Drabble El hombre al que llamaron loco. (ff vi)

Loco no es el que ha perdido la razón, sino el que lo ha perdido todo, todo, menos la razón.

-Gilbert Keith Chesterton.​

Kefka Palazzo, hombre conquistó nuestro mundo y lo gobernó por un año, ¿qué decir sobré él? Algunos consideraban a Kefka un psicópata, un enfermo. Y no les estoy mintiendo al decir que yo pensaba igual, pensaba igual que aquellas mentes débiles e inferiores.

Pero lo cierto es que el señor Palazzo era mucho más que eso…

Sí, no era secreto que Kefka estaba loco, que Kefka había perdido la cordura, pero la cordura era nada más que una barrera de la genialidad del hombre. Antes de someterse al experimento Magitec, Kefka era un hombre solitario y triste.

Recuerdo un día que yo y varios colegas pasábamos por Fígaro del Sur haciendo turnos de guardia y nos encontramos con Palazzo aplastando hormigas sin razón aparente, sólo miro hacia el suelo y dijo con un tono tétrico acompañado de tristeza: “¿Qué es la vida sino más un retraso para la muerte?”.

En ese entonces pensábamos que se dirigía a nosotros, mis colegas solo se dieron vuelta y se marcharon difundiendo el rumor que estaba loco, yo me quedé mirándolo cinco segundos luego acompañé a mis amigos y el resto de la tarde pensé en lo que Kefka había dicho, pero no fue hasta más tarde que entendí sus palabras. Kefka no se dirigía específicamente a nosotros, ni siquiera sabía que estábamos ahí. Él se dirigía al mundo…

Cuando él se ofreció como voluntario a someterse al experimento Magitec se confirmó oficialmente que ese hombre estaba loco, evitábamos cualquier contacto con él que no fuera por órdenes suyas. El miedo que infundió más tarde gracias a sus exuberantes poderes fue único, pero a mí me había infundido respeto.

Kefka rompió esa barrera entre la genialidad y la locura para convertirse en un dios. No fue sorpresa para mí que el haya dejado en ruinas el mundo, que lo haya despojado de su color, que haya hecho desaparecer los sueños y esperanzas del mundo. Kefka era un nihilista que estaba convencido de que la vida, los sueños y la esperanza no eran más que un sinsentido, estoy de acuerdo con él, más nadie pudo conocer su genialidad además de mí y ahora está muerto, y todo porque los obstinados hombres no dejaron ir la esperanza.

¿Qué es la vida sino más un retraso para la muerte y qué es la armonía sino más un retraso para el sufrimiento?


Esa es la sabiduría del hombre al que llamaron loco.