El Cuento -Ni fantasmas, ni dragones! - -Ni bestias, ni brujas! - -Ni monstruos que salen del armario, ni nada como eso...- Me apostaron los hijos de unas amigas, para que les contara un cuento. Me sumí en un pensamiento y en ese momento se me ocurrió un cuento que ellos llamas habían escuchado y que no tenían nada de lo mencionado antes. Con un brillo en los ojos empecé con mi relato... -Ella se llamaba Isabella, Isabella Masen. Parecía una chica común y corriente de unos 17 años aproximadamente, de tez blanca como el marfil y sus ojos dorados como el sol, con su pelo marrón y algunas mechas rojizas. Pero no era así, ella guardaba un oscuro secreto que ningún ser humano debía conocer... ella era una... vampira. Con muchos poderes especiales también, podía leer la mente de los demás, tenía un escudo con el cual muchas veces los poderes de los demás vampiros no le afectaban en lo mas mínimo, y también tenia los poderes de todo vampiro, una fuerza sobre natural, un belleza sin igual y una rapidez que podía superar cualquier cosa. Lo único que la delataba era el mismo sol, cuando ella pasaba por debajo de este su piel brillaba como si tuviera incrustado en él un montón de diamantes. Ella vivía en Paris en una de las más grandes ciudades que había, lo único que le impedía ser un poco más normal era el hecho de que no podía salir de día u ocasionaría la furia de los Vulturis. El clan mas prestigiado de los de su raza. Por eso con mucho pesar ella decide mudarse a un pequeño pueblo en donde el cielo casi siempre estaba encapotado. Decidió aprovechar el que ella sabia todos los idiomas y un montón de carreras e inscribirse en el único instituto del pueblo. Su alimentación no era un problema, ya que ella solo tomaba la sangre de los animales, no le gustaba acabar con la vida de una inocente persona sin motivos algunos.- Les relate a los niños que ahora se encontraban muy concentrados en mi historia, seguramente se están preguntando que pasara en la historia, de que se tratara. Con mas ánimos y decidiendo que iba a decirles decidí seguir con el cuento.
Re: El Cuento Despedida Los cinco niños estaban sentados en ronda cerca del fuego, mientas yo me preparaba para contarles el resto de mi relato. Organice algunas ideas en mi cabeza mientras me acomodaba en el sillón y comencé con mi cuento… -Ella vivía en Roma una de las ciudades de Paris, un país hermoso con sus luces y su idioma… algo en verdad bello. A ella no le gustaba mucho salir de compras pero siempre estaba comprándose nuevos atuendos cuando le era posible, trabajaba como profesora de literatura en el turno de la noche en la universidad más prestigiosa de Roma. Ella era una mujer muy buena y cariñosa con sus alumnos y con toda la gente que la rodeaba, siempre ofreciendo su ayuda, su protección y mucho más. En resumen toda la gente con la que ella congeniaba la adoraba y muchos se enamoraban de ella, pero por desgracia <<lo bueno no siempre es eterno >> se lo vivía diciendo ella en su cabeza cada vez que tenía que mudarse de un lugar para no devantar sospechas sobre su juventud. Ella siempre aparentaba ser una mujer de unos 25 años a lo sumo 27, aunque fácilmente ella pasaba por una estudiante de unos 17 u 18 años. El día de su despedida todas las personas que la conocían lloraron y se abrazaron a ella durante un buen rato. Ese 14 de Marzo en la universidad hubo un acto en conmemoración a una de las personas más queridas de la institución. Todo el mundo… Bella POV Ese día fui como si nada a la universidad para despedirme de todos los que me abrieron sus puertas en el momento en que llegue. El instituto era uno de esos pocos edificios de los tiempos de antes que todavía quedaban intactos en la ciudad. Eso fue lo que me llamo más la atención al elegir mi siguiente ciudad, aunque la verdad es que yo ya conocía todos los países, ciudades, pueblos y recintos del mundo. No había ningún lugar que no allá conocido