Historia corta El imperio del terror

Tema en 'Novelas Terminadas' iniciado por Agus estresado, 17 Marzo 2017.

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  1. Threadmarks: Su nombre es Hkras
     
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    El imperio del terror
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    5194
    Saludos. El día de hoy estoy empezando una historia de ciencia ficción. Pero antes de que empieces a leer hay algo que debes saber respecto a esta historia: no se trata de una historia independiente.

    Te estarás preguntando por qué. Bueno, esta historia guarda relación con una historia de ciencia ficción mía, la cual terminé hace poco. El nombre de esa historia es El arma Boek.

    Esta historia narra acontecimientos sucedidos en el contexto de esa historia, pero que por el hecho de no tener relación con la trama principal, no fueron contados en la misma.

    Si bien mi intención era contarlos, no encontré la forma para poder narrar los hechos ocurridos en esta historia en la historia principal sin mantener coherencia. Fue por eso que me he decidido a crear esta y varias otras historias más para que se expliquen algunos acontecimientos importantes que no se mencionaron en la historia principal. Todas estas historias van a ser historias cortas, y la que estoy publicando ahora es la primera.

    Si has leído el arma Boek, aunque sea algún capítulo, esta historia te agradará dado a que explica un tema principal que de seguro tenías curiosidad en conocer.

    Si no has leído el arma Boek, no te preocupes. Puedes leer esta historia y después leer la historia principal sin ningún problema. Yo me encargué de crear un Orden recomendado de lectura. Si quieres verlo, te ayudará a saber en que orden yo considero que es mejor leer los capítulos, aunque no estás obligado a leerlo si no quieres.

    Ya no te interrumpiré por más tiempo y te dejaré con la historia. Espero que la disfrutes.



    El imperio del terror

    Su nombre es Hkras:

    El universo es un lugar enorme, formado por una gran cantidad de galaxias llenas de planetas en donde se pueden encontrar diversas formas de vida. Existe una galaxia en particular, ubicada a millones de años luz del planeta Tierra. Dicha galaxia está formada por 5 planetas, habitados cada uno por una raza diferente.

    El planeta más cercano a la estrella principal de la galaxia, recibe el nombre de Ovelio, y sus habitantes reciben el nombre de ovelianos. Ovelio es un planeta conformado por un 95% de agua y un 5% de Tierra. Sus habitantes son capaces de convivir en ambos ambientes casi sin problemas. Los ovelianos son parecidos a los humanos, con la diferencia de que tienen la piel de color azul, tienen cuatro ojos en lugar de dos, y tienen branquias en los hombros, las cuales les permiten respirar tanto en tierra como en agua.

    El segundo planeta es Ritgrud, habitado por una raza conocida como Kup. Ritgrud es una zona compuesta de volcanes y pantanos en su mayoría. En este planeta no hay oxígeno ni tampoco agua. Debido a esto, la única manera que tienen los Kup para sobrevivir es a través de la alimentación. Su sistema es muy complejo, tanto así que pueden obtener todo lo que requieren para vivir cuando comen. Sin embargo, esto requiere que estén en constante alimentación, lo cual genera que la mayoría de los habitantes tengan obesidad. Los kup no tienen nada en común con los humanos. No tienen nariz, poseen una piel roja escamosa y fría muy resistente para mantenerlos frescos en un ambiente demasiado caliente como en el que viven.

    El tercer planeta de esta galaxia se llama Flog, y los que viven en él se hacen llamar Ridorianos. El planeta Flog es muy parecido a la Tierra, a excepción de que la fuerza de gravedad es mucho mayor. Los ridorianos tienen una gran musculatura, debido a la gran fuerza que requieren para poder moverse por su planeta. Las únicas diferencias con los humanos es que su piel es de color amarillo, no tienen vello corporal, y sus manos poseen tres dedos.

    En el cuarto planeta, cuyo nombre es Lokred, habita una raza conocida como Valots. Lokred es un planeta que solo tiene dos ecosistemas posibles: bosques y océanos. Su capa de ozono es muy fuerte, motivo por el cual los Valots tienen la piel más delicada de todas las razas del universo. Un simple golpe es capaz de causar un daño terrible, lo cual llevó a los valots a tener que fabricarse ropa protectora. Los valots tienen una gran altura, piel de color celeste y un cabello color rojizo que crece descontroladamente si no se corta con frecuencia y con cuidado.

    El quinto planeta, el último de esta galaxia, y el más lejano a la estrella principal, recibe el nombre de Driun Morgh, y a los seres que habitan en él se los conoce como vofkridianos. Los vofkridianos son seres de gran altura, aunque menores en tamaño a los valot. Poseen una piel de color verde arrugada y muy gruesa, una mandíbula de gran tamaño, y brazos que no son demasiado largos comparado con el tamaño de su cuerpo.

    Todas estas cinco razas tienen una gran inteligencia, que acompañada por una longevidad muy extendida, les permitió dominar el viaje espacial. Cada raza se rige por un sistema imperial en donde uno de ellos domina al resto. Cuando las cinco razas se conocieron, hicieron un acuerdo de paz y convivencia entre ellas. Nunca se ha producido ninguna guerra entre ningunos de estos planetas. Ha habido conflictos internos, pero nunca han salido del planeta.

    Hace pocos días, en el planeta Driun Morgh, se organizó una ceremonia. El emperador vofkridiano, Kuriy, falleció a sus 814 años de edad, dejando a su hijo Ridion como el nuevo emperador. Los emperadores de todos los demás planetas asistieron a la ceremonia que colocó a Ridion como el nuevo líder del planeta Driun Morgh. Cada raza llevó a esa ceremonia a cinco de sus mejores guerreros para participar en un torneo de luchas con espadas, armas muy comunes en esta galaxia. Los guerreros deberían luchar entre sí, procurando no matarse, hasta que solo quedara uno en pie. El campeón de aquel torneo fue un vofkridiano perteneciente al ejército de Driun Morgh, cuyo nombre es Hkras. Hkras era considerado un prodigio en la pelea desde que tenía 100 años, lo cual le dio acceso al ejército a una edad muy temprana. Al ganar el torneo se demostró que verdaderamente era un guerrero prodigioso. Al terminar la ceremonia, todas las razas regresaron a sus respectivos planetas.

    El día de hoy, Hkras se encontraba entrenando junto a tres de sus compañeros. Su mejor amigo, Veygh, le pidió que llevara el trofeo que se le dio cuando consiguió ganar el torneo. Veygh y los otros dos vofkridianos querían verlo. Sentían un gran orgullo de que su compañero haya ganado dicho torneo.

    — El mejor guerrero de los cinco planetas, y lo tenemos justo entre nosotros — dijo un vofkridiano conocido como Guqia — Será una gran historia para contarle a mis hijos.

    — El trofeo es poca cosa, lo que de verdad vale es el hecho de que hayas ganado aquel torneo — agregó ahora un vofkridiano llamado Liroba — Los guerreros de los otros planetas no tuvieron ninguna oportunidad en contra de Hkras.

    — Los ridorianos fueron los únicos que mostraron aunque sea un poco de resistencia ante ti — le dijo Veygh alentando a su compañero — Pero eso no fue suficiente para poder derrotarte.

    A pesar de que Hkras estaba recibiendo cumplidos de parte de sus compañeros, no se mostraba demasiado emocionado al respecto. Su mirada notaba una gran seriedad, como si estuviera preocupado por algo.

    — ¿Te sientes bien? — preguntó Veygh pensando que algo raro pasaba con Hkras.

    — Estaba pensando en el torneo — respondió Hkras sin dejar de lado su seriedad — En lo débil que han sido los otros peleadores a comparación de nosotros. Según recuerdo, hace unos 410 años, ocurrió una invasión de una raza extraña, y todos los guerreros de los cinco planetas tuvieron que luchar juntos para detenerlos.

    — Esa invasión pasó antes de que cualquiera de nosotros naciera — respondió ahora Guqia — ¿Qué tiene que ver eso con el torneo?

    — Si una invasión llegara a ocurrir, los guerreros de todos los planetas tendrían que unirse nuevamente y luchar para detenerla — contestó Hkras considerando esa posibilidad — Pero los guerreros de los demás planetas son demasiado débiles. Los únicos que pondríamos una lucha pareja ante una amenaza externa, seríamos nosotros. Ellos se esconderían y nosotros tendríamos que protegerlos. Y yo me pregunto, ¿por qué tendríamos que arriesgar nuestras vidas para proteger a seres tan débiles? Se supone que tenemos que trabajar juntos, pero por los resultados que mostró el torneo, nosotros tendríamos que trabajar solos. Ellos son débiles, no tengo la intención en arriesgar mi vida en proteger a esas razas tan insignificantes.

    — Lo lamento mucho, amigo — le contestó Veygh a las palabras dichas por Hkras — Pero desde que todas las razas se conocieron, los emperadores acordaron que habría que protegernos los unos a los otros. Y eso es algo que no lo puedes cambiar. Solo el emperador puede.

    Después de escuchar las palabras pronunciadas por su compañero de entrenamiento, Hkras se quedó pensando en lo que dijo. Solo el emperador puede cambiar el acuerdo que habían hecho hace ya varios años. Después de lo que había pasado en el torneo, Hkras había empezado a despreciar a las demás razas. Había derrotado a sus guerreros con mucha facilidad, y se suponía que al torneo habían recurrido los guerreros más fuertes de esos planetas. Quiere decir que los demás eran todavía más débiles.

    No tenía el menor interés en trabajar con ellos, ya que no los consideraba dignos de su protección.

    Los tres compañeros del campeón estaban muy desconcertados cuando veían que su amigo estaba perdido en sus pensamientos. Parecía muy sospechoso que se encontrara de esa manera.

    — Hkras, ¿qué ocurre? — preguntó Liroba pensando que su compañero pudiera encontrarse mal.

    — Tengo una idea para cambiar las cosas, pero no podré hacerlo solo — respondió Hkras dejando la seriedad para empezar a sonreír — Quiero que llamen a la mayoría de los soldados para que nos encontremos en el campo grande de entrenamiento, hoy a mitad de la noche. Solamente a los soldados. No quiero que los comandantes se enteren.

    — ¿Pero por qué? — preguntó Guqia muy confundido con lo que su amigo estaba pidiendo — ¿Qué es lo que estás planeando?

    — Se los diré esta noche — contestó Hkras que ahora decidía volver a los entrenamientos — Si los soldados no quieren venir, díganles que voy a sortear mi trofeo entre los presentes. Eso los motivará a venir. Pero por ahora, entrenemos.

    Veygh, Guqia, y Liroba continuaron el entrenamiento entre ellos cuatro sin decirse ni una palabra que no se refiriera al mismo entrenamiento. Al final del día, Hkras se dirigió al campo grande de entrenamiento, el cual solo se utiliza una vez en la semana. El campeón del torneo se quedó en ese campo vigilando que ningún comandante se dirigiera hacia ese lugar durante la noche. Sus tres amigos pasaron la tarde desde que el entrenamiento terminó, buscando a la mayor cantidad de soldados que quisieran reunirse en aquel lugar. No fueron capaces de convencer a ninguno a través de sus palabras, por lo que tuvieron que decirles que Hkras planeaba sortear el trofeo de campeón entre todos los presentes. Fue eso lo que motivó a casi todos para ir. No muchos vofkridianos habían ido al torneo, por lo que los que sabían quien había sido el ganador eran muy pocos. El que tuviera el trofeo podría mentir diciendo que había ganado aquel torneo, y casi nadie podría negarlo. Los soldados vofkridianos accedieron. El tener el trofeo les serviría para presumir ante sus familiares y ante las hembras de la raza en el momento de buscar pareja.

    Cuando llegó la noche, Hkras y la mayoría de los soldados se encontraban en el campo grande de entrenamiento. Algunos tenían dudas de que Hkras fuera a sortear el trofeo del torneo, pero cuando lo vieron, se dieron cuenta de que no era mentira. Había un gran murmullo entre todos los presentes. Veygh le dijo a Hkras que todos fueron únicamente por el sorteo, por lo que Hkras tendría algunos problemas para convencerlos de seguir su plan.

    — Escuchen atentamente a lo que voy a decir — dijo el soldado vofkridiano a todos sus compañeros — El sorteo lo voy a realizar después de que escuchen mis palabras, y solo lo sortearé entre aquellos que estén de acuerdo conmigo.

    El murmullo de vofkridianos se terminó al escuchar esas palabras. Si bien, algunos querían esperar a que Hkras dijera lo que tenía que decir, la mayoría pensó en aceptar directamente lo que propusiera.

    — El torneo me ha dejado las cosas muy claras — dijo Hkras ante el silencio de los demás — Las otras razas son débiles comparadas con nosotros. Conseguí derrotar casi sin ningún problema a los mejores guerreros de cada una de esas razas, lo cual quiere decir que el resto de los guerreros que habitan en esos planetas son débiles. Ninguno de nosotros estuvo vivo en el momento en el que una raza invadió esta galaxia hace más de 400 años. Pero supongamos que eso vuelve a ocurrir. Nosotros seremos enviados junto a los demás guerreros de los demás planetas para detenerlos. Pero si sus guerreros son demasiado débiles, eso quiere decir que nosotros vamos a tener que protegerlos a todos ellos. Tendríamos que dar nuestras vidas por guerreros inútiles, para proteger a seres todavía más inútiles que ellos. Si uno de ellos está en peligro, nosotros tendremos que salvarles la vida. Pero si uno de nosotros está en peligro, ellos no harán nada para salvarnos. Yo no sé ustedes, pero no tengo la menor intención de morir por ellos.

    — ¿Y qué es lo que vas a hacer al respecto? — preguntó un vofkridiano comprendiendo las palabras de Hkras, pero pensando que solamente era una charla — El acuerdo entre los emperadores nos obliga a todos a protegernos en el campo de batalla. Si vas en contra del acuerdo imperial, el emperador se encargará de retirarte del ejército y serás desterrado de Driun Morgh. Las reglas son iguales para todos los demás planetas. Aquellos que no sigan el acuerdo, deberán ser desterrados por el emperador de dicho planeta.

    — No puedo ser desterrado por el emperador si yo soy el emperador — fueron las palabras de Hkras.

    Esas palabras dejaron helados a casi todos los soldados presentes. Ninguno de ellos lo creía, pero Hkras estaba pensando en una toma de poder. Varios de ellos quedaron asustados por la idea de ir en contra de Ridion después de que asumiera el mando del imperio vofkridiano hace muy poco tiempo, ya que debería tener a una gran cantidad de soldados protegiéndolo.

    — ¿Lo qué tu quieres es que te ayudemos a llegar a ti al poder, solo por qué no estás de acuerdo con el acuerdo entre los planetas? — preguntó un vofkridiano creyendo que Hkras se había vuelto loco.

    — Lo que yo quiero es que ninguno de nosotros tenga que dar su vida para proteger a un gusano insignificante de otro planeta — respondió Hkras — ¿De verdad no se dan cuenta de lo que ocurre? Sus guerreros son unos inútiles, y podríamos perder la vida si tenemos que protegerlos a todos. El acuerdo dice que los guerreros de todos los planetas tienen que protegerse entre todos en el campo de batalla. Pero yo digo que no se merecen de nuestra protección. Es más, ni siquiera merecen estar vivos.

    Esas últimas palabras lograron convencer a varios de los presentes, sobretodo a aquellos que estuvieron presentes en el torneo y sabían que lo que Hkras decía respecto a los guerreros de otros planetas era verdad. Algunos de ellos estaban de acuerdo en que la idea de tener que dar sus vidas para proteger a los demás no les agradaba demasiado, pero no estaban seguros de que pudieran realizar una toma de poder en contra del emperador Ridion, quien apenas había asumido el poder hace poco.

    — No somos suficientes como para poder matar a los guerreros que protegen a Ridion — dijo uno de los vofkridianos, que quería aceptar el plan de Hkras, pero no querían morir de esa forma y ser recordados como traidores.

    — Ese no es mi plan — contestó Hkras muy seriamente — Mañana voy a pedir una reunión con Ridion y con la mayor cantidad de gente del imperio en la arena de combates. Voy a convencer a la gente de que tenemos que deshacernos de las otras razas. Cuando Ridion vea que toda la gente está de acuerdo conmigo, tendrá que aceptar mi plan, o tendrá que morir.

    Un nuevo murmullo surgió ahora que Hkras había terminado de hablar. La gran mayoría de los soldados estaba de acuerdo en que las otras razas eran débiles comparadas con ellos, y que no merecía la pena el morir por ellos bajo ninguna circunstancia. Había algunos que estaban de acuerdo con lo que Hkras decía, pero tenían sus dudas respecto a la toma de poder.

    — Voy a decir una última cosa — Hkras llamó la atención de todos los que estaban presentes — Voy a sortear el trofeo entre las personas que accedan a ayudarme. No estoy obligando a todos a formar parte de esto si no quieren, pero si una palabra de lo que se habló aquí llega a los oídos de Ridion, voy a matar a todos aquellos que no hayan accedido a ayudarme. Me reuniré con ustedes mañana en la arena.

    Hkras se retiró del gran campo de entrenamiento, llevándose con ellos el trofeo del campeón. Los soldados que tenían sus dudas sobre la toma del poder decidieron acceder por miedo. Si uno de ellos no ayudaba a Hkras, iba a estar en peligro si alguien rebelaba esta información al emperador Ridion. Por miedo, todos los soldados presentes, los cuales eran un gran número, accedieron a ayudar al emperador.

    Al día siguiente, el campeón del torneo se encontró con sus tres amigos y con el resto de los soldados que habían ido a la charla que el había dado el día anterior. Hkras estaba muy contento de verlos a todos reunidos en aquel lugar. Sabía que contaría con una gran ayuda para su objetivo.

    El campeón pidió a Veygh que le llevara un mensaje al emperador Ridion. Lo que el quería era reunir a la mayor parte de la gente en la arena para decirles las mismas palabras que les había dicho a los soldados vofkridianos la noche anterior. Estaba claro que Ridion llevaría a algunos soldados para que lo protegieran, pero estaba claro que al ser un evento público con los mejores soldados vofkridianos, no iba a necesitar llevarse a varios de los soldados que se encargaban de su protección, puesto que la mayoría de soldados ya iba a estar allí.

    Veygh cumplió las órdenes que le dio su amigo. El vofkridiano se encargó de llevarle un comunicado escrito al emperador Ridion. En este comunicado solo se mencionaba que Hkras tenía un anuncio muy importante que quería hacer respecto al ejército vofkridiano, y quería que varias personas que no eran guerreros pero aun así servían al imperio estuvieran presentes.

    Ridion estaba algo confundido. Si alguien tenía que darle un aviso al emperador acerca del ejército vofkridiano deberían ser los comandantes, y no los soldados. Pero también pensó que sería interesante escuchar lo que Hkras tuviera para decir. Además, él había ganado el torneo que se celebró cuando asumió el mando del imperio, por lo que creyó que sería buena idea para darle un reconocimiento en frente de toda la gente. Por lo que terminó accediendo.

    La gente recibió el comunicado y todos se dirigieron a la arena. Cuando todos se reunieron en el lugar, ya había pasado el mediodía y había empezado la tarde. La arena era un lugar muy grande. Disponía de un campo de batalla extenso donde podrían luchar unos 30 guerreros al mismo tiempo, y dos entradas. Una entrada era por el norte y la otra por el sur. Las gradas estaban muy bien construidas como para que cualquiera pudiera ver que era lo que ocurría sin dificultad. El diseño de las paredes permitía que cualquier palabra que se dijera desde el centro de la arena pudiera ser escuchada por todos los espectadores, siempre y cuando se encontraran en silencio. Ridion entró por la entrada del norte acompañado por dos comandantes de su ejército, y con diez soldados que servían a cada comandante. Hkras entró por la entrada sur, acompañado por todos los soldados que se habían reunido con él la noche anterior, estando Veygh, Guqia, y Liroba al frente de ellos.

    Solamente Ridion y Hkras avanzaron hasta el centro de la arena. Los demás se quedaron cerca de las entradas. Ridion creyó que Hkras tenía un anuncio importante que hacer, por lo que decidió presentarlo antes de que lo hiciera.

    — ¡A todos los presentes, tengo el honor de presentarles al campeón del torneo de los 5 planetas! — dijo Ridion levantando su voz para que todos pudieran oirlo — ¡Su nombre es Hkras! ¡Es un prodigio para la guerra!

    Todos los presentes empezaron a vitorear el nombre del campeón vofkridiano, mostrando su orgullo porque el campeón de un torneo tan importante fuera alguien de su raza. Hkras sonreía levantando los brazos para saludar a los demás. Sabía que las aclamaciones de su gente querían decir que lo respetaban, lo cual le iba a servir para el anuncio que iba a dar.

