El lobo de caperucita.

Título: El lobo de caperucita.

Resumen: El cuento de "Caperucita roja" visto desde el punto del lobo.​

Tipo: Cuento corto​

Clasificación: K​

Advertencias: Ninguna​

No. de palabras: 693​

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El lobo de caperucita.​

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Era otra mañana como cualquier otra, el sol estaba igual de brillante, el viento estaba igual de calmado y el cielo estaba igual de despejado. Sin embargo, a lo lejos pude notar un olor diferente al que normalmente solía haber en el bosque en el que yo me encontraba, era una fragancia dulce y deliciosa, algo que nunca había olido, con mi excelente olfato de lobo me guie a través de un camino para ver de que o de quien se trataba. Era una niña, pero no una como cualquier otra, sino que poseía una caperuza roja encima de su cabeza, me escabullí entre los arbustos para poder mirarla aun mas de cerca, su rostro era muy bello a la vista, tenia unos bellos bucles que caían por encima de sus hombros, unos ojos adorables y llenos de curiosidad y una voz cautivadora con la cual cantaba una alegre canción mientras daba pequeños saltos a medida que avanzaba. Hacia ya un buen tiempo que no probaba un buen bocado de carne y de tan solo verla se me hacia agua a la boca, no pude resistirme mas, no estaba en mis planes engañar a una pequeña niña pero un poco de diversión nunca viene mal.
Salí de mi escondite y me coloque delante de ella con la intención de hacerme notar, lo cual funciono ya que se detuvo al verme, podía ver aquel brillo en sus ojos…que irresistible era. Trate de comportarme lo mas dulce y amable posible y de forma cordial le pregunte hacia a donde se dirigía a lo cual ella encantada respondió que estaba yendo a la casa de su querida abuela para darle una deliciosa tarta preparada por su madre. A continuación le pregunte en donde quedaba la casa de su abuela con la excusa de que yo también quería pasar a visitarla, la pequeña crédula respondió con alegría diciéndome el sitio exacto sin pensar ni por un segundo lo peor de este “adorable” lobo que era yo. Lo medite por un instante, bien podía devorármela ahora en el bosque, pero si lo hacia debería de hacerlo rápido ya que corría riesgo de que alguien me viera…No, yo quería disfrutar lo máximo posible aquel suculento banquete, comérmela rápido seria un completo desperdicio, a si que pensé un plan para desviarla del camino, cosa que se tardara mas en llegar a aquella casa, yo llegaría antes devoraría aquel viejo aperitivo y luego podría cenar con tranquilidad y placer. Le sugerí a caperucita jugar una carrera, ella acepto divertida ante la idea a si que yo me dispuse a mostrarle el camino que debería de tomar, le mostré el mas largo por supuesto. Tarde unos pocos minutos en llegar a la cabaña de su abuela, ya que yo me sabia todos los atajos del bosque y no había tomado el camino que seguramente ahora estaría recorriendo la ingenua y confiada niña de la caperuza roja.
Toque a la puerta haciéndome pasar por su querida nieta, la cansada y enferma anciana me indico que entrara, lo hice rápidamente y sin siquiera dejarla gritar me la comí de unos pocos bocados, luego me coloque uno de sus camisones encima disfrazándome de ella y tomando su lugar, metiéndome dentro de su cama. Después de unos instantes escuche el sonido de alguien tocando la puerta, ese alguien al cual me comería. Imitando lo mejor que pude la voz de la vieja mujer, le dije que entrara que la puerta se encontraba abierta, pude ver su cara llena de curiosidad al verme, le pedí que se metiera en la cama conmigo ya que supuestamente tenia frio, ella obediente se escabullo entre las sabanas y se acerco a mi rostro mirándome atentamente, temí por un instante el hecho de que se percatara de que yo no era esa persona a la que esperaba ver , sin embargo fue cuestión de minutos para que me empezara a hacer preguntas con respecto a mi aspecto, primero pregunto por mis grandes ojos, luego por mis grandes orejas por ultimo pregunto por mis grandes dientes aunque ya no me pude resistir y mostrando mi verdadera identidad me dedique a tragármela entera.​