El pecado se disfraza de ángel.

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por razon, 18 Septiembre 2012.

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    razon

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    El pecado se disfraza de ángel.
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
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    Romance/Amor
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    8
     
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    Capitulo 1; Esa mujer, misteriosa.

    Sonaba y hacia eco por las calles una canción, sin procedencia, sin titulo ni nombre.

    ¿Quién cantaba? , Era un misterio sin respuesta.
    La canción solo sonaba, dejando a todos aturdidos por la intensidad de la letra, dejando a todos con unas ganas de cantarla, de aprenderla, de escucharla por la eternidad. Y para los desafortunados que pasaban solo podían escuchar, sin pronunciar palabra, olvidando hacía donde iban e incluso para qué.
    “Un ángel” decían, cuando terminaba, sin poder atreverse a hacerlo mientras sonaba, temiendo que si lo hacían, la canción desaparecería y no volvería a sonar otra vez.
    Y, que ironía, justamente aquella avenida se llamaba “El paraíso”
    Pero la verdad estaba muy lejos de todo aquello, Kagome no se sentía hermosa a pesar de que fácilmente con sus aires de ángel distraído podía hacerlo. Kagome cantaba por cantar, recordando que así todas sus penas se esfumaban tal como le decía su madre cuando aun estaba viva.
    Ella estaba tejiendo y cantando, cerraba los ojos, tratando de alcanzar la dura pena que sentiría un no vidente, tejía con rapidez como si el ganchillo fuera una parte más de su mancillado pero hermoso cuerpo.

    Ella era hermosa sin duda, su cabello negro caía como una cascada sedosa y reluciente, sus ojos azules y trasparentes cual agua te mostraban su alma, corrompida por su pasado, tomando formas inesperadas en sus ojos, como suaves tintes negros. Mientras que su cara pequeña y perfecta tenía aires casi irreales, como los de una diosa griega.
    Y su sonrisa, solo aquel gesto te robaba el alma y te quitaba el aliento. Pero ella había olvidado como sonreír, por que las razones le faltaban.

    —Tengo que ir a trabajar…—Dijo, terminando la melodía. Dejo guardados en una pequeña gaveta lo que tejía, mientras su mirada triste pasaba la vista por su casa. Muebles antiguos y caros hacían presencia por doquier, alzándose impetuosos como reyes. Sillones cómodos y blancos a primera vista hacían acto de presencia y daban a la casa aires de elegancia. Las paredes rebosantes de recuerdos enmarcados tenían color crema. Y tenía una hermosa escalera que se abría a las dos alas de su segundo piso. Todo era una hermosa visión de una casa decorada al estilo victoriano.

    ¿Pero de que le servía tanto lujo?

    Suspiró, otra vez sintiéndose triste.

    ¿Tan grande era el vació de su corazón?, pensó, mientras se revolvía los bolsillos de su pantalón en busca de las llaves. Cuando pudo encontrarlas abrió la puerta con lentitud, sin olvidar sacar del perchero su delantal y su bolso.


    Se sentía abrumado, Rin no dejaba de revolotear por su alrededor, pronunciando una y otra vez que ella tendría nuevos amigos y quien sabe que más. No estaba de humor para soportarla por mucho tiempo más, agradeció mentalmente que estuvieran ya por llegar a la nueva guardería.

    — ¿Sabes Sesshomaru? — Pronuncio la chica —. Shippo dice que la nueva guardería es la mejor, y que…

    —Dime “papá”—Dijo, reprochándola. Aunque la verdad lo prefería así.

    —Te gusta más cuando te llamo por tu nombre—Sentencio la chica, convencida de sus palabras—. Como decía, el primo Shippo dice que también las señoritas que nos cuidan son muy buenas y…

    —Pensé que Shippo solo había llegado recientemente—Dijo, perspicaz como siempre.

    —Así es, pero de todos modos dijo que era un buen lugar. —Sesshomaru sonrió ante la seguridad de su hija, ella era todo menos inocencia. Rin tenía su perspicacia y la insana belleza de Kagura, que en paz descanse. Pero, a pesar de todo, él prefería que su hija fuera no tan agraciada, por que estaba seguro que luego estarían muchos muchachos detrás de su querida hija, y el no podría espantarlos por toda su vida.

    Suspiro otra vez, cansado.

    —Deja de suspirar, que pareces más viejo —Sesshomaru la miró, pero solo pudo ver su diminuta nuca, había aprovechado que estaba distraído para adelantarse.

    —Bribona—Susurro para si, bastante divertido por la situación. Su hija era la única que podía subirle la moral en días tan ajetreados como ese. Aun debía regresar a la oficina, pensó. Desecho de inmediato el pensamiento, debía primero dejar a su hija a salvo en la guardería.

    — ¡Mira Sesshomaru!—Grito eufórica la niña, saltando y poniéndose de puntitas, apuntando una casa que se alzaba inmensa —. Esa debe ser la guardería— Dicho esto, la niña se apresuro a correr sin esperar a su padre. Él suspiro por enésima vez, esa niña terminaría por sacarle canas verdes a su envidiada cabellera plateada.

    —Sera un largo día—Susurro, mientras apresuraba el paso para alcanzar a su hija.


    —Hey, Inuyasha, llevas días mirándola ¿No será mejor que le hables? —Pregunto, cansado de ver a su amigo pegado a la ventana de la cafetería—. Pensé que me quitarías el puesto de pervertido, pero tú, amigo mío, eres un acosador. —Sentenció, mientras apoyaba los brazos en la mesa, bebiendo su Capuchino. Miro la taza con sorpresa, esperaba que los cafés fueran tan malos como demostraba serlo la tienda, la cual tenía aires cansados y los mozos cometían errores por doquier. Pero el peor error para él era que no había ninguna camarera linda y dispuesta.

    Miroku suspiro cansado, ahora no podría vivir sin tomar aquel Capuchino diario, los que bebía diariamente le parecerían una mierda comparados con los de aquí. Miró a su amigo, quien estaba perdido en otro mundo, se dedico a mirar por la ventana al ver que Inuyasha se sobresaltaba; Ella de seguro estaba pasando ahora por la avenida, sonrió, por lo menos podría conocer a la chica que copaba la mayoría de los pensamientos de su amigo, pero que no conocía más que por palabras.

    Cuando giró la vista casi se le cayó el delicioso líquido espumoso que había sorbido, estaba comprendiendo por que su amigo había ido a parar a un mundo fuera del cosmos todos los días cuando debía estar trabajando. Una señorita de piernas largas y marfilada piel pasaba, he incluso habría podido jurar que su taconeo le amartillaba la conciencia como una preciada melodía, pero era imposible, la cafetería tenía una televisión que impedía escuchar los sonidos del exterior. Se concentró en su melena negra como el manto de la noche, prometía ser sedosa a simple vista. Labios carnosos, ojos azules e intensos; Todo le había dejado con la boca abierta. Él conocía de mujeres hermosas, pero esta tenía una hermosura aterradora e intimidante, como una diosa. Parecía que se desvanecería si era tocada, pero su mirada no cesaba de observarla, solo pudo regresar al mundo real cuando la vio alejarse lo suficiente, hasta perderse entre los edificios y el constante ir y venir de las personas.

    ¿Impresionante, no crees? — Alcanzo a decir Inuyasha, quien regreso antes que Miroku a la realidad.

    —Hombre, una mujer como esa te quita hasta el alma—Alcanzo a pronunciar, dirigiendo su vista a su amigo que parecía un cansino perro enamorado—. Creo que voy comprendiendo por que ni te atreves a hablar con ella—Pronuncio, avergonzado, él no era hombre de disculpas, pero Inuyasha merecía una.

    —Si, ella es… ¿Cómo decirlo?— Inuyasha pareció dudar un momento, tratando de encontrar la palabra correcta, pero pronto la encontró y se irguió, avergonzado de haber estado derretido en su silla—. Demasiado perfectaPronunció, seguro de que así era.

    —No—Negó Miroku, sorbiendo otra vez su Capuchino —, pude ver por un momentos sus ojos y, parecía ocultar algo…

    —También lo note—Admitió Inuyasha, pensativo—Pero sabe ocultarlo bien.

    —Sin duda— Terminando su capuchino, llamo con la mano alzada a un mozo, que entre tropezones llego. —La cuenta por favor—Acto seguido el mozo se fue como había llegado.

    —De todos modos tienes que concentrarte más en la oficina o Sesshomaru te matara por la poca producción. — Miroku miró de nuevo la ventana, tratando de recordar a la chica, se sorprendió a si mismo imaginándola con viva claridad —. Es extraño— Dijo, antes de pagar la cuenta y desaparecer tal como había llegado; Con gracia, y, sin duda alguna, todas las miradas de las chicas prendidas a su varonil figura.

    —Estúpido—El ambarino bostezo, era aburrido ir a trabajar, su secretaría Kanna era demasiado fría al punto de no poder tener una conversación civilizada con ella, solo lo necesario.

    Tal vez pronto necesitaría una secretaría.

    Sonrió, era una idea realmente buena.



    -----------------


    Nota de autora:

    Bueno, estoy sorprendida de mi ocio y de mi misma ¿Yo, una perezosa, he echo un ff con más de 3 paginas? Es totalmente increíble.


    La razón por la cual he echo este ff es solo debido a que quería probarme a mi misma.

    Aunque no se que esperar de mi misma, dejare que mi conciencia haga lo que se le plazca, haré que fluya naturalmente como toda madre Hippie que soy.

    Amor y paz mis queridos retoños. |m|
     
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    Razón! Me ha encantado tu nuevo fic y como siempre al igual que los demás desborda una creatividad increíble. Tú forma de escribir me fascina ya que es realmente única.
    Con respecto a las descripciones, he de decirte que me he maravillado, con cada descripción topográfica que hacías, siento que me trasladas al lugar en donde se vive y realiza dicha obra. En la descripción etopeya o emocional debo recalcar que cada sentimiento que los personajes demuestran me llegan a mí, haciendo que mi temperamento vaya cambiando a medida los personajes entristecen, alegran, sufren, aman, etc,
    Es realmente único el tema de tu fanfic.
    ¿Por qué?
    Buena pregunta, ya que el dolor que traspasa Kagome me hace entender el motivo de sus acciones y dicha tristeza.
    En especial cuando en los personajes no se práctica tan a menudo o notorio el Ooc, ya que en el momento en el que Sesshopmaru está con Lin todos sabemos que nunca expresará su cariño abiertamente, pero siempre habrán pequeñas acciones que nos indican que Sesshomaru daría su vida por su protegida o en este caso hija.
    Bien ya concluyendo el análisis solo me queda por decirte que revises tus acentos, que leas mi fic (si no es mucha molestia) ya que me gustaría recibir críticas constructivas que siempre son aceptadas y corregidas por mí y mi último favor es que me avises que espero sea lo más pronto posible sobre la continuación de tan espectacular escrito.
    Se despide atentamente Constanza (conocida como Conitta)
    esperando que sean bien recibido mi post
    Cambio y Fuera xD
     
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    Vez! de nuevo lo haces...!