    — Hkras está aquí para decirnos algo importante acerca de nuestro ejército — dijo Ridion cuando los vitoreos terminaron, y esta vez, sin alzar la voz — Me ha pedido que los invite a escucharlo. También invité a dos de mis mejores comandantes para que lo escuchen también.

    Ridion puso su mirada en Hkras, quien estaba a punto de dirigirse al imperio por primera vez.

    — ¡Saludos, compañeros vofkridianos! — gritó Hkras intentando mostrarse humilde — ¡Como todos saben, hace poco se celebró un torneo entre cinco razas distintas y fuimos nosotros los que obtuvimos la victoria! — sabía que debía mantenerse lo más humilde posible en todo momento — ¡Lo que me ha hecho llegar a una conclusión: los vofkridianos somos una raza invencible! ¡Tenemos una fuerza muy superior a la de nuestros aliados de otros planetas, y estoy seguro de que también superamos por mucho a las demás razas de otras galaxias! ¡Si nosotros tenemos un don para la guerra, sería buena idea sacar provecho de él! ¡Somos una raza superior, los demás son inferiores a nosotros, ¿por qué tenemos que trabajar para mantener nuestro imperio y nuestras vidas, si somos los más fuertes en el universo?! ¡¿Por qué tenemos que vivir de la misma forma en la que viven varias razas insignificantes?! ¡Yo creo que tenemos que conquistar a todos los planetas del universo, y obligarnos a que ellos se encarguen de mantener a nuestro imperio, y así nosotros nos centraremos en lo que somos mejores: en las peleas!

    Toda la arena quedó totalmente enmudecida y muy sorprendida por las palabras que el campeón vofkridiano acababa de decir, incluidos también los que acompañaban a Hkras, quienes creyeron que el plan era simplemente deshacerse de las razas débiles de su galaxia para que su inutilidad en las peleas no pusiera en riesgo a los vofkridianos. Algunos estaban tentados por la idea de Hkras de la conquista de los planetas, dado a que eso significaba que otras razas se encargarían de hacer el trabajo y ellos se encargarían de gobernarlos.

    Ridion, el emperador, quedó indignado por las palabras del campeón del torneo. No creyó que un anuncio importante fuera la utilización del ejército para conquistar otros planetas. Su padre, Kuriy nunca habría aceptado algo como eso, y para honrar su memoria, él tampoco lo haría. Ridion escuchó que Hkras había recibido algunos aplausos por parte de algunos vofkridianos de la grada, lo que quería decir que su discurso tenía la capacidad de convencer a otros. El emperador intentó buscar una manera de persuadir a su gente.

    — ¡Es una locura! — le dijo el emperador mostrándose indignado por el “anuncio” que Hkras había hecho — ¡Somos perfectamente capaces de vivir por nuestra cuenta sin tener que causarle daño a otras razas! — Ridion esperaba poder convencer a su gente de no escuchar a Hkras — ¡Además, tenemos un acuerdo con los demás planetas de nuestra galaxia! ¡Debemos protegernos entre todos, y si salimos de la galaxia para conquistar planetas, ese acuerdo no se estaría cumpliendo! ¡Ellos no van a aceptar algo como lo que tú propones!

    — ¿Y quién dice que ellos van a formar parte de nuestro plan? — contestó Hkras con una pregunta retórica — ¡Ellos son débiles! ¡No vamos a salir a la conquista del universo para compartirlo con inútiles como ellos! ¡Tienen que ser eliminados!

    Ahora eran varias personas las que mostraban estar de acuerdo con las palabras de Hkras, y en tan solo unos dos segundos, la mayoría de los vofkridianos en el estadio estaban aclamándolo. Ridion sabía que las cosas se podrían salir de control si no detenía a Hkras de inmediato. El emperador pidió a uno de sus soldados que le alcanzara una espada. Estaba claro que Hkras era admirado por sus palabras y por su fuerza, por lo que Ridion tendría que vencerlo en frente de todas las personas para demostrarles que Hkras se equivocaba, aunque tuviera que hacerlo por la fuerza.

    — ¡Hkras, has ido demasiado lejos! — dijo el emperador vofkridiano listo para luchar contra él — ¡Si los emperadores de otros planetas se enteran de que tu hablaste acerca de eliminarlos delante de la gente, y que fui yo quien te dio el espacio para hacerlo, estaremos en peligro! ¡No tengo más opción que matarte!

    — Esperaba que estuvieras de acuerdo conmigo — le respondió el vofkridiano tomando su espada en un tono desafiante — Pero veo que no es así. Tú quieres proteger a seres inútiles, cuando deberíamos estar haciéndolos trabajar para nosotros. Voy a matarte para asumir el control del imperio vofkridiano.

    Ridion y Hkras corrieron hacia el centro de la arena, cargando uno en contra del otro. Las espadas de ambos guerreros se encontraron en un choque. La gente estaba muy emocionada por lo que había ocurrido. El campeón estaba desafiando al emperador, y tenía una propuesta que les permitiría llevar una vida más fácil al coste de otros seres en el universo. Mientras tanto, el emperador se defendía y trataba de mantener sus ideales. Ambos guerreros eran dignos de respeto para ellos, y estaba claro que solo uno de ellos iba a salir vivo de esa pelea. La gente estaba decidida a seguir al ganador del combate. Los soldados de Ridion y los compañeros de Hkras decidieron mantenerse al margen de la pelea. En caso de que Hkras muriera, sus compañeros ya se encontraban pensando en una excusa para evitar que Ridion los condenara por las acciones de Hkras.

    Ridion atacó a Hkras con un golpe dirigido al cuello, intentando decapitar a su enemigo. Hkras bloqueó ese ataque con suma facilidad utilizando su espada.

    — Soy el campeón del torneo, un prodigio de guerra, ¿lo recuerdas? — le dijo Hkras moviendo su espada hacia adelante, provocando que Ridion retrocediera unos pasos hacia atrás.

    — Si crees que mi padre nunca me entrenó para pelear, estás muy equivocado — contestó Ridion atacando nuevamente.

    Hkras bloqueaba los ataques del emperador vofkridiano casi sin dificultad. Estaba claro que Ridion era bueno para los combates, pero ahora estaba luchando contra un adversario muy superior. Hkras decidió dejar de defenderse y pasar al ataque. El campeón del torneo atacaba a Ridion con su espada de manera muy ágil y rápida. El emperador bloqueaba los ataques, aunque estos poco a poco se volvían cada vez más rápidos.

    Hkras lo atacó dos veces más, poniendo una gran cantidad de fuerza en su cuerpo al momento de realizarlos. Ridion los bloqueó a los dos, pero su cuerpo retrocedía cuando se encontraba con la fuerza de Hkras.

    Ahora Hkras intentó un nuevo ataque, esta vez con toda su fuerza y dirigido a su cuello. Ridion no tendría tiempo de esquivarlo, por lo que tuvo que levantar su espada rápido para bloquear el ataque de Hkras. Consiguió frenar su ataque, pero el golpe fue tan fuerte que terminó perdiendo su espada, quedando totalmente desarmado. El emperador no podía creer lo que estaba pasando. Hkras decidió terminar con su oponente de forma rápida y ver si así podía ganarse al público. El campeón vofkridiano le atravesó el pecho a su emperador, teniendo mucho cuidado de no perforarle el corazón. Posteriormente, retiró su espada para poder clavársela en el estómago. La gente estaba impresionada y gritaban por la victoria de Hkras, mientras que Ridion caía al suelo muy adolorido por las heridas que Hkras le causó. El emperador miró muy asustado a su enemigo intentando detenerlo con sus palabras.

    — Si me matas y los demás emperadores se enteran, vas a estar en serios problemas — dijo Ridion algo adolorido mientras hablaba, rogando que sus palabras pudieran evitar lo que Hkras estaba por hacer.

    — Los demás emperadores van a estar muertos igual que tú — respondió Hkras con una sonrisa en el rostro — Solo es cuestión de tiempo.

    Sin perder más tiempo, Hkras atacó con su espada la cabeza de Ridion, partiéndole el cráneo en dos al emperador de Driun Morgh, acabando con su vida en ese instante. La arena vociferó aclamando el nombre de Hkras. Ellos habían ido a ver un anuncio importante y terminaron viendo un combate impresionante.

    Los comandantes que se encargaban de la protección de Ridion se decepcionaron mucho de que su emperador hubiera perdido contra un rebelde, pero no tenían mucho tiempo para pensar en eso. Tal y como Ridion dijo, si el resto de los emperadores lo descubría, iban a tener problemas.

    — ¡Maten a ese traidor! — gritó uno de los comandantes a sus guerreros.

    Hkras le hizo una señal a Veygh, Guqia, Liroba, y los demás para que entraran a la pelea.

    El comandante que dio el grito y sus diez soldados partieron hacia el campo de batalla, donde se enfrentarían a los demás soldados del ejército que apoyaban a Hkras.

    El otro comandante que no dio ninguna orden notó que sus soldados se preparaban para pelear, pero les hizo una seña de que se quedaran atrás y no interfirieran.

    Los once soldados que intentaron eliminar a Hkras no contaron con el apoyo de sus otros compañeros, por lo que terminaron siendo superados en número por los soldados del ejército que le mostraron el apoyo al campeón del torneo. En menos de un minuto, la batalla terminó. Los once soldados de Ridion terminaron muriendo ante Hkras y sus guerreros, y solo fueron capaces de matar a tres vofkridianos.

    Hkras festejaba junto con sus compañeros y el resto de los soldados mientras veía como el segundo comandante se dirigía hacia él, pero sin sacar su arma.

    — Parece que tú no vas a atacarme — dijo Hkras mostrando una sonrisa al comandante, pero igualmente desconfiando de él.

    — Has demostrado que eres un guerrero formidable — le respondió aquel comandante mostrandose amigable — Has ganado el torneo, y has conseguido asesinar al emperador Ridion casi sin problemas. Tú eres el guerrero al que yo quiero servirle. Alguien que demuestre que es el más fuerte de todos.

    — Si quieres servirme, entonces adelante — le respondió Hkras sabiendo que el comandante no iba a intentar atacarlo — ¿Cómo te llamas?

    — Fertrok — respondió el comandante vofkridiano — Comandante Fertrok.
     
    Última edición: 17 Marzo 2017
  2. Threadmarks: El portador del miedo
     
    Agus estresado

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    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Título:
    El imperio del terror
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    5030
    Hola. He conseguido terminar el segundo capítulo de esta "mini historia adicional". Debo decirles que este capítulo y el primero tienen una cantidad de palabras similares, pero eso no quiere decir que los restantes vayan a tenerlos. Como les he dicho en varios capítulos de El arma Boek, yo tengo decidido lo que quiero en cada capítulo, pero eso no quiere decir que no mueva algunos acontecimientos destinados de un capítulo para otro.

    Tengo decidido el número de capítulos que quiero para esta historia, y voy a tratar de mantenerlo lo más que pueda. Sin embargo, hay veces en las que muevo acontecimientos para que un capítulo no quede muy largo y que el siguiente quede corto.

    Si has leído el arma Boek esto ya lo habrás leído varias veces, pero si eres nuevo y estás leyendo esta historia es mejor que te lo diga.

    Ya no te quitaré más tiempo y te dejaré el capítulo.


    El portador del miedo:


    Hkras estrechó la mano de Fertrok, aceptando su servicio como comandante del ejército. Los diez soldados que estaban detrás de él dudaban sobre la decisión de su comandante de aceptar a Hkras como el nuevo líder, pero ya habían visto que no tenían nada que hacer al respecto, por lo que no les quedaría otra opción más que aceptarlo.

    Veygh, Guqia y Liroba se acercaron a Hkras para hablar con él.

    — Parece que tu plan salió como querías — le dijo su mejor amigo — Pero, ¿qué es todo esto de salir a conquistar el universo? Creí que solo querías eliminar a las otras cuatro razas de la galaxia.

    — Si somos la raza más fuerte que existe, es por algo — le respondió Hkras mostrándose muy seguro de sí mismo — Nosotros nacimos para mandar, y los demás para servir.

    — ¿Eso quiere decir que en lugar de exterminar a las demás razas simplemente las vamos a esclavizar? — preguntó Liroba algo confundido.

    — No, es muy peligroso dejarlos con vida — contestó Hkras — Son débiles en el combate cuerpo a cuerpo, pero tienen tecnología muy útil. Por separado, no representan ninguna amenaza, pero juntos pueden ser un peligro. Ellos conocen la ubicación de nuestro planeta y están muy cerca de nosotros. Si los esclavizamos, lo único que tienen que hacer es esperar a que nos vayamos y entonces atacar. No voy a permitir que eso ocurra.

    — Entonces ellos van a ser eliminados — respondió Guqia entendiendo la idea de Hkras — Y una vez que desaparezcan, vamos a empezar nuestro plan de conquista.

    — Eso es exactamente lo que tenía en mente — dijo Hkras muy contento de que su idea haya sido entendida.

    — Sin embargo, antes de que eliminar a las demás razas vamos a tener que asegurarnos de que todos los vofkridianos están de acuerdo al tenerte como su nuevo emperador — le aclaró Fertrok — Y también tenemos que evitar que las otras razas sepan lo que ocurre aquí.

    — Nos encargaremos de eso — contestó el ahora nuevo emperador vofkridiano — Empecemos ahora mismo.

    Hkras dejó la conversación con sus compañeros para dirigirse hacia la multitud de vofkridianos que se encontraban en el estadio. El campeón levantó su espada como símbolo de victoria, tomando el mando del imperio vofkridiano. El imperio de Ridion fue el más corto en la historia de Driun Morgh, y Hkras tenía planes para que el suyo fuera recordado como el más feroz.

    La gente en el estadio aplaudía y aclamaba a Hkras. Al parecer, su lealtad hacia Ridion era muy baja, y preferían tener como líder a un campeón y prodigio de guerra que al hijo del emperador anterior. Antes de que la gente del estadio se retirara, Hkras dio un mensaje. Les pidió que no rebelaran nada de lo ocurrido en la arena a nadie. Al menos no por el momento. Los vofkridianos no tenían ninguna intención de hacerlo, y se retiraron de la arena para regresar a sus casas.

    Pronto iba a hacerse de noche, y los otros comandantes encargados de proteger al emperador empezarían a sospechar si el emperador regresaba muy tarde cuando lo único que tenía que hacer era dirigirse a la arena a escuchar un anuncio. Fertrok sugirió que lo primero que debían hacer era avisarle a los otros comandantes sobre lo que había pasado el día de hoy.

    Hkras ya se estaba preparando para irse cuando recordó que tenía que sortear su trofeo de campeón entre los que vinieron hoy. Fue la promesa que les hizo a sus compañeros soldados, y el no cumplirla, podría traerle varios problemas de confianza en un futuro. El trofeo no le importaba nada, puesto a que ser el emperador era mucho más importante para él, por lo que puso a todos los vofkridianos que lo ayudaron en fila y realizó el sorteo.

    El ganador de dicho sorteo fue un vofkridiano que se llamaba Revre. El guerrero se alegró mucho cuando recibió el trofeo de campeón de Hkras. El nuevo emperador vofkridiano se acercó a él para hablar de algo serio, aunque sus palabras fueron escuchadas por todos.

    — Oficialmente, tú eres el campeón de aquel torneo — le dijo el emperador vofkridiano al ganador del sorteo — Y cualquiera que diga lo contrario, será castigado con la muerte.

    Las palabras Hkras intimidaron un poco al resto de vofkridianos presentes, incluyendo a Revre. Estaba claro que el nuevo emperador quería manejar el asunto de la toma de poder con total confidencialidad, y si alguien se enteraba de lo ocurrido de esa manera, iba a ser un problema. Los soldados vofkridianos entendieron que no debían decir nada al respecto. Una vez que las cosas quedaron claras, todos se retiraron, dejando a Hkras solo con Veygh, Guqia, Liroba y Fertrok.

    Los cinco soldados se dirigieron hacia la casa imperial, lugar donde vivía el emperador y todos los responsables de su protección. Ridion se llevó a dos de sus comandantes al evento, dejando atrás a tres comandantes más para proteger la casa imperial. Hkras iba a tener que buscar la manera de lidiar con ellos, pero iba a contar con el apoyo de Fertrok para eso.

    En el camino a la casa imperial, Veygh se acercó para decirle algo a su mejor amigo.

    — Hkras, estoy seguro de que estabas tan emocionado por la pelea que no lo notaste — le dijo Veygh — Ridion puso una cara de verdadero terror justo antes de que lo mataras. Debiste haberlo visto. El emperador vofkridiano lucía como un soldado aterrado.

    — Eso es lo que vamos a hacer cuando salgamos a la conquista del universo — respondió Hkras a su amigo — Le llevaremos el miedo a todas las razas, para que ninguna intente rebelarse en contra de nosotros. Mataremos a la menor cantidad posible de habitantes que tengan para aterrorizarlos y convertirlos en nuestros esclavos.

    — Eso te convertiría en el portador del miedo — le respondió Veygh en un tono serio.

    — “El portador del miedo” — pronunciaba Hkras mientras reflexionaba acerca de ese apodo — Me gusta como suena eso, pero no quiero que ustedes me reconozcan así. Si yo mismo me pongo ese título, no tendría demasiado valor. Dejaremos que las razas a las que vamos a conquistar me lo pongan.

    Veygh asintió con la cabeza, considerando que las palabras de su emperador tenían sentido. Finalmente llegaron hasta la casa imperial. Los cinco vofkridianos entraron, con Fertrok al frente, dado a que él debía encargarse de hablar con los otros tres comandantes que se iban a quedar atrás. La casa imperial era un edificio alto, pero no tenía demasiadas habitaciones. Los pasillos y los salones para comer y para reunirse ocupaban la mayor cantidad de espacio en el lugar. Solamente había tres habitaciones en el lugar: una para el emperador y su pareja, y dos para sus hijos si es que el emperador decidía tenerlos. Las hembras de la raza vofkridiana solamente podían tener cuatro hijos en total, quedando completamente estériles después del nacimiento del cuarto. Sin embargo, el hecho de que pudieran tener cuatro hijos no quería decir que lo hicieran. Una enorme mayoría de parejas tenía solamente un hijo, y eran muy pocos casos las que tenían dos.

    En el primer piso se encuentran los salones de reuniones en donde se daban anuncios importantes. En el segundo piso estaban los salones para comer, en donde el emperador comía junto a los comandantes, sus familiares y algunos invitados. Y en el tercero se encontraban las únicas habitaciones del lugar.

    En el salón de reunión más grande que había, los tres comandantes junto a unos treinta soldados se encontraban esperando impacientes por el regreso de Ridion. Les parecía muy raro que el emperador no hubiera regresado y se habían reunido para debatir sobre quienes deberían ir a buscarlo y quienes quedarse a defender la casa imperial.

    Fertrok entró en esa sala acompañado por Hkras y sus tres compañeros. Los tres comandantes se sorprendieron cuando vieron que Fertrok era el único de los que se había ido en haber regresado, y que Ridion no lo acompañaba.

    — Fertrok, ¿qué significa esto? — preguntó uno de los comandantes al no ver a Ridion por ningún lado — ¿Dónde está el emperador?

    — Lo estás viendo — respondió el comandante muy seriamente — Está parado al lado mío.

    Los tres comandantes y sus soldados centraron la vista en Hkras. Algunos de ellos sabían que el había sido el campeón del torneo, pero otros simplemente no lo conocían. A nadie le cayó bien la respuesta que Fertrok había dado.

    — ¿Qué mierda hiciste? — preguntó con enojo otro de los comandantes.

    — Asesiné a Ridion en un combate cuerpo a cuerpo — le respondió Hkras hablando con un aire de gran superioridad — Y a partir de ahora yo seré el nuevo emperador de Driun Morgh.

    La noticia de la muerte de Ridion no le cayó bien a ninguno. Los tres comandantes no sabían si creerlo o no, ya que pensaron que podría tratarse de una especie de trampa. Sin embargo, cuando miraron a los cinco vofkridianos, notaron que ninguno de ellos estaba amenazando a Fertrok para que dijera eso. Todo daba a entender que era la verdad. Pero esto no hizo que se lo tomaran bien.

    — ¡¿Y qué demonios haces junto a él, Fertrok?! — preguntó muy furioso el primer comandante en hablar — ¡Nuestro deber es servirle al emperador, y tú te encuentras como si nada paseando junto a su asesino!

    — Te garantizo que Hkras es digno de ser nuestro emperador — le contestó Fertrok intentando convencerlo — En el pasado, los emperadores eran personas que no tenían descendencia, por lo que el puesto era tomado por el más fuerte en aquel tiempo. Hace más de 2000 años los emperadores empezaron a tener descendencia, y ponían a sus hijos al mando, dejando a los más fuertes de lado. Hkras ha demostrado que es mucho más fuerte que Ridion. Yo creo que deberíamos servir al vofkridiano más fuerte, y no al hijo del emperador anterior.