ya. Todos tenían algo que me llamaba la atención pero solo los podía visitar una vez cada 100 años, pero para alguien como yo el tiempo no era un problema, nunca sería un problema. Al llegar a la universidad todos me saludaron con un abrazo enorme una sonrisa y muchos con lágrimas en los ojos después de tanto llorar. Todavía no entendía cómo era posible que tanta gente me quisiera a su lado o sufra cuando tengo que marcharme, << por favor que no le pase nada… >> pensaba la dueña del lugar, junto con otros profesores del establecimiento. Durante la ceremonia todos habían dado sus discursos con la esperanza de que alguna vez volviera a trabajar junto con ellos. - …todos aquí esperamos una vida hermosa, prospera y llena de alegría para nuestra joven compañera de trabajo que hoy por la noche se muda a Estados Unidos. Sé que solo ha trabajado con nosotros 5 años pero sé que muchos no van a olvidar a una compañera tan joven, hermosa y talentosa como la Srta. Isabella Masen nuestra profesora de Literatura Inglesa, por eso tengo el honor de entregarle este premio a la Profesora más Capacitada que este lugar a tenido… por favor Isabella suba a recibir su premio.- Yo ya sabía lo que me tenían preparado para este momento, lo había escuchado en una de las mentes de los alumnos. Me pare de mi asiento y fui a recibir mi premio. Muchos me miraban con mucho amor en sus ojos, algunos con mas amor que otros, otros me miraban con algo de celo y otros simplemente estaban felices de mi. - Muchas gracias Srta. Mercedes, ah sido muy amable con migo en estos años… no sé qué decir más que muchas gracias a todos ustedes, gracias por su apoyo y comprensión, gracias por haberme abierto las puertas cuando no tenía a donde ir. Sin más que decir solo puedo despedirme de las personas más maravillosas que eh conocido… ustedes fueron como mi familia, los voy a extrañar mucho.- Diciendo esto me fui a mi asiento con los aplausos de los demás. * * * Al pasar las 12:00 me despedí de los demás y me dirigí hacia el departamento en el que me estaba alojando y termine de empacar todas mis cosas… guarde toda mi ropa, bolsos, maquillaje, y mis artículos para el baño. Cuando por fin tenía todo listo agarre mi bolso de mano. - ¡¡Anthony vamos!! – le grite mientras recogía mi bolso. - Hay voy maa!! – me contesto desde el otro dormitorio. - ¿Tienes todo lo necesario? – le pregunte mientras lo veía bajar con sus cabellos de un marrón claro con algunos rebeldes mechones rojizos. - Si maa tengo todo listo para salir… por cierto ¿A dónde vamos?- me pregunto mientras yo cerraba la puerta. - A Estados Unidos mi amor. A un pueblito en donde no va a ser necesario que nos escondamos de día. – - Wow en verdad?!?! de díaaa!?!?!?! – me pregunto entusiasmado. - Si… ahí vas a poder estar con personas de tu edad… bueno de la que aparentas, y podrás convivir con ellos. – - Siiiiiii!!!!!! Gracias, gracias, gracias, gracias, gracias!!!!! – me dijo casi saltando de la emoción. Cuando por fin se regajo tomamos el ascensor. Tomamos un taxi que justo estaba estacionado en la puerta del hotel y le pedí que nos llevara hacia el aeropuerto. Transitamos algunas calles, mientras veía como los demás autos seguían su camino. En menos de cinco minutos ya estábamos en nuestro destino. Baje todas las cosas del auto con la ayuda de Anthony y me dirigí hacia adentro del establecimiento con mis maletas en la mano. Todo estaba de un blanco deslumbrante, pero para nuestros ojos solo era un blanco opaco con mucha falta de limpieza. Tomamos asiento y en poco tiempo nos llamaron. Abordamos nuestro vuelo y nos dirigimos hacia nuestro nuevo destino. A las pocas horas Anthony ya se había dormido en mi hombro, mientras sentía como las otras personas susurraban sobre las personas más hermosas que sus ojos menos desarrollados habían visto. Y mientras yo me hacia la dormida, mentalmente me despedía del país donde había vivido 5 años, donde vi los primeros pasos del hermoso hijo que tenia entre mis manos, de mi hermoso Anthony, medio vampiro, medio humano. El único por el que daría toda mi vida para que nada malo le pasase. Y así nos fuimos de Roma yo mentalmente y mi hijito en sus sueños le decia adiós al lugar que lo vio nacer y crecer en sus 4 años de crecimiento. -------------------------------------------------------------- Espero que les allá gustado :)… muchos besitoss bye bye...
