One-shot de Naruto - El lamento de un corazón

Tema en 'Fanfics Terminados de Naruto' iniciado por ShinyWish, 10 Enero 2012.

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    ShinyWish

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    Título:
    El lamento de un corazón
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1666
    La pequeña cruz de madera estaba hoscamente tallada; y enterrada entre las piedras de aquella árida tierra, adornaba al desolado paisaje.

    En el cielo, las oscuras nubes ocultaban totalmente la silueta del sol, mientras que la lluvia caía torrencialmente sobre el fangoso suelo. Algunos aislados relámpagos daban forma a la tempestad, que golpeaba con fuerza expresando toda su furia.

    Frente a la cruz se encontraba sentado un joven, disminuido ante el furioso bramar de la naturaleza. Su corto y rizado cabello rubio era movido por el irascible viento que aullaba incesantemente. Pero aquel muchacho parecía ignorarlo, así como también no le importaba las violentas gotas de agua que caían pesadamente sobre él.

    Su apagada mirada se mantenía rígida sobre la cruz, en ella había una bandana colgada. La tela de la misma estaba desgastada, sucia y manchada. El protector tenía una resquebrajadura de lado a lado, cortando al emblema grabado en la superficie, un espiral abierto apoyado en un pequeño triángulo.

    Diferentes recuerdos aparecían como flashes en la mente del chico, pero se apagaban rápidamente dejando un frágil rastro y turbios sentimientos. Las voces de sus compañeros, de su maestro y también de sus enemigos. Susurraban, con el dolor de estar muertos y de que sus vidas les fueran arrebatadas, pero el sonido se perdía en el aire, ahogados por el ruido de la feroz tormenta.

    Finalmente el conflicto había concluido, una semana atrás. Pero no de la forma que siempre anheló, y desde entonces, evitó aquel lugar abandonado en la nada. Sin embargo en ese día, antes de darse cuenta, llegó a él. Allí reposaba alguien con quien compartió lazos importantes.

    Acompañando al retumbante sonido de los truenos, comenzaron a llegar las imágenes del fatídico día, una a una. La expresión demente de su viejo amigo, los vanos intentos de dialogar, el combate, las explosiones, aquella desquiciada risa y la trágica decisión final.

    Una falsa sonrisa se dibujó en su rostro.

    —Sabes Sasuke… yo… —pero no fue capaz de pronunciar nada más.

    El último relámpago cayó con fuerza cerca del lugar, incluso el paisaje había sufrido cambios; la verde pradera se había convertido en un yermo rocoso y la inestabilidad climática todavía persistía, desafiando al orden natural y a la lógica.

    Por el bien de los demás, su corazón se desgarró en el dolor. Cargaría con el peso, debía proteger a los que lo rodeaban y respetar la memoria de los que dieron su vida por él, por todos ellos aguataría el sufrimiento. Sin embargo, aquella persona estaba muerta, y sus manos manchadas del crimen…

    —Por el bien de los demás… —murmuró.

    Jamás lo olvidaría, jamás se perdonaría.

    La cruz lo observaba silenciosamente con frialdad. Mientras que la tormenta continuaba constantemente dejando caer todo su peso sobre los alrededores. La tierra donde el trueno y el viento convergen. Un tiempo después sería conocida como “El lugar donde los sueños mueren”. Allí, todavía hoy, una solitaria tumba descansa.


    ----- ----- -----


    La suave nevisca caía en la aldea, dándole un aspecto opaco en la oscura noche. Ya habían pasado cinco largos años.

    En el relieve montañoso que se erguía orgullosamente sobre el poblado, había seis cabezas talladas en roca viva. Los rostros con expresión solemne de varios hombres y de una sola mujer miraban hacia el horizonte infinito.

    Parado sobre una de ellas, en la sexta, estaba un muchacho. Sus ojos azules se perdían en aquella lejanía tan distante y profunda. Un joven de cabello negro y rizado, con una larga bufanda cubriendo su cuello, cayó parado cerca de él. Se lo veía agitado y preocupado, su respiración estaba entrecortada por el disgusto.

    —Me enteré de lo que sucedió —dijo acercándose lentamente hasta quedar ubicado unos metros por detrás—. Lo siento mucho.

    —Las vidas humanas son tan simples, que patéticas… —comentó el otro sin dejar de mirar al horizonte, su voz sonaba ronca y estaba visiblemente alterada—. Una existencia efímera que se desvanece en la nada.

    Hubo algunos segundos de silencio, el recién llegado no respondió. Una tragedia acababa de suceder, era entendible que su amigo se encontrara fuera de sí, divagando sobre la condición humana.

    —Dime Konohamaru… ¿qué debo hacer?

    El aludido no encontró las palabras adecuadas para expresarse, quería poder decirle algo, intentar mostrar el apoyo, pero no se atrevía. Aquellas palabras, estaban cargadas con desesperanza, era tan doloroso para él escucharlas. Sólo apretó fuertemente sus puños, dominado por la impotencia.

    La luna contemplaba a la escena sonriendo maliciosamente, desde lo alto de la bóveda celeste y escoltada por las numerosas estrellas que cubrían al firmamento.


    ----- ----- -----


    El sol caía lentamente sobre la tierra, indicando el ocaso del día. El tiempo no se había detenido y cerca de ocho años los separaban con la fría nevada de aquella noche.
    En la oficina del Hokage se estaban realizando los últimos preparativos para una peligrosísima misión, a tal punto que solamente los dos ninjas más fuertes de la aldea la llevarían a cabo y entre ellos estaba el propio Kage.

    Un niño se mantenía recostado a la pared mirando silenciosamente al suelo. Eran pocas las personas que estaban reunidas allí, en la pequeña habitación. Se podía escuchar cortas despedidas entre los murmullos, que finalmente cesaron.

