El despertar de una alma en pena [Inuyasha y compañía] leedlo plis ^^

Re: El despertar de una alma en pena [Inuyasha y compañía] leedlo plis ^^

Al final, y gracias al olfato de Inuyasha, conseguimos encontrar a nuestros compañeros.

Regresamos a casa agotados, sin aliento. Había sido una noche agotadora y teníamos mucho sueño. Shippo y kirara ya estaban durmiendo y los envidiaba…

Inuyasha: Espero que ahora nos quedemos en tu casa…

Sango: (poniéndose una mano en la cara) No tengo ganas de volver al instituto después de regresar de allí…

Miroku: ¿Habéis encontrado algo?

Cuando Miroku nos preguntó eso, me giré hacia él y lo miré con cara de “no quiero saber nada más hoy sobre este tema”. Me parece que Miroku captó mi mirada.

Cuando volvimos y estábamos en la puerta de mi casa, mi madre nos esperaba sentada en las escaleras.

Mama: Hija, ¿Dónde habéis estado? Llegareis tarde al instituto.

Yo: Estamos demasiado agotados para volver. Queremos dormir.

Mi madre se extrañó, pero nos dejó que estuviéramos en casa, durmiendo.
Me tire a la cama, y Inuyasha se puso en el borde, aguantando la espada, como siempre.

Inuyasha: Esto me escama… ¿Qué hacia una niña en un instituto en plena noche?

Yo: Pues, no sé… a mi también me extraña bastante.

¿??: O sea, ¿que eso fue lo que viste?

Observé la puerta, y se encontraban Miroku y Sango espiando.

Yo: Bueno, si...

Sango: Es imposible que sea un demonio.

Miroku: Pero…

Inuyasha: ¡SILENCIO!

Cuando Inuyasha nos mandó callar, lo miré, extrañada. El me puso su dedo en mi boca. Y empezó a mover la oreja.

Inuyasha: (en voz baja) ¿Hay alguien mas en tu casa a parte de nosotros?

Yo: No… mi madre, mi abuelo y mi hermano acaban de irse. ¿Por qué?

Inuyasha: Creo que no estamos solos…

Miroku agarró fuertemente su báculo, y Sango sacó su cuchillo del brazo.

PAM… PAM… PAM...

Era verdad. Se escuchaban unos pasos muy lentos, casi inexistentes. Iban de la cocina hacia el comedor, y del comedor, subían a las escaleras. Cogí el brazo a Inuyasha y me apoyé en él.

Miroku se puso al lado de Sango.

Miroku: No te muevas.

Sango se preparó para atacar, pues ella estaba más cerca de la puerta que nosotros.

De pronto, alguien abrió la puerta. Cerré fuertemente los ojos, agarrando más fuerte el brazo a Inuyasha.

¿???: Kagome…

Noté un movimiento brusco por parte de Inuyasha. Se había levantado.

Inuyasha: ¡Tonto! ¡Nos has asustado!

¿Asustado? Abrí los ojos y encontré a Inuyasha dándole fuertes golpes al pobre Shippo en la cabeza.

Yo: ¡Déjalo Inuyasha! Nos hemos equivocado.

¡Uf! Que alivio…
Me había asustado bastante.

PAM… PAM… PAM…

Sango: Ahora… ¿Quién es?

Miroku: Nos hemos equivocado... No era Shippo. Nos estaba haciendo dudar…

Inuyasha: Kagome, no te muevas.

Yo: ¡¿Cómo?!

No entendía lo que quería hacer Inuyasha. ¿Acaso, quería dejarme sola? ¿Con esa cosa fuera?

Inuyasha: Shippo se quedará contigo. No te preocupes.

Shippo: No t-te pero-procupes k-go-me.

Miré a Inuyasha. Estaba asustada y no quería quedarme sola.

Inuyasha: Perdona… me quedaré contigo. De mientras, Sango y Miroku saldrán fuera, ¿vale?

Asentí con la cabeza. ¿Por qué estaba pasando eso?

De pronto, Inuyasha cayó al suelo de rodillas. Me acerqué a él. ¿Qué le había pasado?
Le cogí del hombro. Pero, me empujó hacia la ventana. Conseguí agarrarme, para no caer al suelo del patio. Me había fijado que el cielo se había puesto rojo, del amanecer, pero era un rojo pálido, con muchas nubes.

Inuyasha se me acercó. El flequillo le tapaba la cara.

Yo: ¿Qué estas haciendo Inuyasha?

No podía hablar. Estaba temblando de miedo. Inuyasha no parecía querer salvarme. Estaba a punto de morir, a punto de caer al suelo.

Inuyasha levantó la vista.

Su rostro había cambiado.

De sus dulces ojos color oro, se habían puesto color negro. Una línea blanca, brillante y penetrante, separaba el ojo, creo que se trataba de la pupila.
A simple vista, su mirada era fría, y daba miedo.

