A Matías le gustaba ir por la calle mirando el rostro de la gente e imitando sus expresiones corporales. Le divertía mucho. A veces se topaba con algún tipo enojado y se iba por la calle en cólera y con el ceño fruncido; otras, con gente feliz: Se iba dando saltos y, si era de amores, hasta suspirando en cada esquina. Pero no le agradaba encontrarse con gente triste, porque se le caían los hombros y se iba a casa mirando el piso y, al llegar, tenía que sentarse junto a la ventana a tomar café. Odiaba el café.
Vaya, qué curioso pasatiempo tenía Matías =) El café, una bebida que se acostumbra a tomar diariamente por aquellos que gustan de él, pero Matías odia el café, me pregunto si no lo tomaba diario también a causa de encontrarse con personas tristes, lo que significaría que la tristeza abunda en las calles ;3 Interesante.