Microrrelato El demonio de la guarda

Bueno, aquí vengo con mi historia para la actividad "¡Pidamos dulces!", y este mi primer drabble :3 No soy de escribir historias cortas porque siento de que se me da mal explicar todas las ideas que tengo en poco espacio, pero bueno, siempre hay una primera vez para todo xD Espero que os guste~.

El demonio de la guarda




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Tengo miedo, tengo mucho miedo. Está lloviendo, y el agua empapa cada rincón de mi débil y ensangrentado cuerpo. No sé dónde me encuentro ahora, ni sé a dónde ir, solo sé que todo está muy oscuro, y que él sigue aquí. Sus ojos rojos inyectados en sangre me siguen con la mirada, pero permanece estático junto a mí como si de un fiel perro guardián se tratase. No sé cuándo se irá, ni sé si llegará a hacerlo; solo deseo con toda mi alma que nada de esto hubiera pasado. Si acaso se pudiese hacer eso, volver atrás en el tiempo, lo haría una y otra vez, las veces que hiciese falta...

Pero ya no tengo claro si alguna vez eso dependió de mí.

Mamá, papá... lo siento tanto. De verdad que lo siento, cómo me gustaría ahora poder abrazaros y sentir vuestro calor de nuevo, poder volver a veros sonreír y oíros decir que todo está bien, como siempre lo había estado. Él dice que lo hizo para protegerme, que no le gustábais y que todo iría mejor así, pero yo no entiendo por qué dice eso. Me enfadé mucho y ya no le he vuelto a hablar, pero sigue aquí...

Como mi horrible demonio guardián.


Todas las familias que me han adoptado en sus acogedoras y lindas casas han sufrido el mismo final, y siento tanta lástima por todas ellas que ya no soy capaz de expulsar ni una sola lágrima más. Cada persona que me abre su corazón y me hace sentir querida de nuevo luego de tanto sufrimiento acaba muriendo de la misma forma, lenta y dolorosamente. Ellos no se merecían eso, eran buenas personas, yo las quería...

Aún cabía una débil esperanza en una parte recluída en mí que me aseguraba que algún día conseguiría vivir una vida normal, sin más muertes de por medio. Un día en el que pudiese despertarme en un hogar en el que no tuviese que preocuparme al saber que, por mi culpa, estarían condenados a morir. Lástima que yo supiese el final, estaba maldita de por vida por ese ente que me persigue allá donde vaya y nunca, nunca, podré deshacerme de él.

Puedo ver un coche a lo lejos, su luz acaba de enfocarme y parece que se está deteniendo. Una mujer de aspecto dulce y amable baja del coche con un paraguas consigo, y me abraza protegiéndome de la lluvia, diciéndome que todo estará bien.

De nuevo, el círculo vicioso volvía a empezar.