El sabor de tu boca

El sabor de tu boca.

Mientras el sol se centraba en la punta del cerro, daba paso a un gran paisaje lleno de flores, mariposas, aves y otras cosas. Pero lo que más llamaba la atención, era una niña, era una niña que cantaba una canción.

—Si tuviera… cuatro bocas…—Dicha canción, la cantaba y cantaba, mas no sabía que significaba.

De pronto un pájaro azul bajó de la rama de un gran árbol, y con un leve silbido, la acompañó en su canción.
La niña y el ave cantaron y cantaron, hasta que de tanto hacerlo, ambos se cansaron.
A lo lejos se observaba una imagen conocida, lamentable para la niña, pues era su peor pesadilla.

—¿¡Que haces aquí!?—Preguntó la pobre sorprendida, el niño solo la vio y rió a escondidas.
—Mi madre me mandó a buscarte—Respondió este, mientras la niña, contestó con coraje;
—¡No!, no pienso irme de aquí, estoy muy cómoda—La pequeña de un salto se sentó y con un puchero su diálogo terminó.

La canción empezó a sonar de nuevo, pero ahora con una voz extra, obvio, la de su amigo.

—Saborear tu sabor, si tuviera, cuatro bocas, espero y sepa a flor…—Mencionaron los niños, y siguieron cantando, luego de tanto hacerlo, de nuevo se cansaron.

—¿A que saben los labios?—Preguntó la pequeña, mientras el niño con una mueca le contesta;

—Seguro que han de saber a dulce… ya no tengo más ideas.
—O tal ves a flor, como lo dijo la chica de la canción.
Ambos niños pensaron y pensaron, mas la respuesta a su duda nunca encontraron.
(Cuento infantil).