One-shot de Inuyasha - El deseo que pedí en mi primera Navidad

Tema en 'Inuyasha, Ranma y Rinne' iniciado por Asurama, 26 Diciembre 2008.

  1.  
    Asurama

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    El deseo que pedí en mi primera Navidad
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    El deseo que pedí en mi primera Navidad

    [One-shot] el deseo que pedí en mi primera navidad

    La primera Luna Fría estaba a punto de comenzar. Nevaba constantemente, la tarde era realmente fría, se puso todos los vestidos de abrigo que tenía, no podía permitir que el amo la viera enferma… o de seguro acusaría a los “insolentes humanos” de haberla descuidado.
    Rin oía embelesada la voz de Sango-sama, que contaba una historia delante del fuego mientras Miroku-sama hablaba acerca de sus “atributos” y los niños jugaban.
    Además Inuyasha-sama se quejaba cerca de la puerta:
    ––¡¿Un árbol?! ¡¿Alguien puede decirme para qué demonios quiere un árbol junto a la cabaña?! ¿Es que no recuerda que hay un bosque a las afueras de la aldea? ––Su esposa lo había obligado a plantar un árbol justo allí… ¡Lo había hecho comportarse como un vulgar perro!
    ––Vamos, Inuyasha, no es para quejarte tanto––, le decía Shippou, parado sobre su cabeza ––, además no pareces más un perro que de costumbre––, y antes de darse cuenta, ya había salido volando por la puerta para aterrizar de cara en la nieve, mientras en el exterior se oyó un fuerte
    ––¡OSUWARI!... Inuyasha, tú no tienes remedio
    Todos negaron con la cabeza ¿Discutirían toda la vida? Rin miraba sorprendida, nunca se acostumbraría. Inuyasha-sama y Kagome-sama actuaban de un modo tan… peculiar.
    Kagome estaba haciendo lo que se había prometido evitar: llevarse sus costumbres junto con ella al Sengoku Jidai, es que a menudo las extrañaba. Entró con un gran bolso y lo abrió en el piso de la cabaña dejando ver libros, papeles de colores brillantes, pequeñas esferas y unas miniaturas de animales y personas.
    ––¿Qué es eso?––, preguntaron todos con curiosidad.
    ––Adornos para Navidad
    ––Navi… ¿Qué?
    ––Navidad, es una fiesta muy celebrada en el lugar del que vengo. Acostumbramos hacer fiestas con banquetes, contamos historias e intercambiamos regalos.
    ––Vaya, interesantes costumbres traen desde otros continentes…––, comentó Miroku ––Dime, Sanguito, ¿no te gustaría que intercambiáramos algún obsequio?––, dijo pícaramente con una sonrisa atrevida
    ––Mejor tranquilízate, excelencia. ––decía Sango mientras le pellizcaba la mano ––¿Por qué no nos cuentas más de eso, Kagome-chan?
    ––Sí, Kagome-sama––, agregó Rin––, ¡parece divertido! ––Todos le sonreían a la niña, era tan simpática, siempre encontraba el lado bueno y divertido en todo ¡Incluso en un Daiyoukai! Pronto alcanzaría la adultez. Todos esperaban con intriga saber si ella sería la o-nee-sama de Inuyasha algún día, aunque decirlo equivalía al suicidio.
    ––Bueno––, dijo Kagome y se sentó junto al fuego con los otros, Shippou-chan ya había entrado después de dejar un ángel de nieve cerca de la puerta––, la celebración se da a comienzos del invierno, la costumbre viene de otros países…
    ––¿Otros países? Wow ¿Y dónde es eso, Kagome-sama?
    ––Em, veamos… si vas hacia el oeste y atraviesas el mar, llegas al continente y de ahí…
    “Si vas hacia el Oeste”, “si atraviesas el mar”.
    Rin recordó a su madre, no pudo evitar sentirse sola ¿Dónde estaría su familia? ¿Dónde estaría ahora la única persona que la hacía sentirse segura y acompañada? El príncipe del Oeste había tardado en venir ¡Casi había pasado un mes desde la vez anterior! ¿Desde cuándo había empezado a extrañarlo tanto?, siempre lo esperaba, pero ahora su presencia era una necesidad urgente, que aumentaba mientras Kagome-sama hablaba de una hermosa fiesta en la cual estaban junto a su familia y amigos, se divertían y se demostraban unos a otros cuanto se amaban. “Deseo verlo, vuelva pronto. Todos estarán con sus seres queridos, Kagome-sama dará una fiesta muy importante en la aldea y no quiero pasarla sin usted…”.Pensó
    ––…Colocamos los obsequios debajo de un árbol de Navidad, una planta a la que adornamos con luces (velas), esferas (frutas) guirnaldas y todo tipo de cosas, es muy hermoso. La persona de la familia que se encarga de confeccionarlo puede pedir un deseo y éste se cumplirá. ––Dijo dedicándole una acusadora mirada a su esposo–– Para eso te pedí que trajeras el árbol.
    ––Keh, tonterías––, dijo Inuyasha
    ––Inuyasha, entiende que esto es importante––, se quejó ella
    ––Bah, como digas. Mientras haya mucha comida por mí estará bien… pero mejor no cocines tú
    ––Osuwari, ¡osuwari!, ¡osuwari!

