El retratista (Death Note)

Tema en 'Fanfics Abandonados de Temática Libre de Anime' iniciado por vampirartist, 16 Noviembre 2008.

  1.  
    vampirartist

    vampirartist Guest

    Título:
    El retratista (Death Note)
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Fantasía
    Total de capítulos:
    9
     
    Palabras:
    76
    Re: El retratista (Death Note)

    ¡¡¡gracias!! ^-^ me hicieron sentir muy feliz!!
    gracias por la sujerencia saya-winry!! lo tomaré mucho en cuenta ^-^
    bueno pues para la proxima semana lo subo, mañana tengo un examen semestral de frances para subir de nivel, ando medio baja y solo puedo estudiar y pasarme un ratito por aqui pero para la proxima semana se los tengo ¡¡¡lo juro!!!

    :D me siento muy feliz!!

    att: Pintora de Muertos
     
  2.  
    vampirartist

    vampirartist Guest

    Re: El retratista (Death Note)

    ya aqui esta sin ninguna corrección fuera de las que yo hise, disculpen la tardanza y disfrutenlo ¡¡Feliz San Valentín!!

    <FORM id=aspnetForm name=aspnetForm onsubmit="var btn=document.getElementById('psbtn');if(this.s && btn){btn.click(); return false;}" action=InboxLight.aspx?FolderID=00000000-0000-0000-0000-000000000001&InboxSortAscending=False&InboxSortBy=Date&n=1964437005 method=post target=_self encType=multipart/form-data>Segunda sesión… Primeros trazos de pincel.

    -Mph… adelante.

    Regreso a mi banco de trabajo detrás del óleo predispuesto y dejo la puerta abierta tras de mí para permitirle entrar a un estudio desordenado y algo sucio que llevo más de 3 meses sin querer acear pues representa una inútil perdida de tiempo. Ni que se ensuciara tanto como merecer ser limpiado.

    Escucho sus suaves y casi imperceptibles pasos detrás de mí, alcanzo a notar como con sus sutiles y elegantes movimientos se acomoda en “su puesto” suviendo un pie cubierto con un calsetín blaco al asiento y la otra pierna doblandola ligeramente debajo, después de haberse sacado los zapatos y ponerlos a un lado, como la vez anterior.

    Rayos, como detesto ese aire de superioridad e inteligenia que siempre parece rodearlo.

    -… quiero pedirte que me los muestres.

    -¿Qué?

    Toma un mechon de su cabello y comienza a jugetear con el entre sus delgados dedos. Desvía la mirada.

    Que molesto es.

    -Mis bocetos ¿dónde están?

    -Ehm…guardados en algún cajón.

    ¡Demonios! Siguen regados en la habitación, lo había olvidado por completo

    -¿Me los podrías dejar ver?

    -No estoy seguro de donde los habré puesto.

    Mueve hacia un costado la cabeza, dandome a ¾ el rostro con los ojos clavaos en el piso, pero sin dejarme entrever nada de lo que piensa. Cierro ligeramente los ojos y aprieto un poco los puños en el marco del caballete.

    ¡Lo maldigo con toda mi alma! ¡Maldita sea su presencia, su voz, sus gestos… sus ojos!

    -…pero si tanto te interesa verlos, te los daré mañana.

    -Bien. ¿Y hoy qué planeas hacer?

    ¿Acaso prefieres hacer tú mi trabajo? Seguro que te saldria una obra de arte sencacional por ese tono que usas ¿Acaso piensas que podrias hacerlo mejor que yo?

    -Esta noche comienzo a trabajar con el óleo. Acomódate como quieras salir.

    No se movió demasiado, apenas si subió un poco el rostro y miro distraídamente hacia el caballete en donde iniciaría a plasmar su imagen.

    ¿Nada de poses ridículas? ¿Nada de alisarse la ropa o repasarse el cabello con las manos? Cada vez me resulta más diferente a todos cuantos han pisado mi estudio… y eso me es por completo detestable…

    -¿Qué no te vas a arreglar tan siquiera un poco?

