Saint Seiya El despertar de un destino, misionero de un Dios [One Shot]

El despertar de un destino, misionero de un Dios - Saint Seiya

¡Hola!

Hice este fic para una actividad de "entrenamiento" en el grupo Coalición Dorada para fans de Saint Seiya (si aman/amaron la serie tanto como yo, únanse). Anakina me encargó que lo hiciera.

Trata de la forma en la que me imagino yo, como es que Sorrento de Siren se convirtió en Marina de Poseidón.

Espero que alguien lo lea y me pueda comentar sobre él, ya que el día que lo escribí no estaba muy inspirada que digamos y lo coloco tal cual, sin revisiones:

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EL DESPERTAR DE UN DESTINO, MISIONERO DE UN DIOS

Se despertó en medio de la oscuridad, con la frente húmeda y temblándole las manos. Había escuchado ese canto por tercera vez en el día. “Sorrento…” entonaba su nombre una voz angelical, poseedora de un timbre tan dulce como irreal.

Decidió dormir de nuevo. No sin antes estirar su nerviosa mano para encender la lámpara junto a su cama, aunque el prefecto lo reprendiera al descubrir que despilfarraba la electricidad.

—Sorrento, despierta por favor —Se alzó la voz en el dormitorio. Era la misma que cantó su nombre con anterioridad, sólo que esta vez le hablaba firmemente.

El joven se incorporó de inmediato, deslizando con rapidez la vista en todas direcciones. Finalmente se detuvo en un rincón de la habitación. Al parecer, una figura femenina se ocultaba de él, aprovechándose de la poca luz que entraba por el balcón.

—¿Qué haces aquí? —preguntó el muchacho en voz muy baja—, las mujeres no pueden venir a esta área del colegio, será mejor que te marches o…

Como respuesta obtuvo una delicada carcajada, cuyo eco estremecedor golpeó violentamente al silencio del lugar. Al cabo de un parpadeo, la responsable de aquel sonido salió de entre las sombras dando suaves pasos… y se detuvo justo en el paso de la luz permitida por el balcón.

Sorrento se impresionó al contemplar el rostro de la joven que lo llamó con anterioridad, la misma que le cantaba con dulzura y la misma que se había burlado de su recomendación. Con la pobre imagen que revela la luz de la Luna, bastaba para apreciar a una hermosa mujer rubia de facciones perfectas y profunda mirada azul turquesa. Su piel, ligeramente rosada, permanecía cubierta por un extraño vestido carmesí.

—Usted… ¿quién es? —cuestionó el chico convencido de que la intrusa no pertenecía a su grupo, ni tampoco la había visto en el comedor a la hora del almuerzo con las otras niñas.

—Soy Thetis de Sirena Menor, mensajera del Reino Submarino y enviada del Señor Poseidón. He venido por ti, Sorrento.

—¿Poseidón?, ¿ha dicho Poseidón?, no puede estar hablando del Dios de los mares…

—Del mismo. Hasta ahora lo desconocías, pero tú perteneces a su poderoso ejército y tu destino es combatir en su nombre, así como en el de sus ideales.

—¿De qué me está hablando? —Sin darse cuenta se puso de pie, congelado a un lado de su cama. Thetis le desvió la mirada.

El siguiente hecho ocurrió demasiado rápido, en menos de una fracción de segundo. La mujer se acercó a él con el brazo extendido, convirtiendo su mano en un brutal puño dispuesto a arremeter en contra de Sorrento. Éste fue capaz de analizar la acción en su totalidad, además descubrió que el atuendo que portaba su atacante era semejante a una armadura y no a un vestido, como creyó en el pasado.

—No entiendo… he podido ver su movimiento tan claramente… incluso detuve su ataque sin… sin… el menor esfuerzo —atinó a decir el muchacho mientras sostenía la muñeca de Thetis. La soltó con cuidado temiendo haberla lastimado.

—Eso fue porque posees una fuerza superior a la mía. Eres la reencarnación de un antiguo General Marino del ejército de Poseidón, merecedor de una Escama protectora que te ha elegido como su portador. Debemos partir al Santuario Submarino del Emperador esta noche.

—¿«General Marino»? pero yo… no puedo dejar el internado, es una falta grave… el Dios Poseidón debe entender que esto seguro es una equivocación… me confunde con la persona que busca, la verdadera reencarnación que portará esa «Escama» de la que me habla.

—No eres un simple mortal, jamás lo fuiste. Dispones de un enorme poder, sellado hasta ahora en tu interior, con el que defenderás la voluntad de nuestro Señor. Ahora ya nada de esto importa —señaló al dormitorio y a los demás jóvenes que descansaban en sus literas—, existen mayores intereses que deberás atender. Es hora de que comiences a creerlo…

Thetis apuntó con su dedo índice a la lejanía, a través del balcón. Ambos vislumbraron una esfera luminosa que se acercaba velozmente hasta el dormitorio, luego entró a éste y dejó de brillar: se trataba de una armadura que imitaba la forma de las sirenas descritas en la mitología griega, «mitad mujer y mitad ave».