    Parece que estaré de por vida maravillandomé por tus historias, hasta confieso que eh dejado algunos chocolates por ella, mi mayor vicio.

    Bueno eh de decirte que estoy encantada, y parece que impresionas a todos con lo que haces, como te dije, haces sentir los sentimientos, pero dime: ¿Sesshomaru estuvo con Kagura?

    Demando, hubiera preferido que usted sea la esposa, en lo cierto no me cae un poco la dama de los vientos, total, Sessh se enamoró de ella en el manga, es muy obio mis celos x3

    Supongo que mi bella Kagome impacto a todos, en especial a mi por su notoria tristeza, será divertido ver a un Inuyasha enamorado, sin duda, como siempre escoges una buena trama.

    Querida sensei: ¿Enserio te diviertes haciendo sufrir a los demás?

    Entiendo que es muy normal en el estilo de brujas, pero confieso que estoy muy dolida por el otro FFL, me parece injusto que me des otro, creo que nunca entenderé la parte de hacerme más fuerte, porque cada vez que tengo una armadura me la rom pes en trocitos. Veeme aqui ahora comiendo dulces para calmar mi nerviosismo.


    Espero, que traigas una continuación así de larga, esa es la parte que me fascino aunque siempre me dio un gran temor, en especial si por aqui habría un terremoto TwT

    Me despido

    Atte: Ambar
     
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    inariamy

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    O_o.......... O_0.........O_0
    así me quede al terminar de leer tu ff, no cabe duda que cada vez me soprendes más y si estabas de osiosa como dices, ¡Dios! hazlo más seguido jejeje.
    Es increhible, cada palabra, cada frase que leei me atrapaba más en el ff y me dejo que pensar, cada personaje tiene alguna tragedia por asi decir en su vida y eso me agrada, no es que sea mala si no que este ff muetra la realidad de las cosas, por que no todo en la vida es perfecta, me tienes intrigada y espero con muchas ancias tu continuación, que de seguro sera mejor que la anterior y así por los siglos.

    ¡Eres super¡

    atte: ina-chan ^^
     
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    razon

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    Capitulo 2; "Él Shippo"

    —Ella es Kagome, tratadla bien ¿Vale, chicos? — La gastada pero amable voz de la anciana Kaede la mantenían a la raya de no caer en un principio, formado principalmente solo por su mente.

    Era claro que estaba nerviosa con tantas miradas curiosas pegadas a su persona. Sonrió, medio apenada.

    —Un placer conocerlos a todos—Hizo una suave y calma reverencia. Cuando levanto la cabeza se miro las manos percatando de que sudaba a mares.

    — ¿Por qué nos tiene que cuidar una bruja como ella?— La voz, chillona e infantil, protesto con sorna. Kagome vio entonces a un niño, pelirrojo y de ojos esmeraldas. Trato de sonreír, pero el niño le tiró un dulce en la cara, que por suerte esquivo.

    Kaede gruño, con toda la inmensidad y experiencia que sobrecargaba su persona. Nunca había podido comprender al pequeño Shippo, el niño problema que parecía querer destruir la guardería estrella que tanto le había costado construir.
    Bufó, dirigiéndole la mejor mirada asesina que podía enseñar con su único ojo.

    —Si no fuera por que “alguien” obligo a la antigua parvularia a dejar su puesto, ella no estaría aquí. — Kagome miró la situación, comprendiendo por el momento por qué la urgencia de una parvularia con tan buen sueldo. Cuando encontró el anuncio le pareció demasiado bueno para ser cierto, pero de todas formas se presento. También comprendía la desesperación que tenían por encontrar una, el pequeño Shippo parecía ser leyenda.

    He incluso parecía que alucinaba ¿Era su idea o Shippo y Kaede parecían estar en una batalla de miradas del tipo lejano Oeste?

    Río nerviosa, sin comprender como reaccionar ante ello, nunca antes su mente había estado jugándole pasadas tan divertidas y extrañas.

    —Bueno, queridísima abuela Kaede, ella no se hubiese ido si me hubiese podido soportar. El pequeño, sacando una paleta nueva de su pantalón empezó a saborearla en su boca, jugando con ella, mientras su mirada denotaba diversión, completa y sádica diversión.

    —Ha, si, ¿Quién, querido, soportaría las bromas de “Él Shippo”? —Kaede hizo un completo énfasis en el nombre que parecía referirse a Shippo. Kagome no se cuestiono nada, estaba más concentrada en Kaede que parecía querer sacar en cualquier momento, de un bolsillo invisible, una pistola y disparar a sangre fría.

    —Pues ¿Quién no conoce la temible leyenda de “él Shippo”? —Otra vez “Él Shippo” hizo eco en el aula, esta vez en un acento español que daba aires de galantería a lo que decía el pequeño. A Kagome le dio risa, pero calló. Shippo empezó a alzar las manos, como clamando los aplausos de una enardecida muchedumbre. Acto seguido los niños corearon su nombre, su leyenda;

    —Él Shippo—Exclamaban y repetían en coros infantiles—, él Shippo.

    El barulló aumento cuando los pequeños, no más de 10 a primera vista, empezaron a hacer sonar los pupitres.

    —Kagome—La aludida dio un pequeño salto, la mano de Kaede le había caído de sorpresa. La mió, atenta—, lo siento. —Fue lo único que le dijo Kaede. La miró marcharse, tan silenciosa como había llegado.

    Kagome esta vez creyó ver a una Kaede mal herida cabalgando hacía un horizonte lejano e incierto, en una inesperada retirada.

    Suspiró, ¿Ahora que haría? Se había dado cuenta ahora que ella era la nueva parvularia de una clase de niños que gustaban de causar problemas. Empezaba a parecerle lógica la alegría de quienes la contrataron cuando ella no le dirigió ni una ojeada al contrato.
    Se regaño mentalmente por ser demasiado tonta y distraída.

    —Bueno, señorita— Aun usando el exagerado acento español, convirtiendo las eses en zetas, el pequeño Shippo empezó su discurso. Ella le presto atención— ¿Es que acaso no consentirá a su amo?

    — ¿Amo?—Kagome repitió la palabra, totalmente incrédula. Ya empezaba a sospechar la razón de la partida de la antigua parvularia.

    —Si señorita, ahora soy su amo. —Kagome lo miró, alzando una ceja ¿Amo? ¿Amo de que? ¿De los piojos?

    Adivinando la interrogante Shippo se apresuro a decir—; ¿Quién es vuestro rey, chicos?

    Los coros de “Él Shippo” resonaron por la sala. Ella no presto atención, estaba bastante concentrada en otro mundo, como siempre.

    Luego de despabilar un poco, lo único que se le ocurrió decir fue un menudo y claro—; ¿Qué deseas?

    Los coros aprobatorios no se hicieron de esperar.

    —Canta —Dijo esta vez el niño, dejando su extravagante acento español. Shippo en plan de creerse Rey, amo y señor de la sala, se puso en pose señorial. Con una pierna en la silla y la otra en el suelo, apunto a una Kagome suspirante.

    El pequeño sonrió burlón. Las demás parvularias podían no ser lindas como la que les habían traído por el momento —Por que le parecía claro que no duraría ni un día—, pero sabían cantar bien. Estaba más que convencido de que ella no podría, por que ella no se veía como quien es poseedor de una virtud más que su belleza.

    Kagome rodo los ojos. No estaba acostumbrada a cantar para los demás, solo a si misma.

    Pero de todas formas lo intentaría.



    —Hey, Inuyasha. —Él aludido lo miro de soslayo, regresando inmediatamente la vista a la pantalla de computador o a su teclado que miraba de vez en cuando.
    — ¿Qué, Miroku?— Él chico de ojos violetas suspiró medio cansado. Si Inuyasha no le había hablado desde que, prácticamente, lo abandono en la cafetería, era por que algo estaba planeando o por que estaba enojado. Cuando Inuyasha apareció, unas horas atrás en la oficina, Miroku pensó en hablarle, pero él no hizo ademanes de escucharlo, como ahora.

    — ¿Qué te pasa?—Inuyasha no se dio por aludido y siguió tecleando con rapidez. Miroku hizo una mueca de desaprobación, seguro de que Inuyasha ni atención le prestaba —. ¿Otra vez en las nubes?

    Él oji-violeta sonrió con satisfacción cuando Inuyasha, por fin, lo miró.

    —Estaba pensando en otra cosa, Miroku. — Inuyasha bufó molesto y cansado. Se saco los lentes, para luego masajearse el puente de la nariz, con pesadez se desabrocho la coleta alta que había llevado todo el día.
    Miroku miró atentamente la cabellera plateada de su amigo, que ahora caía como una cascada. Miró atentamente aquellas gemas ámbares que le hacían perder popularidad ante las hembras habitantes de la jungla-oficina.
    Rodo los ojos, recordando algo de antaño, recóndito pero vivo.
    Recordaba con plena lividez la primera vez que se conocieron; él era entonces una inocente paloma que le hizo llegar un pelotazo a Inuyasha, quien solo era conocido por su cabellera y malos modales. Río divertido entre dientes. Recordaba como luego de aquello habían pasado 15 o más años y seguían siendo amigos inseparables a pesar de que luego del accidente Inuyasha le había perseguido hasta al baño de mujeres.

    Hermosos recuerdos, sin duda.

    — ¿Entonces que es?

    —Estaba pensando en que necesito una nueva secretaría—Miroku alzo una ceja. La secretaría que Inuyasha tenía ahora era muy buena en lo que se refería a contabilidad y organización. Además era guapa, entendía poco por que la quería sacar.

    —Es aburrida—Contestó el albino, imaginándose sin problemas lo que pasaría por la mente de su amigo—. Además parece ser que ha estado robando pequeñas porciones a la empresa Taisho. — Inuyasha daleo la pantalla, mostrándole a Miroku los datos que la delataban.