    — Si ustedes quieren que les demuestre mi fuerza, pelearé con uno de ustedes — dijo Hkras muy serio, pero a la vez entusiasmado.

    — Yo estuve en el torneo, y vi con mis propios ojos como te convertiste en el campeón — le respondió otro comandante — No tienes que demostrar nada. Lo que quiero saber es por qué. ¿Qué ganarías al haber matado a Ridion y tomar su lugar? Solamente estás imponiéndote una gran responsabilidad a ti mismo.

    — Mi idea no era matar a Ridion — respondió Hkras — Quise convencerlo de una cosa, pero como no estuvo de acuerdo, no tuve más opción de eliminarlo.

    — ¿Y de qué querías convencerlo? — preguntó el primer comandante que habló, que ahora más que ira sentía curiosidad.

    — De que nosotros no tenemos por qué seguir trabajando por más tiempo — Hkras decidió empezar por esa parte, sabiendo que así obtendría más apoyo por parte de los demás — Existen otras razas que son débiles repartidas por todo el universo. Si las esclavizamos, ninguno de nosotros tendría que volver a trabajar nunca más.

    Las palabras de Hkras ciertamente habían tentado a los soldados y a los comandantes. Aunque no tuvieron mucho tiempo como para digerir la muerte de Ridion y aceptar a Hkras como el nuevo emperador, esa propuesta era muy interesante.

    — Nosotros somos fuertes y ellos son débiles — agregó Hkras sabiendo que el silencio que guardaban quería decir que estaba por convencerlos — Nosotros nos encargaremos de gobernar, y ellos de servir.

    — Me agrada la idea de hacer que otros trabajen por nosotros — dijo uno de los soldados a su respectivo comandante — Y Hkras tiene razón, si tenemos la fuerza, tenemos que aprovecharla.

    — Ciertamente es muy tentador, pero me gustaría saber el resto de tu plan — respondió el segundo comandante en hablar, quien intentaba averiguar cual fue el desacuerdo que Hkras tuvo con Ridion.

    — Para poder asegurarnos de conquistar a las otras razas sin problemas, primero tenemos que exterminar a los que viven en nuestra misma galaxia — respondió Hkras intentando mostrarse serio para ganar aun más su convicción — Por separado no son nada, pero juntos podrían poner en peligro al imperio. El plan es simple: los exterminamos a ellos para asegurarnos de que nuestro imperio no corra riesgos mientras no estamos, y luego salimos a conquistar todos los planetas donde vivan razas inteligentes.

    — Entiendo a la perfección, las otras razas no sabrán en donde se encuentra nuestro planeta, por ende no podrán intentar ninguna rebelión — dijo el tercer comandante — Por eso necesitas a las otras razas extintas antes de salir a conquistar a las demás.

    — Me alegra que todos ustedes estén captando el mensaje — respondió el emperador vofkridiano, sabiendo que ya no tenía que seguir en sus esfuerzos por convencer a los comandantes — El universo es grande, pero con nuestra tecnología y la que vamos a robarle a otros planetas, en unos 150 años como mucho, todo el universo estará de rodillas ante nosotros.

    A los tres comandantes y sus soldados les agradó mucho la idea de partir en la conquista del universo. El esclavizar a las otras razas para que trabajaran para ellos significaría una vida mucho más simple para los vofkridianos para siempre. Sabían que esa vida simple la conseguirían a través del sufrimiento de otros, pero si su raza era fuerte debía ser por algo, y claramente ese algo era el dominio sobre otros. En menos de diez minutos, Hkras ya había ganado la aceptación total de todas aquellas personas que vivían cerca de la casa imperial. El emperador vofkridiano ordenó que se difunda el mensaje sobre el cambio de emperador, y el plan de la conquista del universo para que todos los habitantes del planeta lo supieran y aceptaran a Hkras como el nuevo líder.

    Los comandantes accedieron a la tarea, la cual iban a comenzar el día de mañana. La noche había llegado, y Hkras decidió que iba a pasar la noche durmiendo en la casa imperial, dado a que él era el nuevo emperador. A sus tres amigos les asignó las habitaciones guardadas para los hijos de los emperadores. A Fertrok y los otros tres vofkridianos les dio permiso para que se retiraran, dejando solo a los soldados para la protección de la casa imperial. A Hkras no le gustaba mucho la idea, pero sabía que así ganaría un poco más el apoyo de sus comandantes.

    El nuevo emperador vofkridiano entró a la habitación en donde dormía el emperador, y al entrar, alguien empezó a hablar.

    — Ridion — dijo la voz de una hembra, que miró atentamente a Hkras cuando entró por la puerta — Tú no eres Ridion.

    — No, no lo soy — le respondió el emperador vofkridiano — Mi nombre es Hkras.

    — Deberías saber que esta habitación es solo para el emperador y su pareja — dijo la hembra vofkridiana intentando hacer que Hkras se fuera del lugar.

    — ¿Su pareja? — preguntó Hkras muy confundido, dado a que no sabía que Ridion tuviera pareja.

    — Exacto, Ridion ha sido un amigo mío desde hace mucho, y me invitó aquí porque me quiere como su pareja — contestó la vofkridiana — Dijo que vendría después de una reunión con el campeón de un torneo.

    — Yo soy el campeón de ese torneo — le informó Hkras a la pareja de Ridion.

    — ¿Y qué estás haciendo aquí? — preguntó la vofkridiana sin entender que era lo que pasaba — ¿Dónde está Ridion?

    — Ridion está muerto — contestó Hkras mostrandole una sonrisa a la pareja de Ridion — Yo soy el nuevo emperador.

    La chica vofkridiana no podía creer que era lo que estaba escuchando. Al principio creyó que se trataba de una broma, pero viendo que Ridion había tardado demasiado, entendió que era la verdad.

    — No, no, no — decía la vofkridiana negándose a aceptar que Ridion había muerto — ¿Cómo fue que lo mataste?

    — Lo asesiné en un combate a muerte — dijo Hkras empezando a acercarse a la vofkridiana — Esta habitación es solo para emperadores y sus parejas, y como Ridion está muerto, ya no tienes nada que hacer aquí — se tomó una pausa para después hablar de nuevo, pero en un tono más amigable — Al menos que te quieras convertir en mi pareja. No te voy a decir que no, de verdad serías una buena compañía.

    La vofkridiana se mostró muy enojada con Hkras por haber asesinado a Ridion, y también por hablarle de esa manera. Aunque no tenía ningún arma, atacó directamente a Hkras, intentando matarlo por lo que le hizo a su pareja. El emperador vofkridiano logró dominarla con mucha facilidad, y con solo dos golpes, la tiró al suelo.

    Hkras tenía su espada con él, por lo que la desenfundó y se la mostró a la vofkridiana.

    — Cometiste un grave error — dijo el emperador vofkridiano atravesándole el cuello a la pareja de Ridion.

    Una vez que había terminado con ella, Hkras sacó su cuerpo de la habitación y se lo llevó a un soldado para que se encargara de sacarlo de la casa imperial. Luego de eso, el emperador vofkridiano se acostó en su nueva cama y se quedó dormido plácidamente, disfrutando su primer noche como el emperador de Driun Morgh.

    Al día siguiente, Hkras se encontraba en una sala de reuniones junto a Veygh, Guqia, Liroba, Fertrok y los tres comandantes. Antes de empezar con el exterminio de las otras razas, tendrían que encargarse de que todos los vofkridianos supieran quien era el que estaba a cargo ahora. Pero eso no les impedía planear su estrategia para eliminarlos.

    — Solo tenemos que asesinar a los emperadores respectivos de cada raza — dijo el emperador vofkridiano — Una vez muertos, los demás imperios empezarán a desmoronarse, y la victoria será más sencilla.

    — El verdadero problema es como lo haremos — respondió Fertrok — Meterse en sus planetas y asesinar a los emperadores costará trabajo. Están muy bien protegidos, y cuentan con tecnología que nosotros no tenemos. Por más que seamos más fuertes, va a ser un problema.

    — Quizá no sea necesario ir hasta sus planetas para matarlos — agregó Veygh proponiendo una idea — Podríamos invitarlos aquí para una reunión y asesinarlos más fácilmente. Cuando iniciemos con la invasión, ellos ya partirán con desventaja.

    — Pero los emperadores acaban de reunirse hace muy poco tiempo — dijo uno de los comandantes de Hkras — Si los llamamos para reunirnos otra vez cuando pasaron pocos días desde la última reunión, pensarán que algo anda mal.

    — Eso no quiere decir que el plan no resulte — le respondió Guqia — Solamente tenemos que esperar a que pase algo de tiempo para invitarlos sin que levanten sospechas. Además, nos daría más tiempo para difundir el mensaje y prepararnos mejor.

    — Así es, pero por más que una invasión directa y rápida sea difícil, sé que podremos ganarles — respondió otro comandante — Usted mismo lo dijo, Hkras.

    — Si ellos ven llegar una nave vofkridiana desde el cielo de manera directa van a sospechar que algo malo está ocurriendo — respondió Liroba sacando una rápida conclusión — Si los invitamos aquí, luego podríamos dar un aviso de que sus naves están averiadas y que los llevaremos de regreso en naves vofkridianas. Ellos estarán esperando a sus emperadores pero se encontrarán con nosotros.

    — Ese es un buen plan, pero nos llevará mucho más tiempo — dijo otro de los comandantes — Si empezamos una invasión, en unos cuatro días como máximo, ya habremos conquistado todos los planetas.

    — Esperar más tiempo parece la mejor opción — respondió Hkras tomando su decisión — Nos ayudará a prepararnos mejor para esto, y contaremos con el elemento sorpresa al momento del ataque. Lo cual significará menos bajas al finalizar la conquista. Estas razas son insignificantes, y mientras menos gente nos quiten, será mejor.

    — Eso quiere decir que solamente tenemos que fijar una fecha para la reunión con el resto de los emperadores — dijo Fertrok mostrándose de acuerdo con el plan de Hkras.

    — Un mes es tiempo suficiente — contestó Veygh — Los invitaremos para decirles que el campeón del torneo ha encontrado una nueva forma de combate y que vamos a hacer una demostración para que los demás lo vean y lo apliquen. De esa manera, ellos no sospecharán cuando te vean a ti en lugar de a Ridion. Asesinar a los emperadores será muy fácil, y la conquista de sus planetas también lo será.

    — Es un plan perfecto, Veygh — respondió Hkras, que estaba empezando a notar que su mejor amigo estaba siendo muy útil para él últimamente, y que le convendría el tenerlo como compañero de batalla y para que lo aconsejara — Así es como lo haremos. Esperaremos un mes, invitamos a los emperadores aquí, y los matamos. Como se trata de una demostración, de seguro traerán a sus mejores soldados.

    — Ya los has vencido antes — le dijo Liroba intentando alentarlo — Podrás hacerlo otra vez.

    El plan ya se había decidido. En un mes iba a iniciar el exterminio de las otras razas de la galaxia, y ese iba a ser solamente el comienzo para la conquista del universo. Los vofkridianos tenían la intención de convertirse en los amos de todo el universo, y obligar a las demás razas a que hagan sus trabajos. Una vez que no quedara nadie que les hiciera frente, sus vidas iban a ser mucho más simples y llevaderas.

    Pero antes, era necesario que todos en el planeta supieran que Ridion había muerto y que ahora el encargado de liderar a los vofkridianos sería Hkras. El emperador vofkridiano le pidió a los comandantes que se encargaran de difundir el mensaje entre todos los habitantes del planeta. Como Driun Morgh era un planeta muy grande, se necesitaron unos diez días para comunicárselo a todos. Si bien, tenían tecnología de comunicación, decidieron no utilizarla dado a que con esa tecnología se comunicaban con los otros planetas de la galaxia; y no querían correr ningún riesgo que no fuera necesario.

    Hkras estuvo entrenando junto con Veygh, Guqia, Liroba y el resto de sus compañeros del ejército. El emperador sabía que el hecho de liderar a su gente no quería decir que tenía que abandonar los entrenamientos, o de lo contrario podría terminar de la misma manera en que Ridion terminó. Hkras entrenaba todos los días junto con sus tres amigos. El emperador los conocía muy bien, y ellos a él, motivo por el cual quería asignarles posiciones elevadas en su ejército. Sin embargo, no quería desalentar a los comandantes al hacerlo. La intención de estos, además de mantenerse en forma, era que Veygh, Guqia y Liroba ganaran mayor habilidad de combate, y así poder justificar la posición que iba a asignarles.

    A Hkras le importaba mucho mantener contentos a todos dentro del ejército y del imperio, al menos durante los primeros años que estuviera al mando, dado a que quería tener a la mayor cantidad de vofkridianos posibles a su lado.

    Había pasado un mes, y el plan ya había sido puesto en marcha. Fertrok se encargó de enviarles comunicados en el nombre de Ridion a los emperadores de todos los planetas, para que estos vinieran hacia Driun Morgh. Dijo todo lo que Hkras le pidió que dijera, y se aseguró de usar las palabras que Ridion utilizaría en ese caso. Los emperadores recibieron los comunicados y aceptaron la invitación para dirigirse hacia Driun Morgh.

    Fertrok, Liroba, y otro comandante junto con sus soldados iban a estar esperando por los emperadores en el mismo punto de aterrizaje, y los llevarían a todos hacia el comedor de la sala imperial con la excusa de que iban a comer antes de las demostraciones, cuando en realidad los iban a emboscar y matar ahí.

    El primero en llegar fue Paycuat, el emperador Valot, dado a que el planeta Lokred era el más cercano. Paycuat trajo a tres de sus mejores guerreros, dado a que solamente iba a tratarse de una simple demostración. Aploix, emperador ridoriano; y Xari Riro, emperador kup, llegaron al mismo tiempo. Aploix trajo solamente a dos de sus guerreros, mientras que Xari llevó a tres. El último en llegar fue Tokiah, el emperador oveliano. Tokiah trajo a sus cinco mejores guerreros, los mismos que habían participado en el torneo.

    — Nos complace tenerlos a todos aquí — les dijo Fertrok a todos los invitados tratando de mantener ocultas sus intenciones — Los llevaré hasta el salón comedor de la sala imperial. Ridio quiere que coman bien después de haber hecho un viaje tan largo.

    — ¿Dices que el campeón del torneo inventó un nuevo estilo de pelea y quiere que nosotros lo apliquemos? — preguntó Aploix que le parecía raro que organizaran una reunión solamente para eso.

    — Exactamente — contestó Fertrok siguiéndole la corriente — Es un estilo de pelea efectivo pero muy complejo. Queremos que ustedes lo vean en persona antes de que decidan si lo quieren aplicar.

    — ¿Y cómo está llevando Ridion el control de Driun Morgh? — preguntó Tokiah muy interesado en saber si el nuevo emperador estaba haciendo un buen trabajo.

    — Lo está controlando muy bien — respondió Fertrok — Está tomando muy buenas decisiones. De hecho, la decisión de hacer esta demostración fue suya.

    Los vofkridianos llevaron a los emperadores y a los guerreros de los otros planetas hacia la casa imperial. Una vez que llegaron hasta allí, subieron hasta el segundo piso y entraron al salón comedor más grande, en donde había preparados varios platos junto con mesas y sillas para que todos se sentaran. Hkras no quería que ninguno de los emperadores sospechara nada hasta que sea demasiado tarde, por lo que ordenó que el salón se preparara como si fuera un evento verdadero.

    Cuando los emperadores entraron, vieron a varios soldados en ese lugar. Hkras, Veygh y Guqia se encontraban entre ellos para no levantar sospechas. De esa manera, los emperadores no se darían cuenta de lo que de verdad ocurría. Los otros comandantes y soldados estaban ahí, pero el que faltaba era Ridion. Su ausencia llamó la atención de los otros emperadores, ya que les parecía raro que el que organizó el evento no estuviera presente.

    — ¿Dónde está Ridion? — preguntó Paycuat muy extrañado cuando no lo vio en el lugar.

    — Se encuentra arriba con su pareja — respondió Fertrok intentando que no se levantaran sospechas — Enviaré a dos soldados para que vayan a buscarlo.

    Dos soldados vofkridianos salieron de la sala, haciéndoles creer que iban a ir a buscar a Ridion, cuando en realidad, lo que hicieron fue ir a buscar a más soldados y esperar la señal de entrada. En cuanto Hkras dijera las palabras “yo no me preocuparía por eso”, un gran número de soldados entraría y asesinaría a los emperadores junto con los guerreros.

    — ¿Ridion ya tiene pareja? — preguntó Xari Riro.

    — La ha tenido hace tiempo, pero lo mantuvo en secreto — respondió Fertrok — Mientras esperamos a que Ridion venga, pueden hablar un poco con Hkras. El inventor de este estilo de pelea que vamos a enseñarles.

    Hkras se separó del resto de los soldados para ponerse al lado de Fertrok. Los emperadores y los guerreros lo recordaban a la perfección. Él había sido el campeón del torneo realizado cuando Ridion se convirtió en el nuevo emperador, y ninguno lo había olvidado.

    — ¿Qué tan complejo es este estilo de pelea? — preguntó Tokiah algo intrigado.

    — Es un estilo de pelea algo complejo, el cual permite atacar rápida y repetitivamente a tu rival sin darle tiempo a reaccionar; y también incluye maniobras a realizar para retroceder si el rival consigue escaparse de tus golpes — respondió Hkras tratando de hacer tiempo hasta que los otros soldados estuvieran en la puerta.

    — ¿Crees que podremos derrotarte si lo utilizamos? — preguntó uno de los guerreros ridorianos.

    — Eso dependerá de que tan bien lo aprendan y de que tan bien lo usen — Hkras miró la puerta de entrada del salón.

    El emperador vofkridiano observó la puerta con atención y vio que esta se había abierto un poco. Esa era la señal de que los soldados ya se encontraban armados y listos para entrar. Hkras solamente debía dar la orden.

    — ¿Cuánto tiempo crees que tarden en aprenderlo? — preguntaba Aploix queriendo saber cuanto tiempo iba a durar su estancia en el planeta.

    — Ya dije que eso dependerá de como lo aprendan — respondió Hkras mirando a los otros soldados vofkridianos del salón para que se prepararan — Pero yo no me preocuparía por eso.

    Un segundo después de que esas palabras fueron dichas por el emperador vofkridiano, varios soldados entraron armados hacia el interior del salón. Los vofkridianos que se encontraban en el interior también tomaron las espadas que habían traído. En menos de diez segundos, los cuatro emperadores que se encontraban sentados, fueron asesinados justo antes de que pudieran darse cuenta de que era lo que pasaba. Los guerreros kup y los ridorianos, dado a su gran tamaño, no pudieron esquivar los ataques de los soldados, a pesar de haberlo intentado. Los ovelianos y los valots tuvieron mayores reflejos que los anteriores guerreros mencionados, sin embargo, no les sirvió de mucho. Había varios vofkridianos en el salón, y cuando esquivaban el ataque de uno, otro atacaba de inmediato. En tan solo un minuto, los cuatro emperadores de todas las razas que habían acudido al planeta Driun Morgh, y sus guerreros, habían sido asesinados de una forma muy cobarde, habiendo sido engañados y sin oportunidad ninguna de defenderse. Aunque probablemente eso no habría ayudado mucho debido a la gran cantidad de vofkridianos en el salón.

    Hkras miró los cadáveres de los emperadores y de sus guerreros con una gran sonrisa de satisfacción en su rostro. Su plan había requerido tiempo, pero fue totalmente efectivo. A diferencia de lo ocurrido en la toma de poder, aquí no tuvo ninguna baja en sus guerreros.
     
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    Ya terminé el tercer capítulo de esta historia. Quiero darles un aviso: mi tiempo libre está por terminar porque mis clases están por empezar en poco tiempo. No tengo idea de cuando podré publicar el siguiente capítulo. Diré lo mismo que he dicho en los capítulos de El arma Boek: yo publico un capítulo en cuanto este está terminado. Y así haré con el siguiente. El tema es que no sé cuando podré terminarlo. No creo que en las primeras semanas me encuentre demasiado ocupado como para no poder escribir, pero uno nunca sabe lo que le espera en época de clases. Es por eso que prefiero darles el aviso a partir de ahora.

    Sin más que decir, les dejaré el capítulo. Espero que sea de su agrado.

    Únicos en la galaxia:


    La primera parte del plan de Hkras había concluido. Los cuatro emperadores del resto de planetas en la galaxia ya habían muertos, lo cual quería decir que atacar a las razas iba a ser una tarea muy sencilla. Hkras hubiera deseado que los emperadores hubieran traído a una mayor cantidad de guerreros al planeta, para que su ventaja fuera muchísimo mayor al momento de la invasión, pero desafortunadamente no fue posible. Los soldados se llevaron los cuerpos de los emperadores y de los guerreros de la casa imperial, para poder enterrarlos en algún otro lugar. Hkras quedó solo en la sala junto con Veygh, Guqia, Liroba, Fertrok y otro comandante más.