Yo: Inuyasha, ayúdame, por favor…

Comencé a llorar. Ese no era el Inuyasha dulce y celoso que yo conocía.

Yo: ¡MIROKU! ¡SANGO!

Oí desde mi habitación unos pasos, y hice un esfuerzo para asomarme hacia mi habitación y vi a mis amigos, quietos y mirando a Inuyasha, perplejos.

Miroku: ¡Kagome! ¿¡Que le pasa a Inuyasha?!

Yo: ¡Nosé! ¡Ayudadme! ¡Me voy a caer!

Mis dedos iban cayendo. Resbalaban de mi ventana, e Inuyasha, lo único que hacia era observarme, con aquellos tenebrosos ojos.

Sango se acercó a Inuyasha para apartarlo, para cogerme los brazos, pero Inuyasha le dio un zarpazo en el pecho, dejándola tirada en el suelo, sangrando.

Miroku: ¡Sango!

Miroku estaba dudoso. No sabía como ayudarme. Yo, simplemente me eché a llorar, gritando el nombre del hanyou al que yo amaba.

CONTINUARÁ…………………………………………………………………..

ola!! muchas gracias por vuestros comentarios!!
y gracias por decirme q escribo bien!! la verdad, me profundizo demasiado en el tema y dw ahí me sale todo. *verguenza*
espero q la conti os haya gustado. Si alguien lee mis otros fics, solo puedo deciros q los estoy haciendo, pero como este me impacta mas, y pq me apoyais mucho (muxas graxias ^^) continuo mas seguido este.
Si teneis algunas dudas acerca de mi fic, me lo decis e intentaré contestarlas, ok?
muchas gracias por vuestros post!!
espero post y criticas!! besosss ^^

de: sango-chan *sango y kirara* *kirara*

 

Re: El despertar de una alma en pena [Inuyasha y compañía] leedlo plis ^^

Muchas gracias a mis lectoras!! os kieroo mucho!! aqui va la conti y espero q os guste!!

Cerré fuertemente los ojos, intentando nuevamente abrirlos y ver a Inuyasha con sus ojos dorados, observándome mientras me salva. Pero cuando lo vi de nuevo, seguía viendo aquellos oscuros ojos negros. Levantaba lentamente los brazos, para empujarme al vacío. Pensé en como esquivar su ataque, y cuando el me lanzó sus brazos, yo lo esquivé agarrándome a otra barandilla pero, tuve un movimiento erróneo, haciéndome caer al suelo. No sin antes, notar en mi espalda, pelo calido, casi ardiente.

Kirara me había salvado.

Sango consiguió levantarse a pesar de su grave herida. Inuyasha se giró y al ver a Sango, intentó matarla, pero Miroku se lanzó encima de ella para protegerla. Quedando los dos casi tocando sus labios.

De mientras, fui al árbol sagrado. Mi abuelo había dejado el arco y las flechas delante de él en el suelo. Y aproveché para cogerlas gracias a mi compañera Kirara.

Inuyasha estaba de espaldas, no podía verme. Así que apunté hacia la cabeza. Deseaba no hacerle daño. No quería herirle. Apunté tan bien como pude y cuando estuve segura de lo que iba a hacer, lancé la flecha.

De mientras, cuando faltaban poco metros, grité.

Yo: ¡Inuyasha! ¡Vuelve a ser tú!

Cuando la flecha entró por la ventana, cerré los ojos. Confiaba en que no le hiría a Inuyasha. Así que, sin temor alguno, los abrí y un alivio en mi interior, hizo dejar el arco en la espalda de Kirara y pedirle que me llevara hacia él.

Mi puntería no había fallado. Mi meta era atravesarle aquella fuerza maligna que le rodeaba, y la parte donde se concentraba más era en la parte de la cabeza.

Cuando aquel extraño comportamiento se desplomó, Inuyasha cayó al suelo. Fui a cogerlo y a ponerlo en mi cama.
Luego fui a por Sango, y traje el equipo de primeros auxilios. Tenía una herida profunda en el pecho, pero por suerte, se iba a poner bien.

Miroku se quedo a su lado, durante toda la noche.

Yo me quedé observando a Inuyasha. Por fin volvía a ser el de siempre. No me gustaba nada el rostro que tenía antes de purificar la barrera.
Cogí la mano a Inuyasha, y la puse en mi pecho. Estaba contenta de que volviese. Pero, de la boca de Inuyasha, salieron unas palabras, que para mí, eran desagradables.

Inuyasha: Kikyo…

Apreté el puño, me levanté y solté aquella palabra que Inuyasha tanto odiaba.
Salí enfadada de mi habitación en dirección al salón.

Miroku: ¿Qué ha pasado Kagome?

Yo: Nada... ¿Cómo se encuentra Sango?

Miroku: Bien. Ya no gime de dolor. Pero… aun no he entendido del todo porque a Inuyasha le pasó eso.