    —Vaya, ciertamente trabaja limpio. Yo no me hubiese dado cuenta. —Miroku empezó a mirar las cifras, los números. Se necesitaba un gran esfuerzo para notar las diferencias entre los papeles reales a los que le había pasado Kanna. Ella parecía haber omitido perfectamente las cifras robadas y, para colmo, los sellos eran malditamente buenos.

    Al parecer tenían una ladroncilla profesional.

    —Me di cuenta hoy. Poco después de que te fueras le pedí a Sesshomaru el papeleo real—Miroku alzo una ceja, ¿Por qué Inuyasha le pediría algo a Sesshomaru? El odio de los dos hermanos Taisho era mutuo, por lo que carecía de lógica. Por los gestos de Inuyasha mientras relataba, parecía que lo había pedido de una manera civilizada. Ese echo solo lo intrigaba más —, La verdad solo quería encontrar una razón bastante buena para despedirla y me encontré con esto—Inuyasha se encogió de hombros, restándole importancia a la mirada de su amigo. Poco rato después sorbió el café que hace más de una hora estaba allí. Gestó una mueca de desagrado, el café estaba malditamente frío, y no solo eso, ¿Cuánto tiempo había pasado? Hace poco estaba tan concentrado que no se daba cuenta de las horas.
    Inuyasha miró el reloj cansinamente, como quien esta a punto de desmayarse. El reloj indicaba que ya eran las seis y media. Iría a hablar del tema con su hermano, aunque era claro que no le agradaba.

    Pero si o si, tenían que ver que hacer con Kanna.

    Miroku bufó, ¿Cómo sería su amigo si fuera mujer? Probablemente atlética, pechugona, con un gran trasero y una personalidad tierna —Aunque solo cuando se le mimaba—, conocía a su amigo bastante bien como para saber que era totalmente cambiante según la situación. Aunque siempre estaba con el cejo casi fruncido.

    De solo imaginarlo pudo ver a su Miroku Junior sobresalir. Trato de disimular, sus pensamientos le hacían parecer un completo homosexual buscando una buena escusa para follar a su amigo, y eso hasta para él era bizarro. No por que le temía o repudiaba la Homosexualidad, si no por que era precisamente, su mejor amigo. Prefería solo imaginarlo como mujer, no más allá de eso. Por que si no, su mente empezaría a asfixiarlo con la idea.

    Miroku salió cauteloso de la oficina, dirigiéndose a los baños para hacer una llamada.

    —“No puedo creer que he pasado un día sin sexo y ya este pensando barbaridades”—Miroku suspiró, si alguna vez tenía una mujer, esta tendría que ser ninfómana para soportarlo.

    Y si eso no pasaba, la única alternativa era castrarse o algo parecido. Aunque no soportaba la idea de que desapareciera su amigo más intimo e inseparable.


    —Kagome, Kagome, eres impresionante—Algunas palmaditas livianas y acogedoras dieron con su espalda, en signo de admiración. Kagome miró a Kaede, que de un momento a otro volvía a aparecer en la habitación.
    Casi le da un paro cardiaco, no había sentido su venir, mucho menos sus pasos o el crujido de la puerta.

    — ¿Cómo llegaste aquí? —Kaede solo la miró con complicidad.

    —Bueno, yo lo se y lo veo todo. —Kagome quedó con la duda en la cabeza ¿Acaso Kaede sería de esas brujas buenas, de la que tanto le había contado su madre en su niñez? Tal vez, pero por ahora parecía una bruja vil y malvada, especialmente por que ahora pintaba su venganza, prácticamente, en la cara de un dormido Shippo.

    Kagome podía incluso percibir la escalofriante risa de Kaede, con unos sonoros “Muajaja”. Decidió omitirlos, como si no los escuchara. Ahora le un verdadero alivio el don que desde pequeña había heredado, según decían de su madre.

    Ho, hermoso y desconocido don de familia, ahora le gustaba hasta el alma.

    —Por cierto Kagome—Kagome observo como Kaede se paraba. Quiso preguntarle donde jolines había dejado el plumón con el que había pintado la cara de Shippo, pero la mirada de Kaede le prohibía preguntas—, Esa niña de allí… — Kaede señalo a una niña, con una coleta divertida. Era hermosa y grácil, pero ella misma había descubierto que despierta era un huracán de preguntas y, para colmo, era buena armando Jaleo.

    — ¿La que duerme abrazada a Shippo?—Alzó una ceja, ¿Acaso ella sería la novia de “Él Shippo”?. Río entre dientes, al nombrar “Él Shippo”, en su mente, lo había dicho con acento español

    —Si—Kaede asintió varias veces—, ella es la prima de Shippo.

    Kagome quedo en silenció, mirando a los chiquitines. ¿Era de familia que fueran tan revoltosos?

    — ¿Viene de familia? — Kagome, sin miramientos, soltó la pregunta tan natural como la había pensado.

    Bueno, el pequeño Shippo es adoptado. — La joven azabache dirigió su mirada a Kaede, con intriga, a lo que esta prosiguió—; Ten cuidado con lo que dices.

    Fue cosa de unos minutos para que, otra vez, la anciana Kaede desapareciera.

    Kagome empezaba ya a creer que en vez de bruja, ella era un fantasma. De esos fantasmas amigables como el pequeño Casper.


    —No sería bueno que la prensa se enterara— Con ojos distraídos, Sesshomaru ojeo los papeles—, pero tampoco esto es algo de lo que las empresas Taisho se pueda liberar fácilmente.

    —Se infiltraría tarde o temprano — Sentenció Inuyasha, tan pegado a los papeles como sui hermano. Sesshomaru solo asintió, tan estoico como siempre, haciendo el esfuerzo de no mirar con desagrado a su hermano, tan inútil que no se dio cuenta de que su propia secretaría le había cagado con dinero desde hace unos 2 años.

    —Bien, será mejor que te vayas. Yo me encargare de lo demás. —Inuyasha se paró silenciosamente, queriendo salir lo más discreto y impugne de la mirada enfadada de su hermano mayor. Estaba seguro que de que Sesshomaru, en otras circunstancias, le echaría la tremenda bronca. O tal vez se la echaría luego.
    Inuyasha tendría que prepararse para la guerra.

    Cuando Inuyasha salió de su oficina, Sesshomaru suspiró, dejándose llevar por el cansancio. Se desabrocho algunos botones de su camisa, dejando al descubierto algunas partes de su trabajado pecho. Cabía notar que Sesshomaru no usaba cortaba, a menos que la ocasión fuera realmente formal. Odiaba con toda el alma aquellas cosas apretadas que solo le daban calor, y que para colmo parecían sogas de suicidio.


    El timbre, totalmente vintage, de su celular sonó por la espaciosa oficina. Retumbando aquí y allá.

    Tomo el molesto objeto.

    “Ud. Tiene un mensaje”

    Era raro que el lo tuviera. Sesshomaru alzo una ceja, Kaede era la única que conocía su numero.

    Se sobresalto un poco, congelándose.

    ¿Le habría pasado algo a Rin?

    Apretó el “ver” que sugería la pantalla de su celular, rogando por que fueran buenas noticias.




    --------


    Nota de autora:

    Bueno si no saben lo que es "Vintage", os lo explicare; Vintage es el término empleado para referirse a objetos o accesorios de calidad que presentan cierta edad, los cuales sin embargo no pueden aún catalogarse como antigüedades. (Santa Wikipedia. Y vendito sea el cortar y pegar. xD)


    Lo que quiero decir, al usarlo en el texto, es que es aquel sonido típico del "Ring-Ring" que han tenido los teléfonos antiguos, es usado en el celular, por lo que tiene un sonido de edad, pero esta algo modificado, al usarse en un aparato tecnológico..... A bueno, supongo que ya habréis entendido, que tontas no sois c:


    Bueno, me hubiese encantado dibujar a Inuyasha con el pelo amarrado y con lentes... Dios mio... Que hombre.....

    No lo hice por que, prácticamente, no sirvo mucho para el dibujo, además de que seguramente, estropearía el dibujo con tantas babas mías solo viendo a Inuyasha. é-é

    Bueno, para las/los que aun no lo sabéis (Y que los que sabéis, pero solo quiero repetir y hacer Spam) ; SI, soy pervertida. Santa y malditamente pervertida. Así que aclaro que no me cuesta para nada entender a Miroku... Estúpido y sensual Inuyasha, la culpa es de él, os lo juró! xD


    Y bueno, para quien tenga alguna duda, no dude dejarla en los comentarios, tal vez en el próximo capituló os las aclare.



    atte:razon
     
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    KagoRinneSama

    KagoRinneSama Usuario popular

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    Hola razon amiga cuanto tiempo ha pasado? Regrese al foro yeah!!! Bueno ya me enserio.
    Amiga dejame decirte que me ha fascinado la manera en como relatas, no puedo creerlo. No he notado ni un solo error y todo se entiende con claridad.
    Ahora la trama. Me gusta como va aunque he de admitir que Miroku es sin duda alguna un bizarro total. Mira que imaginarse a Inuyasha de mujer no es algo bonito, el es bello de hombre, por el contrario Es sexy se hombre, es perfecto y punto.
    Aparte de eso El Shippo me causo gracia, sobre todo si lo dices en acento español como "El gato" de Antonio Banderas jejeje
    Me quede con la duda de quien estaría llamando a Seshomaru.
    Asi que continualo pronto para saberlo. Espero tu conti con ansias.
    Bye
     
  7.  
    inariamy

    inariamy Usuario común

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    Gracias por el aviso, ¡Bendito sea la pervercion! jajaja yo también amo la pervercion jajaja, pero en fín, si me hubiera gustado mucho las imagenes, jejeje.
    El capitulo estuvo muy divertido, eso del "El Shippo" , jajajaja me imagine cada escena descrita en tu ff, comensando con las miradas al estilo del lejano oeste, jajajaa me lo imagine vestido como vaquero y su pistola en mano, jejeje.
    Hay amiga cada cosas que escribes, continualo pronto.
    Nos vemo en el proximo, que estes bien one-san.

    Atte: ina-chan {:
     
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  8.  
    razon

    razon Usuario común

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    Capitulo 3: Conociéndonos.

    “Buenos días. Hoy, en un avance especial hablaremos de las conocidas empresas Taisho. Según una fuente interna, confirmada por el mismo actual presidente de las empresas, Sesshomaru Taisho, se dará a conocer la identidad de….”