    Alguien caminó hasta él, era un hombre rubio y sus fríos ojos lo observaron superficialmente.

    —Cuídate —dijo antes de darse media vuelta, mientras se alejaba anunció—, ya es hora. Vámonos.

    —No seas así, Naruto —le recriminó otro individuo con un tono reconciliador, llevaba una larga bufanda. Era el otro ninja que iría en la misión.

    El hombre no respondió, abrió la puerta y salió. Los demás, contemplaron la incómoda escena en silencio. Ni siquiera en un momento tan decisivo, quizás el último, había cambiado su trato con el pequeño.

    —No te preocupes —dijo Konohamaru mirándolo con una amplia sonrisa y acercándose; al llegar a su lado se inclinó, quedando frente a frente—. Yo me encargaré de que tu padre regrese a salvo.

    Después de acariciarle la cabeza se marchó rápidamente por la puerta. Seguido por dos personas, que pensaban acompañarlos hasta la entrada de la aldea. Habían pedido para ir con ellos en la infiltración, pero la recomendación de los ancianos era que fueran la mínima cantidad posible, y consideraron al Hokage junto al nieto del Saindame los más calificados para realizar aquel movimiento tan arriesgado.

    Una mujer se acercó y apoyó sus manos en los hombros del chico. Era rubia, su cabello algo crespo y de personalidad decidida, pero en esos momentos dudaba.

    —Todo saldrá bien —musitó sin mucho convencimiento—, ¿verdad querido?

    La otra persona que quedaba en la habitación los miró. Era el consejero del Kage, durante la ausencia del mismo, sería quien se encargaría de la aldea. Pero más que un jefe, el Hokage era su amigo, y tenía toda su confianza depositada en él.

    —Por supuesto, Naruto es fuerte —dijo realizando un gesto afirmativo con la cabeza, aunque sabía que no animaría al chico.

    El niño volvió a su casa, caminó lentamente por las calles hasta su vivienda, en esos momentos se encontraba silenciosa y sumergida en penumbras. Fue hasta el dormitorio y al abrir la puerta se llevó una fuerte sorpresa.

    Parado al lado de la ventana, con los brazos cruzados y mirándolo fijamente, se encontraba su padre.

    —Entra — le dijo al ver que él permanecía indeciso.

    Tras entrar a la habitación cerró la puerta, y permaneció con la espalda recostada en ella mientras aguardaba a que el hombre hablara.

    —Soy un Kage Bunshin no Jutsu —dijo al fin—, el verdadero Naruto ya se encuentra moviéndose en dirección del objetivo.

    Se produjo una breve pausa de silencio, antes que volviera a hablar. No sabía cómo empezar, buscaba las palabras adecuadas. Durante todos esos años apenas habían intercambiado palabras.

    —¡Qué cobarde!, ni siquiera tengo el valor de venir personalmente —comentó al fin, forzando una sonrisa insípida.

    —No te preocupes —respondió el chico, que observaba al suelo— incluso yo entiendo la gravedad de la misión.

    —¿Sabes por qué te puse ese nombre? —le preguntó cambiando bruscamente de tema, quería decirlo rápidamente y así sacarse el enorme peso de sus hombros.

    —Estaba nevando cuando nací —respondió mecánicamente su hijo, era lo que le habían contado—. Algo raro en esta la región.

    —Es la verdad a media. Esa palabra fue el último aliento de tu madre, no estaba seguro si lo decía porque veía a la nieve caer en la ventana o si era el nombre que quería para ti. Ella nunca llegó a saber tu género…

    Hubo una nueva pausa de silencio, no era algo agradable de conversar y ambos estaban directamente afectados por suceso. Era lo que había sellado el destino de los dos en la soledad y en una vida sin alegrías.

    —Lo siento —dijo el niño.

    —No te disculpes —el hombre lo miraba seriamente—. Yo… pensaba que era tu culpa, pero fui un estúpido.

    El chico asintió silenciosamente, por primera vez sentía sinceridad en las palabras de aquel hombre, siempre se había comportado de una forma tan distante y fría, carente de sentimientos por él.

    —Soy un padre horrible —continuó Naruto al tiempo que observaba por la ventana a la puesta del rojizo sol en el horizonte—. No fui capaz de criarte, incluso evitaba verte… aborrecí a mi propio hijo a causa del egoísmo.

    El hombre se acercó y apoyó su frente sobre la del pequeño, y para su sorpresa, percibió que algo húmedo caía sobre su rostro. Su padre lloraba.

    —En verdad lo siento… Yuki.

    Permaneció así por unos instantes hasta que finalmente se separó y retrocedió mientras limpiaba a las lágrimas de su cara con las mangas del uniforme.

    —Es el adiós –dijo sonriendo—, disfruta tu vida y no te lamentes por mí.

    El clon estalló en humo, desapareciendo de la habitación. Yuki observó por la ventana, el sol ya se había ocultado; silenciosamente bajó su mirada.

    Tres días después, se realizó en Konoha el funeral del Rokudaime. Respetado y temido, para muchos fue el Kage más fuerte de la historia.
     
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    black star temari Entusiasta

    Leo
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    me gusto mucho tu historia pero hubo partes que no le entendi ahun asi espero que puedas invitarme a otras historias de naruto que publiques ok;)
    byee :D
     
  3.  
    ShinyWish

    ShinyWish Iniciado

    Leo
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    Pluma de
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    Gracias por comentar.
    Sí, creo que muchas cosas di por sentado que estaban claras, error mío. De cualquier manera puedes decirme lo que no entendiste muy bien e intentaré explicar que quise decir.

    Bye.
     
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