    -No.

    ¿No? ¿Eso es todo? ¿Solo no?

    Me levanto de golpe y voy hacia él hecho una furia, bruscamente lo tomo del cuello de la camisa y lo jalo ligeramente hacia mí. Él no dice nada y clava la mirada en algún punto del techo, como si no le importara que lo lanzara al otro lado del cuarto en un arrebato de ira, para lo cual estoy más que dispuesto si me da más motivos, el más pequeño.

    Él se muestra dócil a mi ataque, solo baja las manos y se deja zarandear. Quien sabe lo que atraviesa su mente, pues no muestra ni un ápice de ello.

    -Si quieres golpearme, puedes hacerlo.

    Esperen ¿Me esta dando permiso? ¿Que puedo golpearlo si quiero? Este tipo esta más loco de lo que creía, o yo lo estoy, ya que, en contra de lo que normalmente me dicta mi naturaleza me limito a arreglarle el cuello y los hombros de la camisa para que no quedaran tan mal vista. Luego paso mis dedos por entre su cabello, arreglándoselo un poco. Como por descuido y “sin querer queriendo” rozo con el dorso de la mano su mejilla, tan suave.
    Después de terminar, doy un par de pasos hacia atrás para admirar mi labor y tas comprobar que logré conservar en sí la esencia desarreglada y elegante de mí “extraño cliente” regreso a mi lugar como indiferente a lo que acababa de hacer.

    Al voltear la mirada desde detrás del caballete logro apreciar que en sus ojos aparece por apenas unos instantes una chispa de confusión, cuestionándome por mi repentina actitud.

    -¿Qué? Con una apariencia como la tuya terminaría por arruinarse mi trabajo, no quiero que una obra mía quede opacada por una negligencia del modelo.

    -En ese caso, dime también como he de posar.

    -Eso dependería de la imagen que deseas trasmitir.

    -No tengo a quien, será una pintura privada. Creí que ya lo habrías entendido, Mello.

    Me resulta casi inconcebible el grado de narcisismo al que esta orillado. Además de que si yo fuera un poco más inteligente (o estúpido) no haría esta clase de idioteces, pero mi juicio parece estar llegando a un límite.

    Vuelvo a levantarme, un poco más despacio y me planto frente a él. En un principio me limito a observarlo, no trata siquiera de sostenerme la mirada pero retomó el jugueteo con su pelo, como para aligerar la mirada que cae pesadamente sobre él.

    -Inclina un poco el rostro, sobre tu rodilla… No, así.

    Tomo su cara entre mis manos y la acomodo en medio perfil, con la rodilla cubriéndole la mitad. No me convence del todo y la inclino solo un poco hacia abajo. Tomo la mano que tiene libre y la coloco sobre la misma rodilla. Él permite que lo manipule como a una marioneta o un juguete, no mueve un músculo más que el que yo le indico.

    Tomo un momento para analizar la nueva pose, aproximo una mano y tiro un poco más de pelo sobre el rostro ladeado sin terminar de cubrirle los ojos.

    Sonrío complasido para mis adentros y por tercera vez me siento frente al limpio y blanco óleo.

    -Tendras que mirarme porque sino tus ojos saldran perdidos y eso desentonaria por completo.

    Obediente clavo sus ojos en mi rostro, tan bruscamente que de haber estado parado hubiera dado un traspie, pero aún así me sobresalto levemente, de un modo casi imperseptible para cualquier otra pesona, pero seguro que para él no.

    De pronto me sorprendo pensando “Como me gusta el alo de misterio que encierra su mirada desde ese marco…” pero al instante desecho aquel pensamiento bochornoso y ridículo.

    Con un carbonsillo grueso hago garabateo con movientos expertos su silueta y con uno más delgado trazo sus razgos predominantes. Cuando estubo hecha una figura completa, con un trecho de 5cm. aproximadamente, sobrando sobre la cabeza y bajo los pies, descanse los brazos a mis costados y mire con desgano los botes revosantes de pintura.