    Kagome apagó la tele, era un molesto aparato después de todo. A ella realmente no le importaba las desgracias ajenas, no por maldad, si no por que si las conocía empezaría a llorar como una magdalena.

    Eso inconscientemente le recordó a él pequeño perrito que habían atropellado esta mañana. Había sido tan desbastadora la escena para ella que no le importo mancharse de sangre y fue al veterinario con el can en los brazos.

    Por lo menos el perro se había salvado de esta.

    Cuando ya estuvo todo pagado, “apareció” su familia. Sonrió en todo momento, aceptando el mar de “Gracias” de aquellas personas, las cuales solo estaban interesadas en su dinero. No había duda de aquello, ella podía percibir la codicia en los ojos de los hombres, incluso de las mujeres que formaban aquella horrible y cínica familia.

    Kagome rezaba más por el pobre perro que por aquella gente.

    Suspiró y se sentó cansinamente. Su reloj le daba las 19:00 en punto, y ella no tenía hambre.

    — Iré a comer afuera—Se dijo a si misma, tratando de olvidar el abandono y la soledad que le producían su casa. Era inmensa, pero no tenía vida. Sonrió un poco, penando que ella era igual que esa pobre casa; Solitaria, poco acogedora. —, al menos así no pensare en nada más.

    Se levanto del sillón, primero se daría una buena ducha, y claramente, una merecida ropa que le diera libertad en esta acogedora noche de verano. Sonrió para si, tratando de darse nuevos ánimos.


    —Impresionante—Por primera vez en su vida, Sesshomaru podía apreciar a su hija totalmente dormida y calmada. La única pregunta que se hacía era; ¿Qué coño era esa mujer?, además de Rin, Shippo también dormía, totalmente a su merced.
    Suspiro algo aturdido, ni Kagura en sus años de madre prematura había logrado callar los sollozos de Rin, quien aun siendo bebe, tenía aun unos pulmones sorprendentes para gritar. Tal vez debería pagarle un tutor para que aprendiera a tocar algún instrumento de viento. Pero no era tiempo para pensar en eso.

    Sacudió su cabellera plateada, y cerro la puerta.
    Bajó escaleras abajo, con la tranquilidad de saber que los demonios de todas las noches se habían dormido en un sueño más profundo que el de la bella durmiente.
    La mujer que había contratado Kaede de parvularia ó era santa ó, al menos, era un tremendo demonio capaz de desafiar a “Él Shippo” y aburrirlos al punto de dormirlos.

    Cual fuera la razón, al menos los había mantenido tan ocupados que cuando llegó estaba tan cansados que se fueron de inmediato a la cama, sin protestas, sin chillidos, ni mucho menos jueguecitos donde su perro servía de caballo y él era el alguacil “gruñón”.

    Se dirigió al comedor y se sentó en una silla. Observó de soslayo los papeles que antes minutos antes, para ir a ver el sueño de los chicos.
    De inmediato recordó el mensaje de Kaede, incluso aun lo mantenía allí, a la espera de ser leído otra vez en la bandeja de “mensajes recibidos”. Apretó casi por inercia el mensaje, para releerlo. Sesshomaru aun no podía creer que una mujer pudiera hacer tales maravillas.

    “Querido Sesshomaru;

    No importa mucho decirte “Hola” y el típico “¿Cómo estas?”, estoy más que segura que estas perfectamente y al leer esto gruñirás por que no voy al punto y, como siempre, eso te cansa”

    Tal como había predicho Kaede, él había gruñido, inconscientemente, la primera vez que lo leyó. Ahora la cosa era parecida, pero no gruño, sino que sorbió con lentitud su café, solo recordando como Kaede le había predicho con tanta certeza.

    —“Él golpe más duro para un hombre estoico, es que predigan sus pasos”—Agacho la vista hacia su ennegrecido café. Sin saber como, había recordado esas ambiguas palabras, dichas por una Kaede más joven, en un antaño recuerdo pintado de colores opacos.

    Gruño levemente. Sorbió otra vez su café y continuó;

    “La cosa es esta; He encontrado a una nueva parvularia que hace maravillas, ¿Puedes creerte que ha dormido a Shippo y a Rin? Y para ponerle la guinda a la torta, los ha dejado tan maravillados y prendados de ella que nunca podría encontrar un remplazo”

    Dio un pequeño respingó, como la primera vez que lo leyó. Esta vez debido a algunos pasitos que serían de su hija o Shippo yendo al baño. Restándole importancia continuó;

    “Los chicos salen, por esta vez, más temprano. Pobre parvularia, quedo algo ronca de tanto cantarle a los niños ¡Vieras tú como jugaban con ella o le preguntaban cosas hasta que quedaron tan cansados que parecían zombis!”

    Luego de eso, el mensaje terminaba, sin antes añadir la hora de salida.

    Suspiró, como si lo hubiese echo por primera vez en el día.

    Por lo menos tendría paz para bastantes horas.

    —“Bendita seas entre todas las mujeres, y bendito sea el fruto de tu voz”—Pensó, con ironía. Pero la verdad es que le agradaba, al menos, que aquella mujer le hubiese dejado a Rin y a Shippo cansados. Ya no tendría que preocuparse que su café terminase sobre sus documentos por “accidentes” al manejar al “caballo”.

    Dirigió la vista a los papeles, sin intenciones de levantarla otra vez más que para tomar café.


    —Un café con leche y una tarta de helado, por favor. —Pidió con su cantarina voz. Él joven que estaba tomado su pedido, pareció más torpe que cuando se dirigió a ella. Pero Kagome no lo noto, ella solo podía percibir la avaricia, no la timidez y alguno que otro tropezón o error.
    Ella solo sonrió al camarero, encantadora como los cerezos al florecer en primavera.
    El chico, medio aturdido como si la sonrisa de Kagome lo hubiera golpeado, anotó el pedido.

    — ¿Quiere la tarta de frutilla, chocolate o vainilla?

    —Vainilla. —Luego de este diminuto monologo, el camarero anoto el sabor y guardo la libreta con el lápiz en uno de los bolsillos de su delantal. El joven suspiro mientras se alejaba, procurando con solemnidad tratar de no romperse la cara entre sus múltiples tropezones.

    Mientras su pedido aun no llegaba, Kagome se entretuvo observando el lugar. Todo estaba hecho de madera y, especialmente esa noche, la cafetería tenía un aire animado con un grupo de Blues que tocaba en un improvisado escenario cerca del sector de fumadores. El grupo de Blues no estaba cerca de ella, pero el sonido le llegaba tan nítidamente como si lo estuviera. Estaba más que fascinada.

    Kagome había descubierto la cafetería, llamada “Habanna”, cuando caminaba rumbo a la guardería donde trabajaba y miró, casi por presentimiento, para arriba —Pues sus ojos estaban fijos en el suelo por si una piedra hacía acto de presencia—.Ella ni siquiera sabía que caminaba cerca de la guardería, pero agradeció mentalmente por descubrir el lugar con el estomago, ahora, hambriento. Sin dudarlo entro y se sentó en una mesa que daba a la ventana.

    Y ahora, allí estaba ella, con su vestido celeste que parecía ser suave como una nube, y además, que parecía ser simplemente humo celestino adherido a la piel de la peli-negra. Pero cuando se movía, el vestido se movía con ella, con tanta gracia que parecía estar consiente de ser usado por una joven hermosa, más que los mismos dioses.

    Ella era tan pura a simple vista, que apenas se dio cuenta de que más de una mirada la observaba desde sus asientos y que, cuando entro, el Blues paro, como si la música hiciera un minuto de honor a algo más hermoso que el sonido de bajos, y voces. Aun seguían mirándola una que otro curioso, pero la música había continuado, haciéndose más dulce y fuerte, como queriendo superarla.

    Pero como siempre, Kagome se había metido en un lugar feliz, entre las estrellas de la noche.

    Su pedido llegó sin mayor tardía, aunque varias veces, sin ella notarlo, el camarero había dado alguno que otro tropezón. Nervioso y cauto, el joven dejó el pedido de Kagome en la mesa, procurando no botar una vasija más que descontara su sueldo o que molestara a su ahora, amor platónico.

    El joven se alejo a atender a otros clientes, ahora más aliviado, pero con el corazón desbocado por la lívida imagen de Kagome en la mente. Suspiró, como un loco de amor.


    Inuyasha juraba que su boca hubiera alcanzado el infierno si no fuera por Miroku que le sujetaba la barbilla en su lugar.

    ¿Qué coño, hacía ella allí?

    Ante él, cuando abrió la puerta y miró a una mesa al azar, se encontraba la mujer que le quitaba todos lo días el aliento.

    Miroku miró a su amigo de soslayo, empujándolo con la otra mano libre al recinto. Las puertas no eran dobles como para Inuyasha se detuviera a la mitad y detuviera el paso de entrada y salida.

    —Venga tío, se que da un montón de miedo su hermosura, pero ponte los pantalones y vamos a sentarnos con ella.

    Inuyasha lo miró con una ceja alzada ¿Qué, él llevaba acaso una falda? Se encogió de hombros al darse cuenta de que de nada le servía enojarse solo por un dicho cliché.
    Salió de la entrada, y salida, de la cafetería para dirigirse a la mesa de la chica. Antes quitó la mano de su amigo de su barbilla, procurando en un susurro que no se le iba a caer de nuevo, aunque cada vez que se acercaba empezaba a creérselo menos.

    Miroku lo seguía un paso atrás, a un lado de él. Sería pervertido el oji-violeta pero por nada del mundo se perdería esto, y aunque le costara decirlo, tampoco por una invitación de una conejita playboy.

    — ¿Podemos sentarnos aquí?— Miroku se hizo a si mismo una sonrisa mental, Inuyasha estaba tan nervioso que, por primera vez desde que eran adultos, tembló. El temblor de Inuyasha era leve, pero Miroku lo notaba, tanto que juraba que su amigo era una cámara de sismos andante.

    Ahora si que no se pudo contener la sonrisa, la chica parecía haberlo ignorado. Su amigo, Inuyasha estaba petrificado ¿Es que él no había hablado claramente? ¿O ella lo no tenía intenciones de hablarle?

    La chica dejó, grácilmente, de mirar la ventana para tomar su café y comer un pedazo de torta. Kagome levanto la vista y se sorprendió, fue notable por que, ante la vista atónita de los dos chicos, dio un pequeño salto de su asiento y se puso la mano en el pecho, como a quien se le acaba de dar un susto a muerte.