    ––¿Un deseo? ––preguntaron los niños captando la última palabra de su historia.
    ––Espero que no sea como la Shikon no Tama––, dijo Shippou mientras un escalofrío recorría su espalda.
    ––Para nada ––negó la miko––. Después de todo, quien los cumple es un Santo.
    ––¿Un Santo que concede un deseo? ¿Cualquier deseo? ––se incorporó preguntando Rin. Nunca la habían visto tan decidida, todos sospechaban acerca del tipo de deseo que querría pedir. Kagome asintió. ––Kagome-sama, quiero ayudarla a confeccionar ese árbol. ––Hasta la enorme aura que desprendía demostraba su decisión.
    ––Está bien, después de todo no puedo hacerlo sola, me agradaría tu ayuda––, respondió la miko, muy animada.
    ––Yo también la ayudaré––, dijo Miroku-sama antes de recibir una cachetada––. Pe-e-e-ro Sango, todavía no pedí nad-a-a-a...
    ––¡Yo también!
    ––¡Y yo! ––, comenzaron a decir los pequeños. Ella sabía que ponto una oleada de niños de la aldea acudiría a ayudarla en busca de sus deseos.
    ––Está bien, lo haremos juntos…
    ––¡Bien! ––, se oyó un grito general muy alegre
    ––Pero primero…–– del bolso extrajo un extraño objeto
    ––¿Qué es eso?––, le preguntó Inuyasha
    ––Una cámara fotográfica, la traje una vez desde casa. Con ella puedes tomar imágenes exactas de algo, una pintura fiel. Por ejemplo ¿Recuerdas, Inuyasha, el collar que te regalé?
    ––Collar… collar… em… este…
    ––Osuwari
    ––Kagome-sama ¿Qué hará con esa “cámara”? ––, preguntó Rin, mientras ajustaba más su abrigo, seguía de pie junto a ella.
    ––Tomaré fotografías de todos y las pondremos junto con los adornos en el árbol. Todos estaremos allí. ––En el rostro de la niña se dibujó una leve aunque falsa sonrisa. Todos habían notado esa sonrisa triste. Ahora que volvían a pensarlo, no “todos” estarían en ese árbol. Faltaría “alguien importante”.
    Kagome tomó unas tres fotografías a cada uno: Miroku, Sango, ambos juntos, ambos con sus tres hijos, Shippou, Inuyasha, ambos juntos, Kaede-sama, Inuyasha junto a Kagome... Ella quería tomar una de Kaede-sama y Rin-chan juntas.
    ––No, se lo agradezco––, dijo amablemente la pequeña––, pero no quiero estar en ese árbol.
    Se puso otro abrigo y salió. Ellos quisieron acompañarla
    ––Por favor, quisiera ir sola. Discúlpenme–– y se alejó un poco, con la misma triste sonrisa.
    Inuyasha suspiró fastidiado. Pobre niña, se estaba echando a perder
    ––¿Cuándo comenzó a parecérsele tanto?
    ––Inuyasha––, lo reprendió su esposa
    ––No dije nada… sólo espero que no herede el odioso carácter.
    ––Inuyasha osuwari. Sólo es una niña, está bien que a veces quiera estar sola un momento.
    ––O quizás está así porque no quiere estar sola––, comentó Sango mientras se acercaba a la puerta para ver a Rin alejarse ––Estuve mucho tiempo lejos de mi hermano, y aún ahora lo estoy. Sé cómo se siente esa situación tan agobiante.
    ––La verdad a mí no me importaría estar lejos de mi hermano––, comentó Inuyasha moviendo las orejas
    ––Eso es porque ustedes dos no pueden estar juntos unos segundos sin pelearse ––le dijo el monje––, pero ella es un caso diferente. No parece agradarle estar lejos de tu hermano.
    ––Es la cosa más rara que vi en mi vida––, dijo Shippou
    ––Claro, como si hubieras visto mucho ––le dijo Inuyasha mientras lo levantaba del suelo tomándolo por la cola––. Pero no debería sentirse sola, nosotros estamos aquí––. Todos suspiraron
    ––No es lo mismo––, le dijo Kagome
    ––Ah, jamás entenderé a las mujeres.