Re: El Cuento LlegadaLas horas corren mientras todos duermen, Anthony sigue dormido en mi hombro como hace unos 2 años. Aun no habíamos llegado a nuestro destino, nos quedaban unos minutos más de vuelo. Muchos se revolvían en sus asientos incómodos, otros dormían como alma que lleva el diablo y mi pequeño e inocente Anthony dormía en mi hombro, abrazado a mi brazo con una sonrisa en sus labios y de vez en cuando murmurando cosas como – te quiero maa – o… - gracias por darme la vida – todas estas cosas hacían que mi inerte corazón de piedra, se agrandara, literalmente, con cada una de las palabras que salían de sus labios. Poco a poco fui notando que su hermoso sueño, el de un claro en medio del bosque, iba cambiando a una pesadilla en donde él estaba parado, viendo como el Clan Vulturi me acorralaba y me llevaban lejos de mi niño, mientras él me gritaba – Mamaaaa vuelve por favor… no me dejes solo… nooo… mama por favor… - y en ese momento en sus sueños comenzó a llorar como nunca lo había visto. Tuve mucho miedo por la reacción que tuvo en la realidad… él se encontraba con muchas lagrimas en la cara mientras sollozaba en mis brazos. No me importo nada en ese momento, lo único que hice fue despertarlo para que no pudiera sufrir más. - Mi amor despierta, despierta – le susurre mientras movía ligeramente su hombro. - Mamá ?... – me pregunto medio adormilado – Mamá!! – me abrazo fuertemente y sollozo en mis brazos, mientras que un agujero se formaba lenta y dolorosamente en mi pecho. - Aquí estoy mi amor, por favor ya no llores, no soporto verte llorar, no te voy a dejar nunca en mi vida, y mira que eso es mucho tiempo – trate de hacerlo reír, el solo me miro con mucho miedo en sus ojos. A lo que yo solo atine a darle una sonrisa maternal llena de amor y dulzura mientras lo abrazaba como nunca lo hice. - Te encuentras mejor dulzura? – le pregunte después de 10 minutos abrazándolo. - Si – dijo enjuagándose las lagrimas con la mano rápidamente, mientras un sonrojo llegaba a sus mejillas. – gracias por todo mama, en verdad no se qué haría sin ti – me dijo mientras me sonreía con una poco de vergüenza. - La verdad es que yo tampoco sé que haría sin ti – le dije mientras besaba su frente, para luego cantarle una nana que en ese momento se me había ocurrido. La nana era tranquilizadora y a la vez llena de amor y ternura, ese amor y ternura que solo pueden otorgar una madre a su hijo cuando más lo necesita. Al pasar unos minutos más llegamos a Port Ángeles. Ese lugar tampoco era muy luminoso, así que no tendríamos problemas en llegar a nuestra pequeña casa, la cual quedaba en Forks, ese pequeño pueblo que una vez me vio derrumbarme frente a una tumba; trate de sacarme ese horrible pensamiento mientras volvía a pensar en mi hermosa casa, con su patio lleno de flores. Una casa tan hogareña. Ya estaba harta de los departamentos y estaba segura de que mi hijito también. Al aterrizar vayamos con mucha agilidad y gracia y nos fuimos a recoger nuestro equipaje. A los pocos segundos ya nos encontrábamos con nuestras maletas en mano buscando un taxi que se ofreciera a llevarnos. Pasaron algunos minutos hasta que alguna persona se atreviera a llevarnos. Se acerco a nosotros y nos cogió. - Adonde quieren ir? – nos pregunto educadamente, mientras cerrábamos la puerta con mucho cuidado de no romperla. - A Forks por favor – le dije con mi melodiosa vos, una vos que para los oídos sub-desarrollados de los humanos no logran escuchar con