    — La espera ha valido la pena — decía Hkras muy satisfecho con el resultado de su plan — No tenemos ninguna baja, lo cual quiere decir que la invasión será más sencilla.

    — Será mejor que comencemos con los preparativos para poder iniciar la conquista mañana a primera hora — respondió Fertrok sabiendo que era el momento de la parte más compleja de su plan.

    — Dale aviso a los demás planetas de que las naves se han averiado, y que llevaremos a los emperadores en las naves vofkridianas — le indicó Hkras a su comandante — Guqia, Liroba, quiero que ustedes me traigan el informe de los últimos viajes que las naves vofkridianas hicieron a cada planeta.

    — ¿Por qué se interesa en eso, señor? — preguntó Liroba creyendo que eso era innecesario.

    — Tenemos que organizar los horarios de salida de las naves, para asegurarnos que lleguen a los cuatro planetas al mismo tiempo — respondió el emperador vofkridiano — Si llegamos a un planeta primero, estos podrían avisar a los otros tres y la invasión se volvería más difícil. Es absolutamente necesario de que todas las naves empiecen el ataque al mismo tiempo. Con los emperadores muertos, los ejércitos tranquilos, y nuestra ventaja con el factor sorpresa, la invasión será muy sencilla.

    — Haremos lo que usted ordene, señor — le respondió Guqia.

    Fertrok salió para ir al edificio donde Driun Morgh se comunica con el resto de los planetas para cumplir con la órden que su emperador le había dado. Guqia y Liroba fueron en busca de los informes del tiempo de vuelo de las naves vofkridianas. El otro comandante que se encontraba en la sala se fue a organizar a sus tropas para el ataque. Veygh estaba sorprendido de que Hkras no le hubiera asignado ninguna clase de tarea.

    — Hkras, ¿por qué no me diste una tarea que hacer? — preguntó Veygh en un tono de sorpresa y preocupación, hablándole a Hkras como si fuera su amigo en vez del emperador.

    — Tengo algo que decirte — le respondió Hkras muy seriamente — Yo voy a quedarme aquí organizando tropas y naves de apoyo en caso de que las cosas se compliquen. Tú, Guqia, Liroba y Fertrok dirigirán los ataques a los otros planetas.

    — Eso no me aclaró mis dudas — contestó Veygh.

    — Has sido muy útil para mí, Veygh — respondió Hkras en un tono amigable — Además de ser mi mejor amigo, eres mi mejor guerrero. Quiero convertirte en mi segundo al mando, y quiero asignarles los puestos de tercero al mando y cuarto al mando a Guqia y Liroba. Pero si los comandantes ven que yo tengo preferencias, podrían desalentarse y tal vez volverse en mi contra. Por eso, te asignaré el planeta Lokred para que tú lo ataques. Los valots son débiles y caerán muy fácilmente. Serás el primero el tener éxito en la misión, y eso será motivo más que suficiente para ponerte como segundo al mando. Hay varios soldados que no conocen a las debilidades de los valots, y quiero aprovechar eso.

    Veygh se había quedado sin palabras con la respuesta que obtuvo de Hkras. Él nunca se había imaginado como el segundo al mando de un emperador, y mucho menos que ese emperador fuera su mejor amigo. Pero en tan solo un mes, las cosas habían cambiado. Se sentía muy bien por las palabras que Hkras le había dicho. Significaba que su amigo no había olvidado lo que hizo por él para ayudarlo a llegar a donde estaba ahora, y no solo eso, sino que se lo estaba agradeciendo. Sabía que tenía que aprovechar esa oportunidad.

    — Nunca había soñado algo así — le contestó Veygh a su amigo — Gracias por esta oportunidad. No la desaprovecharé.

    — Sé que no lo harás — le respondió Hkras — Es mi forma de agradecerles lo que hicieron por mí.

    — Dime, ¿a quién tienes pensado en poner como el tercero al mando? — preguntó Veygh con algo de curiosidad — ¿Guqia o Liroba?

    — Al que termine con su misión primero — respondió Hkras muy serio — No tengo un favorito entre ellos dos.

    — ¿Qué ocurrirá si Fertrok conquista su planeta antes que ellos? — preguntó Veygh luego de darse cuenta de que el primer comandante en jurar lealtad a Hkras no aparecía en sus planes.

    — Si Fertrok lo consigue primero, inventaré una excusa para decir que solo te necesito a ti como mi segundo al mando — contestó Hkras, quien aparentemente no quería darle demasiada autoridad a uno de sus comandantes — Ustedes tres me conocen casi desde toda la vida, y hemos sido compañeros en el ejército. Saben más o menos cuales son mis ideas, y cuando yo esté ocupado con algo y ustedes tengan que tomar alguna decisión, sabrán que es lo que yo quiero. Pero Fertrok solo me conoce hace un mes. Si lo nombro mi tercero al mando, tal vez no tome una decisión que yo consideraría correcta. Igualmente lo voy a enviar al planeta Ritgrud, donde no hay oxígeno. Sé que puede manejarlo, pero le llevará tiempo.

    A Veygh le sorprendía la manera en la que Hkras pensaba, a pesar de haber estado solamente un mes como el emperador de Driun Morgh. Parecía saber muy bien que es lo que quería, y a quienes quería para que lo hicieran. Era una forma de pensar algo interesante, y no podía esperar para que la última parte de su plan para exterminar a las otras razas terminara, y así dar inicio con la conquista del universo.

    Los compañeros de Hkras, y el comandante Fertrok, regresaron de sus encargos. El emperador vofkridiano ya tenía toda la información que necesitaba para tomar las últimas decisiones antes de que sus soldados partieran a la misión. Una vez que estudió el tiempo que cada nave tardaba en ir a los diferentes planetas de su galaxia, solo necesitaba hacer los cálculos para saber el tiempo de distancia entre cada salida. Fue un asunto difícil, dado a que los cálculos a gran escala no eran algo en lo que era precisamente bueno, pero gracias a la ayuda de sus compañeros consiguió resolverlo muy rápido.

    — Este es el plan — dijo el emperador hablando más serio que nunca — Veygh, tú atacarás el planeta Lokred. Liroba, tú estás a cargo de la conquista del planeta Flog. Fertrok, tú atacarás el planeta Ritgrud, tendrás que ocuparte de cargar los equipos de oxígeno para que tu tropa esté a salvo. Guqia, tú atacarás el planeta Ovelio. Es muy importante para esta misión que no quede nadie con vida en ninguno de esos planetas. Y tengan cuidado de no destruir nada, al menos que sus vida estén en peligro. Su tecnología podría servirnos de utilidad, y manténganse en contacto conmigo para que les envíe lo que necesiten de inmediato.

    Ya cada uno de ellos tenía asignado su planeta, y la raza a la cual deberían atacar. Los emperadores estaban muertos, y los habitantes de aquellos planetas no sospecharían nada hasta que el ataque no diera inicio. Ahora el resto del plan iba a depender de cada uno de ellos. Veygh, Fertrok, Liroba, y Guqia fueron a prepararse para sus misiones. No solamente ellos, sino también sus tropas.

    Ya tenían listos sus materiales. Espadas, equipo requerido, comida y medicinas en caso de que las necesitaran. Todo estaba cargado en las naves que iban a ir a la misión. Cada líder de equipo se llevaría solamente tres naves cargadas de soldados. Sabían a la perfección que, a pesar de que el engaño resultó bien, los habitantes de cada planeta sospecharían al ver que tres naves se acercaban a su atmósfera, sobretodo porque solamente se enviaron a los emperadores y a algunos guerreros. Tenían la excusa de que las naves iban a reclutar técnicos y pilotos para asegurarse de reparar las naves al 100%, pero no podían fiarse de que todos cayeran en eso. Era la razón por la que solamente podían enviar tres naves a cada planeta.

    Los preparativos terminaron minutos antes del anochecer. Las naves iban a despegar lo más pronto posible. Dado a que estaban en la misma galaxia, no tardarían mucho en llegar a los planetas, y querían aprovechar las horas de luz tanto como fuera posible, más que nada en el primer día de la invasión.

    Todos se retiraron a descansar listos para que la misión iniciara al día siguiente. Excepto por Hkras, todos tuvieron problemas para dormir. Exterminar a toda una especie teniendo cuidado de dañar la menor cantidad de tecnología posible, y sin tener muchas bajas sería algo complicado. Sin embargo, ahora no había marcha atrás. Finalmente, todos quedaron dormidos.

    El sol ya había salido y las naves se preparaban para salir. Ya todos los guerreros estaban a bordo, y solamente necesitaban hacer unas últimas pruebas para asegurarse de que todas ellas llegaran en simultáneo a cada planeta sin inconvenientes. Finalizadas la pruebas, Hkras se despidió de los soldados vofkridianos que partían a la misión deseándoles que tuvieran suerte. Aunque lo que deseaba era que tuvieran el menor número de bajas posibles, y también intentaba mostrarse preocupado ante su gente. Tendría que hacer esa clase de gestos de interés por lo menos durante uno o dos años enteros de su imperio, para que nadie pueda decir que no se preocupa por los suyos.

    El equipo de Guqia fue el primero en salir. Ovelio era el planeta que se encontraba a mayor distancia de Driun Morgh, lo cual quería decir que tendrían el viaje más largo tanto de ida como de vuelta. Diez minutos después, fue el turno de partir de Fertrok y su equipo, quienes partieron hacia el planeta Ritgrud, el segundo más lejano al suyo. Quince minutos más tarde, era el momento de que Liroba partiera hacia el planeta Flog. Veygh tuvo que salir veinte minutos después que su compañero partiera, y solamente cuarenta y cinco minutos después de que saliera el primer equipo. Gracias a los cálculos hechos por Hkras, las naves iban a llegar al mismo tiempo a los cuatro planeta.

    Hkras sabía que solamente le quedaba esperar por noticias de su grupo. El emperador vofkridiano se fue hacia la zona en donde se guardaban el resto de las naves. Había varias de ellas preparadas para salir en caso de emergencia, y un gran número de soldados dispuestos a partir para ayudar a sus compañeros. Se tomarían su tiempo en llegar, pero dicha ayuda podría servirles de mucha utilidad si algo malo llegara a pasar.

    Veygh, Guqia, Liroba, y Fertrok estaban muy calmados ahora que la misión había comenzado. Sus planes hasta el momento no tuvieron fallas, y Hkras se había asegurado de que esta conquista fuera posible para ellos. Con los emperadores muertos, lo único que debían hacer sería atacar las ciudades imperiales, dado a que eran las más pobladas y en donde se encontraban los mejores guerreros. Si conseguían que esas ciudades cayeran, la conquista estaría asegurada. Y una vez terminada la conquista, iniciaría el exterminio de todas esas razas.

    Los viajes de las naves que trasladaban a los líderes y a sus equipos habían requerido su tiempo, pero finalmente habían logrado llegar a sus respectivos planetas. Los cuatro equipos con sus respectivas naves consiguieron llegar al mismo tiempo. Solo les restaba un último paso para cumplir su objetivo.

    […]

    Veygh y sus tres naves entraron en la atmósfera de Lokred. En dicho planeta, solamente existían bosques y océanos, y a pesar de los intentos de los valots, nunca consiguieron crear edificios que pudieran flotar sobre el agua. Todas las construcciones, ya sea para vivir como para llevar a cabo otras actividades, fueron hechas en los bosques. A diferencia de los humanos, los valots no arrasaron con los bosques para poder construir sus ciudades, sino que las construyeron en el interior de los mismos, desplazando los árboles necesarios hacia otro lugar y solamente cortando los viejos.

    Veygh veía una ventaja y una desventaja en esto. El hecho de que solo pudieran vivir en los bosques, quería decir que no tendrían que gastar energías en recorrer los océanos, pero eso también quería decir que las poblaciones iban a estar muy concentradas, y el número de enemigos sería muy grande. El vofkridiano se tranquilizó al recordar que los valots eran débiles en el combate.

    El líder del equipo llevó las naves hacia una pista de despegue y aterrizaje. No había ninguna nave más en esa zona, y una gran multitud se encontraba reunida en esos lugares, lógicamente esperando por el emperador y los guerreros. Había algunos que se encontraban armados con espadas. Dado a que las pieles de los valots son muy delicadas, estos decidieron no dedicarse a la fabricación de armas de fuego, dado a que sin importar la potencia siempre iban a lastimarse y nunca podrían saber si el enemigo resultaría dañado. Cada uno de ellos llevaba armaduras de protección para sus pieles.

    Las tres naves aterrizaron. Veygh les dijo a todos sus soldados que se prepararan para atacar de inmediato. Las compuertas de esas naves se abrieron, y los valots esperaban a que se bajaran el emperador y los guerreros que habían acudido al planeta Driun Morgh. Sin embargo, las cosas no fueron así. Veygh y el resto de los vofkridianos bajaron de las naves corriendo con sus espadas hacia los habitantes del planeta. Esto tomó por sorpresa a la mayoría, y aunque algunos guerreros quisieron tomar sus armas, fueron incapaces de defenderse a tiempo. Solo unos pocos quedaban con vida, y todos ellos eran guerreros. Los civiles habían sido asesinados. Los guerreros valots sabían que los vofkridianos serían enemigos difíciles de vencer, por lo que decidieron atacar directamente hacia sus cabezas. Pero los vofkridianos eran más fuertes que ellos. Sus ataques eran bloqueados sin problemas, y luego sus enemigos eran eliminados muy fácilmente de un solo golpe, o tal vez dos en el caso de algunos vofkridianos que no lograban concretar buenos ataques.

    En tan solo unos instantes, todos aquellos habitantes de Lokred fueron eliminados. La batalla desató un caos y varios gritos momentáneos, que de seguro habían sido escuchados por otros miembros del ejército del planeta.

    — Pasemos al ataque directamente, es imposible que no hayan oído todo esto — indicó el líder vofkridiano.

    Veygh y sus tropas, que no habían sufrido bajas, fueron corriendo hasta la ciudad imperial, sabiendo que si lograban conquistarla, el resto del planeta sería fácil de conquistar.

    En menos de diez minutos, la ciudad imperial valot se encontraba sumida en un gran caos. Los soldados valot luchaban cuerpo a cuerpo contra los vofkridianos. Los invasores eran menos que sus atacantes, pero claramente eran muchísimo más fuertes. Los vofkridianos atravesaban los cuerpos de sus enemigos, y en otros casos los decapitaban, provocando que el número de defensores se redujera con cada minuto que pasaba.

    Veygh y otros treinta y cinco guerreros se encontraban explorando una base de comunicaciones militares, creyendo que podrían encontrar a algunos refugiados intentando pedir ayuda a otros planetas. Su hipótesis era correcta, y solamente debieron guardar silencio para descubrir la ubicación de los mismos.

    — ¡Maldita sea, ¿por qué no responde nadie?! — gritaba furioso un militar valot — ¡Los vofkridianos atacaron nuestro planeta y necesitamos ayuda inmediata, respondan, por favor!

    Pero no se escuchaba a nadie del otro lado que atendiera a la llamada de auxilio de aquel militar.

    — ¡Están aquí! — gritó otro de los militares divisando a Veygh y a sus guerreros.

    — ¡Ya veo que el acuerdo entre las razas fue una total mierda! — exclamó el militar que intentaba comunicarse con otros planetas — ¡Una raza nos ataca y las otras tres nos abandonan! ¡Si salimos con vida de esta, nos vamos a vengar!

    Aquel furioso militar y su unidad se encontraron con Veygh y su grupo en el interior de aquella base. El líder vofkridiano mostraba una gran sonrisa en su rostro cuando vio que el número de guerreros valot era apenas superior al de vofkridianos.

    — ¡¿Cómo es posible que Ridion hiciera esto?! — preguntó el guerrero muy furioso — ¡Después de toda la ayuda que le brindamos a su padre! ¡Su traición es inaceptable!

    — Ridion no tuvo nada que ver con esto — respondió Veygh en un tono de arrogancia buscando una provocar su enemigo — Su exterminación fue decidida por nuestro nuevo emperador, Hkras.

    Fue ahí cuando los valots descubrieron la verdad de lo que había ocurrido. Pero ahora que sabían quien era el responsable, tenían una oportunidad para detenerlo.Lo único que debían hacer era derrotar a ese escuadrón y después dirigirse a Driun Morgh a acabar con Hkras. Los valots y los vofkridianos se atacaron mutuamente. La raza que estaba siendo invadida no pensaba con claridad los movimientos que hacían durante la pelea, y se dejaban llevar por el miedo y por su enojo. Los vofkridianos los superaban en fuerza y en capacidad, a pesar de que estaban en desventaja numérica. Todos los soldados valots cayeron a excepción de uno, que quedó en pie. El comandante de esa fracción fue el único de su grupo que consiguió derrotar a su enemigo, y ahora pasó a atacar a Veygh.

    El líder vofkridiano y el militar valot chocaron sus espadas. El valot era rápido y quiso atacar continuamente para confundir a su enemigo, pero Veygh no se quedaba atrás. El vofkridiano bloqueó sin problemas cada uno de sus ataques, y ahora era su turno. Veygh atacó directamente en dirección al corazón del enemigo, esperando que este lo bloqueara. Su plan salió como esperaba, y ahora ambos guerreros comenzaban a forcejear en un intento de desarmar al otro. Veygh le dio un rápido rodillazo en el estómago al valot, el cual sintió un gran dolor en su cuerpo, a pesar de llevar una armadura. Por el impacto, soltó su espalda y cayó arrodillado ante Veygh. Sin desperdiciar más tiempo, Veygh le golpeó el cráneo con su espada, partiéndoselo en dos, y logrando asesinar al enemigo.

    El líder vofkridiano y su grupo salieron hacia el exterior de aquella base de comunicaciones para observar como los guerreros vofkridianos acababan con todos los civiles, mientras que todos los militares ya se encontraban muertos en el suelo. La ciudad imperial había perdido todas sus defensas, y ahora era el turno del planeta entero.

    […]

    Liroba y su grupo ya se encontraban aterrizando en el planeta Flog. Dicho planeta tenía una gran variedad de ecosistemas, sin embargo, dado a la enorme fuerza de gravedad, todos sus habitantes residían únicamente en las ciudades. Solamente acudían a bosques, ríos, o montañas para buscar recursos. El líder vofkridiano que se ocuparía de atacar Flog observó que había un gran número de ridorianos armados esperando por el emperador. Al igual que los valot, estos utilizaban espadas para la pelea. Habían logrado crear armas potentes, pero la fuerza de gravedad del planeta impedía que los disparos llegaran muy lejos, además de cansar a los soldados.

    Aún así, cada ridoriano del lugar estaba armado. Aparentemente, no habían sido engañados del todo, y el ver tres naves aterrizar en su pista les levantó las sospechas. Liroba supo que esperaban problemas, por lo que decidió preparar a su grupo para que atacaran en simultáneo, y que se prepararan para retroceder en caso de ser necesario.

    Cuando las compuertas de salida de la nave se abrieron, todos los ridorianos levantaron las armas sabiendo que se encontrarían con problemas. En solo unos segundos, Liroba y su grupo se lanzaron al ataque. La fuerza de gravedad del planeta Flog era algo a lo que los vofkridianos no estaban acostumbrados. En el momento en que entraron en contacto con el planeta, algunos vofkridianos tuvieron problemas para correr y mantenerse de pie. Varios de ellos cayeron al suelo, mientras que otros avanzaban con dificultad.

    Los ridorianos fueron los que llegaron hasta ellos y realizaron los primeros ataques. Liroba y varios de sus soldados esquivaron esos ataques saltando hacia el suelo y rodando, sabiendo que sería más fácil esquivarlos de esa forma. Una vez que se pusieron a salvo, se pusieron de pie con algo de dificultad, y decidieron dejar que los ridorianos llegaran hasta ellos para pelear.

    En cuanto los alcanzaron, se produjo el choque entre espadas. Por la gran fuerza de gravedad, los soldados se dieron cuenta de que debían eliminar a sus enemigos de un solo ataque, sabiendo que si fallaban y perdían sus armas, poco habría que hacer al respecto.

    Liroba forcejeó con un ridoriano hasta que logró que bajara su espada, y rápidamente le clavó la suya en el estómago. Liroba retiró su espada y luego miró el campo de batalla. Sus compañeros luchaban muy bien, pero las bajas que estaban ocurriendo eran parejas para cada bando. El líder vofkridiano sabía que si no tomaban la ventaja, los ridorianos matarían a la mayoría de ellos y la conquista no funcionaría.

    — ¡No luchen separados, agrúpense y peleen juntos! — gritó Liroba a sus compañeros.

    Los vofkridianos que seguían con vida se agruparon tal y como el líder del equipo se los había indicado, y una vez juntos, empezaron a luchar en equipos contra los ridorianos. En ese momento fue que lograron torcer la balanza en su favor. Ahora las bajas para los ridorianos eran mucho mayores que las de ellos. Tras un breve momento de combate, Liroba empezó a notar el cansancio, y sabía que sus guerreros estarían en la misma condición que él.

