo. Me he dado cuenta también de que, cuando no dejo aflorar esa parte de mi personalidad, ésta me genera una ansiedad, angustia, una presión interna, estrés. Pero cuando sale a la luz, todo vuelve a su buen equilibrio. Mi biorritmo sube y baja a placer, acompañado de mi creatividad…

Tiempo atrás, realicé un pequeño escrito llamado “Te amo a pesar de todo”, y estaba dedicado a uno de los personajes más controvertidos de Inuyasha. Hablo de Touga, el padre del protagonista, mejor conocido como Inu no Taishou, el líder de los perros. En el escrito realizado desde su punto de vista, hablaba de que era su amor por Izayoi lo que le había hecho sacrificarse y era tal acto de arrojo el modo de expresarle lo que sentía, aunque su naturaleza de youkai no le permitiera ser abierto. Por mucho que a veces deteste al personaje, esto es algo admirable y conmovedor.

Hay en YouTube un videoclip titulado “InuTaisho’s Sacrifice” y está realizado con imágenes de la tercera película de Inuyasha, “Tenka Hadou no Ken”, con la música de Creed “My Sacrifice”. El inicio del largometraje, que relata la muerte de Touga, es realmente triste. No sé si se trata de estas imágenes o de la música en sí misma, pero el videoclip tiene verdadero encanto.

Ni bien escuchar “My Sacrifice”, me prendé de la canción y aprendí a cantarla, ya hace dos años. Más tarde, vi el videoclip de dicho tema y me gustó por lo surrealista que es y por el sentimiento que tienen al cantar. Su letra me conmovió y me hizo recordar a mis verdaderos buenos amigos, me levantó el espíritu, me llenó de esa luz especial que uno tiene cuando tiene amor. De ser posible, me enamoré más, pero no fue hasta ver a una persona interpretarla, que me decidí que esta canción es para mí. Soy muy anti-guitarra y la tengo en el armario desde hace catorce años, pero ayer salió de ahí, recostándose entre mis brazos, para intentar aprender a realizar aquel “prodigio” que vi en manos de otros.
No importaba mucho cómo hubiera estado de ánimo o de inspiración, qué cosas buenas o malas hubieran pasado o lo que pudiera acontecer. Dejaron de importarme el pasado y el futuro, con sus alegrías y tristezas, y me paré en el presente, con sólo el sonido de las notas saliendo de mis labios y de mi compañera de seis cuerdas. Vinieron a mi mente las imágenes del videoclip, las de la dichosa película y los recuerdos de momentos vividos con personas especiales, al tiempo que mis oídos parecían como encantados por el sonido. Esa canción tenía magia y me estaba haciendo experimentar muchas cosas, reírme de mis propios errores y no enojarme cuando la cosa no salía, sino que poner más empeño. No había molestias, no quejas, no pesimismo ni estrés. Sólo goce. No recuerdo cuándo fue la última vez que disfruté realmente tanto, pero tanto de algo. Cuándo sentí tanta felicidad y placer a la vez.

Mi autoestima subió, mis ganas de hacer cosas y de ayudar a otros regresaron. Me puse en contacto conmigo misma, creo que realmente llegué a escuchar mi voz interna y mi verdadero Yo me estaba diciendo que estaba lleno de gozo. Que no importaba si mis amigos ya no están aquí conmigo, pues lo más importante es que en algún momento estuvieron, en las buenas y en las malas, juntos observando al mundo cambiar en un instante. Entonces, me di cuenta de que todos ellos han estado siempre conmigo, en mi interior. Liberándome, dándome fe y seguridad, dándome alas para volar, aunque esos recuerdos me hicieran llorar, un poco de la emoción y otro poco de felicidad. Pero... ningún sacrificio es muy grande en pos de la amistad. Y me hizo bien recordarlo, recordar que nunca estuve tan sola como creía en mis noches de llanto y sufrimiento “interminable”.

Cuando conmigo estás, me liberas,​

Me das fe y seguridad.​

Y me das alas para volar,​

Esos recuerdos me hacen llorar.​

Mi conciencia dejó de torturarme y se puso en mi misma sintonía, no había nada de qué culparse esta vez. Una simple canción me hizo olvidar todos mis miedos, mis dudas, mis fantasmas internos fueron exorcizados, ya no importaba mucho que los demás me valoraran o no pues yo misma me estaba valorando. Por primera vez en semanas volví a ser consciente de mí misma y de que, al igual que Touga, hay muchas personas que me quieren y se preocupan por mí aunque no sepan expresarlo. Y lo demuestran a través del sacrificio.
Y también me recordó a otro amigo muy importante, otro que también murió por nosotros y resucitó para salvarnos. Bah, más bien, para recordarnos esas cosas importantes que nos hacen grandes, esas cosas que tendemos a olvidar pero, ¡oh, sorpresa!, pueden regresar con una simple canción.

Ayer, mi verdadero yo floreció como una rosa, que parecía estar a punto de marchitarse, cuando fue revivida por algo. Sentí con toda claridad la inspiración divina para hacer osas con todas mis artes.
Hice sobre mí algo que creí que sólo tenía reservado para el servicio a los demás: curarme a mí misma. Anótese esto: el arte es terapéutico, la música especialmente. Qué psicólogo ni nada. Agarra una lapicera, un pincel o un instrumento de tu agrado y ponte manos a la obra. Y fue cosa de darse cuenta gracias a un videoclip —había sido que Inuyasha no es un anime tan tonto como algunos podrían pensar; gracias, Touga; gracias, Creed—.

Mientras tanto, mi tiempo libre está reservado para cierta amiga de seis cuerdas, que me endulza las tardes. Esas personas vienen a mi mente, con cierta melancolía, pero ya sin dolor, hace tiempo que no les hablo a muchos de ellos y tal vez me recuerdan del mismo modo que yo les recuerdo a ellos, tal vez no. Pero al menos yo sí he recordado. Y tal vez, un día la profecía se cumpla y la vida me los ponga en el camino, en armonía y paz, para agradecerles los buenos tiempos que me dieron. Y entonces, les sonría diciendo…

…Sólo quería decirte “hola” de nuevo…