    —Lo siento, había oído a alguien pero pensé que eran imaginaciones mías —Logro tartamudear, más avergonzada y tímida que asustada—. Claro que pueden sentarse. —La chica, esta vez recuperada de la impresión del momento, sonrió cálidamente. Aunque apenas si se dio cuenta de lo ultimó. Los chicos, más que atontados, se sentaron.

    — ¿Sabes? Mi amigo se sienta aquí en la tarde solo para verte. — Miroku, sin poder evitarlo, soltó la verdad para luego soltar una sonora risotada. Inuyasha, quien había tratado de guardar la compostura, enrojeció y le pegó a Miroku por debajo de la mesa. El albino tosió para disimular.

    Kagome alzo una ceja. Inuyasha ya esperaba con desilusión, los chillidos o regaños de la chica diciéndole que era un acosador.

    —Pues no ha de ser cierto, de seguro miraba otra cosa, joven. —Fue la simple respuesta de Kagome, para luego soplar su café humeante y tomar un sorbo.

    —Bueno, tal vez—Dijo Miroku, sobándose el pie disimuladamente—. Por cierto, ¿Cómo se llama?

    Inuyasha, que estaba mirando la mesa con vergüenza levanto la vista con esperanza renovada.

    —Kagome Higurashi, un gusto. —La chica sonrió, esta vez siendo consiente de que su sonrisa demostraba lo feliz que estaba, era la primera vez que un hombre se le acercaba y charlaba tan pacíficamente con ella. Las otras veces que había pasado, había tenido que pedir ayuda por que el tipo resultaba ser un completo pervertido o un loco de remate.

    Inuyasha, alentado por la sonrisa cordial de Kagome, renovó las fuerzas y la voz le salió, antes muda.
    —Un gusto, señorita Higurashi, mi nombre es Inuyasha Taisho, y mi amigo de aquí—Inuyasha señalo a Miroku con una mano —. Es Miroku Sou.

    Miroku e Inuyasha ya estaban esperando, casi por instinto, que la mujer que tenían al frente chillara de emoción y fuera como una perrita meneando el rabo al primer indició de dinero.

    Pero Kagome permaneció tranquila, saboreando con lentitud su pastel.




    ---------------------------------------


    Nota de autora (contestaciones a los comentarios y información extra);

    Bueno, querida Jesireth, te digo que mi Miroku no es Bizarro. Solo es demasiado curioso y pervertido, créeme que la combinación de las dos hace una bomba monumental, que fácilmente, se confunde con lo "Bizarro" o "Tabú". Pero no es así, mi Miroku y yo somos demasiado liberales y decimos, pensamos y actuamos como nos convenga y seamos. Espero que entiendas, por que tu pareciste no entenderlo del todo, o tal vez yo no haya plasmado bien mi caracterización de Miroku (Probablemente sea eso)


    Y bueno, chica ¿Que puedo decir? Ya llevaba tiempo pensando en un Shippo y una Rin hiperactivos que causaran escenas cómicas. Ahora es Shippo, pronto, no se cuando, sera la pequeña Rin.

    Y ha!, os diré una información extra y confidencial (más o menos). Al principio cuando iba escribiendo la historia se basaba en una Kagome poco santa y bien pervertida, la cual tenía una relación sexo-diverción-amistad-trabajo con Naraku, pero que al final terminaba entre el dilema de a quien elegir de los hermanos Taisho, pues se supone que debía investigarlos. Y, como suele pasar con estos sexys hermanos, cayó enamorada de los dos.

    Un día, cansada, mande todo a la mierda y lo borre. Simplemente por que no me gusto y empece a trabajar en este.

    Me pareció la mejor opción.


    Bueno, nos vemos, chicas y chicos. Que tengan un agradable día :)


    atte: razon
     
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    inariamy

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    Primera en postear huiiiii!

    Me ha gustado mucho amiga, cada vez se va poniendo más interesante este ff, como siempre tu escritura y redacción impecable.
    Este Miroku si que es el encargado de revelar todo, jejeje, me imagine la escena, de cuando Miroku le dice a Kagome que Inuyasha la ve diario por la ventana jajajaja, sono algo acosador, pero a la vez divertido. Ya quisiera que un hermano Taisho me dijera eso, haaa de seguro me tiro contra él, jajaja.
    MMMM me dejo algo intrigada lo del principio, cuando en la televición dijeron que Sesshomaru revelaria algo, ¿Que sera? jejeje pero bueno espero que pronto pongas la continuacion, nos vemos en el siguiente.

    :] ina-chan

    p.d- me encanta tue ff pero quiero saber más de Sesshomaru.
     
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    razon

    razon Usuario común

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    El pecado se disfraza de ángel.
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    Capitulo 4: Cuento de hadas.

    Un poco más… Un poco menos… Diablos, la tenían.

    — ¡Te tengo! — Si Kagome supiera putear, ha, sin duda lo haría. Solo pudo morderse los mofletes con impotencia y reconocer la voz; Rin.
    —Si, si, me tienes. —Rin sonrió. Sabía que Kagome estaba enojada por perder el juego de esconderse. La niña alzo una ceja, ¿Una adulta podía ser tan mala perdedora? De seguro cuando era niña todos le dejaban ganar. Después de todo, pensó la niña, Kagome tenía pinta de haber sido linda e inocente como una cría toda su vida.
    —Ahora tienes que atraparme—Kagome suspiró. Si antes era esconderse, ahora ella la tenía que atrapar a una niña que parecía tener hiperactividad. Kagome le rogaba al reloj para que fuera hora de un cuento o alguna canción que los dejara lo suficientemente adormilados como para no despertar al día siguiente.

    Pero, por dios, se decía, ella si que amaba jugar con esos diablillos con Hiperactividad.

    Las siguientes horas, por el jardín, Kagome empezó una persecución tras su curso completo, puesto que Kagome había prometido que si los alcanzaba a todos, ellos no pondrían mayores problemas para portarse bien. Por el momento Kagome los tenía a todos, bueno, casi. Kagome recordó como esos demonios con caras de querubines, Shippo y Rin, se habían escapado de todas las persecuciones y de sus hábiles manos hasta quedarse solo los dos en plan de ser atrapados. Ahora mismos esos dos le estaban haciendo sudar como nunca.

    —Jijijiji—Era divertido ver la situación; Ver una belleza como Kagome correr como si de eso dependiera su vida, cubierta por un velo de sudor que la hacía ver más alcanzable, tras dos diablos que saltaban, saltaban y parecían nunca cansarse. Lo más divertido era que si mirabas con atención, los niños prácticamente estaban batallando contra su profesora, a lo Matrix. Kagome estaba tan cansada que, como lo requería la situación, sus pasos se hacían lentos y tanto Rin como Shippo no estaban cansados, pero aun así jugaban a estar en cámara lenta.

    De fondo se podía escuchar como los niños, los que ya había capturado Kagome, en vez de cantarse una tonalidad digna de matrix, canturrearon como podían una canción a lo “Misión imposible”. Cada vez que Shippo o Rin hacían alguna gracia ellos aplaudían y silbaban, sordos y mudos a las caras y preguntas de las pequeñas caras que se asomaban por las ventanas agarrotadas de la guardería.

    Pero pronto, sin saber como, Kagome saco fuerzas sobre-humanas y agarro a Shippo. Sonrió con satisfacción y le revolvió los cabellos. Observo jadeante y satisfecha como el chico se iba donde los demás, los cuales lo corearon como un guerrero que acaba de ganar una batalla y no perder una.
    Pero ahora solo faltaba Rin…
    La pequeña estaba parada allí, en una pose de boxeador, esperando e incitando los actos de Kagome. Kagome, sin vacilar, corrió hacía ella y le tiró su chaqueta, que se la iba quitando en el trascurso de la carrera. Como consecuencia la niña se distrajo y, bingo, Kagome la tenía atrapada como un porcino entre brazos y piernas.
    Como si el mundo estuviera en acuerdo, la campana sonó, resonó chillonamente, como aprobando a Kagome, la ganadora de este reto.

    — Hombre, tienes mala suerte. — Inuyasha bufó, ¿Es que Miroku siempre tenía que repetirle lo que ya sabía?

    —Hombre, cállate de una puñetera vez. —Miroku sonrió, pero de todas formas le mando palabras mudas a través de sus ojos lilas los cuales ya habían engatusado a tantas mujeres como él a socios para la empresa. Era divertido, de cierta forma, pensarlo así.

    Kagome, si, Kagome. El problema no era ella en si, el problema era su apellido, Higurashi. Luego de tener una charla trivial con la agradable chica (él y Miroku, puesto que el pervertido de su amigo no dejaba de preguntar), se había retirado al mirar el reloj inmenso en la pared de la cafetería, las 22:00.

    —Dios mio—Había soltado la chica—, se hace muy tarde, mañana me tengo que levantar temprano, lo siento.

    Luego de eso solo había visto su hermosa figura perderse entre el mar de gente que iba y venía, los cuales regresaban a su casa o a iban a la de algún amante furtivo.

    Él problema no era la conversación que habían tenido, puesto que solo hablaron de cosas que no rozaran la intimidad personal, el problema era que recordó su apellido de alguna otro lugar, cuando su cerebro pudo conectarse correctamente ya era demasiado tarde. Ella se había ido ya.

    —Mira que ser hermana de alguien como… —La voz de su amigo logro despertarlo de su ensoñación, pero antes de que Miroku pudiera terminar, alguien había tocado la puerta.

    —Coño—Suspiró, cogió aire y el albino miro la puerta, con determinación renovada—, entre.

    A Inuyasha se le cayó la mirada de determinación por la felpuda y bien cuidada alfombra café, entonces miró, con horror e incredulidad, como su hermano entraba a su oficina, renovado y jovial como un pato alimentado luego del cautiverio. Aunque claro, Sesshomaru seguía siendo tan estoico como siempre.

    — ¿Pasa algo, Inuyasha?— Solo dios sabía cuanto odiaba Inuyasha esa voz malditamente profunda y fría. No, de hecho cada cosa, hasta la mínima parte del cuerpo de Sesshomaru le cohibía y le producía odio a Inuyasha. La razón era simplemente estúpida; Le odiaba por ser el favorito de papá y todas las mujeres que alguna vez le vieron.

    ¿Qué lo hacía tan especial? ¿Qué era lo que el no tenía?

