One-shot de Pokémon - El dolor de memorias inexistentes (PokéShipping Week 2017 Día 5)

Tema en 'Fanfics Terminados Pokémon' iniciado por Fox Bluereaver, 19 Enero 2021.

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    Título:
    El dolor de memorias inexistentes (PokéShipping Week 2017 Día 5)
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1198
    Summary: Cómo líder de gimnasio, Misty está acostumbrada tanto a las victorias como a las derrotas. Pero tras perder contra cierto retador, siente un dolor que no puede explicar, y que no tiene nada que ver con haber sido derrotada. Escrito originalmente para el día 5 de la Semana PokéShipping 2017, tema "El dolor de memorias inexistentes".

    (--0--)

    Gimnasio Cerulean…

    Esta había sido la derrota más extraña que había sufrido en su carrera como entrenadora, o líder de gimnasio. De nuevo, no era que esta hubiese sido muy larga. Apenas tenía cuatro meses de haber tomado este puesto, y solo porque sus hermanas no habían querido hacerlo.

    Normalmente, Misty tomaba bien las derrotas, y siempre las utilizaba para aprender de ellas y buscar la forma de mejorarse a sí misma. En esta ocasión, sin embargo, una extraña sensación de tristeza y vacío le invadía el pecho, y no sabía exactamente por qué.

    No era porque la hubiesen derrotado: el chico era un entrenador hábil, y además contaba con ventaja de tipo (estaba utilizando un Pikachu). No, era algo más.



    Los dos habían quedado con su último Pokémon. A Misty solo le quedaba su Starmie, y el retador, cuyo nombre era Ash Ketchum, había llamado finalmente al campo al Pikachu que lo acompañaba afuera de su Pokébola. Al principio se preguntó por qué no inició con él, pero después de su despliegue, era evidente que lo estaba guardando como arma secreta.

    - ¡Starmie, Hidro Bomba!

    - ¡Pikachu, Ataque Rápido!

    Starmie disparó de una de sus puntas un poderoso torrente de agua en espiral. Pero Pikachu saltó hábilmente fuera de la plataforma dejando una estela blanca. Avanzando a gran velocidad, el Pikachu se acercó lo suficiente para ponerse a distancia de tiro y dar un ataque devastador.

    - ¡Ahora, Pikachu, usa Trueno!

    - ¡PIKA-CHUUUUUUUUUUUUU!

    Una sola descarga masiva y Starmie quedó en el suelo echando chispas. La joya de su centro empezó a titilar hasta que se apagó por completo evidenciando que había perdido.

    - ¡Starmie, o sea, ya no puede pelear! ¡Pikachu es el ganador, y el retador gana el encuentro! – anunció su hermana Daisy, haciendo de réferi.

    - ¡Muy bien, lo logramos! – exclamó Ash, saltando mientras alzaba sus puños en el aire.

    Misty retornó a su caída Starmie, y le dio las gracias por un trabajo bien hecho. No había vergüenza en perder contra un entrenador hábil, y tuvo que admitir que le gustaba ese entusiasmo y energía que emanaba. Con un profundo respiro, se acercó hacia el medio de la piscina para encontrarse con él.

    - Felicidades, Ash. No me había divertido tanto en una batalla en un buen tiempo. Aquí la tienes, la Medalla Cascada como prueba de tu victoria. – le dijo con toda sinceridad, mientras extendía su mano para entregarle la susodicha medalla, de color azul y con forma de una gota de agua.

    - Muchas gracias. – dijo tomándola rápidamente, y haciendo una pose de victoria. – ¡Qué bien, tenemos una Medalla Cascada!

    - ¡Pi-pikachu! – lo imitó su compañero eléctrico.

    La líder del gimnasio no pudo evitar reírse un poco. Parecía un poco infantil, pero tuvo que admitir que le parecía encantador de cierto modo. Lo extraño fue que cuando tomó la mano del muchacho, sintió algo raro, algo que no podía explicar. Involuntariamente sintió algo que oprimía su pecho, como si le faltara algo.