Yo: Tampoco… ¿Crees que alguien lo ha poseído?

Miroku: Poseer… no lo sé.

Sango: Ka-go-me…

Miroku y yo gritemos de alegría.

Yo: ¡Que alegría que estés bien…!

Sango: Gracias a tus cuidados Kagome…

Miroku sonrió, pero con un rostro algo preocupado. Sango le cogió de la mano.

Sango: Y gracias por estar a mi lado, Miroku…

Yo: No hables si no puedes. ¿Te duele la herida?

Sango: Un poco... pero no tanto para hablar… (Sango sonrió)

De pronto, el rostro de Sango cambió.

Sango: Cuando Inuyasha me atacó, pude ver, que dentro de su alma, se reflejó el cuerpo de una niña. Su pelo le tapaba la cara. Tenía la ropa manchada de sangre. Lo que me extrañó fue que llevaba el uniforme de tu instituto, Kagome.

¿Cómo? ¿Podía ser posible que todo esto tenga algo que ver de mi instituto? ¿Acaso yo tengo culpa de algo?

Miroku: Si es así, pues… la nota y el ataúd están relacionados con esa niña que vistes.

Sango: Exactamente.

Miroku: Em… otra pregunta. ¿Cuántos años le sacas?

Sango: (Mirándole de reojo) ¿Por qué quieres saberlo?

Miroku: Pues… cosas.

Sango: Igualmente no solucionarías nada preguntándole lo de tener un hijo contigo. Porque según como la he visto, ella esta muerta.

Un estruendo llegó a nuestros oídos des de mi habitación.

Inuyasha: ¡Tu Kagome! ¡¿Se puede saber el porque me haces eso?!
Lo miré con odio.

Yo: Lo tendrías que saber. No parabas de pronunciar el nombre de tu amada Kikyo muerta.

Inuyasha: ¿Yo? Si, seguro…

Lo veía indeciso. Hasta el lo reconoce. Es un idiota. Como me gustaría que estuviera Koga conmigo para verle celoso…



De nuevo, nos quedamos durmiendo esperando para mañana ir al cole. Yo me quedé despierta, durmiendo con Sango e Inuyasha con Miroku.
Después de un día agotador, nos merecíamos un pequeño descanso…
Pero tan pequeño no fue, pues cuando yo estaba a punto de cerrar los ojos y dormir, una hoja pasó por delante de mis ojos. Pude leer “vida” y debajo de aquella palabra, vi de nuevo aquellos ojos negros fuertes que vi en Inuyasha. Me levanté del miedo que me recorrió por todo el cuerpo y miré la ventana.

Vi la cara ensangrentada de una niña, con sus manos iba abriendo lentamente la ventana. Pronunciaba todo el rato la palabra “vida” la cual cosa pude entender que estaba muerta y que la hipótesis de mi amiga era cierta.

Me levanté sin antes despertar a Sango. Pero caí al suelo junto a ella, despertándose y viendo aquel horror que yo estaba viendo. Las dos gritamos de pánico y bajemos corriendo a refugiarnos detrás de los chicos.

¡Pero no los encontraba! ¿¡Donde se habían ido?!

Sango: ¡¿Donde están Miroku e Inuyasha?!

Yo: ¡Ni idea!

Corrimos y corrimos hacia la salida y allí fuimos al patio. Cuando fuimos más atrás de mi casa, Sango y yo vimos a Inuyasha y a Miroku jugando a las cartas.

Sango y yo nos quedemos quietas, con la cabeza en blanco, observando.
Sango dio un paso adelante y le pegó a Miroku.

Sango: ¡Nosotras gritando y vosotros aquí tan tranquilos!

Inuyasha: ¿Gritos? ¿Qué ha pasado?

Giré la cabeza hacia la puerta de mi casa y vi que aquella niña salía, me miraba y finalmente bajaba las escaleras en dirección a la calle. No estábamos seguros. O resolvíamos esto, o siempre estaríamos con esta duda en la cabeza…

CONTINUARÁ………………………………………………………………………

Hola!! Bueno, antes de comentar, esta continuación se las dedico a to@s las que están leyendo mi fic, ¡Muchas gracias a tod@s!
Mañana tengo una entrevista con mi profe, y si no regreso con la conti, es por malas noticias y eso... aunque intentaré poner conti. Aunque no lo parece soy optimista y aunque estoy muy nerviosa por lo q me dirán mañana, confío en q me digan alguna noticia buena, y espero q así sea. Si veis, que no comento vuestros fics, es por lo q os acabo de decir, pero no penséis q es por q no me da la gana de postear ni de continuar. Espero q podáis comprenderme. Por ahora estoy muy contenta de que este fic os haya gustado y de que lo continuare pronto, cuando pueda. Espero post y críticas!!
Besos y cuidaos muchoo!!

De: sango-chan *sango y kirara* *kirara*