    — ¡Pidan ayuda a Hkras! — gritó el líder vofkridiano — ¡Necesitamos refuerzos!

    Los soldados obedecieron su orden, dividiendo al grupo en dos equipos. Ocasión que los pocos ridorianos que seguían con vida aprovecharon para atacar en un ataque concentrado, pero ahora no en los vofkridianos, sino en Liroba.

    Por las palabras que el vofkridiano decía a los demás guerreros, asumieron que él debía ser el líder del equipo invasor. Mientras algunos ridorianos enfrentaban individualmente a los vofkridianos, Liroba fue atacado por tres enemigos. El vofkridiano líder consiguió evadir los ataques, pero terminó separándose de su grupo, quedando rodeado por tres ridorianos. Uno de ellos atacó apuntando a su corazón. Liroba puso su espada en vertical para bloquear el ataque, y luego, ambos empezaron a forcejear, intentando desarmar al otro. Liroba volvió a ganar el duelo individual, y consiguió que el ridoriano soltara su espada, para posteriormente matarlo de un golpe al corazón. Sin embargo, antes de que pudiera retirar su espada del cuerpo del ridoriano, otro de los atacantes lo atacó sin darle tiempo para esquivar el ataque, consiguiendo atravesarle el estómago. Liroba empezaba a perder sangre y fuerzas mientras sentía dolor en la zona donde recibió el ataque. Dicho dolor se terminó rápido, cuando un tercer ridoriano le perforó el cráneo con un fuerte ataque con su espada. Liroba perdió la vida en un instante, y cuando los enemigos retiraron sus armas, su cuerpo sin vida cayó al suelo.

    Los vofkridianos que lo habían acompañado observaron preocupados como su líder caía, lo que quería decir que hasta que no llegaran los refuerzos, deberían resistir por su cuenta.

    […]

    Fertrok y su equipo sabían que tenían tiempo limitado para poder eliminar a todos los seres vivos que habitaban el planeta Ritgrud. El equipo de oxígeno que llevaron les sería suficiente solamente para tres días, y si este llegaba a dañarse de alguna forma, podría verse reducido. Sin embargo, contaron con una gran ventaja al llegar al planeta, y es que ningún kup había ido a recibirlos.

    Dado a que necesitan alimentarse para poder obtener los nutrientes para vivir, la mayoría de ellos se encuentran reunidos en varios puntos del planeta, en donde pueden encontrar alimento adecuado para ellos. Eso les ponía las cosas aun más fáciles. Los kup ni siquiera sabían que estaban ahí, y una gran mayoría estaría reunidos en la ciudad imperial. Fertrok sentía un gran calor en su cuerpo, dado a las condiciones ambientales del planeta, por lo que elaboró una estrategia para ganarles de una manera más simple.

    — Si no los pueden matar con las armas, tírenlos a los volcanes o a los pantanos — indicó Fertrok a todo su grupo, sabiendo que su piel era resistente al calor, pero no era suficiente para sobrevivir si ellos caían en las fuentes del mismo.

    Fertrok y su grupo empezaron a correr hacia la ciudad imperial procurando no desperdiciar ningún segundo más.

    La batalla no les presentó mucha dificultad. Ninguno de los kup estaba esperando un ataque vofkridiano, dado a que todos se fiaron de las palabras que Fertrok les había dicho el día anterior. Fertrok y sus hombres los atacaron por sorpresa, consiguiendo matar a una gran cantidad de los kup que estaban reunidos ahí, sin que estos tuvieran idea de lo que ocurría.

    Esa ventaja no duró para siempre, y el ruido de la pelea y los gritos de desesperación de las víctimas, llamaron la atención de los guerreros kup de la ciudad imperial. El número de defensores era muchísimo mayor al de vofkridianos, pero eso no les dificultó las cosas a los invasores. Dado a que necesitan alimentación constante para vivir, los kup tienen problemas de obesidad, incluso los que luchaban para el ejército. Al tener un tamaño tan grande su fuerza aumenta, pero la velocidad disminuye, y el enemigo tiene más probabilidades de acercar un ataque.

    Fertrok y los suyos eliminaban a los kup con mucha facilidad, teniendo problemas únicamente cuando sus ataques eran bloqueados, ya que la fuerza de los enemigos les permitían ganar en los forcejeos. El líder vofkridiano encargado del ataque lo notó y decidió dar un aviso a sus guerreros.

    — ¡Son demasiado fuertes y pesados como para empujarlos hacia los volcanes o los pantanos! — gritó Fertrok esperando que todos lo hubieran escuchado — ¡Mátenlos en peleas cuerpo a cuerpo, no son demasiado rápidos!

    Fue así como los soldados cambiaron su objetivo directamente y comenzaron a seguir las órdenes de su comandante. Los kup eran asesinados muy fácilmente por los vofkridianos. Cuando intentaban matarlos con ataques directos, lo único que debían hacer era esquivar dichos ataques y luego contraatacar a gran velocidad. El gran tamaño de los kup les impedía esquivar los ataques de los vofkridianos como ellos estaban haciendo con los suyos, y si no conseguían bloquearlos, los ataques terminaban por alcanzarlos y eliminarlos directamente.

    […]

    Guqia y su grupo aterrizaron en la plataforma de aterrizaje del planeta Ovelio. Una gran multitud de gente los estaba esperando en la entrada de ese lugar, y ninguno de ellos estaba armado. Todos ellos creyeron en las palabras de Fertrok, y esperaban por el regreso de su emperador. Guqia reunió a todos sus guerreros y les explicó cual iba a ser su plan.

    — Escuchen, por lo que tengo entendido, los ovelianos pueden vivir tanto bajo el agua como en tierra firme — les explicaba Guqia — Pero no pueden quedarse permanentemente en un solo lugar. Cada cierto tiempo, tienen que hacer un cambio. Sus pulmones están ligados a su nariz y a sus branquias al mismo tiempo, y tienen la necesidad de respirar por ambos lados, o de lo contrario, se producirá un desgaste de los mismos. Debemos matar a la mayoría antes de que se escondan en el agua. Una vez que exterminemos a todos en tierra firme, solo es cuestión de esperar a que los que entraron al agua para esconderse salgan, y ahí los mataremos. Pero no dejen que se escapen muchos.

    Las compuertas de las tres naves se abrieron, e inmediatamente, Guqia y todos sus guerreros salieron armados con sus espadas para atacar a los ovelianos. La gran multitud que estaba en el lugar sintió un enorme miedo al ver como los vofkridianos empezaban a atacarlos de esa manera. Ninguno de los presentes llevaban armas, por lo que el escape era su única opción.

    Desafortunadamente para ellos, el número de vofkridianos era muy grande comparado con el de ovelianos, y el estar desarmados solo le facilitó las cosas a los invasores. Guqia les dio la orden de bloquearles las salidas del lugar, para que de esa forma, nadie pudiera escapar, y asesinarlos fuera mucho más fácil. Fue cuestión de pocos minutos para que los ovelianos presentes terminaran muertos. Sin embargo, el ruido de los gritos de los mismos de seguro habría llamado la atención del ejército del planeta. Guqia y sus hombres se reagruparon y partieron hacia la ciudad imperial, su objetivo principal.

    Cuando los vofkridianos llegaron, la ciudad se vio inmersa en un gran caos. Los ovelianos sí habían desarrollado armas de fuego, por lo que las utilizaban detrás de la cobertura en un intento de defenderse. Pero una ventaja con la que Guqia y el resto de los vofkridianos contaban era el grosor de su piel. La piel vofkridiana era demasiado resistente, y las armas de fuego de los ovelianos no hacían más que pequeños rasguños a los invasores.

    En un principio, estaban cubiertos para poder disparar sin ser encontrados, creyendo que podrían eliminar a los vofkridianos. Como sus armas no les estaban causando ningún daño, los vofkridianos solamente tuvieron que seguir los disparos hasta su origen, encontrando a los ovelianos, y asesinándolos casi sin ningún problema con sus espadas.

    Guqia mató a dos ovelianos que le estaban disparando, y al revisar sus armas, descubrió que estas tenían un buen número de munición. El líder del ataque vofkridiano guardó su espada para tomar una de sus armas. Buscó el escondite de un oveliano, y cuando lo encontró, esperó a que este saliera de su cobertura para empezar a disparale con un arma creada por su propia raza. El oveliano recibió cinco disparos del arma, pero solo se necesitaba uno solo para matarlo. Guqia se dio cuenta de que las armas podrían servirles de utilidad más adelante, por lo que no les dijo nada al respecto a sus soldados para no desperdiciar munición.

    El ejército oveliano, defensor de la ciudad imperial terminó cayendo ante los vofkridianos, ocasionándole a los invasores un número de bajas muy inferior. Los civiles, por su parte, consiguieron escapar y se escondieron bajo el agua. Guqia tenía una pequeña teoría que podría poner a prueba. El vofkridiano ordenó a sus hombres que juntaran todas las armas y que todos tuvieran una. En poco tiempo, todos los vofkridianos estaban armados.

    — ¿Cuál es el objeto de hacer esto? — preguntó uno de sus hombres.

    — Tengo una teoría de lo que estas armas pueden hacer — le respondió Guqia — Disparen algunas balas hacia el agua.

    Todos los vofkridianos dispararon simultáneamente hacia el agua, tal y como su líder se los había pedido. Las balas de las armas ovelianas se deshicieron al entrar en contacto con esa superficie, y al deshacerse, liberaron una sustancia extraña de color negro, la cual empezó a extenderse.

    — Las armas no pueden llegar hasta los ovelianos ocultos bajo el agua, pero podemos usarlas para contaminar su escondite — dijo Guqia luego de ver lo que sucedió al disparar — Disparen hasta vaciar los cargadores de las armas. El agua contaminada matará a los ovelianos, y si no lo hace, los obligará a salir de ahí.

    Cada vofkridiano disparó su arma sobre el agua, liberando esa sustancia color negro, la cual se empezaba a extender sobre el agua con mayor rapidez. El plan de Guqia funcionó tal y como el quería. Varios ovelianos morían debajo del agua, y aquellos que no lo hacían, se vieron obligados a salir de sus escondites.

    En tan solo un día, la mayor parte de la población oveliana terminó siendo exterminada por los vofkridianos.

    […]

    El plan de conquista de Hkras tardó dos semanas en completarse. La caída de Liroba en el planeta Flog lo obligó a enviar a más soldados para que se encargaran de darle a su grupo la ayuda que necesitaban. Tal y como había ocurrido en el torneo, los ridorianos fueron los únicos que consiguieron complicarles las cosas a los vofkridianos que se enfrentaron a ellos.

    Los valot se rindieron ante Veygh y sus guerreros una vez que su ejército terminara muerto. Ellos creyeron que todo esto se trataba de una conquista. Veygh se aprovechó de eso y consiguió reunir a los valot sobrevivientes para exterminarlos más fácilmente. Por otra parte, todos los ovelianos y los kup terminaron siendo eliminados. La contaminación en el planeta Ovelio impidió que sus habitantes sobrevivieran; y la batalla en Ritgrud, no le dio tiempo a los kup para que se alimentaran de la forma correcta para poder sobrevivir, lo cual deparó en su muerte. Los ridorianos fueron sobrepasados por los vofkridianos, pero eso no hizo que dejaran de pelear hasta el final. Al igual que los valot, creyeron que todo se trataba de una conquista, y preferían la muerte a ser esclavizados por los vofkridianos. Una vez que todos los seres vivientes en esos cuatro planetas fueran asesinados, las naves vofkridianas emprendieron el viaje de vuelta hacia Driun Morgh.

    El plan de Hkras para exterminar a todos los habitantes de la galaxia en la cual vivían ya estaba completo, lo que significaba que ahora comenzaría la planeación para conquistar y esclavizar a todas los planetas y razas existentes en el universo.
     
  4. Threadmarks: La conquista comienza
     
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    Uff, cuanto tiempo sin escribir... saludos y bienvenidos al cuarto capítulo de la historia. Tal y como había dicho, con la universidad es imposible saber cuando tendrás tiempo disponible otra vez. Yo he encontrado un poco en esta última semana, y lo he aprovechado para escribir un capítulo más de mi historia.

    No tomen esto como un regreso mío a la escritura, porque en esta semana no tendré casi nada de tiempo libre para escribir otro capítulo. Como ya he dicho, escribo cuando puedo y publico cuando termino.

    No he escrito nada desde hace 3 meses, por lo que es comprensible que este capítulo tal vez no esté al nivel de los tres anteriores. Sin más distracciones, los dejaré leer.


    La conquista comienza:

    Luego de dos semanas de espera en su planeta, las naves vofkridianas regresaron a Driun Morgh. Hkras, junto con otros soldados y algunas otras personas del imperio vofkridiano fueron a recibir a los guerreros. Todas las naves llegaron en simultáneo al planeta del cual habían partido. El emperador y los miembros del imperio aplaudían mientras veían a los guerreros conquistadores bajar de las naves.

    Todos los miembros del imperio vofkridiano celebraban esta victoria. La primera de todas, y el primer paso para conquistar la galaxia completa. Veygh, Guqia y Fertrok, quienes fueron los comandantes del ejército durante las misiones, iban al frente de sus guerreros. Hkras se acercó para estrechar las manos de los hombres en los que más confiaba. Sabía que ellos le garantizarían a todo el imperio vofkridiano el dominio entero de la galaxia. El emperador vofkridiano pidió a todos los presentes en ese lugar que se reunieran en el estadio para organizar una celebración oficial del éxito de la conquista.

    Los vofkridianos presentes se retiraron a sus casas y así prepararse para el evento que tendría lugar en el estadio. Los soldados también se retiraron, pero varios de ellos decidieron que no iban a asistir a la celebración. El viaje y la batalla en contra del resto de las razas los habían dejado cansados, y querían recuperar energías. Finalmente, en el lugar donde las naves descendieron, solamente quedaban Hkras, Veygh, Guqia y Fertrok. El emperador quería tener una charla con sus hombres en privado.

    — Bienvenidos de vuelta, y felicidades por su victoria en sus respectivas misiones — les dijo Hkras a todos ellos, agradeciendo el esfuerzo que habían hecho para cumplir su plan.

    — Fue un honor haber cumplido con nuestro primer objetivo — le respondió Veygh, esperando que Hkras recordara lo que le había dicho antes del inicio de la misión — Esperamos poder conquistar el resto del universo en menos tiempo.

    — Lamentablemente, Liroba no lo consiguió — respondió Guqia, recordándole a Hkras que uno de sus soldados había muerto durante la misión — Espero que él sea honrado en nuestra celebración.

    — Claro que será honrado — le respondió Hkras — Liroba era mi amigo, y él nunca se negó a ayudarme a mí en ningún momento. Yo no me olvidaré de su sacrificio. Sin embargo, mi imperio aún es jóven, y no creo que la gente vaya a mantenerlo en su memoria.

    — La muerte de Liroba nos demuestra que no hay que confiarnos ante nadie — respondió el comandante Fertrok — Los ridorianos dieron una batalla difícil, y estoy seguro de que tal vez haya razas con la misma resistencia que ellos.

    — Los ridorianos eran buenos guerreros, y aún así han caído ante nosotros — le respondió el emperador — Cualquier raza a la que nos enfrentemos va a terminar perdiendo. Nadie tiene la ferocidad ni el instinto de pelea que tenemos nosotros.

    Luego de que la charla con sus hombres terminara, Hkras les dio permiso para retirarse a descansar. Llamó a algunos vofkridianos para que se llevaran las naves a la zona de mantenimiento para que se revisara que no tuvieran daños graves. El emperador se retiró a la casa imperial, y así se prepararía para la celebración de la victoria. Pidió los informes de la guerra, y se llevó una agradable sorpresa al ver que Veygh fue el que terminó primero con su misión. Hkras esperaba que las cosas salieran de esa manera, dado a que quería tener una excusa para nombrar a su mejor amigo como segundo al mando de su imperio sin despertar el malestar en el resto de la gente, y ya la tenía. Veygh era un gran soldado, y su éxito en la misión le ameritaba el puesto. Hkras estaba algo triste por la muerte de su amigo Liroba, pero más que tristeza, sentía una pequeña decepción. Sabía que los ridorianos eran una raza fuerte, pero creyó que su amigo podría manejarlo. Hkras esperaba que Guqia hubiera terminado su misión antes que Fertrok, pero no fue así. El comandante vofkridiano consiguió eliminar a los kup antes de que su amigo consiguiera exterminar a los ovelianos.

    Esto solo significaba una cosa: Hkras tendría que nombrar a Fertrok como tercero a su mando, o simplemente no tomar a nadie para que tomara esa posición. El emperador no se sentía cómodo teniendo a alguien a quien no conocía muy bien como tercero al mando de su imperio. Fertrok no llevaba demasiado tiempo con él, y era probable que una decisión que él tomara no sería la misma que él tomaría si tuviera que hacerlo. Otra cosa que preocupaba a Hkras era el hecho de que Fertrok originalmente fue nombrado comandante durante el tiempo en el que Kuriy, el padre de Ridion, era emperador. Probablemente, las ideas de Fertrok coincidieran con las del anterior emperador de Driun Morgh. Hkras quería tener a alguien como tercero al mando de su imperio, para casos donde él o Veygh no pudieran ejercer bien sus funciones. Sin embargo, eso no sería posible. Los informes confirmaban que Fertrok había conquistado el planeta que se le fue asignado antes de que Guqia lo hiciera. Si Hkras nombraba a Veygh como segundo al mando por su éxito, pero luego nombraba a Guqia como tercero al mando, sería probable que varios soldados perdieran la confianza que le tenían. Hkras lo pensó por unos minutos hasta que finalmente tomó la decisión que creyó correcta.

    La tarde había llegado. El estadio en donde se realizó el torneo entre las razas y la lucha entre Hkras y Ridion por el imperio se encontraba repleto. Varias personas del imperio habían asistido con sus familias para presenciar dicho evento. Y como los soldados estaban tomandose un descanso de las batallas que habían librado, daba lugar a más asistentes. Hkras se encontraba parado en el centro del campo de batalla, con sus tres soldados de confianza a su lado. Los presentes sabían que el emperador estaba por decir unas palabras, por lo que decidieron hacer silencio.

    — ¡Nuestro plan ha sido un éxito! — exclamó el emperador vofkridiano en señal de victoria — ¡Las otras cuatro razas que habitaban en la galaxia fueron eliminadas, y ni siquiera lo vieron venir! ¡Ahora es imposible que seamos atacados desde nuestra galaxia! ¡Cualquier ataque que recibamos vendrá desde el exterior, lo que quiere decir que tendremos la ventaja total, sea quien sea el atacante! ¡Nuestro imperio no podrá ser derrotado!

    Luego de esas palabras de aliento, los asistentes exclamaron eufóricos por la victoria. Si el imperio de Hkras tenía éxito en la conquista del universo, sus vidas serían mucho más fáciles. Teniendo a las demás razas como esclavos, el trabajo que habrían de realizar sería mucho más sencillo y menos pesado. Hkras sabía que todo su planeta estaba de acuerdo con sus ideales, y que tendría el apoyo total para llevar a cabo la conquista. Una vez que los gritos terminaron, el emperador reanudó la charla.

    — ¡Sin embargo, ahora se aproxima la parte más difícil de todas! — indicó el emperador — ¡Las otras razas debían ser eliminadas para asegurar la permanencia de nuestro imperio! ¡Pero a partir de ahora tendremos que tener cuidado de no llevar a la extinción a los demás! ¡Los necesitamos con vida para que sean nuestros esclavos! ¡Ellos tienen que formar parte del imperio y sernos de mucha utilidad, no podemos simplemente matarlos como hemos hechos con los demás miembros de la galaxia! ¡Los vofkridianos no volverán a formar ningún acuerdo con ninguna otra raza, todo eso es cosa del pasado, y ahí es donde debe y donde va a quedarse!

    La gente nuevamente volvió a clamar alegría tras las palabras de Hkras. El emperador estaba satisfecho por ver la reacción de su gente ante su discurso, pero sabía que algunos de ellos no estaban del todo convencidos de tenerlo a él al mando. Estaba seguro de que no todos lo veían de la misma forma, y que preferirían que Ridion siguiera siendo el emperador, pero se veían obligados a aclamarlo a él para no sufrir ningún tipo de daño. Aunque esto era un poco molesto, no lo tenía en preocupación. El emperador vofkridiano iba a dar dos anuncios más, y luego daría comienzo a la segunda etapa de su plan.