    Había pasado ya una semana desde entonces, y aun así Misty no podía dejar de pensar en ese muchacho. ¿Por qué?

    - Oye, Misty, ya no hay más retadores por hoy, ¿vamos a cerrar? – preguntó Daisy.

    - ¿Eh? – La chica retornó de estar volando en sus pensamientos. Daisy la miró arqueando una ceja.

    - O sea, hermanita, ¿te sientes bien? – le preguntó. – Has estado muy distraída toda la semana.

    - Lo siento, solo estaba… pensando.

    - ¿En qué pensabas? – preguntó Daisy. – O más bien… ¿en quién?

    Misty no respondió, pero pudo sentir que sus mejillas se le acaloraban. Daisy rápidamente se dio cuenta que había dado en el blanco y se le acercó mirándola con los ojos entrecerrados, la mano en el mentón y una sonrisa pícara.

    - ¿No será por ese muchacho que te retó la semana pasada, el del Pikachu? – preguntó Daisy. – Bueno, tú siempre has tenido debilidad por los chicos menores que tú, después de todo.

    - ¡No! ¡¿Cómo se te ocurre?! – exclamó Misty, poniéndose más roja que un Charmeleon. – ¡Ni siquiera es mi tipo!

    - ¿En serio? Bueno, dale unos tres o cuatro años y podría convertirse en un joven muy guapo, o eso creo yo. – insistió Daisy, guiñándole el ojo.

    Antes de que Misty pudiera seguir protestando, Daisy se fue, dejándola a solas con sus pensamientos. ¿Qué había sido eso? ¿Por qué se descontroló tanto?

    Misty no era de las que creían en el amor a primera vista, pero en ese momento no parecía tener ninguna otra explicación para el por qué se sentía así. No podía negarlo, de cierta manera Ash le parecía un chico lindo y no solo por su apariencia, sin mencionar que le impresionó su forma de combatir (su Charmeleon logró ganarle a su Staryu antes de caer ante Starmie pese a tener desventaja de tipo), y ese entusiasmo suyo era contagioso, pero había algo más.

    Cuando él le tocó la mano para agarrar la medalla, aunque fue solo por un momento, ella sintió algo. No podía explicarlo totalmente, pero fue como… como si de repente vinieran a ella los recuerdos de otra vida. Una vida en la cual ella y Ash fueron buenos amigos, viajaron juntos y compartieron juntos muchas cosas. Esto no tenía ningún sentido, porque era la primera vez que lo veía en su vida, pero aun así… no lo sintió nada desagradable. Ciertamente a ella le gustaba la idea de viajar en compañía de alguien como él.

    - ¿Por qué de pronto me siento triste de pensar en él? – se preguntó.

    Tenía que admitirlo. Él le parecía un chico encantador, alegre, entusiasta y lleno de energía, y no dudaba que podría llegar muy lejos con esas habilidades que demostró como entrenador. Estaría animándolo sin duda cuando lo viera en la Liga Índigo (no dudaba que fuese así), y se alegraría mucho si pudiera ganar.

    Ya no tenía sentido seguir pensando en ello. Él tenía su vida y ella la suya. Tenían objetivos que lograr y no podría conseguirlo si se concentraba en un dolor por algo que no entendía. Así viniese de unas memorias que aunque no existían, le gustaría tener. Pero aun así, no pudo evitar albergar una pequeña esperanza de que tal vez, solo tal vez, podrían volverse a ver algún día.

    FIN.

    (--0--)
    Notas del autor:

    ¿Qué tal? Disculpen la ausencia, problemas de conexión, pero al fin traje el siguiente de esta miniserie. No tengo mucho qué decir respecto a este, solo que fue algo que se me ocurrió en el calor del momento, y que todavía no había visto la película del 20 aniversario, que era lo relacionado al tema de este día. Espero que haya sido de su agrado.
     
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