Otro El perrito y su nueva amistad

"Un buen escritor escribe tan bien misterio y terror como amistad y fantasía." Bajo esto quiero enfocarme ahora que he vuelto a escribir por lo que este pequeño escrito contrasta por completo con lo que suelo escribir, pero quiero ampliar mis capacidades, aún me falta mucho por mejorar pero espero que les guste.
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Sí, nada podía hacerme más feliz, vaya que amaba cuando Tom me llevaba al parque a lanzarme la bola; mi colita se movía como loca, no la podía controlar, no la quería controlar, eso era adrenalina pura. Mis ojos seguían la bola con la tenacidad de un cazador, mientras que mis patas ya se ponían en movimiento para buscarla. Amaba cuando el pasto era alto y la bola se perdía en él, mi nariz la rastreaba mientras el zacate* me hacía cosquillas. ¡La emoción cuando al fin la encontraba! Simplemente indescriptible, me sentía todo un héroe, y, a pesar de que sabía que debía devolvérsela a Tom, una vez que la tenía en mi hocico, era tan rico morder ese plástico… mmm… aún salivo con solo recordarlo, a veces solo me quedaba masticándola un rato mientras Tom me la pedía, y cuando ya veía que se iba a ir, cansado de pedirme la bola, es que se la entregaba, para volver a repetir el ciclo; eso sí era vida, al menos eso pensaba.

Un día en el parque, la bola se fue más lejos de normal, más allá del gran árbol que siempre marcaba con un poco de orina; no había problema, siempre que tuviera mi nariz encontraría esa bola, después de todo soy un Beagle, no hay nada en lo que sea mejor que en buscar cosas… bueno, tal vez en dormir, también soy muy bueno en eso, o, ¿en comer? Debo aceptar que comiendo soy el mejor. Bueno, no importa, soy bueno buscando cosas, eso era lo importante. Mi nariz me guió hasta una pequeña cuevita al borde de un riachuelo que corría en el extremo posterior del parque; ahí estaba la bola, ese manjar de plástico verde se había escondido ahí pero, ¿cómo sacarlo? Mi patita no llegaba, por más que lo intentaba no lograba alcanzar la bola, y sin importar cuánto le ladraba, el pequeño hoyo no quería devolverme mi juguete… ¿o sí?

Como por magia, la bolita comenzó a rodar hacia afuera del hoyo hasta que estuvo frente a mi nariz. Al fin la tenía, ¡que ganas de morderla! Después de tanto esfuerzo me lo merecía, hasta que una pequeña vocecita me interrumpió —esto es tuyo, ¿verdad que tí?— Una pequeña bolita de pelos blancos y orejas hacia arriba había salido detrás de mi juguete; la miré curioso, era tan linda… daban ganas de morderla con solo verla, pero morderla suavecito, claro. —¿Y tú qué eres?— pregunté. Sus orejitas se levantaron aún más y su naricita comenzó a moverse rápido, como si el aire le hablara a través de ella. —No té—. Me dijo, con una carita de confusión como cuando le ladro a Tom solo por molestarlo —creo que soy una conejita, he escuchado a muchos humanos decirme así, pero no toy segura—, concluyó la conejita con una sonrisa en su rostro, y esos cachetitos… nunca había visto algo tan lindo, ni cuando a la mamá de Tom se le cayó aquél el filete al suelo y me lo dieron a mí.¡Tom! Ya lo había olvidado. —Bueno conejita, debo irme—, tomé mi pelota en el hocico dispuesto a partir, —¿volverás a verme perrito? —Claro conejita— le contesté, —Tom me trae todos los domingos y siempre haré que mi pelota se pierda por aquí para venir a verte.

—¿Una conejita? Nunca había visto una, pero estoy seguro que, mientras Tom me siga llevando al parque, iré a verla siempre, tal parece que me encantan las conejitas y a esa en especial, quiero verla por el resto de mi vida, igual que a Tom.

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*Zacate = Nombre genérico de varias especies de hierba que sirven de pasto y forraje. Principalmente en México y Centroamérica.