    — ¡Pero no es justo que yo sea el único que hable aquí el día de hoy! — añadió el emperador vofkridiano llamando la atención de la gente y de sus tres compañeros — ¡Estos guerreros que están parados detrás de mí son responsables del triunfo de nuestro imperio sobre los demás! ¡Ellos han liderado audazmente a mis soldados, y supieron obtener la victoria! ¡Quiero que el éxito, tanto de ellos, como el del fallecido Liroba, sea reconocido por todos ustedes! ¡Veygh, quien ha completado su misión antes que nadie, será mi segundo al mando desde el día de hoy! ¡Fertrok seguirá siendo uno de mis mejores comandantes, y mi amigo Guqia será ascendido de soldado a comandante! ¡Ha demostrado que puede liderar a los hombres tan bien como un comandante lo puede hacer! ¡Por eso quiero que ellos reciban una ovación!

    La gente obedeció a Hkras, y en el momento en el que dijo esas palabras, comenzaron a aplaudir a los otros tres guerreros. Veygh estaba muy feliz al ver que Hkras cumplió con su palabra. Hace poco tiempo, él era un simple soldado, y el día de hoy, era el segundo al mando de lo que era un gran imperio que estaba naciendo. Hkras era su mejor amigo, confió en él cuando organizó un ataque en contra del emperador, y esa era la recompensa que tenía.

    Guqia estaba conforme con lo que obtuvo. Al igual que Veygh, no se había imaginado lo lejos que había llegado en tan poco tiempo. Aunque hubiera querido un cargo más alto que ser un comandante, no se sentía del todo listo para ocuparlo. Sin embargo, tuvo el presentimiento de que Hkras lo enviaría a más misiones de conquista, en las cuales ganaría más experiencia y le servirían de mucho para ocupar algún cargo superior en el futuro. El imperio vofkridiano iba a dominar el universo entero, y aún tenía una gran cantidad de años por delante para obtener una mejor posición.

    Fertrok, por su parte, no estaba muy conforme con el resultado. Después de haber demostrado su lealtad hacia Hkras desde el momento en el que este último asesinó a Ridion, y después de haber conquistado su planeta de forma exitosa, su posición no había cambiado. Antes de que Hkras fuera el emperador era un simple comandante, y ahora que las cosas eran diferentes, su cargo era el mismo. Seguía teniendo la misma autoridad que antes, lo cual lo dejó un poco decepcionado. Aunque sabía que Hkras solo había sido emperador por un corto período de tiempo, y de que tendría oportunidades para ganarse aun más su confianza. Sin embargo, decidió que no iba a hablar sobre el tema. Si Hkras conocía lo que él estaba pensando, probablemente nunca le daría una posición superior. Lo mejor que podía hacer era quedarse callado y esperar a que el día en que Hkras le diera un cargo superior llegara por su cuenta. Algo que pareció aliviarlo era el hecho de que Guqia no había recibido un ascenso a una posición mayor que la suya. Tratándose de un gran amigo y un ser de confianza para Hkras, esto dejó a Fertrok más tranquilo.

    Los aplausos de la gente terminaron luego de un minuto. Los tres sobrevivientes a la misión de conquista fueron reconocidos por todos los presentes. Hkras iba a dar su último anuncio.

    — ¡Ahora pasemos al motivo por el cual los he reunido! — decía el emperador — ¡Mi plan de conquista ha pasado por tres etapas exitosas hasta el momento: derrocar a Ridion, eliminar al resto de los emperadores, y conquistar a los demás planetas de la galaxia! ¡Logramos tanto en tan poco tiempo y nunca nos hemos dispuesto a celebrarlo! ¡Es por eso que cada año que pase, vamos a celebrar este día como el día de la superioridad vofkridiana sobre la galaxia! ¡La exterminación de las razas inferiores de la galaxia fue el primer paso para asegurar la permanencia de nuestro imperio, y merece ser recordado eternamente en nuestra historia!

    Fue aquí cuando el estadio rugió con mucha más fuerza. Todos los presentes amaron esas palabras que su emperador había pronunciado. Hkras sabía que, a pesar de las opiniones diferentes que cada vofkridiano pudiera tener sobre él, todos los presentes estaban de acuerdo con él. Este era un día que sin dudas merecía ser recordado eternamente. Muchos consideraron a este día como el comienzo del imperio de Hkras en el universo, a pesar de que solamente habían alcanzado a dominar una única galaxia.

    Hkras y el resto de soldados se quedaron festejando en el estadio durante una hora, aunque la celebración no fue de las mejores, puesto a que no había sido planeada con mucha anticipación. Estaba claro que las fiestas futuras iban a ser mejores, después de todo, se suponía que habían logrado exterminar a cuatro razas que podrían haber puesto al imperio en peligro, y una fiesta mediocre no tenía lugar.

    Una vez que la celebración había sido terminada, todos los presentes se retiraron de vuelta a sus actividades. Hkras había decidido irse a la casa imperial para empezar a planear como iba a ser la conquista del resto de las galaxias, dado a que una cosa era conquistar planetas dentro de la misma galaxia en la que estaban ellos, y otra muy distinta era conquistar planetas en galaxias diferentes.

    Veygh, Guqia y Fertrok fueron los últimos en retirarse. Los tres habían decidido que iban a dirigirse a los campos de entrenamiento de soldados, dado a que tenían que acostumbrarse a pasar mucho más tiempo entre ellos si es que iban a liderarlos en conquistas de planetas enteros. Aunque Fertrok no tendría muchos problemas con este aspecto.

    — Oye, Veygh — dijo Guqia acercándose a su compañero — Te felicito por ser el segundo al mando del imperio. Hkras ha confiado en ti, y tú le has devuelto esa confianza en el campo de batalla. Si alguien lo merece, ese alguien eres tú.

    — Sí, felicidades Veygh — le dijo Fertrok en un tono que no delataba la forma en la que sentía respecto a ese tema, pero sí dejaba ver que lo felicitaba más por obligación que por felicidad — Espero que hagas un buen trabajo, por el bien de todos nosotros.

    — Si Hkras creyera que no pudiera manejarlo, no me habría puesto aquí en primer lugar — le contestó Veygh, recordando lo que Hkras le había dicho respecto a Fertrok antes de partir hacia la conquista.

    Los tres guerreros de Hkras llegaron a las instalaciones militares y se establecieron ahí. Sabían que tenían que pasar la mayor parte del tiempo instruyendo a los soldados para partir a conquistar otros planetas, algo para lo que nunca habían sido preparados. Sin embargo, iban a contar con la ayuda del resto de los comandantes para participar en esas tareas.

    Hkras estuvo planificando como iban a realizarse las conquistas de los planetas. Pasó algunos días discutiendo no solo con sus tres guerreros de confianza, sino también con otros comandantes del ejército vofkridiano. Cada uno de ellos expuso su opinión acerca de como se llevaría a cabo el procedimiento. Finalmente, el emperador había tomado su decisión. Iba a enviar a naves vofkridianas de exploración hacia distintas galaxias, para que llevaran un conteo rápido del tamaño de cada una y la cantidad de planetas que tuvieran. Primero conquistarían a las galaxias más cercanas, y luego pasarían a conquistar las siguientes. En un principio, la idea era conquistarlas una por una, dado a que así, en caso de que los guerreros necesitaran apoyo en la misión de conquista, enviar refuerzos no sería muy difícil. Iban a partir unos cuatro equipos de exploración, conformados por treinta integrantes cada uno. Cada equipo tendría un jefe de exploración.

    No solo iban a llevar un conteo rápido de la cantidad de planetas que pudiera haber en cada galaxia, sino que también tendrían que explorar en ellos por un breve período de tiempo, para conocer sus condiciones atmosféricas. No podían correr el riesgo de entrar a un planeta sin conocerlo. Ovelio estaba conformado en su mayor parte por agua, mientras que Ritgrud era un planeta repleto de volcanes y pantanos. Estaba claro que cada planeta iba a ser muy distinto del anterior, y era necesario conocer a que era que se enfrentaban.

    Antes de partir, se le dio entrenamiento a los jefes de los equipos de exploración y a los exploradores que iban a formar parte de las misiones. Era el día de las asignaciones. Hkras iba a asignarle a cada uno de sus exploradores un sector para que estos fueran explorados.

    — Gez, a ti te toca explorar las galaxias que se encuentren al norte — le dijo el emperador vofkridiano a uno de los líderes de exploración.

    — Como usted diga, señor — respondió Gez, mostrando mucho respeto hacia su emperador.

    — Krur, tu explorarás la zona del este — indicaba Hkras a su explorador.

    — Le aseguro que mi equipo y yo daremos lo mejor — le contestó el explorador vofkridiano, mostrando respeto por Hkras, igual que su compañero.

    — Braulor, tu te encargarás de explorar el oeste — decía el emperador.

    A diferencia de sus dos compañeros, Braulor no le respondió a Hkras con palabras amables. Simplemente cerró los ojos e inclinó la cabeza en reverencia, como si no se sintiera digno de responderle con palabras al emperador vofkridiano. A Hkras le gustó ese gesto, pero sabía que solamente era para aparentar. Decidió no decirle nada a su explorador y simplemente continuar con la asignación del último sector.

    — Y finalmente, Sidirio — le dijo Hkras al último explorador que quedaba — A ti te encargo explorar las galaxias en el sur.

    — No lo decepcionaré, emperador — le respondió el explorador muy respetuoso — Se lo prometo.

    — Espero que todos ustedes me traigan toda la información que puedan recolectar sobre las galaxias a las que se dirigen — le dijo Hkras a todos sus exploradores — En dos meses los quiero devuelta con toda la información que hayan reunido. Tengan cuidado de que ninguna raza los vea. Lo que menos necesitamos es levantar sospechas innecesarias.

    Gez, Krur, Braulor y Sidirio fueron a preparar a sus equipos. La salida sería al día siguiente, y la exploración iba a durar dos meses para cada uno de ellos. El día en que las naves partieron, Hkras, Veygh, Fertrok y Guqia estaban para despedir a los exploradores, junto con otras personas que también pertenecían al imperio. Hkras quería que todos vieran que él se mostraba preocupado por los suyos, y que no era alguien que se quedaría sentado esperando resultados. También quería que la gente tuviera esa misma opinión de sus otros tres compañeros. Las naves partieron en direcciones distintas, y en poco tiempo, desaparecieron de la vista de todos. Gracias a la tecnología que robaron de otros planetas durante los exterminios, las naves fueron mejoradas para aumentar un poco más la velocidad del viaje espacial. Algo que se esperaba de las primeras conquistas era que las naves mejoraran su rendimiento aprovechándose de la tecnología que estos obtendrían de los planetas que conquistaran.

    Hkras sintió como esos dos meses pasaron a un tiempo demasiado lento. Quería recibir toda la información de los exploradores cuando regresaran de sus planetas, por lo que les dijo que no intentaran ponerse en contacto con Driun Morgh, al menos que fuera una emergencia. Cuando los exploradores regresaron, los recibió una multitud mucho mayor a la que había ido a despedirlos. Hkras y el resto de su gente se llevó una gran sorpresa al ver que solo tres equipos estaban completos. Del equipo que estaba bajo el mando de Braulor solamente quedaban cinco exploradores, y el jefe no se encontraba entre ellos. Varios de los presentes se mostraron preocupados, por lo que Hkras decidió que no les dejaría escuchar lo que pasó.

    El emperador se reunió junto a sus tres hombres de confianza y los tres jefes de exploración sobrevivientes en la casa imperial, listos para escuchar noticias. Los cinco sobrevivientes del equipo de Braulor se encontraban también.

    — ¿Qué fue lo que ocurrió? — preguntó Guqia un poco curioso de saber que fue lo que salió mal.

    — Fue cuando estábamos explorando uno de los planetas — respondió un explorador un poco asustado de recordar lo que pasó — De un momento a otro, y sin que tuviéramos tiempo para reaccionar, ocurrió un derrumbe. La superficie se movió y los vehículos fueron tragados. Solo nosotros hemos sobrevividos.

    — ¿Qué hay del resto de los planetas? — preguntaba Hkras queriendo saber si la galaxia valía la pena.

    — Igual que nuestra galaxia, solamente hay cinco — respondió otro soldado — En el planeta de los derrumbes no hay seres vivos. Ese es el segundo planeta. El primero y el quinto tienen seres vivos. El tercero y el cuarto están totalmente deshabitados. Las condiciones climáticas en los planetas habitables son muy agradables, similares a las del nuestro.

    — Quiero encargarles que realicen un mapa de la galaxia a escala similar al mapa que tenemos de la nuestra — contestó Hkras, dándole la orden a los cinco exploradores de que se retiraran.

    Una vez que esos cinco sobrevivientes se retiraron, Hkras prosiguió a escuchar el reporte de los otros exploradores.

    — La galaxia que exploramos consta de siete planetas — dijo Gez, informando al emperador — Los primeros cuatro están demasiado cerca de la estrella del sistema solar. Esos planetas son inhabitables, y no hay nada más que desierto en ellos. Los últimos tres, por su parte, presentan condiciones agradables. Son planetas pequeños, y todos ellos están superpoblados. El tiempo que ahorramos al no explorar los primeros cuatro planetas, lo perdimos con el esfuerzo realizado para que nadie nos descubriera en los otros tres.

    — Nuestra exploración fue una total pérdida de tiempo — ahora era Krur el que hablaba — Es una galaxia enorme, y solamente hay un solo planeta en ella. El planeta tiene un tamaño gigante. Es mucho mayor que Driun Morgh, Lokred y Ovelio juntos. Algo raro que tiene esa galaxia es que hay muchas estrellas principales, cada una a una distancia distinta del planeta. La atmósfera será diferente dependiendo del sector en el que te encuentres.

    — La galaxia que nosotros exploramos estaba conformada por siete planetas, igual que la que Gez exploró — contaba Sidirio — Pero solamente dos de esos planetas están inhabitados. Los otros cinco tienen condiciones atmosféricas muy agradables. Hay algunos planetas que son habitados por una única especie, mientras que otros están habitados por varias.

    — ¿Varias especies en un solo planeta? — preguntó Veygh muy asombrado por escuchar eso — No creí que existiera algo así. Creí que cada planeta era el habitat de una única especie.

    — Fue una exploración que abarcó a cuatro galaxias — le respondió Fertrok — Estaba claro que no todos los planetas serían igual al nuestro.

    — Aun así me sorprende — le contestó Veygh al comandante — Vamos a aprender muchas cosas en nuestra conquista.

    — Este será el procedimiento que vamos a seguir — les decía Hkras planificando una estrategia rápida basado en lo que sus exploradores le contaron — La primer galaxia en ser atacada será la que fue explorada por Braulor, ya que solo cuenta con dos planetas para conquistar. La siguiente será la que fue explorada por Gez, que tiene tres. Nuestro próximo objetivo será la que fue explorada por Sidirio, dado a que cuenta con seis planetas. Aunque la de Krur solamente tenga un planeta, si es de gran tamaño, requerirá de una gran cantidad de fuerza para poder conquistarlo. Por eso la dejaremos para el final. Quiero que ustedes hagan mapas de las galaxias — le dijo esto a los tres exploradores — y que ustedes entrenten a las tropas para las batallas — esto fue dirigido a sus guerreros de confianza.

    Cada uno de los presentes se retiró para cumplir con el objetivo que el emperador les había asignado. Hkras estaba impaciente por iniciar con la conquista del universo lo más rápido que fuera posible, pero sabía que algo tan importante requería tiempo, y que no debía apresurar las cosas. Los mapas de las cuatro galaxias exploradas fueron terminados en una semana y media, por lo que Hkras decidió darle un mes de entrenamiento a los soldados antes de partir a la conquista. Cuando el mes terminó, llegó el momento en el que los vofkridianos partirían hacia la conquista de la primer galaxia. Hkras iba a dirigir personalmente a uno de sus equipos de conquista, mientras que Guqia se encargaría de dirigir al otro. Veygh y Fertrok iban a quedarse en Driun Morgh durante la conquista de esa primera galaxia. Hasta que Hkras no regresara, Veygh iba a estar a cargo de todas las operaciones en Driun Morgh.

    El emperador vofkridiano eligió que Veygh se quedara para poner a prueba su condición para ser el segundo al mando, y quería que Guqia liderara al otro equipo para que adquiera experiencia. Su idea era, asignarle a Fertrok y a su amigo una misión de conquista simultánea, y que esta vez, sea Guqia quien terminara antes, y así poder nombrarlo como tercero al mando sin causarle molestias a nadie.

    Hkras y Guqia partieron hacia la primer galaxia que sería conquistada, cada uno en una nave diferente. Con los mapas y las mejoras que fueron aplicadas a las naves, no tardaron demasiado como la primera vez. El emperador iba a encargarse de la conquista del primer planeta, mientras que Guqia se encargaría del quinto. Hkras creyó que conquistaría su planeta objetivo muy rápido, lo que le permitiría partir a ayudar a su compañero Guqia en caso de que lo necesitara.

    Hkras se encontraba impaciente por dar comienzo a la conquista de aquel planeta. Finalmente, llegó el momento. Su nave, y otras naves acompañantes iban a descender en el planeta, de preferencia en un lugar con mucha población, e iban a provocar el caos en el lugar. A diferencia de los anteriores planetas, los vofkridianos no tenían que exterminar a la raza completa, solo debían demostrar su superioridad y hacerlos formar parte de su imperio.

    Las naves entraron a la atmósfera del planeta, cruzando el cielo a una baja altura para asegurarse de que varios de ellos los vieran venir. Cuando divisaron una zona repleta de edificios de gran tamaño, Hkras dio la orden de descender en cualquier lugar cercano donde la nave tuviera espacio. El descenso se realizó con éxito. Hkras descendió de su nave, siendo acompañado del resto del ejército vofkridiano. Una enorme multitud los veía. Los habitantes del planeta eran seres de altura muy baja, con la piel gris y sin pelo visible. Hkras los miraba y podía percibir el miedo proveniente de todos ellos. Los habitantes del planeta estaban aterrados. Nunca en su vida habían visto algo similar. Ellos creían que no existía la vida más allá del cielo que conocían, y el haber visto como unas naves desconocidas llegaron de un momento a otro, les hizo darse cuenta de que se equivocaban.

    Los vofkridianos estaban esperando una orden de su emperador antes de pasar al ataque. Los seres que habitaban el planeta veían a esos desconocidos quietos en el medio de su ciudad, como si estuvieran preparándose para lastimarlos. El silencio que había en ese lugar fue interrumpido cuando un escuadrón llegó armado hacia ese lugar. Los miembros del escuadrón probablemente fueran un ejército de defensa. Estos apuntaron a los vofkridianos con un arma que tenía un diseño similar al de un arma de asalto terrestre, con la diferencia de que esta era mucho más pequeña. Sin embargo, ninguno de ellos atacaba.

    — Si ellos no empiezan, lo haremos nosotros — le dijo Hkras a su ejército — No ataquen hasta que no de la orden.

    El emperador vofkridiano dio unos cinco pasos al frente. Los habitantes del planeta que vieron eso comenzaron a gritar al mismo tiempo que entraron en pánico luego de que vieron a ese ser desconocido moverse. El escuadrón de defensa abrió fuego sobre Hkras y sobre el resto de los vofkridanos presentes. Las armas disparaban unas balas con una potencia de fuego muy inferior a un arma terrestre. Hkras estaba asombrado por lo que veía, pero no por lo que sentía. Los disparos impactaban sobre su piel pero no causaban ningún daño, solamente rebotaban sin causar ni el más mínimo rasguño sobre su cuerpo. Dado a su piel muy gruesa, ninguno de los vofkridianos sufrió el más mínimo daño.

    Hkras empezó a reirse, ya que pensó que la conquista iba a ser muy fácil de lograr. El emperador levantó su espada y miró a sus guerreros.

    — ¡Al ataque! — ordenó el emperador a los suyos.

    Con su ejército siguiendolo fielmente, Hkras pasó a la carga. Los habitantes civiles comenzaron a correr asustados, mientras que el escuadrón de defensa abrió fuego nuevamente sobre los vofkridianos. Al igual que en el primer ataque, ningún daño fue causado a los vofkridianos. Estos, por su parte, sí que consiguieron poner en peligro a sus rivales.

    Hkras consiguió matar a cinco de esos guerreros con un simple golpe de espada a cada uno. La piel de esa raza era demasiado débil, y sufría daños ante el más mínimo contacto con las armas. El resto de los vofkridianos atravesaba a sus enemigos con sus espadas, mientras que estos intentaban inutilmente, acabar con ellos con sus armas. El ejército de Hkras no tardó mucho tiempo en superar a aquel escuadrón de defensa que los había atacado. El emperador notó como sus soldados asesinaron a todos sus rivales, y creyó que tenía que darles una lección sobre como llevar a cabo la conquista. El emperador notó que solo quedaban unos tres guerreros con vida, por lo que se acercó a uno de ellos y lo decapitó con un fuerte golpe con su espada. Los otros dos se acercaron para atacar más de cerca. Hkras decidió no matarlos. Con un golpe de puño a cada uno, consiguió tirarlos al suelo a los dos guerreros que quedaban.