la suficiente determinación. - Como usted diga – respondió mientras un pequeño rubor se extendía por su cuello. El taxi arranco con nuestro destino en mente, yo me encontraba mirando por la ventana. Adoraba ver el paisaje que iba cambiando tan rápidamente de un desierto con algunos arbustos verdes y otros medio amarillentos, a un enorme bosque verde que se extendía hacia nosotros. A los pocos minutos ya estábamos en el pequeño pueblito, que según la mente del hombre que se encontraba adelante nuestro, todo lo que pasaba en el pueblo era rumoreado por lo habitantes, así que deberíamos tener muchas precauciones. Fuimos llevados a nuestra morada sin ningún percance, salvo por las mentes de los demás que se empezaban a preguntar quienes eran los nuevos en el pequeño pueblo, no podíamos tentarnos a la suerte, ya habíamos pasado un mes sin comer y necesitábamos hacerlo ahora mismo. Bajamos todas las cosas, pagamos y nos despedimos del buen hombre que nos había ayudado y nos dirigimos hacia nuestra nueva casa. Metí la llave por la cerradura y con un rápido movimiento abrí la puerta de la casa. Esta era de un blanco perla de la parte de afuera, mientras que de adentro todo era una combinación de blanco y negro. La sala de estar era grande con un sillón para 3 personas, después había un pasillo por el cual se podía llegar a la cocina por la puerta de la izquierda y por la puerta de la derecha el baño. Subiendo las escaleras se encontraron con tres dormitorios, del cual solo uno sería utilizado, que gran desperdició pensé. Junto con mi niño nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones para poder acomodar todo lo que habíamos traído. Cuando por fin termine de guardar todo me dirigí al dormitorio de mi hijo. - Podemos hablar un momento? – le pregunte mientras serraba la puerta detrás de mí. - Si no hay problema. – - Bueno el tema es que mañana comienzan las clases y quería que supieras que para los humanos nosotros somos primos, los cuales quedaron solos cuando nuestros padres y tíos murieron en un accidente automovilístico, hace mas de 2 años, entendido? – - Claro que si mama. – - Bueno, creo que ya es hora de que cierta persona coma algo. Por cierto hoy toca comida humana, - antes de que pudiera reclamar agregué - así que no te enojes. - ¡PERO MAMA QUE VOY A COMER? - me gritó desde arriba, ya que yo me encontraba en la cocina, como si no pudiera escuchar lo que él me susurra pensé. - No te lo dije?? Traje comida de Roma. Así que vaya ya mismo que ya la tengo lista. – le avise esperando que bajara todo hecho una furia. - Cuando vamos a ir a cazar?? – me pregunto con sus hermosos ojitos esperanzados mientras se sentaba a comer los rabioles que le había calentado en la cocina. - Creo que hasta el fin de semana puedo estar. Que dices vos? – dije después de pesar que hoy era lunes por la tarde. - Está bien, mientras que no te comas a ninguna persona estaremos bien. – me respondió este con una sonrisa burlona en la cara. - Mmm… creo que un pequeño aperitivo no me haría ningún mal – dije siguiéndole el juego. - Ehh… qu-ue es lo qu-ue di-di-jiste? – me dijo él con la vos entrecortada gracias a la preocupación. - Jajaja… nada, vos solo preocúpate por comer todo esto y dormir bien que mañana vamos a recoger los autos antes del instituto. - ¡¡¡¡¡¡¡ Sí!!!!!!! – grito con la boca llena de comida. Deje a mi hijo para que pudiera terminar de comer. Organice todo lo que necesitaríamos para mañana y me puse a decorar toda la casa, cuando menos me lo imagine ya eran las diez de la noche, me dispuse a llevar al pequeño dormilón de mi hijo por las escaleras y lo arrope en su cama. Me acosté junto a él para poder vigilar sus sueños y así le dije hola a mí nueva casa, y nueva vida junto a mi pequeño Anthony, rogando que la terrible historia de mi pasado no se vuelva a repetir… aunque por alguna razón tenía un horrible presentimiento que me encogía el pecho (literalmente).