    Después de levantarme, cuando ya había regido una paleta “limpia” me doy cuenta de su mirada clavada como estacas en mi espalda. Me incomoda y provoca que suelte un bufido de fastidio.

    -Puedes dejar de mirarme, Near.

    Al sentarme con los colores predispuestos a un lado vulve a alzar la vista, serio con los dedos aún entre sus blancos cabellos.

    Humedesco la punta del pincel con un blanco lunar y comienzo una capa de su cabello, piel y ropa. Luego un amarillo claro uniforme para el fondo, el cual vuelvo a cubrir con blanco grisaseo… Unas cuantas sombras azuladas en el pelo y los dobleces de la ropa.

    -¿Quieres que te retrate con aquella capa puesta y el traje?

    -Como tu prefieras.

    Obiamente la pregunta fue por formalidad ya que en mi pintura usaba una camisa blanca y un pantalon azul claro, holgados.

    Lo agradable de Near es que no siente la necesidad de llenar los silencios con comentarios vanales o sensillamente estupidos. Apenas intercambiamos un par de frases sobre el fondo, como seria el escenario, que colores preferiría, entre otras cosas. Todo lo dejo a mi completo cricterio, por la tercera vez que trate de insistir con las sombras en los muebles de la habitación me rendí ante su desinteres y ninguno volvió a abrir la boca.

    Un silencio agradable.

    En eso pasamos toda la noche, pasar y repasar los mismos trazos sin convicción. Nada me gustaba. O terminaba con el cabello demasiado gris o azul, sus pantalones eran demasiado arrugados o lisos, su camisa no tenia la forma o efecto que yo quería lograr, etc.

    El sol comenzó a colorear de un purpura desganado el horizonte por mi ventana, él se puso de pie con agraciada eleancia.

    -Ya tengo que irme. Hasta mañana, Mello.

    -Hasta la noche, Near.

    Cerro la puerta tras de sí al salir y la dejo como si no la hubieran tocado jamás. Yo vi la porquería de manchones y capas de pintura en que se habia convertido el óleo.

    -Mañana lo volveré a intentar.

    Quito el marco con la plasta de pintura del caballete, me rasco la cabeza y me retiro a mi habitación a tomar mi ropa para cambiarme luego de una buena ducha, seguro que eso me despejara un poco las ideas.

    Entro al cuarto y me quedo seco en la entrada. Los dibujos ya no estan esparcidos por el suelo. Los busco con la mirada, lo más seguro es que el aire los hubiera volado.

    Me siento en el plano catre con los ojos urgando por cada rincón del reducido espacio, nada. Me apoyo frustrado sobre el brazo recto recargado en el suelo de madera y siento algo plano y liso crujir en mi palma. Sorprendido bajo la vista retirando la mano y ahí estaban, perfectamente acomodados unos sobre otros. Los recojo sin poder salir de mi asombro pero al momento de pasar las hojas algo cae al piso, una nota.

    Me le quedo mirando por un par de minutos hasta que me decido a levantarla para leer lo que en ella figura. El papelito es grueso y parece de material caro, al leerlo no puedo hacer más que releerlo una y otra vez hasta que me lo aprendo cada curva de aquella pulcra cursiva pues no me cabe en la cabeza lo que dice. En el se lee:

    Mello:
    Aquí están los dibujos, te agradecería mucho que me los des cuando vuelva mañana, si no es demasiada molestia.
    Se te nota exausto, te recomiendo que duermas un poco más durante las horas diurnas que tengas libres. Descansa en el día, porque tus noches son mias.

    Atte: Near.


    Mi mente estaría por completo en blanco de no ser por aquellas palabras que se repiten insistentemente en mi cabeza tratando de cobrar algún sentido. En un intante de lucides logro hacer una pregunta mental que le resulta irrelevante por el momento a mi cerebro atrofiado…¿Cuándo demonios entro en mi cuarto?



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    Att: Pintora de Muertos
    </FORM>
     

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