—Es… una armadura —dijo Sorrento retrocediendo.

—Es la Escama de Sirena —le corrigió—, eres tú el único que puede vestirla; además, te has convertido en dueño de técnicas mortales que ejecutarás gracias a tu flauta.

El muchacho volteó a verla sorprendido. En efecto, él tocaba una flauta travesera hecha de oro que su difunto padre le regaló en su cumpleaños número siete. Empezaba a creer que después de todo, su destino quizá siempre fue servir a un Dios.

—Les agradezco todo, de verdad; la fuerza sobrenatural y… esta Escama. Sin embargo, ¿en qué puedo serle útil a Poseidón? —la mirada magenta de Sorrento vagaba de un punto a otro, confundido y nervioso aún.

—Se avecina una guerra. El deseo de nuestro Señor es purificar La Tierra, librar a la humanidad de todo pecado… instaurar un nuevo orden mundial en el que todos los seres vivos convivan en paz, con auténtica tranquilidad en sus existencias. ¿Lo has imaginado alguna vez, Sorrento de Sirena? que la maldad desaparezca para siempre y sólo los humanos inocentes, aquellos que nunca dañaron a nadie, comiencen de nuevo en armonía sin sufrimiento ni ningún otro mal que los lastime. Algunos lo llaman utopía, pero es la voluntad del Amo Poseidón que se vuelva realidad —Thetis se acercó mucho a él y acariciando la melena color lila del muchacho, continuó hablando—. Lamentablemente existen personas que intentarán obstaculizar nuestra misión, parecen felices ante tanta desgracia ocurrida en La Tierra y no dudo que en realidad sientan placer por ello; son enemigos a los que tendremos que derrotar…

Al escuchar aquello, Sorrento no pudo evitar pensar en su media hermana y en su madrastra, quienes habían reconstruido su vida lejos de él, enviándolo a aquel internado. A pesar de cualquier cosa, las quería y deseaba lo mejor para ambas; pelearía por un mundo mejor para ellas ahora que se le presentaba la oportunidad. Pero más que eso, deseaba conocer a la entidad máxima y noble que depositó su confianza en él otorgándole dicha oportunidad, sin duda se sentía honrado.

—Señorita… esos enemigos de los que habla, también tendrán poderes especiales, ¿no es así?

—No son nada comparados con los tuyos. ¿Estás listo para partir?

—Permítame, por favor. No puedo presentarme vestido de este modo ante un Dios… debo tener un traje por aquí —Apenas se desabotonaba la camisa del pijama cuando Thetis lo interrumpió:

—Sorrento, no necesitas vestidura más especial que tu Escama misma —la chica sonreía divertida—, ¿no lo crees?

—Tiene razón, la usaré entonces. ¿Qué es lo que debo hacer para…? —La Escama de Sirena pareció interpretar correctamente los deseos de su amo, pues se desarmó en varias piezas que se fueron colocando una a una sobre el cuerpo del jovencito.

—Te queda muy bien. Poseidón estará orgulloso al verte llegar de esta manera, vámonos ya —la mujer dio media vuelta rumbo al balcón.

—¡Espere! —Sorrento caminó apresuradamente hasta la cómoda ubicada al costado derecho de su cama, abrió el último cajón y extrajo de él una maletita. Se disponía a guardar algunas cosas en ella cuando su interlocutora lo interrumpió nuevamente:

—¿Qué haces? te aseguro que no te hará falta nada en el lugar al que vamos.

—Ya veo… entonces dejaré todo tal cual —dio un último vistazo al dormitorio en el que se quedaban tantos recuerdos, algo le decía que tardaría mucho tiempo en regresar—. Me hubiese gustado despedirme de mis compañeros, aunque... estarán bien, son buenos chicos.

—Es hora —lo alentó Thetis extendiéndole la mano.

—Claro —Ambos abandonaron aquel viejo colegio en Austria, rumbo al encuentro con el Dios de los Mares.

Extrañaré las tardes en compañía de los demás estudiantes, en las que tocaba la flauta para los más pequeños. O las noches en las que en el salón de música, todos me pedían que les regalara alguna melodía en piano… ¡cómo extrañaré ese piano en especial!. A ellas, lo más cercano a una familia que tengo, espero verlas de nuevo algún día; en cuanto a mi padre, estaría orgulloso de saber a donde voy.

Me he convencido de que servir a Poseidón ha sido mi destino desde que nací, se trata de un gran consuelo y de la respuesta a mi constante interrogante del porqué me quedé sin una verdadera familia, pero todo se preparaba para este día… ¡quiero estar frente al omnipotente ser que logrará hacer de esta vida, lo que muchos siempre esperamos!

FIN
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Mil gracias de antemano, por leer.
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Re: El despertar de un destino, misionero de un Dios - Saint Seiya

Muchas gracias por tu comentario, Kied Kanoran; en verdad aprecio que seas el único en leerlo aquí. Sin embargo, es un one-shot :( o sea que no habrá continuación, es como una especie de cuento corto.

Gracias.