    —Nada—Dijo el albino, más por contestarse las preguntas internas que para responder la pregunta de su hermano. Trato de controlarse, su puño escondido por el escritorio estaba fuertemente apretado. Pronto se calmó, al sentir como pequeñas gotas le bajaban por los dedos, hasta perderse en la absorbente alfombra.

    —Bueno, yo me voy. — Miroku, bajando el ala de su sombrero invisible, se despidió de los chicos y se fue silenciosamente. Cuando salió desapareció su sonrisa tranquila y se pego a la puerta como si el fuese un imán y su oreja alguna clase de metal.

    — ¿De que quieres hablar? — Inuyasha miró de soslayo a su hermano. Estaba claro que era algo demasiado serio y personal para que su hermano se tomara la molestia de ajustar su apretado horario e ir a verlo.
    —Es sobre Kanna —Menciono Sesshomaru, mientras se sentaba en la silla que se había colocado frente a su escritorio, la misma silla que antes había ocupado Miroku. —, y sobre la rueda de prensa que se vio ayer, ¿La viste?

    Inuyasha rodo los ojos, claro que la había visto. Su hermano, vistiendo Esmoquin, seduciendo a las damas reporteras, sin él siquiera darse cuenta de las sutiles confesiones que le hacían o tal vez ignorándolas, relatando los detalles de cómo Kanna había robado a las empresas Taisho y contestando cualquier pregunta con suma precisión. Aunque para Inuyasha eso había sido sumamente aburrido, tenía que admitir en cierto grado que su hermano manejaba bien las empresas.

    —Si—Le confirmo—, las vi, ¿Por qué?

    —Kanna ha escapado de la cárcel.

    Boom.
    Eso si que era una bomba.


    —Entonces, la bruja Danielle*, que no era mala sino algo ruda, le coincidió a la princesa la libertad que ansiaba desde que su madrastra le había abandonado en la torre…

    — ¿Y que pasó? — Kagome se rio, su risa sonó como cubitos de hielo chocando entre si. Revolvió los cabellos de Rin, quien le había preguntado, y le guiño el ojo.

    —Luego de tanto tiempo, la princesa Inary* volvió más hermosa que cuando era pequeña; Labios rojos; Piel cremosa; Mejillas rosas; Ojos azules, grandes y hermosos, y por supuesto, un cuerpo que era digno de una diosa…

    — ¿Cómo usted, profesora Kagome?

    Kagome se sonrojo, ella no era una princesa, mucho menos hermosa. Se recupero cuando vio que todos estaban expectantes por la respuesta e impacientes por que continuara la historia.

    —Algo así, Amber*—Kagome le dirigió una sonrisa a Amber, quien parecía la más atenta y dispuesta cuando hablaba sobre algo. Tosió, aclarándose la garganta y continuó el relato—; Entonces, uno de los príncipes del castillo vecino…

    — ¿De que color, el príncipe, tenía el cabello? — Kagome no se enojo por la intromisión, de hecho, con cierto placer, decidió que Rin sería la que le diera el aspecto a su inventado príncipe.

    — ¿De que color quieres que lo tenga, Rin? — Observó como Rin sonreía y le dirigía una mirada cómplice a Shippo, quien se la devolvió.

    —Plateado y largo—Le respondió la chica algo colorada.
    — Y de ojos ámbares—Le siguió Shippo, al parecer, enojado.

    Kagome le sonrió a los dos chicos, a pesar de que era extraño tanto el color de ojos y pelo, no le molesto que fuera así. Puso su mente a trabajar y continuó;

    —Entonces, el hermoso joven del Reino del eterno invierno, vestido con sus mejores ropas y montado en su fiel corcel negro, vio a la hermosa princesa salir de la torre y su frío corazón se derritió…

    >> Desmontó su fiel corcel y se dirigió a ella, moviendo su larga cabellera plateada al viento, mirando con sus ojos ámbares los azules que ahora también le miraban, con la misma dulzura con la cual él le miraba a ella. Se preguntaron sus nombres, y luego de un rato, absortos el uno con el otro, el príncipe se la llevó a su castillo en donde se comprometieron.
    Pero la malvada madrastra, que ya había puesto sus ojos en el joven príncipe, se puso celosa y preparo veneno, para ponerlo en la comida de su hijastra. Mientras, en el castillo del eterno invierno, la bruja buena, Danielle, se había convertido en la amiga, madre y consejera de la joven que se aproximaba a casar.
    —Princesa mía, temo por vuestra seguridad, su malvada madrastra quiere mataros. — Le había dicho la bruja. Como la princesa Inary confiaba en su amiga, le aviso a su prometido, pero ya era tarde, la malvada madrastra, con ayuda del celoso hermano del príncipe, quien también amaba a la joven, le habían envenenado el agua de esta mañana… Entonces la princesa no murió, por que su príncipe amado le brindo sus lágrimas, pero se quedo dormida en un eterno sueño de muchos, muchísimos años del cual aun sigue durmiendo, en algún lugar del mundo.

    Escuchó como alguien se sorbía los mocos. Luego lo siguieron algunos lloriqueos. Kagome dejo su mundo de ensoñación y vi como todos los niños de su clase tenían los ojos acuosos y mocos por salir. Rio bajito.

    —Pero hay una canción, que se dice, puede despertar a la dormida princesa…

    Entonces cantó, para que todos le siguieran y cayeran, uno a uno, en un sueño profundo como la princesa.


    —Vamos a buscar a los chicos y te cuento por el camino los detalles.

    Sesshomaru se paró, sabiendo que su hermano le seguiría, puesto que no tenía otra opción.

    Además Shippo era hijo adoptado de Inuyasha, no suyo, solo que al tener a una hija de la misma edad del niño, prácticamente, esta le había convertido en un hermano y posible hijo. Al final la consecuencia fue que, prácticamente, Sesshomaru se hiciera cargo del niño y le dejara vivir en la casa, aunque a Inuyasha le gustaba decir que solo se estaba quedando por un tiempo.

    Se fueron en el auto favorito de Sesshomaru, un Audi A8 negro, totalmente impecable, sin ninguna abolladura. Era el favorito de papá (Sesshomaru) puesto que cuando era joven, Sesshomaru había juntado más de 3 años su paga mensual y el sueldo mínimo que ganaba trabajando para su padre para comprarse el carro. No, el no quería un auto feúcho como los primeros carros de su hermano Inuyasha, de baja calidad. Sesshomaru quería lo mejor y lo había conseguido.

    Recordaba claramente como, en ese mismo auto había llevado a Kagura, su flamante esposa, luego de la boda a la que sería antes y ahora, su casa definitiva. Sesshomaru bufó, el problema era que ya no podía llevarla en su precioso auto a ningún lugar, puesto que dios, si existía, se la había quitado.

    En el trascurso del trayecto hablaron de Kanna y la vaga información que tenía Sesshomaru de como había pasado todo. Inuyasha se sorprendió, a pesar de que su ex secretaría era normalmente calmada, si que era un genio en desactivar alarmas, no despertar a nadie y para colmo haberle roto a otro preso un brazo por osar tocarla. Kanna era peligrosa.

    Sesshomaru estaciono el auto cerca de la entrada de la guardería, vio como un tumulto de rufianes niños salían disparados a besar a sus padres o madres y, girando la llave, el suave ronroneo del motor se extinguió. Abrió la puerta para salir y el suave viento le llevó un aroma dulzón y meció sus cabellos plateados.

    “Entonces, el hermoso joven del Reino del eterno invierno, vestido con sus mejores ropas y montado en su fiel corcel negro, vio a la hermosa princesa salir de la torre y su frío corazón se derritió…”
    ------------------------------​

    Nota de autora;

    Bueno, si estáis leyendo esto, los * tienen una razón.

    El cuento lo hice intencionalmente, allí me las ingenie para meterme a mi, jugando con mi nombre. Me llamo Daniela, en Ingles quedaría como "Danielle", creí que sonaría mejor así, Amber es la abreviación que le hice a Ambar mi pupila favorita, y la princesa de este cuento es Inaramy, Inary es el juego de palabras que cree para que el nombre no quedara extraño en el cuento.

    No olvidéis que os amo, como la bruja ruda que soy y que cualquier critica, pregunta u/o sugerencia me haría mortalmente feliz.


    Atte:razon
     
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  11.  
    inariamy

    inariamy Usuario común

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    La primera en comentar :]
    Cuando vi tus notas del autor, me sorprendí, ya que cuando comencé a leer la historia que Kagome narraba me dije: el nombre de la princesa se parece al mio.
    Así que me sorprendió y me gusto bastante, si eres una bruja en toda la extensión de la palabra razón-chan, pero no por ello una mala si no todo lo contrario. Eres una excelente escritora y muy buena mentora, la cual hasta ahora me pregunto si no tienes poderes sobrenaturales.
    Pero en fin, me ha gustado mucho el capitulo, aunque me dejo algo intrigada lo que dijo Inuyasha del apellido de Kagome, ¿de quien será hermana? , ya quiero saber.
    Nos vemos en el próximo capitulo, gracias por todo.

    Atte: ina-chan ~.+
     
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  12.  
    Ámbar

    Ámbar Rey

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    Oh, díos.

    Gracias por incluirme en tu historia razon-sensei.

    "Daniela" asi que es ese tu nombre. Muy hermoso, sobre todas las preguntas que tenía en mi cabeza una era tu nombre. Pero no se porque en el momento justo me olvide preguntarte.

    En fin, mi bruja mayor, nada mal en hacerte una bruja blanca, lo bueno y lo malo combinado en un ser, interesante.

    Me alagas, es hermoso sentir que soy tu pupila favorita ^-^

    Sobre todas las ideas que tenía desde un principió ya sabía yo que tenía algo que ver con el cuento.
    Eres mala, lo dejas en el ansiado encuentro.

    Y sobre Kagome, ¿Es hermana de Miroku verdad?, no se porque tengo la impresión que Kag es alguien mala, el título es lo curioso.

    Tantas dudas por responder y muy poco para leer... :cool: Ignorame, se que estoy siendo ingrata. Pero soy muy afanosa, me dejastes con la imaginación, sería divertido ver a una azabache pervertida.

    Bueno mi malvada bruja, me despido, debo leer el mangaxD

    Atte: Ambar
     
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  13.  
    razon

    razon Usuario común

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    Título:
    El pecado se disfraza de ángel.
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    8
     
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    Capitulo 5; Todo o nada.