    — No tienen que matarlos a todos como antes — les dijo Hkras a sus guerreros, esperando que estos aprendieran como actuar a partir de ahora — Esto no es un exterminio, es una conquista.

    El emperador pisó a uno de los guerreros del escuadrón que no había sido asesinado para hacerlo sufrir sin matarlo. Dicho guerrero sufría por el golpe, mientras que su compañero miraba aterrado como el desconocido lo lastimaba.

    — No puedo creer… que hayan derrotado al escuadrón más letal de Iotkad — exclamó el guerrero que estaba siendo pisado por Hkras, sufriendo por el daño que le estaba causando su enemigo.

    — Tal parece que puedo comprender tu idioma — le respondió Hkras dejando de pisar al soldado — ¿Cómo dijiste que se llama este lugar?

    — Iotkad — le respondió el guerrero mirando a Hkras lleno de temor, pero aliviado de que haya dejado de pisarlo — Nuestro planeta se llama Iotkad… ¿Quiénes son ustedes? ¿Por qué nunca antes los habíamos visto, y por qué vinieron a matarnos?

    — Mi nombre es Hkras — le respondió el emperador vofkridiano en un tono serio para infundir miedo sobre su enemigo — Y he venido aquí para conquistarlos.

    — ¡¿Conquistarnos?! — exclamó aterrado el otro soldado del escuadrón.

    — Así es — le conquistó el emperador — A partir de ahora, todo su trabajo productivo será destinado a mi, a mi gente y a mi planeta. Yo soy el dueño de sus vidas a partir de ahora. Si no recuerdo mal, tu dijiste que eran el escuadrón más letal del planeta. Y mi ejército lo hizo pedazos en cuestión de minutos. Si ustedes no se rinden ante mí, y no colaboran con mi imperio, me encargaré de asesinar a todos los habitantes del planeta.

    En ese momento, una lluvia de disparos de bala impactaron en el pecho de Hkras. El emperador no sintió nada más que el roce de las balas contra su piel. Dirigió su vista hacia la dirección de la cual provenían los disparos y pudo ver a un iotkadiano apuntándole con un arma muy similar a la que usaban los demás guerreros. Dicho iotkadiano tenía una corona pequeña sobre su cabeza, lo que le indicó a Hkras que aquel atacante debía ser una clase de líder.

    — ¡Son unos monstruos! — gritó horrorizado el iotkadiano con corona — ¡Nuestras armas más mortíferas no les causan ningún daño! ¡¿Qué fue lo que vinieron a hacer aquí?!

    — Creo que tú pareces ser el que dirige las cosas aquí — le respondió Hkras mirando la corona que llevaba en su cabeza — Esa cosa que llevas en la cabeza te delata.

    El emperador tomó al guerrero iotkadiano con el que habló primero del brazo y lo levantó del suelo. Ante la vista del líder de esa raza y de los guerreros de su ejército, el emperador vofkridiano se acercó hacia él. Se puso a una distancia muy cercana, y luego puso su espada en el cuello de uno de los últimos guerreros del escuadrón.

    — ¿Qué quieres de nosotros? — preguntó muy asustado el líder luego de ver como el extraño invasor dominaba con facilidad a uno de sus mejores guerreros.

    — Nosotros somos los vofkridianos, la raza más poderosa de todo el universo — le respondió Hkras mirandolo seriamente — Hemos venido a su planeta a conquistarlos. A partir de este día, todas las actividades productivas que realicen serán destinadas a servirle a nuestro imperio.

    — Es imposible… se suponía que no había vida más allá del cielo de Iotkad — el líder comenzó a derramar varias lágrimas luego de escuchar esas palabras de un guerrero que para ellos era invencible.

    — Pues la hay — le respondió Hkras para remarcarle su error — Y es una forma de vida muy superior a la de ustedes. Hemos exterminado a cuatro razas de seres vivos que eran muy superiores a ustedes. Podríamos hacer con ustedes lo mismo que hicimos con ellos. Pero no lo voy a hacer. A cambio de su lealtad, y de una contribución al imperio vofkridiano, les permitiré conservar sus miserables vidas.

    Hkras esperaba una respuesta de parte del líder de los iotkadianos, pero este simplemente estaba inmovilizado del miedo ante su presencia. Aunque Hkras estaba complacido por causar un miedo tan grande, sabía que tenía que hacerlo reaccionar.

    — Ya hemos acabado con su unidad más letal sin dificultades — dijo Hkras mostrando superioridad ante aquel líder — Y si ustedes se niegan a contribuir a nuestro imperio… — Hkras le dio un rodillazo al guerrero iotkadiano en la espalda, lo que provocó que cayera al suelo, y luego lo decapitó de un golpe rápido con su espada — Esto es lo que le pasará a usted y al resto de su gente.

    — ¡Basta, por favor, basta! — imploró entre lágrimas el líder iotkadiano poniéndose de rodillas ante Hkras — ¡Te daré todo lo que quieras, pero por favor, no lastimes a nadie más! ¡Te lo suplico!

    El líder iotkadiano nunca se había sentido tan débil e insignificante en toda su vida. Todos en su planeta creían que no existía nadie con vida más allá de sus fronteras, y el haber visto como una raza desconocida llegó desde el espacio y acabó con sus guerreros, lo llevó de golpe a una realidad nueva para él. Lo que menos quería era que él o su gente fueran asesinados así nada más, y si su escuadrón más fuerte no había podido dañar a los invasores, no había nada más que hacer. Solo les quedaba aceptar vivir bajo la servidumbre de estos seres desconocidos.

    Hkras estaba orgulloso de ver como su plan había empezado de la mejor manera posible. Pero se llevó una gran decepción al ver que el planeta había sido conquistado en cuestión de minutos. El emperador vofkridiano esperaba un desafío como el que sus otros compañeros tuvieron que enfrentar cuando conquistaron los planetas de su galaxia. Sin embargo, este era solo el principio, y sabía que pronto tendría la oportunidad de medirse ante rivales más dignos de batalla. Por el momento, solamente disfrutaría de su primer victoria.
     
    Última edición: 22 Junio 2017
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    Palabras:
    6003
    Saludos. Aquí está el quinto y último capítulo de esta historia corta. Al igual que con la historia original, me lo pasé muy bien escribiendo esta pequeña historia, y espero que ustedes también lo hayan pasado bien al leerla. Los capítulos fueron un poco largos comparados con la longitud promedio que yo suelo tener en mis capítulos, pero se debe a que quería explicar bien algunas cosas que ocurrieron en este universo.

    Si vieron el blog ya lo deben saber, pero lo reitero. Esta solo ha sido la primera mini historia que tengo planeado para extender el universo de "El arma Boek". No voy a decirles cual será la siguiente historia que voy a trabajar, pero cuando esté publicada, se darán cuenta. No estoy en condiciones de decirles cuando voy a comenzar con la siguiente porque no lo sé. Repetiré lo que vengo diciendo desde el año pasado: cuando un capítulo está terminado, está publicado.

    Sin quitarles mas tiempo, les dejo el capítulo.


    Fama no deseada:

    Guqia no tuvo casi ningún problema en someter al otro planeta con vida de la galaxia. En cuestión de dos días, una galaxia completa ya estaba bajo el mando del imperio vofkridiano. A diferencia de los planetas que formaban parte de su galaxia, estos dos planetas que habían sido conquistados no opusieron una gran resistencia. Sus habitantes llevaban una vida tranquila y despreocupada hasta que los vofkridianos llegaron. Los que se encargaban de proteger el lugar de los criminales no estaban preparados para enfrentarse a una conquista como la que habían sufrido.

    La primer galaxia, la cual había sido explorada por Braulor, ya estaba bajo el dominio del emperador vofkridiano. Hkras y Guqia se retiraron a Driun Morgh para el mantenimiento de las naves y dar descanso a sus soldados. Hkras sabía que no podría nombrar a Guqia como un tercero al mando por el momento. Con una misión de conquista muy fácil, no sería meritorio que obtuviera ese puesto. Sin embargo, la próxima galaxia que iban a conquistar, sería la que fue explorada por Gez. En esa solamente existían tres planetas habitables, y sería muy sospechoso de parte de Hkras si dejaba a Fertrok fuera de la acción.

    El emperador vofkridiano y todos los guerreros que habían partido a la conquista regresaron triunfantes a su planeta. La gente aclamó con fuerza a su nuevo emperador cuando este les dijo que los dos primeros planetas ya habían caído y se habían integrado al imperio. En menos de un año, Hkras había llevado a su planeta a obtener victorias sobre siete planetas. Con los beneficios que obtendrían de aquellos dos planetas conquistados, el trabajo de los vofkridianos sería mucho más sencillo. A pesar de que había personas que no se habían convencido del todo, la mayoría de los vofkridianos estaban encantados con Hkras, sabiendo que con Ridion al mando, nada de eso habría sido posible.

    Hkras se encontraba con Veygh y Fertrok en la casa imperial, planeando el próximo ataque. Según el mapa que Gez llevó a cabo, los tres planetas que estaban en esa galaxia eran muy pequeños comparados a los demás que habían explorado. A cada uno de ellos le correspondería comandar el ataque a un planeta distinto. Hkras se asignó el que estuviera más cerca, para poder auxiliar a sus compañeros al terminar la misión. A Veygh y a Fertrok les dio igual el planeta que se les iba a asignar, dado a que iban a conquistarlos todos. La segunda conquista iba a realizarse en una semana. Fertrok se retiró de la casa imperial para descansar antes del ataque, mientras que Hkras se quedó junto a Veygh.

    — Espero que estos planetas no supongan demasiado esfuerzo — decía Hkras mirando el mapa — Los planetas que atacamos opusieron una resistencia insignificante. No puedo darle a Guqia un puesto de tercero al mando por esto. La exploración nos llevó más tiempo que la conquista.

    — Tal vez no sea necesario que lo nombres como tercero al mando — le respondió Veygh dándole un consejo a su emperador — En tu ausencia, Fertrok y yo pudimos controlar el planeta sin problemas. Agradezco mucho que me dieras el puesto de segundo al mando, pero aunque no lo hubieras hecho, todo habría salido igual. La gente que te sigue sabe que debe seguirnos a mí, a Guqia y a Fertrok. Verás que cuando no estemos, Guqia llevará bien el mando del planeta sin que le des el puesto de tercero.

    — Eres un buen amigo Veygh — le respondió el emperador — Mi mejor amigo es también mi mejor guerrero. Tal vez tengas razón. Aunque me gustaría poder darle un reconocimiento a Guqia. Él me ayodó con la toma de poder, con la exterminación y con la conquista.

    — Guqia se siente bien con formar parte de esto — le contestó su mejor amigo — Él sabe que de cualquier manera es el tercero en estar al mando, aun sin que lo nombres oficialmente ante todos. Además, el universo está lleno de planetas. Estoy muy seguro de que en los próximos cien años tendrá una enorme cantidad de conquistas.

    — Gracias por la recomendación, amigo — contestó el emperador — No creo que haya nadie que pueda reemplazarte.

    La semana pasó, y la segunda conquista del imperio vofkridiano fue llevada a cabo. Guqia quedó a cargo de Driun Morgh mientras que el emperador vofkridiano, su mejor amigo, y su mejor comandante salieron a conquistar los tres planetas de la otra galaxia.

    Esta conquista fue fácil al igual que la anterior, pero se tardaron cuatro días en conquistar cada planeta. Tal y como Gez describió, los planetas eran pequeños y súper poblados. El ejército vofkridiano se tuvo que enfrentar a varias oleadas de guerreros, los cuales tenían armas mucho más potentes que las que se encontraron en otros planetas. Los daños no eran demasiado graves, pero luego de ser golpeado por estas varias veces, la piel de los vofkridianos empezaba a doler.

    Dado al gran número de luchadores que los recibieron, tuvieron que realizar varias retiradas estratégicas para reagruparse, aliviar sus heridas y continuar los ataques. Esta vez hubieron bajas, pero no afectaron el resultado. Los vofkridianos volvieron a superar a sus enemigos, sometiéndolos por completo luego de aplacar a sus ejércitos. Los líderes de cada planeta supieron que habían sido superados, y al igual que los líderes de los primeros planetas, aceptaron formar parte del imperio de Hkras. Su otra opción era una aniquilación completa, y decidieron que lo mejor era vivir como esclavos antes que la muerte.

    Las armas que tenían en esos planetas dejaron impresionados a Hkras y al resto, pero como no eran lo suficientemente poderosas como para causarles un daño demasiado considerable, decidieron que no se las llevarían.

    En el camino de regreso a Driun Morgh, tres vofkridianos del ejército quisieron hacerle unas preguntas a su emperador. Les parecía raro que él los acompañara a las batallas, en lugar de quedarse atrás y dejar que otros se encargaran. Se suponía que como emperador, todos debían servirle.

    — Emperador, ¿por qué usted viene con nosotros? — preguntó uno de los soldados con curiosidad — ¿Cuál es su interés en participar en estas conquistas?

    — Quiero observar en persona a lo que nos enfrentamos — le respondió Hkras a su soldado — Cuando eliminamos a las razas de nuestra galaxia, yo ya sabía de sus capacidades. Derroté a sus mejores guerreros en un torneo, y sabía que era lo que iba a pasar en esa conquista. Pero aquí no conocemos a nuestros enemigos. Quiero verlos y juzgar su potencial… Además, no quiero que mi habilidad se desperdicie. Me consideraban un prodigio de guerra, y no voy a quedarme sentado para siempre viendo como otros hacen el trabajo.

    La respuesta sorprendió mucho a esos tres soldados. Básicamente, les hacía sentir un poco más de respeto por su emperador. Ellos estaban acostumbrados a que el emperador de Driun Morgh diera órdenes, y que luego se quedara para ver si estas eran cumplidas o no. Pero Hkras era diferente. Él no solo daba órdenes, también salía a pelear con ellos. Era lo más parecido que habían tenido a un líder en mucho tiempo, y estaba claro que merecía el respeto de todos.

    Sin perder nada de tiempo, lo primero que Hkras hizo al regresar de su conquista, fue ponerse a planear la siguiente. Con las galaxias exploradas por Braulor y Gez bajo su control, la siguiente sería la que fue descubierta por Sidirio. Hkras, Veygh, Guqia y Fertrok se encontraban mirando el mapa y pensando en como iban a dividirse la conquista de aquellos planetas. En total eran cinco, y ellos eran solamente cuatro comandantes.

    — ¿No quieres asignar a otro comandante para el planeta que sobra? — le preguntó Guqia al emperador, pensando que así podrían conquistarlos a todos al mismo tiempo.

    — No sé si confíe en las habilidades de otros comandantes para llevar a cabo algo como esto — le respondió Hkras — Enviaré a otros comandantes a conquistar el planeta de la galaxia explorada por Krur. Pero en esta, solo seremos nosotros los que dirijamos los ataques.

    — Supongo que tendremos que hacer una repartición entre todos — le dijo Fertrok mirando el mapa trazando por Sidirio — Los planetas habitados son estos cinco que están aquí — indicaba mientras señalaba cada planeta uno por uno — Amorack, Tix Nover, Eikrat, Boek, y Zuttep. Elige quien llevará a cabo cada conquista.

    — A ti te encargaré la conquista de Amorack — le respondió el emperador a su comandante — Veygh, tú vas a encargarte del planeta llamado Tix Nover. Guqia llevará a cabo la conquista de Eikrat, y yo me encargaré de Boek.

    — ¿Qué pasará con Zuttep? — preguntó Veygh pensando que no debían dejar un planeta sin nadie que vaya a conquistarlo — Estoy de acuerdo con Guqia en esto. Deberías enviar a otro comandante para que se encargue de él. Y si no estás del todo convencido, puedes enviar a más de uno.

    — Tal vez tengas razón, Veygh — le contestó Hkras que no consideró la opción de enviar a más de un comandante para que se encargara del planeta restante — Aunque podría desalentar un poco a los comandantes el hecho de que envíe solamente a dos de ellos para conquistar un solo planeta. Y en cierta forma, no creo que Zuttep sea una gran amenaza como para enviar a dos comandantes a conquistarlo.

    — Entiendo que confías más en nosotros que en los demás comandantes del ejército — agregaba Fertrok tratando de convencer a Hkras de que la idea de Guqia y Veygh no eran malas — Pero ellos son confiables. Kuriy no era un emperador incompetente, y él los hizo comandantes por una razón. Deberías darles una oportunidad.

    — Además, mientras antes conquistemos esta galaxia, antes podremos partir a conquistar las siguientes — agregó Guqia a la discusión — Podemos vivir hasta los 850 años, pero eso no quiere decir que debamos ir con calma solo porque tenemos tiempo de sobra.

    Las palabras que sus tres hombres de confianza le dijeron hicieron reflexionar al emperador vofkridiano. En sí, sus hombres no estaban para nada equivocados. No por el hecho de que los otros comandantes del imperio no fueran elegidos por él significaba que debían ser malos en su profesión. Además de que podría probar las habilidades de liderazgo de otros emperadores, y ver que tan capaces y efectivos podían llegar a ser. Hkras le haría caso al consejo que sus compañeros le habían dado y enviaría a dos comandantes a conquistar el planeta restante.

    Hkras le pidió a Fertrok que reuniera a los comandantes a los que él creyera que estuvieran mejor preparados para una misión de conquista. Para darles un poco más de tiempo, se iban a tomar dos semanas de preparación. Los comandantes recibieron la noticia y cada uno de ellos comenzó a entrenar física y mentalmente a los guerreros a su cargo. Su emperador había confiado en ellos para algo importante, y no querían decepcionarlo. Mucho menos esta que iba a ser la primera vez.

    Todos los habitantes del planeta Driun Morgh se enteraron de como habían sido llevadas a cabo las dos primeras conquistas, y de como sería realizada la tercera. En el primer ataque, se logró conquistar a dos planetas. En el segundo se logró conquistar a tres. Y ahora iban a pasar a conquistar cinco. El imperio que Hkras les había prometido se extendía a pasos agigantados en muy poco tiempo. El pensamiento de su emperador terminó por convertirse en el pensamiento de cada vofkridiano con vida. Ellos eran muy superiores a los demás, y deberían tomar ventaja de esta superioridad explotando a las razas más débiles, las cuales demostraron no poder competir contra ellos. Finalmente llegó el día en el que todos estaban al 100% convencidos de que Hkras fuera el encargado de liderarlos. Nadie lamentaba la muerte de Ridion, todo lo contrario, lo único que lamentaban era que Hkras no hubiera tomado el poder mucho tiempo antes.

    En el día de la salida, una multitud masiva de gente se reunió para despedir a los guerreros que iban a seguir con la expansión de su imperio. Hkras se llevó una sorpresa muy agradable. Los vofkridianos vinieron desde todos los extremos de su planeta para mostrarle su apoyo en lo que estaba haciendo. Ya no le quedaban dudas de que su gente lo admiraba, y que todos estaban de acuerdo con sus objetivos y sus métodos para llevarlos a cabo. El emperador vofkridiano sintió que debía decir unas palabras antes de partir para seguir ganándose el apoyo, aunque este ya era total.

    — ¡Nuestro imperio ya ha conseguido conquistar dos galaxias! — gritó Hkras eufóricamente ante la gente que lo aplaudía — ¡El día de hoy empieza la conquista de la tercera! ¡Sé que esto puede parecer mucho porque ha pasado poco tiempo, pero solamente se trata del principio! ¡Vamos a seguir hasta que cada raza del universo esté de rodillas delante de nosotros y nos considere como sus amos!

    La gente gritó más fuerte después de que su emperador pronunciara esas palabras. Sin duda alguna, además de ser un buen guerrero, Hkras conocía las palabras que debía decir en el momento indicado para poner a los vofkridianos a su favor. De repente, se empezó a escuchar a la multitud gritar al unísono.

    — ¡Viva Hkras! ¡Viva Hkras! ¡Viva Hkras! — fueron los gritos de la gente — ¡El portador del miedo! ¡Aquel al que todos temen! ¡El que se apoderará del universo!

    Los gritos levantaron el animo de Hkras mucho más de lo que él mismo había imaginado. Veygh, Guqia, Fertrok, y los otros dos comandantes seleccionados para la misión se sentían satisfechos al escuchar los gritos de victoria. Ellos habían formado parte de esto, y solo era cuestión de tiempo hasta que todas las galaxias del universo sirvieran ante su emperador. Hkras miró a sus compañeros y a sus soldados, con una sonrisa que expresaba total confianza en ellos para la misión.

    — ¡Yo no podría haberlo hecho solo! — gritó el emperador llamando la atención de su gente — ¡Todos mis guerreros, y mis amigos de confianza me han ayudado a llegar hasta aquí! ¡Ellos también formaron parte de esto, de nuestras victorias! ¡Y ustedes también forman parte! ¡Cada vofkridiano vivo jugará un rol imprescindible en nuestro plan para dominar el universo! ¡Todos juntos lo conseguiremos!