    Rin se sentó sobre la fina capa de nieve, justo frente al sobrio árbol, que apenas superaba la altura de Inuyasha.
    ––¡Cuando lo adornemos como lo contó la miko-sama quedará hermoso! Quiero poner unos dibujos y unas flores de papel. Ah, me gustaría que Sesshoumaru-sama lo viera.
    »Hola ¿Estás ahí, verdad? La miko-sama me dijo que tú le cumples un deseo a la persona que adorna el árbol. Quienes pedían deseos a la Shikon no Tama sufrían horriblemente. Una vez pedí a una estrella fugaz que Sesshoumaru-sama y yo estuviéramos juntos para siempre, y el dijo que nunca me olvidaría. Pero mi deseo no se cumplió porque ahora estoy aquí. Kaede-sama es muy buena al igual que todos los demás, pero yo quiero al amo, él es la familia que me contuvo cuando estaba sufriendo, él también me quiere.
    »Kagome-sama dijo que eres un Santo, que naciste lejos, del otro lado del mar y que ayudas a mucha gente. ¡Apuesto a que eres una persona muy fuerte, buena y tienes un gran corazón como mi amo!
    »¿Podrías ayudarme, por favor? Quizás estoy pidiéndote mucho porque no te conozco, pero quisiera volver con Sesshoumaru-sama, que él sea tan fuerte que no deba temer por mi seguridad. Que yo pueda vivir muchísimo como los youkai, así podré acompañarlo siempre. Que venga a buscarme para celebrar esta fiesta junto a nosotros, y así viajaré nuevamente con Ah-Un, correré por los bosques, recogeré flores para él y le cantaré. Quiero abrazarlo y saludarlo todos los días, no sólo una vez al mes cuando me trae regalos.
    »Ah, casi lo olvido. Kohaku se fue lejos, vive huyendo de Sango-sama y ella lo extraña muchísimo, por favor, que regrese. Kagome-sama dijo que la Navidad es algo así como tu cumpleaños y por eso quieres que todos estemos juntos, y que regalarle algo a la persona que más queremos es como si te obsequiáramos a ti. ¡Quiero regalarle mi corazón a Sesshoumaru-sama y que sea muy feliz!