    — ¡Kagome!— La chica sonrió, tan natural como hermosa.
    — ¿Pasa algo, Kaede? — Kaede suspiró. Cada vez que miraba a esa chiquilla, no pensaba en ella como una persona, puesto que siempre la chica parecía una entidad divina a la cual, por supuesto, tenía que sacarle el jugo. Y ahora si que lo haría.

    —Ve a dejar a Shippo y a Rin a su apoderado. —Dicho y hecho, Kaede se marcho de la sala sin esperar respuestas, mucho menos reclamos. Antes de marcharse vio como todos los pequeños renacuajos, que le sacaban más canas de las que ya tenía, dormían como por arte de un encanto mágico.

    Claro, y como no, el encanto mágico se llamaba Kagome Higurashi.


    Una sonrisa tonta, que otros considerarían adorable, cruzo por las comisuras de Kagome. Por fin conocería al creador de aquellos dos diablillos disfrazados de querubines.
    ¿Cómo sería?; ¿Con el pelo de Rin?, ¿Pelirrojo como Shippo?, ¿Alto?, ¿Flaco?, ¿Gordo?
    Se regaño así si misma, aun sin poder contener la felicidad que le bullía hasta los labios y los dientes, obligándola a sonreír fresca y natural como para una marca de dentífricos.

    Primero despertó como pudo a los pequeños para luego dirigirse a la puerta con cada uno, tambaleándose y adormilados, cogidos de sus manos.



    Alto, de espalda ancha, de pelo plateado y ojos ámbares. Y para colmó salido de un corcel negro y potente que la gente se dignaba a llamar automóvil.

    ¿Por qué no lo había pensado antes? Tal vez no lo pensó por el impacto que le causo la imagen de tan perfecto ser. Si, pero eso no cambiaba el hecho de que se parecía al príncipe de su cuento de hadas, su príncipe del eterno invierno y, para colmo de las suertes, al joven Inuyasha.

    Su mente no pudo conectar como era debido hasta que se dio cuenta que él también la miraba. Improviso una sonrisa, que se fue ensanchando, y lo espero en la acera. Puesto que tanto Shippo como Rin se habían pegado a sus piernas como sanguijuelas inofensivas y, por supuesto, dormidas.

    — ¿La han molestado?— Kagome parpadeo, sin comprender. ¿Molestar?, ¿Molestar?; ¿Como unas cositas tan tiernas, como aquellos pequeños niños le molestarían?

    Sin percatarse, dejó que se le saliera una risilla.
    —Son las cosas más tiernas que he cuidado en mi vida—Admitió, dejando que un sonrojo infantil le adornara las mejillas. —, y también las más hiperactivas.

    Esta vez los dos se sonrieron, ella con su eterna sonrisa jovial y él solo donde le permitía sonreír su estoicidad.

    — ¿Kagome?—La susodicha observo, detrás del joven que era el padre de los diablillos, como otras hebras plateadas se dirigían donde ellos se encontraban. No podía verle la cara, puesto que la espalda del padre de los pequeños era demasiado grande y también era alto, lo cual tapaba considerablemente su campo visual.

    Trato de reconocer la voz pero, cuando ya creía saber quien era, Inuyasha apareció al lado de aquella persona, demasiado agitado en la carrera de esquivar padres y niños.

    — ¿Joven Inuyasha?—No pudo más que arquear una ceja, no le había dicho al peli plata donde trabajaba, ¿Entonces, como es que ahora estaba allí? ¿Una coincidencia?

    No, no, pensó, las coincidencias no ocurren tan frecuentemente con la misma persona.

    — ¿Se conocían?—La voz de aquel joven padre le despertó de la ensoñación momentaría. Aunque no podía recordar que dijo, supo que estaba preguntándole sobre la relación entre el joven Inuyasha y ella.

    —Si, nos conocimos, hace unos días, en una cafetería. —La chicha sonrió y asintió ante la explicación. Era muy apropiada para la situación tan rara.

    —Ya veo—Inuyasha observo como su hermano miraba algo, arriba, en el cielo, y luego miraba a Kagome—. ¿Cómo es que se llama usted?

    Ella rio, otra vez, con aquella risa que era tan natural y bella como el trinar del ruiseñor.

    —Kagome Higurashi, un gusto.

    A pesar de ser imperceptible, Inuyasha noto como su hermano formaba una mueca de desagrado. Al perecer el apellido de la joven no había pasado desapercibido por Sesshomaru.

    —Sesshomaru Taisho, un placer señorita Higurashi.
    —Por favor, tutéeme, que ocupe mi apellido me hace sentir vieja.
    Ella, toda sonrisa, dejo escapar un leve suspiro y miró, casi con suplica, a los dos jóvenes.
    —Me encantaría seguir la conversación pero—Observo a los dos niños, dormidos y abrazados a sus piernas, para luego señalarlos con las manos—, realmente necesito ayuda.
    Sesshomaru, más rápido que su hermano embobado con una cara bonita, tomo a Rin con sutileza y la cargo en sus brazos. Acto seguido Inuyasha aparto a Shippo.

    —Gracias—logro murmurar, algo apenada.
    —Claro, adi…
    Pero antes de que Inuyasha pudiera decirle adiós, los dos niños despertaron más hiperactivos que nunca.

    —No, no, que Kagome no se aleje. —Shippo, llorando como el crío que era, se lanzo a los brazos de Kagome saltando de los de Inuyasha. Kagome lo atrapo en el aire.

    —Shippo, ¿Qué haces? —A modo de reproche, Inuyasha trato de tironearlo hasta lograr apartarlo del lado de Kagome, pero el maldito renacuajo estaba demasiado pegado a la joven. Tanto era así que cuando trataba de moverlo el diablillo como la chica salían heridos por sus temperamentales manos.
    —Papá—Sesshomaru observo a su hija, seguro de que le diría algo para engatusarlo y llevarse a la chica con ellos—, deja a la señorita Kagome ir con nosotros, por favor.


    Y allí estaban todos, incluida la chica, camino a la casa de Sesshomaru.



    --------------------


    Nota de autora;

    Bueno, hasta el momento hay varias personas que, a pesar de no comentar, me han pedido que les avisara de la continuación de mi ff.

    Me gustaría decirles a esas personas, que por favor, comenten.

    Yo soy solo una bruja que , como todas las demás, tiene que alimentar su ego e inspiración con nuevos comentarios llenos de dudas, exigencias o sugerencias.

    También me gustaría disculparme con Jesired, a pesar de que trato, con mi alma, de poder avisarle de la continuación, no puedo acceder a su perfil. Me aparece un error siempre que voy.

    O yo soy muy yeta, ó realmente hay un problema allí.

    Bueno, querida;




    Realmente crees, que tengo poderes sobrenaturales? Ni yo me había dado cuenta, lol, yo solo quería hacer algo bonito por ustedes chicas, que alimentan mis ganas de seguir con la continuación.


    atte:razon
     
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  14.  
    Catalina no

    Catalina no Iniciado

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    Como esque se llevaran a Kagome a su casa xdd'
    Ese Sesshomaru siempre tan lindo
    Porque no paso desercibido su apellido? La familia Higurashi es mala? o que? D:
    Lo encontre corto, fue injusto :c pero espero el proximo cápitulo *-*
     
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  15.  
    iztrela

    iztrela Entusiasta

    Piscis
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    Me encanta tu fic, me encanta como Shippo y Rin manejan a su antojo a Sesshomaru y a Inuyasha.
    Me dejaste intrigada el por que tanto Inuyasha como Sesshomaru se incomodaran por el apellido de Kagome.
    Espero la continuación con ansias, he leido tus otros fics y me gustan también, sabes como envolver a las personas con tus
    historias y eso te convierte en una grana escritora.

    Saludos
    Te lectora Iztrela.
     
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  16.  
    Ámbar

    Ámbar Rey

    Aries
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    ¿Realmente no crees las palabras de Inariamy?
    Yo, en mi punto de vista siento que si realmente los tienes. Tu manera de narrar es encantadora, en otras palabras íncreible.

    Los sentimientos bien redactados que te hacen sentir diferentes emociones al leerlo.

    Valla... hasta parece que uno ya fuera el personaje ^-^

    Comentarios, en realidad, mereces muchos, debemos subir tu ego, claro:cool:

    Ya colabore entonces...!

    Releer tu historia me dio otro punto de vista, pienso que kagome es algún familiar de Naraku (?)
    Y tu final, ¿realmente te gusta hacernos sufrir?

    Esas cositas hiperactivas, las adoré, su papel es importante.

    Sin duda, sinto mucha emoción saber lo que se viene.
    Bueno mi hermosa bruja mayor, es hora de despedirme.

    Te envio un beso cargado de maldad, claro (digno de una mini-bruja)

    Atte: Ambar
     
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  17.  
    inariamy

    inariamy Usuario común

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    ¡Hi! :p
    Perdon por no pasarme antes, pero realmente tenia muchas cosas que hace.
    agradesco mucho que te acuerdes de mi, esto lo digo por que me avisas, jejeje.
    Bueno, muy bien, me encanto el capitulo. La escena donde tanto Rin y Shippo se cuelgan de la pierna de Kagome me mato de risa, me la imagine, jejejej.
    MMMM esta situacion del APELLIDO de Kagome me esta impasientando, quiero saber por que los hermanos tiene odio hacia el apellido.
    ¿Acaso los padres de la chica o parientes hicieron algo a la familia Taisho? :confused:

    Gracias por las escenas de Sesshomaru, lo amo xD

    Bueno pues me despido mi querida brujita, nos vemos en el siguiente capitulo, besos.

    atte:ina-chan ;)
     
  18.  
    Jojo

    Jojo It's me, Cony.

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    Hi! Conitta reportándose, Vengo a dejar mi lindo mensajito jejejeje ^^

    Bien, me encanta tu narración, creo que cada pensamiento o opinión que muestra Kagome en esta historia es totalmente parecida a como actuaría normalmente, no he encontrado errores de ortografía y tampoco los he buscado ya que la trama me tenía interesada :D

    Oye, una pregunta ¿Qué pasa con su apellido?, no sé si he leido bien pero no he encontrada algo que la perjudique por su apellido o ¿quizá estoy loca?


    Bueno quien sabe, muchas personas me dicen que soy especial nunca lo he entendido pero creo que es porque tiendo a captar las cosass de una manera distinta
    Realmente necesito que contestes mi pregunta *o*

    Bye Bye

    Atte. Miss vampire
     
  19.  
    razon

    razon Usuario común

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    El pecado se disfraza de ángel.
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    Romance/Amor
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    Capitulo 6; Hermano.