    Cuando el pequeño discurso de Hkras terminó, tanto los civiles como los soldados, incluyendo a Veygh, Guqia y Fertrok, comenzaron a aplaudirlo. Él era el líder que les gustaba tener. El líder al que les habría gustado tener hace mucho tiempo. Al finalizar el aplauso, Hkras y los demás se subieron a sus respectivas naves acompañados de sus soldados. Tal y como el emperador había dicho, la tercer conquista daba inicio en ese momento, y cuanto antes mejor. Una vez que todos estuvieron a bordo, las naves despegaron, siendo despedidas por el clamor de una inmensa multitud, que se sentía orgullosa ese día más que nunca en toda su vida de pertenecer al imperio vofkridiano.

    A Hkras le correspondía llevar a cabo la conquista del planeta Boek, y fue allí donde se dirigió su nave. Durante el viaje, todos los soldados que iban a bordo pedían una sesión de entrenamiento con el emperador. Algunos de ellos habían combatido junto a él en el ejército, pero los que no habían luchado a su lado antes sentían la curiosidad de ver su desempeño en batalla. Hkras estuvo complacido de recibir ese respeto de los soldados que iban con él. Sabía que su obedienciase debía a que los soldados lo querían realmente, y no solamente a que era una simple figura de autoridad. La nave tardó su tiempo en llegar, pero finalmente habían alcanzado el planeta objetivo.

    Desde la nave se pudo ver una agrupación de seres caminando en una zona de llanura. Era un gran grupo, lo que llevó a Hkras a pensar que se trataría de alguna patrulla. Desde tan alto era difícil para ellos ver su apariencia, por lo que decidieron que iban a descender. El ruido de las naves al bajar llamó la atención de la especie que iba caminando en manada. Estos observaron como la nave aterrizó a la distancia, sin poder comprender que era lo que había aparecido frente a ellos.

    Hkras y sus soldados bajaron de la nave con sus espadas listas para un enfrentamiento. Una vez que descendieron, contemplaron mejor a las criaturas. Eran seres de cuatro patas, con un torso muy parecido al de un ser humano, no tenían pelo en ninguna parte de su cabeza. A diferencia de todas las razas que habían visto, estos seres extraños tenían los ojos por debajo de la boca, lo que llevó a pensar a los vofkridianos que se trataba de una raza primitiva. Estos seres de horrenda apariencia gruñían a los vofkridianos. De alguna manera, ellos estaban invadiendo su territorio, y no les agradaba su presencia.

    — Parece que no pueden hablar — decía Hkras escuchándolos gruñir — No creo que podamos comunicarnos con ellos.

    Las criaturas decidieron pasar a cargar en contra de los vofkridianos, para poder alimentarse de ellos, puesto que eran un grupo de exploración. Hkras dio la orden de que se prepararan para la pelea, la cual fue atendida por todos sus soldados. El que iba al frente de la manada se acercó al emperador vofkridiano y dio un salto para atacar. Hkras retrocedió unos pasos hacia atrás, logrando ponerse a salvo del ataque, y luego le atravesó la frente con su espada, esperando poder acabar con él. Pero la criatura solamente dio un gruñido de dolor y siguió dando pelea. Se apoyó sobre sus patas traseras y utilizó las delanteras para atacar al emperador vofkridiano, quien no podía creer que un ataque a la cabeza no fuera mortal para la criatura.

    Hkras recibió una doble patada en su zona abdominal, lo que le causó un poco de molestia, pero no fue suficiente para que fuera derribado. El emperador soltó su espada y tomó a su atacante por el torso, teniéndolo completamente atrapado. Hkras ejerció presión con sus brazos, llegando a lastimarle la espalda a su enemigo, y luego lo arrojó de cabeza al suelo. La criatura no se levantó de inmediato, cosa que el emperador aprovechó. Retiró su espada de la cabeza a la criatura para luego poner su mano izquierda en el cuello y cortárselo de un golpe con su espada. La criatura cayó muerta tras ser decapitada.

    Hkras veía como algunos de sus soldados lograban mantener el control sobre las criaturas atacantes, mientras que otros eran superados por esas criaturas. Esto enfureció al emperador vofkridiano. Sus soldados estaban siendo superados por una raza que ni siquiera podía hablar, y lo consideraba como algo humillante. Hkras se acercó hasta uno de sus soldados que se encontraba forcejeando con una de las criaturas, y desde atrás, le perforó el corazón con un fuerte golpe. Tras clavarle su espada en el corazón, la criatura dio un grito de dolor para después caer muerta al suelo. Fue ahí cuando descubrieron el punto débil que tenían.

    — ¡Ataquen directamente a su corazón! — gritó el emperador informando a sus soldados sobre la debilidad de sus enemigos.

    Sabiendo que debían atacar el pecho y no la cabeza, los vofkridianos cambiaron de blanco y se centraron en esa zona para atacar a sus enemigos. Se llevaban una gran sorpresa al ver como estos caían de un golpe en el pecho que dañara su corazón mientras que un ataque a la cabeza no les hacía nada. Poco a poco eliminaron a sus enemigos hasta que quedaron unos cuatro con vida, quienes se decidieron a escapar en lugar de seguir peleando con ellos.

    Los vofkridianos sobrevivientes, que eran muchos dado a que su emperador descubrió su punto débil antes de que se cobraran mas vidas, se reunieron.

    — Los miembros de esta especie son unos salvajes — decía Hkras ante la mirada de todos sus soldados — No deben tener nada que nos sirva. Quiero que se dividan en dos grupos. Uno explorará el planeta para ver si descubren a alguna otra raza. Otro grupo se quedará aquí conmigo y establecerá un perímetro de defensa.

    Hkras seleccionó a los soldados que formaron parte de ambos grupos. El primer grupo abordó unos vehículos de transporte rápido, los cuales eran muy similares a un quad terrestre, con la diferencia de que este tenía seis ruedas. Hkras y los demás soldados establecieron un perímetro de defensa en caso de que más de esas criaturas aparecieran.

    El grupo de exploración regresó al día siguiente listos para informar.

    — A cada lugar que fuimos, solo encontramos a más criaturas como las que nos atacaron ayer — dijo uno de los exploradores — Algunos de ellos lucharon mientras otros se retiraron. En este sector del planeta solo existen ellos. Deberíamos ir a explorar otros lugares.

    — No — le dijo Hkras sorprendiéndolos a todos — Será mejor que nos retiremos de este planeta. Esa raza nos dio algo de pelea, siendo capaces de matar a algunos de los nuestros. Ellos deben dominar el planeta. Si había otra raza viviendo aquí, de seguro ellos la habrán exterminado. No podemos esclavizar a un grupo de criaturas que no entienden nuestro idioma y no hacen más que luchar. Nos retiramos de aquí. Boek no nos sirve de nada.

    La respuesta de Hkras ante la situación dejó sorprendidos a todos los soldados que lo acompañaban, pero aún así, encontraban lógica en sus palabras. Si ellos mismos habían tenido problemas con ellos, de seguro otras razas que habitaran en el planeta no habrían tenido oportunidad de pelear. Muchos de los soldados estaban decepcionados, ya que esperaban poder conquistar un planeta junto a su emperador. Lamentablemente, se encontraron con un planeta donde no había nada que valiera la pena tomar. Según Hkras, iban a darles apoyo a las fuerzas de Fertrok, Guqia, Veygh y los otros dos comandantes. Los soldados esperaban que en dichos planetas se encontraran con algo que fuera de utilidad para ellos.

    Al llegar a Eikrat, Hkras descubrió que Guqia y sus soldados estaban aplacando a una facción del ejército del planeta. Era un planeta muy pequeño, por lo que el vofkridiano y su grupo habían logrado acabar con casi todos los guerreros que se habían acercado a enfrentarlos. El emperador decidió quedarse atrás y ver como su amigo manejaba la situación. Una vez que el ejército de Eikrat había sido derrotado, Guqia ingresó a un edificio con la forma de un palacio, que aparentemente sería el lugar en donde vive la autoridad máxima del planeta. Hkras quedó impresionado con el desempeño de su amigo.

    Cuando el comandante vofkridiano salió del palacio, se encontró con el emperador, quien estaba esperando para felicitarlo por su victoria.

    — He visto la forma en la que dirigías a tu ejército en la pelea, Guqia — le dijo Hkras mostrando orgullo por su amigo — Tienes habilidades para manejar cosas como esta.

    — Gracias, Hkras — le respondió Guqia tratándolo más como un amigo que como su emperador — Pero su ejército no dio casi nada de pelea. Las bajas son muy pocas. Me sorprende verte aquí. ¿Conseguiste conquistar Boek?

    — El planeta Boek está habitado por criaturas primitivas que no pueden hablar — le respondió Hkras un poco frustrado — No hay nada ahí que merezca la pena. ¿Qué hay de Eikrat?

    — Sus armas son mejores que las que hemos encontrado en otros planetas, pero no tienen mucha utilidad para nosotros — le respondió su amigo — Solo te causan daño si te disparan reiteradamente, y solo pasó porque el planeta está muy poblado.

    — Parece que esta galaxia es una pérdida total de tiempo hasta ahora — dijo el emperador sin poder creer que dos de los cinco planetas no tuvieran muchas cosas que aportar al imperio — Pero al menos Eikrat tiene una raza inteligente que lo habita. Deberíamos revisar los demás planetas.

    Hkras y Guqia se retiraron cada uno en su nave hacia los otros planetas. Por suerte para el emperador, parecía que en los otros dos planetas sí había guerreros fuertes. Fertrok tuvo una batalla muy intensa en Amorack, donde una raza que luchaba con espadas muy parecidas a las vofkridianas le dio una gran batalla. El comandante tuvo dificultades ante el ejército de dicho planeta, puesto a que superaban a su escuadrón y tenían una fuerza semejante a la suya. Habría realizado una retirada táctica de no ser porque Hkras y Guqia llegaron para ayudar.

    Aunque los guerreros de Amorack tenían una fuerza sorprendente y gran habilidad de combate, con la llegada de los refuerzos, Fertrok consiguió superarlos y conquistar el planeta. El consejo que lideraba el planeta no tuvo más opción que jurarle lealtad a Hkras, o de lo contrario, iban a ser exterminados. Eran soldados formidables, pero los vofkridianos los habían superado y ya no tenían nada que hacer. Para asegurarse de que no empezaran una revelión que pudiera ser una amenaza para su imperio, Hkras ordenó que se llevaran todas sus armas.

    Una vez que Amorack fue conquistado, el emperador vofkridiano fue junto a Guqia y Fertrok a ver la situación en Tix Nover. Al igual que en Amorack, los guerreros eran fuertes, sin embargo, estos no utilizaban armas y luchaban cuerpo a cuerpo. Veygh y su unidad no tuvieron muchos problemas para conquistar el planeta. Sin embargo, cuando creyeron que los habitantes del planeta estaban bajo su poder, estos realizaron un ataque que tomó por sorpresa al segundo al mando de Hkras.

    El emperador vofkridiano, acompañado por los demás llegaron justo a tiempo para brindar apoyo a Veygh antes de que se viera en dificultades que no pudiera controlar. Los habitantes de Tix Nover se terminaron rindiendo, aunque muchos de ellos no quisieron aceptar vivir bajo el dominio de una raza de otro planeta y terminaron organizando un suicidio masivo, cosa que sorprendió a los vofkridianos, ya que creyeron que mantenerse con vida bajo el dominio de ellos era mejor que la muerte.

    A pesar de esta situación, la población de Tix Nover aun era lo suficientemente grande como para servirle al imperio, por lo que los cuatro vofkridianos y sus soldados se retiraron del lugar.

    Con cuatro de los cinco planetas habitables ya revisados, solo quedaba uno solo, Zuttep. Hkras, Veygh, Guqia y Fertrok se dirigieron al último planeta que quedaba en la galaxia. El emperador tenía curiosidad de ver el el desempeño de los dos comandantes que tenían como misión conquistar ese lugar. Al descender en el planeta, vieron que no había casi nadie ahí. No había señales ni de los vofkridianos ni de ningún ser vivo en aquel planeta. Fertrok activó un localizador para obtener la posición de la nave en la que los dos comandantes habían partido, y una vez que la obtuvieron, todos se dirigieron a ese lugar.

    La nave estaba fuera de una enorme ciudad. Sorprendentemente, el lugar no presentaba consecuencias de haber sufrido una batalla campal, cosa que preocupó a Hkras.

    — ¿Qué habrá ocurrido? — preguntó Hkras viendo a su alrededor mientras él y sus compañeros se adentraban en la ciudad — Los edificios no presentan ningún daño.

    — ¿Crees que hayan matado a los soldados? — preguntaba Guqia algo confundido — Tal vez utilizaron un arma muy fuerte.

    — Incluso si ese fuera el caso, la ciudad debería presentar algún daño por la pelea — le respondió Fertrok tratando de ver si había algún indicio de lucha — Pero por lo que se ve, ni siquiera ha habido una.

    — El centro de la ciudad debe tener algún edificio de mando — agregó Veygh sugiriendo que se dirigieran a ese lugar — Sea lo que sea que haya pasado, si llegamos allí obtendremos respuestas.

    El emperador vofkridiano, su segundo al mando, sus dos comandantes y el resto de soldados avanzaron a pie durante un largo tiempo hasta que llegaron al centro de la ciudad. En ese lugar había un edificio muy alto, y una gran pila de cadáveres que pertenecían a la raza que habitaba ese planeta. Hkras se llevó a Veygh y a un grupo de soldados al interior del edificio. En el interior vieron como una gran cantidad de vofkridianos estaban haciendo guardia, cosa que levantó sospechas en Hkras.

    — ¿Qué ocurre aquí? — preguntó el emperador vofkridiano en busca de respuestas — ¿En donde están los comandantes?

    — Ellos están en el cuarto de más arriba, señor — dijo el soldado en un tono de miedo, como si le aterrara la reacción del emperador vofkridiano ante esa respuesta.

    Sin perder el tiempo, Hkras y Veygh subieron hasta la parte de arriba del edificio, donde había una sala grande. El emperador y su segundo al mando entraron y se encontraron a los comandantes asignados para la conquista utilizando una especie de computadoras, junto con los soldados que habían ido a la misión. Todo esto llamó la atención del emperador vofkridiano e hizo que se enojara un poco con los comandantes, ya que pensó que deberían estar conquistando el planeta.

    — ¡¿Qué demonios hacen?! — preguntó Hkras muy furioso acercándose a los comandantes vofkridianos.

    — Es…estamos rastreando cápsulas de escape, señor — respondió algo nervioso uno de ellos.

    — ¿Y por qué están haciendo algo como eso? — preguntó Veygh con algo de serenidad.

    — Resulta que fuimos engañados — respondió el otro comandante — Cuando atacamos la primer ciudad, fuimos recibidos por un grupo de guerreros que no opusieron mucha resistencia. Matamos a unos cuantos, y luego vimos como unas capsulas estaban abandonando el planeta. Uno de los guerreros que luchó contra nosotros nos dijo que habían detectado nuestra nave, y que los líderes decidieron enviar a los criminales para distraernos mientras el resto de la gente escapaba. Cuando vinimos a la ciudad, más criminales nos atacaron para retrasarnos. Estamos intentando rastrear las cápsulas de escape para ir a buscarlos y eliminarlos.

    Hkras no podía creer lo que había escuchado. Si lo que sus comandantes le decían era verdad, esto solo podía significar malas noticias. Estaba muy enojado con los dos comandantes, tanto que empezó a gritarles por haber fracasado en la misión.

    — ¡¿Acaso son idiotas?! — preguntó Hkras en un tono furioso en contra de sus dos comandantes, llamando la atención de todos los soldados — ¡¿Saben lo que esto significa?! ¡Esas personas que escaparon se fueron a otras galaxias! ¡Van a alertar a los habitantes de otro planeta de nosotros! ¡Cuando vayamos a conquistar otros planetas nos van a estar esperando, lo que quiere decir que ya no contaremos con el factor sorpresa de nuestro lado! ¡O aun peor, los planetas podrían ponerse de acuerdo para atacar el imperio! ¡Inútiles, eso es lo que son, unos inútiles! ¡Los envié a los dos para que no tuvieran problemas en la misión, y aun así han fracasado! ¡Deberían haber buscado la ciudad más habitada, así no les habría dado tiempo a escapar!

    Los dos comandantes agacharon la cabeza mostrándose muy apenados por haber fracasado en el encargo que Hkras les asignó. Sabían que habían cometido un error que le costó la conquista de un planeta al imperio vofkridiano, y que también podría poner en riesgo al resto del imperio si otros planetas se ponían de acuerdo en atacar el imperio. La única opción que quedaba era regresar a Driun Morgh y preparar a la gente para un posible ataque.

    — Tenemos que volver de inmediato y alertar a la gente — dijo Hkras comunicándole su orden a Veygh — No hemos luchado tanto para perder por un error como este.

    — ¿Qué quieres hacer con ellos dos? — preguntó Veygh refiriéndose a los comandantes.

    — Quiero que sean llevados a Driun Morgh y ejecutados — le respondió Hkras dejando helados a los comandantes y a los soldados que seguían sus órdenes — Un error como este se pagará muy caro, y quiero que el resto de la gente los vea. Que sepan que nuestro imperio está en peligro por la incompetencia de estos dos.

    Los dos comandantes estaban aterrorizados. Sabían que su error no podría quedar impune, pero no creyeron que iba a ser una situación demasiado problemática como para que sean ejecutados por eso.

    Hkras y todos los vofkridianos comenzaron con el regreso a su planeta. Debían preparar a toda su gente en caso de que Driun Morgh fuera encontrado y atacado por la raza que escapó de Zuttep y por los guerreros de los planetas a los que estos hubieran llegado.

    Incluso si Hkras se equivocaba y ninguna raza atacara su planeta, los habitantes de Zuttep de seguro habían informado a otras razas de la galaxia acerca de su presencia. Estaba claro que conquistar planetas iba a ser más difícil a partir de ahora, puesto a que los habitantes de estos ya conocían la apariencia de sus naves y también su apariencia física.

    Seguir conquistando los planetas del universo, al mismo tiempo que mantenían su imperio de pie iba a ser una tarea muy difícil de realizar para los vofkridianos de ahora en más. Aunque el desafío se haya vuelto mucho más difícil, estaba claro que Hkras no iba a darse por vencido.

    El prodigioso guerrero vofkridiano iba a conquistar todos los planetas del universo y extender su imperio sobre cualquier planeta que tuviera algo valioso que ofrecer. Y no tenía pensado rendirse, ni siquiera cuando las cosas se complicaron aun más.

    Hkras nunca estuvo tan asustado desde que se convirtió en el emperador. Por primera vez se mostraba preocupado, pero no por él, sino por el resto de la gente. Hkras confiaba en sus propias habilidades en el campo de batalla, pero no estaba seguro si podía confiar en las habilidades de la gente. Los habitantes de Driun Morgh, mostrando un completo compromiso con el emperador y con su imperio, se decidieron a aceptar el entrenamiento del ejército vofkridiano. Estaba claro que ellos no querían que todo el esfuerzo que Hkras había hecho por ellos se perdiera.

    Aunque a pesar de todo, los miedos de Hkras de un ataque a su planeta fueron infundados. Habían pasado unos treinta años desde el intento fallido de conquista de sus dos comandantes, y ninguna raza había atacado su planeta, probablemente porque no fueron capaces de encontrarlo, lo que en cierta forma era un alivio. Hkras consideró que treinta años había sido tiempo suficiente para aplazar las misiones de búsqueda y de conquista, y si nadie los había atacado antes, no iban a hacerlo ahora.

    El emperador vofkridiano reunió a Veygh, Guqia y Fertrok en el estadio, junto a varios soldados y una enorme multitud de gente que no formaba parte del ejército. Los dos comandantes que habían fallado en aquella misión fueron ejecutados ese mismo día. Hkras tomó su espada y les cortó la cabeza a ambos, demostrándole a todos los que formaban parte de su imperio que no iba a tolerar errores como lo que aquellos dos habían cometido. Una vez que dichos comandantes estaban muertos, Hkras se dirigió a sus tres hombres de confianza.

    — Nuestro imperio ya se ha estancado por mucho tiempo — les indicó el emperador a todos ellos con una total seriedad — Llegó el momento de lanzarnos de vuelta a la conquista.

    Fin.


    Hasta aquí ha llegado la historia del surgimiento del imperio de Hkras. Si quieres saber que relación tiene esta historia con la principal, y que fue lo que ocurrió con el imperio de Hkras, deberás leer "El arma Boek" y el resto de las historias que serán publicadas próximamente.

    Me despido hasta la próxima vez.
     
    Última edición: 24 Junio 2017
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  1. Manuvalk
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