    Iba a levantarse para entrar a la casa cuando vio a alguien salir detrás del árbol, una persona incluso más hermosa que su amo. No parecía japonés. Usaba ropas extrañas, sus cabellos eran claros, sus ojos no eran almendrados, su rostro no era tan fino ¿Sería humano?
    ––¿Eres un Kami-sama?
    ––Sí ––contestó Él
    ––¿Eres tú, verdad?
    ––Sí
    ––¿Pudiste oírme?
    ––Eres una pequeña muy buena.
    ––¿Cómo te llamas?
    ––Yo Soy
    ––¿Concederías… mi deseo? ––Él sonrió antes de desaparecer.

    Esa noche soñó el día de su resurrección en brazos del daiyoukai. Sesshoumaru-sama, siempre estaremos juntos, ¿verdad? Si esa persona le había sonreído, probablemente le diría “Sí”.
    La tarde siguiente, todos se reunieron junto al árbol y comenzaron a hacer adornos con las cosas que había llevado Kagome. Miroku, en cambio, había ido a comprar obsequios para todos con el “dinero obtenido de su trabajo”, en un poblado cercano. Como lo pensaban, todos los niños de la aldea estaban ahí, riendo, peleando por ser los primeros en colocar su adorno y pedir un deseo. Kagome colgó todas las fotografías y permitió que Rin fuera quien colocara una estrella en lo más alto.
    Hasta que de repente, un viento muy fuerte sopló, levantando la nieve y dejando ver la hierba quemada. Todas las cosas volaron del árbol.
    ––¡Si será idiota!, con lo que costó armarlo, viene y lo destroza todo. ¡Claro, no es de él!––, se quejó Inuyasha. ––¡Es un animal!
    ––No te preocupes, lo haremos de nuevo ––dijo su esposa mientras alentaba a todos––. Y no es un animal, es un inuyoukai como tú.
    ––No me compares con esa basura

    ––Quién te crees para llamarme basura, hanyou estúpido––, dijo, aterrizando, el perro gigantesco como una montaña.
    ––¡¡Es enormisisísimo!! ––Gritaron los niños con ojos de plato, mientras empezaban a correr hacia sus casas, como hacían cada vez que el confiado príncipe llegaba. Excepto Rin, quien lo abrazó frente a las curiosas miradas.
    Sesshoumaru se transformó y se hizo pequeño, los miró tan mal como podía, no quería ser el centro de atención de los despreciables humanos. Se aclaró la garganta y se separó de la niña.
    ––Hola––, dijeron secamente los amigos de Inuyasha
    ––Hola o-nii-sama––, le dijo Kagome, sudando frío
    ––Ya verás como vuelvas a llamarme así––, amenazó él, todos suspiraron.
    ––¡Sesshoumaru-sama, estamos preparando una fiesta de Navidad!––, interrumpió Rin
    ––¿Qué es eso?
    ––Pues… comeremos, adornaremos este árbol de nuevo ––la mostró el árbol desecho–– contaremos historias ¡y nos daremos obsequios! Hice un dibujo que quiero darle.
    ––Qué conveniente ––contestó él con una leve sonrisa––, porque te traje algo.
    ¿Había vuelto a llevarle algo? ¿Sería ropa, quizás joyas? Sus obsequios siempre eran magníficos, pero todos se sorprendieron al verlo extraer una pequeña y sencilla caja de madera ¿El regalo estaría allí dentro? Rin lo abrió y se desilusionó al ver un papel escrito, era una carta, sin duda, pero ella no sabía leer.
    ––Oh, mu-muchas gracias
    ––No seas tonta, no es algo para que agradezcas aún–– Ella no comprendía por qué su amo estaba siendo tan frío.