    —Creo que los chicos madrugaran, deberían…

    —Joven Inuyasha, los niños han dormido mucho en la guardería. No creo que quieran dormir ahora.

    —Kagome, nos entiendes bien. — A coro y a par, los dos pequeños abrazaron las piernas de la joven, esta vez totalmente consientes y despejados de todo hechizo puesto por Morfeo con anterioridad. Kagome rio y su voz, clara, hasta dañina, llego a los oídos sensibles de Sesshomaru.

    Gruño, no podía hacer nada más que aquello.

    Rin, su hija, parecía quererla mucho. No, de hecho podía hasta ver en los ojos de la pequeña la palabra “mamá” cada vez que la miraba.

    Sesshomaru, en toda su estoicidad, no podía hablar normalmente con ella, porque, prácticamente, era hermana de esa persona… No merecía ser escuchada, ya era demasiado que él le permitiera ver a su hija.
    Exasperado, se desparramo en la silla con su taza de café, a medio tomar, en la mano y el lápiz en la otra.

    —Señor Sesshomaru, ¿Qué hace? — La voz de Kagome, sin afán de molestar, solo tenía los dejes característicos de una niña curiosa, preguntando a su padre.

    —Si papá, ¿Qué haces?— Y allí estaba de nuevo, la pequeña Rin, usando su encanto natural, embrujando a Sesshomaru con una simple palabra salida de su boca. Era inevitable, Sesshomaru no podía objetarse si ella le llamaba así. No podía resistir, solo acotar a lo que quisiese si ella le llamaba “papá”.

    Si no fuese por esa debilidad, Kagome no estaría en casa de los Taisho.

    Rin, ciertamente, agradecía que su glacial padre tuviera una debilidad a la cual acudir siempre. La niña miro a Kagome, esta era, a su manera, como una madre bonita, infantil y a la vez madura.
    ¿Y que esperaban?, a todo niño como ella, sin madre, le encantaba escuchar historias, palabras dulces y canciones para guiarla a un mágico sueño. No, Kagome era mejor que cualquier madre o persona; Kagome era sobrenatural y acogedora; hermosa y fina, sin llegar a ser exagerada.

    Malditamente natural, pensó la niña.

    Y era cierto, Kagome no se esforzaba en nada, todo era autentico; Desde la punta de sus pies hasta su sedoso cabello, incluyendo su fresca y espontanea personalidad.

    Entonces, como quien no quiere la cosa, Sesshomaru bebió su café, formulando alguna respuesta.

    —Trabajo.

    Aunque le costo, lo dijo concierta amabilidad.

    — ¿De que?

    Exasperado, Sesshomaru dejó la taza y el lápiz en la mesa.
    Disimuló tranquilidad.
    La verdad era, sin duda, que para Sesshomaru, Kagome era igual o más preguntona que su hija.

    — Tengo que dibujar planos.
    —Ya veo. —Dicho esto, Kagome guardo silencio y se acerco a la mesa, observando el plano. Tanto Shippo como Rin se habían puesto a jugar al caballito con Inuyasha, así que no habría problemas.

    Kagome, no queriendo molestar, busco una silla y la posiciono cerca de donde estaba Sesshomaru.

    Sesshomaru la veía de reojo, ¿Qué estaba haciendo?

    — ¿Puedo decirte algo?

    Sesshomaru, solemnemente, asintió.

    —Pues, en esta parte—Kagome señalo entonces, con un dedo en el plano, un pequeño sector—, hay un problema.
    El albino alzo una ceja, ¿Problema?
    Reviso con su vista el plano, nada más que líneas trazadas indicando donde se encontraría la recepción del edificio que su empresa trataba de hacer. Pero, a pesar de todo, no encontró nada, ningún fallo.

    — ¿Cuál es el problema?

    —Faltan ascensores, ¿Qué pasara con la gente discapacitada?, además, allí—Esta vez señalo la cocina—Debería haber un gran refrigerador y no varios pequeños ¿No?
    Sesshomaru gruño, lo peor de todo es que tenía razón. Él, probablemente, ni cuenta se habría dado.

    —Si, tienes razón. —Sesshomaru, a pesar de ser orgulloso y estoico, tenía que admitir humildemente la derrota. Después de todo el error era suyo, no tenía que pagarlo la joven. La observo, ella sonreía, ¿Se burlaba de él, tal vez?

    —Ciertamente la tengo, pero tú no pudiste darte cuenta por la falta de sueño.

    Sesshomaru esta vez la escudriño bien, tratando de encontrar algún defecto en su cara. Peor no encontró nada, ni una espinilla, ni un deje de maldad, mucho menos vellos o exceso de maquillaje.

    Lo que más le fastidiaba era eso, precisamente, que ella fuese así de natural y, aparentemente, pura, siendo hermana de alguien tan despreciable como Naraku Higurashi.

    Naraku, si, Naraku Higurashi, la mayor competencia de los empresas Taisho y, a la vez, quien casi había extinguido la vida de su padre.

    Sesshomaru lo recordaba bien, tan nítido que parecía ayer. En ese tiempo Naraku era la mano derecha de su padre, el favorito, pasando incluso por sobre ellos, sus hijos legítimos. Pero allí estaba la cuestión, Naraku, en ese tiempo, también había sido como un hermano para ellos.
    Hasta que Naraku cambió, mostrando su verdadera cara. Robo información confidencial y la vendió a empresas enemigas, dejando tras de si a las empresas Taisho casi en la ruina y, también, dejando al que siempre lo había considerado un hijo en una depresión tan grande que, prácticamente, su padre había estado a punto de pasar del limbo al cielo.

    —Señor Sesshomaru—El susodicho la examinó, algo aturdido de regresar a la realidad. Alzo una ceja, enojado. No lo podía evitar, era hermana de Naraku.
    Si la escuchaba y la dejaba en su casa, era solo por que Rin se lo había pedido. Pero a penas la niña se durmiera, la echaría de su propiedad.

    — ¿Si?

    —Haz derramado tu café.

    Como nunca antes lo había hecho, Sesshomaru dio un salto. Observo la mesa con precaución, pero el plano no estaba, solo el café esparramado.

    Pronto escucho como Kagome se paraba, con una cara de preocupación, tan real que le dio asco.

    — ¿Estas bien?, lo siento, no quería asustarte. No sabía si decírtelo, pero parecías pensar algo importante…

    Habló tan rápido que, al observarla Sesshomaru, se dio cuenta de que se mordió la lengua.
    Antes de poder oír una palabra de ella, esta extendió las manos y le mostro el plano que había salido ileso.

    Ella tenía lágrimas en los ojos. Sesshomaru la miró extrañando, como quien ve por primera vez una mujer de tres cabezas o un velociraptor. Aunque lo ultimó no tenía mucha lógica, pensó, era como si alguien lo hubiese puesto en su mente de repente, pero bah, eran cosas raras que a la gente se le ocurría, como si alguien lo hubiese puesto a propósito.

    Miró a la azabache, él no tenía idea de que hacer en esta situación. ¿Abrazarla? ¿Pegarle? Sabía que lo ultimó no era una alternativa, era demasiado orgulloso como para hacerlo, pero tenerla entre ellas no hacía mal a nadie. Sesshomaru desecho todo pensamiento, esto era, casi, una prioridad.

    — ¿Por qué lloras? —Prefiriendo ser más directo opto por preguntarle. No perdía nada con intentarlo.

    — ¿Hice mal? Lo siento mucho, señor. No sabía que hacer, soy tan tonta que no pude prevenirle de que el café… —Balbuceaba tanto que a penas podía entender lo que decía. De algún modo lo logró.

    —No tienes nada de que disculparte, la culpa ha sido mía por estar pensando en otras cosas. No te preocupes.

    Fue a buscar un paño y empezó a limpiar la mesa, ella seguía allí, de pie, sollozando en silencio, con los labios apretados, probablemente pensando en algo.
    A Sesshomaru su imaginación, como siempre, le jugo en contra. Aun meditaba si, realmente, ella era mala. Tras las últimos acontecimientos ya no sabía que decir. La chica parecía trastornada por algo, tal vez un trauma, tal vez…

    —Lo siento—Miró de soslayo a la chica, mientras estrujaba el paño. Observó como el café, frío ya en sus manos, caía al pocillo que había traído. Siguió limpiando—, me porte como una tonta.
    —He dicho—Suspiró—, que no tienes porqué. La culpa ha sido mía, tú has salvado mi trabajo.
    Sesshomaru se mordió los labios, meditando si debía decir lo siguiente. Tras un largo suspiro, lo soltó;

    —Gracias, Kagome.
    La susodicha levanto la cabeza, impresionada.
    Pero sonrió.
    Esta pensó que, sin duda alguna, Sesshomaru era realmente como el príncipe ficticio que había inventado con ayuda de Shippo y Rin.



    ----------------------
    Nota de autora;

    Oda a mí. Últimamente me alabo sola, no preguntéis la razón, solo lo digo por que me sentí con ganas de empezar a escribir.
    Lo que leéis es la inspiración loca que tuve.

    No dudéis en decirme si tengo algún error. Cualquier comentario es bien recibido c:


    atte:razon
     
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    lady of the moon

    lady of the moon Entusiasta

    Escorpión
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    hola
    aqui pues siento no haberme pasado antes a leer tu fic, realmente lo siento bueno dejando las disculpas dejame felicitarte el fic te esta quedando de lo mejor.

    Me he puesto muy triste ya que la manera en que narras me hace pensar en una kagome solitaria (unas de mis dudas) que paso con la familia de kagome, puedo entender que el abuelo y la madre ayan muerto de vejes ¿quizas? pero que paso con souta su hermano.

    Él era muy joven no me digas que se murio asi no mas de alguna enfermedad o estara viviendo en otro país no sé la verdad. Me has dejando pensando

    No he notado falta de ortografía segun a mi parecer. Y kagome hermana de naraku jamas se me paso por la cabeza esa conclusión solo a ti mi querida brujilla

    Continuando ya me has enseñado a kagome, sesshomaru, inuyasha, miroku, kaede, los diablillos de Chippo y Rin, a Kanna y mencionastes a Kagura, pero donde me dejastes a Kikyo o será que la vas a liar con naraku en algun complot

    Y tambien que paso con la amiga inseparable de kagome, la adorable Sango ¡eh! ya no me puedo esperar la continuacion de esta locurita espero conti pronto

    att: lady-chan
     
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