    En ese momento, Miroku llegó con sacos llenos de juguetes, ropa, accesorios y muchas otras cosas para el momento de entregarlos que, según Kagome, era la media noche. Vio a Sesshoumaru, pasó junto a él con muchísima precaución, saludó secamente como los demás y dejó las cosas para abrazar a Sango.
    ––Qué gran sorpresa tendrán todos––, dijo la taijiya
    ––En especial tú, te traje una sorpresa. Apuesto a que no adivinas con quién me encontré de camino al poblado. ––Detrás de un árbol, salió un muchacho que corrió hacia ella y la abrazó. Los ojos de la mujer se llenaron de lágrimas.
    ––Ane-ue
    ––Kohaku, te fuiste por mucho tiempo, no sabes cuánto te extrañé
    ––Kohaku-kun––, saludó Kagome.
    ––Kagome-sama, Inuyasha-sama ¿Cómo están? ¿Qué están haciendo?
    Rin-chan le dio la misma explicación que a Sesshoumaru. Kohaku sonrió y aceptó quedarse para la fiesta. Sin embargo, Sesshoumaru pensaba en irse, y pronto. Rin le dio la carta a Miroku-sama para que le dijera de qué se trataba. Ese monje metiche
    ––Vaya, ya era hora––, dijo el monje con una sonrisa
    ––¿Y tú de qué te ríes? ––, dijo Sesshoumaru aún enojado
    ––Lea esto, Kaede-sama––, le pidió Miroku, entregándole la carta.
    Ella leyó atentamente antes de mirarlo
    ––¿Estás seguro, Sesshoumaru?––, tenía que estar muy convencido para dar semejante anuncio. Ante el horror del youkai, la carta fue pasando de mano en mano.
    ––¿Qué dice? ––preguntó Rin al ver sorpresa y sonrisas en las caras de todos.
    ––Dice que tendrás por tutora a Kaede-sama ––Dijo Kagome––, pero ahora te quedarás en el Oeste por una estación, te irás con él.
    Rin comenzó a saltar de alegría, ellos lo obligaron a quedarse. Luego de la fiesta, Sesshoumaru se sentó cerca de la entrada mientras todos salían a encender fuegos artificiales. Rin se sentó junto a él y le agradeció por la carta. Ambos miraron las estrellas y el “fuego en el cielo”. Sonreían sin darse cuenta, ¡el deseo de Rin se había cumplido!
    Sin que lo notaran, Kagome se les acercó y les tomó una fotografía, la misma que durmió durante toda la Luna Fría en ese árbol de Navidad y que, ya desde hace cuatro años, se esconde celosamente en el cuarto de la Princesa del Palacio Imperial del Oeste…
     
  2.  
    Izayoimywill

    Izayoimywill Entusiasta

    Cáncer
    Miembro desde:
    6 Octubre 2008
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    126
    Pluma de
    Escritora
    Re: El deseo que pedí en mi primera Navidad

    ¡Hola!

    Yo de nuevo digo presente en otro de tus trabajos.
    Hermoso, simplemente hermoso tu one-shot.
    ¿Por qué escribes tan bonito?, me encanta como escribes, que daría yo por escribir así.

    Inuyasha no cambia, absolutamente no cambia. Me gusto cuando no se acordó del collar.
    Rin tan tierna como siempre.

    ¿Desde cuando Sesshoumaru sonríe?… perdón, perdón levemente sonríe, ¡ay como me encanta Sesshoumaru! Lo amo.
    La fotografía debió ser muy linda n.n y ahora Rin es Princesa, no me lo imaginaba, eso quiere decir que no volvió con Kaede. Pero bueno, va a estar más feliz con Sesshoumaru.

    Adiós.
     
  3.  
    mailen

    mailen Entusiasta

    Géminis
    Miembro desde:
    25 Septiembre 2008
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    62
    Re: El deseo que pedí en mi primera Navidad

    Pero qué fic más tiernoo!

    Me encantó que mantuvieras esa actitud molesta de Inuyasha, me hace reír tanto xD
    y Rin tan tierna como siempre, me alegro que su deseo se haya cumplido.
    Por último... cómo amo a Sesshoumaru. Tan imponente, frío, pero un dulce con Rin.

    M encantó este one-shot!

    mailen
     
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